Antología 4 Cuentos de Navidad

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Diciembre 2019

Asociaciรณn y Misiรณn Educativa Lasallista


Antología IV Cuentos de Navidad AMEL Rafael Cerón Sigala, fsc. Secretario para la Asociación y Misión Educativa Lasallista David Espinosa Soto Comunicación Gloria Quirós Pérez Catequesis Oliverio Carbajal Zaragoza Pastoral Virginia Pérez Cervantes Inglés

ÍNDICE "Navidad Feliz" Profesora Gladis Díaz Colegio De La Salle, Santiago de los Caballeros República Dominicana Pág. 2 "Grandes Cosas son Posibles" LEP. Alejandra Del Razo Hernández La Salle Playa del Carmen Pág. 3 "Jesús Visita mi Casa" Miss Verónica Vergara La Salle Playa del Carmen Pág.4 "La Esperanza de la Navidad en los Almohadones Bordados" Tania Juárez Osornio La Salle Gerardo Monier Pág. 5 "El Sueño de un Pueblo Pobre y Trabajador" Juan Miguel Díaz Flores Escuela Cristóbal Colón Pastoral Preparatoria Pág. 6 "La Magia de una Carita Pintada" Aída Guadalupe Muñoz Jiménez Universidad De La Salle Bajío Campus Américas Pág. 8 "Job y Giuseppe" Daniel Verdín Balderas Universidad De La Salle Bajío Campus Juan Alonso de Torres Pág. 10


"Que no Tendremos Navidad" Mtro. Marcos Ignacio Nicasio Vázquez Universidad De La Salle Bajío, Campus San Francisco del Rincón Pág. 11 "Para compartir..." María del Rosario Perea García Universidad De La Salle Bajío, Campus Juan Alonso de Torres Pág. 12 "La Magia de la Navidad" Ma. Marjorie Moreno Gutiérrez Universidad De La Salle Bajío, Campus San Francisco del Rincón Pág. 14

"Jesús es la Navidad" MAD. Cristal Ramírez Rosas Preparatoria La Salle Playa del Carmen Pág. 22

"Viaje de Navidad" Alejandro García Miranda Universidad De La Salle Bajío, Preparatoria Campus Salamanca Pág. 15

"Un Salto de Fe" Beatrice Laura Morales Chapa Coordinadora de Pastoral Preparatoria La Salle Playa del Carmen Pág. 23

"Una Navidad Caribeña" Mtro. Rafael A. Mendiburu Arjona La Salle Cancún Pág. 16

"El Peregrino" Andrés Alejandro Balderas Muñoz Universidad La Salle Oaxaca Pág. 24

"Álbum de Navidad" Daniela Dafne Camacho Vieyra La Salle La Piedad Pág. 17

"La Navidad de Yolic" Susana Mejía Morales SEPCA Pág. 25

"La Esperanza en todo" Mayte Cisneros La Salle La Piedad Pág. 18

"Sentido Navideño" Francisco Fabián Rodríguez Montejano La Salle Vasco de Quiroga Pág. 26

"Una Navidad para Compartir" Diego Rodríguez Herra, Fermín Rodríguez Lima, Leydi Marleny Xenequeb Chan Preparatoria La Salle Playa del Carmen Pág. 19

"Baxjuä" Ana Bella Corona Silva Alma Rosa Pérez Soto La Salle San Juan del Río Pág. 27

"Un Lugar que Sí Existe" Andrey Chim Pat Preparatoria La Salle Playa del Carmen Pág. 20

"La Cena de Navidad" Josefina Laura Juárez Villanueva Universidad La Salle Oaxaca Pág. 28

"Milagro en la Víspera Navideña" Prefecta Itzayana Ovalles Cifuentes Secundaria La Salle Playa del Carmen Pág. 21

El club de los diferentes María del Carmen Rodríguez Ortiz Universidad La Salle Oaxaca Pág. 29


NAVIDAD FELIZ Rosa se había levantado muy emocionada porque esta Nochebuena sería diferente a la de años pasados: en lugar de celebrarla con escasos alimentos y regalos sencillos, habían sido invitados por el tío Juan, que era muy adinerado. Él vivía solo y quería compartir con ellos esa velada especial. La fiesta inició cuando un carro lujoso se estacionó frente a su humilde morada para trasladarlos a la esplendorosa mansión. Rosa y su hermano Pedro estaban fascinados al llegar, pues era como actuar en una película de Disney. El tío los esperaba en el comedor principal para darles la bienvenida. La cena fue glamurosa y gourmet: una variedad infinita de entradas, un bufé con jugosas carnes, propias de la ocasión, y una cantidad interminable de deliciosos postres. De fondo, se escuchaba un concierto de villancicos clásicos. Y aún faltaba lo mejor: cada uno, recibió varios regalos muy finos. Ninguno lo podría creer. “¡Qué felicidad!”, le dijo Rosa a su hermano Pedro. Ya de regreso, escuchó que su padre le decía a su madre que, si ellos tuvieran una fortuna como esa, serían felices. A Rosa se le ocurrió una idea: le escribiría una carta al niño Jesús para que su regalo de Navidad fuera que hiciera realidad el deseo de su papá. Al día siguiente, el abogado del tío Juan llamó a la puerta y les comunicó la noticia del repentino fallecimiento de su pariente. Y en vista de que ellos eran la única familia que él tenía, eran los herederos exclusivos de toda su fortuna. La profunda tristeza que los embargó pronto fue disipada por la inmensa alegría de su nuevo estilo de vida. Todo marchaba bien, pero con el manejo de las empresas y las actividades sociales de los padres y curriculares y extracurriculares de los hijos, ya no había tiempo ni siquiera para comer juntos. El padre, por un lado; la madre, por el otro; cada hijo en su propio mundo, con sirvientes que atendían sus necesidades: en eso consistía su nueva felicidad. Un año después, Rosa que extrañaba todos los momentos compartidos con sus seres queridos, escribió otra carta: esta vez le propuso al Niño Jesús que intercambiara el dinero por su familia para tener una verdadera Navidad feliz, como antes. Profesora Gladis Díaz Colegio De La Salle, Santiago de los Caballeros República Dominicana

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“GRANDES COSAS SON POSIBLES”

hermana fue que el vuelo había sido cancelado, la aerolínea se encontraba en bancarrota y sin avisar a nadie, así de repente, canceló todos los vuelos y ellos no llegarían a celebrar la Navidad con Santiago. Todos estaban muy tristes, algunos también muy Es Noche Buena, la noche antes de Navidad, la molestos por la situación, pero Santi estaba a punto noche en donde todo el mundo se reúne con de llorar que lo mejor fue terminar la llamada. amigos o familiares y se preparan exquisitas cenas Cuando colgó el teléfono se sentó en la orilla de la donde todos disfrutan de los deliciosos manjares banqueta y comenzó a llorar desconsoladamente, que se preparan en familia, todos quieren ayudar y tapó su cara con sus manos y agachó la cabeza casi ser parte de tan majestuosa celebración. entre sus rodillas, quizá pasaron un par de minutos cuando de repente sintió que algo le rozaba la En la casa de Santiago aún no llega nadie. Él espalda, no hizo caso, estaba tan triste que no le está feliz preparando la cena, ha horneado un importaba nada, pero nuevamente sintió en su enorme pavo, será acompañado con la ensalada espalda un suave toque y del otro lado sintió algo en de manzana que a todos les gusta, en especial a su oreja como si alguien lo hubiera lamido, entonces su mamá quien le enseñó a prepararla cuando levantó la mirada y vio una enorme lengua frente a contaba apenas con 7 años. Ya casi estaba todo sus ojos, al principio se asustó, pero cuando miró listo, las manzanas cortadas en cuadritos revueltas con más atención vio que era un perro hermoso, con crema, leche condensada, trocitos de nuez y un poco descuidado porque era un perro callejero, cuando estaba a punto de agregar los trocitos de pero era muy lindo y su mirada denotaba calma y duraznos en almíbar recordó que a su mejor amigo paz, entonces Santi giró la cabeza y vio que no solo no le gusta el durazno, sino que él ama el sabor de era un perro, ni dos, ni tres, eran cuatro perros que la piña, entonces decidió separar una parte de la lo estaban mirando tiernamente como tratando de ensalada para prepararla como a su amigo le gusta consolarlo. - No van a poder venir- dijo Santiago a solo que le faltaba ese ingrediente que haría sentir los perros como si quisiera que ellos entendieran tan bien a su amigo y decidió ir al supermercado y le contestaran algo; sin embargo, solo lo miraron para comprarlo, salió apresuradamente de su casa y uno se acercó a él restregándose en su pierna y corrió un par de cuadras, aún estaba abierto, tiernamente, Santiago tomó su bolsa y caminó a compró lo que necesitaba y se fue. su casa, abrió la puerta y se dispuso a entrar, miró hacia atrás, los perros seguían ahí, mirándolo, pero En las calles ya no había gente, estaba empezando a la vez temblando un poco pues la noche había a oscurecer y como es común en Noche Buena, caído y ahora sí se sentía mucho frio. Santi los miró los negocios cierran temprano y la gente se va a a los ojos, ya no se sentía triste, estaba calmado y casa mucho antes de lo habitual, así que Santi se en paz, se sentía mejor; entonces, abrió la puerta encontraba solo en la calle y tenía un poco de frío y los dejó entrar, todos estaban muy contentos porque salió tan deprisa que se olvidó de llevar menos Santi, ¡él estaba feliz!, compartió la cena su chamarra y su bufanda, aún así, él estaba feliz con ellos. Aquella noche él encontró cuatro amigos porque faltaban solo unas horas para que llegaran incondicionales, leales, valientes y muy entusiastas, al aeropuerto sus padres, sus hermanos, un par de nunca más los dejó ir. Ellos encontraron un nuevo primos y tres de sus amigos entre ellos su mejor hogar en Navidad, encontraron una Nueva Vida. amigo Jesús. ¡Feliz Navidad.! Santiago estaba justo en la esquina de su casa cuando de repente escuchó su celular. Era su LEP. Alejandra Del Razo Hernández hermana, se puso muy nervioso, estaba muy La Salle Playa del Carmen entusiasmado, dejó la bolsa del super en el suelo y atendió de inmediato la llamada. Lo primero que pensó fue que solo era para avisarle que ya estaban en el aeropuerto, pero no fue así, lo que le dijo su Antología de Cuentos de Navidad 4

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JESÚS VISITA MI CASA Era la noche de Navidad. Un ángel se apareció a una familia rica de un lejano pueblito llamado Valladolid, y le dijo a la dueña de la casa: - Te traigo una buena noticia: Esta noche el Señor Jesús vendrá a visitar tu casa. La señora quedó entusiasmada: Nunca se hubiese imaginado que fuese posible que en su casa sucediese este milagro. Trató de preparar una cena excelente para recibir a Jesús. Encargó pollos, conservas y vino importados. De repente sonó el timbre. Era una mujer mal vestida, de rostro sufrido, con el vientre hinchado por un embarazo muy adelantado. - Señora, ¿No tendrá algún trabajo para darme? Estoy embarazada y tengo mucha necesidad del trabajo. - ¿Pero esta es hora de molestar? Vuelva otro día, respondió la dueña de la casa. Ahora estoy ocupada con la cena para una importante visita. Poco después, un hombre, sucio de grasa, llamó a la puerta. - Señora, mi camión se ha arruinado aquí en la esquina. ¿Por casualidad no tendrá usted una caja de herramientas que me pueda prestar? La señora, como estaba ocupada limpiando los vasos de cristal y los platos de porcelana, se irritó mucho: - ¿Usted piensa que mi casa es un taller mecánico? ¿Dónde se ha visto importunar a la gente así? Por favor, no ensucie mi entrada con esos pies inmundos.

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La anfitriona siguió preparando la cena: Abrió latas de caviar, puso vino en el refrigerador, escogió de la bodega los mejores vinos, preparó unos bocadillos. Mientras tanto alguien afuera tocó la puerta. Será que ahora llega Jesús?, pensó ella emocionada y con el corazón acelerado fue a abrir la puerta. Pero no era Jesús. Era un niño harapiento de la calle. - Señora, deme un plato de comida. ¿Cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado? Vuelve mañana, porque esta noche estoy muy atareada. Al final, la cena estaba ya lista. Toda la familia emocionada esperaba la ilustre visita. Sin embargo, pasaban las horas y Jesús no aparecía. Cansados de esperar empezaron a tomar los bocadillos, que al poco tiempo comenzaron a hacer efecto en los estómagos vacíos y el sueño hizo olvidar los pollos y los platos preparados. A la mañana siguiente, al despertar, la señora se encontró frente a un ángel muy sorprendida. - ¿Un ángel puede mentir? Gritó ella. Lo preparé todo con esmero, aguardé toda la noche y Jesús no apareció. ¿Por qué me hizo esta broma? - No fui yo quien mentí, fue usted la que no tuvo ojos para ver, dijo el ángel. - Jesús estuvo aquí tres veces, en la persona de la mujer embarazada, en la persona del camionero y en el niño hambriento. Pero usted no fue capaz de reconocerlo y de acogerlo. Miss Verónica Vergara La Salle Playa del Carmen


LA ESPERANZA DE LA NAVIDAD EN LOS ALMOHADONES BORDADOS Junto a la fuente de piedra llena de vida, se encontraba una hermosa mujer, bordando de colores un lindo paisaje que estaba plasmado en una linda servilleta de tela, mientras elegía y comparaba cada color, se imaginaba con gran anhelo y añoranza el pasado reflejado durante sus años. Mencionaba que ella era muy pobre y que muchas veces la temporada navideña pasaba de largo, pero que junto a su familia daban gracias a Dios por la unión y el trabajo que disfrutaban para compartir la comida de su exquisita sazón, donde en la cocina nunca faltaba la olla de frijoles del color de su cabello cuando era joven. Ahora todo cambió, el color de su pelo está enmarcando la entrada del clima de neblina, con mucho frío en sus noches más largas y los días cortos, donde buscaba el sol brillante durante unas horas al día y así, aprovechaba para bordar aquellos dos almohadones que representan la paz de su interior que se viste de blanco dentro de su corazón. El paisaje se vistió lleno de color, verde en las ramas que colgaban, flores carmín y moradas, para que un ave volara abriendo sus alas azules. Esa paloma, era el ave de la esperanza de sus sueños, que se nutre de la Navidad, para dar gracias por la llegada del niño Jesús en su nacimiento, que se cobijaba al reposar su cabeza todas las noches en aquellos sus almohadones bordados. Dedicado a mi abuelita María Guadalupe Morales Osornio. Tania Juárez Osornio La Salle Gerardo Monier

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EL SUEÑO DE UN PUEBLO POBRE Y TRABAJADOR Pedro es un niño de clase media que ha llegado a una colonia popular a causa de la violencia que se ha suscitado en el lugar que residía su familia: se ha incorporado a una nueva escuela, en sexto año de primaria. En ésta ha encontrado un contexto muy diferente al que conocía, en su nuevo grupo eran 55 alumnos, no los 20 de su colegio anterior, no conocía a nadie y todos lo veían como extraño.

Entre sus nuevos compañeros estaba Lucas, un niño procedente de una familia originaria de esa colonia, era el sexto hijo de sus padres. Se acercó a Pedro, lo saludó con agrado y un gesto de bienvenida, Pedro lo miró con extrañeza, ya que Lucas traía los pantalones parchados, el suéter descosido, los zapatos sumamente desgastados y sin bolear. Así comenzó el nuevo ciclo escolar en su nueva escuela. Cuando Pedro regresó a casa, platicó con su mamá y le habló de Lucas, el niño que lo recibió con agrado. Ella le aconsejó que no tuviera amigos y que reservara su distancia con Lucas, puesto que no estaban en el mismo contexto, refiriéndose a la cuestión económica, Pedro asintió. Los días transcurrieron y Lucas seguía saludando gratamente a Pedro, lo incluía entre sus compañeros y lo integraba en los equipos de trabajo. Cierto día, Pedro le preguntó a Lucas ¿Por qué me tratas así? Lucas respondió: Tengo 7 hermanos, todos somos diferentes, he aprendido a convivir con ellos y con sus diferentes formas de ser, cuando te vi, noté que eras nuevo en la escuela y diferente, tú traes zapatos, mochila, libretas y uniforme nuevos, yo, como ves, no puedo traer las cosas así, mis padres hacen lo posible porque no nos falte nada y tengamos lo necesario para estudiar, a veces no alcanza. A pesar de nuestras diferencias, me caes bien, creo que eres una buena persona y que no harías menos a nadie. La respuesta de Lucas dejó sin palabras a Pedro, puesto que le hizo ver las posibilidades que en sí tenía, a diferencia de las de Lucas, eso posibilitó que Pedro

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viera con agrado a Lucas, comenzó a tener una actitud recíproca para con su compañero. Le compartía su lunch, le prestaba colores y Lucas era feliz con esas acciones que Pedro realizaba para con él.

a alguien que siempre vela y ha dado por nosotros, un ser extraordinario por el que celebramos cada año, por cierto pronto llegará el día de su festejo, ¿Sabes quién es Pedro? La respuesta de Pedro fue: “No sé de quién hablas”.

Cuando hubo más confianza, Pedro le preguntó a Lucas ¿A qué se dedican tus padres? La respuesta fue: Mi padre es obrero y mi madre vende dulces afuera de la casa. Al regresar de la escuela, yo me quedo a atender el puesto, mi papá tiene que doblar turnos para poder tener mayor sueldo y alcance para que tengamos qué comer; con lo que vende mi mamá, se completa el gasto de la casa. Al escuchar la respuesta, Pedro preguntó ¿Eres feliz? Lucas respondió con una sonrisa de oreja a oreja, sí, soy muy feliz. Pedro cuestionó ¿Qué te hace feliz? Lucas respondió: ver todas las noches a mi familia junta, esperamos a papá para cenar todos, platicamos, reímos, compartimos en familia, cuando papá tiene que trabajar de noche, no es la misma alegría en casa.

Lucas le dijo: Su nombre es Jesús, su festejo es en la Noche Buena, la Navidad, Él también fue pobre y trabajador, ayudaba a su padre, de nombre José, que era carpintero, y a su madre, de nombre María. Él es quien dio todo por cada uno de nosotros, ojalá que tú y tu familia lo puedan conocer, celebrarlo el día de su fiesta y aprender lo que nos ha enseñado; a ver por el necesitado, a compartir lo que se tiene, a no excluir a nadie, a ser humildes y servir a los demás, a amarnos unos a otros.

Asombrado por las respuestas, Pedro se quedó pensando por días, por qué Lucas, a pesar de sus carencias materiales era un niño muy feliz. Se imaginaba en la misma situación y se entristecía su corazón, pues él nunca había padecido, pero también recordaba que era hijo único, que no compartía cosas con nadie más, que no disfrutaba tanto la cena como se apreciaba que lo hacía Lucas. Eso le intrigó y al día siguiente volvió a preguntar a Lucas, ¿Qué te hace feliz si te faltan cosas materiales? Lucas se quedó pensando un momento y después dijo: no sabía que para ser feliz necesito tener muchas cosas materiales, en mi casa me han enseñado que debo esforzarme para adquirir lo que necesito, por eso ayudo a mamá en el puesto, también me han inculcado que, aunque pertenecemos al Pueblo, como nos dicen, somos trabajadores y que esto nos hace ser buenas personas, es cierto, somos pobres, pero no quiere decir que por eso no podamos ser felices o que no podamos soñar con estar mejor de lo que ahora estamos, yo por ejemplo, sueño con ir a la universidad, terminar mis estudios y apoyar a mi familia para que juntos salgamos adelante y mejoremos nuestras condiciones de vida, pienso que realizando esas acciones haré que las cosas pequeñas sean grandes y posibles, además, tenemos

Pedro regresó a casa con una sonrisa en el rostro, le platicó a su mamá sobre el diálogo que tuvo con Lucas, le comentó sobre la persona que vela por la familia de Lucas, y la de ellos; le dejó ver que en esa escuela sí podría hacer amigos, que a pesar de no ser de la misma condición, como decía su mamá, Lucas le había hecho comprender que la felicidad va más allá de tener bienes materiales, que más bien se encuentra en el compartir los bienes sean materiales o no, que es necesario valorar lo que se tiene y esforzarse por obtener un mejor futuro, pero sin dejar de ver al otro y de ver por el otro, a ejemplo de ese Jesús del que le habló Lucas. Pedro aprendió una gran lección; con la confianza en alguien que lo ha dado todo por cada uno de los seres humanos, Jesús, y siguiendo su ejemplo, las cosas pueden llegar a ser grandes cuando se realizan siguiendo su ejemplo, con alegría y buen ánimo, a pesar de las adversidades, no importa si perteneces al pueblo, que es pobre, porque ese pueblo es trabajador o si las condiciones de vida son mejores. En ambos casos, el esfuerzo, la fe y la esperanza hacen que las cosas sean posibles. Juan Miguel Díaz Flores Escuela Cristóbal Colón Pastoral Preparatoria

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LA MAGIA DE UNA CARITA PINTADA

Siempre he pensado que Navidad es una fecha especial para los niños.

Cuando me “volví adulto” se fue perdiendo la magia y se volvió en una fecha especial para compartir con la familia: mis padres y hermanos, mis primos y tíos, pero sobre todo con los abuelos. Mi abuela, una mujer cálida, dulce, con una fortaleza espiritual que irradia paz y amor, me ayudó a redescubrir el sentido de la Navidad, ese sentido puro de la infancia de quien espera al Niño Dios el 24 de diciembre como muchos niños en México. Hace ya tiempo, recién egresada de la Universidad me encontraba con los apuros de las compras navideñas en la ciudad para regresar a mi pueblo a vivir el descanso propio del invierno, pero desafortunadamente me robaron el monedero y con ello mis ahorros antes de conseguir los obsequios que compraría para mis seres queridos, fruto de mi primer trabajo. En pleno centro de una gran ciudad me encontraba desconsolada, pues ahora como profesionista no me atrevía a llegar sin regalos ni pedir dinero a mis papás para resolver mis cuitas y pendientes. ¡Estaba en la víspera de la Navidad!, ni cómo conseguir más para los regalos. En mis pensamientos de tristeza y enojo, no podía comprender el porqué de mi situación, en la fecha que se suponía todos debíamos irradiar amor un bribón me había robado dejándome sin un centavo ni para regresar a mi hogar. Pero como mi abuela siempre dice: “Dios nunca te deja sola”, pues en pleno centro me encontré con una amiga y aunque me daba pena contarle todo lo ocurrido, me acerqué a saludarla ya que probablemente ella podría darme un “aventón” a mi casa (ni para el camión me quedó). “Me caíste del cielo” me dijo, yo que pensé en pedirle un favor, sonaba a que ella me lo pediría primero y yo sin dinero. “Fíjate que iba rumbo al hospital a una actividad de pinta caritas con niños que están internados, pero la persona que me iba a acompañar me acaba de cancelar, vine a comprar las pinturas y unos cuantos juguetes y me da gusto encontrarte porque sé que puedo contar contigo”. Ni como decirle que no, siempre me ayudó en la Universidad cuando se lo pedí y ahora era mi oportunidad de ponerme a mano, pero no me latía que me implicara retrasarme en mi plan.

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Así que, resignada, sin mucho entusiasmo accedí. Cargamos bolsas como Santa Claus: muñecas, pelotas, carritos, juegos de té y soldaditos entre otras chucherías para obsequiar a los niños que nos esperaban con ansia pues creían que por estar lejos de sus casas el Niño Dios, tal vez no les llevaría sus juguetes a tiempo. Empecé a pintar esas hermosas caritas llenas de entusiasmo por pasar un día con menos penas en el hospital. Debo reconocer que nunca antes lo había hecho, pero que hubo una magia especial que me permitió explotar mis cualidades artísticas que no creía tener. Fue hermoso ver el resultado: ojos llenos de brillo a pesar de las quimios, sonrisas que contagiaban mejor que cualquier virus. Fue un momento especial, el día pasó y ni cuenta me di que la noche había llegado, regresé a mi casa en la ciudad y al día siguiente me fui a mi pueblo, llegué a la casa de mis abuelos donde ya estaba toda la familia reunida. Con tristeza les conté a mis papás y abuelos la frustración por el robo y el motivo por el que me había rezagado en mi viaje y lo más maravilloso fue el abrazo de mi abuela cuando me dijo con esa voz llena de amor y paz: “Dios se adelantó en Navidad contigo, como un pastorcito le llevaste a la Familia de Nazaret esos regalos que les aliviarán el corazón por cada “no” que escucharon en su peregrinar, has recibido el gran regalo de la Epifanía en la sonrisa de esos niños”. “El niño del tambor” ya no solo es un villancico, es la historia de cada vez que nos atrevemos a ver a Jesús en cada persona que encontramos en nuestro andar. Aída Guadalupe Muñoz Jiménez Universidad De La Salle Bajío, Campus Américas

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JOB Y GIUSEPPE

Eran dos amigos que jugaban siempre.... Y gustaban de .... Correr y reír, siempre soñando con hacer muchas cosas, tener juguetes y artefactos que maravillaban su vida. Se reunían en un lote baldío por donde vivían; jugaban fútbol, canicas y al trompo. Y en las noches frías, como llegando a Navidad planeaban acampar en el mismo sitio donde jugaban. Cortaban ramas con hojas de un paraíso viejo que había en las cercanías y hacían su casa de campaña para soportar el frío y en una lata de leche vacía hacían café en una fogata que previamente habían encendido.

afortunadamente solo se dislocó el hombro, pero el señor, que por cierto era médico, les dijo a Job y Giuseppe, que él haría todo por ellos, que solo pidieran...¡Entonces ellos pensaron en Paúl, le platicaron y él les dijo: ___“Vamos a donde Paúl”__. Llegaron y Paúl estaba en la ventana muy triste viendo a través del vidrio la lluvia que se avecinaba... Tocaron la puerta de su casa, eran ellos y el Doctor, Paúl ni volteó a verlos ante la voz de Job que le decía: “Paúl, Paúl te tenemos una sorpresa” Entonces Paúl volteó y vio al doctor y les dijo: ¿qué quieren? Y Giuseppe contestó: “El Doctor te va a ayudar para que puedas caminar y jugar otra vez y Paul incrédulo dijo: ¿Cómo?, si mi familia no tiene dinero, entonces el Doctor interrumpió y dijo: ¡Tú no te preocupes por eso! ante la mirada atónita de Paúl y la sonrisa de Job y Giuseppe...Solo lo hago por tus amigos solidarios me lo han pedido, ¡quiero operarte y que vuelvas a caminar bien y después puedas jugar!, ¿si aceptas? En ese momento una cara de felicidad invadió todo su rostro, al mismo tiempo que se fundía en un abrazo con Job y Giuseppe con la fe de que todo saldría bien.... Llegó el día de la operación...

Invitaban a algunos amigos a conocer su casa y quedaban maravillados de estar ahí, compartir con ellos el lugar, el café y las historias que contaban ¡Reían y disfrutaban Y todo resultó como lo planeado por el cada momento! doctor. Ante la mirada de felicidad de los niños. En la fogata asaban malvaviscos que uno de sus amigos había llevado y gozaban Hoy en día los tres amigos corren, juegan con ello... __Pero un día se enteraron que y disfrutan de la vida siempre unidos y su amigo Paúl se había roto la pierna y fraternos, esperando con ansia la llegada que no volvería a jugar fútbol ___, lo cual de la Navidad. los puso muy tristes, pues Paúl era su mejor amigo...___”el médico le dijo que si Daniel Verdín Balderas jugaba otra vez quedaría cojo y ni caminar Universidad De La Salle Bajío, podría”____ . ¡Y que además la operación Campus Juan Alonso de Torres saldría muy cara! Pasó el tiempo y cierto día Job y Giuseppe jugaban fútbol por la tarde- noche y la pelota se les fue a la calle, Job se atravesó y un coche que pasaba en ese momento lo atropelló, el señor que manejaba el coche se bajó de inmediato y lo llevó al hospital; 10

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QUE NO TENDREMOS NAVIDAD Se acercaban las fechas más esperadas del año, esa época en que se comen tamales, abunda la comida y nos desvelamos todos en fiesta, la temporada de las posadas y sobretodo, lo más importante, la época de estrenar. Como cada año se esperaba que desde un mes antes, la televisión, radio e internet estuvierán abarrotados de comerciales navideños, villancicos y cánticos. Las tiendas atiborradas de gente haciendo compras de última hora, todas esas cosas que se hacen a fin de año, la época en que se hacen miles de propósitos que nadie nunca cumple, la lista interminable de regalos que queremos recibir. Se acercaba la Navidad y todo esto reforzaba el auténtico espíritu navideño. Terminó el mes de octubre, pasó el día de muertos y ahora sí, todo estaba listo para la Navidad, ya nada se interferiría, yo con ansias esperaba que todo comenzara, y de pronto llegan las ofertas del buen fin, y cuál va siendo mi sorpresa que no había ni una sola cosa referente a la Navidad. Los días pasaban y ni un solo comercial, nada pasaba y yo estaba ansioso. Terminó noviembre y nadie estaba preparándose de ninguna manera, las tiendas no tenían adornos, nadie cantaba villancicos y absolutamente a nadie parecía importarle.

pues todos hacían lo de siempre, yo trataba de hablar de tema y nadie me escuchaba, acaso nadie quería vivir la navidad, cómo sería esta fecha sin estrenos, sin regalos, sin tamales. Ya comenzó diciembre y todo está igual, ya estamos en fechas de posadas, el 16 de diciembre todo debe cambiar ya es la primera posada, ahora sí ya todo será normal, mínimo habrá dulces y piñatas, algo de felicidad en medio de toda esta incertidumbre, ¡oh rayos!, cuál va siendo la sorpresa que en ningún lado se escuchan cánticos ni una posada, ni NADA. ¡Esto es una munga, una broma de mal gusto! Si no hay Navidad ya nada vale la pena. Y esto se pone peor, mi mamá sale con la ocurrencia de que el 24 de diciembre debemos ir a misa, quién sabe qué cosa es eso, sé que se trata de ir a un templo y ni siquiera sé qué se hace ahí, ¡qué flojera! Y al fin sin Navidad y en misa, esto no puede estar peor. Sale un hombre vestido de blanco y vaya, al menos aquí escucho un villancico, mínimo eso ante tanta amargura. El sacerdote habla de un niño que nace en un pesebre, se canta un canto que jamás había escuchado, dice Gloria a Dios en el Cielo, y aunque no lo crean es el canto más bello que he escuchado jamás, en mi corazón siento un calor que jamás había sentido, es extraño, pero no siento esa tristeza con la que llegué a misa, me gusta lo que siento. Nunca había puesto tanta atención, pero me ha gustado lo que escuché, al final de todo hacen un arrullamiento, le cantan al niño “duerme y no llores”, “a la rorro niño a la rorrorro...”; el final fue lo más extraño, pues todos nos abrazamos y nos deseamos una feliz Navidad, incluso había personas que yo ni conocía y llegaban y me abrazaban, lo más extraordinario es que yo ni siquiera sabía que la Navidad tenía que ver con el nacimiento de un niño y que ese niño, es el hijo de Dios. Yo pensé que este año no tendría una Navidad y sin embargo, después de todo creo que es la única Navidad real que he tenido en mi corta vida.

Mtro. Marcos Ignacio Nicasio Vázquez Universidad De La Salle Bajío, Yo estaba desconcertado pues ni siquiera en las Campus San Francisco del Rincón noticias se hablaba de la Navidad, era muy extraño, Antología de Cuentos de Navidad 4

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PARA COMPARTIR... Héctor sabía que nadie lo buscaría, no tenía a dónde ir desde que su vecina, Doña Luz, lo subió al camión de don Genaro. Esa fría mañana había pasado horas tiritando frente a la pequeña choza de varas en la que vivió con su abuela toda su vida, eran ellos dos, nunca una visita ni nadie con quien hablar; su madre murió al dar a luz, él solo convivía con las gallinas que ambos cuidaban y se habían muerto, al igual que su abuela, por las terribles heladas. Luz le dijo: “vete a la ciudad a buscar suerte, aquí ya no hay nada para ti”; le dio unas monedas a don Genaro y, a Héctor, un pedazo de pan y un beso. Don Genaro le despertó: “ya llegaste, Dios te cuide, muchacho”. Sin saber qué hacer, Héctor se sentó en una banqueta; eran casi las cinco de la tarde, el pan no le había durado ni dos minutos, tenía hambre. Las tiendas, abiertas y adornadas, tocaban diferentes melodías navideñas. La gente corría de un lado a otro, cargando bolsas y grandes paquetes, todos llevaban mucha prisa, se gritaban desesperados al no poder pasar pues no había lugar en el estacionamiento; un joven en bicicleta, que iba por la banqueta, casi cae por esquivar a Héctor...“¡quítate, estorbo!”, le gritó. En la acera de enfrente, el restaurante estaba abierto, casi vacío, era 24 de diciembre y cerraría temprano. En la mesa de la orilla, sentada justo frente al ventanal, Adriana, pensativa, esperaba su orden; ella no acostumbraba celebrar esta fecha, hacía muchos años que se dedicaba solo a trabajar empeñada en ahorrar para el futuro; por ser la víspera de Navidad no había ido al trabajo, así que, por fin, decidió darse el gusto de ir al mejor restaurante: “empezaré a disfrutar más, me dedicaré más tiempo, me iré de viaje, tal vez no vuelva...”; tras la ventana miró a Héctor, tan pequeño y delgado, tan pobre y solo. Llegó el mesero con el primer plato, sirvió vino en su copa y ella, viendo sorprendida los ravioles rellenos de queso en salsa de champiñones, miró al mesero y le preguntó en tono de broma: “¿está seguro que esta ración es para una sola persona?” el mesero sonrió y le dijo: “¡y espere su plato fuerte!, como es víspera de Navidad, el chef siempre sirve estos platillos para que las familias compartan, sin ofender, no es común que alguien coma solo el día de hoy”. Adriana levantó su copa y bebió un pequeño sorbo, suspiró y en su mente retumbó la frase “para que compartan”... Pedro y Juliana pasarían la Noche Buena con sus primos y no habían previsto que sus vacaciones se prolongarían dos días, así que, como aún les restaban casi tres horas de viaje y sabían que, al llegar, todas las tiendas estarían ya cerradas, además de que todavía debían llegar a casa a darse un baño, se detuvieron en la primera ciudad que encontraron y, con el tiempo encima hicieron sus compras navideñas.

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Fueron los últimos clientes del supermercado, salieron aprisa, ya había oscurecido y les sorprendió que el estacionamiento y las calles, que hacía un rato estaban repletos, ahora estaban completamente desiertos. Caminaron una cuadra rápidamente hacia el auto; detrás de un pilar se escuchó una voz: “denme las llaves del carro, dinero, celulares, dejen las bolsas en el suelo, si voltean se mueren”. Pedro y Juliana obedecieron aterrados y solo vieron cómo se alejaba su coche. Sin dinero, sin teléfono, sin auto, estaban solos en aquellas calles vacías y desconocidas, ni un local abierto, ni una persona a quién pedir ayuda... anduvieron en silencio, sin sentido, no sabían dónde encontrar un policía; en la plaza central se divisaba una luz, el único sitio iluminado era el Nacimiento que adornaba el centro; “aquí está techado y podremos detenernos a pensar en lo que haremos”, dijo Juliana. Pedro respondió: “tendremos que esperar a que aclare y a que alguien pase por aquí para saber dónde pedir ayuda”. Las horas transcurrían, tenían frío y hambre, Pedro la abrazó... Juliana se sintió feliz, hacía tiempo que, sumidos en la rutina, no encontraban un espacio para refugiarse uno en el otro, ella podía oír el corazón de Pedro, sabía que se amaban mucho, pero la rutina ya no permitía momentos como este... sonrió. “Estamos igual que ellos”, dijo Pedro en tono de broma, mirando a Jesús, José y María, “pobres, con frío y sin un lugar dónde hospedarse”. Juliana replicó: “aquí, con ellos, pasaremos la noche, entre todos nos cobijaremos; mira sus caras felices y tranquilas, en tus brazos me siento feliz y no sé por qué, pero siento que no estamos solos”. Durmieron unos minutos. “Tengo mucha hambre”, dijo Pedro. “Aquí está la cena”, respondió una vocecita que salió de detrás de la enorme figura del buey; sorprendidos y asustados, Pedro y Juliana se quedaron petrificados, Héctor salió de su escondite... Adriana había pedido la cena para llevar: los ravioles, el lomo en salsa de ciruela, la ensalada de manzana y el pan, fueron cuidadosamente empaquetados. Adriana cruzó la calle y se la dio a Héctor, “Feliz Navidad, comparte con tu familia”. El niño tuvo temor y fue a esconderse al nacimiento. “Mi abuela decía que es Jesús el que nos da de comer, y como estaba tan solo en su cumpleaños, pues quise venir a festejar con él”, les dijo. Pedro y Juliana no daban crédito; los tres sonrieron, charlaron, conocieron sus historias, dieron gracias y cenaron felices, muy bien acompañados. “Sin árbol, sin regalos, sin fotos, sin alcohol, sin vajilla y, aun así, esta ha sido la mejor Navidad de mi vida”, dijo Pedro. Al amanecer, le dijeron a Héctor: “Ven a casa con nosotros”. María del Rosario Perea García Universidad De La Salle Bajío, Campus Juan Alonso de Torres

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LA MAGIA DE LA NAVIDAD

olía a romero fresco, se colocaron todas las figuras: los reyes, la mula, el buey, el ermitaño, el diablo, los patos con todo y su río de papel aluminio, los pastores, la virgen y el pesebre vacío que gritaba ansioso recibir al Niño. Las grandes hacían tamales y ponche: y los que no hacíamos nada, hacíamos de todo. Las cosas no iban del todo bien, a pesar de los esfuerzos de mis padres, en el trabajo las cosas no marchaban de la mejor manera, “la nube no Pronto se llegó la hora de visitar al Niño Jesús en el altar, Jany me dijo en voz muy baja al oído: agarraba agua”, DECÍAN. Mi madre se acercaba y nos decía constantemente “pide al niño, pide con muchas ganas para que “no se preocupen, porque el día que no tenía para mis papás puedan estar tranquilos”, la verdad, comer, comí pollo”, era una expresión que nos yo pedía porque a mi hermano le trajera algo el Niño. Pedimos con tanto amor, que era imposible distraía a mis dos hermanos y a mí. que el Niño no nos hubiera escuchado. Poco antes Se acercaban las fechas de alegría, sin embargo, de la media noche mi hermano colocó su carta el ambiente era de incertidumbre, a pesar de sus en el nacimiento, era la última carta, pedía una problemas, mamá y papá sonreían. Mi hermana bicicleta de montaña. Jany le dijo: “Tavito ¿y para Jany y yo platicábamos constantemente de que en qué quieres tú una bicicleta de montaña, esas son Navidad todo estaría bien, porque era el mejor de los para las montañas y aquí no hay?, mejor pide un tiempos y que el niñito Jesús ayudaría a mis papás carrito o una pelota. El solo decía “la quiero roja”. a encontrar la tranquilidad, pero mi hermano Tavo Nos fuimos a dormir, pero no podíamos y menos era otra historia, él no sospechaba, ni tenía idea de él, mamá lo amenazaba diciéndole que el Niño no problemas, todos éramos unos grandes actores y llegaba cuando los chicos estaban despiertos, por nuestros dramas lo mantenían a salvo; él era feliz y fin se escuchó silencio y ahora todos dormíamos. más feliz aun cuando hacía la carta al Niñito Jesús, cada día se le ocurría algo distinto y no se diga el No sé a qué hora fue, pero recuerdo que todavía domingo en que veía el programa de Chabelo, este estaba oscuro cuando el grito de Tavo nos despertó; anunciaba las novedades de los grandes juguetes, pronto saltamos de la cama temiendo lo peor y Gustavo volvía a hacer la lista, mi hermana y yo esperando ver su cara triste, pero no, estaba feliz y comenzábamos a oler la gran catástrofe y lo íbamos gritaba de alegría “no es roja”, ¡No es de montaña! previniendo, le explicamos tantas veces que Jesús Jany y yo como cómplices al fin y al cabo, sin decir a veces no podían traer lo que le pedían, que había nada, pensamos para dentro ¿Entonces qué es? Y de tantos niños y que como él, se habían portado pronto la vimos, a lado del nacimiento, ahí estaba, bien todo el año, que pensara que había cientos de era color gris con partes naranjas por el oxido, con niños que no tenían que comer y que un juguete una parrilla de carga, pero lo más llamativo era el sería algo hermoso para ellos. Pero él simplemente tamaño, era enorme, seguro que Gustavo la usaría contestaba “Ay Tita, ay Jany, el Niño es el hijo de cuando fuera un señor, era más grande que él, volteamos a ver a papá, ese rostro paradójico de los Dios y él todo lo puede”. mayores cuando curiosamente “lloran de alegría”, Ese año no estrenamos atuendo, pero reestrenamos Gustavo cual “chapulín” brincaba y gritaba de la ropa de unas lindas primas donadoras a las alegría por su bicicleta. Jany y yo reconocimos que que sus atuendos ya les quedaban chiquitos y a el Niño Jesús siempre nos escucha, que siempre nos nosotras nos quedaban como de “guante”, éramos manda lo que necesitamos, no lo que queremos y felices, pero la cara desencajada de nuestros esa Navidad con su nacimiento, lo que Jany y yo padres por no darnos estreno se notaba a pesar queríamos, era una Navidad feliz y así lo fue. de sus sonrisas, ellos no eran muy buenos actores. Esa noche empezó desde muy temprano en casa Ma. Marjorie Moreno Gutiérrez de mi abuela la Nochebuena, pronto los pequeños Universidad De La Salle Bajío, pusieron el nacimiento, la cosa estaba de verse, Campus San Francisco del Rincón 14

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VIAJE DE NAVIDAD Fue mi primer viaje. - ¿A dónde vamos a viajar mamá? - Ya verás hijo, será un viaje que jamás olvidarás -dijo con una voz dulce y sonriendo como solo una mamá sabe hacerlo. Era vísperas de Navidad. Recuerdo, los chicos de la preparatoria tuvimos una posada en casa de Montes de Oca. <<Voy a la playa>>, recuerdo haber presumido para evitar sentirme mal por sus bombardeos de preguntas sobre la Navidad y el por qué no iba a estar en la cena tradicional de su familia. Viajamos casi dos horas para llegar al orfanato. Particularmente, mis padres parecían otros desde que inició el mes. Mi papá, que siempre era un tipo amable, no paraba de decirme lo importante de las fiestas decembrinas. Mi mamá, una mujer alegre, transformó por un mes su elocuencia de adulto, por convertirse en una niña esperando ansiosa los juguetes, al menos eso pensé yo. Mi hermana y yo veíamos el viaje como una nueva rutina que sería tradición, al igual los cumpleaños, el día de las madres, los viajes obligados del verano y las comidas familiares de fin de semana. - No entiendo, qué tenía de malo pasar la Navidad con la familia de Jacinto, es decir Montes de Oca, si de todas formas no la íbamos a pasar en la casa – dijo al fin mi hermana, yo, solo asentí. Y por fin, el orfanato apareció en el horizonte. Bajamos. Mis padres abrazaron a dos personas, mi madre nos aclaró: “nos conocimos en el campus en preparatoria, los volvimos a ver hace dos meses y por ellos estamos aquí”. El lugar era frío, gris, húmedo, oscuro y lleno de caritas que te observaban distantes a pesar de lo cerca que miraban. Me incomodé. Todo mundo en el lugar nos invitó, bueno todos caminaron, a presenciar misa. La capilla estaba repleta de niños, mujeres y adultos. No puse particularmente atención, hasta que el sacerdote dijo: “vamos a darnos un signo de paz, la paz de este niño, que nacerá rodeado de animalitos y de los buenos pastores que creerán en su palabra”. Entonces, una niña de seis años apareció, con una sonrisa tan luminosa, me extendió su manita, yo me agaché para saludarla, ella me robó un abrazo y dijo: “gracias pastorcito por darnos una cena”. Ella se alejó, sus palabras aun retumbaban. Lo entendí todo. Mi hermana y yo entendimos. La cena navideña la serviríamos nosotros para aquellas caritas tiernas. Yo serví los platos de cena. El amigo de mis padres iba conmigo y daba la gelatina, su esposa daba una bolsa de dulces. Con cada plato, gelatina y bolsa, había un tierno <<gracias por los obsequios>>, que me partía el alma. Con cada plato que serví en esas mesas enormes, entendí lo que la gente espera en Navidad; Navidad, no es una tradición, ni una costumbre, es un gusto de aceptar a cambiar algo en mí para que el otro lo vea. Son personas transformándose para ser mejores. Dos chicos de ciudad sirviendo a huérfanos en una ranchería lejos de casa. Navidad, fueron mis lágrimas secadas por mi mamá. Esas palabras de mi mamá: “tranquilo, estoy orgullosa de ti”. No olvides, la Navidad es viajar a Cristo, verlo y recordar que podemos ser mejores. Alejandro García Miranda Universidad De La Salle Bajío, Preparatoria Campus Salamanca Antología de Cuentos de Navidad 4

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UNA NAVIDAD CARIBEÑA… Paco es un niño que actualmente estudia quinto grado de Primaria en el Colegio La Salle Cancún. Durante muchos años vivió en Estados Unidos, muy cerca de la frontera con Canadá, pero este ciclo escolar, su familia regresó a México, y por motivos de trabajo, sus papás se mudaron a Cancún. Desde hace unos meses, Paco resiente el cambio de ambiente, especialmente el clima ha hecho mella en él, pues ya estaba acostumbrado a las bajas temperaturas que normalmente hacen por aquellas tierras. Todo le parece diferente, y cercana la temporada navideña, cree que no es posible vivir una Navidad en el Caribe. Desde pequeño, había aprendido que la Navidad significaba la nieve, los pinos, los alces, Santa Claus, nueces, y frío, ¡mucho frío! Simplemente la Navidad no sería posible con tanto calor… La Navidad para Paco solamente estaba representada por los símbolos que rodeaban su medio ambiente, idea reforzada también por la mercadotecnia; luces de colores que iluminan el árbol nevado, muñecos de nieve, regalos y una cena, generalmente con la familia. Nunca había escuchado hablar del nacimiento del Niño Jesús, mucho menos que esto fuera el verdadero sentido para celebrar la Navidad, sin importar el clima o el ambiente que nos rodea. Un día, en el colegio durante el recreo, la Profesora de Educación en la fe, Miss Conny se percató que Paco se encontraba triste, no convivía con sus compañeros de clase y se notaba preocupado. Miss Conny le preguntó: • • • • • •

¿Qué tienes Paco? ¿Te sucede algo? Estoy triste y preocupado Miss. ¿Por qué Paco? Este año no tendremos Navidad en casa. ¿Cómo es eso? Pues no hace frío, no habrá nieve, ni pinos, ni alces, etc. Simplemente, aquí no es posible celebrar la Navidad hace mucho calor, además, no entiendo a mis compañeros ellos dicen que la Navidad no es eso, sino el nacimiento del niño Jesús; pero yo no sé quién es…

Desde ese día, Miss Conny puso mucho empeño en platicar con Paco especialmente en los recreos. Le contó y explicó con detalle quién es Jesús, y todas las circunstancias de su nacimiento; por qué celebramos la Navidad y también por qué existe un tiempo de preparación llamado adviento. Poco a poco Paco fue recuperando la alegría, y la paz regresó a su corazón. Paco aprendió que lo verdaderamente importante no son los símbolos, ni el clima, sino que recordemos y celebremos el nacimiento de Jesús, este acontecimiento significa que Dios nos ama profundamente. Por su parte Miss Conny aprendió que no podemos dar por sentado que todos nuestros alumnos conocen a Jesús, especialmente los de nuevo ingreso; que nuestra vocación como docentes lasallistas implica ir más allá de lo cotidiano, dedicar más tiempo y atención a quién más lo necesita. De esta manera, la Navidad del año 2019, fue una Navidad con un sentido más profundo y real para Paco y su familia, a quienes comunicó y contagió de entusiasmo después de lo aprendido gracias a Miss Conny. Así, todos ellos vivieron una Navidad muy feliz, y muy caribeña… Mtro. Rafael A. Mendiburu Arjona La Salle Cancún 16

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EL ÁLBUM DE NAVIDAD

SERVICIO: Apoyar y ayudar a nuestros hermanos afectados por algún desastre natural o por falta de recursos.

Ricardo, Betty, Laura y Felipe quedaron impresionados con lo escrito en la carta y las fotos Se acercaba la época navideña en el Colegio Vasco que muestran cada una de las acciones realizadas. de Quiroga, sus alumnos y profesores se preparaban Ellos recordaron que cada día ponían en práctica estos valores. para las diversas actividades navideñas. Al seguir viendo el álbum se dieron cuenta de lo importante que era estar unidos como hermanos.

Se repartieron las obligaciones entre el alumnado para decorar la escuela. Un grupo de alumnos conformado por Ricardo, Betty, Laura y Felipe decidieron buscar adornos navideños en el sótano de la institución.

Al salir del sótano con los adornos y el álbum en mano, ellos se los mostraron a sus compañeros y profesores la carta y las fotos y explicaron lo Ya estando en el sótano emprendieron la búsqueda importante que son los valores lasallistas. de los adornos. Juan encontró un álbum de fotos antiguas y llenas de polvo, llamó a los demás para Todos juntos decidieron que esta Navidad saldrían a las calles a repartir abrigos y comida a los de bajos que lo vieran. recursos porque todos somos hermanos y recalcar que cosas buenas vendrán y que si estamos unidos En las fotos se mostraba el maravilloso espíritu navideño, el cual no era el mismo que el de ahora. no hay nada que nos derrote. Entre las páginas del álbum salió una hoja, la cual recogieron y al abrirla se percataron que era una Daniela Dafne Camacho Vieyra carta escrita por San Juan Bautista De La Salle, la cual La Salle Vasco de Quiroga recalcaba los valores lasallistas y la importancia de la esperanza. En la carta él aclaraba que la Navidad era más que la comida y los regalos, sino que era la convivencia con la familia y aquellas acciones que realizábamos hacia las personas con bajos recursos. San Juan Bautista De La Salle enseñaba a los niños y a las familias cómo ser una buena persona y tener un buen espíritu, así como una maravillosa convivencia por medio de los tres valores lasallistas: FE: A base de la fe es como San Juan Bautista De La Salle rige las escuelas y enseña qué es la esperanza de lo bueno que vendrá a pesar de todo. FRATERNIDAD: El ser hermanos a pesar de las dificultades y apoyarse en todo momento, ya que ante los ojos de Dios somos iguales y merecemos las mismas oportunidades.

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LA ESPERANZA EN TODO Él solo pudo suspirar cuando llegó a su habitación y se tumbó sobre su cama, soltando un quejido cuando la gran hebilla de su cinto se le encajó en las costillas.

formarse en las comisuras de sus labios. “Todo es por ellas”, se recordó. Se levantó, cambió su traje de Santa por su ropa para dormir de esa noche, y bajó a la cocina, donde Rosalie, su hija, tenía una expresión de emoción en su rostro, tal que parecía que su sonrisa lograba salirse de éste. —Hoy en la escuela hice un nuevo amigo — inició diciendo. —Decía ser San Juan Bautista De La Salle, y me contó que él sabía cómo ser siempre feliz. —¿Y qué te dijo? —preguntó Elena, su madre. —Me dijo que recordara aquel lugar en el que me sentía querida en los momentos en que me siento triste. Y que tuviera fe, porque con fe todo es posible. Y aunque él se sentía agobiado y no tenía energía para nada, su corazón se sintió en tranquilidad ahí mismo.

Conforme pasaba cada día, sentía más y más aquel cansancio después del trabajo, y justo a la vuelta de la esquina se encontraba la Navidad, por lo que no podía darse ningún respiro. Eran precisamente estas fechas las que conseguían los ingresos necesarios para mantener a su familia: Fotos en centros comerciales, invitaciones a fiestas o eventos escolares, la promoción de algún producto de alguna tienda y su traje de Santa, que le solía dar calidez y alegría simplemente se hacía más A la mañana siguiente, en la víspera de Navidad, lo pesado con cada puesta y llevada a la tintorería, primero que notó fue que a su traje le hacían falta las manchas que en años pasados había acumulado asfixiándolo. y nunca pudieron desvanecerse –parecía nuevo. Lo No es que le desagradaran los niños, de hecho, consideró raro, pero pensó que podía haber sido es padre de una niña de 8 años, pero lo que Elena, que encontró la forma de quitarlas, así que inicialmente era un trabajo que adoraba porque se lo ignoró. Se lo puso, y se sentía ligero nuevamente. contagiaba de las sonrisas de los niños, se convirtió Sonrió. en solo eso, un trabajo. Sabía que no debía ser de esa forma; él solo deseó detener el tiempo en el En el trabajo, una niña que pedía una foto se llamaba momento en que seguía brillando con esa felicidad igual que su hija, y ésta, al preguntarle qué quería y espíritu navideño. El problema es que nunca se de Navidad, había respondido que él “siguiera enteró siquiera de cuando dejó de ser así. A este repartiendo felicidad a quien no la tuviera”. punto, la idea del “milagro de Navidad” se volvió muy repetitiva, y con el paso del tiempo, un poco Esa misma noche, en la cena, supo que no era sobre el trabajo, sino sobre su amor hacia él, su amor irreal. hacia su familia, sobre su fe. Era sobre creer que Él se encontraba ahí, en su cama, pensando en todas en todo había esperanza. estas cuestiones. Luego, escuchó el sonido de unas llaves abriendo la puerta principal, y seguido de Mayte Cisneros esto, la risa de una niña pequeña mezclándose con La Salle Vasco de Quiroga la voz de una mujer. Sintió una pequeña sonrisa

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UNA NAVIDAD PARA COMPARTIR Balam Kii’n es el niño más pequeño de una familia de apicultores; con una capacidad de asombro que alimentaba su espíritu juguetón y curioso al contar con escasos 10 años. Un día le pregunta a su madre: –Mamá, ¿Qué es ese extraño muñeco junto a los altares de Ah Mucen Kab y Hun Ajpu? –Tu tía y tu primo de la ciudad lo han traído para celebrar la Navidad con nosotros, llegaron mientras ayudabas a tu padre con las colmenas de Xunan Cab. Respondió la mamá de Balam. - ¡¿Bix a béel Fernando?! ¡¿Trajiste tu Nintendo?! - ¡Hola Balam! No primo, mi mamá no me dio permiso, pero está bien, ¡porque así me enseñas a jugar al quimbomba! En la ciudad no tengo con quien jugar. -¡Si, ya soy campeón mundial de quimbomba! Ambos niños intercambiaron risas y travesuras por horas, hasta que caída la noche, la tía y la mamá de Balam los llamaron a ambos para reunirse a cenar en familia. En la mesa, Balam no aguantó más y le hizo una pregunta a su tía. –Tía Itzel, ¿Por qué has traído ese muñeco que se ve chistoso? La tía Itzel responde: –¡No es un muñeco! Es un Niño Dios que representa el nacimiento de Jesús, es el motivo por el que celebramos la Noche Buena, ya que nos mantiene en unión y nos recuerda lo importante que es la familia. En ese momento comienzan a llegar los demás familiares a la cena y con ellos su prima Lupita quien va directamente hacia el nacimiento para dejarle una ofrenda al niño Dios. Sus primos Balam y Fernando se asombran y Fernando la cuestiona y le dice: ¿Qué haces? ¿Por qué te arrodillas frente al altar? La Navidad es para comer mucho y recibir muchos regalos,¡es el mejor día del año! Lupita les contestó: Mi papá me enseñó que debo

respetar, amar y ser agradecida con Dios; y que la Navidad es más que una simple reunión de personas para cenar, el estar aquí significa olvidar nuestros rencores hacia los demás y reflexionar sobre nuestros actos y de los que nos rodean. Su primo Fernando se comenzó a reír por lo que empezaron a discutir. Fernando lanzó palabras muy hirientes, haciendo burla de la condición económica de Balam, ofendió, ridiculizó su humilde casa y lo sencillo que eran sus juegos y juguetes, rematando con “en mi casa de la ciudad, hacemos cosas más interesantes y tengo muchos y mejores juguetes de los que tú tienes”. Justo cuando Balam se retiraba muy triste a un lugar apartado, la mamá de Fernando alcanzó a escuchar parte de lo que su hijo había dicho, preocupándose por el tipo de persona en el cual se estaba convirtiendo, llamándole para compartir con él una reflexión. -¿Sabes una cosa hijo? Este Niño Dios, lejos de ser solamente una figura de yeso, representa al Hijo de Dios que vino a la tierra para compartirnos grandes aprendizajes, entre las cuales se encuentra la empatía y la misericordia. Hijo debes de ponerte en los zapatos de tus semejantes y tratar de sentir lo que ellos sienten. No opaques tu gran corazón; los lujos y comodidades no son nada si tienes un corazón vacío y amargado. Yo te invito hijo mío a valorar lo que tienes y a ser más sencillo y misericordioso con tus semejantes pues solo así te convertirás en una persona rica en espíritu y te aseguro que pasaremos una Navidad inolvidable. Fernando asintió con la cabeza. Las palabras de su mamá, eran dichas con mucho amor y fue a buscar a sus primos Balam y Lupita y, ciertamente esta sería una Navidad inolvidable. In Laàk’ex – A Laàk’en (“Eres mi hermano, yo soy tu hermano”) Diego Rodríguez Herrera , Fermín Rodríguez Lima y Leydi Marleny Xequeb Chan Preparatoria La Salle Playa del Carmen

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UN LUGAR QUE SÍ EXISTE

Gran regocijo vive mi corazón cuando escucho Navidad porque todas las cosas de mi mente se centran en un pequeño lugar donde se pueden lograr todos los sueños por haber o por vivir; más cuando es un mes de gratitud y amistad entre las humildes personas que lo habitan pues, aunque pequeño, es rico en valores humanos. Si yo les contara… Ese pequeño lugarcito que me dio la vida y los aprendizajes obtenidos de las experiencias de las personas más sabias del lugar, también me enseñó la manera de vivir en compañía de tus seres queridos y la aventura al llegar la Navidad, que es algo único por la convivencia de todas las personas, olvidando problemas y otros eventos de vida, donde solamente se considera la libertad de poder ser uno mismo en estos días de Navidad, de igual manera los niños juegan, saltan, cantan por la alegría que se vive en ese pequeño lugar, sintiendo que es el único lugar existente en el mundo, por esas razones lo guardo en mi corazón, donde nadie me despoja de mis venas la viveza y grandeza de ese pequeño lugar. En ese lugar se viven maravillas, no se escatiman recursos, todos tienen en abundancia las cosas, principalmente la compañía, la amistad y el amor al prójimo en un solo corazón. Al escuchar la Navidad, todas las personas del lugar se preparan para la llegada del Niño Dios, en sus casas, patios y en todos los espacios del lugar, cobrando vida y magia, todo es paz, hermandad, se vive en armonía, uno de esos meses del año que queríamos que sea permanente y nunca pasará el tiempo y se siga viviendo la magia de la Navidad en ese pequeño lugar tan increíble por su cobijo a todo tipo de personitas del mundo, las noches estrelladas, con luciérnagas que amenizan las noches, las mañanas frías al cobijo de la esperanza, al mismo tiempo el arrullo de los cánticos de pájaros silvestres al observar el sol. Eso y más es la llegada de la Navidad en ese pequeño lugar. ¡Si existiera ese pequeño lugar! Andrey Chim Pat Preparatoria La Salle Playa del Carmen

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MILAGRO EN LA VÍSPERA NAVIDEÑA Este cuento relatará los sentimientos de una familia que en la víspera de Navidad todo parecía que no tendría un final feliz. Había una vez un hermoso lugar llamado Soliplaya, y era un lugar tan perfecto que la gente de los pueblos cercanos anhelaba vivir ahí. Un día llegó hasta este lugar buscando con ilusión la casa de sus sueños, una familia integrada por: Papá, mamá, tres hijas y un varón. Indagaron por todo el lugar el sitio más acogedor que cumpliera todos los detalles imaginados por tanto tiempo, hasta que después de mucho explorar, por aquí por allá, ¡la encontraron! ¡Era perfecta! Y todo parecía bueno, más que bueno, excelente, pero había un pequeño detalle que ellos desconocían, el dueño que tenía en venta la casa era un hombre desalmado. La fecha del nacimiento del Niño Jesús ya estaba cerca y querían celebrarla en su nuevo hogar, así que realizaron con premura los trámites sin pensar que todo era una farsa y serían estafados por este monstruo inhumano. En pleno 24 de diciembre y sentados alrededor de la mesa, dispuestos a compartir una deliciosa y opípara cena, sonó el timbre de la puerta. Al abrir, tres hombres entraron diciendo: “Se tienen que salir. Esta casa nos pertenece y ustedes nada tienen qué hacer aquí. Nosotros pagamos por ella antes que ustedes. ¡Fuera!”

La familia atemorizada, se levantó de la mesa llorando, ¡no lo podían creer! Ni tiempo les dieron de sacar comida, regalos o ropa, ¡se sentían desesperados! Pensaban que los vecinos les apoyarían y tocaban en una y otra puerta, andaban como los Santos Peregrinos, pero ninguna puerta se abría, veían como todos dentro celebraban. La madre, limpiándose las lágrimas pensó: Esto es lo que sucede cuando no se conoce el verdadero sentido de Navidad; por lo que fundidos en un abrazo, la familia se fue alejando lentamente del lugar. Buscando protección para su familia, el padre empezó a murmurar una oración, la madre, le seguía, pidiendo en oración no les faltara a sus hijos el pan de cada día; y los niños con sus dulces vocecitas repetían lo aprendido con tanto cariño. Todos asidos en oración, como nunca lo habían hecho. De pronto detuvieron sus pasos, ya que una luz, tenue al principio y luego cada vez más intensa se apareció en su camino hasta poder distinguir: ¡¡Un ángel!! Un ángel de vestiduras brillantes ¡más brillantes que el sol! A sus ojos parecía altísimo y de una belleza sin igual. Sonriendo, les dijo dulcemente: “Dios vio sus lágrimas… y no hay oración que Él no escuche. Mientras ustedes oraban Dios nuestro Señor, ha dado solución a su problema. Regresen a su hogar, pues Dios ha dispuesto que ahí vivan ustedes y siempre tengan un lugar dispuesto para Él en su morada”. Al principio, mudos por el asombro, lentamente regresaron sobre sus pasos, luego más aprisa, finalmente corrieron al ver las luces encendidas de su bella casita. Entraron y encontraron la cena dispuesta y cálida, como si nada hubiera pasado, pero esta vez, con todo su corazón y toda su alma, dieron gracias a Dios por tanto amor, tanta bondad y la dicha que ahora sí se sentía en aquel hogar. ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!! Prefecta Itzayana Ovalles Cifuentes Secundaria La Salle Playa del Carmen

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JESÚS ES LA NAVIDAD Un día, una niña huérfana, a pesar de que sus padres la habían abandonado, creía en la Navidad. ¡En la Navidad! La que llena de amor y felicidad las vidas de todos, tenía la esperanza de encontrarla. Entre tanto caminar en soledad, comiendo las sobras que había en la basura; durmiendo en esas calles sola, durmiendo en esas noches frías; de pronto se sintió cansada de llevar esa vida tan desesperada.

Yo estoy siempre contigo, no creas que te he dejado; tengo la mirada puesta en ti desde que estabas en el vientre de tu madre. Te amo, te amo y nunca te dejaré sola. De repente una familia muy buena la encontró. Se la llevó a su casa, donde le brindó toda la atención, la vistieron y la dejaron dormir en una hermosa cama. Luego, ella despertó ¡maravillada! Cuando se vio rodeada de una verdadera familia, que le demostraba amor; empezó a llorar inconsolablemente y les dijo: Yo sé que ésta es la verdadera “NAVIDAD”.

¡Pero dentro de esa niña se encontraba Jesús! Él andaba siempre con ella. Un día al terminar el año, se enfermó de soledad y quedó desmayada en un parque sola… En esas noches frías. En sus sueños, dormida, veía a un hombre tan bueno que la tenía en sus brazos, que la abrazaba y le daba amor, amor puro, limpio y sin interés. Y le decía con una voz tan dulce Hijita, Hijita, no tengas miedo.

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¡No la que cada año esperamos! ¡No la que cada año celebramos! Sino la NAVIDAD que lo llena todo de amor. Esa Navidad que está día a día con nosotros. Esa Navidad que llena de amor los corazones Esa Navidad es “JESÚS”. Mad. Cristal Ramírez Rosas Preparatoria y Secundaria La Salle Playa del Carmen


UN SALTO DE FE

¡Jesús, ven aquí! - Le llama su padre. El niño se levanta sonriendo y se dirige a la orilla Cada diciembre, mi familia y yo recorríamos de la carreta donde para ayudarlo a bajar, tiene casi media República Mexicana para pasar la que saltar hacia su padre, quien le espera con los Navidad en casa de los abuelos. Los caminos que brazos abiertos. transitábamos nos mostraban por las ventanas del auto, estampas inolvidables en donde nuestros ojos En ese pequeño salto, pasa como una ráfaga de trataban de alcanzar la cima del Pico de Orizaba, viento por la cabeza de José, la angustia de perderlo, o temíamos caer por las barrancas neblinosas de ¡Tiene apenas 12 años de edad! Jamás quisiera verlo las Cumbres de Maltrata; más adelante, luego de sufrir o morir crucificado, como es costumbre de una reconfortante parada en Puebla para estirar soldados romanos quienes desprecian a los judíos… las piernas y un breve, pero suculento refrigerio, pero justo cuando José atrapa a Jesús en su salto, lo descubríamos el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, siente, bello, resplandeciente y…¡Vivo! para después llenar la pupila con la vista de nuestra Lo abraza y sabe, que ese niño no podría morir ciudad capital, México. jamás. Atravesar el desierto en San Luis Potosí hacia el Un bache en el camino me hizo saltar en mi asiento norte del país, nos hacía añorar de inmediato, el verdor que habíamos dejado atrás, en Veracruz y y despertar, justo cuando veo por la ventana, la justamente al pasar por Matehuala, sentíamos que silueta del Cerro de la Silla. la arena cerraba nuestros ojos y sentíamos sueño porque solo veíamos grandes porciones de arena, y ¡Por fin llegamos a Monterrey! era ahí donde mis ojos se cerraban por el sueño… ¡Feliz Navidad! sueño…sueño. Por caminos áridos de Galilea, va una familia a Beatrice Laura Morales Chapa celebrar la Pascua a Jerusalén. No van solos, mucha Coordinadora de Pastoral gente va por el mismo camino para protegerse Preparatoria La Salle Playa del Carmen mutuamente de asaltos y ataques de enemigos; especialmente de los soldados romanos quienes muchas veces abusaban de su fuerza ante el pueblo inerme. En la carreta polvosa, viaja un infante, de mirada inteligente y tez quemada por el sol. Va sentado junto a su Madre y, aunque observa todo en silencio, en realidad el niño va meditando en “las cosas de su Padre”. Luego de un tiempo, el pequeño escucha su nombre.

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EL PEREGRINO Para entonces la Navidad no era otra cosa que una ruidosa jungla de alharaca comercial. Ya la religión de mayorías había desaparecido, y el templo rebasaba por mucho las necesidades de los pocos que seguían acudiendo. El pastor había envejecido ahí, hasta el grado de que la gente hablaba del “templo del padre Jácome”. Vendió poco a poco las bancas del templo, que fueron apareciendo como espacio de espera en algunas tiendas o bajo los portales, porque el templo albergaba a ocho o diez devotos en las celebraciones, y esas solemnes bancas de cedro fueron desplazadas por diez sillas verdes de plástico. Llegué ahí a ser báculo de su vejez, como su asistente. Quise darle un gusto, ya que él se había negado tantos en su vida. Mi propósito de Año Nuevo fue juntar el dinero para mandar a hacer unas figuras de nacimiento de tamaño real, que se quedaron en casi real, por no llegar al precio, a pesar de que estuve ahorrando desesperadamente, haciendo rifas y consiguiendo donativos, desde enero hasta inicios de octubre, con tal de dar ese regalo al viejo. Y es que su frágil salud me imponía la angustia de que tal vez ya no pudiera llegar a gozar la llegada de su regalo. Pasé hambre, pero alcancé mi sueño cuando ya había perdido dos tallas. Entonces la gente me preguntaba tontamente lo que estaba viendo: -Adelgazó, ¿verdad, padre Emilio? El 23 de diciembre llegaron las figuras talladas en madera sin pintar, envueltas en viruta, bien empacadas. El padre olvidó que no había comido por estar mirando cómo las sacaba de sus cajas; nada más Jesús, María y José, porque no alcanzó el dinero 24

para el buey ni para el asno que mencionó el profeta Isaías. El día 24, con ayuda de dos muchachos acomodé las estatuas en un rincón del atrio, bajo las ramas de un árbol. Pensé que era el lugar más a propósito para simular el escenario original del nacimiento de Jesús. Al pie de María y José coloqué una sola serie de foquitos de colores, no más, porque mi cartera estaba vacía. Extendí sobre el suelo las virutas que habían protegido a las figuras en su viaje, para acostar sobre ellas al niño Jesús al término de la misa. El padre no debía desvelarse. Hacia las siete tomamos café y pan. Luego lo ayudé a revestirse de los ornamentos propios para esa noche. Apoyado él en su bastón y en mi brazo izquierdo, salimos de la sacristía hacia la puerta principal para recibir a los pocos fieles que acudieron a nuestro llamado. Junto al nacimiento había una discusión. Me pidió el viejo que acudiera a investigar el porqué de esas voces airadas. Fui, y cuando quise regresar para explicarle, ya se había acercado con ayuda de su bastón. Señalé a un chamaco mugroso, y dije muy indignado: -Un malviviente que se echó a dormir en el pesebre, justo donde vamos a acostar al niño Dios. Voy a llamar a la policía. Una señora advirtió: -Va a dejar oliendo todo muy feo. ¡Sáquenlo!, ¡Pero ya! El viejo don Jácome levantó la mano pidiendo calma, y nos dijo: -Déjenlo. Necesita dormir, descansar de todo. De su origen, de su pasado, de su presente y del futuro que le espera. En este mundo oscuro que hemos hecho, él también anduvo pidiendo posada por aquí y por allá, pero nadie se la dio.

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Andrés Alejandro Balderas Muñoz Universidad La Salle Oaxaca


LA NAVIDAD DE YOLTIC Había una vez en un pueblito pequeño, donde vivía un niño de 6 años, llamado Yoltic, que significa “el que vive”. Vivía con sus 6 hermanos, donde Yoltic era el más pequeño, él solo jugaba con piedritas o se iba al río a mojarse o con los perros que cuidaban la milpa. Su papá se dedicaba a sembrar maíz, chile, jitomate y frijoles, los vendía en el pueblo más grande y caminaba varios kilómetros hasta que vendiera sus productos. Un día llegaron unos turistas procedentes de una ciudad grande y moderna y le preguntaron al papá de Yoltic que si su hijo iba a la escuela y el señor respondió que no, porque no lo necesitaba, ya que seguiría el mismo trabajo de sembrar y cosechar la tierra y porque no quiere que olvide sus tradiciones, mientras Yoltic escuchaba con atención preguntó a su papá qué era eso de la escuela, el padre no le respondió, le quedó la inquietud a Yoltic, entonces le hizo la misma pregunta a su mamá, ella respondió que es un lugar donde le enseñan a leer, escribir y sumar. Y le pareció muy interesante y les dijo a ambos que quería ir a la escuela, a lo cual el padre no estuvo de acuerdo, buscó a los turistas para reclamarles que le habían metido ideas a su hijo, ellos le suplicaron que les diera la oportunidad de apoyarlo con la escuela de Yoltic, que lo llevarían a la ciudad para que estudiara y eso traería nuevas ideas a su comunidad. Con la ayuda de la madre, el padre de Yoltic accedió.

dijo que nunca iba a cambiar las cosas, que a ellos, siempre serían discriminados y disminuidos. Yoltic, que era un apasionado a la lectura y que gracias a eso pudo abrirse más horizontes, les explicó a sus padres que los valores de la Navidad son universales, tales como la generosidad, la humildad, la gratitud, la paz y la reconciliación, pero sobretodo el AMOR. Que esos valores no discriminan a nadie, entonces, si ellos los llevan a cabo, harán que su pequeño mundo empiece a cambiar.

Yoltic estaba consciente que las circunstancias no se cambian de la noche a la mañana, pero que él va a cambiar su pequeño entorno y a su comunidad y Yoltic se fue a estudiar a la gran ciudad y aprendió así logrará poner un granito de arena y si su ejemplo el español, sin embargo, la gente no se portaba igual sirve a alguien más, pues lo seguirán. que en su pequeño pueblo, él no entendía porque se reían de su idioma y de su ropa, no sabía que eso No importa que los otros no cambien, tampoco era discriminación. Pasó el tiempo y ya estudiando esperar que los demás cambien a nuestro mismo la preparatoria, entendió varias cosas y por ello ritmo. Solo basta con poner de nuestra parte un decidió ser maestro, regresar a su pueblo y enseñar bien común para hacer que GRANDES COSAS SEAN a los niños que no tienen la misma oportunidad POSIBLES. que él de estudiar. Susana Mejía Morales SEPCA Regresaba con sus papás en las vacaciones decembrinas y le comentó sus ideas, su papá le Antología de Cuentos de Navidad 4

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SENTIDO NAVIDEÑO Lina era una niña a quien le encantaba la época de Navidad, aunque nunca pudo disfrutar en familia, como hubiera querido con todos sus seres queridos, sobre todo con su abuela que tanto amaba, ya que sus padres daban mayor interés a otras cosas dejando a un lado la Navidad.

realidad eso no es la Navidad, sino la época en que recordamos el nacimiento de nuestro Niño Jesús, una época de amor, felicidad, paz y perdón. Lamentablemente tú has crecido con una idea errónea de lo qué es la Navidad, no solo es recibir regalos y ver las casas decoradas por luces de colores y grandes árboles con esferas frágiles, en Una tarde previa a la Navidad, Lina pidió a sus esta fecha debemos reunirnos en familia y dejar papás que le dieran permiso de visitar y pasar la entrar a nuestro hogar al Niño Dios y sobre todo a Navidad con su abuela, puesto que vivía en un nuestros corazones. pequeño pueblo, a orillas de la ciudad y estaba sola. Sus padres que no demostraban mucho interés por Al escuchar semejante respuesta por parte de su ella, le dieron permiso y la llevaron con su abuela. abuela no lo podía creer ya que durante mucho Cuando la niña llegó a casa de su abuela fue una tiempo Lina no lo consideró así, para ella solo era gran sorpresa, la abuela había pasado varias una fecha donde se recibían regalos y se hacían Navidades sola y ahora estaba enterada que tendría reuniones familiares para cenar perdiendo el compañía. Lina al ver que su abuela no tenía ni una verdadero sentido. sola decoración que exaltara la próxima llegada de la Noche Buena, le hizo una pregunta ¿abuelita Después de unas horas en casa y llegada la Navidad, cómo es que tú celebras la Navidad, si ni siquiera Lina fue llevada al centro del pueblo, asistieron a existe decoración alguna en tu casa? Su dulce misa y posteriormente, al salir de dar gracias a Dios abuelita solo se limitó a sonreír. por tantas bendiciones recibidas, era notable la sonrisa que Lina reflejaba en su rostro, asombrada Pasaron algunos días, llegó la Noche Buena, pero en de ver a todo el pueblo con cantos y velas en manos aquel pueblo parecía que solo era un día más del adorando al Niño Dios. año, cosa que a Lina le generaba mucha curiosidad de saber por qué una fecha tan linda como la Después de la gran celebración, todas las personas Navidad no era celebrada en tal pueblo, a decir se reunieron en la plaza donde se encontraba una verdad ni lo mencionaban, no se escuchaba plática gran mesa con comida y bebidas suficientes para alguna sobre tal momento. Una vez llegando a casa, todos los presentes, en ese momento Lina abrazó cuando Lina ya no pudo más con la curiosidad a su abuela agradeciendo su enseñanza y fue así repitió la pregunta a su abuela, ¿Abuela, cómo es como se dio cuenta del verdadero significado de la que tú celebras la Navidad? No veo decoración Navidad, una celebración de esperanza y amor. alguna, no veo preparación alguna, pero esta vez sí le contestó, diciéndole lo siguiente: Lina, tú piensas Francisco Fabián Rodríguez Montejano que en este lugar no celebramos la Navidad solo La Salle Vasco de Quiroga porque no hay decoraciones o regalos, pero en 26

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BAXJUÄ Es muy raro salir de mi país y más de mi amado pueblo, Amealco. Mi dueña María, tenía que viajar por todo el mundo para darme a conocer. Una mañana fría, como era costumbre en mi bello pueblo, María me vio fijamente y me dijo: -Lele hoy es el gran día, viajaremos por gran parte de Europa y Asia. Disfrutaba cada uno de esos países, junto con María, pero casi era Navidad y nos poníamos tristes solo de recordar que estaríamos fuera de casa. -Sabes, Lele, extraño mucho el pueblo y más en esta época tan especial. Hoy comenzaría nuestro festejo en la iglesia de la consagrada, nuestra gran fiesta del 8 de diciembre, en donde repicarían las campanas. -Lele ¡nos perderemos el ponche tan sabroso que hace la tata! Recuerdo ese olor tan rico. En ese momento entendí que María estaba triste, ya que se perdería de la tradicional posada de la calle de su abuela. La cual comenzaba el 15 de diciembre. Toda la familia se reunía para hacer las chanclas, que son unos deliciosos tamales de chile rojo y un poco de queso. El ponche nos calentaba el cuerpo, pero la familia nos calentaba el alma. Todo el pueblo sale a recorrer las calles, las cuales se encuentran adornadas con papel picado y con muñecas Otomíes colgadas de casa en casa como si fueran tendederos. -Tata se pondrá muy triste, Lele. Este año no podré ayudarla a matar el guajolote para la cena de Navidad. Tata hacía un rico mole, el cual comemos después de regresar de la misa el día 24. La mamá de María, sus tías, primas y ella, se ponen de gala con su característica vestimenta, conformada por su diadema de listones colorida que colgaban de sus dos preciosas trenzas, un chincuete de lana amplio y largo de color azul marino, con líneas verdes, anaranjadas y amarillas; una blusa de popelina de color blanco, mangas cortas con bordados en motivo florales. Todos nos sentamos a la mesa, al terminar la cena realizamos un brindis, Tata, lleva a la mesa al Niño Dios para darle el beso de bendición y a cambio él nos regala un delicioso dulce. Abrazo a María, recordando todos esos olores y esperando poder regresar a casa muy pronto. Ana Bella Corona Silva Alma Rosa Pérez Soto La Salle San Juan del Río

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LA CENA DE NAVIDAD La noche era obscura, sin luna. Las bajas temperaturas de aquel mes de diciembre calaban los huesos. La señora Pepita, una gallina muy agraciada y sus tres polluelos se acurrucaban entre sí para tratar de aminorar el frío. Pepita había padecido la orfandad a unos días de haber emergido del cascarón, pero pudo sobrevivir gracias a la bondad y generosidad de otras especies animales y de los propietarios de una pequeña granja. Pepita pensaba que era importante que su descendencia supiera que la vida era breve y nada fácil. Había una preocupación más: Consciente de que la existencia es efímera, Pepita quería aprovechar cualquier oportunidad para ofrecer actos de amor a sus hijos, a los animales de la granja y a sus propietarios. No era suficiente dotar de conocimientos y técnicas para sobrevivir, tenía que alimentar la fe, amar y dejarse amar. Una fecha especial se acercaba porque todos los residentes de la granja se comportaban un tanto diferentes. En el ambiente se percibía una mezcla de celebración, pero también de nostalgia y tensa calma. La mamá de los pollitos se preguntaba: ¿Qué suceso tan importante se avecinará? La mañana del 24 de diciembre fue especialmente fría, apenas asomó un rayo de sol que en realidad no calentaba. Había más silencio que nunca. La actividad se centraba en la casa donde habitaba la familia. De pronto, un rumor empezó a expandirse por el establo: “Algunos miembros de la granja serán sacrificados esta tarde, para ser servidos en la cena

de Navidad”. - ¿Navidad? - La intranquilidad y desasosiego de los animales propició un ambiente de temor, y la señora Pepita presintió el final de sus días. Lo primero que vino a su mente fue huir, pero el viento frío ya llevaba consigo algunas gotas de hielo, no lograría llegar con sus tres retoños ni siquiera a la cerca que rodeaba la propiedad. Ocultarse tampoco resultaría, pues era imposible cerrar el pico de los polluelos; ellos mismos delatarían el escondrijo. Comprendió que debía enfrentar la situación con dignidad. Finalmente pensó: -he recibido tanto, he podido dar lo mejor de mí- y evocó algunas imágenes… Había experimentado el calor del sol y su luminosidad, ese clima envidiable durante la primavera, se había alimentado de ricos frutos de aquella generosa tierra, había bebido agua clara del estanque y había sentido sobre su pequeña complexión la lluvia fresca en días del verano. Sobre todo, pensó en lo increíble que fue para ella poner tres huevos y que de ellos aparecieran tres preciosos pollitos. Eso era una maravilla, un milagro. Ahora todo le parecía más claro, había tenido sentido su fugaz existencia. Recordó a doña Luchita, una gallina viejecita que le había ayudado cuando quedó sola, ella le había contado una historia que tenía que ver con esa palabra: Navidad. Hace muchos, muchísimos años, un hermoso niño había nacido en un lugar muy parecido a la granja que ellos habitaban, casualmente a la media noche de un 24 de diciembre. Aunque era un rey, su Padre quiso compartir con la humanidad a su hijo amado. Ese niño vino a regalarnos amor ¡Qué suceso más grande y extraño! Su corazón latió fuertemente y después se reconfortó. La tarde transcurrió y no se hicieron sacrificios que justificaran los rumores sobre la Cena de Navidad. El cielo despejado permitió la entrada de luz de las brillantes estrellas. Esa noche Pepita relató con emoción a sus polluelos la historia del Niño Rey, hasta que todos quedaron dormidos. Pepita suspiró hondamente mirando al cielo y vio en su mente la imagen de aquel niño nacido en un pesebre de un lugar llamado Belén. Josefina Laura Juárez Villanueva Universidad La Salle Oaxaca

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EL CLUB DE LOS DIFERENTES Hace apenas tres meses murió mi esposa, mi amadísima esposa. Fue tan poco el tiempo para disfrutarnos, para estar juntos… En el mes de diciembre cumpliríamos 25 años de casados. Nos conocimos una tarde de septiembre. La vi de lejos, recogía su falda para que el viento no le hiciera una mala pasada; era una mujer verdaderamente bella. Entró a una librería que yo frecuentaba y pensé: - esta es mi oportunidad-, pero ¿qué le diría? Cuando entré, ella ojeaba uno de mis libros favoritos. Me acerqué y le dije algo sobre el personaje principal. Luego sin darnos cuenta, estábamos sentados platicando como si tuviésemos años de conocernos. No duramos ni seis meses de novios cuando nos casamos. ¡Teníamos tantas cosas en común! Sobre todo los libros; Mujer tan culta no he conocido jamás. Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido del celular; era el notario, que me citaba para dar lectura al testamento. Dice textualmente: “Amor, te dejo estos dos de libros, que deberás entregar a personas que amen la lectura y el significado de la Navidad”. ¡Vaya tarea! ¿Dónde podía encontrar gente tan peculiar? Una mañana tomaba café en el restaurante vecino. Una joven se acercó para preguntarme una dirección; sorprendentemente, esta joven buscaba a mi mujer para regresarle un libro. Cuando le conté lo sucedido parecía muy compungida. Platicamos largo rato y descubrí que amaba la lectura y la Navidad. Poseía una voz muy hermosa y en Nochebuena iba a la iglesia a cantar villancicos, los que tanto le gustaban a su mamá. Al día siguiente nos vimos para intercambiar ideas acerca de algunos libros. Me confesó estar absolutamente sola en el mundo; entre enfermedades y accidentes había perdido a sus padres y un hermano. Otro día llamaron a mi puerta. Encontré a un muchacho con vestimenta sencilla, pelo revuelto y lentes muy oscuros. Preguntó por mi esposa y tuve que darle la fatal noticia, después de lamentarlo me comentó que iba a regresarle un libro. ¿Cómo mi mujer le había prestado un libro, si el chico era invidente? Con un suspiro me contestó: -Un día en la librería nos conocimos y me pidió que le enseñara a leer en Braille. Así nos hicimos amigos de lectura-. Lo invité a conocer a mi amiga, ya que él también era un ávido lector. Increíblemente formamos un grupo de verdadera amistad, diferente, donde nuestro único interés era leer y compartir.

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Pasaron los días, se avecinó la Navidad, y aunque estaba muy contento con mis jóvenes amigos, la tristeza me invadía profundamente. Sumido en mis recuerdos, llegó Juan a invitarme a su casa; quería enseñarme su nacimiento. Yo no estaba con ánimos de salir a ningún lado, y menos para ver un nacimiento. Sin embargo, acepté. Me quedé maravillado. Ante mí estaba un pueblo en miniatura; las casitas con sus habitantes, los animalitos tan bien hechos, las palmeras; y a las orillas del pueblo un sencillo establo, con las imágenes de José, María con el niño en brazos, los pastores, los Reyes. Con timidez pregunté quién había hecho eso. Cuando me respondió que él había moldeado cada figura, lo abracé felicitándolo. En eso llamaron a la puerta. Era Esperanza o Perita como cariñosamente la llamábamos, ella también quedó cautivada con el trabajo de Juan. Hacía pregunta tras pregunta, cómo si dudara que él hubiese creado tal obra. Después de un rato Perita nos recordó que al día siguiente era Navidad. ¿Qué haríamos si los tres estábamos solos? Les platiqué que, mi esposa y yo, las noches de Navidad, nos sentábamos frente al nacimiento a comentar el libro favorito de ese año; luego recibíamos a Jesús cantando villancicos y dando gracias, para luego disfrutar de una rica cena. Año tras año compartimos muchos títulos, muchos personajes, muchos pasajes… A mis amigos les gustó la idea y quedamos en reunirnos al día siguiente. Supe que ese era el momento adecuado para entregar los libros que había dejado mi querida esposa. Entregué a Perita y a Juan tan especial encomienda. Con gran expectativa Perita quitó la envoltura. Emocionada nos mostró su libro… Era la Biblia de mi esposa. Cuando Juan iba abrir su libro dijo: -Recibo el libro con profundo agradecimiento; es una lástima que no podré leerlo-. Perita y yo guardamos silencio, Juan quitó la envoltura y con sus dedos recorrió la portada del libro. - ¡No puede ser! –gritó- ¡Es una Biblia en Braille! - Los tres nos abrazamos y empezamos a corear villancicos. En mi pensamiento dije: Gracias, gracias querida María. Sí, así se llamaba mi esposa… ¡María! María del Carmen Rodríguez Ortiz Universidad La Salle Oaxaca

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