5 minute read

Estadio Simón Bolívar en La Paz (Bolivia)

L35 Arquitectos

Sede del Club Bolívar, el diseño del nuevo Estadio Bolívar propuesto por L35 fue seleccionado a través de un concurso internacional organizado por el club y su socio City Football Group. Ubicado en el centro del histórico barrio de Tembladerani en la ciudad de La Paz (Bolivia), el nuevo estadio de fútbol se erige sobre los cimientos del anterior, con el objetivo de aumentar su capacidad y alojar competiciones internacionales, además de permitir otro tipo de eventos.

Advertisement

Localizado en una de las laderas que ascienden a la ciudad vecina de El Alto, el estadio se encuentra rodeado de una densa trama urbana, con pronunciadas pendientes y edificios de no más de 4 pisos. Un tapiz urbano homogéneo que se extiende sin interrupción por los valles y cerros de La Paz.

El impacto urbano de una construcción de estas características requiere interiorizar el entorno y adecuarse a la escala del lugar. Tembladerani es un barrio con un fuerte carácter, humilde y descarado. La característica imagen de La Paz no pasa desapercibida, fachadas inacabadas que dejan ver la estructura de hormigón y muros de ladrillo, con huecos generosos en muchos casos sin cerramiento.

En línea con este genius loci se decide proyectar un estadio descarnado, sin otra fachada más que su propia estructura. El hormigón cómo material total, que se basta para sustentar el estadio y moldearse a modo de fachada, proyectando una imagen honesta y rotunda hacia la ciudad.

Aprendiendo de los edificios clásicos, cómo si de un templo se tratase, el uso de un único material y una estructura desnuda, dispuestos en un ritmo constante de llenos y vacíos es suficiente para configurar un volumen monumental a la vez que permeable, abierto y conectado al entorno.

El hormigón, además de ser resistente al paso del tiempo y tener apenas mantenimiento, es un material noble y atemporal. Capaz de jugar a dos escalas, la urbana, mediante su superficie continua escultórica, y la humana, la que le otorga una textura de encofrado entablillado.

Con todo esto se busca proyectar un hito urbano, de referencia para el club y para el barrio. Con una imagen potente, que sobresalga sin estridencias en el paisaje paceño a la vez que se integra con su entorno. Una arquitectura sin artificios y atemporal, que pueda mantener su vigencia arquitectónica en el tiempo.

Uno de los principales retos del proyecto reside en encajar un estadio de 20.000 espectadores en un solar de apenas 16.000m² y con una geometría irregular muy comprometida. Es un reto doble, porque no solo se debe proveer la capacidad de aforo deseada sino además todos los usos complementarios y necesarios para el funcionamiento de un estadio acorde. Sumado a la escasez de espacio disponible, el solar está delimitado por un perímetro irregular, con un fuerte desnivel y encuentros con la calle a diferentes alturas.

Para resolver estos problemas una de las principales operaciones que se realizan consiste en elevar el campo y la grada 3m sobre su nivel actual. Esto permite duplicar la huella bajo grada al mismo tiempo que se mejora la accesibilidad alrededor del estadio. Aprovechando el desnivel a lo largo del perímetro, se ganan accesos independientes para servir a todos los diferentes usuarios del estadio. Dos

accesos rodados, uno al nuevo aparcamiento bajo cancha y otro a una cota superior con salida directa al campo. Esta adecuación de alturas permite generar accesos de público general en los vanos libres alrededor de todo el perímetro, fundamental es un estadio urbano dónde la circulación y dispersión del público es tan necesaria.

Mientras los vacíos en fachada permiten el acceso al interior, los llenos alojan las conexiones verticales. Estos masivos pilares de hormigón recogen la estructura de dos en dos y soportan los graderíos, forjados y cubierta. Dado lo constreñido del solar, el solape de las gradas y palcos sobre la tribuna inferior es clave para alcanzar el aforo objetivo. Es por esto por lo que se necesita una estructura potente de la que puedan colgar estos elementos, evitando así que unos pilares tuvieran que caer sobre la grada. En ambos laterales, los palcos sobrevuelan completamente la grada baja, con una sección atípica, más parecida a un teatro, volcándose sobre el terreno de juego.

Esta verticalidad, junto con los planos horizontales de los palcos y cubierta provocan el rebote de las ondas acústicas de vuelta a la grada, generando el efecto caldera tan deseado en el fútbol. Un ambiente envolvente que transmite el empuje de la afición a los jugadores y la presión ensordecedora al rival.

This article is from: