LOS PANCHES NUESTRO PASADO • NUESTRA HISTORIA • NUESTROS ANCESTROS
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LOS PANCHES Nuestro pasado, nuestra historia, nuestros ancestros. Investigación histórico-arqueológica texto / guión: Guillermo Ramírez Calderón Edición / diseño editorial diagramación Diego Martínez Celis [Divulgark] Ilustraciones Carlos Rojas Pérez Ⓒ ©2021 ARCHEOS S.A.S. ISBN: 978-958-49-1765-2 Agradecimiento a Niria Amparo Cubides, Profesional Social, Consorcio Conexión del Tequendama en el proceso de gestión del proyecto.
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PRESENTACIÓN Los territorios del occidente de Cundinamarca estuvieron habitados por personas diferentes a nosotros. Los indígenas que vivieron en estas tierras, hasta hace 500 años, tenían actividades cotidianas como cultivar, procesar alimentos o enterrar a sus muertos, pero elaboraban y utilizaban “cosas” muy diferentes de las que usamos hoy en día; ellos pensaban el mundo y entendían su relación con la naturaleza y con otros grupos humanos de manera diferente a la nuestra. Estas “cosas” son las que en arqueología se denominan “cultura material” , es decir, todos los artefactos fabricados por los seres humanos. Para el caso de las personas del pasado, la arqueología analiza e interpreta los vestigios de cultura material que se han conservado hasta el presente, y a partir de ellos busca reconstruir sus formas de vida, es decir, construye historia. En cumplimiento de la legislación de protección y conservación del patrimonio arqueológico de la nación, el Proyecto Terceros Carriles en Ascenso sobre la Vía Anapoima - Balsillas, ha desarrollado el respectivo Programa de Arqueología Preventiva (PAP), entre los años 2013 y 2020, el cual buscó garantizar que las obras de infraestructura no causaran impactos negativos sobre posibles contextos arqueológicos que pudieran llegar a encontrarse en el área. Este PAP contó con la aprobación del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH). Tras una fase inicial en la que el equipo de arqueología muestreó la totalidad de las áreas a intervenir, el proyecto vial contó con arqueólogos encargados de hacer un acompañamiento permanente a las actividades constructivas, garantizando así la implementación de medidas especiales de manejo arqueológico en caso de hallazgos. Con la finalización de las actividades constructivas del proyecto vial, el PAP también llega a su fin, haciéndose imprescindible la necesidad de implementar una fase de divulgación o Arqueología Pública, en la cual se socialice ante la comunidad del área de influencia del proyecto los alcances desarrollados por el PAP y el estado del patrimonio arqueológico en estos municipios del occidente de Cundinamarca.
Ph.D. Guillermo Ramírez Calderón Director del Programa de Arqueología Preventiva
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ace más de 400 años, durante el siglo XVI (1500 d.C. a 1600 d.C.), las naciones europeas se encontraban explorando el mundo por vía marítima en grandes barcos de madera capaces de soportar travesías de varios meses. Durante esta época los españoles fueron de los primeros en atravesar el Océano Atlántico y así llegaron a un continente totalmente desconocido para ellos: América. Aunque América aún no se llamaba así y el territorio en el que vivimos hoy en día no tenía los límites y nombres que tiene actualmente, múltiples grupos de personas llevaban viviendo aquí desde hace más de diez mil años y tenían una cultura, idioma, religión, costumbres y vestimentas totalmente extraños para los europeos, quienes llamaron a estas personas “indios” (porque erróneamente pensaban que le habían dado la vuelta entera al mundo y que América hacía parte de Asia), aunque el término correcto es “indígena”.
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Los primeros seres humanos que llegaron al continente americano lo hicieron hace más de veinte mil años y eran muy diferentes a los indígenas que encontraron los europeos cuando llegaron a América en el siglo XVI, es decir, llevaban viviendo en este continente muchos siglos, durante los cuales experimentaron paulatinos cambios en su cultura, en su ambiente y en su sociedad. En el transcurso de estos miles de años los pobladores americanos se diversificaron, migraron, o desaparecieron; en otros casos algunos grupos nómadas empezaron a habitar territorios que venían siendo ocupados por otros. Las culturas de estas personas también cambiaron, así como todas las actividades que mantenían entre sí y con el entorno circundante. Así, estamos seguros de que los indígenas con que se encontraron los españoles durante la conquista en el siglo XVI no eran los mismos que habían habitado estos territorios mil, dos mil o cinco mil años atrás.
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Al llegar los europeos al territorio que hoy en día es Colombia, sus montañas, selvas, ríos y costas, se encontraban habitadas por muchos grupos de indígenas diferentes entre sí. Algunos se especializaban en la orfebrería (elaboración de joyas en oro), otros fueron reconocidos por la textilería (tejido de mantas y prendas de vestir), otros se dedicaron a la pesca o a la agricultura, mientras que otros grupos eran hábiles cazadores o se dedicaban al intercambio de productos entre regiones. Cada uno de estos grupos de personas habitaba un entorno diferente y aprovechaba los recursos que le ofrecía el medio ambiente, buscando no agotarlo y conservarlo para garantizar su subsistencia y su modo de vida.
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Honda
Lanza
Lanzadera Flecha Macanas Cerbatana
Dardos
Durante esa época las personas no vivían en ciudades; sus vidas transcurrían en el campo y en pequeños poblados en los que las casas no se construían tan juntas entre sí. En esta vida más rural se conservaban los bosques en los que habitaban muchos animales y los ríos no estaban contaminados, así que los alimentos que los indígenas consumían a diario provenían de la caza en los bosques, la pesca en los ríos, los cultivos que tenían en sus campos y las frutas que cosechaban de las plantas silvestres que ellos mismos cuidaban.
Los españoles llegaron a las costas de lo que hoy es Colombia a inicios del siglo XVI y desde allí iniciaron la exploración hacia el interior del país hasta que llegaron a la sabana de Bogotá, donde establecieron su centro de control del territorio. El nombre de Colombia aún no existía, y mucho menos sus límites y fronteras; los españoles solo encontraron una gran cantidad de espacios en los que muchos grupos indígenas habitaban y tenían sus asentamientos. Cada uno de estos grupos indígenas vivía en un paisaje diferente con recursos también diferentes y territorios bien establecidos. Algunos de estos grupos indígenas intercambiaban recursos que eran escasos
Armas indígenas
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en otros territorios, otros grupos estaban en conflicto y entablaban batallas, otros tenían algún parentesco entre sí, pero se distribuían el territorio para cada uno obtener el recurso que necesitaban; otros grupos incluso viajaban por territorios poco poblados recolectando los recursos que el medio ambiente les ofrecía cargando a diario con todo lo que necesitaban para vivir y sin residencia fija. Los españoles buscaron controlar rápidamente a los indígenas y a los territorios que ellos ocupaban, pues su principal interés era apoderarse de todos los recursos. Algunos grupos indígenas permitieron que los españoles se quedaran y se llevaran lo que quisieran para la Corona Española al otro lado del océano, pero la mayoría de los indígenas resistieron y se defendieron de los españoles en un conflicto que implicó enfrentarse a las armas españolas superiores, lo que finalmente conllevó a la derrota de los indígenas. Además de lo anterior, los españoles esclavizaron y exiliaron a los sobrevivientes y, sin saberlo trajeron consigo enfermedades como la viruela, para las que los indígenas no estaban preparados físicamente, lo cual acabó con la mayoría de la población restante.
Gérmenes y enfermedades Arma de fuego Espada de hierro
Armadura
Armas europeas
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Mar Caribe
Volviendo al grupo de españoles que se asentaron en la sabana de Bogotá y al territorio del actual departamento de Cundinamarca, en el año de 1537 iniciaron varias campañas de exploración hacia el occidente del territorio, buscando llegar hasta el valle del río Magdalena para buscar algunas minas de oro de las cuales se tenía noticia en la época y que estarían del otro lado del río, en la cordillera central. Expediciones a cargo de Hernán Pérez de Quesada encontraron que el valle del río Magdalena se encontraba habitado por varios grupos de indígenas que compartían una misma lengua (familia lingüística karib).
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Río Magdalen
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COLOMBIA
Cordillera central Cordillera oriental
Océano Pacífico
Bogotá PANCHES
COLIMAS
Marquita Asconá Curubai Hondama Caripi Nimaima Sirirguá Mirpe Niguatepa Calamoima Nocaima Abea Bulundaima Parrí Brima Chaguaní Sasaima Anaima Mátima Bituima Motaima Sacapas Siquima MUISCAS
PANCHES
Río Magda
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PANTÁGORAS
PIJAOS
Cotoyá Ambalema Cotoyá Pantagora
GUACANÁ Anolaima Cachipai Tena Síquima Viejo Lachimi
Oro Algodón
PANCHES
Guaguas IBAGUÉ Chipalo Cucuima COMBEIMA
PIJAOS
Bilcaima Lumbí
Doima
Doima CalanomaNuevo Chipaima
Tocarema Anapoima Tequendama Guataquí Chipo Tocaima Coloya Calandaima
Tibacuy Guacanaima Patí GUACANA
SUTAGAOS
Territorio con parcialidades o segmentos panches 10
Plumas
Frutas
Aunque cada uno de estos grupos ocupaba un territorio específico con límites bien definidos y en muchos casos eran enemigos entre sí, compartían una filiación biológica, es decir eran descendientes de un mismo tronco genético ancestral. Todos estos grupos karib (o caribe) provenían de las costas e islas del mar Caribe y de la región de las Antillas y aproximadamente durante los primeros siglos de nuestra era iniciaron una migración para explorar y conquistar nuevos territorios al interior del continente ingresando por los cursos de los principales ríos, como el Magdalena, al cual llegaron aproximadamente en el siglo VIII. Para el siglo XVI, la ocupación de los karib en el valle del Magdalena había controlado tierras montañosas a ambos lados del río y en general, mantenían relaciones de conflicto y/o de intercambio con los otros grupos indígenas de la región que ocupaban las montañas más elevadas (como los muiscas del altiplano cundiboyacense). Para el valle medio del Magdalena, los españoles Intercambio de productos encontraron diversas entre panches y muiscas “parcialidades” o grupos karib como pijaos, panches, pantágoras, MUISCAS tapaces, y otros.
Las parcialidades panches establecieron una relación muy estrecha con su entorno y los recursos que les ofrecía el medio ambiente. Entendieron que el cuidado de la naturaleza y el mantener un equilibrio entre la población humana y el consumo de los recursos (homeostasis) era de vital importancia para la subsistencia de su cultura. Por esto valoraban mucho los productos de sus bosques y ríos: en temporada de subienda se desplazaban a la zona del río Magdalena y sus afluentes para realizar actividades de pesca comunitaria; sus bosques fueron fuente de animales para caza y de frutos silvestres; sus campos de cultivo aprovecharon la diversidad de climas para producir abundantes frutas y verduras.
Venado de cola blanca. Ryan Jagerty, Wikimedia commons.
Sal
Pez nicuro. Universidad Católica de Oriente, Wikimedia commons.
Tejidos
Guama. Koffer, Wikimedia commons.
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Museo del Oro, Bogotá.
Específicamente para el occidente de Cundinamarca, las investigaciones que se han desarrollado en la zona han permitido saber que los grupos que se encontraban ocupando estos espacios fueron los panches, un grupo étnico que a su vez estaba compuesto por una serie de segmentos, establecidos en espacios bien delimitados del territorio. ¿Cómo hemos podido investigar y reconstruir muchos aspectos de la vida de los panches, si ellos han desaparecido en la actualidad? Por medio de disciplinas como la arqueología, la toponimia y la historia, los investigadores del pasado han logrado recuperar valiosa información sobre las formas de vida de estas personas y reconstruir hasta cierto punto cómo era su cotidianidad hace más de 500 años.
Para comprender el pasado la arqueología se basa en el estudio de gran diversidad de objetos, como esta pieza cerámica que fue hallada en el Tolima y que se caracterizan como de “estilo Arrancaplumas”.
El estudio del pasado también investiga fuentes escritas. Aunque no se cuenta con evidencia de que los indígenas hubieran manejado un sistema escrito como el nuestro, los conquistadores europeos del siglo XVI contaban en sus expediciones con personas dedicadas estrictamente a documentar, dibujar y escribir todo lo que veían a su paso; estas personas se Diego Martínez Celis, 2019
Las labores de excavación suelen ser exhaustivas y requieren hacerse con mucha dedicación y detalle.
La Arqueología es la ciencia que investiga los objetos que elaboraron y utilizaron los seres humanos en el pasado y que se han conservado hasta la actualidad en asociación con un contexto biológico o paisajístico, a estos objetos los arqueólogos le llaman “cultura material” y al lugar en que se encuentran lo denominan “contexto arqueológico”. Así, los arqueólogos que han investigado la cultura panche, trabajan con las vasijas en cerámica (ollas de barro) en que los indígenas preparaban sus alimentos, las tumbas en las que depositaron a sus muertos y hasta los huesos y dientes de los mismos, entre otros vestigios arqueológicos.
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denominaron Cronistas de Indias y su función consistía en escribir todo lo que pudieran sobre lo que pasaba a su alrededor. Como se encontraban en territorios totalmente nuevos, casi todo llamaba su atención, pues ni las plantas ni los animales ni las personas que vivían en América eran conocidas en Europa hasta ese momento. Aunque estos cronistas escribían todo según su parecer y desde su propio punto de vista, consignaron mucha información sobre los grupos indígenas, sus costumbres, sus tradiciones, su apariencia física e incluso las formas en que resistieron la invasión europea. La rama de la historia que estudia los documentos escritos sobre grupos humanos de los cuales no se conserva escritura se denomina Etnohistoria y busca extraer de estos documentos subjetivos la mayor cantidad de información sobre las culturas que hoy en día ya no existen. Otra línea de investigación que ha aportado valiosa información en el estudio de la ocupación del territorio en el pasado es la Toponimia (o el análisis de los nombres de los lugares). La mayoría de las poblaciones actuales del occidente de Cundinamarca fueron establecidas por los españoles en los mismos sitios en los que se encontraban los poblados indígenas de los segmentos panches y se han mantenido en esos lugares hasta la actualidad; por esta razón no es coincidencia que muchos nombres de lugares actuales conserven la terminación ima o aima (que era el vocablo karib para designar un grupo de gente y su territorio), como por ejemplo Tocaima, Anapoima y Anolaima, entre muchos otros.
Fray Pedro Simón. Óleo de Francisco A. Cano, 1941
Los cronistas, como fray Pedro Simón fueron, en su mayoría, clérigos que venian a América con la misión de evangelizar a los indígenas, y para lograrlo se requería conocerlos bien. Por ello se dedicaron a estudiar sus costumbres y a consignar su idioma en compendios o “gramáticas”, como esta dedicada a la lengua de los “mosca” o muiscas.
Así, los investigadores del pasado han logrado esclarecer que los panches correspondían a una parcialidad karib compuesta por una serie de segmentos con líderes que se escogían entre la población en momentos cruciales de la vida de la comunidad y que llevaban el mismo nombre de su territorio y de su segmento. Estos segmentos tenían una tradición guerrera y mantenían constantes enfrentamientos con otros segmentos panches y con otros grupos indígenas de la región, lo que les permitió estar bien entrenados a la hora de hacer frente a la conquista española y resistir la invasión durante el siglo XVI. Los panches tenían sus poblados en las partes más montañosas de sus territorios y alternaban sus prácticas agrícolas con la recolección de frutas silvestres en los abundantes bosques y aunque vivían allí la mayoría del año, durante algunas épocas en que se hacían muy abundantes algunos recursos, viajaban hasta otros lugares para obtenerlos (como al río Magdalena a pescar durante la época de la subienda anual). Físicamente los panches acostumbraban a adornar sus cuerpos con tatuajes y pinturas corporales, joyas en su rostro y practicaban algo que los antropólogos biológicos denominan “deformación craneal”, que consistía en modificar las formas de sus cabezas durante los primeros años de vida. Estas prácticas se hacían con fines estéticos
Portada de la Gramática en la lengua mosca. Fray Bernardo de Lugo, 1619.
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y en la cultura panche estaban tan bien vistos como los adornos corporales y la vestimenta que usamos hoy en día. Los panches (al igual que otras parcialidades karib) tenían unas prácticas funerarias bien particulares: cuando una persona moría, disponían sus restos en una urna cerámica, la cual decoraban de manera muy especial con técnicas de pintura y moldeado, para luego ser enterrada en lugares sagrados de su territorio. Estos cementerios panches se localizaban en los lugares de asentamiento de cada segmento y eran un marcador territorial importante del grupo.
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Otro elemento de cultura material característico de los panches fue su producción alfarera. Para esta cultura, todos los recipientes para cocinar, almacenar, transportar y consumir alimentos y otros productos eran elaborados en cerámica (arcilla cocida). Esta cerámica se elaboraba con técnicas decorativas muy particulares que eran diferentes a las desarrolladas por otros grupos indígenas, por lo que los arqueólogos identifican la presencia de este tipo de vestigios en ciertos lugares como evidencia de la ocupación de los panches en dichos territorios. Muchos de estos elementos de cultura material se han conservado en los contextos arqueológicos hasta la actualidad y el trabajo de los arqueólogos ha permitido analizarlos y obtener importante información sobre la vida de los panches. Así, se ha podido esclarecer que la sociedad panche se dividía en segmentos (pequeñas aldeas con un líder independiente) y que, aunque muchas veces estaban en conflicto entre sí, se unían temporalmente para enfrentar un enemigo común como los muiscas o la invasión europea en el siglo XVI, sin que hubiera un líder supremo que tuviera autoridad sobre todos los segmentos.
CORTE DE UNA TUMBA
Urna funeraia
Interior con restos óseos
Pozo Cámara Urnas 15
Hoy en día también se ha identificado que, aunque habían tradiciones comunes a todos los panches, como el entierro de sus difuntos en urnas funerarias, cada segmento decoraba sus urnas de manera muy diferente: algunos moldeaban las tapas, otros decoraban las urnas con pintura y otros combinaban las dos técnicas. El estudio de estos tipos de decoración y su distribución en el territorio permite ubicar y delimitar los espacios en los que habitó cada segmento. Fragmento de urna funerria Colección ICANH-
Por todas estas razones, son muy importantes las investigaciones que arqueólogos e historiadores realizan en los territorios ancestrales del occidente de Cundinamarca para seguir reconstruyendo las formas de vida de la cultura panche.
Diferentes tipos de urnas funerarias de la zona Panche
Museo Universidad del Tolima
Museo Universidad del Tolima
Urna funaria semiglobular con representación antropomorfa y decoración en pintura policroma.
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Museo del Oro, Bogotá
Hoy, a más de 400 años de la desaparición de los panches, se siguen conservando vestigios de su presencia en la zona. En muchos municipios se encuentran petroglifos (rocas con grabados), fragmentos de cerámica, tumbas con restos óseos en urnas, hachas de piedra y hasta los instrumentos que utilizaban para hilar el algodón para hacer textiles. Cada uno de estos elementos es una línea de evidencia que permite a los investigadores del pasado saber más sobre la cultura panche y brindarnos esa información para que entendamos como eran las vidas de estas personas; estas evidencias aportan mucha más información cuando los arqueólogos las encuentran en su contexto inalterado, por eso es importante no extraerlas y dejar su estudio en manos de profesionales.
Al morir una persona su cuerpo era enterrado y, tiempo después, sus restos se desenterrraban y depositaban en recipientes cerámicos o urnas. A este proceso se le denomina enterramiento secundario. Cada urna fue elaborada y decorada de manera especial para cada persona, por ello ninguna es igual a otra y cada una brinda información sobre la forma de vida del difunto, su posición en la sociedad y sobre la cultura de los panches en general.
Ojos cerrados Tapa de la urna
Borde del rostro Nariguera ¿Pintura facial?
Museo Universidad del Tolima
Fondo de Promoción de la Cultura, 1992
Museo Universidad del Tolima
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Sitios con arte rupestre o petroglifos de la zona Panche
Cachipay
Motivos rupestres “antropozoomofos”
Anolaima Guataquí
Guataquí
Manifestaciones rupestres
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Son aquellas marcas o dibujos que han sido tallados o pintados sobre las rocas por los antiguos grupos indígenas. También se conocen como “petroglifos”, y son evidencia de su pensamiento y formas de expresión y comunicación. A pesar de ser de piedra son muy frágiles y deben protegerse evitando cualquier alteración.
Objetos arqueológicos o cultura material de la zona Panche
Fragmentos cerámicos
Volante de huso
Buril
Hacha
Recipiente Hacha
Patrimonio Arqueológico Los objetos y sitios que contienen evidencias del pasado, y que se pueden estudiar por métodos arqueológicos, se consideran parte de nuestro patrimonio cultural; es decir, aquella herencia que hemos recibido de nuestros ancestros y que nos permite reconstruir nuestra historia e identificarnos como parte de una misma comunidad, municipio, región o país. Por tal razón, estos objetos no le pertenecen a ninguna persona en particular, sino a toda la nación, y no pueden ser comprados ni vendidos, sino que deben ser protegidos y conservados para que sean apreciados por las futuras generaciones.
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¿QUÉ HACER ANTE EL HALLAZGO DE CUALQUIER VESTIGIO ARQUEOLÓGICO? Los arqueólogos dedican su vida e investigaciones al estudio del pasado, por ello son profesionales idóneos para manipular, proteger y conservar los vestigios arqueológicos. Estos vestigios de cultura material son elementos frágiles de un gran valor histórico y cultural, que encierran en sí y en sus contextos una amplia información de las personas del pasado. Los panches son nuestros ancestros, y nuestra historia, por esto, cuando se destruyen o alteran los contextos arqueológicos, la información de estas personas se pierde para siempre. En Colombia, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH y los profesionales con licencia de intervención de patrimonio arquelógico, son los encargados de proteger estos elementos y adelantar las investigaciones necesarias para reconstruir el pasado de todos los colombianos. En caso de cualquier hallazgo arqueológico, es importante no intervenirlo de ninguna manera y reportar lo más pronto posible al mismo ICANH o al arqueólogo que adelante programas de arqueología preventiva en el municipio.
CONTACTO • Arqueólogo Guillermo Ramírez / Programa de Arqueología Preventiva Proyecto Terceros Carriles en Ascenso sobre la Vía Anapoima – Balsillas Cel.: 3112868025 / Email: archeos@gmail.com • Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH Página web: https://www.icanh.gov.co Email: contactenos@icanh.gov.co Tel: (571) 4440544 Extensiones 122 / 114 / 123 / 147 Dirección: Calle 12 No. 2-41 Bogotá, D.C.
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os territorios del occidente de Cundinamarca estuvieron habitados por personas diferentes a nosotros. Los indígenas panches que vivieron en estas tierras, hasta hace 500 años, tenían actividades cotidianas como cultivar, procesar alimentos o enterrar a sus muertos, pero elaboraban y utilizaban “cosas” muy diferentes de las que usamos hoy en día; ellos pensaban el mundo y entendían su relación con la naturaleza y con otros grupos humanos de manera diferente a la nuestra. Estas “cosas” son las que en arqueología se denominan “cultura material” , es decir, todos los artefactos fabricados por los seres humanos. Para el caso de las personas del pasado, la arqueología analiza e interpreta los vestigios de cultura material que se han conservado hasta el presente, y a partir de ellos busca reconstruir sus formas de vida, es decir, construye historia.