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RELACIONES SANAS VS. RELACIONES TÓXICAS
¿Qué entendemos por relación sana? ¿Y por relación tóxica o patológica?
Si es complejo determinar lo que es sano, fijaos la OMS hasta que encontró la definición de salud paso tiempo, hasta que desecharon la definición de “ausencia de enfermedad” para hablar de salud tardaron. Y esto es porque intentar definir algo tan abstracto y tan indeterminado, tan propio de cada individuo, tan individual y personal es tremendamente difícil.
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Lo mismo pasa con lo que se considera tóxico, y con lo que se puede llegar a considerar patológico aun más complicado. Porque al final si hacemos definiciones rotundas en estos conceptos, caemos en lo que han caído durante décadas la psicología, en concreto la psicopatología. En hacer una clasificación categorial clásica (y a veces yo diría hasta clasista), una clasificación monotética que no tienen en cuenta las idiosincrasias de los individuos y sus particulares diferencias.
Por lo que lo tóxico o lo patológico es determinado por muchos factores, y muchos de estos factores son influencias culturales y sociales. Sociedades que determinan que es lo sano, que no, que es lo enfermo y que no lo es. Esto es peligroso a la vez que presuntuoso ya que jugar a esto, puede llevar a las “etiquetas” y lo que es peor a la estigmatización de los personas. Así que hasta que los enfoques dimensionales y los enfoques transdiagnóstico no sigan avanzando y mejorando será mejor ser prudentes al categorizar algo.
Pero dicho esto, si podemos hablar un poco de cuando una relación se convierte en algo insano para la persona.
Los relaciones pueden convertirse en dañinas de una forma más fácil de la que nos pensamos, y más en una sociedad que ha desvirtuado la relación sana, dando por valida cualquier tipo de relación, ya que eso ellos lo llaman libertad.
No sé, creo que gracias a Dios vivimos en sociedades dando la falta de libertad no es un problema, creo que es mucho más problemático la falta de respeto y empatía que hay a día de hoy socialmente que la falta de libertad. Por eso creo que la base de una relación sana es el respeto, la generosidad con el otro/a, la empatía y la asertividad.
Si nos ponemos en el lugar del otro, si tenemos una perspectiva flexible y generosa con nuestras relaciones (y no solo hablo de las relaciones de pareja), es cuando podremos establecer relaciones sanas y bonitas.
Los pilares de las relaciones sanas son estructuras frágiles que debemos cimentar cada día para que no se resquebrajen hasta destruirse por completo. El compromiso, y si, digo el compromiso, es la esencia de las relaciones sanas bajo mi punto de vista. Y sé que puede sonar arcaico en estos momentos donde cada día nos sorprende con una nuevo tipo de posibilidad de relación. Pero al final la relación de pareja, es de dos, de ahí lo de “pareja”. Y de dos personas que se tengan en cuenta, que se respeten y cuiden, que se quieran mucho, pero sobre todo que se quieran bien. Las relaciones que dicen quererte mucho pero no que te respetan nada no son relaciones sanas. La persona que de verdad te quiere bien te hace sentir bien, parece algo lógico y sencillo ¿verdad?, pues entonces si tan sencillo es porqué seguimos ancladas en relaciones que no nos hacen sentirnos bien y mucho menos felices… pues porque quizás no sea tan fácil ponernos primero y por delante de quien amamos.
Pero si no nos ponemos primero, si nos olvidamos de nosotros/as, si dejamos que nos hagan pequeñitos, si dejamos que nos anulen, o peor que nos hagan desaparecer como persona por completo, es cuando nosotros/as mismos estamos creando la relación tóxica. Esto no es amor, será cualquier cosa diferente pero nunca amor.
Si quieres que te quieran bien, tienes que quererte tú mejor, y quererse bien es establecer unos límites infranqueables que no pueden ser pasados ni de puntillas por mucho que quieras al otro.
Te aseguro que porque aguantes, perdones, o hagas la lista gorda en cosas que nunca deberías hacerlo no conseguirás que la otra persona cambie y que algún día te trate con respeto y como te mereces. Probablemente conseguirás justamente lo contrario, porque ellos/as se empoderaran a costa de que tú pierdas tu poder personal, y quizás con el paso del tiempo acabes en el oscuro laberinto del maltrato, un laberinto donde la entrada está clara pero la salida a veces es imposible de encontrar. No dejes que eso suceda, actúa desde el principio. Porque recuerda, tenemos o establecemos relaciones que nos hacen felices, no tenemos relaciones para que destruyan nuestra paz mental, nos enfermen y nos roben nuestra felicidad.
Escrito por
Eva
María Cachón, www.saludterapia.com