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Espacios de juego: identidad y lugar
Galopín Playgrounds
Cierra los ojos un momento y crea un mapa mental de tu ciudad o el entorno en el que vives, con la mayor extensión que puedas.
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Seguramente pensarás en calles que frecuentas, edificios singulares, monumentos, barrios, plazas y parques. Esos son los elementos en los que fragmentamos y entendemos la ciudad, y que conforman los mapas mentales que hacemos de las urbes para poder distinguirlas entre sí y orientarnos en ellas. Es decir, son los elementos que dan identidad a la ciudad.
Los espacios de juego forman una parte fundamental dentro de esos mapas mentales urbanos: son nodos, o lugares a los que se acude a estar, a divertirse y a socializar. Las experiencias de juego libre generan un vínculo importante entre las personas y su entorno: el propio desarrollo del juego, la manipulación de elementos, los recorridos y dinámicas, requieren una atención más alta y un mayor uso de los sentidos de lo habitual. Además, el bienestar físico y mental que se producen al jugar y relacionarse con otras personas, permite que estas experiencias se transformen en recuerdos perdurables en la mente.
Todo esto causa que, de forma natural, los usuarios se identifiquen con los parques infantiles a los que acuden y los entiendan como espacios propios, por lo que su autoestima y calidad de vida se liga también con la calidad y estado de estos lugares.
LOS PARQUES EN LAS CIUDADES
Los parques infantiles forman parte de la historia reciente de nuestras urbes, ya que se han generalizado durante el siglo XX. La progresiva motorización de las ciudades impidió que los niños desarrollaran los juegos tradicionales en las calles, como se venía haciendo hasta entonces. Por ese motivo se hizo necesario diseñar espacios específicos donde los niños pudieran jugar con libertad y seguridad, relacionarse, ejercitarse y disfrutar.
Para los niños, el juego es algo innato y tiene beneficios fundamentales para su desarrollo físico y cognitivo, además de relacionarse directamente con su felicidad y bienestar. Sin embargo, a los parques infantiles no siempre se les ha dedicado la atención que merecen: a menudo encontramos en las ciudades espacios indiferenciados y sin identidad, a modo de rectángulos vallados que se aterrizan sobre la trama urbana sin relación con su entorno.
Es muy conveniente señalar que estos espacios merecen la misma atención y cuidado en el diseño que otros elementos urbanos, como los jardines y plazas en los que frecuentemente se integran.
CREAR ESPACIOS IDENTITARIOS
En Galopín Playgrounds y su departamento de proyectos especiales, XOGO, trabajamos para conseguir espacios que aporten identidad a su entorno. Buscamos que nuestras intervenciones tengan una imagen coherente, que permita crear un lugar reconocible, único y con significado. Nuestro objetivo está en mejorar la felicidad de las personas y favorecer las relaciones humanas, especialmente entre los niños, mediante la práctica del juego libre no dirigido.
La clave para diseñar espacios que se conviertan en focos de atracción, llenos de vida y actividad, es combinar de manera adecuada forma y función. La función consiste en crear una oferta de juego variada, siguiendo criterios pedagógicos y lo suficientemente interesante para que todos los niños puedan divertirse en el área de juego, independientemente de su edad y de sus capacidades. La forma debe ser cuidada, casi a modo escultórico, para que todos los visitantes puedan disfrutar el espacio. Dependiendo de las necesidades del lugar, puede diseñarse un espacio de juego para integrarse de manera armoniosa en su entorno, o para destacar y convertirse en punto de referencia.
Un ejemplo de intervención reciente es El Laberinto, en el parque de La Vallesa, Calpe. En este caso se consigue la reactivación de un área de esparcimiento mediante distintas intervenciones paisajísticas, que incluyen la construcción de un gran laberinto inclusivo y lleno de juegos. El espacio lúdico se encuentra sutilmente delimitado mediante una rocalla en la que se plantan diversas especies botánicas. El propio laberinto permite crear una marca de lugar, algo fácilmente reconocible por los habitantes de la ciudad y que da una nueva identidad a la zona.
PLAYGROUNDS COMO IMAGEN CORPORATIVA
Estas consideraciones son de interés para la planificación urbana, pues los espacios de juego pueden mejorar la vida de barrios o plazas; pero también son beneficiosas para iniciativas privadas como centros comerciales o resorts. Introducir espacios de juego acordes a su identidad corporativa, refuerza la imagen del centro a la vez que focaliza la actividad en determinadas áreas de interés.
En XOGO hemos diseñado y fabricado distintos espacios de juego en centros comerciales. Cada uno sigue una estrategia completamente adaptada al lugar y sus necesidades, pero todos dialogan con el centro, transmitiendo calidad y un carácter diferenciador.
• A-maze.inc y Esfera, CC Plaza Rio 2, Madrid: son dos intervenciones con carácter abstracto y contemporáneo. Los juegos se integran en el lenguaje estético y los materiales del edificio, a la vez que destacan por su posición y geometrías inusuales.
• Atanor, CC El Ingenio, Vélez-Málaga: espacio de juego que refuerza la imagen corporativa del centro comercial, de estilo industrial. Su gran torre con toboganes es todo un reto para los niños, a la vez que sirve como tótem del centro.
• Ondas do Mar, CC Vialia, Vigo: el centro es una suma de momentos, de espacios que cuentan historias. El espacio de juego se convierte en un elemento narrativo que nos conecta con la cultura de Vigo.
Este último espacio combina una forma reconocible y fácilmente identificable (un barco navegando entre las olas), con una jugabilidad muy estudiada y materiales de alta calidad. Las olas incluyen juegos fácilmente accesibles y con un nivel de riesgo muy bajo. El propio barco cuenta con un área inferior que se puede recorrer con facilidad, incluso en silla de ruedas, y niveles superiores donde el juego implica un mayor desafío. Además, hay dispuestas distintas sorpresas que los niños podrán descubrir a medida que juegan como un timón que suena como las olas del mar al girar o un periscopio que permite otear el horizonte desde la parte más alta del barco.
En conjunto, este espacio no es sólo un juego, sino que es toda una escenografía que permite que los niños la recorran, descubran y creen sus propias aventuras. Al anochecer, los elementos se iluminan mediante tiras LED integradas en el diseño, de forma que la experiencia lúdica se hace aún más especial en esos momentos y se refuerza su carácter único.