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La Colonia en Gachantivá
La principal fuente de datos para comprender la historia de Gachantivá durante la Colonia la constituyen los documentos escritos que aún se conservan en archivos como el General de la Nación en Bogotá (AGN), el Histórico de Tunja o en su misma Parroquia, entre otros. A la fecha no son muchas las investigaciones que se han enfocado en escudriñar sobre este periodo histórico en el territorio, y en especial en encarar la exigente labor de buscar, leer, interpretar y transcibir las complicadas caligrafías (pelografía) de los múltiples documentos en que, desde finales del siglo XVI, se consignaron visitas, censos, demandas o pleitos que fueron el pan de cada día de la vida colonial. Por esta razón son aún muchas las sombras que se ciernen sobre su conocimiento, pero a partir de algunos datos someros es posible vislumbrar algunas luces.
Si bien, la historia de Gachantivá está ligada a la de sus pueblos vecinos, y en general a la del Alto Ricaurte, desde luego cuenta con sus particularidades. De acuerdo con nuestra indagación, el documento más antiguo en que se hace mención a Gachantivá data de 1595, en el cual se le refiere a propósito de un pleito por adjudicación de tierras entre los caciques de Suta, Saquencipá y Monquirá. Para 1604 se tiene noticia de la existencia de un resguardo de indios y de una encomienda a cargo de Gonzalo de Vega, y se le denomina parroquia. Para 1617 los documentos se refieren a las poblaciones de Gachantivá y Turca de manera conjunta y pertenecientes al partido de Vélez (no de Tunja). También se sabe que para 1618 existía una hacienda llamada “Igua”, que era propiedad del cura Melchor Ramírez Figueredo –que muy probablemente se localizaba en las veredas que hoy llevan el mismo nombre–, y que para 1777 se solicitó una licencia para laborar las minas de cobre en el sitio que llamaban “Atillo”.
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Las agregaciones o desagregaciones de los pueblos también fueron muy comunes. Estas se daban luego de la inspección de los visitadores, quienes en cada pueblo indagaban por el número de indios, discriminando los útiles o que tributaban (generalmente hombres de entre 17 y 60 años), los reservados (exentos de tributo por invalidez, vejez o por tener un cargo honorífico) y la chusma (el resto), y averiguaban por el trato que les daban sus encomenderos, el estado de la doctrina y adjudicaban o confirmaban los resguardos, entre otros menesteres. Para 1638 se registró la agregación de Turca (que ya estaba unida con Sorocotá) a la doctrina de Gachantivá, y para la década de 1750 se le agregaron los indios de Sutamarchán. Al comparar estos censos se hacia evidente la movilidad, disminución, o transformación de la población, por ejemplo para 1635 Gachantivá contaba con 262 indios y para 1757 solo habían 148, de los cuales apenas 20 tributaban, y en cambio la población blanca ascendia a 139. Para 1778, quizás luego de algunas agregaciones, la población de indios ascendió a 200, de los cuales 57 eran tributarios. Esta tendencia de reducción de la población indígena y del crecimiento de la blanca y mestiza llevó a la extinción del pueblo de indios y del resguardo a mediados del siglo XIX.
Documentos de archivo,
que consignan el censo de una de las visitas efectuadas a Gachantivá durante el siglo XVII.
Archivo General de la Nación.
“Piedra del castigo”, rollo o picota en la plaza
de Gachantivá, que estuvo instalada originalmente en la plaza del pueblo de indios y servía como sitio de exhibición, tortura y escarnio público a los