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La muerte a través de Ricardo Silva

La novela más reciente de Ricardo Silva, Zoológico humano, hace un viaje por la vida y la muerte a través de las historias de ocho personajes de épocas y contextos distintos. Con ellos, Silva encuentra una excusa para reflexionar sobre el paso de los humanos por la Tierra y su existencia.

Texto: Laura Valencia valenciac-laura@javeriana.edu.co

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Foto: Camilo Rozo, cortesía de Ricardo Silva.

La muerte a través de Ricardo Silva

A Ricardo Silva Romero le apasiona inventar historias y abordar temas centrales de la vida en ellas. Por eso, este reconocido escritor de 47 años, con su última novela, Zoológico humano, publicada en 2021 por Alfaguara, decidió encarar uno de los aspectos de la existencia que más dudas y miedos le producen al ser humano: la muerte.

En las 609 páginas de esta obra, Silva relata el camino por la muerte y el dilema de si volver o no al mundo terrenal, desde la perspectiva de ocho personajes situados en épocas diferentes. A través de la experiencia de cada uno, el autor plasma una visión sobre cómo la muerte es un encuentro con una calma que en la vida a veces es difícil de encontrar.

Hay una monja, un sepulturero, un soldado, un astronauta, una cantante, una profesora, una impostora y un escritor, que es la voz narradora del libro. Cada uno hace reflexiones sobre las condiciones en las que vive y su entorno, los estereotipos de la sociedad y el afán con el que se existe dentro del cuerpo que, a veces, se siente atormentado por la rutina del día a día. Según el contexto de cada personaje, varía la percepción de la muerte y la cercanía que sienten con ella. Al final, lo que importa es que la muerte permite que personas de épocas y espacios diferentes puedan encontrarse en su recorrido por el Más Allá. En esta entrevista, conversamos con Silva sobre el fin de la vida y por qué decidió narrarla desde ocho historias diferentes, en una obra llena de imaginación que aborda un tema tan misterioso como cotidiano.

Directo Bogotá (DB): ¿Cuál es su percepción de la muerte?

Ricardo Silva (RS): Tengo la sospecha de que hay una parte de la vida que es invisible, un mundo que no alcanzamos a ver, una realidad que se nos escapa y no podemos captar a través de los sentidos. Es algo que tenemos en común todos los seres humanos y todas las culturas, esa sospecha de lo invisible. Hay cuerpo, pero también hay algo que no vemos dentro de nosotros. Eso que está dentro trasciende el cuerpo y sigue viviendo de otra

manera. Es decir, nuestra experiencia en la Tierra es la experiencia del cuerpo, y una vez morimos, seguimos experimentando otra clase de existencia. Tengo la idea de que eso no es descabellado.

DB: En Zoológico humano los personajes cuentan su encuentro con la muerte y su camino en la otra dimensión. La novela transmite cierto sentimiento de paz y anhelo hacia la muerte. ¿Por qué decidió retratar la muerte como algo esperado por el ser humano y no bajo la connotación negativa que suele tener?

RS: Creo que tiene una connotación negativa desde el cuerpo, desde lo que estamos viviendo ahora. Lo que sucede con estos personajes, así como con personas que han vivido lo mismo, es que descubren en esa nueva dimensión una paz con la que no contaban. Experimentan algo que nunca habían vivido y nunca iban a vivir estando dentro de sus cuerpos en sus vidas terrenales. Cuando llegan allá, descubren que están en otro estado en el que no hay ansiedades, anhelos o esperanzas. Por el contrario, ahí hay calma y una comunión mayor con el espacio donde no

En sus columnas suele enfocarse en temas políticos que están relacionados con el conflicto y paz de Colombia

Silva es uno de los autores más reconocidos del país y este año fue el ganador del Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana.

existe el tiempo. El tiempo solo se experimenta dentro del cuerpo porque uno va envejeciendo, es imposible no darse cuenta del paso del tiempo en el cuerpo. En la experiencia de la muerte hay una liberación de muchos dolores y de limitaciones. Esa experiencia nueva resulta placentera y eso es lo que notan los ocho personajes de la novela.

DB: ¿Por qué escogió personajes tan distantes en el tiempo y con historias tan diferentes?

RS: Creo que no solo me interesaba revisar las diferentes culturas y épocas, sino también confirmar la intuición de que la muerte

es el lugar donde no hay tiempo. Se encuentran personajes de épocas y culturas diferentes en un mismo lugar que carece de tiempo, entonces se ven y se conocen, pero al volver a la vida cada uno sigue en su época. Es decir, en la muerte estamos igualados todos. Esto es muy diferente de nuestra ficción humana. Lo que ha sido humano es agarrar una realidad y ponerle caras, volvernos ciudadanos de un país, pertenecer a una cultura, asumimos una profesión y vivimos en una época; todo se hace para presentarnos al mundo y volver la realidad algo concreto y concentrado. Una vez dejamos lo terrenal, hay una nueva manera de existir y acá no importa lo lejano que se esté en el tiempo.

DB: ¿Qué aspectos de la humanidad han muerto a través del tiempo? ¿Qué hemos perdido?

RS: Hemos perdido algo de misterio en medio de tantas transformaciones relacionadas con la tecnología y las comunicaciones. En medio del desarrollo de las redes, hemos perdido cierta capacidad para el silencio y la reflexión. Lo humano es reflexivo, es interpretativo. Con las redes y con internet es mucho más grande la tentación de sentir que el mundo gira alrededor de uno mismo o que todos son importantes y famosos. Eso es un riesgo para el ego de cada quien. Ahora las redes nos llenan de ruido y no nos dan tiempo para encontrar cierta paz por dentro. El espíritu evoluciona y se transforma para bien cuando tiene tiempo de hacerlo, pero estamos en una época que no nos da tiempo para ser mejores.

DB: El personaje de Bruno Berg, el soldado de la Segunda Guerra Mundial, es muy interesante. Mientras narra su historia, usted hace unas reflexiones sobre la guerra y la violencia de Colombia. ¿Cómo puede variar la percepción de la muerte en cada contexto y cómo puede ser, al tiempo, afín?

RS: Creo que esa puede ser la pregunta central de la novela. Es decir, para mí es absolutamente evidente que el personaje de Bruno Berg le está a uno mostrando la guerra que no ve y está mostrando la guerra de Colom-

bia. Todo el tiempo el narrador está invitándonos a la comparación con lo que sucede en Colombia y a la reflexión de la guerra que sucede en cualquier lugar. Creo que es muy importante reflexionar sobre cómo alguien que ya está metido en la guerra piensa la lógica la muerte, sobre todo en un país como Colombia, porque todos hemos vivido una guerra por 60 años, así haya algunos que la sentimos menos. Hay que pensar que una muy buena parte de este país ha estado viviendo en el marco de la guerra, o sea, en el contexto de la muerte. Hay personas que se levantan todos los días pensando que puede ser el último. Es difícil de entender, porque quien no ha estado en la guerra de manera directa tiene una idea de futuro. Las personas que viven en el contexto de la guerra están pensando en el presente y atadas a la muerte.

DB: Hay una frase del libro que dice: “teme menos en la muerte quien más cerca ha estado a la realidad”. ¿A qué realidad se refiere?

RS: Esa frase viene de la idea de que la realidad es superior a todo y es todo lo que uno puede experimentar. Sin embargo, esa realidad nos sobrepasa mientras estamos dentro de estos cuerpos. Es sabido que el cerebro funciona en un porcentaje; es decir, se nos escapa la mitad de la experiencia real. La experiencia de lo real es tan grande que la vocación humana es la ficción para hacerla comprensible, limitarla y empezar a entenderla. Nos inventamos historias, arte y disciplinas para acercarnos a la experiencia de la realidad por diferentes vías. Inventamos cosas para tratar de entender la realidad. Sin embargo, es difícil dominarla y comprenderla del todo: es superior a nosotros. Nuestro mejor intento es la ficción. La frase intenta decir que comprende mejor la muerte quien está más cerca de la realidad. Lo que se está diciendo es que parte de la realidad es la muerte. Quien más comprende la vida y está más cerca de la realidad es aquella persona que asume que hay otras dimensiones, además de la experiencia de la vida, y que una de esas es la de la muerte.

DB: ¿Cree que los relatos de las diferentes culturas sirven para afrontar algo desconocido como la muerte?

RS: Sí, creo que es muy difícil ser un humano y no tener la tentación de completar la experiencia de la vida o de darle forma. Hay filósofos y neurólogos que creen que no existe el Más Allá; consideran que es nuestro propio cerebro el que construye esa idea y ese lugar lejano. Los seres humanos tenemos una vocación de reinventar todo, de embellecer las cosas y de parodiarlo todo. Esto nos hace la vida más fácil y menos grande, la podemos entender mejor. Ese intento de agrandar la vida y hacerla mejor es una búsqueda del hombre de hacer la vida un buen rato.

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