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CATERINA BARBIERI
from DJ Mag ES #139
Autora: Helena Bricio Fotos Caterina: Furmaan Ahmed
La trayectoria musical de la compositora italiana Caterina Barbieri no es ajena a su infancia. Viniendo de una familia donde la música siempre estuvo presente, descubrir los sonidos noise y los subgéneros más experimentales del metal le llevó a interesarse por los sonidos electrónicos y a estudiarlos en profundidad.
Sus estudios en música electrónica se consolidaron en el Elektronmusikstudion de Suecia, donde se enamoró del sintetizador Buchla y allí empezó a componer sus primeras obras centradas en este instrumento, como su primer álbum, “Vertical”. En este trabajo publicado en 2014 desdibujó los límites entre el drone, el minimalismo y el techno, investigando el potencial polifónico y polirrítmico de los secuenciadores. También compuso una colección de piezas electroacústicas para el Buchla 200, para violonchelo y voz entre 2014 y 2015 que dieron como resultado otro de sus trabajos aclamados por la crítica, “Born Again In The Voltage”.
Con su segundo álbum de larga duración, “Patterns Of Consciousness”, se consolidó dentro de una nueva generación de compositoras pioneras en música electrónica contemporánea y dio pie a que en 2019 aterrizase en el sello Editions Mego, donde publicó su tercer álbum, “Ecstatic Computation”. Esta obra gira en torno al uso creativo de técnicas de secuenciación complejas y operaciones basadas en patrones para explorar los artefactos de la percepción humana y los procesos de memoria. Dentro de en este álbum se incluía el tema “Fantas”, que después reinterpretaron ocho artistas distintos como Kara Lis Coverdale, Kali Malone o Bendik Giske, dando como resultado el álbum “Fantas Variations”.
El año pasado fundó light-years, su nuevo sello y plataforma musical que se inauguraba con el tema “Knot of Spirit”, producido junto a Lyra Pramuk. El sello se ha convertido en el hogar de su último trabajo de larga duración y el más distinto hasta la fecha, “Spirit Exit”, publicado en julio de este año y definido como una máquina del tiempo para Caterina Barbieri, compuesta por un sintetizador modular que ella considera un oráculo mecánico.
Con motivo del lanzamiento de su último álbum y en medio de una gira que ha incluido actuaciones en Ephemera Festival de Polonia, Lost Music Festival de Italia o Primavera Sound Barcelona, Caterina Barbieri nos concede un espacio en su apretada agenda para hablar de su trayectoria, de “Spirit Exit” y de sus próximas fechas.
¡Hola Caterina! Es un placer para mí poder hablar contigo, ¿dónde te encuentras ahora mismo?
Estoy justo ahora en Lituania, ayer por la noche toqué en el AUDRA Festival así que estoy en el hotel, ya sabes, esperando a volver a salir (risas). Lo disfruté mucho, era una ubicación súper especial, en un aparcamiento de taxis de la época soviética. La arquitectura del sitio era súper bonita, es como una espiral circular de 40 metros de altura en la que yo estaba en medio de la estructura cilíndrica tocando y el público alrededor mirando hacia abajo como si fuesen balcones, una pasada.
Para quienes todavía no te conozcan y para conocerte un poco mejor, me gustaría que me contases un poco cómo descubriste la música y cómo surge tu amor por ella.
Empecé a estudiar guitarra clásica cuando tenía 11 años, pero crecí en una familia en la que la música siempre me ha rodeado. Mi padre toca el saxofón y mi abuela era una cantante de ópera italiana, así que tengo muy buenos recuerdos de ella cantando esta música tan sentimental y emotiva al piano. Creo que por eso empecé a identificar la música con esos momentos de alegría en mi familia cuando era muy pequeña.
Después, siendo ya adolescente, empecé a tocar la guitarra clásica en el conservatorio y también me empecé a interesar por los sonidos raros y la música contemporánea y vanguardista, lo que era un poco raro porque mis compañeros del conservatorio no es que estuvieses muy interesados en esa música tan “rara” (risas). Empecé a escucha muchísima música electrónica cuando era adolescente y empecé a tocar la guitarra eléctrica, así que durante estos años entré en un periodo un poco esquizofrénico y bipolar porque mientras estudiaba guitarra clásica ocho horas al día, pasaba a escuchar música noise altísima (risas) o distintos subgéneros del metal que eran un poco más abstractos, computer music…
Así fue como empecé a adentrarme más dentro de los sonidos electrónicos y entonces decidí estudiar música electrónica e hice un Erasmus en Estocolmo (Suecia). Allí descubrí los sintetizadores analógicos porque había una colección enorme de sintetizadores modulares en el estudio musical de la escuela, y me enamoré por completo del Buchla, que es un sintetizador modular analógico de los 70. Ahí fue cuando empecé a componer mi propia música, mi primer álbum, “Vertical”, producido con Buchla y mi voz. Sin embargo, además del lado práctico, también te has interesado por el lado más teórico y social de la música. ¿Qué motivaciones había detrás de estudiar la etnomusicología indostaní?
Mientras hacía mi Bachelor en música electrónica estudié a la vez literatura y filosofía en la Facultad de Humanidades y Filosofía de Bolonia y me especialicé en etnomusicología. Hice una tesis sobre la relación entre la estética del minimalismo americano y música indostaní, que es básicamente la música clásica del norte de India. Artistas pioneros del minimalismo americano como Terry Riley, Philip Glass o La Monte Young estudiaron música indostaní también y al estar tan interesada en el minimalismo decidí ver las conexiones entre estos dos tipos de música y cómo se relacionan entre sí… ¡Pero esto pasó hace muchos años! Desafortunadamente todavía no he podido experimentar una actuación de música indostaní en directo y me encantaría viajar en algún momento a esta parte de India.
Este año hemos podido ver cómo el festival Terraforma de Italia programaba para su publicación bianual una entrevista que le hiciste a Suzanne Cianni. Me veo en la obligación de preguntarte acerca de cómo ha sido para ti, como pionera de esta generación, compartir ese espaciotiempo con otra pionera del Buchla.
Para mí fue increíble, pude conocerla en 2014 la primera vez porque vino a Milán a tocar y yo hacía de telonera para ella, pero en aquel momento yo estaba prácticamente empezando a hacer música. Nos conocimos y mantuvimos el contacto desde entonces porque ella tiene también orígenes italianos y familia viviendo en Italia y teníamos mucho de qué hablar, para mí ha sido una inspiración enorme.
La admiro muchísimo… ¡Su fortaleza! Ella es como una fuerza de la naturaleza, sus actuaciones son alucinantes y para mí fue maravilloso poder hablar con ella. Su trabajo ha sido reconocido demasiado tarde y por fin está consiguiendo todo el reconocimiento que merece. Empezó haciendo música en una época muy distinta a esta y eso hace que tenga muchas historias interesantes que contar sobre cómo la música electrónica ha cambiado, el equilibrio de género… Es una auténtica pionera en todo esto.
Además, me fascina el enfoque sensual que tiene hacia la música, la forma que tiene de tocar el Buchla es super lúdica. El instrumento se convierte por completo en una extensión de su propio cuerpo. Tiene una gestualidad física alrededor del instrumento que parece una coreografía y para mí es super inspirador porque intento mantener un enfoque similar con mis instrumentos cuando actúo en directo. Para mí los sintetizadores modulares son una extensión de mi cuerpo y tengo esta especie de relación simbiótica con los instrumentos.
Así que, si analizásemos tu proceso creativo, ¿podríamos decir que esta relación simbiótica forma parte de él?
Si, completamente. Tengo una relación muy íntima con la tecnología que uso y las máquinas que utilizo. Es prácticamente como una relación espiritual en cierto modo. Para mí las máquinas son como oráculos: pasas tiempo con ellas, les haces preguntas, las cuestionas, te responden… Y sobre todo se trata de hacerles buenas preguntas (risas) para conseguir que te devuelvan buenas respuestas y así ir poco a poco construyendo tu proceso creativo a partir de ellas.
Pero es una relación muy activa. Tendemos a pensar que la tecnología es completamente pasiva y que tenemos el poder para imponer una idea a la tecnología, como puede pasar con las nuevas tecnologías. Sin embargo, con los sintetizadores modulares, gran parte de lo que ocurre con ellos se escapa de tu control. Son como bestias salvajes que hay que domarlas y dominarlas en ese caos total que sucede. Tienes que aprender a gestionar el caos de las máquinas y esto me inspira muchísimo, es un poco como la vida misma. La vida es caos y es demasiado hermoso para ser domado o controlado. Es toda una experiencia de aprendizaje tocar estos instrumentos.
Tuve el placer de verte tocar en el TodaysArt Festival de 2018 y desde entonces el mundo en general ha cambiado demasiado. ¿Consideras que tus actuaciones en directo también han cambiado en estos últimos años?
No demasiado, pero hacer música durante la pandemia fue súper diferente y el nuevo álbum que he publicado, “Spirit Exit”, fue compuesto durante la pandemia. Es la primera vez en mi vida que compongo un álbum en el estudio, sin actuar en directo. Compuse mis álbumes anteriores mientras actuaba, esa música nacía del directo, de ese proceso de intercambio con el público, de esa retroalimentación de las actuaciones. Pero esta vez ha sido muy distinto porque he compuesto todo en el estudio.
He tenido más tiempo para hacer los arreglos, meter más capas sonoras… La música tiene muchos más arreglos que en mis trabajos previos. Hay muchos más instrumentos, no solamente sintetizadores modulares, pero claro, eso hace que sea muy difícil llevar este álbum al contexto del directo. No fue concebido para hacerse en directo sino para producirse en el estudio. Así que sí, (risas) estoy teniendo algunas dificultades para llevarlo al directo porque por primera vez tengo que adaptar el álbum al directo y en los anteriores era el directo el punto de partida.
Si nos damos una vuelta por tus anteriores trabajos como “Patterns of Consciousness”, “Ecstatic Computation” o incluso las colaboraciones de “Fantas Variations”, pertenecen a ese mundo minimalista que sigue una línea de producción similar. Sin embargo, cuando escuchamos “Spirit Exit”, vemos que es completamente distinto. No sé si será mi percepción, pero su narrativa parece sugerir una especie de liberación. Cuando los artistas se liberan musicalmente, normalmente suelen reducir las capas de sonido, suelen limpiar la instrumentación de las piezas y apuestan por menos elementos sónicos. En tu caso siento que ha sido todo lo contrario, en este último trabajo hay muchos más elementos, más arreglos, más texturas… ¿Ha sido el minimalismo para ti como un nudo del que te estás liberando?
De algún modo sí, tienes razón. Este álbum para mí ha sido muy liberador porque es mucho más generoso en general. Es mucho más generoso con los elementos sónicos: hay más timbres, más texturas, más colores… Siento que ha sido un proceso natural para mí porque terminé un poco cansada y aburrida de mi propio set-up. Sentía que había llegado a mi límite creativo y tenía el deseo de expandir mi mundo sónico.
Pero, aun así, diría que el alma minimalista sigue ahí (risas). Es el corazón de mi trabajo. Este álbum lo empecé con el sintetizador modular, programando los patrones con mi secuenciador. La técnica de composición minimalista sigue siendo el núcleo de este trabajo a pesar de que el resultado general es maximalista. Así que sí, ha sido una liberación en cierto modo para mí, necesitaba expandirme. Aunque el enfoque que utilizo para empezar a componer sigue siendo minimalista, sigo escribiendo todos los patrones manualmente en el secuenciador y después voy construyendo desde ahí.
Es muy positivo poder ver las distintas caras del prisma de un artista, poder ver cómo cambia su percepción musical o su manera de componer. Como oyente es enriquecedor poder ver que un artista desea probar cosas nuevas, experimentar con sonidos distintos y ver cómo su creatividad se desarrolla desde ahí. Así que enhorabuena por el riesgo que puede suponer este enfoque.
El arte es también libertad, tu público puede tener las expectativas sobre ciertas cosas en concreto o ideas preconcebidas sobre tu propia creatividad. Creo que es importante para un o una artista ser siempre fiel y real consigo mismo y vivir el momento real y expresarlo. Así que estoy totalmente de acuerdo, es importante recordar de vez en cuando que eres libre de hacerlo (risas).
“Virgo Rebellion” fue uno de tus primeros temas que llegó a mis manos. ¿Qué relación tienes con el zodiaco?
(Risas) No es que sea una experta en astrología, teniendo en cuenta que estoy rodeada de amigos que saben muchísimo de ello. Algunos de mis amigos músicos son fanáticos totales de la astrología, así que me cuentan un montón de cosas sobre los signos, etc. Este tipo de conversaciones salen una y otra vez en mi vida con naturalidad y yo soy virgo y tengo un montón de amigos que son virgo también. Es una locura porque estoy completamente rodeada de virgos (risas). Para ese tema decidí usar ese título porque lo compuse en 2016 y es un tema muy melódico y sentía que también era una liberación para mí, como una rebelión a esa mentalidad estricta que supuestamente tienen los virgo: muy perfeccionistas, precisos, muy idealistas y con esa mentalidad un poco rígida algunas veces. Yo también tengo en mi práctica musical algunas reglas que a veces son un poco agobiantes y sentía que ese tema estaba yendo en una dirección diferente, era un tema muy espontáneo así que decidí usar ese título justo por eso. Me resulta gracioso que justo me preguntes sobre este tema porque nunca lo había tocado en directo, pero últimamente he vuelto a escucharlo de nuevo y en el nuevo espectáculo lo he incluido, independientemente de que no pertenezca al nuevo álbum, qué gracia que justo me preguntes por él.
El tema se incluyó en el primer recopilatorio de Stroboscopic Artefacts y es uno de tus temas que más veces se ha pinchado y se ha escuchado dentro de la escena techno. ¿Cómo fue para ti trabajar con un sello como Stroboscopic Artefacts que tiene un enfoque totalmente distinto a Editions Mego u otros sellos con los que has trabajado? ¿Cómo surgió esta colaboración?
Sí, totalmente, el tema está dentro del mundo techno y aunque mi música obviamente no sea techno, tengo muchas conexiones con este mundo. He actuado en muchos clubs y aunque no use una percusión o beats en mis temas (aunque hay un tema en el nuevo álbum que tiene beats por primera vez) mi música se relaciona con patrones rápidos y con patrones cinemáticos. Hay movimiento en ella. Por eso la gente me contacta para remezclar mis temas, para añadir beats, porque mis temas son bastante melódicos, así que funcionan bien con percusión.
Aunque luego en la mayoría de los casos la gente sufre un poco (risas) porque mis temas, al estar producidos con modulares, no es que sean muy estables en relación con los tiempos. Después les cuesta encontrar los BPMs que funcionen o el tempo correcto. Normalmente trabajo con estructuras métricas un poco raras y mis temas no los hago con un reloj digital, por así decirlo, sino que las hago con un reloj analógico que fluctúa (risas). Pero me gustó mucho trabajar con Stroboscopic Artefacts, ¡claro!, soy bastante fan del techno de todos modos, así que para mí es estupendo tener conexiones con ese mundo.
Y aunque tu música no se categorice como techno, trabajar con modulares desemboca en un continuo sonoro que crea como una especie de beat propio que al repetirse crea su propio ritmo, obviamente no es un 4x4 pero crea un tempo con el que podría relacionarse.
Sí, totalmente, puede llegar a ser bastante groovy, pero como en realidad no lo ves, es difícil medirlo. Es decir, cuando trabajas con Ableton por ejemplo, puedes ver cada barra, pero cuando tocas con modulares es un enfoque mucho más físico. Básicamente estás escuchando el sonido y eso puede resultar en tempos raros que suenan bien pero que realmente no sabes muy bien qué estás haciendo (risas).
Claro… Y respecto al aspecto más técnico de tu proceso creativo, ¿qué módulos estás usando ahora? ¿Has introducido nuevos instrumentos en tu set-up?
Mi sistema modular principal es el mismo que uso también para tocar en directo, es un sistema modular Eurorack. Ya no uso el Buchla desde que me fui de Estocolmo, imagínate, es enorme, carísimo, pesa mucho, así que decidí que quería trabajar con Eurorack que es un formato distinto.
Siempre he trabajado con un set-up muy limitado, no soy una friqui de las máquinas ni tengo un sistema modular enorme. Mi set-up se compone solo de dos filas de módulos, en mi estudio tengo más, pero normalmente cuando compongo y cuando actúo en directo prefiero llevar una carcasa más compacta y tener ciertas limitaciones.
El cerebro de mi sistema modular es un secuenciador analógico de Orthogonal Devices que hay que programar manualmente. Así que me tiro horas programándolo (risas). Da mucha estabilidad al sistema modular y puedes programar secuencias super largas. De hecho, es el primer módulo que me compré. Me hace gracia porque cuando me lo compré prácticamente ni siquiera podía usarlo, no tenía un oscilador, que es la fuente principal del sintetizador… ¡Pero es que no tenía dinero para comprarme módulos nuevos! (risas) Así que durante unos meses estuve solo con el secuenciador ahorrando para poder comprar el oscilador. Y cuando me compré el oscilador no podía usarlo tampoco porque necesitas un LFO para desencadenar el oscilador (risas). Me llevó meses poder dar con todo lo necesario para tener un set-up decente con los cuatro o cinco módulos que usé para componer “Patterns of Conciousness”.
Para mi último álbum me abrí un poco más a la composición y además de los módulos he utilizado una guitarra eléctrica, mi voz, cuerdas, piano y distintas técnicas de procesamiento. He usado muchísimo el rebobinado para conseguir empastar los modulares con la parte vocal, para hacer de ella una extensión del sonido. He procesado mucho mi voz y he utilizado los patrones que he compuesto para el secuenciador para algunas partes vocales, para controlar el armonizador en la voz, que es algo que uso mucho en este álbum. Quería mezclar los elementos humanos de la voz con los elementos más maquinales del sintetizador y crear un híbrido entre ambas cosas. No soy una artista pop, así que no quiero que mi voz esté en primera fila. Me ha llevado un tiempo el aceptar la vulnerabilidad de mi propia voz, el hecho de tener mi propia voz en un álbum. Siempre he usado algunos vocales en mis producciones, pero en este álbum he trabajado mucho la voz. Y siendo nieta de una cantante de ópera italiana… ¿Eres muy dura contigo misma en relación con la voz?
¡Mi abuela me apoya muchísimo! (risas) Siempre me ha apoyado a la hora de cantar y he cantado durante toda mi vida, fue mi primer contacto con la música. Después lo dejé para centrarme más en los instrumentos, pero estoy contenta de cantar cada vez más, aunque no me gusta mucho el elemento performativo. Paso mucho tiempo en el modular y cuando el público me ve cantar les impacta mucho, a mí también me pasa, que cuando veo a alguien cantar me parece magnético, pero a la vez siento que no soy una artista pop y no me gusta mucho estar en ese papel performativo. Incluso en este nuevo álbum, cuando lo toco en directo, intento mantener un equilibrio con la voz y protegerme un poco de esa parte para evitar que la audiencia se pueda distraer con mi voz.
El año pasado lanzaste light-years, un sello que se inauguró con una colaboración con Lyra Pramuk, ¿cómo os conocisteis y cómo surgió el proyecto?
Conocí a Lyra cuando vivía en Berlín porque ambas vivíamos allí y en aquel entonces todavía no había lanzado su primer álbum de 2020. La vi actuar y me encantó su puesta en escena y su música y empecé a apoyarla mucho. Es una cantante, artista y pensadora increíble. Empezamos a llevarnos muy bien y a compartir nuestra visión sobre la música y tenemos un enfoque similar en el sentido de que empezamos desde set-up minimalistas. Su primer álbum se centra solamente en la voz, y ambas desafiamos un poco los límites de ese elemento en solitario, de ese instrumento monofónico, igual que yo hago con el modular, así que congeniamos super bien.
Además, ella tiene este enfoque espiritual hacia la música que es muy meditativo y le propuse trabajar juntas en el tema “Knot of Spirit”, en el que compuse la parte del sintetizador (de hecho, lo compuse en 2017) y ella añadió las voces encima. Fue el primer tema que publiqué en mi nuevo sello, light-years, que lancé en julio de 2021. Después hemos tocado juntas, también ella me pidió que reescribiese un tema suyo, así que ha sido una colaboración buenísima. También la involucré en unos conciertos tipo showcases del sello donde invité a distintos artistas como Bendik Giske o Nkisi. Es genial tener este enfoque más colaborativo con el sello.
Ahora mismo estás en mitad del tour, te hemos visto por Primavera Sound Barcelona, ¿cuáles son tus próximas fechas en tu agenda?
¡En realidad Primavera Sound fue el primer concierto del tour! Fue muy guay, aunque ya había tocado en Primavera en 2019 pero en el Auditorium, el espacio cubierto donde se presentan los shows más experimentales, más enfocados a la escucha y me encantó el sitio. Esta vez fue completamente distinto, en un escenario enorme al aire libre, con un ambiente completamente distinto, pero estuvo genial para empezar el tour.
Básicamente la parte principal del tour será durante los meses de septiembre, octubre y noviembre. En diciembre habrá algunos festivales aquí y allá en Europa y después en primavera de 2023 haremos un tour por América. Estoy contenta porque el nuevo espectáculo es bastante ambicioso en lo que se refiere a la puesta en escena, las luces, o los visuales, que toman una relevancia importante.
Intentamos crear conciertos site-especific, porque el “problema” con mi música es que la toco en espacios muy diversos: a veces en clubs, a veces en teatros, a veces en auditorios o galerías de arte. Y luego están los espacios como en el de ayer que es un aparcamiento, así que es todo un desafío cambiar de espacios y adaptar el espectáculo a cada sitio. Pero estoy muy feliz de poder tocar y enseñaros música nueva después de la pandemia y de estos años que han sido tan pesados y salir un poco de la hibernación… Ahora parece que volvemos a la vida de nuevo.
¿Volverás a España pronto?
¡Sí! Tocaré en MIRA Festival en noviembre de 2022 y en WOS Festival en septiembre. ¡Me encanta España!
Muchísimas gracias por dedicarnos tu tiempo Caterina, un auténtico placer poder hablar contigo ¡Intentaremos ver tu espectáculo próximamente!
(risas) Muchas gracias a ti también, ha sido un placer.