Sancho Ramírez, rey de Aragón, y su tiempo

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Sancho RamĂ­rez, rey de AragĂłn, y su tiempo. 1064-1094

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aniversario de su muerte


Sancho Ramírez, rey de Aragón, y su tiempo. 1064-1094

In.tituto E.tudio. Altoaragon•••• Ti t.: Sancho Ramir•• , rey da Aragó Reg.: 26054 Cód. : 26054

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aniversario de su muerte

BIBLIOTECA AlLOR INSmu'TO OE ESTOOIOS ' ALTOARAGONESES HUESCA ·


Edita: Instituto de Estudios Altoaragoneses (Diputación de Huesca). Cubierta: Ram iro I y su hijo Sancho en la supuesta donac ión de trece iglesias a San Pedro de Jaca con fecha de abril de 1063. Miniatura románica. Archivo Catedral de Jaca. Foto: Studio Tempo. Impresión: Gráficas Alós, S. A. - Huesca. l. S. B. N.: 84-8 127-023-7 . Dep. Legal: Hu. 240/1994. 0 0#.- ,

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SANCHO RAMIREZ, REY DE ARAGON, Y SU TIEMPO (1064-1094) ~

COORDINADOR: ESTEBAN SARASA SÁNCHEZ CONFERENCIANTES: Esteban Sarasa Sánchez M. a de los Desamparados Cabanes Pecourt Domjngo J. Buesa Conde Carlos Laliena Corbera Juan F. Utrilla Utrilla

M: Isabel Falcón Pérez Ana Isabel Lapeña Paúl

M: Carmen Lacarra Ducay Carmen Orcástegui Gros

INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES (DIPUTACIÓN DE HUESCA)

IIILlmlCA A!L6R

INITITUTO D! eSTUDIOS ALTOARAOONE8ES MUESCA



ÍNDICE

Prólogo a cargo de Antonio Durán Gudiol

9

Sancho Ramírez, rey de Aragón y de Navarra, por Esteban Sarasa Sánchez

\\

Diplomas y Cancillería, por M. a de los Desamparados Cabanes Pecourt

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Reconquista y Cruzada en el reinado de Sancho Ramírez, por Domingo J . Buesa Conde.

47

La sociedad aragonesa en la época de Sancho Ramírez (1050-1100) por Carlos Laliena Corbera .

65

La economía aragonesa en la segunda mitad del siglo XI: Crecimiento agrícola e intercambios comerciales, por Juan F. Utrilla Utrilla

8\

Una ciudad franquicia: Jaca, por M. a Isabel Falcón Pérez

107

Iglesia y monacato en el reinado de Sancho Ramírez, por Ana Isabel Lapeña Paúl

129

Arquitectura y peregrinación, por M. a Carmen Lacarra Ducay .

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La memoria historiográfica de Sancho Ramírez, por Carmen Orcástegui Gros .

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Al cumplirse el 900 aniversario de la muerte del rey aragonés Sancho Ramírez, el Instituto de Estudios Altoaragoneses, organismo autónomo de la Diputac ión de Huesca, no podía pasar por alto esta efemérides y ha querido, con la publicación de este libro, fruto del trabajo de eminentes historiadores y profesores de nuestra U ni versidad aragonesa, acercarse a comprender la figura de este rey que, como indicaba el cronista Zurita, fue un «príncipe de grande ánimo y esfuerzo y el que más continuó la conquista de todos los príncipes pasados». En estas páginas abriremos una pequeña ventana a nuestro pasado histórico, a la sociedad y economía de una época, la de Sancho Ramírez, en la que se produce un importante cambio en las estructuras sociales, económkas y religiosas que repercutirá en las manifestaciones culturales. Se va a producir la europeización del reino de Aragón. Su peregrinación a Roma en 1068 le permitió ver otras ciudades y estados europeos, entrar en contacto con modos más modernos de entender el mundo y, sobre todo, conocer otras formas de organizar la vida de un reino. Sancho Ramírez, alentado por el auge que había adquirido la vía económica, religiosa y cultural que entraba en su reino por Somport, transformó la primitiva aldea de Jaca en ciudad, convirtiéndose en la primera capital del reino, y dotándola de un código nuevo, de un «fuero» para propiciar las actividades de esos «francos» y de los habitantes de la ciudad. Este fuero se adoptaría pronto en todos aquellos lugares que resurgieron o nacieron en adelante al calor del comercio y del tráfago del camino jacobeo. Todas las nuevas ideas y corrientes de progreso que penetraron por Huesca nos demuestran con ello que el Pirineo ha sido algo más que una frontera, ha sido también un punto de unión de diferentes culturas y hace de nuestro pasado algo tan vivo como puede ser nuestro presente o futuro potencial. MARCELINO IGLESIAS RICOU Presidente del Patronato del 1. E. A.

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PRÓLOGO Creo acertada la publicación por el 1. E. A. de las disertaciones de un grupo de investigadores sobre la vida y reinado de Sancho Ramírez de Aragón con motivo del IX Centenario de su muerte ante la muralla de Huesca. A su padre Ramiro lle correspondió reunir en reino los tres condados cristianos de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Al hijo, la estructuración del estado, que implicó la fundación de la ciudad de Jaca, primera capital , su inserción en la Cristiandad europea bajo la égida del papa de Roma, y la promoción de la burguesía, entre otros puntos. Fue sin duda revolucionaria la iniciativa de Sancho Ramírez de abrir a Europa las fronteras del reino aragonés, adelantándose a los otros reinos cristianos de España. En su virtud, la multisecular cultura hispano-vi sigoda, mantenida en los territorios no islamizados yen las mozarabías de la Tierra Baja, fue suprimida de golpe por el rey. Hubo de seguir un gran tráfico internacional de códices propios de la liturgia romana y nuevas ideas sobre el monacato y la clerecía secular. Aunque las fuentes no contengan datos suficientes, parece que la reforma no fue lo pacífica que se supone. Se explica como oponente a la iniciativa del rey la persona del abad Banzo de Fanlo, que fue destituido. Pero la mayor resistencia hubo de darse en el obispo infante García y la catedral de Jaca. El obispo era hermano de Sancho Ramírez, que lo eligió para el obispado de Jaca al trasladar a esta ciudad el obispado de Aragón, con sede en el monasterio de Sasau . No tardaron en romper rey y obispo su fraternal amistad. Un memorial del siglo XII de la catedral de Huesca, escrito para presentar a la Santa Sede con motivo de los pleitos entre instituciones eclesiásticas de Aragón y Ribagorza, explica que García cayó en desgracia de su hermano con motivo de haber sentenciado en contra de la nulidad del matrimonio de un prohombre aragonés, Pepino de Biescas. Parece obvio que los canónigos de Jaca-Huesca no presentaran la verdadera causa de la enemistad entre el rey y el obispo, ya que ello habría equivalido a indisponer a la Santa Sede contra los intereses de Jaca-Huesca. Ya en pleno dominio de los legados del papa, al morir el obispo García (1086), 9


cundió entre sus canónigos jacetanos el temor de que les impusieran un obispo extranjero y monje. La verdadera causa de la tragedia del infante obispo fue la acusación de traidor a su hermano el rey a favor de Alfonso VI de Castilla, con el cual tendría ocasión de juntarse en compañía de lanceros aragoneses. El castellano le prometió el obispado de Toledo que se disponía a tomar. El aragonés prohibió a su hermano acercarse a Alquézar, bajo pena de perder los ojos. Al fin, fue Alfonso VI quien trató de reconciliar al rey y al obispo, y lo consiguió en su tienda de Zaragoza, ciudad a la que estaba asediando. De vuelta, el infante García anduvo con el rey hasta Ayerbe, donde se separaron y, camino de Jaca, murió en 1086 en Anzánigo. Me ha parecido conveniente añadir, a las excelentes conferencias del ciclo de Sancho Ramirez, esta página para que se vea cómo la tragedia familiar tuvo también parte en la fecunda actividad diplomática del segundo rey de Aragón, quizá el más emblemático por su talento político. ANTONIO DURÁN GUDIOL Director del I. E. A.

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SANCHO RAMÍREZ, REY DEARAGÓN Y DE NAVARRA (CLA VES DE UNA TRAYECTORIA EN UN TIEMPO HISTÓRICO) Esteban SARASA SÁNCHEZ

La oportunidad de organizar en 1994 un ciclo de conferencias, recogidas en este libro debidamente documentadas, sobre la figura y obra de Sancho Ramirez, rey de Aragón entre 1062-64 y 1094 y también de Navarra a partir de 1076, está fuera de toda duda. Porque, en primer lugar, el año en que se realizan dichas actividades es el del noveno centenario de su muerte; sobre el 4 de junio, al parecer, cuando intentaba preparar el definitivo asalto de Huesca, cuya ocupación no pudieron contemplar sus ojos, siendo su hijo Pedro 1 (también rey de Aragón y de Navarra, como su hermano Alfonso el Batallador entre 1104 y 1134), quien se llevó la gloria de dicha conquista en 1096'. En segundo lugar, porque se acaba de publicar, por fin, la Colección Diplomática de este rey que dejó inédita en vida el profesor Ángel Canellas, después de que fuera objeto principal de su Tesis de Doctorado, presentada en Madrid el ya lejano año 19422 .

l . Conviene recordar que algunas fechas de gran importancia hi stórica han servido para ll evar a cabo grandes con memorac iones que han ido desde lo festivo hasta lo congresual. Es el caso reciente de l segundo centenario de 1789 o del quinto de 1492. Ambos acontecimientos hi stóricos lo fueron de naturaleza y resultados para la posteridad muy diferentes; y sin embargo produjeron un especial fervor del que al final quedaron los recuerdos fastuosos de los ani versarios, frustrándose , en cambio, los resultados que se esperaban como ocasión para revisar el contenido y las consecuencias de los hechos celebrados. Cayendo, incluso en algún caso, en un revisionismo hi storicista del que se han servido a partir de entonces los pseudo-historiadores y ed itores que sin seriedad ni rigor científico alguno han abusado del tirón de los acontecim ientos para engrosar el deleznable volumen de los libros inútiles, desviados de la reali dad y tergiversadores de la verdad hi stórica. 2. A. CANELLAS LÓPEZ, La Colección Diplomática de Sancho Ramírez, Rea l Sociedad Económica de Amigos del País, Zaragoza 1993. En realidad, la Tesis Doctoral tenía por títul o «Estudio dip lomático de los doc umentos de don Sancho Ramírez, rey de Aragón y de Navarra», y se presentó en dos volúmenes, de los que el primero recogía la bibliografía de entonces, los archivos visitados por el autor, e l estudi o de la canc ill ería del rey, su itinerario y otros aspectos; todo ello aún inéditoen bloque, au nque el Profesor Cane ll as publicara trabajos posteriores a 1942 basados en lo estudi ado en este primer volumen. El segundo es sustancialmente e l conten ido de la ed ición actual de la colecc ión diplomática del rey, con una introducc ión de Beatriz Ca ne ll as que inclu ye en la ed ición unos índices de gran utilidad.

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SANCHO RA MíREz' RE)' DE ARA C6N y DE NA VARRA

Finalmente, debido a que se puede afirmar que el interés y curiosidad por el estudio de los reyes europeos de la Edad Media se ha vuelto a despertar, afectando también a los de los reinos hi spánicos de entonces (los de las Españas de la Edad Media); como lo demuestran algunas colecciones iniciadas últimamente después de muchos años de abandono del género 3 . La primera razón , el noveno centenario de la muerte del monarca objeto de atención y estudio en este libro, requiere mayor comentario que el simple recordatorio; comentario desgranado ampliamente en las contribuciones de un elenco de autores que han dado visiones complementarias del reinado y de la actuación del rey ; comprendiendo lo social , lo económico, lo militar, lo eclesiástico o lo artístico-culturaI 4 . La Colección Diplomática de Sancho Ramírez merece algún comentario, más extenso y justificado, porque, si bien buena parte de los documentos de dicho monarca eran ya conocidos por haberse publicado antes de la Guerra Civil Españolas, luego se perdieron en algunos casos o se editaron aisladamente en artículos relacionados con temas particulares6 . Pero la colección póstuma de Canellas ofrece 159 diplomas totalmente tran scritos o en extracto, más un apéndice con referencia de 32 extraviados 7 •

3. Por ejemp lo, la co lecc ión de Reyes de Navarra de edi toria l Mintxoa (Pamp lona), que desde 1990 ha publicado 18 volúmenes para los monarcas navarros de la Edad Media por parte de vari os autores. O la colección de libros de bolsillo de ed itori al Guara (Zaragoza), que dedicó algunos títulos a los reyes Ramiro 1, Sancho Rt'tmírez y A (fonso el Batallador de Aragón en los años 1978-79 (títulos recuperados en la actualidad por Ibercaja Zaragoza que ha sacado ya dos obras sobre Ram iro 1y Sancho Ramírez). Así como más rec ientemente la colecc ión «Corona de España», que cuenta ya con dos obras: Fernando 111 (/217- 1252) de Gonzalo MARTi EZ DiEZ: y Alfollso X el Sabio (/252- 1284) (Palenc ia, 1993). Bibliografía toda ell a que se añade a monografías que anteriormente se habían dedicado al estudi o de épocas hi stóricas en torno a monarcas destacados. 4. Domingo Buesa, Carlos Laliena, Ju an F. Utrilla, Ana 1. Lapeña, M. a Isabe l Falcón, M. Desamparados Cabañes, M: Carmen Lacarra y Carmen Orcástegui respect ivamente. a

5. A cargo de E. IBARRA y J. SALARR ULLANA (Documel1los particulares y reales respect ivamente, Zaragoza 1913 y 1907). 6. Por ejemplo , A. DURÁ N GUDIOL, La Iglesia de Aragón durante los reinados de Sancho Ramírez y Pedro 1(1062 ?- 1104) (I glesia Nacional Españo la, Roma 1962); J. M. LACA RRA , «Un arancel de aduanas del sig lo XI» (Actas del Primer Congreso Internacional de Estudios Pirenaicos, San Sebastián 1950, Zaragoza 1952, pp. 2 1-36 y recogido después en Estudios dedicados a Aragóll de José María Lacarra, Facultad de Filosofía y Letras-Área de Hi storia Medieval, Zaragoza 1987, pp. 4764); o Ana Isabel LAPEÑA, El monasterio de San Juan de la Pella en la Edad Media, desde sus orígenes hasta 1410 (C.A.I., Zaragoza 1990). Además de los documentos correspondi entes al reinado de Sancho Ramírez incluidos en co lecc iones documenta les como el Cartulario de San Juan de la Pella I y 11 , de Antonio UBIETO (Textos Medievales 6 y 9, Valencia 1963). 7. Beatri z Canellas, al introd uci r el apartado de Documentación perdida al final de l libro de Ángel Cane ll as, advierte que «Muchos de estos documentos probablemente no tuvieron nunca rea lidad, pues hay testimonios de donaciones hechas por el rey de viva voz, en las que bastó la presencia de testi gos que en todo momento darían fe de la donación reg ia» (segú n las propias palabras del autor de

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Es/eball SA RASA SÁNCHEZ

En cuanto al despertar de l interés por las biograjlas de reyes medievales, cabe apuntar que a ello ha contribuido la tendencia rev isioni sta que corre por una parte de la hi storiografía e uropea -y que ha convertido en héroes a los tiranosy, en el caso específico de lo hi spano, la búsqueda de la identidad hi stórica de los «países», «reinos» y «estados» originados en la Edad Medi a8 . Sin olvidar el éxito actual de la literatura histórica, con su di storsión de los hechos9 ; la influencia del cine, que ha identificado a ciertos personaj es con los actores que han encarnado su recuerdo !O; y tambi én, por qué no dec irlo, la fascinación por algunos libros de hi storia que, so pretexto de reconstruir una trayectoria con el uso de fuentes narrativas, han conseguido construir un pasado girando en torno a un personaj e real en su doble condición humana y excepcional. Como es la talla científica de algunos autores de estos libros que justifican su inclusión entre la mejor historiografía de una época, tambi én excepcional!!. Sin embargo, ya el último Congreso Internacional de Ciencias Hi stóricas, celebrado por vez primera en España (Madrid) en 1990, apostó, entre otras conclu siones, por la hi stori a episódica de los hechos o de los agentes de los mis mos; lo que no dej a de ser un revisionismo diletante y peligroso del que tantas

la Colecciól/ Diplomática, p. 163). Pero e ll a mi sma ac lara, en la presentación general de la obra para su edic ió n actual, que entre los 159 documentos figura un regestulIl de los que no se transcribi eron cuando se hizo la Tes is Doctoral (p. 9), regestuIII q ue «se transcribe litera lmente del ofrec ido por Salarrullana» (nola I de la p. 9 de la ed ición de la Rea l Sociedad Económ ica de Amigos del País de 1993).

8. En esta línea hay que situar las hi storias regio nales que en los últimos años han proliferado para todas las comunidades españolas del nuevo Estado de las Autonomías, con mayor o menor fO!1una y rigor hi stórico e hi storiográfico. A este propósito destacamos e l rec iente artícul o publicado por Miguel Ánge l LADERO en la rev ista HislOria· l 6. núm . 2 15, sobre «¿ Qué es España? (en la Edad Media» >(Madri d, 1994. pp. 37-52). 9. Además de los títulos ya consagrados, como por ejemplo EII/ ombre de la rosa de Umberto Eco. algu na edi torial ha dedicado una buena parte de sus novelas al género hi stórico, como sucede con Edhasa. en su colecc ión Narrativas Históricas. promocionada con el comentario sigu iente: «Todas las épocas y los personajes más importantes de la hi storia a través de las mejores nove las»; aprovechando el tiró n de las Memorias de Adrial/o, de Marg uerite YOURCENAR, de esa mi sma editorial. El éx ito del gé nero ha hecho que autores noveles se hayan centrado en e l género de la nove la hi stóri ca, como sucede co n la aragonesa M. Ángeles IRR!SARR!, autora, entre otros, de los libros: Doiia Toda, El estrellero de Sal/ JIIW I de la Peiia o Enllessenda (este último, premio Femenino singul ar, de ed itorial Lumen, 1993). No obsta nte lo cua l no hay que confundir la novela hi stórica, género respetable, con la hi storia anovelada, género de leznable del que hacen gala algunos autores que se consideran de éxito y que desmerecen la profesión de hi storiador pese a pertenecer a ell a. Dos ejemplos di stintos pero co incidentes por la mani pu lació n de los hechos serían el nove li sta F. VIZCAí o CASAS y el historiador Ricardo de la CIERVA; ambos con títulos de gran éxito editorial y económico. Lo que no quiere decir, que la Historia (con mayúscula) deba ser áJida y expuesta sin literatura, pues parte de la habilidad del buen profesional de la Historia consiste en disponer los hechos con soltura. sin engolamiento y con buena escri tura. 10. Tal y como sucedió en España con El Cid, protagonizado por Charlton Heston, que d io e l perfi l de l héroe adecuado a la im age n de un galán de l séptimo arte.

I l . Es lo que oc urre co n el libro sobre Guillermo el Marisca l, del afamado med ieva li sta Georges DUBY (que cuenta con varias ed icio nes en caste ll ano a cargo de Ali anza Edito ria l).

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SANCHO RAMíRE2. REY DE ARAC6N Y DE NA VARRA

veces se ha abusado en el pasado. Pero la Edad Mediajuega con la ventaja de la di stanci a, de los valores propios, singulares y definitorios de una época hi stórica de Europa y de España muy deci siva. Lo que permite acercarse a dicho tiempo hi stórico a través de quienes lo protagonizaron: para estudiar sobre todo al personaje, como pretexto para perfilar el tiempo de sus andanzas o de ambas formas debidamente combinadas l 2 . Pues bien, como a continuación se desarrollan por parte de otros autores los aspectos más relevantes del Aragón de Sancho Ramírez, se presenta como introducción un panorama del «tiempo» del rey y de sus empresas, ya que, la segunda mitad del siglo XI, fue especialmente significada por los cambios producidos y la confluencia de personalidades influyentes en el entorno hi spano del monarca o en el europeo ultrapirenaico y tran smediterráneo lJ .

Panorama del «tiempo» del rey que fue especialmente rico en cuanto a novedades se refiere y preludiando actuaciones posteriores de quienes sucedieron a Sancho Ramírez en el trono de Aragón y de Navarra hasta el final de Alfonso 1 el Batallador en 1134, después de haber reinado su hermano Pedro 1 (hijo también de aquél) entre \094 y 1 \04 14 • Pero ¿cuál fue el tiempo hi stórico de Sancho Ramírez? Pues el de figuras como Gregorio VII (el papa Hildebrando) o Enrique IV, el emperador enfrentado al pontífice por la cuestión de las «investiduras; el rey Alfonso VI o Rodrigo Díaz de Vivar, otros dos personajes antagónicos; o el tiempo de la conquista de Sicilia e Inglaterra por los normandos, la toma de Toledo por las armas cristianas, el

12. A este respecto, una o bra que sigue siendo ejemp lar a pesar del ti empo transcurrido es La España del Cid, de Ramón MENÉNDEZ PIDAL, publicada por vez primera e n el año 1929 y que ha seguido conta ndo desde e nto nces con reediciones suces ivas hasta el año 1969. 13. A veces se ti ende a conside rar importante y trascende ntal cualquier tiempo hi stórico del pasado y aun del presente. En el primer caso, parece claro que la segunda mi tad del sig lo XI e n Europa yen España fue una época de grandes cambios políticos, sociales , económicos y reli giosos; pero ell o lo sabe mos a hora por la in vesti gac ión desarro ll ada al efecto y la perspectiva alejada que evita el apasionamie nto a favor o e n contra que subjeti vame nte se a plica al pasado más rec ie nte para distorsionar la realidad . Así, por ejemplo, la denominada «transición de la dictadura fra nqui sta a la democracia parl ame ntari a» aún no puede ser del todo hi storiable porque es asunto demasiado próximo todavía como para evi tar el partidi smo a la hora de a nali zarlo, y, además, bue na parte de sus protagonistas viven y siguen activos políticamente. 14. Para Pedro 1 (1094-1104) sigue siendo el único existente como estudio riguroso e l de Anto nio UBlETO en su Colección diplomática de Pedro I de Aragón y Nava rra (Escuela de Estudios Medievales, C.S. Le. Zaragoza 195 1); y para Alfonso 1el Batallador el del. M. LACARRA e n la Colección Básica Aragonesa de Guara Editorial, núm. I (Zaragoza 1978). Pero ambos autores ampliaron sus visiones de conjunto sobre los dos monarcas me ncionados a través de diversos trabajos concretos que e nriquecen su bibliografía. Además conviene tener en cuenta los libros de otros autores que se refieren a los años finales del siglo XI y comienzos del XU, como, por ejemplo, el de A. DURÁN GUDIOL sobre La Iglesia de Aragón durante los reinados de Sancho Ramírez y Pedro I (Roma, Iglesia Nacional Española 1962), o el de J. M. RAMOS LoSCERTALES sobre EI Reinode Aragón bajo la dinastía pamplonesa, en edición póstuma preparada por Lacarra (Acta Salmanticensia, Salamanca 196 1).

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Estebal/ SA RASA SÁNCH EZ

desembarco en España de los almorávides o los preparativos de las Cruzadas; el tiempo de la Gran Cartuja y de los inicios de Cluny III1 5. Nuestro período fue, pues, de rápido cambio (esa es la clave principal , añade Ch. Brookel , el rápido cambio). Pero a los hombres que lo vivieron, el cambio les llegó como un ladrón en la noche. Vieron demasiado poco de él; quizá nosotros tenemos el peligro de «ver demas iado». Pero hablando de Cluny, ahí está una de las claves esenciales para entender el tiempo de Sancho Ramírez de Aragón: la influencia de Cluny en la transformación del espíritu de una época y en la justificación de la apertura a Europa del rey de Aragón y Navarra (o, como dicen los documentos a partir de 1076, de aragoneses y pamploneses indistintamente y sin orden fijo de prelación)16. Porque quizás el mayor triunfo adjudicado al monarca en cuestión es el de la apertura a Roma, con todo lo que la capital de la Cri sti andad representa por entonces en cuanto a universalidad, catolicidad y unidad apostólica de la Iglesia Romana, pero también en cuanto a cultura, espiritualidad y liturgia. No olvidemos que Sancho introducirá en sus reinos el rito romano que desplazará al rito mozárabe o hi spano-visigótico, cuando su abuelo, otro Sancho, Sancho el Mayor ( 1004-1035), a comienzos de

15 . Una buena síntesis sobre este período, tratado en su conjunto, se recoge en el libro de Ch. BROOKE, Europa en el centro de /a Edad Media (962- // 54) (Londres 1964), Aguil ar, Madrid 1973. A pesar del tiempo transcurrido desde su publicación, el tratamiento de la época --que sobrepasa en ambos sentidos la cronología estricta de la segunda mitad del siglo X I- sigue siendo adecuado como análi sis de conjunto, aunque en cuanto a la evolución de las estructuras soc ioeconómicas se haya avanzado muchísimo a través de una ex tensa bibliografía dedicada expresamente a ello. Pero, para nuestro interés y aplicación a la revisión del tiempo de Sancho Ramírez también nos es útil releer lo que Brooke escribe en la Introducción de su libro: «El hi storiador de este período se enfrenta así con un dilema y una paradoja: de los grandes movimientos se sabe ahora mucho más que los contemporáneos de enlonces; de los detalles de la vida diaria, de las ideas vulgares y de las superstic iones de los hombres, incl uso, por ejemplo, de las creencias reli giosas de la gran mayoría de los europeos occidentales, se conoce hoy extremadamente poco. Así, el hi storiador se ve empuj ado a pintar el mundo con colores muy di ferentes de aquellos con los que aparecían ante sus contemporáneos, y sería absurdo, por su parte, no reconocerlo así. Las zonas de nuestra ignorancia son casi infinitas. Para entender esto, nos es absolutamente necesario empezar por considerar, aunque brevemente, las fuentes de nuestro conoc imiento. También tenemos que considerar con gran cuidado todo lo incluido en la Europa de este período: porque los lím ites y las variedades locales, sociales, económ icas, culturales y políticas afectaron su hi storia. De aq uí hemos de pasar a un análisis de su economía y de su organi zación social y constitucional, que son esenciales para un entendimiento de su hi storia como relato, así como para el de la reforma eclesiástica, las luchas de las investiduras y las cruzadas, que deben llenar gran parte de cualquier libro que trate de este período. 16. En efecto, el gran cambi o se fue produciendo en e l avance del feudali smo, de la economía de intercambio, en la sociedad de señores y campesinos ... Pero sobre todo ello, Cluny y su influencia fue un impacto internacional por encima de la regionali zac ión de la economía o de la articul ación loca l de la soc iedad. Sin olvidar que Cluny se cobijó bajo las alas extendidas de la profunda reforma religiosa que cubri ó todas las esferas cleri ca les, incluida la del papado, como un fenómeno uni versal que reun ificóel viejo continente desde la imposición disciplinaria, jerárquica y moral de la Iglesia de Roma, aliada con el monacato reformado cluniacense.

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SANCHO RAMíREZ. REY DE ARAC6N Y DE NA VARRA

esta centuria del XI había traído a España la reforma monástica benedictina 17 • y si prematuro puede resultar hablar por entonces de reconquista y de cruzada, ambos calificativos pueden aplicarse a la campaña sobre la posición de Barbastro en 1064, que, aun fracasada, animó un cantar de gesta1 8 ; género que, por cierto, también comenzaba a cri stalizar por entonces l 9 . y si el esplendor del Camino de Santiago vino después, pensemos que Sancho Ramírez fue uno de los primeros protectores de la ruta que atravesaba por dos itinerarios di stintos sus dominios navarro-aragoneses para confluir en Puente la Reina de Navarra20 •

Junto a todo ello, la vec indad musulmana de la parte de al-Andalus controlada por la taifa de Saraqusta que comprendía el valle medio del Ebro con Lérida, Tortosa y hasta Den ia, antes de separarse en este tiempo en dos21 • Taifa de la que los reyes pirenaicos obtuvieron parias que alimentaron el despertar de la economía del norte peninsular22 ; de la mi sma forma que nuestro soberano

17 . En e l caso concreto de España, la conj unción de resu Itados en la época de Sancho Garcés 111 de Pamplona, Sancho e l Mayor, preparó el terreno para que sus hijos crearan nuevos reinos (Casti ll a y Aragón) y sus nietos (entre los que se contaba Sancho Ramírez) caminasen al unísono en la transformación de la sociedad, la economía y la adscripc ión a la reforma de la Iglesia, a pesar de las diferencias políticas y enfrentamientos fam ili ares y dinásticos. Para los pasos intermedios entre comienzos del sig lo XI y la segunda mitad de dicha centuri a pueden verse los libros de Carmen ORCÁSTEGU I y Esteban SARASA sobre Sancho el Mayor (Ed. Mintxoa, Pamplona 1990) y de Antonio UB IETO sobre Los orígenes de los reinos de Castilla y Aragón (U ni versidad de Zaragoza 199 1). 18. Al respecto escribe Antonio Ubi eto que «La Cruzada contra Barbastro supu so un fracaso. La Reconqui sta no avanzó -al parecer- ni un so lo metro. Pero Barbastro pasará al campo de la li teratura y los estudi os literarios. Su conqui sta de 1064 y la presencia de Guillermo de Aquitan ia se relacionará modernamente con los orígenes de la lírica europea, siendo todavía objeto de di scus ión. Y un autor -quizás de l sig lo XIII- esc ribió un cantar de gesta sobre El sitio de Barbastro, todo imagi nac ión, con unas descripciones geográficas disparatadas, que señalan cómo un a empresa de med iados del siglo XI había pasado al campo de la fantasía» (Lo formac ión territorial, en Hi storia de Aragón, Anubar Ed iciones, Zaragoza 198 1, p. 66). 19. Véase para este rey de Aragón y a este propósito épico e l trabajo de Federico BALAGUER, «La muerte del rey Sa ncho Ramírez y la poes ía ép ica» (Argensola 4, Huesca 1953, pp. 197-2 16). 20. Lo más reciente sobre esta cuestión, y en lo que afecta a Aragón, es el libro de Los caminos de Santiago en Aragón, de Antonio UB IETO (obra inconclusa, revisada y co mpletada por M. D. Cabanes y M. 1. Fa lcón) (D.G.A., Zaragoza 1993). Si bi en la reedic ión del c lás ico libro de VÁZQUEZ DE PARGA, LACARRA Y UR íAsobre Los pereg rinaciones a Santiago de Compostela en 3 vols., a cargo del Gobierno de Navarra (Pamp lona 1993), recoge una bibliografía ac tu ali zada sobre la utili zada por los autores mencionados en la primera ed ición de su monumental obra del año 1949. 2 1. Afif TURK, El reino de Zaragoza en el siglo XI de Cristo (V de la Hég ira) (I nstituto Egi pc io de Estudios Islámicos en Madrid 1978); y M. J. VIG UERA, Aragón musulmán (Mira Edi tores, Zaragoza 1988). 22. J. M. LAcARRA, «Aspectos económicos de la sumi sión de los reinos de Taifas ( 10101102» >, en Homenaje a Vicens Vives 1, 1965 , pp. 255-277 (recog ido de nuevo en Colonización, parias, repoblación y otros estudios, del mi smo autor, Zaragoza 198 1, Ed. Anúbar); y del mi smo autor tambié n, «Dos tratados de paz y ali anza entre Sancho el de Peñalén y Moctádir de Zaragoza ( 1069- 1073» >, publicado en Estudios de Historia Navarra, Diario de Navarra, Pamplona 197 1, pp. 83- 102.

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Es/ebal/ SARASA SÁNCHEZ

extrajo pingües beneficios de la percepción de aranceles de aduanas en los pasos pirenaicos a quienes los atravesaban con mercancías 23 • Yen cuanto al románico, éste es un estilo que no corresponde exclusivamente al de peregrinación, porque es Cluny, una vez más, quien marcará las pautas constructivas y decorativas 24 • Al igual que la fundación de Jaca, modelo burgués de ciudad en un mar señorial, o la dotación a dicha población de unfuero particular, constituyen asimismo modelos transplantables a otros espacios geográficos y sociales respectivamente 25 ; cuando Cataluña acuñaba los Usatges de Barcelona26 y las potencias marítimo-comerciales establecían consulados, las agrupaciones humanas desvinculadas del poder señorial se organizaban en comunas o las corporaciones pujantes se asociaban en Europa en gildas. Un tiempo espléndido en cuanto a resultados para el porvenir y lo que por entonces se podía identificar con el progreso, la apertura y el inicio de una dinámica expansiva hacia el sur que preparó las inmediatamente posteriores invasiones cristianas del somontano pirenaico con el rey Pedro y del valle del Ebro con el rey Alfonso. Estableciéndose, además, un sistema de alianzas y relaciones personales y matrimoniales con los señores y condes transpirenaicos que iban a marcar la política de Aragón para todo el siglo XII, antes de que la muerte de Pedro 11 en Muret el año 1213 desviara definitivamente la atención de la ya constituida Corona de Aragón, con el viejo reino pirenaico al frente y desvi nculada Navarra desde 1134, hacia el Mediterráneo; horizonte de las futuras gestas de los aragoneses en Baleares, Valencia, Sicilia o Cerdeña.

23. J . M. LACARRA, «Un arance l de aduanas del siglo XI», e n Estudios dedicados a Aragón, Facultad de Filosofía y Letras, Zaragoza 1987, pp. 47-64. En este caso, a un tratándose el texto de los ara nceles del que parte Lacarra para su estudio de una copia posterior conservada en la catedral de Pamplona, la riqueza informat iva es excepcional, como lo es ta mbién la antigüedad del documento, pues no es fácil hall ar aranceles para e l sig lo XI en el resto de Europa. 24. La aportación de María del Carmen Lacarra e n este libro y sobre este particular es especia lmente novedosa por la reinterpretación del románico de esta época que no se adscribe necesariamente a un modelo de peregrinación. 25 . Mucho hay escrito sobre la foralidad aragonesa, pero lo más reciente es la aportación de Jesús LALl NDE al libro co lectivo Estudios de Derecho Aragonés (Ro lde de Estudios Aragoneses y Real e Ilu stre Colegio de Abogados de Zaragoza, 1994), sobre «Pe rfil hi stórico de la foralidad aragonesa», pp. 27-45. Y, por otro lado, los textos del Fuero de Jaca en latín y romance son diversos, pero puede acudirsea la traducción hecha porel M.l. FALCÓN para la publicación de la Asoc iac ió n Sancho Ramírez y la Diputación General de Aragón con mo ti vo del IV Centenario de la muerte de Sancho Ramírez, rey de Aragón y Pamplona, 1994 . En cuanto a la evolución hi stórica de Jaca, contamos recientemente con la publicaci ó n de la ponencia y comuni caciones sobre esta ciudad pirenaica del último Congreso de Historia de la Corona de Aragón, celebrado en ella en 1993, bajo la coordinac ión de la profesora indicada y a expensas de la Diputación General de Aragón . 26. Es un buen ejerc icio intelectual e historiográficocompararel texto latino del Fuero de Jaca con el de los Usatges de Barcelona. Sobre este segundo puede verse el libro Los Usatg es de Barcelona. Estudios, comentarios y edición bilingue del texto, a cargo de M. 1. PELÁEZ y E. M. G UERRA (PPU, Barcelona 1984), que recuperan la edición hecha por F. Y ALLS T ABERNER Y R. D' ABADAL e n 19 13.

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SANCHO RAMíREZ. REY DE ARAC6N Y DE NA VARRA

Podemos decir, por tanto, que Sancho Ramírez fue un precursor que inició una serie de procesos y cambios sustanciales, de acuerdo con los aires europeos de entonces, aunque no fuera él quien recogiera los frutos de su planificación? Seguramente sí, porque así fue. Abrió caminos y sembró esperanzas, consolidó Aragón como reino y alumbró el espíritu militar que fue tan necesario para la futura reconquista, adaptó la economía a las nuevas perspectivas del crecimiento y la expansión, actualizó la iglesia de sus reinos en los dictados del resto del continente y adquirió una conciencia de estirpe regia, esa conciencia que su padre y predecesor no se atrevió a esgrimir27 . Porque a su progenitor, el rey Ramiro, se le considera el precursor del reino privativo de Aragón, pero Sancho, de la estirpe de los Ramírez, fue el verdadero creador del reino; el que era nieto de Sancho Garcés III de Pamplona, Sancho el Mayor, cuyos nietos los encontramos en la segunda mitad del siglo XI reinando en las principales coronas peninsulares como una sentencia históricamente ineludible que la tercera generación, la de Sancho Ramírez, tenía que cumplir. En efecto, en Aragón, la casa de los Ramirez, cuando el reino era todavía un núcleo reducido al viejo territorio del curso fluvial del mismo nombre, con Sobrarbe, Ribagorza y el somontano pirenaico, cuyas posiciones principales serían tomadas después por Pedro I (Huesca y Barbastro especialmente), se había consolidado en la tierra, a la vez que iniciaba una apertura al exterior a través de vinculaciones familiares, eclesiásticas y señoriales.

Vinculacionesfamiliares que ya con Ramiro, entre 1036 y 1062-64, habían supuesto la apertura de relaciones con Foix, Bigorra y Carcasona, y que con Sancho Ramírez se ampliaron al condado de Borgoña y Champaña, sobre todo con el segundo matrimonio del rey con Felicia de Roucy, del que nacerían Alfonso y Ramiro, pues el primogénito del rey, don Pedro, había sido fruto del primer enlace con Isabel de Urge!.

27. A. UBIETO, «El título de rey en Aragón» , en obra citada en la nota 17, pp. 171 Ysiguientes. Donde este autor dice que <<los documentos de los primeros años de gobierno de Sancho Ramírez tampoco presentan (como ocurriera con Ramiro 1) el título de rex en las intitulaciones: naturalmente nos referimos a los documentos conservados en su factura original o en copias coetáneas, ya que no podemos hacer caso de las falsificaciones o textos adulterados. Así, por citar textos seguros que presenten tal intitulación, citaré el del mes de agosto de 1066, cuando daba Sancho Ramírez a doña .Sancha las casas que fueron de Céntulo Arratare y su esposa Oria en Artaso, y en diciembre de 1068, cuando entregaba la selva de Ruesta al monasterio de San Esteban de Oraste. En estos documentos el monarca comienza por una frase semejante a la que había utilizado su padre: ego Sancius, Ranimiro regisfilio. La última mención que conocemos con esta intitulación es de abril de 1069 ... En abril de 1069 todavía utilizaba el rey Sancho Ramírez esta intitulación. Pero el 8 de mayo moría el rey Ramiro 1 e inmediatamente su hijo Sancho Ramírez cambiaba su intitulación a ego Sancius Ranimiro Aragonense ... Según las bulas pontificias y tras someterse a la Iglesia Sancho Ramírez, devolviendo a la Sede Apostólica el pleno dominio de los monasterios de sus reinos, se le otorga el título de rex ... , aunque los documentos aragoneses le titulan, en cambio, Sancius, gratia Dei Argonense; hasta que en 1076, tras la muerte en Peñalén de Sancho de Pamplona, Sancho Ramírez comienze a denominarse definitivamente, y hasta su muerte, como Sancius, gralia Dei rex Aragonensium el Pampilonensium».

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Esteball SA RASA SÁNCH EZ

Isabel de Urgel debió introducir este nombre en Aragón, donde hasta entonces era desconocido, dándose el mismo a la hija de Pedro 1; monarca que inició asimismo la costumbre de nominar a varios reyes posteriores después de la apertura de relaciones con Roma, dentro de las cuales pudo tener lugar el viaje realizado por Sancho Ramírez hasta dicha capital de la Cristiandad en 1068. Y allí pudo conocer el rey Sancho al conde Eblo 11 de Roucy, muy próximo al papa Alejandro 11 y casado con la hija del normando Roberto Guiscardo. Con la hermana de Eblo, Felicia, se unió en matrimonio el rey de Aragón, siendo ésta su segunda mujer, hija del conde Hilduino y biznieta de Roberto el Piadoso, el segundo rey capeto de Francia, cuya familia había sustituido en el 987 a los carolingios. Pero la familia de Felicia estaba relacionada igualmente con los señores de la Isla de Francia, Picardía, Champaña y Borgoña. Esta apertura al exterior, también en lo familiar y conyugal, contribuyó, j unto con el espíritu reformador y europeísta del monarca, a la división en el reino entre quienes algún autor ha denominado indigenistas y los partidarios del rey28; pero quizás la contestación al rey tuvo otros motivos dinástico-familiares y patrimoniales que no es el objeto de este análisis sobre la trayectoria general de Sancho Ramírez y el marco temporal de su ejecutoria. En cuanto a las vinculaciones eclesiásticas, la reforma permitió la traslación del interés por la expulsión del Islam de España como una empresa solidaria de la cristiandad; sirviendo a su vez de soporte para la legitimación de la dinastía y lo que se ha dado en llamar «el enaltecimiento conceptual de la improvisada realeza aragonesa»29. La sustitución del rito hispano-mozárabe por el romano favoreció -y se vio favorecido por-la presencia de obispos y abades procedentes de las tierras ultrapirenaicas, en aras de la reorganización eclesiástica precisa y de la solidaridad de los europeos con la empresa reconquistadora. Pero no sólo fue la ubicación en diócesis y abadías de clérigos del sur de Francia, sino también la reorganización de los cabildos de las tres catedrales de los dominios navarro-aragoneses de Sancho Ramírez (a partir de la conjunción de las dos coronas en 1076) mediante la regla agustiniana en las sedes de Jaca, Roda y Pamplona; regla que asumieron igualmente las comunidades seculares de la frontera: Loarre, Alquézar y Montearagón. Siendo especialmente significativo el episcopado pamplonés del prelado Pedro de Rodez (o de Andouque)30, entre 1083 y 1115, de origen

28. Domingo BUESA, El rey Sancho Ramírez, Guara Editorial, Colección Básica Aragonesa, Zaragoza 1978. 29. A. J. MARTíN DUQUE YE. RAMÍREZ VAQUERO, Aragón y Navarra. Instituciones, Sociedad, economía (s iglos XI y XII), en Historia de España dirigida por R. Menéndez Pidal, vol. X, pp. 336-444, p. 399. Espléndida síntesis que aporta una visión muy aj ustada del reinado de Sancho Ramírez. 30. J. GOÑI GAZTAMBIDE, Historia de los obispos de Pamplona. Vol. 1, ss. IV -XIII, Universidad de avarra, Diputación Foral e Institución Príncipe de Viana, Pamplona 1979, pp. 254-317.

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SANCHO RAMÍR Ez' RE Y DE A RAC6N Y DE NA VA RRA

extranjero pero pieza clave para la difusión de la romanidad europeo-cristiana y hasta del románico vinculado a la reforma y Cluny, más que al llamado arte del Camino de Santiago propiamente dicho. En relación con esto último, tuvo gran importancia y repercusión la participación de algunos destacados centros franceses que llegaron a adquirir dominios en las tierras del rey de Aragón y Navarra; tal y como sucedió con San Ponce de Torneras, Santa Fe de Conques o San Saturnino de Toulouse. Los resultados de toda esta conjunción de intereses y realidades vinculadas a los nuevos aires de Roma y Cluny en lo eclesial quedaron plasmados en la adquisición de una dimensión europea de la cruzada contra el Islam en los territorios hi spánicos. Ya pesar de que dicho espíritu precedió en algún caso a la proclamación de las cruzadas hacia Tierra Santa, acabó cuajando sobre todo a raíz de la llegada al trono en 1104 de Alfonso 1 el Batallador. Pero la partici pación extranjera en Aragón, bien dentro de los planes expansionistas de Sancho Ramírez o bien al margen de los mi smos -como sucedió con Barbastro o con Morella-, fue un hecho vinculado también a la apertura haci a Europa y la implicación de Europa en las empresas peninsulares. En una época en la que la guerra sostiene a la sociedad feudal como actividad propia de una clase social encumbrada que justifica así su existencia y dominio señorial sobre la tierra, lo eclesial aglutina el espíritu militar en el que Sancho Ramírez construyó asimismo las otras vinculaciones además de las familiares y eclesiásticas, es decir las señoriales 3 1• Si en lo eclesial el papel de los legados pontificios en esta época fue indispensable para que fraguara definitivamente la penetración de las influencias europeas en los dominios de Sancho Ramírez, en lo social , las vinculaciones señoriales del rey fueron deci sivas a la hora de aglutinar a la nobleza en torno a la dinámica de incorporar nuevas tierras y asentar solares y linajes. En lo patrimonial, Sancho Ramirez se comportó dentro de la concepción tradicional de la monarquía pirenaica de transmi sión íntegra de la herencia recibida. Así lo hizo Ramiro I con respecto a Sancho, y éste lo haría igualmente con Pedro 1, el cual, aún en vida de su padre y desde el año 1085, había obtenido Sobrarbe, Ribagorza y Monzón al quedar asociado al trono, transmitiendo asimismo a su muerte Aragón, lo antedicho y Pamplona: herencia íntegra acumulada por Alfonso el Batallador. Pero, sin desmembración alguna del patrimonio regio, el rey inició el proceso de concesió'1 de honores en tenencia o beneficio no hereditarias y algunos alodios perpetuos que tenían como finalidad fijar a la tierra a los seiiores

3 1. Una síntesis reciente de todos estos aspectos es la de C. L ALl EN A y Ph. S ÉN AC. Musulmans el Chréliens dans le HaUl Moyen Áge: aux origines de la Reconquéle Aragonaise. Minerve, Montrouge 199 1.

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Esteban SA RASA SÁNCHEZ

(barones), garantizarse su fidelidad y ganárselos a cambio para la guerra. Ig ua lmente, las necesarias correrías de defensa u ofensiva por la frontera hizo necesario contar con las caballerías de mesnada, que junto con las de honor, protagonizarían el avance iniciado por Sancho Ramírez y proseguido por sus sucesores. Con ello, los linajes más encumbrados coparon las tenencias que sirvieron de soporte económico de las familias, soporte enriquecido además con lo obtenido en la guerra; y cuando Sancho Ramírez se convirtió también en rey de los pamploneses, aprovechó para encomendar las tenencias navarras a barones aragoneses y fieles pamploneses. Más tarde, con Alfonso 1, a partir del año L104, se unirían al sistema algunos barones foráneos 32 . De esta manera se estaban sentando las bases de las vinculaciones sePíoriales del rey con sus barones, y aunque en tiempos de Sancho Ramírez la hered itariedad de las tenencias no se había iniciado, el caso de titulares de honores entre mujeres o infantes que debían encomendarlas a una tercera persona, apuntaba ya hacia dicha tendencia posterior. Sin embargo, la gran movilidad generada con los grandes avances de los últimos años del siglo XI y primeros del XII , hasta la llegada al Ebro, dejó definitivamente ajustado el sistema después de las acomodaciones y consolidaciones oportunas. No sin falta de divi siones y contestaciones que quedaron de manifiesto en la rebelión nobiliar contra Ramiro n, el último de los Ramirez, antes de la importación posterior de formas y fó rmulas feudales con Alfonso JI, el primer rey de Aragón y conde de Barcelona. Estos son, por tanto, los rasgos de una vida propia de un tiempo de innovac iones, cambios y adaptaciones. Pero no hay que 01 vi dar que, en el caso de la Península Ibérica, el siglo XI es además el del esplendor musulmán de AI-Andalu s, donde una cultura refinada contrastaba todavía más con las carencias y li mitaciones del norte cristiano peninsular. La segunda mitad del siglo XI es tiempo de pujanza económica y riqueza ilustrada en las taifas del surde la planicie oscense a pie de monte, donde se ha establecido una frontera intercambiadora de prod uctos entre el norte y el sur, con ventaja todavía para los países hi spanomusulmanes de las tierras meridionales33 . Como tampoco hay que relegar la constatación de que fueron muchos y arriesgados los propósitos regios y no tantos los resultados. El caso, quizás atemporal, de Jaca es «la excepción», y aun así el mi smo fuero otorgado por Sancho Ramírez en 1077 será durante mucho tiempo una decisiva declaración de intenciones que cristalizará lentamente34 ; como traspasará el tiempo del rey la

32. Todos estos aspectos están tratados debidamente en la obra de A . J. MARTÍN DUQUE YE. RAMÍREZ VAQUERO, Aragón y Navarra. Instituciones, sociedad, economía (sig los XI y XII), ya mencionada. 33. J. L. CORRALYF. J. PEÑA, La cultura musu/man islámica en Aragón, Diputación Provincial de Zaragoza. 1986. 34. «Esta es una carta de autoridad y confirmación por la cual yo, Sancho, por la grac ia de Dios rey de los aragoneses y de los pamploneses, os hago saber a vosotros, todos los hombres que están en oriente y occidente, en septentri ón y mediodía, que yo quiero fundar LIIU/ ciudad en mi villa llamada

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SANCHO RAMíRE2. REY DE A RAC6N Y DE NA VARRA

edificación de su catedral o se verá desplazada a Huesca, tras la conquista por Pedro 1 en 1096, la sede episcopal jacetana que no volverá a resurgir hasta el siglo XVI. Según esto, habría que revisar muchas de las ideas vertidas y repetidas acerca del carácter propio de la legislación jaquesa primigenia que en principio no parece claro que se dirija necesariamente a una población burguesa y aventajada respecto del resto de la población aragonesa señorial o campesina. Texto que, por cierto, incluye a los burgueses cuando habla de que «s i alguno, caballero, burgués o campesino, golpease a alguien ... ». En cuanto a la personalidad del rey Sancho Ramírez, las crónicas no son tan explícitas como para poder deducir de ellas una realidad que obedezca a una presencia real y no a un prototipo de monarca medieval y de dirigente ejemplar35 • Mientras que los documentos conservados constituyen una complejidad de elementos originales, fal sos y manipulados que impiden albergar la esperanza de llegar a recon struir la configuración física, síquica y anímica de un personaje tan alejado en el tiempo y en la mentalidad respecto de lo que la mayoría piensa hoy que debió ser un rey medieval, pues la gente está totalmente condicionada por la recreación literaria que ha sustituido a la realidad en mayor medida cuanto mayor es la desinformación general Las claves de la trayectoria humana del rey, en lo que afecta al desarrollo de su personalidad, sólo se pueden rastrear en los diplomas expedidos por su cancillería, buscando, no los aspectos técnicos o estereotipados que reproducen

Jaca» (traducc ión de M. I. Falcón, nota 25). En efecto, se manifi esta una voluntad , no una inmediatez, pues, como afirma Pil ar DOMíNGUEZ LOZA O, «Resulta indudable que, en un primer momento, el e mpleo de las nociones personales ciudadano y burgués en los textos de Derecho Local Medieval implica excl usivamente una ca lifi cac ión espac ial, una especificidad derivada de la cualidad concreta del lugar que se habita. Así, ciudadano no sería si no el habitante de la ciudad, y burgués no sería sino el habitante del burgo. Si en algún supuesto la condic ión de ciudadan o o burgués implicase una posición especia lmente favorable o privilegiada, e ll o derivaría estrictamente de la situación de espec ial privilegio o consideración que la ciudad o el burgo ostentase en el contexto general de la realidad hi stórica y política de l Reino; precisamen te, ese espec ia l interés y esa concreta relevanci a de la localidad era lo que determin aba su fundación sobre la considerac ión de ciudad o burgo. Este carácter de las nociones consideradas explica que el término ciudadano aparezca por primera vez incorporado al Fuero concedido por Alfon so VII en 1118 a Toledo. Y que la noción de burgués se recoja primeramente en el texto de la concesión a Jaca por e l rey don Ramiro 11 e l Monje en 11 34 de las fra nqui cias que di sfrutaban los burgueses de Montpellier. Espec ial relevancia presenta, en este sentido, el aná li sis de los textos propios del Derec ho Pamp lonés Medieval ; pues mientras Pamplona se configura globalmente como ciudad, su di stribución en barrios di stinguía entre burgo, población y villa de manera que la terminología personal relativa a la pertenencia a cada un a de las comunidades locales ex istentes respondía, correlativamente, a esas diferenc ias de constitución» (P. DOM ÍNGUEZ LOZANO, Los circunstancias determinantes de la vinculación con el Derecho Local. Estudio sobre el Derecho Local Altomedieval y el Derecho Local de Aragón, Nava rra y Catalwla en los siglos IX-XV, Un ivers idad Autónoma de Madrid 1986). 35. Ver a este propósito la aportaci ón en este libro de C. Orcástegui .

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ESleball SA RASA SÁNCH EZ

documentos semejantes y referidos a otros otorgantes y circunstancias, sino aquellos más particulares que afectan exclusivamente a su protagonismo. Señalemos algunos aspectos que pueden deducirse de los documentos, con las cautelas propias de la naturaleza y finalidad de los mi smos, teniendo en cuenta la di sponibilidad de la colección diplomática del rey : la religiosidad y de vociones particulares, lafamilia del soberano, el ideario del príncipe, sus relaciones con la Iglesia o las motivaciones de su actuación. Pues bien, en cuanto al primer aspecto, el de la religiosidad y devociones, los diplomas recogen una actitud en principio formal , cuando no artificial , y cierta postura impuesta por las circunstancias; sobre todo si pensamos que buena parte de dichos diplomas responde a donaciones y concesiones a la Iglesia, tan habituales en la Edad Media como las alusiones a la salvació n del alma del donante y la de sus antepasados a cambio de aniversarios. Sin embargo, las menciones a advocaciones locales, como la de los mártires Nunilo y Alodia 36 , santos no oriundos, como san MarciaJ37, o a Jesús Nazareno y su madre María 38 , muestran por un lado la predisposición real haci a dichas advocaciones, a las que después de la visita del rey a Roma habría que añadir lade san Pedro. Y sin olvidar la alu sión a las reliquias de tantos santos innombrados o las imprecaciones condenatorias para los contraventores de la voluntad del donante.

Lafamilia del soberano aparece en primer lugar desde el interés de fijar la fil iación, en un momento en que se están asentando los linajes, entre los que el primero de todos ellos es el del rey, con menciones al padre, el rey Ramiro, y al hijo, el infante Pedro; y, en segundo lugar, desde el interés por fijar la sucesión mediante una previa asociación al trono, como cuando se nombra Sancho reinando en Aragón y Pamplona y su hijo Pedro en Sobrarbe y Ribagorza. Legitimación asegurada cuando en las donaciones a centros eclesiásticos se hace observar que las rru smas se hacen conjuntamente entre el padre y el hijo, Sancho y Pedro ; pero el hijo que le ha de suceder, porque los hermanastros de Pedro, Alfo nso y Ramiro, fruto del segundo matrimonio del rey , no aparecen explícitamente 39 • Excepcional resulta la inclusión de su madre, Ermesenda de Bigorra, o de su hermana, la condesa doña Sancha, como cuando el rey concede a ésta varias heredades que él había recibido de sus progenitores Ramiro y Ermesenda40 • El ideario es todavía el propio de un rey guerrero, que se pone él mi smo al frente de su ejército para combatir al enemigo, personalizado en este caso por los paganos sarracenos, de los que nos habla también el Cantar de Roldán que

36. A.

CANELLAS ,

La colección diplomática ... , doc. 74 del año 1085.

37. Ibidem. 38. Ibidem, doc. 85 del año 1086. 39. Sobre todo en los documentos posteriores a 1076. 40. Ibidem, doc. 139, del año 1093.

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SANCHO RA MíREZ. REY DE ARA G ÓN Y DE NA VARRA

aplica la derrota carolingia del 778 a los musulmanes, no identificados como tales en otras fuentes coetáneas a los hechos. Pero es en las crónicas donde se fij a un recuerdo que resume este ideario y lo tras lada de siglo a siglo: la imagen del rey recorriendo y visitando la muralla de Huesca para hallar el mejor lugar de acceso a ella antes de caer mortalmente herido por una saeta, que buscaba exactamente la única abertura posible en la loriga del rey al alzar el brazo y desprotegerse instantáneamente. Un detalle que se perpetuará en el tiempo para identificar a Sancho Ramírez y justificar, acaso, que no fuera él quien ocupara la ciudad. Las relaciones con la Iglesia fueron también las propias de la necesidad del rey de salir del aislamiento junto con sus reinos para internacionalizar sus empresas bajo la protección del pontificado; pero a cambio, no lo olvidemos, del arrumbamiento de lo propio, materializado en un culto y una pervivencia hi spano-visigótica que desde los orígenes de Aragón fue viva, mucho más de lo que pudo ser una mera y superficial influencia carolingia que ni siquiera en Cataluña llegó a desplazar, pese a su fuerza, a la herencia visigoda41 • Lo demás, la penetración de la reforma gregoriana, la influencia de Cluny o la dominación de prelados y priores ultrapirenaicos de la Iglesia que dejaba de ser oriunda, completa el panorama de estas relaciones que incluyen la intromisión del rey a favor del clero extranjero sustentado por Roma. Yen cuanto a las motivaciones de la actuación del rey Sancho Ramírez: la situación de frontera entre la feudalidad y al-Andalus, el tirón de la conquista de la emblemática Toledo por Alfonso VI de León y Castilla en 1085 y la debilidad de las incipientes estructuras militares de los reinos de los Ramírez, que permitió la introducción de caballeros franceses en Aragón, facilitando también sus correrías descontroladas; todo ello constituye un conjunto de motivaciones que hicieron actual al rey Sancho por donde la hi storia y los historiadores han ido constatando poco a poco.

41. Qui zás se ha insistido en una visión altoaragonesa y altomed ieval exc lusivamente oriunda, con imprecisas vinculaciones carolingias y contami naciones sureñas del valle del Ebro andalusí; pero habría que profundizar en la herencia y pervivenciade lo hispanovisigodo, másq uede lo hi spanovisigótico, en los primeros balbuceos aragoneses y primeros arranques pirenaicos de un reino consolidado inicialmente con Sancho Ramírez. De ahí que la apertura del rey fue un hecho impuesto desde fuera y asumido desde dentro pero no tan aceptado como se piensa. Ello explica, por ejemplo, las campañas de europeos sobre territorio aragonés (véase la campaña sobre Barbastro) sin participación aragonesa, ni real ni particular, la presencia decisiva del clero francés o la sumi sión al papa y la infeudac ión a San Pedro. Acaso en estas intromisiones y cambios estu vo buena parte de la causa de la divi sión posterior en Aragón y que estallaría con Ram iro Il.

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DIPLOMAS Y CANCILLERÍA M: de los Desamparados CABA ES PECOURT

De acuerdo con el título, este trabajo tiene dos partes que si bien pueden analizarse de forma individualizada están íntimamente relacionadas entre sí. Los documentos suelen precisar la canci ll ería, mientras la cancillería tiene su razón de ser en los documentos.

1.- LA CANCILLERÍA

Con el nombre de «cancillería real » se conoce, desde la época medieval, la oficina encargada de expedir y autentificar los documentos emanados de la autori dad regia y surgió, al igual que otros organismos, debido a la imposibilidad de atender a todas las tareas administrativas por parte de la Curia regia de la que fo rmaba parte, primero el notario real y luego el canciller. De éste, oficial que desempeñaba oficio de carácter público y que acompañaba al rey de forma permanente, derivó la denominación antedicha. Estas oficinas, una vez organizadas, expedían sus documentos de acuerdo con unos formularios establecidos que variaban según los tiempos. Se suele com parar la organización de la cancillería real aragonesa con la de la cancillería pontificia. Estaba presidida por un canciller y formada además por un vicecanciller, guardasello o protonotario del sello, notarios, escribanos, selladores, etc. Sus monarcas la reglamentaron mediante di sposiciones diversas, siendo de destacar las famosas «Ordenaciones» de Pedro IV, redactadas a imagen de las «Leges Palati nas» de Jaime 11 de Mallorca, donde se recogen toda clase de órdenes para el fu ncionamiento de la cancillería y expedición documental. Conocer cómo se organizaba y cómo funcionaba la cancillería regia aragonesa en la Baja Edad Media, época en que dicha institución estaba plenamente fo rmada, y aun conserva en su Archivo toda clase de información sobre el personal (nombramientos, nómina de oficiales, etc.), sellado de documentos, tasas a pagar por su expedición, etc., no es excesivamente difícil debido, como digo, a la presencia de los testimonios antedichos. Tampoco lo es conocer la variedad de sus documentos y las diferentes fases de la génesis de los mismos,

IllLlMleA AlL6R INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES HUESCA

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DIPLOMAS Y CANCILLERíA

pues el acervo documental conservado es rico y además la cancillería aragonesa, desde Jaime 1, inició la serie regi stral de su propia producción, por lo que muchos documentos, aun hoy perdidos, sobreviven en el rico depósito de registros reales existente en el Archivo de la Corona de Aragón. Ahora bien, todo este mundo complejo y ordenado corresponde a la etapa bajomedieval pero no admite parangón con lo que conocemos para la época más antigua, con una cancillería en formación y con escasa documentación al respecto -tan sólo los documentos reales conservados- que además debe someterse, por lo regular, a una severa crítica a fin de establecer su grado de ingenuidad, su fecha e incluso su originalidad. Por todo ello, para lograr una aproximación al conocimiento de la constitución, funcionamiento y producción de la cancillería del monarca aragonés Sancho Ramírez, deberemos partir de su producción documental para de esa manera intentar conocer quienes integraron la institución cancilleresca -si es que existió-, cuál fue el procedimiento seguido para la expedición documental y finalmente conocer la tipología de los distintos diplomas emanados de la misma. El primer punto di scutible es ya el del nombre. Quizás no deberíamos hablar de «cancillería» sino de «escribanía» para el periodo de los Ramírez, pues la figura del canciller no aparecerá durante el mi smo. Sin embargo, consideramos al grupo permanente de «escribanos del rey» o «escribanos reales», ya existentes durante el mi smo, frente al empleo de escribanos coyunturales de etapas hi stóricas anteriores -generalmente eclesiásticos, pues eran los únicos que conocían la escritura-, como precedente o embrión de la figura del canciller, y mantenemos el nombre de «cancillería» para este periodo temprano de la organización de la mi sma ' . Más tarde y como paso intermedio a la auténtica organización cancilleresca, habría un notario real con escribanos a su servicio, a modo de jefe de oficina, que patentizaría más su similitud con la figura del canciller. Precedente de este notario-jefe quizás podríamos hallarlo durante este reinado en la figura de Galindo de Muro, capellán y escribano real, a la vez que abad de Santa María de Alquézar, como más adelante tendremos ocasión de precisar. En cuanto a la documentación que va a servirnos de base para alcanzar el conocimiento propuesto, hasta hace poco contábamos tan sólo con los Documentos correspondientes al reinado de Sancio Ramire(:, extraídos del archivo de San Juan de la Peña y publicados por Salarrullana en la «Colección de documentos para el estudio de la hi storia de Aragón », y algunos otros di spersos 2 ; pero a fines

l. La misma denominación encontramos en trabajos precedentes, cfr. A . CA ELLAS, La cancillería real del reino de Aragón ( 1035- 1/34) , «Folia budapestina», Zaragoza, 1983, pp. 23-46 2. Pueden encontrarse en diversas colecciones diplomáticas, entre las que pueden citarse los Documentos para la reconquista del Valle del Ebro y el Cartulario de lrache, de J. M'. LACARRA; el Cartulario de Siresa, el Cartulario de San Juan. de la Pel1a y los Documentos de Jaca, de A. UBIETO; la Colección Diplomática de Leire, de A. MARTÍN DUQUE, la Colección diplomática de la Catedral de Huesca de A. DURÁN, etc.

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M. " de los Desamparados CA BANES PECOURT

de 1993 vio la luz la tesis doctoral de Angel Canellas López3, en donde se recogen cerca de 160 documentos de este monarca, incluidos los anteriores4, y hacen más cómoda la labor de extracción de los datos que seguidamente vamos a exponer. Sin embargo y pese a las apariencias no es ésta una tarea fácil, pues antes de abordar el estudio de los diplomas es preciso someterlos a una profunda revisión respecto a su autenticidad y aun más todavía hay que establecer su correcta cronología, pues dado que originalmente fueron redactados en escritura visigótica y luego copiados en escritura carolina, el desconocimiento que de la primera tenían algunos copistas contribuyó en numerosos casos a una más que deficiente transmisión de los textos, dándose continuos anacronismos que en algunos momentos podJÍan inducir a pensarse en delitos de falsificación que muchas veces resultan reales.

1.1 La organización de la Cancillería. La Cancillería como oficina organizada desde donde se expedían los distintos documentos emanados por el monarca aragonés Sancho Ramírez creemos que no existía de una manera física en ninguna de las localidades desde las cuales se redactaron éstos. Pero, no obstante, como antes advertíamos, en el ámbito de la expedición documental existía una estructura rudimentaria constituida por un personal fijo al servicio del monarca, encargado de cumplir con la tarea de redactar las diferentes órdenes reales mediante instrumentos que eran entregados a sus destinatarios. Podemos clasificar los rogatarios de Sancho Ramírez en tres categorías, dos de las cuales pertenecían al servicio del rey mientras la tercera era coyuntural. Su diferencia estriba en el campo de actuación y se manifiesta en la fórmula empleada. Son las siguientes: a) Escribas reales permanentes e itinerantes: Todos ellos presentan una extensa fórmula suscriptoria y puntualizan estar al servicio del rey y escribir por su mandado. A diferenci a de su antecesor Ramiro 1, cuyos escribanos se sucedían en el oficio, Sancho Ramírez contará con un servicio permanente de escri banía que alternará coetáneamente. Actuaban en cualquier lugar y previsiblemente acompañaban al monarca en sus desplazamientos a lo largo y ancho del reino. Si nos ceñimos únicamente a los documentos originales conservados y a sus fechas, los escribas de este reinado responderían a tres nombres:

* Sancho (1066-1075 ). * García (1077-1092). * Galindo (1078-1092). 3.

Cfr.

A. C ANELLAS, Colección diplO/nática de Sancho Ramírez, Zaragoza, 1993.

4. Los Documentos de Salarrullana están regestados, por lo que rec urrimos a dicho texto para conocer las características del tenor documental.

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DIPLOMAS Y CANCILLERíA

De estos escribanos, el primero lo había sido ya de Ramiro 1, documentándose desde 1046, Y extendió sus documentos de forma continuada desde 1058 hasta la muerte del rey. Pasó luego al servicio de Sancho Ramírez y suscribió los diplomas de éste hasta enero del año 1075, siempre según versiones originales. Los nombres: Sancho/Sancho Porco/Sancho Petro, scriptor, que aparecen en la totalidad de los documentos suscritos por este personaje (contando copias y falsificaciones) son tres versiones del mismo, si interpretamos la última como una mala lectura del copista, pues todas las veces que aparece esta versión procede del

Cartulario de Fanlo 5 . Testimonio de su servicio en las dos cancillerías lo encontramos en el doc. 15 de la Colección diplomática de Sancho Ramírez, por el cual este monarca concedía a Sancho Porco, «criato que juisti de meo patre et mea matre et scribano», unas casas sitas en Piñiello, agradeciéndole los buenos servicios prestados a todos ellos. El propio Sancho Porco redacta esta carta afirmando que es verdadera y si alguien dijera lo contrario «non dicit veritate et mentit qui intus

in sancti lohannis in Ula tribuna susa mandabit illa regi domino Santio supra scribto jacere et scribere, Deo iuvante». Fórmula utilizada para su suscripción es la siguiente: «Et ego Sancio scriptore qui pro iussione domini mei ista carta scribsi et de manu mea istum signum (+) jeci, Deo iuvante». Será esta última frase la que la caracterice -aunque no siempre la lIeva-, cambiada en algunas copias por «annuente Deo» (doc. 9) o «Deo gratias» (doc. 13). Es curiosa la sonorización de la p que de la palabra escriba o derivados utiliza. Todavía podríamos alargar la vida profesional de Sancho Porco hasta 1076 si consideramos como auténtico el documento 37, donde el escriba cierra el documento con la aprecación ya citada «Deo iuvante»; y hasta 1079 si damos por bueno y corregimos la fecha del documento 50, confirmación de un documento anterior de autenticidad dudosa y que presenta a su vez toda una serie de inexactitudes que dejarían de serlo si lo datamos en el año dicho. Con el mismo nombre, Sancho, encontramos en 1076 (docs. 39 y 40) otro escribano cuya fórmula presenta ligera variante respecto a la anterior: «Ego

Sancius scriptor per mandatum/mandamentum domini mei regis hanc cartam scripsi et hoc signum (+) jeci», pero hacemos caso omiso del mismo dado que ambos documentos son falsos. De 1077 a 1092 ya Canellas señalaba como escribanos de los diplomas reales dos personajes denominados García. Si tenemos en cuenta toda la producción diplomática conocida, auténtica o no, habría que retrasar el inicio de esta actividad a 1072 (doc. 27) en que suscribe el primero de ellos como García, «vocatus de Biel», si bien no vuelve a nombrarse con semejante apelativo.

5.

28

Cfr.

A.

CA NELLAS,

Colección Diplomática, docs. 9 y 18.


M ." de los D esa ll/{Jarados CA BANES PECOURT

El segundo escriba denominado García ejercería, según Canell as, entre los años 1082-1084, pero resalta la mayor importancia y vigencia del primero, que seguiría ejerciendo durante el reinado de Pedro 1. La fórmul a más o menos estable que ambos presentan podemos tipifi carl a en la sigui ente: «Ego Carsias scriba domini regis Sancü hanc carlam scripsi el hoc signum (+)feci» (doc. 33). Finalmente, de nuevo dos homónimos Galindo cierran el cicl o de los escribanos de Sancho Ramírez, que también en este caso, muerto el rey, los veremos redactando los dipl omas de su hij o Pedro 1. La pri mera suscripción con este titul ar la podemos datar en enero de 1078 (doc. 46) y su fó rmul a es la sigui ente: «Ego Calindo, scriptor sub iussione domini mei regis han e carlam scripsi el de manu mea hoc signum ( + )feci». En otro dipl oma del año siguiente añade al final la aprecac ión «Deo grati as» (doc. 49). Galindo de Muro era, además de capellán y escribano real (doc. 35), abad de Alquézar y de San Juan de Matidero6 y es posible que la reunión de tantos cargos en su persona le confiriera una mayor dignidad en el ámbito de la escribanía, pues es el único que muestra en la cláusul a suscriptoria - aunque sólo sea por una vez- el mandato imperati vo de hacer escribir la carta (doc. 9 1); y esta misma orden la repite durante el periodo de tiempo que estu vo al servicio de Pedro r. Bajo sus órdenes estu vo un escriba llamado Sancho, según puede comprobarse en documento otorgado por Galindo, a principios del siglo XII, en su calidad de abad de Alquézar cumpliendo un mandato del monarcas. Pero este caso es único, ya que el resto de los escribas realizaron siempre esta labor personalmente. Dentro de este; grupo todavía podría hablarse de un/os escribals de nombre Fortuño/Fortunio que aparece en tres ocasiones ( 1069 y 1093), en una de las cuales se apellida de Sescanio. Pero dado que ninguno de estos dipl omas es ori ginal y además suscitan fuertes dudas sobre su autenticidad, tan sólo dej amos constancia de su mención sin insistir sobre el mi smo. b) Escribas reales permanentes pero adscritos a un monasterio: Estaba formado este grupo por una serie de monj es que viviendo entre la comunidad de sus respecti vos monasterios desempeñaban la funci ón de escribas al servicio del rey, lo que así hacen constar en las fórmul as con que acompañan su suscripción, similares a las de los escribas del grupo anteri or. Eran, pues, escribanos fij os pero sólo para cumpli mentar los documentos concedidos al

6. En e l año 1083 , form ando parte de los sincroni smos que aparecen en la cláusul a cronológica de un diploma, se menci ona a «Galindo de Muro, escri ba del rey, abad en Sa nta María de Alquézar y San Ju an de Matidero», cfr. A. CA ELLAS , Colección Diplomática, doc. 60. Y al tiempo que escriba no real , es cape ll án del monarca, c fr. A. CANELLAS , Colección Diplomálica, doc. 36. 7. Cfr. A.

UB IETO,

Colección Diplomática de Pedro /, Zaragoza, 195 1, doc . 86.

8. Cfr. A.

UB IETO,

Colección Diplomálica de Pedro /, doc . 143 .

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DIPLOMA S Y CANCILLERíA

monasterio en el que estaban integrados, de ahí que sólo los veamos actuar de forma esporádica. No aparecen en ningún caso en diplomas originales. Podemos citar entre ellos:

* Jimeno, capellán real y escribano (1067-1092) . Todos los documentos destinados al monasterio de San Victorián van suscritos por este personaje. Con el mismo nombre e idéntica fórmula, salvo la precisión de ser «scriba Sancioni regis», se suscriben documentos dirigidos a Santa María de Alquézar y uno a San Juan de la Peña.

* Eraldo, gramático real (1082 y 1093). Suscribe dos diplomas referentes a San Pedro de Siresa. * Amancio (l081), escribano real , aparece en la abadía de Fanlo con una sola mención. c) Escribanos ocasionales: Consideramos como tales aquellos personajes que actuaron como amanuenses reales de forma totalmente coyuntural , monjes de las abadías agraciadas con el favor real que cerraron los diplomas con la mención de su nombre y un conciso «scripsit». Recuerdan las antiguas suscripciones avaladas solamente por la facultad de conocer la escritura y cuyos artífices extendían tanto las escrituras reales como las particulares. Todos ellos los conocemos a través de copias, pero no vamos a entrar aquí en la posible autenticidad o falsedad de las mismas. Son los siguientes: * Jimeno, monje de Leire. * Iñigo, diácono, creemos, de este mjsmo monasterio. * Lope, de Santa María de Irache. * Berenguer Ermengol, de San Vicente de Roda. * Arnaldo, de San Ponce de Torneras.

* Juan de Perarrúa. El único entre ellos que no limita su fórmula a la palabra «scripsit», es el último que suscribe un documento expedido por Sancho Ramírez en 1066 haciendo varias concesiones a Santo Tomás de Torre de Ésera; posiblemente fuera un clérigo de esta iglesia. Su fórmula suscriptoria está indicando la recepción verbal del documento y carece por completo de datos sobre su condición personal. Es la siguiente: «Ego Johannes de Petra Ruba quam audivi scripsi et hoc signum feci (+ ) >>9.

9.

30

Cfr.

A.

C ANELLAS,

Colección Diplomática, doc. 6.


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2. El funcionamiento de la cancillería Es difícil conocer la gestación de un documento, sobre todo en estos tiempos en que no existen los registros ni se conserva ningún tipo de nota sobre el contenido de los mismo. Sin embargo sabemos que los aquí estudiados se originaban por mandato del rey al escribano o rogatario que era el encargado de elaborar formalmente el documento, pudiendo haber previamente o no una petición al monarca por parte del beneficiario. A la primera fase se le conoce con el nombre de «actio» y a la segunda de «conscriptio», teniendo como resultado final el documento, única parte hoy visible de la génesis. El paso intermedio entre «actio» y «conscriptio)), lo marcaba la «iussio)) o mandato de expedición del documento, que era, a su vez, el factor principal de la genética documental. Reflejo de esta orden lo hallamos en la suscripción del rogatario, quien así lo hacía constar con la fórmula «per iussionemlsub iussionem domini mei regis)) o «iussi domini mei regis)), salvo cuando los redactores eran coyunturales en cuyo caso sólo anotaban la labor de escribir -«scripsib- pero no la orden. Será a finales del reinado cuando la diplomática regia se enriquezca con una fórmula corroborativa en que el rey reitere su mandato de hacer escribir el documento que está suscribiendo con su signo Para la redacción «in extenso» del documento es de suponer que utilizarían minutas, puesto que la variedad de fórmulas que luego estudiaremos parecen corroborar la carencia de formularios, aunque en más de una ocasión se intuye que el escriba reflejaba en el documento lo que el rey le manifestaba de viva voz. Así, por ejemplo, podría desprenderse del testimonio ya citado de Sancho Porco cuando el rey «in Sancti Iohannis, in il/a tribuna susa » le manda hacer y escribir el documento. Pero todavía parece más evidente el testimonio de Juan de Perrarúa que afi rma que «audivi, scripsi et hoc signumfeci». También, en una ocasión, el monarca indica en el inicio del tenor, cuando justifica la restauración y dotación de la Sede de Roda, haberlo mandado «scriptis et verbis», pero parece que se está refiriendo a la restauración de la Iglesia y no a la redacción del instrumento. Además, tampoco este documento ofrece garantías suficientes de credibilidad. Resultado final de la «iussio)), la «minutatio)) y demás fases de la «conscriptio)) son los documentos que aquí analizamos debidos a Sancho Ramírez y que nos introducen en la segunda parte de esta exposición.

2. LOS DIPLOMAS Éstos fueron extendidos originalmente sobre pergamino, bien preparado y escri to a línea tirada siguiendo la parte más larga del soporte, salvo en Ribagorza 31


DIPLOMAS Y CANCILLERíA

que tenían forma de edicto. La lengua utilizada fue la latina, lengua entonces en uso, y la escritura la visigótica en que se marcaban algunos rasgos de tran sición hacia la carolina. Siguiendo la estructura diplomática del anterior reinado, el texto se disponía en varios bloques : el primero recogía las fórmulas introductorias y el dispositivo completo. Un segundo espacio estaba destinado a recoger la suscripción y signo del otorgante u otorgantes, y en el mi smo se añadían los signos de las posibles confirmaciones posteriores. La tercera parte reunía los datos cronológicos de todo tipo : datos crónicos, tópicos, históricos y personales, alcanzando variada longitud según lo completo de dicha cláusula. Por último, el diploma se cerraba con la suscripción del escriba donde constaba su nombre, oficio y signo, más la orden del monarca de extender el documento, y, en contadas ocasiones, algún otro dato, tal como la aprecación, alguna fecha, etc. Esta estructura variará a mediados del reinado, pues desde 1078 la suscripción pasará a cerrar el documento detrás de la fecha y delante de la suscripción notarial y sólo algunos documentos conservarán la forma anterior excepcionalmente; la nueva forma se afianzará en reinados posteriores. Elementos ornamentales en estos diplomas son por lo regular la presencia del Chrismon, la 1 mayúscula de comienzo del texto cuando éste se inicia con la invocación verbal, la F con que comienza el incipit de la fecha, y sobre todo el signo del monarca, cuya suscripción debía ser autógrafa, y el del escriba. Con frecuencia todos estos elementos eran dibujados por persona distinta al autor material del diploma, para lo cual se dejaba el espacio necesario para su trazado, no faltando los documentos en que esta segunda labor no llegaba a efectuarse y carecen por ello de ornamentos. Si bien es cierto que en ocasiones estos diplomas pudieran no haber llegado a tener validez y por ello no se ultimaron, no parece ser éste el caso de los diplomas de Sancho RamIrez y hay que pensar en que la partida del rey antes de suscribir el diploma justificaría su apariencia inacabada. Una vez examinadas las características generales de los documentos de Sancho Ramírez y antes de pasar a analjzar sus caracteres internos y tipología, es preciso dilucidar cuál es el grado de ingenuidad lO que éstos presentan, y en lasolución del problema habrá que tenerse en cuenta necesariamente su forma de tradición. El primero de los aspectos -la ingenuidad documental- nos dará dos tipos de documentos: auténticos y falsos. La tradición nos los clasificará en originales y copias. En este reinado hay gran abundancia de falsificaciones, al igual que ocurre

10. Por ingenuidad documental se en ti ende el grado de relación que ofrece un documento respecto a su origen, o lo que es lo mismo, respecto al hecho que documenta.

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en el anterior e incluso posterior, pero eso es en algún modo lógico, ya que era costumbre bastante extendida de los fal sarios retrotraer cuantiosas donaciones o co nfirmaci ones al fundador de una dinastía o al inicio de un reinado, pues normalmente se hacía confirmar a un monarca las donaciones hechas por sus antecesores y ello hacía que, si la fal sificación no era advertida, quedaran convertidas en auténticas, fal sas donaciones. Por lo que respecta a la tradición, de los 159 documentos reunidos en la Colección diplomática de Sancho Ramírez, treinta y tres son originales y el resto copias, las cuales proceden en número bastante elevado de colecciones diplomáticas como El libro de la Cadena de la Catedral de Jaca, El Cartulario de Fanlo, El Libro de Privilegios, de Zaragoza; El Libro de Voto y Félix; El Cartulario Mayo r de Roda; Cartulario de Leire, etc. , mientras un pequeño número está copiado en pergaminos exentos. Pero también las copias, con frecuencia , incurren en eq ui vocaciones que es preci so subsanar. Las más frecuentes y graves afectan a la fecha , pues los copi stas, dado el periodo casi de transición en que nos encontramos escriturariamente hablando, desconocen algunos de los sistemas de escritura visigótica --ellos ya están escribiendo en carolina- y fácilmente yerran las fechas en su copia, concediendo a los documentos una cronología eq uivocada. El error más frecuente radi ca en la expresión del numeral romano V, para el que el sistema escriturario visigótico utilizaba la u en lugar de la v. Los copistas carolinos, desconocedores de este uso lo copiaban como ii ; de ahí que leyeran también iii en vez de ui ; y iiii por vii. También podía ser problema el reconocimiento de la x. Para poder confirmar las supuestas equivocaciones hay que recurrir a otros elementos diplomáticos, fundamentalmente intitulaciones o sincronismos persona les, y solucionar, mediante la revisión de fecha, los posibles anacronismos que tu viera el texto. Pero esto no es siempre así; en ocasiones, estas incorrecciones y anacroni smos no hacen más que certificar la falsificación mediante copias. También podemos encontrar diplomas manipulados que no falsos, median te interpolaciones al texto original. También deben ser señalados y utilizados en lo que valen. Así pues, como preliminar al estudio diplomático en profundidad de Sancho Ramírez hay que establecer las falsificaciones anunciadas antes; rectificar las fechas que hubiere menester y demás alteraciones y proceder a una reordenación temporal de los documentos a fin de errar lo menos posible en las ulteriores conclusiones. A modo de ejemplo recordaremos como diploma falsificado las tan conocidads Actas del Concilio de Jaca de 1063. El otorgante es Ramiro Ijunto con su hij o Sancho Ramírez, y de este documento existen al menos 15 copias que sobresalen fundamentalmente por la belleza de sus miniaturas, por lo que han sido y son repetidamente reproducidas. En cuanto a diploma con fecha errónea, podemos citar el Fuero de Jaca, que conocido mediante una copia, presenta un

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espacio en blanco junto a la fecha, como si el copista no hubiera sabido leer las cifras del original. No vamos a tratar aquí el tema de las revisiones de fechas y falsificaciones por ser excesivamente extenso, aunque sí vamos a tener en cuenta estas circunstancias en el análisis que seguidamente vamos a realizar sobre la producción diplomática de Sancho Ramírez. Y no hay que olvidar que estamos hablando de falsos diplomáticamente hablando, pudiendo ser o no históricamente cierto su contenido.

2.1 La morfología diplomática Por supuesto, en estos momentos no existe en la incipiente cancillería de Sancho Ramirez un formulario al cual se ajusten los diversos documentos emanados de la mi sma, pero sí creemos encontrar un cierto «estilo cancilleresco» que permite reconocer estos mismos documentos. El esquema general al que se acomoda, idealmente hablando, un documento es el siguiente: Protocolo Inicial: Invocación, Intitulación, Dirección, Salutación. Texto: Preámbulo, Notificación, Exposición, Disposición, Sanciones, Corroboración. Protocolo Final : Data: Fecha, Regnante, Tenentes, Curia regia, Suscripción, Aprecación. Lo esencial sería analizar detalladamente cada una de las fórmulas enumeradas para así establecer el diploma-tipo habitual y su evolución a lo largo del periodo histórico de Sancho Rarnirez. Pero en aras de la fluidez sólo voy a referirme a algunas de las fórmulas que por sus especiales características permiten una mayor amenidad a la vez que resultan fundamentales para definir el «estilo cancilleresco» antes aludido y por tanto dilucidar la autenticidad de los diplomas. Estas fórmulas serán: la invocación, intitulación, sanción y fecha.

* La Invocación: Fórmula inicial de los diplomas en este tiempo; puede expresarse mediante una doble forma: anagrama de las letras que conforman la abreviatura de Cristo (XPS) y frase alusiva a la impetración divina. Si nos atenemos a los documentos originales de Sancho Rarnirez, apreciaremos que no siempre presenta la doble invocación, como igualmente falta en buen número de las copias conservadas, a diferencia de la invocación verbal que siempre está presente. Tan sólo hay un pequeño grupo de tres documentos, muy dudosos, iniciados por un exordio y una confirmación -también sospechosaque se inicia directamente con el verbo dispositivo, lo cual es completamente imposible, aunque es de creer que se debe a defecto de copia. 34


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Las fórmulas utilizadas para esta invocación verbal son excesivas (alrededor de la cuarentena), lo que permite sospechar el origen fraudulento de algunos de los documentos, inspirados en modelos posteriores a los tiempos atribuidos en ellos. Pueden clasificarse en invocati vas al nombre de Dios; al nombre de Cristo; al nombre del Señor; al nombre de la Santísima Trinidad; mixtas, cuando están compuestas por dos de las anteriores; más un grupo de índole varia. Las variantes halladas en documentos originales son dieciocho, que aumentan hasta la cifra antedicha si consideramos la totalidad de diplomas. También sobre originales, en la época de Ramiro 1 se utilizan hasta ocho invocaciones distintas, mientras con Pedro 1 se dobla este número llegando a diecisiete. Las fórmulas más utilizadas, considerando los diplomas en conjunto son:

* Invocaciones Trinitarias: Se emplean : «In nomine Sane te et Individue Trinitatis» (17 menciones, más una que añade <<Amén»). Precedida por «Sub » en lugar de «In » la utilizan ocho documentos, entre ellos dos originales. Si bien la invocación más utilizada en estos últimos es la que adiciona a la fórmula antedicha, la frase «regnantis in seeula. Amen» (13 veces), a la que se puede sumar una copia que amplía la frase a «seeula cuneta». Sobre la base de la primera fórmula, pero añadiendo la enumeración de las tres personas trinitarias hay ocho documentos: «In nomine Sanete et Individue Trinitatis, Patris et Filii et Spiritus Saneti. Amen». E idéntica fórmula pero sin la aprecación se repite cinco veces. También en cinco ocasiones más se utiliza la fó rmula «In nomine Sanete Trinitatis». En otras ocasiones se invoca a las personas trinitarias pero no al misterio: «In nomine Patris et Filii et Spiritu Saneti. Amen» (5 mencione añadiendo en un caso «seilieet» y omitiendo en otro el «Amen»). Ramiro 1 ya utilizaba la invocación trinitaria iniciada por la preposición «sub», mientras el resto son continuadas por los sucesores de Sancho Ramírez de for ma generalizada. Existen otras variantes que omitimos al contar con menor representación en los diplomas, al igual que haremos en los ejemplos siguientes.

* Invocaciones divinas: Aparecen, «In Dei nomine» (15 menciones). Con el añadido «et eius gratia» aparecen siete documentos más, de los cuales uno añade la aprecación «Amen». Y combinada con la invocación a las personas de la Trinidad podemos encontrarla cuatro veces más con la siguiente fórmula: «In nomine summi et eterni Dei omnipotentis, Patris et Filii et Spiritu Saneti». Otra variedad de la misma naturaleza es la que se coloca «Sub divina 35


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clementia el eius gratia», utilizada en trece ocasiones, cuatro de ellas originales. La invocación a la De idad se encuentra ya con idénticas fórmulas en los documentos de Ramiro T y se mantiene e n los de Pedro 1 y Alfonso Tcas i e n su tota lidad.

* Invocaciones al nombre de Cristo: La más sencilla es «Sub Christi nomine» (en dos ocasiones, una original), que se completa con «el eius gratia» (cuatro veces, una original). En otras cuatro ocasiones invocan «In nomine Domini Nostri Ihesu Christi», y en cinco, só lo «In nomine Domini. Amen», llevando éste último tres de ellos. Este tipo de invocac ión se mantiene durante los monarcas poste riores en casi todos los casos.

* La Intitulación: Sobre los diferentes títulos que acompañan a l nombre del rey en los diplomas otorgados por e llos se puede consultar los di versos artículos que sobre el particular ha publicado Felipe Mateu y L1opi s, siendo el concerniente a Sancho Ramírez aquél que estudia la evolución del título «Aragonum » I'. Pero análisis más profundo sobre la intitulación de este monarca podemos encontrarlo en la obra Los Orígenes de los reinos de Castilla y Aragón, publicada por el prof. Ubieto Arteta con moti vo de su jubilación. Siguiendo las directrices marcadas por el citado profesor, pero ampliando la información al poder manejar la Colección Diplomática de Sancho Ramírez de Canell as, vamos a fijar las di stintas etapas que la intitulación real recorri ó en este periodo y a conocer su evoluci ó n. Todo ello está en íntima re lac ió n con e l desarrollo del concepto de la realeza. Los documentos más antig uos de Sancho Ra mírez nos muestran a este personaje como otorgante conjuntamente con su padre Ram iro 112 , y se intitula «Sancius, filius eú/s». Pero en 1066 y en documento original 13, como único otorgante presenta simil ar intitul ació n a la utili zada por su padre: «Ego Sancio, Ranimiro regis filio »; y esa mi sma conservará a lternando «filio » y «prolis», al menos hasta el 8 de abril de 1069, de cuya fecha se conserva un originaJl 4.

11. Cfr. F. M ATEU Y LLOPIS, Rex Aragol1llm. NOlas sobre la inliTulación real diplomáTica en la Corona de Aragón, «Spanische Forschungen der Gorresgesell schaft» , 9 Band ( 1954), pp. 11 7- 143 . 12. Desde diciembre de 1061 hasta la muerte de Ramiro 1, fue un periodo de corregencia de este monarca y su hijo Sancho Ramírez, actuando conju ntamente en el gobierno del reino . 13. Cfr. A. CANELLAS, Colección DiplomáTica, doc. 7. 14. Cfr. A. CANELLAS, Colección DiplomáTica, doc. 15.

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Un mes más tarde moría Ramiro lIS y le sucedía su hijo Sancho Ramírez, que a partir de dicha fecha adopta para su intitulación la fórmula «Ego Sancio Ranimíro Aragonense», según documento copiado en el Cartulario de Fanlo l6 . En documento auténtico de enero de 1072, a la anterior intitulación se incorpora la fó rmula alusiva al origen divino: «gratía Dei Aragonense» J7. El vocablo «Aragonense» está indicando a un funcionario que ejerce la autoridad en el reino y éste es Sancho Ramírez; sin embargo todavía no se titula «rex ». La misma fó rmula se mantendrá en documentos auténticos hasta 1075 18• Según Ubieto l 9 , esta nueva intitulación sería coincidente con la política pontificia seguida en la península ibérica, y la ausencia del título de rey co nfirmaría la aceptación por parte del monarca aragonés de las teorías dominantes en Roma. Sancho Ramirez había viajado a Roma en la primavera del año 1068 y había encomendado su persona y reino en manos de Dios y de San Pedro. Resultado de esta infeudación sería, pues, la entrega de Aragón al Papa, y su refl ejo la fórmula intitulativa de Sancho Ramírez ya citada, puesta en circulación a la muerte de su padre, por la cual se manifiesta la asistencia divina para gobernar en Aragón como representante de la Santa Sede, pero no como rey. Aunque existen algunos documentos correspondientes al periodo discurrente entre 1069-1075 que llaman rey a Sancho Ramírez, los desechamos por tratarse de copias, en unos casos falsificadas , en otros con fecha equivocada, y el resto, aunque puedan ser de la época atribuida, fácilmente han podido añadir la palabra «rex» al actualizar el texto original con los modos corrientes en el momento de la copia. A partir de 1076, fecha en que se proclamó a Raimundo Dalmacio como obispo de Roda, las relaciones entre el monarca y la Santa Sede sufrieron un enfriamiento. Esta situación coincidió asímismo con un acontecimiento que iba a transformar el panorama. El 4 de junio de 1076 moría asesinado Sancho de Peñalén, rey de Pamplona, y su trono es ocupado por Sancho Ramírez, que une en su persona el gobierno de ambos reinos. Esta situación tiene un reflejo dipl omático inmediato y de esta manera Sancho Ramírez pasa a llamarse hasta el final de su reinado (1094): «Sancius, gratia Dei rex Aragonensium et Pampilonensium». La sustitución del vocablo «Aragonense» por «Aragonensium» parece que lleva a su vez incurso un cambio en su significación. Si por «Aragonense» se entendía --como antes he dicho-- la actuación de un funcio-

15. Esta fecha no es aceptada por todos los historiadores, pues tradicionalmente se da como in icio de l reinado el año 1063 ó 1066. UBI ETO en su trabajo Una leyenda del «Camino». La muerte de Ramiro 1 de Aragón (Príncipe de Vi ana», 90-91 , Pamplona, 1963), pgs. 5-27, razona y fundamenta la muerte de Ramiro 1 el 8 de mayo de 1069 y la posterior sucesión de Sancho Ramírez al trono. 16. Cfr. A. CANELLAS, Colección Diplomática, doc. 18. 17. Cfr. A. CANELLAS, Colección Diplomática, doc. 21. 18. Cfr. A. CANELLAS, Colección Diplomática, docs. 28 y 34. 19. Cfr. A. UBI ETO, Orígenes de Castilla y Aragón, p. 175 .

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nario que ejercía la autoridad por delegación, «Aragonensium» viene ya a indicar el dominio de una persona con derechos sobre el reino. Aunque con posterioridad mejoraron las relaciones de Sancho Ramírez con la Santa Sede, la situación anterior ya no fue restaurada. Todavía podemos señalar una variación en las intitulaciones indicadas, pero todas ellas coinciden en documentos cuya autenticidad es puesta seriamente en duda. No obstante van a ser señal adas aquí. La primera, de uso más frecuente que la otra, es la que señalaba a Sancho Ramírez como reinante, además de en Aragón y Pamplona, en la Ribagorza. Todos los documentos que la llevan, salvo uno, tienen como beneficiaria a la Iglesia de Roda, y su fórmula es la siguiente: «Ego Sancius, Dei gratia Aragonensium et Pampilonensium et Ripaeureiensium rex». La segunda variación incluye a Monzón en la cláusula intitulativa. El texto es igualmente espúreo; el beneficiario es el monasterio legerense, y la fórmula es la siguiente: «Ego Sancius Ranimiri regis filius, gratia Dei Aragonensium el Pampilonensium seu Monlisoni rex».

* La Sanción: Consiste ésta en una fórmula de amenaza que intenta garantizar el cumplimiento de lo di spuesto en el tenor documental. Puede ser de dos clases: espiritual y penal, castigando la primera al alma del infractor con toda clase de penas, mientras la segunda intenta remediar los perjuicios económicos causados, a la vez que impone una multa de la que se beneficiará el erario real. Entre los documentos de Sancho Ramírez es raro encontrar sanciones de tipo económico en documentos originales y/o auténticos hasta muy avanzado el reinado, siendo falsos o manipulados la mayor parte de los diplomas que la contienen. Pero no es este tipo de sanción el que aquí se trae a colación, sino la sanción espiritual o anatema que alcanza en alguno de los diplomas de Sancho Ramírez gran desarrollo y rigor. Bien es cierto que los documentos más llamativos que extralimitan los castigos son generalmente adulterados o falsos. Las penas contenidas en los documentos originales de Sancho Ramírez, cuando las ofrecen, responden a los tipos siguientes: La de uso más corriente es breve y compara al infractor con Judas: «Et si filio meo ... quesierit disrumpere ... extraneus sil a eomunione Dei et eum luda traditore abeat parte in inferno inferiori. Amen»20. En otras ocasiones se le separa de la Iglesia y se le hace incurrir en

20. «y si mi hijo . .. la qui siera romper. .. sea exc luido de la participación de Dios y con Judas e l traidor participe en e l infierno más profundo. Amen », cfr. A. C ANE LLAS, Colección Diplomática, docs. 7, 10, 15,2 1 y34.

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M." de los Desamparados CABANES PECOURT

in terd icto: «si quis. .. inq uie tare aut contradice re tempta ve rito.. s it a Deo inte rdictus el a consorcio omnium christianorum seg regatus, perpetuis tradatur cruciatibus» (doc. 45)21. Similar a ésta: «Et si aliquis ... sit abstractus a comunione Dei et omniumfidelium christianorum. Amen» (docs. 46, 59). La más extensa entre las contenidas en originales añade además la maldición divina, de la Virgen y de San Pedro a caer sobre el reo : «et si aliquis ...

maledictio Dei et de Sancta Maria et de Sancto Petro descendat super eum; et exlraneus sit a comunione Dei; et cum luda traditore abeat parte in inferno inferiori. Amen» (doc. 11 )22. A partir de 1083, la sanción espiritual desaparece de los documentos ori g inales conservados a la vez que aumenta la pena pecuniaria, aunque todavía la encontraremos en algunas copias. No obstante, antes de acabar el análisis de las cláusulas penales añadiremos unas cuantas fórmulas de sanción , llamativas por su extrema complejidad, utili zadas en documentos atribuidos a Sancho Ramírez. En documento datado el año 1077, por el cual el monarca aragonés dona al monasterio pinatense la villa de Dcar, aparece una amplia e hi storiada fórmula:

«Si, vero, aliqui illorum, maligno spiritu superbie inflati, hec nostra privilegia apostolicasimul et regalia incorrigibili temeritate dissolvere tempta verint, atque ordinem Beati Benedicti et servos Dei ibi inhabitantes quibuslibet opositis occasionibus extirpare inde voluerint, Omnipotens Deus, qui est iustus ludex et regum Rex, dissolvat et extirpet eorum regalem horem et potentiam, detque regnum eorum se diligentibus et timentibus; et in futuro separati a consortio cunctorum fidelium, interpellante pro eis Beato lohanne, Christi Precursore, cum omnibus Sanctis, participentur societati Datan et Abiron et lude traditoris in inferno inferioris, luentes tormenta eterni suplicii sine fine per eterna secula seculorum» (doc . 43)23. Es éste un documento considerado como adulterado, pues la donación de

2 1. «si alguno ... intentara molestar. .. sea vetado por Dios y separado de l consorcio de todos los cri stianos y entregado a las penas perpetuas». 22. «y si alguno ... la maldición de Dios, de Santa María y de San Pedro descienda sobre él, y sea excluido de la partic ipaci ón de Dios, y con Judas el traidor participe en el infierno más profu ndo. Amen». 23. «Pero si alguno de aquellos, inflamado por e l maligno espíritu de la soberbia, estos nuestros privileg ios apostól icos y rea les con temeridad incorregible intentara destruir, y a la orden de San Benito y a los siervos que allí habitan con tenaz oposición quisieran desarraigar, Di os omnipotente que es Juezj usto y Rey de reyes, destruya y extirpe la dignidad real y poder de aquellos y dé su reino a los dili gentes y temerosos; y separados en el fu tu ro de la comunión de los fieles, interpelando por e llos a San Juan, precursor de C ri sto, y a todos los santos , participen de la compañía de Datán y Abirón y de Judas el traidor en e l infi erno más profundo, siendo castigados con los tormentos del suplic io eterno sin fi n por los siglos de los siglos, eternamente».

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DIPLOMA S Y CA NCILLERíA

la villa y salina de Ucar consta en un diploma de breve tenor, mientras que, con posterioridad, se redactó el que ahora referimos, ampliando el tenor documental con el relato de la reforma monástica del siglo IX , a imitación de otra fal sificación ex istente en el mi smo monasterio. El resultado obtenido no es, por tanto, válido para el estudio diplomático de la cancillería de Sancho Ramírez. Una segunda muestra de sanción extraña, si la comparamos con las contenidas en los originales, aparece en un precepto otorgado al monasterio de Irache el año 1087. Su desarrollo es también notable: «... si quis autem, rex vel princeps, seu quislibet homo post hanc quod absit meorumfiliorum vel nepotum, propinquorum vel extraneorum hoc factum nostrum voluerit vel vio lare temptaverit, hinnis careat lucernis, insanabilisque langor suis membris accidat, separetur a secta Christi et a cetera christianorum,fiantfi lii eius orphani et uxor eius viduetur nec invenietur qui eis misereatur, in una generatione deleatur nomine eius etferiatur gladio anathematis, imitatur cum luda traditore et angelis Sathane in extinguibilibus incendiis inferni inferiori oris in seculis sempiternis, et Sanctam Mariam matrem Domini omnesque sanctos dum vixerit semper iratos habeat in vita et in morte nisi iuste emendaverit. Amen. Amen. Amen» (doc. 100)24. Pero este documento presenta todas las características de haber sido manipulado. No existe original, sino que su texto es conocido por varias copias no coincidentes entre sÍ. El texto más antiguo podría ser del siglo XII e imita la escritura visigótica original, pero su fecha es la de 1077 que no corresponde a los sincronismos del escatocolo. La segunda copia en su antigüedad, del siglo XIIl e imitando igualmente la escritura visigótica, está fechada en 1087, pero menciona a Sancho Ramírez reinante en Monzón, lo que no ocurriría hasta 1089. Las copias restantes son del siglo XIV y se identifican dos a dos con cada una de las citadas. La sanción que aquí se ha expuesto corresponde al segundo grupo de copias, fechadas en 1089, que se separan del texto del otro grupo ampliando el dispositivo y la mencionada sanción. y ya por último, cerramos el tema coercitivo con un documento posiblemente falso , datado de mayo de 1090, cuya amenaza es la siguiente: «Quod si quis ex pro pagine mea vel aliqua alia persona erecto calcaneo venire temptaverit contra hanc paginam nostre donationis, maledictio Dei Patris Omnipotentis et Filii et Spiritus Sancti descendat et maneat super eum porcio illius sit cum Datam et Abiron quos vivos terra absorbui et cum Herode et Pilato atque luda proditore

24. « ... si alguno, rey o príncipe, o cualquier otra persona no relacionada con mi s hij os o nietos, pariente o extraño, este hecho nuestro intentara quebrantar, sean los hombres privados de la luz y la debilidad incurable aqueje sus miembros; sea separado de la com pañía de Cristo y del resto de los cristianos; sean sus hij os huérfanos y su muj er viuda; y no encuentre quien se apiade de él; en una generación sea desaparecido su nombre y herido sea con la espada de la excomunión; enviado con Judas el traidor y los ángeles de Satán a los fuegos inextinguibles del infierno profundo por los siglos sempiternos; y siempre tenga indignados a Santa María, Madre del Señor, y a todos los Santos mientras viviera, y en la vida y en la muerte si no se enmendara justamente. Amén. Amén. Amén».

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M.a de los Desalllparados CA BA NES PECOURT

veniat ei contricio Hely et ramorum eius. Maledictio David, quam imprecatus est Doech Idumeo. Signum quod enotatus est Kayn sepultura asini, de quo loquitur Iheremias et interitus Cananeorum et contricio Idrie ad fontem et arenarum cominutio in littoribus, que falsis fluctibus verberantur et increpatio Danielis et ruina Esau et duricia Moab et defectio Ismaelis, ut sil quasi cecus palpans manu parietem et distillet super eum pluvia ignea et sulphurea sicut in Sodoma et Gomorra. Amen. Amen. Amen» (doc. 117).

* La cronología: La cláusula cronológica, como al inicio comentábamos, ocupa el tercer espacio en que se dividía el campo documental a cubrir con la escritura. De extensión variable, se componía de un incipit, la expresión correspondiente al año, día del mes, mes, feria de la semana, lugar y suceso histórico más reciente. Excepcionalmente se reseñaba la indicción, la edad de la luna y la semana. En un segundo lugar, la fórmula del Regnante, la lista de obispos, tenentes y demás sincronismos personales la completaban. La frase introductoria era mayoritariamente y casi sin excepción: «Facta carta», a la que podía añadírsele una alusión al carácter de ésta: «donationis», «donationis et inienuationis», «donationis sive oblationis», «donationis et confirmationis», etc. En cuanto a los elementos de la fecha crónica, la expresión usual del año era según el cómputo de la Era Hispánica, indicado con el vocablo Era y seguido por el numeral correspondiente. Extraordinariamente podía ofrecer un doble cómputo: por la Era Hispánica y por alguno de los sistemas de la Era Cristiana: Natividad y Encarnación, aunque hay que señalar la dudosa autenticidad que ofrecía el empleo de la Natividad. Asimismo, de forma excepcional, se hacían constar otros elementos de cuenta anuales, con la expresión de años de reinado del propio monarca o del pontificado del papa reinante. Para el día del mes se utilizaba la calendación romana y la mención de la festividad religiosa, aunque sólo lo presenta una quinta parte de los documentos conservados a diferencia de la mención del mes que se puede observar en al menos un tercio de los mismos. La feria de la semana es todavía más escasa y la mención de la semana sólo testimonial. La fecha tópica o lugar en que era concedido el documento presenta la misma frecuencia que la aposición del mes. Pero el dato que resulta más curioso y al tiempo de gran utilidad es el que haee referencia a acontecimientos históricos acaecidos cercanamente o coincidentes con la expedición documental. 41


DIPLOMAS Y CANCILLERíA

Ya Ricardo del Arco dedicó a estas fechas históricas uno de sus trabajos25; y si bien, generalmente, son un dato de fechación preciso, al tratarse de sucesos recientes que estaban vivos en la mente del escriba, en algunas ocasiones inducen a error al ser introducidos en documentos falsificados con el fin de dar mayores visos de verosimilitud a la composición. Las menciones de estas fechas superan la veintena; en cuanto a los acaecimientos hi stóricos reseñados -aparte las puntualizaciones sobre presencia del rey o del infante- informan sobre aspectos diversos de la vida de entonces: guerras, conquistas, construcciones, decesos, etc. Pasamos a analizarlos:

* Sobre el viaje a Roma: En 1068, Sancho Ramírez viajó a Roma para colocarel reino y su persona bajo la protección del Papa, como antes quedó mencionado. Testimonio documental de dicho desplazamiento se refleja en la data: « . . . in quadragesima ... quando ego pergebam ad Romam» (doc. 11). Como consecuencia de esta visita se produciría la introducción del nuevo rito romano en los monasterios aragoneses26, siendo el primero en incorporarlo el de San Juan de la Peña, en el año 1071. Reflejo de este hecho se advierte en la data hi stórica de un documento correspondiente al periodo del reinado de Sancho Ramírez, aunque no emitido por su cancillería. Dice así aquella: «Facta eonfirrnacionis ... anno nono regni eiusdemgloriosi principis Saneci Ranimiriz, primo vero ingressioni Offieii in Sanetum loannem»27. El mismo hecho está confirmado por la Crónica de San Juan de la Peña, que precisa: «Et tune intravit lex romana in Sanetum lohannem de la Penia, X¡O kalendas aprilis, secunda septimana quadragessime,feria 111, hora prima et tertiafuit Tholetana, ora V¡O fuit Romana, anno Domini millessimo LXXo et indefuit servata Lex Romana»28.

* De carácter funerario : En 1076 se da noticia de la muerte de Sancho de Peñalén: « ... in anno quando rege domino Sancio de Pampilonafuit mortuus» (doc. 41). En 1083 hace referencia al traslado de los restos de los padres del monarca al panteón real de San Juan de la Peña: « .. . quando sepelivi denuo patrem meum et matrem in eodem monasterio ... » (doc. 63).

25. Cfr. R. DEL ARCO, Referencias a acontecimientos históricos en las datas de documemos aragoneses de los siglos XI y XII, «Estudi os de Edad Medi a de la Corona de Aragón» , IIJ (Zaragoza, 1947-48), pp. 29 1-354. 26. Cfr. A. UB IETO, La introducción del rito romano en Aragóny Navarra, «Hispania Sacra», 1 (Madrid, 1948), pp. 299-324. 27. Cfr. [BARRA, Documentos particulares correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, Zaragoza, 19 13, doc. 85. 28. Cfr. A.

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UB IETO,

Crónica de San Juan de la Pella, «Textos Medievales», 3, Valencia, 196 1.


M. u de los Desamparados CA BANES PECOURT

* Traslado de reliquias De 1090 data un diploma que narra la traslación de las reliquias del obispo San lndalecio al monasterio de San Juan de la Peña: « .. fuit translatum corpus Sancti Indalecii, episcopi, in monasterio Sancti lohannis de Pina ... » (doc. 118).

* De carácter bélico: En unos casos se refiere al asedio de poblaciones que puede ser llevado a cabo por los musulmanes: « . . . quando se levavit illo sitio de sarracenis ... »29; o por los cristianos. En 1083, el rey estaba asentado entre Monzón y Pomar de Cinca, más que ased iando ninguna población, contestando a los ataques mu sulmanes: « ... inter Montson et Pomar, ubi erat rex prefatus cum sua oste iniuncta de damnum de Cesaraugusta et de damnun de Lerida ... » (doc. 64). Asediando Huesca está, en cambio, el rey en 1094, según un documento falso del monasterio pinatense: « .. . in obsidione Osee» (doc. 146). La conquista tendrá lugar en el reinado siguiente, siendo consignada también en un documento de Pedro 1. Otras veces la referencia es a plazas conquistadas. La toma de Graus se expresa así: « ... quarta decim.a die postquam Deus dedit mihi Gradus ... » (doc. 63). La conquista de los castillos de Muñones y Arguedas son citados repetidamente. La primera cita se refiere al año mi smo de la conquista del primero y es a la vez su fecha tópica: « ... in Castro Muniones quando Deus dedit illum ad christianos» (doc. 55). Ocurría esto el año 108i. Otras veces se da noticia de su conquista tras haberlos mencionado como hito final para la adquisición de bienes y corresponden a fechas diversas: «Era M. C. XVI/. fuit captum castrum Monnionis ... Era M. C. XVI/I fuit presa Petrellas. EraM. C. XXI/fuit ... etfuitcaptum castrumArguedasadomno Sancio rege » (doc. 118). En este caso, junto a las anteriores poblaciones citadas se suma la conquista de Pradilla. Por último, podemos hallar la referenci a cronológica no incluida en la data sino en cualquier otro espacio del tenor documental. En documento dudoso, fechado en 1090, en el exordio, se ordena «hanc cartam scribere VI/JO anno postquamfuit captum castrum quod vocatur Monionis » (doc. 115).

* Actividad constructura: El resto de noticias se refieren a la construcción de Alquézar, Montearagón y El Castellar. El mayor número de referencias están dedicadas a Montearagón,

29. Se refiere este documento a la donación que hace el monarca a Roda, de la iglesia de Alquézar, y la data hi stórica se refiere al levantamiento del siti o que los sarracenos tenían puesto a este último casti llo. El documento está fechado en 1075, pero esa fec ha no concuerda con los datos del tenor, por lo que, de ser auténti co, correspondería al año 1078. Cfr. A. CANELLAS, Colección Diplomática, doc . 35 .

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DIPLO MAS Y CANCILLERíA

pero, como en el caso anterior, no todas las fechas co inci.den y puede conducirnos a la certificación de la autenticidad o falsedad de los diplomas. Siguiendo un orden cronológico de aparición, la primera de las citas corresponde a Alquézar. En el año 1083 se data un diploma precisando que es « ... in anno quando fabricaverunt Alchezar» (doc. 65). Respecto a Montearagón, la fecha auténtica de construcción se contiene en un documento, igualmente auténtico y original, datado en la segunda mitad del año 1087, «in castro hedificante et fabricante Montearagon» (doc. 97). La fábrica de esta iglesia-castillo debió acabarse hacia el año 1089, pues hay otro original que sitúa su redacción «in anno 1111 quo edifica tus fuit et factus Montearagon » (doc. 137) yeso ocurría en mayo de 1093; y aún hay otros dos más, atribuidos igualmente a 1089, que coinciden en afirmar su redacción, «in anno que edifica tus etfactusfuit Montearagon castello» (docs. 106 y 108). No obstante debemos admitir que esta mi sma noticia ha hecho sospechar a algunos de la autenticidad de estos últimos diplomas citados. Finalmente sólo queda por reseñar la fecha hi stórica referi da a la construcción del castillo llamado Supercesaraugusta (El Castellar), cuyo inicio había sido anunciado por el rey en un documento anterior (doc. 125). La data aludida, incluida en el otorgamiento del fuero a la población de El Castellar, dice así: «Facta carta era M. C. XVIII/. in tertio mense hedificationis ipsius castri» (doc. 127).

2.2 Tipología documental La clasificación de los documentos, o lo que es lo mismo, los distintos tipos documentales que podemos encontrar en una cancillería están directamente relacionados con su contenido. Pero esta clasificación puede hacerse desde un punto de vista jurídico o desde un punto de vista diplomático o de la forma . En este segundo caso, documentos di spares pueden presentar una mi sma clasificación diplomática ya que su estructura es similar y se componen de las mismas c1aúsulas. En épocas tan antiguas, la morfología diplomática es bastante si mple y quizás sólo podríamos establecer diferencias por el grado de complejidad del documento, distinguiendo entre documentos solemnes y documentos menores, pero esto no acaba de estar muy definido y es simplificar demasiado la problemática tipológica. La documentación de la época, por su parte, se autocalifica en el tenor con las expresiones siguientes: «carta», «scedula», «cartula», «pagina», «testamento», «precepto» y «privilegio»; y de acuerdo con el contenido añade a los anteriores términos los de «donationis», «donationis et inienuationis»,

«donationis sive oblationis», «donationis et conflrmationis», «donationis, confirmationis atque corroborationis», «iudicialis», «ingenuationis/ ingenuitatis», «oblationis et conflrmationis», «dotis» y «de camio». 44


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M. de los Desamparados CA BANES PECOURT

Considerando más este contenido, Canellas hace una clasifi cac ión tipológica -y a ell a nos ceñiremos-, válida para todo el peri odo cancill eresco de los Ramírez -aunque con restricc iones-, y di stingue cinco tipos documentales:

* pri vilegios * mandatos

* actos de gobierno * actos de vasall aj e * confirmac iones. El primero, segundo y último co inciden con categorías dipl omáticas, si bien en el primer caso no se ha atendido a este carácter sino a la esenci a del doc umento que concede a la persona o institución agraciada con el favor real un estatuto jurídico de pri vilegio, atribuyéndoseles derechos espec iales referidos a las prestaciones al monarca (exenci ón de tributos), de carácter jurisdiccional (ordalías , documentos judiciales y otros), etc. Es decir, se trata de una clasificación jurídi ca y no diplomática. Los mandatos no se dan en el reinado de Sancho Ramírez, siendo el primero conocido, atribuido a Pedro 1 de Aragón, su hij o. Otra cosa es el caso de las confirmaciones, que son, en efecto renovaciones de anteriores conces iones, generalmente pri vilegios, que pudieron ser hechas por el mi smo confirmante o por sus antecesores y por tanto sí poseen un fundamento dipl omáti co a la par que jurídico. En esta documentación se dan con profusión, aunque también es cierto que abundan las fal sificaciones dentro de este tipo documental. En los actos de gobierno se reúnen documentos de di verso contenido, entre ell os los referentes a restaurac iones de di ócesis, construcc iones de iglesias o delimitac iones de términos. En cuanto a los actos de vasall aj e, corresponden a infe udaciones, de otorgami ento por lo general para la zona de Ribagorza.

y aquí finali za la rev isión parcial de las fuentes documentales que, j untamente con las hi stori ográfi cas, permiten reconstruir la hi stori a del reinado de Sancho Ramírez y ambas a la vez fundamentan las restantes conferencias dictadas en este ciclo.

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RECONQUISTA Y CRUZADA EN EL REINADO DE SANCHO RAMÍREZ Domingo J. BUESA CONDE A don Antonio Durán Gudiol, mi maestro A partir del año 1035, el viejo territorio aragonés se vinculaba a una nueva definición teórica que se formulaba como un proyecto de Estado, dispuesto a convertirse en realidad según fuera la habilidad y el empuje de las personas que tenían que encauzar esa posibilidad. El protagonista de ese periodo iba a ser el rey Ramiro I que, como hijo del monarca pamplonés y nuevo gobernador de estas tierras, asumiría un reto no exento de complejas trabas que pasaban por la enemistad de sus vecinos familiares y que culminaban en la incapacidad de poder construir lo que tendría que ser un espacio compartido con una monarquía que terminara encarnándolo.

Ramiro 1, al que en algún documento ' sus súbditos llaman «hijo del rey Sancho y nuestro señor» (24 de abril de 1057), reinó veintinueve años y en su transcurso se empeñó en triunfar en sus aspiraciones expansionistas, tema que ha estudiado ampliamente su biógrafo Duran GudioF. Logró crecer y consolidar su dominio en los límites pamploneses, con el acuerdo de su sobrino Sancho IV que estaba asustado «porque era muy grande elpoderde los moros»3, pero sobre todo logró ampliar tierras por obra de las campañas antimusulmanas que realizó desde el año 1055. Cuando muere, en el marco de la guerra contra los ejércitos de alMuqtádir de Zaragoza (bien sea por muerte natural o por asesinato), la imagen de

l. Publica Antonio U BIETO ARTETA, Cartulario de San Juan de la Peiia, vol 11, Valencia, A nubar, 1963, p. 153. 2. Sobre este rey ver la última biografía publicada por Antonio D URÁN GUDIOL, Ramiro I de Aragón, Z aragoza , Tbercaja, 1993. Para su concepto de la monarquía ver de Antonio UBIETO A RTETA su «Ramiro I y su concepto de la realeza» en Cuadernos de Historia de Espaíia, 2 1, Buenos A ires, 1953, pp. 45-62. 3. Antonio UBIETO A RTETA, Crónica de San Juan de la Pella, Valencia, Anubar, 1961 , p. 51.

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RECONQUISTA Y CRUZADA EN EL REINADO DE SANCHO RAMíREZ

estas ti erras del Pirineo Central ha cambiado algo - incluso ha aumentado la superficie a controlar- pero no ha desarrollado una nueva percepción política del espac io. Se abría así un nuevo reinado en el que la dinámica y perspicacia del nuevo rey acabaría por definir la delimitación espacial de su territorio polític04 .

LOS IDEALES DEL REY El nuevo rey era Sancho Ramírez, el hijo primogénito del matrimonio de Ramiro con Ermisenda, y cuando llegó al trono, sus veintiún años anteriores habían moldeado un modo particular de entender el mundo y la sociedad que le habían tocado vivir. El joven monarca, que ya estaba habituado al gobierno del territorio como rey de la comarca hi stórica aragonesa desde el año 10625 , era una persona que reducía su existencia a dos ideales prioritarios: continuar la obra de su padre y vivir intensamente su cristianismo. Había sido educado por clérigos, de los que aprendió el mundo de los saberes, y había sido formado por un senior aragonés -el conde Sancho Galíndez de Garcipollera, guerrero, cortesano y prestamista, que le preparó para el ejercicio del poder y que, ante la circunstancia de un infante huérfano de madre, se convirtió también en el responsable de su crianza y en el destin atario de su afecto, como manifestará el rey en cuantas ocasiones pueda a lo largo de su vida6 . Este sentido de vinculación a la empresa militar de su padre, una empresa claramente antimusulmana, le vendrá impuesto al rey por la cotidianidad con que la ha vivido en los años de su juventud y sobre todo por la convicción de que ser jefe de una empresa de ese tipo aseguraba la autoridad. No estarían ajenos otros razonamientos como la propia espiritualidad del monarca o la emotividad de un hijo hacia la memoria de su padre muerto por los musulmanes, los cuales en ese mismo momento asumieron el papel de enemigos familiares. Sería la idea expresada por el renacentista Antonio Serón, queen su poema Aragonia habla de cómo el rey Sancho «venga las cenizas de su padre»7, y todo ello estaría dentro de la idea que expone el cronista. Jerónimo Zurita cuando dice en sus Anales (1,27) que «el rey don Sancho muy excelente y victorioso príncipe y tan guerrero que jamás cesó de proseguir la conquista contra los infieles»8.

4. Plantea esta hipótes is sobre la posible muerte natural del primer rey de Aragón A nton io D RÁ GUDIOL, que lo sugiere en su ci tado Ramiro 1 de Aragón , p. 69.

5. Domingo J. B UESA CONDE, El rey Sancho Ramírez, Zaragoza , Guara Ed., 1978, p. 33 6. H ab la en extenso de este person aje An tonio D URÁ G UDIOL en su citado Ram i ro I de Aragón , pp. 97-98. 7. Edición de J. José GUILLÉN, Zaragoza, 1.F.c., 1982, t0l110 11, verso 626. 8. Edición de Ángel CAN ELLAS L ÓPEZ, Zaragoza , 1.F.c., 1967, tomo 1, 27 .

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Domingo J.

B UESA CONDE

Por otra parte, su profunda religiosidad , tendente en múltiples momentos a vi virse como una situación permanente de emoción espiritual, será el resultado de una sociedad postmilenari sta en la que el elemento religioso pesará de manera determinante, sobre todo anímicamente. Esta emotividad afectiva hara eclosión en la vida del rey en los momentos más importantes, e incluso en las jornadas cuaresmales que anualmente vive en el monasterio de San Juan de la Peña; pero encontró una de sus circunstancias más propicias a la muerte de su primera esposa, la condesa Isabel de Urgel , que bien pudiera haber fallecido como consecuencia del nacimiento del primogénito real , el infante Pedro. En este doloroso momento, el monarca aragonés estaba receptivo a recibir la influyente ayuda espiritual del cardenal Hugo Candido, hábil legado pontificio en España, que debió sugerirle la benéfica influencia que ejercería en su estado de ánimo un viaje-peregrinación a la Ciudad Eterna, a la Roma del papa Alejandro II y acompañado por el propio cardenal 9 • El inicio del viaje se documenta en los primeros meses del año 1068, en el invernal febrero, cuando el rey hace una donación -casi de despedida- al conde Sancho Galíndez, la persona que goza de toda su confianza, el mismo día en que le ha concedido carta de ingenuidad de todas las propiedades adquiridas en premio por los buenos servicios que le hizo al rey y por que además lo crió (<<et quare me criastis» )1 0. Este viaje del rey hasta Roma le permitirá ponerse en contacto con el mundo que se extiende al otro lado de los Pirineos, con los gobernantes que asumen el control de lo que se llama Occidente y con el espíritu de renovación que sacude a la iglesia romana, empeñada en aspirar a encabezar la Cristiandad. De todo ello recibirá fuertes improntas y con todos ellos asumirá obligaciones en el deseo de convertirse en uno más de los integrantes de ese modelo de ci vilización que preside el papa, dinamiza el monacato al compás de los progresos co lonizadores y defienden los guerreros.

EL DEBA TE COTIDIANO ENTRE RECONQUISTA y CRUZADA Sancho Ramírez, con todos estos antecedentes personales, cuando se convierta en el rey de Aragón-Serrablo, Sobrarbe y Ribagorza pondrá en marcha

9. Ver P. KEHR, «El papado y los reinos de Navarra y Aragón hasta med iados del siglo XII», en Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, Zaragoza, Escuela de Estudi os Medievales, 1946, Vo l, 11 , pp. 74-186, en especial pp. 97-98. 10. La donación de la villa de Larrés, con todos sus términ os la publica José SALARRULLANA DE DIOS en sus Doculllentos correspondientes al reinado de Sancho Ralllírez procedentes de la Real Casa y Monasterio de San Juan de la Peiia , Zaragoza, 1907, doc. 111. La carta de ingenuid ad que concede el rey a Sancho Galíndez por las propiedades adquiridas la publicó Ri cardo DEL ARCO en Hllesca en el siglo XII , 425, y Antonio D RÁN GUDlOL en la Colección Diplomática de la Catedral de Hll esca, vol. 1, Zaragoza, e.S .I.e. , 1965, p. 52.

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una dinámica personal que tendrá que buscar el apoyo de dos colectivos absolutamente necesarios, psicológicamente imprescindibles para él: los guerreros y los clérigos. Con ellos de la mano se producirá toda una sucesión de empresas que se justifican en su condición de servir «para ejemplo de cristianos y mal de moros», como indica un documento real del año 1067 11 • Estas empresas son las que nos interesa analizar en este momento, tanto si se tratan de actuaciones internas de carácter expansivo (capitaneadas por la potestad real), como si se tratan de acciones exteriores respaldadas por la autoridad papal. Reconquista en el primer caso, o cuando menos conquista si queremos usar una terminología más correcta pero menos habitual, y Cruzada en la segunda propuesta. División conceptual que nos debe hacer admitir la posibilidad de ser de ese espacio de encuentro en el que la acción reconqui stadora participa de la definición del modelo de cruzada, aunque no sea explicitado como tal. Precisando algo más en el concepto, podemos decir que cuando hablamos de Cruzada lo hacemos de unas empresas que, en sus orígenes, fueron auténticas peregrinaciones armadas que tuvieron como finalidad liberar la ciudad de Jerusalén, entonces en manos de los turcos musulmanes, y posibilitar con ello la realización pacífica de nuevas peregrinaciones. Partiendo de esta idea, la peregrinación de un ejército de notables se convierte en una demostración pública de la hegemonía de la autoridad papal sobre el mundo. Y a medida que la hegemonía papal vaya consolidándose, iremos viendo cómo la Cruzada pierde su sentido primitivo de piadosa y limitada empresa guerrera y se convierte en un instrumento de sometimiento para todos aquellos que no están sometidos al poder hegemónico del pontífice. Como ha escrito Josié Luis Martín se le «dará el nombre de Cruzada a cualquier guerra dirigida o apoyada por Roma contra infieles y herejes». En este caso nos encontramos con que la ayuda militar al papado significa el reconocimiento de cierta sumisión l2 • Cuando hablamos de Reconquista, igualmente se presupone la acción violenta de los cristianos contra los musulmanes para ocupar tierras pobladas, pero no se habla de una decisión pontificia de partida. Es más, los contenidos de las Cruzadas --como guerra santa- son los mi smos que los del término apologético de Reconquista: siempre el enfrentamiento entre cristianos y musulmanes, lo único que es diferente es el escenario. Hay una aparente sensación de

11. Publica Ángel CANELLAS en su La Colección Diplomática de Sancho Ramírez, Zaragoza, Real Sociedad Económica de Amjgos del País, 1993, doc. 9, concesión de Sancho Ramírez al abad del monasterio de San Andrés de Fanlo por la torre que fabricó " in Alquezar ad examplamentum de christianos et malum de mauros et pro anima de meo patre et de mea matre».

12. La península en la Edad Media , Barcelona, Teide, 1976, pp. 30 1-305 . Para el concepto de cruzada es interesante ver de P. ALPHANDÉRY su La Cristiandad y el concepto de Cruzada, México, UTEHA , 1959 y 1962, dos volúmenes. Es interesante de Marcel PACAUT sus estudios sobre La Theocratie. L ' Eglise et le pouvoir au Moyen Age, París, Aubier, 1957 y sobre Les structures politiques de l' Dccident médiéval, París, A. Colin, 1969.

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locura colectiva, una particular forma de responder ante un estado general de presión psicológica ... , pero lo que ciertamente es común es la consciencia de que ese modo vio lento de actuar es la mejor forma de labrarse un buen porvenir y además ganarse el cielo. Dos aspiraciones básicas para el hombre del siglo XI. Reconqui sta o conquista hay en tierras aragonesas desde el año 1033, según acepta Antonio Ubieto al referirse a las empresas de Sancho el Mayor por tierras de Agüero, un casti llo que será incorporado al reino aragonés tras una acción en la que el rey premia a un guerrero, Gallo Peñero, «porque te pusiste en muerte, a causa de mi servicio, y con tus aragatos y tus ingenios, y por tu buen esf uerzo prendiste el castillo de Agüero y me lo diste » 13. Años después, esta idea «reconqui stadora» es habitual y tan pronto se habla l 4 de un terreno «que Dios le dió de los sarracenos» (063), como de la esperanza --en mayo de 1086- de lograr un triunfo l 5 pues «si Dios omnipotente por su misericordia nos hiciese reinar en esta tierra, daremos a Él mayores honores y heredades» 15 o se anota en los documentos del año] 091 16 que «comenzaron a construir el castillo que les plació llamar Sobre Castellar para la destrucción de los sarracenos y dilatación de los cristianos» (1091 ). El planteamiento es muy claro y está presidido por un notable y absorbente senti do religioso, lo que llega a ser casi una declaración en el documento de donación de las décimas de Monteluna (firmado el año 1092), cuando se explica que el monarca aragonés está «procurando llenar tal lugar de habitantes, para recuperar y dilatar la iglesia de Cristo, por la destrucción de los paganos enemigos de Cristo y edificación y provecho de los cristianos, para que el reino invadido por los ismaelitas y cautivo sea liberado a honor de Cristo» 17 . Detrás de todo este debate late una sugerencia vivida en plenitud durante la segunda mitad del siglo Xl: la construcción de la Cristiandad a través de una

13. Ver Historia de Aragón. Laformación territorial, Zaragoza, Anubar, 198 1, pp. 35-37. El documento lo publicó Antonio D URÁN GUDIOL en su Colección Diplomática de la Catedral de Hu esca, doc. 14. 14. Ver la citada Historia de Aragón. La Formación territorial, pági na 50, nota 40, en la que rem ite al estudio inédito (Zaragoza, 1972) de Ramón CH ESE LAPEÑA sobre la Colección Diplomática de San Pedro de Ager(IO IO- 1098) en la que se edita el documento de cesión de la cuadra de Antenza por Arnau Mir de Tost, el 19 de abril de 1063, para que Mirón Gombald edificase allí un castillo de piedra y cal. 15. Ver edición de Ángel CAN ELLAS LÓPEZ en su La colección Diplomática de Sancho Ram[rez, n: 85. Sancho Ramírez otorga carta de donaci ón a la iglesia dedicada a Jesús Nazareno en Montearagó n. 16. El documento, fec hado ellO de agosto de 1091, lo publicó José María LAcARRA y DE MIGUEL en sus Documentos para el estudio de la reconquista y repoblación del valle del Ebro, Zaragoza, Anubar, 198 1, doc. 9. 17 . Ver de SALARRULLANA DE DIOS en sus Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez procedentes de la Real Casa y Monasterio de San Juan de la Peña, Zaragoza, 1907, los documen tos n."" XLVII Y XL VIll.

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serie de actuaciones para delimitar los espacios físicos: tanto definidos por las fronteras exteriores como por las interiores o por los límites maniqueos entre el bien y el mal, la enfermedad o la sa lud. Compleja resultará por tanto la adscripción de algunas empresas concretas a una u otra parte. Por ejemplo, las campañas que el rey Sancho Ramírez llevará -en el año 1092- por las tierras de su antiguo aliado el reino ilerdense. Muerto su amigo al-Mundir, el aragonés luch ará contra el hijo de aquél, reducido a dominarTortosa y Lérida después de haber perdido en manos almorávides Denia. Aliados ya con el Cid y con el rey Alfonso VI, los aragoneses participan en una múltiple alianza con los genoveses en el año 1093 que irían a «cercar Tortosa con el rey de Aragón, que ellos fuesen por mar e él por tierra, e desta guisa la tomarían. E tardaron mucho los de las naos, e al rey don Alfonso fallescióle la vianda e non los pudo atender, e tornase e non pudo ninguna cosa acabar de lo que quisiera. E despues que elfue partido, llegaronle los otros de las naos e los que eran de aquellafabla, e combatieron a Tortosa por parte del mar e el rey de Aragónpor tierras, mas no la pudieron tomare partiéronse dende muy perdidosos. E el rey de Aragón tornase para su tierra, e tóvole Aben Hut, que era seíior de Lérida, un puerto que avia de pasar, e fízole grand dapno » 18.

LA GRAN INFLUENCIA DEL PAPADO En la segunda mitad del siglo XI hay dos papas que, en relación con el territorio aragonés, tienen una especial relevancia: Alejandro Il y Gregorio VII. Son dos pontífices reformistas empeñados en lograr que la Iglesia pase de estar dominada a tener el dominio del mundo cristiano e imponer sus normas propias al poder civil. El papel de la Iglesia se basará en potenciar el debate externo y el fortalecimiento interno, en aspirar a encabezar la Cristiandad, en hacer efectivos los deseos de renovación que inspiran los pontificados de estos prelados. Será sobre todo Gregorio VII (1073-1085) el artífice de este cambio de mentalidad, el autor de la reforma gregoriana que se plantea desde el debate sobre quien debía encabezar la Cristiandad. Será necesario reformar las costumbres del clero, poco edificantes, y habrá que sustraer al clero de la dependencia respecto a los laicos. En todo este proceso de consolidación insti tucional va a influir mucho la renovación monástica, puesta en marcha desde el entorno del año 1050, personificada por los cluniacenses que serán los más efectivos agentes de su política

18. La noti cia es de la «Crónica de 1344" editada por Ramón MENÉ DEZ PIDA L en su La Espaiia del Cid, Madrid, 1947, pp. 773-774. Ver U BIETO ARTETA HisTOria de Arag611. La Formación TerriTOrial, pp. 108-109, notas 77 a 86.

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hegemó ni ca. Ade más se as iste a un fortalec imi ento jurídico de la Igles ia con creac ión de cargos de gobi erno y e nvío de legados pontific ios a los diferentes reinos. Estos legados o de legados po ntifici os vienen a regul ar los as untos ec les iásti cos, a intervenir todo lo que puedan en los c iviles y a recordar a obi spos y reyes que está, muy po r enc im a de e ll os, e l poder de l Obi spo de R o ma, un poder q ue aspira a unifi car la cri sti andad . Legados que no ev itarán adentrarse en la búsqueda de fue ntes de financ iació n que asegure n respaldo econó mi co a las empresas papales y permitan la conso lidac ión de ese func ionariado papa l. La re lac ió n con Roma co mie nza con e l legado Hugo Candido que viene en tie mpos de Alej andro 11 ( 1061-1073), pos ibl e mente ya está en la penín sul a en e l año 1065, y que debi ó de visitar varios puntos del país, incluida la tumba de l apósto l Santi ago , según opina Kehr ' 9 . El legado conso lida la intenc ió n de l papado de hacerse presente e n ti erras hi spanas, un a intenc ió n que dará sus mej ores frutos en el caso aragonés pero que sitú a sus comi enzos e n las re laciones de l papa con las ti erras cata lanas, documentadas por lo menos desde e l año 1062 2 Y en tiempos de Al ej andro 11 se sitúa la famosa Cruzada franco-cata lana que debi ó seleccio nar como punto de destino la c iudad de Barbastro, ta l vez por la s ugerencia del conde Ermengol III de Urgel y de l vi zco nde de Ager, muy interesados e n acabar con e l predo mini o de los mu sulmanes de Lérida. Éste último, con interesantes vincul acio nes con e l papa Alejandro 11 que inc lu so di ó un pri vilegio a la igles ia de San Pedro de Ager en 1063.

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La Cruzada de Barbastro fu e treinta años anteri or a la predicac ió n de la Prime ra Cru zada po r U rbano II en Cl ermo nt Ferrand (año 1095), y fu e la primera petic ió n de col aboraci ó n europea para conquistar un espacio aragonés aparte de ser, como indica A ntoni o Ubi eto, «la mas temprana Cruzada predicada en E uropa»21. En 1063, e l papa Alej andro 11 había escrito al cl ero de Castel Vulturno, en Campani a, para indi carl e que todos ~ os que decidieran ir a co mbatir contra los sarracenos hi spanos recibirían la re mi sión de sus pecados y, por esas fechas escribía también acerca del buen trato que había de darse a los judíos por los guerreros que iban a España a co mbatir a los infie les 22 . M e parece muy interesante constatar, a partir de este docume nto y de otras fuentes, que en ti erras aragonesas no se produjo una drástica delimitación de los espacios socioculturales que, en

19. O bra citada en nota 9 . K EHR se hace eco de lo que d ice la Historia Compostelana al narrarnos el trato di spe nsado a un cardenal legado . Ver pág ina 2 1, nota 37.

20. Ibidem , nota 29. El papa Alejandro 11 di ó un pri vil eg io a Sa nta María de Ripoll e l 2 1 de mayo de 1062. Ver de P. KEHR «El Papat i Princ ipat deCatalun ya fin s a la un ió amb Aragós» en Estudis Uni versitaris Catalall s, X II , X III , X IV YXV . T raduci do po rRo d ' ABADA L. El trabajo o ri ginal se publi có en Berl ín en 1926. 2 1. Ver Historia de Aragón. La fo rmación territorial, pp. 54-6 1. 22. Eso indica la Decretal de Alejandro 11 «Dispar nimirum » que K EHR no esta de acuerdo, o por lo menos no ve las razones, de situarl a en la Regesta pontiJicul1l. romanorul1/., Leipzig, 1885, 1, de JAFFÉ - LOEW ENFE LD (J L 4.528) en este año de 1063.

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realidad, suponía dejar vía libre al etnocentrismo y al recelo frente a la diferencia de grupos como los judíos, lo cual estaría dentro de la problemática existencia de las fronteras internas de religión que comienzan siendo religiosas y acaban siendo físicas y provocando la creación de barrios específicos en las ciudades. La Cruzada de Barbastro compone un primer mosaico de opiniones sobre lo que ocurre en la península en estos años de la segunda mitad del siglo XI. Menéndez Pidal escribió (en 1929) que «Barbastro cayó en poder de los cruzados normandos, franceses y catalanes», Lacarra opina que «una cruzada predicada por el papado había dado lugar a la efímera conquista de Barbastro» y Viskho relaciona la empresa barbastrense con «el inicio de las relaciones de Fernando 1 de Castilla con el monasterio de Cluny» y con la clara «hostilidad castellana y catalana contra Aragón»23. Sin embargo hay que apuntar nuevas posibilidades que confirmarán que el aragonés no estuvo tan al margen deesta operación, quizás buscando el apoyo papal para sobrevivir a las tensiones con su primo el rey pamplonés o a las apetencias imperialistas de Alfonso VI. Un documento de Oña nos explica que -en 1065- el rey Sancho Ramírez «reinaba en Aragón , Sobrarbe, Ribagorza y en Barbastro»24. Sin entrar en largas di squi siciones señalemos que, como cuenta Ibn Hayyan (988-1076): «En el año 456 el enemigo se apoderó de Barbastro, la fortale za más importante de la Barbitania, entre Lérida y Zaragoza, las dos columnas de la Frontera Superior... La nueva hizo desvariar los espíritus e hizo temblar la tierra de España desde una punta a la otra. Este triste acontecimiento fue desde entonces el tema exclusivo de conversación, y todo el mundo se imaginaba que, vistos los ánimos de los príncipes y alfaquíes, la misma Córdoba sería prontamente azotada por la misma suerte». La ciudad había caído después de que «el ejército de gentes del Norte sitió largo tiempo esta ciudad y la atacó vigorosamente», provocando en esta lid que una gran piedra de la muralla cayera cegando los conductos de suministro a la ciudad y provocando una rendición por falta de agua. Rendida la ciudad el botín fue inmenso y se cuenta que «su general en jefe, el comandante de la Caballería de Roma, ... tuvo para él alrededor de mil quinientas jóvenes y quinientas cargas de muebles, ornamentos, vestidos y tapices ... »25 . Barbastro, conquistada enjulio de 1064, poco duró en manos cristianas y fue recuperada por los musulmanes el17 de abril de 1065, cuando el príncipe Ibn Hud «pregonó una convocatoria para la guerra santa, en el resto del país

23. Ver BUESA CONDE, El rey Sancho Ramírez, pp. 33 -34.

24. Documento publicado por M ENÉNDEZ PIDAL en La EspOlia del Cid, 1, M adrid, 1947, p.150. 25. Ver D URÁN G UDIOL, Ramiro 1de A ragón, pp. 71-72. También es interesante el cap ítulo que le dedica al tema en su De la Marca Superior de AI-AndalLls al reino de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, Huesca, CAZAR, 1975. L os textos íntegros los presenta UBIETO ARTETA en su Historia de Aragón. La forma ción territorial, pp. 56 a 6 1.

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musulmán, y se encendieron los ánimos de los musulmanes y acudió a él mucha gente, cuyo número no se puede contar». Derribaron parte del muro, incendiando las maderas con que lo apuntalaron, y «limpiaron la ciudad de la suciedad del politeísmo·y la pulieron de la herrumbe de la mentira»26. Murieron en la empresa una gran cantidad de cristianos, incluido el conde Ermengol III de Urgel, casado con la condesa doña Sancha Ramírez, hermana del rey aragonés 27 • Las hjeles de la derrota no empeñaban, sin embargo, el triunfo de la Cruzada pontificia que habría acercado hasta Roma abundantes y vistosas muestras de lo que podía ser un modélico y abundante botín de guerra. Unos años después, el legado pontificio Hugo Candido entra en Aragón y el rey viaja a Roma en el invierno del año 1068. Se puede decir que la monarquía aragonesa va adquiriendo soltura en la propia y fecunda relación con los agentes romanos empeñados en que -a la vez que se reconoce la hegemonía papal- se supriman los rasgos diferenciales de lacri stiandad peninsular heredera del mundo hispanovisigodo. Sancho Ramírez se va confirmando como una persona emprendedora y dinámica, obediente a los dictados de modernización que le hace llegar el jefe de la cristiandad que, por su parte, contempla al aragonés como uno de los puntales básicos para acabar con esa supervivencia de ritos y prácticas religiosas que no coinciden con las romanas 28 • A cambio de todo ello se consolida la figura del monarca como indiscutible admjnistrador de poder, apoyado por el papado, legitimado por su sumisión vasallática a la sede de San Pedro y con una aureola de prestigio que le comienza a inmunizar ante las posibles violencias de navarros, urgelitanos o castellanos. Éste es el momento, estamos en el año 1071 , en el que el monarca contrae matrimonio con Felicia de Roucy , biznieta del rey de Francia, Roberto el Piadoso, y hermana del conde Eblo 11 de Roucy que se había convertido en el personaje clave de la política pontificia de estos años y al que debió conocer el monarca en su peregrinación a Roma 29 • Pero la atracción ejercida por Roma sobre Aragón no es sólo de tipo

26. El texto es de IBN ' IDARI, Al-Bayan al-Mugrib, pp. 227-228. La tradución de HUlel la ofrece UBIETO ARTETA en su citada Historia de Aragón .. ., p. 63. La fecha de recuperac ión de Barbaslro la da AL-HIMYARí en su Kitab ar-rawd al-mi ' tar, traducido por M.' Pilar MAESTRO, Valencia, Anubar, 1963, p. 89, cuando dice <da recuperación de Barbastro por Ibn Hud tuvo lugar el 8 yumada del año 457». 27. Ver UBIETO ARTETA, Historia de Aragón ... , pp. 64 a 66. La muerte a manos de los musulmanes la señala el Necrologio gerundense, pago 34 1. Ver BUESA CONDE, La condesa Sancha Ramírez, en prensa. 28. Ver P. KEHR, «Cómo y cuándo se hizo Aragónfeudatario de la Santa Sede», en Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, Zaragoza, Escuela de estudios medievales, 1945, vol. 1, pp. 285-326. 29. Ver BUESA CONDE, El rey Sancho Ramírez, pp. 23-26. Felicia había nacido en Roucy, a medio camino entre Laon y Reims, siendo sus padres Hilduino de Ramerupt y Adela de Roucy. Su abuela era hij a del rey Roberto el Piadoso de Francia.

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espiritual, abarca una compleja trama de intereses económicos y políticos que se van a manifestar en la sucesivas intentonas de poner en práctica otras Cruzadas como la de 1064. Por ejemplo, en el año 1073 el papa Alejandro Il, agotando sus últimos meses de pontificado pues muere el21 de abril , planifica una Cruzada en España y encarga de su gestión a Eb lo II de Roucy concordando con él que lo conquistado se cons ideraría feudo de San Pedro . Poco después , el nuevo papa Gregorio VII escribió y dictaminó -cuando invitaba a los nobles franceses a esta Cruzada en Hi spani a- que «no se os oculta que el reino de Espaíia fue desde antiguo de la jurisdicción propia de San Pedro, y aunque ocupado tanto tiempo por los paganos, pertenece todavía por ley de justicia a la Sede Apostólica solamente y no a otro mortal cualquiera». El cuñado del monarca aragonés debió venir a tierras de éste y todo lo que supongamos no pasan de ser eso mi smo: meras suposiciones para esta Cruzada que se extendió en el verano de 1073, si hacemos caso al testamento de Bernardo Ramón , muerto el lunes 23 de septiembre de 1073 en tierras de Ager3o• Más Cruzadas se pueden detectar en años posteriores, pero no queda claro el entorno en el que se reali zan. Por ejemplo sabemos que en el año 1087 parece darse una Cruzada contra Tudela en la que participan el duque de Borgoña, Eudo 1, su hermano Enrique de Borgoña (yerno de Alfonso VI de Castilla y esposo de Teresa), su primo el conde de Amous (que a raíz de este viaje se verá casado con la futura reina Urraca de Castill a) o el conde de Toulouse. La presencia de este ilustre grupo de nobles franceses vinculados a la familia real castellana puede responder al ultimátun lanzado por el rey Alfonso VI ante la grave derrota del ejército cristiano en Sagrajas (23 de octubre de 1086) por los almorávides 3 1. El monarca castellano obligó a que sus contemporáneos tomaran partido frente al peligro norteafricano, ya que si no lo hacían él mi smo pactaría con los musulmanes y los dejaría pasar a Francia. La nobleza francesa se asustó y, presionada además por su vinculación con el rey Alfonso, organizó una Cruzada contra el emir Yusuf Ibn Texufín con tan mala suerte que, cuando la expedición entró en España, el almorávide pasaba el estrecho rumbo a Africa. ¿Qué hacer entonces? pues algo muy sencillo: ofrecerse al rey aragonés y dedicarse bajo sus órdenes a conquistar alguna plaza mu sulmana. En este caso Tudela concitó todos los esfuerzos y supuso todos los fracasos, aunque la empresa significó mucho para la vinculación de lo hi spano y de los hi spanos a Occidente. El propio rey Sancho recordará, en el año 1088, que «en el pasado aíio,

30. La carta del papa Gregorio VII a los nobl es franceses la publica Ri cardo GARCíA VILLOSLADA en su Historia de la /glesia Católica, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1953, pp. 386-387. Para el testamento de Bernardo Ramón, publicado el 28 de septiembre de 1074, ver la citada tésis inédita de Ramón CH ESE LAPEÑA sobre La colección diplomática de San Pedro de Ager (10/0- // 98), n: 102. hay reseña en UBIETO ARTETA Histori a de Aragón..., pp. 8 1-82, nota 9. 3 1. Ver UBIETO ARTE"rA, Historia de Aragón ... , pp. 94-95 . El ased io de Tudela lo relata la Crón ica de Sailll Maixelll, editada por Paul MARCHEGAY y Emi lio MABILLE, París, 1869, p. 409.

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cuando estu viese en cierta expedición, deseando agradar a Dios por el remedio de mi alma, determinó en ánimo pagar un tributo a Dios ya San Pedro, príncipe de los apóstoles, por mi y por mis hijos, a saber, quinientos mancusos de moneda de Jaca. Este censo estoy contento y me alegro de obligarme a pagarlo cada año de mi vida. Estas cosas las constituyo y confirmo por mí y mis sucesores observarlas perpetuamente». Y añade «casi todos los caballeros que allí estaban prometieron darse bajo la mÍ5rna condición, prometiendo cada uno da r cada aFio un mancuso de la dicha moneda». El texto es de una crut a que Sancho Ramírez dirigió al papa Urbano II en e l año 1088 ó 1089, momento en el que el papa ya ha hecho ex presa menc ión de que extendía su protección apostó li ca al rey, a sus hjj os y a todo el re in0 32 . Después de esta Cruzada de 1087 contra Tudela, aún se registran algunos intentos libres de presentarse en el panorama reconqui stador hi spano en busca de fortuna como el del conde de Po itiers que vino a «/spania et gloriosus rex Sancius fec it illum reversi in patria sua» en la primera mitad del año 1088 33 • Éste sería el último episodio de las Cruzadas en tierras aragonesas puesto que, a prutir de este momento, los intereses se inviltieron y son los ru'agoneses y pamploneses los que sienten atracción por las empresas militares predicadas por los papas a prutir de l año 1095. Antes de esa fec ha, e l conde Sancho Ramírez, he rm ano de su homónimo e l rey, marchó para Jerusa lé n e l año 1092 y e l futuro rey Ped ro 1 ya se ve cercano a los supuestos de ser «cru zado», cosa que hará en 1101 para ir a Jeru salé n aunque sus votos no los pudo c umplir en Tierra Santa, pues a l papado le era más inte resante que pl antara e l «estandarte de Cri sto» en un campamento que rec ibiría e l no mbre de l grito de guerra de los cru zados de Ori e nte - Deus lo vol - y que tu viera como resultado la conqui sta y contro l soci o-econó mi co de l valle del Ebro y su importante capitaP4. Pascual II marcaba así la vo luntad romana de compl etar ese proceso de consolidac ión de la cri sti andad en España, mj entras con Pedro 1 se usaban por primera vez e n las cancillerías hi spanas las pa labras «Cru zado» y «rey cruzado»,

LA DELIMITACIÓN DEL ESPACIO FÍSICO Rev isando la exi ste nc ia de ex pedici o nes guerreras cri sti anas a ti erras de Hi spani a, he mos podido ver cómo al fin al el papado dec ide centrar e l modelo de

32. L a publi ca K EHR en " Cómo y cuándo se hizo Aragón f eudatario... . », p. 3 19. 33. A ntoni o UBIETO ARTETA propone para este documento la fec ha del año 1088, frente a la fecha tradiciona lmente aceptada del 27 de mayo de 1080, en su Historia de Aragón. La Formación territorial, p. 97, nota 46 en la que seña la que el documen to lo publicó Eduardo (BARRA en sus Documentos particulares correspondientes al reinado de Sancho Ra m íre~, Zaragoza, 19 13, n: 49. 34. Ver de A ntoni o UBIETO ARTETA del citado Historia de Aragón. La Formación territorial, pp. 13 1- 132.

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guerra -definida como lícita si es contra el infiel- que defiende los intereses de la clase dominante europea. El modelo es la lucha contra los mu sulmanes de España y en esa tarea hay que perseverar puesto que no se ha avanzado todo lo depri sa que la corte romana hubiera deseado. La doctrina, las parroquias y los monasterios sirven de base teórica y práctica para la construcción de la Cristiandad al compás de los progresos colonizadores. Lo importante es que se trabaje en la delimitación de los espacios físicos que tienen que formar parte de la idea de mundo cristiano. En esta tarea iremos viendo cómo se producen progresos en la percepción del espacio, en el sentimiento de territorialización, en suma: en la delimitación espacial de un territorio político. Y sobre todo iremos viendo cómo la vitalidad de Sancho Ramirez trabajará en ello -desde la ubicación de la capital política en Jaca hasta la creación eclesiástica de un obispado para el reino- y cómo va logrando, apoyado en unos y otros, el fortalecimiento de las instituciones, en especial de la monarquía que acabará al fin representando y encarnando ese espacio. Lo primero que hay que hacer es definir las fronteras exteriores, en este caso basadas en criterios religiosos de lucha contra el mundo musulmán. Esa toma de conciencia será activa y beligerante a partir del reinado de Sancho Ramirez cuando a escala del cosmos rel igioso se fuera acentuando la idea de un mundo musulmán enemigo natural. Sobre todo, a partir de la incorporación del reino pamplonés a la monarquía aragonesa en 1076, asistimos al paso de una actitud defensiva a una política acti va de reconquista, sobre todo gracias a que ya es parte del pasado esa escasez de potencial humano que les obligaba a mantenerse casi inmóviles ante la «presión del Islam»35. Al mi smo tiempo que se definen las fronteras exteriores hay una delimitación interior de la Christian itas que supone la creciente conciencia de la existencia de fronteras entre los reinos o estados cristianos. El aragonés estará, en este sentido, preocupado por los problemas que tiene con los condes de Urgel y también trabajará en que esas fronteras militares o políticas acaben convertidas en fronteras humanas, con gentes que se mueven en todas las direcciones, puesto que sólo el sostenido esfuerzo de ocupación y puesta en explotación del espacio garantiza el control real del mi smo. Sancho Ramírez será un rey práctico que aprenderá de sus contactos ultrapirenaicos que el poder se apoya en cuatro pilares que le permiten definir la norma de convivencia, juzgar su cumplimiento, recaudar los recursos que necesita y poner en marcha la defensa militar de todo ello. El antiguo gobernador de la tierra, Ramiro 1, ha dejado paso al defensor de las gentes y va camino de convertirse en el príncipe de los hombres <<pamploneses y aragoneses»36. 35 . Es interesante de consu ltar el trabajo de José María LAcARRA «Honores y tenencias en Aragón. Siglo X I», en Cuadernos de Historia de Espaiia, Buenos Aires, 1967, XLV-XLVI , pp.151-190. 36. Sobre estos aspectos es aconsejable la lectura del estudio de Antonio UBIETO ARTETA sobre «Ramiro I de Aragón y su concepto de la realeza» publicado en Cuadernos de Historia de Espaíia, XX ( 1953), pp. 45-62. De Antoni o DURÁNGUDIOL es interesante el análi sis de este aspecto en su Ramiro I de Aragón (1994), pp. 20-27.

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Sancho Ramírez, investido de la Jefatura militar, no rehusa la actividad fundamental de las sociedades medievales: la guerra, perfeccionando todo un aparato militar que contempla al senior, al superior en edad, dignidad o poder (prestigio basado en el reconocimiento de su superioridad y de su riqueza) , a la caballería que cabalgará por el reino zaragozano configurándose como un ideal que debía ejemplarizar las virtudes cristianas, y a los campesinos que propici an la proliferación de pequeñas comunidades libres que ocupan la vanguardia de las fronteras. Todos ellos participan con entusiasmo en la empresa y se sienten incentivados con las medidas que el rey dicta para alentar la iniciativa particular: premios, construcción de torres y castillos, seguridad para los mozárabes colaboracionistas ... De todo ellos hay que mati zar alguna idea sobre el bloque dedicado a los soldados. Los seniores le ayudan en sus empresas guerreras, muchas veces con amplias limitaciones y con escaso interés de colaborar. Se discute desde la monarquía el problema de la reducida aportación de servicios y los nobles se defienden contra la exigencia de excesivos servicios -aunque éstos fueran pagados- entrando en la dinámica que señaló Lacarra de tener «servicios gratuitos pobres en modalidades y servicios pagados mas fecundos en posibilidades»37. Al final de todo ello, el rey tiene que acudir al servicio de elementos extraños al reino, lo que provoca agrias di sensiones. El seniorado se hace cargo del sistema de las Honores que se organizan en interiores, obligadas a generar riqueza al Estado, y de frontera, con encargo de defender la plaza y c ustodiar la seguridad del rein0 38 . Estas gentes trabajan con armas ofensivas como la lanza (que tiene mas función de punzamiento que de choque) y con la espada, que sirve para dar tajos con esas hojas anchas y redondeadas en la punta. Se defienden con la cota de mallas, con el casco (de una sóla pieza y provisto de nasal) y con el escudo que ofrece forma ovalada y que protege amplias zonas del cuerp039. y estos protagoni stas fueron los que partIcIparon en la empresa reconqui stadora de Sancho Ramírez, una actividad que comenzará a ser importante desde el momento en el que el reino se articule en una ordenación

37. Ver de LACARRA su trabaj o « Honores y /enen.cias ... », p. 160. Señala e l profesor Lacarra que <<los nobles gozaban de una total libertad jurídica para aceptar o rechazar de plano esta entrega de bienes, y en e ll o estribaba su defensa contra la ex igenc ia de servic ios que podían resultar excesivos, aún pagados. El rey por su parte, luchaba por mantener su libertad de entregar bienes para serv ic ios a extraños al reino, y esto tanto para defenderse contra las pretensiones exageradas de la nobleza como para poder hacer frente a perentorias neces idades de orden político o milita!"» .

38. Ibidem, p. 16 1. Ver también de Cario CORONA BARATECH«Las tenencias en Aragón desde 1035 a 11 34», en Es/tldios de Edad Media de la Corona de Aragón, 11 , 379-396. 39. Ver de Victoria ORLOT su El armamelllo caralán de los siglos XI al XIV, Bellaterra, Uni versidad Autónoma de Barcelona, 1980, en concreto e l apartado 2: del Capítul o I relativo al arm amento en la primera edad feud al: 1025- 1130/ I 160. , pp. 70, 87, I I 1, 134 Y 150.

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RECONQUISTA Y CRUZA DA EN EL REINADO DE SANCHO RAMíREZ

admini strati va y el rey cuente co n la am pliac ión de su domini o portierras de l reino pampl onés, heredado por trág ica muerte del pobre Sancho de Peña lén. Estamos en los años finales de la década de 1070. Desde este momento y hasta su mu erte, acaec ida en acto de servicio, no parará la acti vidad reconqui stadora que se verá ori entada en tres grandes direcc iones: el avance por el curso de l C inca, la ofensiva a Huesca y la penetración a través de las Bardenas hacia ti erras del suroeste40 . Cronológicamente podemos ir refl ejando cómo evo luciona esta empresa mili tar del segundo rey aragonés. En los finales de la década, en 1078, está cerca de Graus, por tierras del C inca, conced iendo tanto el Pueyo de Castarlenas a Gombaldo Ramón para que hi ciese allí «un castillo y lo pobléis como mejor podais, a toda vuestra voluntad» como el castill o de Lu mbierres a Gom baldo Jiménez «para que hagas en élfortificación como mejor pudieses y lo construyas como conviene fab ricar y fo rtificar un castillo»41. En estas lides, el monarca aragoni s rec upera la viej a costumbre de su padre de utili zar traidores comprados, en concreto en el castill o de Muñones y en el de Lumbi erres por que dice «nos sirvieron» unos mu sulmanes «que los volvieron al cristianismo»42. El 14 de abril de 1083 caerá Graus y conqui stada la pl aza que ocas ionó la muerte de su padre, el rey Sancho ya puede enterrar los cadáveres de sus pad res en el monasterio de San Ju an de la Peña, en el panteón real o memori a famili ar de la d inastía, tan sólo catorce días después de la victoria mili tar: el viernes 28 de abril. Continuando por tierras del C inca, «fa bricaron» Alquézar en 1083, ganaron la batalla de Pi sa, al sur de Naval, el 25 de dic iembre de 1083, y conqui staron Naval en 1084, o Secastill a el 22 de junio de 108443 . La última etapa de la ex pansión por las tierras del Somontano del C inca, por la frontera ori ental del rei no, pasa por la conqui sta de Estada en 1087 y de Monzón enjuni o de 1089, ocas ión en la que se abre el camino a las pretensiones ex pansioni stas hacia Lérida y Tortosa 44 • En esta última tien'a serán derrotados los aragoneses por el Cid en mayo de 1088 y aliados con él estarán en 1092 intentando conqui star Tortosa puesto que el 3 de mayo de 1093, cuando entrege su hijo Ramiro al monasterio de San Ponce de Torneras, Sancho Ramírez escribirá que qui ere dar «también la capellanía e iglesia de la ciudad de Tortosa, si Dios

40. B UESA CONDE, El rey Sancho Ram.írez, p. 63 Y ss. 4 1. Ver de L ACARRA sus Doculllentos para el estudio de la Reconquista .. .. n: 287.

42. Ibidem , n: 288. Ver «H onores y Tenenc ias ... », pp. 163 Y 166. Sobre M uñones y su conqui sta verde UBIETO ARTETA su Historia de Aragón. Laformacióll ... , p. 83, nota 13. UBIETO la sitúa el 8 de mayo de 1079. 43. Ver UBIETO, Historia de Aragón. Lafom zaciónterritorial, pp . 83 a 88 . Para A lquézar, ver A nton io D URAN G UDIOL, La Iglesia de Aragón durante los reinados de Sancho Ralllírez y Pedro I ( 1062 ?- 1104) , Rom a, In sti tuto español de Estu dios ecl es iásti cos , 1962, p. 183. UBIETO ARTETA pub l icó u/ batalla de " Piedra-Pisada » en Argensola, 3, ( 1952), pp. 253-256. 44. UBIETO, Historia de Aragón. u/formación... , pp. 97-98 Y99- 103 para el reino de Monzón.

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Domil/go J.

B UfOSA C ONOE

omnipotente me la diese, a saber las iglesias que allí son ahora o serán en adelante ... ». Desde Tortosa el rey seguirá hasta Salou y en 1093 estará e l infante Pedro en tierras de Caste ll ón de la Plana ayudando a su gran am igo el C id en la conquista de Valenci a~5 . Con estas actuaciones se van compaginando las duras cabalgadas estacionales por las tien'as de la ll anura, habituales desde 1073 Yprovocadoras ya de un pacto entre el rey Sancho de Pamplona y el rey al-Muqtadir de Zaragoza (firmado el25 de mayo de 1073) de mutua defensa contra Sancho Ramírez, al que enviará embajadores para «que él y los suyos haga dejar la tierra de H uesca y vuelva a la suya, y que no hagan ningúndaíio en partes de Zaragoza. Y si no quisiese marchar San cho Ramírezde las tierras de al-Muqtadir, al punto cabalgue con todo su poder el dicho rey Sancho contra Sancho Ramírez para hacerle daño en su tierra». Diez años después, en 1083 sigue empeñado en lo mi smo pues «estaba el predicho rey con su hueste reunida para daíio de Zaragoza y daño de Lérida »~6. En e l año 1084 e l ejército navarro-aragonés caminaba por las Bardenas Reales, conquistando -el 5 de abril- la posición de Arguedas y amenazando a Tudela hasta el extremo de acabar provocando la realización de una batalla el sábado 27 de abril 47 . Esta ofensiva por las tien'as occidentales del reino se verá complementada porunacampañadeampliación de los puntos defensivos: en 1084 se reordena la torre de Gari sa48 para potenciar un movimiento ofensivo frente a Navan'a, en 1087 se ha construido un casti ll o en A1tasona «cual mejor lo pudiéseis hacer», en 1088 se fijan los términos de construcción de la ton'e de Castiliscar, en 1091 se toman deci siones sobre la ton'e de Biota y en el otoño de 1092 se funda Luna en unas tieITas despobladas en las que el rey quiso «edificar aquel lugar que antiguamente se llamaba Gallicolis que hasta ahora esta inhabitado por miedo a los musulmanes»~9. En esta zona, camino del río Ebro, ya se había construido la torre de El Castellar, frente a la desembocadura del lío Jalón y bastante alejada de las fronteras

45 , Ibidem, pp. 108- 11 1. El documento fec hado el 3 de mayo de 1093 lo publica Ánge l CANELLAS en su citada La colección Diplomáfica ... , doc. 136. T ambién indi ca en esta donación que «Addoetiam et donoecclesiasel capellaniasdecastro quod vocatur Saloi quod est iu xta Tarragonam ... » . 46. Publi ca José María L AcAR RA en «Dos tratados de paz y alianza entre Sancho de Peñalén y Moctadir de Zaragoza ( 1069 y 1073» >en Homenaje a Johannes Vincke, 1, Madrid, 1963, pp. 133134. El documento de junio de 1083 lo editó Y ELA UTR ILLA en su El Carrulario de Roda , L érida, 1932,

n. 6. 47. Aparte de ver la Crónica de San Jllan de la Pena ver el trabajo de An ton io UBIETO «Sobre la nunca reñ ida batalla de Morell a ( 1084) >, en Boletín de la Sociedad Castellonense de Culfura , 47 ( 1973), p. 17. 48. Editado por SALARR ULLAN A, ob. cif. , doc. XXII. 49. Para Artasona ver de L AcA RRA, Honores y fenencias en Aragón ...• p. 166, nota 33. Para Castili scar ibidem . pp. 166- 167, nOla 34. Para Biota ibidem, p. 167, nota 35; y para Luna ibidem, p. 167, nota 36. El documento de Luna lo publi có SALARRULLANA, ob. Cif., XLVIII.

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RECONQUISTA Y CRUZA DA EN EL REINADO DE SANCHO RAMíREZ

propias de los aragoneses 50 . Esto había supuesto un cambio de estrategia guerrera por parte de los aragoneses que ya están preparados para provocar al rey de Zaragoza que, asustado ante este castillo levantado en tres meses «para la destrucción de los sarracenos y dilatación de los cristianos», pide ayuda al Cid Campeador, aunque de poco le servirá pues los aragoneses montan un gran ejército y el Cid decide fIrmar la paz con el rey aragonés en Gurrea de Gálleg0 51 . La política de amenazar Zaragoza con el Castellar se correspondía con la fortifIcación de Montearagón para azotar las tierras y cosechas de Huesca. Entre 1086 y 1087 se levantó la iglesia de Jesús Nazareno y el castro de Montearagón «para que el omnipotente Dios nos haga reinar allí por intercesión de su Hijo y de Santa María y de todos los Santos»52. Pero el gran sueño era conquistar Huesca; Sancho Ramírez llevaba años acariciando esa empresa que se produciría como imparable resultado del cerco ofensivo levantado frente a Huesca en Loarre (1076) y Montearagón (l087). Además se habían ido conquistado las plazas del curso del Gállego (Bolea y Ayerbe en 1083), se había avanzado desde la Sierra de Guara (Santa Eulalia en 1092, por ejemplo) y desde Alquézar se asegura el control de los caminos ilerdenses53. Todo esta preparado para asaltar Huesca en la primavera del año 1094, una ciudad que venía siendo asediada por los aragoneses desde el año 1090, cuando ---como dice la Crónica de San Juan de la Peña- «tanto apretó el rey don Sancho Huesca que el rey moro prometió de dar parias a ell». En la primavera de 1094 «assistió la ciudad de Huesca con los aragoneses et navarros» y poco podía suponer el monarca que en ese paisaje y en ese momento le alcanzaría la inmortalidad54 . Una flecha lanzada desde la muralla, aprovechando que el monarca había levantado la mano para señalar una zona débil del cerco oscense, se clavó en su costado y le provocó una angustiosa muerte por asfixia, con una fuerte hemorragia en el pulmón derecho, en el atardecer del4 de junio de 109455 . Ante su perdida

50. Ver Antonio UBIETO, Historia de Aragón. Laformación ... , pp. 104- 105, notas 66 y 67. 5 1. Ver MENÉNDEZ PIDAL, La España del Cid, p. 952. El Cid sirve de intermediario para que firmen la paz los reyes aragoneses y e l zaragozano al-Mosta' in 1I. 52. Antonio UBIETO, Historia de Aragón. Laformación ... , pp. 89 a 9 1. Sobre la presión ejercida ante la capital del valle del Ebro, ver de Antonio USIETO su «Un ataque aragonés a Zaragoza en 1089», en Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, X (1975). 53. Domingo J. BUESA, El rey Sancho Ramírez, pp. 63-65 y 79-83. 54. Así lo indica la Crónica de San Juan de la Peña (edición USIETO, p. 67) que dice que «el año 1090 la ciudad de Huesca pagó tributo a dicho rey y fue en ayuda del rey de Castilla a Toledo contra los moros». USIETO, Historia de Aragón. Laformación ... , p. 104 opinó que el texto pinatense que habl a de «tanto apretó el rey don Sancho ... » no debería situarse en el bienio 1093-1094 sino también en el año 1090. 55. Sobre su muerte y la polémica existente acerca de su causa, ver mi El rey Sancho Ramírez, pp. 8 1-85. Ricardo DEL ARCOmantuvo la tésis de que murió de causa natural, por enfermedad, y Antonio USIETO por muerte violenta causada por una flech a. Ver de la revista Argensola, (1953-1954) los números 13, 14, 15 Y 20. En el número 15 (Huesca, 1953) Federico BALAGUER Rfos escribió su importante trabajo sobre «La muerte del rey Sancho Ramírez y la poesía épica».

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D omingo J. BUESA CONIJE

mirada quedaban las tierras del norte, el escenario de sus cincuenta y un años de vida, que eran la mejor muestra de cómo había logrado construir un auténtico reino en el que se había delimitado el espacio como marco del ejercicio de sus capacidades de definir, juzgar, recaudar y defender. Había triunfado como rey y siempre comenzaba el relato personal del éxito en aquel lejano viaje a la Roma papal , pues su vida no había sido otra cosa que una permanente apuesta por la construcción de la Christianitas, en suma, de Occidente.

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LA SOCIEDAD ARAGONESA EN LA ÉPOCA DE SANCHO RAMÍREZ (1050-1100) Carlos LAUENA CORBERA

1.- INTRODUCCIÓN* A mediados del siglo XI, Aragón era un principado territorial regido por un rey -lo cual no es un aspecto insignificante-, que comprendía básicamente la parte meridional de los macizos pirenaicos centrales y las zonas limítrofes. En términos actuales, puede afirmarse que incluía la cuenca alta del río Aragón, el norte de las Cinco Villas, los valles altoaragoneses, las tierras situadas entre la sierra de San Juan de la Peña y las crestas de las serranías cercanas a Huesca y Barbastro, Sobrarbe, así como las comarcas de Las Valles y Ribagorza l. En total, no menos de diez mil kilómetros cuadrados, que suelen ser considerados una extensión reducida y escasamente capaz de consolidar en su seno una formación política rica y expansiva. Éste es el primer error de los muchos que salpican la historia medieval aragonesa, plagada de tópicos hasta lo indecible. Comparativamente, este principado tenía un tamaño equilibrado si lo colocamos dentro de un contexto europeo. Pocos territorios del mundo occidental tenían unas dimensiones muy superiores y muchos circunscribían su área de influencia a geografías de menor importancia. No voy a discutir esta afirmación aquí porque nos llevaría

* El texto que sigue es una versión ligeramente retocada de la conferencia pronunciada dentro del ciclo en conmemoración del 900 ani versario de la muerte de Sancho Ramírez, organizado por el Instituto de Estudios Altoaragoneses. En consecuencia, las notas y referencias documentales sólo pretenden completar el texto y se han limitado al mínimo. l . De antemano reenvío a un trabajo propio realizado conjuntamente con Ph. SÉNAC, Musulmans et Chrétiens dans le Haut Moyen Age: Aux origines de la Reconquete aragonnaise, París, 1991, donde se encontrará una justificación más adecuada de las aseveraciones aq uí planteadas. Esta obra, considerablemente ampliada, será editada próxi mamente traducida. Por lo demás, la bibliografía general sobre esta etapa suele centrarse básicamente en problemas de índole política o institucional; cf. A. UBIETO ARTETA, Historia de Aragón, 1. Laformación territorial, Zaragoza, 1981 ; A. UBIETO ARTETA, Los orígenes de los reinos de Castilla y Aragón, Zaragoza, 1989; A. DURÁN GUDIOL, De la Marca Superior de Al-Andalus al reino de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, Huesca, 1975; Aragón: de condado a reino, en A. BELTRÁN, dir. , Historia de Aragón, 4, Zaragoza, 1985.

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LA SOCIEDAD ARAGONESA EN LA t pOCA DE SANCHO RAMíREZ. / 050- // 00

muy lejos, pero conviene recordar que, en la Alta Edad Media, el poder ejercido por los príncipes tenía forzosamente unos límites estrechos, por la ausencia de una administración y de unas comunicaciones fluidas. Donde estos límites se sobrepasaban, como en Castilla-León, el siglo XI está plagado de rebeliones, divi siones y luchas de carácter interregional 2 . Por otro lado, la nobleza, que di sfrutaba del poder en el nivel más bajo, en las aldeas y pequeñas comarcas, consolidaba ese poder estableciendo alianzas entre linajes, alianzas que, sin embargo, no podían multiplicarse indefinidamente; es decir, tenían también un ámbito regional. En este renovador siglo, un reino como Aragón cumplía sobradamente con las necesidades de una monarquía fuerte y una aristocracia en expansión. Ahí radica la primera explicación del profundo éxito que supuso, desde 1080 a 1120, la conquista del valle del Ebro, una de las regiones más ricas y pobladas de al-Andalus. Un prejuicio similar suele manifestarse cuando se señala que esta sociedad era necesariamente pobre, a la vista del atormentado relieve sobre el que le tocaba vivir. Las montañas pirenaicas son, desde hace mucho tiempo, consideradas un reducto de poblaciones con escaso nivel de vida y mínimos recursos naturales. Es evidente que resultaría un poco excesivo defender que se trataba de una zona desarrollada en otros momentos hi stóricos, pero debe ser una exigencia intelectual básica correlacionar su situación con la de otras regiones de la Europa del año mil, y no aceptar una perspectiva presuntamente «natural » y, en realidad, inmensamente deformada por las tran sformaciones de la economía capitalista. El desarrollo y el subdesarrollo son nociones relativas y deben aplicarse a sociedades comparables en el tiempo. Desde esta posición, seguro que la diferencia entre la presunta humildad de nobles y campesinos aragoneses en la segunda mitad del siglo XI y la opulencia de cualesquiera vecinos de la Europa feudal es mucho menor de lo que podemos apreciar3 . En particular, los amplios valles orientados hacia el sur, la planicie estrecha pero fértil del río Aragón, las múltiples serrezuelas que salpicaban la franja meridional del reino, entre Sos y Buil, con sus redondeados cerros de poca altura y escasa pendiente, eran tierras apropiadas para una agricultura volcada hacia la autosubsistencia pero no tanto por obligación -por la exigencia de la naturaleza-, cuanto por la deci sión cultural mente determinada de los campesinos y de los nobles. Sin mercados, ni ciudades y con una moneda muy poco abundante, ¿de qué servía producir excedentes? Era, por tanto, una actividad agraria dedicada al cultivo cerealista, que aprovechaba los fondos de valle casi llanos, bien drenados y cuya altitud es muchas veces inferior a los 800 metros, que, sin duda, estaba capacitada para asegurar la cobertura alimenticia de unas poblaciones nada desdeñables. Las

2. Al respecto, cf. B. F. R EILLY, El reino de León y Castilla bajo el rey Alfonso VI ( 1065-1109), Toledo, 1989. 3. Es evidente que esta afirmación sobre la todavía escasa periferización de la sociedad aragonesa respecto a las restantes contemporáneas se refiere al siglo XI ; más adelante, habría que plantear la reflexión en otros térmi nos.

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Ca rlos UoLlENA COR/JERA

pendientes, las tierras pedregosas o más alejadas de los caseríos aldeanos, eran la ubicación preferente de los pagos de viñedo que, eso sí, se multiplicaron muy por encima de sus niveles óptimos desde el punto de vista de la insolación y humedad, ayudados por unas temperaturas probablemente más suaves que las actuales. Un vino ácido y un pan moreno que se animaban en el puchero con carnero, pequeña caza y queso, puesto que todavía no había llegado el tiempo en que los bosques -las «selvas», como se llamaban en esta época- estaban vedadas a los campesinos, que disponían frecuentemente de un pequeño hato de ovejas y podían recolectar frutos, cazar y pescar en forestas y ríos pletóricos de riqueza biológica4 . Un vino y un pan que raramente debían faltar, puesto que las dimensiones de los espacios yermos eran tales que su roturación amortiguaba cualquier crecimiento de la población 5 • La puesta en cultivo de nuevas tierras es, por tanto, un fenómeno recurrente durante todo el siglo XI , sobre el que sin duda habrá cumplida referencia en otros trabajos de esta misma recopilación, lo que me ahorra a mí ofrecer ejemplos concretos, pero quiero reiterar su importancia, puesto que sin este potente despliegue agrario sería literalmente inexplicable la sociedad aragonesa en vísperas de la reconqui sta. He hablado de crecimiento demográfico, y éste es el tercer aspecto que quiero considerar en esta introducción general. Desde hace tiempo se sospechaba que las regiones pirenaicas debían disfrutar de una población nada pequeña, a juzgar por las intuiciones de P. Bonnassie respecto a los altos valles catalanes6 , pero el arraigado hábito de pensaren el mundo altomedieval aragonés como pobre y raquítico llevaba a subestimar una realidad que todavía es mal conocida, pero que deja cada vez menos lugar a imprecisiones. ¿Qué se puede decir cuando vemos la enorme proliferación de aldeas que salpican la geografía montañesa? Se puede contar: personalmente, lo he afrontado para varias zonas, como el valle del Gállego y sus afluentes, desde Murillo hasta el valle de Broto, con no menos de 165 lugares habitados, que es una evaluación mínima. Sólo el va]]e de Echo contaba con 27 núcleos de población en torno a 1100 7 . Una estimación prudente

4 . Sobre la dieta, cf. J.A. SESMA MUÑoz, «Aproximación al régimen alimentario del reino de Aragón en los siglos XI y XII », en Homenaje Lacarra , I1, Zaragoza, 1977, pp. 55-78. 5. Esto no significa que las hambru nas fueran inexistentes, puesto que algún documento evidencia la necessitas campesi na en momentos muy puntuales. En términos generales, sin embargo, la potencia del movimiento roturador debió ser considerable: cf. C. LALlENA CORBERA, «La articul ación del espacio aragonés y el Camino de Santiago», en El Camino de Santiago y la articulación del espacio hispánico, XX Semana de Estudios Medievales, Pamplona, 1994, pp. 85-1 28, donde estudio detalladamente la expansión agraria en el valle del río Aragón y las Cinco Villas en los siglos Xl Y XII. En la misma línea, J. J. LARREA, «Moines et paysans: aux origi nes de la premiere croissance agraire dan s le Haut Aragon (lxe-x s.)>> , Cahiers de Civilisation Médiévale, XXXlJI ( 1990), pp. 219-239 6. P. BONNAssIE, Cataluiia mil a/IOS atrás (siglos X-X!), Barcelona, 1988, pp. 27-30. 7. En C. LALlENA y PH . SÉNAC, Musulmans et Chrétiens, y en C. LA llENA CORBERA, El Camino de Santiago , pp. 88-97, para las zonas más occidentales del reino, donde se pueden contabilizar no menos de 300 lugares habitados. Se trata siempre de cifras mínimas, puesto que la duplicación de nombres y las dificultades para situar los topónimos o para detectarlos en la documentación en el siglo XI son considerables.

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LA SOCIEDAD ARAGONESA EN LA ÉPOCA DE SANCH O RAMíRE2. 1050- 1100

sería para el total del reino--de las fronteras con Navarra a las de Urgell-de unas 900 comunidades campesinas. Es una exhuberancia tal de villas y aldeas que debe corresponder a un intenso auge demográfico: los mismos topónimos nos lo indican con claridad, al repetirse una y otra vez, mostrando como se dividían los grupos campesinos cuando el crecimiento era excesivo para las tierras disponi bles en el entorno. Así, alIado de Guaso encontramos Guasillo, en las proximidades de Botaya, Botayuela, junto a Arbués, Berbués -más tarde Santa Cilia de Jaca- o Larbesa, que es lo mismo. En las tierras de la frontera, lo que llamaban «la Extremadura», San Felices o San Emeterio -Samitier- se repiten de igual forma. Estos son sólo algunos de las decenas de ejemplos que podríamos aducir, pero que nos muestran ya un primer rasgo social de interés: la profunda homogeneidad y estabilidad de una sociedad campesina, que apenas ha sufrido cambios en la más alta Edad Media, está experimentando un proceso de reajuste debido a la presión ejercida por una población en expansión.

2.- LA SOCIEDAD: LOS CAMPESINOS Tras lo dicho, quizá no haga falta aclarar que estamos ante una sociedad rural hasta su médula más profunda. La fundación de Jaca es una tentativa política que se inscribe en un marco bastante complicado de interpretar --después de la conquista de Pamplona, cuando se está cumplimentando la reforma religiosa, etcétera-, y tiene un cierto éxitoS, al igual que la creación de burgos en el norte de las Cinco Villas --desde Sangüesa y Aibar hasta Uncastillo y Ruesta-, junto a algunos núcleos comarcales de cierta importancia9 • Pero este incipiente desarrollo urbano no es, en la época de Sancho Ramírez, todavía lo bastante consistente como para alterar la afirmación que acabo de hacer. Aragón era un universo constelado de pequeñas y medianas aldeas campesinas a modo de un tapiz muy denso. Si nos decidiéramos por simplificar sin reservas, cabría decir que esta sociedad integraba una extensa capa de labriegos más o menos dueños de sus tierras y de su limitado destino, sobre la que se superponía un grupo no demasiado nutrido de potentados locales que disponía de patrimonios razonablemente extensos, a los que deberían añadirse las iglesias pueblerinas y los monasterios apenas más grandes. A partir de este modelo dicotómico, vamos a intentar complicar algo las cosas -sin resolverlas del todo, puesto que estamos aún sometidos a demasiadas incertidumbres y problemas sin estudiar-o

8. Cf. L. H. N ELSON, «The foundation of Jaca (1076): urban growth in early Aragon», Speculum, UII (1978), p. 688-708. 9. C.

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L ALl ENA C ORBERA,

El Camino de Sallliago, cit, pp. 100-104.


Carlos LALlENA CORBERA

Podemos empezar por los campesinos, a partir de cuyo trabajo se sostenían todas las sociedades medievales. Primer problema: no todos los campesinos eran iguales, pero no en función de su nivel de riqueza, sino como consecuencia de su estatuto jurídico. Los documentos usan la palabra «mezquinos» para referirse a aquellos que pertenecen a -son propiedad de- otros, evidentemente a miembros de la aristocracia o instituciones eclesiásticas. Ésta es una expresión equivalente a la de «siervos», frecuente en diferentes regiones europeas en este periodo, y suscita muchos interrogantes sobre las características de esta forma de propiedad o dominación. Salvo un lejanísimo artÍCulo de Eduardo de Hinojosa fechado en 1904, no hay ningún otro trabajo que trate esta cuestión, por lo que nos movemos con conceptos muy frágiles y prematuros 10. Un texto puede ayudarnos a entender mejor esta cuestión: hacia 1093, doña Blasquita de Biniés, probablemente el último miembro de un clan nobiliario del valle del río Aragón, dona a San Pedro de Siresa Ulos meos me<;chinos, dice, «de Biniés y Beralavilla -ambos lugares en el valle de Ansó- que vinieron a mi poder por mi linaje (radice) ... que son: en primer lugar, la casa de Sancho Frondonc;:, que fue hijo de Fortún Sánchez, con sus hermanos y con la descendencia de todos ellos; y otra casa, que llaman casa de Glera, en la cual está Iñigo Sánchez, hijo de Sancho Iñiguez, sobrino de Aznar Manciones, y Oriol Gallones, con su descendencia» y así sigue enumerando a otros mezquinos 11. Este documento, como otros, permite constatar que estos siervos lo son hereditariamente -de ahí el interés por señalar quiénes son los padres y la insistencia en que los descendientes futuros pertenecen al monasterio-. Se nace mezquino o siervo y la condición se transmite de padres a hijos por vía masculina o por ambas. Ignoramos cuál es el origen de este estatuto servil, pero probablemente tiene que ver con la instalación de campesinos en tierras de los grandes propietarios desde finales del siglo IX y durante el siglo x: el primer impulso demográfico llevó a los campesinos a requerir tierras a quienes las poseían con enorme abundancia, los magnates locales y los monasterios 12.

10. E. DE HIJONOSA, «Mezquinos y exaricos. Datos para la historia de la servidumbre en Navarra y Aragón», Homenaje a F. Codera. Estudios de erudición oriental, Zaragoza, 1904, pp. 523531. El problema es, sin embargo, crucial, como ha puesto de relieve D. BARTHELEMY, «Qu 'est-ce que le servage, en France, au Xle siecle», Revue Historique, 582 (1992), pp. 233-284. 11. A. DURÁN GUDIOL, Colección Diplomática de la Caledral de Huesca, Zaragoza, 1965, 1, n° 58: Do Deo el Sanclo Pelro de Ciresa de illos meos me(:chinos de Binies el de Baralauila que

evenerint mihi de mea radice... .: in primis, scilicel, illa casa de Sancio Frondon(:, filio qui fui! de Fortunio Sancio, cum suisfratribus el cum generatione eorum. El alia casa que uocalurcasa de Glera, in qua stat Ennecho San(:, filio de Sanxo Ennecones, neto de A(:nar Manciones. El Ariol Gallones, cum sua generatione. El don Lop de Berali, cum sua generalione. El isli debenl dare pro unoquoque anno quinque mensuras per nomen kaficia tritici, II metros de uino, uno camero. Et alios arin(:aleros: Forlun Ban(:ones de Artasso; et Oria Fera de Noualla; el dompna Tola de Campanas; el Ban(: Gallones, cum sua generalione, quod debenl dare arien(:ala el cisso. Est ista arien(:ata galleta de uino et una de/cala de pan e et tres de ceuata. Et in Varalauila, Lopa; el A(:narils; el Ariol Lop. Isli debenl dare sicul unus ex uicinis eorum. El simililer illos casales de dompna Filga, el de Forlun Forlunnones, el Alilla cum Acenar, filio suo, qui debel dare arin(:ata. 12. Los documentos analizados por J. J. LARREA, ob. cit., parecen ofrecer esta solución

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Traslados, reinstalaciones, divi sión de las familias auspiciada por los patronos, todo ello hizo que núcleos familiares de mezquinos se ubicaran por todas partes y entremezclados con otros campesinos. También conocemos algunas comunidades campesinas que parecen estar integradas de manera homogénea por mezquinos y dependen de San Juan de la Peña o de algún gran noble ' 3. Segundo aspecto a tener en cuenta, tierras y siervos son indisociables -quizá sería todavía más correcta la correlación tierras, siervos y rentas- : lo que los propietarios aristócratas contemplan es una unidad productiva autosuficiente y capaz de generar un determinado excedente, y no únicamente el trabajo de una persona o fami li a y sus descendientes. Esto me parece importante, puesto que estos campesinos están asentados en las mi smas aldeas que sus vecinos, cultivan los campos mezclados con los suyos, tienen sus propios hogares, gozan de la mi sma autonomía a la hora de decidir cómo organizan su propio trabajo, y, por tanto, están lejos de que su horizonte de servidumbre anegue su vida familiar y laboral. La servidumbre es un elemento de definición soc ial , pero no el único '4. He hablado de renta: ¿cuál es el beneficio que los patronos obtienen de estos rústicos? Volvamos al documento de hacia 1093. Después de citar estos mezquinos y algún otro, dice «y éstos deben dar cada año cinco medidas que se llaman cahíces de trigo, dos nietros de vino y un carnero»15. No es en absoluto poco, ya que corresponde aproximadamente al consumo de dos personas a lo largo de un año. Se trata, por tanto, de una sobrecarga notable para una unidad familiar que, en principio, aspiraba a producir lo necesario para mantenerse y tener lo suficiente para precaverse de una mala cosecha. Sobrecarga obviamente de trabajo, puesto que podemos pensar que la tierra la facilitaban los grandes propietarios. En todo caso, es difícil pensar que este nivel pudiera alcanzarse con menos de una quincena de hectáreas -entre cereal, viña y barbecho-, labradas con rudimentarios arados romanos y azadas. La renta, sin embargo, no era igual para todos : otros mezquinos, quizá menos afortunados, «deben dar -dice el documento que utilizamos- arenzada y censo: esta arenzada es una galleta de

13. Por ejemplo, las vi llas integradas en el patrimonio del senior Sancho Galíndez, A. D RÁN GUDIOL, Colección Diplomática, n° 15 [1035], n° 35 [1066], entre otras. He intentado demostrar que esto no condiciona el desarrollo de unas formas de dominación de carácter estrictamente señorial en Aragón antes de la profunda ruptura que supone la conquista del valle del Ebro: cf. e LALl ENA CORBERA, «La formación de las estructuras señoriales en Aragón (ca. 1083-1206)>>, en E. SARASA YE. SERRA o (eds.), Señorío y f eudalismo en la Península Ibérica (siglos XII-XIX) , Zaragoza, 1993, 1. 14. Discuten estas cuestiones, D. BARTHELEMY, ob. cit., P. Bo NASS IE, «S upervivencia y extinción del régimen esclavi sta en el Occidente de la Alta Edad Media (siglos IV-X I)>>, en Del esclavismo alfeudalismo en Europa occidental, Barcelona, 1993, pp. 13-75 YG. BOIS, La mutatioll de ['011 mil, Paris, 1989, pp. 3 1-61 (hay trad . esp.). Cf. as imismo, M. 1. LORI G GARCíA, «La expansión de la servidumbre en el reino de Navarra a mediados del siglo XI: el ejem plo de Terreros», En la Espaíla Medieval, 12 (1989), pp. 45-62. 15. A. DuRÁ GUDIOL, Colección Diplomática, n° 58, cit.

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vino y una delgada de pan y tres de cebada» 16. Esta terminología requiere una mínima explicación: el cahíz es la medida base, el arienzo -de ahí arenzada-, que debe ser un término sustituido posteriormente por arrobo, es probablemente la mitad, aquí desglosado en una parte de trigo - «pan»- y otra de cebada, medidas en «delgadas» --que pudiera equivaler a «fanega» y ser la octava parte del cahÍz-. A todo ello se añade una medida de vino, la «galleta», una medida que toma su nombre del recipiente y cuya capacidad es desconocida. Como es lógico, a menos tributo, menos tierras y bastantes más dificultades para subsistir. La servidumbre incluía rasgos adicionales de carácter discriminatorio que pueder ser considerados como menos vitales, pero que otorgan a los poderosos aquello que Pierre Bordieu llamaba «un capital simbólico», una riqueza no expresable en términos materiales, fundamental en estas sociedades en las que la diversidad social sólo podía traducirse en relativamente limitadas ventajas materiales. Dicho de otra manera, los nobles gozaban de derechos específicos. El más destacable se refiere a la prueba en las ceremonias judiciales: los mezquinos, y en general todos los que no eran nobles, debían verificar sus alegaciones mediante lo que se llama el «hierro caliente», es decir, se trata de coger un hierro al rojo vivo y comprobar tres días después cómq se encontraba la mano. Hay variantes, pero no cambian mucho; lo que sí es muy diferente es el trato reservado a los miembros de la aristocracia, que garantizan su testimonio mediante un juramento. Es probable que estos rituales, sin embargo, se reservasen a los casos en los que un siervo reclamaba su libertad y la propiedad sobre tierras de alguna iglesia o monasterio 17 • De hecho, en cualesquiera otros conflictos, el patrón señorial era quien juzgaba aquello que afecta a su mezquino, mientras lajusticia real se reservaba únicamente a los hombres libres. Nada más lejos de la sencillez que el estatuto, aparentemente tan claro, de «hombres libres». En efecto, la documentación suele referirse a los campesinos que no son propiedad de un magnate como «villanos», expresión que en su sentido literal significa «habitantes de las villas», que a su vez es la forma usual de denominar a las aldeas campesinas. Los villanos dependen del rey, pordefinición,

16. ¡bid. 17. M. L. L EDESMA, «Acerca de las ordalías y del duelo judicial 'de escudo y bastón ' en el Aragó n medi eval» , Estudios en homenaje al Dr. Amonio Beltrán Marlín ez, Zaragoza, 1986, pp. 9991.006. Entre otros documentos, cf. A. D URÁN G UDIOL, Colección Diplomálica, n° 41 [1079] , en el que Sancho Ramírez, vidi multos eiusdem.loci querem es opprimere el ill vadere res ecclesiaslicas, por lo que manda que si al gui en qui siera arrebatar al guna heredad de San Pedro de Jaca, venial ad Sanclum Pelrum, el iurel super altare, el poslquam. iura veril, accipial ferrum calidulll iudicialem, sicut mei vil/ani faci l/III ad me el ol/lI1is lerra. Si se trata de infancionibus aul de pOleslalibl/s, quienes pretenden despojar a la iglesia, venial CI/I1I rege ad Bealum Pelnl/n, el anle regem el episcopum, el cum ol1lnes selliores de il/a clauslra, iurel CI/IIl propria manu super ilio alta re. Si cognoveril rex el alii infanciones quod periuralus eSI, ipse rex f acial iudiliu/JI. de ilio. El documento -que no es el único de similares caracleríslicas- parece auténtico y, en todo caso, reflej a tradiciones atribuibles al siglo XI.

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y, en teoría, el monarca puede transferirlos a algún noble o institución eclesiástica, circunstancia que los convertiría en siervos. Pero esto sucede muy raramente, apenas una decena de veces entre los reinados de Ramiro I y Sancho Ramírez. Por tanto, desde ese punto de vista, nada altera la profunda estabilidad de las comunidades campesinas. No obstante, en la segunda mitad del siglo Xl se convierten en generales unas exigencias fiscales en favor del rey que nos indican la precariedad de la situación social de estos campesinos y el deterioro de su condición. En muchas zonas, especialmente del Alto Aragón propiamente dicho, el rey reclama el noveno --el décimo, en alguna ocasión- de los productos obtenidos por estos rústicos de sus camposl 8. Es una exigencia conocida en otras zonas europeas, incluso para periodos anteriores: es el agrarium aquitano o la tasca catalana, y sus orígenes pueden rastrearse hasta el periodo visigodo l9 . En otros lugares, entre ellos Jaca, por ejemplo, aunque nuestra información es más compacta para tierras navarras, el rey reclama el tributo de la «delgada» y la «galleta» que he descrit0 20 . Todo eso se suele cubrir con una sola palabra, el «censo» (cisso, cinsso J, una expresión de tradición romana, que suele preferirse por tener un contenido semántico que refleja un cierto deber hacia el poder público y no hacia un patrón privado. Lo cierto es que desde el momento en que los campesinos empiezan a pagar regularmente el tributo, su condición tiende inevitablemente a parecerse a la de los siervos. Como ellos, se verán sometidos a las pruebas judiciales de tipo ordalía, como ellos se verán ajenos a los beneficios de las solidaridades nobiliarias, como ellos se verán obligados a prestar servicios militares no retribuidos. Esto último también merece una pequeña disgresión, para la que me apoyaré en un documento por el que Pedro 1, en 1099, concede ciertas franquicias a Pedro de Aragüés. Dice «te concedo a tí ya tus descendientes que nunca más hagáis hueste por mandato de algún rey, merino o señor, excepto si el cuerpo del rey estuviera asediado en algún lugar. Tened esta franquicia, como la tienen los buenos infanzones»21. Es decir, los infanzones, aquí contrapuestos a los villanos que pagan el censo al rey, están exentos de acudir al ejército real salvo en caso de un apuro total del monarca, cuando está sitiado o cuando tiene que librar una batalla campal, y, aun entonces, suele señalarse que sólo durante tres días. Ser pobre y

18. Cf. , n° 21 (1083), las novenas de Ayerbe 19. J. P. POLY, «Régimen dominical y relaciones de producción 'feudalista' en el Sur de Francia (siglos VIll-X» >, Estructuras f eudales y f eudalismo en el mundo mediterráneo, Barcelona, 1984, pp. 152-154 20. La argen(:ata se percibía en Jaca y consistía en una «galleta» de vino -probablemente se había eximido anteriormente a los jacetanos de pagar el cereal-: J. A. LEMA PUEYO, Colección Diplomática de Alfonso 1 de Aragón y Pamplona (1104-1/34), San Sebastián, 1990, n° I I [1106] . 21 . A. UBIETO ARTETA, Colección Diplomática de Pedro 1 de Aragón y Na varra , Zaragoza, 1951 , nO 69: concedo etiam adhuc tibi et generationi tue ut iam amplius non faciatis hostem per mandatum alicuius regis vel merini vel seniori, nisi tantum corpus regis assitiatumfuerit in aliquo loco. Illam ingenuitatem abeatis. sicut boni infanzones abent.

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siervo implica, como se ve, además, trotar por los polvorientos campos del Valle del Ebro con unos chalecos de cuero, unas pobres caperuzas, armados con picas, hachas, palos herrados y largos cuchillos, pasando calor, hambre y cogiendo una pequeña porción del botín, reservado en su mayor parte a los caballeros y sus servidores.

3.- LA SOCIEDAD: LOS NOBLES. Sin embargo, este auxilio militar debía ser requerido pocas veces y casi ninguna a todos los villanos que estaban obligados a prestarlo. La guerra era un asunto de nobles, al que se entregaban con todo su esfuerzo, mientras que los peones o campesinos servían sobre todo de tropa auxiliar. Ser noble, desde el siglo X cuando menos, era ser un guerrero en toda la extensión de la palabra. Cuando Ramiro I hace testamento, en 1061, dice «mis armas, que son propias de un barón y caballero, las sillas de plata, los frenos, las lorigas, espadas, adargas y los yelmos, los cinturones y las espuelas ... que sean de mi hijo Sancho»22. Igual delectación se puede encontrar en otros testamentos cuando enumeran sus armas, como en el de Oriol Íñiguez, hacia 1059, cuando afirma «tenemos doce caballos y ocho mulos, diez lorigas y seis vasos de plata. Y entrego a Sancho Oriol, hijo mio, un caballo, una silla de plata, la espada con adornos de plata, una adarga, un yelmo - lo llama testangia- y una loriga»23. Retengamos un detalle sobre el que volveremos: Oriol Íñiguez tenía caballos de batalla, mulos para cabalgar y lorigas suficientes para entre diez y doce combatientes de su mesnada, así como tazas de plata para compartir su mesa para media docena de ellos.

y es que hacer la guerra era un rasgo estructural básico en la caracterización social de la élite ari stocrática aragonesa de la segunda mitad del siglo XI, en lo que no se diferenciaba del resto de la nobleza europea de la época. Puede parecer contradictorio que los hombres libres o infanzones estuvieran exentos de participar en la hueste del rey y, por el contrario, el estatuto nobiliario estuviera directamente vinculado a la actividad militar. La más probable explicación se encuentra reflejada en un excepcional documento que anota los «fueros y costumbres que tenían los infanzones y barones de Aragón con el rey don Pedro»,

22. A . UBI ETO ARTETA, Cartulario de San Juan de la Peña, n, Valencia, 1963, n° 159: de meas armas, qui ad barone et cavallerus pertinent, sellas de argento elfrenos el brunias el spatas el addarcas et gelamus et ceslinias el ~in cto ros et sporas et cavallos el mulus et equas .. .. demitto ad Sancio, filio meo ad cui illa terra destino. 23. A . U BIETO A RTETA, Cartulario, n° 153 [ca. 1059): et abemus XII cavallos, et VIII mulos, et X brunias et VI vasos argenteos. Ad Sancio Oriol, meo filio, I cavallo et sellam de argenteo, el illa spala cum argenteo, et I adaraka et I testangia, el I brunia, cf. también el anterior testamento de este personaje, n° 152.

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es decir, que su contenido se puede fechar hacia 1094-110424 . Allí se señala explícitamente: «tenían como costumbre que cuando tenía el rey necesidad de ellos para batalla campal o asedio de castillo, que le socorrieran con pan para tres días y no más». Y añade: «y no tiene sobre ellos ningún otro derecho excepto si les da beneficio digno de un senior»25. Es decir, para obtener un servicio armado más amplio, el monarca debía otorgar una retribución , una recompensa, pero no una cualquiera, sino un «beneficio» (benefacto) , un vocablo corriente en la terminología feudal más clásica26 . OCUlTe que estos beneficios no eran una simple paga material de un sacrificio o unos gastos militares, eran un don , un regalo que obligaba al que lo recibía a una reciprocidad y a una dilección especial: la fidelidad, que no debía romperse unilateralmente bajo ningún concepto. Los historiadores durante generaciones han estado fascinados por este víncu lo tan especial, lo que provocó hace treinta años una saludab le reacción contra una manera de ver la cuestión demasiado jurídica y abstracta. Sin embargo, en la última década, los historiadores han retomado el tema insistiendo en dos aspectos que me parecen fundamentales . El primero es que estas relaciones de clientela entre el príncipe y sus nobles y éstos con sus vasallos constituían la argamasa que sostenía la solidaridad entre los miembros de la élite nobiliaria. El reparto de «beneficios» o, como se solían llamar con mas frecuenc ia en Aragón, «honores», hacia girar en tomo al rey a todos estos linajes, frenaba las disputas y los hacía partícipes de la riqueza y la explotación de los campesinos más allá de donde podían alcanzar individualmente 27 . En definitiva, era el elemento esencial que convertía a este puñado de magnates en una clase social dominante dotada de una ideología firme como tal. El segundo aspecto es que creaban unas formas de relación entre estos nobles y el rey -e incluso entre los propios nobles- que los antropólogos, que utilizan conceptos extraídos del estudio de otras sociedades que son muy útiles, denominan «parentelas ficticias», es decir, no basadas en la relación consanguínea, pero

24. Lo editan A. UB IETO ARTETA, Colección Diplomática de Pedro 1, n° 152 y J . M. LACARRA, «Honores y tenencias en Aragón. Siglo XI» , en Colonización, parias, repoblaciólI y otros estudios, Zaragoza, 198 1, pp. 149- 150. Es un texto fechado en diciembre de 11 34, por el que Alfonso VII de Castilla-León confirma estos fueros et L1saticos. Nada se opone a que la afirmac ión de l propio documento de que estaban en vigor a fines del siglo XI sea sustanc ialmente correcta. 25. Ibid.: HabLl ertlllt ellim cLlstumell quod qualldo opus habebat il/os per batalga campale aur per assisione de castel/o, qLlod sLlcurrissen t il/e cum pane de tres dies et nOI1 pll/s .... et 110 11 habet sl/per illos aliam causam nisi CII/Il benefacto de seniore. 26. Sobre este tema, cf. J. P. POLY y E. Bo RNAZEL, El cambio feLlda l, Barcelona, 1983. pp. 55-65 27. Cf. J. M. LACARRA, «Honores y tenencias», ci t., que es el trabajo de referencia sobre la cuestión, y C. LALl E A CORBERA, «U na revo luci ón silenciosa. Transformaciones de la aristocracia navarro-aragonesa bajo Sancho el Mayor», Aragón en la Edad Media. A la profesora Emérita María Luisa Ledesma Rubio en homenaje académico, X-XI ( 1993), pp. 48 1-502. Se puede en marcar estas cuestiones en el trabajo de J. A. SESMA Mu-OZ, <<Instituciones feudales en avarra y Aragól1» , EI1 tomo al f eudalismo hispánico, Ávila, 1989, pp. 343-37 1.

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que la complementan, la desdoblan o incluso la sustituyen 28 . La fidelidad del vasall o al señor o al rey superaba cualquier otra obligación o lealtad: ¿cómo si no se hubiera podido desplegar el inmenso esfuerzo de treinta años de continuas campañas para doblegar a los só lidos estados musulmanes del Valle del Ebro? Fidelidad, dilección y reparto de riquezas en forma de «honores » son aspectos determinantes en el desarrollo de la nobleza aragonesa en la segunda mitad del siglo Xl , puesto que explican una parte muy significativa del modelo de dominación social vigente en el reino en este periodo. Podría pensarse que, en relación con lo que sugiero, era posible el acceso a la nobleza de guerreros destacados o aventureros. Nada de eso parece probable; muy al contrario, hay elementos de caracterización muy significativos que lo desmienten. Así, la denominación genérica para los nobles es «infanzones», palabra de difícil análisis etimológico, pero que remÜe a «infans», en el sentido de descendiente, de miembro de una prole, una palabra teñida de connotaciones positivas. Dicho de otra manera, se es noble por tener antepasados nobles, por tener una parentela ari stocrática, por estar inscrito en una red de nexos fami li ares dignos de un noble. Esto puede parecer algo evanescente, pero en la práctica no existían dudas, puesto que la gran propiedad, el liderazgo local , la red de vasallos, la posesión de iglesias familiares y la misma familiaridad con los monjes eran determinantes 29 . El respeto social se evidencia en el tratamiento que se atribuye a estas gentes: en los documentos son calificados siempre los nobles de senior, una palabra latina que denotaba ya en el Bajo Imperio una superioridad social, y que en Aragón comprende los mismos significados que nobilis en otras regiones. Junto a este tratamiento, el de dompnus, contiene mucho menos nivel de respeto; se emplea con frecuencia para las mujeres y acompaña a nombres de personas que no usan el formato más completo, que es nombre + nombre del padre en genitivo + eventualmente un locativo, que es lo que distingue a los nobles de elevada posición. Los usos del vocabulario social pueden mostrarnos la variedad y la jerarquización de esta clase dirigente. En el documento que citábamos hace poco, se expresaba una distinción entre «infanzones» y «barones»: Barones se emplea siempre para referirse a un grupo muy reducido que tiene acceso a las honores regales, a las «honores» concedidas por el rey. Estas honores consistían en 1.-la fortaleza erigida en un distrito; 2.- una parte de los tributos, el «censo», debido al rey por los campesinos allí asentados; 3.- el disfrute de las tierras que eran propiedad directa del rey en ese distrito y que cu lti vaban sus «caseros», «claveros» o «excusados». Obtener alguna de estas concesiones suponía una multiplicación muy considerable de la riqueza, ya que, en general, estas honores se

28. A. G ERREA -JALABERT, «Sur les structures de parenté dans l ' Europe médi évale», Annales. Écollomies. Sociérés. Civilisarions, 198 1, pp. 1028-1049. 29. Compárese con las conc lusiones de P. M ARTíNEZ SOPENA, «Parentesco y poder en León durante el siglo Xl. L a 'casata ' de Alfon so Díaz», Srudia Hisrorica, V ( 1987), pp. 33-88.

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situaban en puntos importantes en ténninos comarcales---como pueden ser U ncastillo, Luesia, Sos, Atarés, Boltaña, Buil, etcétera-o Eran en total una treintena en tiempos de Sancho RamÍrez y se las repartían una docena de linajes, incrementados con alguno más desde la conquista del reino de Pamplona en 1076, pero también con la integración de alguna honor navarra en manos de estirpes aragonesas. Se esperaba de estos barones lo siguiente: «y los seniores que tienen las honores reales, que sirvan por ellas al rey allí donde estuviera el cuerpo del rey tres meses cada año, entre la ida, la estancia en la hueste, y el retomo»30, Tres meses de presencia en el séquito del soberano y, especialmente, en su hueste, de manera incondicional. Ahora bien, esta presencia tenía repercusiones importantes: acrecentaba de manera notable el contacto con el núcleo central de la galaxia aristocrática, que era el propio rey, y, sobre todo, los convertía en máximos beneficiarios de los botines de guerra. Y desde 1076, si no antes, Sancho Ramírez se convierte en el dueño de las parias del reino de Zaragoza, que con altibajos debe cobrar hasta fines de siglo, a razón de mil monedas de oro al mes, muchas de las cuales acaban en la bolsa de los señores y otras en poder de las instituciones eclesiásticas -quinientas, por ejemplo, para el papa de Roma por donación de Sancho Ramírez- 31. Recibir del rey una honor aupaba a cualquier potentado local a una élite de linajes que compartían el poder y la riqueza. Ese poder se basaba en dos factores fundamentales. Uno de ellos es la posibilidad de reclutar guerreros para constituir una mesnada feudal. He recalcado antes, al referirme al testamento de Oriol lñiguez, que transmitía a su heredero armamento pesado suficiente como para un grupo importante de caballeros. Traduzcamos otro testamento, el del senior Sancho Garcés, que actúa hacia 1087-1093: «a Galindo Aznárez, su loriga, su caballo y su espada; a Sancho Jiménez, su caballo, su mula, su espada y su yelmo; a Jimeno Fortuñones, si tiene la honor, que reciba su caballo a través de Comelia, y si no tiene la honor y el caballo, que sea suyo ...... y dos yelmos; al senior García López, un caballo; a Galindo Atones su caballo y un yelmo ... » y así sigue enumerando combatientes de su masonata, de su casa, a los que cede monturas, yelmos, lorigas, picas y espadas32 • Estos caballeros, que reciben

30. J. M. L ACARRA, «Honores y tenencias», doc. cit., pp. 149-150: et illos seniores qui tenent illas honores regales, quod serviant ¡¡las ad regem, ubifuerit suum corpus de rege, tres menses in anno inter ita et stata in oste et venita. 31. El censo a la Santa Sede lo menciona -y hace efectivo-- Pedro 1: A. UBJETO ARTErA, Colección Diplomática de Pedro 1, n° 58 [mayo-dic. de 1098]. Cf. 1. M. LACARRA, «Dos tratados de paz y alianza entre Sancho el de Peñalén y Moctadir de Zaragoza (1069 y 1073)>>, en Colonización, parias, repoblación, cit. pp. 77 -94. Este oro, reacuñado, ha dejado restos conservados actualmente, cf:los «mancusos» de Sancho Rarnirez, cf. P. B ELTRÁN VILLAGRASA, Obra completa. 1/. Numismática de la Edad Media y de los Reyes Católicos, Zaragoza, 1972, pp. 490-495, con fotografía de uno de ellos, pp. 472-473. 32. A . D URÁN GUDIOL, Colección Diplomática, n° 414 [1089-1093] : de illa partigon quamfeci sengor Sango Carcece ... ad Calino Acenarece e sa lorika e so kabalo e sa espata; ad Sango Scemenones e so kabalo e sa mulla e sa espata e so ellemo; ad Scemeno Fertungones, si lene illa onore, tiega e so kabalo per mano de Cornelga, e si non le lesca esa enore e so kabalo, segat suo engenubo et 1/ elmos; ad sengorCarcia Lopece I kabalo; ad CalinoAzones e so kabalo I elmo; a Scemeno Carcece e so pullerbago e sa lorika LX. solos de petabinos.. ..

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ocasionalmente el nombre de milites, sin duda juraban una fidelidad a sus señores similar a la que éstos prestaban al rey33. Como copia la carta de los fueros ya mencionada, «de la misma forma que tienen estas cosas (las honores) los señores con respecto al rey, que así sea de los vasallos que tienen honores de sus señores»34. Estos caballeros son los integrantes de una constelación que flota alrededor de los grandes barones. Muchos de ellos deben provenir de las filas de la pequeña nobleza de ámbito local o comarcal, pero no sabemos muy bien cómo funcionaba el reclutamiento. El segundo aspecto de ese poder de los magnates aristocráticos era la posesión de extensas propiedades que en los casos más conspicuos se distribuían por todo el reino. El noble más importante del siglo XI, el «conde» Sancho Galíndez, que muere en ) 082, reseña en su testamento 40 heredades, 5 iglesias propias, con su correspondiente dotación de bienes, mezquinos en tres lugares, con sus heredades, y 8 villas enteras, que había ido acumulando por donaciones de los monarcas sucesivos, desde Sancho el Mayor, a lo largo de cincuenta años de actividad. Como miembros de la parentela de su mujer, cede a sus hijastros 5 heredades y dos villas más35 . Es verdad que nadie, excepto el rey , tenía un volumen tal de posesiones en Aragón, que se extienden desde Sos hasta Boltaña en un total de 48 lugares distintos, recubriendo todo el reino, pero el modelo no es muy diferente en otros nobles. Naturalmente, resulta muy difícil saber qué suponía todo esto en términos concretos, pero seguro que no era menos de la renta de unas doscientas familias campesinas apurando los frutos del suelo para entregar los excedentes a su patrón. Lo más destacable, sin embargo, es que estas heredades crecían. En cuanto que nobles y libres, los grandes propietarios podían roturar tierras sin restricciones en los todavía inmensos espacios yermos sobre los que el soberano retenía su jurisdicción y podían comprar tierras a los villanos del rey, siempre que ello no supusiera la desaparición de la explotación del villano reaP6. Son dos cosas en teoría no permitidas o sometidas a la aprobación del monarca para los campesinos, cuyas rozas y cultivo de nuevos terrazgos debían tener unos límites espaciales bien definidos37 , aunque es difícil ver cómo en la práctica se les podía

33. Cf. G. DUBY, «La diffusion du titre chevaleresque sur le versant méditerranéen de la Chrétienté latine», La noblesse au Moyen Áge, Paris, 1976, pp. 39-70. 34. J. M. LAcARRA, ob. cil.: et sicLll habent istam causam il/os seniores cum regem, sic sedeat de i/los bassallos qui tenent honores de lu res seniores. 35. E. IBARRA RODR ÍGUEZ, Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, desde 1063 a 1094 G/los. Documentos particulares, Zaragoza, 191 3, n° l [1063], 50 [1080] Y 57 [1082]. 36. En 1068, Sancho Ramírez hace francas de cualquier censo las tierras roturadas o adquiridas por Sancho Galíndez y le señala et aduc de ac ora ad in antea in terra non comparetis de meo mesquillo unde meo ~'inso perdam: A. DURÁN GUDIOL, Colección Diplomática, n° 36. 37. En las poblaciones del norte de las C inco Villas, amplias zonas, conocidas como los «escalios del rey» permanecen relativamente intactas hasta mediados de l siglo XII; en algú n caso, como el de Aibar, los merinos amojonan los terrazgos roturables: J. SALARRULLANA, Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez desde 1063 a 1094 años. Documentos reales, Zaragoza, 1906, cil. n° 17 [1080]. Este criterio no es incompatible con el vigoroso crecimiento agrario que hemos señalado: las pequeñas rozas debían ignorar este principio que reivi ndicaba la potestad sobre las zonas yermas en favor del poder público y es poco probable que fueran desalentadas. La formación de nuevas aldeas, que implica roturas colecti vas, debía estar sometida a un control más estrecho por parte de los monarcas.

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impedir erosionar los márgenes de las forestas cercanas a sus campos. Ahora bien, en absoluto podían compararse con las posibilidades, tanto financieras como de mano de obra, de los nobles. Para no alejarnos del ejemplo de Sancho Galíndez, sabemos que en 1046 obtiene del rey Ramiro 1 una franquicia completa de las tien'as que pudiera hacer roturar; en 1059, otro tanto referido a la región de Sos y la Valdonsella; e incluso nueve años después, consigue una concesión equivalente de Sancho Ramirez in tata mea terra, sic in Aragone quam et in SuperarbPs. Crecían también por lo que implicaba tener a su disposición las tierras del rey -que solían llamarse «dominicaturas»- de las honores. A más honores, más tierras , más riqueza, más posibilidades de absorber posesiones antiguamente del monarca, ahora transferidas al «tenente» de la honor. El resultado es, sin lugar a dudas, un ensanchamiento progresivo durante todo el siglo XI-y especialmente su segunda mitad- de las posesiones de los magnates aragoneses.

4.- LA REVOLUCIÓN APLAZADA Entre 1050 y 1060, los nobles aragoneses y su monarca comienzan a creer en las posibilidades de disputar seriamente tierras a los estados taifas andalusíes del Valle del Ebro. Durante los veinticinco años siguientes, esta posibilidad se convierte en una evidencia y, durante la década de 1080-1090, las primeras fortalezas musulmanas comienzan a caer. Más aún , los barones, siempre dirigidos por Sancho Ramírez y por el infante Pedro, son capaces de concebir la totalidad del área mediterránea de la Península como un gigantesco tablero en el que dirimir la probabilidad de supervivencia de los frágiles sultanatos de los reyes taifas , la hegemonía sobre ellos y los territorios de expansión que ambicionan. De esta manera, en estos años incluso instalan guarniciones en la plana de Castellón y ponen sitio a Tortosa, buscando que la Ribera media y el Bajo Ebro musulmanes se desmoronaran en sus manos 39 . La pregunta que lleva asediando desde hace decenios a los historiadores es ¿porqué los cristianos consiguen este grado de convicción y cuál es la explicación

38. A. D URÁ G UDIOL, Colección Diplomálica, n° 16: fa cio libi ista carla de comparas que pOlueris comparare el examp[are inlOla mea lerra, illas abeas inienuas; nO18 [1059]: el de compara que f eceris el examplares in sos el in Bal d 'Ossel/a, simililer abeas il/a inienua ; n° 36 [1068] le enfranquece qualllL/11l accaptasles el ganasles el comparasles de kasas el alodes de lerras el bineas in diebL/s palri mee el de veslras affillaluras. Simililer il/L/m que in meas dies accapatasles el ganas les el comparasles in lola mea lerra. Afirma la mi sma franquicia para i/lo 101Llln que de ac ora in anlea compararesles el examplaresles el qL/are exemplos bonos pOSL/islis in il/a lerra. 39. Una aproximación a un panorama global de estos en frentamientos, B. F. REILL Y, Crislianos y musulmanes ( 103 /-11 57), Barcelona, 1992.

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Ca rlos U\LlENA CORBERA

para su relativamente rápido éxito? Como la mayoría de los interrogantes que se refieren a grandes procesos históricos, no tiene una respuesta única ni senci ll a. De hecho, se puede incluso invertir, en una formulación más acertada: ¿qué es lo que justifica que las sociedades mu sulmanas, ricas, desarrolladas, urbanizadas y en contacto con el Islam norteafricano, sean incapaces de resistir este impul so inicial de los conquistadores feudales?40. Por ello, voy a esbozar algunas de las que creo son causas determinantes de la elección por parte de barones y campesinos aragoneses del camino de la expansión territorial. Algunas, porque marginaré deliberadamente las que afectan a los aspectos religiosos e ideológicos, que son muy importantes, pero que nos obligarían a desarrollar otro trabajo muy diferente de éste. Baste decir que desde 1060-1070, el papado alienta sistemáticamente la concepción de la guerra santa contra el infiel y, en concreto, fomenta la actividad belicosa de los guerreros en la frontera aragonesa, en un ambiente que no hay que dudar en calificar de pre o proto-cruzada4 1. En suma, la sociedad aragonesa se encontraba desde antes del año mil en una fase de crecimiento demográfico y agrícola muy intenso. Sin embargo, este crecimiento tenía límites socialmente difícilmente franqueables . Respecto a los nobles, en primer lugar insistamos en que las exigencias que podían aplicar sobre los campesinos eran fijas y afectaban a sus siervos, cuyo número no parece crecer desmesuradamente. No hay, que conozca, ninguna tentativa por modificar al alza estas requisiciones y, por lo tanto, por esta vía, los magnates apenas podían incrementar su riqueza. Es cierto que multiplicaban sus tierras, pero también que hacían donaciones muy importantes a las iglesias y monasterios, así como que solían repartir a partes iguales los patrimonios entre los descendientes, lo que tendía a empobrecer a cada generación a los linajes nobiliarios. Además, multiplicar los dominios muy alejados entre sí creaba problemas de transporte y movilización de los ingresos --que siempre eran en productos-: convertirlos en riqueza contante y sonante era cada vez más problemático. Estos condicionantes constituían otros tantos argumentos a favor de la conquista de nuevos territorios, argumentos reforzados por el brillo del oro amasado por los mercenarios que combatían al

40. Ambas cuestio nes su byacen a la obra de C. LALlENA y PH. SENAC, cit. Recientemente han empezado a multiplicarse los estudios sobre la destrucción del estado cordobés y la evo lución de los reinos tai fas: cf. P. SCA LES, Th e Fall ofthe Caliphate ofCórdoba. Berbers and Andalusis in Conflict, Leiden-New York-Colonia, 1994 y M. 1. VIGUERA , Los reinos de taifas y las in vasiones magrebíes (a lAndalus del XI al XIII), Madrid, 1992. Un panorama general, D. WASSERSTEIN, The Rise and Fall of/he Party Kings: Poli/ics and Society inlslamic Spain, 1002- 1086, Princenton, 1985, y el mejor estudio regional para una zona cercana a Aragón , P. GUICHARD, Les musulmans de Valence et la Reconquete (x le-x llle siecles), Damasco, 1990. 41. Para el contexto de índole re ligiosa y cultural en e l que se desarroll a la ideología de cruzada, cf. -entre una abu ndan tísima bibliografía-el clásico C. ERDMANN, Th e Origin of/he Idea ofCrusade, Princeton, 1977, y M. BULL, Knightly Piety and the Lay Response /0 /he First Crusade, Oxford, 1993, que dedican bastante espacio a discutir los problemas que atañen a Aragón.

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LA SOCIEDAD ARAGONESA EN LA ÉPOCA DE SANCH O RAMíREZ. / 050- // 00

servicio de los reyes taifas en las lejanas ciudades, el capturado en los botines o el recaudado a través de las parias sati sfechas por estos débiles soberanos. Tampoco la situación de los campesinos desanimaba a la emigración hacia nuevas tierras. En las regiones septentrionales, el crecimiento estaba alcanzando el techo agrario a mediados del siglo XI: no era posible cultivar muchos más terrazgos sin trepar por las pendientes montañosas más allá de los mil metros o tropezar con suelos de mínima fertilidad . El empuje demográfico, sin embargo, proseguía, lo que llevaba a la fragmentación de los campos y heredades, con el consiguiente empobrecimiento. El debilitamiento del estatuto de hombres libres de los campesinos, derivado de la creciente solidez de los monarcas -que equiparaban a sus villanos con los mezquinos señoriales-, y la fuerza progresiva de la iglesia, cada vez mejor implantada en las comunidades aldeanas, eran otras tantas razones para que los campesinos encontrasen en la afluencia hacia las tierras de reconquista un medio de escapar a la mi seria y la opresión. Además, en esas tierras había ricas ciudades amuralladas, rodeadas de llanuras regadas por redes de acequias que transformaban en jarrunes de huertas las almunias y alquerías que las salpicaban. Allí el cereal crecía bien, las viñas daban buen vino, los pastizales para las ovejas eran inmensos, el dinero corría entre las manos y el clima era más agradable. Buenas razones para dejar el arado y conquistar los nuevos territorios de la manera en que los campesinos podían hacerlo: yendo allí y cultivando los campos. EIS de abril de 1097, Pedro 1 hizo redactar un documento por el que dotaba de bienes a la catedral de Huesca: «no creo ---decía en la introducción- que ninguno de los hombres vivos ignore que toda Hi spania fue poseída el por el ímpetu de los bárbaros y fue oprimida por su cruel imperio durante 460 años (sic). Con su detestable llegada, la fe cristiana fue expulsada, fueron destruidas las cátedras de los obispos en las ciudades, en las cuales florecía la autoridad de los apóstoles ; los monasterios fueron extirpados desde sus fundamentos y todas las iglesias privadas de sus antiguas dignidades, de manera que allí donde se celebraban los sacramentos del cuerpo y la sangre del Señor, se adoraban los ídolos y demonios del asquerosísimo Mahoma. Pero, apiadándose la inefable bondad del omnipotente Dios . .. quebrantó el yugo y a los que eran dominados les confirió el poder. Así, vencido el rey de Zaragoza con innumerables sarracenos y una multitud de fal sos cristianos, muertos unos cuarenta mil de ellos, conquistamos la ínclita y famosísima ciudad de Huesca en el año de la encarnación del Señorde 1097»42 . Con la ocupación del distrito musulmán de Huesca se abrió una nueva fase en la configuración de la sociedad aragonesa medieval: la reconqui sta no supuso únicamente una reordenación territorial de este principado del siglo XI , sino una ruptura social radical. Sin obviar los elementos de continuidad, que sin duda fueron importantes, las formas de ordenación del poder, las relaciones entre clases y la propia composición de éstas resultaron deci sivamente afectadas por el excepcional éxito militar.

42.

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A. UBIETO ARTETA,

Colección Diplomática de Pedro /, n° 30 (1097) .


LA ECONOMÍA ARAGONESA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XI: CRECIMIENTO AGRÍCOLA E INTERCAMBIOS COMERCIALES Juan F.

UTRILLA UTRILLA

Comenzaré expresando, ¡otra vez más!, mi profunda admiración por la labor que el Instituto de Estudios Altoaragoneses viene realizando con empeño y, en especial, su querido Director, D. Antonio Durán Gudiol, siempre sensible a acoger iniciativas que, como el presente Ciclo de Conferencias sobre la figura y la época del rey aragonés Sancho Ramírez, suponen un avance en el conocimiento de nuestro pasado histórico, y permiten, además, proyectar los resultados de la investigación a un público distinto del que habitualmente encontramos en nuestro quehacer diario en las aulas universitarias. Vaya, igualmente, mi agradecimiento al Dr. D. Esteban Sarasa Sánchez, colega y Director de este Ciclo, que ha confiado en mi persona para abordar el tema denominado en el programa como Una Economía de Frontera. En mi opinión no es precisamente la frontera -aun siendo esta importanteel factor determinante de la economía aragonesa de la segunda mitad del siglo XI; asistimos -y Vds. lo habrán escuchado de otros conferenciantes que me han precedido en esta tribuna- al nacimiento de una sociedad feudal , expansiva y agresiva militarmente frente al mundo andalusí, compuesta, como bien la definiera G. Duby, de guerreros y campesinos, y cuyas características económicas son, fundamentalmente, su carácter agrícola -o ganadero en determinadas zonas- y la emergencia del mercado como resultado de la floración de burgos y ciudades. Les hablaré, pues, de economía rural , de la producción y, también, de los intercambios producidos en el seno de una sociedad feudal como es la aragonesa de la segunda mitad del siglo XI. La empresa es ardua, no por el recurrente lamento que los medievalistas hacemos de la escasez documental, ni tampoco por la falta de especificidad de las 81


LA ECONOMíA ARAGONESA EN LA SEGUNDA M ITAD DEL SIGLO XI

fuentes -dicho sea de paso, di sponemos únicamente de documentación parcial I , que concierne a una docena de instituciones eclesiásticas, y que repite hasta la saciedad el proceso de formación / acumulación patrimonial de los mencionados centros religiosos 2- , sino por el compromiso libre y gustosamente contraído con el Instituto de Estudios Altoaragoneses de ofrecer, además de la presente conferencia (ve rba volant ), el texto escrito que, ya les adelanto, me gustaría se acercara más a un intento de comprensión y de interpretación de las actividades económicas del periodo que nos ocupa, que no a un proceso meramente descriptivo del mismo. Y la empresa no es sencilla porque, además de lo anteriormente expuesto, las actividades económicas están inmersas en la propia estructura política y social, lo que nos llevaría a rebasar con creces el tiempo y el espacio acordado para la presente ocasión.

****** 1.- INTRODUCCIÓN 1.1. Por Economía entendemos un conjunto de actividades indispensables a toda vida social ; por ello habrá que prestar nuestra atención a la producción l. Dado el carácter de la publicación he procurado reducir, en la medida de lo posible, las notas bibliográficas y documentales. Para estas últimas empleo el siguiente sistema de siglas: AHDE = Anuario de Historia del Derecho Español; CAH = J. L. CORRAL LAFUENTE, Cartulario de Alaón (Huesca), Zaragoza, 1984; CDAI = A. LEMA PUEYO, Colección Diplomática de Alfonso I de Aragón y Pamplona ( II 04- 1134), San Sebastián, 1990; CDCH = A. DURÁN GUDIOL, Colección Diplomática de la Catedral de Huesca, 2 vols., Zaragoza, 1965 y 1969, respectivamente; CDO = A. 1. MARTÍNDUQUE, Colección Diplomática de Obarra (Siglos XI-XIII) , Zaragoza, 1965 ; CDPI = A. UBIETO ARTETA, Colección Diplomática de Pedro I de Aragón y Navarra, Zaragoza, 1951; CDR = J. F. YELA UTRJLLA, El Cartulario de Roda, Lérida, 1932; CDSAF = A. CANELLAS, Colección Diplomática de San Andrés de Fanlo (958-1270), Zaragoza, 1964; CDSR = A. CANELLAS LÓPEZ, La Colección diplomática de Sancho Ramírez, Zaragoza, 1993; CPRA = M. a L. LEDESMA RUBIO, Cartas de población del reino de Aragón, Zaragoza, 1991 ; CRSAL= M. IGLESIAS COSTA, «El Cartulario de Roda según Abad y Lasierra», Argensola, 105 (Huesca, 1991 ), pp. 121 - 16 1; CRSALC = M. IGLES IAS COSTA, «El Cartulario de Roda según Abad y Lasierra (continuación)>>, Argensola, 107 (Huesca, 1993), pp. 287-318; CSCS = A. UBIETO ARTETA, Cartulario de Santa Cruz de la Serós, Valencia, 1966; CSJP = A. UBIETO ARTETA, Cartulario de San Juan de la Peña, 2 vols., Valencia, 1962 y 1963; CSMU = A. J. MARTÍN DUQUE, «Cartulario de Santa María de Uncastillo (siglo XII» >, EEMCA, VII ( 1962), pp. 647-740; DERRVE= 1. M. a LACARRA, Documentos para el estudio de la reconquista y repoblación del valle del Ebro, Zaragoza, 1982; DML = A. J. MARTÍN DUQUE, Documentación Medieval de Leire (siglos IX al XII) , Pamplona, 1983; DRAAR = J. F. YELA YUTRILLA, «Documentos reales del Antiguo Archivo de Roda anteriores al siglo XII», Memorias de la Facultad de Filosofía y Letras, Zaragoza, 1923, pp. 321-355 ; DSRI = J. SALARRULLANA DE DIOS, Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, desde 1063 hasta /094 , Zaragoza, 1907; DSRII = E. IBARRA y RODRÍGUEZ, Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, desde 1063 hasta 1094, Zaragoza, 1913 ; EEMCA = Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón; JDM = A. UBIETO ARTETA, Jaca: documentos municipales, 971-1296, Valencia, 1975. 2. Cfr. J. M.a RAMOS LoSCERTALES, «La formación del dominio y los privilegios del monasterio de San Juan de la Peña entre 1035 y 1094», AHDE, VI (1929), pp. 5-107; F. ARROYO lLERA, «El domi nio territorial del obispado de Roda (siglos XI-XII»>, Hispania Sacra, XXII ( 1969), pp. 69-128; M.IGLESIAS COSTA, Obarra, Jaca, 1975, y A. 1. LAPEÑA PAUL, El monasterio de San Juan de la Peña en la Edad Media. Zaragoza, 1989.

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Juall F. UTRILLA UTRILLA

ya los intercambios, al reparto del producto y distribución de la riqueza que,junto a la moneda y al consumo, son los aspectos básicos que nos permitirán definir el modelo económico que queremos describir. La hipótesis a verificar en esta ocasión es que en la segunda mitad del siglo XI hubo en el reino de Aragón un crecimiento económico -y por tanto crecimiento agrícola- como fruto de las decisiones del monarca y de la minoría dirigente (recuérdese que actúan como agentes económicos de primer orden, frente a lo que tradicionalmente se suele decir) y merced al esfuerzo de los campesinos, que generará unos excedentes que permitan el enriquecimiento de los grupos privilegiados -laicos yeclesiásticos-. 1.2. Estamos, en definiti va, ante un proceso que ya ha sido bien estudiad03 por autores como G. Duby, J.P. Poly, R. Fossier, P. Toubert o G. Bois, en expresiones tan conocidas como 'guerreros y campesinos', el 'cambio feudal', el ' incastellamento', la ' mutación feudal' o, recientemente, la revolución feudal; o, referido a solar hispano, por medievalistas como J. A. García de Cortázar, P. Martínez Sopena o P. Bonassie, entre otros. Expansión feudal que, en Aragón, se ve impulsada por la conquista militar y la ocupación del mundo andalusí, y que ha contado con magníficos estudios debidos al quehacer de maestros tan ilustres

3. La bibliografía en relación al tema que nos ocupa es ingente. A través de los autores y obras citados quiero únicamente dejar constancia de la deuda intelectual contraida con todos ellos y que, ciertamente, se reflejará en las páginas que siguen. G. DUBY, La société aux Xle et Xlle siecles dans la régiol1 maconnaise, Paris, 1953. R. FOSSIER, La terre et les hommes en Picardiejusqu 'a lafín du Xlle siecle, Paris-Lovaina, 1968. P. TOUBERT, Les structures du Latium médiéval. Le Latium médiéval et la Sabine du IXe. siecle a lafín du Xlle. siecle, Roma, 1973; Castillos, señores y campesinos en la Italia medieval, Barcelona, 1990. M. BUR, La formation du comté de Champagne v. 950-v. I J50, Nancy, 1977. M. LE MENE, L'Economie Médiévale , P.U.F., 1977.1. P. POLY y E. BouRNAzEL, El cambiofeudal (siglos X al Xli) , Barcelona, 1983. C. WICKHAM , «The other Transition: from the Ancient World to Feudalism», Past and Present, 103 (1984), pp. 3-36; [trad. esp. en Studia Historica , VIII (1990)]; Jl problema del' incastellamento nell ' Italia Centrale. L' esempio de San Vincenzo al Volturno, Florencia, 1985. G. BOIS, La revolución del año mil, Barcelona, 1991.1. A. GARCÍA DECORTÁZAR, La sociedad rural en la España Medieval, Madrid, 1988; «Crecimiento demográfico y ordenación del espacio en la Rioja Alta en el siglo XI », Anuario de Estudios Medievales, 15 (1985), pp. 63-82; «Organización social del espacio: propuestas de reflexión y análisis histórico de sus unidades en la España medieval», Studia Historica, VI (1988). P. MARTÍNEZ SOPENA, La Tierra de Campos Occidental. Poblamiento, poder y comunidad del siglo X al siglo XllJ, Valladolid, 1985. P. BONNAssIE, Cataluña mil años atrás (siglos X-XI), Barcelona, 1988. Obras colectivas: Structures féodales et féodalisme dans l 'Occident méditerranéen (Xe-XIlle siecles), Roma, 1980; Structures de l'habitat et occupation du sol dans les pays méditerranéens: les méthodes et l'apport de l 'archéologie extensive, Roma-Madrid, 1988. La croissance agricole du Haut Moyen Áge. Chronologie, modalités, géographie. Fiaran, 10 (1988). Auch, 1990. Para Aragón: M. GÓMEZ DE V ALENZUELA, La vida cotidiana enA ragón durante la Alta Edad Media , Zaragoza, 1980. C. LALlENA et Ph. SENAC, Musulmans et Chrétiens dans le haut MoyenÁge: aux origines de la Reconquete Aragonaise, Minerve, 1991. C. LALlENA, «La formación de las estructuras señoriales en Aragón (ca. 1083-ca. 1206)>>, Señorío y Feudalismo en la Península Ibérica siglos XIlXIX, Zaragoza (1993), pp.553-585 . L. H. NELSON, «Land Use in Early Aragon: The Organization of a Medieval Society», Societas-A Review of Social History, 3, pp. 115-127.

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LA ECONOMíA ARAGONESA EN LA SEGUNDA M ITA D DEL SIGLO XI

como fueron J. M. a Lacarra y A. Ubieto, o el propio A. Durán, y que cuenta con renovadores e importantes estudios a cargo de autores como J. J. Larrea, A. Castán, Ph. Senac y, de forma especial, Carlos Laliena.

2.- POBLAMIENTO Y DEMOGRAFÍA El reino de Aragón ha sido definido tradicionalmente como un reducido territorio, montañoso y pobre. De ser realmente así, no hubiera culminado con éxito un proceso expansivo que, en apenas dos generaciones, alcanzó unos límites territoriales similares a los actuales. El Aragón de mediados del siglo XI estaba configurado como un sólido principado territorial, con una extensión cercana a los diez mil kilómetros cuadrados que englobaba a distintas unidades territoriales, como son los condados históricos de Aragón, Sobrarbe y La Ribagorza. Determinado, grosso modo, el espacio, habrá que conocer el hábitat y el número de hombres, ya que la población es uno de los factores más importantes del desarrollo de un país, pues condiciona los dos elementos esenciales de la econornfa: la producción y el consumo; el crecimiento cuantitativo y cualitativo de una población, por tanto, nos acerca a comprender el propio dinamismo de la misma.

2.1. El incremento del hábitat. P. Bonnassie afirma -aunque referido a Cataluña- que «la montaña pirenaica de los siglos IX y X no sólo estaba superpoblada, sino saturada»4. Mi impresión personal, referente ahora a tierras aragonesas es, en buena medida, coincidente. El estudio del número de hábitats documentados en el Aragón de la segunda mitad del siglo XI confirma el crecimiento demográfico: en efecto, son más de 600 los lugares mencionados documentalmente5 , a los que deberemos añadir algunos otros que la prospección arqueológica ha preci sad06 , o el del único ejemplo excavado denominado 'Corral de Calvo', cuya iglesia se construyó hacia 1025, y en torno a la cual se formó un pequeño hábitat que desaparece a fines del XI 7 . Lugares, pues, muy abundantes, como ya estudiaron parcialmente

4.

P. B ONNASSIE,

Cataluña mil años atrás, p. 30.

5. El recuento se ha hecho, pacientemente, de la obra de A. despoblados, 3 vols., Zaragoza, 1984, 1985 Y 1986, respectivamente.

UBIETO,

Los pueblos y los

6. Hay evidencia, al menos, de una cincuentena de hábitats no documentados, como se desprende de los trabajos de campo de A. C ASTÁN, Arquitectura militar y religiosa del Sobrarbe y Serrablo meridional (siglos XI-XIII), Huesca, 1988; y Románico e iglesias de cabecera triple en la ribera del Ara y valle de Vió , Huesca, 1990.

7. F. GALTlER MARTI YJ. PAZ P ERALTA , Arqueología y arte en Luesia en torno al año mil. El yacimiento de «El Corral de Calvo», Zaragoza, 1987.

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ll/an F. UTRILLA UTRILLA

C. Laliena y Ph. Senac 8, que recogen un número de 163 hábitats (20 de ellos no localizados) en el valle del río Gallego. y esta intensa ocupación del suelo, apreciable desde mediados del siglo rx 9 y posible gracias a la colonización monástica, prosigue en las siguientes centurias y se observa en el valle de Atarés, en el campo de Jaca, en tierras sobrarbesas y ribagorzanas.

Estamos, por tanto, ante una densidad de hábitat tan elevada que parece haber alcanzado límites históricos difíciles de superar, llegando a proyectarnos una imagen de verdadero abigarramiento. Las características de este poblamiento son la atomización, la dispersión y el pequeño tamaño de los núcleos de asentamiento humano, con predominio de asentamientos pequeños allí donde la tierra cultivable es escasa o la accesibilidad dificultosa -zona norte-, a excepción de los altos valles pirenaicos, mientras que la concentración de fuegos en núcleos mayores es patente en la zona meridional donde la posibilidad de ampl iar el espacio agrícola es un factor favorable para atraer e instalar pobladores. Las densidades de núcleos por Km 2 • han sido calculadas 10 para épocas bajo medievales en los siguientes porcentajes: Ribagorza (0,082), Jaca (0,052) y Sobrarbe (0,059). En esa misma época -fines del siglo xv- hay una media de 18 fuegos por núcleo, lo que daba apenas un fuego por Km 2 , pero es que hay que contar con vacíos poblacionales que se corresponden con las Sierras Exteriores: San Juan de la Peña, Gabardón y Aineto, separadas de las de Loarre, Caballera, Bellare, Gabardiella y Guara por una lengua de pequeñas entidades di seminadas a lo largo de la Guarguera, al sur de la zona del Serrablo.

2.2. El número de hombres Más problemático es calcular el número de hombres. Pero incluso en este aspecto tan complejo, un examen detallado de la documentación nos revela datos interesantes, aunque puntuales: en la dotación de la iglesia de San Félix de Aínsa (hacia 1030) participan 50 cabezas de familia como donantes; unos años antes acuden a la consagración de la iglesia de Güel, en la Ribagorza, 71 personas 11, o las veinte familias 12 que poblaban el castrum de Erdao, al norte de Fantova. A través de las cédulas de compras de tierras realizadas en la segunda mitad del

8. C. LALl ENA y Ph. SENAC, Musulman s et Chrétiens ... , pp. 95-98, incluyen mapa. 9. 1. J. LARREA, «Moines el paysans: aux origines de la premiere croissance agraire dan s le Haut Aragon (IXe-Xe s.»>, Cahiers de civilisation médiévale, XXXIII ( 1990), pp. 219-239. 10. J. F. UTRILLA, J. C. Esco, M.a . T. RUBIO YA. CASTELLO, «El poblamienloen las sobrecollidas de Ainsa, Barbastro, Huesca, Jaca y Ribagorza a fine s del siglo XV », Arqueología Espacial, t. 5. Teruel, . 1984, pp. 157- 177. 11 . F. GALTIER MARTr, Ribagorza, condado independiellle. Desde los orígenes hasta 1025. Zaragoza, 1981. En especial las páginas 178-182. 12. CDO, doc. 29 ( 1018).

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si-glo XI por el monasterio de San Juan de la Peña se puede constatar que en Agüero se citan 45 cabezas de familia, 23 en Bescasa, 23 en Sarvisé, 23 en Senés, 16 en Solanilla. Cifras, en suma, similares a las listas de cultivadores dependientes de San Juan de la Peña, y recogidas en el Libro Gótico [circa 1070-1090] : Bada-guás, 18; Cenarbe, 33; Ena, 33; Eso, 17; Botayuela, 12, etc. 13. A estos datos puntuales deberemos sumar las poblaciones de los valles pirenaicos, de las Cinco Villas, de Sobrarbe y de Ribagorza, con un porcentaje que estimo en tomo a los 12/14 fuegos de media por núcleo habitado, y en el que destaca Jaca, que cuenta, a fines del siglo XI, con cerca de dos centenares de cabezas de familia, francos en su mayoría l4 • Los datos con valor demográfico, parciales y muy escuetos, nos permiten suponer que estamos ante un crecimiento demográfico sostenido, cercano al ' mundo lleno' para muchos hábitats en función de las posibilidades de generar recursos, y que viene siendo aceptado para todo el mundo occidental en el periodo cronológico comprendido entre el 950 y 1280, aproximadamente. Hay, además, otros síntomas l5 que avalan el crecimiento sostenido de la población del Aragón de la segunda mitad del siglo XI , como son: la erección de iglesias y de castillos' 6 , la creación de nuevas aldeas como «i!la populatione nova de Betorz»l7, algunas de ellas surgidas por segmentación ' 8 , la propia movilidad de las propiedades y de la población ' 9 , la ordenación y defen sa de espacio de

13. C. LALlENA, Musulmans et Chrétiens, pp. 95-98, ha calcul ado para la zona de los ríos Aragón y Gállego una medi a de 20 fuegos por núcl eo. 14. A comienzos de l siglo XII el 75% de la poblac ión de Jaca era de origen 'franco'. Cfr. A. USIETO, «Sobre demografía aragonesa en el siglo XII» , EEMCA , VII ( 1962), pp. 578-598 . 15. Cfr. J. A. GARCÍA DE CORTÁZAR, "Creci miento demográfico y ordenación del espacio en la Rioja Alta en el siglo X],> , Anuario de Estudios Medievales, 15 ( 1985), pp. 63-82. 16. Son muy abundantes las igles ias levantadas en la segunda mitad del siglo XI, y sólo por ci tar algunas: Santa María de Belsué, San Bartolomé de Muro de Roda, Samitier, San Vicente de Labuerda, iglesia alta de San Juan de la Peña, parroquial de muro de Roda, catedra l de Jaca, Iguácel, Santa Cruz de la Serós, San Caprasio, San Adrián de Sasave, San Victorián de Sobrarbe, y junto a ellas las iglesias de Serrablo, de románico lombardo: Arto, Barós, Binacua, Busa, Guasillo, Lasieso, etc. Documentalmente tenemos noticias de la construcción del monasterio de San Genaro [CDSR, doc. 15 ( 1065)] y las iglesias de El Castellar y de Montemayor o Luna [DERRVE, docs. 9 ( 109 1) Y 13 ( 1092)]. Y, además, los castill os de Aínsa, Alquézar, Ayerbe, Benabarre, Graus, Loarre, Marcuello, Montañana, Montearagón. 17. CDCH, doc. 54 ( 1092). 18. Cfr.: C. LALlENA, «La articulación del espacio aragonés y el Cami no de Santiago», El Camino de Santiago y la articulación del espacio hispánico. XX Semana de Estudios Medievales, (Estella 1993), nota 5 de la p. 89. 19. Sancho Ramírezconcede libertad de migración a sus vill anos para ir «ad villa Sancti Petri» (Jaca), y viceversa [CDCH , doc. 42 ( 1079)]. La política de atracc ión de pobladores se observa a través de los distintos fueros y cartas de población de la época: Jaca, Alquézar, Monzón, El Castell ar, et alii. Cfr.: CPRA.

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bosques y pastos, las constantes roturaciones de espacios yermos, la desecación de paúles o zonas pantanosas, todos ellos indicios evidentes de crecimiento demográfico, pero que quedan minimizados, a mi juicio, por la aparición de burgos y ciudades que con finalidades di stintas -potenciación del Camino de Santiago, defensa y consolidación de la frontera frente al mundo árabe, capitalidad del Reino, ordenación comercial- asoman al Aragón de tiempos de Sancho RanlÍrez y que son muestra de una decidida voluntad política de organización del espacio y de rejarquización del hábitat. Y no hay que olvidar que para lograr estos últimos objetivos se potenciará la recepción de inmigrantes venidos «de los cuatro puntos cardinales», como reza el Fuero de Jaca, o con «populatores quos potueritis abere de ultra Alkanatis et de omines de Aragone»20, muchos de ellos denominados genéricamente como francos 21 , y que van a nutrir al Reino de comerciantes, artesanos, y también de clérigos y de soldados. Junto a ellos, pero en grupos testimoniales, aparecen mozárabes,j udíos, musulmanes convertidos al cristianismo, e incluso una pequeña colonia de lusitanos que se instalan en tierras aragonesas.

3.- LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS En Aragón, como en el resto del Occidente medieval, la tierra es la base de la producción y de las relaciones sociales; de la tierra, conjuntamente con las actividades ganaderas, los aragoneses obtienen la mayor parte de su sustento, ya que les proporciona -y ello no sin un gran esfuerzo-- los alimentos y sus necesidades básicas: pan, frutos, carne, vino, leche, leña y vestido, entre algunas otras.

3.1. El crecimiento agrario y sus manifestaciones Si hemos evidenciado un aumento del hábitat y de la población debido, sin duda, al propio ritmo vegetativo de incremento demográfico y a la afluencia considerable de nuevos inmigrantes, y siguiendo el modelo Boserup22 que toma como variable independiente la demografía y hace depender de su ritmo de aumento el desarrollo de la producción agraria, en sus dos aspectos: agrícola y ganadero, deberemos comprobar si ese aumento de la población lleva aparejado el crecimiento de la producción agraria. ¿Se puede apreciar un crecimiento de la producción agraria en Aragón

20. D ERRVE, doc. 5 ( 1087). Se refiere a la construcción y repoblación de un castillo en Artasona, térmi no de Ayerbe, ordenada por el monarca Sancho Ramírez y su primogénito Pedro a los hermanos Sancho y Pipino Aznárez. 2 1. Sobre la presencia de ' francos ' es ya clásica la obra de M. Espagne aux X/e. el XI/e. siecles, Paris, 1949. 22. E.

BOSERUP,

DEFOURNEAUX ,

Les Fran~ais en

«Environnement, population et technologie», Annales ( 1974), pp. 532-552.

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desde mediados del siglo XI? La respuesta es rotunda: sí; y se comprueba por la aparición de nuevos núcleos de poblamiento, en la ampliación -por medios pacíficos o violentos- de la superficie cultivada, por una mayor productividad basada en mejoras técnicas agrarias, en la especialización de cultivos agrícolas más ajustada a la demanda, y también en el notable auge de los intercambios. Hay, pues, un aumento difícilmente cuantificable de la producción agrícola, sobre todo de cereales y de vino, pero verificable. El movimiento roturador 3 se había iniciado en Aragón desde fechas tan tempranas como representa la mitad del siglo IX, y en el que los monasterios, definidos como unidades básicas de producción agrícola, actuaban como motores del desarrollo económico; roturaciones que prosiguen a lo largo del siglo XI 24 y que se intensifican en la segunda mitad de la centuria, como las realizadas en 1064 por Aznar de Santa Cruz en Sarnitier5, o las emprendidas por tres inmigrantes lusitanos26 que en 1083, huyendo de tierras de sarracenos, se instalaron en Larrés, donde recibieron varias heredades yermas y un majuelo en la sierra ---es decir recién plantado en terreno ganado al monte-, junto con un solar en las eras donde construir sus viviendas, o las realizadas hacia 1076 por los siervos de la catedral rotense que obtenían ücencia del rey para roturar en las 'silvas' reales27 , y las efectuadas en 1085 en Alquézar8 . La documentación de los últimos decenios del siglo XI es rica en menciones 29 como «examplare in sealido», «rotura cuanto puedas en escalio ---es decir

23. Los ejemplos al respecto son muy numerosos. Véase al respecto e l artículo ya citado de 1. J. LARREA, Yel de C. LALlENA, «La formación de la sociedad cristiana en el Pirineo central aragonés en los siglos VIII-IX », Fronlieres el espaces pyrénéens au Moyen Age, Perpignan ( 1982), pp. 69-94. 24. En 1010 la aldea de Lorrúi, en la Ribagorza, yerma por las razzias de los ejércitos musulmanes (1006), fue de nuevo poblada por Galindo, abad de Obarra [CDO, doc. 8]. De 1041 data la noticia hi stórica de cómo Godofredo, capellán real, se entrega al monasterio de San Juan de la Peña con la iglesia de San Saturnino que él mi smo había ampliado y, además, había < 1ecil ibi multa hedificia» [CSJP, 1I, doc . 76). Años más tarde, el abad de San Juan de la Peña entregaba el término de Santiago de Aibar a varios hombres procedentes del valle de Aézcoa para que lo poblasen y construyeran allí casas para vivir dejando, de esta forma, su residencia provisional en el propio claustro del monasterio [CSJP, 1I, doc. 136 (1056) y DML, doc. 109 ( 1080)]. 25. CSJP, JI, doc. 173 ( 1064). 26. DSRIl, doc . LX ( 1083). Cfr.: A. UBIETO , «Inmi grac ión med ieval de lu sitanos al Altoaragón», Argensola n° 90 (1980) , pp. 249-259. 27. CRSAL, doc. XVIIJI [c. 1076]. 28. En 1085 el abad García, ' puesto en necesidad ', vendía «illam [a}presionem quod accepi in castro Alcheza,." , en la ' puebla' que anteriormente se había realizado. CRSAL, doc. IIJI. 29. Únicamente cito por vía de ejemplo los siguientes textos: Sancho Ramírez concede a los hombres de la honor de San Vicentede Roda «liberlalem emendi el eschalidandi in lOto noslro regno ... " [DRAAR, doc. l (1085)); « el vineas quantas pOlueris comparare sive exemplare in scalido ... in castro Gradus ... » [CDPI, pp. 46-47, (1085)); «usque hodie lu aperuisli in Montearagon in scalido. el uineas quantas pOlueris aperire el creare in scalio » [CDSR, doc. 114 ( 1090)); referido al monasterio de Santa Justa del Cinca, entregado por Sancho Ramírez a San Victorián, « Uf laborent in scalidis el in omnibus lerminis uillarum que sunl in circuilu eius » [CDSR, doc. 116 ( 1090)) ; «et qual1lum abeas ibi aperlum inscalido » [CDSR,doc. 131 (1092)); «quanlopoleris ibiaperireel examplare in suolermino » [CDSR, doc. 141 (1093)].

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en tierras yermas, reales o no-: viñas, tierras, etc.», roturaciones de campos o nuevas viñas a veces realizadas en «toto ipso opaco, et est terminum postremo de ipso meo campo», o en zonas que lindan con la sierra o con los 'extremos' o márgenes, como «i!las vinias de monte» roturadas en la Valdonsella por Fortún Iñigones de Undués 30 . Otras veces efectuadas sobre terrenos pantanosos, como las parcelas «in illas lacunas» que recibe San Juan de la Peña de Sancho, repostero real , en 1080 cerca de Navasa31, o las también pantanosas (<<in illa padule de Frascino», en Biescas) compradas en 1085 por el monasterio pinatense32 ; y también las tierras insalubles «entre ambas aguas» entregadas por la abadía de Leire a sus mezquinos de Yesa y Navardún para que plantaran viñas nuevas 33 , o las compras de tierras yermas en la paúl de Fonte Armenteras realizadas en 109434 . Roturaciones que en muchas ocasiones, como hemos visto, responden a la decidida voluntad política del propio monarca que pretende poner en explotación tierras yermas como los montes de Agüero 35 y , sobre todo, poblar y colonizar tierras con valor estratétigo para consolidar la frontera 36 ; así, se emprende la construcción, entre otros, de las torres o/y castillos de Alquézar37 , Atarés 38 , Luesia 39 , Casterlenas40, Lumbierres 41 , Obano y Sibirana42, Artasona (en término de Ayerbe)43, Peña44 , Tormos y Biota4 S, Luna y Yecra46 , muchos de ellos

30. CDL, doc. 205 (1094-1104). El documento recoge el acuerdo efectuado ante Pedro I entre el abad de Leire y Fortún lñigones de Undués, comprometiéndose éste último a pagar al monasterio el diezmo de las viñas que había plantado en término de Lerda y que «tenuit eas multo tempore rebeliatas » . 31. DSRII, doc. LI ( 1080). 32. DSRII, doc. LXVI (1085 ). 33. CDL, doc. 111 ( 1084) 34. CDCH, doc. 62 ( 1094). 35. CDCH, docs. 57 (1093) Y 94 (1105). 36. Sancho Ramírez exime a los pobladores de Benasque de los malos censos, pero entre los que mantiene quiero destacar expresamente « ... et retineo... illa fabracha per ad castelios de extrematurafacere ... » [CDSR, doc. 95 (1087)]. 37. Sancho Ramírez concede a San Andrés de Fanlo la villa de Beranuy y Santa María de Sabiñánigo «quare fabricastis ilia turre in Alquezar ad examplamentum de christianos et malum de mauros ... » [CDSR, doc. 9 (1067)]. 38. DSRIl , doc. XXIII (1068). 39. DSRI, doc. LVI (1076-1094). 40 DERRVE, doc. 3 (1078). 41. DERRVE, doc. 4 (1081). 42. CDPI, doc. 2 (1086). 43. DERRVE, doc. 5 (1087). 44. DML, doc. 128 (1088). 45. Sobre Biota CPRA, doc. 9 (1091); sobre Tormos y Biota DERRVE, doc. 11 (1093). 46. CDCH, doc. 57 (1093), Y CPRA, doc. 13 (1093).

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levantados por iniciativa del propio Sancho Ramírez. Estos castra mencionados, junto a otros que también datan del siglo XI 47 , servían no sólo como defensa militar y protección de las villas del entorno, sino que habitualmente junto a su construcción se establecía la ' puebla' del mi sm048 y, a su amparo, acudían gentes de distintas procedencias. Se está ampliando, pues, la extensión de las superficies cultivadas roturando algunas zonas de monte o marginales, abriendo calveros en zonas boscosas, por lo que no es extraño encontrar en la documentación de la época parcelas que lindan con rocas o montañas, frecuentes en La Ribagorza, o con las márgenes fluviales. El proceso roturador, lent0 49 aunque constante, será más intenso en la siguiente centuria, tras la ocupación de los Somontanos y del Valle del Ebro. Tenemos evidencia documental de que se está ampliando el espacio agrícola; no obstante, sabemos también que algunas parcelas concretas estaban yermas, desiertas o mal explotadas, como el monasterio de San Juan de Beya, que en 1079 era un lugar «desertum et dissipatum quia ecclesia et omnes domos erant deserte atque destructe, et vinee et hereditates ubique inculte»50, o el de Santa Justa, que se entrega a San Victorián para que lo pueble porque «olim fuerat a sarracenis destructum»51; había también lagares arrumbados, como el de Arto, comprado a mediados del siglo XI por el abad de Fanlo que lo ordena restaurar inmediatamente52 , y tierras mal explotadas, como unas parcelas en Lerés y otras en Asieso que como «male tractabatur et non bene laborabatur, recuperavit illam»53.

3.2. La producción agraria La producción agraria se basa, fundamentalmente, en dos cultivos básicos: los cereales y la vid. Pan y vino que no faltan en ninguna mesa, como los ocho panes y un queso para comer, y dos cántaros de vino para beber, que se

47. Véase nota 16. Másejemplos en ORAAR, doc. 2 ( 1085) «dono illa torre quodfecistifacere cum meo adiworio super illa porta .. .». Cfr. : C. GUITART APARICIO, Castillos de Aragón, vol. 1, Zaragoza, 1976. 48. Casos, entre otros, de Casterlenas, Lumbierres y Artasona. 49. En relación con las roturaciones y el crecimiento agrícola, léanse las inteligentes reflex iones de M. BARCELO, «Rigor y «milongueras pretensiones». ¿Es posible historiar el feudalismo sin la arqueología? El caso catalán» , Arqueología y territorio medieval, Univ. de Jaén , 1994, pp. 129-139. 50. OSRlI, doc. XLV, y CSCS , doc. 9. 51. COSR, doc. 11 6 ( 1090). 52. COSAF, doc. 53 ( 1035- 1070). 53. OML, doc. 193 ( 1102). En esta fecha , Sancho Garcés de Guasillo reconocía al monasterio de Leire la propiedad de unas heredades en Lerés y unas viñas en Asieso, que habían sido donadas por su abue lo al citado monasterio, pero que después - por estar mal trabajadas- se habían retractado de la donación.

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consumieron de 'aliala'54 «sicut ritum est in terra aragonensis»55, llegando hasta la saciedad en una 'aliala' celebrada en el refectorio de Fanlo «ad sacietate pane et vÍllO»56 y que en otras ocasiones se complementan con carne (un carnero, una espalda de cerdo, un conejo, etc.), con pescado, con queso, como rezan otros documentos. En el Aragón de la segunda mitad del siglo XI , la mayoría de las tierras aptas se destinan al cultivo del cereal, en parcelas denominadas genéricamente campos, tierras o, en atención a la forma de las parcelas, fajas. Había gran variedad de cereal: trigo, ordio o cebada, avena, centeno o secaJ57 y mijo, siendo los dos primeros mayoritarios 58 y residuales los siguientes que, además, se cultivaban en las tierras más pobres. Las principales tareas agrícolas a realizar se pueden resumir en la siguiente cita documental: «a/iud totum qui necesse ibi fuerit de semente et de femo et de escardar et de secar et de carriar et de trillar et abentar et omnes alias operas el missiones»59 que, sin duda, exigían un gran esfuerzo humano agravado, normalmente, con otras labores que los campesinos debían efectuar para los señores laicos o eclesiásticos, propietarios de la tierra, como los ocho días de trabajo que los siervos de la iglesia de Santa María de Alquézar debían prestar: dos días «in operare in madio, .. . dos in seminare, et manducare pane et vino, ... dos in cavare ..., dos in secare»60 y a pesar de tanto esfuerzo, los rendimientos - variables pero siempre escasos- no irían más allá del 2,5 al4 por uno (entre 400-700 kgs. por Ha. de trigo) y algo superiores para el ordi0 6 1. Son, en definitiva, conjeturas ya que la información documental es muy parca en relación con las medidas de las parcelas, expresadas en cahíces, cuartales, sextarios, arinzadas, eminas, modios, yugadas, etc., en una heterogénea mezcla de medidas de superficie y de capacidad, o con las cantidades de simiente62 .

54. Es muy frecuente en la documentación aragonesa de la segu nda mitad del siglo XI detallar los productos consumidos en las 'alialas ', que consistían en una comida que el comprador daba a los participantes en el contrato. Para mayor detalle puede verse A. SESMA, «Aproximación al estudio del régimen alimentario del reino de Aragón en los siglos XI y XII» , Homenaje jubilar a Don José María úlcarra, II (Zaragoza, 1977), pp. 55-78 . 55. DSRll, doc. XV ( 1067). 56. CDSAF, doc. 34 (1040-1063). 57. 20 modios de secal [CRSAL, doc. XXVII , p. 151 (c. 1076)]. Un modio de «secale» [CAH, doc. 280 (1092)]. 58. Hemos realizado - para el siglo XII en tierras oscenses, es decir incluyendo ya los Somontanos- un recuento de las menciones de cereales a través de la documentación publicada; los porcentajes que arroja son los siguientes: 55% trigo, 35% ordio - las menciones de 'civada' son escasas-, 5% avena, y el centeno y mijo con porcentajes inferiores al 2,5%. Cfr.: Juan F. UTRlLLA y S. CLARAMUNT, La génesis de la Corona de Aragón, Barcelona-Zaragoza, 1989, en concreto p. 90 y ss. 59. CDCH, doc. 691 (1207). 60. CDCH , doc. 48 (1083). 61. Cfr.: M.' D. BARRIOS, Una explotación agrícola en el siglo XIII, Zaragoza, 1982. 62. Como ejemplos sirvan los dos siguientes: un campo en Artaso tenía una capacidad de 15 cahíces de simiente [CSJP, doc. 152 (1059)]. El monasterio de Leire entrega 4 cahíces de sembradura vitalicios a un campesino que había perdido su patrimonio [DML, doc. 265 ( 11 20)] .

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Producción agrícola, pues, basada en los cereales y que, en buena medida, pasaba a engrosar los cilleros y hórreos63 de los señores a través de una variada gama de exacciones fiscales que, junto a censos y di ezmos eclesiásticos, pagados en especie, gravaban al campesinado aragonés de la segunda mitad del siglo XI. A su vez, los excedentes agrarios, en manos de los grupos pri vilegiados, laicos o eclesiásticos, servían como instrume nto de pago en la compra de bienes raíces (tierras y heredades completas)64, o se destinaban a préstamos, como e l que tuvieron que solicitar en 1067 la viuda Puiscila y su hijo Daca, que necesitaban trigo y los monjes de San Juan de la Peña lo prestaron, pero tuvieron que consumir el trigo porque «evenit nobis necessitas» y llegado el ti empo de devol verlo «venit nobis minus multum» (seguramente por una mala cosecha), y tuvieron que desprenderse de un linar valorado en siete cahíces de trigo que sería, seguramente, una cantidad superior a la prestada65 . La importancia del trigo es tan acusada que llega a convertirse en un verdadero patrón-moneda, recogiéndose expresiones documentales como: « ... in talem annum quando kahiz in duos solidos ibat»66, « ... et currebat in ipsis diebus illo cafiz in duabus solidos de argentu chasimí.. . », « ... et ibant i!los X kafices de tritici illo tempore in X solidos de denariis»67, « . .. et faciebat se illa cebera ad dineros quomodo se vendebat in illo tempus -hacia 1090-... »68. Más llamativa es la extensión del viñedo que llega a tener una difusión inusitada69 , pero es que no debe olvidarse -como ya lo pusiera de manifiesto G . Duby- que la expansión del trigo y del viñedo tiene mucho que ver con razones de cultura mental de la sociedad feudal , y sin esa actitud, arraigada en una economía de autosubsistencia del campesinado, difíci lmente entenderíamos los emplazamientos del viñedo, que no se justifican ni se explican, salvo que las necesidades de vino sean cada vez mayores y se potencie su cultivo en razón , además, de su facilidad de comercialización.

63. Sobre los mismos hay abundantes testimonios. Los más exp lícitos : Fray Sancho de Sasal concede a Banzo, abad de Fanlo «illa cella quem ego feci el illo orreo ... » [CDSAF, doc . 49 ( 10351070)]. En una permuta de bienes entre las abadías de Fanlo y Santa María de Alquézar se establece que Fanlo conservaba <<. . . uno orreo in U/a corle de Lecina ubi millallota sua decima ... » [CDSAF, doc. 6 1 ( 1074)]. Un ceBero en Biel [CSCS , doc. 14 ( 1093)]. 64. Es práctica frecuente la compra de heredades por los monasterios de San Juan de la Peña, de San Victorián, de San Andrés de Fanlo, o de las iglesias catedrales de Roda y de Jaca, y de nobles, como Sancho Galíndez [CDCH, docs. 18 (1059),20 (1062), 33 ( 1063»). Pagadas, normalmente, en especie. 65 . DSRJI, doc. XV ( 1067). 66. CDSAF, doc. 20 ( 1036). 67. DSRlI, doc. XL ( 1076). 68. R. del ARCO, Huesca en el siglo XII, Huesca, 19 12, pp. 15 1-152. 69. Cfr.: M. E. MAESTRO GONZÁLEZ, «A portación al estudio de las viñas durante la segunda mitad del siglo XI y durante todo el siglo XII en las comarcas del alto Gállego y Aragón», Saitabi, XIII ( 1963), pp. 43-51.

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El fenómeno de la expansión de la viticultura modificará sustancialmente el paisaje agrario aragonés y tendrá notables repercusiones económicas y sociales. Desde mediados del siglo Xl asoman a la documentación los llamados genéricamente contratos ad medietatem o ad plantandum, consistentes en que el propietario --el propio monarca?O, algunos nobles?I o las instituciones eclesiásticas72 - entregaba una tierra para que el campesino plantara en ella majuelos o viñas nuevas; al cabo de cuatro o cinco años, y una vez que la viña comenzaba a brindar sus frutos, se repartían la cosecha entre el propietario y el cultivador, de acuerdo con el contrato establecido al efecto. Supone ya una orientación de la producción ajustada a la demanda, pues el vino fue uno de los productos más comercializados de la época. Su consumo estaba ampliamente generalizado por toda la población, y juntamente con el pan, formaba la base alimentaria y proporcionaba abundantes calorías a una dieta desequilibrada y pobre desde nuestra perspectiva actual; era imprescindible, además, para las celebraciones litúrgicas, e igualmente se daba a los pobres y peregrinos que atravesaban las tierras altoaragonesas camino de Santiago de Galicia. Así, y ya desde mediados del siglo IX, tenemos menciones de viñas en tierras regadas por el Aragón Subordán. Se detecta su presencia en el valle de Benasque, en Asieso, Bailo, Bergosa, Boltaña, Ipiés, Lerés, Sabiñánigo, en la Guarguera; también en tierras ribagorzanas, como en Aulet o en Güel o en otros lugares dependientes de los monasterios de Alaón y Obarra. Llega incluso a alcanzar cotas insospechadas, como en la solana de Burgasé, a más de 1.200 mts. de altitud, o en Aulet, en tomo a los 1.000 mts. Como señala A. Castán?3 «la vid rebasará cotas y espacios asombrosos: los valles de Rodellar, Alto Vero (Almazorre), solaneras de Guaso y Boltaña, además de la Guarguera, valle de Nocito-Bara y la mencionada solana de Burgasé». Ni que decir tiene que eran vinos de baja calidad, fuertes y un tanto agrios, debido a los rigores climáticos, por lo que a veces se bebían mezclados con agua. En época de Sancho Ramírez viñas y majuelos?4 aparecen frecuentemente

70. En 1072, Sancho Ramírez entregaba a su 'eitán ' Sancho Galíndez una pieza de tierra en Bailo para que plantara viñas «ad medietatem » [CSRI, doc. IX ( 1072») ; en 1083, el monarca aragonés autori zaba al abad de Fanlo y Loarre para poblar de viñedos los términos de Ipiés y Lerés [CDSR, doc. 60 ( 1083)]. 7 1. Hacia 1097, la condesa Sancha entregaba a Pedro de Limoges una «terra alba, -en Jacaut plantes illa vinea a medietate» [CSCS, doc. 19 (hacia 1097?»). 72. En 1084, el abad de Leire daba a sus mezquinos de Yesa y Navardún el campo de Tor y la paúles de Lisave y de San Vicente «ut planten! vineas » , repartiéndose el fruto «ad medietatem » [DML, doc. 111 ( 1084)]. 73. A. C ASTÁ N, Arquitectura militar y religiosa del Sobrarbe y Serrablo meridional (siglos X/-XIII) , Huesca, 1988, p. 27. 74. El listado de poblaciones y lugares en los que se menciona la existencia concreta de viñedos o/y majuelos es amplísima: Undués ( 1050), Capell a (1055), Bailín ( 1059), Artaso (1059), Uncastillo (1060), Tarasaco ( 106 1), Villanovilla (1062), Estall o ( 1064), Iarne ( 1065), Guaranga ( 1066), Geral (1067), Boltaña (1070), Buil (1072), Fanlo (1074), J¡,ca ( 1076), Salinas deJaca (1078), Lastanosa (1078), Ipiés y Lerés ( 1083), Navardún ( 1084), Graus ( 1085), Arasi ll o ( 1086), Huértalo ( 1086), Arcusa (1087), Montearagón ( 1090), Y ya a fines del siglo en Roda, Castillón, San Martín, Luesia, Arascués, Senebué, Biniés, Veralavilla, Berdún, Calvera, Alquézar y, especialmente, en los recién incorporados Somontanos.

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documentados por todo el Reino, y juntamente con la vid se nombran, también, torculares y trujales 75 -para el prensado de uvas-, cubas y toneles de capacidad varia 76, que se empleaban para la elaboración, depósito y conservación del producto. Los censos, pagados normalmente en especie por los campesinos, son ilustrativos para ratificar la creciente importancia que va alcanzando el cultivo de la vid. Incluyen, además del pago de cereales y ganado, distintas cantidades de vino, como los seis «sextariorum vini» que pagaba anualmente Riculfo Unísculo a la catedral de Roda77 , o el nietro de vino que pagaban los lusitanos de Borrés al prior de San Martín de Cercit078 ; o la gaLLeta de vino que pagaban al señor García Blasco los vecinos de Botayuela79 , impuesto denominado argenzata, y al que estaban obligados también los vecinos de Jaca hasta que fueron eximidos por Alfonso I en 11068°, o la emina de vino que pagaban de censo los hombres tanto <franes quam Jedales» de Roda al obisp0 8 ) . Se vislumbra ya una voluntad deliberada por parte de los grupos privilegiados de pasar de una producción de autoconsumo a otra que genere excedentes agrícolas, concretamente cereales y vino. En este sentido emprenden una política de compra o adquisición de tierras y muchas de éstas dedicadas al cultivo de la vid que generó, sin duda, un notable aumento de la producción vinícola. Baste con citar tres ejemplos: el monasterio de San Juan de la Peña compra tierras y viñas, reiteradamente, entre los años 1067 y 108482 , como también lo hace el noble Sancho Galíndez83 y la catedral de Roda entre 1078 y 109084 •

75 . Hay menciones de torculares, cubas y barriles en Capella (mediados del siglo XI). Un «torcular cum tota sua aynanza », en Los Molinos (c. 1080) [A. J. MARTíN DUQUE, Colección Diplomática de San Victorián y Obarra ( 1000-1250). Tesis Doctoral inédita. Fac. de Filosofía y Letras. Zaragoza, 1956]. A mediados del siglo XI había en Arto un lagar arrumbado, yermo, y que fue comprado para restaurar por el abad de Fanlo [CDSAF, 53 ( 1035-1070)]. El abad de San Juan de la Peña compraba un trujal en Larrés por precio de 12 sueldos «argénteos» [DSRII, doc. IX (1065 )]. Jimeno, abad de Fanlo, compraba un trujal en Grasa a Sancho lñigones [CDSAF, doc. 64, (hacia 1074)]. 76. Aznar, clérigo de Aniés, tenía una cuba de 36 nietros de vino capacidad [DML, doc. 128 (1088)]. Había también cubas en Tiermas [DML, doc. 271 (1083-1120)]. 77. Además del vino, pagaba de censo «vigintifocazarum bonarum et unius l1Iultonis , et unius porci», [CRSAL, doc. XII, p. 140 (c. 1080)] 78. Junto al vino pagaban de censo: I cahíz de trigo, 1 de ordio, 30 panes y un carnero [DSRII, doc. LX, (1083)]. 79. DSRTI, doc. LXXI, ( 1088). 80. 10M, doc. 12 (1106), Y CDAI, doc. 11.. 81. CRSAL, pp. 129-131 (1101). 82. DSRIl, docs. III, IV, VI, VIII, IX, X YXI (de 1065); XII , ( 1066); XVIy XVII , ( 1067); XIX , XX , XXIII , XXIV Y XXV , (1068); XL, (1076); XLIV, (1078) Y LXII, (1084). 83 . CDCH, 18(1059), 19, 20, 21 y24(1062) , 28(1063),32, 33y34(haciaI063)y37 ( 1072). 84. CRSAL, XXVI, p. 150; XXVII, p. 151 (c. 1076); XXX,p. 153 ( 1078); XXXVI, XXXVII , p. 157; XXXVIII, p. 158; XLII, XLIII, p. 159-160; XLIIII, p. 160; IIII, p. 134 (1085) YXXVIIII, p. 152 (c. 1090).

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Estos excedentes vinícolas van a ser comercializados y empleados, a su vez, como medio de pago en la adquisición de otros bienes raíces; así, el cenobio pinatense puede adquirir dos arinzadas de viña en Bailo pagando, a cambio, seis cahíces de trigo, seis nietros de vino, seis carneros y seis sueldos85 , y también la catedral roten se puede adquirir casas y tierras alodiales en Alquézar por ocho medidas de trigo, ocho de ordio y cuatro de vino, valoradas en 320 sueldos86 , o los cien nietros de vino que pagó el conde Sancho Galíndez por una casa y heredades en Eri sa 87 ; e igual política seguirán otros centros religiosos del país, y los grupos laicos pri vilegiados. El cultivo de la vid y la posterior elaboración del vino requieren abundante mano de obra, a veces femenina, dedicada a las di stintas faenas: «cavare, potare etJodere et etare et vindemare et illo vino in cupa mitere» dirá la documentación de Leire88 , pero es que se necesitan «exabritores, podatores, exarmentadores, vendimiatores, carriatores, pisatores ... », mientras que el equiparniento técnico que precisa su cultivo es mínimo. El trabajo de las viñas es complejo, pues hay que realizar plantones a través de esquejes, allanar o atablar la tierra, cavar, recavar y abinar el agujero que circunda la cepa, podar, ensarmentar, plegar, vendimiar ... faenas que -resume un documento de la abadía fanlense- son:

«putando, Jodiendo, morgonando y excipiendo». En ese afán por la autosubsistencia que muestran los campesinos de las poblaciones montañesas se introducirán cultivos tales como el olivo, de bajo rendimiento debido a las condiciones climáticas y documentado en la segunda mitad del siglo XI en lugares como Agüero (1057), Orcau (1072)89, Araguás del Solano (1078), Angüés (1083), Arascués (1097), siendo en esta última fecha cuando aparece por primera vez un censo consistente en dos botas de aceite anuales 90 • Seguramente su extensión era aún más amplia que la documentada y alcanzaría lugares y zonas como Rodellar, Alto Vera, Guaso y Boltaña, pero es que había gran consumo de aceite, tanto como alimentación como para iluminación. La inminente ocupación de los Somontanos ampliará notablemente el área dedicada a dicho cultivo, explotado también por las comunidades musulmanas. El prensado de la aceituna se realizaba en las almazaras o molinos de aceite, como las tres muelas de almazara que tenía el conde Sancho Galíndez9 J •

85 . DSRII , doc. LXII ( 1084). 86. CRSAL, doc. mI , p. 134 (1085 ) 87. El precio incluía, además del vino, 100 cahíces de trigo, 100 ovejas y otro ganado mayor valorado en 300 sueldos [DSRIl, doc. CXXIII (med iados s. xI)]. 88. DML, doc. 13 (c. 1000). 89. CRSALC, docs. LVIIII, p. 296 (1072); LXI, p. 297 (1076) Y LXII, p. 298 (1076), en los que se llega a indicar incluso el número de ramas del oli vo. 90. CSCS, doc. 19 (hacia 1097?). 9 1. DSRII, I ( 1063).

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Linares 92 y cañamares93 , plantas industriales documentadas en Larrosa (1067), en Berdún (1083), junto con los necesarios huertos 94 y árboles frutales (manzanos, higueras, cerezos y nogales) completan el cuadro de la producción agrícola, a la que deberemos añadir el bosque, más frondoso que en la actualidad -silvas, rezan los documentos 95 - y que juega un papel fundamental para el campesino medieval, ya que le proporciona abundante madera para la construcción 96 y consumo doméstico (cocina y calefacción), y suministra, además, frutos silvestres, miel y abundante caza.

3.3. Los aspectos técnicos: el utillaje agrícola y el progresivo equipamiento molinar Los aspectos técnicos de la producción nos son prácticamente desconocidos. El campesino aragonés se ayudaba en sus múltiples faenas agrícolas de un instrumental rudimentario. A través de un inventario de bienes del monasterio de San Andrés de Fanl097 -y podía ser generalizable para otras grandes explotaciones agrícolas- de fines del siglo XI, y de algunas representaciones escultóricas, sabemos que se seguía empleando el viejo arado romano o mediterráneo, construido de madera a excepción de la reja, metálica; así, el citado monasterio disponía de un cultro (arado) y tres vomeres (rejas metálicas), ademas de otros útiles para los trabajos agrícolas como son: azadas, azadones, hoces para segar, hoces para podar, y junto a este instrumental las herramientas de una fragua y de una cantera. Se utiliza, pues, instrumental de hierro, a veces denominado genéricamente como ferramentum 98 • Llama poderosamente la atención el progresivo equipamiento molinar; se

92. Los hay en Luesia [CDCH , doc. 46 ( 1082)], en las riberas del Cinca [CDR, doc. 94 (10851094)]. Eran muy numerosos los de la iglesia de Santa M' de Uncastillo [CSMU, docs. 8, 13,30, 40, 42 Y43 ( la mitad Xn)]. 93. En Corbera [CDR, doc. 58 ( 1087)]. 94. Los hay documentados en Alquézar ( 1069), Vill alupones ( 1080) y, más abundantes, tras la ocupación de Monzón [DRAAR, doc. 5 (1090)]. Hortalizas, verduras y legumbres son consumidas por la población aragonesa, aunque no tenemos expresión documentada de ellas hasta el siglo XII , ya que los productos de la huerta pasan inmediatamente a la cocina para su consumo 95. «Silva» de Matidero [CDSAF, doc. 46 (1067)]. Sancho Ramírez da a la catedral de Roda poder y libertar para «incide re in meas silvas ... » [CRSAL, XVIllI, p. 146 (c. 1076)].

96. Jimeno, abad de Fanlo, compra una vi ga de tilo por dos cahíces de trigo [CDSAF, doc. 82 (c. 1086)].

97. Inventario del tesoro, libros, ropa de altar y cama, herramientas y ganado del monasterio de San Andrés de Fanlo [CDSAF, doc. 92 (fines siglo XI)]. 98. «Deferramen/is: XI/I ru;a(os, 1/ secures, I doladera, 1/ axelas, 11/ vomeres, 11/ roncal/os, I Cl/l/ro, l/l/rodales, Ilegone, Xfalces po/a/eras, 1/ axa/ellas, Vllfalces seca/eras, I serra grande /ral/era e/ alia manera. De ¡lIa fabroca de illo f errero: I encluden, 1/ mallos g randes, unas fOr/ices, 1/ fol/es. De f erramentis de illa petrera: I maza grande bona, l axa/o, I perpalo grande, 11 capo mar/ellos, I seo/a, VI pikos de alka/a, 1/ scopellos.» [CDSAF, doc. 92]. «1f erramen/um . .. », [CDO, doc. 77 ( 1015-1019)].

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trata de molinos harineros, movidos por la fuerza de las aguas, y cuya construcción se emprende en Aragón ya desde la segunda mitad del siglo IX 99 y prosigue en centurias siguientes en zonas regadas por el Isábena y el Ésera 1OO • Se está poniendo de manifiesto la obligada vocación cerealística del campesinado medieval , pues sólo es rentable la construcción y el mantenimiento de los molinos si se garantiza una molienda de grano suficiente. Molinos hidráulicos de elevado coste, bien documentados en Aragón en la segunda mitad del siglo Xl 101 y que suelen estar en manos de grandes propietarios, laicos o eclesiásticos, lo que originará repercu siones sociales.

3.4. La ganadería Estamos ante una actividad que tuvo, desde los más remotos orígenes del Reino, gran importancia en la economía aragonesa del periodo que analizamos. Impresc indible para la alimentación, lo era también para la guerra, para el trabajo de los campos, para el tran sporte de mercancías y viajeros, para el calzado y vestido, e incluso aprovechable en el campo intelectual , pues la escritura se plasmaba en vitelas y pergaminos extraídos de la piel de los animales. Como norma general la documentación de estos siglos no suele reflejar las transacciones de ganado, que las hubo, y ello es debido, seguramente, a que la práctica totalidad de aquellas se realizaban sin mediar contratos de compra-venta, pues, por tratarse de bienes perecederos, su dueño no necesita tener constancia escrita de la cabaña ganadera que di spone. Hay, no obstante, suficientes indicios que nos permiten detectar su papel relevante en las zonas de montaña, con abundantes pastizales y, aunque subsidiaria de la agricultura, en las zonas llanas. En los altos valles pirenaicos, la ganadería ha sido, históricamente, el principal sostén económico de sus habitantes; así, cabañas de ganado mayor y menor, estivas, prados, trashumancia local , pardinas cubilares, etc., han dejado, pues, huella en la documentación. Son los grupos privilegiados quienes disponen

99. Documentados en el Noguera Ribagorzana, en Sopeira [CAH, doc. 58 (876)]. 100. «El ul/a 1II0la il/j7.umine Esera. ( 101 8?)].

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suis du clibus el aquaduclibus.» [CDO, docs. 26 y 28

101. En Lerda [DML, 44 Y 49 ( 1048)), Agüero ( 1057), Sabiñánigo [CDSAF, 46 ( 1067)), Biel [DSRI , IV ( 1068)], San Salvador de Serué [DSRII , XXXIII ( 1070)), en Graus [CDSR, 23 ( 1072)), en Lobera y Coscoll a [CSRI , XII ( 1076)), en Capella [CRSAL, LXV, p. 300-30 1 ( 1076)), en Alascuarre, donde se firm a un convenio entre Galín de Alasquarre y el obispo roten se para construir un molino [CRSAL, XIV , p. 141 , (c. 1080)1, en Li güerre de Ara «¡¡lo molino que f ecil sen ior l/Ovo» [CDCH, 44 ( 1081 )), Y en Huértalo [DSRII . LIX ( 1083)]; se construyen nuevos molinos rote ros en el río Arag6n iguales a los que posee el monarca en Jaca [CDCH , 49 ( 1084)], en el lsábena se regulan las aguas y los molinos [CRSAL, XV , p. 142 (c. 1085)] , y se construyen otros nuevos «quodfacialis ibi molinos qual/los magis pOleslisfacere vel edificare per me el vos» [CRSAL, XV (2' parte), p. 143 (c. 1085)], dos molinos en ellsábena [CRSAL, X. P 139- 140, ( 1092)], otro en Yesa [DML, 138 ( 1092)]. Otro molino « il/ ri vo Sancli Marlini cum suo superposila el suaferramel11a ... », en poder de San Victorián [AHN. San Viclorián, carpo 767, n° 2 1 (copia de mediados del siglo XII)].

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de las cabañas más numerosas, como el noble Oriollñiguez que poseía «vacas, ovejas, cerdos y yeguas», en número desconocido, y «doce caballos y ocho mulas»102; cabañas que también disponía el conde Sancho Galíndez y su esposa Urraca, junto a un amplísimo patrimonio fundiario en más de cuarenta poblaciones aragonesas l03 , y el matrimonio compuesto por Aznar y Blasquita, dispuestos a peregrinar a Roma 104 o, ya entrado el siglo XII, Azobiello Arielo, que permutaba a los canónigos de Biniés, en tierras ansotanas, diez vacas -cinco de ellas preñadas- y veinte ovejas y carneros por una tierra alodial lOS. Ganados que también poseía el propio monarca aragonés 106 y que estaban a cargo de su mayoraJl07. También los monasterios aragoneses disponían de importantes rebaños que por disposición regia gozaban de libertad de pastos y exenciones de impuesto, tales como el herbatico y el carneramento 108; el ejemplo documental más preciso lo tenemos en el inventario de bienes de la abadía de San Andrés de Fanlo, dependiente de Montearagón, y que a fines del siglo Xl registraba una cabaña de ganado menor (corderos, ovejas, carneros, bucos o machos cabríos, cabras, etc.) de unas 650 cabezas lO9 , de las que algunas llegaban al monasterio mediante donaciones piadosas de gentes como el pastor Sancho Sanz que, seguramente

102. CSJP, doc. 152 (1059). 103. Vacas, ovejas, cerdos, yeguas, caballos y mulas aparecen en los sucesivos testamentos de Sancho Galíndez, y también era propietario de algunas estivas [DSRll, doc. 1(1063), L (1080) y LVD (1082)]. 104. Además de los ganados se detalla un importante ajuar doméstico [DSRJI, doc. L!V (1081)]. 105. CDCH, doc. 114 (1113). 106. El testamento de Ramiro 1 menciona rebaños de vacas y ovejas, y también caballos, yeguas y mulas [CSJPIl, doc.159 (1061 )]. El monarca Sancho Ramírez vendía al abad Blasco de San Genaro una tierra ' porqueriza' en Novalla, en la Garcipollera [CDSR, doc. 22 (1072)] 107. Sancho Rarnírez da a su mayoral Lopede Botaya unascasasen Astorito [DSRI,doc. Vll (1076)]. 108. El ganado del monasterio de San Victorián disfrutaba de varios privilegios como «ut greges ouium siue bestiarum monasterii ... omnia peccora, tam maiora quam minora, pascant et cubilent in tota mea terra sicUl mea propia peccora, absque ullo herbatico ... » [CDSR, doc. 8 (1067)], que se ratifican o completan en fechas posteriores «oves de capannas pascant in ipsas estivas in plano et in monte .. . », además de estar exento del pago de «herbatico y carneramento » [CDSR, 71 (1084)]. Trato similar tenía la cabaña de la catedral de Roda, que di sfrutaba de libertad de pastos [CDSR, doc. 54 ( 1081 )]. También el monasterio de San Juan de la Peña di sfrutaba de varios privilegios sobre el ganado [DSRI, doc. XL! (1090)] , cfr.: J. M .a RAMOS LOSCERTALES, «La formación del dominio y los privilegios del monasterio de San Juan de la Peña entre 1035 y 1094», AHDE, VI (1929), pp. 5-107. Importante era también la cabaña ganadera del monasterio de Santa Cristina de Somport. 109. «Fuerunt noberatas illas obes de Fanlo .. . CLXVII oves maiores et XV kameros et VIII mares et L/III agnellas feminas et XXXVI agnos maskilos et XXIIII capras maiores et I buko et XII capritas et XlIII capritos, decima et primicia exita. Et de totas istas illos de Fanlo quatuor partes, et Sangio Sangez, pastore, illa quinta. De Ula helemosina de Fanlo: XXXVII oves maiores, I mare, X kameros, XXX agnos inter maskilos el f eminas et I capra et 11 cap ritas. Similiter illas de Monte Aragon: LXXXI oves maiores, II mares, XVI kameros, XVII agnellas f eminas, XXIII agnos, VIII cap ras et 11 cap rones, II cap ritas et II cap ritos, decima et primicia exita. De totas istas soldatas de illos pastores ad exire. De Fanlo similiter 11 iugos de boves et I mulo et I mulo, ambos de azemila.» [CDSAF, doc. 92 (fines xl)].

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anciano, se entregaba al monasterio fanlense con 30 ovejas y 12 corderos a cambio de comida y vestido llO • El caballo, en una sociedad en guerra, es sin duda el animal más apreciado por los combatientes. Se precisa en la documentación incluso el color del mismo, y su valor alcanza cifras en torno a los 500 sueldos 111 , astronómicas para la época. El ganado mular es también apreciado, como indican los precios pagados por su adquisición 11 2 y, aunque el dato sea de 1107, por un yugo se pagaron 120 sueldos, mientras que asnos, bueyes, vacas y ovejas 113 alcanzan precios muy bajos, comparativamente a los anteriores. La trashumancia de los ganados se documenta desde comienzos del siglo XI: concesión de estivas o pastizales de verano en las tierras altas del Pirineo. Será, no obstante, la progresión territorial hacia el Sur lo que posibilite la trashumancia hacia los Somontanos y, después, hasta las tierras del Valle del Ebro. Así, y desde 1074, se constata la presencia de ganados de Fanlo que llegan en invierno hasta Lecina; o rebaños de San Juan de la Peña que bajan, en 1098, a las tierras llanas de Huesca. Junto a ellos, ansares, gallinas, palomas y conejos también formaban parte de la dieta alimentaria de los aragoneses según se desprende de las «alifaras» o comidas realizadas tras una transacción económica -normalmente compraventa de casas o/y tierras-o

4.- EL DESARROLLO URBANO Y LOS INTERCAMBIOS COMERCIALES G. Bois afirma que una de las características principales de la sociedad feudal es el «semillero de pequeñas ciudades o burgos comerciales que brota por doquier desde el siglo XI» 114 y que van a suponer una verdadera revolución para los intercambios. La floración de burgos y la emergencia del mercado son, sin duda, los

110. CDSAF, doc. 113 (1 11 9- 11 34). 111. DML, doc. 70 (1064). 11 2. Un mulo valorado en 100 sueldos [CDSAF, doc. 39 (c. 1064»), otro valorado en 150 sueldos [DML, doc. 205 (1108»), 11 3. En 1056, un caballo costaba 500 ' metcales' , y 10 bueyes 200 ' metcales' [CSJP, doc. 126 ( 1056»). Una asna en 13 sueldos [DSRII, doc. XIX ( 1068)]. Una vaca con su ternero por7 sueldos (1 078) «el fui! islum precium dalum in anno pessimo, quando Ulas oves in singulos arienzos comparabanl ... » , [CDSAF, doc. 34 (1040-1063»). Una oveja = l sueldo. Un buey negro = 6 sueldos; un buey, 10 sueldos [CDR, p. 85 (1074») ; una vaca rubia = 6 sueldos. 114. G. B OIS , La revolución del año mil. p. 96.

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VI ECONOMÍA ARAGONESA EN VI SEGUNDA M ITAD DEL SIGLO XI

aspectos más sobresalientes de la llamada revolucion feudal , pues ambos fenómenos propician una profunda alteración de las relaciones soc iales y de la propia actividad económica: surge una nueva interacción ca mpo/ciudad que dinamiza a uno y otra, aumentan los intercambios, se activa la circulación monetari a ... ¿ Puede detectarse en el Aragón de la seg unda mitad del XI la floración de burgos y la e mergencia del mercado?

y la respuesta es inequívoca: sí, pues aunque estemos en presenci a de una sociedad rural , comienzan a vislumbrarse los primeros síntomas de ruptura, que ponen en evidencia un progreso continuado y una mutación económica sin precedentes. Entre otros síntom as habrá que recordar el propio crecimiento demográfico y agrícola que fue capaz de generar recursos humanos y excedentes cerealísticos, y junto a ello asistimos a la consolidación en el reino aragonés de un grupo dirigente -desde el propio monarca hasta sus colaboradores más íntimos, pasando por los nobles, seniores y eclesiásticos- que, a cambio de su actividad guerrera, se benefician de la redi stribución de tierras ganadas al mundo andalusí y consolidan su predominio soc ial con la propiedad de amplísimos patrimonios fundiarios. Son estos grupos privilegiados quienes acumulan buena parte de los excedentes agrarios y ganaderos que los campesinos generaban, y di sfrutan de bienes raíces di spersos por todo el territorio, con cabañas generosas, con casas de campo completas 11 5 y cuentan, además, con unos opulentos ajuares domésticos y un equipamiento militar costoso y ' moderno ' 11 6, importado a veces de otra tierras ll7 . Nobles -o c1érigosII S- que van en peregrinación a Roma, como el

115. Sancho, repostero de Sancho Ramírez, di sponía de un patrimoni o mediano, compuesto por fin cas di stribuídas por una decen a de lugares, y entre ell os un a casa en Navasa «cl/m SilO cellario el suo palgario el sua linia el suo horreo el sua era el SI/O horru el CUI1/ lerris el cl/m vineis ... », que pudiera servir de ejemplo de casa y heredad compl eta [DSRII , doc . L ( 1080)]. 116. El testamento de Ramiro I recoge « .. •sellas de (U'genlo el Ji'enos el brunias el spatas el addarcas el gelamus el ceslinias el (:incloros el sporas el ca uallos .. . », y junto al equipami ento milit ar, otros bienes muebles <<. •• al/ro el argenlo ... el vasos de auro el argenlo el iraches el de g is~a el crislallo el //la(:ano el meos veslilos el a(:ilaras el colceo'as el almuzallas el servicio de mensa .. . » ICSJP, doc. 159 ( 1061 )]. El senior Oriollñi guez posee 12 caba llos, 8 mulos, 10 lori gas o bnlllias, seguramente para sus propios mililes, y junto a ell o su propio caball o, con silla de plata, su es pada -de plata tambi én la empuñadura-, su adarga, yelmo o leslangia y su brunia [DERRV E. doc. 1 (c. 1059)], armas que pasarían seguramente a poder de su hijo Fortuño Oriol que, además, de las pi ezas citadas posee un <1 reno de argento el spueras deargelllo el lurka //l ea .. . » [DSRII , XXVII ( 1069)]. El matrimonio Oriol lñi guez y Sancha, tras regresar de Zaragoza en 1060, tenían ampli as explotaciones agrarias y un ajuar domésti co importante, compuesto por vasos argénteos, te las de di stintos géneros y procedencias, pieles, brocados de cama y otros objetos de luj o. 117. Recuérdese al respecto e l eq uipamiento militar del senior García lñi guez, con dos caballos, varias lori gas, un freno de pl ata y su «indumelllo que emi in MOl1l e Pessuliallo» [DSRII , doc. VII ( 1065)]. 11 8. La documentación de Obarra recoge noticias de la peregrinación a Roma que habían iniciado el presbítero Varón y su mujer Adulina, falleciendo el esposo en Piacenza [CDO, doc. 139 ( 1061 )]. f;

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senior Iñi go López y su muj er Onneca 119 o los ya citados Aznar y Blasquita, a Santiago de Gali cia e incluso a Jeru sa lén, como Mir Gombald «quia volebam ire in lerusalem quod el feci » 120, o la andadu ra de Sancho Enecones que fue a los Santos Lugares en fec ha no determinada y que en 1097 todav ía no ha regresado, por lo que sa le en su búsqueda su hermano Fortú n Enecones 12 1; nobles que compran objetos de luj o venidos de Flandes o de Mo ntpelli er, armas, orfebrería, inclu yendo prod uctos exóti cos de procedencia andalusí y oriental 122 • Pero, y ya para finali zar, me qui ero detener en dos ev idencias: la circul ación de l dinero, que se apoya en el propio crec imiento económi co y, a su vez, lo refuerza, y e n la ex pansión urbana, que favo rece los intercambi os y ordena soc ial y eco nómi ca mente el espac io aragonés de la segunda mitad del sig lo Xl . 4. 1. Aragón, como otros reinos y condados peninsul ares, ini cia, desde medi ados del siglo X I, un a política ofensiva frente al Islam que permite la llegada abundante, regul ar o esporádi ca -rec uérdense al efecto los kil os de joyas y botín obtenido tras la toma de Barbastro e n 1064- de oro y plata andalusíes; los cristi anos fuerzan a los mu sulmanes al pago de unas cantidades importantes que, en concepto de parias 123 , deben abonar mensual o anualmente con el pretexto de no hacer la guerra. Conocemos los pactos firmados por Sancho el de Peñalén, rey navarro, y Moctádir de Zaragoza para los años 1069 y 1073, que fij aban cantidades mensuales de 1.000 mancusos de oro. Y parecidas cantidades cobrará Sancho Ramírez, que ingresa pari as de «Oska, Cesaraugusta necnon et Tutela» 124 y que fueron renovadas en años sigui entes, pues en 109 1 se mencionan las «veteri parias Cesaraugusta ... de nova vera paria»1 25; y no son los ún icos ingresos pues, además de los tri butos fijados de estado a estado, Aragón cobra parias locales - recuérdense las doce poblaciones al sur de Huesca que pagaban parias al monarca aragonés- y también de las zonas fronteri zas, como las que le entregaban las gobernadores musulmanes de las plazas de Ejea y Pradilla en 1091126 •

11 9. CSJ P, doc. 158 ( 106 1). 120. C RSAL, doc. XX II , p. 148 ( 1096). 12 1. DML, doc .1 6 1 ( 1097) 122. Además de los prod uctos señalados en e l arancel de las aduanas de Jaca y Pampl ona, los testamentos dea lgunos nob les/ senioresdel Reino nos in forma n que entre sus ajuares disponían de telas y pie les de procedencia anda lusí u ori enta l, como Oriol lñiguez y Sancha que tenían «una pelle de alfan ek, el il/a de ringab, el illa atorra gubeidí in panno de cie/alon . .. » [DERRVE, doc. 1 (c. 1059)]. 123. crr. : J. M.' LACA RRA , «Dos tratados de paz y ali anza entre Sancho el de Peñalén y Moctad ir de Zaragoza ( 1069 Y 1073), Homenajea Johannes Vincke, (Madrid, 1962- 1963), pp. 12 1- 134, Y«Aspectos económi cos de la su misión de los reinosde Taifas ( 10 10- 11 02)>>, Homenajea Jaime Vicéns Vives, 1, (Barcelona, 1965), pp. 255-277. Ambos artículos están recogidos, entre otros, en J. M.' LACARRA, Colonización, parias, repoblación y Olros eSludios, Zaragoza, 198 1. 124. Actas del fa lso concil io de Jaca de 1063 [CDS R, doc. 4, ( 1063)]. 125. CDS R, doc . 125, y DML, doc. 135 ( 109 1). 126. DERRVE, doc. 12 ( 109 1).

IIILlMltJl AlLOl INSTITUTO DI! !ITUDIOS ALTOARAtJONESES HUESCA

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Ingresos monetarios que el propio monarca dona a su vez a instituciones religiosas, como al monasterio de la Sauve-Majeure, que recibe los diezmos de las parias mencionadas de Ejea y Pradilla, a San Ponce de Tomeras, que ingresa, entre otros bienes, «ipsam pariam et tributum ac fabricam que mihi soliti erant facere ipsi hismaelite» 127; a San Pedro de Roma, donde van a parar 17 onzas de oro de Jaca l28 , o el canon regular de 500 mancusos de oro anuales pagados por el aragonés en concepto de infeudación a la Santa Sede. Dinero que en el interior del Reino sirve también para pagar mesnadas, para obras de infraestructura (puentes, hospitales) y nuevas construcciones como castillos e iglesias. Oro y plata andalusís -hay numerosas alusiones documentales a la plata casirní I29- , y que junto a la regularidad de las acuñaciones monetarias efectuadas por Sancho RamÍrez --el dinero jaqués de vellón-, van a propiciar un clima monetario que afecta incluso al medio rural. 4.2. En Aragón, pues, corre moneda, y la documentación da fiel testimonio de esta importante circulación monetaria, como los 500 mancusos de oro anuales que se obliga a pagar Sancho RamÍfez a la iglesia de San Pedro de Roma 130, o los 100 mancusos de oro destinados a «illamfabricam de Castro Munnionis» 13 1, o las donaciones que en dinero hará el propio monarca: 100 sueldos jaqueses a San Juan de la Peña 132 , 1.000 sueldos a su hijo el infante Fernando 133 , otros 1.000 sueldos anuales para San Juan de la Peña l 34, otros 400 sueldos anuales para Santa Cruz de la Serós 135 • Es también significativo el legado que Oriol Iñiguez y su mujer donan a San Pedro de Roma y que consiste en «nonaginta nummos aureos et 1 grecisco» 136. La moneda comienza, pues, a generalizarse como medio de pago en las transacciones económicas, y así la catedral roten se puede adquirir el «castrum Kanalegs» por 1.500 mancusos de oro valencianos 137 y adquirir unas tierras alodiales en Alasquarre por la cantidad de 500 mancusos de oro 138 ; o de 500

127. CDSR, doc. 136 (1093). 128. A. MIQUELL, Liber Feudorum Maior (1945), I, doc. 142 (1100). 129. CDSAF, doc. 44 (c. 1064). 130. CDPI, doc. 21(1095). 131. CDSR, doc. 40 (1076). 132. DSRI, doc. XXVI (1085). 133. CDSR, doc. 89 (1086). 134. Estos 1.000 sueldos se cobrarían -y aquí radica su importancia- sobre la lezda de Jaca [DSRI, doc. L (1093») 135. CDSR, doc. 144 (1093). 136. DERRVE, doc. I (c. 1059). 137. CRSAL, doc. XXII, p. 148 (1096) y CRSALC, doc. XC, p. 316. 138. CRSALC, doc. LXVIII Y LXVIIII, pp. 302-303 (fines del siglo XI).

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mancusos de oro; o las compras realizadas por otros monasterios como Leire ' 39 y San Juan de la Peña 140. El fenómeno se observa también en el incremento de las multas pecuniarias que establecen ya sumas de dinero muy elevadas y que además se hacen efectivas caso de contravenir la norma y, sobre todo, en los préstamos dinerarios, como el solicitado a San Vicente de Roda por Amal Bernardo de Benasque que tuvo que desprenderse, para pagarlo, de parte de su patrimonio pues «debebat quinquaginta uncias auri Valentini» 141 , y Pedro de Monteolivo que recibió un préstamo de 100 mancusos de oro para liberar a su hijo, rehén de los musulmanes en Lérida ' 42 ; también cautivo estaba Fortún Sanz, y su mujer, la infanta Ermesinda Garcés, tuvo que vender a Leire medio palacio en Navasa para obtener los 3.000 sueldos fijados de rescate l43 ; Iñigo Iñigones de Bolea recurrió a solicitar un préstamo al monasterio de 500 sueldos que no pudo devolver y se tuvo que desprender de dos casas y sus tierras alodiales de Ejea ' 44 • Importantes cantidades, como las prestadas por el conde Sancho Galíndez, y que alcanzaron un monto cercano a los 5.000 sueldos' 45 • Dinero en poder, claro está, de los grupos privilegiados, pues los humildes -normalmente- están «puestos en necesidad», como Oriol Aznar que «veni ad senectute et cooperuit miseria et necestas et ullus de gens mea non habebat super me pietatem, et ego miser quando vidi me in tan magna aflictione ... » y por ello se recoge en el monasterio de San Juan de la Peña, a quien entrega su mínimo patrimonio compuesto por una tierra y una viña en Atarés ' 46 , y otras personas l47 que se ven obligados a malvender sus escasas propiedades a quienes han solicitado unos Ínfimos créditos, en grano -para sembrar- o en dinero.

139. Compra de una casa en Jaca valorada en 499 sueldos [DML, doc. 236 (1113)] . 140. CSJP, doc. 128 (1056), recoge una compra de una casa en Biel por el abad de San Juan de la Peña a cambio de 120 sueldos jaqueses. Además, el monasterio realiza en el periodo comprendido entre 1050 y 1075 treinta y una compras, y otras seis en el periodo 1075- 1100, realizando los pagos mi xtos, en dinero y en especie. Cfr. : J. M.a RAMOS LOSCERTALES, «La formación del dominio y los privilegios del monasterio de San Juan de la Peña entre 1035 y 1094», AHDE, VI (1929), pp. 5-107, Y Ana 1. LA PEÑA PAUL, El monasterio de San Juan de la Peña en la Edad Media. Zaragoza, 1989. 141. CRSAL, doc. VIII, p. 137 (1092). 142. CRSALC, doc. LXVII, p. 308 ( 1103). 143. DML, doc. 225 (1109). 144. DML, doc. 265 (1120). 145. CDCH, doc. 31 (1062-1063). 146. CDSRII, doc. XXIII ( 1068). 147. Las ventas «por necesidad» abundan entre los años 1064-1068, recogiéndose varios casos: [DSRII, doc. 2 (1064)], como el de Bannica, que vende a San Juan de la Peña una tierra porque «/alis necessiras nobis venir» [DSRII, doc. VIII (1065)]; o García Blazquez, que vende a San Juan de la Peña un torcular en Larrés porque «talis mihi evenit necessiras» [DSRII, IX (1065)], fórmula que se repite con los ya conocidos Puiscilay Daco, que vendieron un linar en Larrosa [DSRII, doc. XV (1067)], Ycon García Sánchez, que vende a San Juan de la Peña una viña en Berdún [CSRII, doc. XIX (1068)]. A veces se habla expresamente de pobreza, como el ejemplo de Lope Sanz que «venit ad magnam paupertatem oneratus multis debitis ... » [DML, doc. 251 (1115)] .

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LA ECONOMíA ARAGONESA EN LA SEGUNDA M I TAD DEL SIGLO XI

4.3. Es un hecho conocido que Sancho Ramírez emprendió una decidida acción política que permitió revitalizar el Camino de Santiago ' 48 , y para ello ordenó la creación de una importante infraestructura viaria y una red de albergues y hospitales, como el de Santa Cristina del Somport l49 --el tercero en importancia del mundo, dirá A. Picaud- y la alberguería de Canfranc -campo de francos , gentes libres dedicadas al comercio-; al decir de A. Ubieto ' 50 los lugares de Vill anúa, Iguácel , Castiello de Jaca, Aruej , Esporrín, San Adrián de Sasáu, en Borau, la ermita de San Cri stóbal (a las puertas de Jaca), surgieron también al calor de la peregrinación a Santiago, como lo fueron también , en fechas mas tardías - l .a mitad del siglo XII- las alberguerías de Ruesta y Tiermas. Sin negar, pues, la importancia que el Camino tuvo en la articulación del espacio aragonés, estimo más relevante la nueva retícula de hábitat surgida para defen sa de la frontera o extremadura l 5 1 meridional del Reino y los burgos que aparecen al norte de las Cinco Villas: Biel , Obano, Luna, Uncastillo, Ruesta y, junto a ellos, la importancia que van a adquirir lugares como Alquézar y Grau s, y ello sin olvidar las repercu siones que van a tener conquistas recientes tan importantes como Monzón ( 1089) y su entorno rural. 4.4. Y además, como capitalidad política del Reino, la ciudad de Jaca, donde podemos apreciar, de forma nítida, la emergencia del mercado y su importancia comercial ' 52 . Disponemos para ello de un documento excepcional : me refiero al arancel de los portazgos de Jaca y Pamplona, que se atribuye al monarca aragonés Sancho Ramírez. El documento, bien estudiado por J. M.a Lacarra 153 , nos permite conocer el trán sito de mercanci as por la aduana de Jaca, entre las que destacan la importación de telas lujosas salidas de pañerías de los

148. Sigue siendo de gran utilidad la consulta de la obra, ya clásica, de L. VÁZQUEZ DE PRAGA, J. M. a LACA RRAy J. URI ARI U, Las pereg rinaciones a Sal/tiago de Compostela, Madrid, 1949, reeditada en Oviedo, 198 1. Reedición fac similar de la 1: edición, Pamplona, 1992. Recientemente acaba de aparecer El Camino de Santiago y la articulación del espacio hispánico, XX Semana de Estudios Medievales, (Estella 1993), Pamp lona, 1994. Aunque referido a ti erras navarras, en 1090 el mon arca Sancho Ramírez quiere mudar el «camino de Sancto Jacobo» de Zarapu z a Li zarra (Estella), [DSRI , doc. XLIV ( 1090)]. 149. Cfr.: A. DURÁ GUDlOL, El hospital de Somport entre A ragón y Bearn (s iglos XII y XII!) , Zaragoza, 1986. 150. A. UBIETO ARTETA, Las caminos de Santiago en Aragón, Zaragoza, 1993. 151. Ya Ramiro 1 donaba en su testamento una cantidad de dinero «per pom es fa cere ... i/1 castellos de front eras ... » [CSJP, doc. 159 ( 106 1)], y también se denomina extremadura: Pedro 1 entregaba a Leire la mitad de las cuartas de todas las poblaciones de la «extremadura» [DML, doc. 164 ( 1098)]. Cfr.: F. GALTIER, «La Extremadura de Hispania . Algunos aspectos de la vida cotidi ana en las fronteras aragonesas del año mi !», La Marche Supérieure d 'A/-Andalus et /'Occidem s/¡rétien, Madrid, 1991, pp. 149- 164. 152. En 1092 se dona una tienda en Jaca al franco David Bretini ; el documento cita, además, a Rembald de Montpellier «merkatante aUl ad bUIFs ... » [DSRI , doc. XLVI ( 1092)]. 153. J. M: LACARRA, «Un arancel de aduanas del siglo XI», Primer COl/greso Imemacional de Pireneistas, Zaragoza, 1950, pp. 5-20.

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Países Baj os «De trapo brugeso el de sca rlata el de galabrun et de camsil ... » y productos exóti cos, tambi é n luj osos, como son el « .. .paliio de Constantinopoli ... de amato, purpura, de tirazii ... »; junto a ell os destaca la importac ión de armas y equipa mi e nto militar como las « . .. spatas .. . lo rica .. .ferris et cutellis et lanceis ... de equo de Castella .. . » tan necesari os para una sociedad en estado de guerra perm anente frente al mundo andalu sí. Hace referencia el docume nto, ade más, a otros productos: paños de lana y de lino, capas , ganado mayor, mancusos de oro, etc., y, espec ialmente, al trato dado a los peregrinos o rome ros que transitan por tielTas aragonesas camino del sepulcro del apósto l Santi ago . Los ingresos deri vados del tránsito co mercial por la adu ana de Jaca eran, sin duda, elevados, pues Sancho Ramírez di spone que de di chas rentas se e ntregue n anualmente 1.000 sueldos «para vestido y calzado de los monj es de San Ju an de la Peña»154. Tambié n se recaudaban importantes ingresos deri vados de la «lezda et portaticum» de Canfranc J55 , y del telóneo y lezda de Ruesta l56 o, en fec has posteri ores, del importante mercado de Graus. Estamos, que duda cabe, ante un mundo menos pobre del que nos habían contado, y ante una sociedad feudal equiparable a otras monarquías del mundo occide ntal y capaz de hacer frente, con éx ito, al hasta e ntonces todopoderoso mundo andalu sí. La ll amada europeización de Aragón, o lo que es lo mi smo, la revolución fe udal llegó a nuestras tierras en el momento adecuado. Como ha señal ado G. Bo is: «la revo lucion fe udal inaugura la auté nti ca era del campesinado ; como tantas otras revoluciones tuvo su rostro opresivo, pero al principio fue liberadora».

Hace ahora novecientos años, y co incidiendo con el año de la muerte del mon arca aragonés Sancho Ramírez que el Instituto de Estudios Altoaragoneses ha querido rendir su homenaj e celebrando este ciclo de confe rencias, un escriba anotaba : « .. .et erat illo tempus anno bonum .. . » 157, deseo que suscribo para todos Vds. y para las generaciones venideras.

154. Alfo nso I concede al cenobio pinatense 1.000 sueldos sobre la lezda de Huesca y confi rma los otros 1.000 sue ldos que su padre había otorgado sobre la ad uana de Jaca [COAI, doc. 5 ( 11 05)]. Véase nota 124. 155 . OERRV E, doc. 7 ( 1090), que ex ime a los hombres de Estadill a que fuesen a poblar Monzón del pago de lezda y portazgo en todas las aduanas del Rei no, excepto en Canfranc. 156. Pedro I concede a Leire, entre muchas otras propiedades, la mitad de los ingresos procedentes del telóneo y lezda de Ruesca, y otros mil sueldos sobre la lezda de Huesca [OML, doc. 164 ( 1098)) . 157. COCH, doc. 62 ( 1090- 1094).

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UNA CIUDAD DE FRANQUICIA: JACA M. a Isabel FALCÓN PÉREZ

1.- NACIMIENTO Y DESARROLLO URBANO DE JACA El primer estudio científico que se hizo sobre la historia urbana de Jaca se debe al profesor Lacarra y data de 1950 1• Este trabajo habrá podido ser ampliado en algunos aspectos, pero no superado, y es de obligada consulta para quien se acerque a este tema. Todos los estudiosos que se han ocupado del mismo, desde Lacarra hasta Betrán Abadía, coinciden en afirmar que se trató de una ciudad diseñada desde arriba por el rey Sancho Ramírez, para asumir el papel central del reino de Aragón y, según el último de los autores citados, seguramente fue la primera ciudad planificada del medioevo europe02 • y también dicen unánimemente que la historia urbana de Jaca es sumamente corta, comienza hacia 1035, cuando Ramiro I hereda el pequeño condado de Aragón y finaliza unos cien años después; con posterioridad, hasta la construcción del Paseo y la subsiguiente fiebre edificadora derivada del turismo de masas de este siglo xx, se había mantenido siempre dentro de los mismos límites 3, con la única excepción de la Ciudadela, cuyas obras comenzaron en 1595 y continuaron durante toda la primera mitad del siglo XVII . En el primer tercio del siglo XI, cuando Ramiro I recibió de su padre las tierras del antiguo condado de Aragón algo aumentadas, Jaca no era más que un castr0 4 dependiente del dominio real, con un reducido caserío agrupado en torno, pero, eso sí, situado en un punto estratégico, en el paso hacia Francia por el

1. J. M .a LACARRA y OE MIGUEL, Desa rrollo urbano de Jaca en la Edad Media. «Estudios Edad Media Corona Aragón» , IV (Zaragoza, 1950), pp. 139-155. 2. Ramón BETRÁN ABAoIA , Laforma de la ciudad. Las ciudades de Aragón en la Edad Media. Colegio de Arquitectos de Aragón. Zaragoza, 1992, p. 269. 3. Cfr. J. M.a CASAS TORRES, Esquema de la geografía urbana de Jaca. En «Anales de los Cursos de Verano en Jaca», 1 (1946), pp. 171-177. 4. LAcARRA, Desarrollo urbano ... , nota 1, ci ta un documento de Libro gótico de San Juan de la Peña, fo!. 42v, del primer tercio del siglo XI, que cita el «kastro quod vocatur Jaca ». , publicado por A. UBIETO en el Cartulario de San Juan de la Peña, doc . 50 .

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UNA CIUDAD DE FRA NQ UI CIA: JACA

So mport y hac ia Navarra por la Cana l de Be rdún . Esta situ ac ión, junto a la care nc ia de vill as de a lg un a impo rtanc ia e n su territori o, inc linaron a Ramiro 1 a in ic iar la po lítica de re pobl ar y dar importanc ia a este núcleo para que sirviera de capita l y sede recto ra de sus peque ños do mini os. Co n e ll o, Jaca se va a convertir en un lugar importante de paso y e n un centro de come rc io e indu stri a a l compás que se increme nte e l paso por e l Somport de peregrinos y comerc iantes. Pero es a partir de 1077 , cuando Sancho Ramírez oto rgue su fuero, c uando co mie nza rea lme nte la ex pansión de la vill a. El pro pós ito de l reyes crear un a c iudad libre, pobl ada de gentes no sometidas a «malos usos» señori a les. El rey, al oto rgar nuevo fuero a Jaca, e levó a la vill a a l rango de c iudad , con las consecue nc ias jurídicas deri vadas de esta modi ficac ión de su categoría. El ser capital de l re inoS hará que en Jaca radique e l merino y un g rupo de func ionari os re lac ionados con la admini strac ió n real. Tambi én habrá recaudadores de l impuesto que gravaba las transacc iones en e l mercado. Harán fa lta notarios yen general gentes letradas, que darán impulso a la cultura. Aquí se establ ec ió la tabl a de recaudació n de los aranceles de aduanas y tránsito que se cobraban a los mercaderes que iban o venían hac ia Franc ia6 , constituyéndose la c iudad e n centro comerc ial con la necesari a presenc ia de come rc iantes y cambi stas. Además, e l incre me nto de peregrinos a Santi ago procedentes de Europa, la config uraron e n c iudad-etapa (y así fig ura e n la Gu ía de Peregrin os de Ay meric Picaud).7 Por lo que harán fa lta hospederías y hospitales, y po r lo tanto médi cos, ciruj anos y hosta leros.

De modo que a Jaca acudi ero n nuevos pobl adores de todas estas profes iones, procede ntes muchos de e ll os de la parte sudoccide ntaJ de las Gali as, sing ul armente de las regio nes de Toulo use y de Montpe lli er y de los condados de Bearn y Bigorra8 , convocados po r e l rey con el señuelo de un derecho muni cipal pri vil egiado, muy superio r al vigente a la sazón en las tierras c ircundantes. Se trataba de ho mbres libres que vini ero n a establ ecer sus industri as y comerc ios al calor de l impul so que a sus negocios podía dar e l Camino de Santi ago, que ya fl orecía, y de las c ircunstanci as económicas de la época que hemos convenido en de nominar «renac imi ento del siglo XI». En e l arance l de aduanas publicado por

5. Aunque como bien señalan C. LALl ENA y Ph. SENAC, «la ausencia --en el siglo XI---de una importante ad ministrac ión suscepti ble de ser instalada en la nueva ciudad junto con el hec ho de que el rey no residiera de forma constante en Jaca, hacen difíc il hablar de capital». Cfr.Musulmans el Chrétiens dans le Haut Moyen Age: (/l/X Origines de la Reconquete aragonaise. Minerve, Montrouge, 199 1, p. 133. 6. La más anti gua tabla de portazgos conservada se atribu ye a la época de Sancho Ramírez. Cfr. J. M.a LAcARRA, Vn arancel de aduanas del siglo XI. En Estudios dedicados a A ragón, Zaragoza, 1987, pp.47-64. 7. Cfr. al respecto Los Call1 inosde San tiago en Aragón, de A. UB IETO, C. CABANEse 1. FALCó , D. G. A. Zaragoza, 1993, especialmente las pp.80-89. 8. Cfr. Pi lar GARCÍA MOUTÓN, Los franceses en Aragón (siglos Aragonesa», XXV I-XXVII (Zaragoza, 1980), pp. 32-33.

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XI-XIIJ).

«Archivo Filología


M. u Isabel FALCÓN PÉREZ

Lacarra se constata que pasaban por Jaca en el último c uarto del siglo XI géneros y monedas procedentes de al- Andalu s y tambi é n de Europa9 . As í pues, a partir de la pro mul gac ión del fuero c recerá enorme mente la po bl ac ión de Jaca y e l vec indari o campes ino anteri or lo se verá enriquec ido por un grupo de burgueses que los documentos denomin an «francos». Son tan numerosos que cuando e n 11 37 se haga un recue nto de vec inos, de las 500-600 personas que viven en Jaca, lo que supone unas 150 famili as , so lo un 15% so n hij os de padre y madre aragoneses, los de más son cas i todos ultrapire naicos 11. Tal será la im portancia de Jaca en el reino que la moneda j aquesa-dinero j aqués-, la medida de longitud -vara j aquesa- y la unidad de peso - libra j aquesa- serán los patrones e n todo Aragón hasta e l siglo X 1I1 12. El territorio circundante rec ibe tempraname nte la de nominac ión de «Ca mpo de Jaca» 13 que aún subsiste. Pos ibl emente otro de los moti vos para elevar de rango a la vill a fue crear aqu í una sede epi scopal que, según el derecho canónico vigente, venía de la época visigoda, fo rzosame nte había de radi car e n una ciudad. A l norte del castro regio y separado de aquel se había ido fo rmando a lo largo del re inado de Rami-ro 1 un balTi o, habitado principalme nte por cl éri gos, en torno a una vieja igles ia dedi cada a San Pedro, a la que el rey Rami ro dejará una manda en su testamento. En los docume ntos de la primera mitad de l siglo XI sue na un «obi spo de Aragón» u «obispo de Sasabe», que no tenía un a locali zac ión dete rminada l 4 y correspondía sin duda al desaparecido epi scopado de Huesca, puesto que en Zaragoza había un obi spo mozárabe. Sancho Ramírez pensó que Jaca constitui ría un buen lugar para la sede, acometiéndose, bi en avanzada la segunda mitad del siglo XI, las obras de construcción de un a nueva catedral, que se finali zó e n el segundo c uarto del xn l5 .

9.

Cfr. 1. M : L ACA RRA, UII arallcel de aduallas ... , pp. 52-57.

10. Además, en el primer tercio del siglo XI se había ya establec ido en Jaca un grupo de judíos. Cfr. Ca rtulario de San Juan de la Pena, Ed . A. U BI ET O , doc. SO, donde se cit a a Bellito, j udío mayor del castro de Jaca. 11 . Según in vesti gaciones de A ntoni o U BI ETO. Cfr. Sobre de/llografía aragonesa del siglo XII. «Estud ios Edad M ed ia Corona Aragó n», V II (Z aragoza, 1962), p. 590. Se basa en los pobladores de Jaca que prestaron j uramento de fideli dad a Ramón Berenguer I V , en 11 37, al casarse con Petro nil a. 12. Cfr. L. H . N ELSO , Tile Foulldation of Jaca (1076): Urball Gro\litil ill Early A ragoll. «Speculu m», 53 ( 1978), p. 702, que cita documentos del Cartu lario de San A ndrés de Fanl o, publi cado por A. CA ELLAS. 13. En un documen to del Libro de La Cadella, de diciembre de 12 1S, aparece la Juma de Campo de lacca. C fr. A. UBIETO, Jaca: Docl/melltos m unicipales (97 1- / 269) . Valencia, 1975, doc. 39, p. 107. A part i r de aq uí se repi te con cierta frecuencia. Hay ci tas anteri ores, desde 1049. J. M : L ACARRA, Desarrollo urbano de Jaca ... , p. 142 Y nota 8.

Cfr.

14. Cfr. A. DURÁ G UDIOL, u/ Iglesia de Aragón du ral/te los reinados de Sal/cho Ramirez y

Pedro l . Roma, 1962 . pp. 9- 16. 15. Cfr. M :

c.

L ACA RRA DUCAY, Catedral y Museo Diocesano de Jaca. Gante, 1993, p. 13.

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Este barrio catedralicio conoció un gran desarrollo, estando poblado fundamentalmente por clérigos, muchos de ellos ultrapirenaicos, y otras gentes al servicio de la Iglesia. Las Actas del presunto Concilio de Jaca de 1063 dicen que el rey -Ramiro 1- hizo «congregar un concilio de nueve Obispos ... y por decreto del mismo restauró en Jaca la sede episcopal que de tiempos antiguos estuvo en la ciudad de Huesca ». Este documento es una falsificación posterior, y lo que sí que parece claro es que fue Sancho Ramírez quien restauró la sede, sin contar para ello con expresa autorización papal, poniendo al frente de la misma a su hermano García, que en 1076 ya es citado como «obispo García en Jaca»16. La peregrinación del rey a Roma en 1068, en la que se trataría de obtener el consentimiento del Romano Pontífice para la restauración, y la infeudación del reino a la Santa Sede en 1088 serían nuevos hitos en el afianzamiento como reino de Aragón l7 . Un documento sin fecha, falsificado posteriormente, pretendió hacer ver que el papa Gregorio VII había aceptado la restauración episcopal y que había señalado los límites de la nueva sede, con la clara advertencia de que tan pronto como fuera conquistada Huesca ella sería la cabeza de la diócesis l8 • Esta conquista se materializó en 1096 y a partir de aquí y hasta la restauración en 1571 de la sede jacetana, el obispo recibió el título dúplice de «episcopus de Osca et de lacca», debiendo realizarse en esta última ciudad la elección; incluso se fijaron por decreto los meses que había de permanecer el obispo en cada una de las sedes. La citada denominación fue ratificada por los reyes de Aragón 19. Un intento de restauración de la sede jacetana, hecho por Martín I en 1409, no llegó a buen puerto 20. También la Iglesia tendrá un importante papel en la repoblación con francos de la nueva ciudad. Esta circunstancia se pone de manifiesto al leer las actas del citado Concilio de Jaca de 1063 . En ellas firman el arzobispo de Auch y los obispos de Olorón y Bigorra, 10 que nos está indicando que en la mente de las gentes que falsificaron el documento setenta años después de su pretendida

16. En el primer semestre de 1076, este obispo García introdujo la regla de San Agustín en la iglesia de san Pedro de Jaca. A. UBIETO, Jaca: Documentos municipales, doc. 7 pp. 45-48. 17. Cfr. P. KEHR, Cómo y cuándo se hizo Aragónfeudatario de la Santa Sede. «Estudios Edad Media Corona Aragón», T. 1 (Zaragoza, 1945), pp. 285-326. 18. A. UBIETO, Jaca: Documentos municipales, doc.9, págs. 52-54. Lo data entre 1077 Y 1085, aunque advirtiendo que se trata de una elaboración posterior. Cfr. asímismo los comentarios de P. KEHR, Cómo y cuándo ... , pp. 289-294. 19. Cfr. A. UBI ETO, Jaca, Documentos municipales, doc. 56, pág. 55. En 1324, el cabildo de Huesca eligió nuevo titular para el obispado y el de Jaca protestó por ello, Ibidem, pág. 15. El Padre Huesca cita un documento de 1393 en el que Juan 1 ordena que se mantenga esta doble denominación. Teatro Histórico ... , VIII, pág. 117. Cfr. al respecto Domingo B UESA, Jaca, dos mil años de Historia, Zaragoza, 1982, p. 74. 20. A.C.A. Cancillería, Reg. 2187, fols 33-34. Cfr. M. 1. F ALCÓN PÉREZ, Trayectoria medieval de Jaca en el seno de la Corona de Aragón. Actas del XV Congreso de Historia de la Corona de Aragón, T. III (Zaragoza, 1994), Publicado en Apéndice, p. 70.

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fecha está presente la idea del importante papel jugado por los prelados de los territorios galos meridionales lindantes con Aragón en la organización eclesiástica de este reino y en la venida y afincamiento de clérigos de procedencia francesa en nuestra tierra en el último cuarto del siglo X¡2J. Vemos que son causas diversas las que se aúnan para hacer de Jaca la única ciudad aragonesa del momento, que será sede episcopal y capital del reino hasta la conquista de Huesca en 1096: unas de índole religiosa, como es la reorganización eclesiástica, la fijación de la sede del obispado o la peregrinación; otras de tipo económico, comercial y artesanal, que confluyen en este momento, y otras también de naturaleza política, es decir, la creación de un centro rector para el reino y la fortificación de una plaza estratégica para la defen sa del Pirineo Central. El recinto urbano conoció a partir de aquí un espectacular desarrollo, con la erección de murallas y el nacimiento de nuevos barrios. Según Betrán Abadía, Sancho Ramírez «parece querer imponer a su capital unaforma que repita los modos de la ciudad romana. Una forma que parta del trazado de la cruz del «kardo» y el «decumano »: los mismos ejes que unen el centro con esos cuatro puntos cardinales que condensaban la universalidad del magnífico propósito regio». Se ha dicho muchas veces que en la planificación de Jaca primaron modelos ultrapirenaicos, pero lo cierto es que no hay ningún ejemplo en toda Europa de ciudad medieval regular anterior a Jaca. Probablemente el modelo a seguir estuvo en Zaragoza22 . Jaca se planifica a partir de dos ejes principales que se cruzan en el centro: el que va de este a oeste (que equivaldría al decumano clásico), que es la calle Mayor, rematada por las puertas de San Francisco y de San Ginés, y el que va en dirección norte-sur (equivalente al kardo romano), formado por las actuales calles de Zocotín, antigua de las Carnicerías (que posiblemente se prolongaría a través de la calle de la Palma y del Campo del Toro, aunque en los planos del siglo XVIII no quede allí huella de puerta alguna), y Ramón y Cajal, desembocando junto a la parroquia de Santiago, donde estaba la puerta meridional. Este segundo eje contará con otros dos, menores, prácticamente paralelos a él: el primero compuesto por las actuales calles del Carmen y Obispo, por donde discurría posiblemente la ruta jacobea, y el segundo, algo curvado, por las de 7 de febrero y Gil Berges (antiguamente llamadas Lobo y Montera respectivamente). Cabe una segunda hipótesis, y es la presencia de un tercer eje principal, oblicuo al decumano, que cruzaría la ciudad desde la Puerta de Baños a la Puerta Nueva, prolongando las calles del Sol y de la Luna (actual de Ramiro 1) hasta el cruce de Mayor con Gil Berges y continuando por la calle Puerta Nueva hasta la salida del recinto murado y, que probablemente fue uno de los ramales del Camino de

2 1. Cfr. J. M.a L ACARRA, A propósito de la colonización «franca » en Navarra y Aragón, En Colonización, parias, repoblación y otros estudios. Zaragoza, 1981, pp. 172-173. 22. R. B ETRÁN

ABADÍA,

Laforma de la ciudad... , p. 282

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Santiago. La erección del palacio real (actualmente sólo se conserva la Torre del Reloj , edificada posteriormente sobre los cimientos del antiguo edificio) en la confluencia de este eje oblicuo con el kardo , permiten aventurar que este punto constituiría el centro político de la ciudad. Los barrios de la ciudad medieval fueron: San Ginés, Calle Mayor, Carnicería, Zapatería Negra 23 y Zapatería Blanca. El primero viene a coincidir con el castro fundaciona l. Los otros cuatro ocupan aproximadamente el espacio de la población nueva propiciada por el fuero dado por Sancho Ramírez. Las ca lles de estos barrios son rectas, tiradas a escuadra, con casas alineadas a lo largo de las vías; son edificios que ocupan solares semejantes entre sí, con huertos o corrales posteriores , es decir, casas de repoblación. A principios del siglo XI I surgen tres burgos nuevos, dos de ellos intramuros y el tercero fuera de la muralla. El primero, definido por Lacarra 24, recibió el nombre de Barrio de San Nicolás, se encontraba al norte de la ciudad , y estaba formado por las calles de San Nicolás, la Población y algunos otros callejones; esta toponimia está indicando claramente que sus habitantes son francos ultrapirenaicos. El segundo, documentado por Ubiet0 25 y denominado Población de Sancho Banzón, estaba al sur, (luego será el barrio medieval de Santiago), es el distrito nacido en torno a la iglesia de este santo, consagrada en 1088 26 , y cruzado por la ruta jacobea. En las proximidades de uno y otro surgieron sendos mercados, en consonancia con el carácter mercantil de ambos burgos. El tercero, situado extramuros, en un emplazamiento elevado frente a la puerta de San Pedro, cerca de la CatedraJ27, recibió el nombre de Burgnou (Burnao, burgo nuevo). Contaba con su propia parroquia, dedicada a Santa María. Este burgo fue incendiado y asolado varias veces y acabó por desaparecer al perder Jaca su papel administrativo en beneficio de Huesca 28 . Las murallas del siglo XII, «muy fuertes y de piedra bien labrada, con

23 . Cfr. J. M. a LACARRA y DE MIGUEL, Desarrollo urbano de Jaca, notas 2 1,22 Y 23. Cita un documento del Archi vo de la Catedral de Jaca -Ieg. 1, Part onO 32-, el Libro gótico de San Juan de la Peña, fa!. 95v y el Cartulario de Santa Cruz de la Serós. Este barrio y el de la Zapateria Blanca estaban en torno a la actual calle de Bellido. Cfr. J. PASsINI ,Aragón. Los núcleos urbanos del Call1inode Sal1liago. Zaragoza, 1988, pág.29. Para toda la descripción de los barrios, cfr. esta última obra, pp.28-38. 24. Cfr. J. M: LACARRA

y

DE MIG EL, Desarrollo urballo de Jaca en /a Edad Media. p. 147.

25. Cfr. An tonio UB IETO ARTETA, Historia de Aragón, T. 1. La Formación Territorial. Zaragoza, 198 1, págs. 12. Cfr. igualmente J. PASSI '1, Aragón. Los núcleos urbanos del Camino de Sallliago, p. 3 1. 26. Cfr. D. SANGORRíN, El Libro de la Cadena del Concejo de Ja ca. Reed. Zaragoza, 1979, pp. 130- 131. 27. Esta locali zación del Bumao se debe a J. PASSINI: Aragón: Los núcleos urbanos... , pp. 44-45. 28. Sobre los incendi os del Burnao Cfr. J. M: LACARRA, Desarrollo urbano de Jaca en la Edad Media , pp. 152- 154.

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almenas y veintitres torreones»29, cerrarán un perímetro hoy delimitado por las calles del Coso, Las Cambras, Oroel , Jacetania, Primo de Rivera y Regimiento de Galicia. Se conserva un lienzo en la parte del convento de las Benedictinas. En un momento posterior dicha muralla se amplió, englobando El Castellar y El Campaz con su mercado. En esta zona se formarán los barrios bajomedievales de La Judería, El Castellar y El Estudio. La muralla perduró hasta 1917, y en ella se abrían al menos siete puertas : las de San Ginés, Puerta Nueva, San Pedro o de Francia, Santa Orosia o del Castillo, San Francisco, Baños y Estudios; pudo haber alguna más, tapiada en momentos de asedio. La villa o residencia real, que, según Lacarra y Ubieto, estaba hasta el reinado de Sancho Ramírez en el lugar que hoy ocupa el convento de las Benitas, dio paso a un palacio regio construido, como queda dicho, en la parte nueva repoblada por el monarca, en el punto donde hoy se alza la Torre del Reloj. El viejo castro contó en el siglo XII con su iglesia, románica, dedicada a San Ginés, de la que sólo se conserva actualmente la cripta de San Salvador; esta iglesia fue reconstruida en el siglo XV I, al asentarse en Jaca la monjas benedictinas de Santa Cruz de la Serós. La ceca para fabricar la moneda jaquesa estuvo en un edificio situado ante la catedral , según consta en un testamento otorgado en mayo de 1106 a favor del cabildo de Huesca, en el que, entre otras mandas, se legan «illas casas que sunt in laca ante aecclesiam, ubi maneta solebatfieri»30. La ceca de Jaca comenzó a funcionar en el siglo XI , sin que podamos precisar más. No han llegado hasta nosotros monedas de Ramiro 1. Pío Beltrán opina que las hubo; en cambio Isabel Ubieto cree que Ramiro I no acuñó moneda, lo que constituía una regalía, porque nunca se consideró rey31. Del reinado de Sancho Ramfrez se conservan muchos ejemplares, que constituyen las muestras más antiguas de dineros jaqueses. Esta ceca debió de ser la fundamental del Reino, y de ahí tomó el nombre la moneda de Aragón. La primera cita documentada de «solidos iaccensis monete» se remonta a abril de l 085 32. Entre 1089 y 1090 hay varias alusiones por parte de Sancho Ramírez a los «solidos de illa mea maneta de lacca»33. La impresión que tienen los especialistas en numismática medieval aragonesa es que las acuñaciones de Sancho Ramírez comenzaron en 1076, cuando fue proclamado rey en Pamplona y empezó a usar esta intitulación en los diplomas. Hay una emisión en la que en

29. P. MADoz, Diccionario geográfi co-estadístico- histórico de Espalia y sus posesiones de Ultramar. Madrid, 1845-50. Reed. Hu esCl/, Zaragoza, 1985, p. 242. 30. A. D URÁN GUDlo L.Colección diplomática de la catedral de Huesca. 1, Zaragoza, 1965, doc. 97, p. 122, 3 1. Isabe l U BIETO

ARTUR.

Numismática aragonesa medieval. vol. 1, pág. 63.

32. J. S A L ARR ULLANA, Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez. Zaragoza, 1914, n° 25 . 33 . P. BELTR Á , Los din eros jaqueses, su evolución y desaparición.. En Obra Completa. Zaragoza, 1972, Vol. 11. p. 72.

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el reverso aparece la palabra lacca en vez de la habitual de Aragón. Isabel Ubieto data estas monedas en 1077 Y estima que fueron emitidas para conmemorar la concesión a Jaca del rango de ciudad 34 •

2.- FUERO DE JACA (1077)

En el territorio que luego constituirá el condado de Aragón, en el Pirineo Central, se olvidó el derecho visigodo, el Liber ludiciorum, creemos que nunca muy arraigado, en la confusión que siguió a la llegada de los musulmanes a estas tierras en el año 714. El subsiguiente aislamiento durante los siglos VIII y IX dió lugar al nacimiento de di versos ordenamientos jurídicos, sin duda poco desarrollados y con influencias francas, puesto que tanto Aragón como Sobrarbe y Ribagorza estuvieron mucho tiempo en la órbita del imperio Carolingio. Este «derecho de la tierra» no tuvo un carácter unitario sino múltiple, casi con tantas variantes como lugares hubo, de modo que pudiéramos decir que cada sector del territorio conoció su propio ordenamiento, consuetudinario y oral. A lo largo del siglo X las influencias navarras serán manifiestas, complicándose el ordenamiento jurídico de forma creciente según surjan nuevos problemas que haya que regular. A la vez hará su aparición el derecho canónico para las materias que le son propias, señaladamente todo lo relacionado con el matrimonio. En el siglo XI, con el renacer económico, espiritual y cultural, la expansión demográfica y la movilidad social van a surgir nuevas necesidades. Para atenderlas nacerán los fueros. El concedido a Jaca es el primer fuero municipal conocido, otorgado por los reyes peninsulares. Sin duda es el privilegio más importante entre los que recibió Jaca a lo largo de su historia y fundamento básico del derecho aragonés 35 • Su finalidad primigenia era atraer hacia el naciente reino de Aragón a una población cualificada de artesanos y mercaderes que pudieran contribuir al desarrollo económico de estas tierras montañesas y ' ofrecer soluciones a los conflictos presumiblemente más frecuentes que pudieran surgir entre los vecinos, dentro de un régimen de igualdad ante la ley de los tres estamentos citados en el texto legal: caballeros, burgueses y campesinos. En la primera cláusula, manifiesta el rey su voluntad de elevar el rango jurídico de la villa realenga de Jaca, convirtiéndola en ciudad, es decir, en un lugar provisto de franquicias, habitada por ciudadanos poseedores de unos derechos

34. Isabel

UBI ETO,

Numismática Medieval Aragonesa, Vol. 1, p. 68

35. Hasta tal punto se difundió el fuero que en los siglos xn y xm venían de todas partes a Jaca a aprender buenos fueros y costumbres, como pone de manifiesto, en 1187, Alfonso II: «scio enim quod in Castella, in Na varra et in aliis terris solent venire laccam per bonas consuetudines et fueros addiscendos et loca sua transferendos». Cfr. A. UBIETO, Jaca: Documentos municipales, doc. 21 , p. 71.

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y privilegios muy superiores a la situación de los villanos del entorno. Sin embargo, la documentac ión posterior a la conquista de Huesca y simultáneo traslado de la sede episcopal a dicha ciudad hacen que se pierda ese título, pasando Jaca a ser designada en los documentos reales de los siglos XII y XIII como villa, o si mplemente como Jaca, sin epíteto alguno. En los «Establimentz» insertos en el libro de la Cadena, el copista del siglo XIV raspó la palabra «villa» escribiendo encima «ciudad», lo que indica una recuperación de este título a partir del siglo XIV por influencia de las Cortes36 • [2] En el segundo artÍCulo vemos cómo el rey quita a los pobladores todos los malos fueros anteriores que habían nacido en la situación antes descrita, dentro de un ámbito señorial, y que por lo tanto eran gravosos para los pobladores al beneficiar al señor. Jaca será en lo sucesivo ciudad de realengo y los nuevos fueros que ahora les concede el rey supondrán un gran adelanto para la época. [3] Una de las características definitorias de la ciudad son sus murallas, que no sólo sirven para su defensa sino que también delimitan el territorio en el que rige un derecho privilegiado. Es obligación de todos los vecinos contribuir al amurallamiento de la ciudad. Se ordena que cada uno cerque su parte, lo que corresponda a su parcela, y la edifique según sus posibilidades. En algunos fueros se establecerán estados de favor en beneficio de las clases elevadas para que se vean libres de amurallar. Aquí no ocurre así: todos tienen una obligación paritaria en lo que respecta a la construcción de la muralla. [4] El cuarto punto contempla el supuesto de que algunos vecinos vayan a pedir justicia al rey, y bien en su presencia, bien en las proximidades, estando el monarca en su palacio, se enzarcen en una pelea; como consecuencia serán castigados. Mil sueldos es una cantidad enorme que nadie sería capaz de reunir, así que se impondría la pena de mutilación. En general, perder la mano es señal de insolvencia. Vemos en este punto del fuero cómo el rey acostumbra a administrar justicia por sí mismo (monarquía patriarcal). El castigo no es por la pelea sino por alterar la paz del rey. Será muy frecuente en los fueros establecer distintas penas según que el rey esté o no presente. [5] Este punto es completado en el siguiente. Aunque el soberano esté en Jaca, si la pelea no es en su palacio o en su presencia no pagan la elevada multa prevista por alterar la paz del rey, aunque la costumbre de la tierra era considerarla rota si el monarca estaba en la villa. Vemos pues un nuevo privilegio. Observemos que tenía que haber hablado de su ciudad, no de su villa, pues ya la ha reconvertido; vemos un lapsus, un indicio de que el nuevo rango jurídico no ha

36. 4 de octubre de 1291: Jaime II confirma los fueros de la «civitatis 1acce». A. M. Jaca, Caja 22, copiado en otro documento de 1329. Pub. C. L ÓPEZ PÉREZ, Jaca: Documentos Municipales (12691400). «Textos Medievales», l. F. C. (en prensa), doc .S p. 18. Hay algún otro documento del siglo XIIl que califica a Jaca de ciudad, pero siempre son copias del XIV. A partir de mediados de este siglo, la denomi nación de ciudad es habitual.

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cuajado aún. Otra cosa que se podría comentar se refiere a las clases sociales citadas por el fuero: miles, burguensis aut rusticus, si bien a todos ellos alcanza el mismo derecho de franqueza. [6] En esta época, la administración de justici a supone una saneada fuente de ingresos para la Corona y para la familia de la víctima, como luego lo supondrá también para el concejo. En la Alta Edad Media, el proceso se iniciaba a instanci a de parte, y tanto el rey como el ofendido tenían interés en que se pagaran las penas por la parte que les tocaba en los beneficios. El homicidio tenía una tasa en todos los ordenamientos y había que pagarla; es más, se pagaban hasta las muertes acc identales. Si no aparecía el homicida, era responsable del pago todo el pueblo donde apareció el cadáver. Y se daba a veces el caso de trasladar el cadáver al pueblo de al lado para que los vecinos de éste cargaran con la calaña. Sabida la dureza de la norma común, podemos apreciar mejor el pri vilegio que se da a la ciudad de Jaca: si aparece el cadáver de alguien que aparentemente estaba robando o delinquiendo, no tendrán que sati sfacer colectivamente la multa por homicidio. [7] y [8] Estos puntos se refieren a las obligaciones militares de los vecinos de Jaca, que quedan reducidas a tres días, y sólo en caso de grave peligro personal para el rey . Aparentemente es un privilegio enorme en este momento, pero hay que pensar que se está pasando de la lucha en las montañas a la guerra en el llano (en pocos años se tomarán Huesca, Barbastro y Zaragoza), y para esta última hace falta caballería, cosa que los vecinos de Jaca, burgueses y comerciantes, difícilmente podrían proporcionar. Así que se les reduce la obligación de ir a hueste casi totalmente, y el rey para sus empresas bélicas echará mano de las milicias de sus tenentes, si n que la falta de losjacetanos suponga una gran merma en sus fuerzas. El punto [8] corrobora que lo que podían aportar los vecinos de Jaca eran tropas de infantería. En suma, que al rey le interesa que Jaca esté bien poblada y pueda defenderse a sí mi sma -no olvidemos que está en la frontera con Bearn y con Navarra-; se formarán milicias urbanas que, a la voz de apellido, defenderán la plaza de cualquier ataque ex terior. [9] Las tierras de Jaca, antes de i077 , eran tierras sujetas a los viejos malos fueros, al ser tierras dependientes de un señor (aunque en ocasiones éste fuera el propio rey). Ahora la ciudad tiene un nuevo fuero y sus habitantes una nueva condición jurídica. Pues bien, las tierras que adquieran los ciudadanos de Jaca (que eran tierras de villanos, sujetas a maLos censos), tendrán la mi sma consideración que sus nuevos propietarios: serán francas e ingenuas, tanto si están dentro de la ciudad como fuera de las murallas. [ IO] En toda compraventa, el vendedor conserva una serie de obligaciones respecto al comprador, por si hubiera reclamaciones de anteriores propietarios. Normalmente se acordaba de palabra por cuanto tiempo tenía que responder 116


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el vendedor 37 . La primera vez que se introduce en la Península Ibérica la prescripción de año y día es aquí, en el fuero de Jaca, lo que supone una enorme facilidad para adquirir la propiedad, para que nuevos pobladores se asienten en la ciudad (el atraer población es interés constante del fuero). Para un comprador extranjero es fácil controlar los movimientos del vendedor durante este corto espacio de tiempo. En Francia, la prescripción de año y día ya existía con anterioridad. Más tarde, en los fueros de frontera aragoneses, veremos la prescripción de seis meses. [11] Los de Jaca disfrutarán de las mi smas ventajas, respecto al derecho de apacentar y abrevar ganado y leñar, que las gentes de los pueblos del entorno tienen en sus propios lugares, si bien só lo en el espacio que puedan alcanzar yendo y volviendo en el día. En cambio, los restantes lugares circunvecinos, en este momento, no tendrán un derecho recíproco. Éste es el origen de la alera foral aragonesa, una especialidad en el régimen de aprovechamiento de pastos que permite a los de una ciudad o villa apacentar y recoger leña en los términos contiguos pero sólo en lo que puedan recorrer entre el orto y el ocaso solar y únicamente hasta los sembrados (por lo general con carácter de reciprocidad, aunque haya señaladas excepciones, como Zaragoza). Este derecho está contenido en la fórmula «de sol a sol y de era a era».

[12] Vemos aquí la forma arcaica, derivada del derecho germánico, del combate judicial, en el que los contendientes se enfrentan el uno para demostrar su inocencia y el otro para dejar patente la justeza de su acusación. Era frecuente que una de las partes o las dos, en vez de combatir personalmente, nombraran un adalid; por ello, algunos fueros (por ejemplo el de Sepúlveda) prohiben al señor de la ciudad quedé lidiadora uno de ellos en perjuicio del otro. En el fuero de Jaca lo que vemos es que los vecinos de la ciudad no están obligados a aceptar esta prueba judicial si no lo desea uno de ellos, y sobre todo si una de las partes es forastero, pudiendo sustituirla por otra, tal como el juramento expurgatori038 • Pensemos que Jaca es en este momento la única ciudad de Aragón. Cuando se extienda el fuero , habrá que una jurisprudencia en caso de colisionar los derechos de dos ciudades. [13] Este punto del fuero es bastante oscuro. Las «fidan zas de vestro pede» pueden ser bienes raíces. Quien tenga fiadores no habrá de ir a la cárcel. La tendencia general de la época era que los castigos fueran preferentemente pecuaniarios, o físicos en caso de insolvencia, pero no cautiverio. El tener a un delincuente preso costaba dinero, puesto que había que alimentarlo, y además lo

37 . Entre los romanos eran treinta años. Una vez acabados, el cuestor otorgaba un documento que comenzaba " Prescriplo... ». de ahí la palabra prescripción para dar a entender que algo ya no se puede reclamar. 38. No le sería difícil a un veci no de Jaca encontrar doce convecinos que juraran que era inocente, es decir, incapaz de cometer tal desmán o delito.

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que interesaba al ofendido ya las autoridades que administraban justicia era que resarciera del daño. [14] El papel de la mujer en las sociedades montañesas altomedievales había sido muy importante; la estirpe quedaba establecida por línea femenina. Aquí vemos por el contrario una falta de aprecio hacia la mujer, que si no acusa inmediatamente una violación y la confirma mediante juradores que testifiquen su incapacidad para mentir inventando una cosa así, no será creída. Hay una cierta protección, de tipo paternalista, consistente en buscarle un marido conveniente si el agresor, por no ser soltero, no podía casarse con ella y devolverla la honra. Y queda sin pena la cohabitación sin matrimonio si ambas partes están de acuerdo. Son nuevas formas de atraer pobladores varones. [15] Este punto vuelve a demostrar que en la admini stración de justicia altomedieval primaba la compensación económica sobre cualquier otro tipo de pena. La diferente tasación del daño según hubiera sido cometido en uno u otro lugar (s i es en concejo, por ejemplo, además del daño físico juega la deshonra), según la edad y sexo de la víctima o según la parte del cuerpo damnificada, es frecuente en el derecho germánico, sobre todo entre visigodos y francos; en todas las legislaciones germánicas, todo daño está minuciosamente tasado según el sistema del wergeld o composición pecuniaria, en vez de aplicar las penas aflictivas propias del Derecho romano. En todo caso estamos ante un estilo de jurisdicción primitiva alejada de toda intervención superior del Estado en la represión de los crímenes. [16] En el fuero de Jaca encontramos la primera manifestación de algo que será común en los fueros de los siglos XI YXII en toda la España cristiana: la protección de la casa. La prenda extrajudicial, que aquí aparece, era la garantía del cumplimiento de una obligación, si el juez la estimaba oportuna, y a la vez un procedimiento ejecuti vo, pero queda claro que no puede tomarse dentro de la casa del demandado. [17] El merino en este momento y lugar es un administrador de los bienes y rentas del rey. Como tal, anteriormente, recaudaba en Jaca los derechos que como señor correspondían al soberano. La situación de franquicia a que han pasado los ciudadanos jaqueses obliga a vigilar de cerca al merino para que no exija nada que signifique contrafuero. Como todavía no existe un concej 0 39, ante la imposibilidad de que el funcionario consulte a todos los habitantes, el fuero designa a seis vecinos solventes, en plenitud de sus derechos y obligaciones, para que aprueben las caloñas arbitradas por el merino. Posiblemente de estos seis hombres derivarán los primeros jurados de Jaca.

39. En Aragón no aparece ci tado el conciliul/l. en los documentos hasta med iados del siglo XII. Cfr. M. 1. F ALCÓN P ÉREZ, Origen y desarrollo del municipio medieval en el reino de Aragón. «Estudi s Balearics», Vol. V, n° 3 1 (D iciembre 1988), pp.74-76.

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[18] Esto significa un enorme privilegio: se trata de conceder a los burgueses francos una jurisdicción propia, que en este momento tienen los nobles y el clero pero no la población del común. Comparecerán ante un tribunal formado por sus propias autoridades y dentro de Jaca, donde sin duda les será fácil conseguir fiadores y testigos favorables. Seguimos viendo ventajas para atraer pobladores. Por el momento, al ser Jaca la única ciudad de Aragón, no habrá problemas, pero con la extensión del fuero chocará este derecho con el similar de los vecinos de otras ciudades y habrá que ir a solucionar los juicios a un medianero, es decir, a un lugar neutral. [19] En una ciudad que se espera sea centro comercial hay que regular las pesas y medidas para evitar falsificaciones , castigándose los fraudes. La medida de longitud, la vara jaquesa, aún está en el muro de la catedral, junto a la puerta lateral frente a la cual se hacía y hace el mercado. Los 60 sueldos previstos es la multa habitual en los fueros por quebrantar una disposición real. [20] Se elimina el monopolio señorial del molino, que anteriormente pertenecía al rey. El molino señorial continuará trabajando para los panaderos y para los judíos, pero los vecinos tendrán libertad para instalar y usar molinos particulares. No menciona otros monopolios del señor, como el horno y la fragua . [21] Una vez más vemos que la población que el rey intenta atraer a Jaca es población burguesa, por eso a infanzones y clérigos no se les dan ventajas. Hay en Jaca honores, es decir, propiedades exentas, francas, que el rey no quiere que pasen a poder de la nobleza o de la Iglesia para que éstos no aumenten su poder. Pero aun tratándose de tierras sin especiales privilegios, existe el peligro de que el clérigo o el infanzón, con el tiempo, tienda aequiparar estas tierras con las que ya tiene, extendiendo a ellas sus exenciones de clase y disminuyendo, en consecuencia, las rentas del rey. [22] Se trata aquí de regular la prenda personal por deudas. Vemos que no hay cárcel pública (los encierran en el palacio), pero al cabo de tres días el acreedor deberá alimentar a su deudor, por tanto no interesa esta sanción, es mejor intentar cobrar por todos los medios. Volvemos a ver el interés de los fueros de esta época porque la pena sea pecuniaria o física, pero no prisión que sólo produce gastos y ningún beneficio. [23] El sarraceno puede estar en prenda por dos causas: por una deuda que tenga su amo (estos sarracenos aludidos son esclavos) o bien porque el moro haya cometido un delito, en cuyo caso el responsable es el señor, puesto que él no es persona jurídicamente, como tampoco lo es un animal que haga daño en una propiedad ajena. El dueño no puede desentenderse renunciando a la propiedad del esclavo, como puede hacer si se trata de un animal; por el contrario deberá hacerse cargo de su manutención puesto que ni el acreedor ni el rey van a correr con ella. Un principio de humanidad hace que se regule esa alimentación, a pesar de la total carencia de derechos de estos esclavos. 119


UNA CIUDAD DE FRANQUICIA: JACA

[24] Este punto contiene las fórmul as usuales de excomunión para los quebrantadores de la carta. No parecen demasiado severas en comparación con otros textos de la época. Finalmente viene la fecha: «Era TC», que equivale a 1062 del nacimiento de Cristo. Se han barajado varias hipótesis considerando que Sancho Ramírez se titula rey de Aragoneses y Pamploneses, cosa que no ocurrió hasta 1076, y que Ramiro 1 ya había muerto, cosa que tampoco había sucedido en 1062 - las fechas que se dan van de 1063 a 1069-. El problema de la documentación de Sancho Ramírez es que está formada en su mayor parte por copias posteriores. En la copia más antigua que se conserva del fuero , tras el TC hay un espacio en blanco, que el profesor Ubieto consideró que debía estar ocupado por dos letras no entendidas por el copista: xv, dando como fecha más probable para este documento la de 1077. Finalmente está la firma de Sancho Ramirez y la confirmación de su hijo Pedro I.

120


PLANO DE JACA

1:;:,··,I Castro del s. X c:::::::l Barrio episcopal (1050-1100) ~

~ [ggg j

Ciudad de Sancho Ramírez

-

Murallas

Burgos del s. XII

tm±I Judería (Baja E. M.) (según J . M. Lacarra, A. Ubieto, 1. Falcón)

\2 \


UNA CIUDAD DE FRANQUICIA : JA CA

B. FUERO DE JACA (1077)

JACA

Fuero latino de Jaca, otorgado por el rey Sancho Ramírez, verdadera carta de naturaleza de la sociedad urbana aragonesa. Publicado en numerosas ocasiones. Cfr. LEDESMA, M. L. , Cartas de población del reino de Aragón en los siglos medievales. Zaragoza, 1991 , p. 26. Traducido del latín. CRISMON. En el nombre de Nuestro Señor Jesucri sto y de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, amén. l . Esta es una carta de autoridad y confirmación por la cual yo, Sancho, por la gracia de Dios rey de los aragoneses y de los pamploneses, os hago saber a vosotros, todos los hombres que están en oriente y occidente, en septentrión y mediodía, que yo quiero fundar una ciudad en mi villa llamada Jaca. 2. En primer lugar os condono todos los malos fueros que tuvísteis hasta este día en el que yo decidí que Jaca fuese ciudad; y porque quiero que esté bien poblada, os concedo y confirmo a vosotros y a todos cuantos vinieran a poblar a Jaca, mi ciudad, todos los buenos fueros que me demandasteis, para que mi ciudad esté bien poblada. 3. y que cada uno cerque su parte según sus posibilidades. 4. y si sucediera que alguno de vosotros viniera a juicio y golpeara a alguien ante mí o en mi palacio cuando yo estoy allí, pague mil sueldos o pierda una mano. 5. Y si alguno, caballero, burgués o campesino, golpease a alguien y no ante mí ni en mi palacio, aunque yo esté en Jaca, no pague multa sino según el fuero que tenéi s para cuando no estoy en la villa. 6. y si fuera el caso que alguien que haya sido asesinado por robar fuese encontrado en Jaca o en su término, no paguéis homicidio. 7. Doy y concedo a vosotros y a vuestros sucesores con buena voluntad, que no acudáis a hueste sino con pan para tres días; y esto sea sólo en caso de pelea campal y donde yo esté cercado, o mis sucesores, por nuestros enemigos. 8. y si el señor de la casa no quiere ir allí, que envíe en su lugar un peón armado. 9. y donde quiera que algo pudiérais juntar o adquirir, en Jaca o en sus alrededores, heredad de algún hombre, la tengái s libre e ingenua si n ningún mal censo. 10. y después de un año y un día más, la tengáis sin inquietud; y cualquiera que por ella os perturbara u os la quitara, tendrá que darme sesenta sueldos y además os confirmará la heredad. 122


M. " Isabel FA LC6N PÉREZ

11. Y cuanto en un día ir y volver pudiérais en todas direcciones, tengáis pastos y leña en todos los lugares del mi smo modo que los hombres del circuito tienen en sus términos. 12. Y que no hagáis duelo judicial entre vosotros si no place a ambos, ni con hombres de fuera si no es por voluntad de los hombres de Jaca. 13. y que ninguno de vosotros permanezca cautivo dando fianzas de vuestro pie. 14. y si alguno de vosotros con alguna mujer, excepto casada, cometiérais fornicación con aquiscencia de la mujer, no paguéis multa. Y si era la cuestión el haberla forzado, dadle marido o aceptarla por esposa. Y si la mujer forzada reclama el primer día o el segundo, pruébelo mediante verdaderos testigos jacetanos; después de pasados tres días, si qui siera reclamar, que no le valga de nada. 15 . y si alguno de vosotros, airado, trajera armas contra su vecino: lanza, espada, maza o cuchillo, déle mil sueldos o pierda una mano. Y si uno matase a otro, pague quinientos sueldos. Y si uno golpease a otro con el puño o le tirara de los cabellos, pague veinticinco sue ldos. Y si le tirase al suelo, pague doscientos cincuenta sueldos. 16. y si alguno entrase airadamente en casa de su vecino o tomase prenda allí, pague veinticinco sueldos al dueño de la casa. 17. Y que mi merino no recaude multas de ningún hombre de Jaca si no es con declaración favorable de seis de los mejores vecinos de Jaca. 18. y ninguno de todos los hombres de Jaca no comparezca enjuicio en ningún lugar, sino sólo dentro de Jaca. 19. y si alguno tuviera medida o peso falsos, pague sesenta sueldos. 20. y que todos los hombres vayan a moler al molino que quisieren, excepto los judíos y los que hacen pan para venderlo. 21. y no dei s vuestras honores ni las vendáis a eclesiásticos ni a infanzones. 22. Y si algún hombre es aprisionado por haberes que deba, el que qui siera capturar a ese hombre, que lo capture con mi merino, y lo meta en mi palacio, y mi carcelero lo custodie; y pasados tres días, el que le capturó le suministre cada día una ración de pan, y si no qui siera hacerlo, que mi carcelero le eche fuera. 23. y si algún hombre prendara a sarraceno o sarracena de su vecino, métalo en mi palacio, y que el dueño del sarraceno o sarracena le dé pan yagua, porque es hombre y no debe ayunar como si fuera bestia. 24. y quienquiera que por maldad suya deseare romper esta carta que hago a los pobladores de Jaca, sea anatemati zado y excomulgado y completamente separado de todo consorcio divino, tanto si es de mi estirpe como si pertenece a otra. Amén. Amén. Amén. Hágase. Hágase. Hágase. 123


UNA CIUDAD DE FRA NQUICIA: JACA

Esta carta fue hecha en el año de la Encarnac ión de Nuestro Señor Jesucri sto. Era T C [XV]. Yo Sancho, por la grac ia de Dios rey de los Aragoneses y de los Pampl oneses, las cosas sobredichas ordené y éste [SIGNO DE SANCHO] de mi mano hi ce. Yo Pedro, hijo de Sancho rey de los Aragoneses, hij o de Ramiro rey, estas cosas sobredichas qui se suscribir y este signo [firma árabe sin cruces ] de mi mano hi ce.

124


M." l.m hel l·-A LC6N PÉREZ

BIBLIOGRAFÍA

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128


IGLESIA Y MONACATO EN EL REINADO DE SANCHO RAMÍREZ Ana Isabel LA PEÑA PAÚL

A la hora de tratar el tema de la Iglesia y el monacato en relación al rey Sancho Ramírez, del cual celebramos este año el novecientos aniversario de su muerte, pueden derivarse múltiples aspectos pero, en este caso, voy a ceñirme a unos cuantos muy concretos y esenciales. En primer lugar destacaré la vinculación del monarca a la Santa Sede y las importantes consecuencias de este hecho, siendo una de las fundamentales, aunque no la única, la adaptación en sus territorios de la reforma eclesiástica que se estaba consolidando en estos momentos en Roma, dirigida a conseguir la reforma moral , disciplinar y litúrgica. Derivada de esta premisa, un segundo punto a comentar serán las estrechas relaciones con el clero francés. Sancho Ramírez fue un claro impulsor de las relaciones con las tierras ultrapirenaicas, patente en la designación de gentes de procedencia francesa que pasaron a ocupar las principales dignidades eclesiásticas de sus dominios. En tercer lugar se analizará la figura de Sancho Ramirez en relación a la vía de peregrinación europea más importante del siglo XI: el Camino de Santiago. La peregrinación a Compostela forma parte del tema eclesiástico que se va a tratar, pero debo advertir que sobre todo tuvo consecuencias más importantes en otros ámbitos, como el de la repoblación que acompañó al fenómeno del desarrollo de la ruta jacobea. Por último, y como consecuencia de los nuevos aires que circularon en sus reinos, puede mencionarse la reforma monástica que Sancho RamÍrez introdujo en sus dominios, que fue enfocada bajo dos prismas diferentes: el cluniacense y el gregoriano. Una afirmación previa resulta básica en este tema: La Iglesia va a convertirse en uno de los pilares fundamentales de los numerosos cambios que Sancho RamÍrez estableció en su reino y desde el primer momento. Creo que no exagero al considerar a la Iglesia como, incluso, el principal motor de la renovación emprendida por este monarca y continuada por sus inmediatos sucesores, tal y como podrá comprobarse en las siguientes líneas. 129


IGLESIA Y MONA CA TO EN EL REINADO DE SANCHO RAMIREZ

Hasta entonces, según afirman diversos historiadores como Antonio Durán , Antonio Ubieto o Paul Kehr, no se conocen relaciones entre el rey o el clero aragonés con la Santa Sede ' . Efectivamente, la iglesia aragonesa caminaba de forma autónoma, independiente, fuera del ámbito de acción papal, sin embargo a partir del reinado de Sancho Ramírez, la situación cambió por completo. Pero antes de pasar a comprobarlo debo señalar algunas de las circunstancias que se vivían en la época. Por un lado, durante los siglos X y XI la creación de obispados se realizaba en los territorios españoles al margen de Roma. Esta autonomía suponía que la Iglesia peninsular estuviera en manos de los reyes y de los nobles, algo, por otra parte, habitual en el resto de Europa, y aquí acentuado por la peculiar y distinta evolución histórica que tuvieron nuestras tierras. Por otra parte, el Papado asumió por entonces la idea de «Cruzada» y, siendo consciente de que, de momento, era más apremiante la lucha contra el Islam en la cercana Península Ibérica que en la distante Tierra Santa, convocó la primera expedición militar bajo el patrocinio papal que se conoce en la historia, una treintena de años antes que la famosa Cruzada hacia Tierra Santa de fines del siglo X¡2, con la finalidad de recuperar para la Cristiandad la ciudad musulmana de Barbastro. En 1064, en tierras que hoy son parte de Aragón, tiene lugar este destacable acontecimiento: la llamada Cruzada de Barbastro. Esta campaña iba a permitir que caballeros de toda Europa, bajo la protección de la Santa Sede, y este hecho debe recalcarse, fueran capaces de tomar, aunque sólo fuera por diez meses, un importante núcleo urbano musulmán. Fue, en palabras de D. Antonio Durán «una victoria con resonancia europea»3. La bien fortificada ciudad había pasado a manos cristianas gracias al esfuerzo que se había hecho, encabezado por el Papado y traducido en la presencia de numerosos caballeros de toda Europa, con sus ejércitos, con máquinas de guerra, etc, para asaltar las sólidas murallas que envolvían y protegían Barbastro y, por tanto, con una capacidad militar desconocida hasta ahora en estas tierras. El historiador Ibn Hayyan, coetáneo de los acontecimientos, afIrma que «el ejército de gentes del Norte sitió largo tiempo esta ciudad y la atacó vigorosamente», sitio que duró según este cronista cuarenta días4 •

l. Para este tema de la iniciación de las relaciones y contactos es imprescindible la consulta de los siguientes libros y artículos: KEHR, P., Cómo y cuándo se hizo A ragónfeudatariode la Santa Sede, en «E.E.M.C.A. » 1, Zaragoza, 1945, pp. 285-326. KEHR, P., El Papado y los reinos de Navarra y Aragón hasta mediados del sig.lo Xli, en «E.E.M.C.A. » 2, Zaragoza, 1946, pp. 74-186. D URÁN, A. , La Iglesia en Aragón durante el siglo XI, en «E.E.M.C.A » 4, Zaragoza, 1951 , pp. 7- 68 . D URÁN , A., La Iglesia de Aragón durante los reinados de Sancho Ramírez y Pedro I (1062 ?-1104), Roma, 1962. 2. La idea de una cruzada a los Santos Lugares empezó a cuajar a partir de la entrada de los turcos seljucidas en Próximo Oriente, que produjo la ruptura del equilibrio de la zona a mediados del siglo XI , y especialmente cuando cayó la ciudad de Jerusalén en sus manos en 1071 , hecho que tuvo una amplia resonancia en la Cristiandad europea, sin embargo la reacción cristiana no pudo llevarse a cabo hasta 1095.

130

3.

DURÁN ,

A. , Ramiro 1, en «Historia de Aragón» , Guara Editorial, 4, Zaragoza, 1985, p. 100.

4.

UBIETO,

A. , Laformación territorial, Zaragoza, 1981 , p. 56


A"a Isabel L4PEÑA PAÚL

Aunque es seguro que en la elección de esta ciudad no había tenido ningun peso la monarquía aragonesa, y ni siquiera hay constancia de que los aragoneses participaran en este intento, la casa reinante en Aragón había comprobado cómo una estrecha relación con el Papado podría resultarle tremendamente beneficiosa en un futuro cercano. y es que la calificación por la Iglesia de una empresa bélica como «cruzada» suponía darle a ésta un respaldo espiritual que se traducía además en un doble aspecto: por un lado, la ayuda financiera con la aportación de subsidios eclesiásticos, y por otro, en el orden militar, ya que esta declaración suponía la cooperación de gran número de caballeros con toda su energía bélica que bien podía ser canalizada hacia los objetivos militares que interesaban al rey de Aragón. Efectivamente el patrocinio de Roma iba a propugnar nuevas empresas reconquistadoras e incluso, para 1073, se preparó una nueva cruzada cuya dirección el Papado encomendó a Eblo II de Roucy, cuñado de Sancho Ramírez, con la promesa de darle en feudo las tierras que conquistaras.

Aunque algunas de tales ofensivas promovidas por el Papado sobre tierras musulmanas aragonesas no llegaron a cuajar, tuvieron, con todo, sus consecuencias, porque el reino musulmán de Zaragoza se sintió amenazado frente al creciente poderío de Sancho Ramírez, basado en buena parte en el apoyo de la Santa Sede, tanto como para que el rey de la taifa de Zaragoza al-Muqtadir tuviera que suscribir, para reforzar su posición, un pacto con Sancho de Peñalén, rey de Pamplona, señal evidente de que la presión aragonesa empezaba a ser fuerte 6 . En el terreno reconquistador la suerte estaba ya echada a favor de los cristianos y la estrecha relación entre Sancho Ramírez y el Papado fue un importante factor en este cambio de signo, y aunque no el único, creo que sí se le puede considerar el primero, en el inicio de un irrefrenable avance por el somontano aragonés como paso inicial, y como consecuencia siguiente hacia el rico valle del Ebro con sus importantes núcleos urbanos, tal y como el profesor Buesa Conde habrá referido en su conferencia . . Por otra parte la situación eclesiástica con respecto al Papado era bien diferente en la segunda mitad del siglo XI a la que había habido en la etapa precedente. Después de la crisis de la Iglesia en el siglo anterior, aires reformadores soplaban en Roma. Desde 1061 y hasta 1073 rigió la Santa Sede la importante figura de Alejandro I1, que asumió con evidentes bríos la reforma que en Roma se había emprendido. Gran canonista y decidido partidario de la independencia de la Iglesia con respecto al poder imperial, Alejandro 1I fue un hombre que emprendió cambios fundamentales en diversos aspectos, y entre ellos destaca su empeño en acabar con la independencia con que funcionaba la Iglesia en la Península Ibérica.

5.

UBJETO,

A., Laformación

Oo .

p. 80 Y ss.

6. Un primer tratado se firmó entre ambos en abril de 1069 yel segundo el 25 de mayo de 1073. Como dice M. a Jesus Viguera: «la diferencia elllre lo estipulado elllre uno y otro es manifiesta. El tratado de 1069 sólo controlaba la neutralidad del monarca pamplonés, el de 1073 estipula claramente la alianza contra un tercero, que es claramellle Sancho de Aragón»: VJGUERA, M .a J., Aragón musulmán, Zaragoza, 1981 , p. 158.

131


IGLESIA Y MONA CA TO EN EL REINADO DE SANCHO RAMíREZ

Una Iglesia aragonesa que, según palabras de Durán Gudiol «durante los primeros años del reinado de Sancho Ramírez. no experimentó ningun cambio con relación a su estado en los tiempos de Ramiro 1. Pequeñas noticias de documentos fidedignos dejan vislumbrar un régimen eclesiástico de propiedad privada por lo que se refiere a las iglesias. una vida monástica más bien exigua. inexistencia del celibato y un obispo cortesano del que no ha quedado rastro de acción pastoral»7. Para conocer la realidad y la verdadera situación eclesiástica en los diferentes reinos españoles delegó en el cardenal Hugo Cándido que recorrió las tierras penin sulares. Este cardenal-presbítero de San Clemente, a quien el papa León IX llevó consigo a Roma, formó parte de un sector de personas que desempeñaron un papel fundamental en todas las transformaciones que el Papado iba a desarrollar en las décadas siguientes. Hugo Cándido era una de las figuras más brillantes del círculo papal a cuya causa prestó grandes servicios. Y entre ellos es digno de destacar el esfuerzo que realizó para que la autoridad pontificia fuera reconocida en nuevas tierras y, en nuestro caso, en las del aún pequeño reino de Aragón. Su objetivo era promover la dignificación del nivel moral del clero, para lo cual había de acabar con la situación que había hasta entonces. Las prácticas simoníacas, esto es, la compraventa de cargos eclesiásticos, la c1erogamia y la intromi sión laica en los asuntos de la Iglesia estaban generalizados. Debía además conseguir que la Península abandonara el viejo rito litúrgico denominado «toledano» o «mozárabe», propio de la vieja Iglesia visigoda, y adoptara el rito romano que seguía en el resto de Europa, iniciando de paso las relaciones, escasas hasta ahora, de los diversos reinos ibéricos con el Pontificado. La práctica de enviar legados papales dotados de autoridad para dirigir casos especiales y estudiar temas concretos es conocida desde tiempos antiguos. Pero ahora se convirtió en algo habitual. Estos legados recorrían extensas regiones encargándose en sus viajes de todo tipo de asuntos, tales como reunir concilios, conocer litigios, pronunciar fallos, remitiendo a Roma los asuntos que no podían resolverse en el mismo lugar, en una palabra, conociendo la realidad eclesiástica de la Cristiandad europea. y de entre todos los legados papales de esos años que, a modo de agentes itinerantes de la Santa Sede recorrían los reinos cristianos, Hugo Cándido es el más importante y, desde luego, el más activo. Aunque todos los legados de la época eran hombres de elevado espíritu, deci sión y capacidad, el hecho de que Alejandro II designara como legado para los territorios peninsulares precisamente a Hugo Cándido nos induce a concluir lo delicada que debía parecer al Pontificado esta mi sión.

A pesar de que HugoCándido visitó entre 1065 y 1067 los territorios de Cataluña, Navarra y Castilla, no hay pruebas de que recorriera los dominios de Sancho Ramírez. Con todo, es posible que existieran contactos. Sea como fuere parece ser que a raíz de la llegada del cardenal a España como legado apostólico del papa Alejandro II pudo derivarse la idea de que el rey aragonés Sancho Ramírez acudiera hasta la Santa Sede.

7.

132

D URÁN,

A., La Iglesia de .. ., p. 23


Al/a Isabel UlPEÑA PA ÚL

Roma, la «noble Roma», la «seiiora del mundo» como era llamada en la época, recibía la visita de otros reyes europeos, pero no del de Aragón. Roma pugnaba desde mediados del siglo XI por convertirse en el centro de gobierno de la Iglesia y no sólo la ciudad donde se conservaba la tumba de San Pedro, y otras innumerables reliquias, donde el papa únicamente era, en palabras de Duchesnes, «el sumo sacerdote de las peregrinaciones romanas, el dispensador de bendiciones, de privilegios y de anatemas»8. Por otra parte, en la mente del rey Sancho Ramírez debió plantearse la posibilidad de aprovechar desde el punto de vista político las ventajas que las nuevas relaciones con el pontificado podían acarrearle. El aún pequeño reino de Aragón se limitaba cuando el hijo de Ramiro I llegó al trono al ámbito pirenaico y a una situación de dependencia con respecto a la dinastía pamplonesa. Un lazo que podía acabar ahogando el futuro del naciente reino pirenaico. Por eso, una de las pri meras cuestiones que abordó el rey fue intentar abrir Aragón a unas relaciones internacionales más amplias, que podían serie de gran ayuda a la hora de tratar de conseguir desprenderse de esa dependencia que, a la larga, le comprometía. Creo que así hay que entender el viaje que en 1068 realizó Sancho Ramírez hasta la lejana Roma. Roma empezaba a ser vista como garantía de estabilidad y como poder supremo de Occidente, por eso es posible que además con este viaje Sancho Ramírez quisiera legalizar sus derechos al trono que podrían serie discutidos, dada la ilegitimidad de su padre Ramiro 1, y por tanto con esta política de acercamiento y acatamiento a la Santa Sede afirmaba la independencia política del reino y se libraba de una posible ocupación por los reyes de Navarra, Castilla e incluso por los condes de Urge\. Esta misma «táctica» empleó medio siglo más tarde Alfonso Enríquez de Portugal, consiguiendo verse libre de la tutela castellano-leonesa. Tampoco deben dejar de tenerse en cuenta otras premisas. En este mismo sentido, Durán Gudiol escribe: «El rey Sancho, al que no le faltaban dotes de buen político, debió de comprender que la crítica situación, que aquejaba al reino, tenía una doble solución: ganarse el apoyo de los dos poderes espirituales de la Europa de su tiempo, el del Papado y el de Cluny»9. Aunque sólo podemos intuir algunas de las razones que debieron mover al rey de Aragón a efectuar este largo viaje, sí que sabemos que se llevó a cabo a través de diversas fuentes: en primer lugar, en un documento en el que se escribió la siguiente frase : «enelaño 1068, en el mes defebrero, en cuaresma, a 17 de las kalendasde marzo, cuando iba hacia Roma»: por tanto, el 14 de febrero, de 1068 Sancho RamÍrez había emprendido su viaje a la Ciudad Eterna. Y veinte años después, en 1088-89, en unacar-

8.

DUCHESNES,

L. , The beginnings of the temporal sovereignity of the Popes, 1908, p. 271.

9. DURÁN, A. , El rey Sancho Ramírez, en «Historia de Aragón», Guara Editorial, 4, Zaragoza, 1985, p. 109

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ta dirigida al papa Urbano 11, aún recuerda el viaje que había efectuado a los 25 años'o. La sede pontificia aspiraba en esos momento a hacer sentir su primacía ya ejercer su máximo rango espiritual sobre la Cristiandad. No es de extrañar por tanto que, en este ambiente, Roma aceptara con sumo agrado a Sancho Ramírez, quien en esta visita se comprometió a declararse vasallo de la Santa Sede. Aunque no era más que un primer escalón en las relaciones Aragón-Santa Sede, considero que éste fue de gran importancia, porque a partir de ese momento comienzan a realizarse los decisivas transformaciones en su reino y, por supuesto, a seguirse las directrices papales. Aunque Durán opina que en la práctica Sancho Ramírez no se tuvo como feudatario de San Pedro hasta 1089, cuando comenzó a pagar el censo de 500 mancusos anuales", creo, siguiendo una frase papal que sobre Sancho Ramírez consta en una bula de 1071 al abad de San Juan de la Peña, acerca de que se había sometido a la dignidad apostólica 12 , que el espíritu de encomendar su persona y subordinar el reino de Aragón a la Iglesia Romana, de infeudarlo, estaba ya presente en la mente real desde este viaje de 1068, aunque como dice Kehr «por lo pronto todo quedó en este primer acto» 13. Se trataba en efecto de un primer paso, pero trascendental para Aragón. Aunque es verdad que el mismo Sancho Ramírez reconoce que hasta esa fecha de 1088 ó 1089 había incumplido el servicio a San Pedro que anidaba en su mente' 4, las directrices de renovación en muchos aspectos sí que empezaron a cuajar, y entre ellas la apertura a Europa, y muy especialmente a Roma y a Francia, hecho que iba a tener considerables consecuencias en numerosos aspectos. Esta apertura supuso la renovación política, religiosa, artística, económica, social y cultural, en una palabra, la renovación total. Hasta en el aspecto puramente personal este viaje a Roma tuvo consecuencias para el rey. Hacia 1070, Sancho Rarnírez, que era viudo de Isabel de Urgel, contrajo un segundo matrimonio con Felicia, hija del conde de Roucy. No debe olvidarse que el hermano de la

10. El primer texto trata de la donación que Sancho Ramírez hizo en esta fecha a su eitan Sancho Galíndez de la villa de Larrosa y sus términos, aunque algunos investigadores señalan que se trata de la villa de Larrés. : SALARRULLANA, J., Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, 1, desde 1063 hasta 1094. Documentos reales . Zaragoza, 1907, doc. 3, y más recientemente por CANELLAS, A., La colección diplomática de Sancho Ramírez, Zaragoza, 1993, doc. 11. En realidad el texto escribe «Larronsa ». Pero la mención que se hace al monasterio de Santa María de Iguace l y la inscripción que queda en la fachada oeste de esta iglesia obliga a concluir que la villa donada fue la de Larrosa en el valle de la Garcipollera: v. DURÁN, A., Las inscripciones medievales de la provincia de Hu esca, en «E.E.M.C.A.», 8, Zaragoza, 1967, p. 76. La carta de Sancho Ramírez: KEHR , P. , Cómo y cuándo ... , doc. 3 11. KEHR, P., Cómo y cuándo ... , p. 302 Y doc. 3. En 1089, el papa Urbano II expresaba su alegría por la decisión real de hacerse tributario de la Santa Sede: v. doc. 4 de la obra citada. 12. «Protinus sel1letipsul1l apostolica dignilati cOl1lisit ac subdidit» dice el documento: MANsILLA, D., La documentación pOlllificia hasta Inocencio 111 (965-1216), Roma 1955, doc . 4.

13. KEHR, P., Cómo y cuándo ... , p. 304 14. Dice el propio rey que cuando marchó a Roma y se entregó a San Pedro «et ut sibi servirem, semper in mente habui, quamvis sicut deberem, opere non complevi»: KEHR, P., Cómo y cuándo ... doc. 3.

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nueva reina era Eblo II de Roucy, una de las personalidades más importantes en la política pontificia de esos años, y que este enlace debió ser promovido por la propia diplomacia papal y desde luego de interés para el propio rey ya que, como consecuencia del mismo Sancho vio como sus contactos se vieron ampliados y entroncaron con la Cristiandad feudal europea Como acabo de decir, tras su viaje y el inicio de sus relaciones empezaron los cambios en sus dominios. Los más destacados dentro del ámbito eclesiástico fueron la renovación litúrgica, la reforma monástica y la del clero en general. El otro gran poder espiritual de la Iglesia en el siglo XI era Cluny y sus monjes se convirtieron en uno de los grandes apoyos del Papado. Cluny había surgido como una reacción frente a la riqueza acumulada por las casas benedictinas, simultánea a la pérdida y relajación en el cumplimiento de la regla de San Benito. Contra ello, el nuevo centro restauró los antiguos ideales del de Nursia sobre la pobreza, castidad y obediencia, humildad y penitencia que debían observarse. El silencio y el canto litúrgico fueron dos puntos clave en los centros que se colocaron bajo la disciplina cluniacense. Por otra parte, además de la adopción de un nuevo espíritu, los monasterios cluniacenses quedaban exentos de todajurisdicción civil y episcopal , dependiendo directamente de la Santa Sede. La reforma que Cluny propugnaba desde el siglo X se había ido extendiendo en toda Europa occidental pero en España, por sus peculiaridades, no era conocida salvo, quizás, con la excepción de Cataluña. A pesar de que entre los historiadores no hay unanimidad sobre este aspecto, considero que es ahora cuando la reforma producida en Cluny llega a España y preci samente a través de Aragón. El monasterio elegido como centro piloto para probar el espíritu impulsado por Cluny fue el oscense de San Juan de la Peña, enclavado en las montañas pirenaicas, no lejos de Jaca, la primera capital de Aragón. Este centro religioso estaba más vinculado a la casa reinante que cualquier otro porque ya había sido especialmente distinguido con Sancho el Mayor de Pamplona, al introducir en él la observancia benedictina en el primer tercio del siglo XI y servía de panteón real, puesto que Ramiro 1, padre de Sancho, había sidoenterrado en él. El propio Sancho acudía a pasar el período de Cuaresma entre las paredes de este sorprendente monasterio, e incluso, según el abad Briz Martínez, ordenó que sus descendientes acudiesen en estas mismas fechas hasta ese insigne centro, mandato que fue cumplido por lo menos por su sucesor. Él mismo fue enterrado bajo la inmensa roca que le da nombre. Para acometer la reforma, Sancho Ramírez debió pensar que era conveniente que fuera llevada a cabo por personas que conocieran bien las tendencias eclesiásticas renovadoras vigentes, por lo cual consideró más idóneo que fuera un monje francés quien ocupara la dignidad abacial del centro pinatense. Hasta por lo menos finales de octubre de 1070 el cargo lo ocupaba el abad García l5 . Luego desaparece su nombre de la documentación y para el año siguiente, 1071 , encontramos

15. Para el abaciologio pinatense: v. LAPEÑA, A.I, El monasterio de San Juan de la Peña hasta 1410 (Contribución al estudio de su dominio y estructura monástica), tesis doctoral inédita, Zaragoza 1988, p. 722-80 l .

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ya a Aquilino como nuevo rector monástico. La elección fue totalmente acertada porque el nuevo abad resultó ser un eficaz agente para el desarrollo de la política papal y real. Supone Durán, y creo que acertadamente, que pudo tomar posesión en marzo del año citado cuando se produjo el cambio de rito Litúrgico, uno de los objetivos que se pretendían mutar ya que la liturgia hispánica no era bien vista en Roma, considerándola incluso como insegura desde el punto de vista doctrinal. La permanencia de la antigua Liturgia mozárabe era una de las más hondas preocupaciones papales respecto a los reinos hispano-cristianos. La clausura del viejo rito de origen visigótico fue solemne y sus cantos aún sonaron por última vezen los oficios de la hora de Tercia, peroapartirde la Sextael ritual romano lo desplazó para siempre. La Crónica de San Juan de la Peña, en su versión aragonesa, nos cuenta así este hecho: «et La hora entro La Ley romana en Sant Johan de La Penna, XI kaLendas aprilis en La segunda semana de Quaresma, f eria lertia, el ora prima et 111 fue toLedana, ora VI fue romana, en eL anno de Nuestro Sennor M LXX l . Et de aqui adeLant tuvieron La Ley romana »16. Era el día 22 de marzo de 107l. 1071 es un año excepcional y marca un hito fundamental en la hi storia de la Iglesia española: la entrada del espíritu de Cluny y el cambio de rito. Por primera vez una iglesia española se acomodaba a la línea seguida en el resto de Europa. Esta iglesia era la del monasterio aragonés de San Juan de la Peña y el responsable de este importante cambio era el innovador rey Sancho Ramirez. San Juan de la Peña fue el escenario, el rey Sancho Ramírez su protagoni sta, y el monje francés Aquilino su agente. En Castilla esta misma reforma no se inició hasta casi diez años después 17 • Y en Navarra también tardó un tiempo en introducirse ' 8 . La implantación de la nueva liturgia fue un acontecimiento eclesiástico de relevancia, tanto como para que ese mismo año una donación del obispo Sancho de Aragón efectuada al de la Peña fuera fechada con estas palabras: «Hecha La donación y La confirmación de este documento en La era 1109 (año 1071J, año noveno deL reinado deL gLorioso príncipe Sancho Ramírez, primero de La entrada deL oficio romano en eL de La Peña»19. No es de extrañar que un acontecimiento de esta naturaleza marcara un auténtico hito y se reflejara en los textos coetáneos.

16. ÜRCÁSTEGUI, c., Crónica de San Juan de La Peña (versión aragonesa). Edición crítica. Zaragoza, 1986, p.36-37). Para el cambio de rito v. UBIETO, A., La introducción deL rito romano en Aragón y Na varra, en «Hispania Sacra», 1, Madrid, 1948, p. 299-344. 17. En Casti ll a-León, el cambio de rito se introdujo algo más tarde y sólo tras vencer fuertes resistencias contrarias a su implantación. Empezó a imponerse después del concilio de Burgos de 1080. 18. Algún autor como Mansilla cree que se introduciría tras la unión del reino de Pamplona al de Aragón en 1076. Ubieto considera que tuvo que ser despues de 1078, tras la muerte del obispo Blasco, cuando el infante García fue nombrado obispo de Pamplona. Goñi retrasa la entrada a la llegada del obispo francés Pedro de Roda y, por tanto, después de 1083. 19. IBARRA, E., Documentos correspondientes aL reinado de Sancho Ramírez, 11, desde 1063 hasta 1094. Documentos particuLares. Zaragoza, 1913, doc. 34. BRIZ, J., Historia de La fundación y antigüedades de San Juan de La Peña, Zaragoza, 1620, p. 521. El documento trata de la cesión de las iglesias de 37 poblaciones con sus diezmos, primicias y demás ingresos, más todos los diezmos de los palacios, casas y predios que el de la Peña tuviera en las parroquias de su obispado y aunque está claramente rehecho, sustancialmente es admisible: LAPEÑA, A.r. , EL monasterio de San Juan de La Peña en La Edad Media (desde sus orígenes hasta 1410), Zaragoza, 1989, p. 83

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El primer paso se había dado ya, ahora había que proceder a dar los siguientes. y al igual que en San Juan de la Peña, el monasterio de San Victorián, a cuyo frente

también impuso a un extranjero, el abad Grimaldo, aceptó las reformas: los monjes negros -como tradicionalmente se llama a los c1uniacenses- y el cambio de rito fueron también introducidos en el más importante centro monástico de Sobrarbe. En mi opinión, la intencionalidad de estas medidas está clara: tanto uno como otro cenobio eran los más importantes en sus respectivos territorios, el de Aragón propiamente dicho y el de Sobrarbe, de ellos dependían a su vez otras pequeñas entidades monásticas que aceptarían la reforma emprendida por sus correspondientes casas madre. De este modo se iría extendiendo la reforma. Sancho Ramírez siguió la política de potenciar a los grandes centros monásticos de sus reinos mediante la anexión a éstos de otros pequeños cenobios y la donación de iglesias. Veamos un par de ejemplos, uno en Navarra y otro en Aragón: en 1085 dona a Leire los monasterios de Igal , Urdaspal, Roncal y Santa Engracia, todos ellos con sus iglesias dependientes y sus pertenencias. Según expresa el documento, esta donación del rey y su hijo Pedro se realiza por mandato del abad francés Frotardo de Tomeras, una de las personalidades clave en las reformas emprendidas en Aragón y Navarra. Y con respecto al aragonés de San Juan de la Peña, los de Santa María de Estelava o el de San Julián de Asperella o las iglesias de San Caprasio, San Ciprián de Huesca y otras, en diferentes momentos20 . Creo que todas estas entregas se hicieron con una doble intención: primero conseguir unos monasterios bien dotados desde el punto de vista económico, y por otra parte, como acabo de mencionar, para de que una vez integrados en las abadías reformadas se fuera ampliando la renovación litúrgica y moral. En este orden de cosas, como puede verse, el cambio que Sancho Ramírez auspiciaba no iba a limitarse exclusivamente a asumir el matiz renovador en la regla de San Benito que Cluny suponía. Otros aspectos debían modificarse para que el paso dado pudiera consolidarse. La independencia de todo poder civil y eclesiástico propia de un centro cluniacense necesitaba de una dotación material considerable y de ciertos privilegios. Y efectivamente el rey se mostró decidido a conseguir el fortalecimiento ecónomico de algunos de los grandes monasterios reformados. Veamos, como ejemplo, el caso de San Juan de la Peña. Las últimas décadas del reinado reflejan la favorable disposición de Sancho Ramírez hacia este centro: monasterios e iglesias, villas, castillos y almunias, palacios, molinos, casas y casales, viñas y heredades, vasallos y excusados conforman las entregas de este rey, además de ciertos derechos y rentas 21• Con sus donaciones, Sancho Ramírez contribuía al crecimiento y consolidación de la abadía pionera en cuanto a las reformas.

y San Juan de la Peña no fue el único beneficiario. El comportamiento real fue

20. MARTÍN D UQUE, A., Documentación medieval de Leire (sig los IX al XII), Pamplona, 1983, doc. 114. L as donaciones de Sancho Ramirez al de la Peña: v . SALARRULLANA, J., Documentos

correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, 1, desde 1063 hasta 1094. Documentos reales. Zaragoza, 1907. 21. LAPEÑA, A. l., El monasterio... (1989), p. 67-69

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similar con otros centros, tales como San Victorián o Leire. Así puede asegurarse que durante su reinado se había conseguido definitivamente implantar una nueva estructura monástica basada en la consolidación de unos grandes centros con amplios dominios, para ir acabando con los pequeños cenobios, atrasados y aislados, que hasta entonces habían existido. y no fueron sólo los monasterios benedictinos los únicos centros donde se efectuaron los diversos cambios. En los castillos de Loarre y en el de Alquézar, dos puntales de la línea fronteriza de aquella época, se crean en estos mismos momentos dos monasterios, e l primero de ellos bajo la advocación de San Pedro y el segundo dedicado a Santa María, pero en estos dos casos Sancho Ramírez se decidió por la otra gran corriente reformadora que conocemos como gregoriana. En ambos se desarrollaron unas comunidades de canónigos regulares que, basándose en la observancia de la llamada regla de San Agustín, aproximaban al clero a la vida monaca]22. Consistía esta reforma en la aceptación de una nueva forma de vida religiosa, ya que los canónigos hacían voto de pobreza renunciando a toda propiedad pri vada, poseían en común las rentas eclesiásticas y los bienes propios. Pasaban a viviren comunidad bajo las órdenes de un prior y era una vida, por tanto, próxima al monacato. Pronunciaban votos religiosos, pero su nota distintiva era ser sacerdotes y ejercer el ministerio pastoral.

Las directrices de todas estas reformas podemos conocerlas a través de tres bulas de Alejandro 11, dadas en Letrán a 18 de octubre de 1071 : Las denominadas «Apostolice sedis», «Quaniam curam» y «Quamquam sedes», siendo sus respectivos destinatarios el abad Aquilino de San Juan de la Peña, Grimaldo de San Victorián y el prepósito Simeón de San Pedro de Loarre. La gestión de estas tres bulas fue llevada a cabo por el abad pinatense Aquilino, que en fecha desconocida, pero siempre en torno al verano de 1071, había sido enviado por el rey Sancho Ramírez hasta la Ciudad Eterna para informar de las transformaciones realizadas . Según estas bulas, los tres centros quedaban bajo la protección de la Santa Sede y supusieron que Roma aceptaba los cambios efectuados tal y como se habían llevado a cab0 23 . La bula destinada a San Juan de la Peña expresa el pesar papal porque las iglesias españolas estuvieran alejadas de la disciplina de Roma y con un rito litúrgico al margen del que seguía el resto de la Cristiandad. Expresa también su reconocimiento al cardenal Hugo Cándido como el alma y el motor de la reforma que había tenido éxito en su segunda legación, la de 1071 , Ymanifiesta un elogio a Sancho Ramírez, ya que se había adelantado en todos estos aspectos reformadores. y es que efectivamente Aragón, y su monarquía a la cabeza, habían sido pioneros

22. D URÁN , A. , Historia de Alquézar, Guara editorial 16" Zaragoza, 1979 y el Castillo de Loarre, Guara editorial, 3 1, Zaragoza 1981 . 23. La de San Juan de la Peña está publicada en M ANS ILLA, D., Lo documentación ... Inocencia 111. Roma 1955 . doc. 4. Las de San Victorián y Loarre: KEHR. P.• Papsturkundem in Spanien vorarbeiten zur Hispania Pontificia. 11. Navarra und Aragón. Berlín. 1928. doc. 3 y 4. v. también K EHR. P.• El Papado ...• p. 98-99.

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mientras otros reinos españoles, como ya ha sido señalado, seguían aún anclados en la situación anterior. Algo que no estaba dispuesto a admitir Gregario VII , que había sido elegido nuevo papa el 23 de abril de 1073. En dos cartas suyas, de marzo de 1074, exhorta a Alfonso de León y a Sancho Garcés de Navarra «a reconocer a la Iglesia romana como madre suya y a aceptar su «ardo et officium»24. A la par por otra carta, enviada en este caso a Sancho Ramírez de Aragón , el papa habla de que ha recibido una misiva anterior de este rey en la que le asegura su devoción a la Santa Sede, ofreciéndole seguir empleando toda su actividad en la introducción del rito romano en su país que, como veremos a continuación , contó con fuertes reticencias en algunos casos. No todos los centros aceptaron de buen grado los cambios que, siguiendo las directrices papales, había comenzado Sancho Ramírez. El apego y adhesión al viejo rito toledano o mozárabe no iba a ser fácil de desterrar y desde luego hubo enconadas resistencias. Conocido es e l caso de Banzo, abad del monasterio de San Andrés de Fanlo que, por su oposición a la desaparición del rito tradicional seguido hasta entonces y su negativa a la implantación de las novedades litúrgicas, fue desposeído de su monasterio. Así consta en un documento en el que el citado abad Banzo dice que después de esto acudió a San Juan de la Peña, siendo acogido por el abad Aquilino que le cedió en 1072 y mientras viviera otro cenobio, el de San Martín de Cercito, centro monástico que dependía del pinatense25 . Creo que, aunque no venga expresado, pueden vislumbrarse dos aspectos: por un lado, el firme propósito de las cabezas rectoras del movimiento reformador que no se arredraron ante las reticencias que todo cambio sue le provocar y, por otro, es digno de destacar la actitud del abad de San Juan de la Peña quien, quizás por generosidad y también, por qué no, con una auténtica visión política, no quería crear «víctimas» surgidas tras la introducción de todos estos cambios que a su vez pudieran provocar ulteriores problemas. El siguiente paso fue la sustitución de los dos obispos aragoneses existentes entonces: Sancho de Aragón y Salomón de Roda por García Ramírez y Raimundo Dalmacio respectivamente. En el primer caso, la diócesis no sólo cambió de titular sino también de denominación, pasando a llamarse «de Jaca». Fue este hecho otro de los puntos clave en las reformas emprendidas y también en este punto Sancho Ramírez tuvo un papel capital. El rey no contaba con ninguna población importante en sus dominios aragoneses, por e llo, en su deseo de crear una auténtica ciudad en su pequeño reino, tuvo que preparar las condiciones necesarias para potenciar una pequeña villa y convertirla en un núcleo mercantil de considerable entidad, para lo cual necesitó de la llegada de un importante contingente de comerciantes y de gentes procedentes de más alla de los Pirineos. Con el fuero que otorgó a Jaca en

24.

K EHR,

P., Cómo y cuándo se hizo .. . p. 298.

25 . ¡ BARRA, E., Documentos ... Sancho Ramírez. doc. 36 y CANELLAS, A., Colección diplomática de San Andrés de Fanlo (958-/279), Zaragoza, 1964, pp. 47 -5 1.

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1077 crea un auténtico centro urbano, la primera ciudad, en el verdadero sentido de la palabra, del Aragón cristiano. Paralelamente había instituido en este mi smo lugar un obispado y nombró a su hermano García como obispo. Los monasterios y la catedral de Jaca se constituyen en los centros más importantes de la vida eclesiástica del Aragón de la segunda mitad del siglo XI. Es más que probable que Sancho Ramírez conociera el importante papel que una sede episcopal podía tener en el desarrollo y expansión de cualquier ciudad. Por otra parte, hasta entonces los territorios sobre los que se extendían sus dominios estaban repartidos entre los obispados de Pamplona, Roda y el genéricamente denominado «de Aragón». Ambos factores debieron pesar a la hora de decidir la creación del nuevo epi scopado. Pero en este caso Sancho Ramírez no se atuvo a las normas canónicas sobre la creación de una entidad episcopal, ni tampoco la designación de su hermano para el puesto estuvo de acuerdo con lo preconizado por el Papado, cuyo objetivo era que hubiera unos obispos independientes de los poderes laicos. Esta actuación nos hace ver con claridad que el rey aragonés seguía las directrices papales según sus propios intereses políticos. Efectivamente el sistema de erección de la nueva diócesis por el poder real no era legítimo desde el punto de vista eclesiástico ni tampoco el nombramiento de su máxima jerarquía, tras la deposición del obispo Sancho de Aragón. Aunque la Santa Sede no podía ver con buenos ojos estas deci siones reales, tampoco las desaprobó tajantemente, quizás porque el Pontificado, conociendo los importantes cambios emprendidos hasta ese momento, confiara en Sancho Ramírez y en las personas que designaba. En este caso, y es extraño dada la actitud y fuerte personalidad papal en otros casos, el enérgico Gregorio VII consintió la anómala actuación real. Yen ese sentido el nuevo obispo de Jaca, García, no defraudó a la Santa Sede, pues emprendió la reforma y ordenación de la vida del clero secular jaqués, expulsó a quienes no vivían de acuerdo con su condición e implantó en ella una «vida canónica», esto es, la vida en común bajo la regla de San Agustín de los clérigos catedralicios. Se adopta, pues, el tipo de vida que el Papado recomendaba. La reforma canónica iniciada en Jaca, esta forma de vida próxima al monacato, fue introducida poco después en otros centros religiosos aragoneses 26 • Paralelamente, y dado que Sancho Ramírez reinaba desde 1076 sobre Pamplona tras la muerte de Sancho de Peñalén, se fueron adoptando en este reino el ritual y la disciplina romanos. Los diversos centros religiosos fueron introduciendo la nueva observancia y acomodando su organización a las líneas seguidas en el resto de Europa. Efectivamente, el rito romano pasó también al reino de Pamplona y, aunque al igual que en Aragón hubo algunas resistencias, acabó siendo aceptado. Los cambios en la máxima jerarquía eclesiástica de Navarra tuvieron una extraña evolución. En 1076 regía la diócesis de Pamplona Blasco Gardeliz o de Escaloz, que

26.

140

D URÁN,

A., La Iglesia de ... , p. 39.


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prosiguió en su puesto hasta 1078 pero, tras su desaparición, Sancho Ramírez tardó un tiempo en decidir quién sería el nuevo prelad027 • No había terminado ese año de 1078 cuando el hermano del rey, el infante-obispo García, accedió a esta sede sin renunciar a lajaquesa 28 • No sabemos si esta situación se debió a la decisión real o a la «ambición de don Carda » como escribe Goñi Gaztambide, o tal vez a ambos factores. García tenía ya experiencia en lo relativo a la reforma gregoriana y considero que este hecho pesó de formadecisivaa la horade su nombramiento como diocesano iruñés, cargo que ocupó hasta el año 1080 cuando, segú n parece por los documentos, volvió a ocupar exclusivamente la diócesis de Jaca. Ni un solo dato para el año siguiente, y en 1082 era la hermana del rey, la condesa doña Sancha, quien tenía en encomienda el obispado de San Fermín, mientras otro texto reseña que «gobernaba» el obispad0 29 • Desde luego la situación era anómala. Según el Derecho Canónico es inadmisible el hecho de que una mujer ocupe tal dignidad, aunque se conocen otros casos similares en la época30 , pero lo más chocante en este caso es que esta situación ocurría en unos momentos en que se estaban introduciendo las reformas eclesiásticas que promovía la Santa Sede y que el rey compartía. La única explicación posible a esta curioso estado de cosas es que doña Sancha, enfrentada a su hermano García, actuaba como «agente político» de su otro hermano, el rey. Creo que debo explicar esta afirmación. Considero que, en primer lugar, Sancho Ramírez nombró a García para efectuar las reformas que ya había introducido en Jaca y que después, debido a los roces y problemas que fueron surgiendo entre ambos, el monarca le sustituyó por Sancha, fiel seguidora de la política real. Como escribe Antonio Durán «es curiosa esta encomienda de una sede episcopal a una mujer, al margen, desde luego, de toda ley canónica. Por donde se ve que Carda pierde la sede de Pamplona no por el nombramiento de un nuevo obispo, sino porque su hermana le va minando el terrreno»3 1. Esta mujer ya se había mostrado eficaz en otra entidad eclesiástica: el monasterio de San Pedro de Siresa. Según el autor que acabó de citar: «El rey y la condesa trataron de regularizar la anómala situación del monasterio de Siresa, a la sazón en poder de laicos, mediante una atípica reforma agustiniana» 32. Efectivamente, con fecha 4 de septiembre de 1082, el monarca concedía a este centro el privilegio de capilla real , bajo la regla de San Agustín, a la par que le donaba un monasterio en Agüero, bajo la

27. Según consta e n un texto en el que se dice « y entonces no había obispo en Pamplona »: SALARRULLANA, J., Documentos ... , doc . 12, que lo publica con fecha de 1076 pero que tiene que ser de 1078 porque hasta esa fecha vivió el obispo Blasco de Gardeliz. 28. Por primera vez aparece en las dos sedes e n 1078: LACA RRA, J. M.", Colección diplomática

de lrache, 1, Zaragoza, 1965, doc. 60 29. GOÑI, J., Historia de los obispos de Pamplona, S. IV-XIII, Pamplona, 1979, pp. 225-6. 30. Como ejemplo vean se los casos que recoge GOÑI, J., Historia ... , p.226. 3 1. DURÁN, A. , La Iglesia en Aragón ... el siglo XI , p. 62. 32. DURÁN, A., El monasterio de San Pedro de Siresa, Zaragoza, 1989, p. 15 .

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advocación de San Salvador. La presidencia de este centro masculino tras la reforma fue encomendada precisamente a doña Sancha y la defensa de la comunidad frente a las pretensiones episcopales quedó reservada al rey. La situación no fue temporal , pues por lo menos once años después aún ocupaba la condesa el mismo puest0 33 . Hasta 1080, y sobre todo hasta 1082-83, no hubo problemas en las relaciones entre García y su hermano el rey Sancho, pero a partir de estas fechas comenzaron los graves roces entre ambos. En el fondo del enfrentamiento estaba el malestar que al obispo-infante le producía la intervención de extranjeros en los asuntos eclesiásticos, mientras que otros miembros de la corte y por supuesto de la familia real, como la condesa doña Sancha, apoyaban precisamente esta situación. Una condesa doña Sancha que se configura como una de las personalidades más singulares de su época, tanto como para que el rey le hubiera encargado la presidencia de Siresa, un monasterio de hombres, e incluso del obispado de Pamplona, situación desde luego nada ortodoxa desde el punto de vista canónico y demostrativa de que, como ya se ha dicho, Sancho Ramírez observaba las directrices pontificias según su propia conveniencia aunque en general admitía la línea emprendida P?r el Pontificado. Otros autores ven otras razones que no tienen porqué excluir las anteriores. Kehr, por ejemplo, ve en el enfrentamiento entre Sancho y su hermano una razón: García no estaba dispuesto a renunciar a la privilegiada posición de la Iglesia de Jaca, mientras Sancho «por necesidades de Estado, o por ambición, se veía impulsado afavorecer a costa del obispo a sus naturales enemigos, los grandes monasterios del reino y de los territorios recientemente incorporados ... y no sólo les dio grandes privilegios y les dotó espléndidamente sino que sometió San Juan de la Peña, Loarre y Montearagón a la Iglesia Romana, haciéndolos independientes de todo otro poder terrenal o espiritual, de suerte que el obispo se vio grandemente perjudicado en sus derechos episcopales y en sus diezmos, frente a tan poderosos monasterios»34. Por otra parte, en esos mismos momentos iba en alza la posición de Raimundo Dalmacio, obispo de Roda, un hombre activo y un prudente político. Esto se sumó a la desconfianza del rey frente a la deslealtad política de su episcopal hermano, que incluso fue acusado de traición, y que le indujeron a quitar al obispo de Jaca el castillo de Alquézar con la canónica fundada allí por el monarca, y a conceder a su rival, el obispo de Roda, una gran parte de las tierras entre el Alcanadre y el Cinca. Los incidentes fueron importantes, tanto como para que llegara a darse incluso la expulsión violenta de Alquézar del obispo García y obligado a aceptar un acuerdo, en diciembre de 1080, con la modificación de fronteras del obispado impuesta por el rey35. Por diversas razones había ido gestándose un grupo de gentes contrarias a las innovaciones y no sólo entre el clero de mayor o menor rango, sino inclusive entre la propia familia del rey Sancho Ramirez: efectivamente parece ser que el infante García,

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33.

D URÁN,

34.

KEHR,

P. , Cómo y cuándo se hizo ... p. 307.

A. , Colección diplomática de la Catedral de Huesca, 1, Zaragoza, 1965, doc. 45 y 56.

35.

KEHR,

P., Cómo y cuándo se hizo... p. 308 Y D URÁN, A. , Historia de Alquezar, p. 40-43.


A"a Isabel L4PEÑA PA ÚL

el primer obi spo de Jaca, se mostraba reacio a todos estos cambios, mientras que la condesa doña Sancha era partidaria de los mi smos. Surgen por tanto dos grupos enfrentados que, con palabras de Buesa Conde, podrían denominarse «partido europeísta o romano » y «partido indigenista o hispánico»36. La tensión entre ambas posturas debió alcanzar considerables cotas y durante bastante tiempo, pues aún en e l año 1083 no se habían solucionado tanto como para que Sancho Ramírez llegara a amenazar a su herman0 37 • El 17 de julio de 1086 fallecía García, y Pedro, al parecer un monje pinatense, era des ignado como nuevo obi spo de Jaca, nombramiento que fue impuesto por Frotardo, abad del monasterio francés de Torneras y hombre clave del Papad038 . Como puede comprobarse, por otra parte, la introducción de las reformas eclesiásticas se iba efectuando de una forma vacilante, con soluciones provi sionales, extrañas e inc luso inadmisibles desde todos los puntos de vista en algunos momentos. Las protestas del legado papal Ricardo ante algunas de las actuaciones reales y, sobre todo, ante las designaciones que había habido para la diócesis iruñesa, fueron inmediatas, aunque no efec tivas 39 . Unos años después, cuando las modificaciones eclesiásticas ahora emprendidas se consolidaron, se corrigieron las irregularidades iniciales. Para ello e l rey contó con el abad Frotardo que actuaba como legado pontificio. Volvamos al caso de la sede epi scopal de Pamplona. Poco más tarde de que los documentos mencionen a doña Sancha en esta sede, la situación volvió a su cauce con el nombramiento en 1083 de don Pedro de Rodez, de Andouque o de Roda. De nuevo había tenido que acudir e l rey al clero de origen francés para consolidar los cambios que propugnaba, en una actuación similar a la que había desarrollado en Aragón. En este caso, un monje de San Ponce de Torneras fue designado como la persona adecuada para la diócesis iruñesa en 1083, y como abad de l importante monasterio de Leire a

36. VV AA , Los reyes de Aragón , Zaragoza, 1993, p. 29. 37. Sancho Ramírez llegó a amenazar en abril de 1083 al obispo con perder «los ojos de su cabeza» si no se sometía a la dec isiones reales. Doña Sancha acusaba a su hermano el obispo de que intentaba pasarse a Alfonso VI de Castilla, que había emprendido una política ex pansioni sta de gran envergadura, y de que pretendía derribar, desde e l bastión de Alquézar, el re ino de Sancho Ramírez. Por esta razón el monarca dio al obispo de Roda las iglesias de Bielsa y A lquézar y el territorio entre el Alcanadre y el Cinca, restandóselos a la dióces is de Jaca y obli gando a su obispo a someterse bajo graves amenazas. García, convencido de que no podía esperar tampoco ayuda alguna de los legados ponti fic ios, claudicó. Unos años después, hacia 1085-86, cuando e l de Castilla siti aba Zaragoza debi ó presentársele e l obispo García y referirl e cómo su hermano el rey le había despoj ado, por su ami stad con él, de la mayor parte de su obispado. El de Castill a le ofreció como compensación e l arzobispado de Toledo. Finalmente se consigui ó la reconciliación entre ambos hermanos en los primeros días de julio de 1086, ami stad que iba a durar poco tiempo, pues pocas jornadas después e l obispo-in fante García moría en Anzánigo: v. DURÁN, A., Colección ... , doc. 5 1 y UB IETO, A. , ¿Un ataque aragonés a Zaragoza en 1089 ?, en «E.E. M.C.A.», 10, Zaragoza, 1975 , pp. 679- 688 . 38. DURÁN, A., La Iglesia de ... , p. 5 1. 39. GOÑI, J. , Historia ... p. 252 Y DURÁN, A. , El rey Sancho Ramírez, p. 114.

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Raimundo, los dos de procedencia gala. La ml slon de ambos fue acomodar sus respectivos centros a las nuevas estructuras eclesiásticas preconizadas por el Papado . Goñi describe a Pedro de Rodez como un «hombre culto, piadoso y dinámico », añadiendo que el papa Urbano II lo calificó como «varón religioso y de vida venerable»4{J. También su elección parece ser que vino dada por el legado papal Frotardo que a su vez era abad de Torneras. Y desde el primer momento se aplicó en conseguir la renovación eclesiástica en su diócesis, introduciendo también en el cabildo catedralicio la reforma agustiniana. No creo que sea casual que el primer prior documentado fuera un tal Aimon, cuyo nombre denota su origen ultrapirenaic041 , y que se rodeara de otras personas de la misma procedencia que actuaron como eficaces y preparados colaboradores del nuevo obispo como Poncio de Santa Fe, monje de Conques, por sólo citar un cas042 • Como decía al inicio, un segundo punto a comentar en este tema de Iglesia y monacato eran las estrechas relaciones entre el clero francés y este rey. Debo volver a insistir que el clero francés había aceptado con anterioridad las directrices papales y los cambios entre ellos estaban más consolidados, por eso las altas dignidades eclesiásticas y sus principales colaboradores en los dominios de Sancho Ramírez fueron de origen galo. Efectivamente, se comprueba cómo prelados franceses van ocupando las sedes de sus reinos, abades de la mi sma procedencia toman posesión de las abadías principales y monjes de centros galos como Toulouse, Selva Mayor o Conques se hacen cargo de iglesias y monasterios de Navarra y Aragón, tanto como para que algún autor aluda a una auténtica «invasión eclesiástica franca »43. Durante todo el reinado de Sancho Ramírez los cambios prosiguieron y prueba de ello es cómo en los años finales del mismo aún pudo contemplar la renovación de la otra diócesi s aragonesa, la de Roda de Isábena, encabezada por el obispo Raimundo Dalmacio, cuyo nombre parece indicar también una procedencia no aragonesa, quien acometió la reforma canónica del clero de su catedral, introduciendo la regla de San Agustín, a partir del año 109244 • Otro aspecto fundamental dentro del estudio de la figura de Sancho Ramírez y la Iglesia es el que hace relación a su aportación en relación al Camino de Santiago. Don José M. a Lacarra se expresaba así de rotundamente hace unos años sobre esta vía: «Pero el mayor esfuerzo que en el siglo XI se lleva a cabo enfavor de los peregrinos se debe a dos monarcas: Alfonso VI, en Castilla y León, y Sancho Ramírez, en Navarra y Aragón»45. Efectivamente, la labor desarrollada en ambos casos en lo referido a la ruta

40. GOÑI, J., Historia ... , 255, e l estudio sobre este obispo: p. 254- 3 16. 41. GOÑI , J., Historia ... 258. 42. GOÑI, J., Historia ... 297. 43. GOÑI, l , Historia ... 297. 44. El capítu lo VIII de la obra de IGLESIAS, M., Roda de Isábena, Jaca 1980. está dedicado al episcopado de Rai mundo Dalmacio. 45. V ÁZQUEZ DE PARGA, L., LACARRA, J. M.', URíA, J., Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, Madrid, 194911 , p. 20.

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peregrinos resultó esenc ial. Uno y otro se distinguieron como favorecedores del Camino y creadores de una infraestructura notabl e. En e l caso concreto de Sancho Ramírez se co mprueba en todo mo mento un trato favorab le para los peregrinos que ac uden a Santiago. En su mayor parte estos peregrinos entraban en España por el paso de Somport y por e l navarro de Roncesvalles que, desde 1076, estaba en manos del rey aragonés. Para e llos Sancho Ramírez ordenó exenc iones especiales como la supres ión del portazgo de Jaca y Pampl ona que pagaban los transeú ntes según establecen los aranceles que se han conservad046 . Así, mientras los peregrinos comerciantes, los «r omei lI1ercalOr es» los ll ama e l documento, abonaban c iertas tasas, no se cobraba nada a los que llegaban con e l único y excl usivo fin de vis itar la tumba del apósto l. Las peregrinaciones, además de l hecho en sí mi smo, tu vieron otras vertientes fundamentales tales como e l incremento de un intenso comerc io y el nacimi ento de un artesanado para abastecer al camin ante en sus necesidades de alimentos, ropas y ca lzado, la creación de hospederías y establecimientos hospitalarios, la apertura de lugares para e l cambio de monedas, la creación de barrios enteros para el asentami ento de nuevas gentes venidas de lejos. Por todo ell o no es de extrañar que Sancho Ramírez fomentara el desarrollo del Camino, puesto que sus consecue ncias soc iales y económicas eran tremendamente benefic iosas. Las decisiones reales fueron encauzadas para la mejora de la infraestructura del Camino e n di versos aspectos como, por ej emplo, con la reparación de caminos y creac ión de puentes 47 , o las di spos ic iones a favor de las alberguerías o limosnerías que acogían a los peregrinos pobres, in stituc iones que sostenían las sedes catedralicias de sus reinos. Así, la de Jaca recibía vari as propiedades por una donación efectuada por este monarca en 1084: eran éstas la villa de Barós, a pocos kms. de Jaca, y un molino en e l río Aragón. La de Pamplona fue favorecida en 1087 con la sigui ente di spos ición: de toda carga de leña que llegara a esta ciudad, un leño era e ntregado a la alberguería de los pobres48 . Con estas di sposiciones, el monarca ay udaba al sostenimi ento de estas instituciones benéficas que tan importante papel de ay uda y socorro prestaban a los transeúntes. Por otra parte no creo que sea casual que la organi zac ión hospitalaria en la ciudad de Pamplona, un punto importante del Camino, se creara bajo el epi scopado de Pedro de Rodez ( 1084- 1 I 15), obispo designado durante el re inado de Sancho Ramírez. El creciente tránsito de gentes desde toda Europa por la ruta j acobea llevó consigo de manera cas i obli gada a la creación y al desarrollo de c iudades que sirvieran de alojamiento y a la vez de abastecimi ento a peregrinos y viajeros, núcleos urbanos

46. Y ÁZQUEZ

DE

PARGA, L. , L ACA RRA, J. M.', URíA, J., Las peregrillaciones .. . 111 , doc. 76,

p.109. 47. La primera mención de Puente del Arga, posteriormente conoc ida como Puente la Rein a, es de hacia 1090. Sancho RamÍrez revitalizó este pun to con la in stalac ión de francos. 48 . Para la donación de Barós: v. D URÁ " A. , Colección ... , doc. 49. Para la de Pampl ona: v. Y ÁZQUEZ DE PARGA, L. , L AcA RRA, J. M .' , URíA, J. , Las pereg rillaciones ... 111 , p. 11 5, nota 26.

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donde los peregrinos pudieran hallar cuanto necesitaban . Camino de Santiago y repoblación fueron indi solublemente unidas. Mucho más importante y duradero que la preparación de una infraestructura de asistencia hospitalaria o la creación o mantenimiento de un puente fue la revitalización de algunas poblaciones y la fundación incluso de alguna ciudad. Las primeras medidas dadas para conseguir estos objetivos fueron tomadas por Sancho Ramírez al conceder privilegios a los francos, palabra que tiene el doble sentido de extranjeros y de enfranquecidos, que qui sieran pobl ar Jaca, la vill a convertida en ciudad, la capital de su rein049 • Concede a los que qui sieran acogerse a este fuero libertades y exenciones hasta entonces desconocidas. Las gentes de Jaca quedaban a partir de entonces liberadas de toda sumisión señorial , tendrían libertad de comercio, podrían comprar bienes muebles e inmuebles, di sfrutarían de diversos e importantes privilegios tal como la inviolabilidad de domicilio, junto con otros como la exención parcial del servicio de hueste, que quedaba notablemente reducido, y otras importantes novedades que permitieron el asentamiento de un número considerable de gentes francas en el llamado Burgo Nuevo o Burnao y en el barrio de Santiag050 . La fórmula que se utilizó en Jaca tuvo unas consecuencias inmediatas. Efectivamente, el objetivo de Sancho Ramírez se consiguió, pues inmediatamente Jaca se pobló con estos francos que se dedicaron a atender a los peregrinos. Crearon baños, hospitales y posadas. Abrieron comercios y fabricaron los artículos necesarios para abastecer al peregrino en sus necesidades de calzado, vestido y alimentación. Con su actuación el monarca acababa de asentar las bases para introducir una novedosa estructura social y económica en sus dominios. Gentes extrañas al reino, que realizaban oficios que hasta entonces o no se practicaban en sus dominios o tenían un mínimo desarrollo, y nuevas mentalidades se instalan entre una población hasta entonces dedicada de forma casi exclusiva a la agricultura y la ganadería. y después de Jaca, dado que la experiencia había sido un rotundo éxito, normas similares se aplicaron en otros lugares del Camin05 1• El rey qui so desarrollar una serie de asentamientos donde el peregrino encontrara albergue, provisiones y reposo, lugares seguros donde pudieran di sfrutar de una especial protección jurídica. Efectivamente en diversas ocasiones la actuación real se plasmó en el campo de la repoblación de los lugares esenciales del Camino, y por consiguiente siempre tendente a favorecer un mejor desarrollo de la ruta jacobea. Con la concesión de estos fueros animaba la implantación de hombres libres, de francos.

49. La edic ió n más rec iente del fuero de Jaca es la de LEDESMA, M. a L., Carlas de población del reino de Aragón en los siglos medievales, Zaragoza, 1991 , doc . 2. 50. LACARRA, J. M.", Desarrollo urbano de Jaca en la Edad Media , en «E.E.M.C.A»., 4, Zaragoza, 1951 , pp. 139- 155. 51. LACARRA, J. M. a , A propos de la colonisaJion <1ranca» en Nava/Te el en Aragón, en «Annales du Midi », 65, 1953, pp. 331-342.

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Uno de los jalones señeros en la ruta haci a Compostela era Puente la Reina, ll amada a fines del siglo XI Pue nte del Arga. Allí confluían e l deno minado «camino navar ro » que procedía de Roncesvalles y Pamplona y el conoc ido como «camino aragonés» que atrav iesa Jaca y Sangüesa. Los peregrinos de uno y otro, ya juntos, debían cru zar el río Arga. Aunque esta importante población se vio impul sada unos años más tarde, baj o Alfo nso 1e l Batallador y con García Ramírez e l Restaurador, la primera mención de gentes francas instaladas en Puente del Arga, es de 109052 , coinc idente con el claro empeño de Sancho Ramírez de potenciar el Camino en esta parte de sus dominios. y no es éste el único caso, ya que también se relac iona el nombre de Sancho Ramírez con otras localidades navarras como es el caso de Obanos o el de Sangüesa. En este caso concreto Sancho Ramírez concedió a esta pobl ación una normati va espec iaP3 que fac ili taba la instalación de pobl adores fra ncos, otorgándoles las mi smas libertades que habían alcanzado los burgueses de Jaca. Con estas normati vas, Jaca, Sangüesa, Pamplona y otros puntos fueron polos de atracc ión de inmi grantes ultrapirenaicos y escalas importantes en la ruta de peregrinac ión a Santiago.

Examinando ésta y otras actuaciones podemos co ncluir, por tanto, que en relac ión al Camino de Santiago, la conces ión de fueros y leyes de franqui cia fue uno de los hechos destacados de su re inado y en este sentido el nombre de di versas poblac iones navarras y aragonesas unen su hi stori a con el no mbre del rey del que este año se conmemora el 900 ani versario de su muerte. Uno de los casos más importantes fue cuando hacia el año 1090 dec idió edificar un castillo y una pobl ación de francos en Lizarrara, también llamada Li zarra, un pequeño lugar del Camino de Santi ago locali zado entre Pamplona y Logroño, di stantes entre sí unos 90 kms. Era esta aldea un punto idóneo situado en una depresión, junto a la orilla del río Ega y donde convergen varias vías naturales de comunicación. Di sta 2 1 kms desde Puente la Reina, esto es, la distancia ideal que un peregrino andaba diariamente, que iba entre los 20 y 25 kms cuando hacía el recorrido a pie, algo que también tu vo su importancia a la hora de fij ar el nacimiento de un lugar que iba a convertirse en un auténtico hito en el Camino. Para ello neces itaba reali zar un pequeño desv ío en la ruta que se transitaba hasta entonces y que iba por un lugar que se llama Zarapuz, entre Villatuerta e (rache, unos pocos kilómetros al sur, y que era propiedad de los monjes del monasterio aragonés de San Juan de la Peña54 . Nace ahora, por iniciati va regia, la importante poblac ión de Estella55 , que rápidamente se desarrolló hasta e l punto que poco después, en el siglo XII,

52. Archivo de Navarra, Becerro de lrache, fol 26 r y v. 53. L ACA RRA, J. M. a , No tas para laformación de las fa milias de f Lleros de Navarra, Madrid, 1933, p. 18. 54. L A PEÑA, A.I, El monasterio ... ( 1989), pp. 332-333. 55 . v. tomo monográfico dedicado al IX cenTenario de EsTella en «Príncipe de Viana», 190, Pamplona, 1990

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Aimeric Pica ud habl aba de Este ll a en su «Guía» como un lugar «que es f értil en buen pan, óptimo vino, carne y pescado, y llena de toda suerte defelicidades» y e l ag ua de su río Ega «es du lce, sana y muy buena», palabras laudatori as que en boca de un autor ta n poco inc linado hac ia las tierras y gentes navarras aún ti enen más va lor. Según el tex to conservado, no en fac tura ori gina l sino en diversas copias y que para algún in vesti gador está manipul ado 56 , la in stalac ión de la nueva c iudad pelj udicaba a los monjes pinatenses en sus intereses, puesto que ell os mi smos querían hacer una pobl ac ión de francos, lo cual qui zás deba entenderse, como escri be Ange l Martín Duque, como «un mero proyecto de afian zamiento de una «salvitas» en torno a la sucursal pinatense de Zw·apuz»57. Se desconocen los moti vos concretos que movieron al rey a modi ficar ligeramente la ruta que pasaba porZarapuz, di stante tan sólo unos 5 km s de la nueva pobl ación de Este ll a, cuyo nombre puede tener una doble interpretac ión, por un lado con e l astro que se re laciona con e l lugar donde aparec ió el sepulcro del apósto l: Composte la, Campu s stell ae, y, según sugiere Caro Baroj a, con una encruc ij ada, un lugar de cruce de caminos 58 . La tradi ción aseg ura que una imagen de la Virgen se apareció a unos pastores en e l Puy, un pueyo o altozano junto a la pobl ación, y por eso el rey decidió crear allí la c iudad. Tradic iones piadosas aparte, la documentación conservada no dej a tras luc ir nada salvo la firme voluntad real, pero considero que la razó n fundamental de la e lecc ión de Sancho Ramírez, sin excluir otras 59 , fue prec isamente crear un núcleo de francos que sólo fu era de pro piedad rea l, esto es , que no dependiera de ningun otro señor ni laico ni ecles iástico, y Zarapuz era propi edad de San Juan de la Peña. Esta mi sma opinion era adelantada por A. Martín Duque, quien en 1990 escribía «si había empezado, como parece, ya en 1076-77, el jlujo de «negotiatores» hacia los puntos estratégicos del camino jacobeo, estos inmigrantes difícilmente podían hallar espacios f rancos y libertad de comercio en los términos de señorío nobiliario o, como Zarapuz, eclesiástico. Además, sólo el mona rca podía alterar la condición sociojurídica de una colectividad. Por otra parte, la gran arteria de las peregrinaciones era entonces el camino público (stratapublica) por excelencia ... Acaso Sancho Ramírez no hizo sino sancionar -en el término de su «villa» de Lizarrara, j unto al Ega- la

56. El documento ha sido publicado en vari as ocas iones pero hemos seguido V ÁZQ EZ DE PARGA , L. , L ACARRA, J. M .', URíA, J., Las pereg rinaciones ... 111 , doc. 2, p. 14. M ARTíN D UQUE, A. , La filllda ciól/ del «burgo » na varro. Es /ella. en «Príncipe de V iana», 190, Pampl ona, 1990, pp. 3 17-327, notas l y 9, co nsidera que este tex to está ad ulterado. 57. M ARTí D UQUE, A. J., Lafillldación ... p. 3 18, nota 5. 58. CARO BAROJA, J., La casa en Navarra , Pamplona, 1982, 1. p. 238 . Sobre el nombre «Estell a» puede verse tambi én Go ZÁLEZ OLLÉ, F., Etimología del lOpónilllo Es /ella, en «Prínc ipe de V iana», 190, Pamplona, 1990, pp. 329-344. 59. Fl ori stán argumenta sober las di stintas razones de seguri dad, sa lubri dad y otras: FLORISTÁ , A. , De Lizarra a Es/ella: una refl exión geog r[ifica , en «Príncipe de V iana», 190, Pampl ona, 1990, pp. 3 12-3 16.

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formación espontánea de un polo de atracción de hombres de negocios y, por tanlo, de atención profesional, no solo caritativa, a los peregrino,\,»6o. Prueba de que Sancho Ramírez quería crear un lugar donde ri g iera un derecho urbano fue que inmed iatamente le otorgó un fuero compuesto por una seri e de artículos, 14 en tota l, que presentan pequeñas variac iones con respecto al de Jaca y que demuestran cómo la normati va experimentada en Jaca en 1077 tenía validez en las décadas siguientes 61 • Este ll a nac ió como ciudad franca por e l empeño personal del rey Sancho Ramírez. Con su creación quedaba fijada una de las etapas del largo recorrido hasta la tumba de l apóstol. Este importante lugar se desarrolló con una clara vocac ió n co mercial y no únicamente en lo referente a la atención de peregrinos 62 . En las páginas precedentes se ha mencionado la clara predisposición rea l hacia las tierras al norte de los Pirineos hasta e l punto de que entregó a su hij o Ramiro, el futuro Ram iro ll, a l monasteri o francés de Tomeras , al cual dotó con importantes bienes en sus reinos. En su re in ado, las altas monta ñas pirenaicas no fueron obstáculo para las relaciones entre ambas verti entes. Partiendo de esta premisa, yen re lac ión al Camino de Santi ago que estamos mencionando, hay que resaltar otro aspecto: diversos centros de peregrinac iones y monas terios franceses re lac ionados con los diferentes caminos de la rutajacobea se vieron favorecidos por conces iones , tanto en ava rraco mo en Aragón, hechas por Sancho Ramírez. As í pues fo mentó igualmente la implantac ión en ambos reinos de establ ecimi entos regul ares foráneos y no só lo se limitó a los importantes cambi os efectuados entre las di gnidades principales. Así la abadía de Conques, donde se veneraba e l cuerpo de Santa Fe, virgen y mártir, recibió la ig les ia de Garitoain en el camino de Santiago. Uno de los centros más favorecidos por el monarca y luego por sus hijos fue e l de la Selva Mayor, cerca de Burdeos. Este monas terio, que pasaba por ser el punto de partida de todas las peregrin ac iones y especialmente la de Compostela, rec ibi ó las iglesias de Ti ermas y de Santiago de Ruesta. En este caso concreto, la donación tu vo su repercusiones beneficiosas con respecto a la infraestructura del camino y para los propi os peregrinos, ya que esos monjes crearon una alberguería. También podemos menc ionar e l priorato de San Saturnino de Artajona, que se orga ni zó como fili al de la abadía de Saint Sernin de Toulouse. Un as pecto que só lo voy a señalar en relación al te ma de Sancho Ramírez y la Iglesia, pero en el que no profundi zaré porque la voz autorizada de la doctora Lacarra tratará ese tema, es el papel que desempeñó Sancho Ramírez en la construcción de

60. MARTíN D UQUE. A .. La f Ullda ciólI ... p. 3 18, nota 6.

6 1. El tex to no ha llegado hasta nosotros sino citado por tex tos posteri ores: v. LACARRA, J. M.', Fu eros de Nava rra, " ESlella-Sall Sebasliáll. Pamplona, 1969. p. 19. 62. Floristán destaca además la iniportancia de su enclaveen cuanto a las rutas de trashumancia ganadera : FLORISTÁN. A .. De Li~arra ... p. 3 12.

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iglesias bajoel estil o denominado románico internacional durante su reinado.importantes ed ificios se levanta n en estos momentos: la catedral de Jaca, la iglesia de Montearagón que se comenzaba en 1093 , a la par que se sigue trabaj ando en Loan·e. Poco después de su muerte la iglesia alta de San Juan de la Peña era consagrada. Todas ell as son excelentes ejemplos de las nuevas corri entes artísti cas que habían ll egado a Aragón, un a más de las consecuencias de la iniciada apertura a Europa. Tratar de Sancho Ramírez y la Ig lesia es habl ar de la apertura de Aragó n y Navarra a Euro pa, del abandono de las viejas costumbres imperantes hasta entonces en sus territorios y la aplicac ión de los modelos culturales y eclesiásticos occidentales. Un Aragó n feudatari o del Ponti ficado y, por consigui ente, baj o la espec ial protección de la Santa Sede, tanto e l rey como e l re ino , tal y como espec ifican las bulas papales , en ocas iones no exento, con todo, de momentos de tensión en estas relaciones entre e l rey de Aragón y e l Papad0 63 . Es habl ar de renovac ión en numerosos aspectos: desde la adaptac ión de la reforma de Cluny con una observancia más estricta de la regla de San Benito, en algunos de los monasterios principales de su reino, a la sustitución de l viejo rito hi spano por e l romano, del alTinconamiento de los viejos códices escritos con la letra visigótica y de la entrada en los escritorios monásticos de la letra carolina, de más fác il lectu ra. A su muerte, las tres sedes catedralic ias de sus reinos (Jaca, Roda y Pamplona) tenían sus cabildos reformados bajo la observancia de la Regla de San Ag ustín , observancia que también se impuso en Loarre, Alquézar y Montearagón. Es un Aragó n donde la presencia de legados papales ya no resultará extraña, donde se siguen las mi smas directrices que en el resto de la E uropa Occ idental, después de las vacil aciones y problemas iniciales . En una palabra, un reino moderni zado en sus estructuras ecles iásticas y monásticas. Y en todos estos cambios hay un nombre detrás: el de Sancho Ramírez.

63 . Sancho Ramírez ll egó a oponerse a una Cruzada auspiciada por el Papado y dirig ida por el conde de Poitiers: v. U BIETO, A. , Laformación ... p. 97 .

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ARQUITECTURA Y PEREGRINACIÓN M. a Carmen LAcARRA DUCAY

Tomando como punto de partida el guión utilizado en nuestra intervención dentro del ciclo de Conferencias sobre Sancho Ramírez y su tiempo ( J064- J094) con motivo del 900 aniversario de su muerte, vamos a exponer, de manera concisa, las conclusiones a las que llegamos. El reinado de Sancho Ramírez, rey de Aragón desde 1064 y de Navarra desde 1076, hasta la fecha de su fallecimiento en junio de 1094, coincide con una etapa de notable actividad constructiva en los reinos cristianos de la Península Ibérica y en concreto en aquellos territorios pertenecientes a la zona noroeste. Reyes y obispos, abades y señores, rivalizaron por edificar templos en sus territorios para confirmar su importancia como mecenas. La política europeísta de signo cristiano mantenida por Sancho Ramírez facilitó la recepción de modelos artísticos internacionales que fructificaron en singulares obras de arte de las que todavía se conservan ejemplos en Aragón y Navarra de gran significación cultural. Las relaciones mantenidas por el monarca con los otros reyes peninsulares, a los que le unían lazos de parentesco, y con los representantes del gobierno de la Iglesia que supo atraerse en favor de sus intereses particulares ayudan a comprender la rápida difusión de formas e ideas artísticas dentro y fuera de sus reinos. Es el estilo que se identifica con el apelativo de «románico», -primer estilo internacional de Occidente, segú n Gaya Nuño- el que va a triunfar en las realizaciones que ahora se inicien, con la señalada colaboración de artistas locales y foráneos que dará lugar a un beneficioso intercambio de conocimientos. La catedral de Jaca debe situarse en esta época de florecimiento constructivo en la España Cristiana, favorecido por los sustanciosos tributos que los reyes hi spanos recibían de las taifas musulmanas. Cuando la iglesia del monasterio de San Martín de Frómista, fundado por doña Mayor, viuda de Sancho Garcés III el Mayor «por amor a Dios y a sus santos y por la remi sión de sus pecados», según dice su testamento de 1066, era edificado en tierras palentinas. Cuando al sur de Burgos, en tiempos del abad Vicente (doc. 1073-1096), se comenzaba la iglesia del monasterio de San Pedro de Arlanza (1080) por dos artífices cuyos nombres, 151


ARQUITECT URA Y PEREGRINA CIÓN

recogidos en una inscripción parecen cOITes ponder a Guille/me el EIOSlem. Cuando, no lejos de Arlanza, en el valle del río Tabladillo, se iniciaba la ig lesia baja del monasterio de Santo Domingo de Silos, consagrada so lemnemente en tiempos del abad Fortunio (1088), con asistencia del cardenal y legado apostó lico Ricardo y de otros ilustres prelados hispanos y franceses. Cuando en la ciudad de León , la antigua iglesia de San Juan Bautista y San Pelayo, restaurada por Fernando] y doña Sancha, que cambiaron su advocación por la de San Isidoro de Sevilla en 1063, veía incorporada con Urraca, hija del monarca castellano , en la década de los años setenta, un cuerpo occidental adosado a los pies, con fina li dad funeraria y tribuna encima abierta a la nave de la iglesia. A finales del siglo XI , la mi sma doña Urraca comenzaba la construcción de una nueva iglesia de San Isidoro, más só lida y capaz que la primera heredada de sus progenitores, que sería consagrada en 1149 por el rey Alfonso VII. No parece casual que tanto en la Seo de Jaca como en los demás edificios mencionados de Frómista, Arlanza, Santo Domingo de Silos y el primer proyecto románico de San Isidoro de León, se siguiera un mismo modelo de planta: basilical , de tres naves, con triple cabecera de tres capillas semicircul ares precedidas de tramo abiertas a un transepto no acusado en planta pero sí en alzado. El empleo de piedra sillar como material constructivo y la importancia de su decoración escu ltórica en capiteles y mén sulas confirmaban los parentescos. En los casos de Arlanza, Jaca y León hay que añadir la ornamentación en los tímpanos de las puertas de acceso a los templos. El sistema de cubiertas era en la cabecera de bóveda de horno para los ábsides y de bóveda de cañón para el tramo que les procede. En el cuerpo de naves, la cubierta de las tres naves, de desigual altura, era de madera salvo en San Martín de Frómista, iglesia de menor tamaño y de construcción unitaria sin aparentes interrupciones, en donde se utilizó bóveda de cañón con fajones para las tres naves. Aquí también se eligió la bóveda de cañón para el transepto y bóveda octogonal sobre trompas decoradas con los símbolos de los evangelistas en el crucero. En la Seo de Jaca se utili zó el cañón para el transepto y bóveda octogonal nervada -derivada de las hi spano-musulmanas y mozárabes del siglo x- sobre trompas decoradas también con los símbolos de los evangelistas en el crucero. En San Pedro de Arlanza se conservan en pie los muros de la cabecera que confirman su parentesco con Frómista y Jaca. Antes de seguir adelante conviene detenerse un poco en la catedral de San Pedro de Jaca, cuya fábrica estaba en construcción durante el reinado de Sancho Ramírez. La polémica mantenida por los hi storiadores sobre la fecha inicial de las obras sigue abierta, aunque recientes teorías, bien argumentadas, defienden una crono logía avanzada dentro del siglo XI, correspondiente a la década de los años ochenta para su comienzo una vez instalada la sede episcopa l en Jaca, convertida en ciudad por el fuero otorgado por Sancho Ramírez en 1077. Los datos documentales que aluden a la obra de la catedral de Jaca durante la segunda mitad del siglo XI son muy escasos, al margen de los discutidos documentos de 1063, 152


M ." Carlllen u l CA RRA /J UCA )'

y e l pro pi o edi fic io, al habe r sido alterado por otras poste ri o res e n su config uració n ori ginal , no es e locuente en su propi a materi a lidad co mo sería deseable para un correcto análi sis estilísti co e hi stó ri co. Un di vul gado docume nto que se custod ia en e l Archi vo Hi stó ri co Nacio nal de Madrid , correspo ndi ente a l testamento de la infa nta doña UITaCa, hermana de Sanc ho Ramírez, otorgado en vida de éste, es decir, antes de l 4 de junio de 1094, menc io na una do nac ió n hecha por la in fa nta ad laborem de sancti Petri de iacha, que parece aludir a la catedral y a la continu ac ión de unos trabaj os co nstructi vos ini ciados con anteri o ridad. Otro testa mento, éste de l conde Sancho Ramírez, hij o natural de Rami ro 1, fec hado en Jaca e n mayo de 11 05 , a lude a la fundac ión de una capill a u orato ri o, de la tripl e ad vocac ión de San Ni colás , San Agustín y San Marc ia l, a la que as igna c ie rta cantidad de dinero par a su termin ac ión. Co n anteri ori dad a 1097, e l mi smo personaj e había hecho una donac ió n a la catedral de Jaca, do nde deseaba ser e nterrado, de la igles ia de Las iesa, fund ada por é l, con todas las donacio nes otorgadas, un pa lac io e n Jaca y vari as heredades e n las inmedi ac io nes de la c iudad . U na in scripc ió n transcrita en e l siglo pasado y locali zada en fragme ntos por do n Ju an Franc isco Aznárez en una depe nde nc ia del cl austro catedra li c io, servía para ide ntificar los restos de l co nde Sancho Ra mírez, enterrado e n un sarcófago pétreo e n la c itada capi lI a, hoy desaparecida. Ora pro anima Sancii Comitis quifec it hanc ecclesiam et coadj utoris ej us Sancii pecatoris. Dedicata est Ecclesia a Stephano episcopo in honrem Sancti Nico lai et Sancti Augustini et Sancti Martialis pridie idus Decembris, es dec ir, «Ruega por e l alma de l conde Sancho, que hi zo esta igles ia, y por la de su cooperado r Sanc ho, pecador. Fue dedi cada po r el o bi spo Esteban e n ho nor de San Agustín , San Ni colás y San Marc ia l, e l día 12 de di ciembre». La capilla, dedi cada por el obi spo Esteban de Jaca (l 099-1 130) e n fec ha que se desconoce, estaba situ ada e n el lugar de la sacri stía actua l donde, hasta medi ados del siglo XVI ( 1562) según re lato de Pedro Vill acampa había una capilla con di cha titul aridad : «Este ani o se fizo la sacri stía tras de la Seo, costo 9900 11 , e n la capill a de S. Nicol ás y Sta. Luc ia». Sí se ti e ne por válida la fecha de 1078 para e l ini c io de las obras de la catedra l de Jaca, un a vez confirm ada la c iudadanía con e l fuero otorgado por Sancho Ramírez y e l tras lado a e ll a de la sede episcopal desde e l monasterio de San Adri án de Sasave, hay que conside rar que la primera fase de las obras habría de darse por terminada en el año 1096, pues a partir de esa fec ha e l interés de l mo narca, en este caso e l hij o primogénito de Sancho Ra mírez, do n Pedro 1 de Aragón y de Navarra ( 1094- 1104), estaría centrado en la recuperac ió n para el culto cri sti ano de los edific ios religiosos de la c iudad de Huesca. En palabras del profesor D. Anto nio Ubi eto: «El año 1096 debi ó sorpre nder a los constructo res de la catedra l jacetana en pl eno trabajo, que pos ibl emente se suspendería para trasladar los obreros a la mezquita mayor de Huesca, que había que adaptar al c ulto cri sti ano. Un testimo ni o de la suspe nsió n de las obras puede verse en esos capiteles in acabados e n la catedra l de Jaca ... Los obi spos habían trasladado su residenc ia a Huesca, quedando Jaca y su catedral re legados a segundo lugar». U na 153


ARQUITECTURA Y PEREGRINACIÓN

nueva fase de recuperación en la marcha de las obras, con Alfonso 1 el Batallador ( 1 104-1 134), traería consigo el cierre de la iglesia con cubierta 1igera de madera que se mantendría hasta el sig lo XVI. La gran aceptación que denotan todas estas edificaciones a un mi smo modelo de planta -cabecera triple de capillas semicirculares precedidas de tramo, transepto no acusado en planta, cuerpo de tres naves- tiene su origen en un antecedente ilustre, muy relacionado con la dinastía de la que proceden los monarcas promotores de dichas construcciones: se trata de la cripta y cabecera de la abadía de San Salvador de Leire, cuya construcción fue iniciada por Sancho el Mayor ( 1004-1035) y por su iniciativa, continuada por su hijo García el de Nájera (1035-1054), monarca también constructor, para ser consagradas tres años después de su muerte, en octubre de 1057, reinando su hijo Sancho, todavía muchacho. «Esto hace pensar, nos dice el profesor Lacarra, en una renovación arquitectónica bajo Sancho el Mayor paralela a la restauración monástica y resurgir político en el primer tercio del siglo XI ». La importancia concedida por los miembros de la dinastía pamplonesa a la reedificac ión del monasterio de Leire, arruinado por las incursiones de Almanzor en su territorio queda manifestada por la categoría de los asistentes a la ceremonia de 1057. «Asistieron al acto, nos recuerda Lacarra, los obispos Juan de Pamplona, Gomesano de Calahorra y Nájera, Vigila de Álava y García de Aragón, y el abad de San Juan de la Peña, Velasco. Estuvo también presente el rey de Aragón, Ramiro 1, que al decir de Moret, aprovechó el solemne acto para llegar a un acuerdo con su sobrino el rey de Navarra, muchacho a la sazón de 18 años, acuerdo que ponía fin las diferencias sostenidas por los dos reinos en cuestiones de límites». El papel destacado que corresponde a Sancho el Mayor como difusor de modelos constructivos románicos es algo confirmado documentalmente. En Leire se inició, bajo su protección, un ambicioso proyecto de iglesia monástica llamado a servir de modelo para otros edificios promovidos por sus descendientes durante la segunda mitad del siglo XI. Se trataba de una iglesia de triple cabecera absidal cubierta con bóveda de horno precedida de tramo cubierto con cañón y cuerpo de tres naves, de igual altura, de las que sólo se realizaron los dos tramos inmediatos a la cabecera que recibieron bóveda de cañón. Todo hecho con piedra sillar no demasiado grande y decorado con los primeros ensayos de escultura en capiteles y ménsulas. Para salvar el fuerte desnivel del terreno se proyectó una capilla inferior o cripta, de la misma di sposición que la iglesia de arriba, a la que hubo que añadir en fábrica una arquería de refuerzo en el eje de la nave mayor, que quedó dividida en dos, y modificar el ábside central para dotarlo de dos vanos de iluminación que aportaran luz a las naves centrales. Una nueva consagración, celebrada el 24 de octubre de 1098, conmemoraba una nueva fase en la edificación de Leire consistente en la terminación de los muros perimetrales y el comienzo de la gran portada en la fachada occidental. Esta obra, hecha por Fulcherio según dice una inscripción del muro norte, señalaba la evolución del estilo románico hacia propuestas más internacionales promovidas 154


M."Carmell LA CA RRA DUCAY

por el cambio social que trajo consigo el auge de la Peregrinación a Santiago de Galicia. En palabras del profesor Lacarra, «la grandiosidad y novedad de esta obra, en relación con lo existente, explican y justifican la consagración solemne de 24 de octubre de 1098». A esta segunda ceremonia, más importante que la primera, asistieron, junto con su abad Raimundo, los hijos de Sancho Ramírez, Pedro 1, que era ya rey de Aragón y de Navarra, y su hermano Alfonso, futuro monarca. Acudieron también miembros destacados del clero y la nobleza, tales como el obispo de Pamplona, Pedro de Rodez o de Andouque, el obispo Pedro, de Huesca-Jaca, el dimisionario obispo de Santiago, Diego Peláez, el obispo de Roda, Poncio, los abades Frotardo, de Saint-Pons de Thomieres, Ponce, de San Victorián, Raimundo, de San Pedro de Roda, Arnaldo, de Gerona, Gimeno, de Montearagón y Galindo, de Monzón; entre los nobles , Sancho, conde de Erro y de Tafalla, Galindo, señor de Funes y de Sos, Lope López, de Uncastillo, Iñigo Fortún, de Siresa, Lope Iñiguez, en Navascués y Eximino Garcés. La impronta de Leire se dejó sentir en otros edificios, además de los ya señalados. Destaca entre ellos la iglesia de Santa María de Ujué, cuya cabecera y primer tramo, lo único conservado de la fase románica, manifiestan su dependencia con Leire. Su construcción habría sido promovida por Sancho Rarnírez al poco tiempo de acceder al trono de Navarra tras la muerte, el4dejunio de 1076, de su primo Sancho el de Peñalén. El monarca, agradecido por la fidelidad demostrada por Ujué que se puso de su lado frente a las pretensiones al trono de Navarra de su otro primo, Alfonso VI de Castilla, otorgaba a la villa de Ujué diversas exenciones «por el gran servicio que nos hici stei s, y porque vosotros fuisteis los primeros que nos reconocisteis por vuestro señor y rey en aquella entrada de Pamplona, y me entregasteis el castillo». Y las obras estarían ya concluídas o en proceso avanzado de edificación en enero de 1089, según se dice en la dotación de la iglesia de Santiago de Funes por el mi smo Sancho Ramírez: Similiter placuit nobis uolenti animo et spontanea uoluntate et

hedificamus ecclesiam beate Dei genitricis Marie de Uxue et dona mus et confirmamus ibi omnes ecclesias quas sunt in omnibus terminis de Uxue cum eorum decimis el primiciis et oblationibus et omnibus eorum directaticis ab integris, ut sint ad Dei seruicium et beate Marie Matris sue. La iglesia de San Martín de Frómista, edificada en el lugar determinado por doña Mayor, viuda de Sancho el Mayor, en su testamento, cuya cronología hay que situaren el reinado de Alfonso VI (1065-1 109), nieto de aquélla, con la solución dada a sus tres naves de igual altura, cubiertas con bóveda de cañón, parece la consagración del modelo que se había proyectado en la iglesia alta de Leire. Los ejemplos de la Seo de Jaca, San Pedro de Arlanza, Santo Domingo de Silos (iglesia baja) y San Isidoro de León, de mayores proporciones, en los que el mecenazgo real fue compartido con el mecenazgo eclesiástico, mantuvieron la cubierta adintelada de madera a partir del transepto durante algún tiempo, hasta que razones de seguridad y mejores conocimientos técnicos determinaron su sustitución por cubiertas abovedadas. 155


A RQUITECTURA Y PEREGRINA Cl6N

La Seo de Jaca, a su vez, infl uyó dec isivamente e n otros ed ificios reli giosos alej ados geográfi ca y temporalmente de ell a. Entre los principales cabe recordar la ig les ia de l monasteri o de San Pedro el V iej o de Huesca, la igles ia pan oqui al de Santa María la Rea l de Sangüesa y la igles ia de Sa n Mill án de Segov ia. La igles ia de San Pedro el Vi ej o en la ciudad de Huesca se as ienta e n el lugar de otra más anti gua que había subsistido durante la ocupac ión musulm ana para uso de los mozárabes oscenses, probabl e me nte co n categoría de Catedral. Co n la reconqui sta de la ciudad por el rey Pedro 1 en 1096 fu e donada por el obispo Pedro a la abadía de Saint-Pons de Thomi eres, que fundó e n ell a un pri orato de monj es benedi ctinos. «Serían éstos, - dice Durán Gudi ol- Ios que derribaron la fábrica anti gua, qui za visigóti ca, y levantaron la que se ha conservado hasta hoy con su cl austro y de más dependencias monásti cas, entre los años 111 7 y 1150». Ca lificado el te mpl o por Ricardo del Arco de «obra arcaizante», su pl anta re pite la de la Seo de Jaca. que, indudabl e mente, le influyó, aunque en sus siste mas de c ubi erta se reconozca n las modi ficaciones efectuadas a medi ados del siglo XIII por un a seri e de canteros e ntre los que se citan al magister Mathe us de Ahuero. A este monaste ri o se retiró Rami ro II en 11 37 para continuar su vida monásti ca que había tenido que abandonar al acceder al trono de Aragón por la muerte, en 1134, de su herm ano Alfonso 1 el Bata ll ador. Hasta e ntonces había permanec ido e n el monasteri o benedictino de Saint-Pons de Thomi eres, donde ingresó, por voluntad de su padre Sancho Ramírez, en 1093, qui en se lo había confiado a su abad Frotardo para su educación y para la vida monaca l. La ciudad navarra de Sangüesa, situada e n la margen izqui erda del río Aragón, en un a e ncrucij ada de caminos, constituía en la Edad M edi a una etapa habitual en la ruta de Peregrinación co mpostelana que, desde los montes de Aspe (Portus Asperi) o de Somport, conducía hasta Pue nte la Reina. La igles ia de Santa María la Real, próx ima al puente sobre el río Aragón que cru zaban los peregrin os que desde Jaca iban a Co mpostela, confirma en su pl anta y en el modelo de su cabecera su depe nde ncia con la Seo de Jaca. El edificio habría sido proyectado en ti empos del rey Alfonso 1 el Batall ador ( 1104-11 34) qui en e n 11 3 1, estando e n Tie rmas, donó el palacio y la iglesia de Santa M aría a los caball eros de San Juan de Je ru salén, en una cere moni a a la que as istieron los obi spos Sancho de Pa mpl ona, Arnal de Huesca, Sancho de Calahorra, Mi guel de Tarazona, García de Zaragoza y Pedro de Barbastro: .. .Similiter dono ibi Ecclesiam Beate Marie que est intus meo corral que est in capite Burgo Novo de Sangosa. La iglesia pudo haberse comenzado antes de esa fec ha, pos ibl e me nte a partir de 11 22 e n que el mi smo monarca concedía fu ero a Sangüesa la N ueva, me ncionada como burgo moro, prope iUo Ponte, iuxta iUo nostro palacio, diferenciada de Sangüesa la Vi ej a o Rocaforte, situada en lo alto de una roca, a la que concedi eron fueros Sancho Ramírez ( 1076) Y Alfonso 1 ( 1 I 17). De la época fundacional, con espondie nte a la segunda y tercera décadas del siglo X Il , queda úni camente la cabecera, tan simil ar a la de la catedral de Jaca, con tres ábsides semi circulares cubi ertos con bóveda de horno precedidos de 156


M." Ca rl/len L4. CA RRA DUCA y

tramo cubi erto con ca ñon, que dese mboca n e n la nave, transepto no ac usada e n pl anta. Las tres naves só lo ti ene n dos tramos cada un a pues la vec indad de l río Aragón impos ibilitó darl es mayor long itud . La moldurac ión ex teri or de los ábsides y su decoración esc ultóri ca en capiteles y ménsul as ind ican la presencia de un tall er procede nte del A lto Aragón. Poste ri ormente, modi ficac iones y añad idos efectu ados e n el te mpl o antes de concluir el sig lo XII y prolongados durante bastante ti e mpo, transformaron e l mode lo ini cial hasta darl e la configuración actu al. La igles ia de San Mill án, e n la ciud ad castell ana de Segovia, es la que cie rra el grupo de edi ficio de ri vados del modelo jaqués. De ell a dej ó escri to Gómez Moreno: «El modelo de Jaca obtu vo predil ección e n lo español, ll egando a copi a completa suya en San Mill án de Segov ia». Este parentesco, descrito porme norizadamente por el marqués de Lozoya hace algun os años, se advierte tanto en el modelo de pl anta co mo en el alzado y en lo que se conserva de su primiti va cubie rta que corresponde a cabecera y transepto . Razones de carácter hi stórico justifican estas similitudes que permiten datar el edi ficio e ntre 111 0 y 11 26, fechas e n las que era rey consorte de Castill a por su matrim oni o en 1109 con Urraca, hij a de Alfonso VI y heredera de Castilla, el rey de Aragón, Alfo nso 1 el Batall ador. Es durante ese ti empo cuando el monarca aragonés comenzó a ll evar e l títul o de rey de Castill a y León y cuando guarni ciones aragonesas ocupaban Segov ia. Ll egados a este punto conviene preguntarse hasta qué ex tremo es justo el ca li ficati vo de «arquitectura de Peregrinación» y, e n caso de haber ex istido un arquetipo, si no le correspondería más a las ig les ias que he mos venido anali zando que al grupo de ig les ias que tradicionalmente lo ostentan, de San Martín de Tours, San Marcial de Limoges, San Saturnino de Toul ouse y Santi ago de Compostela. En el caso de esta última, que es la que se ubi ca e n territori o hi spano, la etapa ini cial corres pondi ente al episcopado de Diego Peláez ( 1070-1088), que afectaba a la capilla ax ial de la g iro la y al trazado y cime ntac ión de la cabecera, no pudo haber influido, dada la le ntitud de las obras y sus dime nsiones catedrali cias, en las restantes edi ficac iones que por aquell os años se estaban construyendo en los reinos cri sti anos de la Pe nínsul a. Tanto más cuanto que todos los hi stori adores parecen coincidir actualmente en retrasar la fec ha e n que come nzaron a hacerse popul ares las peregrinac iones a Sa nti ago de Compostela, que no habría sido antes de 1I00paraA ragón y Navarra y, muy pos ibl e mente, con el comi enzo del reinado de Alfonso el Batall ador, para ir ganando adeptos a medida que avanzara el siglo. El gobi erno de la sede Composte lana por Diego Gelmírez ( 1 100-11 40) supu so una reactivación de las obras en la catedral, que en la primera década del sig lo XII alca nzaba al transepto, la parte más renovadora del modelo arquitectóni co ecles ial hasta entonces vigente en los reinos c ri sti anos peninsul ares. Se trataba de dar a la pl anta la fo rma de cru z latina con una nave transversal muy acusada e n la que se pudieran abrir nuevas capillas e n su lado orie ntal que, junto con las de la giro la, en numero de cinco en Co mpostela, multipli caran el número 157


ARQ UITECTURA Y PEREGRINA Cl6N

de altares aptos para una celebración conjunta de fieles pertenecientes a di stintas nacionalidades. Si el ejemplo de la iglesia de Santiago no fue continuado porotras edificaciones posteriores (salvo el caso de Santo Domingo de la Calzada, inconcluso y terminado en época gótica), se puede sospechar que la construcción de su transepto y la publicidad que de la buena marcha de las obras hiciera su prelado, Diego Gelmírez, pudo influir de alguna manera en las tran sformaciones sufridas por algunas iglesias ---caso de San Isidoro de León- o en el tipo de planta que a partir de una determinada fecha comience a ser utilizado en las iglesias de nueva construcción. En León se modificó el proyecto primitivo añadiéndole un tran septo muy acusado en planta, «inspirado», en palabras de Williams, «por el primer tran septo saliente que se hizo en España, el de Santiago de Compostela, de hacia 11 00». Al mi smo tiempo se abovedaron las naves, que se habían proyectado para recibir cubierta de madera, con bóveda de arista en las laterales y cañón con fajones en la central , lo que obligó a modificar los soportes existentes para darles mayor capacidad de resistencia. Y, por la mi sma época (c. 1100-1120), se proyectaba la cabecera de la catedral románica de Pamplona, en tiempos de Pedro de Rodez o de Andouque (1083-1135), en la que se adopta ya el transepto acusado en planta, cuerpo de tres naves abovedadas y cabecera triple en la que la capilla mayor, separada de las colaterales, presenta el muro exterior poligonal sobre zócalo de buena cantería. A este respecto no deja de ser importante recordar la información, recogida por Goñi Gaztambide, al estudiar la biografía del obispo de Pamplona, Pedro de Rodez o de Andouque, de que, el día 26 de diciembre de 1107, el prelado Pamplonés «intervino en un concilio celebrado en León bajo la presidencia de Bernardo, arzobispo de Toledo y legado de la Santa Sede, al que asistieron los obispos de Braga, León, Palencia, Compostela y Lugo». Y añade después: «según parece, don Pedro de Andouque continuaba en la corte castellana el día 6 de febrero de 1108». El mismo prelado pamplonés, del que se sabe fue consejero privado de los tres reyes aragoneses que lo fueron también de Navarra, Sancho Ramírez, Pedro I y Alfonso 1, conocía perfectamente las iglesias de Conques, Toulouse y Compostela, que había visitado en razón de su actividad pastoral. En Conques habría recibido su primera formación para pasar después, en fecha desconocida, al monasterio de Saint-Pons de Thomieres, donde se hallaba cuando fue nombrado obispo de Pamplona, a solicitud de su abad y legado pontificio de Aragón y Navarra, Frotardo. En Toulouse estuvo como invitado a la consagración de San Saturnino, el día 24 de mayo de 1096, en una solemne ceremonia presidida por el pontífice Urbano II. Algunos años después, en 1105, Pedro de Rodez era convidado por el arzobispo de Santiago, Diego Gelmírez, a consagrar el altar de la capilla de Santa Fe, situada en el lado septentrional de la girola de la catedral compostelana. Sin olvidar que el mismo prelado contrataba al constructor Esteban, magistro operis Sane ti laeobi, para emprender la edificación de la nueva catedral románica de Pamplona, en la que trabajaba en el año 1100 y siguientes, lo que ha hecho suponer que el citado maestro pudo haber llegado a Navarra en el séquito del depuesto obispo compostelano Diego Peláez. En 1127 tendría lugar 158


M."Carll/el/ Ul CA RRA DUCA Y

la consagración de la catedral, a cuya solemne ceremoni a asisti eron, además del obi spo de Pampl ona, Sancho de Lan'osa, y del rey de Aragón y de Navarra, Alfo nso 1 el Batall ador, el abad de Santa Fe de Conques, Boni fac io. El nuevo edi ficio, con su tripl e cabecera, su largo transepto de una sola nave, y su cuerpo de tres naves de notable longitud, precedidas de nartex con sendas torres a los lados, marcaba la nueva dirección a seguir por los constructores de ig les ias en la España cristi ana: un modelo innovador que dej aba atrás aquell os que durante cas i medi o siglo habían sido utili zados por los descendi entes de Sancho el Mayor, entre los que ocupaba un destacado lugar Sancho Ramírez, «Rey de aragoneses y pamploneses».

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Planta de la actu al iglesia románica de San Isidoro de León, con indicación de los cimientos de la anteri or iglesia románica (dibujo de Klukas-Well s) 17 1


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A RQUITECTURA Y PEREGRINA CIÓN

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LA MEMORIA HISTORIOGRÁFICA DE SANCHO RAMÍREZ Carmen ORCÁSTEGUI GROS

La memori a de los pueblos está en las crónicas nacionales que desde la Edad Media los príncipes y gobernantes se encargaron de alentar. Unas veces, arrancando desde los orígenes de los tiempos bíblicos, para situar después los antecedentes más remotos de su hi storia l. Otras, con referencias protohistóricas o sin ellas, precipitando la sucesión ininterrumpida y con carácter cíclico de las grandes civilizaciones del pasado hasta llegar a la edad de la salvación e iniciar un desarrollo lineal de una hi storia propia en la que la narración gira en torno a los héroes: gigantes que sobresalen por encima del resto de los mortales y coetáneos por sus hazañas, a la vez que constituyen dechados de virtudes como ejemplo para los cristianos, además de aparecer también justicieros y magnánimos, caritativos y trascendentes; porque ni siquiera aparecen con un solo cuerpo sino con dos, uno que muere y otro que permanece materializado en la tumba y el recuerdo vivo entre los súbditos2 . Pero la memoria de los héroes se conserva también en la biografía y la autobiografía, la épica y otros géneros literarios; dentro de un tono laudatorio en el que los personajes ensalzados apenas dejan lugar, excepcionalmente, a la condena o la queja. Pues bien, los héroes por excelencia y antonomasia son en la época medieval los reyes, y su imagen obedece en principio a un esquema prototipo y paradigmático en el que aparecen sobrevolando por encima, y a-gran altura, de los demás mortales, como individualidades inalcanzables e irrepetibles, con las

l. ORCÁSTEGU I, C. y SARASA, E., La HislOria en la Edad Media. Historiografía e historiadores en Europa Occidental: siglos V-XIII (Cátedra, Madrid 199 1). Especialmente la Parte Primera: La historiografía medieval, pp. 15-60. 2. K ANTOROWICZ, E. H., Las dos cuerpos del rey. Un estudio de teología política medieval. (A li anza Univers idad, Madrid 1985) (edición ori ginal de 1957).

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LA MEMORIA HISTORIOGRÁFICA DE SANCHO RAMíREZ

excelencias del mejor cristiano y la sabiduría de los filósofos 3 • Imagen que va perdiendo infalibilidad en la Edad Moderna y acaba contestada en la contemporánea. Infalibilidad medieval y aun moderna que, no obstante, no evita el magnicidio, la excomunión o la guerra con otros soberanos coetáneos. ' De muchos de estos principios goza la figura de Sancho Ramírez, rey de Aragón desde 1062 y también de Navarra a partir de 1076 hasta el año de su muerte en 10944 • Sin embargo se puede contrastar la imagen del monarca a través de la historiografía medieval con la analística moderna. Analística moderna que para Aragón está bien representada por Jerónimo Zurita5 y para Navarra por José Moret6 , autores que cuentan ya con ediciones actualizadas y críticas. En un recorrido prolongado a través del tiempo, desde las primeras noticias sobre el personaje regio hasta dichos analistas, hay que tener en cuenta que la documentación conservada -y editada en su totalidad 7- completa la visión del rey pero desde otra perspectiva, porque los diplomas dispersos, sobre todo en los cartularios monacales, obedecen a una acción y ejecución directa y puntual, tanto si son originales como si se presentan falseados o manipulados8 • Pero la noticia historiográfica no es deducible de dichos diplomas, puesto que la finalidad de los mismos no era «contar», «narrar» o explicar, sino atestiguar una acción ejecutada con testigos sobre una transacción o transmisión de propiedad, generalmente, donde 10 que interesaba era fundamentalmente las condiciones de la ejecución. Fórmulas y mensajes se repiten constantemente en los diplomas y sin limitarse a un reinado concreto, pues en definitiva no se puede deducir el carácter de un rey medieval a través de los documentos oficiales de su cancillería, ya que los formularios se reproducen con demasiada insistencia. Y aunque los testimo-

3. Quizás el más significativo en Europa, en este sentido, sea el caso de Luis IX de Francia (San Luis), biografiado por el cronista Joinville, quien lo presenta como guerrero y guía moral y ejemplar del cristiano. 4. La única monografía existente hasta la fecha sobre la figura del rey y su trayectoria es la de BUESA, D., El Rey Sancho Ramírez (Guara Editorial, Col. Aragón, Zaragoza 1978). En ella se dedican dos partes de tres al hombre y al rey, insistiendo en sus aspectos personales y actuaciones como soberano de Aragón. 5. Hay dos ediciones recientes de sus Anales de la Corona de Aragón: la de CANELLAS, A. en 9 volúmenes (Institución Fernando el Católico), de los que las páginas 73 a 101 del vol. I (Zaragoza 1976) se dedican a este monarca; y la de UBIETO, A. (Editorial Anúbar), que solo llega hasta Jaime 1, en 4 volúmenes de los que las páginas 98 a 128 del vol. I (Valencia 1967) hablan de dicho personaje. Esta segunda edición anota las fuentes utilizadas por el cronista, lo que supone una información de primera mano para cualquier estudio cronístico-historiográfico. 6. También existe una edición reciente y en marcha de la obra de Moret Anales del Reino de Navarra, a cargo de HERREROS LOPETEGUI, S. (Gobierno de Navarra, Institución Príncipe de Viana), de la que el volumen IV trata de Sancho Ramírez (Pamplona 1990). Edición crítica y anotada. 7. Por CANELLAS, A., La Colección Diplomática de Sancho Ramírez (Real Sociedad Económica de Amigos del País, Zaragoza 1993, Edición póstuma a cargo de Beatriz Canellas). 8. Véase la aportación de CABANES, M. D. a este mismo libro sobre la cancillería del rey.

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Carmen ORCÁSTEGUI GROS

nios narrativos aparentan asmusmo una impreslOn común a otros muchos monarcas, la combinación de unas y otras noticias cronísticas componen un mosaico de opciones que contribuyen al objetivo de esta exposición: recopilar y comentar documentadamente cuanto la historiografía medieval y moderna reunió a lo largo de varios siglos y desde los testimonios más tempranos y por ello más próximos al tiempo real de presencia del personaje en cuestión. Para ello comenzamos con los primeros testimonios procedentes del entorno musulmán, que por los años de Sancho Ramírez se presentaba en la forma del reino Taifa de Saraqusta, espléndido económica y cultural mente y que tenía como vecino del norte al monarca navarro-aragonés9 . Pues bien, este monarca es conocido en los relatos musulmanes como Ibn Rodemir, del que dice Ibn Bassam que «había construido una fortaleza por tierras de Zaragoza», obligando a Muqtadir a combatirle dirigiendo su ejército hacia él, conquistando algunas plazas y regresando con botín a su capital, con tal euforia que el gran poeta Ibn al-Haddad compuso una casida y la recitó elogiosamente. No obstante la mención de dicha fortaleza construida por el aragonés en territorio hudí no aparece en otra fuente, si bien la expedición de Al-Muqtadir debió tener lugar en otoño de 1069 10 . Vemos, pues, una mención de carácte r militar para un monarca pirenaico que heredó un reino en guerra y tregua alternada con su vecino del Ebro. Reino en guerra que antes de este episodio había conocido otro de especial repercusión y controversia: la llamada Cruzada sobre Barbastro, que pudo ser una empresa de caballeros franceses sin intervención del rey, porque los cronistas musulmanes se explayan en ello al hablar del año 1064 y de su recuperación tras nueve meses de guerra, ya en 1065 11 . A dicho episodio se refiere el contemporáneo Ibn Hayyan (988-1076), muy extensamente, y, de forma abreviada, AI-Bakri (1040-1094)1 2; versión de este último que conocemos a través de relatos posteriores de Ibn Idari y alHimyari l 3 • Pero en ningún momento se alude a Sancho Ramírez, pese a que el episodio, al ser tan conocido, se adjudique a dicho monarca. Aunque queda claro el gran impacto que supuso dicha pérdida temporal para los musulmanes, porque sus cronistas introducen como justificación elementos habituales en estos casos y que descargan de culpa a los perdedores, a la vez que exageran la contundencia

9.

VIGUERA, M . J., Aragón musulmán (Editorial Mira, Zaragoza, 1988).

lO. Afif T URK, El Reino de Zaragoza en el siglo XI de Cristo, V de la Hégira (Publicaciones del Instituto Egipcio de Estudios Islámicos en Madrid, Madrid, 1978, p. 107). 11 . UBIETO, A., Historia de Aragón. Laformación territorial (Anúbar Ediciones, Zaragoza, 1981 , pp. 80-82). 12. Afif T URK, obra citada, pp. 87-97; Y UBIETO, obra citada, pp. 54-66, con menciones a cronistas y crónicas diversas. 13. AI-Himyari, Kitab Ar-Rawd AI-Mi' Tar (Ed. de M . P. MAESTRO, Textos Medievales 10, Valencia 1963, pp. 86-89).

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LA MEMOR IA HIS TO RIOG RÁ FICA DE SANCH O RAMíREZ

del ejército cristiano al dar cifras muy elevadas de muertes entre ell os y de los atacantes enemigos, que se comportaron con dureza y violencia l 4 • Pero las fuentes cronísticas francesas hablan , además , de una supuesta cruzada cristiana ¿contra Zaragoza? que ignoran sin embargo las mu sulmanas y las hi spanas, cruzada que se sitúa en mayo de 1073 15 • Esta ¿cruzada? de 1073 sobre ti erras aragonesas acaso no llegó a realizarse, porque preparada por el papa Alej andro II y entregando su mando a Ebles de Roucy -cuñado de Sancho Ramírez por su matrimonio con Felicia, hermana de Ebles e hija como éste de Hilduino, conde de Montdidier y de Roucy en la Champaña-, la muerte del pontífice romano en ese mi smo año pudo evitar finalmente su desarrollo. Sólo sabemos que por esas fec has se renovó el pacto entre Zaragoza y Sancho IV de Navarra, según lo establecido anteriormente en 1069 y apartando por ell o al aragonés del navarro l6 . Por otro lado, AI-Muqtadir, antes de morir en 1082, había acogido en su corte de Saraqusta al Cid cuando fue desterrado por Alfonso VI, al igual que en 1076 había hecho con el infante Ramón tras el asesinato de Sancho IV de Navarra (Sancho García) en Peñalén ; episodio que entregó a Sancho Ramírez de Aragón aquel reino en di sputa con Alfon so VI. Con AI-Mutamin (s ucesor del Al-Muqtadir) en la taifa de Zaragoza, separada de Lérida, Tortosa y Denia desde entonces en favor de su herm ano AIMundir l 7 , aliado que sería ahora de Sancho Ramírez, el Cid prosiguió sus cabalgadas por tierras aragonesas sin poder impedir, no obstante, los avances de Sancho Ramírez por Agüero, Ayerbe y Graus en 1083, según nos relatan las crónicas cristianas (y según se verá más adelante) , au nque las musulmanas no nos hablan del Campeador en esta época, ni siquiera en lo referente a la batalla de Morella de 1084 (Ubieto la sitúa en 1088), y en la que participaría

14. «Las crónicas árabes recurren a c li chés para ex pli car este fracaso: un traidor habría mostrado al enemi go las fuentes de agua de la c iudad, o una pi edra por azar las cegó. También son estereotipadas las c ifras que manej an: los ataca ntes serían 10 .000 para Ibn Hayyan, 40.000 para AIBakri . Los habitantes, tratados con mucho ri gor, eran 40.000, 50.000 ó 100.000, a los que se requi só sus riquezas, considerándoseles cauti vos. Unos 6.000 fueron ejecutados. El botín del jefe cri stiano consisti ó en 1.500 doncell as ó 5.000 y otras 7.000 para regalarl as a su rey, y 500 cargas de objetos. Nunca -dice un croni sta- habían actuado así contra los mu sulmanes, manifestando las novedades que e l espíritu cru zado aportaba. En la ciudad quedó una guarnición de 1.000 caballeros y 4.000 in fa ntes, ó 1.500 y 2.000, respect ivamente, según las di stintas fuentes» (M. J. VIGUERA, obra citada, p. 192). 15. Por eje mplo, mientras que la Crón ica de Sail1l-MaixenT alude simpl emente a la conqui sta de Barbastro y la masacre de losde la c iudad (La Ch ronique deSa inT-Maixenl, 75 1-1140, VERDON, Jean, Les Class iques de I' Hi sto ire de France au Moyen Áge, Pari s 1979, p. 137), la De vita Luc/o vici G rossi del abad de Saint-Deni s, Suger (PaTrolog ía LaTilla de MIGNE, 186, p. 1260) se refiere a una exped ición que pudo encamin arse hac ia Aragón . 16. LACA RRA, J. M. , «Dos tratados de paz y ali anza entre Sancho el de Peñalén y Moctadir de Zaragoza, 1069 y 1073» (Estudios de Historia Navarra, ed. Diario de avarra, Pamplona 197 1, pp. 83- 102). 17. Todos estos aspectos los trata debid amente VIG ERA , M. J., obra citada, pp. 163- 164.

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Ca rmen ORCÁSTEGUI GROS

el rey de Aragón en ayuda de su aliado AI-Mundir de Lérida contra el Cid ' 8 . Otro acontecimiento de relieve por estos años, y sobre el cual las crónicas árabes son más expresivas, es el del asedio de Alfon so VI sobre Zaragoza en 1086, coincidiendo con el desembarco de los almorávides al mando de Yusuf en Algeciras. Ibn Abi Zar cuenta cómo el castellano ll amó a Ibn Rodemir (Sancho Ramírez) para hacer frente a Yu suf' 9. Ibn al-Kardabus señala que al desembarcar Yusufibn Tas ufin en Algeciras el30 de julio de 1086, Alfon so VI se encontraba sitiando Zaragoza con tal empeño que habíajurado no levantarel campamento hasta tomar la ciudad20. Este cronista, igual que Ibn Abi Zar, explica que AI-Mustain, sucesor de AI-Mutamin, ofreció al castellano elevadas parias para retirar el asedio, pero aquél se negó, y sólo al conocer el desembarco almorávide en el sur abandonó el cerco después de pedir ay uda a Sancho Ramírez y a los señores transpirenaicos para ir contra los invasores en la batalla de Zalaca21. Alfonso VI, impactado por el desastre de Zalaca, alentó a los señores franceses para que le ayudaran , pero al saber del embarque hacia África de Yusuf intentó desentenderse de los llamados y reconstruir a su vez las relaciones con los reyes de Taifas; si bien los expedicionarios ultrapirenaicos no renunciaron a combatir, y poniéndose al servicio del rey de Aragón atacaron Tudela en 1087, aunque fracasaron en la empresa de tomar esta ciudad sobre el Ebr0 22 . Sin embargo, la confusión sobre todos estos hechos en las crónicas musulmanas no permite hacer un seguimiento fidedigno de los mjsmos, pues otros cronistas posteriores, como por ejemplo Ibn Idari, de finales del siglo XIII , sólo se refieren a Sancho Ramírez para señalar su filiación como hijo de Ramiro y padre de Pedro y Alfon so (el derrotado en Fraga según este croni sta)23. Pero, además de la mención que alguna crónica francesa hace del rey Sancho Ramírez, de escasa importancia -como sucede con la crónica llamada

18. UB IETO, A. , «Sobre la nunca reñida batall a de More lla ( 1084)>> (Bol. de la Sociedad Castellonense de Cultura 49, Castellón 1973, n.O 2, pp. 97-115). 19. Ibn Abi Zar, Ra wd al Qirtas (Traducc ió n de A. H Ulc l , Textos Medievales 12, Valencia 1964, p. 277). En la p. 28 1 de esta edic ió n se recoge la me nci ón de l cronista sobre la presencia de Rodemir siti ando Tortosa en ese mo mento, lo cual sabemos que es falso . 20.

VIG UERA ,

M. J., obra citada, p. 2 12.

2 1. Ibidem, p. 2 13. 22. Sobre el asa lto a Tudela en 1087 nos habl a UBIETO, obra citada, pp. 94-95; Y la Crónica de Saint-Maixent (ya menci o nada en la nota 15) habla de que «en ese año, Alfonso pidió en todas las regiones de Francia ay uda para é l y los suyos. Muchos vinieron a España por este motivo, se acercaron a Tude la y to maron un castillo» (edic ió n referida, p. 149). 23 . rbn Idari, AI-Bayan al-Mugrib Traducción de 1963 , p. 120.

H Ulc l ,

A. , Tex tos Medievales 8, Valencia

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lA MEMORIA HISTORIOGRÁFICA DE SANCHO RAMÍREZ

de Saint-Maixent, del siglo XIl_24 , son los relatos hispanos los que mantienen una secuencia constante en la ejecutoria del monarca navarro-aragonés, especialmente a partir del siglo XIII. Antes de dicha centuria, debieron circular textos narrativos y poéticos, incorporados en prosa a las crónicas posteriores y que informaron de lo que dichas crónicas recogen al respecto. Y otro tanto debió suceder con algunos anales de los que las crónicas entrometieron noticias que fueron quedando como parte de ellas a través de las copias resumidas o ampliadas de los tiempos bajomedievales25 . Pero no es el momento de intentar descifrar ahora las claves de las inserciones de hechos prosificados o versificados en las crónicas hispánicas o a través de la épica española hasta su disolución en el romancero 26 • Desciframiento que, sin dejar de tenerlo en cuenta, no añadiría nada nuevo al seguimiento del testimonio de Sancho Ramírez a lo largo de varios siglos de hi storiografía hispánica en general y más particularmente navarro-aragonesa. Además hay que tener en cuenta que los siglos de la plenitud del medievo (x al XIII) lo fueron todavía de predominio de tradición y transmisión oral, lo que dificulta enormemente la tarea de reconstrucción de las fuentes arquetipo que sirvieron a los historiógrafos para componer sus crónicas escritas con intencionalidad de fijar definitivamente los hechos del pasado y legarlos a la posteridad de manera permanente. La Historia Roderici, por ejemplo, a comienzos del siglo XII, cuenta escuetamente la muerte del rey a los 52 años 27 , en contradicción con las crónicas aragonesas que le dan la edad de 49, y su enterramiento en San Juan de la Peña. Pero, además, ignora la causa de su muerte: una herida de saeta durante el cerco que puso a la ciudad de Huesca. Claro está que esta Historia es una fuente importante para la reconstrucción de las peripecias del Campeador y de su mundo,

24. Edición mencionada, p. 141: «En el año 1071 , el duque Godofredo tuvo un hijo, Gui Hermo, primo hermano del emperador Enrique, y primo en segundo grado del rey Fe lipe de Francia . Después tuvo una hija que se casó con Pedro, hijo del rey Sancho de Aragón». 25. UBJETO, A., en su libro Historia de Aragón. Literatura Medieval (Anúbar, Zaragoza. 1981 ), y dentro del apartado Literatura histórica, menciona, por ejemplo: unos Anales de San Juan de la Pelia (p. 25), la Breve Historia Ribagorzana de los Reyes de Aragón (27), la Gesta Roderica Campi Docti (30), como la anterior, del siglo XII, o la Noticia de expugnanda urbe Exea (34), de finales del XII o comienzos del XIII , que narra la venida del conde de Bigorra y de Gastón de Espés en tiempos de Sancho Ramírez para conquistar Ejea. 26. Obras Completas de R. Menéndez Pidal XIII. La épica medieval espaíiola desde sus orígenes hasta su disolución en el Romancero (Editada por CATALÁN, Diego y BUSTOS, María del Mar, Espasa Cal pe, Madrid 1992). 27. «Entonces, Sancho, el rey de los aragoneses, de buena memoria, murió el cual vi vió 52 años, y después de ser recibido en la paz de Cristo, fu e sepultado con honor en el monasterio de San Juan de la Peña» (Gesta de Roderici Campi Docti, en La Espalia del Cid de MENÉNDEZ PIDAL, Ramón , vol. 1I, Espasa Calpe, Madrid 1969, séptima edición, p. 962; obra que se menciona normalmente como la Historia Roderici) .

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Carmen ORCÁSTEGUI GROS

en el que, sabemos, que indirectamente, se incluía Aragón en la época de Sancho Ramírez. De esta época, la Historia Roderici explica cómo, entre 1083 Y 1084, Rodrigo Díaz de Vivar, acogido en la corte de AI-Mutamin de Zaragoza, llevó a cabo expediciones y cabalgadas por tierras aragonesas con algunas victorias y cautivos, antes de regresar a refugiarse en el castillo de Monzón; y todo ello sin que el rey Sancho Rarnírez le opusiera resistencia -según afrrma el texto-28 • Igualmente, en las mismas fechas, el Campeador se dirigió al castillo de Morella, causando graves daños, lo que condujo en 1084 al reyezuelo taifa de Lérida, el régulo AI-Mundir a buscar una vez más la alianza con el rey de Aragón y Navarra (más bien de los aragoneses y pamploneses, como se dice en los documentos) para defenderse conjuntamente del agresor. Para ello se juntaron sobre el Ebro y fueron a su encuentro, de suerte que, tras el enfrentamiento, salieron ambos aliados huyendo y, en la confusión, el Cid apresó a personas destacadas de la corte regia: obispos, nobles, condes y mayordomos 29 . A pesar de que Ubieto, frente a la opinión de Menéndez Pidal al respecto, sitúa esta batalla en Tortosa y niega la de Morella, a la vez que retrasa todos estos hechos hasta el año 1088 3°, puede tomarse el episodio en cuestión como un reflejo de la disputa de estos años entre los diversos poderes cristianos y musulmanes, con la intromisión del Cid, pero destacando en este caso que el rey Sancho Ramírez aspiró a vencer al rey taifa de Saraqusta contando, en cambio, con la ayuda del de Lérida. Dentro de las divisiones propias de una época en la quejas alianzas cambiaban continuamente en un sentido y otro, tanto entre musulmanes como entre cristianos. La veleidad de las amjstades explica, por ejemplo, que, en 1092, el Cid firmase paces y alianzas con Sancho Rarnírez y su hijo el infante Pedro en Gurrea de Gállego, según la Historia Roderici, sirviendo el aliado castellano de enlace para unas efímeras treguas entre los aragoneses y los musulmanes de AI-Mustain de Zaragoza. Y una vez muerto el rey en 1094, el Cid renovó finalmente su alianza con el nuevo rey Pedro 1 de Aragón y Navarra3 1• Este seguimiento de la Historia Roderici en lo que se relaciona con los avatares de Sancho Ramírez, interesa para la cuestión que aquí se expone, y son los aspectos que fundamentalmente recogerán después las crónicas castellanas al hablar de Aragón, a partir de la primera Crónica General de España. Además de lo referido, Ubieto reseña, por ejemplo, otras piezas documentales de naturaleza narrativa que hasta el siglo XlII pudieron relatar algo relacio-

28. Historia Roderici, edición citada, p. 930. 29. Ibidem, pp. 931-932. 30.

UBI ETO,

A. , Historia de Aragón, La forma ción territorial, pp. 108-109.

31. Historia Roderici, edición citada, p. 954.

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LA MEMORIA HISTORIOGRÁ FICA DE SANCH O RAMíR EZ

nado con el reinado de Sancho Ramírez; noticias que se fueron incluyendo en las crónicas más extensas del XIII en adelante. Así ocurre con el Linaje de los Reyes de España que acompaña a buena parte de los manuscritos de la serie sistemática del Fuero General de Na varra de principios del siglo XIII y que recoge algunas noticias breves sobre los monarcas aragoneses desde Sancho el Mayorde Navarra hasta Alfonso 11 32 ; noticias vertidas después en el Liber Regum. El Liber Regum constituye la primera historia general anterior a la de Alfonso X el Sabio escrita en lengua romance hacia 120033 . Arranca desde la Creación e incluye reyes y emperadores de la Antigüedad, centrando el relato en la Península Ibérica a partir del final del reino godo de Toledo con don Rodrigo. El núcleo principal de la obra lo componen genealogías de los reyes asturleoneses, castellanos, navarros, aragoneses y franceses. En su brevedad destaca, no obstante, la sucesión de los reyes privativos de Aragón desde Sancho el Mayor hasta Ramiro 11, aludiendo a Sancho Ramírez en los términos siguientes: «Est rei don Remiro ovo filio al rei don Sancho d ' Aragón, qui fo muit bueno, e muit leal , e ovo muitas fazendas con moros , e venciólas. E pues, cercó Uesca, que era de moros, e firiéronlo i de una saieta, e fizo iurar todos los ricos omes, e a so filio Pedro Sánchec;, e fizo ad el iurar que non descercasse la villa tro a que la prisiessen o que lo en levantassen por fuerc;a. Muríe el rei don Sancho e soterráronlo en Mont Aragón; pues levóronlo a Sant loan de la Penna, por miedo de moros ... »34 Pero a lo largo del siglo XlII , no habiendo crónicas aragonesas o navarras antes del XIV, son los textos narrativos castellanos los que incluyen algún pasaje sobre Sancho Ramírez. Así sucede, por ejemplo, con la Crónica Latina de los Reyes de Castilla, compuesta, al parecer, hacia 1225 en latín y que alude al rey cuando trata del matrimonio de Urraca, hija de Alfonso VI -el que conquistó Toledo en 1085- con Alfonso 1 de Aragón, el Batallador y conquistador de Zaragoza en 1118. La crónica recuerda que este Alfonso era hijo de Sancho, el que «asedió Huesca y murió en el cerco»35. Otro tanto hace Rodrigo Ximénez de Rada, autor de una crónica de mucha mayor envergadura que la anterior y en la que tan sólo dedica unos breves comentarios a los primeros reyes aragoneses, coincidiendo casi textualmente en lo referente a Sancho Ramírez con el Liber Regum.

32. Linaje de los Reyes de Espwla publicado en Crónicas Na varras por UBIETO, A., Tex tos Medievales 14, Valencia 1989. 33 . Liber RegulI1, edición de COOPER, L. , Institución Fernando el Católico, Zaragoza 1960. 34. Ibidem, p. 37. 35. Crónica Latina de los Reyes de Castilla, edición de M. D. CABA -ES, Textos Medi evales 11 , Valenci a 1964; y de CHAO BREA, L. , Uni versidad de Cádiz 1984.

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Ca rll/el/ ORCÁSTEGUI GROS

Esta crónica de Ximénez de Rada, también escrita en latín, añade a lo anterior el empeño del rey Sancho, moribundo en el asedio de Huesca a causa de una herida de saeta, por comprometer a sus dos hijos, Pedro y Alfonso, en la toma de la ciudad. Además completa la información diciendo que el cuerpo del rey permaneció insepulto hasta que la conquista por él iniciada fue ultimada por don Pedro36 . La otra crónica, aún de mayor dimensión que la del arzobispo Ximénez de Rada en el siglo XIII , pero ya en castellano, es la Primera Crónica General de Espaíia atribuida al rey de Castilla y León, Alfonso X el Sabio, hacia 1280. Se trata, como la anterior, de una crónica o hi storia de carácter «nacional » desligada de lo universal y que, afianzada en el eje castellano-leonés, se completa con una serie de capítulos dedicados a los reinos vec inos, insertándose genealogías de los reyes navarros, aragoneses y portugueses. La novedad estriba en que no se limita a introducir literalmente textos anteriores sino que los somete a una crítica e interpretación personal , encajando las fuentes utilizadas en un conjunto bien estructurado y enriqueciendo el número de fuentes con las procedentes del mundo mu sulmán y de carácter poético. Camino que ya había iniciado Ximénez de Rada pero que consagraría en la hi storiografía hi spánica la crónica del rey Sabi037 . Prácticamente se repite lo comentado por el de Rada y a su vez lo incluido en el Liber Regum, que es la fuente primigenia de estas crónicas castellanas: «Pues que murió aquel rey don Ramiro, primero rey de Aragón, regnó empós el su fijo don Sancho, et fue este el segundo rey de Aragón. Este rey don Sancho era buen rey et esfon;:ado, et fue cercar la cibdad de Huesca, et tenienla moros aún estonces, et firiéronle y de una saeta. Et él quando sintió que era ferido de muerte, llamó dos sus fijos que avíe et eran y con éll-et avíe nombre ell uno don Pedro et ell otro don Alfonsso- et coiurólos et fízolos yurar, et a todos sus ricos omnes otrossí, que nunqua se partiessen dallí fasta que prisiessen aquella cibdad. Et pues que esto ovo dicho, murió. Et los fijos non le qui sieron luego soterrar, et guardánronle en ataut fasta prisieron la villa. Et desta guisa regnó este rey don Sancho et acabó»38 Recordemos que en torno a estos años la Crónica General recoge las andanzas del Cid, pues vierte en el texto prácticamente el contenido de la Historia Roderici, antes mencionada y comentada, con errores tales como la atribución a Pedro 1 de las empresas y enfrentamientos en Monzón o Morella 39 .

36. Edición traducida por FERNÁNDEZ VALVERDE, J. (Historia de los hechos de Espaíia de Rodrigo Jiménez de Rada , Alianza Editorial, Madrid 1989), libro VI, capítulo 1: «Sobre el rey Ramiro y la genealogía de los reyes de Aragón y sobre la toma de Huesca». 37. Primera Crónica General de Espaíia. editada por MENÉNDEz PIDAL, Ramón con un estudio actualizado de CATALÁN, Diego, Gredos, Madrid, 1977,2 vo ls. 38. Ibidem. vol. 11, pp. 475-476. 39. Ibidem. vo l. 11 , pp. 536-537.

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LA MEMORIA HISTORIOGRÁ FICA DE SANCHO RA MíREZ

Llegados al siglo XIV asistimos al tiempo de la fijación progresiva de la memoria del rey, a través, sobre todo, de dos crónicas importantes para Aragón en general y este rey en particular: la llamada Crónica de los Estados Peninsulares (o Crónica navarro-aragonesa) y la crónica nacional aragonesa por excelencia que es la denomjnada Crónica de San Juan de la Peña. Ambas ofrecen un enfoque aragonés de la historia peninsular mucho más desarrollado en la segunda, pues están muy relacionadas, ya que se considera que la primera es fuente esencial de la crónica pinatense. La Crónica de Los Estados Peninsulares, culminada en su redacción hacia 1328, toma como modelo la obra del Toledano, Ximénez de Rada, y presenta un panorama descriptivo del conjunto de los reinos hjspánicos, además de Portugal 40 • No obstante, aun siendo por lo general breve el tratamiento de cada reino, así como equilibrado, en lo que respecta a Aragón, y en concreto a Sancho Ramírez, introduce algunas novedades sobre la historiografía precedente: «Depués que fue muerto esti don Ramiro, esti don Sancho Remírez, filio de don Ramiro, era mancebo de XVIII annos; defendi~ su tierra bien esforzadament; e tolló a don Sancho toda la tierra de Navarra que avía preso, después mató su padre, a su cormano don Sancho de Pamplona, fata Ebro, con voluntat e ayuda de los navarros la mayor partida; et venciólo en la batalla cerca Viana, et fuesel a poder de cavallo et passó Ebro et él guiri ando con el cormano rey de Castilla, queriendo vengar la muerte del padre. El rey moro de Huesca, con voluntat del rey de Castilla, corriolla tierra, et crebantolla tregua; et don Sancho por ende dió treguas al rey de Castilla, et fizo sus huestes pora Huesca, et pobló Mont Aragón, et diolla abadía de Olit con las otras rentas que oy ha el abat de Montaragón en Navarra; et con los aragoneses et navarros cercó Huesca, pero primero la avía talada la ziudat con la otra tierra tres annos. Él, andando deredor comidiendo la ziudat de qual part se pendría más rafez, fue ferido de una saieta de que morió: et fizo iurar allí en el sitio a su fijo Pero Sancho a los aragoneses et navarros. Otrosí fizo iurar a sus fijos Pero Sancho et a don Alfons que nunca se partiesse de la ziudat fata que fuesse presa. Esto fecho dixo a las gentes de como era ferido , que non lo sabía nadi. Et sus fijos con los vasallos tenieron el cuerpo por enterrar fata que la ciudat fue presa. Et ovo otros fijos: don Pero Sancho et don Alfonso et don Ramüo, monge de Sant Ponz de Pomeras. Et era M.C.xXII (1084) priso ad Arguedas et Nabal, et avíe batalla con el rey de Tudela que los venía a correr, et venciólo et mató muy tos

40. Crónica de los Estados Peninsulares, edición de UBIETO, A. , Unive rsidad de Granada 1955. 41. Ibidem, pp. 120-121.

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Ca rm ell ORCÁSTEGUI GROS

moros en las kalendas de febrero; depués XI kalendas iunii avió batalla en Morella con el Zit».4 1 Pero es la Crónica de San Juan de la Peña la obra que verdaderamente completa la imagen del rey Sancho RamÍrez tal y como va a perdurar en la hi storiografía medieval y moderna a lo largo del tiempo, fijando la figura prototipo de un monarca aragonés, ejemplar y di gno de todo elogio y consideración, con sus aptitudes militares y virtudes personales. Esta historia pinatense, compuesta a instancias de Pedro IV de Aragón, el Ceremonioso, hacia 1370 y en tres versiones (latina, catalana y aragonesa)42, fue concebida como amplio preámbulo a la narración de su propio rei nado, dentro de las crónicas personales que había iniciado en el siglo xm Jaime 1. Basada sobre todo en el De Rebus Hispaniae o crónica de Ximénez de Rada, la Crónica de los Estados Peninsulares y en la Gesta Comitum Barchinonensium, representa la cumbre de la hi storiografía medieval aragonesa, convirtiéndose desde entonces en la fuente pri mordial de otras obras narrativas compuestas en Aragón y Navarra (como los Anales de Zurita en el XVI o la Crónica del Príncipe de Viana en el xv respectivamente). El texto introduce, entre otros pormenores, la forma en la que se convirtió Sancho Ramírez en rey de Navarra, su matrimonio con Felicia de Roucy y la incorporación de sus reinos al rito romano que desplazaría al mozárabe hispanovisigótico. Pero además traza una semblanza del monarca en cuanto a lo personal y lo militar, tan detalladamente que hace pensar en unos posibles anales ya existentes, aunque desconocidos, incorporados literalmente al relato. Sistema habitual en la Edad Media y relacionado con la épica y el romancero, que son fuentes históricoliterarias, y que permiten aventurar que episodios como el de la muerte del rey en el sitio de Huesca pudieran tener como origen un cantar de gesta de los que debieron circular por entonces sobre los hechos más significados de los héroes medievales43 . Además del relato pormenorizado de las batall as y conqui stas, introducidas por una alabanza del rey como «muyt buen monarca et aventurado et virtuoso», el texto pinatense habla del traslado de reliquias de santos a San Juan de la Peña, la edificación de Montearagón y la elevación de las canonjías de Jaca y Fanlo. 44 Las crónicas navarras, por su parte, comienzan a interesarse por Sancho Ramírez desde el momento en que se convierte también en rey de Pamplona a partir de 1076. Así por ejemplo, la primera crónica de los reyes de Navarra propiamente dicha es del obispo García de Eugui , escrita a finales del siglo XIV 42. Versión latina por A. UBI ETo, en Textos Medievales 4, Valencia 196 1; la catalana (Crónica General de Pere 111 el Cerimoniós, dila comunament Crónica de Sant l oan de la Penya) por SOBERANAS, A. J. , Alpha. Barcelona 196 1; Yla aragonesa porORCÁSTEGUI, c., Institución Fernando el Católico, Zaragoza 1986. 43 . Versión aragonesa de ORCÁSTEGUI, c., pp. 35-38. 44. Ibidem.

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y como apéndice de una Crónica General de Espaí1a. El relato no deja de ser, sin embargo, nada más que una amplia genealogía de los monarcas navarros que viene a sumarse con cierta anticipación a las escasas hi stori as particulares de este reino en la Edad Medi a.~5 La obra de este obispo está muy próxima a la hi storiografía castellana precedente, recordándonos el Liber Regum o las crónicas de Ximénez de Rada y Alfon so X. Quizá por ello lo referente a Sancho Ramírez es breve y sin apenas novedades, salvo la duda del lugar de reposo temporal del rey entre San Victori án y Montearagón , antes de sepultarse definiti vamente en el monasterio pinatense, o la preparac ión a su muerte con la confesión y comunión. ~6 Ello es debido al carácter de genealogía amplia que tiene dicha crónica en todo su contenido. Pese a ser una crónica extensa la debida al tesorero rea l de Navarra, Garci López de Roncesva lles, de comienzos del siglo xv (1405), Yconstituir una fuente fundamental para obras posteriores del mismo género, se dedica poco espacio al reinado de Sancho de Aragón y Navarra.47 Muy influida por la crónica de Ximénez de Rada incluye además el Linaje de los Reyes de Espalia, antes mencionado, y que insiste sobre todo en las fechas de la muerte de los reyes, excepción hecha de la de Sancho Ramírez en 1094, incorporando como novedad numerosos documentos del Archivo General de Navarra, ya que la condición de tesorero del autor de esta Crónica de los Reyes de Navarra le dio acceso a la información más directa. Pero el tratamiento de Sancho Ramírez en el relato no va más allá de lo que ya había escrito Ximénez de Rada, al que sigue fielmente. 48 Finalmente, la Crónica de los Reyes de Navarra de don Carlos, Príncipe de Viana, escrita a mediados del siglo xv, sigue al respecto la de San Juan de la Pelia, su fuente principal en este período, siendo la de Garci López el modelo permanente. 49 La obra del Príncipe de Viana se ajusta, no obstante, a los esquemas trazados por la hi storiografía de otros reinos hi spánicos en los siglos precedentes, por lo que representa un modelo hi storiográfico demasiado clásico y apartado de las nuevas corrientes que circulaban al respecto en Castilla, donde López de

45. Crónica de los Reyes de Navarra de García de Eugui, por ORCÁSTEGUI, c., en Príncipe de Viana, nums. 152- 153, Inst itución Príncipe de Viana, Pamplona 1978, pp. 547-572. 46. Ibidem, pp. 563 -564. 47. Crón ica de Garci López de ROllcesvalles, por ORCÁSTEGUI. c.. U ni versidad de Navarra, Pamplona 1977 .

48. Ibidem, pp. 64-65. 49. Crónica de los Reyes de Navarra del Príncipe de Viana, por ORcAsTEGUI, c., Instituci ón Príncipe de Viana, Pamplona 1978.

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Carmel/ ORCÁSTEGUI GROS

Ayala había renovado el género nalTativo a comienzos del xv al narrar hechos coetáneos con la visión del político que debía contar los acontecimientos vividos personalmente para dejar un testimonio directo de ellos, puntualizando en rasgos de personajes coetáneos y evitando la repetición de los hechos antiguos. 5o Un precedente a esta forma nueva de hacer historia se había visto anteriormente en Aragón durante los siglos XIII y XIV con las llamadas Cuatro Grandes Crónicas: Jai me 1, Muntaner, Desclot y Pedro IV . En ellas se ofrecía una visión personal de hechos contemporáneos o próximos con un análisis particular de la política de los reyes biografiados a través de sus hechos y comportamientoS. 51Como sucede sobre todo en el Llibre des feits del rey Jaime el Conquistador. 52 Con inexactitudes tales como la de adjudicar los tres hijos de Sancho Ramírez (Pedro, Alfonso y Ramiro) a su segundo matrimonio con Felicia, el Príncipe de Viana, que sigue fielmente al cronista pinatense incluso en lo errado, introduce en este reinado un largo capítulo para dejar testimonio de cómo este rey «reformó la seu de Pamplona e fizo obispo en ella, e instituyó el horden canonical e dióle muchos pri vileg ios e rentas».53 Debió acudir en este caso a documentos falsificados sobre un supuesto concilio celebrado en 1069 con la participación del cardenal Hugo Cándido en relación con la restauración de la iglesia de Pamplona y la exención del monasterio de Leire respecto al obispo. A este respecto, y antes del capítulo dedicado a contar las conquistas de Sancho Ramírez, rey al que dedica hasta cuatro capítulos de su extensa crónica, don Carlos de Vianajustifica las dotaciones al monasterio legerense y su independencia respecto al prelado pamplonés: «Agora pues indigno yo rey don Sancho, por la gracia de Dios, al monesterio de Sant Salvador de Leyre de tantas auctoridades reales bastecido e decorado de apostolicales pribi legios, de mi presente auctoridat, confirmo al abbat don Sancho e a los monjes so el e so sus sucessores participantes con Dios, assí a los presentes como a los venideros, tales mandamientos e pribilegios, donationes e libertades quoales tiene el monesterio de Cluyni de la muy sancta fuente del quoal primerament hemanó el horden en estas partes del bien aventurado Sant Benedicto. Esso mesmo confirmo los pri vi legios de los reyes mis predecessores

50. Pero López de Ayala. Crón icas, edición, prólogo y notas de M ARTrN, J. Lui s, Planeta, Barcelona 199 1.

51. Les Qllatre Grans Croniques (i aume /, Bernat Dese/ot, Ramón Muntaner i Pere 1/1), por SOLDEVILA, Ferrán, Editoria l Selecta, Barcelona.

52. L1ibre deis Fets del rei en i aume, por Jordi BRUGUERA, Editori al Barcino, Barcelona 199 1, 2 vols.

53. Crónica de los Reyes de Navarra del Príncipe de Viana, ed. ORCÁSTEGUI, c., pp. 120- 123.

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e de los romanos obispos, e assí dio sus pri vilegios. E aquí fue la separation de la Seu cathedral e del dicho monesterio de Sant Salvador. E fue obispo de Pamplona el dicho don Pedro, al quoal e a la dita seu este cathólico rey dio las rentas del Castellar cabe Carago<;a, esso mesmo dio la Nabarrería de Pomplona con todas sus rentas e términos e muchas otras villas e lugares e abadías como por los privilegios paresce».54 Los hechos recogidos aquí corresponden, no obstante, a un privilegio de 1087 sobre la dotación de la sede pamplonesa; pero todo el capítulo posterior sobre la acción militar de Sancho Ramírez vuelve a seguir estrictamente el texto de la Crónica de San Juan de la Peña con algunas diferencias poco acusadas. La visión triunfalista del Príncipe de Viana le lleva a veces a adjudicar victorias a Sancho Ramírez cuando lo fueron de sus enemigos. Como es el caso de la supuesta batalla de Morella en la que intervino el Cid, sobre la cual, y frente a la tradición castellana iniciada por la Historia Roderici que hace vencedor al Campeador, la historiografía cristiana aragonesa y navarra invierte el triunfo a favor de Sancho Ramírez. Así aparece en la Crónica de los Estados Peninsulares, la de San Juan de la Peña o la del Príncipe de Viana. 55 La gran novedad es, desde luego, la referencia que se hace a las armas heráldicas del rey, para una época en la que la heráldica aún no estaba fijada, como era el siglo XI que vio transcurrir los hechos de Sancho Ramírez. Pero es que en el siglo XV había una gran preocupación sobre esta cuestión como lo demuestra el interés por los nobiliarios y genealogías de reyes y magnates. Por el interés que tiene la descripción de las armas reales en este momento, y con las reservas que supone al respecto el testimonio del cronista principesco y navarro del siglo XV, reproducimos lo que la Crónica de Carlos de Viana cuenta sobre la cuestión: «Este rey truzo por armas las dichas ariestas partidas en pal con las armas de Aragón, son assaber, hun escudo de azur con una cruzeta de argent en el hombro diestro».56 Dentro del interés apuntado sobre nobiliarios57 y genealogías a partir del siglo XV, abrimos un paréntesis para introducir que en las susodichas genealogías se combinan brevemente las filiaciones y descendencias de los reyes con las armas de los mismos. Pero su contenido suele presentar muchos errores de datación e imprecisiones en la duración de los reinados. 58

54. Ibidem, p. 123. 55. Ibidem, p. 124. 56. Ibidem, p. 127. 57. Libro de Armería del Reino de Navarra, edición de MARTI NENA, Juan 1. , Diputación Foral de Navarra, Institución Príncipe de Viana, Pamplona 1982. 58. «Una genealogía latina de los Reyes de Navarra», por ORCÁSTEGUI, c., Hom enaje a Lacarra, J. M. . Estudios Medievales IV, Zaragoza 1977, pp. 23-30.

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Ca rmell ORCÁSTEGUI GROS

Para finalizar, llegamos al testimonio de Zurita, siempre ajustado y preciso dentro de las formas mentales de su época, el siglo XVI , y las condiciones y circunstancias personales en las que se desenvuelve su trabajo como cronista oficial del reino. Sin entrar en la valoración global de sus Anales de la Corona de Aragón, en lo que se refiere a las páginas impresas de su relato sobre el rey Sancho Ramírez, sus fuentes son, sobre todo, la Crónica de los Estados Peninsulares, la de Ximénez de Rada, la de San Juan de la Peña y la del Príncipe de Viana; pero también otros textos más tangenciales a Aragón, como, por ejemplo, los Anales Toledanos primeros, la Historia Roderici, el Cronicón Rotense y los Anales Compostelanos. Sin llegar para esta época temprana al manejo de documentos que luego será en él frecuente. Únicamente cabe advertir que simultáneamente va contando también la historia de los condes de Cataluña, usando para ello la Gesta Comitum Barchinonensium que a su vez había sido fuente de lacrónicapinatense. 59 Siendo los Anales de Zurita una obra importante desde todos los puntos de vista, historiográfico, intelectual y hasta literario, el tratamiento de los primeros siglos de la historia de Aragón y de sus reyes resulta farragoso e impreciso, por reproducir las fuentes aludidas sin contrastarlas ni corregirlas; pero bastaba entonces con ensalzar y alabar, así como con recrearse en los orígenes legendarios de los mitos aragoneses y sus consecuencias, adelantando dichos orígenes de las instituciones a los tiempos efectivos en los que surgieron: las Cortes, el Justicia, etc. Eso sí, Zurita incorpora algunos capítulos muy interesantes acerca de las relaciones del rey con la Iglesia de su tiempo, como por ejemplo en lo que se refiere a la penitencia asumida por haber intervenido en las rentas eclesiásticas o la obediencia del rey al papa Alejandro 11 tras haber enviado el pontífice un legado que llevará a Roma la aceptación del rey del nuevo papa en 1068, tras el cisma precedente. Derivándose de ello la reforma romana en sus reinos. 60 La memoria historiográfica de Sancho Ramírez hasta Zurita, quedó por tanto consagrada en la crónica pinatense, pero, según se ha podido observar, su trayectoria heroica y convencional fue objeto de atención, con brevedad pero con contundencia, de cronistas y analistas a lo largo de la Edad Media. Luego, los historiadores de oficio, especialmente los de nuestro siglo, compusieron libros y monografías que proporcionan hoy día la visión científica e historiográfica actualizada y contrastada de un rey, un reinado y una época. Pero como la historia es una continua revisión de los textos disponibles y un conocimiento que avanza con aproximaciones sucesivas, cualquier intento de volver al siglo XI con criterios de objetividad, imparcialidad y adecuación, mejorará, sin duda, el tratamiento dado hasta ahora para el tema que nos ocupa. Al menos eso es lo que cualquier profesional de la historia debe demandar, exigir y respetar.

59. Ediciones en la nota 5. En la de UBlEfO se anotan las fuentes que aquí se describen con sus títulos. 60. Ed. de UBJETO, tomo 1, pp. 112-113, Y 103-105 respectivamente.

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Acabó de imprimirse este libro el 9 de agosto de 1994, coincidiendo con el noveno centenario del rey Sancho Ramírez. Sirva este sencillo homenaje para profundizar más en el conocimiento de la persona y obra de este monarca, «el europeizador» de Aragón


INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES (DIPUTACIÓN DE HUESCA)

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