Ruta de las brujas La ruta de las brujas del Alto Gállego es un recorrido por la historia y el paisaje de esta comarca pirenaica; también por sus leyendas y sus símbolos mágico religiosos. El itinerario discurre desde Orna de Gállego hasta el Portalet, envuelto en lugares de evocaciones mágicas y legendarias y, sobre todo, en sucesos relacionados con la brujería que marcaron la historia de estas tierras en los siglos XVI y XVII.
del Alto Gállego
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I PASEOS POR LA HISTORIA I 1
Otros títulos de esta colección 2 Ruta de los templarios. De Monzón a Fraga
Ménsula de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Sallent de Gállego
Ruta de las brujas del Alto Gรกllego
Ruta de las brujas del Alto Gállego Coordinación: equipo de redacción de Prames Textos: José Antonio Adell, Mariano Fanlo, Celedonio García, Ángel Gari, Manuel Gómez de Valenzuela, José Miguel Navarro y Marta M. ª Pastor Fotografías: Archivo Prames, excepto: José Luis Acín: 33 (arriba derecha e izquierda) Archivo Mariano Fanlo: 44 Ayuntamiento de Sallent: 13, 46 Lateja Teatro: 6-7, 41 José Miguel Navarro: 7 (arriba), 14-15, 16, 1718, 19, 20, 21, 22, 23 (arriba), 30 (arriba y centro), 31 (arriba), 32 (abajo derecha) Marta M. ª Pastor: 36 Diseño, maquetación y tratamiento de imágenes: Equipo gráfico de Prames Edita: Prames • Camino de los Molinos, 32 • 50015 Zaragoza www.prames.com ISBN: 978-84-8321-396-4 DL: Z 1518-2013 Imprime: INO Reproducciones
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ÍNDICE Prólogo 5
La ruta 28
Introducción 6
Orna de Gállego 30
Brujería en el Alto Gállego 12
Yebra de Basa 32
Personajes Pedro de Arruebo, Blasco de Lanuza y las posesas del valle de Tena 16
Valle de Acumuer 34
Pedro de Ysabal 18 Brujería y plantas mágicas 20
Valle del Sía 35 Biescas y Santa Elena 36 Valle de Tena 38 Leyendas de la Tierra de Biescas 40 Leyendas del Valle de Tena 42 El primer esquiador aragonés 44 Fiesta de brujas en Sallent 46 Datos de interés 47 3
I PRÓLOGO I
Si algo define al Alto Aragón son sus montañas, los Pirineos y toda esa sucesión de montes y sierras que van descendiendo hacia el valle del Ebro. En nuestro afán por divulgar todo el territorio oscense, tanto sus aspectos naturales como los culturales, tendemos a buscar evidencias visibles y palpables: parajes, monumentos, realizaciones artísticas o de la sociedad tradicional, fiestas… El libro de la Ruta de las brujas del Alto Gállego va un paso más allá y propone un itinerario a partir hechos documentados, topónimos, leyendas, símbolos y personajes secundarios de la historia de los que solo tenemos, en muchos casos, una memoria difusa de su existencia, pero que marcaron de forma indeleble la historia de esta comarca pirenaica. Es el segundo volumen de la colección Paseos por la Historia, con la que la Diputación Provincial de Huesca quiere dar a conocer el pasado de nuestro territorio de una manera más experimental, acercándonos a los escenarios de esa nuestra historia. Libros como este también sirven para restaurar la memoria de esas personas, mujeres sobre todo, que fueron estigmatizadas por la sociedad del pasado. Al menos, su marginación y sufrimiento sirven ahora para conocernos un poco mejor y se convierten en un recurso de gran interés para difundir nuestra gran riqueza cultural. Por todo ello, nos complace invitar a tan sugerente viaje, en el que participan Prames y, sobre todo, un buen número de firmas, de investigadores y estudiosos que ponen sus conocimientos a disposición del gran público, para ofrecer otra visión de estas tierras montañesas, igualmente atrayente. Lucía Guillén Campo Diputada delegada de Medio Ambiente de la Diputación Provincial de Huesca
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I INTRODUCCIÓN I
Introducción El hombre urbano tiende a observar mirando en distancias cortas que dificultan una globalización de otras cosmovisiones como las apuntadas en esta guía. Con ella se pretende proporcionar al lector unos conocimientos que le motiven a recorrer este territorio, como turista o viajero, penetrando más profundamente en la realidad de lo imaginario trascendente. La guía integra diversos aspectos relacionados con la historia de la brujería; el especial caso de Pedro de Ysabal, líder de una secta y que actuó como taumaturgo y «mago», que fue juzgado por la Inquisición; las plantas vinculadas con las creencias y su utilización en los siglos pasados; las huellas mítico-legendarias en el territorio y los relatos legendarios. Aborda también cómo en la actualidad todo ello se proyecta en actividades como la «feria de brujería de Sallent» y la obra de teatro Las Espiritadas de Tena, que pasan a ser espectáculo y divertimento. En el último apartado de la guía se recoge el testimonio de Mariano Fanlo, que pertenece a una familia sallentina muy vinculada con Francia y pionera en el inicio del esquí en la zona, siendo una referencia y testimonio del proceso de cambio social. Las ilustraciones y mapas constituyen, en código de imagen, un complemento fundamental a los textos, ya que facilitan al viajero la localización de los lugares citados, los escenarios mítico-legendarios y los símbolos que durante siglos han proyectado su significado mágico religioso. En el territorio del Alto Gállego se deben señalar algunos espacios que, por su especial configuración, han sido polarizadores de lo sagrado en positivo o negativo, acumulando, durante siglos, creencias paganas y cristianas. Ejemplos de ello se concretan en el congosto que separa o une el valle de Tena de la Tierra de Biescas y en el monte Oturia, de 1.900 metros, que destaca dominando el horizonte en Abajo Personajes de la obra teatral Las Espiritadas de Tena
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I INTRODUCCIÓN I
muchos kilómetros, que ha sido polarizador de las citadas creencias. Estos ejemplos se desarrollan en la guía. Para comprender la evolución de este territorio deben hacerse algunas consideraciones. Los acontecimientos y las creencias abordados en esta guía se gestaron en una sociedad Ermita de San Per de Hoz agropecuaria tradicional de montaña, integrada por un modelo de familia extensa, con una estructura patriarcal que condicionó valores y actitudes. Durante el siglo XX, se produjo la transición de esa sociedad a otra donde la composición familiar ha pasado de un modelo extenso a otro restringido, formado por dos o tres miembros que cumplen nuevos roles y funciones. Las casas han experimentado profundos cambios que han provocado, en muchos casos, la eliminación de símbolos y objetos protectores de puertas, ventanas, fachadas, chimeneas y tejados. Cambios que se vieron acelerados, en gran parte, por las actividades turísticas y la introducción en el valle de otros modos de producción con una gran influencia exógena. En este nuevo contexto sociocultural, a menudo, los acontecimientos y las creencias del pasado se banalizan, se cuentan como anécdotas y algunos símbolos y representaciones se valoran únicamente como imágenes curiosas. Un proceso similar ha sucedido con la toponimia tradicional, que con frecuencia ha sido sustituida por otra nueva. Por ello, en esta publicación se pone la atención en todos aquellos elementos que aportan informaciones para interpretar el imaginario colectivo vinculado a la brujería, la magia y la religión.
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I INTRODUCCIÓN I
Principales hechos de la brujería en el valle de Tena Dicho lo anterior, a continuación se realiza un resumen de los principales hechos de la brujería que complementa y encuadra los contenidos de otros apartados de esta publicación. Las informaciones históricas sobre la brujería de este territorio comprenden desde el año 1432, en el que se producen las primeras acusaciones en el Alto Aragón contra Johanicot de lo Pueyo y Arnaut el Ferrero de Pueyo de Jaca, hasta 1691, cuando se promulga el último desaforamiento del valle de Tena por estos delitos. Dos de los documentos más importantes, en los que se constata la intensidad de la brujería en Aragón, se refieren a las montañas de Jaca, que incluían el valle de Tena. El primero fue en 1495, cuando Alonso de Aragón, virrey de Aragón y arzobispo de Zaragoza, envía una carta dirigida a los justicias de varias localidades cercanas a Jaca ordenándoles que hicieran procesos contra «muchos hombres e mugeres bruxos que viven como malos christianos e que matan muchas personas e ganados con hechizos e muchas malas artes». Hechos coincidentes en el tiempo con la epidemia de mujeres latrantes que afectó desde Ansó hasta Yésero y de la que da fe Guillermo Serra en 1499. En 1521, el Tribunal de la Inquisición promulgó un Edicto de Gracia dirigido a las brujas de Jaca y Ribagorza, a la vista de la importancia que este fenómeno tenía en esas comarcas.
Sallent de Gállego 8
I INTRODUCCIÓN I
Vista de Peña Telera
Casi coetáneo fue el primer desaforamiento promulgado en 1524 en el valle de Tena, que es el primero de la Edad Moderna localizado en Aragón, al que siguieron otras siete medidas legales contra estos delitos de brujería en el valle, constatando la importancia del fenómeno. Dos de las grandes epidemias de posesión en España afectaron a esta parte del Pirineo; la primera fue la manifestada en mujeres latrantes, ya citada, y la segunda la posesión demoníaca del valle de Tena que se detallará más adelante. En 1575, en el pueblo de Cañardo (localidad hoy despoblada de la Guarguera, junto a la de Laguarta) una bruja llamada Gracia fue acusada a la Justicia Ordinaria de hacer ladrar a un niño y a un capón, hecho absolutamente sorprendente, porque este animal no puede emitir sonidos de esa naturaleza. Estas manifestaciones llegaron hasta 1638, año en el que se registra documentalmente la última mujer ladradora en el valle. La cosmovisión de mujeres ladradoras se transformó por la influencia de párrocos, exorcistas e inquisidores que participaron en la posesión demoníaca colectiva que se desarrolló en el valle de Tena entre 1637 y 1643. Los conventículos de brujas también constan entre las acusaciones. La primera de esta zona fue María Pardo de Yebra de Basa, acusada en 1574 a la Justicia Ordinaria de participar en reuniones de brujas con otras dos cómplices de Abenilla (documentación estudiada por Carlos Garcés). En el mismo año, en la acusación de María Sánchez, de Sallent, que huyó a Zaragoza, figura que era jefa de las brujas, dato que parece aludir a otro conventículo. En 1639, en la documentación de Juan de Larrat, del valle de Tena, se precisa lo siguiente: le dijo a una doncella que «…le traería un ungüento para untarse el estómago y los pulsos». Este reo, anteriormente, le había dado unos polvos y le dijo los tomase en una taza de vino y agua, y lo hiciese cuando se fuese a acostar porque le daría un gran sueño. 9
I INTRODUCCIÓN I
Ventisca en Peña Tendenera 10
I INTRODUCCIÓN I
En los pueblos de Cenarbe y Broto, limítrofes con el Alto Gállego, se produjeron otras acusaciones por acudir a conventículos a las Landas du Buc, en Lannemezean, en Francia, al norte de los Pirineos, y en la tradición oral de la Tierra de Biescas se recogen los vuelos a las Eras de Tolosa, en Francia. En las persecuciones de las brujas de esta zona incidieron las tres justicias. La Ordinaria juzgó muchas más brujas que las otras justicias y con sentencias más duras, y en ocasiones recurrió a los conocedores de brujas. La Inquisición, que actuó contra cinco acusados con penas muy leves; incluso, en el caso de Pedro de Arruebo, reincidente y acusado de gravísimos delitos solo fue condenado a galeras. Y la Justicia Episcopal, que intervino puntualmente contra este reo. También la Inquisición se ocupó de juzgar al «fautor de herejes» Pedro de Ysabal. Asimismo, estuvo presente el ajusticiamiento popular, como sucedió con algunos miembros de la familia de Domingo Marín en Ipiés. Otros hechos históricos podrían formar parte de este resumen, pero con lo expuesto y los contenidos de la guía, el lector puede tomar conciencia de lo que significaron estos acontecimientos en aquella sociedad. Para finalizar invito a continuar leyendo la guía, a visitar los escenarios que en ella se abordan y a disfrutar del viaje. Ángel Gari
Síntesis bibliográfica ADELL, J. A. y GARCÍA, C., Brujas, demonios y encantarias, Huesca, Editorial Pirineo, 2001.
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- Leyendas misteriosas de Aragón, Huesca, Editorial Pirineo, 2003.
LANUZA, B. de, Patrocinio de Ángeles y Combate de Demonios, 1652.
CASTÁN, A., Lugares mágicos del Altoaragón, Huesca, Publicaciones y Ediciones del Alto Aragón, 2000.
MARTÓN, L. B., Sumaria investigación de las plausibles antiguas del celebre Santuario de Santa Elena Emperatriz, y su Fuente gloriosa, en Aragón y sus Montes Pyrineos, Zaragoza, 1749. Ed. facsímil, Zaragoza, Gobierno de Aragón, 1983.
DURÁN GUDIOL, A., “Las bibliotecas eclesiásticas de la diócesis de Jaca a finales del siglo XV”, en Argensola, 49-50, Huesca, IEA, 1962, pp. 63 y 94. GARCÉS, C., La mala semilla. Nuevos casos de brujas, Zaragoza, Tropo Editores, 2013. GARI, Á., Brujería e Inquisición en el Alto Aragón en la primera mitad del siglo XVII, Zaragoza, DGA, 1991. - (coord.), Aragón mítico-legendario (col. Rutas CAI por Aragón, 49), Zaragoza, CAI-Prames, 2007. GÓMEZ DE VALENZUELA, M., El Estatuto de Desaforamietno del Valle de Tena de 1525 por delitos de brujería y hechicería, Zaragoza, Colegio de Abogados, 1989.
- Sallent, cabeza de el valle de Tena (sic), Pamplona, 1750. Ed. Facsímil, MEFB, 1982. NAVARRO, J. M., Guía de Flores Pirenaicas para Niños y Niñas, Zaragoza, Prames, 2011. PASTOR, M. M. ª, El tribunal inquisitorial de Zaragoza, bajo el reinado de Felipe IV (dir. José Antonio Salas Auséns), ed. digital, 2010. SATUÉ, E., Religiosidad popular y romerías en el Pirineo, Huesca, DPH, 1991. TAUSIET, M. ª, Ponzoña en los ojos: brujería y superstición en el siglo XVI, Madrid, Turner, 2005. 11
I BRUJERÍA EN EL ALTO GÁLLEGO I
Brujería en el Alto Gállego Tradicionalmente, los aragoneses han sido gentes realistas, poco inclinados a supersticiones y temores de fuerzas ocultas y maléficas. Pero en los Pirineos aragonés y navarro, desde principios del siglo XV a mediados del XVII, se produjo un fenómeno de miedo a las brujas, que derivó en terrores colectivos y medidas muy duras para las acusadas de brujería o hechicería. Los protocolos notariales nos proporcionan informaciones interesantes aunque fragmentarias, acerca de estos fenómenos.
Sirena en una ménsula de la iglesia parroquial de Sallent de Gállego 12
I BRUJERÍA EN EL ALTO GÁLLEGO I
En el valle de Tena y en 1432, una francesa residente en Tramacastilla denunciaba ante los jurados del lugar que había sido objeto de amenazas de dos vecinos, que le amenazaron con picarle la cabeza porque tiraba mal a sus mujeres: ya le habían dado dos golpes. No sabemos más de este caso, pero al año siguiente otras dos bearnesas fueron acusadas ante el concejo de Sallent por brujas. Los ediles, llenos de sentido común, las pusieron bajo custodia de unos paisanos suyos y decidieron consultar en los libros del Senescal de Bearne para ver si tenían «antecedentes penales» por estas artes ocultas y las eximieron de toda culpa, a pesar de las acusaciones de sus convecinos, afirmando que no encontraban indicios de que estas tuvieran visos de razón. La acusación por los sallentinos contra la también bearnesa Claverina de Lacambra constituye un caso especialmente interesante, pues se conservan las alegaciones de unos y otra. Claverina denunció ante el notario que había sido expulsada de Sallent, cuyos habitantes le hacían la vida imposible por sospechas de brujería y se había trasladado al vecino lugar de Lanuza. En un enérgico alegato, que recuerda a La Celestina, afirmó que pagaba puntualmente el alquiler de la casa donde habitaba, que vivía de sus artes de custosaria o curandera, y que había sido falsamente acusada de sortillera, ponzoñera y fatillera. También destacó que había sido bien recibida en Lanuza. Por su parte los sallentinos la acusaron de hurtos y rovarías hasta la casi total destrucción de algunas casas. A fines del siglo aparecieron numerosas mujeres que ladraban como perros en los pueblos de los altos valles del Gállego y del Aragón, lo que asimismo fue atribuido a las malas artes de las brujas, en connivencia con el diablo. Y durante la segunda década del siglo XVI, se desató en Aragón y Navarra una «epidemia» de brujería que provocó terribles consecuencias. Ante ello, los tensinos recurrieron al desaforamiento, es decir, promulgaron un estatuto por el que renunciaban a los Fueros procesales de Aragón y sometían a los reos a juicios rápidos, sin ninguna garantía, suprimiendo incluso el derecho a la defensa. Los documentos nos revelan que a fines de 1532 en el valle de Tena tres mujeres otorgaban, poco antes de su ahorcamiento, sendos y angustiosos testamentos sabiendo que tengo de morir, en el camino a la horca y lebandome a justiciar.
Fiesta de la Brujería en Sallent de Gállego FOTO AYUNTAMIENTO DE SALLENT
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I BRUJERÍA EN EL ALTO GÁLLEGO I
Dudaban incluso de su entierro en sagrado, por lo que suplicaban al justicia que lo autorizase, eran conscientes de que su condena traería el deshonor a su familia: una dispuso la venta de su patrimonio si mis hijos se quisieren ir de aqui y no quisieren vivir en estos bienes. En las navidades de 1541 otras tres mujeres fueron ejecutadas de forma similar. En 1535 sucedió un caso especialmente brutal. Juan Martón compareció ante el justicia y denunció que su mujer había sido ahorcada por bruja y envenenadora, a pesar de estar embarazada. El viudo llevó al notario y testigos al cementerio, donde yacía la ajusticiada sobre una losa. Una viuda del lugar abrió el vientre de la difunta y sacó de dentro una creatura ya formada, pero sin ánima ni espíritu y en lo que todos juzgamos ser varón y lo puso en una bandeja. Una extraña procesión subió por las calles del pueblo: la comadrona llevando el plato con el feto, seguida por el viudo, el notario y vecinos del pueblo. Llegados a casa del justicia, le mostraron el pequeño cadáver y le acusaron de haberlo muerto con omicidio mala y falsamente. El juez declaró ante el notario que había procedido de acuerdo con el estatuto desaforado, por lo que no consideraba haber delinquido. En esos mismos días, otra sallentina, asimismo condenada a muerte por envenenadora, debió poner tierra de por medio, pues el juez hace constar que estaba ausente. Dintel con símbolos protectores y propiciatorios. Otal
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I BRUJERÍA EN EL ALTO GÁLLEGO I
A lo largo de este siglo aparecen esporádicos testimonios de brujas o envenenadoras: en 1576 un panticuto advertía al justicia de que su mujer, presa en virtud del desafuero, estaba embarazada y que ejercitaría todas las acciones a que tuviera derecho si era ejecutada antes de haber dado a luz. Desde principios del siglo XVII las penas parecen suavizarse: hay constancia de destierros de mujeres de la Partacua en 1599, del indulto de una de ellas en 1611 attendido que sois viexa, el mismo año el tribunal perdonaba a una moza el exilio a que había sido condenada por hechicera, en 1627 reconocía un error judicial respecto a una mujer que no ha cometido delito alguno de echizo y brujeria, aunque en 1621 otra otorgaba testamento desde la cárcel pidiendo su entierro en sagrado. Estos atroces testimonios revelan la crueldad de los castigos: las condenadas perdían todos sus derechos y sus familias quedaban deshonradas. Por otra parte, resurgió la inquina contra las bearnesas, que desde tiempos del Batallador eran sospechosas de brujería y el recelo hacia las curanderas, identificadas con envenenadoras. A partir de 1600 se suavizaron las penas: destierro en vez de muerte, al haber amainado la alarma en torno a la brujería. De todas formas, esta especie de histeria colectiva constituye una de las épocas más sombrías de la historia de las tierras del Alto Gállego. Manuel Gómez de Valenzuela
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I PERSONAJES I
Pedro de Arruebo, Blasco de Lanuza y las posesas del valle de Tena La Justicia Ordinaria promulgó, durante los siglos XVI y XVII, cuatro «desaforamientos» por el delito de brujería en el Alto Gállego. En otros casos, recurrió a «conocedores de brujas» como Francisco Casabona, que identificó 36 brujas en Panticosa y algunas más en Búbal. Entre 1637 y 1643 se desarrolló en el valle de Tena y zonas próximas una epidemia de posesión demoníaca, una de las más importantes de Europa, pues solo en Tramascastilla y Sandiniés afectó a 62 mujeres. Se consideró culpable a Pedro de Arruebo, dueño de la finca de Lartosa, que fue juzgado por la Inquisición, junto a sus cómplices Miguel Guillén y Juan de Larrat. El tensino Blasco de Lanuza testificó estos sucesos en el libro Patrocinio de Ángeles y Combate de Demonios en 1652, que es el texto más amplio sobre demonología editado en España en los siglos XVI y XVII. En Ipiés, en 1645, los seis miembros de la familia de Domingo Marín fueron considerados brujos y ajusticiados. Francisco Blasco de Lanuza, perteneciente a la Orden de los Benedictinos, oriundo de una destacada familia de Sallent, es una de las personalidades más importantes del valle de Tena en el siglo XVII, en una triple vertiente: autor de libros, rector de Sandiniés y abad de San Juan de la Peña y, a nivel político, representante en las Cortes.
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I PERSONAJES I
Su figura ha trascendido por haber sido testigo y protagonista de la posesión demoníaca colectiva del valle de Tena, en la que ejerció una gran influencia por su personalidad, su formación influida por el Concilio de Trento y como párroco de Sandiniés. Ante la importancia de estos hechos dirigió cartas y memoriales al Tribunal de Zaragoza y a Felipe IV, que fueron decisivos para la intervención del Santo Oficio. En 1638 colaboró activamente con el inquisidor Bartolomé Guijarro y Carrillo, que se desplazó al valle de Tena con su séquito, quienes además de la acción jurídica, desplegaron una intensa actividad de exorcismos y otras ceremonias religiosas, y en muchas de ellas Blasco de Lanuza, como párroco y exorcista, desempeñó un papel considerable. Su fama era tal que posteriormente a estos acontecimientos estuvo presente en otra epidemia colectiva de posesión demoníaca en Cinco Villas. En 1652 siendo abad de San Juan de la Peña, se editó allí su libro Patrocinio de Ángeles y Combate de Demonios. En su prólogo dice lo siguiente: «Estuve ocupado en uno de los sucesos más raros en materia de energúmenos que vio el mundo, así por el número dellos como por los terrores y efecto del demonio, que se ha experimentado. Quiso Dios que viva en práctica muchas de las cosas que relato en el segundo libro para que las firme como testigo de vista»; e insiste «que el suceso de las obsesas de Tramacastilla en Aragón, ha sido de los más estupendos que se vieron en el mundo». Blasco de Lanuza también fue autor de otros libros: uno de historia, Catálogo de las inscripciones Reales sepulcrales que se hallan en el Panteón del Real Monasterio de San Juan de la Peña y otro de tema religioso, Beneficio del Ángel de Nuestra Guarda y efectos del gobierno de Dios invisible. Ángel Gari
Las Espiritadas de Tena Lateja Teatro, asociación cultural fundada en 1997, ha recogido la historia de las Espiritadas en el valle de Tena y ha construido, con la dirección escénica de Susi Zúñiga, a partir del guión original de Luis de Pablo, un espectáculo teatral que no se obliga a un respeto literal de los hechos. Más bien pretende ofrecer al espectador un punto de vista –crítico y lúdico a la vez– que revele, a través del espejo del teatro, las líneas de fuerza de un episodio apasionante de la historia de Aragón, convertido ya en parte de nuestra herencia. Las Espiritadas de Tena se ha representado en la I Feria de Brujería de Sallent de Gállego; en el CC Sánchez Punter; en el Teatro de las Esquinas y en la Sala Venecia, entre 2012 y 2013.
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I PERSONAJES I
Pedro de Ysabal Los desvaríos de un pelaire, en tiempos de Felipe IV Esta es la historia de Pedro de Ysabal, nacido en Biescas el 28 de enero de 1600 y bautizado dos días después. Muchos señalaban que hubo grandes signos que acompañaron su nacimiento, indicando la grandeza de su destino futuro, como grandes tormentas y crecida del río Gállego. Quedó muy pronto huérfano de padre y, habiendo suscitado el odio de su madre, fue confiado al cuidado de unos tíos que le maltrataban y de los que tuvo que huir para hacerse pastor en el valle del Tena. A eso se dedico de los 5 a los 11 años de edad. Posteriormente pasó a trabajar en el campo de Cariñena, también al cuidado del ganado, y allí recibió el encargo de su madre de buscar a sus hermanos, navegando por el río Ebro. Pasado el tiempo y convertido en adulto, se gano la vida como pastor y sacristán en Granada y volvió como soldado de su majestad el rey. De regreso a Aragón dedicó algunos años a ser ermitaño, comenzó a narrar fantásticas historias sobre las señales que acompañaron a su nacimiento en Biescas y sobre que era un pastorcillo ungido en 1623, como el rey David, por el profeta Samuel, ante la presencia de la Santísima Trinidad, la Virgen María y nueve coros de ángeles. Decía que Dios le había destinado para suceder a Felipe IV en el trono de España y que se le había revelado que el acabaría con los musulmanes en África, que un amigo suyo, jesuita, sería el próximo Papa, y que sus doce hijos, nacidos de su matrimonio con la hermana del rey, María de Austria, reina de Hungría, serían reyes y príncipes de la Iglesia. Documento relativo a Pedro de Ysabal
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I PERSONAJES I
Ménsula en la parroquial de Sallent de Gállego
Tras curar a Juan del Frago, en cuya casa se hospedaba en Zaragoza, recomendó volver a Biescas para ver a su madre y para agradecer tal curación en la ermita de Santa Elena, de su lugar. Y en todos sus delirios de grandeza, firmemente persuadido de que estaba elegido desde el vientre de su madre, y de que le hablaba un espíritu de profecía, que en ocasiones identificaba con el arcángel san Miguel, fue seguido por toda una secta que creía en sus profecías y en sus proyectos. Otros tantos consideraban sus palabras como auténticos desatinos. Tras alcanzar una enorme fama, acabó siendo encausado por la Inquisición, junto con sus seguidores, y no tenemos noticias de su final, sino tan solo de que fue perseguido y acabó huyendo, probablemente, a Francia. Muchos de sus seguidores fueron apresados y encausados desde noviembre del 1645. Ya no tenemos más noticias de Ysabal desde 1650, cuando llegan al Consejo de la Suprema los últimos datos acerca de su existencia y de la de su grupo de seguidores. Llaman la atención su cultura bíblica, su modo de enfrentarse al poder y a la monarquía de los Austrias, su crítica a la política real y al conde-duque de Olivares, en tiempo de crisis y decadencia demográfica, económica y moral. Marta M ª. Pastor Oliver 19
I BOTÁNICA Y CREENCIAS I
Brujería y plantas mágicas La relación de la humanidad con las plantas viene de muy antiguo. Ya en la prehistoria, los hombres se alimentaban de algunas de ellas, las recolectaban para épocas de escasez y empezaron a obtener fibras con las que se vestían o cosían las pieles. Descubrieron también que algunas de ellas provocaban efectos en sus organismos o en el de los animales. Si unas los curaban o aliviaban dolencias, otras los hacían enfermar o los mataban. Si unas procuraban consuelo, otras provocaban extraños efectos, tanto en el cuerpo como en la mente. Había nacido la medicina y la religión. Surgieron chamanes, en unos casos, y curanderos, en otros, personajes estos que usaban las plantas y sus conocimientos para dar o quitar la vida y como vehículos de contacto con las divinidades. Eran, por tanto, poseedores de un conocimiento arcano, sagrado, al igual que las plantas de las que se valían. El complejo fenómeno de la brujería bebe de muchas fuentes. Quizá, la principal sea la pervivencia, hasta bien entrada la Edad Moderna, de prácticas, rituales y conocimientos que arrancan en estas lejanas épocas. Es decir, parece claro que una de las bases más importante del fenómeno es la subsistencia de antiguos rituales paganos que tienen que ver con religiones de tipo naturalista, en las que hay un protagonismo importante de determinadas plantas sacralizadas desde tiempos antiquísimos. Algunas de estas especies que tradicionalmente, tanto en documentación como en tradición oral, han sido relacionadas con el fenómeno de la brujería están incluidas dentro de la amplia familia de las solanáceas, a la que pertenecen plantas tan conocidas como la patata o los tomates. Así, en el ámbito geográfico que nos ocupa, podemos encontrar tres especies que pudieron ser usadas tanto como medicina como para provocar efectos enteógenos o de otra índole. Ejemplares de Aconitum napellus
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I BOTÁNICA Y CREENCIAS I
Beleño (Hyosciamus niger)
Conocida como yerbaloca o tornalocos, el beleño no falta en las proximidades de los pueblos, en lugares donde pasta el ganado o en solares con tierra removida recientemente. Busca suelos fértiles, mejor si están a pleno sol. Se trata de una planta alta, que puede llegar al metro y medio de altura. Sus hojas son suaves al tacto, cubiertas de pelos transparentes. Florece desde principios de primavera a principios de verano. Sus flores son acampanadas, de color amarillo apagado y cubiertas de una red de venillas moradas. Estas dan lugar a unos frutos secos muy característicos, cuya forma recuerda a una muela. Es una planta conocida desde antiguo. Ya hay referencias de
su uso por parte de griegos y romanos como narcótico y como remedio para el dolor de muelas. Este último y peligroso remedio sobrevivió hasta nuestros días debido a la conocida como «Teoría de los signos». Según esta, las plantas fueron puestas en la tierra por los dioses (o por Dios, dentro de la cultura cristiana) para servir a los hombres. Para ello, llevan una marca o un indicio que permite saber a los hombres para qué dolencias pueden servir. Así, las nueces son usadas para el dolor de cabeza por su parecido con el cráneo humano o las semillas de beleño, por su parecido con las muelas, sirven para remediar esta dolencia. Para ello, en el Alto Aragón, se echaban semillas de beleño en un brasero y se aspiraba por la 21
I BOTÁNICA Y CREENCIAS I
boca el humo resultante. Ingrediente fundamental de los ungüentos de brujas, el beleño provoca, gracias a la escopolamina y la hiosciamina que contiene, alucinaciones visuales y auditivas y, sobre todo, sensación de ligereza y vuelo. Quizá, esta planta, y no otras, es la responsable de los supuestos vuelos hacia los aquelarres que relataban las brujas de todos los tiempos. Ahora bien, estas sustancias ingeridas son extremadamente peligrosas, máxime cuando no hay forma de controlar la cantidad de tóxico que entra en el organismo. Un exceso podría provocar la muerte por fallo respiratorio. Para inhibir, en la medida de lo posible, los efectos indeseados, se usaba vía tópica, mediante frotamientos o añadiéndola a determinados excipientes neutros como grasas animales. Atropa belladona
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Belladona (Atropa belladona)
Es otra planta indispensable en los ungüentos de brujas. Mientras que el beleño es fácil de encontrar en las proximidades de los pueblos, la belladona, sin embargo, se esconde en la profundidad de los bosques o en el fondo de barrancos, siempre en zonas de alta montaña. Busca suelos calizos, humedad ambiental y edáfica para desarrollar voluminosas matas de grandes hojas lanceoladas. Las flores son acampanadas, de una coloración marrón-violáceo y dan lugar, a finales de verano, a un fruto globoso, brillante y de color azul oscuro, casi negro. Al igual que el beleño, se trata de una planta conocida y usada desde la antigüedad. Quizá su empleo más conocido, y al que le debe tanto el nombre vulgar como el científico, es el que hacían las mujeres del Medievo, que aprovechaban
I BOTÁNICA Y CREENCIAS I
las propiedades midriáticas del zumo del fruto para provocarse intensas dilataciones de las pupilas para parecer más bellas. Los efectos, en dosis bajas y siempre en uso tópico, no difieren demasiado de los del beleño, aunque en esta planta suelen ser mucho más intensos, merced a su riqueza en atropina e hiosciamina. También son frecuentes los delirios, espasmos musculares y sudoración abundante. Si se excede la dosis aparecen convulsiones, coma y la muerte por parálisis respiratoria.
Fruto de la belladona
Estramonio (Datura stramonium)
Es otra planta de la familia de las solanáceas, más propia de zonas meridionales, cálidas y sin heladas tardías, aunque en los últimos años se ha visto cierta proliferación en zonas abrigadas. Busca lugares de tierra removida, huertos y campos labrados. Se trata de una mata alta, con flores en forma de trompeta blancoamarillentas. Lo más llamativo es su fruto, del tamaño de una pelota de ping-pon y erizada de púas, y sus hojas, grandes, lobuladas y con un largo pedúnculo. Los efectos son parecidos a la belladona y el beleño, aunque esta es bastante más rara de localizar en la zona pirenaica.
Estramonio
Otras Aparte de las solanáceas, otras plantas presentan virtudes (reales o figuradas) que bien pudieron usarse tanto por supuestas brujas como por otros individuos con el fin de enfermar, o incluso matar a otras personas o los animales de los que dependía su economía. Tanto el acónito (Aconitum sp.), como la cicuta (Conium maculatum) o la digital (Digitalis purpurea) son plantas mortales a dosis relativamente bajas. Hay 23
I BOTÁNICA Y CREENCIAS I
casos documentados de envenenamientos mortales por cualquiera de estas tres plantas que, aun siendo poco abundantes, no son difíciles de encontrar para quien sepa de sus virtudes. Así mismo, existe una pléyade de plantas (heléboro, senecio, ranúnculos, hierba mora, ricino…) con las que personas con los conocimientos suficientes podrían provocar serios problemas físicos sin que apenas se sospeche de ellas. También debió ser común realizar determinados tipos de magia con algunas especies, costumbre esta de altísimo interés etnobotánico y antropológico, pues la mayoría de las plantas consideradas mágicas ya lo fueron para civilizaciones y culturas muy
anteriores a las prácticas que encontramos documentadas. Así, en el proceso seguido contra Pedro de Arruebo, un testigo afirmó que este iba a coger la hierba conocida como falaguera (alguna especie de helecho) la noche de San Juan, ya que, en esa noche, la hierba «granaba y florecía», a la vez que «se aparecía el demonio con ella».
Cicuta
Helébor fétido
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Digital
I BOTÁNICA Y CREENCIAS I
Senecio
Ranúnculo
Hierba mora
Y de igual forma que había plantas supuestamente usadas por las brujas, también había otras con poder para combatirlas. Sin duda, las más eficaces, a decir de las gentes, son la ruda (Ruta graveolens) y la carlina (Carlina acaulis y C. acanthifolia). La primera, pese a que hoy en día está prácticamente olvidada, fue una planta de amplísimo uso tanto en medicina como en magia popular. Así, una mata de ruda en la puerta de la casa evitaba la entrada de brujas, malos espíritus y demás seres de la noche. Ya lo decía el refrán: «Con aceite –bendecida– y ruda, no entrarás en esta casa, mala bruja». Más todavía, si se colocaba una ramita de ruda en la pila de agua bendita para la misa de gallo, todas las brujas y brujos que haya dentro de la iglesia se quedarán paralizados y no podrán salir. Con este sencillo remedio, cuentan que en Senegüé (Alto Gállego) pudieron descubrir una decena en una sola noche. En otros pueblos, para realizar exorcismos de casas se debía quemar ruda y romero en un brasero y recorrer todo el edificio andando hacia atrás mientras se dispersaba el humo. La carlina o gardinchas, por su parte, son una especie de la familia de las compuestas que forma una gran roseta basal el primer año, mientras 25
I BOTÁNICA Y CREENCIAS I
Carlina 26
I BOTÁNICA Y CREENCIAS I
que el segundo emite una espectacular flor. Recogidas en los puertos y zonas altas, colocadas sobre puertas y ventanas, protegen, igual que la anterior, de la entrada de brujas y malos espíritus. La explicación popular a su poder apotropaico se sustenta en que la bruja, cuando llega ante una carlina, no puede evitar contar las innumerables flores que forman la cabezuela; al ser de noche, pierde la cuenta y tiene que volver a empezar hasta que se le hace de día y tiene que huir. La explicación antropológica es, si cabe, todavía más interesante: la carlina, morfológicamente, recuerda al astro rey y este es el enemigo declarado tanto de brujas como de otros seres que actúan de noche. Una representación del sol, tanto en forma de carlina como tallado en forma de religada, es un amuleto infalible contra todo mal. Todavía hoy, en numerosos pueblos de montaña, podemos ver gardenchas colgadas en puertas y ventanas, aunque su uso, obviamente, tiene más que ver con la pervivencia folclórica de determinadas prácticas que con la superstición. Por último, no debemos olvidar la costumbre de bendecir ramas de buxeta (Ruscus aculeatus), buxo (Buxus sempervirens) y, más modernamente, olivo (Olea europea), y colocarlas en puertas y ventanas para evitar la entrada
Ruda
Buxus sempervirens
de todo tipo de males (incluidas brujas) en una casa. José Miguel Navarro 27
I MAPA DE LA RUTA I
Portalet 1.795 m
Formigal Socotor
Baños de Panticosa
Escarrilla
o fiern el In nco d Barra Puen dero Diaple
Panticosa
Sandinés
El Pueyo de Jaca
Tramacastilla de Tena El Betato Santa Cruz
Embalse de Búbal
Piedrafita de Jaca
Hoz de Jaca
Búbal
Forato os Diaples
Cueva Traconera
Santa Elena Dolmen Puente del Diablo
Estrecho de Santa Elena
Sierra Tendenera Barranco del Infierno
Biescas CasetaSan Bartolomé as Bruxas
Yosa de Sobremonte
er mu Acu
Escuer
Yésero Gavín Orós Alto Espierre
Gállego
e le d Val
urín Río A
Betés de Sobremonte Aso de Sobremonte
3.080 m
Lanuza
Embalse de Lanuza
Acumuer
Los Infiernos
de Gállego Sallent
a Broto
Erata
2.005 m
Orós Bajo
Arguisal Oliván
Larrés
Senegüé
Lárrede
Río
a Jaca
Borrés
Pardinilla
Javierre del Obispo
Latas
Sabiñánigo Sabiñánigo Alto El Puente Camparés
Rapún
Sardas Río Bas a
Satué
Oturia
1.921 m
Santa Orosia Isún de Basa Ermitas rupestres San Román Osán
Yebra de Basa
Sobás
Allué Ibort
Arto
Jabarrella 28
Ipiés Hostal de Ipiés a Huesca
Fanlillo Orús a Boltaña
Orna de Gállego
San Julián de Basa
Abenilla
LA RUTA Por Ángel Gari
Peña Telera desde el camino a Lacuniacha
I LA RUTA I
Orna de Gállego Al iniciar este recorrido, el viajero, para valorar la realidad de lo imaginario y aproximarse a ella y su contexto, debe replantearse las vías de acceso, ya que la carretera del Monrepós se concreta en el siglo XX y, hasta esa fecha, desde el pequeño pueblo de Sabiñánigo se continuaba hasta el valle de Tena por Inscripciones en la portada de la iglesia San Miguel de Orna estrechos y dificultosos caminos. Las nuevas urbanizaciones y construcciones han modificado el paisaje de los pueblos del valle de Tena, donde además han irrumpido en las montañas las pistas de esquí de Formigal y Panticosa y se han construido las presas de los embalses de Búbal y Lanuza. Está ruta se inicia en Orna de Gállego, al sur de Sabiñánigo y en el tramo del valle conocido como la Galliguera, para después seguir la cuenca del río hacia el norte. En este recorrido las creencias han dejado sus huellas fosilizadas en diferentes topónimos o leyendas. Los vestigios más significativos se encuentran en la fuente de la Bruja, en Orna de Gállego, Malafita y Hechiceras, en Jabarrella, y la leyenda de las Dos Abuelas y la Silla del Moro o de la Reina, en Belarra. Panorámica del valle del río Gállego desde Orna
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I LA RUTA I
Iglesia de San Miguel de Orna de Gállego La iglesia de san Miguel fue levantada a final del siglo XI y se considera la muestra más brillante de románico pleno o jaqués, a pesar de que todavía incorpora pervivencias anteriores, del románico lombardo, como es el típico friso de arcuaciones ciegas en el exterior del ábside. Esta cabecera sobresale por su rica decoración, con su ventana centrada, de arco de medio punto remarcado con el tema del taqueado o ajedrezado jaqués, que también se prolonga por el resto del muro. Bajo la cornisa, dos de los arquillos lombardos apean en sendas columnas adosadas al muro, que luce capiteles esculpidos con caras. Se accede por el sur, bajo un pórtico que, posiblemente, sustituyó a otro anterior. En la portada, de medio punto, reaparece el ajedrezado en una moldura, así como sobre otros vanos. Las ménsulas que coronan las jambas de la puerta están decoradas con relieves de temas vegetales y animales. En este exterior, hay que señalar la existencia de varias cruces e inscripciones grabadas en los sillares de la fachada meridional y una lápida ante la entrada, además de la robusta torre, que se eleva a los pies y es de época posterior, probablemente de los siglos XVI o XVII. El interior es una amplia nave orientada que se cubre con techumbre de madera a dos aguas, en contraste con la bóveda de cascarón del ábside y el arco de medio punto del corto presbiterio. En el otro extremo, sobre el coro elevado, queda el gran hueco de la torre, que apoya en un gran arco apuntado y rebajado. Y en el acceso a la sacristía bajo arco conopial, vemos la fecha de 1602 flanqueada por las llaves de San Pedro y la espada de San Pablo.
En esta página Exterior y detalle de la
portada de la iglesia de San Miguel
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I LA RUTA I
Yebra de Basa Más al norte, ya cerca de Sabiñánigo, se abre el valle del Basa. La leyenda sostiene que Yebra de Basa fue uno de los lugares donde estuvo oculto el Grial en su tránsito por Aragón. Esta zona, presidida por el monte Oturia, requiere un tratamiento diferenciado por la singularidad de esta elevación, que domina las cuencas de tres ríos, el Gállego, el Basa y el Ara, y por la concentración de espacios «sagrados», que se constituyen en escenarios míticos simbólicos donde los rituales cobran su sentido. Hay constancia que en tiempos anteriores fue lugar de asentamiento de eremitas. El 25 de junio se celebra la fiesta solsticial de Santa Orosia, cuya advocación domina esta parte del monte Oturia. Se inicia la peregrinación al norte de Yebra de Basa, por un serpenteante camino que supera un desnivel de 670 m. Su ascenso dura 3 h, pasando por siete lugares de culto hasta llegar a la ermita de Santa Orosia. En este recorrido los romeros encuentra la primera ermita bajo la advocación de San Angusto; la segunda, denominada Coronillas; tercera, la ermita Arrodillas, que alude a las hullas que allí dejaron marcadas las rodillas de la santa; la cuarta es la dedicada a San Cornelio; la Cueva, con una cascada de 55 m es el quinto espacio «sagrado»; en sexto lugar se encuentra la ermita de Santa Bárbara; la séptima ermita está dedicada a la Cruz; y la peregrinación culmina su recorrido con la llegada a la ermita de Santa Orosia, punto de reunión de las numerosas cruces parroquiales, donde bailan los danzantes de Yebra y se descubre la cabeza de Santa Orosia. Hasta mediados del siglo XX, endemoniados del norte de España y del sur de Francia acudían este día en busca de ayuda y remedio, tanto a este lugar como a la catedral de Jaca. Ermita de San Blas en la senda a Santa Orosia
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I LA RUTA I
Oturia
PR-H U4
1.921 m
Monte San Cocoba
Santa Orosia
PR-HU 4
Santa Bárbara
San Blas
A Cruz d´o Zoque
Romería de Santa Orosia
Las Arrodillas
Las Cuevas
Cruz de Gualda
PR-HU 4
Santa Orosia La tradición habla de una princesa de Bohemia capturada por los moros cuando venía a casarse con un príncipe visigodo, siendo descuartizada por defender su honor y su fe. Nadie conoce a Orosia o Eurosia en la actual República Checa, aunque hay quien cree ver en ella a la joven aristócrata Dobroslava, hija adoptiva de santa Ludmila, cuyo nombre tiene el mismo significado que el de la santa aragonesa, «buen rocío», y que fue prometida en matrimonio con un príncipe cristiano de tierras lejanas. Para otros, su origen sería autóctono, tal vez hija de un matrimonio mixto, entre una madre cristiana y un padre musulmán, por lo que estaría obligada a seguir la religión paterna, a lo que se habría negado. También hay quien opina que era sobrina de san Acisclo, obispo de Huesca en el siglo VIII. Lo cierto es que la leyenda sitúa su martirio y muerte en las montañas de Serrablo y es en ellas donde esta santa de pastores tiene su principal santuario.
Yebra de Basa
Fuente en el entorno de la ermita de Santa Orosia 33
I LA RUTA I
Valle de Acumuer Pasado Sabiñánigo, el Gállego recibe por su margen derecha las aguas del Aurín, que fluyen por el valle que también se llama de Acumuer. La tradición oral cuenta que al pueblo de Acumuer fue a trabajar un barbero de Biescas de quien se decía que era brujo. Este barbero convenció a tres montañeses para ir a visitar a las brujas de Tolosa. Cuando iban volando les entró miedo y se dieron la vuelta desde el Pirineo francés. En el término de Acumuer y en dirección al puerto, hay una piedra perforada denominada Bolo del Diablo. Referencias similares a las de Acumuer se encuentran en la de las Brujas y era As Brujas, en Senegüé.
Arriba Dintel con una cruz protectora en Sabiñánigo y espantabrujas en la antigua escuela de Acumuer Abajo Panorámica del valle de Acumuer
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I LA RUTA I
Valle del Sía Antes de continuar valle arriba, la ruta bordea Biescas y sigue por la N-260 para adentrase por el valle lateral del Sía. Próximo a la localidad de Gavín, está el desvío que lleva al deshabitado Espierre, donde, en la partida de Fornaz, hay un posible túmulo y, dentro, se dice que estaba el Diablo. En este mismo pueblo se cuenta la leyenda de las Dos Abuelas. En Gavín se repite la leyenda de las Dos Abuelas que en tiempos de la peste fueron acogidas por el pueblo y, como recompensa, les dejaron en herencia la pardina de As Biellas, a la que pertenecía la ermita de San Bartolomé. Frente al pueblo de Yésero, el barranco del Infierno, asociado a los topónimos de las Comas y Canals de l’Infierno —entre Yésero y Gavín— evocan la presencia del Diablo en esta zona de la sierra Tendenera. Incluso, tiene su propia cueva, el Forato os Diaples, en la divisoria del barranco mencionado, aunque ya en la vertiente norte, en la Ripera de Panticosa. De espaldas a Yésero, en la cumbre de Sobrepuerto y en la zona de Cortillas y Basarán, dominando la divisoria de aguas entre las cuencas del Gállego y el Ara, se encuentra el topónimo de Sarradiblo, que parece aludir a sierra del diablo que se extiende hacia el monte Oturia y que sería cristianizada por el zoque de San Benito, de Erata, a 2.000 m de altura.
Arriba Religada en Biescas y ermita de San Bartolomé de Gavín Abajo Vista aérea del pico Oturia
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I LA RUTA I
Biescas y Santa Elena Biescas está en una encrucijada de caminos que da paso al valle de Tena. En sus alrededores se observa una especial concentración de topónimos que traslucen los vestigios de diferentes creencias, materializados en las fuentes de Lamiana (A Miana), que alude a Lamia, y la de Mariguana (Maribuena), que remite a la diosa Mari, y la cueva Traconera, que evoca la presencia del dragón, las dos últimas en la margen derecha del estrecho de Santa Elena. Figuras más próximas en el tiempo se encuentran en la Caseta de las Brujas y el barranco de las Brujas. El estrecho paso hacia el valle de Tena, abierto por el río Gállego, está jalonado en su cara sur por huellas de las creencias sobre el Diablo. Lugares tan significativos como la garganta del Diablo, el puente del diablo, Salto del Diablo y fuente del Diablo siguen una línea ascensional que terminaría en el Forato os Diaples, comunicando el valle con los puertos de Biescas, Gavín y Yésero. Toda esta zona se cristianizaría entre los siglos X y XI, con la ermita de San Bartolomé, la primitiva parroquial de Yésero, frente al barranco del Infierno, y el pequeño monasterio de San Pelay, que por su ubicación domina la zona descrita de Biescas.
Arriba Estrechos y dolmen de Santa Elena Abajo Vista del barranco del Infierno desde
Yésero y cueva Traconera
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I LA RUTA I
Fuente de la Gloriosa
Cueva de Santa Elena
El Diablo, Noé y Santa Elena En relación con los citados puente del Diablo y salto del Diablo, se cuenta la leyenda de un joven que, dudoso del amor de su novia, pactó con el Diablo para conseguir su amor, a cambio de cumplir el deseo que le pidiese. Un día, volviendo del monte, el joven llevaba a su novia sobre los hombros y repentinamente salieron volando. En ese momento el Diablo le pidió que la tirase; para evitar la muerte de su amada, recurrió a la Virgen, rompiendo el pacto. El tensino León Benito Martón, en el siglo XVIII, expone que Noé desembarcó en el valle de Tena y relaciona el origen de los nombres de los pueblos del valle con Noé y sus descendientes. Este autor también se ocupó de la ermita de Santa Elena y relata acontecimientos prodigiosos sucedidos en ella. Situada en lo alto, a la entrada del valle, representa la cristianización de este paso dominado por los diablos. Este punto sagrado está reforzado simbólicamente por la cueva de Santa Elena, la fuente de la Gloriosa y el dolmen. Portada de la ermita de Santa Elena
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I LA RUTA I
Valle de Tena El horizonte visual fue cristianizado, en ambos lados del río, desde lugares elevados como Samper de Hoz de Jaca, donde todavía se conservan los restos de una pequeña ermita ubicada en la fisura de una roca, con un desplome de 200 m, y con la ermita de Santa Cruz de Piedrafita. En contraposición, a los vecinos de Piedrafita se les denomina «brujos», desconociéndose el motivo de este apodo. Y en Hoz de Jaca se localizan el Huerto de las Brujas y la cueva de la Encantada. El misterioso bosque del Betato, entre Piedrafita y Tramacastilla, poblado por duendes, está relacionado con reuniones de brujas donde se dice celebraban sus conventículos. También este bosque está vinculado a la leyenda de las Dos Abuelas. En la tradición oral también se localizan reuniones de brujas en Lartosa, hoy bajo las aguas del pantano de Búbal, y en la sima de la Mora, en Tramacastilla, y en el lugar de Formigal.
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Arriba Bosque del Betato. Piedrafita de Jaca Abajo Embalse de Búbal con peña Foratata al fondo
I LA RUTA I
En la cabecera del río Gállego, igualmente se encuentran topónimos vinculados al Diablo, como el barranco del Infierno y el puen dero Diaple en Lanuza y los picos del Infierno en Sallent de Gállego. Nuevamente, la tradición recoge reuniones de brujas en el lugar de Formigal. En el valle de Tena también hay dos vestigios medievales del Camino de Santiago: los restos del hospital de Secotor en Sallent de Gállego y los de San Martín de Closura, en la salida sur del valle. Este cristianizaría la ya mencionada cueva Traconera, cuya denominación remite al dragón, que pudo ser una representación más arcaica del diablo. En esta zona hay varios zoques con diferentes advocaciones cristianas que suponen otro control simbólico del territorio.
Arriba Pico de los Infiernos Abajo Formigal
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I LEYENDAS I
LEYENDAS DE LA TIERRA DE BIESCAS Las historias de brujas siempre han abundado por estos lugares. También las de diablos. Es muy conocida la leyenda del tío Apolinar, el herrero de San Felices (población que algunos sitúan cerca del santuario de Santa Elena), nacido en Biescas, que narró Luis López Allué en Alma montañesa. El herrero logra burlar al diablo después de haber vendido su alma a cambio de disfrutar de grandes riquezas durante diez años. Cuando el diablo, cumplido el plazo, se presenta en busca del herrero, este le pide un último deseo: que le deje elegir la forma de morir. El diablo acepta, apostillando que jamás los seres malignos dejan de cumplir sus promesas. El herrero exclama presuroso que quiere morir de sobreparto. El diablo dio nombre al puente de Lasieso porque allí libró a dos jóvenes enamorados. Había en Biescas un mozo que pretendía a una linda chica de la que solo recibía desaires. El mozo, tentado por el diablo para conseguir sus propósitos a cambio de penetrar en su espíritu, aceptó, y entre la pareja surgió el amor. Un día los sorprendió el diablo y recordó al pretendiente su compromiso, exigiéndole que cogiera a su amada a horcajadas en su espalda. Inmediatamente salieron volando en dirección al bosque de Lasieso. Durante el vuelo el diablo no paraba de pedir al joven que soltara a su novia al vació, hasta que los liberó al pasar por el puente, vencido por el poder divino de los rezos de la chica.
Página derecha La Torraza de Lárrede y formación geológica en Biescas, las Señoritas de Arás Doble página Vista aérea de la sierra Tendenera,
de peña Blanca y el barranco de l´Asieso
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I LEYENDAS I
Las leyendas de moros y moras también abundan por toda la comarca; la toponimia recuerda su presencia en construcciones medievales y en muchos monumentos megalíticos. Satué narra una divertida historia que tiene lugar en la Torraza de Lárrede, conocida como la «Torre del Moro». Un sastre de Arguisal vendió su alma al diablo, que tenía su cuartel en la Torraza. El Sastre, al ver tantos doblones, se echó las manos a la cabeza exclamando: «¡Alabau sea o Señor, pa qué quiero yo tanto dinero!». El diablo, al oír el nombre de Dios, consideró roto el pacto y le propinó una enorme cornada, haciéndole rodar hasta el pueblo de Lárrede. La ermita de Santa Elena se incrusta en una gruta donde se escondió la Santa huyendo de los musulmanes, según tradición popular. Allí brotan las aguas milagrosas de «La Gloriosa». Muy cerca se encuentra el dolmen, la «Fuente del Infierno», el «Puente del Diablo», la «Caseta de las Brujas»… Y en el congosto, junto al puente que da acceso a la ermita, podemos apreciar las faces petrificadas de los moros que persiguieron a Santa Elena. Las formas erosivas de la naturaleza también dan pie a leyendas como la que hace referencia a las «Señoritas de Arás», dos dames coiffées que las gentes del Sobremonte siempre han llamado «El Cura y La Casera». Se decía que Dios había castigado a un párroco y a su sirvienta por haber hecho lo que les estaba prohibido. José Antonio Adell y Celedonio García
Entre Espierre y Barbenuta se repartieron una bruja. Espierre se llevó el pellejo y Barbenuta la bruja. 41
I LEYENDAS I
LEYENDAS DEL VALLE DE TENA El Basajarau, perteneciente al imaginario popular, habita en los bosques de este valle. Posee forma humana, con el cuerpo cubierto de pelo y una melena muy larga que le llega hasta los pies. Es el protector de la naturaleza y de los rebaños. Suele molestar a los cazadores y a los que perturban la paz de los montes. Los diablillos son mencionados por Ángel Gari en el proceso a Pedro Arruebo. este decía que los poseía «encerrados en redomas o metidos en anillos, como se refiere ordinariamente, y de este se dice que los traía en un cañuto…». Abundan las historias de brujas y su temor se ve reflejado en los espantabrujas que todavía afloran en las chimeneas tensinas. Una muerte trágica, ocurrida en Pueyo de Jaca en el siglo XIX, ha dado origen a la leyenda del fantasma de Celina o Cerina, que todos los años aparece en el caserón de los condes de Viñaza, el día de Todos los Santos, tocando en el piano la triste pavana de Ravel. Celina era la niñera e institutriz de los hijos de los marqueses; tenía una formación aristocrática y era una excelente pianista. Un año, el día de Todos los Santos, iba a ofrecer a la aristocracia local la Pavana para una infanta difunta de Ravel. Pero antes del acto, cuando paseaba a los niños por el campo, se sentó bajo un árbol y, mientras leía un libro, una ráfaga de aire se llevó el carrito de los pequeños hacia el río Gállego. Celina corrió tras él, pero no pudo evitar la tragedia; abatida por el suceso, se arrojó al agua y pereció ahogada.
Barranco de Culibillas al fondo peña Foratata y pico de los Infiernos
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I LEYENDAS I
Por todo el Pirineo podemos encontrar leyendas que identifican a los picos y montañas con los espíritus de gigantes legendarios que cobran vida. Incluso, la propia formación de los Pirineos tiene su leyenda, de la que existen algunas variantes. Una legada por Elías Appamensis, cronista del siglo XVI, menciona que un buen día Hércules despertó de su adormecimiento lascivo en los brazos de su amada Pyrene, la más hermosa de las hijas del rey Bébrix, rey de los celtas, y se fue a perseguir los monstruos que asolaban la tierra. Su ausencia fue tan larga que cuando volvió, Pyrene, abandonada, ya no existía. Las fieras habían devorado su cuerpo y solo encontró sus miembros esparcidos en las cuevas donde Pyrene había ido a esconder las lágrimas de su desolación. El dolor del héroe fue extremo, tan grande que sus gritos de rabia estremecieron el mundo, y decidió dar a su regia amada una sepultura digna. Con sus manos levantó las rocas que formaron su eterna sepultura, dando origen a los Pirineos. Otra leyenda vinculada a los montes surge en Formigal. Anayet y Arafita eran montes pobres, pero honrados y sencillos. La pobreza no era impedimento para que en su entorno reinara la felicidad, puesto que tenían una preciosa hija, Culibilla, la montaña más hermosa del Pirineo. La felicidad se vio truncada por culpa de Balaitús, un monte fuerte y temido por sus malos sentimientos y pocos escrúpulos. Balaitús disfrutaba provocando tormentas sobre las montañas a lomos de un enorme carro volador. Un día, el mitológico macizo se enamoró de Culibilla y trató de desposarla. Pero Culibilla no lo quería y lo rechazó. Dolido en su amor propio, Balaitús trató de raptarla. Culibilla pidió ayuda a las hormigas blancas del Pirineo, lanzando un enorme grito. Inmediatamente, todas las hormigas blancas cubrieron a Culibilla para defenderla. Según otra versión, las iras de Balaitús provocaron la muerte de miles de hormigas blancas, que sembraron con sus cuerpos todo el territorio; por eso Formigal permanece cubierto de nieve. Las hormigas supervivientes se introdujeron en el interior de su pecho, el enorme agujero que constituye el forato de la Peña Foratata. Culibilla, en honor a las hormigas, se cambió de nombre y pasó a llamarse Formigal (nombre que proviene de formiga, hormiga). José Antonio Adell y Celedonio García
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I PERSONAJES I
El primer esquiador aragonés El primer esquiador aragonés, en el año 1912, fue Antonio Fanlo de casa del Reyno de Sallent. Su historia también está protagonizada por el famoso montañero y sacerdote Ludovic Gaurier de Pau, que por su profesión, también de geólogo, había ya recorrido el valle de Tena en invierno con esquís y en verano para los estudios e mapas, ibones y glaciares. Por ello, tenía gran amistad con Mariano Fanlo Martón, que lo invitaba asiduamente a su casa del Reyno de Sallent. Según varios estudios y publicaciones y, sobre todo, por los testimonios personales de los protagonistas, queda comprobado que en las Navidades de 1912, Ludovic Gaurier, acompañado de dos jóvenes de 18 años, estudiantes en la Universidad de Pau (su sobrino Charles Vergne y su amigo Liebant), llegaron a Sallent con esquís y una gran nevada y mal tiempo. Se alojaron en la fonda Bergua y permanecieron en Sallent varios días, pero su estancia y las largas veladas invernales las pasaron en casa del Reyno. Don Mariano tenía siete hijos, pero fueron las dos chicas (Dora y Nati), de edad similar a los jóvenes franceses, quienes confraternizaron con ellos, excepto la noche de llegada, que casi no hablaban por su gran cansancio, tras una larga travesía por nieve profunda; y entonces aprovecharon las jóvenes sallentinas para decidir «quién era es más guapo». Pero en la casa también vivía el hijo más joven, Antonio, de 14 años, que se atrevió a ensayar esas tablas venidas de Francia. En los días siguientes mejoró el tiempo y Antonio realizó los primeros descensos en el prado de Pepín y el Sarrato del Reyno, y días después en el más pendiente prado de Don Jorge. Esto causó gran sensación en los vecinos de Sallent, admirando tanta novedad en su tranquilo invierno.
Antonio Fanlo
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I PERSONAJES I
Como tenían que regresar con sus esquís y el joven Antonio expresó sus deseos de seguir esquiando, el Abate Gaurier, haciendo honor a su amistad con don Mariano, llegó a Sallent en la primera diligencia del verano con unos esquís como regalo especial para su hijo; los cuales sirvieron de modelo para copiarlos con madera de fresno por el carpintero de casa del Cubero, haciendo los estribos en la herrería de casa Baragat, y las «ataduras» de correas, por el zapatero de casa de Guirrio. Muchos jóvenes de Sallent consiguieron de esta forma sus esquís artesanales locales, figurando entre los primeros Benito Bergua de casa Renot, de la misma edad que Antonio Fanlo, Gabriel Guillén de casa Chulla, Benito Royo de casa Tomasico, Eustaquio Urieta de casa Aguao, Perico Guillén de casa del Cubero, Pablo Bergua de casa Gandillas y otros. Este es el origen de la gran afición al esquí y que haya sido Sallent el sitio de mayor número de esquiadores de España, demostrado con la creación del club Formigal Esquí y las magníficas fotografías de aquellos años 20. Lo que entonces fue un modesto deporte que ayudó a entretener los fríos y largos inviernos y los desplazamientos por la nieve, más tarde permitió a los jóvenes del valle de Tena que se les abrieran nuevos horizontes, compaginando su tradicional economía ganadera con nuevas actividades y amistades, conociendo otras tierras, participando dignamente en competiciones y en la enseñanza del esquí. Pero sobre todo, la apertura de las estaciones de esquí de Formigal y Panticosa ha convertido a nuestro valle en una importante fuente de ingresos y en el motor del desarrollo turístico de toda la zona. Por lo que hay que reconocer y admirar a los muchos pioneros del esquí que nos han precedido desde hace un siglo; porque nos han transmitido la afición a la montaña y al deporte blanco en beneficio de las presentes generaciones. Mariano Fanlo Basail Casa del Reyno, Sallent
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I FIESTAS I
Fiesta de brujas en Sallent El segundo o tercer fin de semana de junio, en torno al solsticio de verano, Sallent celebra su Feria de brujas, mitos y leyendas del valle de Tena. Teatralizaciones, charlas, conferencias y exposiciones dan a conocer los hechos acaecidos en el valle durante los siglos XVI y XVII en el ámbito de la brujería, que sufrieron, principalmente, mujeres. Hoy, toda esta evocación del pasado también tiene una vertiente lúdica, y los cuentacuentos y relataleyendas, las gymkhanas embrujadas, la senda del miedo, el mercado mágico y los espectáculos pirotécnicos, musicales o de teatro embrujan durante unos días el valle de Tena.
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I DATOS DE INTERÉS I
Datos de interés Javierrelatre Museo Leoncio Mairal Casa de Campo Tel.: 974 359 700 Larrés Museo de Dibujo ‘Castillo de Larrés’ Castillo de Larrés Tel.: 974 482 981
Museos y centros de información Biescas Museo La Torraza C/ San Roque, 19 Tel.: 974 485 002 Búbal Museo Etnológico Casa Tiburcio Tel.: 974 487 164 / 974 487 584 Caldearenas Centro de Interpretación de la Vida Pastoril y Centro Fotográfico de la Trasumancia Senda de Izarbe Tel.: 974 359 773 (Ayto. –martes y viernes–) Caldearenas Fábrica de harinas La Dolores Antigua fábrica de harinas Tel.: 974 359 773 (Ayto. –martes y viernes–) Javierrelatre Museo de Arte Sacro Iglesia parroquial de los Santos Reyes Tel.: 974 359 804
Sabiñánigo Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo C/ San Nicolás de Bari, 1 Tel.: 974 484 261 Yésero La Casa de la Pez de Yésero C/ Corcillata, s/n Tel.: 974 485 012
Oficinas de turismo Biescas Pza. Ayuntamiento, s/n. Tel. 974 485 222 Formigal Edificio Almonsa III, bajos. Tel. 974 490 196 Panticosa C/ San Miguel, s/n. Tel. 974 487 318 Sabiñánigo Boulevard D. Antonio Muñoz (Puente Sardas). En las inmediaciones de la rotonda de acceso a Sabiñánigo por la carretera de Fiscal. Tel.: 690 92 73 36 Más información: www.comarcaaltogallego.es 47