RECORTE A LA EDUCACIÓN PÚBLICA. ENORME DESPOJO INTELECTUAL EN PUERTA. UN NUEVO CRÍMEN EDUCATIVO DE PEÑA NIETO. Hace unas horas han anunciado que la Secretaría de Hacienda (Luis Videgaray) recortará el presupuesto de la UNAM, IPN y UAM en 2016. ¿Qué representa la política de austeridad en materia educativa? ¿Qué representa que el gobierno de EPN recorte el presupuesto a la UNAM, IPN Y UAM? De bote-pronto, decimos: 1.- Mayor exclusión y rechazo de cientos de miles de jóvenes de la posibilidad de tener una educación superior y dejarlos en la condición de “NINIS” (término peyorativo utilizado para describir a jóvenes que “ni trabajan”, “ni estudian”) Les cerramos las puertas de la educación, pero les abrimos las puertas de la cárcel. Los rechazamos de la educación, pero la economía criminal no los rechaza. 2.-El congelamiento, la disminución o de plano anulación de miles de becas para que los alumnos puedan hacer frente a los gastos de lo que implica estudiar: libros, transportes, copias, comidas, etc. Saldrá de sus bolsillos, o del bolsillo de sus padres los gastos inherentes a la educación. Dice el gobierno que la educación es cara. Nosotros preguntamos: ¿Cuánto cuesta la ignorancia? ¿Cuánto cuesta el secuestro, el narco, el robo, el crimen que crece cuando no damos espacios para que nuestros jóvenes estudien? 3.- Falta de presupuesto para el incremento y ampliación de la infraestructura como puede ser mayores biblioteca o mejor surtidas, remplazo del inmobiliario viejo, falta de mantenimiento en las unidades deportivas, la no construcción de nuevos salones, de nuevas escuelas, etc. Porque en este país NO SOBRAN JÓVENES, FALTAN ESCUELAS. No permitamos recortes presupuestales a la educación. 4.- Ya vemos cómo están construyendo el pretexto perfecto para hablar de la “necesidad de cuotas escolares” En el caso de la UNAM su implementación, y en el caso de otras su incremento. El proceso de privatización velada de las universidades públicas ha venido avanzando a través de “pagos ilegales” compra de materiales, cobro por diplomados, pago por entrar a un posgrado, por utilización de ciertos espacios, entre otras cosas. Pueblo de México, estudiantes, padres de familia, maestros, trabajadores todos:
El recorte a las universidades públicas suena a burla frente a la cantidad de recursos otorgados a partidos políticos y sus campañas asquerosas de lodo y video-escándalos; el recorte a la educación, es una ofensa frente al pago de los altísimos sueldos de diputados, senadores y gobernadores quienes, por cierto, con sus ingresos salidos de nuestros impuestos, mandan a sus juniors y pirruris a estudiar a escuelas privadas y en el extranjero; esa tijera que cercena el presupuesto educativo, debiera ser la tijera que recorte los ingresos de la dizque Suprema Corte de Justicia de la Nación, y sus pensiones millonarias; el sacrificio que le piden a los padres de los estudiantes para que paguen “cuotas voluntarias” debiera ser un sacrificio de la banca usurera. Si ya rescatamos a la banca con el fobaproa-ipab ¿por qué no rescatamos la educación? Si ya rescatamos a los amos de las carreteras ¿por qué no rescatamos a las escuelas? Si ya rescatamos los ingenios azucareros ¿por qué no rescatamos el ingenio de los miles de estudiantes y maestros de las universidades públicas? La escuela pública superior es un derecho ganado y pagado con nuestros impuestos y con la producción nacional de lo que hasta hace poco era nuestro, como la renta petrolera. El derecho a la educación pública y gratuita en todos sus niveles, es un derecho consagrado en la Constitución y costó 1 millón de muertos. Y ese derecho ha permitido a millones de mexicanos y mexicanas contar con la posibilidad de tener una vida más digna pero, sobre todo, la escuela pública superior abre los ojos del pueblo, lo ayuda a no condenarse a vivir perpetuamente en las sombras de la ignorancia, porque la educación es históricamente, una de las herramientas más efectivas para hacerle frente a la ideología de los opresores. Las universidades públicas representan, quizá, el último de los resquicios de lo que podemos llamar lo público; es decir, lo de todos, de la población trabajadora del campo y de la ciudad. Pero ahora se encuentra amenazada a través de los recortes de Peña y de Videgaray. Un crimen de lesa educación, un despojo cultural más, el acecho de la maldita palabra privatización, ahora contra las universidades, hace indispensable y urgente que estudiantes, profesores, trabajadores y población en general nos unamos y luchemos en defensa y respeto de lo que nos hemos ganado con justo derecho desde 1910, 1929, 1968, 1971, 1986 y 1999-2000. Nuestra historia no se entrega, no está en venta. ¡Viva por siempre la educación pública y gratuita!