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Urban-Centric Lighting: un proyecto de iluminación de espacio urbano centrado en las personas

Alberto Barberá Duelo / Anoche Iluminación Arquitectónica. Miembro del Grupo de Trabajo Urban-Centric Lighting del Cluster de Iluminación CICAT

INTRODUCCIÓN

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Los efectos sobre la salud del entorno urbano, de su configuración, han ido adquiriendo relevancia en las últimas décadas como una fuente de preocupación y una prioridad necesaria para la evolución del diseño de los espacios públicos. La ciudad no sólo es percibida como un medio artificial, mecanizado y hostil, heredero en su desarrollo moderno de la planificación industrial; es, además, nociva para la salud y la fuente principal de contaminación del medio ambiente (responsable del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera). Existe la necesidad de humanizar el espacio urbano, de dotarlo de infraestructuras compatibles con la vida: espacios verdes, espacios de relación y de cuidados. La urgencia por reducir el tráfico excesivo y permanente de vehículos a motor propulsados por combustibles contaminantes también ofrece oportunidades para reconfigurar el espacio urbano y sus usos. Un ejemplo de esta aproximación es el concepto de ciudad de los “15 minutos” desarrollado por Carlos Moreno y su equipo y adoptado por la municipalidad de París. Esta iniciativa tiene como objetivo reconvertir un espacio urbano cuyo diseño es demasiado dependiente de la movilidad en automóvil.

En la ciudad de Barcelona hemos asistido a la aparición de un concepto de evolución ambiental de la trama urbana orientada a reducir la contaminación: las “Supermanzanas” (superilles o superblocks) aparecen como una propuesta de Salvador Rueda, director desde su creación de la desaparecida Agencia de Ecología Urbana del Ayuntamiento de Barcelona. Las supermanzanas empiezan a implantarse en 2017 con un objetivo muy concreto: reducir el 13% del tráfico rodado en la ciudad de Barcelona para poder liberar el 60% del espacio urbano para uso peatonal y vecinal. Estas nuevas configuraciones, aplicadas de forma experimental, y que comienzan a ejecutarse como intervenciones definitivas (con modificaciones respecto a su alcance y diseño original), han afectado a la movilidad y al contenido de las calles. En su realización inicial, las supermanzanas se habían intervenido con metodologías y espíritu de urbanismo táctico, un enfoque de intervención urbana de bajo presupuesto y rápida ejecución que permite la evaluación experimental del impacto que se puede alcanzar con la aplicación de iniciativas urbanísticas innovadoras.

EL GRUPO DE TRABAJO URBANCENTRIC LIGHTING

El Grupo de Trabajo “Urban-Centric Lighting” nace en 2021 como uno de los grupos de trabajo dinamizados por el Clúster de iluminación CICAT para plantear respuestas proporcionadas y adaptadas a esta evolución desde el ámbito de la iluminación urbana.

Desde el punto de vista organizativo, esta iniciativa es una colaboración entre empresas del ecosistema de la iluminación e instituciones públicas (el Área Metropolitana de Barcelona es parte integrante). Está formado por tres empresas fabricantes de productos de iluminación (Benito Novatilu, Carandini e iGuzzini), una empresa fabricante de tecnología de control (Vossloh-Schwabe ibérica), un laboratorio de estudios fotométricos y certificación (Asselum), una empresa de desarrollo de software para control de iluminación (KUMUX), un estudio de diseño de iluminación (Anoche Iluminación Arquitectónica), una empresa de servicios, instalación y mantenimiento de instalaciones de alumbrado público (Citelum), y el propio organismo del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), que agrupa competencias supramunicipales del área de influencia de la ciudad de Barcelona.

El Grupo está llevando a cabo una tarea de desarrollo tecnológico de productos y su aplicación en proyectos de iluminación urbana, basada en la evidencia científica de los efectos no visibles de la luz artificial por la noche y su impacto en la salud de las personas. Desde el punto de vista estratégico, la línea del Grupo de Trabajo está motivada por la necesaria evolución del urbanismo hacia un enfoque holístico, centrado en las infraestructuras verdes y la salud, y hacia una reducción de la contaminación ambiental.

El Clúster de iluminación CICAT tiene como objetivos fomentar la innovación y la competitividad en las empresas asociadas, y para este proyecto, el Grupo de Trabajo Urban-Centric Lighting, a través del Clúster, ha conseguido una financiación parcial de fondos de la Unión Europea a través de la línea de Ayudas para proyectos de desarrollo e innovación dentro de las iniciativas de refuerzo de la competitividad para proyectos de Clústeres.

HACIA UNA DEFINICIÓN AMPLIA DE SALUD/BIENESTAR

En un contexto general de búsqueda de la sostenibilidad, el impacto sobre la salud de las personas de las intervenciones en espacio urbano se incorpora como un parámetro de diseño que se puede cuantificar y evaluar. La meta número 7 del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2030 de las Naciones Unidas explícitamente indica que se debe “proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con discapacidad”. Es decir, el acceso al espacio público de calidad debe estar garantizado especialmente para aquellas personas en situación más vulnerable.

La perspectiva de la salud en el diseño de espacios urbanos se suma a la perspectiva de género y a los condicionantes medioambientales como un conjunto de herramientas de evaluación y planificación de la calidad en el diseño. El Grupo de Trabajo ha centrado el desarrollo de las metodologías de proyecto en estos ejes. El espacio urbano, la forma en que se configura y su contenido, no es neutro en su relación con las personas que lo habitan, tiene un gran impacto directo en sus vidas.

Se introducen, asociados con la mejora de la calidad de vida de las personas y su salud, aspectos que afectan a la calidad de la imagen nocturna de la ciudad y que nos hablan de la necesidad de ser exigentes con los proyectos de iluminación de espacio público, pues la imagen de nuestro entorno cotidiano tiene mucho que ver en nuestra autopercepción y bienestar psicológico.

En este aspecto es importante considerar el reparto desigual de un problema como la contaminación lumínica por luz intrusa en las viviendas, que es más agudo precisamente en aquellos barrios con menor poder adquisitivo, donde esta mayor contaminación es consecuencia de la sobreiluminación. El exceso de iluminación puede estar causada por un proyecto de iluminación poco elaborado o directamente inexistente, o por la aplicación de una deficiente tecnología de iluminación, que no proporciona la calidad técnica suficiente. Con frecuencia, además, se aplica en zonas “conflictivas” como un elemento disuasorio de prevención de la delincuencia. A pesar de que no hay ninguna evidencia de que el aumento en la iluminación haga disminuir los índices de criminalidad, esta percepción subjetiva se continúa fomentando, en ocasiones de forma interesada.

Desde el punto de vista de la salud fisiológica, se ha empleado la evidencia científica respecto a los efectos no visuales de la luz en el organismo. Para poder evaluar el impacto con una métrica adecuada, se ha empleado una medida de la iluminancia ponderada en función del efecto que produce sobre el sistema circadiano de los humanos: hablamos de Lux MEDI (Melanopic Equivalent Daylight Illuminace). Para ello, en lugar del fotómetro, las medidas de campo se realizan con espectrómetros capaces de tomar medidas de las diferentes longitudes de onda de la luz, pues algunas de ellas son más nocivas, o más activadoras del sistema circadiano. Lo que se pretende es obtener una iluminación exterior que tenga un impacto reducido y controlado sobre el ritmo circadiano, que es el que, al final, regula el sistema inmunitario y las fases de actividad y descanso del organismo.

Los fabricantes de luminarias del Grupo de Trabajo han desarrollado productos capaces de combinar distintas calidades de luz LED para sintetizar espectros de emisión que sean compatibles con estas métricas, a partir de la combinación de dos fuentes.

EL MARCO METODOLÓGICO DE LAS INTERVENCIONES TEMPORALES EN ESPACIO PÚBLICO

Las intervenciones tácticas en el espacio urbano para incorporar conceptos como las supermanzanas rara vez vienen acompañadas de un cambio equivalente a nivel lumínico, aun cuando se produzca una modificación significativa en el uso del espacio y en su ordenación. Normalmente, estos cambios de prioridades también se deberían acompañar con cambios en las necesidades de iluminación. Los ritmos son otros, las velocidades cambian. Cambian también las prioridades, que ya no están centradas en la importancia de la movilidad mecánica del vehículo automóvil y sus necesidades técnicas y de seguridad. Desde el punto de vista del Grupo de Trabajo las motivaciones de un uso del urbanismo táctico como metodología nos permiten experimentar las estrategias que venimos desarrollando: economía de medios, necesidad de ampliar la perspectiva de las personas usuarias. También es un buen método para introducir cambios en el espacio urbano que necesitan acomodarse, y cierto nivel de adaptabilidad, por ambas partes: la parte de las personas que diseñan las intervenciones y la parte de las personas que las viven de forma cotidiana.

Con este espíritu durante el año 2022 se ha llevado a cabo una implementación de estos sistemas en el Parc del Molinet de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), que mantiene y gestiona el Área Metropolitana de Barcelona. Se ha diseñado una intervención a medida por parte de Anoche Iluminación Arquitectónica, con una implementación de prototipos de las empresas fabricantes (Benito Novatilu, Carandini e iGuzzini) controlados por un sistema inalámbrico de Vossloh (Blue2Light) que combina sensores y sistemas de control DALI y DMX. Los resultados han sido auditados por Asselum y las simulaciones previas se han realizado con el software de simulación espectral de Kumux. La instalación ha contado con la asesoría técnica y la experiencia de Citelum.

LA NECESIDAD DE UN “VERDE MÁS OSCURO”

El impacto sobre el sistema circadiano es transversal para todo el ecosistema urbano. Todos los seres vivos poseen un reloj biológico que regula su fisiología, y que es sensible a la activación circadiana mediante la cantidad y la calidad de la luz ambiental. A pesar de que centremos nuestras métricas en los efectos nocivos para la salud de las personas, debemos asumir el daño que se está haciendo a las especies de plantas, insectos y animales, para tratar de minimizarlos y adquirir un enfoque lleno de conciencia sobre la importancia de la oscuridad. Y más aún en las zonas verdes. La apuesta por una mayor presencia de la naturaleza (incluso en estado salvaje o semisalvaje) en el entorno humano construido incluirá entonces el aumento de las “zonas oscuras”, al menos a nivel circadiano. Estas áreas serían iluminadas con criterios de mínimo impacto sobre la salud de las personas, sin renunciar a un nivel de iluminación práctico y eficiente para la percepción y la seguridad. Los entornos fronterizos entre las áreas urbanizadas y las zonas verdes (o mejor: simplemente todas las zonas no urbanizadas) deberían ser objeto de un tratamiento específico con esta perspectiva.

Fotografías: CICAT Cluster de Iluminación de Cataluña. Grupo de Trabajo Urban-Centric Lighting. Fotografías de G.D’Apuzzo (www.giano.es)

Cómo tratamos desde el Grupo de Trabajo el límite, los puntos de contacto entre los espacios verdes y los espacios urbanos: Para minimizar el impacto circadiano en animales

(incluidos humanos) y plantas, se limita el contenido espectral en función de los horarios. La accesibilidad de los espacios verdes queda garantizada con niveles suficientes de iluminación, pero no se incentiva el uso en determinados horarios, manteniéndolo en un nivel de relativa oscuridad. El espacio verde es accesible en condiciones “naturales”, es decir: sin luz “urbana” en horario nocturno. Entendiendo por luz urbana aquella destinada a la rápida movilidad, o a la actividad económica, con elevados niveles y uniformidad. Por cuestiones de seguridad y responsabilidad los parques abiertos de noche deben asegurar unas mínimas condiciones de luz, por lo tanto, proponemos que estas condiciones sean lo menos perjudiciales posible. De nuevo: limitemos o eliminemos el impacto negativo sobre la naturaleza urbana, de la actividad no natural, específicamente humana.

REDUCIR LOS NIVELES PARA REDUCIR LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA

La excelencia óptica, la eficiencia energética y el control del contenido espectral no son suficientes para eliminar los problemas causados por la desaparición de los cielos oscuros. La contaminación del cielo nocturno sólo se disminuye disminuyendo la cantidad de energía emitida. Existe una creencia que nos ha servido para tranquilizarnos durante un tiempo, consistente en que la adopción de la tecnología LED iba a significar por sí sola una disminución en la contaminación debido a estos avances tecnológicos (mejores ópticas y eficiencia energética). Después de unos años de implementación de esta tecnología, ya es evidente el aumento de la contaminación del cielo y no se ha experimentado una mejoría cuantificable. De hecho, el contenido espectral de la luz proveniente del LED la convierte en más nociva potencialmente que las fuentes tradicionales de descarga, que no contaban con picos tan altos de energía en las longitudes de onda cortas (luz azul), que son las más dañinas.

La solución, en realidad, consiste en la aplicación consciente y consecuente de la tecnología que ya está disponible en el mercado para reducir las emisiones.

La tecnología de control empleada permite crear redes autónomas inalámbricas con tecnología bluetooth que no necesitan ser monitorizadas para funcionar. Esto es un aliciente considerable en caso de que querer plantear proyectos de actualización o retrofit, pues el impacto a nivel de infraestructura e instalación es muy bajo. Esta tecnología permite el uso de sensores y temporización, con lo que desarrollamos lógicas de funcionamiento que acotan aún más el nivel de iluminación en función del horario y del uso del espacio.

Diseñar una iluminación para la ciudad es también diseñar desde el amor al proyecto y a la propia profesión. Liberarse de los estigmas sociales y de los prejuicios prevenciones que nos conducen siempre al camino de la sobreiluminación es un paso necesario. Debido a que la sociedad no está preparada para caminar en la oscuridad sin miedo, y por motivos que todavía son objetivos y fundados, debemos proporcionar a las personas luz suficiente que les acoja y les haga sentirse acompañadas. Que les permita percibir de forma suficiente el entorno, sin agresividad. Que les de autonomía y libertad de movimientos, de modo que la luz no contribuya a que el acceso a la ciudad nocturna esté vetado a ciertos grupos de personas.

Ya hemos dicho en alguna ocasión que la iluminación no puede resolver por sí misma problemas tan complejos como los planteados por la configuración urbana del presente y aquellos que está demandando la sociedad del futuro. Pero puede acompañar a un espíritu constructivo y abierto, de confianza en el futuro y en las personas. Puede visibilizar las pequeñas luchas y momentos de la vida cotidiana, en lugar de servir de mera expresión del poder económico o político, de un estado de cosas del que ya se sabe que no sólo es injusto, sino profundamente insostenible.

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