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¿Cree en la Suerte... o en PROVIDENCIA? laDivina
“SABEMOS QUE DIOS OBRA EN TODA SITUACIÓN PARA EL BIEN DE LOS QUE LO AMAN, LOS QUE HAN SIDO LLAMADOS POR DIOS DE ACUERDO CON SU PROPÓSITO”. — ROMANOS 8:28
Si usted es como yo, a menudo les desea a los demás “buena suerte” cuando emprenden algo. O, cuando los Chiefs pierden la pelota en un punto clave en un juego, exclama “¡fue una suerte!”
Otros identifican un objeto de la suerte de algún tipo: un sombrero, un sweater, una caña de pescar. Los apostadores a menudo hablan de la suerte en el póker, en el blackjack, y en los juegos de azar. Sin embargo, ¿qué es exactamente la suerte?, y ¿es consistente con ser un Cristiano que vive por la fe? A medida que nos aproximamos al Dia de San Patrick el 17 de Marzo, esta es una pregunta siempre oportuna. Después de todo , a menudo hablamos de la “Suerte del Irlandés”.
El diccionario Merriam Webster define Suerte como “una fuerza que trae buena fortuna o adversidad [como la mala suerte]”. Una variación de la definición incluye el concepto de azar y factores que son impredecibles. Entonces, ¿qué vamos a hacer con todo esto? ¿Hay una “fuerza” que guía los eventos impredecibles de nuestras vidas para bien o para mal?
Uno puede pensar de la suerte como una forma de superstición, por ejemplo, cuando un gato negro se cruza en nuestro camino pensar que puede traernos mala suerte. Esta es una falsa creencia en causalidad y azar en la cual fuerzas sobrenaturales pueden ser manejadas y controladas como por arte de magia. Este enfoque de la suerte es contrario a la Fe Cristiana.
Para los Cristianos, existe una fuerza en el mundo que nos guía y mantiene cada cosa en su lugar. Esa fuerza es Dios, Espíritu Santo. De la misma manera, los Cristianos también creen en el trabajo y la acción de los ángeles, esos espíritus puros que no podemos ver, pero que tienen un papel activo en el plan de Dios y en nuestra historia humana. Un término que habla de la acción benevolente de Dios en nuestras vidas es la Divina Providencia — el amor generoso de Dios que nos guía y provee para todas sus criaturas. Nuestra fe, articulada en el Padre Nuestro, es que Dios es nuestro Padre, un buen Padre que nos ama y quiere darnos buenas cosas. Jesús enfatiza esto en la ocasión en la que nos da una enseñanza sobre la oración: “¿Podría uno de ustedes darle a su hijo una piedra cuando le pide un pan, o una serpiente venenosa cuando pide un pescado? Si usted, con todos sus pecados, sabe cómo darles a sus hijos lo que es bueno, ¡con más razón nuestro Padre celestial le dará cosas buenas a quienes se las pidan!” (Mateo 7:9-11)
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Los Cristianos creen que el mundo no es un gran juego de azar. También sabemos que, aunque Dios guía y sostiene este mundo, nos permite tener libre albedrío lo que significa que las cosas pueden salir mal cuando nos equivocamos. También hay fuerzas naturales aleatorias en el mundo que son parte de la Divina Providencia de Dios que pueden lastimarnos o inclusive matarnos, como los rayos, el cáncer y los osos pardos. El misterio con el que vivimos es que todo es parte de la voluntad de Dios, y nada de eso tiene que ver con la suerte.
Todavía podemos desearle a nuestros amigos “buena suerte” como palabras de buena voluntad y apoyo. O, después de un golpe errático en el golf que golpea un árbol y cae en el Green decir, “que suerte”. No lo hacemos por superstición, sino en el conocimiento de que Dios mantiene el mundo en sus manos amorosas y que todas las bendiciones provienen de Él, y aún todas nuestras cruces y desencantos están de alguna manera alineadas también para nuestro beneficio. Eso no tiene nada que ver con la suerte, ¡sino con la gracia!