Antología V Cuentos de Navidad- TEJIENDO HISTORIAS DEL COVID

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Antología V Cuentos de Navidad: TEJIENDO HISTORIAS DEL COVID

Un milagro para Navidad Roberto Antonio Enriquez Arellano La Salle Vasco Quiroga- pág. 7 Una Luz para Navidad María Teresa Espinosa González La Salle Vasco Quiroga - pág. 8 Una Navidad diferente. Dr. Mario Alberto Miranda Nava Colegio Cristóbal Colón - pág. 9 El verdadero significado de la Navidad María del Carmen Jiménez Osornio La Salle Pedregal - pág. 11

Rafael Cerón Sigala, fsc. Secretario para la Asociación y Misión Educativa Lasallista

Renata y sus canarios Blanca Estela Báez Peña UDLSB Salamanca - pág. 12

David Espinosa Soto Comunicación

Démonos una pausa... hasta Navidad Susana Mejía Morales SEPCA - pág. 13

Gloria Quirós Pérez Catequesis

Fraternidad en la desesperanza Juan Miguel Díaz Flores ECC - pág. 14

Oliverio Carbajal Zaragoza Pastoral

ÍNDICE Un abrazo del corazón. Mtro. Marcos Ignacio Nicasio Vázquez UDLSB S. Fco. del Rcón - pág. 4 Todo estará bien Aydee Nayeli Martínez González UDLSB Américas - pág. 5 Es Navidad y un perro deambula Christian Negrete ULSA Pachuca - pág. 6

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Descubriendo lo esencial Karla Leticia Hernández González La Salle Vasco Quiroga - pág. 16 La Salle Vasco Quiroga 50 años atrás en Alcatraz” Liliana Marlene Morales Fuentes UDLSB prepa - pág. 17 Navidad… hoy diferente…. Laura Susana Alegre Vega. UDLSB Américas - pág. 19 Navidad en confinamiento Víctor Hugo Ramírez Mercado UDLSB JAT - pág. 20 Las fotografías de la tía Moni Alejandro García Miranda UDLSB Salamanca - pág. 22 Na, Vi y Dad. Darío Zamitiz Ortiz ULSA Pachuca - pág. 24


El secreto de los abuelos Emma de Lourdes González del Castillo Briones UDLSB S. Fco. del Rcón - pág. 26

La fábrica de Santa Claus Docentes de Primaria vespertina La Salle Playa del Carmen - pág. 45

El Mundo encerrado en una esfera CRISTAL RAMÍREZ ROSAS. Secundaria Playa del Carmen - pág. 27

Mi abuelita Carmelita Profesores de preescolar Matutino La Salle Vasco Quiroga - pág. 48

La red del amor Beatrice Laura Morales Chapa ULSA Playa del Carmen - pág. 28

Navidad, blanca Navidad José Armando Orozco Barrañón La Salle Puebla - pág. 49

Los caminos andados en una pandemia son caminos de esperanza, luz y amor Colaboradores preescolar La Salle Playa del Carmen - pág. 30

Profesión de fe Andrés Alejandro Balderas Muñoz ULSA Oaxaca - pág. 50

En casa Francisco Fabián Rodríguez Montejano La Salle Vasco Quiroga - pág. 32 La pandemia: tiempo de misericordia Alma Lina Castro López La Salle Ayahualulco - pág. 33 El corazón puesto en la Navidad Francisco Federico Aubry Arnaiz Colegio Cristóbal Colón - pág. 35 Los zapatos que salvaron la aldea Karla Cecilia Leyva Espinoza Colegio Cristóbal Colón - pág. 36 La felicidad de Juanito Rocío Carolina Calderón Kuc y Luigi Diaz Rivero La Salle Playa del Carmen - pág. 37 Una voz familiar Juan Carlos Camargo Pérez La Salle Pedregal - pág. 38 ¿Eres tú? Vyrydiana Millán Shain Colegio Cristóbal Colón - pág. 40 Fiesta que no acaba Hno. Isaac Martínez Cano La Salle Ayahualulco - pág. 41 K0L1BR1-20 Enrique Cortés González Colegio Cristóbal Colón - pág. 43

Alma negra María del Rocío Ocádiz Luna ULSA Oaxaca - pág. 51 Causa y efecto Rafael Arnáiz ULSA Oaxaca - pág. 52 Una pandémica Navidad Rafael A. Mendiburu Arjona La Salle Cancún - pág. 54 Una Navidad con nuevo formato Carlos Alejandro Arias Zendejas La Salle Vasco Quiroga - pág. 56 La Salle Vasco QuirogaNueva realidad virtual Abraham Ceja Colegio Cristóbal Colón - pág. 57 La Mamá de Sara Ian Miguel Mendoza Aguilar Aspirantado La Salle Antillas-México Sur - pág. 58 Navidad Fraterna Erick Raimond Almaguer Barrón Aspirantado La Salle Antillas-México Sur - pág. 59 Milagros Inesperados Osmar Oswaldo Arredondo Villalvazo Aspirantado La Salle Antillas-México Sur - pág. 60


UN ABRAZO DEL CORAZÓN Iba a ser la primera celebración de Navidad en la nueva casa y Mariana se encontraba sumamente triste, pues nadie podría venir, su mamá le había dicho que no era posible que este año estuvieran todos los primos y tíos, pues había riesgo de contagio por la pandemia y el riesgo era aún mayor para los abuelos, que ya eran ancianos. ¡Desgraciada pandemia, arruinó la Navidad!. Mariana se hallaba triste, pues no sería posible darle un abrazo a toda la familia, no iba a ser posible arrullar al Niño Dios y mucho menos sería posible desearle a todos una feliz Navidad. Su mamá trataba de animarla, preparó una cena modesta, sin toda aquella riqueza y belleza de otras cenas. Mariana se imaginaba una noche común y corriente, no habría tamales ni los típicos cánticos, mientras su mamá más trataba de animarla, Mariana se veía más triste. Qué sentido tendría poner un árbol y un nacimiento, si nadie lo vería ni nadie celebraría, Mariana estaba deshecha, pues no comprendía que la Navidad es más que la fiesta, más que los cánticos e incluso más que un árbol y unos regalos colocados al pie de este, no quería saber ya nada, odiaba con todo su corazón esta pandemia y a todos aquellos que la habían traído a la ciudad. Mientras tanto su madre trataba de explicarle el sentido de la Navidad y el nacimiento de Cristo, le decía que a través de una video llamada podrían estar en contacto con toda la familia, y podrían mandar buenos deseos e incluso abrir los regalos, pero todo esto ya no importaba, la pandemia había arruinado la Navidad. Y la noche triste al fin llegó, Mariana y su madre cenaron lo que ambas habían preparado, al terminar marcaron por teléfono a la casa de los abuelos, charlaron durante un momento y finalmente se desearon una feliz Navidad. Cuando Mariana escuchó los buenos deseos de convirtió en un mar de llanto, ¿Cómo podrían tener una feliz Navidad si no podían abrazar a nadie?, estaba inconsolable, y su madre ya no sabía qué hacer, ¡Cómo consolar a alguien que anhelaba una feliz Navidad pero no hallaba felicidad en nada!. Mariana soñó durante todo el año con ser ella quien arrullara al Niño Dios y ahora ni siquiera eso podría hacer, y de pronto en medio de su llanto se levantó y fue corriendo a su pequeño nacimiento que estaba en la sala de la casa, tomó la figura del Niño entre sus brazos y dijo: “ya que no puedo abrazar a nadie, te abrazaré a ti; a ti que nunca nadie te abraza; a ti que naces hoy y todos te abandonamos en el nacimiento, te abrazaré a ti, porque hoy que no hay nadie más, sé que estás tú” y Mariana que era un mar de llanto ahora se fundía en el más tierno abrazo mientras dibujaba en su rostro una sonrisa, la sonrisa de quien ha encontrado una Feliz Navidad. Mtro. Marcos Ignacio Nicasio Vázquez Universidad de la Salle Bajío Campus San Francisco del Rincón Preparatoria

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TODO ESTARÁ BIEN Malena está impaciente en la sala de espera, otra cita con el Doctor, una más a la interminable lista de visitas de rutina que desde hace muchos años tiene que hacer, ya sea por ella o por su querido esposo, al que un terrible cáncer le arrebató hace 4 años. Está nerviosa, cómo no ha de estarlo, ¿qué le irá a decir?, ¿qué nuevo medicamento tendrá que agregar a la gran lista de los que ya toma? Está inmersa en sus pensamientos cuando de pronto algo la distrae, es un pequeño niño de ojos enormes y hermosos, es lo único que puede ver en su cara, el resto está cubierto con un cubre bocas de dinosaurios. El niño no puede quedarse quieto por más que su mamá trata de contenerlo. Corre, trepa, se divierte incluso en esa sala de espera fría, él es feliz. Él no entiende muy bien por qué a sus escasos 3 años tiene que traer un cubre bocas, ¿por qué antes no tenía que usarlo? Pero eso no le quita su alegría por la vida, ni eso ni la enfermedad que ahora lo aqueja. El ver a ese niño le hace recordar su propia infancia, en aquella ranchería alejada de la civilización, sin luz, sin agua, sin acceso a la educación, pero eso ella no lo sabía, ni lo conocía, ni lo necesitaba, su vida era feliz y plena como la vivía, sin ningún lujo, pero con mucho amor. Trabajó desde los 4 años para apoyar en la casa, no había de otra, sobre todo después de que su papá murió cuando ella tenía apenas 2 años, pero siempre tuvo muchas ganas de salir adelante para tener un rancho como el de la Tía Severiana. Regresa al presente, no concibe estar viviendo esta vida que ni en sus mejores sueños creyó tener, con su propio auto, su propia casa, con un jardín grande y hermoso, acompañada de sus 4 hijos y sus 7 nietos, realizada como una profesionista, pero sobre todo rodeada de amor, de muchísimo amor. Se le hace un nudo en el estómago de pensar en perder todo lo que le ha costado tanto trabajo construir. ¿Y si los análisis que me hicieron muestran algo malo? Sus ojos se llenan de lágrimas de sólo pensar en esa posibilidad, pero de inmediato ella sola cesa esos pensamientos, todo estará bien… todo estará bien…. sabe que alguien arriba la cuida,

puede sentirlo en esos momentos difíciles cuando llega de sorpresa la terrible soledad. Ya casi es Navidad, ¿qué prepararemos para cenar? ¿dónde festejaremos? Trata de recordar su primera Navidad en el rancho, nada… alguna Navidad… no puede. ¿Por qué tiene tantos recuerdos de su vida allá, pero no de una Navidad? ¿Simplemente lo olvidó? ¿No celebraban? ¿No había dinero? Se esfuerza en recordar alguna celebración de cuando era una pequeña niña pero no puede. Su primer recuerdo es de cuando tenía unos 10 o 12 años. Había ido a visitar a sus hermanos que vivían en la ciudad de México, trabajaban como taqueros. Festejaron en el pequeño cuarto en el que vivían Pedro y Pollo, fue una cena discreta, su mamá preparó un delicioso pollo, pero lo que más recuerda era la felicidad que la invadía de estar ahí, en una gran ciudad, rodeada de sus hermanos, hermana y mamá. El amor, ese sí que lo recuerda, al igual que las risas. Este año haré un filete a las hierbas finas con papitas cambray, a todos les encanta, también unos camarones a la mantequilla… se dice a sí misma. No sabe cuántas navidades le quedan por vivir, ni le interesa mucho, si algo le ha enseñado ésta pandemia es a disfrutar el aquí y el ahora. A amar sin límites, a disfrutar cada instante junto a su familia y amigos, a valorar cada caricia, cada beso, cada abrazo… cómo extraña los abrazos apretados. Pero si algo ha aprendido a lo largo de los años, es que nada es eterno, todo pasa y esto también pasará, como dice aquel libro de Martha Alicia Chávez. -Señora Malena su turno, le dice la asistente del Doctor, Malena sonríe y camina firme hacia el consultorio. -Buenas tardes Doctor, dice un poco nerviosa. -Buenas tardes Señora Malena, ya tengo sus resultados… Aydee Nayeli Martínez González Docente Universidad de la Salle Bajío Campus Américas

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ES NAVIDAD Y UN PERRO DEAMBULA

llevan dentro del templo, el mayor de ellos toma un poco de agua bendita y con ella forma una cruz en la cabeza del can, así es como bautizan al tercer perro callejero del día. Se escuchan unos pasos apresurados desde el altar, los niños corren pero el perro se derrota, no huye, se echa, inclina la cabeza y cierra sus humedecidos ojos en espera de un golpe, en lugar del impacto recibe una caricia y el chaleco del sacristán que le dice: “pues ya dijo el Papa, también los animales se van al cielo”.

Es Navidad y un perro deambula por el centro de la ciudad. Su salud nunca ha sido evaluada como la de algunos de sus congéneres, tampoco ha probado ningún tipo de croqueta y hoy, pese a la fecha, no disfrutará de esas atenciones, no obstante con qué gusto y con qué placer vive y colea. Los cubrebocas sobre la mayor parte de los rostros humanos dificultan su interacción con nosotros los “bípedos”, muchos de los cuales padecemos otras afecciones además del COVID-19 (quizá más del alma), pero él, que no tiene prejuicio alguno, se acerca a quien le ofrece una mirada, por eso acude al llamado de un hombre que vende elotes, al llegar a sus pies recibe uno, el más tierno, desconfía un poco pues no puede ver la sonrisa tras la tela azul, además ignora que hoy es Navidad, por eso no presta atención a los escasos adornos en algunas fachadas. El perro ignora los sacramentos y tampoco sabe que un día como hoy nació Jesús, pero esta tarde, Se sienta sobre la banqueta, el vapor enmarca sus descansa tranquilo (basta escuchar sus suspiros) fauces, espera a que pase un auto para poder cruzar mientras las luces de colores iluminan su rostro. la calle, sabe bien que lo pueden atropellar, pero el Las personas que pasan a su lado lo observan, y chofer se frena y le cede el paso con un ademán de es que aunque el chaleco le queda grande no le va su mano derecha, de nuevo desconfía del hombre mal, él corresponde las miradas con un gesto que con medio rostro cubierto hasta que finalmente disuelve las preocupaciones inmediatas de todas avanza torpemente sobre sus tres patas; la cuarta ellas que de alguna manera saben que no todo está lleva atrofiada aproximadamente dos años. Llega al perdido. atrio de la iglesia en donde devora el elote y bebe agua directamente de la manguera que riega los Yo sé que lo ocurrido hoy no es obra del azar y jardines, residuos de queso se adhieren a su pelaje aunque no he visto por aquí un enorme ángel con negro. ojos luminosos y que posado sobre una de sus El atardecer llega acompañado de vientos decembrinos que este 2020 añoran los vapores de frutas hervidas y los vestigios de pólvora quemada. El perro observa a las personas que pasan frente a él y le parecen iguales, no distingue ropa ni peinados, únicamente la ausencia de bocas y de narices. Un ardor llama a sus dientes que de inmediato rascan su costado izquierdo, la sarna ha hecho estragos en esa parte sin pelo en donde además le han apagado dos cigarrillos. Un par de niños se acercan a él, a personas de ese tamaño nunca les ha temido. Lo cargan y lo 6

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rodillas anuncie algo importante, estoy seguro que sí pasa algo; algo que nos alivia.

Porque quizá más que otros años necesitamos una mirada, un abrazo en forma de chaleco, que nos digan que nos iremos al cielo o por lo menos que no nos persigan. Se trata de prestar atención a esas señales que hoy descansan sobre tres patas sanas y una atrofiada o sobre esos dos niños bautistas o detrás de varios cubrebocas. Christian Negrete Universidad La Salle Pachuca


UN MILAGRO PARA NAVIDAD Érase una vez un par de conejitos pequeños que vivían en un hermoso valle rodeado de muchos árboles y vegetación, todo era perfecto en ese lugar iban a la escuela de Doña Gallina que les enseñaba muchas cosas nuevas, tenían muchos amiguitos con los cuales amaban jugar y divertirse, siempre que podían visitaban a don Búho para ayudarlo en lo que necesitaran, pues era alguien ya muy mayor, ellos eran dos conejitos muy bien portados que siempre buscaban hacer el bien. Un día papá Conejo comenzó a escuchar rumores que algo horrible había llegado al valle y que desde ese momento no podrían salir más a ningún lado, ni a la escuela y mucho menos a casa de Don Búho a ayudarlo, una sombra de miedo y horror había caído sobre aquel lugar de ensueño, ellos lloraban mucho por que ya no podían hacer nada más que estar dentro de su casita. Les preocupaba mucho cómo estaría Don Búho pues por su edad ya no podía hacer muchas cosas y ellos las hacían por él, pero mamá coneja les dijo que si salían sería peligroso para ellos. La única manera que tenían para estar cerca de su amigo Búho era por su teléfono, pero para ellos no era una manera suficiente de hacerlo. Cada día las cosas eran más complicadas e incluso la comida comenzaba a escasear dentro de su casita, además que otro problema estaba por suceder: el invierno estaba por llegar, y esto haría más difícil buscar comida o ayudar a sus amiguitos; Sin embargo el peligro seguía afuera.

Una mañana de aquellos días se dieron cuenta que una gruesa capa de nieve había cubierto el valle y ahora sería más difícil salir de su casa, pero en todo el tiempo que tenían encerrados mamá conejo les había dicho que la oración era una de las herramientas más poderosas para hacer que las cosas estuvieran mejor. Durante todo ese tiempo que había transcurrido habían pedido que sucediera algo que les ayudara a estar juntos de nuevo a pesar del peligro que había fuera, pero con el pasar del tiempo ellos iban perdiendo la esperanza y aquella gran nevada la había mermado muchísimo más. Pero esa noche decidieron hacer algo diferente, comenzaron a llamar a todos sus amigos y conocidos para hacer oración todos juntos y pedir que un milagro sucediera y les permitiera poder volver a verse, pero sobre todo poder ir con Don Búho y hacerle compañía. Todos los animalitos del valle se unieron en oración aquella noche y durante todas las noches venideras. Una noche antes de llegar a Navidad algo asombroso había pasado los rumores de aquel peligro habían cesado y los adultos del valle decidieron salir a revisar que aquel peligro ya no estuviera ahí, para sorpresa de todos al salir vieron como un hermoso ángel lleno de luz bajaba hacia ellos y les decía que aquel terrible mal se iría por una noche, que Dios había escuchado sus oraciones y les brindaría una noche para poder estar cerca y verse, para poder celebrar juntos la Navidad. Todos salieron llenos de alegría y júbilo dándose cuenta que una hermosa estrella brillaba en el firmamento y les brindaba aquella luz que hacía falta en sus vidas llenándoles de esperanza y paz en aquella mágica noche. Inmediatamente todos los animalitos salieron y prepararon una gran fiesta para celebrar la navidad y pudieron estar juntos de nuevo y ver que todos y cada uno de sus amigos estaban bien y que ante todo lo más importante es no perder la fe a pesar de lo mal que se vean las cosas en la vida. Roberto Antonio Enriquez Arellano La Salle Vasco Quiroga Antología V Cuentos de Navidad  7


UNA LUZ PARA NAVIDAD

-Vera le dice su mamá- saldré a hacer algunas compras con tu papá quédate en casa con tus hermanitos, regresamos pronto. Vera pensaba -como si fuera poco ahora tendré que quedarme a cuidar a mis hermanos. - Vera, Vera, ¿ya tienes el cuento para Navidad? le preguntan sus hermanos emocionados -Ya casi hermanitos, pero ya verán qué sorpresa, este año el cuento será muy diferente. Mientras sus hermanos veían la tele, Vera se sentó a escribir su cuento de terror, pero como si no fuera suficiente, la luz se fue de repente. ¡Dios mío!, no puede ser, nada me sale bien, todo está en mi contra. De repente en la oscuridad vio una pequeña luz que se acercaba a ella, Vera sintió una gran emoción, recordó los cuentos que muchas veces había escrito a sus hermanos y pensó, ¿qué será esa luz? ¿el espíritu de la Navidad?, ¿un Ángel?, ¿un hada?, pero los gritos de sus hermanos le trajeron a la realidad, fue hacia ellos y los tranquilizó. No pasa nada no tengan miedo, buscó a su alrededor y vio nuevamente la luz, y les dijo: no todo está obscuro, con su mano señaló ¡ahí, ahí!, , no sientan miedo. Sus hermanos se tranquilizaron y se sentían emocionados al ver esa luz y como se movía. Vera al igual que ellos se sintió emocionada y tranquila , se acercó poco a poco a ella y descubrió que era una luciérnaga. -Jajajajaja por un momento creí en todas mis historias, y pensé que sería algo mágico. -Mmmm ¡¡¡pero lo fue realmente!!! Esa pequeña luz me hizo olvidarme de la oscuridad y sentirme bien por un momento. - ¡Claro! Ahora entiendo lo que me dijo mi mamá, no debo solo poner mis ojos en lo negativo que hay a mi alrededor, sino buscar lo que me haga sentir bien y así poder ser yo una luz que haga feliz a los que me rodean. Así la pequeña Vera recuperó el sentimiento de esperanza y alegría, encontrando todas las pequeñas cosas que la hacían feliz para vivir la Navidad y el deseo de ser una luz para todos aquellos que viven momentos difíciles. FIN

Ha llegado diciembre y como cada año esto es motivo de gran alegría para la familia de la pequeña Vera, sin embargo, este año ha sido diferente para ella, todo alrededor parece no estar listo para disfrutar la Navidad. Vera se siente desmotivada pues solo escucha noticias desalentadoras, no puede ver a sus amigos, convivir con sus abuelos y como si fuera poco, ni siquiera ir a la escuela. Algunos de sus vecinos y familiares, han vivido tiempos difíciles al tener que salir adelante de la enfermedad que trae de cabeza a todo el mundo el COVID. Navidad, ¿cómo disfrutar la Navidad? Vera acostumbra ser quien decora su casa junto a su madre y también escribe un cuento navideño para sus hermanitos, pero este año ella no siente ánimo de nada. -Cuento de Navidad -nah- creo que este año escribiré un cuento de terror, será lo más adecuado, me inspiraré más fácil para escribirlo, además no podremos reunirnos con toda la familia como cada año, ni disfrutar con mis amigos de alguna reunión; Todo parece tan oscuro. En las vísperas de Navidad la madre de Vera le pide apoyo para decorar la casa como cada año, ella acepta, pero no se siente emocionada como en los años pasados, por ello su mamá le pregunta - ¿qué te pasa te veo desanimada? y ella le contesta la verdad. Mamá, este año no siento alegría por la Navidad, veo a mi alrededor y no descubro la alegría de esta época. Su mamá comprendiendo el sentimiento contesta. - Te entiendo, sé que ha sido un año difícil para todos, han pasado cosas a las cuales te has tenido que enfrentar, pero tal vez, para encontrar esa alegría no debas ver a tu alrededor sino dentro de ti. María Teresa Espinosa González Vera se quedó muy pensativa, La Salle Vasco Quiroga no entendía lo que su mamá le quería decir. 8

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UNA NAVIDAD

comer romeritos con tortitas de camarón, tomar ponche con su trocito de caña, ver películas y, sobre todo, pasar tiempo con sus familiares que venían de lugares lejanos a la ciudad, era lo que más le gustaba.

Ella sabía que la escuela era importante, sus padres siempre le dijeron que lo más valioso en toda persona son sus principios, sus valores, la responsabilidad y la importancia de pasar tiempo con la familia, porque en la familia las personas siembran los más altos principios que replicarán siendo adultos. Isabel sabía que era verdad lo que su padre le comentaba, porque de niño no tuvo Isabel era una niña muy bendecida, su una familia tan unida, puesto que tuvieron que familia estaba compuesta por su papá mudarse muchas ocasiones a causa de su trabajo Francisco, su mamá Julieta y su y no tenían la oportunidad de pasar las navidades hermano menor de nombre Rafael, con todos sus familiares. ella tenía 12 años y su hermano 7, ella era de tez blanca Por eso Isabel valoraba mucho esta celebración, pero siempre con mejillas ahora su familia estaba bien establecida y los rosadas debido al sol amigos y familiares acostumbraban reunirse en su que siempre le gustaba casa para platicar todas las aventuras que vivieron recibir en el rostro al en el año. La Navidad no significa gastar dinero en salir a pasear. De complexión mediana regalos ni hacer viajes a la playa, Isabel sabía que y delgada, su mamá le llamaba “Mi flaquita” nada de eso se compara con la compañía de sus y ella hacía cara como que no le gustaba, seres queridos, los que siempre están contigo en pero en el fondo ese sobrenombre las buenas y en las malas, los que te apoyan cuando salido de la voz de su mamá te sientes triste y se alegran cuando te alegras. siempre le sacaba una sonrisa. Isabel vivía muy La Navidad significaba poder convivir con la familia cerca de su escuela y que estaba lejos la mayor parte del año. eso le gustaba porque le agradaba caminar Un día, su padre le dijo que comenzaría a tomar las tomada de la mano de su papá en clases en casa frente a una computadora debido a que las autoridades de Gobierno indicaron dirección a su escuela. esa medida de prevención debido a un virus Isabel siempre destacaba desconocido que se había propagado por todo el por sus calificaciones y le mundo y del cual no había vacuna aún. Isabel hizo gustaba hacer todas sus caso a su papá y comenzó a tomar clases a través tareas antes de irse a dormir, de su computadora. eso significaba portarse bien y así tener la seguridad de que Al principio le pareció raro y no sabía lo que tenía el tiempo se pasara rápido, que apretar para poder prender su micrófono y su para poder disfrutar de la mejor cámara, su mamá le enseñó a mover el “ratón” y a apretar los botones básicos para tomar la clase de época del año; La Navidad. esa manera. Isabel pensó que ese modo de tomar Arrullar al Niño Jesús, cantar clases sería por un breve tiempo, estaba segura que en las posadas rodeada de la ciencia encontraría rápido una vacuna y todos sus amigos, primos y vecinos, volverían a la escuela pronto.

DIFERENTE

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La Navidad se acercaba y todo parecía que pasarían un par de meses más en casa, antes de poder volver a la escuela. Recordó las palabras que su padre le dijo sobre la paciencia: “es una virtud que se fundamenta en los tiempos de Dios, no en el tiempo de los hombres”. Su madre le dijo: Hija, entiendo que quieras ver a tus familiares y amigos en esta Navidad, pero como están las cosas, será una Navidad diferente, pero con tanto o mayor amor que en las Navidades pasadas, ¿Sabes por qué?, porque Dios nos sigue bendiciendo y ayudando en esta época en que permanecemos en casa- ¿Cómo es eso mamá?- dijo Isabel- Muy sencillo hija,

-respondió su mamá- En los planes de Dios siempre hay un bien mayor aunque nosotros no lo veamos. Mira, -continuó la señora- Dios siempre ha estado presente en la historia de la humanidad y ésta no es la excepción, cuando hay una tormenta, corremos a resguardarnos para no empaparnos y estar a salvo, ahora estamos en casa de la misma manera que lo hace una persona que no quiere mojarse, porque sabemos que la tormenta no dura para siempre y cuando se termina, podemos salir a pasear sin temor a mojarnos, así va a pasar, no durará para siempre y pronto volveremos a salir a las calles, a los parques, a la escuela y a todas partes como antes. Es cuestión de tener paciencia, de entender los tiempos de Dios, cuando sea oportuno, nos dará las señales para volver a salir de casa sin temores ni miedos. Piensa en todas las cosas que has aprendido en este tiempo en casa; has platicado mucho con tu papá y ahora sabes cosas de él que antes desconocías, has aprendido a trabajar en equipo para mantener la casa limpia y ordenada, también aprendiste a cocinar sin necesidad de que esté tu mamá cerca de ti. Esta Navidad daremos gracias a Dios por mantenernos unidos y porque, parece decirnos que la familia es la clave para resolver todos los problemas que podamos pasar. Permanecer unidos es la clave hija. “Indivisa manent”- dijo Isabel recordando la frase en latín de su Colegio, Así es hija, “Indivisa Manent” -dijo su mamá. Recuérdalo siempre hija: “Permanezcamos unidos”. Dr. Mario Alberto Miranda Nava Colegio Cristóbal Colón

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EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LA NAVIDAD

Era el año 2020 en un reino muy lejano. Debido a la aparición de una terrible enfermedad, mucha gente enfermaba gravemente. Los hospitales estaban repletos de pacientes. Los doctores trabajaban sin descanso para salvar la mayor cantidad de gente posible y los científicos pasaban semanas enteras en sus laboratorios tratando de encontrar una cura. Pasaron los meses y la enfermedad continuaba. Debido al temor de que la gente se contagiara en las celebraciones decembrinas, el rey tomó la decisión de cancelar la Navidad. Este año no habría ni regalos ni cena navideña ni tampoco se recordaría el nacimiento del niño Jesús. Muchas personas se sintieron aliviadas e incluso alegres, pues odiaban la Navidad en secreto y, ellos pensaban, así se ahorrarían el dinero que gastarían en comprar regalos para sus familiares y seres queridos, y también evitarían tener que convivir durante la cena con parientes a los que nunca frecuentaban. Estas personas habían olvidado el verdadero significado de la Navidad. Los únicos que recordaban el verdadero significado de la Navidad eran los niños y las niñas, quienes se entristecieron mucho al enterarse de que la Navidad sería cancelada. Los niños todavía no olvidaban que, en Navidad, se celebraba el nacimiento del niño Jesús, quien hacía muchos años había venido al mundo para enseñarles a los hombres a amarse los unos a los otros. Gracias al mensaje que el niño Jesús había traído a los hombres hacía ya tantos años, los reinos y países del mundo habían prosperado. Por esta razón, los niños y las niñas no querían olvidar la Navidad. Decidieron que era importante que todos volvieran a acordarse del verdadero significado de la Navidad y mandaron, en una nave espacial, una carta al niño Jesús en la que le pedían que detuviera la enfermedad que azotaba el reino, para que, de esta manera, todos recordaran nuevamente el verdadero significado de la Navidad. Pasaron los días y llegó la noche del veinticuatro de diciembre, la víspera de Navidad. Muchas personas, ignorantes de lo que sucedería en la mañana del día siguiente, se alegraron de poder quedarse en casa y librarse de las fastidiosas celebraciones decembrinas. El veinticinco de diciembre, cuando todos despertaron, la terrible enfermedad que causaba la muerte y desdicha de tanta gente había desaparecido por completo del reino y de todo el mundo. Los enfermos sanaron inmediatamente y aquellos que murieron a causa de ella volvieron a la vida. Todos los habitantes del reino se sorprendieron ante tal milagro y, al darse cuenta de la fecha en la que había ocurrido, recordaron que, en ese mismo día, el niño Jesús había nacido hacía ya muchos años, y les había enseñado a amarse los unos a los otros. Gracias a que los niños y las niñas del reino no habían olvidado el verdadero significado de la Navidad, las personas pudieron recordarlo. María del Carmen Jiménez Osornio La Salle Pedregal Antología V Cuentos de Navidad  11


RENATA Y SUS CANARIOS Cumplí cinco años en marzo, mi abuelita (Abu) me regaló un par de canarios, uno es amarillo y el otro verde, los dos son pequeños como yo. Pronto les saldrán todas las plumas y verás que lindo cantan, —me dijo Abu, cariñosamente. Todas las mañanas me levanto temprano y corro a la jaula a saludarlos. Con cuidado abro la puerta, les pongo alimento y agua limpia. Me siento un rato a esperar que canten. No cantan nada Abu, — le gritó desde el pasillo donde están las jaulas. Deja que crezcan un poco más y estén contentos —me contesta. Quiero regresar al preescolar para que todos mis amigos conozcan los canarios. Mamá me dice que no voy a regresar a la escuela, que a partir del lunes nadie podrá salir de la casa. Que han avisado por la televisión, que hay un bichito en las calles, que se llama coronavirus. Es un virus que se pega en todas las cosas: en la ropa de las personas, en los zapatos, ¡en todo!. Es tan pequeño que no se puede ver, y para quitarlo hay que lavarse a cada rato las manos. Si se nos pega, enferma a los niños y los abuelitos. Sin poder salir, corro por el pasillo, juego, subo a los sillones, brinco en la cama, grito de contento, pero todos me regañan. Papá necesita silencio, porque ahora trabaja en la casa; ha hecho del comedor su oficina. Abu no puede ver la tele en la sala porque papá está trabajando. Mamá se enoja, porque tenemos que comer en la barra de la cocina. Los canarios todavía no cantan. —¿Cuándo vamos a ir a los juegos?, ¿Mamá, cuándo me llevas al parque?; ¡Papá yo voy contigo al centro!, me porto bien, te lo prometo. Nadie me contesta. Abu también está triste, enfada, dice que todos estamos así, por el encierro. Una tarde que papá y mamá salieron, se nos ocurrió una gran idea: ¡Iremos al parque!, a los juegos. Nos tapamos muy bien la boca, la nariz y escapamos casi corriendo. Llegamos muy pronto, no veo 12  Antología V Cuentos de Navidad

ningún coronavirus, ni tampoco niños con quien jugar, solo unas señoras. Abu se sienta en la banca, se quita el cubrebocas, respira el aire puro y se pone a platicar. Corro y me subo varias veces a la resbaladilla, a los columpios. Nos regresamos pronto a casa, nadie se debe enterar, prometo guardar el secreto. ¡Se siente tan bien estar en la calle!, que salimos cada vez que papá y mamá van por despensa. Han pasado muchos meses, estamos felices. Al transcurrir la semana de la Navidad, Abu se enferma. Está encerrada en su cuarto, solo mamá entra a verla para darle de comer. Me siento muy triste, toda la casa está en silencio; no me quiero mover, ni comer, ni jugar, imagino que estoy en una gran jaula con Abu, como si fuéramos canarios. Mis papás están preocupados. A la mañana siguiente, papá salió cuando todavía estaba dormida. Regresa contento, me despiertan sus gritos en la sala, diciendo; —¡es gripe!, solo gripe. No hay de qué preocuparnos. Mamá lee unos papeles que les ha dado el médico y sonríe muy contenta. —¡Vamos a avisarle a tu Abu!. Papá nos dice emocionado: —ahora que Abu va a mejorar, las voy a llevar al parque en el carro. ¡Vamos Renata!, de regreso podemos pasar a comprar el musgo para poner el nacimiento. Me gusta mucho la noticia, ya tenía ganas de adornar la casa. Corro por la jaula con los canarios y le digo: —ellos también quieren ir. Al llegar, bajo la ventanilla, abro la puerta de la jaula y los canarios, salen volando. —No los quiero encerrados, quiero que esta Navidad estén contentos; como Abu y yo cuando venimos a los juegos. Mamá y Papá se sorprenden, es que les dije el secreto. Antes de que nos regañen, Abu, apunta con el dedo. Posados en las ramas de los árboles, ¡los canarios, nos están cantando!. ¡Somos parte del milagro! Blanca Estela Báez Peña Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades Universidad De La Salle Bajío, Campus Salamanca


DÉMONOS UNA PAUSA…. HASTA NAVIDAD Empieza el 2020, con un deseo especial para cada mes con los mejores propósitos para este año, siempre esperando que sea mejor que el anterior . Una joven de 26 años de edad decide, por fin, que este año correrá el Maratón, ¡total!, qué podría impedirlo, sus papás le enseñaron a que todo se puede lograr, con voluntad, decisión y empeño. Entonces, no hay tiempo que perder, hacer todo rápido, sin descanso.

generosidad, la gratitud y la solidaridad y poner en práctica la resiliencia, porque se dio cuenta que el ser humano es frágil y no es el amo del universo; esta pandemia nos vino a dar una pausa para que nos acerquemos más a Dios, dejar de ser soberbios y creer que todo lo podemos hacer y deshacer. Lo positivo del ser humano, es que tiene la virtud de adaptarse positivamente a las circunstancias adversas como esta. El milagro está en los verdaderos súper héroes, los doctores, enfermeras y personal sanitario que han perdido la vida por salvar a otros.

Mientras, en los medios de comunicación informan sobre un nuevo virus mortal, pero ella piensa que suelen ser amarillistas y seguro será una noticia falsa. Sin embargo, cada vez más se habla en las noticias internacionales que el dichoso virus llegó a Europa y toda la gente se debe confinar.

Los milagros se dan en los maestros, que de un día a otro adaptaron su casa en un aula virtual y tuvieron que desarrollar competencias que no tenían como el manejo de la tecnología, el milagro está en las madres y padres que ahora conviven con sus hijos como nunca antes, dándoles tiempo de calidad, El milagro está en los empleados de Al mismo tiempo le llega la noticia de que el papá oficinas que trabajan desde su casa, haciendo de una amiga que vive en Italia, le han cancelado las uso de la tecnología y herramientas que también sesiones de quimioterapia, porque los hospitales desconocían. se están desbordando de pacientes con covid-19, es entonces cuando piensa que esto va en serio y Aprendimos a sonreír con los ojos, tocarnos el el virus se esparcirá en todos los países del mundo. corazón y hacer una reverencia como símbolo Le sorprende enormemente ver por Internet y de agradecimiento o demostración de cariño. canales de televisión las celebraciones litúrgicas Aprendimos a valorar lo verdaderamente de la Semana Santa desde el Vaticano con el papa importante, como la salud y la vida. Francisco sin gente, la plaza de San Pedro vacía, pero con mucha fe y esperanza. A pesar de que en esta Navidad no estarán todas las familias completas, aprenderemos a valorar y El mundo se paraliza y se da cuenta que su a agradecer lo que tenemos. Aprenderemos a ser meta se pospondrá, porque todos los eventos empáticos con la gente menos favorecida y que multitudinarios se cancelaron, como los Juegos necesita de nuestra ayuda. Olímpicos. Ve en las redes sociales que algunos de sus amigos cambian sus fotos de perfil por moños negros anunciando que un familiar o amigo ha muerto de covid19. El papá de su amiga italiana también ha sido víctima de esta enfermedad. Las autoridades recomiendan no salir a la calle, se asoma a la ventana y ya no están los vendedores de comida afuera de las escuelas, ya no escucha a los niños jugar y reír en los parques. Todo esto le lleva a pensar que debe FORMAR PARTE DEL MILAGRO, es el momento de llevar practicar la

Esperemos esta Navidad con alegría, con la misma que nos recuerda el nacimiento de Jesucristo y tener presente los valores de solidaridad, unión, amor, paz y esperanza durante todo el año. A seguir planeando los nuevos deseos y propósitos del próximo año, pero esta vez, nos encontrará más fortalecidos. Susana Mejía Morales SEPCA

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FRATERNIDAD EN LA DESESPERANZA En el pueblo de Adama, los habitantes vivían y convivían en armonía, todos se habían acostumbrado a una vida en la que apreciaban mucho los bienes que cada uno tenía, trabajaban por mantener un estilo de vida en el que no les faltara nada; niños, adolescentes y adultos aprendieron a manejar lo que les ofrecía la tecnología. Por medio de aparatos electrónicos con avanzadas aplicaciones se comunicaban, se veían y platicaban a la distancia, en un principio esto acercó a las personas que por diferentes situaciones estaban distanciados, pero con el tiempo se volvió tan cotidiano hasta llegar a un punto en el que aun estando en la misma casa, la comunicación se daba electrónicamente. Esta situación se vivía en la casa de Juan quien, en un principio, no estaba de acuerdo en portar un artefacto para comunicarse, después de un tiempo se vio en la necesidad de poseer uno y al igual que el resto de la población, comenzó a relacionarse por este medio. Todo parecía normal y tranquilo, pero de repente, en los medios de comunicación y redes sociales, se hablaba de una enfermedad que aquejaba al pueblo de Adama, Adán, el comunicólogo del pueblo, empezó a informar a la población sobre el riesgo que tenía este mal; avanzaba con rapidez y no había forma de controlarlo, lo único que se podía hacer era permanecer en casa. La tranquilidad con la que vivían se perdió de un día para otro, todos los habitantes se aislaron para cuidarse y dejaron de comunicarse, pues no querían contagiarse. Si enfermaban, no querían que nadie lo supiera, avergonzados del mal que los afectaba y que había llegado al pueblo de Adama. Eva, era una mujer incrédula y no hizo caso a las recomendaciones que se estaban dando, decía que todo era falso, que todo estaba fabricado por aquellos que querían controlar al mundo, que ella no se cuidaría, que no les tenía miedo, se sentía inmune y sana, lamentablemente enfermó y pasó varias semanas en cama, sola, sin poder tener contacto con nadie. Muchas personas del pueblo se contagiaron y tuvieron que mantenerse aislados, algunas de ellas perecieron en estas circunstancias, en soledad, con miedo e incertidumbre.

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Emmanuel era conocido por su filantropía, inició con una campaña de solidaridad en favor de aquellos que habían sido alcanzados por el mal que dañaba a la población. A esta iniciativa se sumó Juan y juntos trabajaron para que la población recobrara la hermandad y empatía que un día unió al pueblo. El esfuerzo realizado por Emmanuel y Juan comenzó a dar frutos y cada día se sumaban más y más personas para colaborar en favor de aquellos que habían sido afectados; hicieron colecta de víveres, tejieron redes de apoyo emocional para quien lo requiriera, establecieron acompañamiento psicológico para las personas y familias que habían perdido a un ser querido, informaron con mayor precisión sobre la importancia de cuidarnos mutuamente, crearon talleres para el cuidado personal y el cuidado de una persona contagiada... En medio de circunstancias tan difíciles, la población se dio cuenta de lo que era valioso: un abrazo, un beso, un saludo, la convivencia con los demás. Todos comenzaron a reflexionar sobre la importancia de decirle al otro sus sentimientos, de aprovechar el tiempo en la mesa para dialogar, de valorar al otro por quién es, esto ayudó demasiado para que la solidaridad se hiciera presente. Las fiestas decembrinas se acercaban y todos se preguntaban cómo iban a festejar. María, la delegada del pueblo, estaba asombrada por lo que los pobladores habían hecho en favor de los demás y envió un mensaje: “Esta Navidad será distinta, pero si cada uno de nosotros realiza una obra en favor de una persona necesitada, estará poniendo en práctica la fraternidad que nos une a todos como seres humanos y al mismo tiempo, estará dando esperanza a aquel que ha apoyado, porque las cosas han cambiado”, la delegada terminó con las siguientes palabras: “Debemos dejar que el Niño de Belén nazca en cada uno de nosotros para que, con nuestros actos, manifestemos su amor y así, hagamos que nuestro pueblo sea cada vez más justo, más solidario, más fraterno, con esperanza y con paz”. El mensaje dado por María hizo eco en cada uno de los pobladores y comenzaron a recobrar los lazos de fraternidad que habían perdido, convirtiéndose cada uno de ellos en parte de un milagro para los demás. Mtro. Juan Miguel Díaz Flores Escuela Cristóbal Colón

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DESCUBRIENDO LO ESENCIAL Llevábamos una vida rutinaria, todo lo dábamos por hecho, hacíamos planes a futuro, afirmando que los llevaríamos a cabo. Y un día, sin esperarlo, escuchábamos en las noticias que un nuevo virus enfermaba a las personas y a muchas de ellas les quitaba la vida. Sin embargo, continuamos en nuestras actividades diarias sin preocupación alguna. Hasta que esa enfermedad que parecía tan ajena a nosotros llegó al continente, unas semanas después al país vecino y sin pensarlo a México. Con ello una serie de cambios inimaginables como guardar distanciamiento social, lavarnos las manos con frecuencia, cerrar negocios, hacer home office, homeschooling, entre otros. De momento no nos detuvimos a reflexionar que, más tiempo en casa significaba convivir con las personas que habitaban en ella. Al principio, lo tomamos como una especie de vacaciones, cambio de lo habitual y nos dimos cuenta que no conocíamos bien a nuestra pareja, nuestros hijos, incluso a nuestra mascota. Al pasar de los meses, algunos perdieron su empleo al tener que cerrar empresas o negocios, los profesores extrañabamos las aulas, la cercanía con los alumnos, el ir y venir por los pasillos. Nos prometieron que sería algo temporal, pero así llevábamos cerca de ocho meses, varios comenzábamos a presentar problemas en la vista, dolor de cuerpo en general, ansiedad, sobrepeso. También comenzamos a sufrir la pérdida de familiares, amigos, vecinos, conocidos. De pronto, se acercaba NAVIDAD y parecía que no había motivos para celebrar. Estábamos perdidos entre el verdadero sentido de la celebración y lo vivido en los últimos años. Un día platicando con mi esposo de los preparativos de la celebración y de todo lo que no podríamos hacer, nuestra hija de ocho años intervino en la conversación y nos dijo que no nos preocupáramos, que era la oportunidad de vivir 16  Antología 5 Cuentos de Navidad

una celebración diferente. Ella proponía elaborar tarjetas electrónicas a todos nuestros familiares, especialmente a aquellos que habíamos dejado de ver en los últimos años, en llamar a las amistades que perdieron algún familiar para hacernos presentes y planificar una video llamada con los parientes más cercanos para dedicar un tiempo de oración por la unión entre nosotros. Asimismo, nos sugirió que el dinero que siempre se invertía en obsequios, se destinara en comprar despensas para los niños cuyos padres habían perdido el empleo en últimas fechas. Su papá y yo nos miramos por unos minutos, y simplemente la abrazamos. Nos dejó fríos con su propuesta, nuestra mente de adulto había dejado de ver lo esencial de la época. Así que pusimos manos a la obra, elaboramos una tarjeta interactiva que hicimos llegar en Nochebuena a nuestros familiares por Whatsapp y correo electrónico, realizamos un sin fin de llamadas breves, pero cercanas, repartimos las despensas. Nunca habíamos tomado conciencia de lo mucho que gastamos en objetos que no necesitábamos, existiendo tantas necesidades en el prójimo. También nos reunimos con la familia, de manera virtual, para orar y convivir después de tanto tiempo de confinamiento. Definitivamente nuestra Navidad, por primera ocasión, había tomado un sentido diferente. Era momento de ser empáticos con la familia y el prójimo. Jesús fue el centro de la celebración, nos sentíamos tan bien, tan reconfortados. Al final del día, la pandemia, nos llevó a una experiencia MÁGICA que nunca imaginamos. Karla Leticia Hernández González La Salle Vasco Quiroga


50 AÑOS ATRÁS EN ALCATRAZ Somos una pequeña chispa de la infinidad del universo, pero en esa chispa habita la grandeza de nuestro espíritu y la trascendencia de nuestro camino. Sandra vivía en un pueblo llamado “Alcatraz”, era una mujer fuerte, inteligente, aventurera, dedicada, con tal solo 20 años, se había convertido en un ejemplo para su familia y para otras personas que habitaban en el pueblo, pero su mayor fortaleza era la paz que transmitía con su sola presencia. Era 24 de diciembre y Sandra estaba ahí, sentada frente a ese enorme árbol de Navidad, lleno de luces y adornos, de casi de 10 metros de altura, gente caminando de un lado a otro en esa ciudad enorme bulliciosa y a la vez con una magia inigualable, entonces recordó a su abuela, a sus padres, a sus hermanos y a toda su gente querida de su bonito pueblo “Alcatraz”. Pero la historia no comenzó ahí, sino más de 50 años atrás, con su abuela Amelia, quien a los 10 años, trabajaba toda la mañana en el campo, era incansable, por las tardes pasaba a casa de la profesora Martínez, quien la enseñó a leer y escribir. El padre de Amelia nunca estuvo del todo de acuerdo con que ella estudiara, pero a pesar de ello, Amelia nunca bajó la guardia, al contrario, era incluso la niña más inteligente del pueblo, con los años, puso su propio negocio, era la mejor para los números, eso ocasionó que tuviera mucho éxito en los alrededores. A los 25 años conoció a Ernesto, un hombre bastante serio y de pocos amigos, era amable y siempre fue dedicado y detallista con Amelia, tuvieron solo una hija; Gabriela, quien cuando tenía tan solo 13 años, su padre cayó en cama por una enfermedad inexplicable, no había muchos médicos, pudo haber sido la falta de recursos, la lejanía del pueblo, el descuido de la enfermedad o simplemente la edad, pero Ernesto murió la semana de víspera de Navidad. Amelia estaba inconsolable, no había nada que lograra hacerla sonreír, Gabriela preocupada por su madre decidió buscar todo lo necesario para construir un árbol de Navidad, recordó que su padre, año con año se encargaba de tener el árbol listo para el 24 de diciembre, una mañana su madre se levantó con más energía y al ver el árbol que Gabriela había hecho, corrió hacia ella, se abrazaron y continuaron dándose fuerza y acompañándose en la vida. Años más tarde, Gabriela se casó, tuvo cuatro hijos; Paulina, Mariana, Sandra y Alberto a los que amaba con todo su corazón, ella soñaba con que todos tuvieran la posibilidad de estudiar, así que decidieron vivir en la ciudad, por cuestiones de la vida, sus hijos fueron tomando sus caminos y se fueron a vivir a diferentes ciudades a estudiar y trabajar. Antología V Cuentos de Navidad  17


Sandra tenía el espíritu y la fuerza de su madre y de su abuela Amelia, incluso era igual de talentosa para los números, pero se decidió por estudiar medicina, lo que la apasionaba, le encanta regresar al pueblo cada mes, para visitar a su abuela y nunca olvidar sus raíces. Así pasaron los años, pero las cosas se complicaron cuando algo repentino y desconocido sucedió, corría el mes de marzo, y una enfermedad confusa al principio e irremediable con el paso de los meses, se albergó en las personas. Sandra, estaba como médico internista, pasaba horas y días completos en el hospital, tratando de luchar con aquella enfermedad y ayudar a que los pacientes pudieran volver a casa, de pronto la llamaron a asistir a un paciente, era Amelia, su abuela, aquella mujer fuerte y con mil historias por contar. Fueron meses complicados, había una sensación de tristeza en el aire, pero a la vez una fuerte esperanza, el tiempo pasó y todos aprendieron a recuperarse, a sanar lo que aquella enfermedad les había quitado, a perdonar, a empezar de nuevo, a levantarse y volver a creer. Contra toda posibilidad, al pasar de los meses, Amelia se recuperó, un mes antes de Navidad volvió al pueblo, pues ella deseaba estar ahí, en el lugar en el que nació. Una noche antes de Navidad todos fueron a “Alcatraz” a estar con la abuela Amelia, excepto Sandra, debía quedarse y continuar apoyando en el hospital, fue aquella noche que se sentó frente a ese árbol enorme de Navidad. La distancia se acortó de una forma mágica, Sandra se sintió cerca de sus padres, de sus hermanos, de su abuela, de su abuelo y de todos quienes estuvieron antes de ella y se sintió agradecida con Dios, con la vida y entendió la magia de las historias que la llevaron hasta ahí. Liliana Marlene Morales Fuentes Universidad De La Salle Bajío

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NAVIDAD… HOY DIFERENTE….

Estoy sentada en mi cama, pegada a la ventana, sintiendo este frío de fin de año, en mis manos una taza de chocolate caliente que me preparó mi mamá. Ya estoy de vacaciones de diciembre… y pienso en este año…. Todo ha sido tan diferente…. Primero en marzo, en familia preparábamos unas ricas vacaciones para semana santa, de repente nos avisan que las “vacaciones” se adelantan por una cuestión de una enfermedad; “covid”, una palabra nueva, al menos para mí. La verdad me emocionó no ir a la escuela… unas semanas más y nos avisan por correos electrónicos que debemos hacer tareas, tareas y más tareas y enviarlas por ese mismo medio… ya no me pareció tan interesante. Al inicio me gustó el formato, levantarme tarde, estar en pijama; sin embargo, había algo que no me gustaba, estábamos mucho tiempo solos en casa, mis hermanos y yo, pues mis padres iban a trabajar, soy la más grande de los hijos y tengo 16 años, mis hermanos son de 6 y 8 años. Los tengo que cuidar, lo bueno es que no son latosos y hacen sus tareas solos. En realidad a Gil el más pequeño luego le ayudaba, pues es aún chico. A los pocos meses, nuevamente todo cambió, todos nos quedábamos en casa, eso fue un cambio raro, después de no estar casi con mamá y papá ahora estábamos 24 horas con ellos, una locura de una sala cibernética en donde todos nos teníamos que conectar, se oía una mezcla de diálogos: “… vamos a sumar, 2 + 2… la junta con los proveedores fue... estudiaremos el himno Nacional… tiene una cita a las 6 por zoom... Las reglas de ortografía...”, era de locos… Mi papá tuvo que modificar espacios en la casa pues empezó a tener pleitos… Y lo peor, había micrófonos… Empezamos a realizar también cosas nuevas, comíamos juntos, y platicábamos de nuestras videollamadas… en las tardes al no poder salir mis padres empezaron a jugar con nosotros, desempolvamos los juegos de mesa; había “días de yo siento… quiero” y uno de nosotros hablábamos de nuestros sentimientos,

problemas, sueños… y así, aunque parezca increíble, pude conocer, entender y amar más a mis padres y mis hermanos. Hoy es Navidad, este año los festejos fueron muy diferentes, no nos reunimos con más familiares, solo nosotros cinco, desde el día 23 todos empezamos a ayudar para la cena, papá fue de compras con mi mamá para todo lo de comer, y la tarde se tornó en clases de cocina, mamá nos decía que hacer y todos desde Gil y Beto hasta mis padres y yo hacíamos algo, unos lavaban, otros cortaban, y los “grandes” en estufa y horno… El 24 por la tarde acomodamos la casa, y mi mamá sacó materiales de papeles y colores, nos pidió que como regalo cada uno hiciera algo con una hoja de papel para los demás de la familia. Todos nos pusimos a trabajar, fue un regalo hecho con mis manos y mi corazón para cada uno, dibujos, palabras, frases, lágrimas… fueron nuestros regalos puestos bajo el árbol. En la noche todos nos arreglamos, no importa quedarse en casa, para recibir a Jesús, no debemos ir a ningún lado, solo abrir el corazón… acabamos de preparar la cena, la pusimos en la mesa… y cuando el festejo empezó… todo sabía particularmente sabroso, mi mamá dice que porque todas las manos que tocaron la comida al prepararse, le pusieron AMOR. Platicamos por horas, recordamos a la familia, mis padres contaron recuerdos…. Y lo mejor, recibimos a Jesús, lo arrullamos, lo pusimos en el nacimiento y le enseñamos nuestros regalos, todos lloramos, fue un año de cambios, pérdidas, reconocimientos, de uniones. Los pequeños se quedaron dormidos y hoy 25 se levantaron felices... El Niño Dios les trajo regalos, solo puedo ver su cara de felicidad y la emoción de mis padres al vernos, me acerco y los abrazo este es mi mejor regalo; sus brazos cálidos y sentir sus lágrimas unirse con las mías… seguimos juntos… Esta Navidad estoy sentada en la ventana, viendo que mi mejor regalo es tener a mi familia, unida, completa y sana. Laura Susana Alegre Vega. Universidad De La Salle Bajío Campus Américas Antología V Cuentos de Navidad  19


NAVIDAD EN CONFINAMIENTO En medio de un frío desierto en una noche estrellada, junto a una estrella llamada el sol, existía un planeta donde residía una especie llamada seres humanos. Esta era una especie muy curiosa, tenía una gran y vasta inteligencia que les permitía desarrollarse a una velocidad inimaginable, habían logrado conquistar todas las especies del planeta, crearon una gran sociedad llena de edificios y grandes construcciones, era sorprendente cómo se transportaban a una gran velocidad, podían desplazarse rápidamente de un punto a otro ya fuera por mar, aire, tierra e inclusive el espacio. Pero no solamente estaba llena de grandes inventos y avances tecnológicos, sino que también gozaban de compartirlos entre todos por medio de una interacción llamada compra y venta, en una época estas compras se volvieron desenfrenadas y todo el mundo quería estar al día comprando lo último en tecnología, había hordas de gente visitando las tiendas y supermercados para adquirir el último invento desarrollado por esta especie, pero había una fecha en especial en la que estas ventas se desbordaban inclusive más que en cualquier día del año, era un día llamado la Navidad. Este día no festejaba las compras, si no que era un día en el que se celebraba el nacimiento de aquel que vino a salvar a esa humanidad, dando su vida por la redención, pero los humanos ya no la vivían así, ahora todos gastaban hasta el último peso con tal de dar juguetes a los niños, comida para la familia e inclusive los que no tenían dinero llegaban a robar con tal de darles todo a sus seres queridos. Eran días aterradores, en los mercados llegaban a estar tan saturados que la gente se empujaba unos con otros con tal de ganar los regalos, las casas que eran dejada solas terminaban asaltadas con tal de robar los regalos, tanto era el descontrol que ni siquiera los policías encargados de mantener el orden podrían ir a casa con sus familiares a disfrutar de la Navidad, ya que tenían que estar al pendiente de todas esas personas desenfrenadas en busca de más y más y más regalos. No obstante en esta sociedad de estos seres tan interesantes, había sucedido algo inesperado, llenos de desarrollo tecnológico, conocimiento y sabiduría, no eran capaces de combatir a uno de los seres más diminutos que existen en este planeta. Este pequeño ser que había salido de su sueño letárgico de entre las selvas, ahora estaba esparciéndose entre todos los humanos. Estos empezaron a enfermar, con dificultades para respirar, no sabían ni q u é estaba sucediendo, pero, no tardaron en descubrirlo, se habían dado cuenta de que este pequeño virus estaba viajando de humano en humano contagiándolos de gravedad, no sabían qué hacer ni cómo actuar. Cambiaron drásticamente su vida, las escuelas cerraron, los viajes cesaron, las calles se vaciaron y los supermercados permanecían cerrados. Todo se había detenido de un día para otro, una enfermedad que empezó en un lejano país, ahora era un mal que se había esparcido por todo el planeta, y estos tenían que descubrir la cura para que la humanidad no se extinguiera. Los humanos asustados se quedaron en sus casas refugiados, su nueva realidad los estaba deprimiendo, creyeron que pasaría rápidamente y podrían combatirlo como cualquier otra enfermedad, pero se dieron cuenta que no podían lograr nada, 20 

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así que unos empezaron a ver algo que sucedía dentro de ellos, algo que había quedado oculto tapado por miles de compras día tras día, compras que llenaban ese vacío que no sabían que existía. Ese vacío que sentían los humanos, los empezó a llenar de cuestionamientos, lo que antes no veían ahora lo notaban y es que no solamente tenían que luchar contra una enfermedad viral, ahora también tienen que luchar contra una enfermedad espiritual, algo que los había llevado a la perdición de su ser, ya que no se daban cuenta que las familias estaban separadas por los videojuegos, la televisión, el trabajo, los gustos personales de cada individuo, ahora, las familias estaban más separadas que antes cuando no tenían nada. Otros empezaron a notar la vida que les robaba el trabajar en exceso con tal de tener todo lo que les vendían, ya no tenían tiempo ni siquiera para gozar lo que compraban, salían tan rápido nuevas cosas que había que mantenerse trabajando día y noche para poderlas adquirir . ¡Pero en qué nos habíamos convertido!, exclamaba la sociedad al no haber notado lo que sucedía con ellos, otros pudieron ver inclusive la gran cicatriz que le habían hecho a su amado planeta tierra a quien llamaban “hogar”. Algo tendría que cambiar. Ya casi cumplido un año de la pandemia de este pequeño virus, se acercaba aquella noche de grandes compras y ricos manjares, la gente empezaba a sentir la ansiedad de qué era lo correcto hacer, “¿volvernos a juntar y hacer nuestra fiesta?”, “¿salir a comprar los regalos para esta celebración ?”, todas eran preguntas que atormentaban a los humanos. Pero nadie veía la salida a esta gran enfermedad, y el riesgo de juntarse era tan grande que la misma humanidad pudiese estar condenada a la extinción si llegasen a hacerlo. Llegada la gran noche, cada familia estaba en su casa con miedo, como si afuera merodeara el espíritu del Apocalipsis buscando una vida que sesgar. Sobre la mesa se extendía una cena humilde, suficiente para saciar el hambre solamente de la noche, ya no eran manjares desmedidos, los regalos eran intercambios entre objetos que ya se tenían, pero que se daban con gran cariño nomás por seguir la tradición. A la hora del gran banquete, las familias tomadas de las manos cada una en sus casas guardaron silencio y reflexionaron “¿sobre qué dar gracias?”. Ahí fue donde un pequeño niño se atrevió a preguntar lo que nadie había recordado en cientos de años, —¿papá y qué es la Navidad?—, el papá no supo qué responderle , fue entonces que la abuelita respondió,—querido nieto, la Navidad es la celebración del nacimiento del Niño Jesús, el Hijo de Dios quien entregó su vida para salvarnos, y mostrarnos que lo más importante es amarnos para crecer llenos de felicidad y amor—. Los papás se quedaron perplejos, descubrieron el motivo de sus corazones vacíos, estaban tan absortos en las compras y la tecnología, que habían olvidado amarse como seres humanos y fue en aquella noche que el mensaje se espació por toda la humanidad, gracias a la tecnología en esa misma noche llegó a todos los rincones del planeta el mensaje y un nuevo significado había nacido. En el nuevo significado de la Navidad comprendieron que es una fecha de redención, de reflexión para analizar nuestras vidas y poder coexistir en armonía siempre apoyados en la fe de Dios, confiando en que un día todo volverá al comienzo y de esta manera renacer como un ser bendecido por Él y con hambre de cambiar a la humanidad para bien. Víctor Hugo Ramírez Mercado Universidad DeLaSalle Bajío Campus Juan Alonso De Torres

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LAS FOTOGRAFÍAS DE LA TÍA MONI

Hoy es víspera de Navidad, eso creo, faltan como 3 días o algo así. Las calles suelen ser más luminosas, repletas de personas, muy coloridas y con más vida de la que hoy veo. Ni siquiera puedo sentarme en una banca; todo cambió. Yo con divagues mentales, de pie en el centro de la ciudad; sí, lo que es el centro, centro. Gel antibacterial en mano, cubrebocas en rostro, una ropa desgastada que uso para salir, una bolsa de 12 pesos con verduras y demás comida para la tía Mónica. “Soy el mandadero de mi tía”, pensé”. Todos en casa por miedo a una pandemia, pero, mis amigos salieron a pasear, mi novia… ¡siempre yo! La tía Moni, como cariñosamente le decimos, vive en casa de los abuelos. Es la única que vino del rancho. Tiene 86 años. Solo le queda mi mamá, bueno, solo nosotros porque los demás jamás la visitan. Desde marzo no sale de casa. De hecho, la casa enorme y desgastada de los abuelos está a dos calles del centro histórico. Mi tía tiene cabellos blancos totalmente, apenas mide 1.60 de estatura, media encorvada, tenis desgastados porque le duelen sus pies y suéter de viejita. Llego. Toco la puerta, abre con una sonrisa, nos saludamos como es costumbre, voy a su cocina y en su mesa desgastada, descolorida, esa que usaba el abuelito para tomar agua después de su trabajo en el campo. Muebles llenos de trastes que ya no usa, porque ya nadie va. — ¿Cómo estás hijo? ¿Tu mami? — Bien tía. Estamos bien. Le mandamos unas cosas, yo… Veo que en su sala, que tiene 30 años, hay unas fotos en el sillón central. — ¿Esas fotos tía? ¿De qué son? — Ah – la nostalgia se detuvo en sus ojos evitando salir derramando lágrimas. Se sentó, yo a un lado de ella. La familia típica de comunidad; hombres con sombrero y bigote como ennegrecidos. Mujeres con enormes faldas, igual de enormes las trenzas. Niños como llenos de tierra en la cara. — ¿Quiénes son tía? – dije. —Son tus tíos… mira está es tu mamá – me dio una foto pequeña con una niña de apenas 5 años sonriendo. Era mi mamá. Y la nostalgia se escapó entre palabras, entre recuerdos dibujados con la voz cansada, pero, tan viva; jamás había visto a mi tía así. Me contó que en aquella época la Navidad era una convivencia de la gente. —Salían las personas de sus casas. Dos niños llevaban el misterio, pedían posada en la casa más grande, si había dinero un fotógrafo acompañaba el recorrido. Las señoras hacían ponche con el agua que traían del pozo, buñuelos con piloncillo, atole blanco y a las 8 se rezaba.

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Mi tía siguió transformándose en una jovencita de unos 13 años, al menos eso vi en los ojos azules, con un brillito especial; ese brillo que vi en Mariana, mi hermana, cuando le dijimos que iríamos a la playa hace unos dos años. — Acabando pedíamos posada. Las señoras la pedían y todos decíamos: ora pro no bis. Ya cuando se daba la posada… ¡Qué rebonito! Dulces, castañas, cañas, mandarinas, galletas. Aún me acuerdo de tu abuelo, como se nos quedaba viendo, solo los papás y las mamás te ven así. Ese día entendí que Navidad es vernos con esa mirada. Las palabras de mi tía cayeron en mí como el recuerdo de aquellos que se quedaron. —Hoy puros regalos, cenas, nada de eso había hijo. Antes, las personas buscaban alegría. Tu abuelo nos daba dulces, pero eso no era lo que me gustaba, me gustaba verlo riendo, nos abrazaba y nos decía que papá Dios nos cuidaba. Dejé a mi tía; caminé por la plaza, varios locales con gente hablando por teléfono: —ya casi salgo amor—. —Yo llevo las cosas—. —Esconde los regalitos—. Después de unos pasos más, una familia, de esas que piden en los templos, persignándose con unos tamales que un señor les dio. Sentí algo en mis ojos como la nostalgia de mi tía, pero yo la dejé salir. Llegué a casa y lo cambié todo; ya en la sobremesa, dejé caer frente a mi mamá dos fotografías una pequeña y otra un poco más grande; antes de irme, mi tía me regaló la foto de mamá y del abuelo. Mamá me miró, como miran las mamás, otra vez esa nostalgia. Mis hermanos y papá vieron la fotografía y comprendí que la Navidad se celebra todos los días, a veces con sonrisas, otras con nostalgia llenando los ojos de lágrimas, pero dejando los corazones con recuerdos que trascienden generaciones. Alejandro García Miranda Universidad De La Salle Bajío Campus Salamanca

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NA, VI Y DAD

Este cuento como todo cuento que yo cuento comienza con las sabias muy sabias palabras, érase una vez. Efectivamente, erase una vez y para siempre jamás que habitaban en el cielo tres personajes que en realidad eran uno solo.

Sus nombres chiquitos fueron Na, Vi y Dad y desde todos los soles y las lunas fueron elegidos para algo grande...muy, muy grande y además de grande, maravilloso, excepcional, único. Pues bien, estos tres amigos siempre andaban bastante ocupados y es que a Na, Dios Padre le había encomendado llevar un registro de todos los nacimientos que tomaran parte en el universo desde el primero hasta el último día de la creación, ¡Imagínate! y de ahí le venía precisamente el nombre: Na ci mien to, para ser exactos y precisos. A Vi, Dios le encargó vigilar que todos los nacidos (y también los no nacidos) tuvieran una vida buena y por eso su nombre completo era obviamente Vi da. A Dad Dios padre le encomendó proveer a todos los seres de la creación y del cosmos de algo más, y por ello le dijo Dios que él debía recordarles a esos seres (y con el ejemplo, no solo con las palabras), esta máximas: Dad amor, Dad alegría, Dad palabras de consuelo, Dad lo mejor de sí, Dad perdón, Dad abrazos y sonrisas -y cuando se pueda algún dinerillo o algún otro bien que siempre hace falta-, y así...siempre Dad, Dad, Dad. Si trabajaban juntos, el mundo fuere como fuere, y pasare por lo que pasare, siempre tendría la oportunidad de ser mejor. ¡Hay lo contento que Na se puso cuando supo que vería y sería testigo del mayor de todos los nacimientos!; el nacimiento del Jesús salvador de los hombres. ¡Con qué gusto se vistió con sus mejores galas para el día esperado! Brillaba como nadie, y se desprendían de él lucecitas de todos colores que se hacían redonditas, redonditas y se iban a posar justo en los pinos y en las ramas de todo árbol sobre el cielo y sobre la tierra.

Vi no se quedaba atrás; y junto con los padres del niño Jesús, estuvo buscándole posada nada más ni nada menos a quien tiene y tendría la mejor vida …una vida eterna, porque Jesús con su nacimiento eso ha venido a darnos, la oportunidad de tener una vida eterna como la de Él, si creemos en Él, seguimos sus mandamientos y nos amamos a nosotros mismos y a los demás, por eso Vi estaba que no cabía de la emoción y aunque a Vi y a los padres terrenos de Jesús, (José y a María) les costó trabajo encontrar un sitio en donde naciera la vida de las vidas, es decir Jesús, finalmente ellos hallaron un lugarcito en un pesebre gracias a un buen hombre. Y ahí, en ese pesebre, junto a un burro y a un buey, el hijo de Dios se hizo carne y habito entre nosotros. Vi estaba muy emocionado y junto con varios ángeles del cielo salieron presurosos a anunciar a los pastores del lugar la gloriosa llegada al mundo del Hijo de Dios y así todos se enteraron de la gran noticia. En cuanto a Dad, dándose cuenta de que era necesario que todas las personas del mundo y todos los seres del cosmos se enteraran también, tomó entre sus manos una estrella, -la más luminosa-, y le pidió permiso a Dios de

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colocarla en lo más alto del cielo como señal del nacimiento de Cristo Jesús. Obviamente Dios Padre aceptó la propuesta de Dad y éste último, pegando una carrera rapidísima llevó a la estrella elegida hasta lo más alto del firmamento, de esa forma todo el orbe tuvo parte de la noticia: el Hijo de Dios ha nacido en Belén de Judá, he aquí su estrella, vengan todos a adorar al pequeño infante. Además de lo anterior Dad le ordenó a la estrella que no dejara de brillar y que guiara a todas las personas al sitio preciso y, entre el anuncio que hicieron los ángeles a los pastores y el trabajo que hiciera la estrella brillantísima, la misión quedó cumplida. Desde entonces y para siempre, las estrellas nos recuerdan que Cristo Jesús vino al mundo. Y así, Na Vi y Dad, dejaron el cielo, se reunieron alrededor del pesebre y prometieron que cada año, en las mismas fechas, ellos recordarán al mundo y al universo el nacimiento de Jesús que vino a darnos vida y vida en abundancia y decidieron unir sus nombres en esta bellísima palabra: Navidad. Hoy y todos los días Cristo sigue naciendo en cada mujer y en cada hombre que cree en Él, especialmente nace en los más pobres y necesitados, y la navidad se sigue y se seguirá celebrando por toda la eternidad en cada rincón, en cada corazón y en cada casa que exista en el mundo, en el cielo y en el cosmos. ¡Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres de buena voluntad!. Termino el cuento como todo cuento que yo cuento, con las sabias muy sabias palabras que dicen: colorín colorado, este hermoso cuento se ha acabado. Darío Zamitiz Ortiz Universidad La Salle Pachuca

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EL SECRETO DE LOS ABUELOS

once años, pero estaba muy molesta. Aquel año había sido especialmente difícil para todos y lo único importante en Navidad sería estar juntos, agradecer las bendiciones y el hecho de poder volver a abrazarse. Así que en el momento en que todos se unieron en oración y arrullaron al Niño Dios, Claudia le pidió que iluminara a su familia y que la ayude a nunca perder la fe. Durante la cena todos se rieron bastante. Recordaron las vacaciones, las travesuras que hacían de pequeños y los juguetes que habían tenido. Mencionaron la máquina de raspados, la vaca lechera y los patines. Su cuñado comentó que tuvo una avalancha e incluso uno de sus hermanos se acordó que Claudia hizo un berrinche tremendo cuando los Reyes Magos le trajeron una bicicleta en lugar de una grabadora. Añadieron que su hermana prefería los Playmobil en lugar de las Barbies, que un día a todos los niños de la cuadra les habían traído pelotas amarillas y que su hermano mayor abrió el Nintendo recién estrenado para ver cómo funcionaba por dentro. Sin duda esa fue una de las Nochebuenas más hermosas, pero el regalo que recibió días después le vino a comprobar que nunca debemos dudar que algún día Dios nos invitará a gozar de su presencia. Como cada año Fabián y Marce madrugaron para mostrar sus juguetes, pero Claudia y su esposo estaban aún tan dormidos que no les prestaron mucha atención; sin embargo, más tarde cuando salieron a jugar con los vecinos, Claudia no podía asimilar lo que veían sus ojos: todos los niños de la cuadra habían recibido pelotas amarillas e incluso Israel estaba feliz chutando su pelota. Claudia caminó confundida y prometió marcarle más tarde a su hermana, quien justo en ese momento le comentaba que en su casa los Reyes habían dejado pelotas amarillas iguales a las que habían tenido. Se agachó, tomó la pelota de su hija, la apretó muy cerca de su corazón y simplemente dijo: gracias. Ella sabía que alguien sonreía al escuchar esa respuesta.

— ¿A dónde se van los abuelitos cuando se mueren? Esa fue la pregunta que hizo Fabián, quien en ese entonces estaba bastante pequeño para enfrentarse al dolor de perder a su abuelito. — Ven hijo, te voy a contar un secreto: los abuelitos que se mueren se van al cielo a trabajar con los Santos Reyes. Ellos están sentados frente a unas computadoras viendo si los niños se portan bien, si son cariñosos, no pelean con sus hermanos, se lavan los dientes y hacen la tarea; luego registran la información y cuando se acerca el 5 de enero, hacen un poquitín de trampa y les mandan cosas especiales a sus nietos. Para Claudia, la pérdida de su papá después de una penosa enfermedad era tan difícil de aceptar como para cualquier persona, pero no estaba dispuesta a sentirse siempre triste. Así que, saberlo feliz en un nuevo empleo y en una compañía tan grata, le ayudó a sobrellevar la pena más fácilmente. Desde ese momento sus oraciones incluían siempre a los tres reyes que fueron a visitar al Niño Dios y decidió que anualmente utilizaría el correo de peticiones de sus hijos, para mandar mensajes a su papá, a quien de paso, le encargaba que estuviera siempre al pendiente de los niños, sintiéndose así tranquila en más de un momento, como en los paseos escolares, cuando volteaba al cielo y le decía: hoy te toca acompañarlos. El 2020 había sido un año de encierro por la pandemia. Los niños apenas empezaban a salir a jugar nuevamente con sus amigos, por lo que cuando Fabián y Marce entraron llorando a su casa porque un vecinito les dijo que los Reyes Magos no existían y que sus papás le compraban los juguetes, Claudia sintió tanta rabia contra aquel niño cruel, que viendo a la cara a su hijo y a su impresionada pequeñita les dijo: Emma de Lourdes González del Castillo Briones. — Efectivamente los papás de Israel le compran los Universidad de la Salle Bajío juguetes porque se porta tan mal y tiene el corazón Campus San Francisco del Rincón tan oscuro, que no merece que los Reyes le traigan nada. Cuando reflexionó, sintió que había exagerado en su enojo contra un chiquillo de 26 

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EL MUNDO ENCERRADO EN UNA ESFERA

visitantes y los lugares turísticos cerrados. La gente cada vez más se quebraba emocionalmente, físicamente. Los hospitales a nivel mundial colapsados con miles y millones de casos. El mundo dio la vuelta en un segundo y fuimos a parar en esta nueva era de “La Nueva ¿Te has preguntado qué pasaría si el mundo estuviera Normalidad” todo lo encerrado en una esfera? ¿Te has preguntado que hicimos, todo lo que qué sucedería si el mundo por un instante se construimos a lo largo detuviera? ¿Sin poder salir, viajar, saludar, abrazar de los años, se quedó en y ver a nuestros seres queridos, familiares, amigos, cenizas. También lo que compañeros y vecinos? pensábamos, soñábamos o anhelábamos alguna vez realizar, no lo podemos Pero para ser exactos, el día 27 de febrero del hacer y tampoco llevarlo a cabo libremente. 2020, empezó esta gran revolución del famosísimo covid-19, llegó y se quedó para revolucionar el ¿Y ahora cómo íbamos a vivir? ¿Y ahora qué mundo. Recibimos y fuimos bombardeados por podríamos hacer? muchas noticias impactantes. Lugares que por siglos, décadas y años eran visitados en el mundo Pues en medio de este caos surgió una destello de entero por miles de personas, ahora se habían FE, AMOR, SOLIDARIDAD, EMPATÍA, DE AYUDA cerrado: La plaza de San Marcos en Venecia, la MUTUA. piazza del Duomo en Milán, La Fontana de Trevi en Roma, la Piazza Navona en Roma, La Torre Eiffel Teníamos que reconocer que los seres humanos en París, Times Square en Nueva York, Star Wars, debíamos aprender a reconstruirnos mutuamente, Galaxy’s´, Edge, Disney World en Orlando Florida, a utilizar la tecnología y las nuevas aplicaciones Disneyland en California, el Palacio de Buckingham digitales en marcos de respeto, a cambiar estilos en Londres, el Arco del Triunfo en París, Chichen de vida, de pensamiento, a valorarnos, a amarnos Itza, en Mexico, Xcaret, Xel-Ha, Xplor, Xoximilco, Río a nosotros mismos, a querer a los demás y cuidar Secreto en la Riviera Maya y la famosa 5ta Avenida su salud. Por primera vez en la historia de la en Playa del Carmen, México. humanidad debíamos reaprender a “HABLAR, REZAR, ORAR, BUSCAR Y DEPENDER DEL “DIOS Todos estábamos encerrados en una esfera. Todos ETERNO”, y saber que todo lo que se mueve en estábamos atrapados en casa como dentro de un esta tierra es “BAJO SU VOLUNTAD Y PARA ÉL NO cubo, pero sin perder la luz de la Esperanza. HAY IMPOSIBLES”. Podríamos combatir este virus con las medidas de uso de cubrebocas, careta y aplicación de gel Podemos decir con “AUTORIDAD” en el nombre del antibacterial, con las medidas de higiene, sana que ESTÁ sobre todo nombre, en el NOMBRE DE distancia y precaución ante esta pandemia. Pero la “JESUCRISTO” el covid19 está BAJO NUESTRO PIES. gente no creía en esta terrible noticia, no escuchaban, ni ponían en práctica las medidas de higiene. Así Mtra. Cristal Ramírez Rosas que cada vez más y más se incrementaron los casos La Salle De Playa Del Carmen y había muchas pérdidas humanas. La gente no rectificaba y si seguíamos así, sería el fin de una etapa, sería el fin de la humanidad. Grandes y pequeñas empresas quebraban, cada vez bajaba y bajaba más la economía, la gente se quedaba sin dinero, los hoteles sin recibir a sus Antología V Cuentos de Navidad  27


LA RED DEL AMOR Cuando Jade despierta, se persigna y dice en voz alta: ¡Acordémonos que estamos en la santa presencia de Dios! Luego salta de la cama y de un tirón corre las cortinas para ver a través de su ventana el jardín. Con una sonrisa observa los primeros rayos del sol descender entre las ramas de las palmeras y framboyanes, los tulipanes rojos y amarillos despiertan junto con las rosas y buganvilias. El césped parece un apetecible cojín verde donde se revuelca con alegría su perro Tulum. Jade es una niña sociable y muy alegre. A mediados del mes de marzo 2020, escuchó una plática entre sus padres en la que comentaban que había una pandemia y no se podría asistir a la escuela; sin embargo, La Salle continuaría dando las clases de manera virtual, así que Jade no tendría ningún problema con sus estudios pues los continuaría desde casa. ¡Qué bueno, —dijo con alegría— a mí me gusta la computación! También le explicó su mami, que solo sería una “cuarentena”, ¡40 días de permanecer en casa!, tiempo que se considera suficiente para evitar más contagios y controlar al virus. Muy temprano durante esos 40 días, Jade se sentó frente a su computadora. Las caras de sus amigos eran ahora sólo fotos o una letra con su nombre ¡No era lo mismo que estar en la escuela! Y otra cosa, estar frente a una pantalla todo el día, ¡no era divertido!, ¿cuándo volvería a jugar con sus amigas? Para colmo, se cancelaron eventos importantes para ella, como era la celebración del sacramento de su Confirmación. Asistió al catecismo durante todo el ciclo escolar y ya estaba lista junto con 30 compañeros más. Ahora se incluía en el catecismo rezar por el fin de la pandemia, para evitar que la gente muriera por el virus covid—19. En el jardín pasaba una buena parte de la tarde acompañada de su abuelita, acostumbraban a rezar el Santo Rosario y luego platicaban sobre la vida de los santos. El jardín era un lugar perfecto para reflexionar y jugar. Era como estar en las manos de Dios, quien creó toda la naturaleza con colores y orden perfecto. ¿Es voluntad de Dios que la gente se encierre en sus casas? ¿Por qué Dios permite que la gente muera por covid? ¿Cuándo terminará esta pandemia? Jade hacía esta clase de preguntas y muchas más que guardaba su corazón. 28 

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Los meses siguientes rebasaron la cuarentena y todos seguían trabajando y estudiando desde casa. Lavándose continuamente las manos y usando cubrebocas si salían de casa sólo por motivos extraordinarios. Pronto sería Navidad y sabía que no podría reunirse toda la familia, que no vendrían tíos y primos como años anteriores. La maestra les dijo en la clase de Valores, que era un buen momento para que escribieran una carta a la Virgen de la Estrella, en la cual le dijeran lo que les inquietaba con relación a esta Navidad. Y la cartita empezó así: Mi amada Virgen de la Estrella, Madre del Niño Jesús: Pronto será diciembre y estaremos por festejar el nacimiento de tu hijo, el Niño Jesús, pero esta vez te quiero decir que el mundo ha cambiado mucho y los festejos no serán los mismos de otros años. Los seres humanos nos estamos enfermando y muchos están muriendo. Estamos tristes por estar encerrados y no poder ir a la escuela, queremos estar alegres, pero no podemos sentirnos así ya que tampoco mis amigos la están pasando bien en sus casas. Algunos papás de mis amigos y familiares han perdido sus trabajos y esto ha traído algunos problemas. Me pregunto si este año, ¿el niño Jesús vendrá como lo ha hecho desde que era muy pequeñita, o al ver a la Tierra enferma no le gustará venir al mundo este diciembre? Virgen de la Estrella, te ama: Jade Jade puso su carta en la ventana y esa noche San Juan Bautista De La Salle tomó la carta entre sus manos y se la llevó personalmente a la Virgen de la Estrella. La Virgen leyó la breve carta con infinito amor y después con gran sabiduría le contestó: Mi amada Jade: Esta Navidad iremos a tu casa: San José, el Niño Jesús y yo; acompañados por cientos de ángeles del cielo; así que por favor prepárate a recibirnos con alegría. Sabemos que el mundo está enfermo y la pandemia es la consecuencia, pero con Fe y si los hombres aprenden a amarse y ayudarse unos a otros, esta enfermedad pasará pronto y todos serán felices como Dios espera que sean. Es necesario que sepas, que Dios no se ha separado ni un instante de ti, porque Él siempre está al lado de quienes lo buscan, lo conocen y le aman. Como Madre, siempre te cuido y a todos los que amas; y estaremos contigo cuando celebres y recibas el Sacramento de Confirmación. Sólo ten Fe y obediencia a Dios. Espéranos con alegría, nosotros estamos desde el cielo tejiendo una red de amor para entregarla esta Navidad a todo el mundo. Te ama: La Virgen de la Estrella. Al día siguiente, cuando despertó, sintió la carta entre sus manos y al leerla, saltó por toda la casa gritando: ¡Vienen...que sí vienen! ¡La Navidad sí es una estación de amor. Beatrice Laura Morales Chapa La Salle Playa del Carmen

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LOS CAMINOS ANDADOS EN UNA PANDEMIA SON CAMINOS DE ESPERANZA, LUZ Y AMOR Te cuento querido compañero Lasallista. Eran aproximadamente las 7:30 am de un 17 de marzo cuando nos convocaron a una junta extraordinaria, intercambiamos algunas miradas de desconcierto y nos preguntamos: ¿qué habrá pasado? ¿algo está sucediendo? Las redes sociales, las noticias y todos los medios, no cesaban de mencionar que el tema del virus codiv 19 estaba dando mucho de qué hablar, especialmente por todos los decesos de personas amadas, amigos cercanos, jóvenes y personas de edad avanzada, poco a poco los contagios estaban más cerca de nosotros. La indicación fue clara, pero no dimensionamos que era necesario que todas las personas, no importaba edad, ¡todas!, debíamos estar resguardadas en nuestros hogares, evitar vernos, tener contacto, y cercanía con nuestros seres queridos, en fin, vivir en casi un completo encierro, con el temor del virus latente. Todas las personas estábamos vulnerables al contagio, pues este virus había tenido ya los primeros brotes en nuestro país, en nuestro estado y nadie estaba exento a ser contagiado. Así lo hicimos pues era la forma correcta y responsable de actuar, por tanto, resguardamos nuestros materiales y nos despedimos de la escuela, de los pasillos, de nuestros niños y de los padres de familia, con la esperanza y la promesa de vernos pronto, “ya que pase todo esto”. Se nos solicitó dar clases en línea, nos preparamos, organizamos nuestras actividades, nuestros materiales y pusimos manos a la obra, con tal de dar a nuestros niños la continuidad en sus aprendizajes. Todo era nuevo, diferente, era aprender sobre la marcha; aprendimos de los errores, ya que impartir clases virtuales y ahora saludar a nuestros alumnos a través de pantallas, estaba muy lejos tanto de nuestra realidad anterior como de lo que contemplamos como normal. Sin duda, muchas emociones, cosas que pensar y organizar, además con poco tiempo para procesarlo. Así comenzamos con ese gran reto y debemos decir que fue una tranquilidad que los pequeños nos recibieron 30  Antología V Cuentos de Navidad


con entusiasmo, alegría y con sonrisas, eso definitivamente lo compenso todo, absolutamente todo el esfuerzo realizado. Fue un gran alivio a nuestros corazones, recibir las primeras y las más bellas evidencias de tareas, pues sabíamos que eran el fruto de su esfuerzo y de un gran trabajo en conjunto desde casa. También fue sentir un gran nudo en la garganta, pues sabíamos lo que estábamos viviendo y lo que estaban viviendo las familias de nuestros alumnos, no era nada fácil, pues nadie había recibido un manual para aprender a vivir una pandemia, era una contingencia que cada vez nos alejaba en distancia física de nuestra comunidad, pero que nos acercaba a través de la oración. Alegrías, miedos, incertidumbres, retos, logros, festejos, tristezas, todo era parte de este festín de emociones que vivimos a diario en nuestras casas y en las de nuestros alumnos, pues se podría decir, que todos los días estábamos como invitados especiales en cada sala o en algún rinconcito de su hogar. Algo que sin duda puede parecer lindo, agradable y hasta cierto punto sorprendente para los niños y niñas, pero al mismo tiempo, un tanto invasivo a la privacidad de sus hogares y vidas. Sin duda, retos que fuimos sorteando y tratando de aprender a manejar. Así pasaron las semanas y los meses, con la esperanza de “pronto regresar”. En cada junta académica virtual o en algún espacio en el que los docentes compartíamos se hacían tangibles nuestros sentimientos, pues ya queríamos regresar a ese espacio tan especial lleno de amor de verdaderas palabras, sonrisas y llantos; deseábamos estar en aulas con nuestros niños. Ya había culminado un ciclo escolar, se pasó muy rápido, comentamos. Nadie pensaba que iba ser por un largo tiempo, aun así seguimos preparándonos para iniciar el ciclo escolar 2020 - 2021, con mucho entusiasmo, alegría y esperanza por y para los niños, que, aunque estemos aún en pandemia tenemos que mostrar nuestra mejor sonrisa para que ellos al vernos se sientan felices de empezar de nuevo con sus clases virtuales. No son tiempos malos, son solo tiempos para ser mejores y poder demostrar que podemos dar mucho amor aún con la distancia. Con cada sonrisa de los niños, un te amo miss, un abrazo virtual, va creciendo el amor y la esperanza de poder reunirnos algún día. Ya se acerca la Navidad, estamos ansiosos por vivir y disfrutar esas fechas con nuestros niños y sus familias, seguimos unidos, continuamos siendo parte de este milagro, deseamos que nuestros corazones se inunden de amor, paz y de fe. Lo unido permanece. Colaboradores preescolar La Salle Playa del Carmen

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EN CASA Las peñas que Ramón escalaba durante sus tiempos libres, el arroyo que tanto contemplaba, veía cómo pasaba ese grosor de agua, parecía sucia, pero realmente estaba limpia solo llevaba una cuanta tierra entre mezclada que la hacía cambiar de color, las flores que entre las peñas y los costados se distinguían, algunas más bellas que otras, incluso se hacían distinguir algunas flores muy pequeñas, que por cierto él nunca supo cómo se llamaban, en fin, todo el camino que recorría en sus tiempos libres eran una maravilla, disfrutaba tanto ese ambiente que triste se ponía al tener que regresar. En una tarde de regreso a casa, recordó que ese día la Navidad se haría presente, por cierto, este día no se entristeció al regresar a casa. Llegó y ya lo esperaban para prepararse porque saldrían de casa con unos amigos para pasar la Navidad, ya lo apresuraban para partir, Ramón hacía lo suyo para

estar listo, se escuchaban voces y suspiros creo que eran de desesperación, todos se preguntaban entre sí sobre las cosas que debían llevar, la comida, la bebida, los regalos de intercambio, entre otras cosas. Cuando Ramón estaba a punto de salir de su recámara, se hizo notar el timbre de un celular, él no prestó atención y saliendo del cuarto medio animado y sin mucho interés fue camino a la sala donde todos esperaban, los miró de forma atenta distinguiendo un rostro triste y de sorpresa, les habían llamado para informarles que la familia que los esperaba para festejar la Navidad saldría de la ciudad a última hora, previo a la llegada del Niño Jesús. Un silencio absoluto, —¿qué haremos ahora?— dijo la mamá de Ramón, nadie respondió, —¿dónde pasaremos la Navidad?—, también lo preguntó la ella; —podemos pasarla aquí, siempre hemos salido de casa para vivir una Navidad, ahora sí la podemos vivir en familia, unidos; casi siempre vamos a otras casas para esta época y nos olvidamos de nosotros mismos por atender a otros que solo vemos una vez al año—, dijo Ramón, todos sorprendidos ante lo pronunciado, se vieron entre sí y fueron cambiando su rostro hasta darse cuenta que por algo pasan las cosas y que esta vez así vivirán la Navidad, el nacimiento del Niño Dios, en familia y con las mejores vibras, deseos y felicidad. Ramón feliz de la vida no dijo más, veía a cada uno de sus familiares en casa y contemplaba cada momento, fue a su cuarto y miró hacia su ventana que permitía la vista directa hacia su trayectoria de tiempo libre, suspiró y pensó, mañana iré una vez más, bajó con su familia y comenzó su noche proponiendo una oración con todos tomados de la mano, dando gracias a Dios por todos los beneficios recibidos. Francisco Fabián Rodríguez Montejano La Salle Vasco Quiroga

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LA PANDEMIA: TIEMPO DE MISERICORDIA En el mundo maravilloso, lleno de tecnología y vanidad, colmado de actividades por realizar, pendientes por atender, relaciones interpersonales que establecer, todo ello de manera cotidiana, vivía una persona llamada Ágape. Ágape, se caracterizaba por estar demasiado ocupada, es decir, cuando se pretendía entablar una charla amistosa con ella, siempre se le debía avisar con tiempo puesto que generalmente, no se daba ni un tiempo para permanecer en casa y disfrutar su propia compañía, desde hace mucho tiempo, había decidido vivir sola. Inesperadamente, en marzo del año 2020, a nivel nacional, se decretó la suspensión de actividades presenciales de algunas ocupaciones que congregaban a muchas personas, incluida la educación, debido a la presencia de una pandemia, lo que trajo consigo el confinamiento en los hogares. Así mismo, los lugares de culto detuvieron actividades normales de oración y recogimiento espiritual, ¡a Ágape se le acabó el mundo! Interrogantes como: ¿qué iba a hacer encerrada en casa?, ¿cómo iba a atender sus actividades laborales?, ¿a dónde recurriría si tenía necesidad de orar?, fueron las que surgieron en la mente de Ágape. Aunado a ello, encendía la televisión y notas colmadas de información sanitaria acerca de la pandemia; navegaba en la web y ésta estaba saturada de anuncios publicitarios que invitaban a tomar en consideración las medidas sanitarias pertinentes; entraba a las redes sociales y le sugería participar en la campaña de seguimiento del covid-19 (virus que ocasionó la pandemia). Ante este panorama, empezó a experimentar pánico, terror, angustia y cualquier sentimiento y/o emoción negativa, incluso, no visitaba a su familia para prevenir el contagio… así vivió los primeros quince días posteriores a la detención de ciertas actividades presenciales. Por obvias razones, se agotaron los alimentos que tenía en casa y tuvo necesidad de salir al supermercado. Se cubrió totalmente, usando cubrebocas, careta, guantes, incluso, calzado adicional al que usaba, ¡todo ello con la finalidad de no contagiarse del temido virus! Después de realizar sus compras, casi cerca de la salida del centro comercial al que acudió, encontró a una persona encorvada, con el rostro ya cansado y maltratado por los años vividos; se trataba de una mujer que vendía panecillos, la cual se acercó a Ágape para ofrecer su producto y Ágape inmediatamente trató de evadirla porque, además de ser una desconocida, no portaba ningún equipo de protección. Sin embargo, la señora insistía en venderle, por lo que le siguió hasta el estacionamiento. Antología V Cuentos de Navidad  33


Sofía, —nombre de la vendedora a quién Ágape miró con repugnancia—, con los ojos llenos de lágrimas y su ropa mojada debido al clima gélido que predominaba, nuevamente estiró su mano con los panecillos que ofrecía, afirmando que ella no era una delincuente, que no había comido bien en varios días, porque los contados pesos que había obtenido en la semana, los había destinado al abono de la deuda que había contraído ante la inesperada muerte de su esposo, víctima de la inseguridad, hace apenas un mes. Al escuchar lo anterior, ¡Ágape se estremeció! No podía creer que le hubiesen ocurrido tantas desgracias a una misma persona en tan poco tiempo; al mismo tiempo recordó las palabras de uno de sus pasajes bíblicos favoritos; Dichosos los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos (Mt 5,7) Inmediatamente, Ágape, cerró su auto y le dijo a Sofía que la acompañara al supermercado. Estando allí, compró productos de primera necesidad, incluso, algunos cárnicos y lácteos. Pagó la cuenta y olvidándose de toda seguridad sanitaria, le dijo a Sofía que la llevaría a su casa. Llegando a casa de Sofía, antes de que ésta descendiera del vehículo, Ágape se dio cuenta que era una vivienda muy precaria; por lo que preguntó a la anciana cuánto era lo que restaba de la cuenta del funeral de su esposo; Sofía contestó que no se preocupara, que ya le había dado demasiado. Ágape, recordó que traía $1,500.00 en la guantera de su auto; abrió y le estiró la mano a Sofía con dicha cantidad, quien al recibirlo, miró agradecidamente al cielo por este gesto espontáneo pero que había estado esperando desde hace tiempo. Ágape se retiró del lugar, ¡no se percató de que había donado exactamente lo que restaba de aquella cuenta interminable para Sofía! Además, había comprado una despensa tan grande que Sofía decidió compartir con otras personas en igual condición económica que ella. Esa fue y continúa siendo la realidad del confinamiento: unos, permanecemos en casa, contando con alimentos y servicios, en comodidad; otros, diariamente trabajando en la calle, tratando de vender sus productos para subsistir sin tener, siquiera lo necesario para protegerse ante el COVID – 19. Y ante ello, ¿qué podemos hacer? Sencillamente, ¡darle vida a la palabra divina, convirtiéndola en nuestra perenne Navidad! Aunque no podemos asistir como antaño a las Eucaristías, Horas Santas, rezos del Santo Rosario, entre otros actos religiosos que frecuentábamos antes de la pandemia, sí podemos dar testimonio, con pequeños pero significativos gestos, de la fe tan valiosa, tan rica, tan sencilla de aplicar en nuestro diario vivir... De esta manera demostraremos, sin palabras, que la Navidad no es sólo una época del año, un tiempo litúrgico, sino que ¡es el renacer diario de las buenas acciones de nuestra persona hacia el mundo, sin buscar el protagonismo! Porque, un acto de humanidad, por muy sencillo que parezca, ¡es capaz de cambiar la vida de alguien, siendo ese alguien, el mismo Jesús!... Sólo así Jesús seguirá viviendo en nuestros corazones, ¡por siempre! Alma Lina Castro López La Salle Ayahualulco

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EL CORAZÓN PUESTO EN LA NAVIDAD Es el 25 de diciembre del año 2019 en la Ciudad de México, un día después de Noche Buena. Las personas celebran la Navidad y a su vez realizan el recuento de lo que pasó apenas unas cuantas horas antes. —¿Buenos días don Jesús!, le ayudo a levantar las cortinas de la tienda. —Muchas gracias Juan, claro que sí. —Se ve que en esta semana le fue muy bien en las ventas, siempre que pasaba por la tienda veía mucha gente comprando cosas—. —Gracias a Dios las ventas estuvieron increíbles, cada año la gente compra más cosas para regalar, preparar la cena y brindar en familia, sobre todo, los jóvenes con los amigos y las amigas. En mis tiempos todo era distinto, mucho más familiar. — ¿Cómo era todo don Jesús? —Mira Juanito, todo comenzaba con pedir posada, romper la piñata, dar los aguinaldos, poner el nacimiento y arrullar al niño, cenar y no olvidar jamás que el Niño Jesús había nacido. — ¡Eso suena muy padre!, pero en la actualidad la parte que a mí más me gusta es la hora de los regalos, los abrazos y la cena. — ¡Ay, Juanito! fácilmente te dejas envolver por la publicidad y el mercantilismo. Juanito, cambiando de tema ¿tú qué sabes de ese virus muy peligroso y contagioso que se está propagando en China al que le llaman Coronavirus?. —Sólo sé que está en China y ese país está muy lejos.

que ir a la tienda, toma todas las medidas sanitarias recomendadas y se encuentra a don Jesús, quien está a punto de levantar la cortina de su negocio, Juanito le ayuda. A don Jesús le da mucho gusto verlo y le pregunta. — ¿Cómo estás Juanito?. —Bien, gracias a Dios don Jesús, ¡usted y su familia cómo están?. —Mi padre José y mi madre María están bien gracias. —Tenía muchas ganas de platicar con usted. ¿Recuerda la celebración de Navidad del año pasado?, este año las cosas han cambiado, nuestros papás se sentaron con nosotros para platicar sobre cómo festejaremos la Navidad. Eso fue algo muy padre ya que nunca nos tomaban en cuenta y esta vez que lo platicamos todos en familia, recordé lo que usted me había contado sobre cómo se festejaba la Navidad, tomando en cuenta que lo principal es el nacimiento de Jesús y todo lo demás es superfluo y les propuse celebrar la Navidad de una forma tradicional y familiar. ¡Gracias don Jesús!. Llegó la Navidad y las familias festejaron de una forma diferente este año y todos se dieron cuenta que el nacimiento de Jesús en sus corazones era más importante que cualquier otro regalo.

Tan solo tres meses después este virus se propagó en el mundo y México no fue la excepción. Francisco Federico Aubry Ocasionó que la economía del país colapsara, los Arnaiz jóvenes como Juanito no pudieran asistir a tomar Colegio Cristóbal Colón sus clases en la escuela, las personas tuvieron que permanecer en casa y el ambiente familiar cambió. Todo parecía gris y triste para Juanito, los días pasaban frente a una computadora tomando clases. Un día del mes de diciembre de 2020, Juanito tiene Antología V Cuentos de Navidad  35


LOS ZAPATOS QUE SALVARON MI ALDEA Había una vez en una aldea muy lejana, una familia que vivía en la pobreza, ésta se conformaba de Matilde, la madre; Julián el padre y dos hermosas gemelas Ana y Sofía. A pesar de vivir en la pobreza ellos eran muy felices, Julián se dedicaba a hacer zapatos de cuero y eran los mejores de la aldea; sin embargo a este lugar llegó un virus que propició que la gente ya no saliera de sus casas, los comercios como el de Julián se vieron en la necesidad de cerrar y lo único que la gente pedía a sus casas era comida, la aldea comenzó a verse solitaria, la economía de la aldea estaba en peligro y muchas familias estaban tristes pues la Navidad se acercaba. Un día, Julián le dijo a su esposa que fabricaría el último par de zapatos con un pedazo de cuero que le quedaba, en ese momento se fue a acostar y a la mañana siguiente cuando se levantó se llevó una enorme sorpresa,¡había un par de zapatos sobre su mesa de trabajo!, de inmediato salió a venderlos con la esperanza de que la gente retomará sus actividades y todos pudieran comer y tener regalos en la próxima Navidad. Al poco rato de que Julián saliera, pasó un hombre que se fascinó por el par de zapatos y no solo pagó el precio que él pedía sino que le dio más, no cabía de la emoción pues ahora podía fabricar más zapatos y venderlos.

conmigo, he tomado medidas para que mi familia esté a salvo. Todos los aldeanos se dieron cuenta que Julián seguía vendiendo zapatos y no solo llevaba comida a su familia, sino que apoyaba para que los demás comercios siguieran produciendo. El líder de esa aldea pidió a los aldeanos tomar las medidas que Julián llevaba a cabo como usar cubrebocas, no saludar de mano ni de beso y a usar gel antibacterial. Pronto la mayoría de los comercios ya estaban abiertos y en cada uno había señalamientos que recordaban a los aldeanos no perder la sana distancia.

Llegó la Navidad y aquella familia que vivía en la pobreza pudo celebrar con regalos y una comida deliciosa, en la cena Ana le dijo a su papá: —Gracias papá, la cena estuvo riquísima y me gustaron mucho mis regalos. Julián se quedó sin habla por un segundo y con lágrimas en los ojos les dijo: —Hijas quiero que vengan a nuestro nacimiento y juntos le sigamos pidiendo a Dios por nuestros amigos y familiares. Todos se unieron en oración diciendo: –Señor, hoy vivimos una Navidad diferente lejos de nuestros familiares, lejos de nuestros amigos, pero te agradecemos por darnos la oportunidad de estar vivos y de mostrarnos que, si estamos unidos como familia y en tu presencia, NADA La Navidad estaba cada vez más cerca y la gente nos podrá derrumbar, te agradecemos por todas de la aldea observaba como Julián salía a vender las bendiciones que has tenido con nosotros y te sus zapatos, admirado por su actitud un aldeano le pedimos que ayudes a los que más lo necesitan, preguntó: gracias por darnos esperanza en los momentos que más te necesitamos. Amén. —¿No te da miedo que por salir a vender los zapatos tus hijas se puedan contagiar de este Karla Cecilia Leyva Espinoza virus?— Julián, suspiró profundamente y con una Colegio Cristóbal Colón sonrisa en el rostro le contestó: —Tengo miedo, no te voy a negar; sin embargo, tengo mucha fé en Dios y sé que Él siempre sale a vender los zapatos 36  Antología V Cuentos de Navidad


LA FELICIDAD DE JUANITO

que no creía en la posibilidad de quedarse en esa escuela ya que había otros cientos de personas en la misma situación que él.

Los días pasaron y el gran día llegó, Juan y sus papás se dirigieron a la escuela para saber si había En una humilde casa vivía un niño llamado Juan, sido aceptado. El director de la escuela dio la hijo de padres muy trabajadores. Cada año durante excelente noticia a Juan, su sueño se había hecho nochebuena, Juan y su familia no contaban con los realidad, él no cabía de la felicidad. Al salir de la medios para disfrutar de una gran cena; sin embargo, escuela Juan preguntó a su mamá: ¿madre por ellos sabían que lo más valioso que tenían era estar qué yo fui elegido?, ¿por qué Dios me dio a mí la juntos. Juan nunca perdía la fe, así que llegado el oportunidad?, su mamá respondió —Juan, muchos momento de decir la oración para dar gracias a desean lo mismo, pero pocos tienen fe en Dios y tú Dios, solo pedía la oportunidad de tener una buena nunca perdiste la fe. educación, para poder ayudar y recompensar a sus padres en un futuro por todo lo que ellos habían Juan lloró de emoción inclinó su cabeza hacia el hecho por él. Sus papás se esforzaban mucho para cielo y le dio gracias a Dios por tan maravillosa darle lo mejor y siempre fomentaban en él valores noticia. como el respeto, tolerancia y honestidad. Esa Navidad fue diferente para él y su familia ya que todas sus plegarias fueron escuchadas. Juan, Un día Sara, la mamá de Juan le dijo. — Hijo voy a salir a comprar unas cosas para la su papá y mamá estuvieron muy agradecidos con Dios; la manera que tuvo Juan para demostrarlo comida ¿me quieres acompañar? fueron sus excelentes calificaciones y el compartir — Juan respondió: ¡sí mamá! lo aprendido en sus clases de formación en la fe Camino a la tienda pasaron por un lugar donde con sus vecinos que no tuvieron la oportunidad de lo primero que Juan vio fue una escuela muy entrar a la escuela. grande y bonita llamada La Salle, él se quedó muy sorprendido, pero sobre todo ilusionado puesto Y los años pasaron y a partir de ese día Juan y la que era el deseo por el que tanto había rezado a familia celebraban en la noche de Navidad. Juan siempre tenía diez en todas sus materias y la Dios. familia creció de manera espiritual porque a pesar Una noche después de la cena, Juan preguntó a de las dificultades y las situaciones difíciles que sus papás si él podía estudiar en la escuela bonita se presentaban en el país entero, nunca perdió la que había visto aquel día, sus padres al escuchar la fe, de que algún día volvería a clases de manera inquietud de su hijo solo veían sus rostros, puesto presencial en su escuela La Salle con la ilusión de que no querían dar una respuesta negativa, porque seguir aprendiendo sabían que él tenía muchas ganas de estudiar en una escuela lasallista.

La felicidad para la familia siempre estuvo presente al igual que la fe y el amor a Dios.

Pasaron los meses y tanto Juan como sus padres no perdían la fe. Durante la Semana Santa, toda FIN la familia hizo una promesa tanto a Dios como a la Virgen de Guadalupe, para que les concediera Rocío Carolina Calderón Kuc y el milagro que tanto necesitaban. Llegado el Luigi Diaz Rivero momento, los padres de Juan se acercaron a las La Salle Playa del Carmen oficinas de la escuela en donde platicaron sobre su situación económica y pudieron observar la larga fila de personas que estaban en la misma situación, Juan le dijo a su mamá en tono triste y resignado Antología V Cuentos de Navidad  37


UNA VOZ

FAMILIAR

Comenzaba diciembre y el espíritu navideño se presentaba ante los ojos de todos. Luces en las ventanas de cada casa, árboles viajando amarrados sobre los autos, nochebuenas en cada jardinera municipal, tiendas llenas de luces y copos de nieve de cartón brillante. La Navidad se presentaba ante los ojos de todos, pero no había aún llegado al corazón de los habitantes de esta ciudad. Paseando por el parque, se podía observar una marea de suéteres navideños, adornados con borlas de estambre y todos los colores; sin embargo, esos colores estaban vacíos en los ojos de los que portaban las prendas. La incertidumbre ante el porvenir era grande y nublaba sus certezas, como cuando en un templo se quema tanto incienso que deja de ser un deleite y comienza a sofocar. Y sí, era diciembre sin duda alguna, pero los corazones no sentían aún su llegada. Miguel compartía estas preocupaciones con Dios en sus oraciones nocturnas. Sabía que ésta sería una Navidad complicada para él y su familia, pues por primera vez en sus 15 años de vida no podría pasar las fiestas con toda su familia reunida en casa de los abuelos. Le faltaría las conversaciones con el abuelo que él y todos sus primos amaban escuchar, sobre las criaturas fantásticas que rondaban por el bosque cercano a la casa. Aunque cada año era el mismo relato, les encantaba a todos escuchar e imaginar un mundo misterioso y oculto a los ojos. Desde chico, Miguel creía fervientemente que los ojos no nos muestran toda la realidad y que las personas que dicen: “hasta no ver, no creer”, se limitan a ellos mismos la experiencia de un mundo fantástico. De hecho, Miguel fue bautizado con ese nombre en honor al Arcángel y desde niño, sus papás arrullaban sus noches con relatos de ángeles que gozaban de la Gloria del Señor, que retozaban como mariposas alrededor de la luz celestial. Muchas veces, en sueños, Miguel viajaba hasta la cúspide celestial y podía observar el magnífico espectáculo que sus papás le habían narrado. “Hasta no ver, no creer” ¡Vaya ocurrencia! ¡Vaya limitación! Miguel nunca había visto un ángel a su lado y aún así creía totalmente en su existencia. Por eso, sabía que los relatos del abuelo podrían sonar increíbles, pero no por ello eran imposibles. Sin embargo, más allá de su preocupación por lo que sucedería en la fiesta navideña familiar en este año, se sentía alarmado por la mirada vacía de las personas. Todo el brillo de los anaqueles de las tiendas parecía enmascarar la opaca mirada de los transeúntes que pasaban a su lado. No era necesario tener mirada de “rayos x” para saber que debajo de las mascarillas, no había una sonrisa en ellos. Abrumado por estas ideas, Miguel tuvo dificultad para dormir esa noche. Sabía que su alma necesitaba respuestas. Cerrando los ojos de su cuerpo y abriendo los ojos de su espíritu, rezó; rezó pidiendo una guía que alumbrara el corazón de las personas y fue tanta la devoción sincera en la petición que un susurro del cielo anidó en su corazón. 38  Antología 5 Cuentos de Navidad


Esa noche, Miguel soñó que estaba en casa de los abuelos. Las velas de la Corona de Adviento estaban encendidas, pero no había nadie alrededor. La casa estaba iluminada, adornada, igual de bella como la recordaba, pero ahora estaba vacía. Nunca había escuchado un silencio absoluto en esa casa hasta ahora; a pesar de ello, Miguel no se sentía solo, curiosamente no sintió la necesidad de buscar a sus familiares pues sentía su presencia en el calor del hogar. Maravillado por la silenciosa paz, observaba la luna a través del ventanal. En ese momento, una voz familiar le llamó por su nombre. “Miguel... Miguel, estoy aquí” le decía, no era la voz de ninguna persona que conociera y aún así, sentía que esa voz había estado con él desde el día de su nacimiento. “Miguel, escucha: Dios te ha hecho noble y te ha dado fortaleza, como el mismo Arcángel con el que compartes el nombre, también, te ha hecho inteligente, dime entonces, ¿qué no es acaso la silenciosa noche lo que precede a cada amanecer? ¿Qué no es la oscuridad del vientre lo único que ve el hijo antes de nacer a la luz del mundo? Hoy la humanidad vive de noche, pero ello no es una tragedia, en el corazón de cada uno de tus hermanos, se está gestando el advenimiento de un glorioso amanecer, así como la luz de Jesús vino a despertar la esperanza de los hombres. Lucha entonces para mantener tu fe y ser el ejemplo de ese amanecer, preparando tu corazón para recibir la llegada del Señor, ten fe.” Miguel despertó a la mañana siguiente con una actitud diferente. Su mirada era otra: confiada, serena, como de quien conoce el final de una gran película y no quiere contarlo para que los demás se maravillen cuando llegue el momento. Esa tarde, cuando llevó a su perro al parque, notó la vida de la naturaleza con más color, observaba a las personas en ese silencio que busca respuestas y sabía que la voz también les hablaría a ellos para serenar su corazón. Se alegró por estar vivo y poder ser el receptáculo de un alma luminosa. Debajo de su mascarilla, esbozó una sonrisa de paz. La Navidad, al fin, había entrado a su corazón. Juan Carlos Camargo Pérez La SallePedregal

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¿ERES TÚ?

Apareció en una enorme sábana blanca, fría, pero confortable, al mover manos y pies se dio cuenta que dejaba plasmada una figura a la cual ¡Ahhhhhh Navidad! Ese olor tan peculiar que le rezaba todas las noches, -¡Con que aquí vives!, despierta los más nobles sentimientos del ser exclamó ¡Eres mi Ángel de la Guarda, he esperado humano, fechas en las que todas las personas tanto tiempo para conocerte! Sin dudarlo, el ángel confían y creen en nuestros semejantes. Esos se levantó y tomados de la mano lo acompañó a recuerdos imborrables que habitan en la memoria realizar una caminata inolvidable. y comparten ideas que nos hacen recordar por un momento, aquellas risas y emociones con seres El corazón de Patricio latía tan rápido de la emoción, queridos. Una misteriosa enfermedad rondaba no podía creer aquello que estaba viviendo, por las calles disponiéndose a romper con la caminaba sobre colores incesantes, disfrutaba del viaje que le regalaba una Aurora Boreal. Cada tranquilidad que esta fecha representa. paso le mostraba la grandeza de la vida, del amor, Las familias se encontraban preparando todo para el conocimiento infinito que está escondido en ese gran banquete, Patricio un hermoso niño de 8 cada uno de nosotros. Se tomó un segundo para años irradiaba felicidad al saber que pronto Santa respirar y al abrir los ojos observó un tenue color Claus visitaría su casa y premiaría todo el esfuerzo dorado que le recordó lo majestuoso del universo, realizado durante los últimos meses. Estaba en su la creación, lo inexplicable -¿Dios eres tú? computadora comenzando a escanear la tarea que debía entregar, cuando de repente un estruendo El ángel lo envolvió con sus alas y en un segundo se escuchó, rápidamente corrió a la ventana para regresaron a la nieve, a lo lejos se veía una percatarse que se había ido la luz, -Ahhh esta tarea encantadora villa, iluminada, rebosante de risas tendrá que esperar pensó, recostándose en la cama y felicidad. Caminó unos cuantos segundos, sus pasos parecían recorrer kilómetros en un instante. y echando a volar su imaginación. Llegó a la casa principal, luces, focos y un par de Pasadas varias horas un resplandor lo despertó, el renos lo recibieron. -¡Pasa estás en tu casa, Santa escáner estaba listo para recibir la información de lleva años esperándote, siempre nos dice que eres la tarea pendiente, Patricio se acercó mientras un el mejor niño del mundo y que te convertirás en un rayo verde luminoso lo envolvió transportándolo hombre que la Tierra siempre recordará! a un mundo digital, un espacio inimaginable que daría vida a uno de sus más grandes anhelos; Atónito por el día, Patricio derramó una lágrima y ésta al tocar la nieve levantó una cascada de conocer el Polo Norte. bendiciones que él atesoró una a una. Su ángel conmovido lo acercó a la estrella más luminosa del cielo, al tocarla escuchó la voz de su mamá que le decía: Pato, Pato ya es hora hijito ya levántate, Patricio abrió los ojos y le preguntó ¿Mamá eres tú? Tengo tantas cosas que contarte. La charla comenzó y en un momento de sinceridad Patricio comentó, ¿Sabes mamá?, esta pandemia me ha mostrado lo mejor del universo que me atrevo a decir, ha sido la mejor Navidad de mi vida. Vyrydiana Millán Shain Colegio Cristóbal Colón

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FIESTA QUE NO ACABA El viento de otoño había dejado todas las ramas de los árboles desnudas cuando Lanna regresaba del parque esa tarde. Hacía meses que los parques estaban tan desiertos como las ramas ese día, pues muchos niños habían dejado de salir y en las calles sólo se veía a las personas afuera de sus casas para hacer las compras navideñas. Durante varios días, ella salía por ratos a divertirse, pues su tía le había dicho que la prefería alejada de la habitación de sus padres que estaban enfermos, ya que ella estaba cada vez más atareada con las actividades del hogar y de vez en cuando le pedía que saliera a comprar a la tienda ubicada junto al parque. Esa tarde había ido casi una hora a pasear y de regreso había comprado, además de la lista de frutas para el ponche, unos crujientes buñuelos típicos de la temporada y como andaba sola, disfrutaba de uno mientras vagaba hacia su casa. —Ahora sí que has tardado querida— dijo su tía, al tiempo que desinfectaba cada una de las frutas, — métete a bañar, no olvides dejar la ropa en el cesto para lavarla y por separado el cubrebocas. —Esta nueva realidad no me gusta— respondió Lanna, pero obediente, se fue quitando la chamarra y el resto de la ropa. El frío se colaba por la abertura de la ventana del baño cuando abrió la regadera. El vapor no se hizo esperar y mientras se frotaba y hacía abundante espuma con el champú, vio cómo unos diminutos seres flotaban junto con el vapor de agua. —Ahora sí que estoy alucinando— pensó, pero entonces uno de esos diminutos seres le hizo señas para que prestara más atención. —Hoy estarás con nosotros en una fiesta especial— escuchó decir desde uno de los rincones — no podemos esperar. Después de la ducha, se sentó con su tía a cenar y saborear el ponche, terminó dos tareas que le habían encargado para las vacaciones de Navidad y leyó un cuento antes de apagar la luz para disponerse a dormir. En todo ese tiempo se le había olvidado la fiesta especial. En cuanto la oscuridad se apoderó de la habitación, aparecieron los minúsculos seres de la regadera, a veces brillaban como luciérnagas, pero muchos emitían un color violeta, otros rosa y algunos más anaranjado, todas en colores cálidos y algunas en exceso brillantes. Se imaginó que estaba en una disco mientras los destellos dejaban ver las sombras de varios personajes. Uno le pareció un hombre que se acercaba a una Antología V Cuentos de Navidad  41


mujer que llevaba a su hijo en brazos, otra sombra parecía un pastor porque estaba acompañada de sombras pequeñitas como borregos. —¿Me habrá caído mal el ponche? ¿O más bien sería el buñuelo que tendría algún alucinógeno? —pensó, al tiempo que recorría con la mirada aquella extraña fiesta. — Bienvenida, te estábamos esperando. Oyó la voz de su padre —Pero si sólo he apagado la luz y antes no había nada ni nadie en la habitación. —Nada que pudieras ver. Pero ahora sí puedes verlo.

conocimiento. Su tía alarmada por semejante cuadro, llamó a la ambulancia para que fuera atendida rápidamente. Al llegar por ella valoraron que los padres de Lanna no habían sido atendidos debidamente y que su enfermedad engrosaría en breve la estadística de la pandemia. Decidieron trasladarlos también. Más de un día la habían tratado en cuidados intensivos para ver si Lanna reaccionaba favorablemente y registraron los médicos cómo poco a poco se iba debilitando. Pero vieron también cómo poco a poco su rostro ¿Mamá?, ¿cómo es eso posible? —No tienes que cambiaba y el rostro que antes tenía la tensión y entenderlo, sólo disfrutarlo. Mira, ¿ves cómo aumenta descontrol de quien convulsiona, dejaba ver un la luz en aquel rincón? Al señalarlo, vio que donde rostro de tranquilidad y felicidad. estaba la madre cargando al bebé se iluminaba todo. Poco a poco la habitación le pareció inmensa y las Al cabo de unos días la tía recibía las cenizas de que antes eran sombras dejaban ver cuerpos que Lanna, la de sus padres las recibió el día anterior. caminaban hacia la fuente de luz. —No te quedes allí Dió gracias a Dios que le evitara a la niña tanto parada, anda, vamos para que lo veas— dijo una voz sufrimiento, pero lloró por aquellos que ya se casi como susurro y una fuerza la atraía también a habían adelantado. ella. Lo último que había pensado era que llevaba un rato viendo el danzar de sombras y la creciente Hno. Isaac Martínez Cano claridad. Nada de lo que conocía en su habitación La Salle Ayahualulco le era familiar, todo era diferente, más luminoso y cálido, le emocionaba estar junto a quien hacía días que no le dejaban ver sus padres y ni recordaba lo que había sucedido con tanta felicidad. El tiempo se había detenido. En cuanto la oscuridad se apoderó de la habitación, comenzaron las fiebres acompañadas de convulsiones que hizo que Lanna perdiera el 42 

Antología V Cuentos de Navidad


K0L1BR1-20

!EL ORIGEN¡ Aquella hermosa mañana del verano del 2020 en la planta industrial con el más alto nivel tecnológico; ejemplo mundial de orden, pulcritud y calidad; se estaba creando el artículo tecnológico de última generación para la mujer y el hombre contemporáneo. Este gran dispositivo se paseaba con gran rapidez de un lado a otro entre las líneas de producción, donde robots de color amarillo y luz brillante lo ensamblaban con diferentes componentes: Carcasas inquebrantables de color azul eterno, cámaras, sensores, pantalla de cuarzo, microchips, batería, etc. Los brazos robóticos lo tomaban, lo giraban, lo apretaban y lo pulían hasta sacar el brillo característico de un celular nuevo, pero aún faltaba lo más avanzado; agregarle su personalidad, su esencia, su objetivo de vida; esto sucedió cuando en la última etapa de producción fue conectado a un cable USB y se le cargó ese software que lo hacía diferente y único, que le permitía todo aquello para facilitar la vida, la comunicación y el entretenimiento de una mujer u hombre. Y así llegó a las manos delicadas de un hombre, que por primera vez lo activo y revisaba que cada componente funcionara a la perfección e inmediatamente de esta revisión final, el K0L1BR1 estaba listo dentro de su hermoso empaque, sonriente y preparado para lo que le tocaría vivir en compañía de las próximas manos desconocidas. ¿UN NUEVO HOGAR? Una tarde de otoño del 2020, K0L1BR1 apareció exhibido dentro de una plaza comercial, en un aparador luminoso y colorido, esta plaza comercial estaba ubicada en un lugar lleno de murmullos, música, gritos de los vendedores, gente caminando de un lugar a otro; la Ciudad de México, hermoso lugar donde encuentras de todo y para todos, pues en esta ciudad K0L1BR1 fue activado por segunda vez por una mano curiosa, que sin permiso abrió aquella caja inmaculada, con el fin de conocer el potencial de tan preciado dispositivo; en ese momento K0L1BR1 se dio cuenta del lugar tan extraño donde se había activado y la cámara dio cuenta de la gran diversidad de dispositivos que había alrededor de él, pero además observó un sitio totalmente extraño y diferente a su origen. UN REGALO DE DIOS Sorpresivamente la primera semana de diciembre del 2020 se activa el K0L1BR1, detectando la temperatura (10° grados) y la ubicación actual (Ciudad De México), se reactivaron todas sus aplicaciones y avanzados componentes. Percibió rápidamente lo agitado de una persona que ahora lo tenía en sus manos, mucha presión, ajetreo y alto movimiento. De pronto desde el dispositivo sale una primera llamada y se escuchan las primeras palabras: “ya tengo el celular, ahora voy en camino. Te aviso cuando esté allí”. En la siguiente parada, se vuelve a activar el K0L1BR1, pero con gran sorpresa se da cuenta de que ahora todos sus lentes de las cámaras están rotos e inservibles además de que todas las apps y software para grabar sonidos y videos estaban desactivados. Ahora con impactantes daños que ha recibido nuestro tecnológico amigo y como si tuviera vida propia, entra en una gran depresión, desánimo sobre su objetivo de vida; ya que a tan avanzado dispositivo le han quitado una de las funciones esenciales de su ser. Ahora se pregunta, ¿qué sigue? y mientras él pasaba por este proceso de duda y desconcierto, se activa nuevamente y se escucha lo siguiente: “hola mi amor, te he extrañado, ya no llores, no te preocupes, aquí sigo luchando por mi salud (voz que se escuchaba con bastante dificultad para respirar) Antología V Cuentos de Navidad  43


nunca pensé que al entrar a este hospital perdería contacto inmediato con la vida, contigo y con mis hijos; según yo, llevo 8 días sin saber del exterior, pero espera...(silencio)...perdón debo tener cuidado, pude convencer a una enfermera que me permitiera ingresar el celular, pero sin cámara, sin nada de aplicaciones para grabar y que nadie se diera cuenta o me lo quitarían, pero te prometo que estaré en casa para Navidad”. En ese momento el paciente cubre el celular dentro de la ropa limpia que le llevaron, ya que aun lado de él, pasaban varios doctores y enfermeras corriendo de un lugar a otro. Con mucho cuidado, nuevamente, toma el celular para despedirse y prometer que mañana tendría otra llamada con su esposa. Durante los 3 días siguientes, él seguía con mucho cansancio y dificultades para respirar, solo tenía fuerza para enviar mensajes a su esposa indicando que seguía en la batalla, pidiendo aliento, pidiendo que se cuidaran de esta nueva y tan mortal enfermedad. Mientras tanto, a la sala de hospital continuaban ingresando al hospital nuevos vecinos de habitación, de diversas profesiones, oficios, lugares, altos, bajos, fuertes, delgados, influyentes, solos, con familias en sus casas; luchando contra el virus que entra cuando respiramos. Un día antes de Navidad, el K0L1BR1 sigue desconcertado por su pobre uso y por sus condiciones físicas; se sentía infeliz por no aprovechar todo su potencial, desanimado, casi destruido, pero bruscamente y por la mañana de ese día, fue usado para otra llamada y se escuchó lo siguiente: “hola, hermano, por fin pude contactarte, no estoy bien, estos días han sido difíciles, ¿nadie te ha contactado para darte informes de mí?; esto es un caos guarda este número y solo envíame mensajes de texto; mi vecino de cama tiene este celular escondido, pero él me prometió que por aquí me puedo contactar con ustedes; te quiero hermano, cuídate, no los asustes por allá; dejé escondidos unos regalos de Navidad para mis niños, dáselos por favor, ya me cansé, me tengo que ir”. Ese mismo día por la tarde, K0L1BR1 vuelve a activarse: “hola esposa, cómo estás, soy yo, no me cuelgues, he intentado localizarte 5 veces, gracias a Dios contestaste, no te preocupes, me siento muy inquieto, no quiero dejarte, te lo prometo, no puedo respirar bien, pero no te dejaré; apunta este celular y no llames tú, está prohibido este celular aquí, solo envía mensajes y mi vecino de cama me pasara el mensaje, te amo” . K0L1BR1 al ser un dispositivo con cierta inteligencia en sus entrañas parece despertarse, era limpiado con cloro y jabón cada vez que era usado, guardado en una bolsa donde nadie lo viera y estratégicamente era recargado para seguir con vida, así fue el resto del día. Al día siguiente el K0L1BR1 repentinamente, cargado al 100%, se activó y resurgió su gran pasión y sentido de servicio; este gran héroe, astuto y fugaz, ahora se presentaba en varias camas de vecinos pacientes, sirviendo de puente entre las personas que durante varios días no se habían comunicado; así, el K0L1BR1 inició repentinos traslados al interior del hospital, siempre escondido dentro de las pocas ropas de los pacientes, sin descanso, acudía a donde era solicitado, solo con una regla, después de cada llamada debería limpiarse y debería regresar a las manos donde inició su misión, su único lugar seguro. La mañana de Navidad, el paciente que ingresó al hospital este dispositivo fue dado de alta y sigue su proceso de recuperación con su familia; tuvo la fortuna de pasar una navidad más con ellos, pero K0L1BR1 con toda su fortaleza interior por fin se dio cuenta para qué estaba hecho. Hoy sigue allí, se quedó a completar su nueva misión, con su gran batería, su carcasa inquebrantable de azul eterno, sigue allí, de un lado a otro, dando esperanza y contactando a aquellos que siguen en la batalla; muchas personas cayeron en este intento de salvar la vida, pero muchas más han superado esta batalla, escuchando mensajes de amor, esperanza y fe de hermanos, padres, amigos y amores de vida. Enrique Cortes González Colegio Cristóbal Colón 44  Antología V Cuentos de Navidad


LA FÁBRICA DE SANTA CLAUS

Playa del Carmen, México – dijo Santa. ¡Hola santa! espero te alegres al leer mi carta. Mi nombre es Silvestre y te escribo porque está próxima la Navidad y el mundo está sufriendo por la salud de sus habitantes. Aún así, quiero que sepas que existe alegría en nuestros corazones, es por eso que te escribo y te espero con ansias, porque nada me alegraría más que el mundo sonriera en Navidad y se eleven plegarias para que todo vuelva a la normalidad.

En el Polo Norte, resaltaba la enorme fábrica en la que Santa Claus trabajaba junto con sus duendes todo el año, haciendo los juguetes más bellos del mundo. Una vez acumulados los presentes, en la noche de Navidad, Santa realizaba su viaje especial con todos los regalos y la lista de los niños que se Soy un niño alegre y me uno a que ésta sea una habían portado bien. Navidad con un hermoso árbol, lleno de luces de Pero en este año, justo días antes de festejar la esperanzas en él; motivación para alegrarnos y Navidad, Santa Claus empezó a recibir muchas mucho amor para darnos. Pero lo que realmente cartas de los niños provenientes de todo el mundo; estoy pensando hacer, es esperar a que llegues a sin embargo había algo inusual en las cartas, en mí con el mejor deseo de todos, ¡salud y paz para el esta ocasión estaban escritas por computadora, las mundo! Entonces, en esta Navidad espero ver en el cuales eran impresas y enviadas al correo postal de cielo la estrella que anuncie el nacimiento del Niño Santa, algo fuera de lo común. Lo extraño no fue Jesús y que cantemos emocionados villancicos, y solamente esto, sino lo que solicitaba cada niño en hagamos una fiesta íntima con mi familia y tú como ellas. Aún así, Santa Claus, se dispuso a leerlas con mi invitado especial. mucha atención.

Me despido con un enorme abrazo hasta el polo En algunas misivas Santa descubrió que el contenido Norte reunía un sin fin de mensajes positivos, (como de buenos deseos y bendiciones), hasta parecía que Los duendes sintieron precisamente esa motivación todos los niños se habían puesto de acuerdo, ya tan grande que solo un ser humano lleno de que eran peticiones nobles provenientes de un buena voluntad puede contagiar. Así que pusieron gran corazón, involucrando inclusivea todas las manos a la obra. Era evidente que debían trabajar de manera unida y hacer uso del libro mágico de personas del mundo. pócimas para una vida feliz. El viejo libro fue puesto Fue tanto el amor y la solidaridad que emanaban en una gran mesa y Santa encontró precisamente de esas cartas, que Santa se conmocionó por tan la receta del BIEN CONVIVIR. Santa sabía que algo lindos mensajes pasando varias noches leyendo extraño estaba sucediendo al ver que tantos niños cada una con el mismo entusiasmo que la primera. realizaban casi las mismas peticiones: amor, salud, tolerancia, felicidad… Así que no había más, habría Finalmente, Santa les comparte todas esas que trabajar en la pócima sin duda alguna. peticiones a sus adorados asistentes, unos duendes intrépidos, vivaces y llenos de energías que con mucho gusto siempre realizaban las tareas que Santa pedía. Sin embargo, el reto era aún mayor, ya que debían encontrar la forma de cumplir los deseos de los niños, que no implicaban juguetes o dulces en esta ocasión. Santa fue leyendo nuevamente una a una las cartas a sus duendes, pero la última fue la más bella de todas…

La fábrica entonces se iluminó de colores, muchos juguetes fueron retirados a las bodegas (mientras tanto) y comenzaron a trabajar en medio de dulces, melodías y aromas deliciosos de pasteles recién horneados. De hecho, una bella canción se escuchó dentro de la gran fábrica. — “¡Que esta Navidad sea memorable para todos en la tierra, que los niños reciban su deseo, que no se pierda nunca la fe y la esperanza!”— cantaban a coro los duendes. Antología V Cuentos de Navidad  45


Y mientras trabajaban en lo que sería una gran pócima. Santa se percató de que faltaba un ingrediente, tan único que lo proporciona todo adulto o niño; la fe. Santa aún no sabía cómo hacer para ayudar a cumplir esos deseos, puesto quela fe no estaba en el ambiente, así que decidió hacer una visita al mundo e investigar cuánta fe podría obtener.

voz chillona y nerviosa: — ¡Xkir – taxwel – sheita Santa! Y Santa nuevamente soltó una carcajada a más no poder. Las personas que pasaban por ahí veían atónitos al hombre de barba blanca y pantalones de mezclilla. Pero sintieron muchas ganas de reír también. Cuando Santa se dio cuenta de las risas a su alrededor, le dijo a DM que ya tenía una idea de Sin perder tiempo, se disfrazó de un hombre común, cómo recuperar la fe. fue a la ciudad, comenzó a observar las actitudes de los hombres y mujeres a su alrededor, y se dio Entonces colgó el teléfono y se dirigió a una bella cuenta que algo andaba mal. Había pocas personas anciana que había escuchado sus carcajadas y se caminando, cubriendo su boca con un cubrebocas, contagió, soltando su bolsa del mandado. Santa le pero reflejando una profunda tristeza en sus ojos. dijo —¿Me permite ayudarle con las precauciones Quiso preguntar qué pasaba, pero nadie paraba en necesarias?— ella sonrió (aunque no se veía su su andar. boca). Era evidente esa luz alegre en sus ojos y contestó — ¡Sí! Santa no se quedó conforme con solo ver esa ciudad y fue a recorrer el mundo entero para lograr Las personas se quedaron paradas por segundos obtener un poco de fe para la pócima;, no fue tan observando lo ocurrido, pero sintieron esa sensación fácil. de haber recuperado algo. Una muchacha chocó por distracción con otra persona al intentar cruzar Uno de sus más leales duendes le llamó por teléfono la calle, pero en lugar de reclamarse mutuamente, para preguntarle cómo marchaban las cosas, a lo sonrieron y se compartieron el gel antibacterial. que Santa dijo: —Hemos perdido la fe… Agradecieron a distancia la acción y se retiraron. Muy espantado, el jefe de los duendes dio un brinco Algunos niños que estaban en los juegos de un y molesto por la respuesta le aseguró a Santa: — parque, obviamente alejados unos de otros, fueron La fe no se pierde, simplemente se queda oculta apedir gel antibacterial y limpiaron los juegos al esperando un poco de luz para salir, Santa y menos retirarse. Santa estaba admirado del cambio que en esta época en la que recordamos el nacimiento dieron sus sencillas carcajadas y comenzó a ayudar de Jesús, esa es nuestra fe y nuestra esperanza, y con el ejemplo. recuerda que tú también tienes esa luz, comienza entonces por ser Es así como Santa regresa al Polo Norte y les dice tú mismo, atento, noble, alegre… que no te importe a sus duendes que tienen que poner manos a la la opinión de los demás – finalizó DM (Duende obra y salir con todas las precauciones observadas Mayor) . en las ciudades que recorrió, mientras él y su fiel Santa le respondió que había una pandemia y que acompañante Rodolfo tenían que salir a recolectar no sabía cómo empezar a ayudar. Duende mayor, algunos víveres y otras cosas más, sin olvidar el un poco fúrico, dijo una especie de queja: cubrebocas tanto para Rodolfo como para Santa y —¡Blax, tuleq sheita! todos los demás duendes. Santa soltó una carcajada con Llegó el día deseado, la poción casi estaba lista, semejante expresión, Santa vació un polvo brilloso azul cielo dentro del que los paseantes cazo enorme y una espuma deliciosa comenzó a de su entorno brotar. voltearon a verle ¡Santa! —gritó DM—Ya está lista la pócima, ¡lo y sin querer se logramos! –comentó alegre. empezaron a reír. Y efectivamente, toda la fe que juntó a través de DM no dejó de ayudar con el ejemplo logró la pócima perfecta hablar con su para el BIEN CONVIVIR. 46  Antología V Cuentos de Navidad


Nadie parece cansado, todos trabajaron contentos, cada duende cumplió sus deberes, cosiendo, tejiendo, bordando, elaborando los juguetes, pintando, ensamblando, envolviendo, pero principalmente, llenando de fe cada cargamento para que la felicidad llegara con cada regalo. —¡Vamos duendecillos, ánimo!; tenemos ilusiones que cumplir, y sueños que lograr, recuerden que cada sonrisa de cada niño es nuestra compensación— gritó contento Santa. Los duendes subían los últimos regalos al trineo. Rodolfo y los renos ya estaban preparados con el trineo. La lista de peticiones y de los nombres de los niños estaba impecable. Y Santa Claus llevaba lista la pócima perfecta. Santa miró a sus duendes, levantó su mano y les dijo al momento de despedirse –Gracias a todos, esta Navidad será increíble gracias a sus bellos esfuerzos—. Y así, salió a repartir los presentes con el viento a favor.

Santa Claus muy contento les cumplió el deseo a los niños. Después de haber terminado con su trabajo, llegó a su casa satisfecho por su labor, y luego, sacó el “ojo mágico que todo lo ve” para observar los acontecimientos del planeta tierra. Y todo, progresaba muy bien. Observó que todos estaban felices pasando un bello momento en paz con sus familias, con la fe puesta en Dios y en esos cambios positivos que hacen que todo sea posible cada día y que te llenan el alma de esperanza. Santa Claus estaba feliz. Gracias al esfuerzo de su equipo y su perseverancia, logró regalarles a todos una muy ¡Feliz Navidad!. DM – dijo Santa – Gracias por apoyarme… Santa, viejo amigo… siempre tendrás mi apoyo – contestó DM. Pero tengo una duda DM — ¿Qué me dijiste que me hizo reír tanto? Olvídalo Santa, solo fue un chiste de duendes…

Santa entró a cada casa con el tacto que sólo él tenía, para no hacer ruido alguno. Comía deliciosas galletas y saboreaba la leche, el chocolate caliente o un rico té que los niños dejaban preparados para él. Entregó en forma cada regalo y depositaba en el árbol la poción.

Amairani De León Meléndez Gelmi Marrufo Llanos Ísara Ivonne Aguirre Nava Euridice Azcona Moya Carlos Montalvo Rodriguez Diego Islas Chiqué Después de horas de visitar a todo los niños y niñas Jesús Silvestre Ceballos Cauich del mundo, voló una vez más por el mundo y sacando Kevin Meza una bolsa mágica comenzó a llenar el cielo con el José Alberto León Castro contenido brillante. Rodolfo le preguntó —Santa La Salle Playa del Carmen Claus ¿Qué es eso?— a lo cual le respondió: —Los niños del mundo pedían lo mismo, pero no puedo dárselo a solo unos—. Rodolfo preguntó de nuevo —¿Cuál era ese deseo?—, él respondió: —Felicidad y Paz— , mientras se le dibujaba un gesto de ternura en el rostro. La poción del BIEN CONVIVIR, estaba resultando. La fe que depositó en la poción,es la misma fe que año con año al el nacimiento de Jesús en fechas de Navidad nos hace recordar valores como la esperanza, el amor, la unión familiar, entre otros, es la fe que mueve a la gente a ser mejor cada día, es la fe que la poción necesitaba para pensar que a pesar de una pandemia, la Navidad sería más hermosa y especial esta vez. Antología V Cuentos de Navidad  47


MI ABUELITA CARMELITA

regresaba a casa. don Jacinto nunca sospechó que era un ser malvado que estaba escuchando para planear robarlo al regresar a su casa.

Don Luis se escondió cerca del camino por el cual pasaría don Jacinto, esperó a que oscureciera y con calma detrás de un gran árbol se escondió. Todas las tardes la abuelita Carmelita sentaba a los Cuando llegó el momento de que don Jacinto tenía nietos para escuchar las historias más hermosas que pasar, se sorprendió por que no venía solo, lo que te puedas imaginar, las podía repetir una y acompañaba una señora hermosa con un rostro otra vez sin recordar que ya lo había hecho y de que transmitía paz y tranquilidad, irradiaba una igual manera los nietos las escuchaban con gran inmensa luz que hacía que todo el camino por entusiasmo. donde pasaba se iluminará haciendo que don Luis no pudiera ver. Al presenciar esto decidió no llevar En esta ocasión era la noche de Navidad cuando la a cabo su malvado plan. abuela Carmelita, después de una deliciosa cena y de estar rodeada de toda la familia, decidió sentarse Pasaron varios meses para que don Jacinto volviera junto al árbol de navidad, a un lado de los regalos a encontrarse a don Luis, cuando se reencontraron, y tomando un rico chocolate caliente, comenzó a le comentó —amigo hace tiempo te ví, pero no ibas prepararse con toda la calma que la caracterizaba solo, te acompañaba una señora hermosa, con una para la historia de esta noche. gran luz que iluminaba todo el camino— don Jacinto le contestó, no amigo siempre viajo solo, la única Les dijo: —les contaré la historia de mi compadre que me acompaña es esta imagen de la Virgen de Jacinto, esto no es un cuento, fue algo real que Guadalupe; don Luis no podía creer lo que estaba me encantó saberlo y me gustaría que ustedes la escuchando, en ese momento entendió que quienlo conozcan. salvo de realizar el robo fue la mismísima Virgen de Guadalupe, sintió pena, le confesó la verdad a don Hace mucho tiempo en mi pueblo natal vivía mi Jacinto y se fue a la iglesia más cercana para pedir compadre Jacinto, era un hombre trabajador, perdón, pero sobre todo dar gracias a la Virgen responsable y amoroso con su esposa y sus cuatro de Guadalupe por haberlo salvado del pecado tan hijos, asistía todos los días a misa acompañado de grande que estuvo a punto de cometer. su familia. A sus pequeños les pedía que oraran por él, ya que su trabajo era muy riesgoso, porque Al terminar, la abuelita Carmelita cuestionó a los tenía que viajar todos los días a un pueblo cercano nietos: —¿les gustó la historia de mi compadre llevando mercancía a diferentes tiendas de Jacinto?, ¿qué aprendieron?, —ellos contestaron: abarrotes, el camino era solitario y de gran riesgo —la importancia de orar por los seres queridos y y al regreso traía en sus bolsillos una gran cantidad vivir sin hacer daño a los demás. Se abrazaron y de dinero que recibía como pago de la mercancía dieron gracias a la Virgen de Guadalupe. entregada. Sus hijos con mucha devoción y fe oraban para que a su papi no le pasara nada y llegará Esa Navidad estuvo llena de aprendizajes para toda a casa con bien. Su familia lo encomendaba a la la familia de la abuelita Carmelita. Virgen de Guadalupe, y llevaba en su cartera una imagen de la virgencita, para que lo acompañara durante sus viajes. Profesores de Preescolar Matutino La Salle Vasco Quiroga En uno de esos viajes de trabajo don Jacinto conoció a un señor llamado Luis que aparentaba ser honorable y buena persona, y entre pláticas le confió en qué consistía su trabajo, la ruta que tomaba diariamente y los horarios en los que 48  Antología V Cuentos de Navidad


NAVIDAD, BLANCA NAVIDAD Me gustaba ir a casa de la tía Lupita en Navidad, ella es la hermana mayor de mi mamá, desde muy joven se fue a vivir al norte del país con su familia. Viajar desde Veracruz a Monterrey era toda una aventura, algunas veces esos recorridos los hacíamos en autobús y otras por tren, era una fiesta todo el camino, sea cual sea la vía de transporte.

También preparaban una gran cena, aguinaldos y bebidas calientes. Ya que al término de su presentación se servía la cena, incluso llevaban la cena a orfanatos, asilos y hospitales. Ellos, se reunían con otras familias a orar y celebrar la Navidad, aunque no era propiamente un templo católico, tenían un lugar especial donde también ayudaban a personas en situación de calle. Hacían que la Navidad para ellos fuese cálida y humana, como lo hacían con nosotros, que somos familias. Nunca hicimos diferencias de credo, o reñimos por formas de ser cristianos.

En la actualidad vivimos en un mundo tan plural y tan diverso que sería interesante empezar a construir caminos de diálogo y de comunión; Navidad, una fecha importante para todos. Ver construir una cultura del encuentro, sin importar rostros sonrientes en el ir y venir del viaje era común, credos e ideologías, o inclinaciones políticas. personas que viajaban cientos de kilómetros para encontrarse en una noche tan especial. Hermanos, Al recordar esas navidades con mi tía Lupita y parientes, familias, encontrándose después de un ver una parte de la realidad en esta época, quiero tiempo que estuvieron distantes. Nuevamente el decirle a Jesús en esta Navidad 2020 “Ayúdame a niñito de Belén, nos unía a todos. ser hermano de todos, del que es diferente a mí, del Llegar a casa de mi tía, era llegar a un lugar cálido y agradable pese al frío que hace por la época en esas tierras. Era entrar a su casa y encontrar un lugar para ti. Era una fiesta de encuentro compartimos algunas cosas que habíamos traído de Veracruz y ellos su amabilidad su acogida y hospedaje. Recuerdo una Navidad en donde mis primos ensayaban diálogos, canciones y bailes. Preparaban una pastorela en su congregación.

que piensa distinto. Ayúdame a recibir al migrante, al viajero, como lo hacían conmigo cuando era pequeño, quiero ser hermano de todos” Hoy mi tía Lupita, sigue recibiendo personas en su casa, de todos lados. Creó lazos entre su familia, y con personas que no lo son, por esta razón cada Navidad, cada blanca Navidad hay una gran fiesta de encuentro, porque Jesús nació, y está entre nosotros. Indivisa Manent Feliz Navidad. José Armando Orozco Barrañón La Salle de Puebla

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PROFESIÓN DE FE Don Faustino Bravo ejerce su derecho a olvidar, a perder cosas, a caerse, a caminar arrastrando la andadera, a tirar agua en el mantel, a manchar de sopa la camisa, a dejar crecer la barba sobre su rostro moreno... Pero ese derecho tiene un precio: la exasperación de Consuelo, su nuera, quien en esos casos, dice entre dientes: —¡Qué bruto, don Faustino! –y se enrojece de ira su rostro claro. León, su marido, pasa el día en el taller que el viejo inició solo, hace cincuenta años, donde llegó a tener un equipo de ocho carpinteros. Consuelo no es consuelo, León no es león, no se atreve a pedir a su señora que considere al anciano, que es dueño del negocio y de la casa y don Faustino Bravo dejó de serlo hace algún tiempo. Marilupe es para el viejo un oasis transparente y fresco como sus seis años cumplidos. Por el confinamiento, esa morenita aprende en línea toda la mañana, y desde hace meses, la única compañía que merece ese nombre, es su abuelo. Por las tardes lo sienta para enseñarle la lección que ha aprendido, o lo hace sostener las muñecas mientras ella platica con ellas, y lo convierte en un muñeco más, de ochenta años, ante la exasperación de Consuelo, que ya agarró al viejo de bajada. Pero hoy es un día especial; ahora van al Museo Regional, que después de mucho tiempo ha reabierto con restricciones para exponer “LA BIBLIA SIEMPRE”. La oscuridad de las salas hace resaltar maravillosamente cada cuadro. —No toques —advierte León en voz baja—, porque Marilupe está muy excitada ante el espectáculo de la primera sala. Peces vivos bajo el cristal simulando perfectamente el lago, y en tierra, toda clase de árboles y animales conviviendo pacíficamente. Al fondo una proyección de nubes inquietas, y en el aire la obertura de “La creación”, de Haydn. Marilupe quiere quedarse ahí, pero su madre tira de su mano porque tienen que continuar para ver “La expulsión del paraíso”. —¿Por qué? —pregunta Marilupe. —Porque desobedecieron a Dios –dice sin dudar su mamá. —¿Por qué? —insiste la niña. —Por ambiciosos, por querer ser como dioses –dijo León cerrando el diálogo. 50  Antología V Cuentos de Navidad

Antes el abuelo sabía todo eso, pero desde el derrame cerebral, de golpe no supo ya ni las vocales, como si el derrame hubiera desconfigurado su mente, y ahora aprende como niño que acaba de entrar a la edad de los “porqués”. Llegan al fin a la última sala: “Nacimiento de Jesucristo”. Entonces la niña se convierte en guía: —Mira abuelo, ese bebé que está en el pesebre, es Jesús; pobrecito, ¿verdad? El abuelo entrecierra los ojos detrás de sus lentes para mirar bien, y asiente: —Sí, niña, pobrecito. Pero… ¿Por qué está ahí? —Porque quiso, abuelo. —Pero… ¿Por qué quiso? –interroga el abuelo, y Marilupe responde extrañada: —¿No sabes? Porque estaba feliz allá en el cielo –y señaló hacia arriba— pero viendo que éramos malos, mandó preguntar a María si aceptaba ser su mamá y traerlo al mundo, porque quería que fuéramos buenos. —Pero… ¿Por qué no nació en una buena casa, o al menos en un departamento? —Porque deseaba estar con los pobres. Si hubiera nacido en una buena casa, a ver, dime, ¿cómo lo iban a conocer los pastores? —Sí —dice el abuelo—, pero ahí junto a Él hay unos señores que parecen muy ricos. —Es que ellos vienen de muy lejos, vieron una estrella que los guió hasta el pesebre. —Y ¿por qué viajaron desde tan lejos? —Porque ellos sí creyeron que Jesús era Dios. El abuelo inclina su cabeza aferrado a su andadera, lleva la mano derecha al pecho, León se sobresalta y asustado lo sostiene; el anciano respira profundamente y saca fuerzas para exclamar: —¡Yo también creo! Su nieta lo reprende: —Pues qué, ¿no creías, abuelo? El abuelo se queda procesando la información. Consuelo ha estado atenta al hilo del diálogo, ella enseñó esas cosas a su hija, ¿cómo es que se ha vuelto tan fría, tan cruel con don Faustino? Siente como si su hija le hubiera tendido un lazo de salvación, y sale de sí misma para decir: —Marilupe, ¡yo también creo! Andrés Alejandro Balderas Muñoz Desarrollo Musical | Formación Cultural FIBU Universidad La Salle Oaxaca


ALMA NEGRA Alejandro era el alma negra de su clase. Si de la nada surgía alguna fechoría de autor desconocido, seguramente era él quien finalmente debía asumir la responsabilidad total, tras las pesquisas de la maestra en turno. Para ser todo un hombre de siete años, su historial delictivo era ya largo. Enredar las trenzas de las niñas en el respaldo del mesabanco, esconder lagartijas en las loncheras de sus compañeros, poner talco en los asientos de los pupitres, cambiar de lugar las mochilas, eran algunas de sus hazañas. Su fama ganada a pulso desde preescolar, pasó antes que él a segundo de primaria. Cuando la maestra Josefina leyó el temido nombre en la lista de su grupo, sólo suspiró resignada. ¿Qué se le hace? A recibir al grupo como cada año, y a prepararse mentalmente para ello. El primer día de clase la maestra pudo corroborar que Alejandro era el mismo cuya fama ya había trascendido las aulas donde había estado: el grito de una niña evidenció que ese primer día ya había una lagartija en una lonchera. — ¿Quién puso una lagartija en la lonchera de Valeria? Y esa cara de “yo no fui” en el rostro de Alejandro, se convirtió en la imagen oficial de ese año para la maestra.

Sin embargo, al mismo tiempo que la maestra Jose iba registrando fechorías cada semana y encontrando una vez más al mismo culpable… también se fue dando cuenta de otras acciones por demás extrañas. Si pedía voluntarios, Alejandro levantaba la mano. También Alejandro estaba entre los que cedían el material común del aula si alguien más lo quería usar, como el codiciado sacapuntas del escritorio de la maestra. O era la torta de Alejandro la que se partía a la mitad si alguno de sus amigos no llevaba lonch ese día. Y a la hora del recreo, la maestra se percataba de que Alejandro era de los que jugaban futbol sin pelearse, entre el griterío típico de un recreo de primaria. Y lo que era todavía más extraño: si alguien lloraba, Alejandro era de los primeros en acercarse a preguntar qué le pasaba a su compañero. Cuando llegó el día en que había que adornar el salón por la Navidad, Alejandro fue de los que se apuntaron para ayudarla en el recreo. La maestra se temió que haría otra de las suyas. —Miss Jose, ¿por qué el ángel se apareció a puros pastores? –preguntó Alejandro mientras jugaba con las figuras del nacimiento que iban a poner en un rincón— Cada año es lo mismo; están bien las vacas, las gallinas, los pollitos… pero ¿por qué no podemos poner unos vendedores de algo, o unos raperos… o hasta unos maestros…? —No inventes, Alex –rió otro de los niños. La maestra tampoco pudo contener la risa ante la idea de poner figuras de maestros a medio nacimiento… ¡hasta iba a parecer plantón! —Supongo que se apareció a pastores porque ellos sí iban a hacerle caso— le contestó. —¿O tú crees que es tan fácil creerle al primer ángel que se te aparezca? Alejandro la miró, indeciso. Y luego respondió como quien sabe lo que dice: —Depende de lo que el ángel me dijera. –Luego, sin dejar de mirarla, dijo simplemente: —pero yo sí le haría caso. Esa noche, ya casi a punto de dormir, una pregunta apareció de la nada en la mente de la maestra Jose: si este año fuera la primera Navidad… ¿el ángel se le aparecería a ella? María del Rocío Ocádiz Luna Rectora Universidad La Salle Oaxaca Antología V Cuentos de Navidad  51


CAUSA Y EFECTO Pensé que era la peor Navidad de toda mi vida. Bueno, veintidós años no es “toda” una vida. Se me nubló la vista, los lentes salieron volando hasta el suelo, sentí un intolerable dolor en el vientre, la enorme mano salió disparada hacia mi costado. El golpe encajó justo en el hígado. En el mismo lugar donde mi abuela tiene esa bola enorme. ¿Qué hacían esos guaruras, esos matones en casa de Ximena? Entraron gritando, preguntando por Gregorio (no es su nombre real, por supuesto). La mamá y las hermanas lloraban, y cuando les pedí que se fueran, el más gordo me dio un gancho al hígado y salieron corriendo a un Lincoln negro, sin placas, claro está. Y ni que la Navidad fuera tan importante para mí. Pasada la mágica edad de los villancicos, de las posadas, de los regalos, de poner el Nacimiento y el árbol, me llegó una adolescencia de racionalidad, de cuestionamientos, de escepticismo que me llevó a apasionarme por la ciencia pura. Mi mente rechazó lo establecido en mi familia, la tradición religiosa. Para ellos la Navidad no era esa superficialidad de alto consumo, series de foquitos a lo gringo y buenos deseos hipócritas que prevalecían en esta ciudad del norte del país, “tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”. No, era hacer pastorela con los vecinos de la cuadra, era paraliturgia de Adviento, era encender la vela, leer unos versículos del Evangelio de Lucas y bendecir la mesa. Y antes de medianoche, llegar a Misa de Gallo a la parroquia de San Francisco. Para mí, la familia de mi novia era un modelo: vivían en la colonia Campestre, eran socios fundadores del Club de Golf y del Casino, iban de vacaciones a Disney o Las Vegas y de compras a Houston. El Ingeniero (todo el mundo se refería así al padre de Ximena) era el socio mayoritario de una gran constructora; sus hermanas estaban en el Colegio Walsingham (el más caro y trilingüe, por supuesto). Y Gregorio, el hermano mayor, era un joven empresario, el propietario de Les Échalotes: el restaurante-bar de moda. Como era víspera de Navidad, habían encargado una cena lujosa a Les Échalotes; los regalos bajo el enorme pino de Navidad eran de Macy’s y Saks Fifth Avenue. Yo ya no pensé en esa cena. Cuando recuperé el aire y el aplomo me puse el tapabocas, subí a mi motoneta y enfilé hacia casa de mi familia. Hacia la fastidiosa cena con mi familia y sus rituales. 52  Antología V Cuentos de Navidad


Todo el mundo estaba convulsionado con la nueva ola de pandemia; mientras tanto, mi abuela sufría algo que, aunque no era nuevo, era mortal. Algo debajo de la última costilla derecha consumía rápidamente la vitalidad de aquella mujer que tras las formas de una educación exquisita y un cariño infinito guardaba un recio carácter. Y esa Navidad cargaríamos con la pena de su enfermedad. La abuela con la que crecí, la abuela que me seguía avergonzando con diminutivos ridículos, me preparaba mis platillos favoritos, me contaba las historias de su infancia; la abuela a la que pedía consejos y le contaba mis penas de amores… mi abuela preferida. Conocí a Ximena en la facultad, en primer semestre, estudiaba la licenciatura en Bioquímica y yo, la carrera de Física. Nos acercaron nuestras mentes racionales, incrédulas. Ella era más práctica; yo, teórico recalcitrante. Ella iba a clase de equitación; mientras que a mi me gustaba ir a jugar fútbol en el terreno baldío de la colonia. El año después de esa Navidad sucedió lo que debía suceder. Nos graduamos. Ximena terminó la relación y en menos de tres meses se comprometió con el hijo del socio de su padre. Se casarán el año que viene en Valle de Bravo. Mientras tanto, yo entré a trabajar en el área de investigación y desarrollo de una empresa que producirá el primer vehículo impulsado por motor de hidrógeno en el país. En una comida de la empresa, comprendí lo que me sucedió esa víspera de Navidad. Uno de los dueños, hablando de la corrupción en el país dijo: “...y no es algo que suceda en Sinaloa, en Guerrero. Conocen a Gregorio, fuimos compañeros en el Walsingham; él es ahora el capo de las drogas duras en la ciudad”. Gregorio, el hermano de Ximena. Es la siguiente Navidad, la abuela ocupa la cabecera, como todos los años. Desde el momento en que recibí ese golpe, el tumor de la abuela comenzó a disminuir hasta que desapareció por completo. Como científico, no puedo creer en milagros. Como nieto, no puedo dejar de pensar: ¿si me hubieran dado el golpe en la cara o en el pecho, se habría curado la abuela? Eso no importa, lo que importa es que está aquí, con nosotros, conmigo: el centro de la familia. Por primera vez en años, me ofrezco a leer los versículos de Lucas. Rafael Arnáiz Artes Visuales y Literarias | Formación Cultural FIBU Universidad La Salle Oaxaca

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UNA PANDÉMICA NAVIDAD

La época de Navidad empieza con el tiempo litúrgico del Adviento, aunque muchos mexicanos comienzan a celebrarla a partir del 16 de diciembre con la llegada de las “Posadas” hasta el 24 la Noche Buena, víspera de la Navidad. Muchos niños esperan con alegría la llegada de Santa Claus, cuyo origen data de San Nicolás, un santo alemán muy generoso. Otros dicen, siendo más devotos que en realidad quién trae los regalos o juguetes es el mismo Niño Dios. Todo esto, claro, si te portaste bien durante el presente año. Cualesquiera que sean los motivos por lo que las personas celebramos la Navidad, es una invitación a reunirse con la familia y los amigos, en torno a la mesa para la cena y después en torno al árbol o en algunos casos, alrededor del nacimiento para abrir los regalos. Algunas tradiciones especialmente en el centro de nuestro país suelen arrullar al Niño Dios pasada la medianoche del 24 de diciembre, es decir, cuando el niño acaba de nacer. Siempre el clímax de toda la preparación previa a la Navidad es en la Nochebuena: la Misa de gallo, el pavo, los romeritos, el bacalao, los regalos… Recuerdo cuando era niño que esta antesala hacía más soportable lo que era importante para mí, despertarse al otro día para ver que había traído el Niño Dios. Uno de los recuerdos más nítidos que tengo de mi niñez es despertar y encontrarme con los regalos cuidadosamente envueltos al pie de la cama. Los llevábamos a la habitación de mis papás para compartir con ellos las sorpresas y los desencantos. Mi mamá tomaba la palabra y emitía comentarios para cada regalo; palabras de consuelo, explicaciones para lo que no había llegado. Decía por ejemplo: quizás, al niño Dios no le había alcanzado el dinero para traer tal o cual juguete que habíamos pedido, o posiblemente lo había dejado en otra casa, o se le había caído en el camino. Mi papá se limitaba a emitir sonidos de apoyo o a cuestionar las explicaciones con comentarios como “ya es bastante lo que recibieron”, “tal vez a los niños pobres ni les trajo nada”. Mi papá en aquellos tiempos no se consideraba “muy creyente”, entonces no le hacíamos mucho caso a sus comentarios porque mi mamá decía que no entendía muy bien las cosas de Dios. Pero le pregunté: 54 

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¿por qué no les traía regalos el Niño Dios a los niños pobres? Mi papá me dijo que era culpa del gobierno, que le daban poco tiempo para entregar los regalos y juguetes, lo hacía tan rápido que por eso no siempre nos tocaba lo que habíamos pedido, o se equivocaba al hacerlo. Mi papá siempre culpó al gobierno de todos los males del país, hasta de limitar al Niño Jesús en la entrega de los regalos en la Navidad. Estos motivos y recuerdos de la Navidad me hacen preguntarme, ¿cómo la celebraremos en medio de la pandemia del covid-19? Parece que los principales argumentos empiezan a caerse para celebrar un acontecimiento tan importante para nosotros: No podemos reunirnos, la cena, el encuentro, los regalos… ¿Cómo será esta Navidad del 2020? La fe se vive en comunidad, pero aún en la distancia, es posible encontrarnos a través de la tecnología, es verdad, nunca será lo mismo. Sin embargo, la situación actual nos invita a la responsabilidad y coherencia para cuidarme y cuidarnos. Desafortunadamente, aún convivimos con un virus potencialmente fatal. Por ejemplo, tenemos la posibilidad de la Misa a través de múltiples transmisiones en redes sociales. También la posibilidad de las video llamadas para encontrarnos con nuestros seres queridos. La cena sí que será diferente, pero debemos adaptarnos a las circunstancias actuales para evitar los riesgos que esta pandemia nos ha traído. Los regalos no son lo más importante, deben ser un pretexto para el encuentro. Considero que uno de los aspectos más importantes que nos puede hacer vivir esta pandemia, es regresarnos a lo esencial de la Navidad: la Encarnación de Dios; recordar que Dios se hace hombre y nos manifiesta su mayor prueba de solidaridad con nosotros. También reflexionar que nace en la soledad y en la pobreza, en medio de muchas limitaciones. Pensar en todo esto me hace sentir afortunado de tanta riqueza, aún con las consecuencias que nos ha ocasionado el covid-19. Esta pandémica Navidad nos invita a regresar a lo importante, quizás siendo consciente que todos los aderezos previos a esta celebración no son lo esencial, lo realmente importante es la encarnación de Dios, y por lo tanto, la invitación es tener una vivencia de fraternidad solidaria, ahora será a la distancia, esperando que los abrazos lleguen pronto. . Rafael A. Mendiburu Arjona. La Salle Cancún

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en su álbum de fotos de la prepa, y como si se tratara de una cruel coincidencia, las primeras fotos en mostrarse fueron las del último concurso de villancicos en el que participó antes de graduarse como bachiller. Observó cada detalle de las fotografías, al principio sonrió con nostalgia por todos los recuerdos que esas imágenes le evocaban, pero pocos momentos después comenzó a llorar, primero con rabia por todo lo que el covid le había arrebatado ( y lo que aún faltaba por quitarle), luego fue un llanto más tranquilo, una melancolía por lo que deseaba que pasara y estaba segura que no llegaría. Cuando llegó a la última página de esa serie de recuerdos Pamela estaba habituada a la vida en la universidad; impresos, estaba la foto final, sencilla, sin mucho vivir en una ciudad grande con todos los beneficios trasfondo; ella con sus mejores amigas debajo que eso contrae. Cursaba el tercer año, ya estaba de una estatua de San Juan Bautista de la Salle; acostumbrada a esperar con ansias el fin de entre el santo y ellas, a manera de sentencia que semestre para regresar a casa, y convivir con su conmemoraba ese momento, labrada en cantera la familia y amigos; estar lejos del terruño le permitía frase: “INDIVISA MANENT”. añorar todo tipo de celebraciones en especial la Navidad, pero este año con todos los cambios Sintió escalofríos por la espalda, porque esa frase que la pandemia trajo consigo, el ambiente era era más que un latinajo ostentoso, era como un muy diferente. Estaba cansada de las clases en llamado a la esperanza, a no perder la fe en que línea, de estar todo el día y la tarde pegada a la mientras estemos unidos todo estará bien. ¿Pero computadora, de no sentir a sus compañeros, cómo estar unidos en este tiempo? de no poder cuestionar al profe sobre las dudas inmediatas que cruzaban por su cabeza… no había Fácil, organizó un grupo de exalumnos en una tiempo para añorar fiestas o celebraciones; ya que aplicación social con la única finalidad de que el encierro voluntario (obligado), aunado a un alto todos estuvieran en contacto, soltaran sus miedos, grado de apatía, hacía que toda fiesta pareciera sus angustias y sintieran la seguridad que detrás de la pantalla había alguien a quien le importaban. aburrida o innecesaria.

UNA NAVIDAD CON NUEVO FORMATO

Pasó el día de las madres, el día del estudiante, el día del padre, 15 de septiembre y toda la lista de celebraciones que se iban agregando a otra de promesas a cumplir en un futuro en que todo se normalizara. Así que este año la Navidad no parecía como algo deseable, pensar en una fiesta con pocas personas, guardando la sana distancia y usando cubrebocas, no era algo que se antoja cumplir.

La promesa que se hacía al entrar al grupo era sencilla, comprometerse a reunirse (cuando las autoridades lo permitieran) y estar en constante contacto con los demás para no dejar que la nostalgia, la apatía o la melancolía se apodere de ellos.

De esa forma Pamela espera ansiosamente la Navidad, para poder festejar, porque tiene la Las reuniones y las posadas se sentían como un esperanza y la fe en Dios, que se podrá reunir como recuerdo lejano, como no recordar el cumpleaños en tiempos pasados y dejar las pantallas y teclados de sus 5 años en compañía de la abuela, cantando y tomar, por fín, un descanso en el tocador de su el feliz cumpleaños. En esos pensamientos estaba, cuarto. cuando al hacer el recorrido por sexta vez de su cama al tocador y luego al librero, sin querer reparó Carlos Alejandro Arias Zendejas La Salle Vasco Quiroga 56  Antología V Cuentos de Navidad


NUEVA REALIDAD VIRTUAL

gente murió. Pero de todo esto aprendimos algo maravilloso, Dios siempre nos cuidó y nos dimos cuenta de lo valioso que es estar juntos, de que cada uno de nosotros tenemos que cuidarnos y protegernos unos a otros, también aprendimos a valorar el planeta, a respetar la naturaleza y a convivir todos en paz y en armonía, pero sobre todas las cosas, a poner nuestra confianza en Dios y siempre ser agradecidos. Esa fue una maravillosa Navidad, muy diferente a las demás, tuvimos Corría el año de 2070, yo estaba sentado frente a que hacer video llamada a la hora del brindis de la mesa con mis hijos, sus esposas y mis nietos, Navidad con nuestros familiares, mi papá estaba estábamos por degustar la cena de Navidad muy orgulloso de nosotros porque aprendimos a En ese momento Lalo, uno de mis nietos dijo: — valorar todo lo que teníamos, cuando hicimos la qué bueno que estamos todos aquí reunidos para oración por la Navidad, fue más emotiva y llena de celebrar la Navidad y que no falta nadie. Fe por un futuro mejor, y hoy puedo darme cuenta En ese momento, Anita otra de mis nietas me de que Dios me concedió ese deseo. preguntó: —Abuelo ¿cómo era la Navidad cuando eras pequeño?, —yo respondí: —también nos Al finalizar mi historia todos estaban muy reuníamos todos para celebrar y dar gracias a Dios emocionados y uno de mis hijos me pidió que por todas las bendiciones que nos regala. hiciera el brindis por la Navidad, agradecí y dije; — hoy reunidos en esta mesa brindo por cada uno de Nuevamente Anita me hizo otra pregunta, —Abuelo ustedes, por mis hijos, su familia y que Dios reine ¿alguna vez tuvieron una Navidad en donde faltaran por siempre en el corazón de cada uno de nosotros. tus hermanos, primos o papás?. En ese momento Después de cenar todos bailaron y abrieron sus vino a mi mente el año 2020, y les dije a mis nietos regalos, yo salí al jardín y miré al cielo para dar y familiares: gracias a Dios por todas las bendiciones que ofrece —Sí, fue la Navidad del año 2020 la que vivimos a la humanidad. de manera diferente, yo tenía 7 años y el mundo entero vivía una pandemia terrible causada por Y colorín colorado este cuento se ha acabado. un virus llamado covid-19, tuvimos que estar en nuestras casas la mayor parte del tiempo, FIN. la escuela ese año cambió totalmente, pero los profesores trabajaron mucho para brindarnos las Abraham Ceja mejores clases jamás vistas. Mi papá nos cuidaba Colegio Cristóbal Colón mucho y siempre salía a trabajar, para que no nos faltara nada, pasaron cosas terribles pues mucha

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LA MAMÁ DE SARA Todo comenzó con Sara, ya habían pasado casi 10 meses desde que empezó la pandemia por el COVID-19, Sara se sentía frustrada, enojada, triste, sin pertenencia, por todo lo que había vivido. Todo lo que había vivido durante esos 10 meses le había afectado tanto física como mentalmente y el único familiar cercano que le quedaba era su mamá, ella de igual forma no la estaba pasando del todo bien.

cascada como lo hacíamos antes?, —a lo cual Sara contestó; —me encantaría, pero ¿cómo lo haremos?, la mamá vio a su hija y le contestó: —trae las cosas están en una caja de la bodega que dice fuente nacimiento. Sara extrañada, pero a la vez emocionada fue por la caja y en el camino pensaba ¿Cómo lo harían? Al regresar con la caja, su mamá se encontraba buscando en YouTube un vídeo que le explicase con claridad el cómo hacerlo; por fin lo encontraron, pero acabando de ver el vídeo Sara y su mamá se miraron extrañadas y a la vez sorprendidas, Sara río sigilosamente y su mamá prefirio hacer una pregunta en tono de sugerencia: —¿por qué no, mientras yo intentó resolver esto, tu decoras y pones el nacimiento?, a lo cual Sara simplemente contestó: —claro mamá. Sara empezó poniendo las cajas como base, luego una cama ligera, pero resistente de heno, después cuidadosamente colocó las figuras del nacimiento; mientras tanto su mamá entendía más el vídeo y empezó colocando él tuvo de PVC en la bomba, la puso a funcionar, pero se detuvo; mamá se entristeció, pero Sara trato de animarla: —tú puedes mamá, entonces la mamá levantó la cara y más motivada que antes, volvió a intentar una segunda vez en tanto Sara acababa de poner todo. Pasaron unos minutos, sorprendentemente la mamá de Sara había logrado poner en marcha la cascada para el nacimiento, Sara abrazó a su mamá y ésta le dijo: —corre por un poco de plástico de cristal para que por ahí corra el agua, Sara fue deprisa y entre su mamá y ella lo colocaron, echaron a andar la bomba de agua, todo salió bien y la cascada le daba un toque único al nacimiento, exhaustas, pero satisfechas miraron juntas el nacimiento las dos se voltearon a ver mutuamente y se abrazaron, la mamá de Sara dijo a su hija: —te quiero mucho, Sara se conmovió porque desde tenía mucho tiempo que su mamá no le hablaba con esas palabras.Esa misma noche el Niño Jesús nació en sus corazones.

Un día Sara se levantó con más ánimo que de costumbre cuando le llegó una notificación de Facebook a su celular, lo revisó y era para recordarle las publicaciones que había hecho el año pasado, dándose cuenta con esto que era 24 de diciembre, por lo que decidió volver a ver todas las fotos y videos que había publicado justamente un año atrás, eso le provocó nostalgia y felicidad a la vez, decidida se dirigió al cuarto de su mamá mostrándole dichas publicaciones, lo cual la conmovió y con voz decidida le dijo a Sara: —¡arréglate! hoy pondremos el pesebre para recibir al Niño Jesús, esto conmocionó a Sara y lo demostró sinceramente con una sonrisa hacía su mamá inmediatamente, después Sara salió de la habitación corriendo, llegando a su cuarto abrió su armario y buscando que ponerse recordó cómo fue que ponían su pesebre en años anteriores, luego de arreglarse, se dirigió inmediatamente al comedor, donde tradicionalmente colocaba el nacimiento su mamá, quien ya se encontraba ahí sacando y limpiando las figuras del nacimiento, y le pidió a Sara que fuera por unas cajas de madera que utilizarían como base, el heno y musgo que se encontraban en su patio, Sara asintió con la cabeza y fue rápidamente a buscar lo que le había pedido Fin su mamá, agarró cajas, heno y musgo suficientes, regresando al comedor para entregarle todo a su Ian Miguel Mendoza Aguilar Aspirantado Distrito Antillas-México Sur mamá. Cuando Sara regresó, su mamá emocionada dijo: — oye ¿y si… ponemos el nacimiento con una pequeña 58 

Antología V Cuentos de Navidad


NAVIDAD FRATERNA

Ya en la heladería, Manuel le contó sobre este señor a su papá, diciéndole que deberían ayudarlo, ya que este hombre se veía que necesitaba ayuda. Manuel y su padre salieron a buscarlo, después de un tiempo lo encontraron calles atrás, lo invitaron a subir a su camioneta, y lo llevaron a la La Navidad se acercaba, pero por la pandemia nadie casa de Manuel donde le ofrecieron de comer, se estaba feliz, a todos les cambiaron los planes, todos bañó y también le prepararon un poco de comida se tuvieron que quedar en su casa sin poder visitar para llevar; muy contento Luis les agradeció la a su familia, en cada una existía un ambiente de amabilidad con la que lo trataban, en el momento en el que se despedía, Hugo veía en la cara de su tristeza. hijo una gran sonrisa por la buena acción de ayudar En la casa de un pequeño niño llamado Manuel la a aquel hombre. Entonces tuvo una idea; lo invitó tristeza era aún mayor, ya que solo quedaban su a quedarse y le comentó que ellos le darían asilo el padre y él. No habían pasado muchos meses desde tiempo necesario, Luis aceptó con mucha alegría, que comenzó la pandemia cuando su madre murió. ya que él no quería volver a la calle. Manuel sentía que las fechas ya no eran iguales a las de antes, sin el amor de una madre él se sentía Así pasaron los días y mientras más tiempo pasaba la actitud de Manuel mejoraba y se mostraba vacío por dentro. más contento ahora que convivían todos juntos, Aun así, Hugo, su padre, quería lo mejor para él, Hugo se sentía orgulloso de su hijo, y reconoció siempre buscaba sacarle una sonrisa, lo intentaba que la idea de vivir juntos había sido una buena con chistes, juegos, historias o comprándole algo, iniciativa, porque Manuel se sentía cada vez más pero al no ver respuesta alguna por parte de Manuel, feliz al poder ayudar a alguien más. Esa tristeza por Hugo intentó sacarlo de casa y llevarlo a comer un la muerte de su madre se convertía en amor por su helado. En el camino Manuel no dejaba de ver por familia y aunque ella no se encontrara con ellos, la ventana del coche, como todas las calles estaban podía sentir su presencia y le mostraba su amor vacías; aunque Manuel se percató de algo, una calle por estar ayudando a alguien más. antes de llegar a la heladería observó que había un hombre con moretones en la piel vistiendo una Llegó la Navidad y celebraron todos juntos, hubo playera desgastada, llena de manchas, un pantalón una cena especial y se dieron varios obsequios, a Luis le regalaron ropa abrigadora para que con hoyos, unos zapatos viejos y rotos. no volviera a pasar frío, pero sucedió que al día siguiente él partió de la casa, dejándoles una nota de agradecimiento donde les decía que había aprendido el valor de la familia y que por eso les deseaba que siempre permanecieran juntos, ya que los dos formaban una gran familia. Erick Raimond Almaguer Barrón Aspirantado Distrito Antillas-México Sur

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MILAGROS INESPERADOS Esta gran Historia no es como cualquier otra, empieza en el año 2019 con un joven bueno de 24 años llamado Rogelio, con grandes sueños y aspiraciones, tenía excelentes calificaciones en la Universidad, era muy estudioso y el mejor promedio de su generación; le habían nombrado primer lugar en el cuadro de honor, por esto mismo se había ido a estudiar a la Universidad Politécnica de Valencia, España, con su novia Ara quien era muy buena atleta.

Llegaron muy contentos a visitar a la familia de Rogelio; su papá, Máximo, estaba muy enfermo, padecía de diabetes, desde hace algunos años. La mamá de Rogelio, Karyme, lo había estado cuidando mucho para que no se enfermara de coronavirus. Ese día se quedaron a dormir los dos jóvenes con los papás de Rogelio y de un momento a otro don Máximo se puso muy mal, le faltaba la respiración y se lo tuvieron que llevar rápidamente al hospital, al llegar allí entró a urgencias, la familia estaba sentada en la sala de espera, la Sra. Karyme enojada, le gritó a su hijo y habló con un tono de voz fuerte: —Solamente has venido a contagiar a tu papá, mejor no hubieras venido, te hubieras quedado allá, lo vas a matar y va a ser tu culpa, esto va a quedar en tu conciencia, qué buen regalo me diste de navidad hijo.

Su relación era muy estable, ellos se conocieron en la ciudad de México exactamente en Bellas Artes, se vieron y se enamoraron a primera vista (suena —No mamá, solamente vine a visitarlos porque los muy cursi, pero es verdad). extraño mucho. Además mi novia y yo salimos negativo en la prueba de covid que nos hicieron en El primer año que estuvieron en España fueron muy el aeropuerto, no creo que hayamos sido nosotros, felices, no hubo ningún problema, hasta que inició queremos lo mejor para mi papá, no venimos a el 2020. En los primeros meses llegó la pandemia matarlo. del “Covid-19”, fue muy duro para ellos y también para nosotros, pero en esta historia hablaremos de Ara la novia, de Rogelio , no soportó la pelea entre cómo le fue a Rogelio. ellos dos, en ese preciso instante se le rompió la fuente, todos preocupados dieron aviso para que Rogelio estaba muy preocupado porque su familia recibiera la atención necesaria, preparándola para vivía en México, y él llevaba más de 5 meses entrar inmediatamente al quirófano. encerrado en su departamento, sin contar los problemas que había en la ciudad dónde se Cuando todo esto pasaba, aconteció algo increíble, encontraba; incluso estaba muy triste porque se como un milagro de Navidad el papá de Rogelio estaba acercando la fecha de Navidad y no iba empezó a mejorar y pudo respirar adecuadamente a poder pasarla con su familia, pero la alegría le y el bebé nació perfectamente, parecía que todo volvió al rostro cuando recibió una notificación esto no era una historia verdadera, el abuelo pudo de Whatsapp que decía: “Aprobamos tu viaje cargar a su nieto, muy feliz lo abrazó como si no a México”, se emocionó, hubiera un mañana, todos reunidos alrededor del tomó todas las medidas abuelo, felices de poder pasar una extraordinaria de prevención necesarias, Navidad y juntos recordar el verdadero significado como el uso de cubreboca de esta celebración donde el Niño Jesús nos reunió y el gel antibacterial, se para darnos el regalo de ser una familia feliz. fue con su novia que tenía 7 meses de embarazo, Osmar Oswaldo Arredondo Villalvazo rápidamente se fueron Aspirantado Distrito Antillas-México Sur los dos en el primer vuelo que hubo de Valencia a la Ciudad de México. 60 

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