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La culpa de cada latido

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Mujer Luz

Mujer Luz

Por: SANTIAGO LOZANO

Personajes:

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Mujer Hombre Mujer 1 Hombre 1 ESCENA 1La oscuridad del escenario se rompe lentamente con un rayo de luz que poco a poco descubre una cama sobre la que están acostados un Hombre y una Mujer de mediana edad. El Hombre está boca arriba con la mirada fija en el techo y la Mujer duerme de lado, dándole la espalda al Hombre

El Hombre se levanta de la cama, busca sus boxers en el piso, se los pone y se dirige hacia uno de los extremos del escenario donde hay un espejo. La Mujer se gira sigilosamente y sigue los movimientos del Hombre con su mirada. Regresa rápidamente a su posición cuando el Hombre gira su cuerpo para observarla

El Hombre regresa a la cama, se acuesta y posa su mano sobre el hombro de la Mujer, quien gira su cabeza, fijando su mirada sobre la mano

MUJER: Te volviste mierda la mano.

MUJER: ¿Te traigo hielo?

HOMBRE: No.

MUJER: Se te va poner peor.

HOMBRE: Mejor aún.

MUJER: No te des tan duro.

El Hombre levanta su mano y la estira observando las heridas que sangran en sus nudillos

MUJER: Todo va a estar bien.

El Hombre se gira, intenta posar su brazo sobre la Mujer, pero ella se mueve bruscamente para evitar que la abrace. La Mujer se sienta en el borde de la cama

MUJER: Perdóname, me duele todo esto.

HOMBRE: ¿Qué te duele?

MUJER: No sé por qué te provoco esas cosas, perdóname. Lo siento mucho.

HOMBRE: Obvio no es tu culpa.

MUJER: Sí lo es. Si reaccionaste así por mí, también es mi culpa.

El hombre niega con la cabeza

HOMBRE: La culpa.

MUJER: ¿Qué?

Ambos se quedan en silencio mirándose fijamente. Poco a poco se escuchan unos pasos sobre un camino de tierra Las luces del escenario se apagan

ESCENA 2

El Hombre 1 está de pie mirando de frente al público. Se escucha el fuerte sonido de los pasos sobre el camino de tierra

HOMBRE 1: Unas horas atrás, yo había sido arrojado del tren. El sol quemaba la tierra, mientras en el cielo algunas nubes dibujaban figuras en su horizonte.

Una luz descubre a la Mujer 1 que está parada de espaldas al público. El Hombre 1 da unos pasos para llegar a su lado

HOMBRE 1: En alguna estación, la encontré a ella. Pude ver sus cicatrices. Había caído del tren meses antes. Y en sus heridas vi las mías, que aún sangraban. Decidimos compartir el camino.

Los dos cuerpos se funden en un intenso abrazo. El Hombre 1 recorre la espalda de la Mujer 1 con su dedo, como si marcase un recorrido en un mapa

ESCENA 3

El Hombre y la Mujer están sentados en la cama. Él está concentrado en la pantalla de su tablet y ella en la de su celular. El Hombre se levanta de la cama mientras ella pone una canción en su teléfono. El Hombre toma una cámara de video que está en un pequeño armario, regresa a la cama mientras enciende la cámara. Sobre el fondo del escenario se proyecta la imagen que está filmando, el rostro de la Mujer que entre sonriente y coqueta sigue la lírica de la canción. El Hombre se sienta frente a la mujer, haciendo un encuadre con la cámara como si fuese un interrogatorio en una película policiaca de serie B

HOMBRE: ¿Puede usted decir cuál es el encuentro capital de su vida?

La Mujer sólo mira tímidamente hacia la cámara sin levantar su rostro, con tinúa leyendo en la pantalla de su celular

HOMBRE: ¿Hasta qué punto este encuentro le ha dado, le da la impresión de ser fortuito o necesario?

La Mujer continúa concentrada en su pantalla. El hombre se reacomoda un poco para llamar su atención. Después de unos segundos reposa la cámara sobre la cama, respira profundo, se recuesta boca arriba

MUJER: ¿Cuál encuentro?

HOMBRE: El encuentro capital de su vida

MUJER: ¿Capital?

El Hombre toma su cámara y empieza a revisar el clip que ha grabado recientemente

HOMBRE: Es una encuesta que hizo André Bretón. Está hablando de eso en un texto que se llama (lo pronuncia con un francés burdo) “Amour fou”.

MUJER: (Corrigiendo la pronunciación) Amour fou.

El Hombre vuelve a hacer un encuadre con la cámara sobre el rostro de ella, sin levantarse de la cama

HOMBRE: ¿Puede usted decir cuál es el encuentro capital de su vida?

MUJER: ¿Cuál es el tuyo?

HOMBRE: Yo estoy preguntando.

La Mujer se incomoda por la actitud impositiva del Hombre, deja de mirar hacia la cámara

HOMBRE: Es sólo un ejercicio, un juego, vos sabés como era ese parche de Bretón.

MUJER: Es que no entiendo la pregunta. ¿Cómo así que encuentro capital? No sé cuál ha sido, supongo que muchos.

HOMBRE: Pero quién fue la primera persona que se te vino a la cabeza cuando te hice la pregunta. No es para echarle mucha mente, tranqui, de eso se trata, así son esas encuestas. Porque luego viene otra pregunta, que ayuda a repensarse la primera.

MUJER: No sé, no te quiero responder eso.

HOMBRE: Yo sé que no soy yo, tranqui, no te afanes por la pregunta, no es importante. Ellos estaban haciendo un experimento.

MUJER: Es que pienso en muchos encuentros que podrían ser, depende del momento que estaba viviendo, no sé. Depende de capital para qué o por qué.

La Mujer se reacomoda en la cama y se pone boca abajo. Se queda mirando fijamente a la cámara, recorriendo el aparato con su mirada hasta llegar a la mano del Hombre sosteniéndola

MUJER: Te volviste mierda esa mano.

La Mujer estira su mano para intentar ver las heridas en la mano del Hombre, le mueve la muñeca lentamente. Él continúa grabando

MUJER: ¡Uf! abrite esa ventana porfa, que entre el aire y refresque un poco. Esta habitación huele muy mal.

El Hombre se levanta y abre la ventana. Regresa a la cama. La Mujer toma la cámara y lo encuadra a él

MUJER: Te odio. Te odio porque te quiero comer y no puedo. No puedo perdonarte. Pero te ves muy lindo.

El Hombre baja la mirada y se toma la mano, la estira un poco. Ella sigue la acción de él con la cámara

MUJER: Incluso con esa mano así, con heridas, te ves guapo. Me dan ganas de comerte, te odio por eso. Pero te conté que me había prometido no volver a permitir que pasara algo así.

HOMBRE: Lo sé. ¿Y alguna vez te hizo sentir culpa?

MUJER: Yo no te voy a hablar de eso a vos.

HOMBRE: Yo pienso que la culpa siempre recae más fuerte sobre las mujeres que sobre los hombres. Es como si fuese un arma masculina frente a la mujer. Incluso cuando se habla de machismo, muchas veces escucho, “Ah es que él es así porque creció entre mujeres que lo protegían”, o “Es así porque la mamá no le enseñó bien”. Absuelven al hombre para finalmente reposar la culpa sobre la mujer.

MUJER: La culpa.

Las luces del escenario se apagan

ESCENA 4

El escenario está en completa oscuridad. Se escuchan los pasos del Hombre 1 recorriendo el espacio. De forma intermitente una luz señala el lugar donde él se detiene, creando una secuencia que lo desplaza por todo el escenario. Finalmente, la luz ilumina el lugar donde está sentada la Mujer 1

HOMBRE 1: ¿Qué haces ahí?

MUJER 1: Nada.

HOMBRE 1: ¿Qué vamos a hacer? ¿Qué pensás hacer?

MUJER 1: Nada. Voy a quedarme aquí.

HOMBRE 1: Estás en medio de la mierda del perro y la arena del gato.

MUJER 1: Yo sé que te da asco. Por eso me senté aquí. Te dije que necesito estar sola. Si tuviera como irme me iría ahora mismo, pero no tengo un peso y no tengo el celular para poder llamar a alguien que me recoja. Pero necesito estar sola, necesito irme. No por vos, por mí. No me gusta sentirme atrapada.

HOMBRE 1: Vos provocaste esto.

MUJER 1: Lo sé. Por eso te pido que me dejés sola, pero vos no podés entender eso, tenés que seguir insistiendo, no podés entender, tenés que seguir presionando.

La Mujer empieza a sollozar un poco. El intento de llanto se convierte un poco en risa

HOMBRE 1: ¿Por qué te ríes?

MUJER 1: Nada, me da risa que de verdad te da mucho asco. No has sido capaz de acercarte.

HOMBRE 1: Porque vos no querés. Me gusta respetar la distancia que me estás pidiendo.

MUJER 1: Si no lo hiciste para poder evitar todo esto. Y ahora que no puedo irme, que necesito que me ayudes a salir de aquí, que necesito un abrazo no te acercas.

El hombre se acerca lentamente, permanece en la penumbra

HOMBRE 1: ¿Por qué tenés ese cuchillo ahí?

La Mujer esconde rápidamente un cuchillo de cortar el pan detrás de su cuerpo

HOMBRE 1: Si te vas a cortar las venas al menos hacelo con algo menos ordinario. ¿Te ibas a serruchar las muñecas?

MUJER 1: ¿Por qué no te acercás?

HOMBRE 1: Porque no me querés ahí.

MUJER 1: Si me conocieras sabrías que necesito que te acerqués.

HOMBRE 1: No sé, no quiero hacerlo. La verdad no quiero nada de esto. No necesito convertirme en eso que querés que me convierta.

MUJER 1: Yo no te convierto en nada. Vos sos así.

HOMBRE 1: Vos sos la que adoraba estar con un subnormal que te pegaba.

Los dos se quedan en silencio, se miran de forma desafiante

ESCENA 5

La Mujer y el Hombre están en la tina. Ella lo está abrazando por la espalda a él

HOMBRE: ¿Crees que algún día podría ser padre?

MUJER: Sí, ¿por qué no? Para ustedes es más fácil. No tienen ese reloj en cuenta regresiva.

HOMBRE: Me refiero a ser un buen padre.

MUJER: Eso depende de vos.

HOMBRE: También depende si alguien quisiera que fuera el padre. Si me ve como un buen padre.

MUJER: Igual depende de vos. Yo decidí no tener un hijo con él porque no quería un hijo mío creciendo con él.

HOMBRE: ¿Y conmigo?

MUJER: Ya sabés que no puedo. Y te odio por lo que hiciste, porque no puedo perdonarte.

HOMBRE: No digas lo siento. No es tu culpa.

MUJER: Cuando yo nací mi mamá dejó de trabajar. Sintió vergüenza porque había acabado de terminar la dieta de mi hermana mayor.

HOMBRE: La culpa.

MUJER: ESCENA 6

El Hombre 1 y la Mujer 1 están bailando salsa choque. El intenta llevar el paso, pero poco a poco pierde la coordinación. Ella vuelve y sincroniza su cuerpo con el de él. El Hombre 1 se separa poco a poco de la Mujer 1. Ella se va dejando llevar en su propio baile Cada vez es más sensual en sus movimientos

El Hombre los observa. La mujer 1 se le acerca y bailan pegados, frotando sus cuerpos. Ella sonríe, se deja llevar. Cuando el Hombre intenta acercarle su boca, ella le pone la mano en el pecho y continúa bailando tranquila sin permitir que él cruce el límite. El Hombre 1 los graba con su teléfono móvil, sonriente, mientras ella lo mira de forma coqueta y él le manda besos en la distancia. La Mujer 1 finalmente se aleja del Hombre. Continúa su baile con el Hombre 1

El Hombre va hacia un extremo y le da un puño a una puerta. La atraviesa con fuerza. La Mujer aparece en escena sosteniendo otra puerta de madera. La agarra como si estuviera agarrando un saco de boxeo en el entrenamiento de un boxeador. Se acerca al hombre que empieza a golpear con su puño la puerta hasta destrozarla

Al mismo tiempo el Hombre 1 y la Mujer 1 continúan bailando un bolero, sus cuerpos se funden

La Mujer suelta lo que ha quedado de la puerta. Se acerca al Hombre y busca abrazarlo. Lo consuela como si fuera una samaritana

Las dos parejas están abrazadas en escena

Tranquilo. Todo va a estar bien. Vas a ser un buen padre. Y si tenés un niño le vas a enseñar que no haga lo mismo que vos hiciste. Y si es una niña le vas a enseñar a hacer lo que yo hice.

Las luces del escenario se apagan

Reseña del autor

Santiago Lozano, Santiago Lozano es Comunicador Social de la Universidad del Valle. En el 2007 ganó una Beca de la Fundación Carolina para cursar el Máster en Guión de Cine y Televisión en la Universidad Carlos III de Madrid. Escribió y dirigió el largometraje SIEMBRA estrenado en el Festiva de Cine de Locarno en el 2015. Hizo parte de la 36ª Residencia de Guión de la Cinefundación del Festival de Cannes, en el 2018.Actualmente es docente de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Autónoma de Occidente, donde es director del programa académico de Cine y Comunicación Social, y hace parte del Grupo de Investigación en Humanidades y Artes Integradas. La Culpa de Cada Latido es su primera obra como dramaturgo.

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