Cínicamente Muerto - Diego Mercado Villarroel

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Cínicamente muerto © Diego Mercado Villarroel

RATA ALADA EDICIONES rataaladaediciones@gmail.com Cochabamba, Bolivia Abril 2020 Tiraje de 50 ejemplares Ilustración de portada: © Jusepe de Ribera – San Bartolomé (1651) óleo sobre lienzo. Galería de Arte de la Universidad de Yale.

Cínicamente muerto de Diego Mercado Villarroel editado por Rata Alada Ediciones está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.




Para Rufus que estando sin estar llena el vacío con su silencio

A Elena y Andrés Koi No Yokan everyday



Real es lo que resiste lo que sangra y se mezcla con la tierra y la pus. Real es el tejido muerto lo que derramamos y es absorbido por la lluvia y un gran ojo negro.

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¿Le temes a la muerte? Después de despertar a la luz nos cae un peso muerto radiante cada vez más perpendicular. Un semicírculo se hace completo al llegar el mediodía las flores se queman y los cadáveres inmundos renacen… Resuenan inmundos/mugrientos resuenan tardíos ¿Le temes a la muerte? A esa muerte en llamas que da palmadas en el hombro que abraza los trajes bien planchados de hombres de negocios y dispersa el perfume de los vagabundos por toda la ciudad. Cuando la muerte alcanza el cenit nuestra sombra nos penetra incendiaria y nuestra enfermedad se hace cada vez más propia.

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Debes detener tu paso y mirar alrededor recordando los días que has vivido y tener conciencia de que el mundo va a acabar, acercarte tanto al cielo como al subsuelo y poder sentir el calor de tus entrañas hasta casi morir.

Debes poder decepcionarte del hombre, caer de rodillas y musitar palabras que solo el caballo pueda comprender; enterrar la razón y deshacer lazos con el género humano casi bordando la muerte.

Luego viene el derrumbe el desplome mental, el silencio que separa lo que fue de lo que pudo ser y el convencimiento de que la luz y las brasas no alumbrarán más, la extinción.

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Espero a que aparezcas en la oscuridad. La tierra habla tu nombre yo ni siquiera alzo la voz pues sé que el eco del silencio da amplitud a mis palabras. Sobre un tronco recito mi llamado y solo aparece un murciélago. No es una imagen llamativa sino más bien un amigo silencioso Dale tiempo dale tiempo…

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Cerezas para aĂąo nuevo. Nubes rosadas de papel sobre un mar rojo. Leones y tigres nos dicen adiĂłs desde su paraĂ­so animal exĂłtico mientras doblamos una hoja de papel, giramos la cabeza levemente hacia un lado, deslizamos el papel sobre la yugular y esperamos a la medianoche.

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Estoy arrastrando un ciervo muerto colina arriba. Tiene (una) belleza sombría y decadente que me llama que me engancha de los cuernos ramosos aun sabiendo que me arrastrará a un paraje donde la expiración es el único estado de ánimo posible. Lo estoy acarreando de ambientes plácidos al descampado claustrofóbico. Pelo áspero regando la nieve bosque húmedo el ciervo petrificado envuelto en láminas de misterio. No quiero alzar la voz para no despertarme y mantener la estampa de muerte y rigidez La tierra, siempre la tierra apagando la luz el negro sobre negro el ciervo cargando mi cuerpo liviano.

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Visiones de sal viento cambiando en cada dirección los ojos que son espejos de peces murmuran ataduras en el vértice más sonoro. El corazón es un arbusto inflamable puñado de hierba seca que cruje al pisar la tierra. Te estoy viendo caer en un lugar al que no puedo seguirte. Todo hierve en esta especie de desierto y se dificulta hasta el agarrarse a un pensamiento. Dile a todos tus parientes que arrojen serpentinas y papeles de colores mientras dormida te cargamos en tu caja de madera.

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Perro lámpara de pie taxidermista adelantado ¡Cuánto me satisfaces!

Mundos rosados ¡industria! fuerza bruta Neanderthal tallando sílex

Sala a media luz perro vigía de sinfonías fracturadas

Perro lámpara perro farola en tus jadeos construyo mi arsenal

Perro dormido Trinos de pájaros Caballos relinchando

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Autos, gentes Timbres de interfono

Perro de guardia Vigila mi puerta Nadie sale, nadie entra.

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Una memoria repentina de luces y sombras nunca aterriza y aun así levanta polvos incongruentes. Cargo el gen de Artaud, el de Munch y un alarido que penetra la naturaleza. Las partículas remueven un aire viciado reaccionan y bailan en el paisaje de mis circunvoluciones. Antes que llegue la lluvia siempre sueño las mismas cosas las mismas partículas y superficies siempre sueño con un baile en la lluvia (siempre las partículas).

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Ella da el golpe, yo caigo en el pavimento. Es ella la anomalĂ­a perfecta, la indiferencia que traspasa, el agobio y la servidumbre, la perfecta decoradora de interiores. Ella es la que extiende puentes entre el barro y el asfalto, el sueĂąo triangular de pliegues melodĂ­as y nubes que reducen y encuadran el universo a un cuerpo, una sonrisa y un silencio paralelo.

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El monte es el borde del limbo Una falda de tierra y almas marginadas.

Una procesión ha cruzado el portal y me han aconsejado que me aleje de mí mismo. Plaza de san Julián en fiesta los incendios del último verano llegan hasta el domingo de Ramos

Mejor toma el cuchillo y mátame a la primera estocada ¿No sabes cuánto tiempo toma morir colgado de cara al sol? Con destreza escultórica labra cada una de mis penas con el resbaladizo cincel metálico de causas y azares se acerca ya viernes santo y no podré verle a los ojos.

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Parado al borde de los plazos veo los cadáveres en el piso de la cocina que se desprendieron del obsequio de la verdulería de doña Marcelina deseándome próspero año nuevo. En otro cuarto me dicen adiós los días desde la foto de una chica con las tetas rebalsándole del bikini. Entonces solo silbo pensando que me estoy arrugando como los papeles estrujados en el zócalo y que me estoy deshaciendo poco a poco como las migas de mi sándwich nocturno.

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Cuando desde el fondo del estanque, las fijas estrellas gobiernan una vida. —Sylvia Plath

Sobre estas islas verdes eramos extraña fruta a salvo de la arena y el cristal. Al lubricán se ahogó, su esplendor dorado derramó —último testamento confuso— baile acuático de noctílucas, crecieron plantas sin nombre flores de alienación. Sus carnes un perro negro tragó sobre el agua ancha un azor voló y las abejas hicieron miel en su balcón derribado. Viuda de playa helada manos y piedras parcialmente ciega, sobre estas islas verdes dedos corrían por la mente. Donde está ahora es donde quería estar. 20


Mujer con castañuelas madre e hija sentadas al crepúsculo —circunstancias reducidas—. Sombras largas de los cuerpos del arroyo en las aguas hondas.

Ojos de gato, hendidura dilatada tener y esperar la sangre pintar a la dama.

Dime hija mía (ojos garzos) por qué lloras si esta sangre no es de crimen. Baila para mí desolladora de bueyes la danza del corpus sobre la montaña. Tus ojos danzantes podrán haber muerto pero en la calma menstruante retornas triunfante.

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Voy a quemar los esqueletos de las palabras y a envolver las cenizas en la arcilla de la luna. Encontrarรกs los vestigios en el llanto sigiloso de un sauce milenario que crece entre el musgo de mis pรกrpados.

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Soy tierra y sólo me despierta la lluvia, la lluvia que es el llanto de mi madre. Cuando el sol se va en la tarde, la única luz que veo después es la de un relámpago que visita en las noches a mi madre. Sólo así me duermo, con el eco del estruendo en mi cuna vegetal.

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La historia confirma que siempre hemos estado jodidos y esa mañana hacía tanto frío que hasta las telarañas estaban congeladas, esa mañana.

Las terminaciones nerviosas estaban sobre-excitadas y mientras estrujaba a Schopenhauer en las manos sentía que no es posible atravesar la vida sin destruirse.

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Mis pulmones silbarán un susurro que hasta las hormigas podrán distinguir. Mi madre se hará partidaria del Sistema Democrático Nacional La reverberación del televisor dirigirá mis días futuros y todos los ocasos serán el hogar de todas nuestras vidas ¿Es eso lo que quieres del mundo?

Yo me marcharé con la última salida del sol y, estando en la cima de una nube de humo, haré lo que quiera con las cosas muertas.

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No hay razón para creer que lo que haces no despierta a la sombra que espera tomar tu figura (y tu recuerdo) si todos los días estás cantando una melodía que nadie más que la oscuridad y el barro y el olvido conocen.

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Al nacer el llanto anuncia nuestro irrumpimiento hacia los dĂ­as y las luces. En el estadĂ­o final hacemos un ruido leve/hablamos un idioma que solo el suelo entiende, que solo las moscas y la rigidez hablan/reconocen en las horas en que el silencio transmite nuestra memoria.

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Tras su propia desconfiguraciรณn

la mรกquina baila

con un poco de ritmo

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Nunca aprendí a tocar la guitarra a veces me avergüenzo de ello porque entonces se dice de ti que no eres un buen amante.

Tampoco aprendí a conducir y me arrepiento en el alma porque nunca podré estrellar un coche contra árboles que no conozco.

Nadie nos enseñó a darle fin a las cosas. Las aniquilamos porque generalmente nos da compasión verlas seguir agonizando como los perros atropellados que veía en la carretera, siempre pensaba que no aguantarían el viaje hasta el veterinario pero en el fondo sabía que era porque yo no sabía manejar ni tocar la guitarra entonces trataba de hacer sus últimos momentos algo valioso susurrándoles que habían hecho lo que habían podido y que el mundo no es el lugar para estar

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Estoy haciendo lo mismo en este momento a punto de matar este poema quizรกs le tararee una canciรณn para convencerle de que estรก terminado o tal vez lo abandone en la carretera hasta que los camiones le pasen por encima y se funda con el pavimento.

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Otras cenizas se embarcan en las sombras de lo que fuimos y lo que creĂ­amos. Otras cenizas se asientan en los desiertos tardĂ­os nuevos sustratos solo micrones cada cien aĂąos. La consecuencia son las tinieblas consecuencia vana consecuencia al fin.

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Cuando quieras ver por la ventana no saques todo el cuerpo ni la cabeza, porque puede que te cruces con mi cuerpo cayendo, y te puedo llevar conmigo hasta abajo.

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Qué buen bote, este ataúd nido antropocósmico casco martillado de un proyecto de vida que avanza una milla náutica por hora hacia la costa esqueletal. Qué buen bote, este féretro que me espera atado a la orilla de la memoria sabe que voy a llegar. Un pie pisa a otro una mano empuja a la otra un pájaro se posará sobre mi nariz y nos hundiremos en el temblor negro los tesoros perdidos en el mar le pertenecen a todo el mundo.

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Asegúrate de dejar un lindo cuerpo porque al final de los despojos imperecederos surgirán el césped y las flores que adornaran la estela que te acompañará en el olvido y todavía te da un nombre aunque ya no existas.

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° 8

Sembrador de vientos intrapartum la tierra nos quiere muertos el cielo nos arranca las manos. Un rastro de sulfuro fragmenta la transparencia. La luz estrangulada danza con el leviatĂĄn en un desierto evaporado hasta perder todos su colores escupiendo una placenta oscura.

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Ver una pequeĂąa tumba es imaginar un exordio de carne y huesos y pensar en todas las flores que esa tierra pudo haber producido.

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Nébula del edén, criatura invisible. Lumen nocturno halo de amnesia. Apnea del sueño resoplido marino, frágil retina sequía de lágrimas. Vena aorta, delta del cuerpo vaciada en el humus: Inflorescencia de la musa Mors putativa Polvo en los ojos removido, olvidado. Luz austral sonrosada: fractura y catarsis. Implosionar es un arte casi tan bello como la reconstrucción.

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Soy in(e)stante trémulo del estar-no-siendo. Lo más probable es que pase perecedero como una exudación hemorrágica. Lo más probable es que quede en la memoria como el rastro de una de-tonación eviscerado lograda la búsqueda de todo silencio transfiguración de entraña desparramada a palabra salpicada sin un lugar fijo más que, quizás, una palangana en la que los papeles desechados se comen los unos a los otros.

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Yo pude haber sido muchas cosas‌

Pude ser las llantas del micro que aplastan a las moscas demasiado tontas para escapar

Pude ser el humo de una fogata que alguien olvidĂł apagar y que ahora muere lento con la lluvia

Pude ser un letrero de alto que todos los autos ignoren para terminar creando una bonita escultura de fierros torcidos, entonces habrĂ­a estado satisfecho con mi trabajo

Pude haber sido un loco un hombre desnudo corriendo entre espinos

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Pudieron haberme puesto una corona y una capa, sacado una foto y colgarla en la entrada de la casa pude ser el empleado del mes de alguna prestigiosa empresa

Yo pude haber sido un cráter una imperfección de la tierra que algún geólogo extraiga cuidadosamente para analizarla y luego afirmar que todavía le quedan unos ochenta años de vida

Yo pude haber sido un esqueleto que perdure más de esos ochenta años pero en cambio soy solo un cuerpo esperando el micro y el sol me mata todos los días

Pude haber sido y hecho muchas cosas pero preferí no hacerlo. 40


Cuando pasen por encima de donde reposo insulten y maldigan escupan o bendigan. Limpien la hojarasca que cubre mi nombre o terminen de destrozar las estatuas derruidas hechizadas en el liviano humo. Barran mi césped o dejen vacía la porcelana que me adorna Cuando vean las cordilleras hostiles o estén en las últimas curvas y recuerden delante mío que el pasado nos quema y el futuro nos odia déjenme un mensaje de ágata un dibujo a la sanguina de amor o ira que riegue mi tierra.

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