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ANDRAGOGÍA CIENCIA DE LA EDUCACIÓN DE LOS ADULTOS

FELIX ADAM

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PRIMERA PARTE

Fundamentos Teóricos de la Andragogía

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Contenido 1.

Recorrido sobre la fundamentación teórica de la Andragogía ................................................. 5

2.1 Alguna terminología de la Andragogía ...................................................................................... 14 1.3 Carácter prelativo de la adultez (tipos de adultos) ..................................................................... 17 1.4 Necesidad de Educar Al Adulto .................................................................................................. 20 1.5

Razones para educar al adulto .............................................................................................. 22

1.5.1 Individuales .......................................................................................................................... 22 1.5.2 Sociales .............................................................................................................................. 24 1.5.3 Económicas ....................................................................................................................... 26 2.

Naturaleza De La Andragogia .............................................................................................. 28

2.1 Concepto de Antropogogía, Pedagogía y Andragogía ...................................................... 28 2.2 El hecho Andragógico ......................................................................................................... 30 2.3

El proceso y funcionalidad del hecho andragógico. .................................................. 33

2.3 Condiciones del hecho andragógico................................................................................. 36 2.4 Carácter Interdisciplinario Y Aplicaciones De La Andragogía ................................... 41 3.

Psicología del Aprendizaje Del Adulto ............................................................................... 46 3.1 ¿Por qué estudian los adultos? ......................................................................................... 48 3.2 Diferencias entre el aprendizaje de niños y adultos ...................................................... 49 3.3 Factores Psicológicos en la Enseñanza del Adulto ........................................................ 52

Capítulo 4 4.1 Objetivos de la educación de adultos (57 – 71) 4.2 Importancia de la formación profesional del educador de adultos (72 –75) 4.3 Cualidades del educador de adultos (76 – 78) 4.4 La formación profesional del educador de adultos (78 – 82) 4.5 La organización de la educación de adultos (83 – 88) 4.6 Áreas y contenidos de la educación de adultos (89- 95) 4.7 Prioridades y programas de educación de adultos (96 – 104) 4.8 Bases para la formulación de políticas para educación de adultos (104 – 108) Capítulo 5.

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5.1 Educación permanente (110) 5.2 Sistema de educación permanente 112 – 121 5.3 La educación permanente desde el punto de vista del planeamiento. (123125)

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Capítulo 1 1. Recorrido sobre la fundamentación teórica de la Andragogía Nuestro propósito fundamental es diseñar un esquema conceptual y analítico de la “Andragogía” como ciencia de la educación de los adultos, a la vez que despertar inquietudes en el espíritu de los dirigentes, administradores, investigadores y otros técnicos en educación, a fin de profundizar la teoría y el contenido de esta nueva ciencia, frente a la impostergable necesidad de encontrar caminos adecuados que faciliten el conocimiento y tratamiento científico de la educación de adultos.

Comprendemos, sin pretensión pero con espíritu crítico, que contribuir a la creación de una ciencia es difícil, pues se trata de ordenar, clasificar e interpretar hechos que conduzcan al establecimiento de un cuerpo de principios básicos que orienten su aplicación racional en el campo que es objeto de su estudio. Ahora bien, si crear una ciencia es tarea ardua, más complejo aun es estructurarla cuando ya existe una, a la cual se le atribuye el estudio y explicación de un fenómeno especifico. Es el caso de la “Pedagogía”, definida concretamente como la “Ciencia de la Educación”.

Mientras la educación ha sido interpretada como la formación de hábitos, costumbres, destrezas, habilidades y adquisición de conocimientos durante los primeros años de la vida del hombre era natural que se definiera como “un proceso por el cual la sociedad forma a sus miembros a su imagen y en función de sus intereses”.

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O sea, que la educación como un instrumento de la sociedad

adulta servía para transmitir los bienes culturales y modelar la conducta de las

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Viera Pinto; Álvaro: “Fundamentos Históricos -Antropológicos de la Educación de Adultos “. Instituto Superior del Magisterio. Jefatura de planes Extraordinarios de Educación de Adultos, Santiago Chile. (Mimeografiado.)

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nuevas generaciones “a su imagen y semejanza”; solo la niñez, la adolescencia y la juventud eran beneficiarios de su acción con miras a su preparación plena e idónea para enfrentar la complejidad de la vida adulta. Bajo esta concepción, limitada y restringida, el proceso educativo propiamente dicho finalizaba al concluir este periodo. Lógico era circunscribirla dentro de estos límites, por cuanto desde tiempos remotos se sostenía que la capacidad de aprender era posible únicamente durante los primeros años de la vida del hombre.

Ahora bien, la educación como proceso concebido para la infancia, la niñez y la adolescencia, se ha venido practicando empíricamente desde que el hombre existe. En una u otra forma, la especie humana ha sido la única en transmitir de generación en generación sus experiencias, sus ideales de vida y sus valores espirituales, precisamente más que la inteligencia y otras manifestaciones psicológicas. Esta capacidad, su educabilidad, es la distinción fundamental entre el hombre y las demás especies animales. La Pedagogía surge recientemente como ciencia (*)2 sienta sus bases y reafirma sus conceptos en función de esa concepción educativa.

Etimológicamente

significa “educación del niño”; deriva de las voces griegas “Piados” = niño y “ago” = conducir, guiar. De ahí que hayan fracasado todos los intentos por sustituir el nombre de esta ciencia sobre el supuesto de que no comprende en toda su extensión el proceso completo del hecho educativo. Esto obedece, a juicio nuestro, a que los teóricos trataron la educación en un marco restringido, sin profundizar sus alcances ni interpretar sus perspectivas en toda su amplitud: la educación como una actividad circunscrita a una sola etapa de la vida y no como un proceso permanente a través de todas las edades y fases de la vida humana.

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2 Herbart, Johan Friedrick “Pedagogía General derivada del fin de la Educación”. Traducción por Lorenzo Luzuriaga. 3ra. Edición. Madrid. Espasa Calps S.S. 1935 (2) Planchard, Emile: “Orientaciones Actuales de la Pedagogía”. Editorial Traquel, Buenos Aires, 1960, pág. 9

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Así Planchard, nos dice:“…nada parece más simple que definir la pedagogía. El diccionario lo hace en pocas palabras: es el arte de instruir y educar a los niños. Tal definición resulta sin embargo, muy vaga, y su extensión no parece abarcar la totalidad del objeto que se atribuye hoy a la pedagogía. En todo caso, esa definición necesita ser completada y precisada.” (2)

Consideramos erróneo pensar, como cree Emile Planchard, que la definición de la pedagogía pueda ser complementada y más aún precisada, pensando que ella abarca la totalidad del objeto de su estudio. Al contrario, afirmamos que es imposible extender su acción más allá de los límites a que da lugar su origen. La pedagogía nace como una ciencia que estudia los procedimientos más adecuados para formar al ser humano en un momento dado de su existencia. Todo lo que de ella deriva, su contenido, sus principios, métodos, etc., se formulan en función de conducir un ser en desarrollo, un ser en evolución: el niño. Por lo tanto, es imposible, si no utópico, querer reformular una definición pretendiendo extender la acción de la pedagogía más allá de la realidad que ella interpreta y estudia como ciencia.

En este sentido, Tirado Benedí y Hernández Ruíz expresan su preocupación sobre el carácter restrictivo de la pedagogía. Para ellos los términos “Agología” o “Agotecnia” adquirirán, conceptualmente, una mejor connotación del hecho educativo. A este respecto nos dicen: “… el análisis del hecho pedagógico; su relación con otros semejantes; su estudio, ordenación y clasificación; la indagación sistemática de sus causas y la exacta formulación de sus leyes es el objeto preciso y concreto de la ciencia de la educación, de la pedagogía. Este término, derivado del griego “paidaywyyía”, que significa dirección o conducción del niño, no es el más adecuado para la idea que expresa: lo conservamos, no obstante, porque es el consagrado por el uso y porque otros términos propuestos, más precisos (agogía, Antropagogía, Agología de ago, conducir y logos, tratado, no han tenido aceptación general. Preferimos los

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términos. Agología, ciencia de la educación general, y Agotecnia, técnica o arte de la educación.” (3)3 Tal empeño también es inaceptable mientras exista como realidad concreta el objeto de una ciencia. El niño y el adolecente son realidades psico-biológicas objetivas que actúan en un medio social conformado por los adultos, y son objeto de educación sistematizada y acomodada a modelos establecidos para el logro de fines o propósitos predeterminados. Por lo tanto, la pedagogía como ciencia, estudia esa realidad y emplea los medios más adecuados para hacer posible que el acto educativo imponga patrones de la vida adulta de una generación maura a una generación en formación. Por tanto, carece de sentido práctico y hasta resulta ociosa la intención de sustituir el nombre de una ciencia que estudia los hechos señalados con otra denominación. Mientras haya niños y adolescentes, existirá la pedagogía como ciencia que se ocupa de fijar las normas de su educación. Asimismo, cuando Krieck nos habla en su “FILOSOFIA DE LA EDUCACION” de que “el objeto de la educación es el hombre” y él remite a la pedagogía al estudio de las técnicas y métodos para educarlo en función de la “esencia y devenir del hombre”, incurre en un error conceptual. La pedagogía interpreta y estudia científicamente la educación de un periodo de la vida del hombre, pero no la totalidad de la vida del mismo, por cuanto esta presenta notorias diferencias en cada uno de sus periodos vitales, los cuales están claramente definidos en el ser humano como características propias de índole psico-biológica y social. Y en la misma forma otros pedagogos incurren en el error conceptual de aspirar a un cambio etimológico al querer extender el campo de acción de la pedagogía, por considerarlo reducido y limitante. Vivimos bajo el signo del cambio. Somos testigos y agentes de una profunda transformación en el campo de la ciencia, de la técnica y de todos los aspectos que conforman el saber. Las leyes cambian, las verdades se relativizan, y, por

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Tirado Benedi, Domingo y Hernández Ruiz. Santiago: “Compendio de la Ciencia de la Educación”. Editorial Atlanta, S.A , México D.F., 1950, pág. 15-16

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tanto, los conceptos se renuevan. La educación está inmersa en este amplio juego de la dinámica del cambio; no puede aislarse del acontecer que domina la vida humana. Esta situación repercute, y muy hondamente, en el concepto sobre educación. Esta variación conceptual no implica un exclusivo carácter cronológico, sino que también se refleja en los contenidos y las proyecciones teleológicas de la educación. A la educación ya no se le considera únicamente como “mediación” entre generación y generación, o como transmisión de bienes de cualquier naturaleza, o imposición de valores de diferentes órdenes, o de simple separación del niño para la vida. La educación es la suma de eso y algo más. “Todo hombre, por su misma condición humana, tiene como carácter inherente a su naturaleza, la educabilidad” (4)4 como proceso integral, dinámico, que no termina nunca. Aunque es difícil señalar un límite final a la educabilidad del individuo, “sin embargo es razonable aceptar que ella acaba con la decrepitud, cuando ni las funciones mentales ni físicas permiten bastarse a si… cuando hay real incapacidad para la vida individual y social”. (5)5 El hombre jamás se detiene en su aspiración de mejorar; su interés por perfeccionarse aumenta cada día. Existe en él, y quizás esta sea la esencia misma de su progreso, el afán de acumular conocimientos y experiencias, algunas veces limitadas. Tal es lo que caracteriza la condición humana del hombre: la inherente búsqueda de conocimientos que conduzcan a su mejoramiento integral. Hasta hoy la humanidad, como especie, ha logrado ese fin. Con esta afirmación no desconocemos que grandes sectores de población aún sufren esclavitud servidumbre y explotación; pero la admitimos como una realidad histórica que surge de la actividad ascendente de una especie animal liberada de la instintividad y el automatismo rutinario.

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Nogales Castro, Fernando: “Educación de Adultos”. Ministerio de Educación B.A., Dirección Nacional de Alfabetización y Educación de Adultos. La Paz, Bolivia, 1964, pag. 6 (Mimeografiada) 5 Negales Castro, Fernando: Op. Tit., p. 7

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En nuestros días se entiende la educación como proceso global que abarca la vida del ser humano en toda su extensión. El hombre empieza a educarse en el vientre materno y termina su educación con la muerte, y, aun después que fallece, puede seguir influyendo en la formación de sus semejantes. Este proceso exige una nueva formulación científica de la educación, la estructuración de sistemas renovados y la adopción de técnicas adecuadas en función de un rendimiento eficaz en la realización del hombre para satisfacer sus múltiples y variadas aspiraciones. Dentro de este concepto de educación permanente del hombre, la pedagogía limita su campo al estudio de la acción de educar al individuo en los primeros años de su vida y, en consecuencia, le es imposible extender su operatividad a la etapa en que el alcanza su plenitud vital o adultez. Esta nueva concepción de la educación ha llevado a muchos pensadores a formular ideas o criterios, de si existe o si se realiza una verdadera educación durante los primeros años de la vida. Muchos creen que lo que ayer se llamó educación no es más que adiestramiento, porque hay quien opina que la verdadera educación comienza después “del proceso de domesticación y desarrollo de las capacidades intelectuales que lo hace apto para vivir gregaria i independientemente como ser humano”.(6)6 Ante esta afirmación, Parker nos dice: “… solamente el hombre puede ser educado, pero es preciso adiestrarlo primero. El hombre debe adquirir primero aquellas habilidades requeridas para generar conocimientos. La obtención de habilidades constituye el adiestramiento. No es educación. En seguida, el hombre debe aprender la manera de usar estas

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Adam, Felix . “Hacia la Definición de una Política de Educación Adultos”. Asociación de Educación de Adultos. Caracas, Venezuela, 1969, pág.- 13. (Mimeografiada)

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habilidades para generar conocimientos y poner éstos en práctica para satisfacer sus necesidades. El uso de las habilidades es educación”. (7)7 Para Parker aprender a leer es adiestramiento, pero decidir que leer o por qué leer es educación. Esto nos lleva a meditar sobre el proceso educativo referido en particular a la educación de adultos, debido a que la obra antes citada está referida a la educación de los niños y estos están imposibilitados para explicar porque deciden o por qué leen una versión determinada a menos que sea aquello que satisfaga su curiosidad infantil. Solamente el adulto está en capacidad de decidir que lee y por qué lo hace. Algo más: la adopción de decisiones gracias a las capacidades lógicas, es atributo de la adultez humana, aplicable a situaciones variadas que conforman su vida de relación, como son la vida familiar, del trabajo, de la política, sindical, recreativa, etc. Cuando John Dewey, dentro del concepto tradicional, sostenía que la educación es la vida, planteaba una verdad a medias; pero situada en el marco del concepto de la educación permanente, es una verdad incontrovertible. No vamos a discutir su el proceso formativo del hombre en sus primeros años de vida,

es

adiestramiento

o

educación,

posiblemente

pensemos

que

es

adiestramiento en el sentido de condicionarle determinadas formas de conducta e imponerle esquemas mentales a la medida de nuestro pensamiento y reactividad emocional; indiscutiblemente los adultos aspiramos imponer a las jóvenes generaciones, modelos de pensamiento y acción nuestros, porque sentimos le necesidad de que sean iguales o mejores que nosotros. Esta actitud paternalista, sin embargo, entraña una forma tácita de coartar la educación dentro del más amplio sentido de libertad, cuyas consecuencias negativas se presentan en el mundo actual bajo el drama de un enfrentamiento de generaciones en el que las juventudes rechazan abiertamente los patrones y valores que se les impuso en el hogar, en la escuela y en el seno de la sociedad entera.

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Parker, Don H.: “La Enseñanza Multinivel”, Centro Regional de Ayuda Técnica, Agencia para el Desarrollo Internacional, México, 1969, págs. 15-16

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Lo que ocurre parece normal y hasta lógico en el devenir del hombre. Es quizás un proceso fatalista que se cumple a medias, precisamente cuando la nueva generación adquiere una madurez suficiente para opinar, analizar y decidir sobre ese proceso de adiestramiento que le impusieron sus padres y los responsables de su formación. Nuestro planteamiento trata no ya de una educación a imagen de una sociedad, sino de otra que responda a los intereses del educando; de una educación del hombre en función de su racionalidad humana. No postulamos imponer patrones preestablecidos, ni de transmitir conocimientos, ni de forjar ideales de vida que pertenecen a alguien, llámese familia, sociedad o estado, sino enriquecer la conciencia del hombre en términos de su propio destino. Es el adulto, sujeto de la educación, quien acepta o rechaza; es decir, decide, en base a sus propias experiencias e intereses como individuo, la educación regular, la que se le imparte. Por eso, creer que la educación regular la que se le imparte al niño y al adolecente, prepara para la vida o representa su vida, es falso, porque es imposible darle todo el contenido y significación que implica el transcurrir variable y complejo del proceso vital del ser humano. El niño, y por extensión el adolecente, es una realidad concreta y dinámica diferente al adulto. Esta realidad se diferencia en el tiempo y el espacio. Ambos son biológica, psicológica, ergológica y socialmente distintos en estructura y comportamiento. Lógicamente, al referirnos al proceso educativo como a cualquier otro, llámese médico, asistencial, jurídico, etc., admitimos que aquel requiere un tratamiento específico, ajustado a las características inherentes al sujeto. Por lo tanto, y con énfasis, señalamos la obligación de estudiar la realidad del adulto en sus diferentes fases y características, para establecer principios validos en la acción de orientar la formación del adulto. Por cuanto los principios pedagógicos son inaplicables en la educación del adulto, atribuimos a la Andragogía la obligación de estudiar su realidad y determinar las normas adecuadas para dirigir su proceso educativo.

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Todo intento de negar la existencia de diferencias entre el niño y el adulto el adulto es tan inútil como querer negar la existencia del plano y del espacio, de la lógica y la dialéctica, de la tierra y la luna. Pretender aplicar los principios que sustentan la Geometría plana a la problemática espacial es tan absurdo como aplicar los conceptos, metodología y organización de la pedagogía a la realidad de los adultos. Razón tiene Malcolm Knowles cuando afirma que “toda educación ha sido igualada con la pedagogía: el arte y ciencia de la enseñanza de los niños”, o cuando agrega que aun en la literatura educativa se habla sobre “la pedagogía de la educación de adultos”. Esta última frase, que supone una contradicción semántica, desafortunadamente traduce la evidencia de que “la enseñanza de los adultos ha consistido en enseñarles como si fueran niños”.(8)8 La realidad educativa nos dice que el adulto, como educando,

presenta

características peculiares y diferentes a las de los niños en el ejercicio de la misa actividad, entonces se precisa no solo una metodología sino todo un sistema educativo

que,

fundamentado

en

principios

filosóficos,

psico-sociales

y

ergológicos, responda al carácter andragógico del proceso enseñanza-aprendizaje y de la formación de los adultos. La Pedagogía y la Andragogía son excluyentes en cuanto a la aplicación de sus técnicas de trabajo, pero ambas se complementan en el logro del fin último, que es la educación del hombre. Si la educación del hombre se iniciara en la adultez, la pedagogía perdería su vigencia y su cuerpo de doctrina caería en desuso. Así como existe una pedagogía al servicio de la primera, segunda y tercera infancias y aun de la adolescencia, con igual valor debe existir una Andragogía destinada al adulto joven, al adulto medio y al adulto senil. Pero jamás existirá una Andragogía para niños, como tampoco una pedagogía para adultos, porque tanto la una como la otra dirigen su acción a realidades heterogéneas.

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Knowles, Malcam: “Andragogy, Not Pedagogy” Adult Education Review 1967.

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Todo lo anterior justifica el tratamiento científico de los problemas de la educación de los adultos como realidad diferenciada que exige interpretación y orientación propias.

2.1 Alguna terminología de la Andragogía Para precisar el campo de acción y el objeto de estudio de la Andragogía, es conveniente definir términos y, asimismo, establecer sus relaciones con las ciencias que la apoyan, derivan y condicionan los hechos, actos y funciones andragógicas. 1. Concepto de adultez Nadie niega que la adultez es un fenómeno objetivo. Pero hay que definirlo y explicar en qué consiste. Etimológicamente la palabra adulto, de la voz latina “adultus”, significa crecer. El crecimiento de la especie humana, a diferencia de las demás, se manifiesta de manera ininterrumpida y permanente desde el punto de vista psico-social y no biológico, que finaliza en un momento dado al alcanzar el máximo desarrollo de su fisiología y morfología orgánica. Se la podría definir como la plenitud vital al que arriban los seres vivos en un momento dado de su existencia, (9)9 siendo variable según las especies biológicas. En muchas, este estado aparece temprano y, en otras, más tarde. El periodo de crecimiento y desarrollo se prolonga considerablemente en la especie humana y, a diferencia de las demás, se desenvuelve

en

etapas

sucesivas,

en

forma

prelativa,

hasta

alcanzar

progresivamente la adultez.

2. ¿Qué es un ser humano adulto?

Hemos dicho que adultez es plenitud vital. Al aplicarla al ser humano debe entenderse como su capacidad de procrear, de participar en el trabajo productivo y 9

El término “plenitud” aquí empleado no debe entenderse como capacidad de rendimiento sino como nivel de funcionalidad, es decr, el mayor grado de desarrollo alcanzado.

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de asumir responsabilidades inherentes a su vida social, para actuar con independencia y tomar sus propias decisiones con entera libertad. Precisamente, el tránsito de la dependencia, a la que fatalmente está sometido el niño y el adolecente a la vida autónoma en lo económico y en lo social, que distingue la vida el adulto del periodo anterior de su existencia. Para la Real Academia de la Lengua una persona adulta es aquella que ha llegado al término de su adolescencia, o que ha logrado su mayor crecimiento o desarrollo, o que ha alcanzado su mayor grado de perfección. Esta definición genérica no explica el proceso que conduce a la edad adulta. El crecimiento, siendo integral no se desenvuelve uniformemente en los diferentes aspectos de la personalidad del individuo; así, por ejemplo, su desarrollo biológico culmina antes de finalizar su adolescencia y, aproximadamente alrededor de los 16 años, recién adquiere su adultez psicológica y ergológica. Asimismo, pensar que el adulto alcanza el más alto grado de perfección, tampoco precisa el concepto de adultez, por cuanto el ser humano jamás llega a ser perfecto. Creemos más ajustado, no obstante la vaguedad de la expresión, considerar que adulto es aquel que ha alcanzado el mayor crecimiento y desarrollo. Para Knowles “ser adulto significa estar dirigido por sí mismo”. (10)10 La diferencia fundamental entre el niño y el adulto está referida al concepto de sí mismo; la personalidad de aquel es un apéndice de este y toda la conducta del niño gira alrededor la vida del adulto; solo cuando es capaz de tomar decisiones y auto dirigirse alcanza la adultez. Esa sencilla definición en incompleta; hace énfasis en el aspecto psicológico, la autodirección, que es un factor entre otros que conforman la adultez. Verner señala que precisar el término “adulto” obliga a ciertas consideraciones relativas a la edad, la madurez psicológica y el rol social. Para este autor la edad 10

Knowles, Malcalm:art. Cit.

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cronológica no es un criterio adecuado ni determinante; la edad como indicador de la adultez es variable y hasta sin sentido. Considera más apropiado aceptar el criterio de la madurez psicológica si fuese factible medirla con precisión. En su concepto el rol social, que conlleva responsabilidades desde el punto de vista económico y cívico, identifica mejor la adultez. Mientras el niño es un sujeto que no contribuye inmediata y directamente a satisfacer las necesidades de la sociedad, el adulto, en cambio, forma parte de la población económicamente activa y cumple un rol productivo que le capacita para bastarse a sí mismo y actuar independientemente en sus múltiples manifestaciones de vida. Dentro de esta concepción, Verner define al adulto expresando: “… es la persona que llega a esa etapa de la vida en la cual asume responsabilidades propias y generalmente por otro, y quien acepta concomitantemente

un

rol

funcionalmente

productivo

en

su

comunidad”.(11)11 Una definición más completa que las anteriores es la que proporciona el profesor Fernando Nogales, basado en la concepción que Antonio Ballesteros y Usano describe en su obra “Organización y Administración Escolar”, al considerar los factores que determinan la adultez. Esta definición asoma la idea que sostenemos del carácter prelativo que tiene lugar en la adultez humana, y dice: “…un adulto es aquel individuo (hombre o mujer) que desde el punto de vista físico ha logrado una estructura corporal definitiva, biológicamente ha concluido un crecimiento, psíquicamente ha adquirido una conciencia y ha logrado el desarrollo de su inteligencia, en lo sexual ha alcanzado la capacidad genésica; socialmente obtiene derechos y deberes ciudadanos; económicamente se incorpora a las actividades productivas y creadoras”. (12)12

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Jensen, Liveringht y Hallenbeck. “ Adult Education Asociation of the U.S.A, 1964, pág. 29

12

Nogales Castro , Fernando: “Educación de Adultos” Ministerio de Educación y B.A, Dirección Nacional de Alfabetización y Educación de Adultos, La Paz, Bolivia, 1964, pág. 6 (Mimeografiada)

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1.3 Carácter prelativo de la adultez (tipos de adultos) Se presentan tropiezos o inconvenientes al querer definir la adultez humana en igual forma a como se define en las demás especies zoológicas y botánicas, tomando como punto de partida la edad cronológica. Esto es un error. La adultez en el ser humano es un proceso acumulativo y variado. En las especies botánicas y zoológicas es fácil distinguir y precisar este hecho, porque en ellas se da solo la adultez biológica, en cambio, en el ser humano se llega a la plenitud vital en etapas sucesivas y en diferentes edades. a) ADULTEZ BIOLOGICA Así podríamos hablar de una adultez biológica caracterizada por el total desarrollo anatómico y fisiológico de los órganos y de su capacidad de funcionamiento. Lo más significativo, tanto en los seres humanos como en las demás especies, es su capacidad de reproducción que, en los primeros, se hace presente entre los 11 y 15 años de edad con la aparición de manifestaciones fisiológicas, en el hombre y en la mujer, de su capacidad genésica.

b) ADULTEZ PSICOLOGICA La adultez psicológica se manifiesta posteriormente. Se caracteriza por el desarrollo de la actividad psíquica en su máximo grado. Las funciones intelectuales, emocionales y conativas adquieren mayor intensidad, amplitud y funcionalidad. Generalmente es aceptado que, entre los 15 y 18 años de edad, el hombre alcanza ese grado. Therman sostiene que la inteligencia, en la curva de su desarrollo, llega a su más alto nivel entre los 15 y 16 años de edad. Wescheler lo extiende hasta los 20, pero, si bien el desarrollo de la inteligencia como aptitud general es fundamental en la madurez psicológica, lo importante es que el ser humano tome conciencia de sí mismo, de su condición humana y del mundo que le rodea, y está en condiciones de enfrentar lógicamente los

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problemas menores de la vida diaria. El hombre se hace autoconsciente; percibe la existencia de su “YO” a conciencia moral. Asimismo su “inconsciente”, donde se refugian las experiencias vividas en sus primeros años (inhibiciones, afectos, represiones, etc.), se dinamiza e influye en su conducta. De esta manera, adultez psicológica supone la comprensión del hombre como tal. A este respecto Kilpatrick nos dice: “…la característica resultante del yo consciente es ser capaz de pensar sobre sí mismo en forma de lo que conoce de otros y pensar de otros en forma de lo que conoce de si… El ser adulto normal humano es un ser tal autoconsciente”.(13)13 Precisamente lo que caracteriza la adultez psicológica, es la actuación responsable de quien sábelo que hace, por qué lo hace y los efectos que deriva su conducta. c) ADULTEZ SOCIOLOGICA La adultez social se manifiesta en tres sectores: en el trabajo, en la participación social (política y cívica) y en la responsabilidad jurídica. Casi todas las normas legales establecen la edad de 16 años como punto de partida para que el ser humano se incorpore a la fuerza laboral, condicionando la jornada de trabajo a un horario de seis horas diarias, previa autorización paterna. En

este

periodo,

las

aptitudes

intelectuales

y físicas

han

madurado

suficientemente para que las personas subsistan con independencia y capacidad. Su intervención en los problemas laborales, políticos y ciudadanos, manifiestan su madurez psicológica, ergológica y además su adultez sociológica propiamente dicha. La propia sociedad, y al referirnos a ella estamos indicando a la sociedad adulta plena, reguladora del ordenamiento de la vida comunitaria, confiere a los adultos jóvenes el derecho a intervenir en los problemas políticos al concederle el derecho de elegir a los poderes que representan al Estado. A la mujer se le otorga, en muchas legislaciones, la facultad de contraer matrimonio 13

Kilpatrick , W. H et al. “Filosofía de la Educación”. Editorial Losada S.A, Buenos Aires, Argentina; 1958, págs. 17-18

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sin la autorización de los mayores, cumplidos los 18 años de edad. La orientación de la vida del hombre, su organización, su desenvolvimiento y, en general, la construcción de su destino, dependen de la responsabilidad con que ese adopten decisiones propias. Esto significa madurez social.

La adultez social implica también ideología política. La posesión de ciertos criterios sobre el orden económico y social encauzan su comportamiento cívico, ajustando su conducta a los procedimientos normativos existentes, sin que ello signifique aceptación i resignación frente a los mismos. El adulto joven que ha alcanzado la madurez social (adultez social) está en condiciones de promover la renovación. La inconformidad es característica humana, que incide en el progreso. Cuando el ser humano actúa de acuerdo a una concepción de la realidad para organizar su conducta y resolver los variados problemas de su vida en comunidad, podemos decir que ha alcanzado su madurez social.

Y, por último, nos referimos a la adultez jurídica, que ya no es potestativa del hombre como individuo, sino de la sociedad, que la determina y otorga. De esta manera la carta fundamental, en la mayoría de los países, concede al hombre derechos y libertades, le impone deberes y le señala responsabilidades entre 20 y 21 años de edad.

Este enfoque general sobre el adulto, como objeto de estudio de la Andragogía y los fines que ésta persigue -establecer los métodos, la organización y otros aspectos destinados a hacer de la educación de adultos una tecnología útil al desarrollo integral de la especie humana, no tiene un carácter absoluto sino relativo. Para la Andragogía, desde el punto de vista de la enseñanzaaprendizaje, el acto andragógico se caracteriza por un enriquecimiento de la experiencia humana; los factores jurídicos, políticos y cívicos son secundarios en la formación del hombre; en cambio, si son fundamentales los biológicos y sociales. Estos últimos son indicadores de la toma de conciencia del hombre, de

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su capacidad de producir y de sus posibilidades para decidir su destino y el de la sociedad que integra, a la que pertenece y en la cual vive.

1.4 Necesidad de Educar Al Adulto La educación del hombre ha sido y es un imperativo esencial para su existencia desde el momento mismo en que su inteligencia sustituye a su instintividad.

Cuando el instinto es insuficiente para asegurar la subsistencia de la especie humana y la inteligencia surge en su auxilio, desde ese mismo momento el hombre empieza a educarse y a educar. Posiblemente la educación del adulto, en un sentido taxativo, haya tenido lugar antes que la de los niños. Cuando el hombre trata de explicarse los fenómenos naturales, sus relaciones con sus semejantes, la importancia de la vida, etc., entonces empieza, en el vivir cotidiano, a ser educado, prácticamente, para luchar por su supervivencia contra la propia naturaleza, las instituciones y hasta en contra de sus semejantes.

El hombre crea la religión frente a su incapacidad para dar una racional explicación a los fenómenos naturales. Crea herramientas de trabajo; y en ellas está escrita la historia de su grandeza y progreso, frente a la imposibilidad física de valerse por sí mismo para supervivir y vencer las dificultades que el medio externo le presenta. Crea una organización social, el liderazgo que, a diferencia de las demás especies, le agrupa y le dirige en función de su bienestar y progreso. Crea las artes y aprovecha los elementos naturales para transformarlos: a la piedra bruta la convierte en piedra tallada y pulida, después descubre los metales y, gracias al fuego, los funde para obtener de ellos sus beneficios. Más tarde, inventa la rueda. Y así sucesivamente, este animal pensante, evoluciona hasta llegar en nuestros días, como en sus primeros tiempos, a sentirse inconforme. E impulsado por su inconformidad llega a la luna y sin duda, seguirá avanzando en la conquista del espacio sideral.

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Existe un proceso ascendente del hombre, cada vez más pronunciado y explicable, que enriquece su vida intelectual y la traduce en hechos que le permiten el reconocimiento social y propio por haber aportado algo al progreso de su especie. Así existen razones que justifican la educación sistemática de los adultos adaptada a una realidad que evoluciona con rapidez y que requiere cada día el aporte de sus miembros para su evolución continua, a fin de conformar un mundo más digno del que han tenido, a través de milenios, las viejas generaciones. Siempre ha habido razones para educar al adulto: ya sea para aprovecharlo en la producción de bienes, como esclavo, siervo u obrero; ya sea para la guerra, o la destrucción, o la conquista. Esa educación ha sido impartida en función de ideales o aspiraciones o intereses de grupos dominantes y árbitros del poder económico y político. En la sociedad esclavista o medieval o en la actual sociedad capitalista o socialista, el adulto ha sido, frecuentemente, objeto o sujeto de una educación al servicio del acrecentamiento de la riqueza y del poderío de las parcialidades en que se ha dividido la humanidad para imponer criterios que siempre conduzcan a una transformación ascendente. La conquista del espacio no está solamente dirigida a conquistar otros mundos, sino al hombre mismo esto es progreso. El hombre lucha contra el hombre tanto como lucha contra sí mismo. El enfrentamiento

dialectico del hombre determina su creatividad, agudiza su

inteligencia y le obliga forzosamente a vencer la naturaleza y al hombre mismo.

Por eso, en nuestros tiempos, está más que justificada la acción educativa del hombre en la búsqueda incesante del saber y también para conducirle humanamente a encontrar los caminos del progreso sin destruirse a sí mismo. El dominio de la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas se ha desarrollado a un grado tal que hace necesario ponerle fin a la destrucción del hombre por el hombre. Estamos en una época en que hablar de la explotación del hombre por el hombre es mediatizar el sentido de la existencia humana. Tenemos que luchar contra esa tendencia.

21


Desde el punto de vista andragógico podríamos sentar diez razones, que llamaremos el decálogo de la educación de adultos, aunque sabemos que son insuficientes frente a la multitud de argumentos que pueden presentarse para justificar la necesidad de seguir educando al hombre permanentemente, si queremos que el progreso no destruya al propio hombre y convierta a este planeta en algo desolado y estéril.

Hay también razones humanas que imponen la necesidad de eliminar la brecha acentuada entre una humanidad que disfruta plenamente de la civilización y otra que permanece marginada y que, sin ser esclava ni sierva en el estricto sentido de la palabra, vive en condiciones infrahumanas, sin disfrutar del adelanto y progreso que la ciencia y la técnica generan cada día y que, creemos debieran estar siempre al servicio de la humanidad entera.

Las razones que justifican la educación de adultos podrían responder a las condiciones del hombre como individuo, como ser social y como ser económico. Desde el punto de vista individual: la persona siente y tiene necesidades y formula intereses; desde el punto de vista social: no se debe ni progresa individualmente sino con la ayuda de sus semejantes que configuran la vida social y desde el punto de vista económico: interviene en el proceso productivo, material o espiritual, de su especie.

1.5 Razones para educar al adulto 1.5.1 Individuales 

El factor aptitudinal limitante de las aspiraciones individuales.

La adolescencia, como etapa posterior a la niñez, y que precede a la vida adulta, fluctúa entre un mundo de anhelos y la realidad, o sea, entre el idealismo y el pragmatismo. Dijimos que la adultez psicológica se caracteriza por una toma de conciencia de la realidad y de los niveles de aspiración.

22


Una cosa es desear o querer algo y otra es lograr su cumplimiento. Las aspiraciones se alcanzan gracias a las posibilidades que el medio y las circunstancias ofrecen

a la propia aptitud individual que apenas un reducido

sector de la generación joven puede lograrlas con la culminación de sus estudios universitarios dentro del sistema regular. Omitamos,

por

ahora,

los

factores

socio-económicos

manejados

demagógicamente en nuestras democracias- y concentremos nuestra atención en el desarrollo de las capacidades que permiten adquirir conocimientos superiores en el campo de la ciencia y de la técnica, y a los cuales tienen acceso solo sectores privilegiados que completan sus estudios universitarios como sujetos de la educación de adultos. En cambio, el sector mayoritario, aquel que posee limitadas aptitudes académicas, permanece en los niveles inferiores de la educación, marginada, y sin aprovechar eficazmente sus facultades por falta de un programa con servicios de educación de adultos que ofrezca oportunidades para acrecentar sus conocimiento sus experiencias en función de sus aspiraciones intelectuales, profesionales y sociales. Esta situación es propia de nuestras sociedades donde el hombre, desde temprana edad, ha sido desposeído de toda posibilidad de adquirir los bienes culturales que acumulo la especie humana, ya sea por falta de expansión del sistema educativo regular o por otras razones o simplemente porque la educación de adultos cumple su rol en el rescate del talento humano no aprovechado.

La variable y variada gama de intereses de la vida adulta.

Los intereses de la vida adulta son variados y variables. En cada etapa de la vida del hombre aparecen múltiples intereses. Algunos surgen de su actuación en la vida social o en el trabajo; otros nacen como imperativos de su vida psicológica individual. La educación de adultos debe ofrecer una amplia gama de servicios para la satisfacción de esos intereses.

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La adquisición de nuevos conocimientos y la renovación de los adquiridos.

Generalmente los conocimientos adquiridos en los primeros años de la vida pierden con el tiempo su valor. Muchas verdades del ayer pierden hoy su vigencia como resultado de la investigación y experimentación científica en la búsqueda, descubrimiento y dominio de las leyes de la naturaleza. El hombre necesita adquirir y renovar conocimientos para no marginarse del progreso o evitar la rutina. A este respecto Furter, Buitrón y otros, nos dicen “para evitar que la <<obsolescencia>> provoque la estigmatización

intelectual, la regresión

intelectual y la desactualización profesional, los adultos sienten cada vez más la necesidad de renovar sus conocimientos y de <<ponerse al día>> con el fin de evitar caer en la rutina y ser marginados”.(14)14 Si el hombre no mejora su cultura el tiempo provoca su regresión. Si no se mejora y actualiza profesionalmente, seguirá admitiendo verdades y practicando técnicas ya superadas en un presente dado. Por eso la educación de adultos se hace necesaria para que el hombre despierte del pasado, viva el presente y se proyecte al futuro.

1.5.2 Sociales 

Explosión de los conocimientos.

Nuestra época se caracteriza, entre otros hechos, por la explosión demográfica y por la explosión del saber. La primera es característica de los países en vías de desarrollo y la segunda de los avanzados. Esto repercute en la educación de adultos y particularmente en la estructuración de los contenidos programáticos de los sistemas regulares de enseñanza. a medida que aumentan los conocimientos, lógicamente debería aumentar el contenido de los programas y como consecuencia el tiempo de estudio. Esto exige planear y dar un carácter prospectivo a los programas escolares. No analizaremos las implicaciones de este hecho, del cual podrían derivarse consideraciones importantes. Solo destacamos

14

Furter, Pierre, y Buitron, Anibal: “La Educación Permanente dentro de las Perspectivas del Desarrollo”. Simposio sobre Educación Permanente y Desarrollo Nacional, Documento de Trabajo, Caracas, Venezuela 1968 pág. 6

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que repercute en la vida y educación del adulto; pues, la deserción escolar por causa de deficiencias aptitudinales o socio-económicas en las primeras etapas de la vida del ser humano (niño) que habrá de convertirse en adulto en un tiempo prudencial, plantea la urgencia de ofrecer al adulto posibilidades de aprender lo que no pudo durante su niñez o adolescencia como deber imperativo de la sociedad. Completamos estas opiniones con Schwartz, que afirma: “para aportar una formación que sea metodológica y permita al mismo tiempo adquirir una tecnicidad elevada, se impone una elección draconiana entre las materias. Si esta condición no se realiza, incluso con numerosos años de estudio, se recargará tanto que la información reemplazara toda formación”.190. (15)15 

La incapacidad del sistema regular para satisfacer los niveles de aspiraciones de la población.

Si grave es que el sistema regular sacrifique la formación del individuo por la información, como dice Schwartz, más grave es que la falta de expansión del sistema regular no satisfaga por su insuficiencia las aspiraciones de la población a educarse en diferentes niveles. A la deserción y repetición en la enseñanza alimental, media y superior del sistema regular, se suma la baja calidad de esa enseñanza. La educación de adultos tiene que enfrontar esa realidad para rescatar al hombre de la ignorancia y orientarlo por los senderos del progreso. 

La utilización conveniente del tiempo libre.

Para Hutching el tiempo libre y la rapidez del cambio son hechos esenciales en la vida del hombre. Sostiene que el primero hace posible la constante educación para ajustarlo al cambio acelerado de nuestra época y de la venidera. Cita a Toynbee, al que considera optimista de la perspectiva histórica, señalar este que “el ocio es un don” y que el uso creativo del mismo ha sido la fuente principal de todo progreso humano más allá del nivel primitivo”.(16)16 Enseñar al hombre a utilizar convenientemente el ocio, es función que justifica a la educación 15

de

Shwartz, Bertrand: “Reflexiones sobre el Desarrollo de la Educación Permanente”. Centro de Investigaciones Pedagógicas. Núcleo de Traducciones. Universidad Central de Venezuela, Facultad de Humanidades y Educación, Caracas, 1969, pág. 6 (Mimeografiada) 16

Hutchins, Robert M: “Aprendizaje y Sociedad”. Monte Ávila Editores, C.A, 1969, pág. 145.

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adultos. La jornada de trabajo, actividad esencial a la cual el hombre dedica gran parte de su tiempo, disminuye día a día. En nuestros días el adulto dispone de mayor tiempo que en épocas anteriores. El disponer del mayor tiempo libre no lo libera de la necesidad de consumir su energía vital. Su naturaleza psicológica le impulsan a laborar en su ambiente colectivo o individual. A estos se suman los medios de comunicación (prensa, radio, cine, televisión), las actividades culturales, las creativas, etc., en las cuales consume parte de su tiempo. La propia sociedad se negaría a aceptar el ocio o por el ocio e impondría la utilización conveniente del tiempo libre. Los servicios de educación de adultos, de esta manera, se constituirán en instrumento para elevar el nivel de vida, orientando a los adultos en el mejor empleo del tiempo libre de que disponen. 

La integración cultural de la población.

Todo cambio será social, económico o político, requiere una adaptación del individuo y de la comunidad humana a nuevas situaciones. El cambio rompe el equilibrio existente en una sociedad; es el tránsito de una estado a otro; la situación de lo viejo por lo nuevo. La sociedad y el individuo son agente y objeto de tal ruptura, que muchas veces es fuente de conflictos propios de dinámica social. El desarrollo económico, social o político, diversifica la vida del hombre por ser un proceso que expande irregularmente en espacio y tiempo. La educación de adultos, bien entendida y administrada, puede servir no solamente para aminorar las tensiones del cambio social y para comprenderlo positivamente, sino para evitar la atomización de culturas y sociedades, mediante la formación de individuos integrados en la cultura de cada país y, más aun, en la cultura universal.

1.5.3 Económicas 

La educación es un consumo No decreciente.

La economía de la educación sostiene que esta no es solamente una inversión sino un consumo de la que necesita y se beneficia el hombre en su desarrollo. El adulto requiere educarse cada día más.

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Como sostiene J.S. Mill: “La educación parece ser el único ítem de consumo que no está sujeto a la ley de utilidades decrecientes. Se puede decir ciertamente que la utilidad de un determinado programa disminuye a medida que cambian las necesidades, pero es muy improbable que alguien sostenga que ha adquirido ya toda la educación que últimamente podía tener. La evidencia muestra por el contrario que la gente, mientras más educada es, más educación desea”.(17)17 

El desarrollo científico y sus aplicaciones tecnológicas.

Es casi imposible desligar el desarrollo científico y tecnológico de la vida social del hombre, por cuanto toda su actividad es producto de ella. Pero el desarrollo científico y tecnológico genera derivaciones sociales que recaen en la actividad económica y ergológica del hombre. Este proceso científico se manifiesta en forma constante, ascendente y acelerada. No se detiene. Los aspectos informativos y formativos de la educación no siguen el ritmo de ese desarrollo, por lo cual la permanencia del hombre en las tradicionales escuelas, liceos o universidades está delatando el afán de un simple adiestramiento más que de una amplia educación que haga posible afrontar la problemática complejidad de la vida adulta. Cuando el niño llega a la vida adulta encuentra un mundo cambiado, una sociedad diferente, en los cuales, los conocimientos que se le impartieron y las conductas que se le impusieron pierden significación. La dinámica de la ciencia y la tecnología genera cambios en la estructura del trabajo. Cada descubrimiento científico conlleva una nueva tecnología y, en consecuencia, una redistribución profesional. Deriva tal hecho un aumento en el número (aspecto cuantitativo) y en calidad (cualitativos) de los conocimientos que el adulto necesita asimilar, no solamente para ajustar su forma de trabajo, sino, para transferirlos a otra actividad profesional

17

Tomado de Informe del British National Institute of Adult Eucation, “Education and Retirement”, London England

27


Capítulo 2. 2. Naturaleza De La Andragogia

2.1 Concepto de Antropogogía, Pedagogía y Andragogía

Muchos conceptos relativos a la educación han dejado de tener validez. “Antiguamente… se consideraba que la educación era solo cuestión de niños, que la única institución para impartirla era la escuela y que el ser humano era educable solo en un periodo de su vida… investigaciones basadas en la experimentación han demostrado que… la escuela no transmite toda la educación y que su parte, según algunos autores, ni siquiera es lamas importante.(18)18 En consecuencia, se sabe que el hombre a lo largo de toda su vida y no hay momento en las diversas frases de su existencia en que… se sienta libre de la influencia del medio… se sabe que se producen cambios aun en plena ancianidad respecto a nuestras creencias, a nuestras opiniones, costumbres y hábitos”.(19)19 Lo anterior y otras razones, en la actualidad, obligan a revisar los criterios existentes y a una revalorización. Consecuente con este imperativo, el comité internacional de expertos de educación de adultos de la UNESCO, al formular el concepto de educación permanente, en base al análisis de los problemas sociales, económico, científico y técnico en que vive la humanidad, decía: “Los avances científicos y tecnológicos; los cambios sociales, económicos y políticos que aumentan con rapidez; los ciudadanos que adquieren mayores responsabilidades sociales y cívicas; la democratización de la vida cultural y el aumento del tiempo libre, como resultado del desarrollo científico en la industria y 18

Nogales, Castro, Fernando: Op. cit, pág. 7.

19

Ibid

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la agricultura; la decadencia de las tradicionales y viejas costumbres establecidas; la movilidad de la población de las áreas rurales a las urbanas, de región a región, de país a país; los nuevos descubrimientos como resultado de la investigación, imponen la necesidad urgente, hoy más que nunca, de un nuevo concepto de educación.”(20)20 Hutchins, en una bella y sabia frase, explica las razones por las cuales hay que educar al hombre a través de la vida: “El mamífero conocido como Homo Sapiens tiene que sufrir un largo proceso para poder hacerse humano. De acuerdo con el nivel corriente de los mamíferos, nace, por lo menos un año antes de tiempo. La ballena recién nacida tiene unos siete metros de largo y esta lista para saltar las olas. El ser humano tiene que pasarse un año o más arrastrándose y gateando, antes de que pueda adoptar una postura propia de su especie. Debe dedicar entonces un par de décadas para crecer y madurar. Y si ha de utilizar todas sus potencias debe aprender una y otra vez durante toda su vida.(21)21” “La naturaleza del hombre indica que puede continuar aprendiendo durante toda su vida. La evidencia científica demuestra que tiene la capacidad para hacerlo. Concediendo a los primeros años su increíble y enorme importancia en el desarrollo mental, los de la madurez no dejan de tener también su oportunidad. Sabemos que el embrutecimiento y el estupor pueden experimentarse en cualquier época de la vida. La manera de permanecer humano es continuar aprendiendo.”(22)22 Es imperativo, frente al nuevo concepto de educación y a su derivaciones, entre otras la inaplicabilidad de los principios pedagógicos al aprendizaje y educación del adulto, establecer las bases de una ciencia que estudia el proceso integral de 20

Informe de la Tercera Reunión del Comité Internacional de Expertos para el Avance de la Educación de Adultos. UNESCO, 1965, pág. 7. (Traducción mimeografiada de ODEA) 21 22

21 Hutchins, Robert M.: “Aprendizaje y Sociedad “Editorial Arte, 1969, Caracas. Ibid.

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la educación del hombre. Esta ciencia la denominamos Antropagogía. Termino que se deriva de las voces griegas antropos = hombre y ago = guiar o conducir. La definimos de la siguiente manera: “la Antropagogía es la ciencia y el arte de instruir y educar permanentemente al hombre en cualquier periodo de su desarrollo psico-biológico en función de su vida cultural, ergológica y social.” La Antropagogía comprende el estudio de la educación del niño, del adolescente y del adulto. Se estructuraría sobre dos pilares: la Pedagogía (paidos = niño y ago = guiar o conducir) y la Andragogía (Andros ¿ hombre, persona mayor y ago = guiar o conducir). La primera seria la ciencia y el arte de la educación de los niños y, por extensión, de los adolescentes y la segunda la ciencia y el arte de la educación de los adultos. Esta concepción conduce a estructurar la organización del sistema educativo de la manera más amplia, incluyendo a ambas: La Pedagogía y la Andragogía en sus múltiples dimensiones.

2.2 El hecho Andragógico El adulto es un ser biológico desarrollado en lo físico, en lo psíquico, en lo ergológico y en lo social, capaz de actuar con autonomía en su grupo social y que en ultimo termino decide sobre su propio destino. Su naturaleza difiere del niño y del adolescente, por lo tanto, en lo educativo hay un hecho andragógico, tan dinámico, real y verdadero como el hecho pedagógico. En el hecho pedagógico intervienen factores biológicos, Históricos, antropológicos, psicológicos y sociales; igualmente, en el hecho andragógico los mismos factores y otros, como son lo ergológicos, económicos y jurídicos, condicionan la vida del ser humano. Analizaremos brevemente estos factores:

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a) Desde el punto de vista

bio-psicologico, el adulto, como sujeto de

educación, actúa en un ambiente físico y social determinado, sometido a la accion de factores ecológicos diversos; tiene necesidades de vivienda, alimentación y vestido; se protege de la acción de la naturaleza, lucha contra ella, la modifica y la aprovecha, su organismo ha alcanzado su desarrollo autropométrico, anatómico y fisiológico, con una morfología determinada, con fuerza física, con rasgos psicosomáticos transmitibles y que en su conjunto conforman su individualidad. Además posee inteligencia, reacciones volitivas, emociones, aptitudes, conciencia, inconsciencia, moral, temperamento, carácter, en fin, dinamismos psíquicos aptos para reaccionar ante estímulos intrínsecos o extrínsecos que estimulan permanentemente su conducta. En último término sus diferencias individuales de personalidad se manifiestan en su conducta en la vida familiar, en el trabajo y en las relaciones con sus semejantes. b) Desde el punto de vista histórico-antropológico ha seguido un proceso continuo en el tiempo. Como tal está enrizado a la propia historia de la humanidad que puede ser la historia de su educación como individuo y como especie. A través de ella el hombre encadena de generación en generación su evolución cultural, social y económica. La educación, y en particular la educación del adulto por una parte tiene sentido histórico y por otra un sentido humano. A este respecto el distinguido educador Viera Pinto explica el carácter histórico-antropológico de la educación, de la siguiente manera: “la educación como acontecimiento humano es historia, no solamente porque cada hombre es educado en su determinado momento del tiempo histórico general –aquel en el cual le cabe vivir (historicidad extrínseca)- sino

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porque el proceso de su educación, comprendido como el desarrollo de su existencia es su propia historia personal (historicidad intrínseca)”.(23)23 c) Desde el punto de vista social, actúa en la sociedad, que constituye su ambiente natural. Individuo y sociedad son unidad indivisible. El hombre no puede desarrollarse ni vivir aislado de los demás. La sociedad existe por la suma de sus componentes. El comportamiento del hombre es la respuesta a estímulos del medio en el cual vive. Si bien estos estímulos provienen del medio físico, otros se originan en la vida de relación del individuo con sus semejantes, lo que determina su conducta social. La vida en comunidad implica un proceso educativo. Razón tiene Viera Pinto cuando dice: “el simple hecho de ser miembro sano de la comunidad (no un deficiente mental) implica el estar siempre en proceso de educarse”.(24)24 d) Desde el punto de vista de la capacidad productiva del hombre, el proceso educativo comprende lo ergológico. Toda educación conlleva fines culturales; pero entienda en su más amplio sentido, se dinamiza en el hecho andragógico y condiciona la capacidad de trabajo, como actividad dinámica que modifica la propia estructura de la sociedad. El proceso ergológico y el desarrollo económico son factores determinantes del hecho educativo. Precisamente una de las diferencias fundamentales entre la educación de los niños y de los adultos surge del campo ergológico. La organización del trabajo da origen a distintas ramas profesionales en las que actúan los grupos humanos según sus aptitudes y diferencias individuales. A la vez la organización del trabajo establece las relaciones de producción entre los hombres. Quizás este factor influya decisivamente en la formulación de una filosofía política en la cual inspiran los fines de la educación del hombre en cualquier periodo de su 23

Viera Pinto, Alvar: Op. cit.

24

. Viera Pinto, Alvar: Op. cit. No compartimos el criterio relativo al deficiente mental, porque todo ser humano, sea cual fuere el grado de desarrollo de su inteligencia, es susceptible de ser educado.

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vida. Aunque en principio los fines de la educación, y en particular los de la educación de adultos, deben ser enunciados con miras a promover el bienestar del hombre, los contenidos políticos deberían servir de instrumentos para alcanzar esos fines.(25)25 Es decir, el hecho andragógico no puede ignorar el “homo faber” que mediante el trabajo promueve el progreso de la humanidad. 2.3 El proceso y funcionalidad del hecho andragógico.

El hecho andragógico es real, objetivo y concreto porque: a) Existe el adulto como realidad bio-psicosocial y ergológica; b) Esta realidad (adulto) es susceptible de educabilidad durante toda su vida (millones de adultos de diferentes edades son sujetos de educación en la actualidad); c) La sociedad exige para su propia supervivencia y desarrollo educar a sus miembros. El hecho andragógico adquiere dimensión práctica en la acción de la formación del adulto. Es el proceso de orientación del adulto. Es el proceso de orientación individual, social y ergológica para lograr sus capacidades de autodeterminación. Es posible que la practicidad de conducir este proceso en función de necesidades y

problemas

de

un

ser

autónomo,

permita

establecer

las

diferencias

fundamentales entre educación del niño y el adolescente y la del adulto. A diferencia del que se realiza con los niños puede tener un carácter bi-direccional o mono-direccional. Los fines de este proceso difieren en intencionalidad y funcionalidad. El acto pedagógico tiene lugar en los primeros años de la vida y se caracteriza por el propósito deliberado de moldear las estructuras psicológicas del niño o adolescente con ideas o patrones de conducta que aquel elabora “a su medida y antojo” para modelar o estructurar la personalidad del educando a su capricho o semejanza. En el adulto este proceso es diferente, por cuanto el propio proceso de maduración le permite aceptar o rechazar las ideas y experiencias del

25

Adler, Martiner: Op. cit.

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grupo social donde ha adquirido iguales derechos y deberes y donde el adulto que ha acumulado alguna experiencia interviene racionalmente en las decisiones sobre su propio destino y el de la sociedad. El adulto tiene capacidades lógicas para apreciar lo que le conviene o no y distinguir el bien del mal; tiene juicio crítico para entender la conducta de otro adulto, competir con él, o asumir la actitud apropiada en un momento dado de su vida; por eso, cuando busca en la educación un refugio forzoso, ya sea como consecuencia de las presiones, necesidades y motivaciones, para evitar la frustración del individuo que no encuentra solución a sus aspiraciones, deseos e intereses. Hay en el hombre preocupación constante por transcender y vivir. Estimulemos siempre este deseo, la ansiedad de no morir. Nadie lo expresa; pero inconscientemente, todos lo deseamos. Sócrates, Platón y Aristóteles no han muerto; ni Rousseau, ni Herbart – creador de la pedagogía como ciencia-, ni otros muchos, han dejado de proyectarse en la creación del pensamiento humano. El hombre quiere estar siempre en el pasado, en el presente y en el futuro. Aunque es imposible que todos logremos esta aspiración, la educación de adultos debe estimularla, si queremos evitar la inconformidad del hombre y promover su progreso. Estimular las motivaciones en el hombre es función. Aunque es imposible que todos logremos esta aspiración, la educación de adultos debe estimularla, si queremos evitar la inconformidad del hombre y promover su progreso. Estimular las motivaciones en el hombre es función de la educación de adultos; es misión de la actividad andragógica. El hombre para sobrevivir en este u otro planeta de la extensión sideral, debe siempre sumar, no restar, ni dividir, si no multiplicar su acerbo cultural, científico y técnico. Pero apartemos estas consideraciones que bien pudieran caer en el campo de la filosofía andragógica para ir directamente al proceso que tiene lugar cuando el adulto es sujeto de la educación. El acto pedagógico que se realiza en el ambiente familiar o en las instituciones escolares es bilateral porque el educador cumple la tarea de introducir en el espíritu de un ser (niño), no consciente ni responsable, los propósitos que en

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forma deliberada y voluntaria establece la sociedad. El mundo determina el tipo de educación que sirva para construir en el niño una personalidad ajustada a sus deseos e intereses. La actividad pedagógica es “una mediación” entre una generación adulta y otra en formación; a través de sus agencias –escuela, hogar etc.- transmite bienes culturales acumulados por la generación adulta. La educación es albacea de lo que deja la vieja generación y hereda la nueva. Las nuevas generaciones reciben esa herencia por intervención del adulto –el maestro- cuya misión de enseñar en forma de vivencia representativa le confiere la sociedad. El niño recibe el caudal hereditario en forma grafica, numérica, técnica, etc., que representa el trabajo intelectual y material del hombre en su afán de dominar los elementos naturales y ponerles a su

servicio. Pero esta

transmisión hereditaria requiere de técnicas apropiadas que le faciliten la comprensión fenomenológica, descubierta por el

mismo hombre y que como

consecuencia de lugar a la percepción critica de las causas y efectos da este proceso con un fin determinado. El acto andragógico, o sea la actividad educativa en la vida adulta, es diferente del proceso anterior. En primer término no es una “mediación”, pues, no se trata de que una generación adulta transmita a otra sus patrones, formas y sistemas de vida. En segundo lugar, no existe propiamente un agente –maestro-, en el sentido estricto de la palabra, encargado de imponer los designios de un sector de la sociedad adulta a otro sector. Los elementos representativos a que hemos hecho referencia, en una sociedad desarrollada, el adulto los posee y en aquellos en que el adulto permanece marginado de la cultura (analfabetismo) estos elementos representativos pueden ser adquiridos si surgen las necesidades como consecuencia del desarrollo socio-económico de los grupos humanos. A estas apreciaciones Schwartzz agrega: “En efecto, el principio mas importante en materia de <<Pedagogía>> es el de la comunicación entre la persona a educar, la persona que educa y el conocimiento. La educación debe tomar como punto de partida la persona a formar y adaptar el

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método a sus características. La pedagogía es a menudo colectiva: se ejerce en el anonimato, no toma en consideración cada individuo y sus características propias. También llega, en definitiva, a hacer trabajar a cada uno fuera de los demás y por sí mismo (el acento es puesto sobre todo en la selección). La andrología, por el contrario, debe ser individual, es decir, tomar en consideración a cada uno, valorando al mismo tiempo el trabajo colectivo y la educación mutua. En cuanto a los adultos, esto es fácil de realizar, ya que han sido, por su experiencia diaria, preparados para el trabajo en equipos.”(26)26 La sociedad humana nació sin cultura escrita y desarrollo una cultura oral durante muchos milenios. Ella surge ante los requerimientos del desarrollo humano. Mientras la actividad pedagógica es forzosamente bilateral, la actividad andragógica puede seguir esta característica en sentido bi-direccional o unilateral; es decir, el adulto puede dirigir su propia educación; el niño no, necesita orientación de otros, requiere auxilio y conducción. El educador de adultos tiene un rol diferente en este proceso; es un Andragogo y no un Pedagogo; su función no es adiestrar sino educar. Se convierte mas en un orientador que en un maestro propiamente dicho.

2.3 Condiciones del hecho andragógico En la actividad andragógica podrían señalarse fácilmente las condiciones que la caracterizan: a) Confrontación de experiencias La actividad educativa, y más concretamente la instrucción, puede estar orientada a dar al adulto elementos culturales que no recibió en su niñez; pero, 26

Schwartz Bertrand: “Reflexiones sobre el Desarrollo de la Educación Permanente”. Centro de Investigaciones Pedagógicas. Núcleo de traducciones, Universidad Central de Venezuela, Facultad de Humanidades y Educación, págs. 8-9, (Mimeografiado).

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fundamentalmente, desde el punto de vista cultural, profesional y social, es la confrontación de las experiencias de dos adultos: del que educa y del que es educado. La riqueza espiritual del hombre es su experiencia, es lo que sabe, lo que ha vivido, lo que ha hecho, lo que piensa, lo que siente. La vivencia que el hombre adquiere en un mundo real constituye el acierto de su experiencia; esta es una especie de brújula que le orienta frente a las incidencias de la vida que necesariamente tiene que afrontar día a día. La experiencia humana es diversa y variada. Enriquecer esa experiencia para mejorar, adaptarse y resolver satisfactoriamente la problemática vital, es también una de las motivaciones básicas para educar permanentemente al hombre. En la actividad andragógica, desaparece la diferencia marcada entre educador y educando. Ambos son adultos con experiencias, igualados en el proceso dinámico de la sociedad. El tradicional concepto de uno que enseña y otro que aprende, uno que sabe y otro que ignora, teóricamente deja de existir en la actividad andragógica para traducirse en una acción reciproca donde mucha veces es el alumno que enseña y el maestro el que aprende. La actividad andragógica es un hecho dinámico, activo y real, concreto, objetivo y fundamentalmente práctico. El adulto concurre a una institución educativa o inicia individualmente un aprendizaje para enriquecer el caudal de los conocimientos que ya posee, fusionar su experiencia, mejorar sus niveles culturales y profesionales o dar satisfacción a transitorios o

permanentes intereses que

aparecen debido al devenir dialéctico de la vida adulta. Este proceso de confrontación de sus experiencias con el educador y con los que participan en el proceso le conducirá a una racionalización de los contenidos que aprende. b) La racionalidad Este se hace presente en la actividad andragógica en cuanto el adulto posee elementos de juicio para tenidos que se le suministraran. Esta racionalidad le reflexionar en sus justos términos sobre los conlleva a acrecentar en él determina.

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Muchas veces los contenidos no enriquecen su experiencia y la racionalización le induce a desertar de los centros de estudio o a permanecer en los mismos, -no por el beneficio que le presta- para alcanzar créditos que necesita, a fin de consolidar sus posiciones o alcanzar otras. c) La capacidad de abstracción del adulto El pensamiento lógico, también se hace presente en la actividad andragógica. El adulto tiene conciencia lógica y dialéctica, sabe por qué estudia y para qué estudia y puede fácilmente apreciar en forma inductiva o deductiva las consecuencias del acto educativo. Recordemos que la actividad educativa del adulto es un hecho voluntario y no impuesto. El estudia y mejora con un fin trazado por sí mismo y en pos de metas que muchas veces ignora el propio educador. El niño no sabe por qué se educa; las razones de su educación pertenecen al análisis del mundo adulto y, creo, obedecen a necesidades instintivas de la especie. En cambio, el adulto promueve su educación, la planifica y la realiza en función de necesidades e intereses inmediatos y con vistas a consolidar su porvenir. Creemos con Fernando Nogales que la educación tiene un carácter finalista y un sentido de futuridad; así el nos dice: “por cuanto el hombre es el único que tiene dimensión de futuridad: sueña con el porvenir, piensa en el mañana. De no ser así, su actuar seria simplemente vegetativo”.(27)27 d) Integración y aplicabilidad El proceso de racionalización en la confrontación de experiencias y las abstracciones que deriva el adulto, le conducen al integrar a su propia vida y aplicar a su medio social y ergológico las nuevas experiencias. Este proceso de integración y aplicación tienen un carácter funcional que asegura, aumenta y diversifica las motivaciones y vivencias que mueven la conducta volitiva del adulto. El hecho de estudiar el adulto, o sea de autoeducación, auto-formarse, para lograr ese proceso, siempre inconcluso de auto-realizarse el hombre, tiende siempre a determinar una conducta social, ergológica, de lograr del resto de los 27

Nogales Castro, Fernando: Op. cit, pág. 3.

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componentes de la comunidad social donde vive el reconocimiento de sus valores y de sus capacidades. Cuando el adulto integra a su vida social o la de su trabajo los nuevos conocimientos que adquiere, establece un esfuerzo competitivo frente a su grupo. Entran en juego las capacidades individuales de unos y de otros para imponer su liderato y demostrar su suficiencia. Esta acción competitiva, propia de toda actividad humana general, ha de tomarse en cuenta en la actividad andragógica para conducir la enseñanza. La integración de las viejas experiencias con las nuevas y su aplicación al trabajo y a la vida social deben orientarse de tal manera que el hombre, con fe renovada en su capacidad, se esfuerce por contribuir al bienestar propio y al de los demás. Ahora bien, veamos las diferencias de funcionalidad entre la acción pedagógica y la andragógica. Ellas pueden establecerse en el campo de los fines que persiguen y en su propia ejecución. La función pedagógica se propone estimular, ejercitar, corregir y guiar la conducta del niño. Está destinada a despertar, mantener y profundizar su interés en el proceso enseñanza-aprendizaje para que este tenga resultados positivos. En su aspecto informativo le transmite conocimientos para que se instruya y en lo formativo desarrolla sus capacidades y habilidades potenciales. También forma en él, hábitos y actitudes deseables. Además, canaliza sus instintos, sus reacciones y sus emociones. El papel del proceso pedagógico es formar la personalidad del niño y del adolescente. La función andragógica cumple una misión diferente. No tiene que provocar precisamente interés, motivaciones o necesidades que ya el adulto posee. La primera fase de esta función es mantener, consolidar y enriquecer esos intereses para abrirle nuevas perspectivas de vida profesional, cultural, social y – esto es muy importante. Política. Cuando el adulto acude a un centro educativo, lo hace rompiendo prejuicios de diversa índole y, ante todo, movido por motivaciones

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definidas que surgen del medio en que se desenvuelve, como padre de familia, como trabajador o como ciudadano. La segunda fase de la acción andragógica es de orientación –pues, ni aun al analfabeto se le puede guiar como se hace con el niño- para mostrar al adulto nuevos rumbos, de carácter prospectivo y promover en él la idea de que en toda colectividad humana, educarse es progresar. Por eso compartimos el criterio de Axford, no en el sentido que lo expresa de la orientación profesional, si no como función de ayudar al adulto a tomar decisiones sabias y maduras y aceptar la responsabilidad de sus actos.(28)28 La tercera fase, eminentemente instructiva, es actualizar al adulto, renovar sus conocimientos para que continúe aprendiendo, investigando, reformulando conceptos y enriqueciendo su vida cultural, científica y tecnológica. Pero instruir andragógicamente no es depositar conocimientos, sino desarrollar el pensamiento y la creatividad. Para Maslow la creatividad implicaba inventiva, novedad diferente a lo existente o lo viejo. El nos dice, en una fase sencilla y humorística, todo el contenido de la creatividad. “generalmente, cocinando, o en calidad de padre o madre o formando un hogar se podría ser creador mientras que la poesía necesariamente no lo es…”(29)29 La cuarta fase de la función andragógica, es la proyección humana, que consiste en interpretar las variables de lo que fuimos, somos y seremos, entre las que se conjuga la esencia misma del hombre. Ella se traduce en formas de conducta en la vida social, política y económica, de tal manera que la suma de sus viejas y

28

Axford, Roger “Adult Education: The Open Door International Textbook Company”, Scraton, Pensylvania, 1969, pag. 174 29

A. H Masllow, Toward “ Psychology of Being” Van Nostrand, Priceton N.J 1962, pág. 128

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nuevas experiencias, se proyecte en la colectividad y hacia el futuro. Recuerdo un caso que ilustra esta situación y la funcionalidad del hecho andragógico: padres de posición

económica

acomodada

pero

analfabetos,

con

hijos

graduados

universitarios y otros estudiando en el sistema regular, después de iniciar su aprendizaje en la enseñanza de la lectura y escritura, hoy finalizan sus estudios secundarios a la edad de 60 años para enfrentar el reto de sus propios hijos, con el deseo de que no transiten su propio camino. Esto demuestra que la educación de adultos se realiza en diferentes niveles y se dirige al medio variado; y complejo en que se desenvuelve la actividad humana. En resumen, la actividad andragógica, escolarizada o no, conduce a que el adulto: a) Aprecie el carácter utilitario que tiene las nuevas experiencias para su vida b) Transformar las habilidades y destrezas, adquiridas en un momento dado de su existencia, para extenderla o aplicarla a nuevas situaciones c) Utilice convenientemente el proceso lógico y dialectico del pensamiento d) Continúe su proceso de auto-realización, valorando racionalmente sus propias vivencias y posibilidades intrínsecas. e) Integre positivamente al medio socio-cultural en que vive su acervo cultural, profesional y social. f)

sea consciente de su rol cívico-político y participe responsablemente en la solución de los problemas nacionales e internacionales.

2.4 Carácter Interdisciplinario Y Aplicaciones De La Andragogía 

Relaciones con las demás ciencias

La educación de adultos o mejor dicho la Andragogía, como ciencia que la estudia y analiza, tiene un carácter inter-disciplinario. No vamos a discutir que como disciplina científica sea una ciencia de hechos, descriptiva y normativa, o sea un arte. Es una ciencia porque tiene un objeto que se estudia y que tiene los mismos métodos aplicables a otra ciencia. Lo que importa saber es que la Andragogía se

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fundamenta en una filosofía y que las ciencias biológicas, psicológicas, sociales, ergológicas y económicas contribuyen a robustecer su cuerpo de doctrina.

Existe una axiología y una teleología andragógica: existe una psicología andragógica que interpreta al que orienta (educador) y al que continua o inicia su educación (adulto); existe, aunque aún empírica, una metodología andragógica (métodos para educar el adulto); existe una praxiología andragógica, o sea la manera práctica de educar al adulto (áreas, instituciones, medios e intencionalidad política, etc. ) En todos los países los adultos son objeto de educación dentro de las finalidades que ya hemos establecido. La creación o establecimiento jurídico de un sistema de educación de adultos, por ejemplo en Venezuela, es un hecho andragógico que interpreta

la

necesidad

que

tienen

los

pueblos,

especialmente

los

subdesarrollados, de continuar el proceso formativo del hombre, de rescatar su talento y de ofrecerle oportunidades de revalorizar su condición humana en función del desarrollo integral de la sociedad.

A este respecto, nos dice Jense, sin darle a la Andragogía un carácter de ciencia, sino considerando a la educación de adultos como una disciplina: “que ella es de hecho o descriptiva, normativa, a la vez que un arte, practica y constructiva” (30)30

Así la filosofía dentro del mundo social que vivimos, llámese capitalista o socialista, nos dará los valores y fines de la educación. Un niño puede ser formado para practicar cierto credo religioso o político, para aceptar determinada organización social o para adquirir algunos conocimientos científicos y técnicos que al llegar a la vida adulta puede rechazarlos o adoptarlos definitivamente, He visto niños educados en una determinada religión frente a la cual, en la adultez, han actuado como sus peores adversarios. Igual cosa ocurre en la política. Esto nos indica que en la vida adulta comienza verdaderamente una educación para la 30

Jensen, Gale: “Adult Education” Adult Education Association of the U.S.A., 1964, pág. 89

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vida y que las ciencias que han sido creadas y desarrolladas por el hombre (adulto), no por los niños, sirven para sostener el andamiaje de su propia educación, o sea las operaciones individuales y sociales del ser humano.

La biología tiene mucho que dar a la Andragogía, como la psicología, la sociología, ergología y la economía.

La biología aportara datos importantes sobre la naturaleza anatómica y fisiológica del hombre. La psicología orientara sobre su comportamiento y específicamente sobre sus formas de aprender; pues, existen diferencias entre el aprendizaje del niño y del adulto; mientras para la psicología andragógica, psicología evolutiva es secundaria, en cambio, la psicología diferencial, la psicología social, psicología ergológica, la psicología del aprendizaje del adulto, son fundamentales. Por eso la metodología pedagógica que se fundamenta en la psicología de un ser en evolución o desarrollo, no tiene cabida ni aplicabilidad en la educación de los adultos. Así mismo la sociología aportara una extraordinaria contribución al desarrollo de la ciencia andragógica, al igual que las ciencias económicas porque de ellas deriva la metodología andragógica, auxiliada por la psicología. El aprendizaje del adulto es un proceso eminentemente psicológico; pero los métodos nacen en la vida social y ergológica. La metodología andragógica, por lo tanto, no se fundamenta solo en la psicología, como en el caso de la metodología pedagógica, sino en la sociología, la economía y la actividad ergológica del hombre. Es significativo que los que cumplen tareas de capacitación de personal en la industria o agricultura no son los pedagogos formados en institutos educativos, si no otros agentes especializados en una actividad determinada. En nuestros días, contrariamente a lo que se pensó en una época determinada, en el sentido de que el niño era un adulto pequeño u “homúnculo”, no debemos pensar que los adultos son niños desarrollados. El niño no es un adulto en miniatura ni el adulto es un niño maduro; el niño es un ser en evolución y el adulto es un ser evolucionado.

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La sociología, la ergología y otras ciencias apartaran conocimientos valiosos sobre la actividad humana que son interpretados por la Andragogía en la orientación que exige y reclama la acción educativa del adulto. El hombre es un ser social y la educación es un proceso social porque se origina en el seno de la propia sociedad. El adulto está integrado a un núcleo familiar como cabeza o miembro del mismo, trabaja para adquirir los medios para su subsistencia y los seres que procrea,

organiza

su

vida

laboral

(sindicatos,

corporaciones,

gremios,

federaciones, etc.), se adscribe a una parcialidad política, adopta una religión, interviene en el desarrollo de los conocimientos científicos y tecnológicos, participa en actividades diversas, en fin, vive intensa y dinámicamente su existencia frente a la naturaleza y frente a los demás hombre de manera gregaria social. Por eso su comportamiento en el variado mundo en que actúa es objeto de la sociológica Andragogía, porque ella dará la pauta sobre comportamiento social del hombre en su vida familiar, de trabajo, política, científica, es decir, en lo que le atañe y le es inherente a su condición

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SEGUNDA PARTE Tema sobre Educación de Adultos

Psicología de Aprendizaje del Adulto

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Capítulo 3.

3. Psicología del Aprendizaje Del Adulto

Tradicionalmente se ha creído que, una vez que el hombre traspasa cierto límite de edad sin haberse iniciado en los estudios y logrado un entrenamiento básico para adquirir nuevas experiencias, era imposible o desacertado intentar modificaciones en su conducta.

Este concepto de limitar el aprendizaje-enseñanza a la niñez y adolescencia sobre la base hipotética de que solo en este periodo de la vida el ser humano está en condiciones para adquirir conocimientos, destreza y habilidades para el ejercicio profesional, nace no de la investigación científica, sino de la estructura económicapolítica de la sociedad. Así, desde la época más remota, la cultura se ha visto limitada a ciertos sectores de la sociedad.

En el régimen esclavista y feudal la educación estuvo al servicio de los grupos dominantes de la sociedad. En la sociedad griega era incompatible el estudio con el trabajo. El primero implicaba dedicación y ocio; en cambio, el segundo, despreciado por la naturaleza, requería de fuerza física entregada por entero a producir. Era imposible, dentro de las exigencias de una sociedad que sustentaba su desarrollo sobre el trabajo manual, que los hombres o su descendencia pudieran simultáneamente trabajar y estudiar. Además de esta justificación, había otra de orden político: mantener a las clases laborantes en la artesanía y agricultura, ignorantes de todo conocimiento humanístico, como medio apropiado para asegurar su pacifico sometimiento. Los filósofos griegos defensores de la esclavitud, Platón y Aristóteles, siempre vieron con recelo que el “monstruo feroz” --los esclavos--- desarrollara su inteligencia y cultivara su espíritu. No es extraño que a los esclavos que tenían la noble misión, despreciada por las elites

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pensantes de Grecia, de alimentarlos mediante el trabajo, les negaran la condición humana y espiritual de todo hombre.

Junto a la negación de la cultura, las clases dominantes de la sociedad hasta nuestra época, especialmente en los países que han superado su estado semifeudal, han acondicionado en el alma de los hombres despreocupación hacia el saber y han impedido que los instrumentos básicos de la cultura sean adquiridos de una u otra forma. Es común oír en boca del terrateniente decirle a la peonada que para sembrar no se necesita saber leer ni escribir; igualmente en otras esferas de la producción, donde el patrón paga un bajo salario a sus obreros y explota inhumanamente su ignorancia, se predica contra la culturización de los trabajadores. El adagio popular de que “loro viejo no aprende a hablar”, tan difundido y aceptado por las masas incultas como manera de justificar su primitividad y lo innecesario de realizar esfuerzos tendientes a liberarse de su ignorancia, no puede considerarse como resultado de la experiencia humana. Un análisis psicológico del citado adagio, dentro del campo de las relaciones humanas, nos revelaría dos hechos importantes: el primero, referente al concepto que aun predomina en los grupos poseedores de la tierra, de los medios de producción y la riqueza, de considerar al hombre que emplea su fuerza en la artesanía, en el cultivo de la tierra o la industria igual que a un animal de tiro. Y el segundo hecho es la reacción inconsciente de un ser humano que identifica su capacidad de aprender con la de un animal carente de atributos psíquicos.

La experiencia y la investigación científica han podido demostrar que podemos enseñar a “hablar a un loro viejo”. Las ciencias psicológicas han destruido este viejo concepto de que el hombre adulto era incapaz de aprender nuevas experiencias y de adquirir nuevos conocimientos en los campos básicos de la vida.

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Las investigaciones realizadas por el célebre psicólogo norteamericano Edward L. Thorndike hace apenas 25 años, publicadas bajo título “aprendizaje del adulto”, son quizás la mejor contribución al estudio de la psicología de la enseñanza del adulto. Igualmente, sus obras “Intereses del Adulto” y “Habilidades del Adulto” son de gran valor pedagógico en la compresión y conducción de las actividades educacionales de los adultos.

3.1 ¿Por qué estudian los adultos? A diferencia de los niños, que no tienen conciencia clara o juicio crítico del porque realizan ciertas actividades, el adulto, poseedor de una experiencia vital, en plena posesión de sus capacidades mentales, está en condiciones para fijarse metas y formular planes a su libre albedrio. Cuando un adulto se dispone a asistir a una escuela para iniciar estudios es porque previamente se ha trazado un plan, a fin de obtener un objetivo ligado a su desenvolvimiento vital. Difícilmente un adulto concurre a la escuela nocturna por curiosidad, pasatiempo o por simple imitación. Debemos recordar que el adulto que busca aumentar sus escasos conocimientos en una escuela nocturna, también trabaja durante el día. Este esfuerzo de ir del trabajo a la escuela solo es posible cuando un interés primordial y básico mueve su voluntad hacia la satisfacción de un deseo. Todo educador de adultos debe tener presente los intereses de sus alumnos para lograr éxitos en sus trabajos escolares. Nuestra experiencia nos enseña cuatro interese fundamentales por los cuales los adultos se interesan en los estudios: a) Económico. —Una gran mayoría de adultos va a la escuela de alfabetización o Centro de Cultura Popular a mejorar su nivel cultural con la finalidad de mejorar su economía personal. Comprenden que a mayor preparación su trabajo será mejor remunerado. También comprenden que el estudio da estabilidad en el trabajo y posibilidades de ascender en cualquier oportunidad.

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b) Capacitación profesional. —Ligado al anterior interés, el adulto que posee oficio o profesión determinada trata de capacitarse en una especialidad cualquiera. Por lo regular los jóvenes y madres ocurren a la escuela a aprender oficios que puedan ejercer en el propio hogar y los cuales les proporcionan ayuda económicamente y resuelven de paso problemas familiares. Igualmente los jóvenes orientan sus aspiraciones dentro de campos especializados que les permiten estabilizar su vida económica y social. c) Seguir estudios superiores.—Muchos jóvenes que no tuvieron la oportunidad de completar sus estudios primarios, por haber tenido que incorporarse a temprana edad a la producción, van a la escuela nocturna a llenar el vacío entre su instrucción pasada y la presente con miras de seguir estudios secundarios y más tarde superiores d) Extender la sociabilidad relaciones humanas. —Muchos adultos van a la escuela animados de deseo de manejar los instrumentos básicos de la cultura, con objeto de extender sus relaciones sociales y humanas. La necesidad de escribir y leer las cartas familiares, solicitar préstamos, leer la prensa o libros, desenvolverse en la ciudad, dirigirse a funcionarios públicos y otras tantas actividades estimulan en el adulto el interés por aprender.

3.2 Diferencias entre el aprendizaje de niños y adultos Los principios generales del aprendizaje son iguales para niños y adultos. Pero, como es natural, el contenido, técnicas y procedimientos para interesar y sostener el aprendizaje varían en unos y otros.

Las leyes de la disposición: efecto y ejercicio son aplicables tanto a los niños como a los adultos, por cuanto en ambos casos es necesario que el sujeto esté dispuesto a emprender una tarea, sienta durante su ejecución placer en realizarla y que mediante la ejercitación o uso fije en sus mecanismos psicomotores su funcionalidad. Por ejemplo, el niño que no está dispuesto a aprender a leer, que

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no sienta satisfacción durante el aprendizaje y que no realice ejercicios indispensables para fijar los contenidos fónicos, difícilmente aprenderá con rapidez la lectura; pero si siente placer en los progresos visibles que el mismo aprecia y que ejercita lo adquirido, aprenderá con prontitud y perfección.

Además, en la enseñanza de ambos hay que tener en cuenta que el aprendizaje debe obedecer a las normas pedagógicas modernas, las diferencias individuales; proporcionar contenidos funcionales y significativos; valorar las experiencias vitales y el medio ambiente y adaptar la enseñanza en general a objetos reales precisos y claros, es decir, que responda a los intereses inmediatos y mediatos de la nación.

Estos lineamentos son comunes a la enseñanza de niños y adultos. En cambio, en la práctica educativa la aplicación de dichos principios requiere que el educador de adultos aprecie un grupo de factores de suma importancia en la dirección del aprendizaje y tratamiento del adulto para alcanzar ambos objetivos concretos. Estos factores están basados en la psicología, madurez social y responsabilidad del adulto.

Así, podemos señalar básicamente lo siguiente:

a) El adulto trae a la escuela un cumulo de experiencias variadas de todo orden. Tienen experiencia variadas de todo orden. Tiene experiencia en el trabajo, vida sexual, política, social, etc. Las experiencias útiles, desechar las inútiles y se prepara para enfrentarse a otras de manera inteligente. Por tanto, la enseñanza del adulto debe orientarse a proporcionarle nuevos contenidos vitales a su interior desenvolvimiento. b) El acto de asistir el estudio adulto a la escuela nocturna es un acto voluntario y consciente, y como tal está en capacidad de continuar o no en la misma sin verse sometido a presiones extrañas que lo compulsen a continuar. El niño, por el contrario, no goza de este derecho de autodeterminación, está sometido

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a la autoridad paterna y bajo la acción coercitiva del hogar. De este modo, el adulto, a diferencia del niño, si considera que la enseñanza que se suministra no satisface sus aspiraciones y planes trazados, abandona fácilmente la enseñanza; de ahí la importancia de presentar a los adultos experiencia de presentar a los adultos experiencias y contenidos que mantengan su interés en el proceso educativo.

c) La enseñanza del adulto debe basarse en su desarrollo intelectual, condiciones sociales, de trabajo y posible complejos psicológicos para asegurar óptimos resultados. Los niños, aun los provenientes de las clases populares más necesitadas, que van a la escuela en paupérrimas condiciones, no tienen que afrontar responsabilidades y deberes en la vida social. El niño, pobre o rico, va a la escuela a estudiar. Entre estudio y juego transcurre la vida infantil, no así la vida del adulto proletario, que, junto a los problemas vitales que debe resolver diariamente, busca a través de la enseñanza un medio de mejorar sus condiciones humanas.

d) La declinación general de la capacidad para aprender, el cansancio y los problemas personales deben tenerse presente durante la enseñanza del adulto. No se le puede exigir a un adulto el mismo rendimiento que podría exigírsele a un niño. El adulto necesita más tiempo para aprender, aunque está en capacidad de aprender más rápidamente que un niño en igualdad de condiciones. Es importante recordar que el tiempo de que dispone el adulto para estudiar es limitado, no así el niño. Por lo tanto, se impone compresión y justo entendimiento con el adulto para evitar que pierda la fe en sí mismo a crearle reacciones de impaciencia que lo lleven a desertar del ambiente escolar.

e) El niño no reclama un beneficio inmediato de los que aprende en el ambiente escolar; en cambio, el adulto si lo reclama en base de los intereses estudiados

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con anterioridad. El contenido programático de la educación de adultos debe ajustarse a las necesidades y problemas de la comunidad, los cuales le proporcionan en el menor tiempo posible los conocimientos y experiencias que complementen su déficit cultural o técnico.

f) El carácter informativo de la enseñanza es esencial tanto para el adulto como para el niño, pero más para el adulto, que participa activamente en la vida social, gremial, profesional y política. Para un adulto es más interesante saber del desarrollo y problemas ganadores del país que estudiar el aparato digestivo de los rumiantes. El contenido de los programas debe ajustarse a la capacidad mental del alumno adulto, a sus intereses y necesidades, diferentes a los de los niños que cursan la educación primaria.

g) En última instancia, el educador de adultos debe comprender que durante el proceso educativo del adulto se halla frente a un individuo en el pleno goce de sus derechos ciudadanos, con responsabilidades dentro de la sociedad, incorporado a la vida productiva; muchos son padres de familia a quienes deben tratar con tacto y delicadeza, estimulando su interés y preocupación hacia ideales a alcanzar para su propio bienestar y el de su prole.

3.3 Factores Psicológicos en la Enseñanza del Adulto En la enseñanza de los adultos hemos indicado la necesidad de que el educador adapte su clase a diversos factores psico-fisiológicos característicos en el adulto. Estos factores a tener presente en el aprendizaje son los siguientes: reacciones perceptivas adecuadas, destreza en el aprendizaje, intereses vitales, normalidad intelectual, capacidad Memorativa y poder de rendimiento.  Reacciones perceptivas adecuadas.

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Las reacciones perceptivas visuales y auditivas son básicas en el proceso del aprendizaje. Las deficiencias visuales y auditivas dificultan en sumo grado la comprensión y capacitación del significado de los contenidos. Estas deficiencias con que llega el adulto a la escuela pueden se motivadas por las condiciones del trabajo o a consecuencia de los cambios fisiológicos que se operan con el transcurso de la vida. Así, la actividad visual alcanza su máximo desarrollo cerca de los 18 años; a partir de esa edad comienza un continuo declinar hasta los 45 años. Igualmente, la actividad auditiva llega a su plenitud cerca de los 15 años, declinando lentamente más luego. La simple ubicación de los alumnos adultos en el aula tomando en cuenta la capacidad receptiva visual y auditiva, favorece o no el aprendizaje. Además de las deficiencias naturales que origina la edad, es necesario apreciar los defectos de acomodación y refracción visual (miopía, hipermetropía, astigmatismo, etc.) y los trastornos de la audición para su oportuna corrección. Estudios realizados con alumnos adultos del Centro de Cultura “Francisco Pimentel”, dieron resultados alarmantes sobre defectos visuales en un elevado porcentaje de alumnos.

 Destreza en el aprendizaje.

Las investigaciones científicas han demostrado que la destreza o habilidad para aprender no varían a través de la vida. Pero si varía la rapidez de ejecución con la edad. Es decir, todo individuo, por viejo que sea, retiene o mantiene el poder o capacidad para aprender pero gradualmente pierde la rapidez de rendimiento de la cual va acompañada la habilidad. A partir de los 30 años empieza a declinar el rendimiento a razón de 1% anual. No obstante, el factor edad, en relación a la habilidad para adquirir intelectual o manualmente experiencias, la actividad del individuo, o sea, su interés y cumulo de experiencias, pueden compensar estas deferencias funcionales psicomotoras. Por eso la importancia de mantener en los alumnos adultos mayores de 30 años un constante y permanente interés mediante

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la utilización de un contenido cultural variado y atractivo situado al nivel reaccional del mismo. También se ha de mostrado que la diferencia sexual no influye en la habilidad para aprender.

 Intereses vitales.

En líneas generales, los intereses vitales de los adultos no tienden a variar, no así la intensidad o valor del interés. En los años de la adolescencia los intereses vitales se manifiestan con mayor intensidad o vehemencia. La madurez intelectual y emocional influencia la conducta del sujeto en general y de sus interese, observándose como después de los veinte años hay pequeña declinación en el gran total de interese vitales; pero esta declinación no comprende el interés por aprender o superar la propia condición intelectual. En todas las etapas de la vida el hombre trata de aprender cosas nuevas. Indiscutiblemente, puede que aun adulto no aprenda porque factores psico-físicos se lo impiden o porque el contenido no llene sus aspiraciones, nunca porque no exista en el adulto el interés por aprender. Este factor está demostrado en nuestras experiencias educativas con adultos. En los Centros de Alfabetización o Centro de Cultura Popular existen masivamente adultos de todas las edades, no es extraño encontrar personas mayores de 60 años interesadas en aprender a leer y escribir.

 Normalidad intelectual.

Desde los primeros años de la vida, el desarrollo de la inteligencia siga aparejado al crecimiento biológico del individuo. Sobre los 15 años de edad cronológica, la inteligencia normal alcanza, su máximo desarrollo. Es decir, que a ducha edad corresponde una edad mental de 15 años. A partir de esta edad la inteligencia permanece constante, no hay variabilidad, si exceptuamos a los individuos superdotados o de inteligencia superior, en los cuales continua su crecimiento. Así, todo adulto normal posee una edad mental de 15 años siempre que haya

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habido un desarrollo normal, pues muchas veces la inteligencia sufre un estancamiento anterior y no alcanza al nivel de los 15 años.

Estos adultos se encuentran por debajo de la normalidad intelectiva., situados por debajo de los 15 años de edad mental. Este hecho de que la inteligencia se desarrolló hasta un límite supone que el cociente intelectual (C.I)

permanece

constante toda la vida y que las posibilidades del individuo están acondicionadas al factor intelectivo y entrenamiento vital de sus capacidades. Las profesiones universitarias requieren de una inteligencia superior de los 15 años de edad mental o, más concretamente, superior a un cociente intelectual (C.I) de 110. En cambio, profesiones u oficios tales como carpintería, sastrería, mecánica, electricidad, pintura, zapatería, albañilería, etc., requieren más de 12 años de edad mental, o sea, un cociente intelectual nunca menor de 80.

Ahora bien, debemos recordar, en el caso específico de la enseñanza del adulto, que el factor intelectivo va unido al cumulo de experiencias obtenidas en sus adaptaciones vitales en el trabajo y vida social. Entre un adulto con edad mental de 12 años y un niño de la misma edad, frente a una situación problemática a resolver el primer aventajara al segundo. Esto nos indica que la enseñanza del adulto, si bien ha de tomas en cuenta la capacidad intelectiva, los contenidos deben responder al entrenamiento de la inteligencia, experiencias e intereses inmediatos del individuo.  Capacidad Memorativa. La memoria es una actividad tan importante como la inteligencia. Su uso es constante en todas las manifestaciones de la vida, especialmente en el aprendizaje. Sin una capacidad Memorativa normal, que permita al sujeto fijas los contenidos para luego evocarlos en situaciones practicas, es difícil lograr mayores progresos en la enseñanza. Las investigaciones psicológicas han demostrado que los adultos aventajan a los niños en memoria inmediata, o sea, aquella que

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permite reproducir o repetir un contenido después de su primera presentación. En cambio, esta ventaja del adulto sobre el niño es relativa si observamos que el poder de retención del último es superior al primero, puesto que a partir de los 30 años la memoria declina muy lentamente, además debe recordar el educador de adultos que frente a varios estímulos o situaciones problemáticas se reacciona selectivamente por el que interesa, de acuerdo con la fuerza o intensidad que provoca. Este proceso selectivo guarda íntima relación con la memoria, que fija las cosas más importantes o las que producen mayor impacto afectivo. Los contenidos que debe aprender el estudiante adulto deben ser presentados de la manera más objetiva posible y novedosa, para que su fuerza haga posible fundir las nuevas experiencias a las viejas.

 Poder de rendimiento.

El grado de rapidez con que un adulto aprende empieza a declinar después de los 20 años, siempre y cuando no haya entrenamiento en la actividad intelectual o manual a que se dedica. Es decir, que el constante ejercicio de una actividad cualquiera compensa grandemente el grado de declinación, sobre todo en las actividades manuales, debido al desgaste físico que conlleva la edad, ya que en las actividades intelectuales es más tardío el proceso de regresión involutiva normal como es la disminución de la agilidad mental, capacidad de síntesis y reducción de las reacciones mnemónicas. Los educadores de adultos no deberán forzar a sus alumnos a realizar tareas que exijan demasiado esfuerzo, para evitar que el adulto sienta temor al fracaso, inseguridad en sí mismo o debiliten su disposición o voluntad de aprender.  Otros factores psicológicos Naturalmente, hasta ahora nos hemos referido al joven o adulto normal desde el punto de vista de sus reacciones frente al ambiente social o del trabajo. Pero en la práctica educativa la mayoría de los adultos que concurren a las escuelas

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nocturnas asisten a ellas con reservas negativas en su conducta. Nos referimos, claro está, a los que han llegado a la adultez con frustraciones y complejos motivados por las condiciones de vida, las cuales no les han ofrecido

las

oportunidades anheladas. La gran mayoría de los alumnos de los Centros de Alfabetización, o sea, los que se inician en el aprendizaje de la lectura y escritura, padecen de complejos de inferioridad, que nosotros hemos

denominado “complejo cultural” este estado

anormal de la personalidad es más acentuado en los adultos de las ciudades que en los del campo, debido al ambiente cultural y social que los rodea. Por lo regular el analfabeto de la ciudad rehuye su asistencia a las escuelas nocturnas y trata por todos los medios de ocultar su ignorancia, cuando no la racionaliza con argumentos banales y pueriles. Abrir una brecha o romper el cerco psicológico en que se enquista el analfabeto, es tarea primordial en toda campaña de educación de adultos. La propaganda bien dirigida y regimentada en tal sentido da positivos resultados. No obstante el hecho de convencer al analfabeto de las ventajas que conlleva su culturización, hasta lograr su asistencia voluntaria a las escuelas nocturnas, persisten en el características psicológicas que hay que vencer con tacto y habilidad. Entre esas características debemos destacar la hipersensibilidad, suspicacia, desconfianza extrema, falta de fe en sí mismo y en los demás, resistencia a la autoridad del maestro (cuando es demasiado joven), etc., la manera apropiada de superar todos estos factores depende, en última instancia, del éxito o fracaso de la educación de los adultos. En la campaña de Mérida se puso de manifiesto en los Centros destinados a experimentación que adultos mayores de 40 años protestaban la presencia en su clase de “zagaletones” de 15 años, igualmente, durante este año de actividades educativas, la experiencia nos ha demostrado que los maestros alfabetizadores de mayor edad dieron mejores resultados, mantuvieron la asistencia en un elevado porcentaje y las relaciones personales entre maestro y alumno fueron óptimas.

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Investigación, por la aventura intelectual, por la creación sistemática y constante de la experiencia cultural. Esta no es una ambición demasiado grande, pero implica reformas de largo alcance que, como ya se ha señalado, se puede realizar solo en el sistema de la educación permanente. Es obvio que la educación de adultos saldrá ganando de una reforma de la educación para los niños y adolescentes que tomen en cuenta las necesidades de la educación permanente. Debe reunir varias condiciones si es que la educación de adultos ha de ser vigorosa. Debe haber infraestructura, equipo, instituciones, administradores y líderes (1). Primero y lo más importante, sin embargo, es que debe haber gente que lo desee. Aquí, no hay obligatoriedad. Si un adulto se inscribe en un curso de estudio o adestramiento y se sujeta a una disciplina, debe, en primer lugar, sentir una necesidad especial (o necesidades) y, en segundo lugar, debe sentir gusto por aprender. Debe también sido adiestrado en sus primeros años para practicar las técnicas teóricas y prácticas de aprendizaje por su propia cuenta. Estas diferencias condiciones se pueden alcanzar solamente si la primera educación sigue el camino que lleva un deseo y una capacidad para continuar con su educación después de los años escolares y a través de la vida total. El interés, vigor y extensión de la educación de adultos depende de esta aceptación colectiva de las gentes, lo que a la vez depende de la orientación que tome la educación desde su comienzo. Se debe también señalar que los adultos tienen que hacer su esfuerzo considerable para liberarse o curarse de los efectos destructores sufridos como consecuencia de una enseñanza y un adiestramiento pesimamente concebido y pesimamente conducido. __________ (1) Muchas conferencias y reconocimientos ha sido dedicados a la consideración y estudio de estos aspectos teóricos y prácticos de la educación de adultos desde que se estableció la Unesco. En cuanto a esta parte del documento se refiere, se aconseja al lector referirse a los relatorios y conclusiones de las conferencias regionales o nacionales y seminarios. Ver también el documentos “UNESCO”, Edit. Comedad, 65-5.

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b) Educación General y Adiestramiento Vocacional: La educación permanente debe también perseguir, tanto como sea posible, la armonización de los aspectos generales del adiestramiento y de los aspectos específicos especialmente en lo que respecta al adiestramiento vocacional, tanto al nivel de los niños y adolescentes como al nivel de los adultos. Estos dos aspectos de la educación están con frecuencia separados y aun opuestos, como si cada uno estuviera relacionado a objetivos diferentes y a valores diferentes. Un análisis más completo tiende a reducir la distancia entre estos dos sectores, lo que los refuerza y lo que tiene objetivos comunes. Vale la pena referirse al texto del proyecto sometido al parlamento noruego el 9 de abril de 1965, en el cual se presenta admirablemente este asunto: “desde este ángulo, el ministerio considera que no es aconsejable establecer una clara distinción en la educación de adultos entre adiestramiento y educación general entre conocimientos “utilitario” y “no utilitario”. El mismo hecho de que un individuo aspira aprender; su deseo de conocer más acerca de su trabajo y de la sociedad en el cual vive, tiene un valor intrínseco. Tratándose de cualquier oficio, el objeto no es adiestrar trabajadores para la producción, sino hombres, hombres a los que se debe dar por este y por otros medios la posibilidad de vivir más plenamente. Por interés del individuo y de su trabajo, el proceso educativo no puede ser diseñado para proveer conocimiento y técnicas necesarias para cierto oficio, sino para equipar y desarrollar habilidades tan generales como sea posible para llevar a cabo las tareas compleja de la producción considerada en la relación al desarrollo. En cuanto a toda otra educación, la clave es enseñar como aprender. Es frente a este panorama de la educación permanente y en este caso particular del “aprendizaje” continúo que el adiestramiento vocacional tiene su verdadero significado. En este punto deben hacerse dos observaciones: primero, el adiestramiento vocacional! No puede legítimamente ser separado de la educación general. Si aceptamos las premisas sicológicas y características de cualquier forma de enseñanza, de lo que se trata de una variedad de educación universal correspondientes a aspectos específicos del temperamento, habilidades y requisitos que subraya el sistema educacional nacional como un todo; en gran medida, este debería usar métodos similares, segundo, una vez que las facilidades para la educación permanente se haya organizado en cantidad suficiente y en una escala

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bastante amplia, la distinción entre la educación general y el adiestramiento especializado perderá mucho de su justificación. De un lado será posible para cada individuo, durante casi toda su vida, equiparse para tareas específicas que estarán cambiando continua. Del otro lado, la habilidad necesaria para reajustarse se puede adquirir y mantener solo si se tiene una educación general sólida y compresiva como para depender de ella”.

Estos son los dos aspectos más importantes del proceso de coordinación y de integración para el cual la perspectiva de la educación permanente proveerá el marco de referencia conceptual y las líneas esenciales a seguirse. La misma idea general se encontrara en cada uno de los puntos que se han de tratar en el resto de este documento. 1. la educación permanente desde el punto de vista del planeamiento. El planeamiento de la educación es una idea nueva que ha ganado terreno rápidamente y que ya no encuentra mayor oposición. Casi todos los países reconocen ahora la necesidad de mirar hacia el futuro y descubrir la cuantía de inversión de dinero, equipo y adiestramiento de personal requerido para enfrentarse a las necesidades del desarrollo de cada sociedad. El planeamiento también implica tener que seleccionar, y este no es, de ningún modo, el aspecto más fácil de las operaciones a realizarse. ¿Qué parte debería asignarse a la educación primaria, a la educación secundaria, a la educación superior, en cada nivel, a las diferentes ramas? No hay una respuesta lista para contestar esta pregunta, que sea válida una vez por todas y para cada tipo de sociedad. ¿Qué criterio, por lo tanto, debería adoptarse? ¿Necesidades de mano de obra? ¿En cinco años? ¿En diez años? ¿En quince años? ¿las necesidades permanentes de la educación general sin importar consideraciones vocacionales? Aquí, nuevamente las mentes están trabajando, como lo están los diferentes intereses y los diferentes grupos de presión. Hay no obstante, un tema que con frecuencia se deja fuera de los programas y del interés de los departamentos e individuos

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responsables de este aspecto del planeamiento y este es la educación de adultos o más preciosamente la educación permanente tal como se le ha descrito. En los comienzos de la asistencia técnica, multilateral o bilateral, las misiones de planeamiento solicitadas por los gobiernos no incluían especialista en educación de adultos, y aun ahora, se los incluye solo excepcionalmente en tales misione. Esta es una omisión muy seria, que en casi todos los casos obstaculiza el éxito del planeamiento. Es dentro del contexto de la educación permanente que es posible planear útil y efectivamente. Numerosos argumentos e pueden citar para apoyar esta afirmación: el objetivo fundamental del planeamiento es el individuo con todas las características específicas y en la unidad el desarrollo. Solamente un análisis completo de las múltiples necesidades educativas relacionadas con las diferentes situaciones de hombres y mujeres puede proveer una orientación segura para la preparación de planes educacionales. Entre otras cosas, esto quiere decir que debe hacerse un esfuerzo decidido para ir más allá de los estrechos límites tradicionales de los diferentes tipos de educación para tener un panorama global y orgánico de la acción educacional si el planeamiento tiene un significado, su propósito es obtener un mejor uso de los recursos disponibles y una reducción de pérdidas uno de los principales impedimentos que afectan la educación como generalmente se reconoce. Esto quiere decir que debe haber una racionalización de esfuerzos y, más particularmente, una “pre-imagen” de las fases necesarias en los diferentes procesos de aprendizaje para hacer frente a los problemas de la vida. El análisis más rápido de la situación en algunos países, desarrollados o no, presenta el hecho serio de lo que mucho de lo que invierte en este sector no es productivo. En algunos países que han tenido un sistema de educación primaria gratuita y universal por varias generaciones, aún existen un gran porcentaje de

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analfabetos, incluyendo un gran número que ha vuelto al analfabetismo. Y este aspecto de erosión cultural e intelectual es el más fácil de identificar. ¿Cuántos de aquellos que han estado en la escuela cinco años y aun diez años, continúan leyendo, aprendiendo, estudiando y disfrutando las riquezas de los poetas y filósofos? A despecho del evidente progreso realizado respecto a la participación de la masa en la cultura, aquellos que, como adultos, continúan los pasos trazados durante su niñez, son todavía una minoría. Esta es una forma de derroche menos obvia que el derroche del analfabetismo, pero que tiene consecuencias igualmente seria para la vida de los individuos y de las sociedades. Estas consideraciones llevan a la enunciación del principio básico del cualquier planeamiento racional de la educación: las estructuras y procedimientos deben ser organizados para el trabajo educativo a lo largo de toda la vida, lo que quiere decir que todos los programas deben incluir los elementos claves de la educación de adultos y del desarrollo cultural.

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