Nº 59 Mayo 2008
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Informativo del Vicariato de la Provincia de Aragón en América del Sur
Orden de Predicadores
Viviendo en el Espíritu En ocasiones, cuando hablamos de “espiritualidad” tenemos dificultades y da la impresión que no siempre decimos lo mismo. Creo que durante mucho tiempo hemos considerado que en nuestra vida cristiana la espiritualidad era un espacio aparte, relacionado con la vida interior y el diálogo íntimo con Dios. Allí no tenía lugar, ni nuestro mundo afectivo, ni la vida de aquellos que nos rodean, ni el compromiso social, ni la misión evangelizadora, ni cualquier otro aspecto que no tuviera que ver con “las cosas de (nuestro) espíritu”. La “espiritualidad” refería sólo a aquello que atañe al alma o espíritu. De allí la expresión. Una mejor lectura de los textos de la Biblia quizás nos permita acceder a un mejor y más amplio conocimiento del sentido de esta expresión. Si acudimos a las cartas san Pablo, encontraremos frases tales como: “vivir según el Espíritu; ser conducidos por el Espíritu y obrar según el Espíritu” (cf. Gál. 5,16.18.25), en donde el Espíritu del cual se habla, es el Espíritu de Dios y no nuestro propio espíritu o alma. La verdadera oposición, según san Pablo, no es entre una parte de nosotros (= la carne) contra otra (= el espíritu). El enfrentamiento que vivimos en nuestro ser más íntimo es, entre el dejarnos guiar por el Espíritu de Cristo o el vivir exclusivamente según nuestros propios intereses (cf. Rm 8,18). Los cristianos hemos recibido “un Espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios” y para impulsarnos a vivir como tales (cf. Rm. 8,15-16). Quienes juzgan las cosas “espiritualmente” son los que las consideran de acuerdo al Espíritu de Dios, aquellos que las ven con sus ojos (cf. ICor 3,14). De manera que, inspirándonos en Pablo, podemos afirmar que la “espiritualidad cristiana” es un modo de vivir que, bajo la acción del Espíritu de Dios, orienta toda nuestra existencia. Hablar de espiritualidad no es hablar de una parte de la vida, sino de toda la vida guiada por el Espíritu. Es una vida en el Espíritu y según el Espíritu. ¡Feliz fiesta del Espíritu! Su hermano. FR. GABRIEL M. NÁPOLE, OP
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