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Analice esto “¿Hay esperanza?”

“¿Hay esperanza?”

En diciembre de 1927, el submarino USS S-4 estaba haciendo una prueba de rutina cuando, al acercarse a la superficie, fue embestido y hundido accidentalmente por un barco de ataque de la guardia costera. Las condiciones extremas del clima impidieron las incursiones de rescate durante 24 horas. Pero, para sorpresa de todos, cuando los buzos finalmente llegaron al casco de la nave, escucharon un golpeteo que venía desde adentro. A través del código Morse, descubrieron que aún quedaban seis hombres vivos.

Se hicieron ingentes esfuerzos para rescatarlos, pero una vez más, el clima fue un gran obstáculo para lograrlo. Eventualmente, sabiendo que el oxígeno restante pronto se acabaría, los hombres atrapados les hicieron una inquietante pregunta a los buzos que se encontraban al exterior del casco: “¿Hay esperanza?”.

El capitán Ernest King respondió: “Hay esperanza. Estamos haciendo todo lo posible”.

¿Esperanza para un mundo que se hunde?

¿Siente a veces que la humanidad está atrapada en un barco que se está hundiendo? ¿Que es imposible tener siquiera una pizca de optimismo acerca del futuro? Mientas escribo este artículo, estamos en la primera semana de la invasión rusa en Ucrania. Para cuando usted lea esto, el mundo habrá cambiado. ¿Cómo? No lo sé. Pero no habrá mejorado.

El profesor israelí Yuval Noah Harari lo explica bien: “En el corazón de la crisis de Ucrania se encuentra una pregunta fundamental acerca de la naturaleza de la historia y la naturaleza de la humanidad: ¿es posible hacer un cambio? ¿Pueden los humanos cambiar su comportamiento o se repetirá la historia perpetuamente? ¿Estamos condenados a repetir tragedias pasadas sin cambiar más que el escenario?”.

En realidad, Dios ya ha respondido esta pregunta existencial por nosotros: no, los seres humanos no cambian, y no pueden cambiar a menos de que lo escuchen a Él. De hecho, no sólo repetiremos, sino que empeoraremos nuestro comportamiento al punto de que “si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo” (Mateo 24:22).

Entonces, ¿estamos condenados? ¡No! Incluso en estas circunstancias, nuestro Capitán (Jesucristo) nos dice: “¡Hay esperanza!”. Continuando en el versículo anterior, nos promete: “por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”.

Gracias a Dios que el rescate de la humanidad no depende de esfuerzos humanos. En primer lugar, el barco de la humanidad se está hundiendo por los esfuerzos humanos. Pero “se está haciendo todo lo posible” —Dios está haciendo todo lo posible para asegurar nuestro rescate ¡y eso sí que nos da esperanza!

Vida, esperanza y verdad

Recientemente, un publicista me preguntó: “¿Cuál es el mensaje particular de su Iglesia?”. Mi mente inmediatamente pensó en las tres palabras que describen nuestro sitio web y nuestros esfuerzos para predicar el evangelio: vida, esperanza y verdad.

“Queremos dar a conocer el propósito de la vida”, le dije. “Tantas personas han perdido el sentido de tener un propósito, un destino, que queremos explicar de qué se trata la vida.

“Tantas personas también han perdido la esperanza. Así que queremos dirigir sus ojos al brillante futuro que Dios promete.

“Todo eso resulta de conocer la verdad de Dios. La Palabra de Dios ha sido tan distorsionada que ahora es irreconocible. Queremos transmitir la verdad de la Biblia y demostrar que ése es el único camino para solucionar nuestros problemas”.

Queremos ayudar a las personas a ver el mundo a su alrededor, y luego ver a Dios y preguntarse: ¿quién, y cuál camino de vida, ofrece verdadera esperanza?

Los seis marineros era incapaces de salvarse a sí mismos. Atrapados en su tumba acuática con sus compañeros, anhelaban no sólo aire, sino también esperanza —la esperanza de ser rescatados, la esperanza de la vida. Su esperanza ahora es la resurrección prometida, pues, lamentablemente, todos los esfuerzos humanos por salvarlos fracasaron.

Hoy en día, toda la humanidad está atrapada en el pecado y busca esperanza. Los esfuerzos de Dios no fallarán, pero ahora es el momento de dar la vuelta y seguirlo para empezar a caminar en la verdad en lugar de en los caminos de este mundo, ¡y empezar a vivir con esperanza!

Clyde Kilough Editor

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