Historias de una persona cualquiera.

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Historias de una persona cualquiera. AUTOR: DIEGO ALEJANDRO BASURTO ALCALÁ


C U EN TO 1

Ad Mihi Pectore (Con Todo Mi Coraz贸n) Donde comienza todo...

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C AP I TU L O 1

El Loco

Tick tock cantaba el reloj tick tock, saben la gente dice que estoy loco, tick tock cantaba el reloj tick tock, y la verdad tienen razón, pero no me parezco en nada a un paranoico, o aun demente, solamente, soy yo, tick tock, les contare un secreto, yo provoque mi locura, tick tock cantaba el reloj tick tock, y así soy muy feliz. Pero por favor no me juzguen sin hechos, les contare mi historia, y sobre esto ustedes juzgaran, tick tock cantaba el reloj tick tock…

Nuestra historia, bueno mi historia comienza en mi trabajo. Siempre tan presionado, ¡ay! Recuerdo ese infernal sonido, que ahora disfruto al tararear. Yo, estaba en mi cubículo como de costumbre, siempre con un reloj blanco a mi lado (este regia mi vida), viendo la hora cada vez que podía, este me consumía, sentía que pasaban horas, pero cuando volteaba a ver el reloj, apenas 20 minu-

tos (jajajaja, tick tock); Todo el tiempo vivía estresado y sobre mi el sonido del reloj, que si a las 3:00 pm tenia que hacer esto (tick tock), que en 30 minutos tenia que exponer aquello (tick tock). Recuerdo todo esto, como me doy pena, pero bueno nos hemos desviado del tema. Un día, no recuerdo que día (jajaja, que feo pleonasmo) fue el mas estresante de mi vida. Saliendo de mi trabajo discutía con cualquier persona que se me cruzara por el camino. Molesto decidí sentarme en una banca, prendí un cigarrillo, le di una gran calada, sentí, como el humo paso por mi boca, se recorría a la garganta, de la garganta, a mi tráquea, de la tráquea a los pulmones y volvía a salir, me relaje un poco, estire los pies y levante la mirada (Lo que vi, no se si pueda describirlo con estas vagas palabras). Vi a una mujer hermosa, la mas hermosa que haya visto en mi vida, no me atreví a subir a aquel balcón para saludarla, pero me quede viéndola, contemplándola. 2


(Esa vez fue mi primer destello de locura), perdí la noción del tiempo, se me había hecho tarde para mi conferencia.

–Ya no importa, solo vine a darte un consejo– me observo detenidamente de arriba hacia abajo, me dijo:– ¡Enloquece!– y desapareció. Desperté ajetreado, vi el reloj, –¡7:45!– grite, me levante apresurado, iba a llegar tarde al trabajo.

Llegue en punto a la cita de la conferencia, mi jefe estaba furioso, me hizo subir.

Llegue a mi oficina, comencé a hacer mis deberes, volteaba a ver el reloj y como siempre este no avanzaba.

No se que paso esa noche, pero gracias a la platica que di no me despidieron, fue magnifica, (les confesare, que no se que paso esa noche, solamente pensé que ella estaría hasta delante viéndome).

Durante todo el día en mi trabajo no me podía concentrar, –¿Enloquecer?– no entendía lo que me quería decir aquel extraño hombre. Voltee nuevamente hacía el reloj, eran las 2:00, mi hora de salida, tome mi maletín, mi saco y salí corriendo a la calle.

Mi jefe me invito a celebrar, después de unas cuantas copas, fui en dirección a mi casa, llegue un poco mareado y casi al instante caí rendido.

Pase por el café que la vi por primera vez, alcé la mirada y ahí estaba, no lo podía cree. En ese instante escuche –Enloquece– la palabra retumbo en mi cabeza, cuando me di cuenta estaba dentro de la cafetería.

Saben ese día tuvo un sueño muy loco (jajajaja, literalmente. Aparecí en un cuarto obscuro, me encontraba parado pensando en ella, cuando escuche a alguien tararea, esta silueta se fue aclarando, era un hombre con una vestimenta formal, su manera de caminar muy correcta, se acerco hacia mi, se me quedo viendo, acerco aun mas su rostro hacia el mío, tan cerca que invadía mi espacio vital.

Como por instinto subí las escaleras hacia la terraza, y la vi al fondo, tan bella como la primera vez que la vi. Me senté a 3 mesas de ella, pedí un café, prendí un cigarro. No se cuanto tiempo paso, me perdí contemplándola. Mientras lo hacía, ella se percato, volteo a verme, baje la vista rápido, fingí tomar mi café (el cual ya estaba frio), pero de lo nervioso que estaba, me tire el café encima, voltee hacia ella, y note que comenzó a reír, disimule que no había pasado nada.

–Hola– por fin hablo –tu eres Diego ¿No?– Yo no lo conocía, pero sabia mi nombre, me hice el duro y no le respondí. –Tu eres el que quiere ser normalito, jajajaja, claro por eso no pudiste ni dirigirle la palabra, pobre–

Estaba muy apenado, baje la vista, cuando tome fuerzas para verla, ella ya guardaba su libro, se levanto y camino hacia mi lugar.

Me mantuve firme, no le dije nada.

–Ten mas cuidado– me dijo, y esbozo una pequeña sonrisa.

–Esta bien, no me contestes– comenzó a caminar alrededor mío, –de cualquier forma te conozco demasiado bien– siguió tarareando.

Después de eso me tome mi tiempo para estar en la cafetería, me imagine mi expresión, me comencé a reír.

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Llegue a mi casa, me recosté mirando el techo, caí en un profundo sueño.

–Jajajaja– escuche una carcajada a lo lejos. –Que ridículo hiciste hoy, jajaja– la voz me tomo de sorpresa, brinque hacia un lado, atrás de mi estaba aquel loco sentando. –Tranquilo, toma asiento por favor– no percate de cuando llego, pero ya tenia 2 sillas preparadas. Tome asiento como me lo indico, –Con que por fin te hablo, bueno te “hablo”– comenzó a carcajearse. –¿Qué? Hoy si hablaras– –Bueno y tu ¿Quien eres?– –Un loco que iba pasando y me dio pena tu caso– rio de nuevo – Pero bueno aquí no importo yo, lo importante es que ya diste el primer paso, ahora ¿Qué sigue?– –No lo se, después de esto no pienso regresar– –¡Ay mi amigo!, creo que no has entendido nada, te lo preguntare una vez mas, ahora ¿Qué sigue?– –No lo se, ya te lo he dicho, dímelo tu– –¿Yo?, pero si yo te lo he dicho hasta el cansancio– –¿Enloquecer?, ¿pero qué tu estas loco?– –¡Si!, que parte de esto no has entendido, mira ven esto de enloquecer es muy fácil, acompáñame– me tomo por el brazo, y caminamos gran distancia sin hablar. –Esto es muy fácil– de la nada aparecimos en un edificio, el loco me tomo por los brazos y me dijo:– la locura, es como la gravedad solo se necesita un empujón–. Sentí como caía por el edificio, pronto me estrellaría contra el piso y… desperté.

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C AP I TU L O 2

El Mago

Que bueno que lo aventé, nunca se hubiera atrevido solo, a claro ustedes me disculparan, Yo soy el loco, y creo que mi trabajo a acabado aquí, pero no desesperen la historia continuara, pero sin mi, no lloren por favor, vendrá un amigo mío a remplazarme, como verán aquí hay todavía mucho trabajo por hacer (jajajaja, bastante), bueno me despido hasta luego.

Los 2 nos veíamos, lo notaba pero no me atrevía a acercarme, cuando caminaba hacia aquella mesa, ella alzaba la vista, y yo retrocedía de nuevo a mi lugar, harto decidí que la siguiente vez me sentaría en su mesa antes que ella.

Y así lo hice, salí 1hr antes de mi trabajo corrí, y vi vacío su lugar, Estaba sobre mi cama voltee al reloj, todavía era media noche respire y trate de conciliar el sueño nuevamente, me recosté, cerré los ojos, para mi sorpresa durante esa noche y la semana siguiente aquel loco no volvió.

–¡Si!– al parecer lo grite por que la gente se me quedo viendo, agache la mirada, evitando un contacto visual con la gente, para que no notaran mi enrojecimiento, y me senté, espere 30 minutos, los que para mi fueron horas.

Desperté, fui a mi trabajo, contaba las horas para salir he ir a aquel café, las 2:00 de nuevo, salí corriendo llegue, subí la escaleras y la vi a lo lejos, ese día me senté a espiarla nuevamente, el día siguiente, solo fue a una mesa.

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Cuando por fin la vi llegar, ella me vio, pero no pareció sorprendida prosiguió su camino y se sentó frente mía, y pidió un café tomo su libro sin decir ni una palabra.


Me quede sorprendido sin saber que hacer.

–Muy bien, tome usted– agito las manos y aparecieron papel y pluma en sus manos, me los dio, tomo a su asistente del brazo y la puso frente a mi.

–Ho..– –Perdón es que estoy leyendo– no me dejo concluir el saludo, así que pedí la cuenta pague mi café y el de ella, (no sabia lo que estaba pensando, pero ya estaba loco) cuando me iba, voltee una vez mas, ella me estaba viendo me sonrío y prosiguió su lectura.

–Ahora haga magia– –Perdón, pero ya le había dicho que nunca he hecho magia– se me quedo viendo furioso. –¡Alto!, alto todo el mundo– grito, chasqueo los dedos he hizo desaparecer al publico y a ella.

Llegue a mi casa, abrí la puerta del departamento, me quite mi traje tire todo y me arroje a la cama, después de unos cuantos cigarrillos y frustraciones caí rendido.

Tomo una lista, se dijo entre dientes, –Usted no es Diego B.– Desde que me visito aquel loco, no había tenido ningún sueño, pero esa noche fue diferente.

–Si, como lo sabe usted– –No yo no puedo trabajar así, siempre me están dando novatos– puso su mirada fija en mi.

Estaba en la primera fila en un espectáculo de magia, gire la cabeza intentando reconocer a alguien pero nadie se me hacia familiar, así que me resigne y me quede sentado viendo el show.

–Me quejare ya lo vera– –¿Quejarse? ¿Con quién?– –¿Con quién pregunta?, pues con quien mas con el loco– –¿Usted lo conoce?

A la mitad de un truco el mago pidió pasar a su asistente. –¿Qué si lo conozco?, esta bien solamente tendré paciencia con usted por que fue un favor especial de mi amigo.

–Señorita por favor pase– cuando la vi no lo podía creer, era ella. –También necesitaremos un voluntario del publico– me pare rápidamente para verla, el mago pensó que yo quería ser el voluntario y me subió al escenario.

Volvió a chasquear los dedos, de nuevo apareció el publico, su asistente, el papel y la pluma.

–Buenas noches señor..–

–Tenga, haga magia por favor-

–Este ¿Qué?– balbucee, ella se comenzó a reír.

No sabia que hacer, tome las cosas y comencé a agitar mis brazos, el papel y la pluma ardieron en llamas.

–Jajaja, su nombre señor– caí en cuenta. –Lo siento, Diego– no podía dejar de verla. –Ya veo señor Diego, dígame ¿alguna vez a hecho magia? –

El mago se me quedo viendo, me dio otro par, nuevamente agite los brazos, volvieron a arder, mientras la gente gritaba,

–No–

–otra oportunidad–. 6


Una tercera vez se me entregaron las cosas, y me quede pensando, el mago rio, –Exactamente eso tienes que hacer mi amigo– ella me sonrió y el mago chasqueo nuevamente los dedos, todo desapareció.

Desperté, corrí me cambie, fui a trabajar, nuevamente adelante una hora mi trabajo, salí disparado, subí las escaleras del café, pedí lo de siempre, estaba impaciente por que llegara.

Se sentó frente mío, –Gracias por…– le pedí que no hablara, se encogió de brazos resignada, se agacho por su libro, al mismo tiempo yo recogí mi maletín, tome una hoja, saque una pluma y apunte.

–Hola, mi nombre es Diego ¿Cómo estas?– lo deje frente de ella, lo vio y se comenzó a reír, no sabia que había hecho mal, cuando me iba a levantar, me pidió mi pluma, volteo la hoja.

–Hola mucho gusto Diego, mi nombre es Viviane…–

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C AP I TU L O 3

Los Enamorados

Ella se levanto, yo con ella; –te ver…– tapo mis labios con su dedo, tomo sus cosas y se fue, me senté nuevamente, comencé a guardar todo, note que una servilleta se cayó, me agache a recogerla y note que tenia algo anotado, la voltee; –Te veo mañana– en mi boca se esbozo una gran sonrisa, tome la servilleta y la guarde junto a mis cosas.

–Hola mucho gusto Diego, mi nombres es Viviane– comencé a agitarme, no sabia que hacer estaba paralizado, voltee ella me sonrío, regrese y me senté.

Me quede viéndola sin decir ni una palabra (bueno sin escribir una palabra).

Durante 1 semana, llegábamos prácticamente coordinados al mismo sitio y a la misma hora, sin fallar, nunca hablamos durante toda esa semana verbalmente, solo con escritos en hojas, servilletas, cualquier cosa que sirviera para escribir.

Comenzó a escribir en la hoja; –Toma una fotografía– me dio el papel, me puse aun mas nervioso, ella se comenzó a reír.

Tome un poco mas de confianza, toda la tarde estuvimos platicando sin decir una palabra, cuando me di cuenta eran las 8 de la noche, durante 6 horas mantuvimos una platica en un papel. 8

Por fin aquel mago dejo de presentarse en mis sueños, durante toda esa semana, pero lo remplazaron 2 personas mas.


–Creo que con mis vagas palabras no podrían explicar esto que siento, así que leeré este poema, que hace mucho tiempo mi mejor amigo escribió, para alguien especial, pero te lo robare mi amigo.–

Desde esa noche que recuerdo con nostalgia, fue cuando decidí tirarme hacia el vacío de la locura recordando a aquel loco (La locura es como la gravedad solo se necesita un empujón) y eso fue el impulso que necesitaba, pero bueno me estoy adelantando de nuevo a los hechos, continuemos.

Me vio pidiendo mi aprobación, yo solamente reí, no recordaba aquel poema que el decía, pero que mas daba, esos días habían acabado para mi. (Bueno eso pensaba y heme aquí jajaja, perdón sigamos con la historia)

Aquella noche aparecí en una boda, la boda de mi mejor amigo, ellos estaban de frente al altar (Mi mejor amigo y su esposa) tomados de la mano mirándose, con tal felicidad que por un momento los envidie.

–Desmayarse, atreverse, estar furioso,
 áspero, tierno, liberal, esquivo,
 alentado, mortal, difunto, vivo,

–Usted acepta a Leonardo Martínez como su esposo– ella lo miraba con tal cariño.

leal, traidor, cobarde y animoso;

–Si acepto–

mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,

no hallar fuera del bien centro y reposo,
 enojado, valiente, fugitivo,

–Y usted acepta a Cristina Herrera como su esposa– el esbozo una pequeña risa sarcástica.

satisfecho, ofendido, receloso; huir el rostro al claro desengaño,

–Si, claro que acepto– paso la boda, todos festejamos, llegamos al salón, finalmente después de la fiesta pasaban los novios a decir una cuantas palabras.

beber veneno por licor suave,
 olvidar el provecho, amar el daño; creer que un cielo en un infierno cabe,
 dar la vida y el alma a un desengaño;

–Hace 3 años conocí a la mujer que ahora es mi esposa, hemos pasado tanto, y cada momento bueno, malo, no lo cambiaria por ninguna riqueza o poder– El comenzó a llorar de felicidad.

esto es amor, quien lo probó lo sabe.–º1 Cuando lo escuche, me comencé a reír, ya no lo recordaba.

–Gracias mi buen amigo, gracias por estas palabras, que sin ellas no podría expresarme adecuadamente, pero te tengo una pregunta a ti.– Toda la gente volteo a verme extrañada.

Yo solamente los veía, de la nada comencé a ver sus corazón y parecía que su venas se unían entre su mano entrelazadas, cuando se volteaban a ver, sus corazones comenzaban a latir muy rápido, y parecía que se iban a incendiar, me talle los ojos pensando que era una ilusión, cuando los volví abrir seguía esto igual, me asuste un poco pero no dije nada.

Los dos se tomaron de la mano y dijeron a una sola voz, –Nosotros sabemos que por ella sientes eso y mucho mas, ¿por qué no se lo has demostrado?.– 9


Desperté de golpe, me estremecí tanto que me caí de la cama, vi el reloj, era buena hora, me arregle, me fui a mi trabajo, todo el día no pude concentrarme, salí de ahí apresurado, nuevamente llegamos a la par ella y yo, nos vimos y no sentamos en la mesa, ella iba a sacar una hoja la detuve, extrañada se quedo quieta.

Tome una hoja yo, pensé en aquella palabras, en aquel poema, tome mi pluma decidido, comencé a escribir, volteaba repetidamente hacia ella, solo veía su rostro intrigado.

Escribí esto; – Vamos a jugar a algo, durante todo el tiempo que estemos aquí solo podremos decir 3 palabras y lo demás será escrito, y se lo di.

Ella asintió con la cabeza, yo continúe escribiendo.

–La verdad es que, desde que te vi, algo me paso que no se como describirte, y solo quería decirte que….– termine de escribir ahí, respire hondo se lo di.

Ella lo leyó, tomo su pluma;– ¿Qué tienes que decirme?– –Me gustas mucho– lo pronuncie en voz alta.

Ella se paro tomo de nuevo el papel y lo dejo sobre la mesa, me sonrió y se fue.

–Lo siento mucho tengo novio…–

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C AP I TU L O 4

El Diablo

–Tengo novio, tengo novio– no sabia que pensar mas que en eso.

Durante la siguiente semana volvió toda a la misma rutina de siempre, el nerviosismo de estar con ella, la felicidad que me inundaba, fueron remplazados por furia y estrés.

Nunca supe cuanto tiempo estuve en el café tal vez horas o solamente minutos. –Lo siento ya tenemos que cerrar– asentí con la cabeza, tome mis cosas, me levante y me fui.

Todo ese amor, lo quise sustituir por trabajo, podía pasarme hasta largas horas extras con tal de no salir y verla ahí sentada tan hermosa como siempre.

No sabía que hacer, lo primero que cruzo por mi mente, fue ir a beber, pero desistí de esa idea, el solo pensar que podría haber gente, y que ella estuviera junto a el tomado de las manos, viéndose a los ojos, con tal cariño.

Hasta la fecha no entiendo si fue un sueño o fue real. (Se que pido mucho, pero necesito que se pongan en mi lugar, que piensen como es que yo me sentía, que imaginen aquella persona que los lastimo, se que es demasiado, pero es necesario para entender lo siguiente.)

Tal idea me destrozaba, así que continúe con mi camino hacia mi casa, subí por el ascensor, todo se veía gris, llegue a mi apartamento tire mis cosas, solo me deje caer sobre mi cama, cansado, arto y furico. 11


Uno de esos muchos días en los que me dejaron de visitar aquellos personajes tan peculiares, volvieron a aparecer, pero no fue muy grato el que les sustituyo.

–Discúlpeme, me tome la molestia de investigar su nombre, me cayo muy bien usted ayer–

–Perdón soy un grosero, mi nombre es Iván mucho gusto– me sonrío, me estiro la mano, lo salude, sentí la mano tan fría, que me quemo

Aquella tarde no recuerdo, como llegue a mi casa, cuando me di cuenta ya estaba en el ascensor, junto a mi había un señor muy bien parecido, elegante, que curiosamente nunca había visto en el edificio.

–Disculpe usted por ser inoportuno, pero ayer me quede con la duda, –Puras estupideces– pronuncio en voz alta e hizo trizas un papel que estaba leyendo, los papeles volaron, un pedazo cayó sobre mi zapato este decía:

¿Qué le ha pasado? O ¿Qué le han hecho? Para no creer en aquellas idioteces.

–Al amor– lo tome, me quede observando al sujeto. –Es una larga historia y difícil de contar.– –No se preocupe, tengo mucho tiempo– Salió conmigo del ascensor, no me quedo de otra mas que invitarlo a pasar.

–¿Usted no cree lo mismo?–

–Pues por lo que estoy pasando, créame que si– el señor se quedo intrigado.

Cuando entramos el cuarto se torno frio como un congelador, se sentó.

Llegue a mi piso, me despedí del sujeto y camine a mi apartamento.

Le conté mi historia, mientras que yo lo hacia, el no movió ni un musculo (ahora que lo pienso detenidamente, parecía que estaba muerto) termine, este no dijo nada, tomo un cigarrillo y lo prendió.

Voltee de nuevo a ver a aquel sujeto, el sonrió (pero su sonrisa me perturbo un poco), logre notar que desaparecía del elevador, me talle los ojos.

Por fin pronuncio –Ya veo, ya veo–.

–Estoy demasiado cansado– pensé.

–Le diré una cosa mi amigo, he escuchado de cosas bajas, jajaja, créame–

Al siguiente día, me volví a encontrar con el.

–Pero esto no tiene perdón de…– se calló un momento y prosiguió.

–Buenos tardes Diego– no entendía como sabia mi nombre.

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–de nadie, bueno no importa, y ha planeado algo para… usted sabe, desquitarse–

Por fin muchas semanas después, logre conseguir una cena con ella, y por fin podría concretar todo, la besaría, me vengaría.

Nunca paso por mi cabeza algo parecido. Esa noche llego, me puse muy nervioso, me puse mi mejor traje, salí por ella a su casa, llegue toque la puerta. –Pero, ¿Por qué? Ella no ha tenido la culpa– No se como explicarles esto señores, la vi tan radiante, parecía que iluminaba la noche con su resplandor, le ofrecí mi brazo ella lo tomo y caminamos hacia el carro.

–¿A no?, entonces ¿Por qué no? Le dijo antes que tenia novio, ella solo jugó contigo, y ahora tenemos que pagarle con la misma moneda.

Esa noche, ¡Ay! Esa noche, fue de las mejores que he tenido platicamos hasta ya entrada la madrugada.

En ese momento me comenzó a hervir la sangre, solo pensaba en vengarme, en hacerlo lo mismo que ella me hizo a mi.

–Tienes algo en el ojo– Me acerque a quitárselo y… –Esto es muy fácil, yo te enseñare, soy un experto.– como verán me convenció, yo lo se fue tonto de mi parte, pero continuemos y no dilatemos de mas la historia.

El, me explico el plan, iba a enamorarla a jugar con ella, dejarla sin novio, y cuando me quisiera la abandonaría s u suerte.

Y así fue los siguientes días, volví a aquel café.

Ay! La volví a ver ahí sentada tan hermosa como siempre, sacudí la cabeza, me tenia que concentrar.

Durante toda esa semana, platicamos, pero al parecer el caía era yo, pero cada vez que volvía a decaer, Iván estaba ahí para “ayudarme”.

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C AP I TU L O 5

La Emperatriz

–Discúlpame– me dijo, Tomo sus cosas y salió corriendo del restaurant.

–Tienes algo en el ojo– me acerque a quitárselo y…–

Ella me beso. Me quede paralizado no sabia que hacer, agite la cabeza, tome mis cosas, corrí detrás de ella. En un principio no sabia que hacer, sentía que mi alma tocaba la suya, que por fin estaba completo. Cuando llegue finalmente a la puerta solo alcance a distinguir como subía a un taxi. Pero comencé a escuchar un susurro en mi oído, –No puedes caer, ¿no ves lo que esta haciendo? Trata de jugar contigo nuevamente–.

Llovía y esta no me permitía ver bien, trate de gritar; –Viviane–, pero no me escucho.

La sangre me empezó a hervir, mis labios tiritaban de ira, ella se percato.

Me quede estático bajo la lluvia mientras veía como se iba el taxi. 14


Escuche una voz detrás mía. –Déjame te he dicho– corrí hacia el, dispuesto a todo, cuando estaba apunto de golpearlo chasqueo y apareció detrás mía.

–Muy bien hecho mi amigo– era Iván, estaba alado mío prendiendo un cigarrillo, me sonrío.

–No lo entiendes ¿verdad?, una vez que has hecho aquel plan conmigo no estaré satisfecho hasta que lo hagas, jajaja–

Lo volteé a ver, comenzó a reír, –esto no esta bien– grite, salí corriendo bajo la lluvia, por lo menos esta no dejaba ver mis lagrimas caer.

No entiendo que paso los siguientes instantes una luz me cegó y escuche una voz.

Llegue a mi casa empapado de la lluvia y mis lagrimas, no pude contener el llanto me tire a mi cama.

–Aléjate de el–

No podía pensar mas que en eso, por fin el sueño me venció y caí rendido.

Cuando mi vista regresaba a mi la logre ver, era una mujer muy hermosa con túnica y corona, parecía una reina, una emperatriz.

Recuerdo esa noche tan clara que me da miedo el tan solo pensarlo.

–Bravo, bravo– escuchaba aplausos, volteaba para todos lados, hasta que di con el individuo.

Ella estiraba su mano hacía Iván, el se trataba de esconder, pero no podía huir de aquel resplandor, hasta que desapareció.

Era Iván, –déjame en paz lo he arruinado todo–comencé a sollozar.

Camine hacia ella, –¿Quién eres tu?–

–¿Es que no me reconoces?, ya veo, esto no importa.–

–¿Arruinar?, pero si solo esto a sido el principio de la venganza–

–Hijo mío, solo vine a decirte que estoy muy orgulloso de ti, lograste alejarlo, y ahora te toca remediar tu otro pendiente, estoy segura de que lo lograras, solo recuerda todo lo que te han enseñado, te quiero.–

–¿Qué?, no déjame, nunca podría hacerlo déjame solo–

–Te creía mas fuerte, Diego, veo que eres débil, no puede ser que te haya engañado nuevamente, jajaja–

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–¿Mamá?, mamá eres tu– corrí hacia ella para abrazarla, pero antes de alcanzarla desapareció.

–Despejen…–

Desperté con lagrimas en los ojos, me las limpie.

–Después de tanto tiempo sin verte, has venido a salvarme como siempre, Te quiero–

Vi la hora, 7:00 a.m. me comencé a preparar para el trabajo, fue rutinario como siempre.

–Recuerda todo lo que te han enseñado– esas palabras retumbaron en mi, –jajaja, gracias madre– levante la mirada al cielo y esboce una sonrisa, tome una hoja, le escribí algo.

Salí a calle corriendo, llegue frente a la cafetería, me dispuse a cruzar la calle y…

–¡Auxilio!, a habido un accidente–

–Señor, ¡señor!, se encuentra bien–

–Preparen el desfibrilador.–

–¡Bueno!, preparen la sala de emergencia vamos en camino.–

–Hubo un accidente, tenemos a un paciente con un trauma en la cabeza, y esta teniendo un ataque cardio-respiratorio–

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C AP I TU L O 6

¿?...

–Despejen– –¿Qué?, dime ahora mismo ¡¿Qué paso?!.– –Lo estamos perdiendo, por el amor de Dios.– –¡Doctor! Ayuda por favor ¡enfermera!.– Me desperté, no sabia que había pasado, ni donde estaba. –¡No! Déjeme– me tomaron por los brazos y me inyectaron algo.

Me trate de levantar, –Por favor mantén la calma, recuéstate.–

Me comencé a sentir mareado, no podía sostener mis parpados, lo ultimo que recuerdo es ver a aquella mujer llorando y caí.

–¿Quién es usted?, ¿Dónde estoy?.– –Por favor cálmate, tuviste un accidente, soy yo.– 17


Abrí los ojos, lo primero que note fue un cartel, este decía: –Lee el libro que esta sobre la mesa.–

Mientras yo trataba de encontrar una explicación a todo escuche sonar la puerta, –Adelante– era un doctor.

Me pare desconcertado, estaba en un cuarto blanco con solamente una cama, un sillón , la mesa y una silla.

–Hola Diego, veo que ya has leído tu diario, muy bien, le diré que pase.–

Me senté sobre la silla, tome el libro.

–Hola– me saludo, una mujer hermosa, tomo una silla y se sentó a lado mío.

Diario de Diego B. –Con que tu eres, Viviane ¿verdad?– “–Hola Diego, (Vaya es raro hablarme) como podrás darte cuenta estas en un hospital, no se cuantas veces has leído esto, ni en que fecha comenzaras de nuevo, estas ahí, bueno estamos ahí por que tuvimos un accidente, y por lo que me explicaron, el golpe fue para perder la memoria, por lo que dicen los doctores puede ser que algún día podamos volver a recordad algo, pero por el momento si sigues leyendo estas palabras, al parecer ese día no ha llegado aún, lo lamento mucho, inicie este diario gracias a una persona muy especial que pronto conocerás.

–Si, así es, ¿cómo has estado Diego?–

–Pues la verdad no se que decirte, solo digamos que no muy bien, por obvias razones–

–Ya veo, mira vamos a jugar un juego, que ya hace tiempo no hacemos, y tu me enseñaste.–

Te caerá bien (créeme, soy tu jajá) ella nos visita todos los días alrededor de las 10:00,– cheque el reloj 9:40– trátala bien, nos ha ayudado mucho, de hecho por ella lees estas líneas.

–Esta bien, dime–

–Toma– me dio una hoja y una pluma.

Cuídate mucho, espero que continúes con este diario, nos ayudara mucho en el futuro.–“

–Vamos a hacer esto, solamente escribiremos y solo podremos pronunciar 3 palabras, pero guárdalas muy bien–

P.D: Su nombre es Viviane. Asentí con la cabeza, comenzamos… No sabia que hacer, de pronto yo tenia una vida, tenia un nombre… Toda aquella tarde escribimos y escribimos sin parar, de reír.

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–Lee aquel diario por favor– no tuve mas remedio que hacerle caso.

Creo que esa risa nunca podre borrarla de mi mente por mas cosas que pasaran, tan sincera, tan pura, tan hermosa.

Lo tome y lo comencé a leer, pero en un punto la letra cambiaba, no era mía. Esboce una sonrisa.

Mientras ella escribía solo podía fantasear con su cabello, con sus labios e imaginarme una vida con ella, hasta que le pegaba en la mesa para que me concentrara y leyera lo que había escrito.

–¡No lo soñé!, ella lo escribió…–

Ya entraba la noche, no me di cuenta hasta que me escribió –Lo siento me tengo que ir–

–Pe…– me tapo los labios, se paro, tomo sus cosas cuando estaba por la puerta, pensé que al siguiente día no recordaría nada de ella.

Corrí la tome del brazo –Por favor quédate– volteo su rostro hacia el mío me dio un beso en la mejilla, bajo sus cosas.

Nos acomodamos los dos en el sillón, no se cuanto tiempo la observe, si hablar sin escribir ni una sola palabra solo ella y yo viéndonos, yo acariciando su pelo, ella acurrucada entre mis brazos. Por fin el cansancio se apodero de ella y cayo dormida, la tome, la acosté sobre la cama, acerque la silla a un lado de la cama, tome su mano y antes de quedarme dormido, balbuce unas palabras palabras.

Desperté…

–¿Dónde estoy?– me pare desesperado comencé a golpear la puerta, llego un doctor a tranquilizarme.

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C U EN TO 2

¡Shh!, ¿Lo Escuchas?

La noche asediaba, la penumbra envolvía la tierra con su manto y en el piso yacía un hombre tendido, tapando con ambas manos sus oídos para no escuchar el profundo sonido del silencio…

–Tu dímelo, ahora que estas frente a la muerte por lo que luchaste, ¿Por qué declinas?– –Maldito Anacleto, fue su culpa Ignacio, el me engatuso con sus mentiras, por favor no fue mi idea–

–Ignacio por favor pide por mi, yo no hice nada de lo que me acusan, ayúdame ve y diles que no me maten–

–Pobre de ti Macario, tan segado por el miedo, entiéndelo soy un simple soldado, el sargento lo demanda y solo sigo ordenes.

–¡Ay!, bien sabes Macario que no puedo hacer nada, pero al fin ¿Por qué te preocupas?– –No digas tonterías Ignacio y sácame de aquí–

–Macario, recuerda cuanto tiempo fuimos amigos, ahora te pido ve y ¡diles que no me maten!–

–Solo dime Macario, ¿Por qué le tienes tanto miedo a morir?, acaso ¿sabes lo que es?–

–Veré que puedo hacer, pero sigo sin entender ¿Por qué tienes tanto miedo?–

–No lo se Ignacio, pero no lo quiero conocer, ayúdame–

–No importa eso ahora, corre, ve a decirles–

–Si no mal recuerdo te acusan de estar con los cristeros–

Mientras esperaba se escucho un grito ensordecedor–¡Viva Cristo Rey!–le siguieron varios disparos.

–Si, ¿Cuál es el punto Ignacio?–

Por unos momentos la carpa se lleno de un silencio abrumador. 20


–¿Qué pasa Ignacio? ¿Por qué tardas tanto?–grito–esto es ensordecedor– tapo sus oídos con mucha fuerza.

–Lo siento mi sargento, trato de sacarle información al prisionero–

Ignacio entro, lo vio tendido, tapando sus oídos.

–¿Ha logrado algo?–

–¿Qué pasa Macario?–

–Negativo señor–

–Ese ruido fue monstruoso, escuche disparos y después silencio como si el mundo se hubiera paralizado.–

–Muy bien, ¡Soldado! Prepare al prisionero es hora de juzgarlo por sus cargos–

–Tranquilízate es solo el silencio que le sigue a la muerte–

Los ojos de Macario comenzaron a soltar lagrimas, su rostro se puso pálido, pareciera que en cualquier momento se abalanzaría a los pies del sargento a rogar por su vida.

Ignacio apoyo a Macario para incorporarse.

–Lo siento señor–interrumpió Ignacio– omití algo, el prisionero confeso haber tenido contacto con el líder de la rebelión, le pido esta noche para poder seguir interrogándole un poco mas y mañana a primera hora lo juzgaremos–

–Y ahora que vuelves, ¿Qué fue lo que te dijeron?– –Lo siento, no pude hacer nada– –Estúpido Anacleto, todo fue su culpa, ahora moriré tan joven y sin razón alguna–

–Muy bien soldado, los dejare por esta noche y mañana por la mañana será el juicio–

–Dime Macario, ¿Quién es ese tal Anacleto? Y ¿Qué hizo?–

Los músculos que tensaban el rostro de Macario se relajaron al oír esto, las lagrimas dejaron de brotar por sus ojos como cascadas.

Unos momentos Macario se sumió en sus pensamientos. –¿Crees Ignacio que si lo vendo pueda salvar mi vida?–

–Continua Macario que solo tenemos esta noche–

–No Macario, pero ahora respóndeme ¿Quién es? y ¿Qué hizo Anacleto?–

–Muy bien–limpio su rostro y prosiguió– como te decía, fue ese día que conocí a Anacleto, llego a mi pueblo, donde un contingente ya estaba formado para ir con el a pelear, se paro frente a nosotros, pronuncio un discurso a no decaer y gritar a una sola voz Viva Cristo Rey–

Decepcionado Ignacio, se quedo unos momentos en un corto letargo viendo hacia un punto de la carpa absorto. –Ya que insistes amigo mío apéate conmigo aquí, empezare cuando me enliste–

–¿Recuerdas el discurso Macario?–

–Como tu sabes yo vivía en un pequeño pueblo de Oaxaca con una gran devoción hacia la virgen de Guadalupe, poco a poco nos enteramos de la situación del país, decidí unirme y en 1927 estaba en las filas de los cristeros.

–No mucho, pero ¿de que serviría? –Servirá, ahora dime lo que recuerdas– –¡Agh!, como desees Ignacio, veo que es mejor declinar de la idea que me ayudaras–

Fue ese día donde conocí a Anacleto Ruiz– –¡¡Soldado!! ¡Firmes!–

Durante unos momentos Macario perdió la vista, aludiendo a sus recuerdos, trayendo al presente el discurso pronunciado por Anacleto.

–¡Señor!– se cuadro y se puso en firmes. –Ignacio, me quiere decir ¿Qué hace aquí con el prisionero?–

Por fin termino el trance tanto de Macario como de Ignacio. 21


–Ya veo Macario, ya veo por que te convenció– –Lo ves Ignacio, no ha sido mi culpa por favor ve y ¡diles que no me…– Ignacio lo interrumpió alzando la mano. –Macario antes de que sigas diciendo eso, dime después de aquel relato ¿no hay nada que haya cambiado en ti?, acaso ¿sigues temeroso a la muerte?– –No Ignacio nada ha cambiado, ¡no quiero morir!– –Muy bien Macario– Ignacio se puso de pie y salió de la carpa.

La mañana fue lenta, el ambiente se sentía pesado, áspero, como si se supiera que un hombre bueno moriría. Se escuchaba el trinar de los pájaros tan potente que por un momento dejaron sordo el mundo, hasta que una voz irrumpió el silencio. –Muy bien traidor, antes de ejecutar la sentencia ante las acusaciones que se le imponen ¿quisiera decir algo a su favor?– Observo el horizonte y conteniendo el aire para soltar un gran alarido grito a voz ronca y firme. –¡Viva Cristo Rey!– Nuevamente resonaron esas palabras en el aire junto con la pólvora estallando y llevando la metralla hacia su víctima, seguido de un silencio ensordecedor.

Ahí estaba Macario a varios kilómetros del campamento, escuchando aun a la distancia, tirado y tapando sus odios de aquel silencio abrumador, aquel silencio que anunciaba la muerte.

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C U EN TO 3

Francisco Molina Solo hay poca gente que trasciende la muerte en el recuerdo de los demás.

Ha pasado 1 año desde la muerte de Francisco Molina.

Pasamos 6 años en primaria, 3 en secundaria, otros 3 en bachillerato y los últimos 6 en la carrera de derecho, casi toda mi vida la compartí junto a Francisco Molina.

Ahora estoy frente a su tumba Pareciese que era ayer cuando entrabamos a la escuela y nos conocíamos.

Y ahora estoy frente a su tumba, esperando a toda la gente de Macalia.

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A lo lejos se empezó a escuchar el fulgor de un tambor, se le unió una trompeta y un trombón, uno a uno los instrumentos se unían haciéndole un eco al silencio

El pueblo de Macalia siempre quiso mucho a Francisco Molina, el siempre lo tuvo todo, el carisma, la picardía, la inteligencia, ayudo a muchísima gente del pueblo de Macalia, para que seguir era casi perfecto. Digo casi por que me han dicho que no hay nadie perfecto mas que Dios.

Por fin vi como la tierra se levantaba, la procesión llegaba.

Un día de tantos doña Raimunda, llego a nuestro despacho llorando y suplicando, que ayudáramos a sus hijos, que por una pelea de cantina casi matan a un hombre y podrían acabar en la cárcel.

Por frente doña Raimunda, traía a su hijos tocando las golondrinas.

Detrás doña nieves con sus hijas, todas ocupadas por servir el café.

Yo me negué, en algún momento trate con los hijos de doña Raimunda, sabia de que tipo de calaña eran y pensé, – que bueno, que se pudran en la cárcel si es necesario–, Francisco Molina nunca fue como yo, el era caritativo, sin rencor y apiadándose de la señora, ayudo a sus hijos.

Doña concepción con una de las hijas del coronel Sebastián, Tratándola de consolar, una de las tantas pretendientes de Francisco Molina.

Y así a cada uno, sin excepción ayudo de alguna manera a los habitantes del pueblo de Macalia. Los señores don Jorge y don Jesús, el carnicero y doctor respectivamente ambos con una pistola tirando al aire en honor al difunto.

Macalia era un pueblo muy pequeño, todos se conocían, en Macalia no había secretos.

Si no creen en mi palabra, les contare acerca de doña nieves, quien por un disgusto que le provocaron termino en el hospital y por falta de dinero no la podían operar, entonces llego Francisco Molina que como siempre, llegaba a salvar el día y en este caso la vida de doña Nieves.

Un día de tantos donde no pasaba nada, llego una pareja joven con 3 hijos entre ellos el menor era Francisco Molina.

Se veía venir la procesión, la polvareda era cada vez mayor, era momento de esperar en la tumba de Francisco Molina.

Pero ahora estoy donde su tumba…

–Hola Rogelio, ¿Cómo esta?–

–Muy bien doña Nieves–

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–¿Vienes a lo del pobre Emiliano?, hoy se cumple un mes de su muerte.–

–¿enserio?, pobre, pero no, la verdad vine al aniversario de Francisco Molina.–

–No lo recordaba, olvide por completo al niño Francisco, será para la otra cuando vengamos a verlo.–

Esa fue la ultima vez que se menciono o recordó a Francisco Molina.

–Fue la primera vez que no se le recordaba, Francisco Molina había muerto y su recuerdo se hundió con el, todo lo que hizo por la gente, todo lo que ayudo, todo había quedado en el olvido.–

–Y ahora que estoy frente a su tumba puedo descansar, toda la soledad que me hizo padecer, todos los desprecios que sufrí por el, estaban enterrados bajo 5 metros de tierra.–

–Al fin no era el centro de atención, mi soledad murió con el.–

–Por fin la muerte ahogo el recuerdo de Francisco Molina–

–¡Al fin estoy frente a su tumba!–.

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