Conferencia de Mons. Carlos Aguiar Retes

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“La Diócesis de Texcoco en la historia de la salvación” Monseñor Carlos Aguiar Retes, Arzobispo de Tlalnepantla 16 de Octubre de 2010 Es un momento muy emotivo para mí volver a esta amada Diócesis de Texcoco y compartir con ustedes en este triduo en el que se celebra y se agradece a Dios el haber sido eregida como Diócesis hace ya 50 años y de mi parte el haber formado parte de esta historia en la cual vamos a reflexionar en estos momentos, esta mañana. Quiero compartir con ustedes esta reflexión desde la consideración de la historia de la salvación, La historia de la salvación es un termino en el cual el concilio vaticano II nos llamo la atención cuando utilizo esta palabra y empezó a abrirse paso en la vida de la iglesia, al principio yo entonces seminarista, pensaba la historia de la salvación pues, que habrá otra historia distinta de la historia de México o de la Historia Universal y no me había dado cuenta, no!, es la historia de la salvación, la misma historia humana pero en donde cada generación, o cada comunidad, o cada persona ha descubierto la presencia de Cristo salvador, y se ha verificado la redención de Cristo, se ha aplicado la salvación en nosotros, eso es la historia de la salvación. Es cuando el ser humano le corresponde a la gracia que Dios le regala y eso, ese es mi testimonio, eso ha sucedido en esta diócesis. Por eso estamos alegres, por eso estamos agradecidos, por eso surge en nosotros una emoción interna porque Cristo el Señor de la historia ha pasado por estas tierras, ha hecho su obra salvífica y estamos alegres, estamos felices de constatar que Cristo camina con nosotros, vamos a hacer, esta es la gran consideración fundamental , pero es bueno entrar en algunos detalles para que nosotros profundicemos lo que hemos vivido y lo que nuestros padres, abuelos y los que se han ido integrando en este caminar de los 50 años de la Diócesis de Texcoco, han ido también colaborando para que la historia de la salvación sea una realidad y un compromiso, un compromiso de nosotros porque esta en nuestras manos el que esa historia de la salvación no termine con nosotros sino se continúe con quienes nos sucedan con las nuevas generaciones. El primer punto que quiero compartirles a ustedes, el ser humano un aspecto filosófico pero que es bueno recordarlo aquí en esta consideración, el ser humano esta condicionado por 2 categorías, en este peregrinar terrestre, mientras tenemos esta existencia, esta vida humana. La categoría del espacio y la categoría del tiempo así lo aprendimos desde la filosofía clásica. El ser humano esta condicionado por el espacio, yo mi cuerpo esta concretado en un espacio, se mueve, tiene ese movimiento dentro de una geografía, dentro de un lugar, ocupa un espacio físico y por eso queremos ver a la gente y por eso nos alegramos de ver ese rostro de la otra persona que conocemos cuando la encontramos y ese, este primer condicionamiento se amplia no solamente en el ser individual sino en una comunidad concreta, porque nos relacionamos con quienes estamos mas al lado, con quienes geográficamente nos encontramos con mayor facilidad, eso hace una delimitación geográfica y eso es lo que permite que en la iglesia en su organización se constituya una iglesia particular, un territorio geográfico en donde viven una comunidad de personas que


entorno a un pastor sucesor de los apóstoles se constituya la iglesia particular, en este caso de Texcoco. Entonces estos municipios, esta descripción geográfica es una categoría propia del ser humano, necesitamos, somos una misma iglesia con el papa, si somos una misma iglesia con las otras diócesis vecinas si, pero necesitamos también nuestra propia identidad, la comunidad que mas nos vemos y que podemos darnos los servicios eclesiales que hacen vivir la salvación de Cristo entonces es una primera consideración, porque estamos configurados geográficamente las diócesis aveces no lo reflexionamos ahora a los 50 años del caminar de esta diócesis, creo que es un primer aspecto en que hay que caer en la cuenta. El segundo, el tiempo, el ser humano además de estar condicionado, de estar en un lugar concreto aunque se pueda mover esta también condicionado por en tiempo, es decir, somos seres que vamos llevando nuestra vida contándola o sea se esta contando el tiempo, el reloj no para, el caminar del tiempo regula nuestras actividades, regula nuestros compromisos, regula también nuestra historia para marcar etapas; fui niño, luego adolescente, luego joven, luego adulto, luego ya, yo ya me acerco al adulto mayor, ya cumplí 60 años, entonces ya estoy llegando a otra etapa y es muy importante que el ser humano entienda la finalidad pedagógica de estas etapas, es fundamental para que en ellas descubra como el Señor se hace presente, de manera que en el niño, levanten la mano quien o quienes han sido catequistas de niños, aquí hay una buena porción, quienes tienen esta experiencia, son una esponja, el niño es una esponja, lo que la catequista le dice el lo recibe con gran facilidad, lo acepta, en la etapa infantil recibimos todo lo de los demás, somos dependientes casi en todo, poco apoco vamos alcanzando autonomía, el ser humano y en ese proceso de esa etapa llega la adolescencia y así pasa a una nueva etapa después, no me voy a entretener en todas las etapas, simplemente para recordar aquella hermosa frase de Jesús que el que no se haga como un niño no entrara en el reino de los cielos, entonces ¿como es posible eso?, es las mismas etapas condicionadas por el correr del tiempo del ser humano en el tiempo nos permiten tener la experiencia infantil que nos condiciona de cuando fuimos dependientes y si en esa experiencia infantil experimentamos el amor, particularmente de papá, de mamá, de hermanos y de otros seres, ya nos dieron una base fundamental para el desarrollo de nuestra vida en las otras etapas, si nos falto si carecimos de ello nos va a condicionar, no definitivamente, se pueden suplir, sustituir, pero crecimos en una dependencia en la que se descubrió el amor, así es el proyecto de Dios, para el niño y por eso recibe todo como esponja, pero esa dependencia se va ir diluyendo, se va a ir terminando en la medida que crece el adolescente que se hace joven y que asume la edad adulta y ya se hace independiente con la gran tentación, es una gran tentación de querer hacer lo que le venga en gana, cuando tiene que descubrir que su compromiso es con los demás que es lo que Dios quiere que hagamos, entonces esta etapa de adolescencia - juventud y luego adultez, nos hace ser autónomos, nos hace tener libertad, nos hace tomar necesariamente decisiones en lo personal y también en lo comunitario y viene la gran crisis, la gran crisis siempre que es la crisis de identidad, quien soy, para que soy en esta vida, que tengo que hacer en esta vida?, ya no es el niño sino que es el adulto, joven-adulto, que tiene que darse una respuesta y en esa resolución de la crisis si ya llevamos un camino desarrollado en la fe, entonces se hace más


fácil la respuesta, ahorita vamos a entrar en ese punto de la fe, que es lo que nos da la fe en este proceso, cuando el adulto ayudado por una experiencia de fe descubre que el centro de su vida es Dios, entonces colabora con él, desde sus responsabilidades, desde sus compromisos, y luego viene la adultez mayor y la senectud, la ancianidad que es el momento mas hermoso de la vida, es la acumulación de experiencia que nos da sabiduría que nos hace entender la vida, yo les he dicho en muchos foros en alguna ocasión, me decía mi mamá, como a unos 5 años antes de morir, dice hijo, por que cuando ya lo sabemos todo en esta vida ya nos vamos a morir!, pues le dije precisamente por eso!, porque la vida es para aprender, para qué recorriste esta existencia y prepararte para toda la eternidad?, entonces la sabiduría que se adquiere en esta etapa nos permite auxiliar a otros, en este recorrido que tienen que hacer hasta llegar a la edad en la que uno necesita otra vez como el niño, hay alguien que a los 60, a los 70, a los 80 o hasta a veces algunos alcanzan a llegar a los 90 como aquí el papá de Monseñor René, con mucha autonomía pero llega un momento en que necesitamos otra vez de los demás como cuando éramos niños, yo ahora en la Arquidiócesis de Tlalnepantla tengo cerca de 40 sacerdotes eméritos que ya pasaron los 75 años y a muchos, yo he estado hablando con ellos les cuesta aceptar que ya no pueden ser los pastores, conductores, que ya no pueden tener toda la energía y la vitalidad para la responsabilidad de párrocos y sobre todo les cuesta vislumbrar que otra vez como niños necesitan de los demás para el resto de su vida, allí volvemos a ser como niños, ven!, dependientes, lo que pide Jesucristo cuando dice que solo aquel que se hace como niño, entrara al reino de los cielos, es aquel que siempre en su vida se ha sentido y ha vivido dependiente de Dios y eso es lo difícil, lo más difícil es cuando pasamos de la adolescencia a la senectud, vivir nuestra vida dependientes de la voluntad de Dios nuestro padre, hacer a Dios el centro de nuestra vida y esa tiene que ser nuestra preocupación fundamental, entonces aquí tenemos este recorrido visto de forma individual pero lo mismo sucede de forma comunitaria estas 2 categorías del espacio y del tiempo también son significativas para una comunidad eclesial y eso es lo que hoy estamos recordando, como esta iglesia particular de Texcoco que llega a 50 años, es viejita o es joven?, es muy joven!, jovencísima!, tiene mucho que hacer por delante y mucho futuro, la diócesis de Texcoco es una iglesia con mucha esperanza porque así como en la vida humana, en el ser humano la persona poco a poco a lo largo del arco de la vida va caminando la comunidad eclesial, necesita más tiempo para ser una comunidad madura, por ejemplo una familia, una familia tiene a papá a mamá, pero si solamente son papá mamá y los niños jóvenes, es una familia joven, aunque el papá y la mamá tengan 40 años y los hijos 15 - 20, en cambio cuando esa familia ya pasaron a ser abuelos, los papás, esa familia ya empezó a llegar a un termino de adultez, de senectud, y así también la comunidad eclesial, la iglesia particular tiene sus tiempos pero son mas amplios, no es como el del ser humano, en lo individual porque aunque aquí estemos algunos ya con mayoría de edad, esta iglesia de todos modos es joven, y es joven porque sus estructuras, porque su caminar se esta apenas consolidando, aquí llego Monseñor Artemio, y el tiene una iglesia todavía más jovencita que ésta, verdad!, la iglesia de Valle de Chalco, esa iglesia apenas tiene 7 años de vida, y le toca a él como papá joven llevarla a la comunidad, esta incipiente, es apenas generadora de una vida naciente, ésta iglesia de Texcoco, es abuela de esa iglesita y por eso quizá la providencia de


Dios les regalo un Obispo que era sacerdote de esta Diócesis de Texcoco, la abuelita le regalo a un Obispo a esa iglesia que apenas nacía hace 7 años, vean entonces esta iglesia de Texcoco es joven, no es niña, niña Valle de Chalco, es joven pero ya tiene cierta adultez, ya tiene cierto caminar y eso es lo que agradecemos en esta ocasión, le damos gracias a Dios de que nos ha permitido ya ir poniendo bases sólidas para nuestra vida de Iglesia, bases sólidas como es ésta cantidad enorme de catequistas que tenemos, estas estructuras parroquiales, esta cantidad de presbíteros propios que tenemos para el servicio de esta iglesia, Obispos que nacen de este mismo presbiterio como aquí Monseñor René que son hijos de este presbiterio y auxilian a su Obispo en el trabajo episcopal, todo eso es motivo de gratitud, de reconocer el don que Dios le ha dado a esta iglesia particular, este es el primer punto pues, de la reflexión, darnos cuenta de estos espacios geográficos, de estos tiempos de camino recorrido y por eso entramos a este segundo punto mas incidente con el tema. Son 50 años de caminar que no es simplemente una memoria de hace 50 años, que paso el 18 de Octubre de 1960, y ya, decimos: ah aquí está la fotografía donde Monseñor Francisco Ferreira tomaba posesión como primer obispo de esta Diócesis, ya recordamos ese momento, un recuerdo de un hecho particular, de un acontecimiento no, no se queda ahí, es mucho más que la memoria de un hecho histórico sucedido hace 50 años, es mas bien estos 50 años un recuento de acontecimientos salvíficos que han pasado en esta Diócesis, es ir haciendo una suma de las cosas hermosas que han ido sucediendo, eso se hace con ayuda de expertos, aquí esta el Padre Antonio Cano, Dr. en Historia y que le encanta la investigación, le fascina!, su vocación de historiador y que ha traído esa historia de acontecimientos que hacen que estos 50 años sean motivo de gratitud a Dios. Entonces con ayuda de especialistas y colaboración de todo el pueblo de Dios que trae acá la memoria de lo que ha vivido y que se va recapitulando con ayuda de otros sacerdotes, aquí esta el Padre Jorge Cuapio, como Vicario de Pastoral, recogiendo las experiencias, otros poniendo las fotografías, otros diciendo: es que paso esto hace tantos años y así se van sumando los hechos significativos en donde podemos descubrir el paso del señor Jesús en este espacio de Texcoco como Diócesis y en este tiempo de 1960 al 2010, es el recuento que nos permite decir, “El Señor ha estado con nosotros”, y estamos alegres, estamos alegres porque el Señor ha pasado, porque el Señor ha caminado con nosotros, porque aquí en Texcoco hemos hecho de nuestra historia, historia de salvación, por esa razón estamos contentos, esta también llegando Monseñor Francisco Escobar, otra razón de nuestra gratitud a Dios, otro presbítero Obispo para una Diócesis bebé, esa no es niña, Valle de Chalco es niña!, Teotihuacán en cambio es bebé, lo recibimos con mucho gusto a Monseñor Francisco. Cuando se define a la iglesia, como podemos definir que es la iglesia?, agrupación religiosa dicen el gobierno, es una forma de definirla pero no es exacta esa definición, no es simplemente que nos agrupamos por nuestros sentimientos religiosos que se identifican que forman un mismo cuerpo, lo que es la iglesia, nos dice el Concilio Vaticano II “La iglesia es sacramento universal de salvación”, que quiere decir eso?, iglesia sacramento, ya sabemos que hay 7 sacramentos entonces cuando termino el concilio muchos decían, ¡Hay ya se proclamo el Octavo sacramento!, no!, no es un sacramento más, la iglesia que presenta a Cristo y que lo da y que lo ofrece a quienes creen en el a través de


7 sacramentos, ella misma es sacramento, es decir, ella misma es una expresión de la presencia de Cristo en el mundo a través de lo que hace, de lo que vive, eso es la iglesia, por eso la iglesia no somos solamente el Papa y los Obispos, la iglesia no solamente somos los sacerdotes o las religiosas, por mas que estamos entregados a tiempo completo a servirla ¿Quiénes somos la iglesia?, todos los bautizados, todos los que estamos bautizados en el nombre del Señor Jesús, y todos nosotros hacemos esa presencia sacramental como iglesia, como iglesia presencia de Cristo para la salvación para que esta historia salvífica, esta redención que en un espacio y en un tiempo concreto hizo Cristo, se prolongue, que no se quede solamente de que hace 2010 años Cristo nació en Belén, que hace dos mil menos 33, mas o menos para poner la edad, que hace 1977 años Cristo murió en la cruz, y ya, son hechos allá aislados que los recordamos, no!, el efecto de ese acontecimiento histórico se prolonga y se prolonga de manera dinámica, es decir que es eficaz, que lo que hizo Cristo de dar su vida por nosotros la sigue dando por los de hoy de 2010, esa es la historia de la salvación, y eso es la iglesia, este sacramento de presencia de Cristo salvífico, sacramento universal porque hacemos aquí en Texcoco, pero hay muchos otros esparcidos en el mundo y la iglesia es para todos aquellos que acepten a Cristo sin distinción de raza ni de color para todos los que lo acepten, es por eso sacramento universal de salvación. Vamos a pasar a un tercer puntito, que es mi experiencia como Tercer Obispo de esta historia de salvación, Monseñor Francisco Ferreira, Monseñor Magín Torreblanca, nos están viendo desde arriba!, y se alegran de también lo que ellos vivieron, ya no nos lo pueden contar así en cortito como lo estoy haciendo yo, pero yo todavía Dios me ha dado la vida y me han invitado, aquí mi hermano el 4to Obispo a que comente también como tercer Obispo de Texcoco y lo primero que yo quiero decirles es: “Yo estoy agradecido y por eso vengo aquí a darle gracias a Dios de haber sido llamado para ser el tercer Obispo de Texcoco, porque aquí aprendí a ejercer mi misión de Obispo, aquí me hice Obispo, con ustedes, aquí aprendí, fue mi escuela, y en este aprendizaje yo fui siendo testigo de la historia que ya venia cuando empecé a ser la primera visita pastoral, que me acompaño Monseñor René, por todas las parroquias, Monseñor Artemio en su zona, Monseñor Francisco Escobar en la suya, así me acompañaron hace ya 12 años mas o menos, andábamos en estos trabajos y allí yo fui testigo cuando me encontraba con la comunidad de cada parroquia, de lo que habían hecho y de lo que estaban haciendo los sacerdotes, verdad Padre Sergio!, cuando te visite en Tlaixpan, ahí me di cuenta de todo el trabajo que había hecho en esa parroquia él y sus antecesores y así fui recogiendo la historia del caminar de cada comunidad parroquial y soy testigo de que en ese momento 1997 al año 2000, recogí testimonio de que el Señor Jesús había pasado, había estado presente, yo doy testimonio de eso, es decir, Cristo el Señor se había hecho ya presente en todos los rincones de nuestra Diócesis en todas nuestras parroquias, en la presencia de sus sacerdotes y de sus fieles y por eso fui aprendiendo que mi labor era darle continuidad, proyectarla, buscar los caminos para los nuevos retos que esa convicción que tenemos de la necesidad de Cristo en nuestras vidas pues no se quedara ahí, no se terminada con esa generación, era mi responsabilidad como Pastor de impulsar a que esta Diócesis siguiera siendo sacramento universal de salvación y puedo decir que encontré eco en los presbíteros para este trabajo en renovarnos para


que nuestra iglesia como ahora lo esta pidiendo para toda América Latina el Episcopado sea no solamente que ofrezca los servicios para la vida de fe, sino misionera, que salga, que no se quede nada mas en atender la gente que recibe, me acuerdo que un Padre me pregunto, ya lo he dicho algunas otras veces ¿Señor Obispo para que quiere que vayamos?, si con la gente que nos llega tenemos mas que suficiente trabajo que hacer, le dije “porque nuestra responsabilidad son todos, no nada mas los que vienen a pedir servicios”, yo creo que esa mentalidad fue calando y esta Diócesis de Texcoco se fue preparando poco a poco con mucha participación, presbíteros, religiosos y sobretodo ustedes los fieles laicos, los agentes de pastoral comprometidos a entender que había necesidad de la misión, se acuerdan en el año 2000 que hicimos ese lanzamiento de la misión en nuestra Diócesis de Texcoco, y que poco a poco con trabajo, si que cuesta trabajo, porque cuesta trabajo dar cambios y reestructurar pero se fueron consolidando estructuras en la parroquia para la misión. Yo creo que en este sentido la iglesia de Texcoco durante esos 12 años que ya le entregue aquí la estafeta hace poco mas de 1 año a Monseñor Juan Manuel pues esta dando frutos, esta dando frutos de vida, frutos en donde se percibe que la iglesia cumple su misión y se convierte así ella en propia gracia, gracia de Dios, es una gracia de Dios, es un Don de Dios ser iglesia particular de Texcoco, ser una escuela donde se aprende con mucho orgullo lo digo y lo voy a decir delante de mis presbíteros de Tlalnepantla, próximo enero Monseñor Rene ya se comprometió, a ir a hablarle a mis presbíteros de Tlalnepantla de la metodología pastoral que se ha implementado en esta Diócesis, por que?, porque ya se aprendió, es una escuela, eso es una escuela, tener métodos aprendidos, darlos y ofrecerlos a otros para que también los conozcan en beneficio suyo, así nos ayudamos, así también va a ir, verdad!, el día, la tercera semana de enero va a ir, así que no lo busquen aquí, la tercera semana de enero, porque ya le diste permiso?, verdad!, para ir allá (dirigiéndose a Monseñor Juan Manuel), va a estar por allá ayudándonos. Y además se convierte ese aprendizaje, ese caminar, se convierte en escuela, yo agradezco también a la Hermana Lorena, al Padre Jorge Cuapio que fueron para ayudarnos a que nuestros catequistas empiecen a pensar en el catecismo escolarizado, de 6 años, aquí ya prácticamente en todas las parroquias, y las catequistas lo conocen, y que tenemos en Texcoco el propio catecismo diocesano, son aprendizajes que se tienen ahora que ofrecer a otros y allá en Tlalnepantla también ya fueron a dar, por ahí vi a la hermana Lorena, no se donde ande, estuvo allá en Texcoco ayudándonos a los catequistas de Catedral, es todo aprendizaje, que se convierte en un don para si y en don para los demás. Cuando nosotros dejamos que el regalito que Dios nos da sea solo para mi, el regalito ya no se vuelve gracia, ya no se vuelve experiencia de vida, cuando yo recibo un regalo de Dios es para compartirlo con los demás, es para darlo a los otros y eso es lo que Texcoco esta haciendo al interior de su vida de Diócesis, al interior de nuestra provincia eclesiástica y esta llamada a seguirlo haciendo en servicio de toda la iglesia de esta forma camina siendo una iglesia sacramento universal de salvación. Vamos a culminar en la reflexión con un 4to punto. La gran misión de la iglesia, esta misión que hemos venido reflexionando es transmitir la fe a la siguiente generación, este es el gran desafío, no quedarnos nosotros con ese regalo, para mi y para los míos sino saberlo transmitir a la siguiente generación, el


gran desafío de la iglesia, sobre todo hoy que estamos con un contexto cultural distinto, ya no fue el contexto cultural en el cual yo lo recibí, sino ahora son otros contextos que dificultan en principio esa transmisión de la fe, debemos ser conscientes que el reto para nosotros hoy, es mucho mas difícil de lo que fue para nuestros antepasados, para nuestros abuelos, para nuestros padres, hoy a nosotros nos toca bailar con la más fea dice el refrán popular, en ese sentido, es decir nos toca un reto y un desafío muy grande pero ¿estamos solos en ese desafío?, quien es el principal responsable de responder a este desafío?, el Espíritu Santo, es la herencia, lo vamos a reflexionar en la misa, en la Eucaristía de hoy, es la herencia de Cristo para responder a este desafío. Voy a apoyarme brevísimamente, espero hacerlo con unas cuantas frases del Papa Benedicto XVI en su 2ªEnciclíca, en el número siete que nos dice para que es la Fe, dice: La fe, es la Encíclica sobre la esperanza “La fe no es solamente un tender de la persona hacia lo que ha de venir y que esta todavía totalmente ausente. La fe nos da algo, nos ya ahora algo de la realidad esperada y esta realidad presente constituye para nosotros una prueba de lo que aún no se ve”. Son unas cuantas palabras del Papa muy importantes; La fe no es simplemente creer que después de esta vida va a haber reino de Dios, va a haber cielo. Dice el Papa, lo esta diciendo el Papa: La fe no es simplemente, dice: La fe no es solamente tender de la persona hacia lo que ha de venir, pero que todavía ahorita esta ausente. El cielo esta ausente de nosotros? Ahí esta, entonces, eso es lo que tenemos que entender, fíjense dice: “Nos da ya ahora algo de la realidad esperada”. Es decir el cielo, el cielo en plenitud está ausente, pero el cielo, la vida de Dios, eso es el cielo ya se nos participa desde ahora, en una probadita si, en una probada pero ya es una realidad presente que constituye para nosotros una prueba de lo que aún no se ve, o sea el cielo no lo vemos, pero lo experimentamos en una probadita de fe; Eso es la iglesia, esa es la misión de la iglesia, generar experiencias que sean probaditas del cielo, es decir, que sean experiencias de la vida de Dios en nosotros. Para eso está la iglesia, y dice el Papa en el siguiente número: “La fe otorga a la vida, una base nueva, un nuevo fundamento sobre el que el hombre puede apoyarse, de tal manera que precisamente el fundamento habitual, la confianza en la renta material queda relativizado.” Esto es muy importante en este contexto cultural que vivimos hoy, porqué? Porque la generación particularmente joven, y muchos de nosotros ya estamos cayendo en la tentación de que todo nos lo de el dinero y el bienestar y pensar que la felicidad es tener dinero para comprar todo, y que la felicidad es poder tener el mejor bienestar de las cosas que la técnica y la ciencia me dan: un teléfono celular, un auto, una casa, un refrigerador, aire acondicionado o calefacción cuando hace frío, el más bienestar que yo pueda tener, ese es mi cielo, esa es mi probadita de cielo y relativizarlo; Nos pide el Papa eso material no es la probadita del cielo, qué es la probadita del cielo? La fe, la fe que se pone el apoyo fundamental en Dios, en la participación de Dios en la historia, y en la satisfacción humana de mi crecimiento personal, de mi desarrollo personal para servir a los demás con mi experiencia. Y eso es lo que realmente me hace feliz, me hace más feliz que lo material, lo material lo necesito para mi vida, para mis satisfacciones de necesidades físicas, las necesito, las tengo que procurar y ser responsable hasta donde llegan mis fuerzas de tenerlas, pero no deben de ser el objeto, aquí hay que, dice el Papa, “relativizarlo” y continua diciendo: “Ese apoyo que da la fe crea


una nueva libertad.” O sea ante lo material que parece que nos da el alimento, nos da la casa, nos da la salud, pareciera sustentar la vida, dice, pero es aparente, aunque con ello no se niega su sentido normal, eso es aparente, tenemos que adentrar entonces con los ojos de la fe a descubrir que nosotros somos mas que nuestro cuerpo, que nosotros somos espíritu también, y el espíritu es lo que va a permanecer y que el espíritu es lo que nos genera la relación con Dios. Aquí tenemos una tarea muy grande que hacer con nuestro pueblo en general, quizá ustedes como agentes de pastoral mas comprometidos ya lo saben, pero hay que transmitirlo. Es que la relación con Dios, muchos todavía lo hacen, como un intercambio con Dios par que me de cosas, yo te ofrezco ir a misa pero en cambio dame salud, yo te ofrezco esto pero tu en cambio dame esto otro, yo te ofrezco ir en manda a la Basílica de Guadalupe pero tu en cambio ayúdame a salir de este problema económico, y en la medida en que yo reciba esas cosas que yo le pedí a Dios, aparentemente mantengo mi fe, pero esa no es la auténtica fe, esas son expresiones muy primitivas de la fe, porque aparentemente nos ponen en relación con Dios, pero no con el auténtico Señor de la vida que me ama y que no está regateándome nada, y yo si le regateo, y yo si le exijo, y yo si le digo; Pero el Señor me lo está queriendo dar todo desde su proyecto para que yo lo descubra a él, no a las cosas que el me da. Que triste siente un papá o una mamá que su hijo lo quiere solamente porque le da dinero, lo bonito es que el hijo quiera a su papá, a su mamá porque es su padre o su madre y porque le ha dado amor, y eso es lo que Dios quiere de nosotros. Entonces esta es la gran tarea que tenemos hacia el futuro, como transmitir esta fe a la próxima generación, a la nueva generación? Cómo transmitir esta auténtica fe a nuestro pueblo, cómo hacerlos pasar de una espiritualidad de la religiosidad en general a una espiritualidad cristiana, a conocer a Cristo el Señor de la vida? Ese es nuestro gran reto, y por eso al mismo tiempo que estamos de fiesta, al mismo tiempo que estamos alegres y agradecidos con Dios, con lo que ha hecho con nosotros, al mismo tiempo tenemos que ser consientes de nuestra responsabilidad y decirle al Señor: Ayúdanos como iglesia particular de Texcoco a cumplir la tarea de transmitir esta fe que nos ha dado sentido y que nos ha dado tanta alegría y significado de vida para que las siguientes generaciones sigan siendo iglesia, sacramento universal de salvación. Que así sea.


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