Herencia profesional

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Información Nacional

BUSQUEDA ■ Jueves 9 de julio de 2015 ■ Pág. 16

“Es difícil llegar del trabajo y dejar colgado un sombrero y ponerse otro. Yo recuerdo que junto con mis hermanos nos criaron, entre otros, con los mismos principios y valores que rigen en la Armada”, dice Jorge Jaunsolo, integrante de una familia de arraigo en la Fuerza Naval

Por tradición o como ruta de “ascenso social”, la herencia profesional entre los militares continúa siendo común en las Fuerzas Armadas fenómeno es una situación que se vive “habitualmente” en las Fuerzas Armadas, pero que a medida que pasan los años se ve “cada vez menos”, dado que las oportunidades por fuera de la institución, aún vista por algunos consultados como un elemento de “movilidad social”, se diversificaron. Hay varias decenas de familias en el Ejército, y otras tantas en la Fuerza Aérea y la Armada, según los datos ofrecidos por los oficiales. La lista de casos es numerosa. De los 16 generales en actividad en el Ejército, cinco son hijos de militares o tienen familiares en la institución. El caso más paradigmático es el del general Juan Saavedra, actualmente al mando de la División Nº 4. El oficial es hijo de un coronel retirado, su hermano también es militar y su hijo es capitán. Su yerno también integra el Ejército. Miembro de la división de paracaidistas, el pasado 18 de mayo, Día del Ejército, Juan Saavedra saltó junto a su hijo en el desfile conmemorativo.

Otro caso es el del teniente coronel Mario Aguerrondo, hijo y nieto de generales del Ejército. Su abuelo fue fundador de los Tenientes de Artigas y candidato a la

jugaba en el cuartel. Esos primeros momentos, dice, “fueron forjando” sus ganas de entrar al Ejército. Pero el elemento central “fue la educación familiar Fuente: Familia Ayala

escribe José Peralta —¿Cómo anda, mi capitán? —¿Qué tal, papá? ¿Cómo estás? El extraño diálogo es común en la familia Ayala. El padre, Argelino Ayala, es suboficial mayor del Ejército, máximo grado que puede alcanzar un soldado raso. Dos de sus cuatro hijos también se volcaron a la carrera militar, pero a través de la escuela de oficiales, lo cual los convirtió, una vez graduados, en sus superiores. Junto con Argelino, el capitán Jonathan Ayala y la teniente Evelyn Ayala conforman una de las cientos de familias que integran las Fuerzas Armadas. Es que la llamada “herencia profesional”, el proceso mediante el cual los descendientes familiares replican la profesión de sus padres, es una tradición muy fuerte en el ámbito castrense. Pueden encontrarse casos de hasta cuatro generaciones o seis miembros integrando la misma arma. Oficiales de las tres armas y especialistas consultados por Búsqueda argumentaron que este

De derecha a izquierda, Argelino Ayala, su hijo Jonathan Ayala, su hija Evelyn Ayala y dos familiares más

Presidencia por el Herrerismo en las elecciones de 1971. ●● Jugando en el cuartel. A los 18 años, Argelino Ayala ingresó en el Ejército como soldado. Dos años después tuvo a Jonathan, el primero de cuatro hijos. Son oriundos de Treinta y Tres y el primogénito recuerda que desde niño

muy ligada a los valores militares de honor, lealtad y patriotismo”, dijo Jonathan a Búsqueda. Su hermana Evelyn también ingresó en el Ejército y hoy tiene el cargo de teniente. Ambos llegaron a un grado mayor que su padre, pero nunca lo tuvieron a su cargo. “Hay un reglamento que impide que eso suceda”, explicó Jonathan. “Aunque en algunas ocasiones formales estuvimos juntos y él se ha formado y hecho la venia, como una señal más de orgullo que otra cosa”, añadió. Según Evelyn, el padre “tuvo mucho que ver” en su ingreso al ámbito castrense. “La vida militar estuvo muy presente en mi formación y en mi infancia”. Como su hermano, destaca los “valores” que transmite la institución. Ambos hermanos entienden que su padre les enseñó además “cómo tratar al personal subalterno”, aunque Jonathan aclara que en la casa evitan tener charlas sobre el Ejército porque la “diferencia cultural” entre oficiales y subalternos “es muy compleja”. Otro elemento clave en su formación fue el Liceo Militar. “Cuando tenía 14 años ingresé al Liceo Militar y eso se encargó de reafirmar realmente lo que yo quería”, contó Jonathan. Según datos del Ejército, el 20% de los alumnos que hoy cursan el Liceo Militar son hijos o familiares de militares, una cifra que según los oficiales consultados “era mayor” décadas atrás. Lo mismo sucede en la Escuela Militar, aunque allí la proporción sigue siendo importante: “De los 65 que fuimos en mi generación, la mitad eran hijos de militares”, dijo Jonathan, que se graduó en 2005. “Hace treinta años la cantidad de hijos de oficiales

era mucho mayor, aunque hoy sigue siendo significativa”, dijo Evelyn. ●● Aviones y barcos. En la Armada y la Fuerza Aérea estos casos también son muy comunes. El apellido Jaunsolo no pasa desapercibido para ningún marino. Es que esa familia tuvo seis oficiales en la fuerza. Tres de ellos ya fallecieron y uno está retirado. Del grupo, Jorge Jaunsolo es el oficial de más grado: actualmente es contralmirante a cargo de la Dirección General de Personal Naval. El otro miembro de la familia en actividad es Gastón, capitán de fragata y jefe del Departamento de Relaciones Públicas de la fuerza. La juventud de Jorge Jaunsolo se vio muy influida por la Armada. “Es difícil llegar del trabajo y dejar colgado un sombrero y ponerse otro. Yo recuerdo que junto con mis hermanos nos criaron, entre otros, con los mismos principios y valores que rigen en la Armada”, dijo a Búsqueda. “De niño mi padre compartió conmigo todo lo que pudo de su carrera, como guardias, navegaciones y maniobras. Es lo que realmente despertó un interés en la profesión”, recuerda. Aunque Jorge aplicó “la misma fórmula” con su hijo, el esfuerzo “no dio resultado”. Winston Wilson fue un capitán de navío que tuvo cuatro hijos varones. Todos ingresaron a la Armada a pesar de que su padre nunca los motivó porque les mostraba el panorama más negativo de su trabajo: las largas horas, el sacrificio, el riesgo que implicaba para la vida. “A mí justamente era eso lo que me gustaba”, dijo a Búsqueda Marcelo Wilson, uno de esos cuatro hijos, que hoy es capitán de navío retirado. Wilson ve como algo normal la tradición militar dentro de una misma familia: “No es inusual ver dos o tres generaciones. Aún así, no somos mayoría. En mi época, por cada promoción de unos 30 oficiales, siete podían haber sido hijos de oficiales”. Gregorio de los Santos, director de Relaciones Públicas de la Fuerza Aérea, dijo que en esa arma “sigue habiendo muchos hijos y nietos” de personal, pero que “claramente es menos que antes”. “En mi promoción, una tercera parte eran hijos de oficiales”, afirmó. “Hoy hay menos porque tienen más oportunidades de estudio y de crecer. Igual sigue habiendo, pero ahora creo que más que antes por tradición familiar que

por búsqueda de un buen puesto laboral”. ●● Herencias y movilidad. Para la socióloga especializada en temas militares Silvina Brun, existe una herencia profesional dentro de las Fuerzas Armadas pero la misma “se da de la misma forma que se da en otras profesiones, en ámbitos civiles”. “Incluso diría que al día de hoy, muchos hijos de oficiales optan por otro tipo de carreras por múltiples razones. Entre ellas: porque la mayoría tiene acceso a muy buena educación terciaria, porque en plena posmodernidad, el nivel de entrega que requiere la profesión militar puede parecer excesiva para los jóvenes que tienen otras opciones, y porque, además, se han criado en una sociedad donde ser militar no está muy bien visto para muchos, en un país donde esta profesión es considerada de segunda categoría desde ámbitos intelectuales o cargada en forma negativa desde algunos enfoques políticos”, agregó. Brun escribió su tesis sobre los militares en el siglo XXI y le dedicó un apartado al tema de la herencia profesional dentro de la familia. “Aunque, como dentro de cualquier grupo social, debe existir un proceso de transmisión de hábitos o de valores, creo que su peso debe ser relativizado. No se le puede adjudicar un determinismo extremo”, agregó. En su investigación “alrededor de la mitad de los entrevistados tenían familiares militares”. “No tengo dudas de que el Ejército Nacional cumple un rol muy importante como institución compensadora de la desigualdad social, al estilo de Vaz Ferreira. dentro de la fuerza castrense se dan herramientas más que tangibles para el ascenso social. Es obvio que muchos hijos de subalternos lo han percibido como una opción viable”, sostuvo. “Se suele dar por sentado que la herencia profesional opera fuertemente dentro de esta institución. Se hace evidente la asociación entre los antecedentes laborales familiares y la elección de carrera de varios de nuestros entrevistados. Nuestros hallazgos nos hablan de que poco más de la mitad de los entrevistados tiene padres militares, aunque no todos oficiales: unos pocos integraban el personal subalterno y uno era un profesional universitario equiparado”, concluyó Brun en su investigación.


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