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ENTREVISTA: DJ Slugo

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Opinión

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DJ SLUGO

LA ¿VUELTA? DEL GHETTO

Autor: ESTEBAN MARTÍNEZ

La historia de la electrónica está plagada de gloriosos retornos. Figuras que llegaron a lo más alto, cayeron estrepitosamente y consiguieron levantarse para volver a dar lo mejor de sí, musicalmente.

EEUU, al ser donde todo se originó, es un país con una cantidad innumerable de artistas que pudieron ser y no fueron. Gente que perdió las ganas por el camino, por los abusos de la industria discográfica, o porque, al ser en su mayoría negros de bajos recursos, acabaron entre rejas.

Esa es, resumiendo mucho, la historia de Thomas Kendricks – alias DJ Slugo – uno de los principales valedores de un sonido olvidado y que marcó una buena parte de los años 90: el ghetto house. Surgido como variante del house de Chicago, el ghetto house tuvo una vida de altibajos. La crudeza de sus letras, tremendamente sexuales y explicitas, hizo que las principales plataformas de la época se resistieran a airearlas en las ondas.

DJ Slugo es considerado por muchos el Rey del Ghetto House, ya no por su papel en la creación del estilo, sino por su lucha constante por mantener vivo un género que cayó en el olvido tras su encarcelación a principios de 2002 y que, al salir, le llevó a replantearse cómo mantener esa chispa con vida.

Visto lo ocurrido con el electro, que también cayó en el ostracismo durante décadas para volver triunfante hace un par de años, quizá ha llegado la hora del ghetto house. Hablamos con DJ Slugo para que nos cuente su historia…

¡Muy buenas, Thomas! ¡Es un placer conocerte! ¿Cómo ha ido tu 2018? Muy interesante. Ha sido una bendición, ya que por fin he podido viajar fuera de EEUU, he podido visitar varios países, acabo de volver de Italia, Bélgica e Irlanda. ¡Me encantaría ir a España!

¿Y cómo empieza 2019? ¿Cuáles son tus planes más inmediatos? Acabo de sacar dos vinilos: uno es un álbum que viene con DVD, y en octubre publiqué el álbum ‘Archives’. El 24 de febrero organizo un gran meet-andgreet y voy a lanzar la tercera parte de esta trilogía, que se va a llamar ‘Juke Jam’.

Sacaste tu último trabajo en el sello de Brooklyn, Sermon 3. Entiendo que hay una historia muy bonita detrás de tu papel en el sello. ¿Qué nos puedes contar? Bueno, conocí a Will por internet. Yo había sacado un DVD en torno a 2002, el primer y único DVD sobre ghetto house que ha salido, y el había tomado ciertas partes para subirlas a sus redes. La cosa se volvió viral, con más de tres millones de visionados, y yo ni sabía ni quien era. Yo me enteré porque lo había visto en internet y dije “Joder, ese es mi video” (Risas). Y luego me escribió y me preguntó si me parecía bien y todo eso, le dije que no había problema.

Cuando todo empezó a ganar notoriedad, me preguntó si tenía algo de material inédito que quisiera publicar. Él, como yo, pensamos que el ghetto house nunca tuvo la oportunidad de despuntar, que la gente pudiera ver. Así se le ocurrió la idea de ‘Archives’. Vino hasta Chicago, estuvo conmigo en el estudio, eligió uno a uno los discos que quería editar, buscamos entre todo mi material de la época… Porque estuve en prisión y en el proceso cuando me fui a entregar a las autoridades, le di todos mis discos y grabaciones a mi manager, Trevor, y las olvidé por completo. Un día me llamó y me dijo que había encontrado mis masters y flipé totalmente. Me los envió por correo y me dijo que grabara el momento en que me llegasen, porque no teníamos ni idea de lo que había allí. Le conté eso a Will y de inmediato me dijo que volaría a Chicago para hacerlo posible. Vino con un equipo de fotógrafos, cámaras y grabó el documental. Le llevé a una de las fiestas del barrio, para que viera como es que las hacemos, lo grabó todo y así surgió todo el tema de ‘Archives’.

Eres parte de la gloriosa generación de artistas que nos dio Chicago a principios de los 90, llegando a formar parte de sellos como Dance Mania, de Jesse Saunders. ¿Qué queda de esa generación? ¿Qué recuerdas de esos días? La verdad es que no sé dónde están ahora. Recuerdo que el nivel de competencia de esa época es inexistente ahora. Todos nosotros éramos tremendamente competitivos a nivel musical, por eso cada disco era tan único, grandes discos. Porque cuando alguien hacía algo bueno, yo quería hacer algo mejor y así sucesivamente. Había una naturaleza competitiva y sana entre nosotros. Hay muy pocos de nosotros, los que hacíamos ghetto house, todavía en el negocio.

Muchos simplemente se cansaron de hacer cosas con muchos sellos y no recibir una compensación adecuada por ello. Gente robando masters, no pagando adecuadamente, robando un tema y haciendo otro igual, sin acreditar a nadie. Muchos perdieron las ganas y en cierto momento yo también me sentí así. Todos comían menos el tío que lo había hecho.

Y cuéntanos, ¿qué te pasó con Dance Mania? Lo cierto es que nunca se pagó nuestro trabajo de forma adecuada. Y ellos ganaron dinero con nuestros discos en todo el mundo, muchos de los que llegaron a ser clásicos. Eso fue lo que pasó con ellos, y con muchos otros. Pero Dance Mania fue el catalizador para que nos empezásemos a mover. Es algo que le pasó a muchos en esa época…

Y ahora, con todas las plataformas de streaming y demás servicios, es mucho más difícil poder ser retribuido de forma correcta… Esa es una de las razones por las que quisimos volver al vinilo. Porque al menos con el vinilo sabes que tienes una cantidad determinada de copias, hasta cierto punto lo puedes controlar, porque son solo copias físicas. Y los discos que estoy publicando ahora en vinilo no tengo ninguna intención de publicarlos en digital.

¿Cómo está la escena de Chicago en la actualidad, especialmente en tu estilo, el ghetto house? Siéndote sincero, no. Diferentes ciudades y países han tomado lo que hicimos aquí, pero de lo que había en los 90 ya no queda nada. Todos se han pasado sobre todo al rap y al r&b. Quizá, en alguna fiesta, puedes conseguir que se ponga 15 o 20 minutos de ghetto house y depende mucho del ambiente que haya. Nos samplean mucho en la radio, pero no se acerca ni de lejos a lo que teníamos en los 90.

El ghetto house, como el propio house de Chicago, no se perpetuó en nuevas generaciones de músicos y productores. Hemos hablado con muchos artistas de la ciudad – Larry Heard, DJ Pierre, Kerri Chandler o Marshall Jefferson – sobre este tema y nos han dado su opinión. ¿Cuál es la tuya? ¿Por qué crees que el house de Chicago no fue heredado por nuevas generaciones como ocurrió con el techno de Detroit? Bueno, en Chicago tuvimos una situación en la que fuimos del house, al ghetto house, al juke y al footwork. Y esos elementos diferentes trajeron consigo diferentes personalidades, que acabaron chocando. Los del house no querían juntarse con los del ghetto house por las palabrotas. Los del juke se quería separar del ghetto house porque también querían su propia plataforma y lo mismo con los del footwork, que pensaban que la música era muy lenta. Es difícil crear una nueva escena si todos se quieren separar y hacer su propia movida. Esa división hace difícil poder perpetuar nada en el tiempo, porque no hay nadie a quien le puedas enseñar el legado del ghetto house. Chicago se dividió en cuatro escenas diferentes y la gente de fuera nos miraba como diciendo “¿pero qué os pasa?”.

Hemos visto varios a varios artistas de Chicago, especialmente de house, llegar a la primera línea. ¿Qué artistas tendríamos que estar escuchando? He visto cosas muy interesantes en Detroit, me gusta su sonido. Puedo escuchar en ciertas producciones que esas personas se han visto influidas, de una forma o de otra, por el ghetto house de Chicago. Diría que las ciudades que más están tomando la bandera del ghetto house son Detroit y Baltimore.

Te han etiquetado como el ‘Rey del Ghetto House’. Este estilo es un desarrollo del house de la ciudad, con el mismo patrón pero con una producción más cruda y letras sexualmente explicitas cuando las hay. ¿Qué os hizo crear esta variante? ¿Qué os influyó?

Eso es fácil. Todos nosotros crecimos escuchando y pinchando los discos de Jessee Saunders, Farley, Steve Hurley, el Hot Mix Five… ¡Pero yo crecí en el barrio, tío! ¡Los discos de Steve Hurley y Jessee Saunders no eran del barrio! La gente del barrio empezó a alejarse del house porque era demasiado “amigable”. Y nosotros pensamos “joder, vamos a hacerlo nuestro, del barrio”. Y recuerdo que cuando me quejaba a uno de los productores de la época, este me dijo: “Bueno, ¿y por qué no lo haces tú?”. Eso nos llevó a decir ¡Vale! Y es que nosotros oíamos, todos los días en nuestro entorno – y perdonadme por decir palabrotas –, cosas como “puta”, “zorra”, “zorrón”, “mierda”, “joder”, “puto” y ese tipo de cosas. Cuando me venían a ver mis colegas y me llamaban a la ventana, me gritaban “Oye puto, baja ya”. Y empezamos a cuadrar beats sobre eso que decíamos y nació el ghetto house. Mucha gente se sintió identificada con eso, porque era lo que se oía todos los días. Recuerdo que uno de los DJs de la época decirnos “Sois los hijos bastardos del house” (risas). Esa frase se me quedó…

¿Y tuvisteis problemas para difundir este estilo, con letras tan explicitas? ¡Muchísimos! Recuerdo que las radios nos decían: “Esa mierda no va a ir a ninguna parte” (risas). “Habéis ido demasiado lejos, no podéis decir eso en un disco” y cuando despegó todos nos venían a buscar.

Como decíamos antes, no pudiste lanzar muchos de los tracks que aparecen en el álbum porque te encarcelaron por un delito menor de drogas y sin violencia, en 2002. Cumpliste tres años de condena… ¿Qué tan difícil fue adaptarte de la vida en la cárcel al mundo real cuando saliste? Bueno, en verdad cuando salí de allí el equipo que tenía era viejo, me había gastado muchos de mis ahorros en luchar el caso, cuando volví la mayoría de los tíos que hacían música habían dejado de hacerla… El ghetto house estaba muerto, el footwork había tomado el testigo y yo no me lo quería creer. Por eso me convencí de que el ghetto house todavía podía volver y ser relevante y seguí haciéndolo. Es el sonido en el que creo y todavía vendía algún disco aquí o allí. Y yo siempre he dicho que si puedes vender dos, puedes vender tres. Solo tienes que poner algo de esfuerzo. Creo que si tuviéramos los presupuestos de promoción de algunas discográficas haríamos cosas mucho más potentes de lo que se está haciendo ahora. Por eso la gente me llama el rey del ghetto house, porque nunca me rendí y seguí haciendo música, incluso poniendo dinero mío, sin ningún apoyo detrás.

¿Estar en la cárcel afectó tu manera de hacer música? Afectó a mi forma de hacer música en cuanto a cómo protejo mi música. En la época solo hacíamos música, éramos jóvenes, nos divertíamos haciendo beats. La mayor parte de la música la hacíamos para el barrio, no pensábamos en los sellos, no teníamos ni idea de nada de eso. ¡Queríamos hacer música para hacer fiestas y conocer chicas! Hacíamos mixtapes para sacar un dinero extra. Pero de pronto nos dimos cuenta de que nuestros discos se vendían por mucho dinero, que de pronto había 7 u 8 mil dólares de beneficio y cuando preguntábamos: “Bueno, ¿qué parte nos toca?”, nos decían un montón de cosas de las que no teníamos ni idea y nos dejaban sin nada. Desde luego, pasar por la cárcel me hizo cuidar más la forma en la que hago negocios, leí mucho estando allí dentro y me di cuenta de que estábamos haciendo eso mal. Cuando volví a casa había mucha gente tremendamente cabreada conmigo durante dos años porque lo único que me importaba era el negocio. Y sigo así a día de hoy. No hagas un remix de mi disco sin mi consentimiento, porque si lo petas voy a hacer todo lo que pueda por que lo quiten y se me pague correctamente. Nunca entendí esto y si alguien me lo puede explicar que me llame: ¿cómo es que puede estar bien que alguien coja algo mío, en lo que yo he puesto mi mente y mi corazón, y lo remixee, lo de gratis o lo venda sin acreditarme ni nada. Le estas quitando la comida de la boca a mis hijos.

Hace poco veíamos ese polémico video de las noticias de la cadena estadounidense ABC sobre David Guetta, en el que le acreditaban erróneamente como “el que ayudó a traer la música de baile a EEUU”. El video obtuvo muchísimas criticas negativas, tanto para Guetta como para ABC. ¿Por qué crees que los medios generalistas en EEUU no se acaban de enterar que la música electrónica que conocemos hoy – al menos el house y el techno – se originaron en Chicago y Detroit? Por el negocio. El negocio que está detrás. Cuando me criaron, me dijeron que no puedes quitarme algo si es realmente mío. Es como si fuera tu hijo. Vas a protegerlo a toda costa. La gente no ve la música de esa forma y yo sí. La cosa es que la gente de la época no veían la música de esa forma, no se protegió el sonido, la música, el género. Así cualquiera que quiso vino, tomó lo que consideró oportuno y se fue. Si lo hubiéramos protegido cuando tuvimos que hacerlo esto no hubiera pasado, porque nadie se hubiera atrevido, y ese video jamás hubiera llegado a emitirse.

¿Qué hay de nuestro país? ¿Qué referencias tienes? ¡Nunca he estado! Lo que pasa es que, al haber estado en la cárcel, hay un periodo en el que no te permiten viajar fuera del país, por lo que no ha sido hasta este año que he podido empezar a viajar. ¡Me encantaría ir este año!

Se te ve activo en redes sociales. ¿Qué opinas de ellas como herramienta? Es una bendición y una maldición. Es una maldición porque ahora todos tienen acceso a tu música: sacas un disco y la gente pueda cogerlo y hacer lo que quiera con él sin que tu recibas un duro. La bendición es que gente de cualquier parte del mundo, con la que no podría hablar nunca, puede contactarme y yo a ellos. Es una de las cosas que he tenido que aprender. Por mucho que quieras hacer las cosas como antes, esa forma ya no existe. ¡O te adaptas o mueres! Por ejemplo, no soy muy amigo del streaming porque los sellos no pagan bien al artista. Nunca en mi vida he visto que un céntimo se pueda cortar en dos, en tres o en cuatro… Así que no entiendo como pueden pagar una fracción, de la fracción, de la fracción de un céntimo por cada escucha. Eso está mal. Cuando me viene un sello interesado en mi música, pido que me explique cómo puede ser esto. Y como nadie tiene la respuesta no podemos hacer negocios si no aceptan mis condiciones.

Finalmente, Thomas, ¿qué te depara el futuro más cercano? ¡2019 promete ser interesante! Tengo la presentación del disco en febrero y luego espero poder viajar mucho durante todo el año. ¡Esperadme en España!

¡Muchas gracias por tu tiempo! ¡A vosotros!

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