25 años de sacerdocio
Compartiendo algo de la celebración por Toni Miró i Gallegos OP
presencia de mi obispo Mons. Celso, de Mons. Cárdenas y algún sacerdote de la diócesis. Una comunidad que vibró con los cantos y la liturgia. Gente del pueblo, campesinos, jóvenes, niños, mayores... ¡qué cantidad de gente dando gracias conmigo por este tiempo que Dios me ha concedido para servir a mis hermanos! Me hubiera conformado, la verdad, pero la sorpresa del final de la misa superó mis expectativas: la "Comisión pro Bodas de Plata" (no sabía ni que existía) me entrega una placa preciosa: "Pa'i Toni Miró. Felices 25 años de vida sacerdotal".
(Tavapy, Py) Con mucho gusto voy a escribir algo para que se publique en IVAS, creo que es muy importante el proceso de intercomunicación entre nosotros y el trabajo tan interesante que están realizando. Pero permíteme que me limite al día de la celebración de las bodas de plata. Sabía que algo se estaba cociendo en la comunidad. Sabía, porque se filtraban algunas cosas: "parece que va a haber una cena... el equipo de sonido Pa'i... ¿los bomberos hemos de ir con uniforme?", pero nunca me imaginé lo que resultó. Un día de recuerdos, de añoranzas, de revivir experiencias y, sobre todo, de renovar compromisos. Son 25 años, pero, si Dios quiere, debo seguir mucho más, con más ilusión y sin bajar la guardia en la ilusión del Reino. Y recibí un empujón de alegría el día 9 de julio: una Eucaristía preciosa, sentida, emotiva. La
Me emociono; lloro; se aplaude y..., de repente me dice una mujer del Consejo: "Otra sorpresa Pa'i", bien, veamos, y aparece el Sr. intendente y el presidente de la Junta Municipal y leen un escrito; "....y le declaramos Ciudadano Ilustre de San Roque González de Santa Cruz..." Me quería morir; no me lo podía creer. Emocionado recibo un cuadro con un diploma que certifica esa declaración y el intendente, también emocionado y como es de rigor, me pide unas palabras. ¿Creen que dije algo? Nahari! Mbaeve. Nada, no dije nada. Mejor acabar la misa y bajar de las nubes. Después de unas palabras del Sr. obispo –realmente emotivas y llenas de cariño- dio la bendición y nos fuimos a preparar... ¿para qué?. Pues para la cena. Resulta que un señor de San Roque (uno que nos presta los toros cuando hacemos corridas para el mantenimiento de la parroquia) nos regaló un torito y un búfalo. ¡Hubo comida para todos! y sobró. Fuimos ¡más de 600 personas! Cantaron, bailaron,