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OFF THE RECORD – JUHEUN
from DJ Mag Es #133
Juheun
¿Cuándo fue tu última mentira y por qué? Soy escorpio, ¡nosotros no mentimos! (risas)
¿Eso que siempre quisiste que te preguntaran pero nadie te ha preguntado? Debe ser algo relacionado con los años que pasé trabajando como promotor de raves aquí en Phoenix. Tengo historias bastante locas de aquellos tiempos que pasé organizando fiestas a mediados de la década del 2000. Si alguien me preguntara… ¡seguro que daría mucho de qué hablar!
Si se hiciera una estatua de ti mismo en tu ciudad natal, ¿en qué pose te gustaría que fuera? Tendría que echarlo a suertes para decidirme entre una postura de b-boy de los 80 y una pose en la que estuviera fumando un porro o un blunt.
¿Qué es lo último que haces antes de acostarte? Después de un largo día trabajando en el estudio, viajando o pinchando en algún espectáculo, siempre termino el día con un buen porro, ¡para qué negarlo!
El momento más vergonzoso de tu vida... ¡Uff! he tenido muchos de estos… (risas). Recuerdo una vez que estaba en México, en el BPM Festival con Octopus (esta fue una de las primeras veces que viajé con el sello y toqué en BPM). Uno de los días salimos a hacer turismo y a comer algo, y nos paramos a almorzar en un restaurante. Estábamos sentamos fuera en la terraza y recuerdo como si fuera ayer coger la botella de salsa picante que estaba en la mesa, muy caliente al tacto porque el sol la había estado calentando todo el día. Nadie más en la mesa se sirvió, yo fui el único que tuvo esa maravillosa idea… Más tarde, esa misma noche habíamos quedado para salir a cenar con otros artistas. Antes de irnos decidimos tomar algunos tragos de mezcal y recuerdo concretamente un gran shot que tomé, más largo de lo normal. Error número 2. Cuando salimos camino al coche, estaba lloviendo a cántaros y estaba muy oscuro, literalmente no podías ver nada a 1’50m del coche. Aproximadamente a los 10 minutos de ponernos en marcha, comencé a sentir un poco de náuseas. Al principio pensé que tal vez era solo la humedad, así que abrí un poco la ventana. Poco después sentí que necesitaba vomitar inmediatamente. Avisé a los conductores con un par de palmadas suaves en los hombros para que detuvieran el coche. Finalmente, nos paramos en un parking vacío y por entonces la lluvia caía todavía más fuerte. Salí corriendo del coche hacia unos grandes contenedores de basura, y comencé a vomitar como si un demonio estuviera intentando salir de mi cuerpo. Fue terrible y, además, de pronto estaba empapado de pies a cabeza por la lluvia. Habíamos conducido demasiado lejos para dar la vuelta, y no quería que todos tuvieran que regresar por mi culpa, así que terminé acostado en el asiento trasero del coche mientras todos los demás entraban y cenaban. Me sentía medio muerto y tenía que abrir la puerta del coche de vez en cuando para vomitar. A día de hoy, todavía no sé si fue la salsa picante o el mezcal, pero desde luego no hace falta decir que no fue mi mejor momento (risas).