Comunión: 28 de julio de 2013

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COMUNIÓN ÓRGANO OFICIAL DE LA DIÓCESIS DE QUERÉTARO

Santiago de Querétaro, Qro., 28 de julio de 2013

Esta semana Querétaro será sede la XI Reunión Nacional de Comunidades Católicas de Sordos

17° Domingo Ordinario - Ciclo C

No. 806 AÑO 16

Convivencias Vocacionales 2013

Con el objetivo de trabajar la igualdad del lenguaje de los sordos en el aspecto espiritual, se llevará a cabo la XI Reunión Nacional de Comunidades Católicas de Sordos, del 30 de julio al 04 de agosto, en el Areópago Juan Pablo II de la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en la Col. Carretas de esta Ciudad Episcopal. El padre Alejandro Reynoso Pérez, coordinador de este encuentro en la diócesis, indicó a www.diocesisdequeretaro.org.mx que se trabajarán aspectos litúrgicos en la lengua de señas, así como la participación e integración de los sordos e intérpretes en actividades sociales. Los asistentes también recibirán el retiro de la Escuela de San Andrés. Informó que se esperan alrededor de 220 personas, entre sordos, intérpretes y sacerdotes, representantes de 26 comunidades de estados como Hidalgo, Coahuila, Guadalajara, Chihuahua, San Luis Potosí, entre otros. El día sábado 3 de agosto, el Obispo de la Diócesis, Mons. Faustino Armendáriz, presidirá la Celebración Eucarística en la Iglesia Catedral, a las 5:00 pm; posteriormente, se hará un recorrido turístico para finalizar con una actividad recreativa en la Casa de Pastoral. Por el momento, el equipo solicita apoyo para apadrinar a los sordos que participarán en la reunión, con el aporte de $1,000 pesos para la inscripción, el hospedaje, o donativos según las posibilidades. Para mayores informes, comunicarse con el padre Alejandro Reynoso al teléfono de la Parroquia de Cristo Rey (442) 216-00-

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En el Seminario Conciliar Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe, se llevaron a cabo las convivencias, selección y orientación vocacional. Se contó con una asistencia de 80 jóvenes en la primera convivencia tan solo para los que terminaron 6° de primaria, las cuales se realizaron del sábado 6 al martes 9 de julio. Del jueves 11 al domingo 14 de julio se realizó la segunda Convivencia vocacional para los que terminaron, 1° y 2° de secundaria, se contó con una asistencia de 104 jóvenes. Del lunes 15 al viernes 19 de julio se realizó la tercera de Convivencias vocacionales para los que terminaron 3° de secundaria, algún grado de preparatoria se contó con una asistencia de 50 jóvenes. En las instalaciones del Curso introductorio, en la comunidad de San Miguel Galindo, SJR. Qro., se realizaron del lunes 15 al viernes 19 de julio para los que terminaron preparatoria o Bachillerato y/o universitarios se contó con una asistencia de 34 jóvenes. Estos jóvenes fueron atendidos por 18 seminaristas muy bien coordinados por el padre Jhonatán Córdova Rodríguez. El objetivo de estas Convivencias es ayudar a profundizar en cada uno de los elementos del proceso de descubrimiento de la llamada de Dios, de su mensaje, de los medios que él se sirve y donde se puede servir... además de brindar un proceso de acompañamiento y discernimiento a los jóvenes que en su vida han descubierto la llamada del Señor hacia la vida Sacerdotal


LA VOZ DE NUESTRO SEÑOR OBISPO † Faustino Armendáriz Jiménez. IX Obispo de Querétaro

XVII Domingo del Tiempo Ordinario - Lc. 11, 1 – 13 Cuando oren, digan así: “Padre nuestro…”

La oración, una necesidad Esta narración del evangelio es una catequesis sobre la oración cristiana. Tanto el discípulo como la comunidad tienen necesidad de orar. San Lucas recoge el estilo, la forma y el espíritu que debe impregnar la oración del cristiano. El evangelista presenta a Jesús que ora con frecuencia, y la escena de hoy es una de ellas; los discípulos quieren aprender unas formas como las que Juan Bautista enseñó a sus discípulos, pero Jesús les enseña una oración nada ritualizada, llena de confianza y de compromiso personal. Inaugura una forma de orar inaudita, ya que por primera vez alguien se dirige a Dios con confianza filial, “Padre”. Jesús introduce un cambio profundo en la relación de los hombres y mujeres con Dios. Jesús sustituye el temor por el amor, lo verticalidad por la horizontalidad, ya que en ese tiempo se le rezaba a un Dios lejano y al que se le tenía que temer. ¡Dios es Padre! No se trata de una fórmula que haya que repetir de memoria, de hecho, en San Mateo se expresa la comunidad con palabras diversas. Es cierto que es la oración que más tenemos en la memoria con sus 53 palabras en Mateo y 34 en Lucas, sin embargo la memoria muchas veces nos lleva a la inconsciencia y por ello, en no pocas ocasiones se le pierde el sabor a esta plegaria, ya que hay el peligro de que se vuelva rutina el pronunciarla. Por eso es necesario subrayar que bastaría con detenernos en la primera palabra: Padre, el Abba arameo, una expresión llena de ternura y de confianza y en ella engarzar diariamente nuestros ruegos, además de darle el profundo sentido al resto de la oración; porque todo lo que allí se pide descansa sobre la primera invocación que le sirve de base y de fuerza ascendente. Sobre la certeza de que Dios es Padre brotaron todos los caminos para anunciar el evangelio. Sobre la seguridad de su amor, todas las tragedias humanas cambian de signo y se iluminan de esperanza. Es necesario experimentar el amor del Padre para poder decirle al otro en el anuncio misionero: “Dios te ama” En esta oración podemos ver con claridad como chocan el reinado de Dios y el poder del mal, por ello el Padrenuestro tiene que ver con todas las grandes cuestiones de la existencia personal y social del ser humano de todos los tiempos. El centro lo ocupa Dios junto con el hombre necesitado. El Papa Benedicto XVI señalaba que “la oración se convierte en la mayor fuerza de transformación en el mundo… tener trato con Dios para mí es una necesidad. Tan necesario como respirar todos los días, como ver la luz o comer a diario… todas esas cosas son necesarias… en el trato con Dios no hay hastío posible. Tal vez pueda haberlo en un ejercicio de piedad, de alguna lectura piadosa, pero nunca en una relación con Dios como tal”. Una invitación: Hay que “pedir “, “buscar”, “llamar” con la seguridad de que “se recibe lo que se pide”, “se encuentra lo que se busca” y “se abren las puertas cuando se llama”. Esta triple insistencia implica una confianza y búsqueda total. Una oración: “Señor, haz que este espíritu del Padrenuestro se nos tatúe en el alma, para que nada ni nadie nos desoriente de esta manera de vivir, que es rotunda y radical, que está clara y no tiene rebajas, porque el amor siempre hay que darlo y recibirlo completo. Padre nuestro, que estás en los cielos, quédate aquí, junto a nosotros. Amén”. Página 2

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COMUNION No blindemos el corazón ACENTOS Pbro. Filiberto Cruz Reyes

Se ha anunciado que el Papa Francisco en su viaje apostólico a Brasil no utilizará el papamóvil blindado que utilizaban los pontífices en sus viajes internacionales; esta costumbre del uso del papamóvil con vidrios antibalas se implementó después del atentado que sufriera el Papa Juan Pablo II en 1981. Dicha decisión tiene sus riesgos y fue tomada por el mismo Pontífice según anunció el P. Federico Lombardi SJ, vocero del Vaticano. Blindado (del inglés blind: ciego) no puede tener el creyente el corazón, tal vez es el mensaje que el Papa nos ha querido dar con este signo, pues lo ha afirmado expresamente en su reciente Encíclica Lumen fidei (La luz de la fe): «La luz de la fe: la tradición de la Iglesia ha indicado con esta expresión el gran don traído por Jesucristo, que en el Evangelio de san Juan se presenta con estas palabras: «Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas» (Jn 12,46). También san Pablo se expresa en los mismos términos: «Pues el Dios que dijo: ´Brille la luz del seno de las tinieblas´, ha brillado en nuestros corazones» (2 Co 4,6) (n. 1). Y Agrega: «Cuando falta la luz, todo se vuelve confuso, es imposible distinguir el bien del mal, la senda que lleva a la meta de aquella otra que nos hace dar vueltas y vueltas, sin una dirección fija» (n. 3). En días recientes los analistas hablan de las consecuencias de esa guerra en Siria que bien a bien los de a pie no entendemos las razones: los muertos rondan los 100 000, los refugiados fuera del país son 1 500 000 mas miles que no se han registrado exactamente, 4 500 000 los despojados en el interior del país por miedo a la violencia o porque sus casas fueron destruidas. En conjunto unos 7 000 000 de personas tienen necesidad urgente de ayuda humanitaria. En el entorno de Querétaro en sus límites con Guanajuato, según los medios, en días recientes una joven madre de familia, después de haber sido secuestrada fue asesinada: ¿cómo pueden estar blindados nuestros ojos y nuestro corazón como humanidad frente a estos hechos? Vivimos esto que el Papa advierte: una confusión en la que es imposible distinguir el bien del mal. Una cierta pasividad social y personal que evoca la que describía el premio Novel de literatura Albert Camus en su conocido texto: El Extranjero. Ahí, su personaje Meursault, asesina a un hombre; luego durante el proceso que se le sigue, algún testigo dice que lo vio en el funeral de su madre y que éste no lloró. Al final parece que más que por el homicidio se le acusa de insensibilidad ante el hecho de la muerte de su madre. La gran cuestión para Camus es que no se explica porqué el hombre no encuentra respuestas a los grandes problemas existenciales de la vida: la injusticia, el dolor, la enfermedad, el sufrimiento de los inocentes, la muerte, etc., el hombre siempre pregunta y el mundo calla. Para Camus no hay esperanza, sin embargo, afirma, eso no quiere decir que estemos desesperados; en su perspectiva, al hombre le queda sólo la ciencia, el conocimiento, la rutina de Sísifo que no encuentra sentido a su esfuerzo diario; para hacer un poco menos trágica su situación. Al final su personaje es condenado a muerte y antes de la ejecución se presenta el sacerdote capellán de la cárcel para ofrecerle la oportunidad de un diálogo. El personaje dice del capellán: «me parecía amable». Sin embargo afirma categórico que rehusaba las visitas del mismo porque no creía en Dios. Le pregunta el capellán: «¿No tiene usted, pues, esperanza alguna y vive pensando que va a morir por entero?», y él contesta «Sí». Más adelante dice el reo: «Quería aún hablarme de Dios, pero me adelanté hacia él y traté de explicarle por última vez que me quedaba poco tiempo. No quería perderlo con Dios» (CAMUS, ALBERT; El Extranjero, Emecé. México 2012, p. 155). El Capellán le dice enseguida: «Estoy con usted. Pero no puede darse cuenta porque tiene el corazón ciego. Rogaré por Usted». En su trágica postura el que iba a morir sentencia: «¡Qué me importaban la muerte de los otros, el amor de una madre!», cosa que solo puede venir de un ciego que no percibe el amor, ese que da la luz de la fe, ese común a todos los humanos. A eso va Francisco a Brasil, a rogar por toda la humanidad: por Brasil, por Siria, por Querétaro y Guanajuato, por todos los humanos. La iglesia tiene la firme convicción que sin fe solo nos queda el sin sentido del personaje, manifiesto en la última frase de la novela: «Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, me quedaba esperar que el día de mi ejecución haya muchos espectadores y que me reciban con gritos de odio».


Magisterio

Comunión Diócesis de Querétaro

† Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro

Homilía en la Misa con motivo de la 123 P eregrinación a pie al T epeyac Peregrinación Tepeyac Plaza de las Américas de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, México, D. F., a 21 de julio de 2013 Annus Fidei – Año de la Pastoral Social – Año Jubilar Diocesano

Queridos hermanos peregrinos: Les saludo a cada uno de ustedes en el Señor, en este domingo en el que celebramos la victoria de Cristo sobre la muerte, deseando que la alegría de la resurrección, inunde su corazón y renueve sus esperanzas en la vida futura. Pues es en Cristo resucitado «el verdadero Dios por quien se vive», donde se fundamenta nuestra fe cristiana (cf. 1 Co 15,14) y donde como creyentes podemos obtener la vida eterna. Durante estos días que hemos peregrinado juntos, desde el corazón de nuestra Diócesis hasta este Santuario, hemos compartido en un ambiente de fraternidad y de espiritualidad las preocupaciones, las alegrías, las penas y las esperanzas, pero sobretodo la fe, que es el fundamento de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestro trabajo y de nuestra existencia; con la firme esperanza que en María de Guadalupe podemos seguir peregrinando hacia a casa del cielo. Debemos sentirnos dichosos al tener esta oportunidad de venir hasta este lugar, pues nuestra Madre del cielo nos recibe con el corazón de madre y nos anima a seguir poniendo nuestra fe en su Hijo Jesucristo. Esta peregrinación es ya parte esencial en la vida de muchos de nosotros y por ende, al celebrar este año jubilar diocesano por los 150 años de la erección canónica de nuestra Diócesis, adquiere un significado especial, pues es una expresión viva de la fe de nuestro pueblo que ama a María y por lo tanto, podemos decir que la Diócesis de Querétaro en su historia, ha caminado bajo la mirada maternal de la Santísima Virgen María. Por ello, en este contexto de celebración jubilar, hoy proclamamos que nuestra Diócesis es esencialmente una diócesis Mariana, una diócesis que ha aprendido a amar a Jesucristo en la escuela de María, una diócesis que desea seguir conociendo al Hijo de Dios e Hijo de María para comunicarlo a muchos y puedan así tener vida en abundancia (cf. Jn 10, 10). La Palabra de Dios que acabamos de escuchar, en esta mañana nos presenta una de las realidades esenciales en la vida cristiana: la importancia que tie-

ne la escucha de la Palabra de Dios en la vida del ser humano, pues en ella Dios revela su plan de salvación a quienes la acogen con solicitud. Marta y María son dos hermanas; tienen también un hermano, Lázaro, quien en este caso no aparece. Jesús pasa por su pueblo y —dice el texto— Marta le recibió (cf. 10, 38). Este detalle da a entender que, de las dos, Marta es la mayor, quien gobierna la casa. De hecho, después de que Jesús entró, María se sentó a sus pies a escucharle, mientras Marta está completamente ocupada en muchos servicios, debidos ciertamente al Huésped excepcional. Nos parece ver la escena: una hermana se mueve atareada y la otra como arrebatada por la presencia del Maestro y sus palabras. Poco después, Marta, evidentemente molesta, ya no aguanta y protesta, sintiéndose incluso con el derecho de criticar a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Marta quería incluso dar lecciones al Maestro. En cambio Jesús, con gran calma, responde: «Marta, Marta —y este nombre repetido expresa el afecto—, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada» (Lc 10, 41-42). La palabra de Cristo es clarísima: ningún desprecio por la vida activa, ni mucho menos por la generosa hospitalidad; sino una llamada clara al hecho de que lo único verdaderamente necesario es otra cosa: escuchar la Palabra del Señor; y el Señor en aquel momento está allí, ¡presente en la Persona de Jesús! Todo lo demás pasará y se nos quitará, pero la Palabra de Dios es eterna y da sentido a nuestra actividad cotidiana. La afirmación fundamental de todo el relato es que sólo una cosa es necesaria. Marta se preocupa de muchas cosas, quiere servir y obsequiar al huésped. Pero Jesús le dice: lo importante es la salvación que el huésped le trae, lo necesario es escuchar, acoger la palabra. En

este momento, María, que se ha concentrado en la escucha de la palabra, ha escogido lo que debe, lo mejor. Lo que hace Marta no es malo, pero supone desconocer la oportunidad de la visita del Señor. Se le ofrece una ocasión que debe aprovechar. Marta quiere servir a Jesús, pero Jesús quiere que acoja la salvación. La palabra debe ser escuchada. María se convierte aquí en símbolo de la comunidad que ha de estar a la escucha de la palabra. Es un eco del «buscad primero el reino de los cielos…» (Mt 6,33). En esta actitud de María y de la comunidad hay un cambio de papeles. María, igual que Marta, acoge a Jesús, pero la acogida que ella le da no es un don que ella le ofrece. Ella acoge, pero al mismo tiempo se siente acogida. La diferencia entre las dos hermanas está en que Marta se da al Señor y siente el gozo de darse, mientras que María se da pero no tiene la satisfacción de darse, sino la de ser acogida. Esta ha de ser la actitud de la Iglesia y de los evangelizadores al acoger a los pobres. Hay que dejarse evangelizar por aquellos a quienes se evangeliza, por los pobres. Queridos hermanos peregrinos, durante estos días al platicar con muchos de ustedes me he dado cuenta que efectivamente en nuestra vida es necesario saber escuchar la voz de Dios, de escuchar su palabra y poder así conocer su voluntad, de manera que podamos ser felices y podamos vivir la vida en plenitud. Es muy difícil vivir una vida sin la escucha de la Palabra de Dios, pues cuando sucede así, lo único que hacemos es que construimos una vida sin Dios, llevando a muchos al sin-

sentido de la vida. ¡Ojalá que en nuestros hogares la Palabra de Dios cada día sea más conocida¡ ¡Dediquemos unos minutos del día para leer la Biblia en casa, dejando los quehaceres de cada día por un momento y sentándonos a la escucha de la Palabra ! Que cada domingo como familia nos acerquemos a la Santa Misa para escuchar la Palabra de Dios. «pues la lectura del texto sagrado, hecha con espíritu de oración y con docilidad a la interpretación eclesial, anima habitualmente la vida de las personas y de las familias cristianas» (Juan Pablo II, Dies Domini, 40). En la primera lectura hemos escuchado coma Abraham recibe la promesa de la paternidad en un ambiente de acogida y de hospitalidad a los mensajeros de Dios. Por la confianza y la fe puesta en Dios, de salir de su tierra, Dios le responde con la promesa de que tendrá un hijo. En la escucha de su palabra recibió esta grande noticia que lo hace padre de la fe. Las nuevas generaciones necesitan ser introducidas a la Palabra de Dios a través del encuentro y el testimonio auténtico de nosotros los adultos, la influencia positiva de los amigos y la gran familia de la comunidad eclesial, de manera que puedan conocer lo que Dios quiere para ellos en su vida. No tengamos miedo de escuchar la voz de Dios, de saber y conocer cuáles son sus designios. Sin embargo, otra de las dimensiones de la Palabra de Dios que la liturgia de este día subraya, es precisamente el la naturaleza misma de la Palabra de Dios nos apremia a darla a conocer a los demás. San Pablo nos lo recuerda hoy en la segunda lectura que escuchamos, cuando les escribe a los Colo-

senses: «Por disposición de Dios, yo he sido constituido ministro de esta iglesia para predicarles por entero su mensaje o sea el designio secreto que Dios ha mantenido oculto desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a su pueblo santo» (Col 1, 25-26). La misión de anunciar la Palabra de Dios es un cometido de todos los discípulos de Jesucristo, como consecuencia de su bautismo. Ningún creyente en Cristo puede sentirse ajeno a esta responsabilidad que proviene de su pertenencia sacramental al Cuerpo de Cristo. Se debe despertar esta conciencia en cada familia, parroquia, comunidad, asociación y movimiento eclesial. La Iglesia, como misterio de comunión, es toda ella misionera y, cada uno de ustedes en su propio estado de vida, está llamado a dar una contribución incisiva al anuncio cristiano. Ustedes están llamados a ejercer su tarea profética, que se deriva directamente de su bautismo, y a testimoniar el Evangelio en la vida cotidiana dondequiera que se encuentren. Hermanos peregrinos, el encuentro con la misma Palabra de Dios nos debe llevar a denunciar sin ambigüedades las injusticias y promover la solidaridad y la igualdad. Por eso, a la luz de las palabras del Señor, reconocemos los «signos de los tiempos» que hay en la historia y no rehuimos el compromiso en favor de los que sufren y son víctimas del egoísmo. Como dijo el Papa Pablo VI, se trata «de alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación» (cf. Exhort. Apost. Evangelii Nuntiandi, 19). Que estos días de peregrinación nos sirvan a cada uno de nosotros a redimensionar de verdad nuestro compromiso cristiano, principalmente viviendo nuestra fe no a la medida de nuestros intereses y objetivos particulares sino según el espíritu de quien se siente de verdad Hijo de María. Asumiendo las palabras que ha dicho en las bodas de Caná «hagan lo que él les diga» (cf. Jn 2, 1-11). Amén. Página 3


C OMUNIO N Prot. 10/2013 Circular N° 3/2013

Asunto: Sobre las Indulgencias con motivo del Año Jubilar A los hermanos Presbíteros, a los miembros de la Vida Consagrada, y a todos los fieles de la Diócesis de Querétaro: Con ocasión del Año Jubilar de nuestra Diócesis, Su Santidad Benedicto XVI ha concedido la Indulgencia Plenaria para la remisión de la pena temporal debida a los pecados, la concesión de la indulgencia plenaria nos permitirá abrirnos más abundantemente a los tesoros de la divina gracia. En conformidad con los fines espirituales del Año de la Fe, se concede a todos los fieles de la Diócesis que asistan piadosamente a las celebraciones sagradas y de la palabra de Dios durante el Año Jubilar; a partir del día de su Apertura hasta su Clausura, para animar con la debida y oportuna preparación la recepción de los sacramentos, las obras fraternas y de caridad, para que los fieles de la comunidad diocesana, en particular o en grupos diversos sean conducidos a obtener la renovación espiritual pretendida por el año de la fe. La Penitenciaria Apostólica con las facultades a ella otorgadas por el Sumo Pontífice concede obtener la indulgencia plenaria a modo de jubileo, a los fieles que verdaderamente arrepentidos y en contrición, cumplidas rectamente las condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística y la oración por las intenciones del Sumo Pontífice: I. En la Santa Iglesia Catedral; en la Basílica Menor de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano; en el Santuario de Nuestra Señora del Pueblito, en el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe de San Juan del Río, en la Iglesia Parroquial del Santiago Apóstol, en Jalpan. II. Del mismo modo, en espíritu de comunión con el año de la Fe, al concluir las sagradas funciones establecidas en el año jubilar siempre que se recen devotamente: la oración dominical, el símbolo de la fe y las invocaciones a la Santísima Virgen María: los días en los que solemnemente se abra y concluya el Jubileo; los días en los que se abran y concluyan las sagradas misiones para todo el pueblo y en todas las parroquias; el día festivo de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano; en la celebración Eucarística de la Asamblea Diocesana de noviembre del 2013; y en las Celebraciones Sagradas de Semana Santa presididas por el Obispo Diocesano. III. Los fieles que por ancianidad o enfermedad grave están legítimamente impedidos, y los fieles presos en las cárceles, obtendrán del mismo modo la indulgencia plenaria admitido cualquier desapego al pecado, siempre que hayan cumplido las tres condiciones habituales, y si durante la misa dominical se unen espiritualmente ofreciendo a la misericordia de Dios sus penas y dolores. IV. Todas las monjas, que viven en los monasterios bajo clausura y perpetua disciplina, y quieran obtener las indulgencias, cumplidas las mismas condiciones, si en sus sagradas funciones de la iglesia del convento hayan hecho y renovado, al menos privadamente, la promesa de fidelidad que hace brillar el quehacer de su vocación: en el día festivo del titular o patrono principal, en el día en que fue erigido el monasterio y con ocasión del Capítulo General. V. Además, todos los fieles pueden obtener la Indulgencia Parcial, si por lo menos con corazón contrito y cumpliendo cualesquiera obra de misericordia o de penitencia o de evangelización que propuestas por el Excelentísimo Obispo de Querétaro, sean religiosamente cumplidas. VI. Para obtener estos favores de la gracia divina por medio del poder de las llaves de la Iglesia, esta Penitenciaria ruega encarecidamente que además de los canónigos de la Iglesia Catedral de Querétaro, los sacerdotes movidos por la caridad pastoral y dotados de facultades habituales para oír confesiones, se dispongan con espíritu generoso a la celebración de la penitencia así como prever para que se administre la sagrada comunión a los enfermos. La Santísima Virgen María interceda por nosotros en este Año Jubilar y nos ayude a obtener la misericordia de Dios para que nos acerquemos y vivamos más unidos a él. En la Sede Episcopal de Santiago de Querétaro, a los 30 días del mes de enero del 2013. Fraternalmente en Cristo y María. † Faustino Armendáriz Jiménez Obispo de Querétaro Pbro. Dr. Jorge Hernández Nieto Canciller Página 4


Comuni贸n Di贸cesis de Quer茅taro

Circulares

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Círculo Bíblico

Pbro. José Luis Salinas Ledesma

Comunión Diócesis de Querétaro

XVII Domingo del tiempo ordinario - ciclo C La oración del Maestro La oración de los discípulos Lucas 11, 1-13 1. Oración inicial Padre de toda misericordia, en nombre de Cristo tu Hijo, te pedimos, ¡Envíanos el Don, Infunde en nosotros el Espíritu! Espíritu Paráclito, enséñanos a orar en la verdad permaneciendo en el nuevo Templo que es Cristo. Espíritu fiel al Padre y a nosotros, como la paloma en su nido, invoca en nosotros incesantemente al Padre, porque no sabemos rezar. Espíritu de Cristo, primer Don para nosotros los creyentes, ruega en nosotros sin descanso al Padre, como nos ha enseñado el Hijo. Amén 2. Lectura a) Para ayudar a la comprensión del pasaje: El pasaje evangélico está subdividido en tres secciones: vv.1-4: la oración enseñada por Jesús. vv. 5-8: la parábola del amigo inoportuno. vv. 9-13: la enseñanza sobre la eficacia de la oración. 3. Un momento de silencio orante 4. Una clave de lectura El pasaje presenta la oración como una de las exigencias fundamentales y uno de los puntos cualificadores de la vida del discípulo de Jesús y de la comunidad de discípulos. vv. 1-4: Jesús, como los grandes maestros religiosos de su tiempo, enseña a sus seguidores una oración que los caracteriza: el «Padre nuestro». a) Jesús estaba orando en cierto lugar y cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar». Jesús se aparta para orar. Lo hace con frecuencia en la narración de Lucas (5,16), sobre todo en los momentos inmediatos a sucesos importantes: antes de constituir el grupo de los Doce (6,12-13); antes de provocar la confesión de fe de Pedro (9, 18-20), antes de la transfiguración (9, 28-29) y finalmente antes de la pasión (22, 40-45). Jesús que reza, provoca en los discípulos el deseo de rezar como Él. Es, evidentemente una oración que tiene unos reflejos externos verdaderamente especiales, que ciertamente repercuten sobre la predicación. Los discípulos comprenden que una oración tal, es muy diversa de la que enseñan los otros maestros espirituales de Israel y también de la del mismo precursor suyo, por esto le piden que les enseñe su oración. De este modo, la oración que Jesús transmite a los suyos se convierte para ellos en la expresión característica de su ideal y de su identidad, del modo de relacionarse con Dios y con los suyos. b) Padre: Lo primero que Jesús enseña a propósito de la oración es llamar a Dios con el nombre de «Padre». A diferencia de Mateo, Lucas no añade el adjetivo «nuestro», poniendo menos el acento sobre el aspecto comunitario de la oración cristiana; el hecho de invocar al mismo Padre constituye el mejor lazo de la unidad comunitaria de los discípulos. Para un hebreo del siglo 1º, la relación con el padre estaba hecha de intimidad, pero también de reconocimiento de la soberanía sobre cada miembro de la familia. Esto se refleja en el uso cristiano de llamar a Dios «padre», mientras no hay testimonios seguros de que los hebreos de la época usaran el llamar a Dios con el confidencial »abba». Este término no es otra cosa que la enfatización del aramaico «ab», el termino familiar y respetuoso usado para el padre terreno. El hecho de que Jesús use para dirigirse al Padre llamándolo abba manifiesta el nuevo tipo de relación Página 6

que Él, y por tanto sus discípulos, instauran con Dios: una relación de cercanía, familiaridad y confianza. Según el esquema clásico de la oración bíblica, la primera parte del «Padre nuestro» mira directamente a Dios, mientras la segunda parte se refiere a las necesidades del hombre en la vida terrena. c) Padre, santificado sea tu Nombre: es Dios, en el mensaje de los profetas de Israel, quien «santifica el propio Nombre» (o sea, Él mismo: «el nombre es la persona») interviniendo con potencia en la historia humana, aunque Israel y los otros pueblos lo hayan deshonrado. El sujeto del verbo «santificar», en Lc 11,2, es el mismo Dios: estamos de frente a un «pasivo» teológico: Esto significa que la primera petición de esta oración no se refiere al hombre y a su indiscutible deber de honrar y respetar a Dios, sino al mismo Dios Padre que debe hacer de modo de darse a reconocer como tal por todos los hombres. Se pide, por tanto, a Dios que se revele en su soberana grandeza: es una invocación de tono escatológico, estrechamente ligada con la sucesiva. d) Venga tu Reino: el gran acontecimiento anunciado por Jesús es la cercanía definitiva del Reino de Dios a los hombres: «Sabed que el reino de Dios está cerca» (Lc 10,11; cfr también Mt 10,7). La oración de Jesús y del Cristiano, por tanto, está en perfecta sintonía con este anuncio. Pedir en la oración que este Reino esté cada vez más visiblemente presente, obtiene dos efectos: el que reza se confronta con el diseño escatológico de Dios, aun más, se pone en una radical disponibilidad hacia esta Su voluntad de salvación. e) Danos hoy nuestro pan de cada día: hemos pasado a la segunda parte de la oración del Señor. El orante ha puesto ya las bases para una correcta y confidencial relación con Dios, por esto ya vive en la lógica de la cercanía de Dio que es Padre y sus peticiones brotan de este modo de vivir. El pan es el alimento necesario, el alimento primario, tanto el tiempo de Jesús como hoy (o casi). Aquí sin embargo «pan « indica el alimento en general y también , más ampliamente, todo género de necesidad material de los discípulos. f) Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden: Inmerso en la salvación otorgada por el Padre con la llegada de su Reino, el Cristiano se sabe perdonado en anticipo de toda culpa. Esto lo coloca en la condición y en la obligación de perdonar a los otros, consintiendo a Dios dar el definitivo perdón para el creyente capaz de perdonar (cfr Mt 18, 23-35). Estamos siempre a caballo entre el reino «ya» presente y el reino «pero todavía no» cumplido. Un comportamiento del Cristiano que no estuviese en sintonía con la salvación ya recibida de Dios en Cristo, volvería vano para él el perdón ya recibido. He aquí por qué Lucas dice: «porque también nosotros perdonamos»: no quiere colocar al hombre sobre el mismo plano de Dios, sino la conciencia de que el hombre puede estropear la obra salvífica de Dios, en la cual el Padre lo ha querido colocar como elemento activo, para extender a todos su perdón siempre gratuito. vv. 5-8: más que una parábola. Se trata de una semejanza, porque ilustra un comportamiento típico que suscita en el auditorio una respuesta espontáneamente unívoca. En nuestro caso, a la pregunta «¿quien de vosotros...?» (v.5) sería difícil encontrar quien no respondiese de pronto «¡ninguno!». En efecto, el relato quiere mostrarnos el modo de obrar de Dios a través del filtro del obrar humano, que resulta una mala copia de cómo obra el Padre. La escena está ambientada en la campiña de Palestina. Por lo general, quien debiese emprender un viaje se

ponía en camino a la caída del sol, para evitar sufrir las consecuencias de las diurnas temperaturas demasiado altas. En las casas palestinas de la época existía solamente una sala y toda la familia la utilizaba, tanto para las actividades del día, como para el descanso de la noche, extendiendo solamente algunas mantas sobre el pavimento. La petición del hombre que se encuentra en plena noche recibiendo a un huésped inesperado refleja el sentido de hospitalidad de los pueblos antiguos y la petición de «los tres panes» (v.5) se explica por el hecho que aquélla era precisamente la cantidad de pan que constituía la porción normal de un adulto. El hombre que de noche corre al amigo es la figura del discípulo de Cristo, llamado a orar a Dios siempre y en cualquier lugar, con la confianza de ser escuchado, no porque lo ha cansado, sino porque Él es un Padre misericordioso y fiel a las promesas. La parábola sirve, por tanto, para explicar con qué disposición el verdadero discípulo debe rezar el «Padre Nuestro»: con una confianza total en Dios, Padre amable y justo, confianza que le lleva a una cierta desfachatez, o sea, a «molestarlo» en cualquier momento y a insistir ante Él de cualquier modo, con la certeza de ser escuchado. La plegaria como conducta fundamental de todo cristiano que quiera ser verdaderamente discípulo de Cristo está muy bien presentada por el apóstol Pablo; Orad incesantemente, en toda ocasión dando gracias; esta es en efecto la voluntad de Dios en Cristo Jesús hacia vosotros (1 Ts 5,17-18); »Rezad incesantemente con toda suerte de plegaria y de súplicas en el espíritu, velando con este fin con toda perseverancia y orando por todos los santos» (Ef 6,18). vv. 9-13: la última parte de nuestro evangelio es la propiamente didáctica. Vuelve a tomar los temas de los versículos precedentes, subrayando decididamente sobre la confianza que debe caracterizar la oración cristiana, basada sobre la sólida roca de la fe. Es la confianza del orante que abre las puertas del corazón del Padre y es precisamente su identidad de Padre que ama llevar en brazos a sus hijos y consolarlos con la ternura de una madre (cfr Is 66, 12-13) lo que debe nutrir la confianza de los cristianos. Dios es un Padre que ama recibir las peticiones de sus hijos, porque esto demuestra su confianza en Él, porque para pedir ellos se acercan a Él con el corazón disponible, porque esto le empuja a mirar su rostro manso y amable, porque haciendo así (aunque indirectamente) ellos manifiestan creer que Él es verdaderamente el Señor de la historia y del mundo, y sobre todo, porque esto le da el modo de demostrar a ellos abiertamente su amor delicado, atento, libre y sólo orientado al bien de sus hijos. Lo que al Padre disgusta, no es la insistencia o indiscreción de los hijos en el pedir, sino el hecho de que no le pidan bastante, permaneciendo ellos silenciosos y casi indiferentes con Él, el permanecer a distancia con miles excusas de respeto, de «Él lo sabe ya todo», etc. Dios es ciertamente un Padre que sabe proveer a todo lo que se refiere a la existencia cotidiana de sus hijos, pero, también, sabe qué cosa es bueno para ellos y lo sabe mejor que nosotros. He aquí por qué Él dona a los Cristianos muchos bienes y sobre todo el don por excelencia: el Espíritu, el único bien de verdad indispensable para sus vidas, aquel que, dejándolo obrar, los vuelve cada vez más auténticamente hijos en el Hijo. 5. Oración final Padre bueno y santo, tu amor nos hace hermanos y nos anima a reunirnos todos en tu santa Iglesia para celebrar con la vida el misterio de comunión. Tú nos llama a compartir el único pan vivo y eterno que se nos ha dado del cielo: ayúdanos a saber compartir también en la caridad de Cristo el pan terreno, para que se sacie toda hambre del cuerpo y del espíritu. Amén.


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HACIA LOS 150 AÑOS DE NUESTRA DIÓCESIS 7 DE FEBRERO 1864 - 2014

Etapa de transformación (1967-1989) Nuevas Órdenes y Congregaciones religiosas, Sociedades de vida Apostólica en Querétaro - Misioneros de la Sagrada F amilia Familia Los Misioneros de la Sagrada Familia (MSF) es una congregación de Hermanos: sacerdotes y no Sacerdotes, fundada por el Siervo de Dios R. P. José Ochoa Gutiérrez el 12 de diciembre de 1935, en el antiguo Santuario de Guadalupe de la ciudad de Zamora, como Instituto religioso laical de Operarios Parroquiales de la Sagrada Familia. La fundación de esta Congregación se remonta en el tiempo a la época de 1930, cuando un joven Sacerdote, originario de Chavinda, Mich., el Rvdo. P. José Ochoa Gutiérrez, inició un movimiento de niños y adolescentes, llamados Tarsicios, de los cuales nacería la Congregación de Misioneros de la Sagrada Familia. Los tarsicios nacieron el 19 de marzo de 1933, no como un club social, sino como una verdadera institución, bien organizada. Los integrantes tenían una formal mesa directiva, una bandera, con el lema «Eucaristía y Pureza»; una formación humana y religiosa a toda prueba; talleres manuales, de música y teatro; paseos semanales, los domingos, todo al estilo de los oratorios de San Juan Bosco. Muchos de los jóvenes tarsicios acompañaban al P. Ochoa en sus correrías apostólicas, y así, el 12 de diciembre de 1935, con un grupo pequeño de ellos, a los pies de Nuestra Señora de Guadalupe, en su Santuario de Zamora, dio inicio lo que sería la Congregación. De los primeros jóvenes, nadie cuajó, tal vez porque sintieron el peso de la responsabilidad. Al año siguiente, el 19 de marzo de 1936, con un segundo grupo, el P. Ochoa, postrado ante el Sagrario, decidió continuar la obra, y de este otro grupo perseveraron algunos. A este grupo ya se le llamó de la Sagrada Familia, además de que hicieron vida comunitaria con el P. Ochoa, en su casa. Después de 7 años de intenso y fecundo apostolado, en La Purísima, de Zamora, el Padre Ochoa recibió el nombramiento de Párroco de San Francisco en Uruapan, la única Parroquia de la ciudad en ese entonces. Llegó en noviembre de 1939, con su grupo de la Sagrada Familia, para instalarse en el Curato. En 1940 inició un primer grupo, el Noviciado, establecido en la casa de Juan Delgado. Ahí mismo, el 13 de enero de 1941, hicieron su primera profesión de votos cinco Hermanos. Después de una intensa labor pastoral en la Parroquia, donde organizó a los barrios, abrió las capillas al culto, organizó congresos eucarísticos, visitó ranchos, etc.; renunció a la Parroquia en 1944, después de 4 años de estar al frente de ella, para dedicarse de lleno a sus fundaciones, que reclamaban su presencia y orientación. El Instituto religioso laical de Operarios Parroquiales de la Sagrada Familia, fue aprobado en 1948 como Congregación Religiosa de Derecho Diocesano. La Santa Sede concedió en 1957 su transformación en Congregación Clerical, y en 1967 se le cambió el nombre por el de «Misioneros de la Sagrada Familia». Carisma y misión Su carisma en la Iglesia es «una experiencia del Espíritu Santo, que el fundador tuvo y les transmitió, para que la vivieran, la custodiaran con fidelidad, la profundizaran cada vez más y la fueran desarrollando en sintonía con la Iglesia». Esta experiencia los configura con Cristo en el misterio de su vida en Nazaret, en orden a revivir en sus comunidades los rasgos de la Sagrada Familia: oración, trabajo, pobreza, sencillez, relaciones interpersonales profundas, abnegación y fiel cumplimiento de la voluntad divina. Su fundador les decía: «Vayan a Nazaret, donde están nuestros modelos, y no busquemos en otra parte ejemplos que imitar». Sus siglas son: MSF. En su apostolado ayudan a las familias para que vivan unidas, teniendo a Cristo como centro e imitando a la Sagrada Familia. El fundador también decía con frecuencia: «Urge revivir las familias, para que Cristo sea su corazón, como lo fue en la Familia Santa de Nazaret». En la Congregación, hay dos formas de realizar el ideal de Misionero de la Sagrada Familia: como hermano religioso o como religioso sacerdote. Su presencia A lo largo de 78 años de existencia, esta Congregación ha estado presente en varias poblaciones de distintas Diócesis del país; además de que también actualmente están atendiendo la Parroquia de San Andrés Apóstol en Olmedo,

Diócesis de Porto Viejo, Ecuador. En la Diócesis de Zamora, han estado presentes en Charapan, Ixtlán, Cotija, Tingüindín, San Lorenzo y Vista Hermosa. Han atendido colegios en estas poblaciones, pero por diversos motivos se han cerrado. En Uruapan continúan con un colegio y dos parroquias, la Casa Central, el Noviciado y el Centro Pastoral Vocacional. En la Arquidiócesis de Durango están presentes en Sombrerete, Zacs. y en Canatlán, Dgo.; en la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en La Concordia; en la Diócesis de Querétaro, con un Aspirantado; en la Diócesis de Campeche, en Sabancuy, Camp.; en la Diócesis de Cd. Lázaro Cárdenas, en La Mira, Mich. y El Habillal, Mich., y desde agosto del 2008, en Ecuador. En la Arquidiócesis de Morelia, en la ciudad sede, con una casa de formación y en Quiroga, donde se atiende el Colegio «Vivanco». Los Misioneros de la Sagrada Familia siguen esforzándose por ser fiel al carisma, espíritu y misión que su Padre Fundador les dejó, y aunque tienen grandes retos que enfrentar, como la disminución de vocaciones, siguen confiando en Dios y presentando por labios de María, su oración. En la actualidad, los MSF son alrededor de 58, entre hermanos y sacerdotes; además de algunos novicios y aspirantes, dos Obispos –Mons. Miguel Patiño Velázquez, de Apatzingán, y don José Luis Castro Medellín, Obispo de Tacámbaro.

Aspirantado de Querétaro Los Hermanos llegaron al centro de la ciudad de Querétaro en el año de 1981 a un anexo del templo de Carmelitas, con el P. Rafael Tovar como primer superior. El local era un espacio pequeño para el número de aspirantes (24) lugar solo contaba con dos cuartos, del cual uno se ocupaba como dormitorio y el otro para recibidor, sala, capilla, comedor, salón de estudio. Por tales circunstancias el superior general de ese entonces, hoy Obispo de Tacámbaro Mich. Dn. Luis Castro Medellín dedica a un hermano para que busque un terreno para hacer una casa que cubriera las necesidades de la misma e inmediatamente se inicia la construcción de la casa más adecua necesidades de los jóvenes formandos. Dos años después, ya que había un poco más de estabilidad entre aspirantes, en enero de 1983 se bendijo la primera planta de la nueva casa ubicada en el lugar donde se encuentra actualmente, es decir, Deporte número 3 Col. Hércules, donde el Seminario Conciliar de Querétaro vendió esta parte para la realización del mismo siendo el primer superior de esta casa el P. Raúl Valles Correa, actual superior General de la congregación. Fue en estas fechas cuando se tuvo la bendición de la primera planta juntamente con la capilla, porque la segunda planta aún estaba en obra negra y fue hasta el siguiente año cuando se terminó su construcción. Para la bendición de la misma se contó con la presencia del Padre Fundador, el P. José Ochoa acompañado de otros hermanos. Los iniciadores de este proyecto fueron el P. Luís Castro Medellín (Obispo de Tacámbaro, Michoacán) entonces superior general de la Congregación y el Hno. Wenceslao (estudiante de la Normal con los Hermanos Maristas). Este terreno se consiguió gracias a la gestión de dichos hermanos, estando como Obispo de ese entonces Don. Alfonso Toriz Cobián. Objetivo de la casa: Impulsar la formación integral de los candidatos a Misioneros de la Sagrada Familia, mediante el estudio de la Normal Primaria, para dar un mejor servicio a la Iglesia a través de nuestros colegios. De ahí que el patrono principal sea «Jesús Maestro» celebrando su fiesta patronal el domingo más próximo al 15 de mayo. Por diversas circunstancias y por una mejor preparación en el aspecto académico se cambia el sistema de estudios en el año de 1983 y se implementan el Bachillerato, en lugar de la Normal (ya que como se sabe antes no existía el Bachillerato, sino hasta el año 1983 de acuerdo con los planes de estudio requerido por la SEP), posteriormente se haría la licenciatura en Educación primaria. Desde ese entonces hasta la fecha varias generaciones de aspirantes han efectuado dichos estudios y algunos que ya han terminado la preparatoria estudian la filosofía en el Seminario Conciliar Diocesano, ubicado a un costado de la misma. Página 7


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Voz de los sacerdotes 123

SIGNOS VIT ALES VITALES P. Gabino Tepetate Hernández

gabino_th@hotmail.com

El Proceso Evangelizador y Misionero desde la base La Iglesia como institución social y sobre todo, desde su misión específica de ser signo e instrumento del Reino de Dios, tiene que seguir dando a conocer testimonialmente la propuesta del mensaje del Evangelio de Jesús, enseñar y orientar a las conciencias de hombres y mujeres de buena voluntad de que es posible un mundo alternativo, de que los cambios que se anhelan para las grandes mayorías empobrecidas son posibles y se pueden hacer realidad, a través de un proceso de evangelización, educación y de compromiso pastoral con incidencias en el ámbito social, sobre todo de promoción humana y de participación ciudadana. La fe de la Iglesia en nuestra sociedad y diócesis queretana adquiere cada vez mayor conciencia de su misión evangelizadora a la que nos ha insistido y alentado el señor Obispo Don Faustino y en donde esas manifestaciones multitudinarias religiosas tienen que prolongarse y consolidarse en la vida cotidiana tratando de ser coherentes entre lo que creemos y vivimos. Nuestra Iglesia no tiene que conformarse con concentrar grandes masas de fieles, porque eso es lo que hacen y es lo único que les interesa a algunos que detentan el poder y el dinero, tener una masa de trabajadores y consumidores fieles para instrumentalizarlos y aprovecharlos mejor y que ellos sigan aumentando sus capitales económicos, de poder, de influencia y de prestigio. Tenemos que convencernos acerca de la importancia primordial que tiene la familia, la pequeña comunidad eclesial y las Comunidad Eclesial de Base, como los lugares teológicos privilegiados para vivir y acrecentar el pueblo de Dios, la Iglesia, en sus niveles mayores, porque es desde las bases de donde recibe la Iglesia a sus nuevos miembros. Este enfoque eclesial y pastoral, sobre todo, de las Comunidades Eclesiales de Base es desgastante, poco atractivo para las nuevas mentalidades, ha tenido incomprensiones y también, hay que decirlo, se dieron algunos desvíos en esta experiencia eclesial, pero su reconocimiento, validez y compromiso profético esta avalado en el proceso histórico de la Iglesia, inspiradas en las primeras comunidades cristianas (Hech. 2,42-47) y en el compromiso de concretar las enseñanzas del Concilio Vaticano II en este Continente Latinoamericano, y que los señores obispos en Aparecida, Brasil en 2007 volvieron a replantear reconociendo su aporte y confirmando su validez. (Cfr. Doc. Aparecida. Nos. 178, 179 y 180). La presencia del Papa Francisco en nuestro Continente será de comprensión y apoyo a los esfuerzos teológicos y pastorales, como los que aportan las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), siendo precisamente Brasil pionera en este nuevo modo de ser iglesia, experiencias que están siempre en continua reelaboración para poder responder mejor a los desafíos que presentan los contextos históricos, sin perder, desde luego, el núcleo fundamental de la fe que es el patrimonio de la Iglesia, la Palabra Revelada. Porque «En la experiencia latinoamericana y caribeña aparece con claridad la propuesta sistemática de que «otro mundo es posible». El debilitamiento y caos, generados por la globalización neoliberal, ha sido una oportunidad para que nuestros pueblos ofrezcan, al mundo propuestas alternativas, entre las que figuran los aportes de las CEBs. Los proyectos alternativos son la expresión profética de nuestro anhelo para construir este «otro mundo posible.» (Proyección Comunitaria, Planeación Estratégica de las CEBs 2009-2016). El compromiso pastoral desde la base y la opción por los pobres ante el marcado individualismo y el afán de lucro que impera en nuestra sociedad, la experiencia comunitaria eclesial vivida en todos los niveles es el aporte de las Comunidades Eclesiales de Base. Que Dios los bendiga. Página 8

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DE P ARROQUIA PARROQUIA EN P ARROQUIA PARROQUIA Pbro. Reynaldo Huerta Cerna hermanosacerdote@hotmail.com

Nuestra Señora de los Dolores Maconí, municipio de Cadereyta, Qro. (PRIMERA DE DOS P ARTES) PARTES) Hablar de Maconí es hablar de una de las parroquias emblemáticas en la diócesis de Querétaro, ya que, fue aquí donde se fraguó la devoción de nuestra santísima patrona diocesana, nuestra Señora de los Dolores de Soriano. Sus orígenes están cargados de violencia y sangre, pero también de pasión y de esperanza. En 1583 se funda en Tolimán, en el territorio del actual estado de Hidalgo, un convento, desde el cual partieron los primeros misioneros que iniciaron la labor evangelizadora en Maconí y otras regiones de la zona circundante. El hecho de que no se cuente con datos consistentes acerca de la misión de Maconí durante el siglo XVI, se debe, en gran parte, a que existió una gran inestabilidad en la mencionada misión, ya que los indígenas Jonaces se resistieron sistemáticamente a la obra evangelizadora y civilizadora. Los frailes franciscanos, en la década de los ochentas del siglo XVI, habían establecido una misión en Maconí, la que encomendaron a la protección de San Buenaventura. Esta misión permaneció en pie, a pesar de que todas las demás, fueron abandonadas en el año de 1609 por circunstancias adversas, pero en 1616 se tiene noticia, de que en San Buenaventura de Maconí se predicaba el Evangelio. Las misiones entre los Jonaces eran particularmente difíciles, ya que las circunstancias se presentaban por demás deplorables, en primer lugar lo escabroso del terreno, en segundo, y sobretodo, lo indómito de los Jonaces, los cuales se conducían en un cuadro cultural de barbarie: andaban prácticamente desnudos, vivían en cuevas y enramadas, eran nómadas, se desplazaban en grupos y su alimentación se reducía a frutos silvestres y aves que algunas veces cazaban. La Misión de Maconí volvió a fundarse alrededor de 1688 cuando los frailes dominicos llevaron allí la imagen de nuestra Señora de los Dolores. La Misión permaneció hasta el año de 1700, cuando el fraile encargado temiendo por su vida, salió de ella huyendo, ya que los indígenas le habían comido sus caballos. En cuanto el sacerdote salió, la Misión fue incendiada y con ella todo el pueblo, permaneciendo en ruinas por 15 años, al cabo de los cuales, precisamente en Maconí, se logró la paz cuando corría el mes de marzo de 1715. La paz se logró gracias a un ardid del general Jerónimo de Labra Hijo, quien se presentó a los capitanes Jonaces que querían la guerra. Transcribo enseguida las palabras, que este personaje usó, para convencer al más alto jerarca de los Jonaces llamado «Capitán Ardilla», ya que, expresadas en el lenguaje de aquella época, nos transmiten mejor el sentido que tuvieron, y el enorme mensaje que quiso transmitirles: «…y acercándome a ellos para poder hablarles, los llamé con voces amigables. Y sin atender a la escolta, que con arma en mano me resguardaban, abandoné las armas, a su vista, arrojándolas

al suelo, y quedando limpiamente desnudo de defensa, me fui con ellos con los brazos abiertos, con demostración de recibirlos como amigos, con estas acciones se movieron a dejar sus armas y defensa y se vinieron hacia mí, y yo me fui para ellos. Afrontado ya con los dos jefes indios les pregunté sus nombres. Y les dije: pues ya habéis visto el peligro en el que os halláis, cercados por todas partes de los españoles que, enviados de nuestro católico rey y señor, vienen solo con el fin de desengañarnos de nuestros errores y alumbrarnos con las luces de la santa Fe católica, para que conozcáis al verdadero Dios, poniéndoos ministros que os enseñen, sin quitaros nada de lo que para mantener vuestras vidas sea necesario, y dejaros en sosiego, sin que andéis fugitivos y como espantados y perseguidos. ¿No veis a los Otomitos? Cómo viven en sus pueblos con descanso, sembrando sus milpas, criando sus ganados y como hijos de Dios, gozando los frutos espirituales de sus almas para conseguir la Gloria eterna. ¿No habéis visto cómo todos vuestros viejos se ha muerto, como se mueren los caballos en el campo, y sin remedio de sus almas?, pues si queréis ir al cielo reducíos en paz y veréis como nuestro rey os mira como hijos y no como enemigos, y si no, ya no tendréis remedios, porque moriréis todos. Ahí están dos indias que traje esta mañana, preguntadles si les he tratado bien y presentándoles las dichas dos indias, le dije: Así os escogerán a todos, porque hay muchos soldados solo vienen a reduciros o a acabar con vosotros…» Este testimonio del puño y letra de don Jerónimo de Labra Hijo, es de vital importancia para la pacificación y evangelización del área, porque de hecho, tuvo éxito al convencer al «Capitán Ardilla», comandante en jefe de los Jonaces, quienes cuando se veían perdidos, muchas veces se suicidaban en grupos o familias, arrojándose desde lo alto de los peñascos. De esta forma, muchos seres inocentes, niños y jóvenes, perdieron la vida, empujados por sus propios padres y jefes de grupos indígenas. Esta estratagema de gran valentía y arrojo de don Jerónimo, trajo consigo la estabilidad en el área, y consecuentemente, el que floreciera la evangelización en la región donde se encuentra la parroquia de San Antonio del Doctor, a la que perteneció Maconí por más de dos siglos, al término de los cuales, se convirtió en vicaría perpetua, con el padre Francisco Botey Valles como su primer vicario residente, pero esta historia será el tema de la segunda parte de esta columna. Por su parte, la imagen de nuestra Señora de los Dolores fue rescatada por los padres dominicos y trasladada a Soriano, donde a finales del siglo XIX se le construyó un hermoso templo, el que ahora se ha elevado al grado de basílica menor, lugar privilegiado donde se concentra esta devoción a la Madre de Dios, cuya advocación amada es patrona de diócesis de Santiago de Querétaro. (CONTINUARÁ)


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