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El limbo que me habita

Por: Stefanía Valle Fernández

Personajes:

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Gris Colorida LIMBO I

Suena el reloj. Son las 12 de la noche. Las gotas de agua caen sobre las ventanas de la habitación. Las felinas están tranquilas, distrayéndose por algunos insectos que se pegan a las paredes. Una mujer está despierta frente a su computador, escribe rápidamente, la otra escucha a Zbigniew Preisner y baila. La primera toma vino, no quiere dormirse, la otra se deja llevar por la música y se mueve a su ritmo. Suena salsa en la calle.

Gris: Brindo por mi soledad, porque soy culpable de ella y no sé realmente porqué. No sé si mi relación con ella es de cercanía o distancia, si le quiero o no, o si la deseo. Colorida: Baila conmigo. Gris: Eres una porcelana a la que no se le permiten fisuras ni rasgaduras. Colorida: Ven, baila conmigo. Gris: Eres como una nota de violín o un piano melancólico, una tonalidad alegre que se torna triste, un ballet agobiante, somnífero y enloquecedor.

Colorida: Gris: Colorida:

Gris: Colorida: Gris: Colorida: Gris: Colorida:

Gris: Colorida: Gris: ¿Qué escribes? Cosas. No empieces con preguntas. Ya no quiero bailar.

Gris ríe.

Pues quédate quieta. Quiero bailar. Eso no sirve para nada, ya lo sabes. Eres cruel conmigo. Te digo la verdad. ¿Qué es la verdad?

Gris ríe.

Eres tan graciosa. Deja de burlarte. ¿Qué escribes? Deja de preguntar.

Colorida se asoma al computador. Ambas son succionadas por el mismo. La salsa sigue sonando en la calle.

Limbo II

Una mujer sentada en la mesa de un restaurante en el fin del mundo.

Colorida: Me han pedido que sea una mujer. Me han pedido que cree la mejor versión de mujer, que tenga un objetivo, un sentido y se comprenda. Creo que se han equivocado conmigo, yo no suelo ser una mujer ideal, porque carezco de estructura, he olvidado mi principio, nudo y fin, he olvidado mi historia. Mi ser mujer está permeado de memorias, de leyes, estados sensoriales y fugaces, de cultura e imposiciones, de sensaciones fatídicas y extraordinarias que tratan de decir mucho pero no dicen nada. Mierda, no dicen nada.

He pasado días y noches buscando descifrarme como mujer y no he encontrado más que un ser sin definición. Me pregunto entonces para qué quiero hacerlo, porqué mi afán de expresar algo si simplemente ese algo no sale, no existe, no se produce. Soy eco, olvido, nada. Mis personajes femeninos se han esfumado. He tratado de recrearlos, reinstalarlos en su lugar de origen, pero no sucede nada.

Bebe vino, a veces café. Intenta fumar cigarrillo, pero no lo logra. Otra mujer entra al restaurante vestida de meretriz y se sienta en otra mesa a leer.

Colorida: No sé fumar, intento parecer una mujer misteriosa y no lo soy. ¿Cómo se es misteriosa? No lo sé. Escribo desde niña, escribo y escribo, en las hojas de papel, en las servilletas, en el teclado del computador, en el blog de notas del

celular, en la mente, en la mano, en la pierna, escribo por todas partes, pensamientos, letras que se unen para expresar nada. ¿Por qué carajos escribo? He peleado toda la vida con las estructuras y no es que quiera pelear, no deseo pelear, trato de adaptarme y seguir el paso a paso y no puedo, creo que me falta algo en la cabeza para seguir procedimientos, debo hacer siempre lo contrario, lo debo hacer de otra forma, le debo agregar lo que creo. Tengo todo y a la vez nada.

Bebe vino, a veces café. La mujer que antes estaba vestida de meretriz ahora es una joven nerd que riega sus libros en la mesa y se mira en un espejo.

Me encanta el café, aunque me produce una gastritis horrible. Odio la gastritis, pero odio también los medicamentos que mandan para contrarrestarla. ¿Para qué medicamentos? La mente enferma el cuerpo y mi cuerpo tiene las dolencias que tiene porque mi mente es una disparatada que no sabe del equilibrio y de la tranquilidad. Necesita del caos, del insignificante o estupendo caos para sentirse tranquila. Es una paradoja. Sentirse tranquila en caos. ¡No! Es falso, no me siento tranquila en caos, el caos tampoco me revela nada. A mí el caos me bloquea, me hace ver todo de un solo color, y las cosas de un solo color no son interesantes para mí. Me considero una mujer sin terminar. Soy como los puntos suspensivos…

Bebe vino, a veces café. La mujer que antes estaba vestida como una joven nerd es una hippie que se sienta en otra mesa a hacer cuentas en una calculadora.

Como si el artista que me estuviera esculpiendo se hubiera quedado mirándome largo rato mientras pensaba como hacer mi cabeza, como si hubiera estado emocionado de diversas formas mientras me creaba, un día estuvo muy enojado y se desquitó conmigo, otro día estuvo melancólico y otro día estuvo feliz. Eso soy yo, una especie de mezcla entre la rabia, la melancolía y la dicha. Las vidas que he vivido han dejado una huella imborrable. Sí, las vidas, porque he sido como un felino, he muerto en vida tantas veces como he renacido.

¿De qué sirve recordar?

Ahora mismo los recuerdos me están invadiendo como sanguijuela, los recuerdos que ahoranopuedoidentificarsisonbuenosomalos.Ahoranomesirvenconsejos:“Cada cosa que uno vive le deja un aprendizaje…”, etc. Ese es el engaño que le vendemos al alma, es una elaboración de la mente para sentirnos mejor, claro que funciona, pero el alma tarda en recuperarse más tiempo. No importa, en realidad esto no importa.

Bebe café, intenta fumar. La mujer que antes estaba vestida de hippie ahora es una ejecutiva que bebe vino de caja.

Quiero fumar. Mierda. Ninguna de las cosas que le he visto a otras mujeres hacer y les luce, me lucen a mí o las puedo hacer. De erotismo están llenas nuestras calles, nuestras mentes, nuestras almas, le coqueteamos a la vida para que nos devuelva una sonrisa, aunque a veces nos regale indiferencia.

Gris: Colorida: Gris: Colorida: Gris:

Colorida: Gris: Colorida: Gris: Colorida: Gris: Colorida: Gris: Colorida: Gris: Colorida: Gris: Aquí está la comida. Quédate aquí por favor. Déjame trabajar y deja de estar hablando sola, pareces una loca. Siento que voy a estallar. ¡Cómo no! Tomando café, vino y fumando. ¿Qué te estás creyendo? Que te ves muy intelectual. No, niñita, come y vete. Eres cruel conmigo. Debo entregar otro pedido, ojo con hablar sola. No me avergüences.

Limbo III

Una viejoteca. Hombres y mujeres con vestidos pequeños, sombreros, moviendo las caderas y entendiéndose a la perfección en la pista. Ella se mueve hábilmente, es sensual, fuerte y atrevida, su cabello largo la hace lucir imponente. Baila sola, baila con los hombres que se disponen a invitarla. Baila hasta cansarse. Sale, abor-

da un taxi en llamas. ¿Cómo es posible que pueda adivinar que mi sonrisa es falsa y mi rostro angelical es una máscara? ¿Qué ha pasado? De nuevo, la sensación de ser otra. Eres otra. Soy un cuerpo femenino que encierra un varón, tengo gestos masculinos que transfiguran y pervierten mi feminidad, a veces me siento más hombre que mujer.

Mis seducciones intentan ser siempre dominantes. No soportas lo inefable, la sensación de vacío insoportable, de pensar en ellos, en aquellos, en esas, en ellas, de adivinarte en los suburbios, e intentar rescatarte porque aún intentas reconocerte. Todos los días hay una mujer diferente en mí, todos los días hay un ser distinto que me habita, todos los días me despierto con una sensación inexplicable, con una forma de agua dentro de mi cuerpo que me hace querer ser de otra manera. ¿Qué soy? Ya lo has dicho, estás llena de sombras, no eres una sola, eres otras 10.

El taxi en llamas llega a una calle que termina en una cascada infinita. Ambas sacan dos sombrillas y salen volando.

Dos mujeres en un auto de carreras en una autopista infinita.

Limbo IV Siempre me he preguntado el motivo de mi soledad, porqué voy de siamés con los solos, porqué le hago el amor al vacío, porque me lo dejo hacer. Y no tengo respuesta. Le haces el amor al vacío porque no te lo podés hacer a vos misma. Colorida: Tengo temblor en la piel, sudor en las manos, creo que voy a vomitar.

Gris: Colorida:

Gris:

Colorida:

Gris:

Colorida: Nos vas hacer estrellar. Lo abracé sin soltarlo mientras el tiempo desaparecía. Con las mieles de la noche, la expresión del alma en los labios, escuché sus latidos, bailé con ellos mientras dormía. Imploraba su compañía, arropada bajo las respiraciones de las nubes nos hicimos palpitar, nos guardamos hasta atesorarnos, elevándonos sin cansancio hasta hacernos eclipse, hasta amarnos en la oscuridad Mi mamá me dijo que debo cuidarme de las mujeres que bailan y de las que escriben y tenía razón. Me vas a hacer vomitar con tanta miel de abeja. Ten cuidado y concéntrate en manejar. Estoy ansiosa, no puedo esperar. Quiero abrazar y ser abrazada, quiero, quiero, quiero. Tienes muchas cosas en la cabeza. Pero, muy de vez en cuando, pensar no sirve para nada. Pensar solo sirve para pensar. ¿Dónde estará? ¿Cómo estará vestido? ¿Cómo es el lugar en el que vive?

Gris:

Colorida: Gris:

Colorida: Gris: Preocúpate por vos, tenés el pelo recogido, los pies sucios, estás vestida de morado, con grietas en los labios y con residuos de crema dental. ¿Por qué llevo crema dental? Porque te levantás en las noches, sos una sonámbula que se despierta a cepillarse. ¿Cuántas veces pestañeás por minuto? ¿Cuántas veces lo hacés vos?

Un camión aparece delante del auto de carreras. Una de las mujeres vomita, la otra abre la puerta del carro y agarra a la otra para lanzarse al vacío.

Limbo V

Un comedor que se incendia. Dos mujeres con los ojos vendados.

Gris: Estoy en la sala. Escucho el sonido de la nevera. Tengo sandalias azules. Un pantalón lila de cuadros. Sobre la mesa hay papeles sobre papeles, papeles importantes. Afuera es oscuro. Un gato camina sobre el techo en este momento. Los zancudos invaden mi piel. Colorida: ¿Dónde está? ¿Está conmigo? Gris: ¿Quién? Colorida: Su cuerpo se ha ido. Su mente y su corazón siguen aquí. Su cuerpo es rebelde y ha partido. El mío tiene aire en la piel. En estos momentos el cuerpo reposa sobre la cama, una sábana fina color vino tinto lo cubre. Ojos que arden, maquillaje que sigue regado. La luna canta victoriosa, aunque misteriosa. Escucho ruidos de los carros abajo, golpes de algo, el sonido de los carros que pasan por la autopista, mis dedos no pueden parar, no quieren parar. Gris: Puedo verlo todo sin estar allá. Colorida: Aquí has estado, detrás de las rejas, mirando solamente. Gris: Vos abriste la nevera, se siente el olor, sacaste el vino y te sentaste en la mesa.

No lo abriste. Colorida: ¿Dónde está? Gris: No está, ha partido para siempre. Debes acostumbrarte a la ausencia y a la lejanía. No preguntes tanto. Ya entenderás. Los recuerdos se están quemando, yéndose por los aires. Ya no vendrá más. Deja de recordar. Colorida: ¿Cómo se llama lo que hacen sus palabras con mis latidos? Se parece a la taquicardia, siento aceleración.

Gris:

Colorida:

Gris: Se llama música. Pero tu corazón no necesita que alguien lo toque. Yo escucho la música siempre. Cómo sería si nos quedáramos calladas, viéndonos a los ojos durante un rato. Un rato largo. ¿Cómo sería? Imposible.

Limbo VI

Dos mujeres corren hacía el interior de un bosque. Ambas visten de smoking y sombrero de copa. Corren, hojas de papel caen del cielo hacía su dirección.

Colorida:

Gris: Colorida:

Gris: Colorida: Gris:

Colorida: Gris:

Colorida: Gris:

Colorida: No puedo parar de correr, las hojas me persiguen, caen como lluvia y no dejan de caer, reclamándome que las tome, que les escriba, que las devore. Me cansé de devorar hojas, voy en búsqueda de respuestas. Corre, sigue corriendo. Quiero detenerme, no quiero correr más, pero mi cuerpo no responde, mi mente ya no puede ordenarle a mi cuerpo que hacer. Corre, sigue corriendo. Eres cruel conmigo. Corre, sigue corriendo. Te protejo, procuro que no te vuelvas a estrellar. No necesitas de las hojas, del encanto, de los desenfrenos idílicos que te causa la falta de estructura. La falta de estructura me ha salvado. Te ha hecho perder. ¿No te das cuenta? ¿Dónde estás ahora? ¿Quién eres? ¿Sabes quién eres? Que importa qué soy. QUIERO PARAR DE CORRER. No puedes. Debes correr, debes huir de las hojas, debes quedarte vestida de smoking y sombrero, debes ser el hombre que siempre has querido ser. De niña siempre quise ser varón.

Mientras corre pasa al lado de una mujer que está desnuda en una bañera y con un velo en su rostro.

Colorida: Ya no quiero ser mujer. Detesto mi piel… Punto por punto mis fluidos, la sensación femenina que me invade. Gris: Corre, sigue corriendo y no te dejes permear. Colorida: Corro, corro. ¿Hacía donde corro? Corro a quitarme esta piel de mujer.

Limbo VII

Dos sillas, dos mujeres se encuentran sentadas dándose la espalda. Ambas tienen los ojos vendados. Se encuentran en una isla de un archipiélago.

Colorida: Gris: Colorida: Gris: Colorida: Gris:

Colorida: Gris: Colorida: ¿Cómo se esfuma un recuerdo no deseado? Si aparece es porque lo deseas. No lo deseo. Aparece porque sigue doliendo. ¿Cómo se esfuma un recuerdo que sigue doliendo? Enfrentándolo. Colorida: ¿Cómo se enfrenta? Gris: Tráelo al presente. Colorida: Estás jugando conmigo. Gris:Hablo en serio. ¿Cómo se trae un recuerdo al presente? Ya lo estás haciendo, los recuerdos han regresado de la sombra. Allí vienen. ¡Enséñame como! No te vayas.

La mujer que antes era gris ahora es el recuerdo.

Recuerdo: Busco a Clitemnestra, voy dejando a Electra, cargo a Medea, no dejo de pensar como Antígona, Ifigenia siente por mí. Áspera, autoritaria, de masculina audacia. Cazadora. Heroína. Electra venga la muerte de su padre. Siente atracción por el mismo. Clitemnestra, amante de Egisto, mata a su esposo, Medea mata a sus hijos, Antígona ahorcada, solo buscaba enterrar a su hermano y por eso mereció la muerte. Ifigenia sacrificada. Colorida: Vete de aquí. Recuerdo: Te busco en los callejones de mi memoria, procurando encontrar y rememorar las emociones que algún día me sacaron de este limbo. Busco en los recuerdos y en las formas de las gentes, pero el silencio invade la habitación, el ruido de la gente no alcanza para combatir esta mudanza de palabras. Busco el aroma perdido, la mirada profunda, la caricia vibrante, busco en la piel tus huellas digitales, la saliva en mis manos, las pocas palabras que solían abrazar mi mundo para ahora hacerme llorar.

Colorida: Sombras. ¿Por qué no se van? Los fantasmas siguen apareciendo esta noche. Sigo soñando y recordando los callejones emocionales, me sigo viendo en dichos espacios ahora sin el alma que vibraba. Ahora mi alma divaga en otros espacios, intentando huir de esas sombras y esos fantasmas. Recuerdo: Déjame tocarte una vez más. Mírame. Colorida: Electra se ha dormido, Clitemnestra se ha vengado, Ifigenia está muerta, he soltado a Antígona, Medea ha volado en sus dragones y me ha abandonado. Ahora estoy solo yo. Recuerdo: ¿Quién eres ahora? Colorida: Una extranjera en un mundo patriarcal. Mis crímenes son más vistosos porque estoy vestida de mujer. Recuerdo: Ven conmigo y seamos aire. Colorida: No quiero ser aire.

De la arena surgen manos, múltiples manos que agarran las sillas. La arena se vuelve movediza.

Colorida: Quiero que cumplas tu promesa y te vayas para siempre. Recuerdo: Perteneces al mundo de las sombras, de los ayeres desgastados, de las sonrisas ajenas, los hoyuelos infinitos, eres parte de la nostalgia, la melancolía de las horas, el abandono, las violaciones, la enajenación del alma, el arrebato de la infancia y las estructuras, debes ser todas esas mujeres, nos debes ser mujer. Vente conmigo a la oscuridad de donde eres reina. Sacude el color y las ganas de bailar que no pueden con el vacío que habita en tus arterias por las múltiples ausencias, el escozor del ayer. Vente conmigo.

Colorida se agarra fuerte a su silla y evita dejarse tocar por las manos y la arena movediza.

Colorida: Déjenme en paz. La ausencia ya no significa nada para mí. De vacío está lleno el mundo, pero de rebelión está llena mi cabeza. Mi alma solo quiere volar, quiero ser la musa de nadie, mi propia musa, de la vida misma. Mi pasado está encerrado en una bola de cristal decorativa. Sabe a pan dulce, también sabe a limón. Es agridulce pero ya no me atormenta. Los recuerdos se van con la arena movediza y las féminas que crearon para mí también se van. Ahora quedo yo, un ser sin ninguna descripción, femenina y masculina, llena de viento y arena, de sangre y pasos de baile. Soy tambor, música, un pincel, un lienzo, soy una hoja de papel vacía, pero vacía porque no tiene concepción alguna, porque se le olvidaron las leyes de la escritura y porque ahora solo quiere dejarse llenar, pero no por nadie, sino por ella misma.

Las manos que agarraban las sillas van desapareciendo una a una. El recuerdo ha desaparecido, también gris, solo se oye su voz.

Voz de Gris: Ahora eres más real. Has logrado consolidar unas máscaras con cada una de las personas que te rodean, que creen por lo que ven de ti, que tienes que ser una mujer feliz. La mujer que no sabes dónde está se encuentra en ti. Ha comenzado a aflorar y para eso debes empezar a desarmar las máscaras que has logrado construir todo este tiempo para poder sobrevivir, para poder protegerte. Tienes una nostalgia y una tristeza profunda que solo la podemos ver a través del sentimiento que nos une. Hubiera dado todo para que nada de lo que pasó sucediera. Veo con tus ojos. Soñaste con ideales, pensaste que las cosas eran como las pintas, dibujas y escribes y con el paso del tiempo te diste cuenta que era un mundo hostil, agreste, duro y te tocó emerger a la figura varonil de la que hablas. Eso te sirvió hasta ahora. Es hora que te liberes de ella, comienza a desmontar esa escena porque tu obra de teatro va a empezar de manera diferente. Comienza a mostrar esa faceta femenina que es la que más te queda bien, aquella que endulza tu rostro y hace mover tu cuerpo al son de la música, que entra por tus oídos y recorre todo tu cuerpo. No mires tanto para atrás, ya encontraste lo que debías encontrar en la sombra.

Del cielo baja una escalera. Colorida se agarra a ella y desaparece. Suena el reloj, son las 12 de la noche. La salsa sigue sonando en la calle mientras una mujer baila una composición de Zbigniew Preisner.

Reseña de la autora

Stefanía Valle Fernández es Licenciada en arte teatral. En el año 2010 publicó su primer libro de poesía con escritos de los 13 a los 17 años, con la imprenta del Valle del Cauca. Terminó la maestría a distancia en la Universidad Internacional de la Rioja – España, en estudios avanzados de teatro en Dirección Escénica. Se ha desempeñado como docente de expresión corporal y preballet con primera infancia y ha brindado talleres de teatro y danza a jóvenes de bachillerato en instituciones oficiales. Lleva 7 años con el Teatro LaRosa en el cual se desempeña como actriz y dramaturga. Terminó de escribir una novela de autoficción y actualmente estudia todo lo relacionado al marketing digital y cultural.

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