¡Ánimo! La vida sigue © 2013 Gustavo Falcón Editor: Eugenio Torres Diseño: Abraham Lucero Fotografía: Rene Mar tínez Asistente de Imagen: Cristy Rodríguez. Impresión Grupo Rosh, S.A de C.V Clavel No.5118 Fracc. Aztlán Monterrey, N.L. México abraham@gruporosh.com.mx Reservados todos los derechos. Ninguna par te de este libro puede ser reproducida ni almacenada en un sistema de recuperación, ni transmitida en ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico, por fotocopia o por cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del editor.
Agradecimientos A mi amiga y esposa Lili, gracias por prestarme tu tiempo para inver tirlo en este proyecto; lo mismo a mis hijas Paulina, Michelle e Italia. A mi equipo de trabajo ¿ Qué haría sin ustedes ? ¡ Que manera de trabajar en este proyecto ! Abraham Contreras, Eulises Gil, Mi diseñador estrella Abraham Lucero. Gracias a mi editor Eugenio Torres, el mejor. A Jesús, Él es el centro de mi vida, y quien me anima todos los días de mi vida. A mi espectacular congregación “Vida Monterrey” y a mi gran equipo de líderes, sin su trabajo y colaboración esto no sería posible. Gracias a mi compa Coalo Zamorano por tu colaboración ¡ Te admiro ! .
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Significado de la palabra ÁNIMO ………………………………………13 La impor tancia de estar animado ………………………………………21 Aun los grandes se desaniman …………………………………………27 Algunas consecuencias por no tener ánimo ……………………………37 Algo para sonreír ………………………………………………………47 Si estás desanimado tus enemigos ganan ………………………………51 Aun de los labios de Jesús salió la palabra ánimo ………………………57 Necesitamos ánimo en todo ……………………………………………65 Los beneficios de estar animado ………………………………………89 ¿Qué causa que comencemos a desanimarnos?…………………………95 Algunos consejos prácticos ……………….……………………………99 Recta final ……………………………………………………………. 101 Tres comentarios finales ……………………………….….……………105
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PROLOGO Conocí a Gustavo en un evento Coahuila, hace ya varios años. Él entré al auditorio, y recuerdo que mientras él hablaba era el ímpetu mensaje.
en la ciudad de Piedras Negras, estaba compartiendo cuando yo una de las cosas que me impactó y energía con que comunicaba su
¡De ahí se enlazó una amistad que parecía tener años! Después tuvimos algún encuentro ocasional en la ciudad de Monterrey en algún restaurant. A ambos nos gusta comer bien. Platicábamos quizá unos cinco minutos para después terminar la tarea asignada que se encontraba delante de nosotros (desaparecer unos huevitos fritos con sus frijoles refritos y tortillas de harina hechas a mano, etc... jajaja). Después de ese encuentro pasarían unos meses cuando yo estaba pasando por una situación muy difícil y complicada; me encontraba desanimado, desilusionado y no sé si mucha gente entiende qué difícil es pasar por estos momentos solo; sí, solo. Solamente había podido platicar de esta situación con un par de personas y ya. Nunca se me va a olvidar lo que sucedió en esos días... estaba en mi casa cuando entró una llamada, era este amigo que había conocido de una manera muy rápida, muy casual... nos encontramos un par de veces, sin embargo, me estaba llamando desde México solamente para una cosa, para ANIMARME. No sé si alguna vez le dije con detalle lo que significó para mí esa llamada, por eso aprovecho este honor que me ha dado de escribir el prólogo de su libro para hacerlo.
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Gustavo, Muchas gracias por ser sensible a la voz de Dios para que levantaras el ánimo en mi vida. ¡Gracias porque te tomaste el tiempo para construir y comunicar palabras que trajeran esperanza una vez más! Sé que cada concepto que este libro comunica tiene fundamento bíblico y además una practicidad que nos va a ayudar para ser el tipo de instrumento que Gustavo nos anima a ser. El mundo ya tiene demasiadas personas hablándonos ruidos negativos, asegurándose que jamás logremos los sueños que hay en nuestro corazón. Para unos aun en su misma familia hay personas que no apuestan ni un cacahuate por ustedes. Pero qué bueno que hay personas como Gustavo que se toman el tiempo y la tarea para enseñarnos y hacernos ver la importancia de tomar el camino bueno y sano, el camino de ayudar y levantar a las personas.
Así como Gustavo con una llamada me animó y fue clave en ese momento de mi vida, así Dios quiere usarte a ti también para que seas un instrumento de esperanza, que con tus palabras y con tus acciones le inyectes gasolina a personas que ya no tienen más fuerza. Recuerda que en tu lengua está el poder de dar vida y muerte. ¡Escoge hoy dar vida y con todo tu ser, decide animar y vivificar a los que te rodean! ¡ÁNIMO!
Coalo Zamorano 8
INTRODUCCIÓN ¡ÁNIMO! «ÁNIMO» es más que una palabra que usamos para despedirnos de alguien. «¡ÁNIMO!», como palabra y expresión, debe ser la semilla sembrada en el corazón de las personas para sus futuros momentos difíciles. Es increíble que haya personas dedicadas a desanimar a los demás, cuando cuesta lo mismo animarlos. Par te de mi trabajo, mi misión, y una de mis tareas en la vida, es animar a la gente. Me asombra, y aún no puedo dar crédito, a que lo que yo tardo en edificar en un mes sembrando ánimo en alguien, otra persona logre destruirlo y desanimar a esa persona en una sola tarde tomando café. Hay personas que viven desanimadas por la sencilla razón de que no se dejan animar. Es más fácil animar al equipo de las Chivas, que siempre están perdiendo (jejeje), que a ellos, y por consecuencia su vida es una carga muy pesada y difícil de llevar. Cuando le dices a una persona: «¡ÁNIMO!» te tachan de motivador barato y piensan dentro de sí: «lo que necesito es dinero, no ánimo».
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En América Latina no tenemos la cultura de animarnos, sino todo lo contrario, nos esforzamos en desanimar a la gente. Te invito a romper esa cultura y a marcar la historia de una nueva generación ANIMÁNDOLA a lograr cosas relevantes en su vida que afecten positivamente su persona, su familia y a la sociedad, pues a eso fuimos llamados. La palabra «¡ÁNIMO!» es una de las palabras que todo ser humano debe y necesita escuchar para poder continuar en un mundo lleno de obstáculos, pruebas y luchas que se levantan cuando menos lo esperamos. Yo crecí en una cultura donde todo era difícil, lejano e imposible de lograr. De echo, todo lo extraordinario que hoy vivo de par te de Dios, es por que me atreví a triturar la palabra «imposible» cuando alguien marcó mi vida diciéndome «¡ÁNIMO “Flaco”, que tu HISTORIA puede cambiar!».
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«ÁNIMO» significa: VALOR, ESFUERZO, ENERGÍA, INTENCIÓN, VOLUNTAD, CAPACIDAD, DISPOSICIÓN MENTAL... Usamos la expresión para infundir fuerza o energía en una persona o para exhor tarla a que logre algo difícil. ¡Uf!, creo que en este significado encontramos todos los ingredientes necesarios para triunfar terrenalmente hablando, ya que, aclaro, lo espiritual es lo más relevante para lograr lo terrenal y de esto hablaremos más adelante. Comencemos viendo lo interesante de estas palabras que ayudan a descifrar la palabra ÁNIMO. 1. VALOR Lo que en este momento quiero dejar te claro es cuán necesario es tener valor para enfrentar a los gigantes que se levantan en nuestra vida desde nuestra suegra (jeje, claro ejemplo), calumnias, injusticias, persecución, despido de nuestro empleo, traiciones, abandonos, problemas económicos y más. ¡Dime tú si no necesitamos valor ante todo esto! Y el valor está dentro de esa grandiosa palabra: ¡ÁNIMO! 2. ESFUERZO Otro de los significados de esta maravillosa palabra es: esfuerzo. Esfuerzo es hacer las cosas aunque no tengamos ganas de hacerlas.
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¿Algún día hiciste algo que no tenías ganas de hacer, pero que al ver el resultado tan positivo y el gran fruto de aquello que no querías hacer (pero lo hiciste) no te quedó otra cosa que decir: ¡wow! valió la pena haberme esforzado!? Esto es como correr una milla extra en todo lo que hagamos, algo así como pensar «mis fuerzas no dan para más, pero lo haré». Alguna vez te has esforzado? Si tu respuesta es «sí», fue porque algo te animó a hacerlo. 3. ENERGÍA Existe otro significado de la palabra ¡ÁNIMO!: energía. Los cristianos le tenemos terror a esta palabra pensando que está peleada con Dios por ser una palabra utilizada en el área del ocultismo y esoterismo. Pero energía no es otra cosa que fuerzas físicas nuevas cada mañana para hacer las cosas. La Palabra de Dios nos promete fuerzas como las del búfalo, ¡wow! Sólo imagina: tú y yo con la energía de un búfalo; ¿qué no haríamos? ¿O qué no derribaríamos? Imagina lo que lograrás si Dios te está dando ánimo y te está dando fuerzas y toda la energía física que tú y yo necesitamos. Así que cuando alguien te dice: «¡ÁNIMO!», te está diciendo: «usa todas las fuerzas y energía que Dios te ha dado para lograr lo que quieres». En este momento llevo dieciocho horas sin dormir, son las tres de
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la mañana, y créeme que necesito mucha energía física, pero tengo el ánimo suficiente para continuar de sólo pensar que este libro estará…, bueno, está en tus manos. 4. INTENTO Otra de las palabras de este significado que encontramos arriba es: intento. Hay cosas que vemos tan difíciles de vencer, conquistar y derribar en nuestra vida, que muchas veces no hacemos ni siquiera el intento. Dama, caballero, te digo: ANÍMATE, es decir, inténtalo. Créeme que experimentarás satisfacción con el solo hecho de intentarlo. La mayoría de las veces nos damos por vencidos antes de intentarlo. Muchas de las batallas de nuestra vida las perdemos en nuestra mente, de tal manera que ni siquiera las peleamos en el campo de batalla para comprobar si podíamos vencer o no. «Intentarlo es pagar por ver». Cuando alguien te dice «¡Ánimo!», también te está diciendo: «Inténtalo, que nada pierdes». 5. VOLUNTAD Otra palabra presente en el territorio de «ÁNIMO» es: voluntad. Y voluntad consiste en que pienses: «Yo decido hacer…». En efecto, tú, y nadie más que tú, decide seguir caminando, seguir creyendo y seguir haciendo lo que muchas veces es tan difícil de hacer, pero
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que con ÁNIMO, es decir, con voluntad, lo harás porque tú lo decidiste y nadie más. «La voluntad es como si decidieras pensar algo así como “lo hago porque nadie me dijo, yo decido”». En tu voluntad nadie puede meterse. No impor ta que te den consejos malos o motivación positiva, a fin de cuentas tú decides, y eso es voluntad. Es por eso que cuando alguien te dice «¡ÁNIMO!» también te está diciendo: «tú tienes la voluntad, la decisión de hacer las cosas, nadie más decidirá por ti». 6. CAPACIDAD Otro concepto relacionado con la palabra ÁNIMO, es la capacidad. Nadie te daría palabras de ánimo si fuera obvio que no puedes llevar a cabo algo que te propongas hacer. Precisamente porque tienes la capacidad, porque puedes, los que te aman te infunden ánimo (Dios sobre todo). Piensa: Dios te dotó de cerebro, un cuerpo, habilidades y un potencial y capacidad que sólo tú tienes, por lo tanto, sé agradecido, adora a Dios con tu potencial y… ¡haz lo que se te pide para la gloria de Dios y satisfacción tuya! 7. DISPOSICIÓN Por último, en la palabra ÁNIMO está la disposición. Esto quiere
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decir que tú te «acomodas», posicionas todo tu ser para lograr aquello que estás determinado a conseguir. La disposición está relacionada con la actitud y aptitud. Si bien es cier to que puedes vivir fracasos, tu actitud y aptitud obedecen a tu disposición a seguir insistiendo una y otra vez a luchar por lograr tu meta, así que te invito a asumir lo que Dios quiere de ti, que estés dispuesto a continuar en vez de desistir. La idea de ver al detalle el significado de la palabra ÁNIMO es para estar bien enterados del poder de esta palabra que, aunque no lo creamos, es una palabra muy poderosa además de que es más espiritual de lo que imaginamos y esto lo veremos más adelante, así que por favor no te bajes de esta aventura. Obviamente, al decir «la palabra ÁNIMO», estamos hablando del «estado de ÁNIMO». ¡Qué impor tante y relevante es vivir en este «estado de ÁNIMO»! Cuidado, pues en un desánimo podemos perderlo TODO. No ignoremos lo que significa la palabra ánimo, ni lo impor tante de permanecer en ese estado. Saca de tu mente que «ánimo» sea una palabra cursi y convéncete de que el estado de ánimo es una de las herramientas más poderosas para navegar en este mundo tan desafiante.
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La ausencia de ÁNIMO en nuestra vida es más peligroso de lo que imaginamos. Las personas desanimadas dejan de visionar, de soñar, de actuar, y caen en un conformismo distinguido por pensar: «viviré la vida como venga y no me esforzare más». ¿Quien dijo que este caminar sería fácil? Si alguien te lo dijo, búscalo y reclámaselo, te engañó. Aun Jesús nos dejó una gran adver tencia al decirnos: «En el mundo tendrán aflicciones, pero confíen, yo ya vencí al mundo». Hay mucha gente que carece de ese ánimo para poder enfrentar las aflicciones y poder creer y confiar en que Jesús les puede ayudar, porque aun para creer y confiar se necesita un poco de ÁNIMO. «No tener ánimo te complica la vida, y en el peor de los casos TE QUITA LA VIDA». Suena un poco exagerado lo que acabas de leer, pero es verdad. Algunas personas han renunciado a su vida suicidándose por falta de ánimo para seguir luchando por ese problema que les hizo sentir que no tenía solución y les hizo sentir que no valía la pena seguir viviendo.
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La principal causa por la cual la gente se quita la vida es por depresión, es decir, porque el nivel de ÁNIMO está en ceros. CIFRAS ALARMANTES Pon atención a estas cifras tan alarmantes. - Las estadísticas nos indican que cada día se suicidan más de dos mil personas en el mundo. - Cada cuarenta segundos una persona se suicida en el mundo. Y todas estas estadísticas tan horrorosas son el resultado de que la gente no tenga ÁNIMO para seguir viviendo. Y muchos están muer tos en vida. Hablo de quienes están tan desanimados que mejor quisieran morir, pero no tienen el valor de quitarse la vida, ¡y qué bueno!, pues para ellos todavía hay esperanza, todavía hay algo que hacer: «ANIMARLOS». Si el pensamiento del suicidio ha pasado por tu mente, necesitas tres cosas urgentes: a. A Jesucristo en tu vida. No religión. ¡Guácala! Necesitas a Jesús en tu vida. b. Necesitas ÁNIMO y Jesucristo puede y te lo quiere dar. c. Una razón para vivir, y Jesús ya te la dio desde que naciste, sólo descúbrela.
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Aleja este pensamiento de tu vida y GOZA LA VIDA como canta mi buen amigo Raúl Sánchez. ¡Qué impor tante es estar animado! Sólo meditemos en esto: Hay personas que lo tienen todo para ser felices, un hogar, una gran esposa, hijos, una economía estable. Sólo les falta una cosa: El ánimo para ser felices.
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Esto nos hace reflexionar un poco en cuanto a que todo ser humano, sin impor tar su status social, su nivel de éxito o si es famoso o un desconocido, se enfrentará al gladiador más común y conocido llamado «desánimo». En este momento, mientras escribo desde un hotel del mundo, Luis Miguel y yo estamos hospedados en el mismo hotel. Obvio, él está en la suite presidencial, pero me pregunto, «¿quién será más feliz y quién estará más animado; él en su suite presidencial o yo en la habitación 1416 que es general?». Si entendiéramos que ni la fama ni el dinero hacen feliz a la gente o lo que anima a la gente, nuestra historia sería otra. El desánimo llega a la habitación de cualquier persona sin impor tar si es famoso, ar tista o predicador. Por eso no te confíes. No se trata de quién eres; se trata de cómo enfrentas y le ganas al desánimo. He escuchado a grandes personajes decir: «estoy desanimado; no quiero más nada en la vida».
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Me ha tocado animar a personas que nunca imaginé verlas en esa situación de desánimo. La crítica jamás se ha apoderado de mí para con ellos, sino al contrario; lo que se apodera de mí en ese momento es una grande enseñanza como ésta: «Los grandes también son seres humanos necesitados de una palabra y un abrazo cargado de ánimo». Todavía recuerdo una de la veces cuando mi vida pasó por una etapa muy difícil de crítica y calumnia, y que gracias a eso me fui a buscar un libro que me ayudara. Pensando en el título del libro que fuera ad hoc con mi necesidad, comencé a buscar un libro que se llamara: «Animando a los que animan», pero no lo encontré. ¡Alguien escríbalo por favor! Jeje. Lo impor tante es que encontré a alguien que me dijo: «Ánimo! ¡Levántate y sigue caminando y deja que la gente hable, que al fin y al cabo tus frutos saben gritar más fuer te que ellos!». ELÍAS, «UN GRANDE» Hablando de esto recuerdo a aquel personaje llamado Elías, un personaje de La Biblia, y para ser sincero, uno de los más famosos y mencionados de este gran libro por sus grandes hazañas, conquistas y actos sobrenaturales que con su ánimo y fe llevó a cabo en sus tiempos.
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Este hombre realizó una gran hazaña cuando Dios lo escuchó e hizo descender fuego del cielo; derrotó a sus enemigos él solo, degolló a cuatrocientos hombres y una vez terminada esta gran tarea regresó a casa como todo un conquistador. Me imagino que al llegar a casa se vio al espejo y se dijo a sí mismo: «mí mismo, eres increíble, ¡wow! todo lo que lograste fue maravilloso». Después se fue a dormir; es más hasta se le olvidó lavarse los dientes por estarse elogiando. Y eso que no comentamos que había cenado tacos al pastor con cilantro y cebolla. Imagínate. Pero al siguiente día le llega una amenaza muy fuer te hasta la puer ta de su hogar y cuando la oyó todo su mundo se le cayó en un minuto. ¿Te ha sucedido? Que todo va marchando bien en tu vida y de un momento a otro todo en tu vida se ve amenazado por tu suegra, por la comisión federal de electricidad, por una mala nota en la universidad, por un cáncer, por un divorcio o por la quiebra de tu negocio repentinamente. Cuando eso pasa te gustaría que fuera un sueño lo que estás escuchando y viendo, o que alguien aparezca de pronto y te diga: «sonríe a la cámara, esto es una broma y estás en cámara escondida».
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Desgraciadamente para muchos de nosotros no ha sido así y para este gran personaje, Elías, tampoco lo fue. Era una realidad que su vida estaba en peligro y que una vieja loca infeliz y desgraciada lo había mandado amenazar diciéndole: «el día de mañana tu cabeza quedará como una de las que tú degollaste». Esto fue suficiente para que Elías perdiera el ánimo y comenzara un largo y terrible camino de depresión y desánimo. Lo primero que hizo Elías ante esta amenaza fue huir. Eso es lo primero que hacen las personas desanimadas, huyen de su realidad, no quieren enfrentar los desafíos que se les presentan. Uno de los síntomas de las personas desanimadas es que duermen mucho, creen que así huyen de la realidad, otros se refugian en el alcohol, drogas etc., etc., pensando que se han ido lejos de la realidad. Deja de huir, ANÍMATE y enfrenta tu desafío de una vez por todas. Elías huyó y no quiso saber nada de nadie. «Le gente desanimada HUYE, la gente animada ENFRENTA la realidad por más cruel que ésta sea.»
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Lo segundo que hizo Elías fue aislarse. Por lo general las personas desanimadas se aíslan, les da por comenzar a divorciarse de todo mundo, del amigo, del hermano, del primo, de los compañeros del trabajo, y usan esta frase: «Para mí estás muer to» y comienzan a alejarse de todo y de todos. Elías se alejó del mundo, de sus sueños y de sus amigos. Lo tercero que hizo Elías fue menospreciarse. Otra acción de las personas desanimadas es auto menospreciarse, decirse a sí mismos que no sirven para nada, que son unos inútiles, que cualquier persona es mejor que ellos, que no son dignos de cosas buenas y exitosas... Llegan a un restaurante y resulta que no hay justo lo que pidieron, y entonces dicen: «lo sabía, para mí nunca hay nada y ésa es mi suer te». Elías comenzó a decirse: «No soy mejor que mis padres, y comenzó a auto menospreciarse ridículamente. Claro, pues estaba muy desanimado con semejante amenaza. Y lo cuar to que hizo Elías fue quererse morir. ¿Te has querido morir en los momentos más crueles de tu vida?
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Pues hay mucha gente que sí, prefieren morirse a enfrentar con valor los desafíos de la vida y de esto te hablé páginas atrás con algunas estadísticas alarmantes. Elías le dijo a Dios: «quítame la vida», es decir, en medio de su desánimo él prefería morirse. Esta historia termina con muy buenas noticias y con un final feliz, todo gracias a que DIOS animó a Elías diciéndole lo siguiente (y que de hecho es el versículo favorito de muchos cristianos): «Come, bebe y duerme, que largo camino te espera». Dios le dio descanso, le dio comida, y lo ANIMÓ, haciéndole saber que nada le pasaría y que largo camino le esperaba. Es decir, aún hay muchas conquistas por experimentar. Los grandes también se desaniman, pero a esos grandes también Dios los vuelve a animar. La Biblia dice: «siete veces cae el justo y vuelve a levantarse».
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Sin duda alguna, estar falto de ánimo provoca algunas consecuencias que cuando menos pensamos eso se hace crónico y es muy difícil salir de ese estado. Enumeremos algunas de esas consecuencias: 1. Nos volvemos negativos. A todo le encontramos el lado feo, nada nos satisface y todo está lleno de defectos delante de nuestros ojos. Por lo general este tipo de personas reniegan de todo y contra todo. Nada las tiene contentas o satisfechas. Imagínate, aun con Dios reniegan y déjame dar te este ejemplo: Si está nublado voltean al cielo y dicen: «¿Por qué me das este día Dios?, si a mí no me gustan los días nublados». Y Dios, bien buena onda, manda llamar al ángel Gabriel y le dice «para mañana sacas al sol desde temprano por favor». Al siguiente día el sol está en todo su esplendor y esta misma persona negativa dice: ¡Nooooooo puede ser! Está el sol y a mí me fastidia el sol y provoca que me suden las axilas fluida y asquerosamente (suenan exageradas las palabras pero no se te olvide que estamos escuchando hablar a una persona negativa). Y Dios manda llamar nuevamente al ángel Gabriel y le dice: «Escúchame bien, el día de mañana sacas al sol, pero tapas la
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mitad de él con un pedazo de nube. Es decir, quiero que sólo la mitad del sol se manifieste el día de mañana, lo que pasa es que quiero que esa persona negativa por fin esté feliz». Y al siguiente día el sol estaba tal y cual Dios lo planeó. ¿Y qué creen? Esta misma persona negativa y desanimada exclama a gran voz: «¡No puede ser! ¡Qué día tan espantoso e indeciso! ¡Hoy no está ni NUBLADO ni SOLEADO!». Y termina diciendo: «¡Dios, decídete!». Jeje, ¿cómo la ves? ¿Conoces a ese tipo de persona negativa? Pues yo sí y es muy difícil tratar con ellas. Por medio de una historia chusca quise ilustrar te este tipo de personas con este problema tan serio de la negatividad debido a su falta de ánimo. Las personas negativas por falta de ánimo tienen ciertas características: a. Son negativas de sí mismas. Es decir, ni si quiera pueden pensar un poco en que algo bueno les puede suceder; por lo regular y de continuo están auto criticándose y destruyéndose. Se dicen: «qué feo soy; qué flaco me veo; soy una gorda y ni quien se fije en mí; las grandes opor tunidades son para todos, menos para mí; mi talento es muy limitado como para competir con alguien; a la gente mala le va bien y yo, que soy bueno me va como me va; qué bueno que mi prima se casó, pero
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yo estoy destinada a ser una solterona, pues quién se va a fijar en mí a los cuarenta; de qué sirvió terminar mi carrera si al final no la ejerzo y quién me contratará a mis cincuenta». En fin, aquí podemos escribir miles de expresiones de la gente negativa, cuyo negativismo es provocado por el desánimo. b. Son negativos con los demás. No hay quien les provoque un: «¡WOW, me alegro por ti!». Por lo regular en toda conversación encuentran algo negativo que expresarle a esa persona que está entusiasmada platicando su futuro y brillante proyecto. Estas personas vinculan su fracaso y su desánimo con lo que las personas están por intentar y creen que a las personas les va a ir igual que como les fue a ellos; es más en ocasiones lo hacen por proteger te, pero recuerda, es un negativismo provocado por su desánimo. Este tipo de personas juegan este ping pong: Alguien les dice: «mañana haré ejercicio», y ellos responden: «va a llover». Alguien les dice: «por fin tendré una cita de amor», y ellos responden: «no llegará tu príncipe azul, así son todos». Alguien dice: «gracias DIOS he terminado mi carrera» y ellos responden: «los tiempos son difíciles, de seguro no encontrarás trabajo en tu profesión».
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Así es damas y caballeros, así de difícil es una persona negativa gracias a su desánimo. c. Son negativos con sus proyectos de vida. Cuando por fin se atreven a planear algo en su vida, declaran cosas negativas para sus planes. Ejemplos tales como: «¿Y si me caso y me sale como mi padre a mi mamá?; «Y si compro una casa y no tengo cómo pagarla?; ¿Y si me dan el empleo que sueño y después no puedo con ese desafío?; ¿Y si escribo un libro y nadie me compra un solo ejemplar?; ¿Y si estudio y no me puedo graduar?». Siempre les encontrarán pesadillas a los sueños. Cuando no tenemos ánimo el negativismo se apodera de nosotros queramos o no, y traerá consecuencias muy caras y frutos muy lamentables, ya que siempre estaremos interpretando nuestras situaciones y experiencias como negativas y no como una enseñanza de vida. Hay más consecuencias, vamos a la segunda. 2. Nos volvemos amargados. La amargura es como la culpa, decimos con mucha facilidad «yo no la tengo», y hasta nosotros mismos nos convencemos de no tenerla.
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La amargura es algo tan invisible que puede matar te poco a poco sin que te des cuenta. No conver timos en personas que siempre están haciendo reproches por lo que pudo ser y no fue, por los que pudieron ayudar te y no te ayudaron, por los que nunca te agradecieron. Recuerda que «la amargura se alimenta del pasado, y el pasado lo traes a tu mente cuando estás desanimado», porque cuando estás desanimado tienes todo el tiempo de pensar en las tonterías del ayer. Esta amargura que nace como consecuencia del desánimo crónico lleva a las personas a creer que todos están mal, menos ellos. Para las personas amargadas nada brilla, todo es opaco. Nada es caliente, todo es frío. Nada está lleno, todo está vacío. Algunos síntomas del inicio de la amargura: 1. Tener angustia en el alma. 2. Tener ira reprimida. 3. Estar constantemente resentido. 4. Estar triste de continuo. 5. Vivir con una desesperación estacionada en las emociones. 6. Sentirse decepcionado de todo.
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La más notable característica de una persona amargada es «la crítica». Un amigo mío me dijo un día: «Las personas que te critican son aquellas que quieren ser como tú y no pueden, tener lo que tienes y no lo tienen. Se amargan y critican lo que tanto desean tener o lo que tanto desean ser». La crítica se puede traducir como un anhelo frustrado: «Quiero lo que tú tienes, pero no puedo». Las personas amargadas continuamente están disgustadas con todo, con la vida, con la familia, con los éxitos de los demás y aun consigo mismas y tardan para perdonarse a sí mismas cuando cometen errores. Siempre están afligidos sin razón, sin motivo, pero siempre necesitan mostrarle a la gente que están afligidos. Todo les aflige, como dicen vulgarmente, «hasta lo que no comen les hace daño». 3. Nos convertimos en personas aburridas. No hay nada más delicioso en esta vida que reír, y no hay nada más trágico en esta vida que carecer de una sonrisa. Muchos piensas que reír a carcajadas es de idiotas, pero no hay nada más idiota que pensar eso y perder la gran opor tunidad de poder hacerlo. Es lógico que a una persona sin ánimo le sea difícil reír. Las personas sin ánimo van perdiendo las ganas de salir, de aparecer en eventos públicos, de par ticipar en fiestas y celebraciones, ninguna
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película les llena el ojo, así que te dicen «ve tú solo», y si se trata de involucrarse en algo que tenga que ver con organizar, mejor no cuentes con ellos. Los chistes no son de su grado, las bromas menos, los depor tes tampoco y hasta se expresan diciendo: «cómo les puede gustar ver a veintidós jugadores en una cancha detrás de una pelotita para meterla en una por tería; yo no perdería mi tiempo en algo tan ridículo». Y ni se te ocurra comprometerlos a dar unas palabras en público porque se van a enfadar. Dime si no es urgente ayudar a estas personas animándolas y sacándolas de ese estado en el que se encuentran. Y si tú, querido lector, te identificas con algo de esto, te urge levantar te, sé valiente y déjate ANIMAR, porque tu vida no puede continuar así. Yo mismo te digo en este momento con todo mi corazón y sinceridad: «¡ÁNIMO!» Sólo dejo en claro que todas estas consecuencias las provoca el desánimo crónico. Crónico significa: Largo, habitual, de mucho tiempo. Es decir, que viene de tiempo atrás, lleva una larga temporada y ya es habitual en tu vida. ¿Te das cuenta de la IMPORTANCIA de estar animado? Te recomiendo leer este segmento varias veces y después compár telo con alguien más.
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La Biblia está llena de ánimo, excepto la historia que viene en Mateo 8:14-15, donde vemos a Jesús sanar a la suegra de Pedro (jeje). Me imagino a un Pedro feliz cada vez que su suegra empeoraba, y más animado cuando su esposa le dice: «Pedro, mi mamá está en cama, con mucha fiebre». Pero al poco tiempo le entra una llamada a Pedro y le dicen: «tu suegra está sana; Jesús la sanó». Sólo de imaginar la cara de desánimo de Pedro al saber que tiene una larga carga me da pena. Jeje… ¡Sonríe! es una bromita sólo para transicionar al siguiente segmento. ALGO PARA SONREÍR Veamos cómo respondemos cuando estamos desanimados. Aquí tenemos dos respuestas de dos mujeres desanimadas con sus matrimonios. Primera mujer En un café una amiga le dice a la otra: «Estás usando el anillo de matrimonio en el dedo incorrecto». La otra responde: «Sí, es que creo que me casé con el hombre equivocado». Segunda mujer Un niño le dijo a su mami: «Mamá, ¿cuánto cuesta casarse?». La mamá le respondió con un rostro desanimado: «No sé hijo. Yo todavía la estoy pagando y eso que me casé con tu papi hace veinte años».
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El trabajo del diablo es mantener te desanimado para robar tu potencial y echar abajo tu valor y tu esfuerzo. Me llama mucho la atención lo que la Biblia dice en Juan 10:10 «El ladrón no viene sino para hur tar, matar y destruir». En esta ocasión al «enemigo» Jesús lo llamó «ladrón», porque efectivamente ese ladrón quiere robar tu ánimo, ya que ese enemigo sabe que sin ese ánimo estás desprotegido, débil y fácil de derribar. Tu ánimo siempre será un blanco para los ladrones y en especial para uno, al cual la Biblia lo describió como alguien que vino a robar, matar y destruir. El trabajo de él es robar te tu valor, tu energía, tu intención, tu esfuerzo y tu voluntad, disposición... ¿Te das cuenta? Tu ánimo. El enemigo quiere ver te en el suelo y tú no fuiste diseñado para pasarla en el suelo, caído y en fracaso. Levántate, pelea con este enemigo y grítale a la cara que tu lugar no es el suelo, que el suelo sólo se hizo para que tú te apoyes en él y de allí te impulses a seguir caminando para seguir avanzando hacia la meta que Dios te ha dicho que conquistarías. Recuerda: «El suelo no se hizo para tocarlo con la espalda, sino con los pies». Ya no estés acostado en él y levántate, sigue caminando.
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El enemigo quiere que renuncies, quiere llevar te a un nivel de desánimo donde llegues al extremo de renunciar a todo. El objetivo de tu enemigo es que renuncies a tu sueño, que renuncies a tu matrimonio y no pelees más por él, que renuncies a tus metas, que renuncies a Dios y así pierdas tu fe y tu relación con Dios y, decepcionado de él, dejes de creer y renuncies a tu visión. Su propósito es hacer te ver esa visión como muy pesada de llevar e imposible de realizar. Es triste decirlo, pero en esta tierra siempre te encontrarás con envidias, celos, calumnias, sabotaje, traiciones, contiendas, iras y, tristemente, con personas que pagarían por ver te fracasado, en un rincón donde no puedas brillar más. Solamente enumera la cantidad de enemigos que te acabo de mencionar y que te vas a encontrar en el camino, quieras o no. ¿Será necesario el ánimo en tu vida? Mucha gente se ha quedado en el camino triste y desolada gracias a esos enemigos ocultos comandados por el enemigo principal del que nos habló Jesús en Juan 10:10, el principal ladrón. La buena noticia es que ese ladrón fue derrotado en la cruz del Calvario y ahora tú puedes ser libre. No tengas miedo de pelear por lo que es tuyo, por lo que te per tenece. En La Biblia encontramos también a un hombre sabio aconsejando a un joven y diciéndole: «Porque no nos ha dado Dios
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espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio». ¿Lo comprendes? Dios no te dio espíritu de cobardía, sino de poder y de dominio, es decir de valentía. Y esa valentía tiene un switch de encendido y es el ánimo. Cuando estás animado es más sencillo ser valiente. En esta sección mi intención no fue alarmar te, sino sólo informar te. Y creo que esta información es clave para que decidas de una vez por todas ser valiente, defender lo que es tuyo y cuidar que nada ni nadie te robe tu ánimo. Mi consejo es que leas La Biblia y memorices las promesas de Dios y en los momentos más necesarios háblalas, decrétalas y decláralas como escudo para tu vida, y así clama a Dios en todo tiempo, que él siempre te escucha aunque a veces sentimos lo contrario. Jesucristo es más grande que cualquier enemigo. Nunca lo olvides, estamos del lado del campeón y si sientes que aún no lo estás, ¿que esperas? ¡date la bienvenida!
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Mucha gente piensa que la palabra «ánimo» es para motivadores seculares y no para predicadores como lo llaman ellos. Ven que los cristianos nos inventamos cada cosa… Muchos cristianos están en contra de los mensajes de ánimo y los llaman «mensajes light», o sea ligeros. Dicen «esos predicadores de hoy ya no hablan del infierno, y ahora pronuncian discursos de puro mensaje de ánimo». Esta palabra no tiene nada de malo; es una palabra que nos invita a vivir en dicho estado de ánimo. Pero como sé que nunca nos pondremos de acuerdo, lo único que quiero resaltar es que esta palabra también fue usada por Jesús. Qué tan impor tante es esta palabra, que aun de los labios de Jesucristo salió pronunciada: «¡ÁNIMO!». En Marcos 6:50 vemos una historia real en la cual Jesús es descrito caminando por las aguas y sus discípulos, al verlo, se asustan y se confunden pensando que era un fantasma. Cuando estaban casi muer tos de miedo, alcanzaron a escuchar la voz de Jesús, que les dijo: «¡Tengan ánimo; soy yo, no tengan miedo!». Jesús animó a sus discípulos en medio de una confusión y de un temor paralizador. Jesús les estaba diciendo «¡tengan valor!». ¿Te acuerdas del significado de esta palabra? Pues Jesús los instó a tener valor, voluntad y esfuerzo.
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Me imagino a Jesús pensando en decirles: «¡ÁNIMO señores! Si se asustaron conmigo, imagínense cuando vengan los verdaderos desafíos de la vida!» Jesús les lanzó un ánimo a sus discípulos con mucha sinceridad, porque realmente los quería ver animados. Esto es muy impor tante. Pon mucha atención con lo que estás apunto de leer: «Jesús lanzó ese ánimo como una herramienta, no sólo para esa noche, sino para su caminar diario». Es decir, vendrían desafíos y sustos más fuer tes que ésos y no se podían dar el lujo de estar desanimados ya que siendo así los desafíos de la vida y de sus ministerios, se los comerían vivos. Si lees los evangelios, podrás verificar que a algunos de ellos sí les ocurrió. No tomemos a la ligera este tema y escuchemos la voz de Jesús que nos dice «¡ánimo!». Jesús sigue animando a las personas, y entre ésas yo soy una de ellas. Te cuento que cuando tenía diecisiete años me encontraba como estos discípulos, en una noche fría, en medio de la nada, muer to de miedo pensando qué iría a pasar en mi vida, confundido por todo lo que veía alrededor. Ahí llegó Jesús y animó mi vida, y lo sigue haciendo hasta el día de hoy.
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No cambio esa experiencia por nada del mundo. Hoy soy feliz y estoy animado porque un día esa palabra salió de los labios de Jesús sobre mi vida y no sólo para ese momento, sino para el resto de mis días… ¡y me la creí! Jesús sigue animando con su Palabra. Uno de los libros más motivantes es La Biblia, y te lo digo muy en serio y con mucha sinceridad. ¡Imagínate! Jesús nos dice por medio de la Biblia: «yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo…». Jesús nos anima también diciéndonos: «Vengan a mí, todos los que están cansados y trabajados, que yo les haré descansar». Hay otra que me anima mucho y es cuando Jesús nos dice:«El que a mí viene yo no lo hecho fuera». ¡Wow! O sea, no impor ta en qué condición esté yo, Jesús se atreve a tener una audiencia conmigo para abrazarme y perdonarme. Jesucristo es el máximo animador de mi vida y de cualquiera que se acerque a él. La palabra ánimo es más espiritual de lo que imaginamos. Es una palabra muy práctica y ahora común, pero que encierra un estilo de vida del que Jesús nos pide tener en nuestro diario vivir.
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Todavía, y para este tiempo, sigo escuchando a Jesucristo decir te: «¡ÁNIMO! que hay mucho por hacer; si te sientes desmayar, ¡ánimo, que yo estoy contigo!; ¿tus hijos se fueron de casa? ¡ánimo, que regresaran!; ¿no pudiste entrar a la universidad? ¡ánimo que las opor tunidades no se han terminado!; ¿te quitaron tu programa de televisión? ¡ánimo que vendrá uno mejor!; ¿perdiste tu negocio? ¡ánimo que estás apunto de hacer algo nuevo que ni tú mismo imaginabas!; ¿alguien te dividió la iglesia pastor? ¡ánimo que sólo se llevaron lo que no te servía para crecer!». ¡Wow! Puedo escuchar a Jesús decir todo esto susurrando al oído de cada persona. La palabra ánimo sigue vigente en los labios de JESÚS. La Biblia está llena de ánimo para la gente, para los visionarios, para los hombres que están en eminencia, para los hombres de negocios, para los que le servimos a él, para los que pasan por una separación, para los que pierden a un hijo, para los que no saben qué hacer en tiempos de vacas flacas, para las ciudades que están viviendo violencia, para las naciones que están pasando hambre y aun para los que vamos a pasar por lo que más tememos y ésa es la muer te. ¿Cómo? Jesús nos anima diciendo: «el que esté muer to pero cree en mí, VIVIRÁ». En La Biblia hay palabras de ánimo para todo, búscalas y apodérate de ellas.
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Me gustaría hacer énfasis sobre la necesidad del ánimo en nuestras vidas. El ánimo no es algo de lo cual nos podamos dar el lujo de carecer. El ánimo es como el aire que respiramos, el ánimo es como el agua que bebemos, el ánimo es como el alimento que necesitamos todos los días de nuestra vida. El ánimo no sólo sirve para cuando estamos tristes y deprimidos. El ánimo es necesario aun en las cosas más cotidianas de la vida, y aquí te hablaré de ellas. Trataré de puntualizar las más relevantes, aunque el ánimo debe estar siempre y en todo en nuestras vidas. Sí, sé que es difícil, pero es más difícil estar sin él. Trataré de ilustrár telo con algunos ejemplos bíblicos, que en realidad son claros y nos abrirán el panorama, y que apar te disfruto imaginar a La Biblia y descubrir que es más actual de lo que imaginamos. 1. NECESITAMOS ÁNIMO PARA TRABAJAR. No basta el talento, ni la inteligencia ni la experiencia en nuestro trabajo. Yo sé de personas que han logrado más cosas en su trabajo con su ánimo, aunque no eran personas súper exper tas, como otros, pero que con todo y ser súper exper tos, tienen el ánimo por los suelos.
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Mucha gente efectiva y talentosa que ha pasado por momentos brillantes de su carrera o profesión pierde su trabajo en la etapa de desánimo. ¡Cuán necesario es el ÁNIMO en el trabajo que hacemos y desarrollamos en nuestra vida! Hay una historia muy inspiradora en La Biblia, en el libro de Nehemías, donde vemos una ciudad destruida y desanimada por todas las tragedias que le sucedieron. Sus muros estaban destruidos y en aquel tiempo una ciudad sin muros era sinónimo de una ciudad vulnerable ante los enemigos, frágil, sin respeto y con un pueblo inseguro e intranquilo. Se tenía que hacer algo para construir los muros y devolverle a la ciudad seguridad, respeto y tranquilidad. ¿Y saben qué se tenía que hacer para lograr todo esto? R= Construir los muros nuevamente. ¿Qué inteligente soy verdad? ¡Pues claro! Era sencillo; construir lo que había sido destruido, pero para construir se necesitaba ponerse a trabajar, y para ponerse a trabajar se necesitaba ánimo y ese ánimo lo infundió un hombre llamado Nehemías, que entendió lo urgente que era poner a todo el pueblo a TRABAJAR. Llegará gente a tu vida que te animará a poner te a trabajar haciéndote saber que tus frutos serán extraordinarios y muy disfrutables. Déjate animar.
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Al llegar Nehemías al escenario de la tragedia se encontró con un cuadro realmente desanimante. Se encontró a la gente llorando, todos de luto, esperando morir a manos de los enemigos que, sencilla y tranquilamente, podían penetrar en su propia ciudad sin ninguna resistencia. Lo primero que hizo Nehemías fue ANIMAR al pueblo para ponerse a trabajar y reedificar los muros. Lo podemos ver en la historia, en NEHEMÍAS 2:11-20: «Nehemías anima al pueblo a reedificar los muros». Y después confirmamos en Nehemías 4:6 cómo ese ingrediente tan impor tante de la vida llamado ánimo FUNCIONÓ en un pueblo aterrorizado, desprotegido y sin esperanzas para ponerse a TRABAJAR y lograr su objetivo. El ánimo que Nehemías le infundió a la gente dio fruto días después, cuando textualmente leemos lo siguiente: NEHEMÍAS 4:6: «Edificamos pues el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ÁNIMO para TRABAJAR». Se animaron para EMPEZAR y se animaron para CONTINUAR. Sé ese tipo de persona que se anima para empezar proyectos, pero no sólo eso, sino que se anima para continuar con ellos y
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terminarlos, venga lo que venga, sin dejar las cosas a medias, o ponerlas intencionalmente en un tiempo de espera para cuando regrese el ánimo. Ese tiempo de espera es muy peligroso porque puede que nunca salgas de ese estado. ¿Te animaste a trabajar con un negocio personal? ¿Qué esperas? ¡EMPIEZA y CONTINÚA! ¿Te animaste a escribir un libro, empezaste y lo dejaste en tiempo de espera? ¿Y qué esperas? Continúa. Anímate y continúa por favor, que alguien está esperando por él para leerlo y transformar su vida. Sé del tipo de persona que si empezó animado, continúa animado y no hay qué ni quién lo pare porque está convencido de que tiene que terminarlo al precio que sea. Nehemías no les dio la estrategia, ni desarrolló un presupuesto con ellos, lo primero que hizo fue ANIMARLOS. Él sabía que no impor taba la estrategia por más inteligente que pudiera anunciarles; sin ánimo no se atreverían a desarrollarla. Y también sabía que la gente no iba a trabajar por el simple hecho de decirles: «dejen de estar de flojos y de mediocres y pónganse a trabajar».
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En los momentos de desánimo lo que menos necesitas es que te regañen, ¿cier to? Porque no es lo mismo que te regañen a que te confronten para decir te: «¡ánimo, levántate y continúa!». Este pueblo que se parece tanto a nosotros con su problemática, necesitaba de mucho trabajo para poder reedificar los muros, pero con ÁNIMO lo lograron. Te invito a trabajar para reconstruir nuestra vida, a reinventarnos, trabajar con proyectos nuevos y seguir trabajando para que nuestra visión se convier ta en una realidad. Es decir, que materialicemos el sueño que tenemos en el corazón. Aun en nuestro trabajo diario; sí, ése que tienes en este momento, ése que no te gusta en demasía, ese trabajo que en realidad no te agrada y crees que te mereces algo mejor, pero por el momento, ese trabajo que tienes, desempéñalo con ánimo y te aseguro que al trabajar con ánimo, lograrás dar te a notar y así serás promovido a algo mejor. «El trabajo es una bendición, nunca reniegues de él, porque si lo haces, estás renegando de la fuente de tu sustento. Mejor anímate para dar lo mejor de ti». Sin duda, necesitamos mucho ánimo en nuestro trabajo.
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2. NECESITAMOS ÁNIMO EN LOS PROCESOS DE ENFERMEDAD. Hay de enfermedades a enfermedades, pero sé que para cada uno de los seres humanos la nuestra es la peor. Los procesos de enfermedad son de los más difíciles de cruzar y lo que tendríamos que saber es que el desánimo que llega junto con dicha enfermedad es indescriptible. Toda enfermedad, por menos relevante que sea, la relacionamos con la muer te; estornudas por una gripe y dices: «¡DIOS MÍO, CÁNCER EN LA SALIVA!». A todos nos pasa. Pero, ¿qué dice La Biblia acerca de la enfermedad? Número uno, no dice que no habrá enfermedad en la tierra, al contrario, habla de ella. Número dos, La Biblia nos dice cómo pasar el proceso de la enfermedad, y lo vemos claro en Proverbios 18:14: «El ÁNIMO del hombre sopor tará la enfermedad…». Una de las cosas más difíciles de sopor tar en la tierra es la enfermedad, pero La Biblia nos dice que cuando las personas tienen ánimo pueden sopor tarla. ¿Conoces personas que no entiendes por qué siguen tan optimistas en medio de su enfermedad? ¡Y
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cuando vas a visitarlas para animarlas, quien sale animado de esa visita eres tú! ¿Sabes por qué? Porque esa persona está animada y tiene la for taleza para sopor tar el proceso. TRES Maneras de animarnos en medio de la enfermedad. a. Lee La Biblia. Ahí nos dice que tú y yo podemos ser sanados por el poder de Dios y que por sus llagas fuimos sanados, y que Dios está dispuesto a sanarnos y que quiere sanarnos. Además ya hay antecedentes de que él lo ha hecho antes. b. Cree. La fe es factor impor tante en este proceso. ¿Has escuchado decir que la esperanza es lo último que muere? La gente que cree y tiene fe en Dios, en que su historia puede cambiar, es feliz en medio del proceso por más difícil que sea. Cuando crees en lo que leíste en La Biblia, tu ánimo dice: «si Dios lo hizo una vez, lo puede volver a hacer». Recuerdo que Romanos 4:18 habla acerca de un hombre llamado Abraham, quien pareciera estar al final de sus días. La historia de este hombre dice que creyó en esperanza contra esperanza, y no flaqueó en su fe a pesar de que su cuerpo estaba como muer to. ¿Y QUÉ CREEN? Después de un tiempo fue papá. ¡Wow!
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Ten fe, y tu ánimo estará en un nivel donde sopor tarás todo; lo dice La Biblia, el libro más fidedigno de la historia. c. Déjate animar por la gente que te ama. Nunca rechaces a la gente que te ama y que te quiera animar para que puedas salir adelante de esa enfermedad en la que te encuentras estancado. Esas personas desean lo mejor para ti y dentro de su corazón tienen palabras que son como oxígeno para seguir viviendo, y quieren expresár telas; y aunque muchos no lo crean, esas palabras te darán el ánimo para seguir luchando contra la enfermedad. ¿Estás enfermo? ¡ÁNIMO!, que la vida tuya está en la voluntad de aquel Dios que puede sanar te. «Cuando escuchas una mala noticia de enfermedad, no te duele el cuerpo en ese momento, te duele el ánimo».
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3. NECESITAMOS ÁNIMO EN MEDIO DEL DESASTRE. ¿Te ha tocado que todo va de maravilla en tu vida? ¿Y que cuando menos lo piensas algo sucede trágica y repentinamente? Es decir, de un momento a otro tu éxito se convier te en fracaso, tu triunfo en derrota y tus ganancias en pérdidas, pero pon mucha atención en lo que digo «de un momento a otro»; por eso, sin tratar de ser fatalista, digo: en medio del DESASTRE. En el libro de Hechos vemos a un hombre llamado Pablo pasar por una zona de desastre en su vida. Él, junto con otras personas, subieron a un barco, y quiero pensar que nadie sube a un barco diciendo: «espero que este barco se hunda». Sé que nunca has comenzado un proyecto pensando y deseando que todo salga mal. Estoy hablando de gente normal, no de gente negativa. Este barco, en el cual uno de los pasajeros era Pablo, navegaba de forma tranquila y pacífica, cuando de pronto todo se tornó un verdadero desastre, en el cual la desesperanza se apoderó de muchos y abrumó su vida. ¿Te ha sucedido que tu barco llamado «vida», «negocio», «familia», «contratos» y «proyectos» están navegando tranquila y pacíficamente, y de pronto: ¡adiós¡ todo se tornó un desastre?
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El barco de Pablo y la gente que iba con él comenzó a llenarse de una atmósfera de muer te, pesimismo y no era para menos, pues sus ojos veían cómo la nave se destruía. Justo en ese momento vemos a Pablo en Hechos 27:22 animar a toda la tripulación en medio del DESASTRE, diciéndoles lo siguiente: «Mas ahora los amonesto para que tengan buen ÁNIMO; porque ninguna pérdida habrá de personas entre de nosotros, sino solamente la nave». ¡Wow! Pablo fue muy claro y directo al decirles: «Los amonesto que tengan ánimo y no habrá pérdidas humanas; sólo materiales». Así de directo y claro quiero ser contigo en este momento y decir te que si tu vida se tornó un desastre y todo alrededor tuyo está destruido, te amonesto a que te animes, porque en medio de tu desastre estás vivo y si todavía tienes vida puedes recuperarlo todo una vez más. Quizás tu nave, es decir, lo material, fue destruido pero tú no morirás. Te tengo una buena noticia: después de tu desastre sigues vivo. Déjame hacer un experimento o prueba muy inteligente de que sigues en esta tierra: «Si estás leyendo esto es porque estás VIVO». ¡Wow! ¡Qué inteligente soy! Mientras no haya pérdidas humanas en medio de tu desastre, todo lo demás es recuperable siempre y cuando tengas «ánimo en medio del desastre».
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4. NECESITAMOS ÁNIMO PARA DISFRUTAR LOS MILAGROS Y LAS COSAS BUENAS QUE DIOS HACE. Hay personas que están esperando un milagro en su vida y al momento de ocurrir no lo pueden disfrutar ni celebrar con ánimo, ya que en el proceso de espera les fue absorbido el ánimo y la alegría. Es frustrante ver a personas que están esperando algo bueno en su vida y cuando de pronto sucede, algo negativo le tienen que encontrar. ¿Sabes por qué? Por la ausencia de ánimo. Porque aun para disfrutar de lo que Jesucristo hace en nuestro caminar y de las cosas buenas de la vida, necesitamos ánimo. «Es un desperdicio que estén sucediendo cosas buenas en nuestras vidas, tales como milagros de par te de Dios y no tengamos el ánimo para celebrarlo». ¿Quién dijo que los cristianos no celebramos? ¿Quién dijo que los cristianos no hacemos fiesta? Hay una historia muy impactante sobre una persona que tenía mucho tiempo esperando un milagro. Para beneficio suyo se encontró con Jesucristo en un momento muy impor tante de su vida, tal vez con el deseo de que todo lo que se decía de JESÚS fuera verdad, y poder terminar de una vez por todas con su frustrante enfermedad. ¿Y qué creen? Así fue. En Mateo 9:2 la historia dice lo siguiente: «Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido en su cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al
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paralítico: “ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados”». La historia termina diciendo cómo este paralítico se levantó y se fue a su casa caminando. Lo que cabe resaltar es cómo Jesús le dice: «¡TEN ÁNIMO¡». Jesús le estaba diciendo «ten confianza», es decir «anímate y confía en que hoy es tu día y al salir de aquí ve con ese ánimo con el que creíste y celébralo». Yo no me imagino a ese ex paralítico salir de la presencia de Jesús llorando y diciendo: «¿Pero que caso tuvo que me motivara a encontrarme con Jesús para que me sanara? ¡Ahora tendré que trabajar y valerme por mí mismo!». Al contrario, imagino a un hombre alegre y con todo el ánimo de festejar, celebrar y gritar a los cuatro vientos: «¡Puedo caminar, un milagro me acaba de ocurrir!». Conviér tete en ese tipo de persona que no ve como algo normal las cosas extraordinarias que te suceden en la vida. Sé una de esas personas que reconocen que todo lo bueno que tienen lo han recibido de Dios por su amor, por su gracia y por su misericordia. Recupera la capacidad de asombro, déjate asombrar. Si lo consideras necesario, grítale al mundo: «¡Wow! ¡Tengo que celebrar con ánimo que los milagros me persiguen!». ¡Ha! por cier to, si mientras lees este libro estás respirando, es un milagro.
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5. NECESITAMOS ÁNIMO PARA CUMPLIR NUESTRA MISIÓN EN LA VIDA Todos tenemos una misión en esta tierra. Algunos nacieron para ser conductores de televisión, otros para ser futbolistas, otros abogados, otros doctores, otros escritores, otros predicadores, en fin. Estoy convencido de que todos en esta tierra tenemos una misión. El detalle es que no muchos la han encontrado. Pero cualquiera sea la misión de cada individuo, sin duda alguna necesitamos ánimo todos y cada uno de nuestros días, hasta el último de ellos, para poder cumplirla. Muchas de las veces es una gran bendición tener una misión en nuestra mano y otras de las veces es una bomba de tiempo que queremos arrojar lo más lejos posible y renunciar a ella. Renunciar a nuestra misión en la vida es como renunciar a la vida misma y dejar de vivir para comenzar a existir. ¿Cuántas veces creemos que renunciando a nuestra misión seremos felices y tendremos una vida tranquila, cuando la realidad es que el día que lo hagamos, seremos «INFELICES CON UNA VIDA TRANQUILA»? No puedes renunciar a tu razón de vivir, porque cuando descubrimos nuestra misión en esta tierra ésa es nuestra razón de vivir.
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Es por eso que aun en nuestra misión necesitamos mantener el ánimo para no cometer la estupidez de renunciar a ella en un momento de inmadurez, de sentimentalismos baratos, o lo que es peor, por calumnias y críticas. Necesitamos mucho ánimo para cumplir nuestra misión en medio de un terreno injusto y lleno de persecución. Cumplir nuestra misión en medio de un camino donde al pasar alguien avienta la piedra y esconde la mano no es nada sencillo, pero con ánimo lo lograremos. ¿Por qué perseverar en cumplir con nuestra misión? Te lo planteo de otra manera a manera de cuestionar te querido lector: ¿Por qué renunciar a tu misión si está comprobado que todo, por más difícil que sea, pasará? Todo es cuestión de esperar, confiar en Dios y cobrar ánimo nuevo para continuar. No es lo mismo renunciar a tu misión que detener te un poco en tu misión y recobrar ánimo para continuar. En el libro de Hechos vemos a Dios mismo animando a un hombre en medio de su misión. Las cosas se habían puesto muy difíciles y en un momento este hombre sintió que no podría seguir y que quizás todo había terminado. Pero qué increíble es que en los momentos de desánimo, en medio de nuestra misión, Dios siempre aparece.
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Esta ocasión no fue la excepción. Veamos lo que dice Hechos 23:11: «A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: “Ánimo, Pablo, porque así como has dado testimonio de mí aquí en Jerusalén, así tendrás que darlo también en Roma”». El Señor fue a dejarle en claro que su misión no había terminado, que aún había mucho por hacer y recorrer, y que era impor tante estar animado para poder sopor tar cualquier situación por más difícil que fuera y se presentara, pero que a pesar de eso la misión tenía que continuar, que en el caso de Pablo era predicar. ¿Cuál es la tuya? Mientras estés vivo, tu misión para la que fuiste llamado en esta tierra debe continuar. Levántate de ese sentimentalismo barato, donde te acomodas para decir te: «nadie me quiere, nadie me valora, para qué continúo si nadie me aplaude». Deja eso y tantas cosas tan ridículas de la vida que te hacen renunciar a tu misión. Mejor anímate, llénate de la presencia de Dios, empápate de su Palabra y, como decían en mi barrio: «Sin llorar, y a continuar». Te he mencionado cinco áreas cotidianas por las cuales pasamos todos los seres humanos, pero de las más impor tantes en nuestra vida, donde necesitamos ánimo para seguir.
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¡Wow! Una palabra siendo indispensable entre todas las demás; es decir: «para ganar, avanzar, conquistar, levantarnos de fracaso, derrotar a la enfermedad etc., etc., necesitamos: «¡ÁNIMO!».
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A todos nos gustan los beneficios en esta vida y hacemos lo que sea necesario por conseguirlos. Estar animado en esta vida tiene sus beneficios y quiero que estés bien convencido de esto. Si me atreví a escribir este libro es porque estoy convencido de esto y sé que este libro puede poner a pensar a muchos; a los cristianos, a que es un libro muy humanista; y a los no cristianos, que éste es un libro más de motivación barata. Pero la verdad es que no es así; el ánimo en nuestras vidas, apar te de que es indispensable, nos trae infinidad de beneficios. He aquí a continuación algunos de los beneficios: 1. Tu fe crece. Es decir, comienzas a hacer cosas que antes no creías que podías hacer. ¿Te diste cuenta de lo que te dije? Comienzas a CREER. 2. Lo intentas todo. Comienzas a intentar las cosas que antes no te atrevías y de estos intentos pueden salir resultados relevantes que prosperan tu vida y la de tu familia. 3. Ya no temes a los fracasos. Haces las cosas sin temor a fracasar. Tan sencillo es, que la palabra «fracaso» ya no está en tu mente. Y si acaso viniere, sabes que te levantarás una vez más, pero ya no le temes como antes.
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4. Te levantas más rápido de tus caídas. Ya no te quedas en el suelo porque tu ánimo es tal, que sólo durarás unos segundos en el suelo. 5. Superas en tiempo récord tus derrotas. Decir que no habrá derrotas en nuestra vida es ridículo y engañador, pero con ánimo las superas aún más rápido. Disfruta de estos beneficios y no sólo eso, úsalos, echa mano de todas estas poderosas herramientas en tu camino a la cima.
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¿QUÉ CAUSA QUE COMENCEMOS A DESANIMARNOS? Tres son las causas más comunes: 1. Lo que oímos. Nuestros oídos son conductos al alma, es decir, llevan las palabra ahí donde están nuestras emociones. 2. Lo que vemos. Nuestros ojos son la ventana de nuestro corazón, todo lo que se asome por ahí, o nos edifica o nos destruye. 3. Lo que decidimos. Nuestras decisiones son el mapa que nosotros mismos trazamos para llegar a donde queremos, el final puede ser feliz o puede ser dramático. Lo que oímos y lo que vemos, ambos afectan nuestros sentidos. Lo que decidimos afecta nuestro DESTINO.
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ALGUNOS CONSEJOS PRÁCTICOS 1. Determina qué y a quién escuchas y por qué y para qué. Nadie te puede obligar a escuchar lo que no quieres y lo que sabes que te va a afectar en tu ánimo. Cuidado con escuchar conversaciones, noticias, canciones, chismes y todo lo que lleve tu ánimo al abismo. 2. Con toda tu fuerza de voluntad evita que tus ojos se dirijan hacia las cosas que al verlas provoquen el inicio de un desanimo que después te será complicado superar. Tú mandas sobre tus ojos y no tus ojos sobre de ti. 3. Sé sabio en tus decisiones. Nunca tomes decisiones cuando estés enojado ni tampoco cuando estés contento. Las decisiones se toman cuando estamos serenos y en comunión y paz con Dios. Éstos que te doy no serán los consejos más sabios que has leído en tu vida, pero al menos son muy prácticos y te los doy con mucho ánimo.
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RECTA FINAL Estamos en la recta final de esta nueva aventura llamada «¡ÁNIMO!», en la que nos hemos atrevido a navegar tú y yo juntos y así descubrir tantas cosas tan impor tantes acerca de esta palabra llamada «ánimo». Hemos descubier to que la palabra «ánimo» va más allá de un saludo o de una despedida, y la vez pudimos estudiar un poco sobre su poderoso significado, en el cual vimos todo lo que esconde esta palabra tan pequeña, pero tan grande a la vez. ¿Y qué me dices sobre la impor tancia de estar animado, ya que al no estarlo hay consecuencias, lo creamos o no? Y entre tantas cosas tan interesantes que hemos leído, llegamos juntos a la conclusión de que el ánimo es necesario en todo.
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No me gustan las despedidas, pero quiero concluir con tres comentarios finales. Primer comentario final: Quiero pedir te de la manera más atenta que por ninguna razón, motivo o circunstancia, pares en esta vida. Esta es una vida a la que vinimos para estar en constante movimiento y jamás detenernos. Sé arrojado, intrépido, valiente, y en medio de golpes, adversidades y vientos huracanados «sigue caminado». ¿Sabes cuál es la mejor estrategia para llegar a la meta? Poner un pie adelante del otro continuamente, eso es caminar. Por favor sigue caminando con ánimo y no pares; esfuérzate en lo que tengas que esforzar te y al final del día te darás cuenta de que valió la pena no parar. Deuteronomio 31:6 dice: «Esforzaos y cobrad ánimo; no temas, ni tengas miedo de ellos, por que Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará». ¡Wow! si Dios camina a tu lado nunca estarás falto de ánimo y cuando vengan los enemigos de tu ánimo, Dios peleará por ti. Sigue caminando...
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Segundo comentario final Nuestro ánimo debe estar inspirado en alguien en todo tiempo. Yo te invito a inspirar te en el animador por excelencia llamado Jesucristo. Él jamás falla y cuando digo «jamás», es jamás. Jesucristo me ha inspirado a tener ánimo por más de diecisiete años y sí funciona. Hebreos 12:3 dice: «Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar». Jesucristo el Hijo de Dios lo sufrió todo para que tu ánimo y el mío nunca desmayen y para que por medio de lo que él hizo en la cruz del Calvario tú y yo podamos inspirarnos diciéndonos «mi ánimo depende de todo lo que Jesús hizo por mí». Que siempre tu ánimo esté inspirado en Jesús... Tercer comentario final: Después de haber te animado a través de estas páginas que escribí con el corazón y con el afán de poder ver a mi generación y a mi amada América Latina animada, necesito dejar te una extraordinaria MISIÓN: «anima a otros». Hay una enorme cantidad de personas que necesitan ser animadas alrededor tuyo y están más cerca de ti de lo que te imaginas, en tu diario caminar, en tu diario vivir...
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En tu escuela, en tu trabajo, en tu colonia, en tu comunidad y por doquiera que voltees ahí hay alguien que tú no sabes si está pensando en quitarse la vida o en el divorcio, o en dejar su casa, dejar la escuela, o renunciar a un impor tante proyecto en su vida. Conviér tete en su respuesta… ¡Y anímala! 1 Tesalonisenses 5:14 dice: «También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos».
Entre las indicaciones que recibimos de cómo tratar con la gente y qué hacer en los distintos casos, se nos pide dar aliento y ánimo a los que están en desánimo o bien les quede muy poco. Te dejo dos tareas después de haber leído este libro; la primera es: ¡anímate!; y la segunda tarea: ¡anima a los demás! El desánimo siempre te dirá: «Se terminó, no hay más qué hacer». El ánimo siempre te dirá: «Aún hay más para ti y lo mejor está por venir». Con cariño Gustavo Falcón «¡En Jesucristo soy más que vencedor!» ¡Hasta la próxima!
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