Diva 62

Page 1

Escena de Segismundo de Rossini en el ROF 2010. Foto Amati/Bacciardi.

Premios Líricos del Teatro Campoamos • Ciclo de Cine y Ópera organizado por la AAAO • Murcia y Valencia, ópera muy cerca de Albacete • El punto de vista del Gallinero • La Favorite o desaprender lo conocido • La musa Collbran • La temporada lírica del Teatro Circo • Óperas de Rossini en el ROF • CD/DVD/LIBROS

Dirección y Diseño: Javier Hidalgo

62

OCT10

ÓPERA

Boletín informativo de la Asociación Albacetense de Amigos de la Ópera


NOTICIAS

PREMIOS LIRICOS CAMPOAMOR E

Imprime: IGM Artes Gráficas. 967 275 701

2

l objeto de estos premios, de carácter nacional y que agrupan a los teatros y temporadas españolas, es reconocer la creciente y sólida actividad, tanto de ópera como de zarzuela, que actualmente se desarrolla en nuestro país, mediante el establecimiento, concesión y entrega anual de unos galardones, los Premios Líricos Teatro Campoamor, y que llegan a su quinta edición. Se han establecido las siguientes categorías: Dirección musical, Dirección de escena, Nueva producción de ópera, Nueva producción de ópera española o zarzuela, Cantante masculino de ópera, Cantante femenina de ópera, Cantante revelación, Cantante de zarzuela, Premio a toda una carrera, Persona o institución que haya contribuido significativamente al mundo de la lírica. Estos premios están destinados a todos aquellos artistas españoles y extranjeros que hayan actuado en España en los distintos teatros, festivales y temporadas de ópera o zarzuela a lo largo del año anterior a la edición de los premios. La presentación de candidaturas ha sido realizada por los principales teatros, festivales y temporadas de ópera o zarzuela con programación lírica estable de nuestro país. Asimismo, también presentaron candidaturas los miembros del Jurado de los Premios Líricos Teatro Campoamor. En esta quinta edición se han presentado un total de 290 candidaturas procedentes de los principales teatros, festivales y temporadas con programación lírica estable de nuestro país, integrados la práctica totalidad en la Asociación OPERA XXI, entidad de la cual es miembro de honor la Fundación Premios Líricos Teatro Campoamor y otros como el Teatro Real de Madrid, Gran Teatro del Liceo de Barcelona, Palau de Les Arts Reina Sofía de Valencia, Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera–ABAO, Teatro de la Maestranza de Sevilla, Teatro de la Zarzuela de Madrid, Asociación de Amigos de la Ópera de A Coruña, Festival d’Òpera de Butxaca i Noves Creacions, Fundación Ópera de Oviedo, Teatro Villamarta de Jerez, Festival Internacional de Santander, Palacio de Festivales de Cantabria, Teatro Arriaga de Bilbao, Auditorio Baluarte de Navarra, Festival Lírico de Oviedo, Quincena Musical de San Sebastián, Teatro Principal de Palma y el Gran Teatro de Córdoba. El jurado que reunido los días 21, 22 y 23 de julio de 2010 en el teatro Campoamor de Oviedo, y constituido por destacadas personalidades de la crítica especializada tanto de prensa escrita, como de revistas especializadas, ha estado formado en esta edición por Gonzalo Alonso (La Razón), Manuel Cabrera (Diario Vasco), Marcelo Cervelló (L’Opera), Pablo Meléndez-Haddad (ABC), Andrés Moreno Mengíbar (Diario de Sevilla), Arturo Reverter (El Cultural de El Mundo), Fernando Sans Rivière (Ópera Actual), Luis Suñén (Scherzo), Juan Ángel Vela del Campo

(El País), presidido por Dª. Inés Argüelles y actuando de secretario Cosme Marina (La Nueva España), ha acordado otorgar los Premios Líricos Teatro Campoamor 2010 en las siguientes categorías: * Dirección musical: Andrea Marcon, por Ariodante de G. F. Händel. Producción de la English National Opera. Teatro Campoamor, Oviedo. Diciembre 2009. * Dirección de escena: Carles Padrissa, por la Tetralogía de R. Wagner. Por El oro del Rhin, La Valkiria, Sigfrido y El ocaso de los dioses de R. Wagner. Coproducción del Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia y el Teatro Maggio Musicale de Florencia. Palau de les Arts Reina Sofía, Valencia. Junio 2009 * Mejor nueva producción: Parténope de L. Vinci. Dirección musical: Antonio Florio. Dirección de escena: Gustavo Tambascio. Producción del Centro de las Artes Escénicas y de las Músicas Históricas de León – INAEM en colaboración con el Festival de Teatro Italiano de Nápoles. Auditorio Ciudad de León, León. Marzo 2009. Sala Argenta, Palacio de Festivales de Santander. Agosto 2009. Teatro Rosalía de Castro, A Coruña. Septiembre 2009. * Cantante masculino de ópera: Leo Nucci, por Rigoletto en Rigoletto de G. Verdi. Coproducción del Teatro Real de Madrid y el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Teatro Real, Madri Junio 2009. * Cantante femenina de ópera: Nina Stemme, por Salome en Salome de R. Strauss. Coproducción del Gran Teatro del Liceo de Barcelona y el Teatro Real de La Monnaie de Bruselas. Gran Teatro del Liceo, Barcelona. Junio 2009. * Cantante revelación: Celso Albelo, por Lord Arturo Talbo en I Puritani de V. Bellini. Producción de Amigos de la Ópera de A Coruña en colaboración con la Ópera de Darmstadt. Palacio de la Ópera, A Coruña. Agosto 2009. * Cantante de zarzuela: Borja Quiza, por Carlos en La Viejecita de M. Fernández Caballero. Coproducción del Teatro Arriaga de Bilbao y el Festival Grec de Barcelona. Teatro Arriaga, Bilbao. Junio 2009. * Mejor nueva producción de ópera española o zarzuela: Chateau Margaux y La Viejecita de M. Fernández Caballero. Dirección musical: Miquel Ortega. Dirección de escena: Lluís Pasqual. Coproducción del Teatro Arriaga de Bilbao y el Festival Grec de Barcelona. Teatro Arriaga, Bilbao. Junio 2009. * Premio especial a toda una carrera: José van Dam. * Institución o persona que haya contribuido muy significativamente al mundo de la Lírica: ABAO, por su trayectoria de más de medio siglo de actividad y con mención especial a uno de sus proyectos emblemáticos Tutto Verdi, actualmente en pleno desarrollo. DIVA


AAAO

LA AAAO ORGANIza UN ciclo de CINE Y ÓPERA en LA FILMOTECA S

IO, DON GIOVANNI

on muchos más de lo que suponemos los directores de cine, amantes de la ópera, que han procurado extender el conocimiento y la influencia de este género musical al que muchos de nosotros considera la suma de todas las artes, trasladándolo no sólo fuera de los generalmente reducidos ámbitos de los teatros, sino también confiriéndole un lenguaje que lo aproxime a muchos espectadores remisos a asistir a la representación verdadera de una ópera en su lugar habitual. Con la intención de dar conocimiento de este fenómeno es por lo que nuestra asociación ha llegado a un acuerdo con la Filmoteca de Albacete para mostrar algunos ejemplos de estas aproximaciones entre ópera y cine. El acuerdo se ha concretado en la realización de un ciclo que llevará por título “La ópera en el cine” y en el que se van a proyectar tres óperas filmadas por afamados directores de cine. No se trata, pues, de filmaciones de representaciones teatrales, tal y como parecen en distintos DVD y BD que se encuentran a la venta en comercios, sino cine en estado puro. El ciclo comenzará con la proyección el día 13 de octubre de La Flauta Mágica, reciente película de Kenneth Branan (2006). Continuará con el film de Carlos Saura Io Don Giovanni (2009) el día 20 de octubre. Para terminar se podrá visionar Carmen de Francesco Rossi (1984), con la participación de Plácido Domingo y Julia Mineges y que será proyectada el día 27 de octubre.

Los días 13 y 20 de octubre se ofrecerán dos sesiones, a las 20,15 y 22,30 horas, mientras que el día 27 se ofrece una única sesión, dada la duración del film, a las 22,15 horas.

APOTEÓSIS DEL ARTE

I

O DON G¡OVANNI de Saura ilustra hasta qué punto el argumento de un film resulta inane en manos de un verdadero creador. En un mundo contaminado por el peor cine de consumo, una película como ‘Io, Don Giovanni’ debe ser recibida con entusiasmo cinéfilo. Pocas veces el universo de Mozart ha sido tan bien tratado. Ni que decir tiene que este film es harto superior al mediocre y académico ‘Amadeus’ de Milos Forman, film vacío y maniqueo que pervierte la sustancia musical de Mozart en puro decorativismo de escaparate. La película de Saura ha superado con creces los residuos teatrales a los que parecía estar abocada, y el resultado ha sido magistral, magistral por haber generado una triple lectura metafílmica a partir de unos materiales dudosos: 1) La película en sí misma. 2) La ópera dentro de la película. 3) El proceso creativo entre ambas, ópera y película -no se olvide que el film sufrió una demora que alargó su creación hasta los tres años-. Por ende, el film justifica lo artificioso de sus mecanismos: metacine, pero también cine de representación que implica por su parte un proceso y una deconstrucción. Lo barroco aflora a través de la magna fotografía de Storaro, y la abstracción persiste a través de una puesta en escena que, con curioso equilibrio, evita el teatro filmado. Porque ‘Io, Don Giovanni’ no es teatro ni ópera filmada, sino captación prototípica de las claves del género trascendidas por el medio cinematográfico. Con ‘Io, Don Giovanni’, Carlos Saura filma una nueva obra maestra desde ‘Goya en Burdeos’; dos películas hermanas, que se complementan a su manera, generando un diálogo abierto hasta el infinito, tan barroco como sus andamiajes implícitos.

3


AAAO

FLAUTA MÁGICA

B

ranagh adapta al cine la famosa obra de Mozart, pero ambientada en la Primera Guerra Mundial. En vísperas de la Gran Guerra, se desarrolla un drama mágico cuando Tamino comienza un arriesgado viaje en busca del amor, la luz y la paz en un mundo aquejado por la oscuridad, la muerte y la destrucción, con el fin de liberar a Pamina, la adorable hija de la Reina de la Noche, ha sido secuestrada por el malvado Sarastro. Una aventura musical en la que el destino de una pareja de jóvenes amantes puede ayudar a determinar la suerte de las naciones y la vida de millones de personas... “La flauta mágica” tenía ya una ilustre versión filmada por Ingmar Bergman que está francamente bien. Ahora llega Branagh y sus millones, saca a Mozart y sus personajes del teatro, les hace aprender inglés, da un meneo al libreto y ambienta la historia en la I Guerra Mundial, aunque los uniformes parecen de fantasía y la arquitectura del palacio de Sarastro es una mezcla del de la Bella Durmiente y Hogwarts. Con los cambios Branagh pretende dotar de narratividad al libreto, que es un artefacto nada verosímil ni realista, centrado en lo simbólico, y así convierte la alegoría de la iniciación masónica en una especie de historia de aventuras bélicas, un poco embrollada e incongruente. En cualquier caso, Kenneth Branagh ha tenido el fino detalle de quedarse detrás de la cámara, ha escogido a un puñado de cantantes jóvenes y guapos, tiene a ratos una potencia visual enorme, destellos de humor y, sobre todo, tiene a su favor la música de Mozart.

4

La ópera en el cine

S

on muchos más de lo que suponemos los directores de cine, amantes de la ópera, que han procurado extender el conocimiento y la influencia de este género musical al que muchos de nosotros considera la suma de todas las artes, trasladándolo no sólo fuera de los generalmente reducidos ámbitos de los teatros, sino también confiriéndole un lenguaje que lo aproxime a muchos espectadores remisos en asistir a la representación verdadera de una ópera en su lugar original. Por supuesto, en muchos casos la llegada de grandes obras se multiplica a través del cine, como suele ocurrir con las transmisiones televisivas. En lugar de cientos son miles

CARMEN

C

uando Francesco Rosi preparaba su película: Carmen, el reparto no era simple. El papel principal exigía no sólo a una cantante de ópera y una danzante pero también una actriz bastante sensual para personificar la pasión ardiente del personaje de Bizet. El resultado fue Julia Migenes, inmortalizada en una película que después se hizo una referencia en el género de ópera filmada. La cinta sonora le aportó no sólo una recompensa de Grammy, sino también una notoriedad mundial que le permitió tener acceso a los teatros más grandes en el mundo. Carmen adaptada por la noticia de Prosper Mérimée queda una de las obras del repertorio las más actuadas en el mundo. Sin embargo su autor, George Bizet murió antes de conocer esta gloria, a la edad de 37 años solamente.

y a veces millones sus espectadores. En los últimos años es innegable la difusión que han alcanzado grandes cantantes y es enorme la cantidad de personas que un día, de pronto, descubrieron que la ópera los fascinaba, aunque jamás hubiera asistido a una sala para ver alguna de ellas en vivo y en directo. Este fenómeno de expansión y multiplicación geométrica de espectadores y oyentes produjo también grandes éxitos comerciales con innegable repercusión en la venta de discos y videos de las obras favoritas. De la larga lista de óperas llevadas a la pantalla, que comienza casi a principios del siglo XX con una prehistórica Aida filmada en 1911 por Oscar Apfel y J. Searle Dawley, debemos decir que es innumerable la cantidad de películas en las que se hicieron adaptaciones más o menos (por lo general menos)


AAAO

Situada en la calurosa ciudad de Sevilla, Carmen de Bizet estelariza a Plácido Domingo y Julia Mignes-Johnson en lo que posiblemente es la representación más impresionante de la ópera más famosa del mundo. La hermosa gitana indomable, Carmen, conquista el corazón del cabo Don José, inspirándolo a desertar de su puesto, su familia y a su honor. Pero cuando un nuevo pretendiente, el vistoso torero. ‘Escamillo’, roba el afecto de Carmen. Don José se llena de una rabia tal que pone en peligro el futuro de los tres. Arriesgada obra de Francesco Rosi por lo inusual de la propuesta. Y es que la película no es más que una opera filmada en localizaciones naturales (Coria y Sevilla, principalmente). Adaptación de la opera de Bizet, que a su vez es una adaptación de la novela “Carmen” de Prosper Mérimée. Se relata la historia de amor, celos y traiciones entre Carmen, una trabajadora de la fábrica de tabacos local, y Don José, teniente y prometido a otra muchacha de su clase social. El personaje de Carmen ha terminado por ser uno de los tópicos folclóricos que más identifican a España en el extranjero, y posiblemente da igual lo que se haga en los próximos 500 años que esto no va a cambiar. Solo hace falta ver la última película de Woody Allen para darse cuenta de ello, ya que el personaje interpretado por nuestra Pe no es más que una Carmen más contemporánea. La película comienza muy bien, pero el problema es su larga duración. Los actores cumplen, ayudados por la dirección fría de Francesco Rosi, que huye de los primeros planos de los actores para que estos puedan actuar sin problemas. Recordemos que son cantantes de opera, no intérpretes de cine. Aún así su trabajo es satisfactorio.

afortunadas de los títulos originales como así también que han sido muchos los directores que incluyeron fragmentos de grandes óperas en sus películas como parte de la banda de sonido, a fin de reforzar o destacar ciertos aspectos dramáticos del guión. Y por cierto, hay casos que merecen recordarse como el de Philadelphia, protagonizada por Tom Hanks, en uno de cuyos pasajes más conmovedores se escucha la voz de Maria Callas. O el final realmente operístico de El Padrino III de Francis Ford Coppolla, en el que se altera el orden de algunos temas de Cavalleria Rusticana como fondo de una matanza entre mafiosos y que subraya de tal modo el grito sin voz del protagonista Al Pacino, ante la muerte de su hija en la ficción, que el espectador queda anonadado tanto por la grandeza de las imágenes como por la enorme fuerza

5

Siempre es ver una sorpresa a Plácido Domingo en su “juventud” quizás en su mejor momento vocal y sin duda el protagonista del filme. Algunos momentos son de sobra conocidos, y en la mayoría de los casos son amenos visualmente. Película de Francesco Rosi, alejada de su cine social o de denuncia. En el guión interviene su infatigable compañero Tonino Guerra. Merece la pena de ver, sobre todo, si como yo, se es un completo ignorante en cuanto a la ópera.

de la música que escucha. Sí, el cine ha recurrido en más de una oportunidad a fragmentos de óperas en dramas, comedias y hasta en dibujos animados y creemos que esto no sólo se debe a la devoción de sus directores por el género, sino también a la funcionalidad que en determinados momentos de sus obras este género les proporciona para exaltar situaciones, personajes o emociones que ese director quiere traducir en imágenes para las que no le basta un tema musical compuesto especialmente a tal fin. Pero existen otros directores, a quienes podríamos considerar lisa y llanamente operómanos, que no sólo quieren servirse de un tema o de una partitura íntegra para algunos pasajes de sus películas, sino que están resueltos a utilizar el lenguaje cinematográfico para transplantar una ópera al cine.


ÓPERA EN ESPAÑA

En menos de 200 kilómetros de Albacete podemos encontrar dos ciudades que han programado unas temporadas de ópera de gran interés

Muy buena ópera cerca de Albacete

Murcia y Valencia 6

“Una cosa rara”, de Martín i Soler, inaugura la temporada de ópera de Murcia na cosa rara’, del valenciano Vicente Martín I Soler, contemporáneo de Mozart y uno de los compositores más destacados del panorama operístico de finales del siglo XVIII, inaugura la II temporada de ópera del Auditorio de Murcia, que se desarrollará del 18 de diciembre al 1 de mayo de 2011. ‘Una cosa rara, ossia Belleza ed Onestà’, que se estrenó el 17 de noviembre de 1786 en el Burgtheater, el Teatro de la Corte de Viena, será la primera obra de un compositor español que albergue el ciclo operístico murciano, que en su segundo año de andadura ya ha sido incluido en el circuito ‘Ópera XXI’, que agrupa a las programaciones de este tipo más significativas del panorama nacional. Con libreto del veneciano Lorenzo da Ponte sobre texto de Luis Vélez Guevara, ‘Una cosa rara’, que se representará el 18 de diciembre, plasma, mediante una serie de enredos de amor, la visión del compositor valenciano de la corte de Isabel La Católica, de cacería en Sierra Morena, aderezada con un montaje cercano a la estética indie. Esta segunda temporada, que al igual que la primera cuenta con un presupuesto de 1,1 millones de euros, ha sido presentada esta mañana por el consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz; el programador del ciclo, Curro Carreres, y el director del Auditorio, Antonio Contreras, quienes han destacado que como novedad se realizarán dos pases de dos de las cuatro obras que componen el programa, ante la demanda registrada el pasado año.

U

‘Lucía de Lammermoor’, ópera número 46 de Gaetano Donizetti (1797-1848), segundo título de esta temporada, se estrenará el 10 de febrero de 2011 y tendrá otro pase el 12 de ese mismo mes, y contará en el reparto con Mariola Cantarero e Ismael Jordi, bajo la dirección musical del reconocido especialista en producciones singulares, el británico David Parry, en un montaje de la Ópera de Oviedo y el Teatro Municipal de Santiago de Chile. Bajo la dirección escénica de Emilio Sagi y con libreto de Salvatore Cammarano, basado en la novela de Sir Walter Scott, esta ópera, estrenada en el Teatro San Carlo de Nápoles en 1835, es una de las grandes obras del Bel Canto. Narra la lucha entre dos familias, los Ashton y los Ravenswood, a principios del siglo XVII, en Lammermoor (Escocia) y como esta situación afectó a Lucía Ashton, quien prometida a un hombre que no ama, enloquece y lo mata. El ciclo continúa el 18 y 20 de marzo con ‘El barbero de Sevilla’, de Giacchino Rossini. El auditorio de Murcia se llenará de las danzas del barbero más conocido del mundo, en el que será el montaje más murciano del ciclo, al contar con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, bajo la dirección de Virginia Martínez y con José Antonio López en el reparto. El ciclo lo cierra el 1 de mayo, ‘Partenope’, de Leo Vinci, una ópera barroca creada por el Centro de las Artes Escénicas y de las Músicas Históricas INAEM, que cuenta con una cuidada escenografía y un fastuoso vestuario. Con libreto de Silvio Stampiglia, dedicado a la virreina española de Nápoles María de las Nieves Téllez-Girón y Sandoval, duquesa de Medinaceli, es la primera ópera dedicada al mito fundacional de la ciudad de Nápoles.


ÓPERA EN ESPAÑA

Según la leyenda, la ciudad, conocida inicialmente con el nombre de Parténope, se asentaba en el lugar donde fue sepultada la sirena homónima, quien, desesperada por no haber encontrado a Ulises, se habría arrojado al mar, siendo arrastrada por las corrientes hasta las costas del golfo de Nápoles. ‘AÍDA’ INAUGURA LA TEMPORADA 2010-11 DEL PALAU DE LES ARTS DE VALENCIA l centro de artes apuesta por grandes títulos del repertorio como Manon de Massenet, Yevgueni Oneguin de Chaikovski, L’elisir d’amore de Donizetti y Mefistofele de Boito. Lorin Maazel dirigirá el estreno en España de su obra 1984. Tosca y Fidelio protagonizarán el IV Festival del Mediterrani Aida de Giuseppe Verdi, con dirección musical de Lorin Maazel (director musical del Palau de les Arts Reina Sofía) y Omer Wellber (principal director invitado) inaugura la temporada 2010-2011 del centro de artes valenciano. Seis óperas, una de ellas en versión de concierto, más otros dos títulos dentro del IV Festival del Mediterrani, configuran el grueso de la quinta temporada del Palau de les Arts, que también incluye conciertos sinfónicos, música de cámara, recitales y un amplio número de actividades. “Una apuesta por la máxima calidad”, como ha señalado la Intendente del Palau de les Arts, Helga Schmidt, para celebrar los cinco años de “esfuerzo, ilusión, afianzamiento y logros” que ha supuesto la corta pero intensa historia del centro de artes valenciano. El 13 de noviembre, una nueva producción de Aida en la que participan el centro de artes valenciano, el Covent Garden de Londres y Den Norske Opera & Ballet de Oslo, levantará el telón de la quinta temporada lírica del Palau de les Arts. El escocés David McVicar es el autor de la puesta en escena de este montaje, que se estrenó el pasado mes de mayo en Londres. En total, el centro operístico ha programado nueve funciones con dos repartos. Las sopranos Indra Thomas y Hui He en el papel de Aida encabezan los elencos, que cuentan también con Marcelo Álvarez, Jorge de León, Daniela Barcellona, Marco Spotti, Giacomo Prestia y Stephen Milling. En el mes de diciembre, el repertorio francés regresa al Palau de les Arts de la mano de Manon

E

de Jules Massenet. Lorin Maazel asume la dirección musical de esta exitosa coproducción de la Ópera de Los Angeles y la Staatsoper Unter den Linden de Berlín, con dirección escénica de Vincent Paterson. La ascendente soprano Ailyn Pérez y el tenor Vittorio Grigolo dan vida a Manon y al Caballero Des Grieux, respectivamente. Tras el éxito de Esponsales en el Monasterio de Prokófiev, la ópera rusa vuelve a la Sala Principal en el mes de enero con Yevgueni Oneguin de Chaikovski. La dirección escénica de esta producción del Teatro Wielki de Varsovia corre a cargo de Mariusz Treliński, conocido por el público valenciano tras su aplaudida Madama Butterfly. Omer Wellber toma las riendas de la Orquestra de la Comunitat Valenciana y de un calibrado reparto encabezado por el el barítono Artur Ruciński (Oneguin), la soprano Amanda Echalaz (Tatiana), la mezzosoprano Anita Rachvelishvili (Olga) y el tenor Dmitri Korchak (Lenski). El 20 de enero se ofrecerá una función de esta ópera dedicada exclusivamente al público infantil. Lorin Maazel dirigirá el 23 de febrero el estreno en España de su ópera 1984. El director musical del Palau de les Arts ofrecerá su celebrada composición basada en la famosa novela de George Orwell, con puesta en escena del actor y director canadiense Robert Lepage. El maestro Maazel protagonizará también el día 27 de ese mismo mes un concierto monográfico en el que abordará composiciones propias. El belcanto también estará presente en la quinta temporada del centro de artes valenciano. Después de la buena acogida de Lucia di Lammermoor, Gaetano Donizetti y su música retornan con L’elisir d’amore, una nueva producción del Palau de les Arts y el Teatro Real de Madrid. Damiano Michieletto, en la dirección de escena, y Omer Wellber, como director musical, afrontan esta preciosa y divertida ópera que se estrenará el 26 de marzo y de la que se ofrecerán otras seis funciones más. Además, el 24 de marzo tendrá lugar una representación didáctica dentro del Programa Educativo del Palau de les Arts. La versión en concierto de Mefistofele de Arrigo Boito, bajo la dirección de Nicola Luisotti, en el Auditori, los días 27 y 30 de abril, clausurará la quinta temporada lírica del Palau de les Arts Reina Sofía. IV Festival del Mediterrani Una nueva producción de Tosca de Puccini bajo la dirección musical de Zubin Mehta y escénica de Lluís Pasqual acaparará la atención del IV Festival del Mediterrani. Oksana Dyka (Tosca) y Marcelo Álvarez (Cavaradossi) asumen los papeles protagonistas en esta coproducción entre el centro de artes valenciano, el Liceu de Barcelona y el Teatro Regio de Turín. La aplaudida producción de Fidelio de Beethoven que inauguró la primera temporada del Palau de les Arts, será el segundo de los títulos del Festival del Mediterrani.

7


8

EL PUNTO DE VISTA DEL GALLINERO El día 18 de junio de 2010, el escritor portugués José Saramago dejó este mundo a los 87 años de edad, en su residencia de la localidad de Tías (Lanzarote, Las Palmas) debido a una leucemia crónica que derivó en un fallo multiorgánico. Saramago escribió hasta el final de su vida, pues se dice que llevaba 30 páginas de una próxima novela. El texto que transcribimos aquí fue publicado en los anuarios de la asociación catalana Amics del Liceu. Como quiera que se trata de uno de los pocos textos sobre ópera escritos por el escritor, hemos creído conveniente su publicación.

A

bril de 1948, Lisboa. El hombre (todavía joven, no debe de tener más de unos 25 años), entró por una puerta secundaria del Teatro S. Carlos, le dio las buenas noches al portero, que, como de costumbre, le retribuyó el saludo con un leve gesto y una sonrisa cómplice, y empezó a subir la empinada escalera de piedra que se prolongaba en sucesivos tramos, con algunos descansos en los breves rellanos. No hay ascensor, ni alfombras, y son cuatro pisos altos. Faltan pocos minutos para el inicio del espectáculo. Acelera la penosa ascensión, ahora vence dos escalones en vez de uno, y, algo jadeante, acaba llegando al gallinero. Aquí no hay sillas tapizadas, aunque sí un banco de madera oscurecido por el uso y por la edad,

un auténtico martirio para las posaderas de los más delgados, que al cabo de una hora ya no sabrán sobre qué parte de las nalgas reposar el cuerpo, ni por cuanto tiempo. Los lugares buenos, los de la primera fila, a un lado y a otro de la tribuna real, únicos desde donde es posible ver todo el escenario, ya están ocupados. Es un contratiempo frecuente. Los espectadores que llegan con la hora encima tendrán que contentarse con las filas de atrás, unas tres o cuatro, desde las que el campo de visión cada vez se va reduciendo por la poca altura del techo. Pero lo peor de todo no es eso. El peor obstáculo con que se encuentran los espectadores de mucha afición y pocos recursos es la enorme corona dorada que remata la tribuna real, sobre


ÓPERA ENESTUDIO ESPAÑA

la que, con involuntaria ironía, el gallinero fue construido. Otra ironía fácilmente reconocible está en el hecho de que la corona no se presenta completa ante la visión de quienes, valiendo materialmente tan poco, habitarán durante algunas horas las sublimes alturas. Ya fuera para ahorrar dinero en la talla y en las hojas de oro, ya fuera porque los espectadores poco abonados (o con entradas de gracia, como era el caso del recién llegado) no merecieran mejor suerte, la corona no era exactamente una corona, era, sí, tres cuartas partes de corona con un soporte de ripias dentro. Esta duda histórica, el motivo por el que no se remató la faena, nunca ha sido aclarada hasta estos días de hoy. Y, para colmo, en el hueco del objeto, lo que se veía era polvo, telas de araña y alguna irreverente colilla de cigarrillo republicano. La única y resignada certeza era que los espectadores de las filas de atrás estaban condenados a ver, como mucho, la mitad del escenario, y dejarían de ver a los cantantes en cuando estos, por exigencias de la puesta en escena, tuvieran que pasar, por decirlo de alguna manera, al otro lado de la luna. Gracias a la amabilidad de algunas personas que se movieron unos centímetros sobre las tablas duras del banco para abrir espacio, el joven consiguió acomodarse no del todo mal. No merece la pena sugerirle que venga más temprano en el futuro. El pacto con el portero es ése, entrar en los últimos minutos para evitar problemas con la administración del teatro. Ya se oye el estridular del timbre de aviso del “foyer”, la ópera va a comenzar. Es Aida, del gran Giuseppe Verdi.

P

ensándolo bien, el argumento de esta ópera es de los más banales y también de los más frecuentados en la ficción universal: una historia paralela de amores contrariados y de amores no correspondidos. Amneris, hija del faraón, ama a Radames, capitán del ejército, que a su vez ama a Aida, esclava de Amneris, la cual, al final del drama, acabará llorando la muerte del amado, sepultado en vida por traición a la patria, sin poder imaginarse que la detestada rival había decidido acompañar a Radames en el dos veces trágico desenlace. Mucho más complicado que éste es el argumento de Il trovatore, pero, con suficiente perseverancia y esfuerzo, siempre acabaremos por entenderlo, aunque sacrificando deliberadamente el más elemental espirito lógico. Del mismo pecado padece Lucia de Lammermoor, de Donizetti, que fue la primera ópera vivida en vivo (perdóneseme la redundancia) por el joven, no aquí, en el Teatro San Carlos, sino en el más popular Coliseo de los Recreos, hace ya unos cuantos años. La intérprete del papel de Lucia de Lammermoor, entonces, fue una soprano española de nombre Marimi del Pozo, que debe de haber caído en el pozo del olvido total, puesto que hasta las más benévolas

y condescendientes enciclopedias de información general la ignoran. Neófito en estas aventuras operísticas, nuestro joven recuerda haber pensado, en aquellos días, que Marimi del Pozo debería de ser, con toda seguridad, la mayor cantante del mundo, opinión que después tuvo que dividir el día en que oyó cantar a Carla Castellani, sin que le preocupara mucho el hecho de que aquella fuera soprano ligero y ésta soprano dramático, luego no comparables. De todos modos, su deslumbramiento fue tal que, ya el viejo telón de boca del Coliseo de los Recreos había caído, y todavía él, desde su lugar de tribuna general, aplaudía y jaleaba a una ausente Lucia de Lammermoor que en esos momentos ya estaría en el camerino refrescándose y recuperándose de su locura de amor…

D

eslumbramiento efectivo, sin embargo, es éste de ahora. En religioso silencio, el gallinero escucha, asombrado, a cinco de las voces más admiradas del momento, las de Beniamino Gigli, en Radames, de Maria Caniglia, en Aida, de Gino Becchi, en Amonasro, de Giulio Neri, en Ramfis, y, last but not least, en Amneris, Ebe Stignani, esa mezzosoprano de quien se decía: “Cuando la Stignani canta, los ángeles se callan”. Y, conduciendo el juego de los cantantes y de la orquesta, el maestro Pedro de Freitas Branco, que tenía reputación de dirigir el Bolero de Ravel como poquísimos de sus pares de ese tiempo. Completando el elenco, estaban aún otros dos cantantes: Carlo Platania en El Rey, y Mariano Caruso, que, pese a su apellido, era simplemente Un Mensagero.

E

ça de Queirós, que acabaría siendo el mayor novelista portugués de todos los tempos, viajó a Oriente cuando tenía 24 anos. Habiendo asistido, en 1869, a la inauguración del Canal de Suez, todavía se encontraba en El Cairo cuando se estrenó Aida, el 24 de Diciembre de 1871. No puedo jurar que hubiera estado presente en la primera función, pero de una cosa tengo absoluta certeza: en ése o en otro día, al gallinero egipcio no subió el futuro autor de La ciudad y las sierras… José Saramago Escritor. Premio Nobel de Literatura 1998

9


ESTUDIO

LA FAVORITE

O DESAPRENDER LO CONOCIDO

M

10

i padre adoptivo, que era maestro confitero, trabajaba en la pastelería de su familia, allá en Santafé, capital de la Vega de Granada. El establecimiento se llamaba La Favorita, honrando de esta manera la muy celebrada, en aquellas tierras, ópera de Gaetano Donizetti. Como es lógico, yo me pasaba las horas muertas en el obrador, mientras el maestro Ceferino Isla batía docenas de huevos para hacer afamados pasteles, los piononos, que había inventado su progenitor, llamado igualmente Ceferino, en claro homenaje al controvertido papa Pío IX. Todo indica que los melómanos maestros reposteros no estaban cabalmente informados acerca del libreto original, de Alphonse Royer y Gustave Vaëz, que bautizaron como La Favorite. Aunque es seguro que, de conocerlo, mis confiteros habrían seguido silbando a su manera «Giardini dell’Alcazar» y «Spirto gentil», totalmente ajenos a la histórica controversia entre La Favorite y La Favorita. Que refleja, en vida del maestro Donizetti, dos situaciones tan diversas como la francesa y la italiana; que explica el poder de la censura en la patria del músico; y nos informa acerca de las diferentes pautas estéticas en uno y otro país. Por eso, importa mucho celebrar que el Gran Teatre del Liceu recupere la versión original, programada para esta temporada, después de tanto empacho de La Favorita: todo un desafío cultural de gran envergadura. La Favorite es una ópera sobre un tema medieval. Que cuenta un relato bastante inverosímil acerca de unos personajes tan reales como lo fueron el rey don Alfonso XI de Castilla y su celebérrima amante, doña Leonor de Guzmán, tan decisivos, así en la historia castellana como, posteriormente y tras el Compromiso de Caspe, en la de Aragón y Cataluña. Porque, en efecto, el rey encierra en un convento a su esposa, la reina, y tiene con su amante, Leonor, diez hijos. El primogénito de tan duradera y fecunda relación, don Enrique, inaugurará la casa de los Trastámara castellanos, después de una guerra civil contra su hermanastro, don Pedro el Cruel, hijo del rey y de su esposa la reina, doña María. De donde se infiere que, al menos, la promesa

que, en el libreto, Alfonso le hace a su prolífica amante, a principios del segundo acto –«A mi lado sobre el trono y en la tumba»– se cumplió históricamente. Seguramente fue una cierta venganza de los libretistas, tanto de los franceses como del embrollado texto italiano, contra el asesinato de doña Leonor, tras la muerte de don Alfonso. Una historia real que, desde luego, supera en dramatismo el relato del texto literario de la ópera. Y es que lo sucedido realmente hubiera dado, especialmente, para otra gran ópera, aunque ya de marcado tinte shakespeariano: toda una reflexión sobre el poder, las relaciones entre el rey, la Iglesia y la levantisca nobleza castellana; una sangrienta guerra civil que concita apoyos internacionales bien diversos en la complicada geoestrategia política y militar de aquella Europa medieval pre-renacentista; el surgimiento de una nueva saga, los Trastámara, no vinculada al ius sanguinus sino a la fuerza de las armas, y su posterior engarce con la corona de Aragón. Pero este relato verídico no cuadraba con los cánones belcantistas –por excesivamente postmoderno– y, en cierto modo, habrá que esperar al Don Carlo verdiano para hacer una aproximación a tales reflexiones; un don Carlos que precisamente es descendiente de los amores entre don Alfonso y la «favorite», doña Leonor de Guzmán. El público del Liceu estuvo de enhorabuena, porque después de tantísimo tiempo verá la versión original donizettiana y eso tiene no poca importancia. Así pues, en cierta medida, al menos para algunas generaciones, incluso maduras, tendrá características de «estreno». Lógica-


mente tendremos que «desaprender» lo que se ha conocido durante muchísimo tiempo; quiero decir que habrá que «olvidar» La Favorite para aprender La Favorite. Lo que comportará incluso saborear nuevos sonidos y un aire ligeramente distinto. En suma, un estímulo contra la rutina, contra algo que nos explica el gran jurista italiano Norberto Bobbio en su libro De senectute, cuando nos explica hasta qué punto él mismo se aferra a las óperas que escuchó antaño, dando de lado las nuevas versiones. Una obsesión que también compartía Ceferino Isla, el más grande confitero andaluz. Él decía: «Nadie cantará el “Spirto gentil” como Hipólito Lázaro».

Muere el bajo Cesare Siepi

U

na voz profunda, de cálido timbre, homogeneidad en el registro, dicción perfecta, extraordinario fraseo y técnica impecable convirtieron a Cesare Siepi en el más destacado bajo italiano de la segunda mitad del siglo XX. El pasado 5 de julio, murió a los 87 años en Estados Unidos por una hemorragia cerebral. Siepi fue uno de los bajos favoritos del gran director de orquesta italiano Arturo Toscanini y referente durante décadas en la interpretación del

Siento muy de veras que Montserrat Roig no pueda estar presente. Y lamento que mi padre adoptivo y el suyo propio no puedan saborear estas músicas. Ellos sólo conocieron La Favorite en Santafé, una ciudad que fue fundada por doña Isabel de Castilla y don Fernando de Aragón, descendientes de doña Leonor de Guzmán, ya reconciliados ante la historia por el condottiero don Bertrán Duguesclin en los campos de Montiel, y por alguna oportuna y eficaz bula del papa de Roma. José Luis López Bulla
ex secretario General de CCOO de Cataluña
y Diputat al Parlament

personaje de Don Giovanni de la ópera homónima de Mozart. Nacido en Milán el 10 de febrero de 1923. Inició su carrera en 1941 interpretando el personaje de Sparafucile de Rigoletto, de Verdi, pero su oposición al fascismo de Mussolini le obligó a exiliarse en Suiza. Terminada la II Guerra Mundial regresó a Italia, donde su carrera despegó de forma inmediata, cuando interpretó los grandes papeles de bajo del repertorio italiano, desde el clasicismo hasta el romanticismo, pasando por el belcantismo. En 1950, el Metropolitan Opera House de Nueva York le invitó a cantar

el personaje de Felipe II de la ópera Don Carlo de Verdi y hasta 1974 fue el principal bajo del prestigioso coliseo neoyorquino. Cantó asiduamente también en los principales escenarios europeos, entre ellos el Covent Garden de Londres, la Scala de Milán y la Ópera de Viena, así como en el Festival de Salzburgo, donde en 1953 se reveló como el más grande Don Giovanni de su generación. Se despidió de los escenarios en 1989. Deja una extensa discografía de más de un centenar de registros, algunos de ellos todavía, pese a los años transcurridos, considerados de referencia.

11


ESTUDIO

La musa

COLLBRAN

G

12

ioachinol Rossini ajustará ciertos de sus papeles, los más destacados, para su esposa: seguramente, Isabella Colbran habrá contribuido a hacer entrar a Rossini en la Historia. “Cuando, hacia finales de 1815, Rossini llegó a Nápoles y compuso, su Elisabeth, el público estaba lejos de detestar a la Señorita Colbran; nunca, quizás, esta cantante famosa fue tan bella”. “En 1820, para procurar una verdadera alegría a los habitantes de Nápoles, no era la constitución de España lo que había que darles, era la Señorita Colbran lo que había que suprimir”. Otros dos pasajes de La Vida de Rossini, firmados por Stendhal…y una decisión final! ¿Qué pasó, en cinco años, para que aquella que, en el papel de Isabel, reina de Inglaterra, había turbado tanto a los espectadores del Teatro San Carlo (“todo se pintaba en sus ojos españoles tan bellos”) y quien, apreciada por la Corte del Rey Fernando I, había sido, de 1806 a 1815, una de las primeras cantantes de Europa” caiga también en desgracia? Pues Angela llamada Isabel(la) Colbran era para los napolitanos lo que hoy se llamaría un ídolo. Nació en Madrid, el 2 de febrero de 1785, había estudiado en su ciudad natal después en Nápoles con, entre otros, Girolano Crescentini, famoso castrado. París, al parecer, le había aplaudido en 1801, especialmente desde un concierto en el que la primera figura era el violinista Pierre Rode. Después de sus primeros pasos en España, en 1806, consiguió interpretar en Bolonia al año siguiente (donde se aseguró de que Rossini la escuchase), entonces, en 1808-1809, destacó en la Escala de Milán, con las creaciones de Coriolano de Guiseppe Niccolini, de Ifigenia en Aulide de Vicenzo Federici y de Orcamo de Vicenzo Lavigna. Isabella se encuentra en la Argentina de Roma, en 1810-1811, antes de su llegada a Nápoles que cambiará su vida. La estrella de Nápoles Descubierta por Domenico Barbaja, empresario de olfato infalible, que la hizo probablemente su amante, ella accede rápidamente al status de estrella en una compañía famosa que cuenta, entre otros, por ejemplo, con los tenores Manuel García, Giovanni David y Andrea Nozzari. En San Carlo, la Colbran inaugura las apariciones italianas de

La Vestale de Gaspare Spontini y participa en la creación de Medea en Corinto de Giovani Simone Mayr. Se impone, sobre todo, en las obras que Rossini escribió para la ciudad napolitana: Isabel, reina de Inglaterra (1815), Otello (1816), Armida (1817), Moisés en Egipto y Ricardo y Zoraida (1818), Ermione y La señora del lago (1819), Maometto II (1820) y Zelmira (1822), antes de la Semiramide destinada a la Fenice de Venecia (1823). Un año después de esta última representación, siendo irremediable el deterioro de su voz, deja la escena en Londres, y se retira cerca de Bolonia. Se había casado con Rossini en 1812. La pareja se separa en 1837. Isabella Colbran se apaga el 7 de octubre de 1845. Deja cuatro colecciones de melodías. ¿Soprano o mezzo? Se le admiraba por su presencia escénica y sus dotes para la tragedia. Spohr la escuchó en 1817 y alabó el ardor de su juego. Su virtuosidad era apreciada – un artículo del Diario de las dos Sicilias subraya, a propósito de Armida, sus adornos de arte (3 de diciembre de 1817). Por la vía de la enseñanza de Crescentini, se mostraba la digna depositaria de la escuela belcantista. Pero, ¿cómo era su voz? La cuestión se plantea con la lectura de las partituras que Rossini le dedicó. Puesto que hoy son a menudo las mezzos quienes se apoderan de esos papeles. Ella cubría casi tres octavos: ¿soprano, entonces? ¿o mejor contralto? Son efectivamente sus registros grave y mediano los que Rossini requerirá más que su agudo. Unos defectos que ella había frecuentemente subrayado. Su afinación era poco fiable y sus recursos se agotaban rápidamente. En una carta a su madre del 19 de marzo de 1814, Ferdinand Hérold, a propósito de una representación de Las Bodas de Fígaro, precisa que la Colbran, encarnando a la Condesa, “es muy mala y canta muy falso”. Pero ella forma parte de la constelación de intérpretes que tienen el permiso de Rossini para dar toda la medida de su genio. Esto es suficiente para pasar a la Historia. Publicado en Diapason en Junio 2010, traducido por de Mª Cruz García Arce


ÓPERA EN ALBACETE

ÓPERA EN EL TEATRO CIRCO ELEGIR A CIEGAS

Cinco óperas y dos recitales líricos es la oferta dedicada a la música lírica que ofrece Cultural Albacete a través del Teatro Circo, y esta vez ampliada a un Palacio de Congresos de dudosa acústica, para la temporada 2010-2011. Parece demasiada oferta para soportar los que suponemos recortados presupuestos actuales. Desde luego no se puede conjeturar una opinión de lo ofertado pues la información de que dispone el ciudadano es escasa: no se habla de cantantes, ni de los responsables de escena, lo que induce a pensar que de nuevo se trata de “bolos”. En los recitales tampoco se da a conocer el programa que se interpretará. Parece se busca el efecto programático antes que la calidad.

S

e ha presentado el abono lírico de Cultural Albacete que se podrá disfrutar en el Teatro Circo y el Palacio de Congresos en la temporada 2010-2011. Aunque fuera de abono, el 16 de octubre subirá al escenario del Teatro Circo Aida de Verdi. El ejército egipcio hizo cautiva a una muchacha etíope, Aida, que es ahora esclava de Amneris, la hija del Faraón. Esclava y señora están enamoradas de Radamés, capitán egipcio que ama a la primera y está destinado a casarse con la segunda. La interpretación musical y la puesta en escena es de la Ópera Estatal de Bulgaria. Director de Orquesta: Nayden Todorov. Director escénico: Simeon Simeonov. Comienza el ciclo el 12 de noviembre con un programa doble, por la corta duración de cada una de las óperas, con dos clásicos Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni y La Vida breve de Manuel de Falla. Será con la dirección musical de Martin Mazik, la Orquesta Sinfónica de Pleven El 9 de febrero se ofrecerá un recital lírico de José Ferrero. Nacido en Albacete inició su formación en el Conservatorio de su ciudad, continuándola en el Conservatorio Superior de Valencia con Ana Luisa Chova. José Ferrero nos ofrecerá un variado repertorio de ópera y zarzuela. (Por las especiales características del montaje de este recital, los abonados tendrán butaca distinta a la habitual) El 11 de marzo toca el turno a la celebérrima ópera de Rossini El barbero

de Sevilla que cuenta como Rosina, una bella muchacha rica y huérfana, a quien su tutor don Bartolo la tiene encerrada, está enamorada del joven conde de Almaviva. En la barbería de Fígaro se mira con simpatía al joven conde, y el barbero procura favorecer su amor con Rosina. La interpretación será de la Cía: Estudio Lírico de Madrid. Orquesta Filarmónica Mediterránea. EL 1 de abril subirá a escena Tosca de Giacomo Puccini. Como seguro saben en ella Cavaradossi es un pintor romano, amante de la conocida cantante Floria Tosca y de ideas revolucionarias y antimonárquicas. El barón Scarpia es el jefe de la Policía Real Romana, hombre de mala vida y de nula moral y sentimientos; desea carnalmente a Tosca y odia a los tipos como Cavaradossi. Dirección musical: Chris Nance. Orquesta Sinfónica de Pleven El 12 de mayo, Celso Albelo, el tenor emergente, que recientemente ha recibido el premio de cantante revelación por su papel de Lord Arturo en I Puritani de V. Bellini. en los premios líricos del Teatro Campoamor. Voz bella de timbre, con cuerpo, con volumen. Actuará junto a la soprano ítalo-argentina Virgina Wagner. Los precios para los abonos son de 90 euros para la zona A y de 75 euros para la zona B. Como vienen siendo habitual los que deseen pueden renovar sus abonos para lo cual el Teatro les comunicará las fechas para poder realizarlo. DIVA

13


FESTIVALES DE ÖPERA

Una crónica del rof 2010

la locura organizada UN GRUPO DE SOCIOS ESTUVO de nuevo ALLÍ

L

14

ocura organizada era como entendia Stendhal las óperas de Rossini. Fiel a este slogan es como se pude calificar el esfuerzo del Festival Rossini en Pesaro (Italia), ciudad natal del compositor, que durante las tres últimas décadas trabaja por la memoria musical y profundizar en el conocimiento de su hijo predilecto. Todo empezó en 1980. La fórmula musicología más teatro no se aplica con tanta eficiencia en ningún lugar del planeta. En todas las listas se considera al festival de Pesaro como uno de los 10 mejores del mundo, pero lo que aporta este festival es mucho más. En pocos lugares como en esta población a orillas del Adriático que no llega a los 100.000 habitantes se asiste a una ceremonia artística tan lúcida como rigurosa. Este año, el festival ha sacado del olvido dos títulos más que significativos. El primero, con el que se ha inaugurado el festival, es Sigismondo, en clave escénica hiperrealista y con un punto de locura en el tratamiento de los personajes por Michele Michieletto. Su protagonista fue sin duda una inconmensurable Daniela Barcellona, en el personaje

que da título a la ópera. Esta cantante incombustible está vinculada, afortunadamente, a este Festival. El segundo título fue Demetrio y Polibio, una ópera de juventud —comenzada a componer a los 16 años por Rossini según las investigaciones más recientes— al que Davide Livermore ha dado un enfoque teatral en clave fantasmagórica, con la colaboración de la joven Academia de Bellas Artes de Urbino, que ha supuesto en el terreno vocal la consagración definitiva en esta cátedra del belcantismo de la española María José Moreno, aplaudida con fuerza. Como contraste, el festival sacó del baúl de los recuerdos uno de los mejores montajes de su historia: La Cenerentola, de Luca Ronconi. En el foso estuvo el canadiense Yves Abel. Marianna Pizzolato estuvo inmensa como Cenerentola, y todo el reparto —Lawrence Brownlee (el que dicen es el Juan Diego Florez americano), Alex Esposito, Nicola Alaimo, Paolo Bordogna, la valenciana Cristina Faus— cantó y actuó a gran nivel, con lo que el público salió tan encantado como en las dos noches anteriores.


Una imagen de la escenografía de Willy Decker presentada en el Teatro Real

FESTIVALES DE ÖPERA

A la izquierda un momento de Demetrio y Polibio. Arriba, el montaje de Luca Ronconi de La Cenerentola. Abajo y en portada imágenes de Segismondo. Todas las fotos de estas páginas y de la portada han sido cedidas por nuestros amigos, los fotógrafos del Festival Amati/Bacciardi.

15


ELINA GARANCA POR PARTIDA DOBLE

16

Es el último album de la mezzo-soprano letona Elīna Garanča titulado Habanera, acompañada por la Orchestra Sinfonica Nazionale della Rai y el Coro Filarmonico del Regio di Torino, dirigido por Karel Mark Chichon. Después de haber realizado la ópera Carmen de Bizet en el Metropolitan Opera House de New York, la mezzo-soprano decidió hacer un album dedicado al panoráma operístico español, con grandes influencias en la zarzuela y la opereta. El album contiene arias, canciones y lieder de Barbieri, Bizet, Lehar, Balfe, Montsalvatge, Falla, Ravel, Bernstein, Gallardo, Luna, Serrano, Chapi, Del Rey y Obradors. Seguro que gustará a muchos de nuestros socios.

Y para dejar constancia de su capacidad de la misma cantante se ha editado su prestación en el Metropolitan de Nueva York. Sus compañeros de reparto son Roberto Alagna, Barbara Fritolli, Keith Miller y están dirigidos por Vannick Nezet-Seguin. La producción, como viene siendo marca de la casa es muy conservadora y fiel al libreto. La producción audiovisual incluye presentación y entrevista a los protagonistas al término de cada acto, nada menos que por René Fleming.

sobre la ópera hoy OPORTUNA EDICIÓN Cuestiones de ópera contemporánea. Metáforas de supervivencia. Editorial Gloria Collado Guevara, Madrid, 2009. Necesaria novedad editorial, por el tema y por las escasas publicaciones que se producen en nuestro país por un autor conocedor de nuestra cultura en una edición muy cuidada. Se trata de un libro de preguntas, aunque centrado en el problema de la supervivencia de la ópera en la música contemporánea. Su autor es Jorge Fernández Guerra, compositor y crítico musical, además de gestor de eventos musicales. El objetivo del libro es ambicioso y se deja claro nada más iniciarse el prólogo: “se trata de dirimir si un género que ha servido de vehículo privilegiado de expresión durante más de 400 años de la historia de Europa es hoy

una forma de mortaja a la que se viste y desviste en una muestra de impotencia cultural que sólo busca vender los restos de lo que fue expresión vital; o, por el contrario, si se dan las condiciones para que el arte lírico occidental pueda prolongar su vida artística”. Sobre este punto de partida se realiza un muy jugoso análisis, en primer lugar terminológico, del término ópera contemporánea como tal, y se va desgranando la evolución del género desde el colapso creativo de fórmulas del pasado hasta llegar a nuevos cauces expresivos. No se arredra ante el espinoso tema de la ópera española y la zarzuela y realiza un magnífico estudio del estado de la misma y sus contradicciones históricas. Donde otros pasan de puntillas él se atreve con precisión. Es consciente Fernández Guerra que “crear ópera hoy equivale a crear una cultura” con todo lo que esto significa, sobre todo que “tiene un público, pero no tiene al público”. Esa pérdida ha sido decisiva, una batalla que casi equivale a una rendición. Pero ni mucho menos invita al pesimismo su análisis, lo que hace es buscar las nuevas posibilidades eliminando prejuicios que han lastrado determinadas maneras de abordar este asunto. DIVA


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.