TORPE CARAMELO
VEINTIUNO CORNISA
1: De medio a medio, se equivoca. Trastabilla. Sólo el error lo aguarda. Se irá de bruces, puedo oírlo. Apartar la sal del océano sería tanto más sencillo, que detener su derrumbe. Morirá de sed, de ignorancia. No quitará más que orín de su copa.
2: Voy delante. Es usted mi mascota y bofe: su alegato.
1: Jubile a esas aves, confunde plumas con éxito. Ratón de fonda que suplica rechoncho, la muerte por escobazo. Ama usted morir.
2: Parlotea. No ha hecho usted, más que babear ataques de abuelita. Sus esbozos huelen a compota. Sobras, de mi banquete. Desforesta.
1: Me obliga a devorarlo. Márchese antes que mis sentencias perforen sus cabales. Y quede usted como Dios lo trajo al mundo y luego se disculpó. Recuerde, si alguna vez la tuva, la dignidad y líbrenos de mas bostezos.
2: Modula con la pretensión de una princesa, pero conjuga ingenio con los labios de un carnicero.
1: Es usted la catástrofe. Lleno de pulgas trae su bombín. Criminal, no cesa de aplastar al buen tino. Deberíamos llevar un silbato para domar su equino decir. Denos espacio para huir de sus boberas.
2: No me afectan sus bigotes, gato lacónico. Lleva el domicilio de los enrevesados. Dislate, es su apellido.
1: Nadie oye.
2: Desguace su anhelo de triunfarme.
1: ¡Merienda de pavo!
2: Lave sus trastos en otro cielo, aeromoza de tumbas.
1: Navega usted en camisón. Que no me relacionen con sus apetitos de aspirante.
2: Su idiotez no supera mis talones.
1: Su verba se adhiera como un siamés arrepentido. Es usted un niño destetado. Rencoroso.
(Los dos ancianos se han transformado ahora en palomas, que peleando por granos de maíz, mueren aplastadas por un camión recolector de basura.)
VEINTIDÓS BAMBÚ
1
Tan del Instituto, de la fotocopia doble faz.
Una tarde entera viendo Fitzcarraldo.
Las alfombras del auditorio en el quinto piso. Percudida.
Alma Lugones
Tan desprovista.
Un tic tac en cada mano.
Una tenaza.
A la noche un té con leche.
Poco más.
Una pavadita.
2
Tan del batón.
Llevar un tropezón. Un librito fallido con esa editorial. De la deuda.
Tan alma palabra
3
Tía. Batallón de tía. Nació en Adrogué pero se crió en Sarmiento y Libertad.
Novio marinero.
«Hoy día ya nadie te abandona en barco. Soy tan pretérita que empaño», repite y repite. Alma querida.
4
Come de pie, pizza-maxikiosko
Extraña la Teen, la Mountain Dew. En Pippo las raciones eran abundantes.
Mataría hoy por comprarse unas botitas. Pero hace años que la pobre ni para atrás ni para adelante.
5
Alma manubrio
Mateyko una vez la atropelló con el auto.
Ahí se compró el monoambiente.
Alma salada
Alma perdón
Nunca un balcón en Mar del Plata.
El marinero falleció hace 200 años.
Alma silencio.
Trece alfajores en una caja de doce.
6
No hay tobagán que no la suicide.
VEINTRÉS JUSTICIA
1
Julio Cortázar ha sido siempre un boxeador.
No ha escrito ni jota. Le resulta intolerable el olor de la tinta. Los cuadernos no lo despiertan, ni los discos de jazz.
Samuel Beckett no hace otra cosa que rebanar el pan por las mañanas. No corro ningún riesgo.
Manuel Puig en su vida salió de Villegas.
Ningún camino te traerá de regreso.
Chirridos. La radio no trasmite más que gallos y vidrios estrellados. Ninguna melodía conseguirá recuperarte.
De cada esquina, he borrado las flechas que apuntan a mi puerta. Le he cruzado los ojos a La Virgen para que no pueda auxiliarte.
No tendrás paredes donde lloriquear.
Porque no llevo hombros ahora. Me los he arrancado.
Tus falanges son de goma.
No treparás nunca a mi balcón. Estoy blindado.
Cada timbre de esta casa ha muerto ahogado.
Cada picaporte incrementa tu derrota. Cada divorcio de esta ciudad lleva tu nombre.
2
La sangre no es más que pasto. Y una helada, ha descuartizado a los insectos.
No podrás preguntar mi paradero. Me he vuelto indefinidamente extranjero.
He soltado a los mapas y se han volado.
Han llenado de crías a las palomas.
Esas putas, las palomas, siempre la has perseguido.
Como ves, lo tengo resuelto.
3
4
El perro no deja de morderte.
Las moscas: de insultarte.
Toda la Mesopotamia se ha puesto de pie para maldecirte.
El color es blanco y tu única suerte: negra.
Los japoneses planean asesinarte a mandarinazos.
Los delfines te sacan la lengua.
No podrás servir la cena sin revolcarte en la memoria.
Papito.
VEINTICUATRO SPOILER
1
Harta de requisitos, Cenicienta se ha vuelto zapatera. Dumbo es afinador de pianos.
Daisy fue nombrada empleada del mes en el Mc Donald de Constitución.
Y Pinocho puso una playa de estacionamiente.
Paturuzú almuerza con Luciano Benetton. Gasparín se pegó un palo con la moto y ya no está entre nosotros.
Y San Martín reparte chanchos a domicilio.
2
La salud de muertos hijos.
– “¡Abuelita, que orejas tan grandes tienes!”
– “Para operarte mejor.”
Me importa un bledo si el lobo no lleva preservativos en la canasta. Reescriban ese cuento.
El Edén es un desvío en la Ruta 2. Gracias, Gándara.
Somos Starsky & Hutch tras el pecado universal. Hemos lanzado demasiadas pelotitas de tenis contra Jaime Sommers. Hansel & Gretel se han vuelto sibaritas.
Blancanieves ha muerto ahogada por su estola. La muy idiota, intimó con Dios y María Santísima. Una desclasada, que bien merece una paliza.
Ya no hay Roviraltas contra los ceniceros. No reconocerás a Shakespeare cuando compres peras en el mercado. Nadie escapa a Emilio Disi.
VEINTICINCO MÉDANO
1
Limpiar el Taunus Tener una quinta.
Soltar de vez en cuando la palabra: surmenage, África-look.
Darle a la porcelana fría categoría de religión. Comprar quesos en la ruta.
- porque los hace una familia muy limpita. Cursos de papel glasé.
- ahora viene metalizado.
Vaciar los TDKs.
Un domingo entero grabando enganchados.
Manuela Bravo.
El dúo Candela.
-porque son de Lanús-
Pasearse con una bufanda escocesa por los jardines de ATC.
Criticar en los ascensores:
«El Administrador nos roba»
Mandar los chicos a judo.
Dibujar una carita en la arena. Los días de lluvia ir a comprar pulloveres a San Bernardo.
Hacer practicar al nene en la playa. La Señorita lo dijo clarito: “Aprende los diptongos o repite“.
Basta de Disco Rojo, gastan un platal en fichines.
2
El crochet es un gran compañero.
Siete cuellos, me mandé. Me los sacaban de las manos en la feria.
“Piba“, me decía el hippie.
“Dejámelos, y después te llevas una carterita. De las chicas.“
“Eso es un sobre“, le dije.
“Cartera es con correa para llevarla al hombro.“ Siete cuellos por un sobre.
¡Me revientan que me quieran explotar!
Se lo llevé al Hermano Miguel.
¿Sabés qué me dijo?
«Torso completo. Y con manguitas.
Cuellos solos. ¿Qué hago con esto?
Son para el frio.
Mis pobres no van a un desfile en la Ciudad Deportiva de La Boca.
Terminalos, y después tráemelos.»
Me dio una furia.
3
“Lávese la sotana. Y dígale a las monjitas que la dejen al sol para que le saque el olor a humedad.“
No quise decirle transpiración, porque me pareció mucho perderme el cielo por un curita mandón. Son una casta. Se manejan como si fuéramos un pan dulce. Por dentro lo reputeé.
Después a la noche me mandé tres Padrenuestros y un Avemaría.
Siete. Uno por cada cuellito. Miento.
Uno por cada puteadita.
Pero Dios me castigó. Me pegó la costumbre.
Crochet que agarro, le entro a dar al salesiano.
Que punto para la derecha, le rajo una. Que punto para el revés, le suelto otra.
Cosas chicas, agravios veniales. «Socarrón», «Carcamán», «Badulaque».
Cosas así.
Si le llega la mitad de mis maldades, a fin de año termina en Córdoba reponiéndose de los nervios.
“Bandido“, “Sotreta“, “Babieca“, “Papanatas…“
4
Con esto de los insultos, ya me mandé dos saquitos -uno verde y otro rojo- escote en V. Guantecitos: cantidad.
Orejeras, una para el frío.
Y hasta Bobby ligó una capa.
Con lo que ahorré me compro una cartera de cuero cuero. Con los zapatos haciendo juego. Con manija doble. Me la puedo cruzar. Es de las que se ajustan.
¡Y no un sobre!
Roque dice que este verano haga sombreros. Que salen mucho.
Vamos a ver a quién le dedico mis proyectiles. Porque todo no puede caer sobre el padrecito.
La Thatcher, ahí tenés. Me pidieron una bandera para la Escuela de los chicos. Con Gran Malvina y Soledad.
Toda en crochet.
“¡El que no salta es un inglés!
¡El que no salta es un inglés!“
5
¿Querés un sanguchito?
Limpiar el Taunus
Tener una quinta.
Soltar de vez en cuando la palabra: «surmenage«, «África-look«.
6
Sí, Las Malvinas. Como Pastorino.
VEINTISÉIS RELINCHO 1
Tan de los flecos, tu prima.
En la estación.
Toda groncha.
Los rayos de las bicicletas doblados.
Un barrial.
Tu mamá se agarraba la panza:
“El Galtieri jodió toda la noche“.
¡Cómo ladra!
Yo le pongo la tele, y se calma con Berugo.
Este perro se adelantó de vida.
Es un Profesor Universitario.
Le doy un libro y me lo lee. Estoy segura. Aristóteles.
“Laringitis“, dijo. Años de años, estudió. No se recibió.
Pero se da una maña. Nos colocó el cerramiento en la piecita del fondo. Yo le convidé el almuerzo. Un muchacho educado. Una platita nos cobró. Prudente.
“Laringitis“, dijo. Tomate 3 de las verdes y una roja. Y Santas Pascuas, San Seacabó.
2
3
Las cejas finitas, como Laura Hidalgo. Nunca me las depiló.
A lo sumo, Daniel, me las arqueaba. Apenas. Con fuego trabaja.Un artista.
No cortaba, dibujaba con el soplete. Un coiffeur, lo que se dice.
¡Qué barrio supimos tener!
Yo se, los militares son bravísimos.
Pero el montogomery, no me vas a decir.
Ni punto de comparación.
Créditos a sola firma.
Ibámos a Pompeya, y volvíamos todos vestidos. Tejidas a mano. La bufanda escocesa.
¡Qué linda época!
Nada de máquinas. Nada de industria.
4
Los alfajores de mi suegro. De higo, los hacía.
Los plantaba en enero, para todo el año.
Al principio se le retobaba. No le daba frutos.
Una planta jodida.
Entonces agarró al mío. Al mas chiquito.
«Fernando, venga con el abuelo.»
Recién volvía de judo, el mío. Todo transpirado.
Lo alza y le dice:
«Abrace a la higuera y dígale que se vas a casar con ella.»
No entendía nada.
“¿Al árbol le tengo que decir eso?“
Me miraba, pobrecito.
La inocencia, las criaturas.
Pero le hizo caso.
A partir de ahí.
Creer o reventar.
Todos los años.
Explotamos de alfajores.
En Pentecostés, lleva frascos y frascos al Templo. Dulces.
Se le caen.
Dice que si no se los saca corre riesgo de derrumbe. Un poco exagera.
Saca buena cantidad, pero no son tan dulces.
Les mete azúcar.
“Chau, Savoy“, le digo.
Me hace acordar a la confitería cuando lo veo pasar con los frascos. Con la gorrita escocesa.
¡Qué linda época!
VEINTISIETE DENTADURA
1
Los talones, Las nalgas, La celulitis.
Los tiburones nos espían, muerden poetas.
Encontrarse a Julio Verne mar adentro, acariciando ballenas.
A un rey se lo mide por sus tentáculos.
Un gran voyeur, Charles Boyer.
2
Las escaleras, los escenarios, Las barbas, La sinusitis
Los tiburones no son spiedos, muerden polenta.
Encontrarse en Falabella, un mar de gente acariciando variables.
Al rey Midas, por sus tentáculos. Por donde lo midas.
Un gran kosher, el chofer.
3
El teléfono puede ser un dragón. Llamarada en espera. Aguarde y será incendiado.
Toda la vida invisible. Sin ligar una portada del diario. Aprender ajedrez en el tablero de Instagram.
Jugando al huevo podrido, ¿quién no hierve a un policía? La penitenciaría de Don Mateo.
4
Acá hay teléfono encerrado.
Un gato y un pato. Un patotero.
Quién roba un dragón tiene cien años de Japón.
Godzilla, amanerado pero muy dotado.
5
La diva de los teléfonos peronistas. La cabeza tomada por el tinto.
El silencio contra el borde de la mesa.
La vejez no viene soda.
6 Un gran crochet. Guisos termonucleares.
Pucheros cautivantes. Terciopelos bíblicos. Batato para mí, Batato para todos.
7
Un astronauta murmulla en mi sopa. La perra Laica y el perrito Moreno. La traición de Rita Legrand.
Los Calabró, en la Avenida Colón de Mar del Plata. Con los pelos volados.
Avenida Calabrón.
8
Vender ensaladas de frutas en la Facultad de Sociología, como si fuera Tailandia.
El lago di Como. Leonardo Di Caprio.
Vender asado en una tira de Migré. Partir espejos en Lomas del Mirador, como si el cielo fuera una pata de pollo.
Adiós, Polino. El Policínico de Lanús te atiende bien.
9
El naufragio de mamá. María Arroz Gallo, teatro doble cero. Un extraviado llamado de seseo. Los árboles mueren de miel.
El día que Medeas. La travesti biónica.
El Freud por la boca muerde. Adán y Beba, ópera pocha. Opípara.
Todos los rodetes conducen a Eva.
10
VEINTIOCHO REBOZO 1
El cielo se ha vuelto insostenible, los ángeles deben adelgazar.
Lípidos codician bisturíes.
¡Qué hipo!
¡Qué rumancia de selva negra!
Un yogurt delante del espejo.
Un camión de pecados sobre ese canapé.
¡Apártese! ¡No lo toque!
Se hierve el Diluvio Universal sobre en un plato de fideos Matarazzo.
2
Moises y su tabla Sagrada de Calorías.
Ensaladas de párpados.
La rabia en dos paquetes de yerba.
La censura envuelta en un alfajor.
Un monte de chocolate bajo nuestras hidalguías.
Empanadas de vigilia arponeadas en los confesionarios de Santa Rita.
Manejamos la balanza a los sopapos.
Las ideas explotan como berenjenas en el paladar. La inspiración es efervescente.
Caballeros frescos, jugosos, de estación.
Mancebos levemente freídos al ajillo.
Cucharadas de bibliotecarias. Ingenieras al oporto. Actrices de limón.
Porciones evangélicas.
Guarniciones irreprochables.
Frugales cadáveres de la disciplina.
3
4
Escapa Dios de su inexistencia por vernos entrenar. Nos masturbamos en un festival de fibras, claras de huevo y aminoácidos.
Meamos kriptonita. No cabe el corazón en nuestros pectorales hiperdesarrollados.
El Infierno está colmado de lunes. Los Dioses con bolsitos van al Gym.
5
Sólo somos los kilos que perdemos en Megatlón.
VEINTINUEVE REPERTORIO 1
Yo tenía 12 años cuando lo mataron a Tachito Somoza. Estábamos de vacaciones. En Asunción.
La tía Pituca salió en la tele.
Ardida de celos estaba porque explotó a dos cuadras y no en la esquina de su casa.
Mandioca, la prensa amarilla. Una nube de llagas, mi tía.
- “¡Qué magnífico su entierro, Anastasio!“
- “¡Buenísimo el suelo, Don Alfredo!“
Unplugged ñandutí, en un abril y cerrar de ojos.
2
Esparciré mis sílabas de alambre. Incrustaré mis vísceras de paloma en misa entre tus alpargatas. Recorreré las sábanas, los purgatorios, los diptongos.
3
Trastabillo delincuentes. Empapo tu remera, y me oculto. Me aparto en tablas de queso y surf cuestionando permitidos.
4
Lo invitaría a tomar un café automático, ahora mismo, sino fuera por los accidentes que están a pedir de Boca Juniors.
Salir descocados del Tabaris en la voiture de luxe de papá.
“Anda resbaladiza la nuit“, mi rey.
Detrás de cada Elizabeth Taylor hay un solo Michael Jackson.
5
Le pido santo y seña a tu escritorio. Busco el infinito dando vuelta a los peces.
Abro el grifo y me sumerjo en las manos de un pájaro.
"Novia peronista”, me gritan de todos los balcones. Cristo va al psicólogo y Hamlet leyó la obra.
6
Tengo párpados de fuego y tú me alarmas. Intentas detenerme. Enjaular al dragón, torpe caramelo.
7
No se ha caído nunca el cielo.
Jamás.
Ni porque te hayas ido, ni porque estemos malditos.
Soy la bóveda espantada de tus sueños.
8 Hay corbatas que pesan millones.
TREINTA SURUBÍ
1 Cargo verbos, arrastro sustantivos como un condenado a sus grilletes. Adjetivos, adverbios son moscas en mi infección.
Lanzo parlamentos y con soltura rocío peroratas.
Pero ni palabras, ni pausas me pertenecen.
Una trama eléctrica circula por mis nervios. Las fronteras de la razón me han sido martilladas.
Mi zapatito de cristal se desprenderá a las doce campanadas. Aunque lo aferre con clavos a mi tobillo, inexorable dará rienda a mi tan predecible Segundo Acto.
Y el Príncipe
-ese actor de poca montapodrá desplegar su ceguera, coqueta por de demás, apilando mis aburrimientos.
Ni perdices ni palacios. Felices, un comino.
2
Con todas mis fuerzas y horas destino la existencia a combatir la literatura. Pero en vano han sido mis destrezas.
Antón Chejov golpea la puerta de mi baño, si por un instante demoro su escena en el desayuno.
Insiste William Faulkner en arrastrarme por todo Mississippi, cuando en mi vida no he salido de San Juan y Boedo.
Me hostiga un tal Belisario Roldán para que ejecute, exacta, sus versos en un tablado de San Andrés de Giles.
3
4 Bolígrafo en mano, una y otra vez he pergeñado mi fuga.
Pero la tinta no me obedece. Este alquitrán se me ha adherido y no hay raspaje que me libere.
Fiel a la más estúpida de las tramas, me hundo en los mares negros de la ficción.
5
Me llamo Surubí Maidana y ésta es mi novela. O lo que no me atrevo a llamar vida.
TELÓN