GANDHARA, de Sofía Gandarias

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Gandhara SofĂ­a Gandarias


Presidente Miguel Ángel Gallardo Miranda Diputada del Área de Cultura, Juventud y Bienestar Social Cristina Núñez Fernández Directora del Área de Cultura, Juventud y Bienestar Social Elisa Moriano Morales

© Legado Gandarias Edita Diputación Provincial de Badajoz Diseño Dionisio S. Durán www.infinitoestudio.com Impresión Gráficas Romero. Plasencia Dep. Legal BA-545-2017


Gandhara SofĂ­a Gandarias





H

ay ocasiones en la vida en que, sin esperarlo, tienes la suerte de descubrir que hay personas con una extraordinaria riqueza interior. También ocurre, desgraciadamente, no poder conocerlas porque ya no se encuentran entre nosotros. Pero queda su obra, su legado, la enorme valía de su paso por la vida.

Las obras que conforman la serie Gandhara se inspiran en el Arte grecobudista que se desarrolló en la antigua región de Gandhara (hoy, entre Pakistán y Afganistán) y en el modelo de destrucción y muerte que, hoy por hoy, reconocemos simbólicamente en el desgraciado burka. Sobrecogen desde el mismo momento en que nos detenemos a observarlas. Sofía Gandarias aborda enérgicamente el extrañamiento entre Oriente y Occidente, el desajuste entre contemporaneidad y medievalismo, cultura y barbarie. Así, los pinceles de esta genial creadora expresan el testimonio, la protesta y la denuncia de una realidad que se nos muestra inconcebible y durísima, especialmente simbolizada en el papel que la mujer desempeña en esa realidad. Nuestra mirada, a través de esta exposición, seguirá ese rastro; nuestro corazón estará siempre al lado de lo que Sofía experimentara al crear. Por eso son tan necesarias las reflexiones de todas estas grandes mujeres que nos acompañan, en estas páginas, con sus palabras, sus escritos, sus sentimientos. A la luz del compromiso ético y estético que la guía, la obra de Sofía Gandarias es arte y es lección. Su narrativa artística nos apela e involucra a todos, nos obliga a reflexionar y actuar como ciudadanos y ciudadanas con valores lo suficientemente firmes. Ante sus cuadros se remueve interiormente una sensación de rechazo a la posesión, al machismo, a la destrucción, a la humillación, y a cualquier otra retahíla de calamidades personales o colectivas. Frente a ello nos consuela la solidez y la fuerza del Arte y de la Mujer, de la creación y de la dignidad: el legado de Sofía.

Miguel Ángel Gallardo Miranda Presidente de la Diputación de Badajoz

9 S Gandhara

En estos momentos no puedo por menos que expresar una especial satisfacción al dirigirme a quienes, movidos por conocer y apreciar lo mejor del arte contemporáneo en nuestro país, tomen contacto con la obra de Sofía Gandarias (Guernica, 1951 – Madrid, 2016), una de cuyas series pictóricas, Gandhara, tenemos la fortuna de poder contemplar en la Sala Vaquero Poblador de la Diputación de Badajoz. Es igualmente un honor compartir las páginas de este catálogo y la expresión de la memoria y el reconocimiento a la personalidad, figura y legado artístico de Sofía junto a una serie de mujeres inmensas en generosidad, sensibilidad e inteligencia: expresión que confluye por distintos caminos en Enrique Barón, su marido. Hombre igualmente de una emotividad especial, con una experiencia y conocimientos de una dimensión extraordinaria y que confirma, una vez más, que mientras más grande se es más humildad se desprende.


índice Presentación Miguel Ángel Gallardo Miranda

reflexiones

Presidente de la Diputación de Badajoz . . . . . . . . . . 9

Periodista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

Ángela rodicio anabel Domínguez Directora Gerente de la FYME . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16

anna colombo Exseccretaria General del GSD del Parlamento Europeo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .18

anna terrón cusí Portavoz del Grupo Socialista Europeo en la Comisión de Libertades y Derechos de los Ciudadanos, Justicia e Interior . . . . . . . . . . . . 20

caridad Jiménez Poeta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22

carmen torres ripa Escritora y periodista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24

elena Blanch González Decana de la Facultad de Bellas Artes Universidad Complutense de Madrid . . . . . . . . . . . 26

Laura Baeza Giralt Ex Embajadora de la Unión Europea en Argelia y en Túnez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27


eva Levy

Marianne Poncelet

Presidenta de Honor de Women CEO . . . . . . . . . . 28

Vicepresidenta Ejecutiva de la International Yehudi Menuhin Foundation . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

Francisca sauquillo Removedora de conciencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32

Pilar del río

isabel román

Escritora. Presidenta de la Fundaçao Saramago . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .51

Profesora Titular de Literatura Española Universidad de Extremadura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

rebeca Grynspan

Laura ompson Directora General Adjunta. Organización Internacional para las Migraciones (OIM) . . . 36

Malika Hamidi Socióloga. Directora General del “European Muslim Network” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38

María Bardají

Secretaria General Iberoamericana . . . . . . . . . . . . . . 52

Montse aguer Directora de los Museos Dalí . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54

ruth Fine Universidad Hebrea de Jerusalén . . . . . . . . . . . . . . . . . 56

ruth rubio Profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58

Responsable de Realaciones Institucionales CEXECI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .42

María Jesús Herrera Jefa de Misión de la OIM en España . . . . . . . . . . . . 44

catálogo

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61

María salvadora Ortiz Embajadora de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46

sobre la autora

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83


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Gandhara 13 S Gandhara

Reflexiones


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Gandhara por Gandarias

S

ofía Gandarias es una pintora intelectual, o una intelectual que pinta; tanto monta. Desde su estudio de Madrid, inundado por la luz del Este, los cuadros de la serie Gandhara han ido componiendo su visión artística partiendo de la dirección en la que floreció la antigua civilización; tan actual.

Con estas claves se puede comenzar a mirar, para ver, la extraordinaria galería de cuadros que componen la serie Gandhara, de Sofía Gandarias. Su nombre significa sabiduría en griego; el apellido, si se remonta hasta Gandhara, tierra de fragancias, o de lagos. La misma combinación de culturas; de pasado y presente. Porque cada pintura de Sofía es un editorial de colores cuyos nombres arrancan de las raíces para hacer volar las ideas. Desde el mundo clásico, el origen de nuestra civilización y el arte en libertad que evocan estatuas y bustos; la técnica de los velos bañados helenísticos, hasta la presentación de perfiles como las fotografías de las primeras páginas de los periódicos revelando los últimos crímenes de los talibanes. Silencios, La noche de los tiempos, Gran vientre, A ciegas, Presagios, Muerte a las culturas, Gran Buda, Golpe a las civilizaciones…, son los títulos, por si quedara alguna duda. Apres Brancusi doré, es el homenaje de Sofía a la tradición primigenia europea. A las formas puras y ovaladas del escultor rumano que aspiraba a tocar el cielo; el padre del arte moderno. Bactriana es el busto de mirada incierta. La fortaleza donde Alejandro Magno fuera herido por primera vez cuando intentaba confundir Oriente y Occidente con sus conquistas. Gandhara es Vosotras y Nosotras. Vosotras de espaldas con los mantos del color del lapislázuli, la piedra de Afganistán cuya gama es tan querida por Sofía. Nosotras miramos de frente, en el halo de luz dorada de Brancusi.

angela rodicio Periodista

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Gandhara era el nombre que se dio a la zona que actualmente se halla entre el norte de Paquistán y Afganistán, desde mediados del primer milenio antes de Cristo hasta comienzos del segundo milenio después de Cristo. Múltiples dinastías se sucedieron en su gobierno desde el imperio Aqueménida de Ciro el Grande. El budismo acabaría imponiéndose como religión y la tradición indo-griega conformaría su identidad cultural, desde el paso de Alejandro Magno en el año 327 aC.


servidora de la vida y por la vida

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onocí a Sofia Gandarias en el 2001 en la Fundacion Yehudi Menuhin, de cuyo Patronato era miembro. Digo conocí pero me anticipo. Nos presentaron en una reunión del Patronato. Para conocerla, fue necesario ir desmenuzando, como en sus cuadros, matices y colores. Sofia era una persona especial y nada en ella era precipitado. La recuerdo siempre sabiendo lo que quería, con un alto sentido de la responsabilidad, coherente, exigente, concienzuda en su trabajo, culta, hábil y divertida conversadora, respetuosa, detallista, con un alto sentido de la responsabilidad y una sensibilidad extraordinaria. Una mujer comprometida, con una gran calidad humana. Podía mostrar cierta imagen distante en ocasiones. Creo que le costaba ser complaciente con sus afectos, pero, cuando los daba, era sin condiciones y con total entrega.

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Compartimos un trabajo intenso en la Fundación y colaboramos en algunas de sus exposiciones, buscando el acercamiento al arte de niños, adolescentes y jóvenes que difícilmente tienen acceso a la cultura. Y eso fue posible desde el programa MUS-E, creado por su gran amigo Yehudi Menuhin, que cumple 25 años en el 2018, y se desarrolla en once países de Europa. Menuhim y Sofía tenían en común su pasión por un arte comprometido, en un mundo donde la música es con mucha frecuencia enlatada y donde los medios de comunicación presentan las injusticias, guerras, negación de derechos (el de refugio, entre otros) como si fueran trazos de una gran producción cinematográfica. Ellos defendieron siempre un arte sensible a todas estas realidades humanas. Pudimos ver a niños y niñas MUS-E en la exposición “Primo Levi - La Memoria”, la exposición “El Llanto de las flores”, dedicada al 11 de marzo 2004. Participamos en la Red Bandanna, a partir de su serie “11 septiembre, Nueva York” y también en la exposición “El Coloquio de los Perros” y la exposición “Mujeres” en la Facultad de Bellas Artes en Madrid, que nos permitió trabajar el papel de la mujer. Ahora seguiremos colaborando con la serie “Gandhara”, de especial significado para nosotros. La seria Gandhara, nos mira desde el deber ser y hacer, la reflexión que ha de pasar a la acción y al arte transformador, y nos ha de llevar a la defensa de la mujer y la dignidad humana en todas sus facetas, no en abstracto, porque esa violencia, en otras formas e intensidades sigue estando muy presente en nuestra sociedad.


En toda su obra, la mirada de Sofia no nos permite quedar impasibles y al mismo tiempo todas las miradas reflejadas en sus cuadros son ella, como las que almacenamos en nuestro recuerdo. Porque Sofia era la mirada, una mirada profunda, curiosa, de encuentro que aunó en su vida y en su obra, la música, la literatura y la pintura, que al final, como ella misma nos decía, terminó poseyéndola. Sofía, desde sus lienzos, nos abrió a otras miradas, a un deber de memoria como pudimos comprobar en su serie “Kaa, el visionario”, en el acto celebrado en el campo de Bergen Belsen en agosto del 2016, centenario del nacimiento de Yehudi Menuhin.

Terminar con otras palabras de Yehudi Menuhin, que creo reflejan ese saber hacer y compromiso de Sofia: “Pensábamos que podíamos construir un mundo equilibrado con sustitutos e imitaciones falsas, incapaces de colmar simultáneamente los seres que somos, nuestras sociedades y nuestro porvenir. Aplacamos la sed con bebidas artificiales. Nuestras emociones y nuestros pensamientos carecen de canto, de música, de pasión culta. Carecen de corazón”. Sofia tenía un gran corazón que le permitió vivir intensamente y desde un compromiso claro de que “cada ser humano, tiene la eterna obligación de convertir aquello que es duro y brutal en ternura y delicada entrega, lo tosco en objeto de refinamiento, lo repugnante en objeto de belleza, conontación en colaboración, ignorancia en conocimiento, y así, redimir el sueño de los niños, en una realidad creativa renovada incesantemente por la muerte, servidora de la vida, y por la vida, servidora del amor.” Su obra nos traerá siempre a la memoria el recuerdo y la presencia de una persona excepcional, a la que echamos de menos. aunque su mirada nos hace sentir que no se marcho del todo, que habita entre nosotros.

anabel Domínguez Directora Gerente de la Fundación Yehudi Menuhin España

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Nos quedan muchas cosas sin hacer, entre ellas un concierto que incluyera el poema de Nicolás Guillén “La Muralla”, una muralla que genera un espacio de encuentro; “Lo importante no es la nación y su territorio, sino las culturas. Las naciones protegen las onteras, mientras que las culturas protegen los árboles de su jardín, las culturas preparan semillas que el viento lleva por todas partes y no conocen onteras (…) Reconciliar al mundo es demasiado ambicioso pero al menos podemos formar a los niños para ser respetuosos hacia las diferencias si todos fuéramos iguales no podríamos oecernos nada los unos a los otros” (Entrevista a Y. M. Revista de Occidente nº 216- mayo 1999).


no será fácil

¿

P

uede la pintura cambiar la vida de las mujeres? Sofia Gandarias describe en esta obra un reino suntuoso, ambicioso, elegante y culto. En el cual las mujeres parecen ser el centro de las transformaciones, de la esperanza e incluso al final de una espeluznante involución.

Como dijo Saramago, mi escritor preferido, las telas de Sofia son el lugar de la memoria. Para no olvidar. Y no repetir la tragedia.

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Así que no puedo evitar pensar que, básicamente, la pintora siempre vigilante y decidida a luchar contra el olvido, en su compromiso social nos quería dejar una advertencia: no hay futuro para el Planeta Tierra sin las mujeres. Gandara es la metáfora de una tierra que estaba llena de esperanza y ahora está maltratada, sacudida por las desigualdades, en medio de una aceleración demográfica sin precedentes, mortificada, cubierta por la contaminación y despojada de los recursos naturales. La era del Antropocene ha comenzado, y los seres humanos/ hombres la han entablado casi sin mirar a las mujeres. Pacha Mama, al borde del abismo, sus hermanas ignoradas. Pero después de años de debates y negociaciones, el 25 de Septiembre de 2015 la Asamblea de las Naciones Unidas ha adoptado la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, definido este como “un desarrollo que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras a satisfacer sus propias necesidades”. Y sobre todo para alcanzar la paz en todo el mundo y salvar el planeta de la avidez humana.


Malala Yousafzai nos enseña que un cuaderno y un lápiz son las armas más potentes contra el hambre, la violencia y el fundamentalismo. Las niñas en África y en Asia a las cuales se les ha negado un futuro, podrán convertirse en las protagonistas en su propia tierra. Los objetivos del Desarrollo Sostenible no son solo universales en el sentido que se deben aplicar a todos los países del planeta, son además indivisibles porque están profundamente entrelazados.

A las mujeres sobre todo las más jóvenes, Sofia les dice que ya no tienen alibi, que es ahora a ellas a quienes corresponde actuar, de norte a sur, de este a oeste. No será fácil, si quieren realmente conseguirlo tendrán que ser solidarias, resilientes, autónomas y ser las protagonistas de lo que el Papa Francisco ha definido no “una época de cambio, sino un cambio de época” que mantenga unida la sociedad, la economía y el planeta, partiendo desde abajo. Ya que si el drama de nuestro tiempo es la desigualdad, para combatirla se necesita un proyecto colectivo que se nutra de “transparency, accountability, empowerment” (transparencia, responsabilidad, empoderamiento) en una palabra de emancipación. Gracias Sofia en nombre de todas las mujeres.

anna colombo Ex Secretaria General del Grupo Social Demócrata del Parlamento Europeo

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Por tanto sin la emancipación de la mujer no habrá paz, desarrollo, respeto al medio ambiente, sanidad y educación de calidad para todos, democracia, estado de derecho.


Gandhara

M

e resulta muy difícil aún separar la obra de Sofía Gandarias de su autora, se me hace casi imposible. Cuando veo sus cuadros la veo a ella, me imagino que aparecerá para hacerme mirar justo hacia aquel lugar en el que yo, enfrentada por primera vez al lienzo, no alcanzo a deslizar mis ojos. Lo hará como lo hacía siempre, sin dar indicaciones, sin explicaciones, sólo llevándose mi mirada con la suya.

20 S Gandhara

Lo primero que conocí de la obra de Sofía Gandarias fueron sus flores. Magníficas, crecidas. Luego los retratos de personajes públicos a los que incorporaba su personal mirada: de respeto, de admiración, de compasión, de reproche, de rechazo, y a veces, pocas, de una complicidad contagiosa. Después me fascinó su manera de acercarse e interpretar otros ámbitos del arte, haciendo suyos universos nacidos de la literatura, también la música y sus intérpretes. Y el dolor, la expresión del dolor siempre silente, el grito ahogado no por el lienzo sino por el propio dolor. Sofía Gandarias se embebe del sufrimiento humano para mostrarnos un dolor que no tolera ser solo observado, ni siquiera de forma empática. El dolor al que te acerca te interpela, te pregunta tú dónde estabas, dónde hubieses estado, dónde estarás, cómo te vas situando con relación a los dolientes. Con series como la que dedica a Primo Levy, se adentra hacia el lugar más oscuro de nuestra especie, ella que nació en Guernica, y desde allí, desde nuestros abismos, nos devuelve no la desolación sino un grito de esperanza. Si el grito de dolor ahogado se hace grande, el grito de la vida resuena con fuerza y nos llama a no ser espectadores pasivos, a tomar partido por ella, por la defensa de una vida plena, humana. Hay un espacio en el que me cuesta aún más separar a Sofia Gandarias de su obra, aquél que ella dedica a las mujeres. Se me aparece con toda claridad su particular visión de la fortaleza femenina, el modo como ella proyectaba la suya hacia los demás y a sus pinceles. Una fortaleza que en su obra se expresa, incluso cuando nos aproxima a mujeres poderosas, desde el interior de ellas, sin gesticulaciones ni aspavientos. Hay un ‘nosotras’ en el modo como mira a las mujeres y en el modo como nos transmite las múltiples facetas que caracterizan a las mujeres que representa: la profesional, la artista, la madre, la mujer colmada, la mujer cautiva. Nunca la mujer víctima.


Gandhara es un reino que conocemos. La mujer inerte con rostro de piedra nos evoca nuestro propio pasado, el de nuestros pueblos con historias cruzadas de influencias griegas. También nuestras historias recientes se han cruzado: las mujeres veladas nos devuelven al final del siglo veinte y nos hablan de sus promesas, de sus logros y de sus fracasos, de las amenazas que lo recorrieron y de cómo muchas de estas no desaparecieron con él, al contrario, se quedaron con nosotros. Algunas heridas de nuestro siglo se cerraron, especialmente en la Europa que Sofía vivió de forma tan intensa. Una parte importante de la obra de Sofía Gandarias nos recuerda cuan cerca estamos siempre de reabrirlas y cuán importante es recordar el sufrimiento que provocaron para impedir que vuelva. Otras se agrandan en guerras aún vivas en las que, como siempre en las guerras, las mujeres son apartadas, escondidas, violentadas. Muy oportunamente, los organizadores de esta espléndida muestra nos dan la oportunidad de gozar de la obra, y también de recordar la tristísima vigencia de estas imágenes, de las brutalidades que, de forma tan extraordinariamente sensible, nos evocan. Las mujeres sin rostro se nos presentan en toda su integridad, la misma integridad que la autora nos reclama a todas nosotras. Vosotras es el título de la mujer que en su espacio cerrado aparece de espaldas, al lado de la mujer caída, cuyos ojos de piedra nos recuerdan que ella sí, en el pasado, pudo mirar al mundo sin velos materiales. Nosotras es el título de la mujer de cara, al lado de la cabeza de piedra cegada pero erguida. Siento a Sofía acompañando mi mirada hacia este rincón del cuadro desde el que me pide mirar, ver, sentir, incorporar a estas mujeres a nuestro nosotras, del modo como ella nos acogía sin que nos diésemos cuenta. Nos lo pide a nosotras y a nosotros, nos pide sumar nuestras miradas -siempre menos atentas- a la suya, tan precisa, tan fuerte en su absoluta delicadeza.

anna terrón cusí Portavoz del Grupo Socialista Europeo en la Comisión de Libertades y Derechos de los Ciudadanos, Justicia e Interior (1994 / 2004)

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Hoy se me ha dado el honor de hablar de Sofia Gandarias y de presentar una serie ‘Gandhara’, que es un ejemplo impresionante de como el arte puede hacernos ver detrás de los velos. La autora, una retratista, nos aproxima a mujeres sin rostro, a mujeres ocultas de las que, sin embargo, nos muestra sus cuerpos, nos evoca sus miradas, nos transmite su integridad; nos retrata mujeres dueñas de ellas mismas dentro de los insoportables límites de su confinamiento. No esconde el dolor ni la muerte, al contrario, muestra el rostro imperecedero de la mujer milenaria herido y sangrante, una sangre imposible y real, absurda; pero muestra también la vida, la vida de la mujer imposible de enclaustrar, la vida en la mujer, en el cuerpo y las manos de la mujer también madre.


Gandhara bajo siete llaves

U

nos ojos se asoman por los postigos enrejados de su ventana de seda, y solo el aire es libre en esa humana estancia que desaloja un aliento huérfano, solitario, del que tira un peso muerto.

¿Cuál es tu trama y tu urdimbre, mujer? Si mil mujeres viven en ti, asediadas por la guerra del silencio y por una habilidad de discurso que es tu restricción y tu encierro, tal que si fueses un tesoro guardado bajo siete llaves.

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Ese silencio arrasa tu valía vecina pero tu interior queda intacto, solo hay que asomarse tras la abertura de ese ventanal, mujer y diosa, y se ve la magia diaria que hace crecer de tu tronco las flores del amor y la esperanza, pues solo ellas pueden recomponer tu baluarte. Me temo que, sin ley y sin libertad, se precipitará la caída de los ídolos a tus pies para lacerarte, apalearte y humillarte a pedradas, porque no hay sustitutivo pacífico que te ampare; tarde o temprano, mujer, deberías hacerte presente. ¿Cuándo se romperá ese silencio y nos desbordará tu primavera? Tú, la sin rostro, la que construye cada día la paz, la que es víctima de una represión sistemática, de una injusticia social y legal escrita con renglones tachados en papeles de paja mohosa. Es tu cuerpo la ofrenda a la desigualdad, un patio de recreo para el degüello de la presencia real, para la inmunidad del cuchillo y la impunidad de su filo con el que día a día te cortan la lengua. Haz memoria, porque desde el vientre de tu madre eres una mujer desposeída, incapaz de mantener tu sitio a plena luz por más tiempo del que te permiten y, te obligan a pactar tu reclusión en la oscuridad, negándote tu mayoría de edad. No hay honor en la conquista de tu carne entre la piel y la ventana de seda que te separa de la vida. Haz memoria, mujer, sal del claustro uterino del yugo patriarcal y hazte presente.


Porque eres un cuerpo de trabajo para la violencia que asesina sigilosa; si el mundo pudiera ver tu rostro, una sola vez, quedaría acuñado para siempre en la retina cual moneda que viaja por la tierra frustrada a lomos de una estrella fugaz, que se sabe que ha muerto, pero su brillo entumecido aún se retiene en sus últimos estertores en un firmamento lacerado por la pasividad. Así se destruye tu herencia del mundo libre y no acabas de pasar, con él, a ser un vago recuerdo, porque mujer eres presente, un presente que no cede a las amenazas. Acobardas a la barbarie, porque no estás sola, y hurta tu naturaleza que te trata como si fueses una estatua de piedra a la que hay que derribar y reducir a escombros, pues no lo estás, mujer, ¡deshilacha tu ventanal!, porque eres presente y cantas… Ábrele la jaula al pájaro que está lloviendo, que bata sus alas al reesco de las flores y lave su hermoso plumaje de terciopelo. 23 S Gandhara

Ábrele la tumba, que te trine las canciones y deja que su risa te cuente su secreto con el que despierta a los dormidos corazones. Abre la cárcel para que el sol entre en su cuerpo y deja que el calor se apodere de la noche, no temas que te deshaga en cera su cortejo. Porque afuera de ti estalla la rabiosa primavera como un vendaval capaz de hacer añicos tu podrido claustro, hoy mismo que estás aquí, con nosotros, tan presente.

caridad Jiménez Poeta


el aire azul de sofía Gandarias

E

ra la mujer más guapa que había visto en mi vida. Perfecta. Con esa perfección irreal de una porcelana transparente china. Andaba con suavidad, como si los pies no rozaran el suelo. Parecía un sueño que cuando te despertaras iba a tener alas de hada. Su marido, Enrique Barón, era un enamorado de otra época. Se le nublaban los ojos al mirarla y una sonrisa suave, como hecha perenne en su rostro, estaba continua cuando acompañaba a Sofía.

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Y, Sofía, además de preciosa, estaba envuelta por el don divino del arte. Sus retratos –magníficos– llegaban al alma del personaje que tenía en el lienzo, y ese alma se quedaba para siempre mezclada con los óleos de colores de su paleta. Tuvo la suerte –o ellos fueron los afortunados– de retratar a los grandes de la política, la literatura y el arte. Sus pinceladas, seguras y fuertes, contrastaban con su sofisticado encanto de mujer de otro mundo. Los trazos recios, seguros, acertados –Simone Veil, Frida Kahlo, José Saramago, el Papa Francisco– dejaron retazos de su carácter quietos para siempre en los cuadros de Sofía. A los artistas no les gusta enseñar su santa sanctórum, su mundo íntimo y esotérico donde realizan la alquimia de sus mezclas. Me dejó entrar en la habitación de los secretos, donde los colores puros consiguen la magia del tono indefinido y brujo que está en el sueño. Vi que hay veces que las pinceladas se enfadan y no ocupan el lugar que quiere el pintor y hay otras en que se deslizan suavemente, casi solas, y las manos le van guiadas por el fantástico camino de la inspiración, sin necesidad que el autor se mueva. Cuando entré en el taller de Sofía, había un cuadro que necesitaba muy poco para finalizar y, sin embargo, Sofía lo miraba y decía: “Falta algo. Este es el retrato que más me ha costado terminar”. Pocos días después de que encontrara ese matiz de melancolía que necesitaba el óleo, Sofía murió. El retrato era del Papa Francisco, un hombre al que Sofía admiraba al margen de creencias. Ese cuadro estaba en el ala derecha del altar el día de su funeral, en la iglesia de la Encarnación, donde, por su deseo permanecerá allí para siempre. Enrique Barón dedicó a su esposa Sofía la más bella despedida de amor que un enamorado puede hacer a quien se adora. Desde aquel día pienso que morir no debe de ser tan malo, porque Sofía me enseñó que la muerte puede ser hermosa. Aquel día de mi visita al estudio de Sofía, al Papa Francisco le acompañaban mujeres vestidas de azul, envueltas en burkas, y aquel maravilloso azul –uno de los colores favoritos de la artista– llenaban el estudio de un estridente azul añil y gran silencio sonoro. Aquellas mujeres tenían que hablar, aquellas mujeres envueltas en pasados ancestrales tenían que contarnos que había debajo de sus telas. Algunas,


impotentes ante la petición, caían decapitadas como estatuas dormidas. Pienso que Sofía intuía la incomprensión que nos iba a dividir espantosamente a los hombres. Hoy al ver cada cuadro de la exposición de Sofía Gandarias, siento que esta excursión al pasado es un futuro presente. Un intento de perdón a la memoria, al más allá. Ninguna de sus obras han nacido por casualidad y sin sentido. Cada lienzo obedece a un momento de la historia, de su estado de ánimo.

Esta exposición parece un regalo silencioso de Sofía, los tonos dicen sin palabras lo que no sabemos entender. Sé que esta exposición no será para usted una más. Sofía, cercana, sentada en una nube, nos habla de la igualdad de la mujer, justo estos días, en que todos nos hemos vuelto locos, mezclando odios, compasiones, conciliación, paz y desamor. Una mezcla de propósitos y despropósitos. Así somos los seres humanos, incoherentes. Sofía no era así. Los derechos de la mujer en el mundo, la violencia y la paz han sido la constante de su obra, el dolor y el sufrimiento de los campos de concentración, de las victimas del terrorismo y siempre el recuerdo del escritor Primo Levi porque para Sofía fue “el guardián de la memoria”. Desde su tierra del Norte he querido acercale los versos del poeta Gabriel Celaya con su soplo de ternura y aire fresco: El viento pasa sobre la tierra Sin hacerse sentir, sin sonreír siquiera, Sin mirar hacia atrás como los que piensan, Sin buscar delante nada más que la paz De una extensión que crece y es en vano pausa. Sofía Gandarias, una pausa para una mujer.

carmen torres ripa Escritora y periodista

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Cuando la emoción le envolvía con angustia, pintaba iris morados en recuerdo de las victimas del terrorismo. ¿Por qué iris morados? Porque son bellísimos. Tengo uno de esos hermosos iris y encima del cuadro descansa uno de sus pinceles porque al salir de su misa funeral, un amigo, con un cestito con los utensilios de Sofía para pintar, nos fue dando a cada uno un pincel, una paleta, una pequeña brocha. Ya no los va a necesitar porque “ahora Sofía tiene en el cielo un gran lienzo para pintar a los ángeles”.


removiendo conciencias

S

olo he podido conocer a Sofía a través de su obra, pero siento, día a día, al contemplar sus pinturas una creciente sintonía y complicidad con su compromiso estético y social.

La obra de Sofía nos transporta a una tierra alejada de Europa y nos abre una ventana a otros lugares, mostrándonos imágenes de un gran impacto. Al situarme frente a algunos de sus cuadros me siento impregnada de las sensaciones por ella vividas en el momento de capturar la escena.

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Muchas de las obras han terminado removiendo con fuerza mi conciencia y alimentando un sentimiento de indignación y denuncia presumiblemente similar al que a ella sentía. Esa transmisión de sentimiento lo consigue gracias a la fuerza de su obra. ¡Que fortuna tenemos los artistas plásticos de compartir el lenguaje común del color, la luz, la proporción, la textura!… porque gracias a el y sin haber intercambiado palabras he podido conversar con Sofía sobre alguno de los elementos que en una etapa de su vida le marcaron en profundidad. Reflejó en su obra la realidad de su tiempo, trasladándonos su actitud de compromiso y denuncia de la agresión a los derechos humanos en nuestro planeta con una esmerada técnica plástica y capacidad creativa. El arte de Sofía perdurará entre nosotros, gracias también a que en sus inicios recorrió un camino de preparación, estudio y de superación. He de decir, sin ocultar mi orgullo, que se formó en la hoy facultad y entonces Escuela de Bellas Artes de San Fernando. A ella le gustaba definirse como fernandina, en alusión a su dominio de técnica y oficio. En su carrera siempre innovo incorporando a sus obras nuevos materiales y texturas con indudable acierto. Al contemplar las obras que se nos presentan, podemos ocupar por unos instantes su espacio al capturar las escenas que materializó en su pintura, disfrutemos con la contemplación de las mismas, ya que como dijo Kandinsky «El artista es la mano que, mediante una tecla determinada, hace vibrar el alma humana».

elena Blanch González Decana de la Facultad de Bellas Artes. Universidad Complutense de Madrid


compasión sin límite, ausencia de compasión

M

e emocionaron profundamente los cuadros de Sofía Gandarias sobre las mujeres fantasma de Afganistán, en uno de los lugares del planeta dónde floreció un arte budista sin parangón. En su ciega furia, los talibanes no alcanzaron a comprender que, para los budistas, la destrucción de los budas gigantes supone una gran enseñanza sobre la vacuidad, esos huecos vacíos son todavía más santos que antes… Esas tribus afganas piensan también que escondiendo a las mujeres las privan de una existencia que ellos creen exclusiva de los hombres. Pero esas mujeres, tarde o temprano, ocuparán el lugar que les corresponde en el siglo XXI.

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Sofía Gandarias, con ese gran sentido de la denuncia que caracteriza su obra, nos coloca delante de una de las mayores contradicciones de la humanidad: la compasión sin límites frente a la ausencia de compasión.

Laura Baeza Giralt Ex Embajadora de la Unión Europea en Argelia y en Túnez


el pincel en la herida

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a crítica de arte no es lo mío. Me limito a disfrutar de las exposiciones y admirar el talento de quienes lo tienen para expresarse plásticamente. Como mucho, pienso que se necesita valor para plasmar ideas, sentimientos, impulsos y lanzarlos a la crítica del mundo.

Si a mí me gusta la obra de Sofía Gandarias es por su intensidad, por la claridad de sus opciones. No puedo valorar su pincelada ni otros tecnicismos. Supongo que encontró maestros en los museos y en las galerías: ningún artista es digno de ese nombre si no ha querido arrancarle sus secretos a los grandes. Pero, como digo, no estoy en condiciones de rastrear esas pistas, aunque sepa que le gustaban Velázquez, Goya, el feroz Bacon…

28 S Gandhara

Lo que más me atrae de Sofía Gandarias son los temas que elige. La libertad con que los elige. Los hay cotidianos, los hay inspirados por la música y los libros –sus pasiones-; los hay desafiantes porque tienen que ver con la injusticia y el dolor, que siempre le llegaban muy hondo a la artista. Y como esos temas están planteados limpiamente, a golpe de color y vacios, sin efectismos que distraigan, no se puede eludir la reflexión, las preguntas que propone Sofía. Sofía Gandarias fue una mujer afortunada, aunque el zarpazo final de su enfermedad todavía nos desconcierte. Nació en un ambiente acomodado, era muy inteligente, era muy guapa, tenía don de gentes y, por si faltaba algo, recibió un extra de sensibilidad y de capacidades para la música y la pintura. Más adelante formaría una fantástica familia y llevaría una vida llena de actividad, con reconocimientos de artistas, intelectuales y de un público que puede apreciar su obra en museos y colecciones. Qué fácil todo, ¿verdad? Pues hoy quiero romper una lanza por los que llegan al mundo tan bendecidos. Son dignos de aplauso los que parten de la nada y se abren camino, pero la experiencia me ha enseñado que también se necesita mucho esfuerzo para sacarle partido a las ventajas. Hubiera sido más sencillo para Sofía limitarse a ser lo que podía esperarse de ella, circular con un gesto amable y encantador, dejarse arrullar por quienes la admiraban y, tal vez, utilizar su vena artística para brillar un poco más. Ah, y entretener algunos ratos pintando un poco, tocando un poco… Para Sofía Gandarias esa no fue nunca la opción. No la conocí lo suficiente –el tiempo suficiente- como para preguntarle cómo tomó la decisión de comprometerse tan profundamente con la vida y con el arte, cuando ese doble compromiso le iba a complicar la existencia. A la pintura no le importa cómo te llamas, ni cómo recibes en casa: hay que pelear con cada lienzo, pelea mayor para una mujer, pelea añadida si puedes ser juzgada por razones ajenas a su arte.


En Sofía, la pintura nunca fue un hobby, sino otra forma de abordar lo que le interesaba y tomar partido en cuestiones filosóficas –el mal, el dolor, la elección…- o sociales, tan dependientes de las anteriores. Tiene bodegones preciosos, retratos magníficos –aunque no casuales–, pero si eligió otras cuestiones más peliagudas es porque no pensaba en complacer al espectador. La belleza de esas obras es un hecho, pero descubres algo más hondo cuando las ves colgadas suspendidas en una pared.

Y como vida y arte nunca estaban divorciadas en Sofía, se implicó personalmente en una lucha –que agradezco– para que en España tuviera un Día del Holocausto (*). Lo había en otros países, pero no en el nuestro. A base de tesón –encantadora, si, pero era de hierro–, ese día lo conmemoran oficialmente las Cámaras desde 2005. No es una fecha para recordar una atrocidad concreta: nos pide vigilancia, que no olvidemos las cotas de sufrimiento que pueden provocar unos seres humanos a otros seres humanos. Seres humanos como nosotros. Como los temas judíos no están entre los más populares, demuestra todo un carácter pelear como lo hizo y mezclar su nombre y su imagen con una causa del pasado que no le iba ni le venía. Pero a Sofía Gandarias había muchas cosas que le iban y le venían. Qué puedo decir de lo que ahora se expone, de esta serie Gandhara, de nombre tan sugerente. Como alguien que lleva trabajando desde hace más de dos décadas en pro del desarrollo profesional de las mujeres, no puedo apartar la vista de esas manchas añiles y violáceas, de esos golpes de negro, ni de los amarillos

(*) Día Oficial de la memoria del Holocausto y la Prevención de Crímenes contra la Humanidad.

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De su amplio catálogo –trabajaba sin parar, lo hizo hasta el último instante de su vida luminosa– quiero pararme en la magnífica serie Primo Levi, la memoria, que le inspiró este escritor, superviviente de los campos de exterminio. No era la primera vez que la literatura movía sus pinceles, pero el demoledor libro del autor italiano, Si esto es un hombre, encajaba muy bien con su sensibilidad de ser humano, de creadora. La obra de Primo Levi, esta obra concreta, está despojada de emotividades estériles, como lo está siempre la pintura de Sofía, por lo que se expresa nos estremece aún más. Esa serie está ahora en la Biblioteca de la Universidad de Jerusalén, donde llegó tras la muerte de Sofía Gandarias.


que no se si reflejan alguna clase de luz que se anuncia o que se apaga. Yo me esfuerzo por mujeres que tienen estudios, aspiraciones y reclaman llegar tan lejos como les sea posible. Pero nunca me olvido de aquellas que no lo tienen fácil o, simplemente, no tienen nada. Ni de las personas/organizaciones que las ayudan, ni de figuras como Sofía Gandarias que, ahora y aquí, ha puesto un gran foco sobre esas afganas –símbolo de tantas cosas– convertidas en bultos, cosificadas hasta parecer más envidiable la suerte de las piedras. Bueno, tampoco de las piedras. Imagino el dolor de Sofía Gandarias con la voladura, a manos talibán, de los milenarios, pacíficos, espléndidos Budas de Bamiyan. Destruir el arte, destruir la vida. Si esto es un hombre… Tengo entendido que esta serie, realizada a lo largo años, tuvo como punto de partida la visión de un bebé afgano, que ella recreó en un cuadro donado para una subasta benéfica de la Cruz Roja Británica. Tal vez pensó en un futuro a pesar de todo, o en las madres –ella lo era– que latían, también a pesar de todo, bajo los burkas.

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No lo sé. No se lo puedo preguntar. Y lo lamento.

eva Levy Presidenta de honor de Women CEO


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nota sobre sofía

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ofía Gandarias (Guernica 1951-Madrid 2016), fue formada en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, recibió muchas condecoraciones, entre ellas la de Chevalier des Arts et des Lettres de la République Française y la de Chevalier de la Légion d’Honneur de la République Française. Ha realizado veinticinco exposiciones individuales y doce colectivas. Su obra está representada en importantes museos y colecciones públicas y privadas, tanto nacionales como internacionales, ninguna de sus exposiciones, y he presenciado varias de ellas, dejan al espectador impasible.

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Su pintura se caracteriza por ser sobria, de colores quebrados y una técnica directa sin artificios, materializando un mundo interno, su mundo, sensible, culto y, sobre todo, cargado de compromiso social, altamente beligerante. La pintura de Sofía Gandarias, crea llagas profundas en el espectador, remueve conciencias y carga de elemento simbólicos cada uno de sus cuadros, unas veces tratados de manera temáticamente individualizada y, otras, adoptando la fórmula de series temáticas de diversa intencionalidad denunciadora, crítica, o puramente satírica. Muchas veces se basa, antes de pintar, en textos de escritores importantes, que ella refleja en su pintura, plasmando la intencionalidad del autor. Su pintura tiene elementos de la vida cotidiana, retratos, siempre el retrato, lo mima como si fuera la misma persona. Retratos, unas veces anónimos y, las más, de personajes relevantes en el campo de la ciencia, la política, el arte y la cultura que, con su peculiar lenguaje plástico, Sofía, con certero pincel, plasma en el lienzo dotándoles de una presencia siempre misteriosa, inquietante o plácida, y que, desde los límites formales del cuadro, nos miran atemporales a la vez que nos invitan a la contemplación y la reflexión. En esta exposición retrata figuras de mujeres desconocidas, que muestran su vida cotidiana y, las más, mujeres relevantes, retratadas desde el punto de vista de una artista que entra en el interior de cada una de ellas.


Poco antes de morir, José Saramago, al que le unía una gran amistad escribió “las telas de Sofía Gandarias son esos espejos pintados, de donde se ha retirado, recompuesta, su imagen, o donde oculta aún se mantiene, tal vez bajo una capa de luz dorada o de sombra nocturna, para entregar al uso de la memoria, el espacio y la profundidad que le conviene. No importa que sean retratos o naturalezas muertas: estas pinturas son siempre lugares de memoria” Fue modelo de Gyenes, el gran fotógrafo. Pero su pasión fue la pintura, y aunque el dolor de los últimos tiempos era fuerte y la vida le fue muy difícil, hasta el último momento siguió pintando. Ella era una mujer delicada, estudiosa; no era una mujer locuaz, escuchaba como si estuviera pintando, o leía como si estuviera escuchando.

Era una persona muy culta y amante de la música y la literatura, quizá solo abandonaba el pincel para ir al teatro o a la ópera. La terraza repleta de flores de su casa-estudio, reflejaba su sensibilidad, allí nos reunía a los amigos varias veces al año, sus tertulias eran interesantes y el análisis de la situación política del mundo siempre te enseñaba a seguir trabajando por la paz y los derechos humanos. Sofía Gandarias estaba casada con Enrique Barón, que fue presidente del Parlamento Europeo y ministro socialista. Tienen un hijo, Alejandro. Todos ellos acogedores con los amigos, que nos considerábamos parte de su familia.

Francisca sauquillo Removedora de conciencias

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Mis sentimientos hacia ella son de gran admiración. No puede dejar de recordar su consuelo ante las muertes de mi hijo y, posteriormente, de mi marido a quien hizo un retrato reflejando el momento de dolor que él vivía. Ella entendía el dolor y solo con estar con ella te sentías apoyada, estaba dispuesta a dedicarte lo mejor de ella, su amistad.


Una simple mirada

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jos cerrados; ojos bajos, entreabiertos, que nunca miran de frente. Ensoñación, concentración, inmersión en el propio pensamiento. Pero también recato, contención; aislamiento, incomunicación,. No mujeres de carne idealizadas por la pintura, sino pintura de bustos de piedra desmembrados de una escultura mayor. Cabeza-máscara, como las caras idénticas de tantos budas, realizadas a molde o con troquel. Ojos cerrados de estatuas talladas en piedra, labradas en metal, modeladas en barro silencioso y frágil, materiales tan diversos que no podrían fundirse en un crisol, solo rozarse.

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Gran Buda sereno y triste que no ilumina, y solo te presenta las encrucijadas ante las que ni siquiera tendrás la oportunidad de dudar o decidir. Cruce de caminos, tampoco pudo decidir Afganistán, tu país, los tiempos y las formas en que tantos pueblos, culturas e inculturas se irían superponiendo: persas, griegos, árabes, turcos, mongoles. Más modernamente británicos, soviéticos, norteamericanos, algunos igualmente piedras y metales de imposible fusión. Los rostros de los budas, voluntariosamente convertidos en humanos por Sofía, buscan el contacto imposible entre un rostro de piedra yacente y un rostro velado, ambos igualmente quietos, muertos. De los bellos y andróginos budas de Gandhara, el busto o el rostro: un zoom que intenta penetrar en lo más profundo de la criatura, el rostro y los ojos, abstrayéndolo de la monumentalidad de la estatua completa. Budas sin su vestimenta a la griega, sin su himatión o toga, muestran solo la serenidad y armonía de sus rostros y el delicado trabajo de sus cabellos, mientras que hay mujeres que aparecen con su cuerpo completo, pero ¡ay!, oculto íntegramente por la inmensa túnica que ninguna cultura ni civilización antigua había previsto para ellas. Madonnas virginales, bañadas por una luna misteriosa que las dota de un halo del hermoso color violeta que para los movimientos feministas representa la esencia de lo femenino y la lucha por sus derechos. Son sin embargo figuras nocturnas, idénticas, sin rostro, sorprendidas en el secreto que guardan y ocultan. Criaturas que parecen haber salido del vientre materno ya con sus túnicas informes, destinadas a errar con sus hijas de túnicas informes en brazos, a no se sabe dónde, en la noche, doble oscuridad sobre la noche permanente de la celosía opaca que las separa del mundo. Mujeres cubiertas que perpetúan su esclavitud, que transmiten a otras su impotencia, la inutilidad de la rebeldía y la certeza del modelo prohibido de la danzarina india o de la vecina pakistaní.


Cuerpos observados por nadie, reconocidos y admirados por nadie; mujeres acompañadas por nadie. Sin edad, como esas estatuas mutiladas que, única compañía, yacen por el suelo como correlato o metáfora de sus propias existencias fuera del tiempo, y de aquello en lo que se convertirán: ellas también piedra ciega, inmutable, como si su existencia de carne y hasta su propia niñez hubieran sido solo un presagio, un segundo fugaz, imaginado y fantasmagórico.

Salvados de la destrucción árabe novecientos años atrás, este golpe a las civilizaciones, muerte de la cultura, los expuso a una barbarie rápida y desconocida que avergonzaría a cualquiera de los ciudadanos que, veinticuatro siglos atrás, contribuyeron a la fusión del arte y la cultura de India, Grecia e Irán, y a la convivencia fecunda del arte griego y el budista durante casi un milenio. También para vosotras el tiempo retrocedió hacia unos siglos imposibles e inexistentes, desde aquella gloriosa década de los sesenta en el siglo XX, cuando parecía que vuestro destino también se acompasaba a las pretensiones liberadoras de las mujeres europeas: no quedó huella del “derecho a no llevar velo” que se os reconoció (¡¡ !!) ni del impulso a vuestra educación. Esas fotos vuestras como mujeres hermosas y libres, profesoras, estudiantes, médicos, investigadoras, azafatas, madres en el parque, que Vogue enseñó al mundo en diciembre de 1969 representaban mucho más que la “Afganistan Adventure” del título del reportaje: eran testimonio de días luminosos y de esperanzas, tiempos de posar y sonreír a la cámara, viajar, reír con estrépito, vestir de colores, sin poder ni imaginar que esto mismo, tan simple, les sería vetado a vuestras nietas por la barbarie. Los ojos verdes de la niña Sharbat Gula que asombraron al mundo en la portada de National Geographic en 1985, aún nos miran de frente, entre sorprendidos, inocentes y retadores. Pero cómo estremece ahora el vacío y el silencio; intuiros y no poder comunicarnos con vuestro cuerpo y vuestros ojos, negados por la celosía-cárcel que os separa y os enferma, os desubica en el espacio, os expulsa del don incomparable de consolar a nuestros hijos con una simple mirada o con una sonrisa.

isabel román román Profesora Titular de Literatura Española. Universidad de Extremadura

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Estatuas del límite más oriental del imperio griego, que nos llegaron ya fragmentadas y mutiladas por el paso del tiempo, ahora comparecen doblemente ultrajadas y mutiladas, cercano ya el momento en que la pólvora aniquilará, mediante rápida ejecución sumarísima, lo que los siglos lentos solo lograron rozar y limar. Aquellos Budas gigantes de Bamiyán, maravillosa síntesis de arte griego y budista, contemplaron firmes - aun mutilados y con rostros heridos- el paso de 1500 años en sus nichos excavados en la roca, pero no pudieron soportar la dinamita y los tanques talibanes en 2001.


Mujeres agentes de cambio

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a serie Ghandara es una parte primordial de la obra de Sofía Gandarias por ser fiel expresión de su compromiso con la igualdad, la educación, la paz, y las culturas del mundo. Producida entre 2009 y 2010, se puede considerar que realizó esta serie en la cúspide de su amplia y dilatada carrera artística iniciada desde la temprana edad de 12 años. La obra de Sofía puede parecer a primera vista sobria, incluso minimalista. Muy lejos de ello, es una obra muy rica en matices y que rebosa en contenido, simbología y compromiso. Como el propio nombre lo indica, Ghandara hace alusión a la etapa budista que tuvo lugar en el corazón de Asia a partir el siglo VI A.C. así como a todo el complejo artístico-religioso con gran influencia griega que existió donde se encuentran en la actualidad Afganistán y Pakistán.

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El contenido de su obra incluye una rica y extensa variedad de temas históricos, culturales, religiosos, políticos y de género. Al igual que la temática, el tipo de pintura es también diverso. Realizados en óleo sobre lienzo, Gandarias utilizó una gran serie de recursos artísticos tales como el papel de seda, el polvo de mármol, el collage o la arena en sus obras. Esta serie de 16 cuadros es un viaje al pasado desde la óptica del presente. Hay inmortalizadas tallas de caras de buda características de la zona con obvias influencias helénicas y bustos griegos. Las imágenes de buda y los bustos griegos tienen expresiones sumamente serias y son reliquias arqueológicas que algún día fueron expresiones destacadas artístico-religiosas y que con el transcurso del tiempo y los enfrentamientos entre civilizaciones, han pasado a ser despojos ignorados o destruidos con el afán de borrar todas las huellas de un pasado que algunos no quieren que sea recordado. Por otra parte, en esta serie, así como en el resto de su obra, la mujer tiene un rol predominante. Pero en este caso, no son unas mujeres cualquiera, son todas y cada una de ellas siluetas de mujeres que están íntegramente cubiertas de la cabeza a los pies, incluyendo la cara, por una llamativa burka azul que contrasta con el fondo oscuro y tenebroso de la obra. La serie Ghandara se puede contemplar durante horas y en repetidas ocasiones; siempre se descubrirá algún detalle nuevo que nos ha pasado desapercibido con anterioridad. Más allá del gran valor artístico, la obra de Sofía Gandarias tiene una virtud innata: la de hacernos reflexionar profundamente sobre los pasos de las civilizaciones, las diferentes expresiones culturales que influencian y dejan sus rastros en los lugares y, sobre todo, sobre el rol de la mujer. En el caso de esta serie, el hecho de que la mujer esté situada en el centro de la obra cubierta completamente con este lla-


Además, la población civil proveniente de la región histórica de Ghandara en general, y sobre todo las mujeres y los niños, han sido ferozmente castigados a lo largo de las últimas décadas con guerras, conflictos y todos los sufrimientos que estas situaciones conllevan. Estas mujeres, hombres y niños se merecen una vida mejor. Estas mujeres, conjuntamente con sus homólogos masculinos, pueden y han de ser agentes de cambio que contribuyan a aportar la tan ansiada paz y estabilidad en esta región y el bienestar y la esperanza que sus habitantes tanto anhelan y necesitan. A través de esta serie, Sofía Gandarias consiguió darles voz a esas mujeres; una voz fuerte y llamativa, optimista y poderosa, representada por ese color azul fuerte, y así, Sofía las declara presentes en esta lucha. La burka azul de Gandarias va más allá del tupido velo, de las indumentarias o vestimentas a las que las mujeres están sujetas en algunos lugares y en algunos contextos; nos recuerda también aquellas limitaciones mentales y sociales conscientes o inconscientes que las mujeres sufrimos y padecemos en todo el mundo y contra las que tenemos que enfrentarnos y vencer día a día, independientemente de nuestra raza, religión, origen étnico y condición social o económica. Gracias al activismo y compromiso de muchas mujeres y afortunadamente de muchos hombres también, se ha conseguido avanzar bastante en los derechos y en la igualdad de la mujer. No obstante, los cuadros de Sofía nos recuerdan las limitaciones y restricciones que aún existen y el arduo camino que nos queda por recorrer para que la emancipación femenina y la igualdad de género sean una realidad universal. En todo ello soñó Sofía, y su vida, su testimonio y su obra nos hacen reflexionar sobre el compromiso individual y colectivo necesario para lograr esos avances en las sociedades. Lo declaraba con frecuencia y claridad: “el arte es un vehículo, un camino para no callarse y para no tener miedo”.

Laura ompson Directora General Adjunta. Organización Internacional para las Migraciones (OIM)

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mativo burka azul, nos lleva necesariamente a pensar en el rol de la mujer en la sociedad actual, así como en las condiciones que se requieren para lograr la emancipación femenina que permita su total participación en el desarrollo y avance de nuestras sociedades, y particularmente en la importancia de la educación universal en este proceso. Según la UNESCO en el mundo hay hoy en día cerca de 800 millones de personas analfabetas de las cuales dos tercios son mujeres y niñas. Fomentar la alfabetización femenina no es solo un objetivo clave en la Agenda para el 2030, sino que también, es un elemento fundamental para lograr muchos de los otros objetivos de desarrollo sostenible como combatir la pobreza, el hambre, el desempleo, la marginalización y eventualmente lograr la igualdad de género, y sobre todo para asegurar que esta Agenda no deje a nadie atrás.


Desafíos y metas del feminismo musulmán

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as mutaciones económicas, sociales y políticas que atraviesan las sociedades occidentales y musulmanas están redefiniendo los papeles, los estatus y las posiciones sociales de las mujeres y los hombres en los albores del Siglo XXI.

El feminismo musulmán contribuye a modificar una mirada patriarcal en el enfoque de las fuentes escriturarias, con el fin de lograr el reconocimiento del papel único que las mujeres pueden jugar en las luchas sociales y políticas en las sociedades contemporáneas. Este movimiento emergente se revela crucial y tendrá profundas repercusiones en las mentalidades y las culturas sociales y políticas de las sociedades, sean o no musulmanas.

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emergencia de una corriente feminista de un nuevo “género” El feminismo musulmán no es un movimiento contra los hombres: tenemos intelectuales y teólogos que actualmente defienden argumentos islámicos en materia de igualdad jurídica y social en relación con la mujer. La mayor parte de las leyes musulmanas sobre la familia fueron elaboradas a partir de una amalgama de conceptos jurídicos clásicos, influencias coloniales y costumbres locales. Numerosas injusticias resultan de este procedimiento sin contar con los sabios cada vez más desconectados de una realidad sociopolítica en plena mutación. En la coyuntura contemporáneas, ciertos aspectos del código de familia tal como fueron formulados por los juristas clásicos son cuestionadas desde una perspectiva feminista por las defensoras de este movimiento. En Occidente, se trata de un movimiento minoritario en su “apelación”. Sólo una minoría acepta la denominación “feminista”. El concepto suscita debate. No obstante, son numerosos los investigadoras que demuestran que una movilización importante de las “mujeres militantes de fe musulmana” tanto en el mundo occidental como en los países musulmanes consiguen articular sus convicciones religiosas por una igualdad total a partir de una “conciencia múltiple de su condición de opresión”. (Miriam Cook).


Feministas y musulmanas ¿ identidad imposible?

De este modo, a través de numerosos compromisos asociativos, desde la base al mundo académico y político, una generación de feministas musulmanas en Europa y en general se autonomiza y se hace más visible en la escena político-mediática. Nos convertimos en actrices del cambio armadas con una madurez política e intelectual inesperada e inquietante a la vez. El ejemplo más chocante ha sido sin duda el “caso de los pañuelos” frente a un movimiento laico y feministas dividido sobre estos temas, porque las musulmanas de Francia cuestionaban los principios fundadores de una laicidad”anticlerical” a nuestro parecer y de un feminismo no inclusivo. Desde nuestro punto de vista, la prioridad en Europa sería definir los conceptos fundamentales del feminismo en función de un contexto en plena mutación social y política. Nociones tales como el dominio de su propio cuerpo, la autonomía o la modernidad pueden casarse conceptualmente con nuevas referencias y devenir un enriquecimiento para los futuros movimientos feministas en Occidente. La “cartografía” de los movimientos feministas se vio conmocionada por la entrada en su seno de feministas musulmanas en los debates sobre el velo islámico que agitaron Francia. En efecto, hicieron emerger nuevas problemáticas que han modificado la substancia política y social de la retórica política determinante para el futuro. En Francia, por ejemplo, la cuestión principal se planteaba sobre la República en peligro frente a la amenaza islamista para unos mientras que otros no paraban de denunciar el inconsciente neocolonial francés que gangrena una cierta clase política.

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En Francia, los encendidos debates sobre el controvertido tema del “pañuelo islámico” por un lado han dividido a los movimientos feministas, y por otro han puesto en evidencia los relentes racistas y colonialistas de los discursos de algunos y algunas militantes e intelectuales, inconsciente o conscientemente, influidos por el pasado colonial de sus países, que por otra parte orienta sus ideas así como su relación con las europeas descendientes de los inmigrantes de las ex colonias.


En fin, la presencia de las feministas musulmanas improvisó un debate “más allá del velo” sobre conceptos complejos o tabúes como los inconscientes coloniales o el racismo que degrada a Francia en su relación con las minorías. En efecto, ha revelado una profunda crisis filosófica, ideológica y política en torno a conceptos unánimes en otros tiempos. Nociones tales como la República, la democracia, la laicidad y la emancipación de la mujer han dividido a movimientos sociales porque más allá de las palabras, el sentido ha creado oposiciones en el seno de la sociedad civil que se desolidariza. Han emergido tensiones a la luz del día y las lenguas se han soltado. En efecto, el símbolo religioso ha provocado discusiones más allá de la cuestión religiosa en pleno corazón de la República. No obstante, las mujeres comprometidas en línea feminista” desarrollan alianzas políticas de modos inéditos y estratégicos para legitimar sus reivindicaciones frente a múltiples discriminaciones.

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El movimiento feminista musulmán es el fruto de un largo proceso de reflexión y acción de militantes e intelectuales en todo el mundo que consideran que el Islam es fuente de justicia, igualdad y dignidad para el conjunto de la Humanidad. Estos valores irradiarán con su fuerza el cambio venidero.

Malika Hamidi Socióloga. Directora general del “European Muslim Network”, consultora de las instituciones europeas. Autora de Islam y feminismo


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sofía y extremadura

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uve la oportunidad de conocer a Sofía en el año 2010, fue a raíz de coordinar el libro “Presencias e Instantes”, proyecto que impulsó la Secretaría General Iberoamérica (SEGIB), publicado por el Centro Extremeño de Estudios y Cooperación con Iberoamérica (CEXECI), en colaboración con el Instituto Francés. Hasta entonces tengo que reconocer que no conocía muy a fondo su obra, fue al inicio de ese trabajo cuando se despertó mi inquietud por el personaje, comencé por ir descubriendo su trayectoria y algunas de sus series. Desde entonces descubrí a una mujer con una gran fuerza y personalidad, mi sorpresa fue encontrarme con alguien de una extraordinaria belleza, de aspecto frágil y delicado, con un porte elegante, llamándome particularmente la atención sus manos: muy bien cuidadas, muy delgadas con unos dedos infinitos… Habíamos intercambiado conversaciones por teléfono en la preparación del proyecto pero no nos conocíamos físicamente, la primer vez que nos vimos cara a cara fue en su casa-estudio en Madrid, ella me abrió la puerta y con gran amabilidad me recibió sonriente, era una gran anfitriona. Desde el primer momento conectamos muy bien, recuerdo que inició la conversación hablando de los grandes artistas extremeños que mi tierra había dado, quizás según ella, no habíamos sabido poner en valor. Su casa está llena de obras, suyas y de otros grandes artistas, justo en el recibidor comenzando el pasillo que recorre los metros hasta su estudio, me mostró un cuadro de Juan Barjola, al que ella llamaba el maestro, y al que admiraba, me fue comentando y explicando el origen de algunas de las obras, recuerdo que llegamos al salón, me encontré con dos grandes cuadros que me llamaron la atención, por su fuerza y color, eran de la seria Gandhara, fue la primera vez que tuve la oportunidad de verla. Ella me explicó el origen de esas mujeres, y desde entonces comprobé el compromiso de Sofía. Pasamos a su estudio, y como siempre sonaba la ópera, de la que era gran amante y conocedora, siempre trabajaba con música. Ahí me volvió a sorprender el gran tamaño de sus cuadros, su aspecto frágil no parecía que pudiera trabajar en ese formato, más cuando su salud no era de una gran fortaleza, pero si su personalidad, sin embargo su entrega y amor a la pintura, su afán de denuncia y compromiso con la sociedad, su apoyo a los más desfavorecidos, y en contra de las injusticias, hacía que pasara largas jornadas pintando sin salir de su estudio, ni siquiera para comer, parecía que su origen vasco la llenara de fortaleza.

A raíz de entonces pasamos muchas horas juntas trabajando en la preparación del libro, muchas jornadas de largas conversaciones donde me contaba anécdotas y vivencias con personajes de una gran relevancia


(Simone Veil, José Saramago, Carlos Fuentes, entre otros) poco a poco fui conociéndola más a fondo, a la artista y sobre todo al ser humano, que es lo que siempre me enriqueció. Comenzaron sus viajes a Extremadura, el libro se produjo íntegramente allí, imprenta, diseño gráfico, digitalización. En cada uno se sus viajes ella visitaba primero la imprenta, y más tarde el estudio de diseño, supervisando absolutamente todos los detalles, las jornadas eran interminables, trabajaba mano a mano con el diseñador, Dioni Sánchez, con el que se creó una simbiosis muy especial, se entendían a la perfección, no era fácil plasmar en el papel las sombras y claroscuros de sus cuadros. Disfrutaba enormemente de cada uno de sus viajes, siempre acompañada por su incansable compañero Enrique Barón Crespo, que aguantaba estoicamente las largas sesiones con Dioni en su estudio de Puebla de la Calzada, con su sentido del humor decía: “la artista es ella, yo soy el acompañante y conductor”.

Años más tarde la SEGIB reeditó el libro “Presencias e Instantes” con algunos pequeños cambios, esto hizo que volvieran sus largas sesiones de supervisión al estudio de Dioni, a pesar de que su salud comenzó a deteriorarse, ella estuvo hasta el último momento revisando las pruebas. El libro se publicó apenas un día antes de su partida. Desde aquel primer trabajo, entablamos una gran amistad, que se mantuvo hasta sus últimos días, me permitió conocer a una gran artista, pero sobre todo a una gran mujer, con un enorme compromiso, culta y elegante, en sus formas y su físico, gran perfeccionista, trabajadora incansable. Estoy segura que esta exposición, en esta magnífica sala Vaquero Poblador de Badajoz, la hubiera llenado de una enorme satisfacción, qué mejor sitio que este lugar, Extremadura, donde ella se sentía como en casa. Aquí realizó sus últimos trabajos impresos y sin duda saber que la publicación ha sido realizada con los cuidados de su amigo Dioni, mucho más.

María Bardají Gálvez Responsable de Relaciones Institucionales, CEXECI

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A raíz de ese trabajo, quedó definitivamente conectada a Extremadura, tierra que ella trataba con un gran respeto y admiración, poniendo en valor y hablando siempre de los magníficos profesionales que aquí había, destacando que estaban a la altura de los mejores. Por su trayectoria profesional había tenido la oportunidad de trabajar con grandes museos e instituciones de todo el mundo, y sin embargo siempre destacó lo a gusto que trabajada aquí.


el mensaje de sofía

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os cuadros de Sofia Gandarias están siempre rodeados por un halo de misterio, y un compromiso de la pintora. Parece como si, más allá del personaje, existe una pregunta a la que responder por parte del espectador. Y mirando sus lienzos, incluida esta serie pintada entre 2008 y 2010 y que responde al título de Gándhara, e inspirada en el Reino que se situaba en el norte de Pakistán y el Noreste de Afganistán, surge también el interrogante. El primero, el del porqué: ¿que atrae a la pintora a acercarse a un momento lejano de la historia y del mundo? No hay una única respuesta. La singularidad, sin duda. Que en aquel remoto lugar, florezca una cultura, una lengua, una escritura, un lenguaje artístico y una historia común, que parte de las tradiciones budistas locales, pero que adopta la influencia helena, pero también las romanas, o indias e iraníes, es ciertamente un fenómeno cultural único.

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La cultura local, integradora y tolerante, donde el budismo encuentra sus raíces históricas, es sin duda otra fuente de atracción. Baste citar la aparición en aquella región, de las primeras imágenes de Buda bajo la forma de ser humano; o su referencia como lugar de nacimiento de Padmasambhava, fundador del budismo tibetano. Pero más allá de todo ello, aparece el personaje de la mujer como protagonista. Cabeza, cuerpo, silueta, omnipresente en su pintura. Véanse “Nosotras” y “Vosotras”. Y también los Budas, sinónimo de tolerancia y respeto, como aparece representado en “Gran Buda”; y la violencia explícita, en los premonitorios “Un golpe a las civilizaciones” o “Muerte a las culturas”. Aquí aparece el compromiso. Nuestra querida Sofia siempre nos lanza un mensaje con su obra. Su mirada dulce y cordial se traslada a unos oleos que inquietan, que despiertan los sentidos, y que obligan a tomar partido.


Es el sentido de las obras de esta serie, Gandhara, que nos llama de un lado, al conocimiento y al respeto. El descubrimiento de una cultura lejana, espiritual y refinada. Son los Budas circunspectos y pensativos. De otro lado, al rechazo del oscurantismo, visible en “La noche de los tiempos” o “Camino de la noche”; y a la repulsa de la ocultación por las largas túnicas de los cuerpos de las mujeres, como en “Gran vientre”, “A ciegas”, o “Afganistán”, asociadas al color azul, símbolo del luto en México o en Irán, pero también de la espiritualidad y la serenidad. Pero también, la artista nos traslada un mensaje de integración, de respeto a la diversidad cultural, fuerza propulsora de la vida moderna, y punto de partida del desarrollo y prosperidad de las sociedades a lo largo de la historia.

La conclusión es que hoy por hoy ningún Estado de progreso, se desarrolla en el marco de una “cultura” única reconocida. Ahora bien, la diversidad presenta desafíos. Sin duda alguna; y la respuesta a tales desafíos no consiste en borrar las diferencias sino en buscar la forma de desarrollar la comprensión, los valores y las perspectivas, comunes a todos. Eso es lo que las obras de Sofía Gandarias traslucen a través de su mirada sensible y rotunda, en la que siempre se refleja su amor por el ser humano, su amor por la vida. Hace menos de dos años que nos dejó y ya nos parece mucho tiempo. Pero la tenemos siempre presente a través de sus cuadros, de su mirada, de sus figuras, de sus colores y de su mensaje.

María Jesús Herrera Jefa de Mision de la OIM en España

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La mayoría de los individuos que viven en comunidades abiertas, han llegado a la conclusión de que abrazar la apertura y la inclusión multiétnica, es la mejor manera de crear sociedades fuertes, creativas y prósperas. Aquí el ejemplo de Gándhara, un reino que se erigió y prosperó sobre la base de la diversidad.


sofía Gandarias: mujer de hoy y de siempre

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uve la dicha de conocer y tratar a Sofía Gandarias durante muchos años, y siempre me desconcertó el contraste entre su personalidad luminosa –por así decirlo– y el carácter a menudo sombrío (y en ocasiones siniestro) de muchas de sus obras. Es verdad que este lado oscuro se matiza en sus pinturas con la sobriedad y contención de las formas –jamás encontraremos en ellas un exceso, un desbordamiento emocional, por lo que legítimamente podemos contarla entre los artistas apolíneos, según la célebre distinción acuñada por Nietzsche en el siglo XIX–, pero, con todo, a menudo he sentido el desconcierto antes referido.

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En días pasados llegó a mis manos un hermoso ensayo de Giorgio Agamben sobre el significado de lo contemporáneo, en donde, entre otras cosas, el filósofo italiano afirma que “contemporáneo es aquel que recibe en pleno rostro el haz de tiniebla que proviene de su tiempo”. Esa reflexión me lleva a situar bajo otra perspectiva mi antiguo desconcierto, y me obliga a considerar bajo una luz nueva el lado “oscuro” o “siniestro” de las pinturas de Sofía. Así, la presente exposición es una prueba elocuente de que, como creadora, ella fue radicalmente contemporánea, y de que su obra continúa siéndolo en el sentido más profundo y preciso del término. La exposición que aquí se ofrece da cuenta del “haz de tiniebla” del tiempo de Sofía, que es también el nuestro, y que ella no solo supo captar, sino también expresar y simbolizar en sus lienzos. Como hija de este tiempo, Sofía Gandarias viajó mucho, se interesó por muchos sitios y cultivó relaciones y amistades en diversos lugares. Particularmente fecundas fueron sus relaciones con Francia y con América Latina, como lo testimonian numerosas obras-homenaje a creadores y creadoras de esas latitudes. Pero una cosa es ser hija de este tiempo, y otra muy distinta es ser su contemporánea. Como artista y como mujer, Sofía fue ambas cosas a la vez. Como hija de este tiempo fue, si se quiere, cosmopolita: el conjunto de su obra da cuenta de sus inquietudes universales; su locus es el mundo cada vez más pequeño e interrelacionado en el que nos ha tocado vivir: personajes (y en ocasiones sucesos) de Iberoamérica, de los Estados Unidos, de Asia y de Europa, habitan su vasta obra. Pero, también, fue y es contemporánea, en este sentido preciso y profundo de Agamben, de no adecuarse plenamente a las pretensiones de nuestra época y de resultar, por ello, inactual respecto de ella. Este desfase de Sofía respecto de nuestra época se percibe también, a mi juicio, en su fidelidad a la tradición pictórica de Occidente, en tiempos en que el arte conceptual y muchas modas efímeras se apoderaron de la escena artística. Asimismo, tal desfase se hace evidente en el clasicismo de sus figuras y sus formas, en la contención “apolínea” a la que me referí antes.


Pero escuchemos de nuevo a Agamben: “justamente por esta razón, a través de este desvío y de este anacronismo, (quien es contemporáneo) es capaz, más que el resto, de percibir y aferrar su tiempo”. Touché. Nuestra época –resulta innecesario recordarlo–, ha sido pródiga en horrores. Es verdad que cabe la pregunta de si, más allá la creciente sofisticación tecnológica, del aumento exponencial de nuestra capacidad de destrucción, un Pol-Pot, pongamos por caso, se diferencia en algo de un Asurbanipal. Me inclino a pensar que no. Una vez más, Agamben: “sólo quien percibe en lo más moderno y reciente los indicios y las marcas de lo arcaico puede serle contemporáneo”. Ese traer el pasado al presente y llevar hasta el pasado lo más reciente, esa capacidad de salirse del flujo del tiempo para instalarse en el remolino, en el agujero negro donde confluyen todos los tiempos, sería otra marca del contemporáneo y es, qué duda cabe, otra característica destacada de la obra pictórica de Sofía Gandarias. En la presente exposición, el juego de las formas, los colores y los símbolos se conjuga con el juego de los tiempos: las pinturas nos transportan –nos instalan–, hasta una extraña, incómoda, “atemporalidad contemporánea”, valga la expresión.

El horror siempre ha existido y las mujeres, de muy diversas maneras, lo hemos sufrido siempre, pero para él existen gradaciones y formas. Contemplemos las figuras sin rostro, innominadas, fantasmagóricas, que habitan esta Gandara de Sofía Gandarias: mujeres despojadas de su carne, de su rostro, o bien representaciones pétreas, atenazadas e idealizadas en sus formas. Sin duda se trata dos clases diferentes de violencia, opuestas si se quiere, en donde lo único común es el rechazo o la negación de la mujer de carne y hueso. Más inquietante aun es la tensión que en algunas obras se instala y circula entre estas dos formas de violencia: los rastros de sangre sobre los semi velados bustos femeninos (¿Buda?) o el inquietante diálogo que nos propone la obra titulada Aprés Brancusi, con la inevitable evocación de la ofrenda de la cabeza de Juan el Bautista: venganza, venganza ante el despecho y ante lo inalcanzable parece ser la consigna contra las mujeres en una Gandara inmensa que excede por mucho sus estrictos confines geográficos. Sin embargo, siguiendo siempre el sinuoso sendero que nos propone Agamben, ser contemporáneo significa no solo ser capaz de sostener fija la mirada en la oscuridad de la época, “sino también percibir en aquella oscuridad una luz que, directa, versándonos, se aleja infinitamente de nosotros.” Ahí oculta en las pinturas de Sofía Gandarias palpita esa luz: no hay ira, no hay rencor ni clamor vindicativo. Solo una profunda piedad teñida de tristeza que todo lo ilumina.

María Salvadora Ortiz Directora de Relaciones Externas de la Secretaría General Iberoamericana

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Pero limitarse cínicamente a decir que el horror siempre ha estado presente en la historia humana, no sería suficiente. Se trata de desvelar la naturaleza particular del horror que nos ha tocado en suerte. Y aquí emerge el sujeto-mujer que fue Sofía, la marca, la herida entre sus piernas.


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Gandhara, luz y sombra

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os cuadros de la serie «Ghandara» realizados por Sofía Gandarias evocan con una extraordinaria sensibilidad toda la riqueza de un reino abierto en la antigüedad a la multiculturalidad a través de las artes helénicas, la cultura budista de origen indio y las culturas romanas y parta.

Ghandara, presa actualmente del fanatismo más abyecto. Las mujeres evocadas en las obras de Sofía evolucionan como almas en pena, perdidas en un universo cerrado donde subsiste poca luz, sus ojos a menudo cerrados, sus rostros fijos. Veladas en su mayoría, parecen estar en busca de una libertad perdida, reflejada por el color azulado de la noche. Porque la noche cayó sobre Gandhara en el momento en que se impuso la intolerancia fanática, emparedando a las mujeres y las expresiones artísticas en un silencio sin fin.

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Ojalá reencuentre el reino de Gandhara su luz de oro, símbolo de libertad y de tolerancia. Ojalá puedan las mujeres de Gandhara cantar, reír y danzar en esta luz rechazando para siempre las fuerzas de la sombra.

Marianne Poncelet Vicepresidenta Ejecutiva de la Fundación Internacional Yehudi Menuhin


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sofía

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iro Gándara y oigo. Es pintura que habla, a veces grita, otras llora. La sensibilidad activa de Sofía Gandarias es capaz de recuperar el sonido del pasado y transformarlo en urgencia cotidiana. Reclama que miremos para entender quienes somos en este hoy convulso, hijo de esplendores y ruinas sabiamente recreados. Sofía Gandarias nos zarandea para que gritemos con ella. Esta exposición es un concierto de humanidad.

Pilar del río Escritora. Presidenta de la Fundaçao Saramago


La senda que nos falta por transitar

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iene el observador ante sí una exposición en el más profundo sentido de la palabra: estas pinturas exponen y nos exponen, valiéndose de una evocación milenaria para iluminar dolores intensos de nuestro presente. Sofía Gandarias no fue una pintora evasiva. Sus lienzos no son escapes ni huidas a un territorio de ensueño, sino encuentros frontales con la realidad. La suya no es la estética de la fantasía, sino la estética de la verdad, de una verdad que encierra heridas y alegrías, porque es la admisión honesta de nuestra humanidad. Pocas artistas han logrado como ella extraer, del humus de la franqueza, la semilla valiente que germina y florece. Lo decía Jorge Luis Borges en aquellos versos diáfanos: “el arte debe ser como ese espejo, que nos revela nuestra propia cara”. Estas pinturas son espejos difíciles de enfrentar. Denuncias que nos obligan a mirarnos hacia adentro, en lo intangible, en lo que nos une a estas figuras de rostros cubiertos, cuerpos atados y manchas escarlata.

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Las mujeres son el foco de esta exposición. Las mujeres que en tantas partes están relegadas al margen, y que la pintora coloca en el centro de nuestra vista y en el centro de nuestra moral. Gandarias nos las graba en la retina y de alguna manera también en la consciencia. Imposible ignorar los designios de las mujeres que retrata esta exposición, imposible obviar la realidad contemporánea de los territorios de Gandhara. La artista no nos permite mirar en otra dirección. La apatía se torna imposible. Ya Gibran Khalil Gibran advertía que la belleza no es la imagen que vemos ni la canción que escuchamos, sino la imagen que vemos aunque cerremos los ojos y el sonido que resuena aunque tapemos nuestros oídos. Esa es la belleza de estas imágenes: su inevitabilidad, su inexorabilidad, en un contexto mundial que nos recuerda que la paz, la inclusión, la diversidad, la equidad, la libertad, aún no están completas, ni están garantizadas a perpetuidad. Como creadores y como espectadores tenemos la responsabilidad de emprender las tareas pendientes. Desde sus obras, Gandarias nos señala la senda que nos falta por transitar.


Al enfrentarnos al espejo la artista nos invita a la indignación, pero también a la empatía. Aunque estas pinturas transmiten tristeza, no constituyen una capitulación. Por el contrario, despiertan compasión y solidaridad, y representan un llamado a la acción formulado en el lenguaje inefable del arte pictórico.

Quizás su nacimiento emblemático en la ciudad de Guernica haya marcado para siempre la consciencia de Sofía Gandarias. Quizás de ese origen singular emerja su empatía con el sufrimiento en todas partes, su clamor por la justicia y la equidad, un clamor que no conoció excepciones ni discriminaciones. Una tiene la sensación de que las pinturas de Gandarias sienten el dolor que retratan, que la artista no es solamente una emisaria, sino también una compañera de esas figuras que pueblan sus cuadros. Recuerdo una de sus pinturas, inspirada en Los Heraldos Negros de César Vallejo, y titulada según las primeras líneas de ese poema punzante: hay golpes en la vida tan fuertes. Ante esos golpes la artista no escoge la ruta de la evasión, sino el acercamiento, la piedad, la ternura, el amor fraterno. Estas pinturas nos hablan de una violencia y un olvido institucionalizados. Nos presentan vidas que demandan atención, iniciativa y compromiso humano. Sofía Gandarias nos pone en contacto con estas mujeres, nos enfrenta a ellas, para que no cerremos los ojos, para que no volteemos la frente, para que no olvidemos jamás. En ese diálogo nos recuerda que también los espectadores somos parte de la trama y que aquello que pasa en el lienzo tiene un corolario en la realidad. Felicito a la Diputación de Badajoz por emprender este proyecto y exponernos a este recorrido agudo y penetrante. Como con toda obra de Gandarias, creo que esta exposición es un torbellino de verdad. Ese torbellino nos sacude y perturba, pero también puede encerrar la clave que nos permita ser mejores. Ojalá.

rebeca Grynspan Secretaria General Iberoamericana

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Esa compasión y esa solidaridad son hoy tan necesarias como nunca. En distintas partes del mundo, vemos con preocupación el resurgimiento de retóricas extremistas, que retratan universos maniqueos y simplificadores. El fanatismo amenaza con tomar terreno, alimentado de temores y mutuas incomprensiones. La esperanza, la imaginación, la curiosidad, se tornan entonces en valientes herramientas para lograr una mejor convivencia humana.


Gandhara, como metáfora

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n esta serie está contenida Sofía Gandarias. Comprometida, rebelde, culta, generosa, con un sentido de joie de vivre que ha desaparecido aquí debido a los silencios y los golpes a la civilización.

Desgarro, dolor, violencia, sobre todo expresados a través de las mujeres, con la capacidad de ser madres, y de ser tanto luchadoras como denunciantes de los crímenes y las injusticias latentes e imperantes en la sociedad. Lo opuesto, también presente en sus creaciones, es la llamada a la esperanza a través del arte y la cultura como valores universales, de civilización.

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A pesar de los referentes a la cultura clásica, occidental y oriental, a Brancusi, a Goya, al expresionismo o al informalismo abstracto, estas obras, que precisan del óleo pero también del collage, del mármol, la arena o el cemento, para plasmar la hondura, el desgarro, el sufrimiento, nos retrotraen a actuaciones y comportamientos que creíamos propios de épocas remotas en el tiempo. Pero no, siguen imperando en nuestro siglo XXI a pesar de todos los avances y las nuevas tecnologías. La serie Gandhara es una metáfora de lo mejor y de lo peor de la humanidad, de plenitud y destrucción expresados a través de sombras, reflejos, texturas, gran dominio de la técnica y un cromatismo que nos remite a la dualidad, al bien y al mal. Sofía Gandarias nos dice: todo cambia, nada cambia, pero debemos rebelarnos y decir que sí, sí cambia, puede cambiar, y su obra, convulsa y turbadora como el propio mundo, apela a nuestra consciencia, y abre resquicios de esperanza, de optimismo, de valentía, de libertad.

Montse aguer Directora de los Museos Dalí


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Una plegaria desde el silencio "Indestructible es la vida y esparce vida a todo" Mahābhārata

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on el pincel y el lienzo capaces de recatar las voces cercenadas, silenciadas? ¿Es el arte capaz de devolver vida? A esta pregunta responde afirmativamente la exposición "Gandhara" de Sofía Gandarias, tejiendo una trama de formas y colores que podría inciarse en la épica de la India –el Mahābhārata–, pasando por el maravilloso legado artístico del reino de Gandhara, hasta llegar a un oscuro presente que intenta borrar el patrimonio artístico de siglos, como también la voz y los derechos de las mujeres de la República islámica de Afganistán, en nuestro tiempo. La creación pictórica de Sofía Gandarias configura un espacio donde se redime del olvido la gloria del pasado y el dolor del presente, y gracias a ello, también se redime la esperanza. El Mahābhārata es estimado como el poema épico más extenso y uno de los más antiguos del mundo. Una de las bellas historias que forman parte de su intrincado argumento transcurre en el reino de Gándara, cuyos ecos son rescatados en la presente exposición. Su protagonista es la hermosa y valiente princesa Gandhari, famosa por sus acciones virtuosas, por dar a luz a cien hijos, todos ellos perecidos en la guerra, como también por el amor profesado a su marido ciego, por quien decide cubrir permanentemente sus ojos, a fin de solidarizarse con él ante la ausencia de visión (así lo alude, por ejemplo el óleo "A ciegas"). Se trata de una historia de guerras y enfrentamientos entre las fuerzas del bien y del mal, de traiciones y de amor, de seres humanos, de dioses, del heroísmo ejemplar de hombres y muy especialmente, de mujeres. Ghandari es considerada como la encarnación de Mati, la diosa de la sabiduría, y sus acciones en la trama que protagoniza así lo demuestran. Puesto que la sabiduría en el reino de Gándara le ha sido concedida a sus mujeres, a quienes el pincel de Sofía pide recordar. El reino de Gándara fue escenario a lo largo de los siglos del florecimiento de grandes civilizaciones: la helenística, la hindú, la persa, la zoroástrica, la islámica. Todas ellas dejaron un legado artístico invaluable, que irradió a todo el mundo y que constituye un significativo patrimonio de la humanidad.


En su conmovedora y bella serie "Ghandara", Sofía Gandarias configura una denuncia de la destrucción de aquellas civilizaciones que a lo largo de los siglos fueron tejiendo un patrimonio cultural cuya impronta es un legado a la humanidad y hoy está siendo irracionalmente borrado. Y es asimismo una denuncia de la destrucción intencional de lo femenino, representado en aquellas imágenes y esculturas que el fanatismo ha hecho objeto privilegiado de su afán arrasador. Pero no menos constituye una denuncia de ese mismo fanatismo instalado en nuestro presente, en esa tierra de conflicto sanguinario que alguna vez fue una civilización admirable y donde hoy la mujer es victimizada, humillada, invisibilizada. La sensible y certera paleta cromática de la artista viene a rescatar del olvido estas voces del esplendor pasado y de la segregación presente para devolverlas a la vida. Ante la ruina de la creación y del arte, nos devuelve arte. Ante la destrucción de la imagen que exalta lo femenino, responde con un canto de colores y de figuras que captan al sujeto femenino en su fuerza y grandeza. Ante el sometimiento de la mujer afgana, su silenciamiento, su humillación, su impotencia, nos entrega sus voces, sus cuerpos, sus reclamos. "Ghandara" es pues un periplo de la memoria recreada desde el dolor del presente, pero constituye no menos una plegaria de esperanza que viene a recordarnos el rol reparador y dador de vida que no es otro que el rol del arte.

ruth Fine Universidad Hebrea de Jerusalén

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No obstante, en nuestros tiempos, la diosa Mati de la sabiduría, la princesa Ghandari y otras tantas deidades y heroínas femeninas han abandonado lo que fue aquel esplendoroso reino de Ghandaria, hoy una parte de Pakistán y Afganistán. El brazo irracional de los fanatismos religiosos ha alcanzado a esas tierras destruyendo el arte de siglos (así lo relatan óleos como "Muerte a las culturas" o "Golpe a las civilizaciones"). Este espacio es también considerado el más peligroso del mundo para las mujeres. Los índices de mortalidad materna en partos, de analfabetismo y de matrimonios forzados, en su mayoría de adolescentes, son aterradores. A pesar de que la nueva Constitución de Afganistán de 2004 ha introducido cambios, estos no son respetados y las mujeres continúan padeciendo de discriminación y persecución, sin contar casi con protección alguna ante los riesgos de salud, violencia, acoso sexual o segregación económica. Deben permanecer ocultas y sumisas tras el burka para limitarse a "Ser un vientre", como Sofía lo consigna en el óleo que lleva ese título, y como lo evidencian otros tantos elocuentes cuadros de la exposición.


Gandhara desde Gandarias

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o conocía a Gandarias ni conocía su mirada del mundo a través de su creación. Fue la mirada rabiosamente enamorada de un hombre, su viudo, la que me condujo a ella. La ocasión que propició el encuentro, en Florencia, mayo de 2016, una conferencia sobre el Estado de la Unión organizada por el Instituto Universitario Europeo y con la mirada puesta en la situación de la mujer en Europa. La razón, ahora entiendo, del diálogo que entre ambos siguió, la complicidad intuida por Enrique Barón Crespo entre la voz de Gandarias, plasmada en sus lienzos que conocí solo después, y la mía, retumbando en aquel lugar lleno de simbología: il Salone dei Cinquecento del Palazzo Vecchio – la sala para el Gran Consejo de los quinientos ciudadanos varones que bajo la República de Savonarola (instaurada en 1494) habrían de aportar savia democrática al sistema de gobierno florentino. Democracia sin mujeres. Voces robadas. La serie Gandhara nos habla de miradas robadas y de silencios impuestos. Ojos cerrados, ojos vendados, ojos ocultados, rostros cegados, andróginos Budas milenarios –testigos silentes del paso de la historiadegollados a base de Golpes a las Civilizaciones que presagian la Muerte de las Culturas. Miradas robadas también y sobre todo, las de las mujeres del antiguo Gandhara, actual Afganistán, mujeres que deambulan en el Camino de la Noche, en la doble ceguera de la oscuridad y del burka, sin dejar de irradiar, desde el añil incandescente de sus ropajes, la vida que esconden. Son las mujeres de Gandhara mujeres sin rostro y A Ciegas, no sólo porque sus miradas queden enrejadas a perpetuidad, sino porque la razón última de esta peculiar forma de exigir a la mujer que vive en purdah que nunca se exhiba en público es evitar los efectos y las pulsiones que, sin ser la propia, pueda suscitar sobre el que la mira. El que mira es el varón y no le es permitido a la mujer verse a través de sus propios ojos y mostrar al mundo lo que de sí misma ve. Vive en la condena de mirarse a sí misma, a la hora de mostrarse y sobre todo de ocultarse, a través de la mirada de él. Los extremos a los que las exigencias del régimen talibán llegaron en lo que fuera la antigua Gandhara en nombre de la dignificación de la castidad y modestia femeninas que el burka representa nos horrorizan


con razón: tobillos fiscalizados; exhibición desde los balcones prohibida; prohibido también caminar por la vía pública sin la escolta de un varón de la familia o estudiar o trabajar fuera del hogar; censurada la risa y la voz en público, Silencio impuesto. Nos espantan especialmente porque sabemos que esta rigurosa disciplina sobre el cuerpo de la mujer se saldaba también en el cuerpo de la mujer: palizas, azotes, y, para los casos de las transgresiones consideradas más graves –entregar el cuerpo al hombre a quien no le pertenece- lapidaciones.

Gandarias nos provoca también, contrastando el Nosotras y el Vosotras. Se trata, a mi entender, de una invitación a pensar la condición de la mujer a lo largo de los tiempos en términos de continuos y no sólo de contrastes. El anverso y reverso de la misma figura, de la misma condición. El hombre, su creador, decidiendo, como se muestra en el arte helenístico presente en la serie (el desnudo de Gandhara), su peculiar forma de velar y desvelar, con túnicas, velos y transparencias, el cuerpo de la mujer, definiendo así el mundo: lo erótico, lo prohibido, lo ensalzado, lo dignificado. Siempre habla el hombre, el Silencio se impone a la mujer, aunque el lenguaje de aquél sea el cuerpo de ésta. Un cuerpo sobre el que los talibanes prohíben cosméticos, atuendos sexualmente atractivos, y tacones, justo las mismas cosas que “nosotros” y aún ahora les exigimos en occidente. Prohibiciones y exigencias, en ambos casos, definitorias de la mujer, de esa mujer eternamente silenciada, creadora de la vida, el Gran vientre, a la que la creación del orden del mundo le sigue siendo de mil formas universalmente negada.

ruth rubio Marín Profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla

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Y aún así, Gandarias se resiste valientemente a la simplificación. Y lo hace de dos formas. Gandarias se resiste a presentar a la mujer sólo como ser sin rostro y sólo como objeto de creación de la mirada del hombre. Y así, dentro de ese mundo que es sólo suyo, bajo las sábanas azules del burka, en su cuerpo y en su mente, vive la mujer que se sabe sujeto de la Creación: el Gran vientre. Y junto a ella viven también, en la Noche de los tiempos, la mujer sensual, risueña, danzarina, acicalada y juguetona que se rebela y se zafa de las cuerdas que inútilmente tratan de contener su subjetividad, su riqueza y su exuberancia.


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Gandhara 61 S Gandhara

Catรกlogo



Empecé la serie Gandhara pensando en la destrucción de los Budas en Afganistán, en lo que para mi significa la humillación y el silencio de las mujeres, en el mismo lugar en que floreció esa extraordinaria civilización, y en la tristeza que me produce observar lo que ahora podría encontrar allí: muerte, solo muerte y destrucción. En el 2009, cuando presenté mi exposición “Kaa, der Visionär” en la Haus am Kleistpark en Berlín, tuve la oportunidad de ver en la Walter Gropius una extraordinaria exposición de arte gandhara, síntesis greco-budista, y esto me ayudó a poder seguir con la serie “Gandhara” que ya había empezado.

Sofía Gandarias



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A ciegas. 2009 Ă“leo sobre lienzo y collage. 162x97 cms


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Afganistรกn. 2009 ร leo sobre lienzo y collage. 146x114 cms


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Camino de la noche. 2010 Ă“leo sobre lienzo y papel de seda. 195x130 cms


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Apres Brancusi Dore. 2008 Ă“leo sobre lienzo. 81x100 cms


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Bactriana. 2008 ร leo sobre lienzo y polvo de mรกrmol. 89x116 cms


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Presagios. 2010 Ă“leo sobre lienzo. 130x162 cms


71 S Gandhara

Gran vientre. 2009 Ă“leo sobre lienzo y polvo de mĂĄrmol. 130x162 cms


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Gran Buda. 2009 Ă“leo sobre lienzo, polvo de mĂĄrmol y arena. 130x97 cms


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La noche de los tiempos. 2009 Ă“leo sobre lienzo y collage. 195x130 cms


74 S Gandhara

Muerte a las culturas. 2010 Ă“leo sobre lienzo, collage y arena. 146x97 cms


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Gandhara. 2008 ร leo sobre lienzo y polvo de mรกrmol. 195x130 cms


76 S Gandhara

Nosotras. 2009 Ă“leo sobre lienzo y papel de seda. 195x97 cms


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Vosotras. 2009 Ă“leo sobre lienzo y papel de seda. 195x97 cms


78 S Gandhara

Silencios 1. 2010 Ă“leo sobre lienzo y arena. 100x81 cms


79 S Gandhara

Silencios 2. 2010 Ă“leo sobre lienzo y arena. 100x81 cms


80 S Gandhara

Toda la noche. 2009 Ă“leo sobre lienzo y arena. 162x130 cms


81 S Gandhara

Un golpe a las civilizaciones. 2010 Ă“leo sobre lienzo, polvo de mĂĄrmol y arena. 146x97 cms



Gandhara Sobre la autora


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Sofía Gandarias Guernica, 1951 - Madrid 2016

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Miembro del Patronato de la Fundación Yehudi Menuhin España. Miembro del Comité cientítifico del “Istituto Internazionale per l'Opera e la Poesia di Verona” (UNESCO). Directora del curso: “La Mirada, las miradas”. Universidad Complutense de Madrid 2008 2005. Chevalier des Arts et des Lettres de la République Française. 2008. Chevalier de la Légion d’Honneur de la République Française. 25 EXPOSICIONES INDIVIDUALES 12 EXPOSICIONES COLECTIVAS

MUSEOS Y COLECCIONES Museo de Albacete. Museo Municipal de Santander. Museo de la Paz Gernika. Burdeos. Ca Pessaro (Venecia). Malabo (Guinea). Museo Provincial (Ciudad Real). Garcia Lorca.Fuentevaqueros. Granada. International Yehudi Menuhin Foundation. Fundación Yehuci Menuhin. España. Parlamento Europeo. Bruselas. Senado. Madrid. Casa Museu Fernando Pessoa. Lisboa. Museu da Cidade. Lisboa. Universidad Carlos III. Madrid. Fundación Príncipe de Asturias. Palacio Real de Jordania. British Red Cross. Sede UNESCO. Paris. Universidad de Dili. Timor. Veranneman Stichting. Bélgica. Teatro de la Fenice (Venezia). Casa Neruda Isla Negra (Chile). Musée Garnier (Ópera de Paris). Fondazione Levi Montalcini (Roma). Cátedra Cortázar(Guadalajara, México). Biblioteca Nacional (Lima, Perú). 9/11 Memorial Museum (Nueva York). Biblioteca Nacional de España. Teatro Real. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Musée de la Resistance Française. Universidad Hebrea (Jerusalen). Real Academia Española. Madrid. COLECCIONES prIvadaS: Paris, Venecia, Bruselas, Amberes, Londres, Estrasburgo, Milán, Los Ángeles, Boston, Quito, La Paz, Madrid, Barcelona, Santander, Mallorca, México, Nueva York, Lisboa, Tokio, Copenhague, San José de Costa Rica, Florencia, Roma, Atenas, Berlín, Berna, Sevilla, Chiclana (Cádiz).

www.gandarias.es

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1973-79. de Madrid. Profesora Tesina Estudios desobre Dibujo en el la Retrato. Escuela y, posteriormente, Superior deLicenciada Bellas ArtesendeBellas San Fernando Artes porde la Universidad Madrid obteniendo Complutense los Títulos de


ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS Y EVENTOS ARTÍSTICOS: 1978. Pinta el retrato de:“Kokoschka, Mahler y Alma“. 1979. Pinta el retrato de:”La Pasionaria”. 1980. Realiza la serie:“La protesta del silencio“. 1981/82.Viaje a Oriente Medio y realiza el retrato de “Nur de Jordania“.

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1982/86.Trabaja en la serie“Presencias“: retratos de “Augusto Roa Bastos“, “Federico García Lorca“, “Miguel Angel Asturias“, “Jose Bergamín“, “Jorge Luis Borges“, “Alejo Carpentier“, “Eduardo Carranza“, “Rosalía de Castro“, “Julio Cortazar“, “Salvador Dalí“, “Rubén Darío“, “Rómulo Gallegos“,“ Guimaraes Rosa“, “Gabriel García Márquez“, “Gabriela Mistral“, “Pablo Neruda“, “Juan Carlos Onetti“, “José Ortega y Gasset“, “Octavio Paz“, “Juan Rulfo“, “César Vallejo“. También realiza los retratos de “Doris Lessing“ y “Graham Greene”. 1985. Viaja a México y visita la Casa Azul de Coyoacán. 1987. Contrae matrimonio con Enrique Barón Crespo en Venecia. 1988. Nace su único hijo Alejandro, deja de pintar por motivos de salud. 1990. Vuelve a la pintura realizando los retratos: “Alejandro con el caballito“,“Melina Mercuri“ y “Antoni Clavé“. 1991. Pinta: “Alejandro en el Florian”. 1992. Retrata a Nureyev, y comienza la serie:“Toreo y Ballet“. Pinta los retratos de:“Bacon”, “Diego y Frida”, “Autorretrato con Delvaux”; Realiza las series:“Amor en Venecia“, “Iris”y“Arte contra violencia“. Realiza el tríptico:“Sarajevo“. 1993. Pinta los retratos de: “Yehudi Menuhin”, “Aligi Sassu” y Helenita Olivares”,“Dirección Mujeres“ con Simone Veil y la reaparición de Frida

Kahlo, “Choque de civilizaciones”. Series “Brel” y “El Gorila Kumba”. Comienzo de la serie:“Avarizia” y “Greed: the graves of humanity”. 1994.Pinta “Love Prayer”, con Barbara Hendriks; “La mano herida ( Sarajevo )”, con Susan Sontag y Juan Goytisolo. Pinta también los retratos de: “Carlos Fuentes”, “François Mitterrand”, “Hugo Claus” y“Emile Veranneman”. Viaja a México 1995.Realiza la serie “Pessoa”, “O ano do nascimento de Ricardo Reis“ con José Saramago, serie “El espectador“, con Albert Camus y Maria Casares,“Poderoso caballero, Don Dinero”, “The Money: Bankers’ brunch in Wall St”. 1996. Realiza los retratos de:“Edith Piaf-Yves Montand”, “René Cassin” y “Sami Nair”. Sigue las series :“Avarizia” y “Greed: the graves of humanity”. 1997. Pinta “Los sueños de Buñuel” y “Le chat mondain“, el retrato de:“Jorge Semprún” y las series: “Stop-Ahead“,“La Poesía “, continua las series:“Iris”,“Avaricia” y“Greed: the graves of humanity”. 1998. Pinta las series: “Pájaros en prèt-à-porter y alta costura“, “Kumba hotline“ y“La chatte mondaine“. 1998/99. Pinta el tríptico:“Guernica”, y continua la serie : “Iris”. 2000. Pinta la serie: “Primo Levi, la memoria“. 2001/02.Pinta la serie: “NY 11 S, NY 9/11“. 2002/03. Realiza los retratos de:“Jorge Edwards”, varios de “Maria Callas” y continua la serie:“Iris”. 2004. Pinta las series: “Messaggio““Príncipes venezianos“y el cuadro : “I bravi“ 2004/5. Pinta la serie: “El llanto de las flores”y el


2006/09. Realiza la serie: “Kafka, el visionario” con retratos de: “Kafka”, “Milena”, “Max Brod”, “Imre Kertesz”, “Walter Benjamín”, “Germaine Tillion”, “José Saramago”, “Paul Celan”, “Philip Roth”, “Jean Amery”, “Carlos Fuentes”, “Gianfranco de Bosio”, “Marie Curie”, “Rita Levi- Montalcini”, “Kurt Weil-Bertolt Brecht”, “Rilke”, “Jaroslav Seifert”, “Primo Levi”, “Hanna Arendt”. Realiza también interpretaciones sobre textos de Kafka:“El proceso”, “La colonia penitenciaria”, “América”, “Informe para la Academia”, “Descripción de una lucha”, “Carta al Padre I y II”, “La metamorfosis”, “El Castillo”,”Investigaciones de un perro”, 2007. Entrega del retrato: “ Lorca”. Museo Federico García Lorca.Fuentevaqueros. Granada.; Entrega del retrato: “Rita Levi Montalcini“. Fondazione Levi Montalcini. Roma. 2008. Pinta el cuadro: “Yes, we can:Obama-Luther King”, el retrato de: “Vargas Llosa”. Inicia la serie:“Gandhara Silencios”.Entrega de los retratos:“Juan Rulfo” y “Julio Cortázar“, a la Cátedra Cortázar. Universidad de Guadalajara. México. 2010. Pinta las Coloquio de los perros” y. Realiza los retratos de:“Edgar Morin”, “Gabriela Mistral”,“Amalia Rodrigues”, Los cuadros:”,“Un ballo in maschera” y “Encerrados”. 2011. Continua las series:“Gandhara (Silencios)”,“ “Greed: the graves of humanity;Entrega del retrato de: “César Vallejo“, a la Biblioteca Nacional de Lima. Lima.Perú.Entrega de: “Blaues Sofa in Gedenken an Jorge Semprún”. Bertelsmann.Berlín.

2012. Publica el libro:“Presencias Instantes”, por encargo de la Secretaria General Iberomericana (SEGIB).Series “Encerrados”; Inicia la serie “Peggy’s Tango” 2013. “Peggy’s Tango”, “Il Método Bertone”,“La camarlenga” y “Homenaje al Greco”; Entrega del cuadro: “Miserere (Julianna)“, al NY 9/11 Museum. NewYork. 2014. Serie “Retrato del Papa Francisco, Vaticano I; „Un ballo in maschera“ “ Retrato“Carlo Rubbia”. Inicia la serie “Homenaje al Greco” 2015. Pinta las series: “Serie Kim Jong-Un, Amarás al líder sobre todas las cosas”y“Homenaje al Greco”. Entrega del cuadro: “Retrato de Jorge Semprún“, al Parlamento Europeo. 2016. Entrega del retrato de: “Papa Francisco“, a la Iglesia de San Antón (Mensajeros de la Paz); “Gabriela Mistral“, a la Biblioteca Nacional de España; Entrega del cuadro: “Anna Bolena-Callas“ al Teatro Real de Madrid; Entrega del retrato de: “José Bergamín“, al Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid; Entrega de la serie: “Primo Levi“, a la Universidad Hebrea. Jerusalen; Entrega del retrato de: “Germaine Tillion“ al Musée de la Resistance Française. 2017.Entrega del retrato de: “Pïo Baroja“, a la Real Academia Española de la Lengua. Madrid

EXPOSICIONES INDIVIDUALES: 1980. Museo Municipal de Santander. 1986. “Presencias“. (Exposición itinerante).Sala de exposiciones del Banco de Bilbao.Madrid;.Sala de exposiciones de la Caja Postal. Cádiz.

87 S Gandhara

cuadro:“Madrid 11-M”.Entrega del retrato “Nureyev” y “El pájaro de fuego” a la Biblioteque Nationale de France, Palais Garnier Paris.


1987. “Presencias“. (Exposición itinerante). Sala de exposiciones del Banco Central. Bruselas. Casa de la Cultura. Amberes. Sala de exposiciones de Caja Madrid. Barcelona. 1988. “Presencias“. (Exposición itinerante). Museo de Albacete. .Sala de exposiciones de la Casa de la Cultura de Torrelodones. Madrid.

2006. Exposición de las series: “El llanto de las flores“ y“Madrid-11 M”. Centro Cultural Paco Rabal. Madrid. 2007. Exposición de la serie: “NY 11 S“. Real Academia de España en Roma.

1989. “Presencias“. (Exposición itinerante).Palacio Garcigrande. Salamanca.

2008. “Primo Levi, la memoria“. Zagreb. Croacia.

1990. Exposición Retrospectiva. Palazzo Barzizza Torres. Venecia.

2009. Serie“Kafka, der Visionär“.(Exposición itinerante). Haus am Kleistpark. Berlin.

1995. “Pour la tolérance”. 50º Aniversario de la UNESCO.(Exposición itinerante). Palais de la Berbie. Albi.“Pela tolerancia“ Palacio das Galveias. Lisboa.

2010. “Kafka, der Visionär“. (Exposición itinerante). Ariowitsch Haus. Leipzig.; Czech Center-Instituto Cervantes. Praga.

1996. .“Pour la tolérance”. Fondation. “Le toit de la Grande Arche“. Paris.

2016. Serie“El Coloquio de los perros“.(Exposición itinerante). Espacio Santa Clara. Sevilla; Antiguo Hospital Santa Maria la Rica. Alcalá de Henares;. Instituto de Cultura Mexicano. Madrid Centro Cultural Español. Ciudad de México; Serie Kafka el visionario“. Campo de concentración Bergen Belsen /Alemania).

1997. Veranneman Stichting. Kruishoutem (Bélgica). 1998. “Pessoa. Camus” Fondation Gulbenkian. Paris. 88 S Gandhara

2005. Exposición de la serie: “NY 11 S“.RoccaAlbornoziana, Spoleto; Cartel dell’Ovo. Nápoles.

1999. Presentación del Tríptico “Gernika” en el Parlamento Europeo (Bruselas). Entrega y Exposición en el Museo Museo de Guernica. Gernika.

2017. “Sofía Gandarias: Mujeres“. Sala de exposiciones de la Facultad de Bellas Artes de Madrid. Universidad Complutense. Madrid.

2000/1. Serie “Primo Levi la memoria“. (Exposición itinerante). Spazio Auditorium Verdi. Milán. 2002. “Primo Levi, la memoria“. (Exposición itinerante). Palazzo Cisterna. Turín.Museo de Historia Moderna, Ljubljana. Eslovenia. 2003. “Primo Levi, la memoria“. (Exposición itinerante). Galeríade la Biblioteca Berio.Genova. 2004. “Primo Levi, la memoria“. (Exposición itinerante). Fundación de las Tres Culturas. Sevilla. Palacio de la Merced. Córdoba. 2004. Exposición de la serie: “NY 11 S“. Palazzo Caccia Canali, Sant’ Oreste. Italia. 2005. “Primo Levi, la memoria “. (Exposición itinerante)Museo del Ferrocarril. Madrid.

EXPOSICIONES COLECTIVAS: 1979. Bienal de Oviedo. 1980. Muestra pro Derechos Humanos.Madrid. Premio Francisco de Goya Centenario Círculo de Bellas Artes. 1983. Francisco de Alcántara. 1984. Salón de Otoño Bienal de Pontevedra. 1984. Fundación Santillana. Cantabria. 1997. Fondation Delvaux. St. Idesbald. Bélgica. 1998. Veranneman Stichting. Bélgica.


1998. Casa natal de García Lorca. Fuentevaqueros. Granada. 2004. Centenario de Pablo Neruda. Museo de América. 2008. “A consistencia Madrid. dos sonhos”.Retrato de Saramago.Palacio de Ajuda. Lisboa.

Sede UNESCO. Paris.

Instituto Tomie Ohtake Sao Paulo. Brasil.

Teatro de la Fenice (Venezia).

2010. Retrato de Gabriela Mistral, Museo de América (Madrid)

Casa Neruda Isla Negra (Chile)

Universidad de Dili. Timor. Veranneman Stichting. Bélgica.

Musée Garnier (Ópera de Paris). Fondazione Levi Montalcini (Roma. Cátedra Cortázar(Guadalajara, México). Biblioteca Nacional (Lima, Perú).

MUSEOS Y COLECCIONES:

9/11 Memorial Museum (Nueva York).

Museo de Albacete.

Biblioteca Nacional de España.

Museo Municipal de Santander.

Teatro Real.

Museo de la Paz Gernika.

Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid).

Ca Pessaro (Venecia). Malabo (Guinea).

Musée de la Resistance Française. Universidad Hebrea (Jerusalen). RAE

Museo Provincial (Ciudad Real). Garcia Lorca. Fuentevaqueros. Granada. International Yehudi Menuhin Foundation Fundación Yehuci Menuhin. España Parlamento Europeo. Bruselas Senado. Madrid.

COLECCIONES PRIVADAS: Paris, Venecia, Bruselas, Amberes, Londres, Estrasburgo, Milán, Los Ángeles, Boston, Quito, La Paz, Madrid, Barcelona, Santander, Mallorca, México, Nueva York, Lisboa, Tokio, Copenhague, San José de Costa Rica, Florencia, Roma, Atenas, Berlín, Berna, Sevilla, Chiclana (Cádiz).

Casa Museu Fernando Pessoa. Lisboa. Museu da Cidade. Lisboa.

BIBLIOGRAFÍA:

Universidad Carlos III. Madrid.

1980: “Kokoschka-Alma-Mahler”, edición a cargo de José García Nieto, RNE editores.

Fundación Príncipe de Asturias. Palacio Real de Jordania. British Red Cross.

1981: Exposición en el Museo Municipal de Santander. Textos de Enrique Azcoaga, José Hierro, Manuel Conde y José Mº Iglesias.

89 S Gandhara

Burdeos.


1986: “Presencias”, exposición en la Fundación Banco de Bilbao, texto de Augusto Roa Bastos. 1990: Sofía Gandarias, “Retrospectiva”, Arsenale Editrice, SL. 1995: “Pela Tolerância”, exposición Palacio dás Galveias. Textos de José Saramago. Ediciones Pelouro de Cultura. 1996: “Pour la tolérance”, exposición en la Grande Arche de la défense (París). Textos de Federico Mayor Zaragoza, Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, Simone Veil, Yehudi Menuhin y Sami Naïr. 1999: “Arte en el Senado”, texto de Guillermo Solana.

90 S Gandhara

1999: “Guernica de Sofía Gandarias”, por Kosme de Barañano, ediciones Museo de la Paz, Guernica. 2001: Catálogo “Primo Levi, la memoria”, en Milán. Textos de Jean Samuel, Simone Veil, TF ediciones. 2002: “Primo Levi, la memoria”, en Turín. Textos de Gianni Vattimo, Gianfranco de Bosio, Jean Samuel. TF ediciones. 2003: “Primo Levi, la memoria”, Museo de Historia Moderna, Liubliana. Textos de Demetrio Volcic, Ciril Zcobec. 2004: “Primo Levi, la memoria”, en la Fundación de las Tres Culturas. Textos de Diego Carcedo, Gianni Vattimo, Reyes Mate, Jean Samuel, Gianfranco de Bosio. 2007: “New York 9/11”, Rocca Albornoziana, Spoleto (Italia). Textos de Sami Naïr, Gianfranco de Bosio y Edward Malefakis. “New York 9/11, Sofía Gandarias”, exposición en la Real Academia de España en Roma, 2007. Ediciones de la Cooperación Cultural Española en el Exterior. 2009: “Kafka, der Visionär”, Haus am Kleistpark, Berlín. Textos de Rita Levi Montalcini y Michael Nungesser; “Der Club Bertelsmann” Leipziger Austellung.pdf

2010: “Kafka, el Visionario”, Czech Center, Instituto Cervantes. Texto de José Saramago. «Saramago: «Dio non ha letto Kafka»». www.corriere.it http://www.corriere.it/cultura/10_luglio_05/depetris-saramago-dio-kafka_ 2012 publicación de “Presencias Instantes” por la Secretaria General Iberoamericana (SEGIB) con textos de Augusto Roa Bastos, Francisco Jarauta, Carlos Fuentes, José Saramago. 2015 2ª edición “Presencias Instantes” SEGIB. 2016 Juan Cruz «Sofía Gandarias, retratista de la literatura». Cultura.elpais.com José Garcia Abad, “Sofía Gandarias, agitadora de conciencias ”El Siglo 8–14 febrero. Anaïs Sanchez “La pintora que dio color a la escritura” El Siglo 1-7 febrero. Kosme de Barañano “Fieramente humana”, El Mundo. Alison Moss. “A tribute to the late basque painter sofia gandarias”. https://theculturetrip.com/europe/spain/articles/atribute-to-the-late-basque-painter-sofia-gandarias/ ver en noticias www.gandarias.es Prof. Julián Garcia Sanchez, “Sofía Gandarias, El llanto de las flores”, IV Simposio Humanidades, Oftalmología. Hospital La Paz. file:///C:/Users/enrique/Downloads/Gandarias%20pptx%20copia% 202%20(1).pdf “El Coloquio de los perros “ con ilustraciones de Sofía Gandarias, Ed. Gredos

www.gandarias.es



A ciegas. 2009 Ă“leo sobre lienzo y collage. 162x97 cms




“Gandhara”, de Sofía Gandarias, editado por la Diputación Provincial de Badajoz, diseñado y maquetado por Dionisio Sánchez de Infinito Estudio e impreso en los talleres de Gráficas Romero en Plasencia, se terminó de imprimir el 15 de octubre de 2017, Día Internacional de las Mujeres Rurales

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