Nº 69 julio 2009
Frailes de la Orden de Predicadores
FRAY DOMINGO Sin duda y con justicia, llamamos a Santo Domingo “nuestro padre”. Más aún, en muchas ocasiones, comunitaria o personalmente, exclamamos: Imple Pater… (Cumple Padre…) Con todo, permítanme en este día evocarlo como “fray Domingo”. Seguramente nos acordamos de aquello que tuvo lugar en marzo de 1206. Se encontraban en Montpellier los delegados convocados por Inocencio III para predicar en el sur de Francia. Ya iniciadas las deliberaciones, recibieron a Diego de Osma, a quien acompañaba el subprior de su Cabildo catedralicio, Domingo de Guzmán. Ante los alardes de ostentación externa, Diego les propuso la forma de predicación apostólica, en pobreza evangélica, con austeridad de medios y acentuando la fuerza del ejemplo. Diego y Domingo comenzaron a practicar ese modo de vida, renunciando a cualquier signo de poder externo. A partir de este momento –nos relata Jordán de Sajonia- Domingo comenzó a llamarse, no subprior, sino fray Domingo.1 El Maestro de la Orden, nuestro querido fray Carlos, nos acaba de enviar una carta a los frailes titulada: “Todos ustedes son hermanos”, según la cita del evangelio de Mateo, capítulo 23 versículo 8; carta en la que inicia sus reflexiones sobre la fraternidad dominicana con esta escena. “Dirigiendo especialmente esta carta a los frailes dice-, sé que mis hermanas contemplativas, las religiosas y los laicos de la Familia Dominicana podrán leer estas páginas aplicándolas a su propia vida y misión”. Fray Carlos nos recuerda que ya los hermanos reunidos en París, en el Capítulo General de 1256, afirmaban que nuestros frailes debían llamarse frailes predicadores “y no con otros nombres”2. A continuación, meditando frente a un “ícono bíblico”- José, el hijo de Jacob, el soñador - nos invita a rezar, reflexionar y responder a la cuestión: “¿Qué significa ser hermano hoy?”, ofreciéndonos “algunas pinceladas del paisaje interior de nuestra fraternidad”, según sus propias palabras. No es mi intención, por cierto, en este momento, sintetizarles esta bella carta ni ahorrarles su lectura. Sólo destaco lo siguiente: en el libro del Génesis, José es llamado “el soñador”, aunque un poco despectivamente. Sus hermanos parecen odiarlo, intentan ignorarlo y ni siquiera lo saludan. En efecto, 1
Cf. B. Jordanus, Libellus de principiis Ordinis Prædicatorum n. 21 [Ed. H. C. Scheeben, MOPH (1925) t. 16]. 2 “Quod fratres nostri vocentur fratres praedicatores et non aliis nominibus”. Cf. Acta Capitulorum Generalium 1256, Ed. B. M. Reichert, vol. I (Romae 1898) 81.
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