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Habitaciones ajenas: un siglo de trasgresi\u00F3n y resistencia. Olimpia Altuve (1892-1987), primera mujer que obtuvo un t\u00EDtulo universitario (23 de noviembre de 1919)

Al finalizar el examen público, el decano, Manuel Arroyo de la entonces, Facultad de Ciencias Naturales y Farmacia, Universidad Nacional “Estrada Cabrera”, 2 mandó a colocar el retrato de la nueva egresada al salón de honor 3 .

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A pesar de haber sido laureada por sus dotes académicas; ovacionada por el mismo presidente, Manuel Estrada Cabrera 4 , el día de su graduación se le negó el uso de la toga. Porque, en su condición de mujer, no podía aspirar a ser parte del ritual en el que se consagraba la masculinidad moderna 5 .

Fue hasta el 23 de noviembre de 1967 que, en un acto solemne realizado en el salón de honor de

la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, que a Olimpia Altuve se le confirió el título de Química Bióloga y el derecho al uso de la toga universitaria. Y, debido a sus convicciones tan lúcidas, en su honor, se instauró el Día de la Mujer Universitaria 6 .

La vida de Olimpia y de todas las mujeres precursoras en la educación superior, es un recordatorio permanente: han sido ellas quienes nos han precedido en esta lucha inclaudicable por sociedades más justas. Fueron ellas, las primeras, las que se enfrentaron a unas sociedades atávicas, recalcitrantes. Ellas, que abrieron los derroteros y sembraron la esperanza para que nosotras pudiésemos caminar.

Y caminamos sobre sus voces que nos heredaron la certeza de un mundo mejor y la necesidad de seguir luchando para otras, las que vienen detrás, las que vendrán, las que no han logrado dar sus primeros pasos. En estas mujeres reconocemos sus fortalezas y capacidades, son un arquetipo del ser humano. “En el trazo de mujeres. Historia de las precursoras en la educación superior. Universidad de San Carlos de Guatemala”, es un acto de reconocimiento y recompensa aplazada para todas ellas desde hace más de un siglo. Un primer esfuerzo y un aporte para la deconstrucción del concepto tradicional de mujer que, como criterio, nos ha colocado en un plano de desigualdad.

Habrá que recordarlas permanentemente, visibilizar sus victorias como un ejercicio necesario para entender que las condiciones de injusticia nunca serán permanentes, solo producto de la historia, por lo tanto, transformables.

Escribir sus nombres debe ser un acto de vindicación sobre las luchas que debieron emprender para lograr entrar y permanecer espacios universitarios. Hoy, gracias a ellas, más mujeres tenemos acceso a educación superior y hemos hecho aportes tremendos desde la academia. Sin embargo, el patriarcado ha encontrado otras formas de perpetuar sus condiciones de desigualdad: brecha salarial, condiciones de trabajo desiguales, acoso, despido por maternidad, entre otras. Sabemos que será un proceso de largo aliento, minado por las trampas que el sistema pondrá para perpetuarse, pero es una lucha fundamental. Una lucha en la que guardaremos con celo la memoria de ellas, las primeras.

Diario de Centro América, Año XL, Solemnes actos de clausura del año lectivo de la de la Universidad Nacional “Estrada Cabrera”, en los que recibe su título académico la primera mujer guatemalteca, Guatemala, 24 de noviembre de 1919, p. 1.

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