t
e
m
a
s
LA OVEJA CRIOLLA
Un tesoro escondido Por Jorge Chouy jchouy@seragro.com.uy
l Fortín de San Miguel, a pocos kilómetros del Chuy y de la punta Sur de la Laguna Merín, corona un entorno pintoresco, con algunas colinas arboladas que rompen la monotonía de los campos chatos de la zona. El Fortín es un centro turístico histórico, con instalaciones anexas donde funciona una hostería. Lo rodea un predio de 1.545 hectáreas, que forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, y en su administración participan el Servicio de Parques del Ejército (SEPAE), la DINAMA y el PROBIDES. Son campos bastante “sucios”, con montes achaparrados espinosos y bañados. Actualmente, en ese predio se encuentran una majada criolla y un rodeo de ganado vacuno criollo, de unas 600 reses. La DINAMA define dónde se puede pastorear. La responsabilidad del manejo de los animales corresponde al SEPAE. Los peones de campo son soldados y los que mandan en los trabajos son oficiales. En el campo
Noviembre. Dos pingos bien ensillados están atados a la sombra de un tala, contra un galponcito rústico de paredes de costanero y techo de chapa, junto a los corrales donde se hallan unas ovejas extrañas. En el galpón, dos paisanos jóvenes se encorvan sobre unas ovejas maneadas, a las que esquilan a tijera, “a martillo”. Los pantalones de camuflaje los señalan como soldados; por lo demás, no se distinguen de cualquier otro trabajador de campo. Sacan unos vellones de mecha larga y suelta, que más que lana parece pelo, que pesan no más de 1 kilo cada uno. Curiosas ovejas, estas tales criollas: flacas y altas, blancas y negras, de cara y patas descubiertas, carneros con hasta cuatro cuernos, corderos ágiles de todo tamaño y edad remolineando en la vuelta. Los más veteranos recordamos que
/jorge chouy
E
Campo del Ejército en San Miguel: ovejas criollas encerradas miran pasar un lote de novillos criollos.
Conservación “La majada no tiene una finalidad comercial, de búsqueda de rentabilidad. El proyecto busca desarrollar un plan de conservación. Como dicen los mismos militares, se necesita que haya un programa sólido funcionando para que haya continuidad”, explicó el Dr. Fernando Macedo.
en las estancias había frecuentemente un lotecito de criollas, para sacar cojinillos. Pero ahora no se ven más: es un rubro que prácticamente desapareció, en un contexto de reducción drástica de la majada comercial y hasta de la gente de a caballo que gusta lucir un pelego diferente en su recado. Hubo una vez una sociedad de criadores de ovinos criollos, impulsada por Alberto Gallinal, pero no encontramos rastros actualmente. Sin embargo, en los últimos años se está desarrollando un proyecto de conservación y caracterización productiva de
la majada por parte de investigadores del INIA, de la Facultad de Veterinaria y del SUL, con el apoyo del SEPAE. El proyecto cuenta con la financiación de un fondo específico para conservación de recursos genéticos animales de la FAO. Por eso nos intriga, más allá del folclore y los valores históricos: ¿Qué sentido tiene estudiar estos animales? ¿Qué interés pueden tener la academia y la investigación? En esta época, en la que se requieren animales cada vez más productivos: ¿Por qué ir a investigar estos relictos del pasado? ¿No es retroceder en vez de avanzar? En realidad, la majada criolla tiene algunas características interesantes, que pueden tener importancia desde el punto de vista científico y productivo. Conversamos con uno de los investigadores involucrados, que tiene a su cargo la coordinación de los trabajos de campo y también realizar análisis de datos, el veterinario Fernando Macedo, que está cursando una Maestría en la que marzo 2015 • el pais agropecuario / 35