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Marzo 2011 - N 1 Bariloche / Patagonia

.com.ar

Foto: Paola Segade


cerro basti贸n

emiliano chiurchiu fot贸grafo

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cerro catedral

lago gutiĂŠrrez Contacto ralfech@yahoo.com.ar

Bariloche, Argentina

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EL FIN / J.L. Borges Recabarren, tendido, entreabrió los ojos y vio el oblicuo cielo raso de junco. De la otra pieza le llegaba un rasgueo de guitarra, una suerte de pobrísimo laberinto que se enredaba y desataba infinitamente… Recobró poco a poco la realidad, las cosas cotidianas que ya no cambiaría nunca por otras. Miró sin lástima su gran cuerpo inútil, el poncho de lana ordinaria que le envolvía las piernas. Afuera, más allá de los barrotes de la ventana, se dilataban la llanura y la tarde; había dormido, pero aun quedaba mucha luz en el cielo. Con el brazo izquierdo tanteó dar con un cencerro de bronce que había al pie del catre. Una o dos veces lo agitó; del otro lado de la puerta seguían llegándole los modestos acordes. El ejecutor era un negro que había aparecido una noche con pretensiones de cantor y que había desafiado a otro forastero a una larga payada de contrapunto. Vencido, seguía frecuentando la pulpería, como a la espera de alguien. Se pasaba las horas con la guitarra, pero no había vuelto a cantar; acaso la derrota lo había amargado. La gente ya se había acostumbrado a ese hombre inofensivo. Recabarren, patrón de la pulpería, no olvidaría ese contrapunto; al día siguiente, al acomodar unos tercio de yerba, se le había muerto bruscamente el lado derecho y había perdido el habla. A fuerza de apiadarnos de las desdichas de los héroes de la novelas concluímos apiadándonos con exceso de las desdichas propias; no así el sufrido Recabarren, que aceptó la parálisis como antes había aceptado el rigor y las soledades de América. Habituado a vivir en el presente, como los animales, ahora miraba el cielo y pensaba que el cerco rojo de la luna era señal de lluvia. Un chico de rasgos aindiados (hijo suyo, tal vez) entreabrió la puerta. Recabarren le preguntó con los ojos si había algún parroquiano. El chico, taciturno, le dijo por señas que no; el negro no cantaba. El hombre postrado se quedó solo; su mano izquierda jugó un rato con el cencerro, como si ejerciera un poder. La llanura, bajo el último sol, era casi abstracta, como vista en un sueño. Un punto se agitó en el horizonte y creció hasta ser un jinete, que venía, o parecía venir, a la casa. Recabarren vio el chambergo, el largo poncho oscuro, el caballo moro, pero no la cara del hombre, que, por fin, sujetó el galope y vino acercándose al trotecito. A unas doscientas varas dobló. Recabarren no lo vio más, pero lo oyó chistar, apearse, atar el caballo al palenque y entrar con paso firme en la pulpería. Sin alzar los ojos del instrumento, donde parecía buscar algo, el negro dijo con dulzura: —Ya sabía yo, señor, que podía contar con usted. El otro, con voz áspera, replicó: —Y yo con vos, moreno. Una porción de días te hice esperar, pero aquí he venido. Hubo un silencio. Al fin, el negro respondió:

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—Me estoy acostumbrando a esperar. He esperado siete años. El otro explicó sin apuro: —Más de siete años pasé yo sin ver a mis hijos. Los encontré ese día y no quise mostrarme como un hombre que anda a las puñaladas. —Ya me hice cargo —dijo el negro—. Espero que los dejó con salud. El forastero, que se había sentado en el mostrador, se rió de buena gana. Pidió una caña y la paladeó sin concluirla. —Les di buenos consejos —declaró—, que nunca están de más y no cuestan nada. Les dije, entre otras cosas, que el hombre no debe derramar la sangre del hombre. Un lento acorde precedió la respuesta de negro: —Hizo bien. Así no se parecerán a nosotros. —Por lo menos a mí —dijo el forastero y añadió como si pensara en voz alta—: Mi destino ha querido que yo matara y ahora, otra vez, me pone el cuchillo en la mano. El negro, como si no lo oyera, observó: —Con el otoño se van acortando los días. —Con la luz que queda me basta —replicó el otro, poniéndose de pie. Se cuadró ante el negro y le dijo como cansado: —Dejá en paz la guitarra, que hoy te espera otra clase de contrapunto. Los dos se encaminaron a la puerta. El negro, al salir, murmuró: —Tal vez en éste me vaya tan mal como en el primero. El otro contestó con seriedad: —En el primero no te fue mal. Lo que pasó es que andabas ganoso de llegar al segundo. Se alejaron un trecho de las casas, caminando a la par. Un lugar de la llanura era igual a otro y la luna resplandecía. De pronto se miraron, se detuvieron y el forastero se quitó las espuelas. Ya estaban con el poncho en el antebrazo, cuando el negro dijo: —Una cosa quiero pedirle antes que nos trabemos. Que en este encuentro ponga todo su coraje y toda su maña, como en aquel otro de hace siete años, cuando mató a mi hermano. Acaso por primera vez en su diálogo, Martín Fierro oyó el odio. Su sangre lo sintió como un acicate. Se entreveraron y el acero filoso rayó y marcó la cara del negro. Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música… Desde su catre, Recabarren vio el fin. Una embestida y el negro reculó, perdió pie, amagó un hachazo a la cara y se tendió en una puñalada profunda, que penetró en el vientre. Después vino otra que el pulpero no alcanzó a precisar y Fierro no se levantó. Inmóvil, el negro parecía vigilar su agonía laboriosa. Limpió el facón ensangrentado en el pasto y volvió a las casas con lentitud, sin mirar para atrás. Cumplida su tarea de justiciero, ahora era nadie. Mejor dicho era el otro: no tenía destino sobre la cuento: J.L. Borges tierra y había matado a un hombre. 6 ilustración: jorgepiccini.com.ar


Paola Segade

Estaci贸n Perito Moreno

Contacto polybary@hotmail.com

Bariloche, Argentina


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liliana contrera FOTOGRAFIA

Buenos Aires / Argentina

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LILIANA CONTRERA

¿Cómo te iniciaste en el mundo de la fotografía?

En la adolescencia estaba buscando alguna manifestación artística en la cual de desarrollarme y por casualidad llego la fotografía. Un día en casa de amigo de amigos uno de ellos me cuenta que estaba haciendo un curso de fotografía (hablamos del año 91) yo le pregunto como era eso del revelado del rollo, ya que para mi era una cosa mágica lo que sucedía entre el momento de dejar el rollo en la casa de fotografía y el momento de retirar las fotos. Cuando el me explica el cargado del tanque, fue para mi una revelación. Fue así que con todo el sueldo de un mes ( para entonces trabajaba en una fábrica textil) me compré mi primer cámara una Pentax k1000 con un 50 mm, renuncié al trabajo y me dediqué a la fotografía

¿Tu formación en fotografía?

Primero tomé un curso en el centro cultural recoleta, donde aprendí a copiar y revelar, pero sentía que eso no era suficiente, que quería una formación mas integral, entonces me inscribí en la escuela de arte fotográfico de Avellaneda. Esta escuela tampoco fue suficiente ya que entendí que si quería convertirme en una buena fotógrafa tenia que aprender no solo de fotografía sino de muchas cosas más, así fue que tomé distintos cursos como el de metodologías de investigación con una antropóloga, fotoperiodismo y, lo mas importante en este camino fue el tomar clases con la fotógrafa Adriana Lestido, ya que ella me encauso en el camino que yo inconscientemente estaba buscando el de ser una artista.

¿En qué tipo de ambientes preferís fotografiar?

Los ambientes van cambiando según mi motivación y mi vida va cambiando. Me doy cuenta de ello al ver mis fotografías, al ver lo que veo. Pero creo que básicamente siempre me muevo en el territorio del pasado, en la huella que habla de otros tiempos. El pasado es algo básico en la fotografía, cuando ya apretaste el obturador convertiste ese instante en pasado, y es esa paradoja la que hace que se me acelere el corazón y por la cual no puedo dejar de fotografiar, es una sensación a la que no podría renunciar.

¿Qué te aporta la fotografía en tu vida?

Como te decía la fotografía me aporta muchísimas cosas. No concibo mi vida sin ella. Ella es mi fiel compañera, es con quien cuento en los buenos y los malos momentos.

¿Te inspiraste en algún fotógrafo/a para realizar tus fotografías?

Si en varios me gusta mucho ver autores. Fui variando de fotógrafos en el transcurso de los años. Michael Akerman por decir el primero que me viene a la cabeza es uno de Tipcuales más me impresionó y al cual recurro cuando para recuperar fuerzas y los continuar.

¿Cuál es tu estilo?

Ufff!!!! Que pregunta siempre me cuesta explicarla. Lo único que puedo decir en algo que una ves me dijeron: “son fotos para ver de madrugada” (risas)

¿De qué equipamiento fotográfico disponés?

Tengo varias cámaras analógicas que son con las que realizo mis trabajos personales una nikon fm2, una Holga, una de medio cuadro con la que ando en pleno romance. Y en digital una nikon d 70s.

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+sobresutrabajo http://lilianacontrerafotografias.blogspot.com/

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No todo es lo Que Parece Chema Madoz (Madrid,1958). Ocultos entre la cotidianeidad surgen nuevos mundos. Nuevas dimensiones que de la mano de la metáfora alteran la percepción de la realidad más inmediata. El absurdo, la paradoja, el humor se dan cita en el estudio del fotógrafo. La idea inicia su proceso de superación del objeto y establece una descontextualización Dadá. La ironía con la que Madoz asalta modelos reconocibles establece una relación con el espectador que le conduce por los caminos de un universo paralelo. ... las fotografías no son solo el reflejo de lo que estaba ahí (una suerte de memoria portátil), también tienen que ver con la conciencia de la desaparición... ... en sus metaforizaciones fotográficas enmarca cosas de una singular simetría o hace que nos fijemos en sencillos desplazamientos, en puntos de vista que modifican lo real... Cristian Caujolle subraya que en la obra de Madoz está articulada por unos objetos engañosos que detrás de su apariencia habitual, la que reconocemos (un sobre, un guante, una cerilla, un bastón, una balanza, un lapiz, etc.), porque nos es familiar, ocultan una extrañeza que produce una sensación nueva que impide considerar las fotografías como naturalezas muertas.

http://www.chemamadoz.com 15


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EMILCE LAPORTA Lágrimas de un Soldado óleo sobre tabla 150x60cm

Mi pintura no está constituida por pinceladas de colores, movimiento y luz, de la que se desprende un único sentido. Entre la pincelada suelta y matérica del expresionismo figurativo y el color restallante de la obra se establece el diálogo. Metáfora enigmática del ajedrez. Dejando caer su vestido, cuerpo blanco, etéreo; en estado sensorial se mezcla la furia del color, sin acuerdos se entrelazan emociones expandiéndose en distintas fases del orgasmo. La obra, " El Desorden de los Sentidos”, nos remite a los ciclos aciagos de la existencia, luego de un desprendimiento de emociones de pura transformación. Dramatismo cromático en su conjunto desatando un juego distante, solitario, donde copulan dos seres. Insinuación, fragilidad, suceso tangencial; conexión en la pérdida de los límites, erotismo, devorando el arte, firmando el mundo; balconeando al mismo lugar... al mismo precipicio.

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El hilo sigui贸 el rumbo, que el pensamiento quiso t茅cnica mixta sobre tabla 110x110cm 2008

Contacto www.emilcelaporta.com.ar

Formaci贸n art铆stica Comienza pintando en forma autodidacta. Asiste a los talleres de los artistas locales Eva Klewe y Pablo Cortondo. Cursa la Licenciatura en Bellas Artes, especialidad Pintura, IUNA, Sede Cipolletti desde el 2004. Actividad docente Dicta talleres de dibujo, pintura y grabado en la ciudad que reside. San Carlos de Bariloche.

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Encontrarรก el deseo

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fotografĂ­a en laRED

bodyscapes.com

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