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ALUMNI FORUM LA BENDICIÓN DE ESCOGER A DIOS SOBRE TODO
D R. U. S U M A R A O
TENÍA APENAS CUATRO AÑOS cuando conocimos a Swami. En ese momento, mi padre trabajaba para una prestigiosa institución
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NITIE (Instituto Nacional de Ingeniería
Industrial). Era obvio que anhelaba mudarse a Parthi porque cada vez que visitaba a Swami, le preguntaba si podía mudarse y cuándo. Finalmente, se enteró de una vacante cuando la SSSIHL estaba a punto de comenzar su programa de MBA.
Se le ocurrió que, si cambiaba su carrera de la industria a la enseñanza, algún día podría tener la oportunidad de recibir un puesto de profesor en la institución de
Swami. Con esto en mente, se unió al NITIE en Mumbai para hacer su doctorado. Sin embargo, incluso después de completar su doctorado, no surgió ninguna vacante por la que pudiera optar. Una vez más se movió de nuevo a la industria y muy pronto llegó la noticia, pidiéndole que se uniera como el Decano de la Facultad de MBA en el campus de Prashanti Nilayam ISSSES con efecto inmediato. Este nombramiento lo sorprendió tanto como a todos los miembros de la familia.
Pero incluso antes de que todo esto ocurriera, mi madre, con su incisiva previsión y su profunda necesidad de estar cerca de Swami, ya había decidido inscribirnos a nosotras, sus dos hijas, en las instituciones de Bhagavan. En ese sentido, ¡los dos precedimos a nuestros padres al Ashram! Me uní al programa intermedio de Anantapur y mi hermana entró en la escuela de Prasanthi Nilayam. Casi un año y medio después, mis padres también se mudaron, y desde entonces todos hemos sido residentes felices y bendecidos de Puttaparthi.
Pasar de la capital financiera de la India a la capital espiritual del mundo
La diferencia entre nuestro estilo de vida espartano aquí en comparación con la dinámica de Mumbai fue bastante marcada en los primeros días. Pero las fallas no fueron problemas, fácilmente los tomamos con calma. Para nosotros, fue un honor estar cerca de Swami. Creo que lo que realmente nos ayudó a mi hermana y a mí fue la enseñanza temprana de mis
padres de que debemos canalizar nuestras vidas en una dirección significativa y comprometernos en una causa o propósito al que podamos prestar nuestra atención de todo corazón. Hablando de manera realista, en ese entonces mi madre estaba mucho más conectada y atraída por Swami que mi padre, quien, creo, consideraba la institución de Swami como una vía a la que podía contribuir dignamente. Siempre tuvo esa inclinación, un hombre de servicio. Él diría que la vida puede ser satisfactoria solo cuando uno se entrega por una causa sincera. Fue esta convicción la que lo inspiró a perseguir su deseo de unirse a la institución de Swami, por lo que rechazó varias oportunidades profesionales lucrativas, incluida una oferta para trabajar en el extranjero. Honestamente, creo que lidiar con los detractores fue un desafío mayor. Mucha gente alrededor nuestro nos advirtió que estábamos haciendo un movimiento equivocado y que los niños eran muy pequeños. ¡Le preguntaron a mi padre por qué deseaba cambiar de carrera cuando estaba en su mejor momento! Mis padres eligieron sabiamente ignorar todos esos comentarios y se mantuvieron firmes en su decisión.
Del temor a Dios al amor por Dios
Personalmente, para mí, convertirme en una estudiante Sai fue una especie de metamorfosis. Como dije antes, conozco a Bhagavan desde que tenía cuatro años. Sin embargo, Baba era sobre todo esta enorme fotografía en la pared. Asistí a BalVikas y estuve expuesta a la comunidad Sathya Sai. Entonces, cuando era niña, creía que Swami era alguien con quien tenías que comportarte bien y si no lo hacías, Él se enojaba. Así fue como me sintonicé de niña más con el miedo al pecado que como el amor por Dios. Fue solo cuando me uní al Colegio Sathya Sai que descubrí que este Dios no era simplemente una fotografía en la pared o un ser distante. Me di cuenta de que era alguien muy, muy cercano a ti, y en proximidad física. El proceso de descubrir esta verdad también fue interesante. Recuerdo que en mis primeros días de unirme a la universidad de Anantapur, era una estudiante bastante desilusionada. Me decía a mí misma que era solo un número de la lista y me negaba a creer que Swami me conocía. Después de todo, yo era solo una de las muchas personas en Anantapur. A menudo pensaba que me graduaría de la universidad sin que Swami supiera de mi presencia aquí. Recuerdo que un día esos pensamientos nublaban mi cabeza mientras me sentaba en los escalones de la Universidad viendo la puesta de sol. Nuevamente, surgió la pregunta: “¿Realmente Baba me conoce?” Esa misma noche, Swami llamó a mi padre a una entrevista en Prashanti Nilayam y le dijo: “Tienes una hija que está en Anantapur y se sienta en los escalones de la universidad y se pone a dibujar”. ¡Eso es precisamente lo que solía hacer! Swami continuó diciendo: “Dile que Anantapur está lleno de Mi Presencia y que, si su corazón está abierto, ella lo sabrá”. ¡Esto fue para mí una gran sorpresa! Sin embargo, y a pesar de esa afirmación del Señor mismo, dentro de mí, la duda no desapareció por completo simplemente ¡porque no era tan fácil mantener mi corazón abierto! Sin embargo, posteriormente tuve una serie de experiencias que confirmaron Su presencia omnipresente en mi vida. Para citar un ejemplo, yo solía recibir una especie de “boletín de calificaciones” de parte Swami cada semestre durante mi carrera en la universidad. Esto sucedía en mi subconsciente, por supuesto. Permítanme explicar más detalladamente, una vez tuve un sueño en el que Swami subió la ventana del auto al verme pues estaba molesto. Yo estaba muy molesta
con este sueño y seguí racionalizándolo como si tan solo fuese un sueño y que yo podría haberlo imaginado por completo. Pero el sueño se repetía al final de cada semestre y en éste Swami aparecía para actualizarme de mi desempeño del semestre. Quedé desconcertada cuando un día, mientras entraba a la sala de entrevistas, me miró y dijo: “Este semestre va mucho mejor”. Esas palabras fueron suficientes para convencerme de que esos sueños no eran simplemente sueños, sino un boletín que Él mantenía sobre mi desempeño. Mis emociones se aceleraron. Mientras que, por un lado, era aterrador saber que Swami me vigilaba tan de cerca, por el otro, yo estaba extasiada. Desde entonces, hubo varias instancias que me convencieron de que Swami sabía sobre mí, mis acciones y mis actitudes.
Una realineación de perspectiva vital
Recuerdo que más tarde, cuando llegamos a Parthi para ver una obra de teatro, Baba me llamó y me preguntó: “¿Hiciste Padanamaskar”? No lo había hecho, pero dije: “Sí, Swami”. ¡Dijo, “Ey”! y me llamó cerca. Cuando llegué junto a Él, simplemente me derrumbé y Él puso Su mano sobre mi cabeza. Luego dijo: “¿Kya Hai? Kya Chahiye? (¿Qué pasa? ¿Qué quieres?)”. Le dije: “Swami, necesito tener un corazón puro”. Me miró y dijo: “Deberías tener confianza en ti misma. Los pensamientos van y vienen. Los pensamientos se deben a Ahara y Vihara (lo que comes y el ambiente donde estás e interactúas). Las cosas van y vienen, pero Tú permaneces. Cree más en esto. Eso eres tú. No te auto condenes”. Se refería a toda la negatividad que yo había escrito. Obviamente se estaba refiriendo a toda la angustia adolescente que había vertido en mi cuaderno. Él No quería que me yo me menospreciara. Baba quiere que nos alineemos con nuestro yo superior y no con nuestro yo inferior. “No te condenes” fue lo que me dijo. Swami a menudo nos dice que cuando nos miramos a nosotros mismos, debemos considerarnos como seres puros y ver las otras cosas como pasajeras en lugar de asociarnos a nosotros mismos con cosas negativas. Creo que ese ligero cambio de perspectiva fue una lección importante que aprendí. En retrospectiva, Swami eliminó mi auto preocupación durante un total de seis años como estudiante Sai, de 1985 a 1991. La mayoría de la gente tiene metas; y usan a Dios como un medio para lograrlos. Para aquellos que creen en Dios, Swami cambia estas metas tan sutilmente que ni siquiera se dan cuenta cuando eso sucede. Él se convierte en la meta y la vida se convierte en un medio para alcanzarlo. Una vez que se produce ese cambio, hay un cambio fundamental en la forma en que vemos las cosas. Swami hizo esa realineación por mí, cambiándome el enfoque, muy sutilmente durante mis días de estudiante.
Canalizando mi arte y creatividad Por ejemplo, cuando me uní a la Universidad de Anantapur, a menudo me pasaban por la cabeza pensamientos sobre lo que haría más tarde con mi vida. Solía pensar: “Voy a terminar esta carrera y optaré por la carrera de arte. La experiencia comercial será la adecuada para publicidad o arte gráfico en lo que planeo trabajar”. Me incliné a pensar en esta dirección porque tenía muchas ganas de seguir una carrera en artes. Un día, durante una entrevista con Swami, le hablé de mi interés por estudiar arte. Él me dijo: “¿Why Art College Jana Hai? Drug Addict Banana Hai? (¿Por qué quieres ir al Colegio de Artes? ¿Quieres convertirte en drogadicta?)”. Pensé para mí: “Por supuesto que no. No quiero ser drogadicta”. Claramente Él desaprobaba la carrera artística y fue un golpe para mí en ese momento ya que había puesto mi
corazón en ello. Estaba muy decepcionada. Pensé: “¿Por qué no me permite hacer aquello en lo que soy buena”? Pero ahora, cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que he pintado y dibujado mucho más de lo que habría hecho en cualquier otra circunstancia. Excepto que no soy un artista comercial. Ahora trabajo con niños que son buenos en el arte y encuentro satisfacción artística dibujando durante todo el año. En Anantapur, hacemos todas las cosas creativas. Trabajamos para el Dia de Deportes los donde realizamos enormes pinturas e instalaciones de 40 pies. He pintado continuamente y Swami me ha guiado personalmente en mi arte como mi única inspiración. En una ocasión teníamos un lienzo que había pintado mi hermana. El cuadro era de un lago con árboles alrededor y su reflejo en un lago. Cuando se lo dimos a Swami durante una entrevista, él dijo: “Esa no es la forma de ver una pintura. Mantenlo a distancia”. Entonces, tomé la pintura y caminé hasta el final del cuarto de entrevistas y la sostuve. La miró y dijo: “Es muy realista. Mira la sombra de los árboles en el agua. Es hermoso”. Luego miró a mi hermana y dijo: “Eres buena mezclando colores” y me miró y dijo: “Tu eres buena dibujando”. ¡Ese era exactamente nuestro portafolio! Luego dijo: “Hay etapas en el dibujo. Al principio, debes usar un objeto como referencia para dibujar. Luego debes mirarlo en vida real y dibujarlo. Supón que estás dibujando un retrato, primero reprodúcelo a partir de una fotografía, luego dibuja esa imagen en la vida real y luego debes progresar hasta dibujarla desde la memoria. Para entonces, la imagen se ha convertido en parte de ti y viene de dentro”. Esta fue una gran interpretación espiritual.
Cuando elegimos a Dios, el resto sigue
Entonces Swami me miró y dijo: “Debes dibujarme todos los días”. Por supuesto, no pude seguir el ritmo de esta difícil tarea. Su mensaje fue alto y claro de que, cuando el objeto se convierte en uno con sí mismo, solo entonces se puede reflejar la esencia de éste en el papel. En otras palabras, el sujeto y el objeto deben unirse. ¡Yoga por Quintaesencia! De hecho, incluso el arte es yoga. Así pues, cualquier actividad emprendida con ese alto nivel de excelencia y sentido de unidad se convierte en adoración. Para Swami, ¡Todo era así! Entonces me di cuenta de que, sí eliges a Dios, todo se te da por añadidura. Realmente es así. Esa única elección de optar por hacer de Él el punto focal de tu vida puede enriquecer todo lo que te rodea pues Él es el alma presente en todo. Esta lección fue la mejor lección y bendición que obtuve de mis años en la Universidad de Anantapur. Dicho esto, cuando decidí canalizar todas mis actividades académicas para servir a Swami, enfrenté reacciones encontradas de mis compañeros, mi familia extendida e incluso mi familia inmediata sobre lo que estaba haciendo con mi vida cuando tenía una carrera brillante que me esperaba en otro lado. Entendí de dónde venían sus preocupaciones. Después de todo, no solo estaba tomando decisiones drásticas acerca de querer quedarme en Parthi y servir a Swami, sino que también de esperar en el limbo hasta que Él me diera la siguiente directriz. Y me hizo esperar durante ocho años antes de decirme: “Sí, únete a la universidad”. En ese momento estaba haciendo una carrera tras otra (Master en Comercio y Master en Educación.) pues mis padres insistían en que continuara estudiando mientras esperaba la guía de Swami. Podría haber hecho otras cosas, pero algo dentro de mí me hizo esperar Su palabra. Quería hacer
lo que Él dijera y quería que la instrucción viniera de Él. Por esa época, decidí permanecer soltera, para gran consternación de mis familiares. Pero lo pensé y evalué por mí misma lo que realmente quería. Creo que cuando tomamos decisiones, no las hacemos para Dios, sino para nosotros mismos. Ahora agradezco ese período ya que me permitió decir: “No estoy haciendo esto por Swami, pero lo estoy haciendo porque es lo que yo quiero”. Mi introspección me dio claridad y reafirmó mi decisión.
Tomar decisiones para uno mismo, no para Dios
El período previo a cuando tomé el puesto de profesora en la Universidad de Anantapur fue igualmente interesante. Unos días antes de que Swami me informara al respecto, tuve un sueño en el que Él me daba un mensaje. Dijo: “No es suficiente amar a Dios. Debes obedecerle. Entonces, cuando te doy una instrucción, hay que obedecerla. Eso es amor”. Supe entonces que se avecinaba algo que debía obedecer. Cuatro o cinco días después, Swami me llamó a la veranda y me preguntó: “¿Te unirás a Anantapur”? Inmediatamente dije que sí. Luego preguntó: “¿Qué Curso? ¿Qué quieres enseñar”? Creo que me dio una opción porque yo estaba calificada para enseñar educación y comercio. Dije: “Lo que digas, Swami”. Swami seguía diciendo: “No, tú eliges. ¿Qué preferirías tú? ¿Qué te gusta”? Seguí diciendo que no, porque me di cuenta de que, si Él tomaba la decisión, la responsabilidad era Suya. Pensamos, erróneamente, que con esto o aquello es con lo que nos sentimos cómodos, pero personalmente no creo que la comodidad esté en absoluto en el diseño Divino; Dios te prepara y te antepone desafíos. Recordemos, si nos involucramos en el verdadero Nishkama Karma (acción sin deseos), entonces invariablemente hacemos la actividad correcta. Pero cuando algo nos gusta o nos disgusta intensamente, esto no nos permite hacerlo bien. Aquel fue uno de los pocos momentos de sabiduría de mi vida. Aunque Swami hizo que pareciera que tenía una opción, Él continuó diciendo: “Si me preguntas a mí, quisiera que enseñes Comercio”. Así fue como se tomó la decisión. El comercio no habría sido realmente mi elección. Prefiero Educación o Literatura. Pero creo que como no tengo ese apego extremo, que a veces puede interferir en la forma en que uno realiza el trabajo, tengo una ventaja. Puedo practicar un grado de desapego que me hace hacer mejor mi trabajo, o al menos eso espero.
El poder de la no elección
Esta decisión de no tener elección o de dejarle las cosas a Él, esta oportunidad de decisión llega cientos de veces en nuestra vida junto a Él. Y lo extraño de este viaje con Él es que las confirmaciones no siempre tienen que venir de Él cuando más las necesitamos o buscamos. Podrían llegar mucho, mucho más tarde. Así lo recordé algunos años después, en 2005, cuando Swami de repente nos llamó a entrevista. Para entonces ya me había convertido en maestra. Me miró y sonrió y supe que estaba feliz. Siempre tuve este deseo cuando miraba a los niños y pensaba: “¿Por qué Swami no les dice que está feliz a Sus estudiantes niñas? ¿Por qué siempre le dice esto a los chicos”? Esa pregunta solía preocuparme. De repente, ese día de la entrevista, me miró y dijo: “Estas niñas son Mis hijas. Me han dado su vida”. Y luego, enumerando mis calificaciones, enumero unos seis títulos universitarios de los que yo nunca había oído hablar. Y Él dijo: “Ella ha terminado todos estos, pero ¿se fue? ¡No! Ella regresó”. Swami te sorprende de la forma en que alaba a Sus hijos. Yo pensaba, “¡Oh
Swami! Pedí tu atención, pero realmente no quería que fuera así”. Pero incluso esas pequeñas cosas en las que piensas, o si alguna vez comparas, Él las responderá y te dejará claro que la relación con Dios es de uno a uno con Él y que no tiene nada que ver con nada más.
La obediencia a su palabra: la bendición que se debe pedir
En esa entrevista, me miró y dijo: “Pide lo que quieras. Pide”. Pueden imaginar mi alegría, como si acabara de ganar un millón de dólares. Mi mente estaba corriendo sobre que debería preguntar. Le dije: “Swami, ¿puedes darme Bhakti por favor?”. No parecía feliz con esa respuesta y dijo: “¿Por qué quieres Bhakti”? Le dije: “Swami, durante toda la vida tenemos opciones entre Tú y las demás cosas y cada vez debemos elegirte a Ti. Esto significa que necesitamos un cierto grado de concentración en ti o devoción por ti”. Dije: “Dame Bhakti para que tome las decisiones correctas en todo momento”. Me miró y dijo: “No, no es adecuado pedir esto. Sí necesitas Bhakti para tomar decisiones. Pero tú ya has hecho tu elección en la vida y no necesitas pedir Bhakti”. Dije: “¿Qué debo pedir”? Dijo: “Pide obediencia”. Así que le pregunté: “Swami, por favor, dame obediencia”. Aunque admito que no entendí completamente Su perspectiva, tuve un indicio de que elegir tu camino es el primer aspecto y cumplir con dicha decisión es el siguiente aspecto: la obediencia a Su palabra. Así fue como yo interpreté sus palabras.
Los maestros deben liderar con ejemplo
Constantemente busco cuál es la mejor forma de personificar esto en mi vida, ahora que mi papel ha evolucionado de estudiante a profesora. Simplemente no es suficiente decirle algo a los estudiantes; eso no les llega a ellos. Necesitas practicar lo que les dices y predicar con el ejemplo. Solo entonces aceptan realmente tu enseñanza y dejas una impresión en ellos. Cada vez veo más claramente que si soy fiel a mi Dios, mi objetivo y mi vida, automáticamente hay un impacto beneficioso, y Lo que se supone que debo hacer lo hago mejor. Si miro hacia atrás, todos los años que pasé con Él me prepararon o me empujaron hacia una meta: la obediencia a Su palabra. Ha sido un proceso continuo, a lo largo de mis días como estudiante y ahora como maestra. Solo necesitaba ponerlo en perspectiva. La obediencia es una parte tan importante del aprendizaje y, en cierto sentido, estoy aun en medio de esto. Estoy en un entorno de aprendizaje en el que soy profesora, pero en cierto nivel sigo siendo estudiante. Siempre seremos estudiantes con Swami. Swami dice que un maestro es como un tanque y la calidad del agua en el tanque determinará la calidad del agua que correrá por los grifos, es decir, los estudiantes. En cierto sentido, todos somos estudiantes en la vida. Estamos aprendiendo y corrigiéndonos todo el tiempo. Lo que importa es si eres sincera, la gente verá eso en ti. No tienes que ser perfecta, pero ciertamente debes ser sincera. Esta fue una lección importante que Swami me enseñó cuando me dijo directamente que pidiera obediencia. A veces me preguntan si he tenido dudas después de tomar este camino. Aunque no podría haber pedido un trabajo más cómodo, ciertamente ha habido días en los que me he sentido deprimida y me he preguntado: “¿En qué me metí? ¿Es esto realmente lo que quiero hacer por el resto de mi vida”? Pero la duda está más alineada con: “¿Es esto en lo que soy realmente buena? ¿Realmente, aquí estoy contribuyendo”?
La previsión de Dios y Nuestra retrospectiva son siempre 20/20
Si miro hacia atrás en mi vida con Swami, veo claramente las decisiones que Él tomó por mí y siempre ha tenido razón. Pero me he dado cuenta solo en retrospectiva de cuánto me ayudó Él cuando no me entendía bien a mí misma. Y ahora, estoy segura y creo firmemente, que éste es el camino para mí. No hay duda al respecto. Dicho esto, En mi mente siempre permanece la duda sobre si estoy haciendo mi trabajo lo suficientemente bien, si soy honesta con mi camino y si me desempeño va a la par con los estándares de Baba y Sus expectativas hacia mí. Curiosamente, otra experiencia que me convenció de mi elección fue cuando conocí a varios altos ejecutivos como parte de mi investigación doctoral sobre estudios de género en la gerencia. Me reuní con gerentes, vicepresidentes, directores ejecutivos y directores generales de primer nivel. Cada vez que entraba en sus oficinas, me decía a mí misma que quizás estaría trabajando en una oficina como ellos si no hubiera estado donde estoy. Me preguntaba sobre su tipo de vida, aunque sabía que no se pueden sacar conclusiones con solo una visita o dos. Sin embargo, estas interacciones me dieron una oportunidad más para examinar si todavía tenía dudas sobre el camino que había elegido y si sentía que estaba dejando pasar otras buenas oportunidades. Este proceso de autocuestionamiento confirmó que mi decisión fue la correcta. También sentí que cuando te enfocas en ti mismo y en tu crecimiento, en realidad contribuyes mejor a la sociedad. Es muy fácil cuando tienes a Dios contigo porque Él te impulsa en este viaje interior. Él es como tu conciencia y tu mejor amigo.
Llevando los valores de Sai a la India corporativa
En otro tema, durante mis interacciones con todos los altos directivos, fui consciente del hecho de que cualquier trabajo que hagamos desde la institución de Swami debe ajustarse a las mejores prácticas y ser de la mejor calidad, ya que refleja la veracidad de la institución. Entonces, me tomé muchas molestias para asegurarme de que estaba siguiendo el protocolo donde fuera necesario. Cada vez que conocía gente, algunos sabían de Swami y otros no, pero la respuesta general fue extremadamente favorable. Creo que también es un poco intrigante para ellos cuando nos ven vestidos con Saris; seguimos siendo distintivos en ese sentido. Realmente no esperan que vengas con un sari. La mayoría de las veces, después de terminar mi entrevista y apagar la grabadora, tenía una entrevista cruzada. Me hacían preguntas sobre mi vida, de dónde vengo y cuál es mi filosofía. A veces me invitaban a almorzar para continuar con la charla. Entonces, en cierto sentido, mi personalidad y ética laboral generaron mucho interés positivo. Las personas que conocían a Swami expresaron el deseo de venir a visitar el lugar. Algunos incluso me preguntaron si podían tomar clases, hablar o interactuar con nuestros estudiantes o visitar la institución. No podían creer que la educación fuera gratuita y que fuera de primera clase. Basan su impresión en la forma en que hablamos o sonamos. Si somos fluidos en nuestra articulación y sinceros en nuestras creencias, se refleja en la institución. (Continuará en el próximo número...) (Cortesía: Radio Sai)