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Cómo gestionar el sonido en las ciudades para mejorar el bienestar urbano

Saúl Santolaria

El informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente «Fronteras 2022» señala la contaminación acústica como un riesgo ambiental emergente y la importancia de crear paisajes sonoros de calidad.

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Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU el número 11 está dedicado a «lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles». Ese objetivo tiene mucho que ver con la gestión de los sonidos y con la construcción de los paisajes sonoros adecuados en cada urbe. «Somos lo que escuchamos». Es una dimensión que el ciudadano exige y que todavía no se tiene muy en cuenta, ya que generalmente se contempla el sonido como un residuo —el ruido— a eliminar y no un «recurso» a utilizar. Además de reducir la contaminación acústica en la ciudad, también se trata de integrar sonidos que despierten nuestras emociones: nos resulten agradables, nos relajen o activen nuestros recuerdos, creando espacios sonoros de bienestar.

La contaminación acústica es uno de los riesgos ambientales emergentes y cada vez es más relevante considerar paisajes sonoros que contribuyan al bienestar físico y psicológico de las personas, especialmente en el entorno urbano.

Desde Global Sound Lab, estamos llevando a los grandes municipios la iniciativa de realizar auditorías sonoras como un primer paso para poder abordar la gestión de los sonidos urbanos. Hemos presentado un proyecto a varios ayuntamientos y tenemos también un proyecto pionero para crear en Bilbao el summit internacional Ciudad Mundial del Sonido www. bestsoundingcityawards.com; un galardón que premie y donde compitan las mejores prácticas y gobernanzas con el objetivo de crear ciudades acústicamente más confortables y sostenibles.

La propuesta plantea un periodo de 10 meses en cinco fases, que incluye el análisis de todos los datos ya recogidos a través de trabajos anteriores para crear una bibliografía completa sobre el sonido en la ciudad. También se realiza trabajo de campo, documentando los sonidos y actividades; identificando los sonidos deseados y los no deseados, los sonidos naturales-por ejemplo, dentro de espacios verdes- y los provocados por la propia acción humana: la obra pública, la industria residual, el ocio nocturno, el tráfico rodado…. Todo ello dese los criterios del referente de «paisajes sonoros sostenibles».

Todos los datos recogidos se analizan y clasifican, junto con las medidas a implementar, integrando la perspectiva de arquitectos y urbanistas. También se realiza una propuesta de identidad sonora reconocible, que se testea a través de análisis de datos y medición cualitativa basada en inteligencia artificial, así como encuestas y participación ciudadana.

«Un ejemplo de la marca sonora de una ciudad se puede encontrar en el paisaje sonoro de Estambul: los gritos de los vendedores ambulantes, mercados y mezquitas; el ruido del tráfico y cursos de agua circundantes. La gestión del sonido permite acentuar las características propias y optimizar el paisaje sonoro para conseguir los efectos más beneficiosos.»

¿El resultado de integrar la perspectiva sonora? Parques urbanos tranquilos, caminos, áreas verdes dentro de bloques de apartamentos, patios, jardines y otras áreas de ocio… lugares accesibles y cercanos dentro de la metrópoli donde la gente puede escapar del ruido, lo que contribuye a la salud y el bienestar de las comunidades locales. También a mejorar todos los indicadores biométricos en el organismo, desarrollando espacios biofílicos para preservar nuestros ciclos circadianos y mejorando así nuestra calidad de vida.

UN PROBLEMA AMBIENTAL Y DE SALUD

Según con el informe «Fronteras 2022», la contaminación acústica ya se ha convertido en un problema ambiental y de salud pública. En toda la Unión Europea, de media, el 20% de la ciudadanía está expuesta a niveles de ruido de tráfico que se consideran nocivos para la salud, siendo muchas las áreas urbanas que lo superan.

Pero no es el tráfico la única fuente de contaminación acústica; esta también puede provenir de actividades de ocio, empresariales, domésticas, etc.

Entre los efectos nocivos de una exposición prolongada a altos niveles de ruido, se encuentran desde el malestar temporal hasta el estrés severo, incluyendo el desarrollo de trastornos cardiovasculares. En el estudio se estima que en Europa 22 millones de personas sufren molestias crónicas por ruido.

También que la exposición al ruido ambiental, continuada y a largo plazo, contribuye a que surjan 48.000 nuevos casos de cardiopatía isquémica en Europa.

PAISAJES SONOROS CON EFECTOS POSITIVOS

Por el contrario, hay sonidos que son beneficiosos, como los sonidos de la naturaleza, que tienen efectos positivos en el estado físico y mental: transmiten serenidad, calma, seguridad, nos conectan con el entorno…

Lo que se propone es ir un paso más allá en el combate al ruido para gestionar todos estos sonidos que se producen a través de distintas fuentes en una ciudad. Basándose en el estudio, la clasificación y el inventario de estos sonidos (además de otros aspectos) en una auditoría sonora, se plantea trazar un plan de acción para su adecuada integración y equilibrio, creando paisajes sonoros que aporten bienestar.

Los paisajes sonoros aluden a la forma de percibir y experimentar los sonidos de un lugar en un momento concreto. Tal y como sugiere su nombre, es el equivalente acústico de «paisaje» e incluye todas las fuentes de sonido, tanto las deseadas como las no deseadas.

Al igual que el diseño del paisaje se centra en mejorar la percepción visual del entorno, en el ámbito sonoro incluye la gestión de los elementos del entorno acústico, ya sea a través del diseño acústico o mediante la gestión del espacio exterior.

SOLUCIONES

Teniendo en cuenta la gran diversidad de sonidos que se producen en una ciudad y que algunos se pueden aminorar, pero no evitar, como las sirenas de los servicios de emergencias, el tráfico, la actividad comercial, obras… ¿qué medidas se pueden llevar a cabo para crear los paisajes sonoros?

Es imposible lograr un silencio total, pero gran parte del ruido de la ciudad se puede enmascarar y atenuar. Entre las medidas que se pueden activar está el uso de fuentes sonoras naturales en la planificación y el diseño urbano, como el agua y la vegetación, que ha demostrado ser eficaz para este propósito y agradable para el público.

Aumentar las áreas verdes en la ciudad tiene el potencial de contribuir a la tranquilidad de los espacios y pueden atraer vida silvestre al centro de la ciudad, con el correspondiente potencial de mejorar el paisaje sonoro natural.

La vegetación puede absorber energía acústica, difundir el ruido y reducir la amplificación. Entre las soluciones verdes se encuentran:

• cinturones de árboles o arbustos que pueden atenuar el ruido.

• paredes verdes en los edificios, que pueden reducir hasta 40 dB el ruido y la vibración del exterior.

• techos verdes en los edificios, que absorben la propagación del ruido.

También se pueden utilizar otras barreras acústicas e intervenciones para reducir y mitigar las emisiones.

La exposición a los sonidos naturales contribuye a la relajación y la restauración psicológica. Parques públicos, jardines y otras áreas verdes proporcionan sonidos agradables de la naturaleza, como susurros de hojas, ramas de árboles que se balancean y pájaros que cantan. Así, las zonas urbanas tranquilas dan un alivio acústico frente a un entorno ruidoso.

IDENTIDAD Y DIVERSIDAD TAMBIÉN EN EL SONIDO

Además, en los paisajes sonoros también hay que integrar otro tipo de sonidos cotidianos y reconocibles que contribuyen a crear la identidad local. Sonidos únicos que transmiten un significado para la comunidad y son puntos de referencia, que se identifican como marcas sonoras. Por ejemplo, un tañido específico de campanas o un sonido de una actividad particular.

La calidad sonora de los espacios urbanos se manifiesta también a través del sonido de las «voces» de los propios ciudadanos y las comunidades diversas e inclusivas, que dan carácter identitario y de pertenencia. «Algo que el silencio por sí solo no puede lograr».

Saúl Santolaria

Saúl Santolaria comenzó su andadura y sensibilidad por aspectos relacionados con el sonido y la acústica en la Facultad de Física de la EHU/ UPV y es un polifacético ponente, formador, experto en acústica, productor e ingeniero de sonido.

Desarrolla su trabajo e investigación sonora en Global Sound Lab y en los estudios Sweet Saúl Music, ambos espacios fundados por él hace más de 20 años. Experto en audio, acústica y en identidad sonora corporativa, participa en foros especializados en desarrollo urbano, como Bilbao Urban & Cities Design y Onu-Habitat.

Fundado en 2018, el equipo de Global Sound Lab (www.globalsoundlab.com) es experto en el sonido, en todos sus ámbitos: urbanos, empresariales, sociales y culturales. Destaca su especialización en audio branding, con su innovadora propuesta de sonotipos o logotipos sonoros. Son sonidos breves que activan la asociación a una marca, de una forma límbica, accionando determinados resortes emocionales. El equipo de www.sonotipo.com se encarga de crear combinaciones musicales alineadas con la identidad corporativa de las marcas, analizando a través de «inteligencia artificial» y «deep learning» los resultados que producen en las personas oyentes para seleccionar los más efectivos.

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