EDUARDO GROSSMAN / BS.AS.
ESPEJOS GRISES PECES VISCOSOS
Eduardo Grossman / Bs. As.
Eduardo Grossman nació en Buenos Aires el 5 de octubre de 1946. Se dedica a la fotografía desde 1970. En los años 80 participó del Núcleo de Autores Fotográficos que reunió a los exponentes de la renovación expresiva que en esos años se produjo en la fotografía argentina. Desde 1981 expone sus trabajos en nuestro país y los principales centros fotográficos del mundo. Organizó eventos fundacionales como las Jornadas de Fotografía Buenos Aires-La Plata 88 y el Taller de Fotografía Periodística La Plata 89. Como fotógrafo profesional desarrolló su actividad en el periodismo gráfico, la publicidad, el teatro, el cine y la docencia.
Eduardo Grossman / Bs. As.
ESPEJOS
Eduardo Grossman / Bs. As.
Esta serie de fotos, inspiradas en textos y poemas de Jorge Luis Borges, fue realizada para la revista VIVA en el año 1998. La propuesta partió de un trabajo del Arq. Néstor J. Otero sobre lugares concretos que se nombran o son aludidos en la literatura de Borges. Me pregunté qué elemento visual podría otorgarle a las fotos un clima “borgeano”. En la lectura aparecieron casi obviamente los espejos. Mágicamente, éstos transformaron las posibilidades de las tomas una vez que los incluí en los paisajes, mostrándome un mundo de imágenes inquietantes en un juego casi infinito. No me propuse un correlato o una interpretación de los textos, sino un ejercicio visual sustentado en dos elementos tan claramente integrados al mundo de Borges: los lugares y los espejos. Todas las tomas son directas en película diapositiva color formato 6x6”. Eduardo Grossman
Espejos
AdroguĂŠ
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Biblioteca
Espejos
Chile y TacuarĂ
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Colonia 1
Espejos
Colonia 2
Eduardo Grossman / Bs. As.
Constituci贸n
Espejos
La Chacarita
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ElegĂa de un parque / Parque Lezama
Espejos
Esquinas / Plaza San MartĂn
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La Recoleta 1
Espejos
La Recoleta 2
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Sala vacĂa
Espejos
Espejos velados
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Los espejos velados
Espejos
GRISES PECES VISCOSOS
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Estas imágenes salieron de las fantasías, sueños y delirios de los personajes que viven en las novelas de Roberto Arlt. También de algunas descripciones puntillosas de lugares, que, aunque arrasados por un progreso impune, todavía encotramos en Buenos Aires. A estos lugares corresponden las fotos “El antro de Trofonio”, “La leonera” y “ Andén no.1”. La primera se hizo en una librería de viejo en Sarmiento al 1600, donde Silvio Astier sueña. La segunda, en un bar de Brandsen y Necochea, y es un homenaje a mis amigos. La tercera es en el andén No.1 del ferrocarril Mitre en Retiro: Irene, en El amor brujo, estudia piano; Eva, que la corporiza en la foto, toca el cello. Las fotos “Erdosain, el auténtico”, “Zona de angustia” y “Ultimo vagón” no surgieron directamente de los párrafos que las acompanan, sino de una descripción de los talleres ferroviarios de Remedios de Escalada, vistos por Erdosain desde el tren, viajando a Temperley (Los 7 Locos). Estos talleres, hoy, están en su mayoría desmantelados (en su apogéo trabajaban cinco mil personas), pero dentro de ellos se respira el aire de los años veinte. Su estado actual es algo mas que una metáfora de los noventa. En “Diagonales oscuras” traté de mantener la tensión dramática entre la ciudad oprimente y la soledad de Elsa. El escenario es la zona de Catalinas Norte. El cuarto de pensión es un lugar que se asocia inmediatamente con Arlt. Es allí donde Erdosain se sumerge en lo más profundo de su angustia; las fotos “Elsa” y “Simios tristes” fueron tomadas en una pensión de Estados Unidos y Tacuarí. En “Grises peces viscosos” crucé dos apariciones que tiene Erdosain en su larga agonía: la de los monstruos escafandrados del texto que la acompaña y la de un soldado con máscara antigas que se le presenta en un sueño. Lugar: la usina “Central Puerto” en Puerto Nuevo. “Enlutadas doncellas” es, quizás, la única ensoñación placentera que se permite Silvio Astier y la hicimos en una sala de velatorios. Por último, “Nom de Dieu...”, única no sacada en una locación real. La enorme fuerza de Alejandra y Gustavo hizo posible la representación de la horrible pesadilla de Haffner antes de morir. ¿ Es la fotografía el lenguaje apropiado para expresar un mundo tan complejo como el de la imaginación de Arlt? No lo sé. Pero no pude concebir estas fotos sin el acompañamiento de los textos que las inspiraron. Son tan fuertes que no admiten, para mí, sino ilustraciones al estilo de aquéllas que se incluían en los libros de aventuras. Me proporcionó un enorme placer trabajar para esta muestra, que no es otra cosa que un homenaje a mi escritor argentino favorito. Eduardo Grossman (Buenos Aires, 2000). Grises peces viscosos
Antro deTrofonio Don Gaetano tenía su librería, mejor dicho, su casa de compra y venta de libros usados, en la calle Lavalle al 800, un salón inmenso atestado hasta el techo de volúmenes. El local era más largo y tenebroso que el antro de Trofonio. Donde se miraba había libros: libros en mesas formadas por tablas arriba de caballetes, libros en los mostradores, en los rincones, bajo las mesas y en el sótano. (De El Juguete Rabioso).
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Grises peces viscosos
Enlutadas doncellas Envidiaba los cadáveres en torno de cuyos féretros sollozaban las mujeres hermosas, y al verlas inclinadas al borde de los ataúdes se sobrecogía dolorosamente mi masculinidad. Entonces hubiera querido ocupar el suntuoso lecho de los muertos, como ellos ser adornado de flores y embellecido por el suave resplandor de los cirios, recoger en mis ojos y en la frente las lágrimas que vierten enlutadas doncellas. (De El Juguete Rabioso).
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Grises peces viscosos
Endén Nro. 1 Balder arrugó el ceño pensando: “¡Qué criatura extraña, ésta!” Ahora iba y venía casi inquieto. Aunque evitaba mirar en la dirección que la jovencita se encontraba, “sentía” su mirada fija en el. Balder de pronto, impacientado, se detuvo a algunos metros, y para obligarla a bajar la vista comenzó a observarla fijamente. Ella no desvió los ojos, y él, al final, fastidiado giró sobre si mismo. Posiblemente fue en aquel instante en que se olvidó para siempre del motivo por el cual se encontraba allí, en el andén número uno de la estación Retiro. (De El amor brujo).
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Grises peces viscosos
La leonera La luz entraba por los vidrios de la banderola teñidos de azul, de forma que en esa leonera de muros pintados de gris como los de una carnicería turca, flotaba una oscuridad que tornaba lechosa la humareda de los cigarros. En aquel cubo sombrío, de techo cruzado por enormes vigas, y que la cocina de la fonda inundaba de neblinas de de menestra y de sebo, se movía el tumulto oscuro, una “merza” de ladrones, sujetos de frentes sombreadas por las viseras de las gorras y pañuelos flojamente anudados en el escote de las camisetas. (De los siete locos).
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Grises peces viscosos
Zona de angustia Esta atmósfera de sueño e inquietud que lo hacía circular a través de los días como un sonámbulo, la denominaba Erdosain “la zona de angustia”. …Esta zona de angustia era la consecuencia del sufrimiento de los hombres. Y como una nube de gas venenoso se trasladaba pesadamente de un punto a otro, penetrando murallas y atravesando edificios, sin perder su forma plana y horizontal; angustia que guillotinando las gargantas dejaba en éstas un regusto de sollozo. (De los siete locos).
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Grises peces viscosos
Elsa En realidad, Elsa era para Erdosain lo que aquellas fotograf铆as amarilleadas por el tiempo y que nada, absolutamente nada, nos dicen del original del que son exacta reproducci贸n. (De los lanzallamas).
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Grises peces viscosos
Diagonales oscuras Erdosain se levantó envarado por una alucinación. Veía a su desdichada esposa en los tumultos monstruosos de las ciudades de portland y de hierro, cruzando diagonales oscuras a la oblicua sombra de los rascacielos, bajo una amenazadora red de cables de alta tensión. Pasaba una multitud de hombres de negocios protegidos por paraguas. Su carita estaba mas pálida que nunca, pero ella lo recordaba mientras el aliento de los desconocidos se cortaba en su perfil. (De los siete locos).
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Grises peces viscosos
Simios tristes La realidad mecánica ensordece la noche de los hombres con tal balumba de mecanismos que el hombre se ha convertido en un simio triste. A veces los cuerpos, a tres pasos de las máquinas, refugiados en una buhardilla, se inclinan, las manos despojan los pies de las botas, luego caen los vestidos, después los cuerpos se acercan a los espejos, se miran un instante, luego levantan un lienzo, se cubre, cierran los ojos y duermen. A veces un miembro entra en un orificio, vuelca su esperma, los dos cuerpos se separan hartados y cada uno por su lado duerme sudoroso. Y despacio crecerá el vientre…y eso es todo. (De los lanzallamas).
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Grises peces viscosos
Erdosain el auténtico Yo, que soy la nada, de pronto pondré en movimiento ese terrible mecanismo de polizontes, secretarios, periodistas, abogados, fiscales, guerdiacárceles, coches celulares, y nadie verá en mi un desdichado, sino un hombre antisocial, el enemigo del pueblo que hay que separar de la sociedad. ¡Eso sí que es curioso! Y sin embargo, sólo el crimen puede afirmar mi existencia, como sólo el mal afirma la presencia del hombre sobre la tierra. Y yo sería el Erdosain previsto, temido, caracterizado por el código, y entre miles de Erdosain anónimos que infestan el mundo, sería el otro Erdosain, el auténtico, el que es y será. (De los siete locos).
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Grises peces viscosos
Nom de dieu Una mujer alta y escuálida se detiene frente a la cama de Haffner. Tiene grandes manchas de sudor en las axilas. El rouge se derrite en sus mejillas amarillas descubriendo agrietadas capas sifilíticas. Los ojos grisees, casi podridos, bajo los párpados ennegrecidos le lanzan amenazadoras miradas al Rufián. La meretriz coloca una mano en su cintura, e inclinando el flaco torso sobre el moribundo le arroja el insulto mas atroz entre “la gente del ambiente”. -Nom de Dieu, va t’en faire enculer… Los dientes de Haffner crujen como los de un chacal. ¡Oh! Si pudiera patear a la hembra impúdica. (De los lanzallamas).
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Grises peces viscosos
Grises peces viscosos …Hombres con escafandras de buzo, con trajes de impermeables empapados de aceite, se mueven en neblinas de gases verdosos. Grandes compresores entuban gas venenoso encilindros de acero laminado. Manómetros como platos blancos marcan presión de atmósferas. Los elevadores van y vienen. Cuando se ha disipado la nube verde, la usina amarillea. Cortinas de gas amarillo a través de las cuales los monstruos escfandrados se mueven como grises peces viscosos. (De los lanzallamas).
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Grises peces viscosos
El último vagón ...No se divisaba la locomotora, pero si escuchó el doloroso rechinsr de las cadenas al aflojarse los frenos. Podía correr, el tren se deslizaba despacio, alcanzarlo, trepar por la escalerilla y quedarse un instante en la plataforma del último vagón, viendo como el convoy adquiría velocidad. Erdosain estaba aun a tiempo para alejarse de esa soledad gris sin ciudades oscuras…pero inmovilizado por su enorme angustia, quedose allí mirando con un sollozo detenido en la garganta, el último vagón con las ventanillas rigurosamente cerradas. (De los siete locos).
Eduardo Grossman / Bs. As.
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