Libro el boton de cuatro agujeros

Page 1



EL

AGUJEROS

DECUATRO

MARYTA BERENGUER Mariano Martín - Diego Berenguer

MBEditora - 2016


Colección Gatitos Lectores Dirección editorial: Maryta Berenguer Coordinación de la colección: Teresa Prost Corrección: Teresa Prost Ilustraciones: Mariano Martín y Diego Berenguer Diseño & Arte: Diego Berenguer www.mbeditora.com.ar

Berenguer, Maryta El botón de cuatro agujeros : gatitos lectores / Maryta Berenguer. 1a ed ampliada. - Bahía Blanca : MB Editora, 2016. 24 p. ; 21 x 22 cm. ISBN 978-987-29028-5-8 1. Literatura Infantil. I. Título. - CDD 863.9282



p ágina 4

Teresa fue la primera que se levantó de la siesta y como todos los días, preparó la comida y la guardó en una cesta. Era muy cuidadosa con lo que comían sus hijos: no quería que masticasen las sobras que encontraban en las bolsas de residuos. Puso pan fresco, queso, mortadela y salame, también dos tomates y huevos duros, porque su marido Juan y los chicos eran locos por los sándwiches de primavera.

/


p

รกgina 5

/


p

รกgina 6

/


¡Vamos Juan, vamos chicos, a levantarse que el sol ya comienza a esconderse!

/ ágina 7

p

Después se lavó, se peinó y se vistió con las calzas verdes y una remera con florcitas. Fue a la pieza y los llamó:


p

รกgina 8

/


una sonrisa que iluminaba sus ojos celestes. Y con esas palabras emprendían su recorrida por las calles del centro, en busca de los mejores cartones para la reventa.

Teresa había aprendido a palpar las bolsas antes de abrirlas, dándose cuenta enseguida si contenían algo que podía servir. Eso se lo enseñó a su familia y ellos lo habían aprendido bien, y lo ponían en práctica al hacer la selección.

ágina 9

/

“La nochecita es la mejor hora para cartonear, porque es el momento en que la gente saca la basura”, decía su abuela Yaya con

p

Desde los seis años, Teresa había salido a cartonear con su mamá y su abuela.


p

รกgina 10/


gina 11/ pá

Los chicos dormitaban una siesta después de la escuela, antes de la recorrida. A la madrugada Teresa seleccionaba lo que habían juntado: “un poco para adelantar el trabajo”, decía, “y otro poco, porque esa era la hora en que el sol comenzaba a asomarse en el horizonte, con su cara radiante”.


Mientras todos descansaban, Teresa abría el cajón de su ropa, tomaba un cofre pequeño forrado con papel azul y del interior sacaba su tesoro más preciado:

UN BOTÓN AMARILLO

p ágina 12/


gina 13/ pá

DE CUATRO

AGUJE

ROS.

Lo había encontrado junto con su abuela el día de su cumpleaños número diez, en una calle del centro, dentro del estuche que todavía conservaba. El botón brillaba como si fuera un sol diminuto.


p ágina 14/

Teresa recordó que lo había alzado para mostrárselo a su abuela:

ꟷ¡Yaya, mirá lo que encontré, un botón de cuatro agujeros!


gina 15/ pá

Su abuela la había mirado con entusiasmo y, mientras le acariciaba el pelo ensortijado y oscuro, afirmó: -Guardalo Teresita, guardalo muy bien, porque los botones de cuatro agujeros traen suerte, sobre todo si son amarillos como soles chiquitos. El día que Teresa cumplió dieciséis años conoció a Juan. Era un muchacho bueno de pocas palabras. Ella, entonces, recordó al botón de cuatro agujeros y lo que le había dicho su abuela sobre la suerte.


Al poco tiempo comenzaron a vivir juntos. Juan trabajaba como oficial albañil en la construcción y bloque a bloque, construyó la casa donde ahora viven con sus cuatro hijos: Luis Miguel (el Luismi), Jonatán (el Yoni)), Soledad (la Sole) y Maximiliano (el Maxi).

p ágina 16/


gina 17/ pá

“Qué suerte tuvimos”, piensa Teresa y sonríe y agradece al botón de cuatro agujeros guardado como una reliquia, que la acompaña todos los días a cartonear.


p ágina 18/

la a s e v e u j quel a o m o c , nes o i c a p u na, c o o Y e r l e p y o i b u m sh uis eP ro a vece o acompañada de L l carrito rumbo d axi, e n M a n u l o c a c a a n t b i o a r c e d e cui tard e , sali u s q e r e o l y jo. o a a S b m a a r l s t o o l j i d e h a d d apá que p a í u b sus dos s a h e s a a s g a ca e lle l u q n E . a o t r s t a n h os, al ce n a m r e ta, h n u s p o l a e a d t n r de pu s el meno a d e r e a. v t n s e a v l e r o d i a l r r para reco e n s a e í i b v a r i h s s sa s e o e r j l i e h e T u s ó q u t s n a u d y reg p n na – o r ? a La Tere s r t o r n e o j c o en o agu n r t a í a d u c e s e e d tón pero o b l e n o co! r o e l j , a r o t N ¡ ¿ – , s ? o Yona –Chic e t s a r r a g oa o. . l n a s a d o a m v p r u ¿ e c h , o i e u pr uism tó s L s e t ó i n d os o n c o m e p e l s s á e ! r r e t – r n p ! o o m c n o en e sie a –¡Yo n r t e u o q l r e e u s ía el q o! d l o r s a p o c s o s n u s b o e v u a i ¡S os cía q m e a r V a ¡ p . n e ó m t o b Ya –¡Vieron! ¡ gente! Nos falta el la o m o c a d na


gina 19/ pĂĄ

Los chicos se adelantaron corriendo y los tres desandaron las cuadras recorridas. Cuando llegaron al barrio, un tumulto de vecinos los sorprendiĂł. Todos corrĂ­an con baldes de agua hacia el final del pasillo, donde las casas crecen enfrentadas.


¡Mirá ma! ¡ Sale humo de casa! –gritó Yona. Tere entrecerró los ojos y agarrándose el pecho con las manos dijo:

¡No…no puede ser que sea nuestra casa!

Los tres corrieron, volaron hasta el fondo. Cuando llegaron a la casa, desde el vidrio roto de una de las dos ventanas, una serpentina de humo se escapaba confundiéndose con las nubes. Los tres gritaron:

p ágina 20/


gina 21/ pรก


p

รกgina 22/


–¿Sole, cómo hiciste para romper el vidrio? –preguntó Luismi sorprendido. –¡Lo rompí con esto! –respondió su hermana y mostró el cofre que atesoraba el botón de cuatro agujeros. Teresa abrazó a sus hijos y les dijo entre sollozos de alegría: –¿Vieron, chicos? Es como les digo siempre: ¡los botones de cuatro agujeros traen suerte!

gina 23/ pá

–¡Má! ¡Má! –Sole corrió hacia su mamá seguida de su hermanito– Nos quedamos dormidos con el Maxi, la hornalla de la garrafa se cayó y se prendió fuego la cortina. Teresa y los chicos vieron la cortina quemada, ennegrecida; y el vidrio de la ventana roto como por un piedrazo.


p ágina 24/

Cuentan en la villa que desde ese día, los cartoneros salen a la tardecita, cuando el sol es diminuto, porque cada uno de ellos también quiere encontrar su botón de cuatro agujeros.




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.