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Nuevo jardín de plataneras del Espacio Cultural El Tanque, Santa Cruz de Tenerife
Fernando Menis
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Antecedentes
El Espacio Cultural El Tanque es un antiguo depósito de petróleo, representativo para la historia industrial de las Islas C anarias, que ha formado parte de la geografía urbana de Santa Cruz de Tenerife desde que en 1929 abriera sus puertas la primera refinería de España. Ante el inminente desmantelamiento de la misma, en 1995, un grupo de activistas, la actual Asociación Amigos del Tanque, impulsó la idea de conservar uno de sus grandes bidones. El arquitecto Fernando Menis lideró la rehabilitación y adaptación del Tanque a usos culturales y dio soporte a la Asociación hasta conseguir, en 2014, su catalogación como Bien de Interés Cultural. En 2022, la Asociación celebró los 25 años de existencia del Tanque con un proyecto de restauración ecológica de
En la visión de Menis, el nuevo jardín de plataneras que rodea el vestigio de patrimonio industrial rememora el paisaje agrícola anterior a la industrialización, escenificando la ciudad como lugar de convivencia de las diversas épocas, culturas y sensibilidades que han ido modelando la identidad de Santa Cruz de Tenerife.
EL TANQUE: ANTIGUO DEPÓSITO DE PETRÓLEO
El Espacio Cultural El Tanque es el antiguo tanque 69, un enorme bidón que sirvió durante muchos años para el refinado y almacenamiento de crudo, integrado en la refinería de CEPSA, la primera de España, que se construye en Tenerife hacia 1930. Es una pieza cilíndrica de 50 metros de diámetro y casi 20 metros de altura que representa uno de los últimos vestigios de una industria que, en el último medio siglo, ha formado parte de la geografía urbana de Santa Cruz de Tenerife. Conserva su aspecto exterior e interior original, habiéndose adaptado a su nuevo uso cultural con una mínima intervención arquitectónica mediante el reciclaje e incorporación de materiales procedentes de desguaces. Así una antigua pasarela de ferry abandonada en el puerto de la ciudad, se recicla para el acceso; la puerta de entrada al espacio y la rampa interior se construyen con grandes chapas rescatadas de los otros depósitos demolidos; y los lucernarios se hacen con barriles vacíos de CEPSA adaptados al nuevo uso.
En una época en la que el crecimiento de la ciudad ya había convertido la zona industrial ocupada por la refinería de CEPSA en un barrio residencial, la conservación del bidón en su ubicación original, fue una historia de activismo extendida desde 1997 hasta 2006 cuando, por primera vez, apareció reconocido en los documentos de planeamiento urbano de la ciudad. En 1995 cuando se decidió su desmantelamiento, la entonces Consejera de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife, Dulce Xerach Pérez, impulsó la idea de conservar uno de sus grandes bidones y reunió apoyos alrededor de esta iniciativa sin ánimo de lucro, para acabar siendo la Asociación Amigos del Tanque.
El Espacio Cultural El Tanque recibió varios premios que reconocieron la calidad de su remodelación y, durante sus 25 años hasta ahora, ha albergado desde exposiciones, performances e instalaciones in s itu hasta cine, teatro conciertos de música clásica y pop rock. También es la sede del Festival de Música Electrónica KEROXEN que se celebra anualmente. Sin embargo, el entorno del Tanque no recibió atención suficiente y quedó casi abandonado durante dos décadas.
JARDÍN DEL TANQUE O LA RE-NATURALIZACIÓN DE UN LUGAR
Coincidiendo con la preparación de los 25 años del aniversario de este singular espacio, la Asociación Amigos del Tanque impulsó la creación de un jardín que ocupara su entorno. No solo se consiguió que quedara una huella de la historia industrial de Santa Cruz, sino que ahora se recuperaba otro estrato más, la historia agrícola, que desapareció de la ciudad a comienzos del siglo XX. Con el apoyo del Gobierno de las Islas Canarias, se rehabilitó el entorno para dar lugar al primer espacio público verde en el barrio de Cabo Llanos.
El perímetro del El Tanque se cubre con plataneras como una forma de recordar la actividad agrícola que existía en esta zona antes de ubicar aquí la refinería CEPSA, en los años 30. En la visión del arquitecto Fernando Menis, se puede intuir la evolución del lugar a través de un efecto sorpresa: a medida que el tiempo ha ido pasando, desde mayo de 2022 hasta ahora, la exuberante vegetación subtropical ha ido colonizando la reliquia industrial, enmarcando su fascinante presencia a la vez que restaurando la memoria del pasado agrícola para construir un sentido de continuidad cultural y pertenencia.
Proyecto Paisaj Stico
El proyecto paisajístico se basa en un enfoque botánico, buscando crear un jardín de alta biodiversidad en un barrio que carece por completo de zonas verdes públicas. Se han plantado más de 700 árboles, entre cipreses, flamboyanes, palmeras Roystonea Regia, Monstera Delicios, Ficus Repen y arbustos, además de áreas con plantas aromáticas.
Sin embargo, la mayoría de los árboles son Musa Paradisiaca, en homenaje a las antiguas plantaciones de banano que ocuparon el lugar antes de que fueran convertidas al uso industrial. Esta especie de banano es conocida comúnmente como platanera: crece rápido, alcanza los 7 metros de altura, suele florecer en verano y necesita estar orientada hacia el sol, por lo que el lugar escogido es ideal por su clima.
Elementos de Iluminació y Mobiliario Realizados con Desechos
Siguiendo la misma lógica del re-uso y reciclaje que se aplicó en la rehabilitación del Espacio Cultural, se han d iseñado los elementos de iluminación y de mobiliario urbano con desechos. Se recuperan de la basura las botellas de oxígeno de los buceadores y se adaptan a su uso como luminarias. Además, como unos de los principales usuarios del jardín son los niños, el aspecto de las mismas hace un guiño a los Minions, personajes de dibujos animados. El cuidado por el impacto medioambiental también se percibe en la orientación de la lámpara que evita la contaminación lumínica del cielo, así como el riego de la vegetación, que se abastece con agua reciclada.
«Se ha realizado una investigación hasta contrastar que esa zona era agrícola y estaba llena de fincas plataneras y tomateras, además de plantas autóctonas de la costa como tabaibas, cardones, verodes, etc., todas ellas comunidades vegetales nativas de las Islas Canarias, que requieren poco riego, son resilientes y duraderas. Recuperando la historia agrícola de Santa Cruz, desaparecida en todas sus zonas de costa, el entorno del Tanque se plantó con plataneras de la especie Musa paradisiaca y los tomates crecieron solos ya que debían existir cepas de más de 90 años, supervivientes a toda una época industrial que, con una preparación del terreno y un poco de agua volvieron a crecer, porque la tierra, el suelo, tienen memoria, aunque a veces se nos olvida» – Fernando Menis.