5 minute read
AAA – SWEDISH HOUSE MAFIA
from DJ Mag ES #141
SWEDISH HOUSE MAFIA
Autor: Santiago Sánchez Fotografía: Rubén Peces @ontheshoots
Swedish House Mafia se anexiona una legión de seguidores de toda España en su cita en nuestro país. El carismático trío sueco prosiguió su andadura europea con una gran afluencia de público en el pabellón número 12 del madrileño Recinto Ferial de IFEMA. Este fue el séptimo show de la gira europea con nombre homónimo al lanzamiento de su esperado disco Paradise Again. Una vez superadas las cinco fechas en las islas (Manchester, Londres, Birmingham en Inglaterra, Glasgow en Escocia y Dublín en Irlanda).
Desde París con amor Una vez finiquitado el UK Tour, los escandinavos pusieron rumbo al parisino Accor Arena. Allí sintieron un preludio de lo que iban a vivir los próximos días en Madrid. Incluso el Paris Saint Germain les obsequió con una camiseta local a cada uno de los miembros: Sebastian Ingrosso escogió el dorsal número 7 de Mbappe, Steve Angello hizo lo propio con el 22 y Axwell el 99 que porta Gianluigi Donnarumma.
El viernes 14 de Octubre llegaba y Madrid se preparaba para recibir a los tres mosqueteros.
En un cartel en el que los suecos seleccionaron al artista nacional Brian Cross y al brasileño Vintage Culture, algo nos decía que la noche iba a ser memorable.
Durante la apertura de puertas, en la entrada al pabellón había dos decenas de miembros del staff repartiendo una pulsera xyloband -un accesorio con radiofrecuencia que coordina colores simultáneos durante el evento-, popular por los conciertos de Coldplay. Como ilustra Kavafis en su poema que desea que el viaje a Ítaca sea largo y rico en experiencias. Allí estaban los fanáticos de Swedish House Mafia y buena parte de la industria española, deseando que nunca saliera el sol aquella noche.
Brian Cross ofreció un set de warm-up que satisfizo a los más madrugadores con un buen set de House y clásicos, así como algunas de sus nuevas canciones como 'Call Me' junto a Dalexo, 'Like That' con Inna entre otras.
Posteriormente, el afamado productor brasileño Vintage Culture cogió el testigo. El de Mato Grosso cautivó a los miles de fanáticos de la banda. Entre el público había fans suyos, ya que su presencia ha sido abrumadora en los mejores festivales y clubes de Ibiza. Con su amplio repertorio sonoro y latente, inmiscuyó al público, notablemente exasperado por su cita a ciegas con tres de los intérpretes más codiciados del planeta.
La aguja pequeña del reloj marcaba el diez y la más alargada el doce; formando un ángulo recto de 90 grados, equivalente a los minutos que iba a durar el set. Se apagaron las luces como piden en una de las canciones de Paradise Again junto a Fred Again.. y Future.
Unos focos de la iluminación dejaron entrever parte de la enorme lámina que cubre las inmensas estructuras metálicas instaladas para dar cabida al show, tanto a nivel acústico como a nivel de la producción visual y sensorial. En pura clave monocromática, minimalista y un aura oscurecida como nunca antes, todas las luces estaban apagadas en el pabellón.
La intro comenzó a sonar y la expectación estaba por las nubes. El reto al que se enfrentaban era aunar el éxito de sus clásicos con sus nuevos temas incluidos en el álbum. Todos ellos con ese toque mafioso, que rompe estereotipos y asocia a los suecos con algunos de los mayores exponentes de la industria en géneros algo alejados de su zona de confort.
Cayó la noche y las bandas repartidas por el público comenzaron a parpadear por doquier iluminando el recinto, al tiempo que el velo negro se desvaneció desde la parte superior, permitiéndonos descubrir a los tres integrantes de Swedish House Mafia.
La puesta en escena y la producción fueron exquisitas. El escenario constaba de una elaborada estructura junto a los anillos de luz, todos en constante movimiento durante la celebración del espectáculo. Los anillos de luz tenían diferentes elementos, todos ellos controlados de una manera impresionante y creativa, lo que dio como resultado diferentes patrones que emitieron vibraciones eufóricas propias de una película de ciencia ficción. Una densa niebla cubría continuamente el escenario, dando la impresión de que el trío estaba parado en una nube o tocando desde el paraíso. Junto con los principales elementos de la firma, la muchedumbre fue sorprendida con los láseres y lanzallamas, así como un inventario general de espectáculos de luces y efectos especiales.
'This is not a concert, this is a rave' - dijo Ingrosso, micrófono mediante.
La muchedumbre estuvo a la altura de los vatios que el show estaba consumiendo, y el trío se entregó en cuerpo y alma a su querido público mediante un verdadero conjunto de mezcla de subgéneros que hizo un trabajo fenomenal al complacer a los fanáticos millennials con su sonido clásico, pero también a los nuevos.
El espectáculo fue definitivamente más oscuro, más minimalista y fiel a la identidad SHM de 2022 con éxitos como 'Red Light’, una reversión de 'Roxanne' —mítico tema de The Police que incluye la voz de Sting—, 'Don't Go Mad' y 'Turn On The Light' junto a Fred Again.. y Future, haciendo esa broma que hace tu cuñado en la mesa y te dan ganas de defenestrarlo. Pero a estos tres… ¡les consentimos todo!
Un momento muy destacado fue también cuando sonó 'Moth To A Flame' junto a The Weeknd. Un tema que habla de un chat de mensajes que intercambió Abel con una chica que se encontraba en una relación -un throwback a ese estilo canallesco, macarra y fuckboy. Tema perfecto para acariciar el corazón del público por su instrumental pausada y melosa, aunque para oscurecer el tema y alinearlo al resto de set, sonó el remix de Moojo, support act previo a Vintage Culture en Portugal.
Por supuesto que también hubo tiempo en estos 90 minutos para los clásicos temas de la formación. Algunos se editaron en las rocambolescas "2022 version" (bufón o leyenda) y los fans millennials cantaron a pleno pulmón 'Reload', 'Calling' e 'In My Mind, incluso 'More Than You Know'. El colofón de la noche llegaría con el esperadísimo momento 'Don't You Worry Child, We're Gonna Save The World.
Como no puedo describir con palabras ni igualar esa sensación, concluyo aquí la crónica.