Conferencia dictada el 5 de junio de 2014 por el General Guido Manini Ríos en el Centro Militar. Tema: “250 años del natalicio del General José Gervasio Artigas” Introducción En primer término quiero agradecer a la Comisión Directiva del Centro Militar que me ha dado la oportunidad de estar hoy ante Ustedes para evocar los 250 años del nacimiento del Gral. José Gervasio Artigas, cuya vida marcó para siempre la historia de esta tierra. Creo que en este mundo que hoy vivimos, en que los protagonistas son los Estados Continentales y en que los que no lo son se agrupan en bloques continentales,y en que pareciera queLatinoamérica, al fin, está dispuesta a superar su balcanización para también ser protagonista de su propia historia, la figura de Artigas adquiere renovada vigencia como referencia obligada de una autonomía sí, por la que él luchó, pero también de una impostergable integración americana para la búsqueda en común de la felicidad de nuestros pueblos. Y sabemos que adquiere renovada vigencia cuando vemos a decenas de historiadores nacionales, argentinos, continentales, de un tiempo a esta parte considerarlouno de los más grandes y el primer caudillo federal argentino, reconociendo el verdadero significado de nuestro Prócer. Dejarlo recluido en la Plaza Independencia y limitarlo a nuestro actual territorio es no haber comprendido su lucha, su proyecto... Artigas va mucho más allá de nuestras fronteras y eso para nosotros, que pretendemos ser artiguistas, nos exige verlo en su real dimensión. La época del nacimiento Artigas nace el 19 de junio, día de San Gervasio, de 1764 en Montevideo, un poblado de 6 a 7 mil habitantes, fundado hacía menos de 40 años, gobernado por don Agustín de la Rosa, segundo titular de la Gobernación creada 13 años antes. La Gobernación de Montevideo tenía jurisdicción hasta unos 70 a 80 km de distancia desde el puerto (2 días a caballo) y abarcaba los actuales departamentos de Montevideo y Canelones, y parte de San José, Maldonado,Florida y Lavalleja.El resto de la Banda Oriental, al sur del Río Negro, dependía de la gobernación de Buenos Aires, cuyo titular era en 1764 don Pedro de Cevallos, brillante militar y futuro primer virrey del Río de la Plata. Al norte del Río Negro el territorio de la Banda formaba parte de las estancias misioneras. Era rey de España al nacer Artigas, Carlos III, de la Casa de Borbón, que había ascendido al trono español hacía 4 años. En ese entonces estas tierras dependían
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del Virreinato del Perú. Es decir que Artigas nació oriental, rioplatense, peruano y español de Indias. Y vivirá en consecuencia… A continuación voy a mencionar algunos hechos históricos, ocurridos en la época en que nace el Prócer, y que van a marcar sus primeros años de existencia. En primer término me referiré al trágico capítulo de la historia continental que significó la Guerra Guaranítica, derivada del lamentable tratado de Permuta que se firma en Madrid en 1750, por el que España entrega las Misiones Orientales a Portugal, a cambio de la Colonia del Sacramento. Los indios misioneros, que odiaban a los portugueses, a los que identificaban con los bandeirantes que durante siglo y medio incursionaban regularmente para llevarlos como esclavos a San Pablo, resistieron con las armas en la mano los términos del Tratado. Finalmente en 1756, un Ejército conjunto español y portugués, los masacró en las batallas de Caibatéy Chumiebí. Menciono este episodio, porque a partir de esta derrota se produjo el desbande demiles de indios misioneros, y muchos de ellos vinieron a la Banda oriental, agregándose a los guaraníes que ya existían en nuestro territorio y constituyeron el elemento indígena principal, mucho más numeroso que los charrúas, que vivirá en nuestra campaña en la época de Artigas. Son, por otra parte, los que bautizaron con sus palabras guaraníes una infinidad de accidentes geográficos, cerros, ríos, arroyos y poblados de nuestro suelo, incluyendo el propio nombre del país. Otro hecho histórico relevante, ya nacido Artigas, es la expulsión de los Jesuitas, que se verifica en 1767. Acusados, entre otras cosas, de haber instigado a los guaraníes a la rebelión que hemos referido, son expulsados de todos los territorios de España; en forma fulminante y con lo puesto, son subidos a un barco que los lleva a Europa, donde, expulsados ya de la mayoría de los países, van a dar a Lituania, por gestión de la zarina Catalina la Grande. Dado que los Jesuitas tenían una gran influencia en los estratos educados de los criollos (monopolizaban la enseñanza media y superior) este hecho resultó traumático para la sociedad de la época. Ambos episodios, Guerra Guaranítica y expulsión de los Jesuitas, contribuirán a la destrucción de las Misiones Guaraníticas, única muralla que frenaba el avance portugués hacia el oeste y hacia el sur. Veremos más adelante que el Caudillo tuvo muy en cuenta esto y quiso restaurar la antigua realidad misionera, lo que constituyó uno de los ejes de su visión geopolítica. La creación del Virreinato del Río de la Plata y la firma del Tratado de San Ildefonso, cuando Artigas tenía 12 y 13 años respectivamente, van a darle al futuro caudillo la noción del espacio geográfico en el que trascurre su vida. Será la Patria que 2
Artigasnunca quiso dividir, y que incluía a los actuales Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay y parte de Río Grande do Sul. Tan es así que el Caudillo no quiso fragmentar este territorio que cuando en 1815, a través de la misión Pico y Rivarola, Buenos Aires le ofreció la independencia de la Provincia Oriental, a la que podrían sumarse, si así lo deseaban, Entre Ríos, Corrientes y Misiones, a cambio de su renuncia a su influencia más allá del Paraná (Santa Fe y Córdoba), Artigas rechazó rotundamente la infame propuesta, que para él consistía en un gran insulto. Su Familia José Gervasio era el tercero de los 6 hijos de Martín José Artigas y de Francisca Antonia Pasqual. La casa en que nacióse encontraba en la esquina de las calles San Luis y San Benito, actuales Cerrito y Colón, y había pertenecido a sus abuelos maternos, que vivían con la familia en construcción aparte. Hoy esa casa no existe. El 21 de junio Artigas es bautizado en la Iglesia de San Francisco, ubicada donde hoy es la sede del BROU, en frente a la nueva Iglesia que recién se terminó de construir en 1900. El Montevideo que lo vio nacer siempre había tenido en su gobierno, es decir en su Cabildo, o en su defensa, es decir en sus Milicias, a un Artigas. La brillante figura de José Gervasio opacó a la de su padre y su abuelo, que no por eso dejaron de ser personajes destacados en la sociedad de su época. Juan Antonio Artigas Ordobasnació en Aragón en 1693 y había venido desde una comunidad llamada Puebla de Albortón que hoy, en el Siglo XXI, tiene unos 150 habitantes. Había sido soldado en la guerra de sucesión de España y ya se lo encuentra en la expulsión del pirata francés Moreau de la Bahía de Maldonado en 1720. Casado con Ignacia Javiera Carrasco, hija del Capitán Salvador Carrasco y Leonor de Melo y Coutiño, descendiente del Inca Tupac Yupanqui, que casualmente reinaba al momento del descubrimiento en 1492 (aunque los españoles hayan llegado al Perú 30 y pico años más tarde). El matrimonio con sus 3 primeros hijos se instala en Montevideo en noviembre de 1726 perteneciendo al primer grupo de familias pobladoras de la ciudad. Como fundador de Montevideo recibió honores y privilegios de acuerdo al auto de fundación de Bruno Mauricio de Zabala. Hijo dalgo y beneficios materiales: solar en la actual calle Rincón, chacra sobre el Miguelete y estancia sobre el Arroyo Pando. Ya anciano, en 1768, le dan, en reconocimiento a los servicios prestados, la estancia de Casupá. En 1730, con la conformación del primer Cabildo, es designado Alcalde de la Santa Hermandad, algo así como Comisario y Juez de campaña. Inicia una carrera 3
pública que sigue hasta su muerte en 1775 llegando a ser Capitán de Caballeros Corazas en Montevideo. El cumplimiento de su función le exigía grandes sacrificios y un espíritu de lucha poco común, tratando con todo tipo de malhechorese indios díscolos. Hay elogios en los partes y crónicas de la época por su valor y celo. Fue amigo de los indios, no obstante cuando tuvo que combatirlos lo hizo, particularmente cuando charrúas y minuanes se aliaban a los portugueses.Al igual que un siglo y pico antes Hernandarias, el primer y gran gobernador criollo,fue respetado e incluso apreciado por los indios. En 1762, cuando se quiere atraer la amistad de los minuanes se los invita al Cabildo y se pide la presencia de Juan Antonio Artigas. Además de su reconocido valor, también es resaltable su honestidad: a pesar de haber hecho requisas de miles de cabezas, cuando se hace el censo de 1753 tenía solo 60 cabezas de su propiedad. Su vida estuvo caracterizada por su extrema austeridad: despreciaba el dinero y la vida lujosa. Don Juan Antonio Artigas perteneció a laOrden Tercera de los franciscanos, que implicaba asistencia a los pobres y enfermos. Cabe destacar que fueron integrantes de esta Orden todos los abuelos, los padres y varios tíos de José Gervasio Artigas. Su hijo Martín José Artigas, padre del Caudillo, también se distinguió por su honradez y espíritu de servicio. Llegó al grado de Capitán de Voluntarios de Caballería de Montevideo. Al igual que su padre fue Alcalde de la Santa Hermandad e integró 10 veces el Cabildo. Con su padre compartió sus cargos y lo acompañó en las actividades rurales, siendo el hijo preferido de Juan Antonio Artigas, que lo designa administrador de su estancia en Casupá y albacea de sus bienes. A partir de 1811 acompañó el movimiento revolucionario de su hijo y perdió sus bienes. En 1816, octogenario, estaba en estado de mendicidad. Dentro de la Orden franciscana fue limosnero, el cargo más relacionado con la asistencia a los pobres. El abuelo materno era Felipe Santiago Pasqual Aznar, también nacido en Aragón, casado con María Rodríguez Camejo, nacida en Tenerife,mujer de empresay sobrina del primer Alférez Real que tuvo Montevideo. En sus últimos años,Felipe Pasqualhabía instituido una capellanía nombrando primer capellán a su nieto preferido, José Gervasio, siempre que éste abrazara la carrera eclesiástica. En la escuela de los padres franciscanos, que funcionaba en el Convento de San Bernardino,Artigas hizo sus primeros estudios: doctrina cristiana, lectura, escritura, aritmética, gramática y ciencias naturales.Vivió sus primeros años en la ciudad y en la chacra de su padre, junto al arroyo Carrasco. A los 8 años recibió el sacramento de la confirmación y a los 14 su nombre aparece como integrante de la Cofradía del Santísimo Rosario. 4
Los Artigas eran gente de mediana fortuna, lograda a fuerza de sacrificios y de trabajos. Ya mencionamos los bienes recibidos por don Juan Antonio en su calidad de fundador de Montevideo. Martín José Artigas agregó a su corta herencia (la estancia de Casupá), un campo en Pando, otroen Chamizo, además de la estancia en Sauce, herencia de su esposa. Dice Mario Cayota: “Ambos gozaban de merecido prestigio y consideración en la ciudad y en su territorio, conquistado merced a una conducta de severa austeridad y a una constante y comunitaria convivencia con los hombres y la tierra.” La sicología moderna señala la influencia del medio familiar en la formación del ser humano. Tanto más en el Montevideo del siglo XVIII, de tantas cercanías, y en un hogar tan fuertemente cohesionado. Sus hermanos Manuel Francisco y José Nicolás participan en la Revolución. José Nicolás fue herido en las Piedras. Manuel Antonio Artigas, muerto en San José, era hijo de su tío Esteban. Sus Secretarios Miguel Barreiro y Monterroso, eran hijos de las hermanas Bermúdez Artigas, que eran primas hermanas de José Gervasio,Otorgués era bisnieto de la abuela materna de José Gervasio. Este entretejido familiar, a lo que se agrega su enorme prestigio en la campaña, explican el apoyo que tuvo el Caudillo desde el primer momento en que se pasa a la revolución.
Etapa anterior a 1811 Hay una etapa de la vida de Artigas, hasta su ingreso al Cuerpo de Blandengues a los 32 años de edad, de la que existe poca información. Dejó su casa a los 17 o 18 años, en 1782, para establecerse en Santo Domingo de Soriano para dedicarse a actividades rurales, asociado a su pariente Patricio Gadea. Allí conoció a Isabel Velázquez o Sánchez, con la que tuvo una relación estable de cerca de 15 años, de la que nacieron 4 hijos. Artigas llevó en estos años vida de paisano suelto, pero vinculado a una región, Santo Domingo de Soriano, de especiales características: ubicación estratégica, zona de vaquerías y de particular actividad, se le llamó “la patria india”.Al norte del Río Negro toma contacto con la cultura misionera. El oriental Nicolás de Vedia, quien sería general a las órdenes del gobierno porteño y enemigo de Artigas, que lo conociera en su primera juventud, decía: “era un muchacho travieso e inquieto y propuesto a sólo usar de su voluntad…gustaba correr alegremente por los campos, changuear y comprar en éstos ganados mayores y caballadas, para irlos a vender a la frontera del Brasil…siempre haciendo la primera figura entre los muchos compañeros… lo vi en una estancia a orillas del Bacacay, circundado de muchos mozos alucinados que acaban de llegar con una crecida porción de animales a vender…” Esa era una zona de indios.Artigas no habría logrado tal ascendencia si éstos no lo 5
sintieran como uno de ellos. En esta época sobresale su relación con los indígenas, estrato inferior, solo por encima de los esclavos. En estos años adquirió gran madurez y experiencia. Conoció admirablemente la campaña, no solo su geografía sino, y sobre todo, a su gente, gauchos e indios, con quienescompartió la experiencia del fogón, las fatigas y el peligro. Develó los secretos del monte y las ocultas picadas, fue rastreador y baqueano. Pero además se adentró en el alma del gaucho y del indio, e hizo valer su personalidad de hombre guapo, sereno y decidido. Seguramente Artigasno tuvo contacto con libros. Es sorprendente que haya autores que quieran disfrazarlo de Washington criollo e insistan en destacar su supuesta cultura libresca. Solo ven en los libros inteligencia y discernimiento. La cultura y los valores de Artigas se basan en el profundo conocimiento que tuvo del territorio y del alma de su gente, cultura que lamentablemente le faltó a otros conductores revolucionarios de la época. Se ha hablado mucho de un Artigas, en esta etapa de su vida, dedicado al contrabando. Es cierto, sí, que el contrabando violaba las leyes de la Corona, pero también es cierto que era la ley social de la época. Lo hacían todos los comerciantes del Siglo XVIII, era fecundo para las propias colonias y solo afectaba a los grandes propietarios y a la Corona.Lo que también es claro es que Artigas no fue ningún malhechor. Si lo fuera, ¿cómo en unos pocos meses después de ingresado al Blandengues se transformó en garante del orden y la justicia? A los 32 años de edad ingresa en marzo de 1797 al Cuerpo de Blandengues de la Frontera en el cuartel general en Maldonado. Pone tal celo, es tan eficiente y demuestra tal valor en el cumplimiento de sus funciones que ya en octubre de ese año 97 es nombrado Capitán de Milicias. Los partes decían: “están con Artigas”, él era la referencia. Será mencionado especialmente en los partes escritos por sus superiores, incluyendo su actuación durante las Invasiones Inglesas., adquiriendo en estos años enorme prestigio entre sus paisanos. Fue designado ayudante de don Félix de Azara, seguramente por lo que decía Sobremonte: “por su mucha práctica de los terrenos y conocimiento de la campaña”. Sus hijos Artigas se casa con su prima Rafaela Villagrán en 1804 y tiene con ella 1 hijo varón, José María, y 2 niñas, que fallecen a poco de nacer, lo que ocasiona el desequilibrio mental de su esposa. 6
En total Artigas tuvo 12 hijos, a los que algunos autores le agregan al Caciquillo charrúa Manuel Artigas y a un supuesto hijo en Paraguay, Juan Simeón Gómez. Ambos casos generan dudas en otros historiadores. El Caudillo nunca se desentendió de sus hijos. Hay múltiples cartas con ternura y calidez. Siempre hay en su conducta discreción y respeto. Juan Manuel, el hijo mayor, lo va a acompañar en sus campañas (lo salva en Mocoretá). Personalidad de Artigas Larrañaga decía que Artigas “conoce mucho el corazón humano, principalmente el de nuestros paisanos y así no hay quien le iguale en el arte de manipularlos. Todos lo rodean y todos lo siguen con amor no obstante que viven desnudos y llenos de miseria a su lado.”Agrega que era un hombre inteligente, de tino extraordinario. En 1841 su detractor Bartolomé Mitre decía: “Artigas era verdaderamente un hombre de hierro. Cuando concebía un proyecto no había nada que lo detuviera en su ejecución, su voluntad poderosa era del temple de su alma y el que posee esta palanca puede reposar tranquilo sobre el logro de sus empresas… Original en sus pensamientos como en sus maneras, su individualidad marcada hería de un modo profundo la mente de su pueblo….Activo pero silencioso, hablaba muy poco y sus órdenes más terminantes se expresaban en el lenguaje mudo que pedía la vida o la muerte de los gladiadores.” Indudablemente Artigas era una persona tenaz, inflexible con sus enemigos, que no sabía de componendas una vez determinados los objetivos de su lucha. Alvear dirá: “no hay arreglo con este hombre, es un bárbaro”. Es el mismo término que después usará Sarmiento para denigrar a todo lo autóctono… Artigas tenía urbanidad y no tenía modales propios de los gauchos. No era un intelectual, solo era perspicaz y con talento natural, diestro en las faenas del campo. A diferencia de otros próceres americanos, Artigas no fue educado en Europa ni salió nunca del ámbito de su patria. El único idioma que conocía y hablaba con fluidez, aparte del castellano, era el guaraní. Artigas no tuvo otros maestros que su austera y aldeana familia, los indios y los paisanos, y los frailes franciscanos, que le inculcan su cultura milenaria. Esa era su singularidad. Era reservado, más bien taciturno, de actuar grave. Pero no era hosco y era generoso. Era sobrio en sus gustos. Decía Nicolás de Vedia: “un gesto suyo, una sola palabra, era una orden terminante que todos se apresuraban a ejecutar. Activo pero silencioso, hablaba muy poco…siempre se mostró superior al peligro” Antonio Díaz dice que rara vez sonreía. Le gustaba jugar a los naipes, tocar la guitarra, cantaba y bailaba bien. Bebía 7
poco y comía parcamente. Su carácter tanto se aleja del misántropo como del caudillo dicharachero y demagógico. Su ascendencia sobre el paisanaje se fundó en la cristalinidad y en la preocupación por los más infelices. Fue asombrosa la austeridad en la que vivió. El historiador Félix Luna aludió al ascetismo franciscano del Protector de los Pueblos Libres. Robertson describe su austeridad y pobreza. Larrañaga ve “indicios de un verdadero espartanismo”,Sarratea se sintió ofendido cuando Artigas lo invitó a almorzar sobre un cuero tirado en el piso… El Gral. A. Díaz dice que solo comía carne asada y agua. La sencillez en que Artigas eligió vivir contrasta con la pompa que rodeó a otros próceres del continente. Lo designan debajo de Rondeau y aceptó; a las primeras desinteligencias, devolvió el despacho de Coronel a Buenos Aires; Elíoreiteradamente le ofrece el grado de general, gobernador militar de la campaña y dinero para que desertara de las filas revolucionarias: Artigas contestó que consideraba la oferta un insulto; nunca usó el título de Protector de los Pueblos Libres, sino que decía que las provincias estaban bajo la protección de la Provincia Oriental; en su derrota rechazó el asilo que le ofreció el cónsul de Estados Unidos.; el virrey del Perú le ofrece infructuosamente lo que fuera por dejar las fuerzas revolucionarias...Decía Zorrilla de San Martín “¿qué no hubiera dado España por recuperar a su antiguo capitán de Blandengues?”… La leyenda negra de los Cavia, Berra, Sarmiento, Mitre, la revista literaria de J.P. Varela, fuertemente envenenados por el odio unitario, dirán que Artigas era cruel y sanguinario. Perugorría fue un traidor. Artigas lo condena pero libera a los demás. Aplicó el castigo que las leyes de la guerra preveían para los casos de traición (no a los enemigos)…Perdonó también a los prisioneros que Buenos Aires le envió para que los ejecutara: “no soy verdugo del gobierno de Buenos Aires”, dirá.Al examinarse su actuación no puede constatarse un solo hecho que trasmita sentimiento de crueldad o venganza.Artigas y el artiguismo encarnaron lo que para Ramiro de Maeztu fue una de las características más salientes del ser hispánico: la costumbre de, una vez pasada la cólera inicial, indultar y perdonar. Tuvo clemencia en Las Piedras, en una época en que los prisioneros eran normalmente ejecutados. Basta recordar que 60 años después, en nuestro país, en la batalla del Sauce, el jefe vencedor mandó degollar a cientos de vencidos… No hay denuncias de maltrato enPurificación. En la misma época Rivadavia, un “civilizado” para Sarmiento, hacía ahorcar a Álzaga (héroe del enfrentamiento alos ingleses) y a 40 personas más por una supuesta conspiración, Posadas ordenaba tratar a 8
los orientales como asesinos e incendiarios, Alvear saqueó Montevideo, Pérez Planes e Hilarión de la Quintana asesinaban partidarios de Artigas en el litoral, los portugueses arrasaron las Misiones, ocurrían tremendas atrocidades en Nueva Granada… pero el cruel, el sanguinario, era Artigas…
Ideario de Artigas Cuando hablamos del ideario de Artigas, aludimos a las ideas que él avaló con su firma. Que él no haya sido su artífice exclusivono le resta mérito ni gloria. Nos referimos a las ideas que él asumió y por las que luchó. Es indudable que Artigas fue el eje en torno al cual se agruparon las ideas y personalidades. Cuando Viera y Benavídez le informan al gauchaje que Artigas está con la Revolución, el pronunciamiento fue entusiasta… Ya lo sabían los revolucionarios de mayo de 1810 que en su Plan de Operaciones habían establecido que en la Banda Oriental era preciso contar con un sujeto llamado José Artigas para levantarla a favor de la revolución porque tenía “talento, opinión, concepto y respeto”. Sin embargo Artigas no se incorporó a la revolución de inmediato. Tal vez recelaba de aquella Primera Junta que sembró el terror en las Provincias, llegando incluso a fusilar, arcabucear en palabras de Moreno, al héroe de la reconquista de Buenos Aires contra los ingleses, don Santiago de Liniers… Tal vez recelaba de aquella Primera Junta que le abría las puertas de par en par a los productos ingleses, arruinando así a las provincias interiores.Al respecto dice Alberto Methol Ferré: “Los mercaderes del librecambio querían extender su dominio definitivo por todo el país y el terror morenista era su expeditivo camino. Se trataba de liquidar rápidamente todos los obstáculos provinciales…Sin embargo las resistencias que levanta provocan a corto plazo su caída. Y surge así la Junta Grande como transacción nacional entre Buenos Aires y el interior”... Artigas recién se plegará a la revolución 9 meses después de los hechos de mayo, en febrero de 1811, cuando ya la Junta de Mayo había sido reemplazada por la Junta Grande. Podemos decir que el ideario artiguista descansa sobre tres elementos esenciales: la soberanía particular de los pueblos, la opción preferencial por los pobres (“que los más infelices sean los más privilegiados”) y la inclusión social, particularmente en lo que se refiere a la incorporación de los indios a su sistema. Este es el trípode del ideario artiguista, que tiene un eje dinamizador:la activa participación popular, no al modo liberal sino a través de los Cabildos y congresos que auspició y respaldó vigorosamente. 9
La idea de soberanía particular de los pueblos y de gobierno inmediato no viene de Estados Unidos, sino que viene de corrientes españolas de larga data (la soberanía del común).Nótese que el artiguismo se refiere a “los pueblos”, no al “pueblo” en forma abstracta, concepto roussoniano que difunde la Revolución Francesa. Los pueblos son realidades visibles, tangibles, son el pueblo de Maldonado, de Colonia, de Montevideo, de Córdoba, etc… Cuando Buenos Aires sustituye a la España borbónica en la hegemonía sobre el resto de las Provincias, todas ellas se levantan en su contra. Pero de todos los caudillos es Artigas el que más hondo y lejos ve el conjunto de los problemas históricos en juego. Al decir de Jorge Abelardo Ramos: “escribir su historia sería en cierta forma reescribir la historia argentina, porque hemos pagado tributo a la falsía de nuestro origen y, víctimas solidarias de la balcanización, hemos “balcanizado” a Artigas, amputándolo de nuestra existencia histórica para confinarlo a la Banda Oriental. Entre Mitre y Vicente Fidel López, las dos figuras mayores de la historia oficial, han hecho del Artigas histórico, lo mismo que la oligarquía porteña logró hacer con el Artigas vivo”. En el tema de la inclusión social Artigas es realmente singular en su época y en comparación con otros Próceres americanos. Para muchos revolucionarios latinoamericanos la chusma debía quedar excluida, el gobierno lo ejercían solo los iluminados, e incluso proponían un rey y un Senado de nobles o de quienes tuvieran determinada cantidad de dinero. En cambio en el artiguismo era esencial la participación popular en todos los niveles y su ámbito de expresión natural eran los Cabildos, tal como estaban concebidos en la tradición hispánica. La palabra Cabildo, al igual que la palabra Caudillo, provienen etimológicamente de la palabra Cabeza. El Cabildo era la cabeza de la ciudad, su gobierno, así como el caudillo era la cabeza de su gente, su intérprete. Sin embargo los Cabildos fueron eliminados por la Sala de Representantes unitaria, antiartiguista (la única que reconoció la presidencia de Rivadavia), en 1826. La soberanía particular de los pueblos tampoco fue considerada por los constituyentes del 30. No podían votar el peón jornalero, el sirviente a sueldo, el soldado de línea y los vagos (los gauchos estaban comprendidos en esta categoría?) Tampoco los analfabetos... Eran éstas las ideas de la época…no las de Artigas. Del otro lado del río, Manuel Dorrego coincidía con el caudillo, hablaba de la aristocracia del dineroy pagó esa clarividencia con su vida. En el Éxodo y en las Asambleas que proclamaron a Artigas Jefe de los Orientales, tampoco hubo discriminación ni exclusiones. En la circular para elegir representantes en 1813 lo único que se pedía era que fueran personas de bien, con prudencia, honradez y 10
probidad. Como en las más antiguas elecciones del común hispánico, la soberanía sin exclusiones ejercida en forma directa. En el acta de elección de la Villa de Nuestra Señora de Guadalupe, muchos firmaron “a ruego de otros” (analfabetos).Otorgués decía “que el diputado sea de la calidad y clase que fuere”. Así no solo se aseguraba la representación popular sin exclusiones de orden social o económico, sino que se afirmaba la soberanía particular de los pueblos. En ese mismo sentido, la conducta del artiguismo con respecto a los indios es singular y relevante. Para el Congreso del Arroyo de la China, Artigas pidió a los pueblos misioneros que enviaran diputados que fueran hombres de bien, y de alguna capacidad para resolver lo conveniente. En la figura de Artigas las provincias encontraron un conductor y una doctrina. La palabra artiguismo representa a lo nacional y popular.Y esto porque Artigas diseñó un programa que contemplaba ampliamente los intereses nacionales y populares. Levantó soluciones proteccionistas para amparar las manufacturas y artesanías acosadas por los artículos extranjeros importados. Las provincias no solo podrían desarrollar sus industrias nativas bajo la protección arancelaria sino que recibirían el consiguiente apoyo financiero al nacionalizarse y repartirse equitativamente las rentas aduaneras. Para que estas soluciones fueran viables, era imprescindible quebrar la hegemonía de Buenos Aires e incluir a la provincia metrópoli como una más, enel contexto de una nación equilibrada. De ahí las ideas federales. La soberanía nacional radicaba en un Congreso que reuniera representantes de provincias autónomas y que en pie de igualdad resolvieran los grandes problemas nacionales. Como Buenos Aires estaba en absoluta minoría frente al resto del país, se negaba rotundamente a una solución política de tipo federal donde perdería inapelablemente sus privilegios. Marcelo Gullo, autor argentino, además de haber escrito que Artigas fue el más lúcido, noble y notable caudillo de la historia rioplatense, en su reciente libro “La Historia oculta”, es quien dice la frase que la Presidenta argentina repite, en un supuesto testamento de dudosa existencia: “Yo, José Gervasio Artigas, argentino de la Banda Oriental…”, y se refiere a la insubordinación artiguista. La insubordinación ideológica artiguista contra el orden ideológico imperante (el libre comercio)se expresó con total claridad por primera vez en 1813, cuando hizo elegir por voto popular a sus representantes para la Asamblea que, siguiendo la antigua tradición española, fueron provistos de instrucciones que debían orientar su accionar en el Congreso. Estas instrucciones consagraban que los diputados orientales debían manifestarse tajantemente por la inmediata declaración de la independencia, por la adopción de la forma republicana de gobierno, por la conformación de un gobierno 11
central fuera de Buenos Aires y por la aplicación de una política industrial proteccionista.La instrucción 17º dice claramente: “que todos los derechos, impuestos y sisas que se pongan a las introducciones extranjeras serán iguales en todas las Provincias Unidas, debiendo ser recargadas todas aquellas que perjudiquen nuestras artes o fábricas a fin de dar fomento a la industria de nuestro territorio”… Artigas no hacía más que proponer lo que Estados Unidos aplicaba en esa misma época, de la mano de Hamilton. Dos años más tarde, bajo la conducción de Artigas, la Confederación de los Pueblos Libres constituyó una verdadera Unión Aduanera y un mercado común en el que se protegía a los productores nacionales de manufacturas, estimulando, a través del instrumento fiscal de la aduana, ciertas exportaciones e importaciones, al mismo tiempo de desalentaba otras. Por otra parte las instrucciones establecen también los límites de la Provincia Oriental, que son los del Tratado de San Ildefonso, unificando las tres jurisdicciones de la Banda Oriental y reclamando los 7 pueblos misioneros ocupados por los portugueses, a los que Artigas daba, como veremos, un papel preponderante en su proyecto. La Asamblea, presidida por Alvear impidió el ingreso de los diputados orientales, argumentando que no habían sido designados legalmente, cuando en realidad eran los únicos que habían sido elegidos por voto popular. Es el mismo Alvear que 2 años después enviará cartas a Gran Bretaña pidiendo su protectorado para estas tierras En junio de 1815, el Congreso del Arroyo de la China, también conocido como Congreso de Oriente, atento a la situación de la vuelta de Fernando VII al poder y a los continuos avances de los portugueses en la Banda Oriental, procedió, un año antes que el Congreso de Tucumán, a declarar la independencia de España y de toda otra potencia extranjera, y adoptar como identificación de la nación la bandera azul y blanca, creada por Belgrano a orillas del Paraná, con una franja roja cruzada. Esta fue la primera declaración de la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero tal importante acontecimiento fue ocultado de la historia oficial escrita por Mitre y sus seguidores. Salvo Córdoba, que envió una pequeña representación que enarboló ideas federales, ninguna de las provincias que conformaban la Liga de los Pueblos Libres concurrió al Congreso de Tucumán de 1816, por lo que sigue siendo motivo de debate cuál de las 2 asambleas alcanzó mayor representatividad. Dos meses más tarde, en setiembre de 1815, se aprobó el Reglamento para el Fomento de la Campaña, que puede ser considerado, con justicia, la primera reforma agraria de Iberoamérica. Se trataba de atender el principal problema que existía en la campaña, exhausta ya después de un lustro desorden: el poblamiento de la campaña, que en la 12
visión de Artigas debía hacerse con nuestra gente, no con extranjeros de una “raza superior” como impulsaría años después Sarmiento. Por el reglamento se establecía la expropiación de tierras y su reparto a los que la trabajaban, a la vez que se les proporcionaba semillas y animales, con la prevención de que los más infelices fueran los más privilegiados. Asimismo, determinó claramente que el reparto no se realizaría para promover la acumulación de tierras sino todo lo contrario, y estableció que los beneficiarios del reparto no pudieran vender o enajenar las tierras recibidas ni contraer sobre ella débito alguno bajo pena de nulidad. El texto afirmaba que éstas “son heredades que tienen un alto sentido de reparación social y de instrumento de mejoramiento del campo y no de meros instrumentos para transacciones comerciales.” Esto es lo que hace diferente al artiguismo. Ante una oligarquía porteña que no estaba dispuesta a ceder su posición de dominio y que hasta fechas tan avanzadas como 1818, 2 años después de proclamada la independencia, seguía buscando un príncipe para coronar, Artigas fue el primero que vio claro el juego económico que favorecía al puerto de Buenos Aires y al comercio inglés, hundiendo en la más absoluta miseria a las Provincias interiores. Impotente el poder porteño para detener la extensión del prestigio y la influencia de Artigas sobre el resto de las provincias, recurrió ala Coronaportuguesa entregándole la Provincia Oriental a cambio de la cabeza de Artigas. La derrota final de Artigas, con la consiguiente segregación de la Provincia Oriental, y por consiguiente la necesaria dependencia de las Provincias interiores del único puerto de Buenos Aires, significará el triunfo de los mercaderes anglo porteños. Artigas y las Misiones La decisión de Artigas en cuanto a restaurar el antiguo régimen de la República Guaraní Misionera, sistema que establecía que los cabildos indígenas debían ejercer el gobierno efectivo de los pueblos, fue tan radical que llegó a ordenar que los blancos fueran desterrados de éstos, para que los naturales se gobernaran por sí. Artigas impartió órdenes estrictas, no solo para que se tornara al sistema que regía antes de la expulsión de los Jesuitas, sino que quiso que este régimen se extendiera a todos los pueblos de indios. No solo dispuso que se volviera a la antigua organización misionera, sino que reconocía que “ellos tienen el principal derecho”, y ordenaba al Gobernador de Corrientes darles tierras en las que pudieran vivir de su trabajo. Con esto establecía una auténtica y revolucionaria opción preferencial por los pobres. Esta actitud de Artigas contrasta con el comportamiento de los gobiernos republicanos de la época, imbuidos 13
de ideas liberales, que no solo no estaban dispuestos a concederle tierras a los indios, sino que querían quitárselas, incluso exterminándolos. Desconocer o minimizar la importancia que las Misiones tuvieron en el programa y movimiento artiguista configura una grave amputación al proyecto y, para entender cabalmente a éste, se lo debe mirar desde las Misiones y no desde los puertos del Plata. Acostumbrados a asociar la acción del Prócer a los límites del Uruguay, es común soslayar la cabal visión geopolítica del caudillo. Decía Oscar Bruschera: “Cuando llegó la hora de la ruptura definitiva con Buenos Aires, Artigas debió llevar a la práctica su visión integradora enel creciente ámbito geográfico de su directa influencia. En el ancho marco de las provincias vertebradas por el Uruguay, el Paraná y el Paraguay, el centro de la visión geopolítica de Artigas eran las Misiones. En esta región el caudillo había acuñado sus experiencias esenciales, interpretando claramente su doble condición de nexo interregional y de frontera viva entre las jurisdicciones políticas de la América austral”. Pero además las Misiones eran la clave de bóveda del sistema federal. Por ellas se ganaba al Paraguay para la unidad del Plata, se aseguraba el acceso a las provincias interiores, se permitía la salida de los productos de una amplia región por los puertos del Plata y se establecía un muro de contención ante el incesante avance portugués. La preocupación de Artigas por las Misiones superó, siendo importante, el mero interés estratégico. El Prócer se propuso de manera expresa restaurar la antigua organización comunitaria propia de los pueblos que integraron esa república, organización que la Corona española desarticuló con la expulsión de los jesuitas y el establecimiento de un nuevo orden económico y social basado en el individualismo, el cual, junto con el latrocinio de los nuevos administradores, llevó a la ruina de las Misiones. Esta visión del Prócer despertó la adhesión incondicional del pueblo misionero, encabezado por uno de sus más leales lugartenientes, el caudillo guaraní Andrés Guacurarí, Andresito, que firmaba Andrés Artigas demostrando su amor filial hacia el Prócer. Los guaraníes sintieron verdadera veneración por Artigas, a tal punto que, ya en derrota en su campaña final, por cada poblado que pasaba salían mujeres y niños, hombres y ancianos, a pedirle su bendición. Y fue con indios misioneros que reconstituyó una y otra vez su ejército después de cada derrota, hasta su ingreso definitivo en el Paraguay, el 5 de setiembre de 1820.
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Legado de Artigas Artigas entró en el Paraguay con lo puesto. Dice la tradición que antes de cruzar el Paraná, le había dado al Sargento Francisco de los Santos los últimos 4000 patacones que le quedaban para que le llevara a sus lugartenientes presos en Río de Janeiro. Después repartió entre los pobres la pensión que le dio Gaspar Rodríguez de Francia. Muy pocas figuras alcanzaron su desprecio hacia la riqueza y los honores. ¿Cuál es el Artigas que debemos rescatar de la historia? El que dio origen a la orientalidad en los campamentos del Éxodo y del Ayuí; el que defendió tenazmente la autonomía militar en el año XII; el que adaptó las ideas políticas de la época a la idiosincrasia de los pueblos; el que plasmó concepciones económico-sociales que aún hoy siguen siendo avanzadas; el que mantuvo una conducta rectilínea, siempre fiel a sí mismo y a sus convicciones; el que luchó sin tregua por “su sistema” porque en él y solo en él veía el destino de la revolución; el que defendió su tierra heroicamente por más de tres años frente a un invasor portugués infinitamente más fuerte; el que cuando ejerce el poder es duro e imperativo, con una energía inflexible, como todos los que están profundamente convencidos de lo que hacen en bien de su pueblo… Ese es el Artigas que tiene y seguirá teniendo vigencia.Es también el Artigas que sabe cuándo consultar a su pueblo. Dice Tabaré Melogno: “en los instantes cruciales, cuando se juega el destino de la revolución, cuando hay que definir un rumbo cierto, el Caudillo se recoge en el seno de su pueblo, para escuchar la íntima y profunda voz de la conciencia colectiva. Como si necesitara empaparse de su esencia vital.Consulta a los pueblos, reúne congresos, explica decisiones, plantea problemas y se somete, con serena calma, al veredicto soberano del pueblo. Sabe que hay momentos históricos de tal manera decisivos, que el Conductor no puede actuar de por sí: debe recibir la cálida solidaridad de su pueblo. Debe oír la aprobación de sus actos y, sobre todo, debe abrir su entendimiento y su corazón a las sugestiones del hombre anónimo, que sufre y calla, mientras construye la patria”. En esa sintonía entre el pueblo y el caudillo reside sin duda la escondida raíz de la orientalidad. Catolicidad de Artigas Para terminar, quiero referirme a la catolicidad de Artigas, aspecto que sin lugar a dudas influyó en su conducta a lo largo de toda su vida. Ya vimos el entorno familiar profundamente religioso en el que creció. También hemos mencionado su opción por los pobres como pilar de su ideario y como lo aplicó en la práctica una y otra vez. En ese 15
sentido en el día de hoy la prensa publica una carta del Papa Francisco a nuestro embajador en el Vaticano en referencia al 250 aniversario del nacimiento del Caudillo en el que destaca el “aspecto religioso y de abnegada entrega a los menos favorecidos de la sociedad que este célebre Prócer uruguayo supo promover y encarnar en su larga vida…” Hay historiadores que quieren ver en su 3º Instrucción de 1813, cuando se refiere a la libertad religiosa, algo así como el establecimiento de la libertad de cultos. Nada más alejado de la realidad. Solo se refería a la independencia religiosa de Buenos Aires, a la potestad de designar a los religiosos por parte de las Provincias sin depender de la capital. Pero quiero ahora mencionar algunos aspectos poco difundidos de su religiosidad en su larga estadía en el Paraguay. Dijimos que repartió lo poco que tenía entre los pobres, incluyendo la pensión que le remitía Francia, lo que llevó a que los pobladores de Curuguaytí le llamaran el Padre de los Pobres. También sabemos, por testimonio de su hijo José María que, en Ibiray, los vecinos se congregaban a su alrededor todas las tardes para rezar el rosario. Decía José María Artigas con motivo de la visita a su padre en 1846: “Aquellos vecinos de Ibiray, aquellos pobres que tanto quieren y veneran a mi padre, se reúnen con él a rezar el rosario, cuando el toque de oraciones de las campanas distantes llega hasta ellos de la Asunción; los vi todos los días en el mismo sitio. Mi padre hacía coro; los demás, arrodillados en torno suyo, contestaban las oraciones, muchos de ellos, la mayor parte, en guaraní. En concluyendo, todos se retiraban a sus casas, después de saludar uno a uno, con veneración, al viejo. Éste entraba a paso lento a su rancho, y se acostaba temprano. Se levantaba con el alba.” Sabemos que también enseñaba catecismo a los niños, existiendo en ese sentido testimonio de un nieto del Presidente López, de nombre Juan León Benítez. Finalmente, el día de su muerte, el 23 de setiembre de 1850, según relata su vecina Asunción García, al llegar el sacerdote con la eucaristía, Artigas quiso levantarse para comulgar de pie, diciendo: “Quiero levantarme para recibir a Su Majestad”. Se levantó y recibió la comunión, volvió a acostarse y reinó un gran silencio. De repente, abre sus ojos en forma desmesurada, mira alrededor y con voz fuerte grita: “¿Y mi caballo? ¡Tráiganme mi caballo…!” Y volvió a acostarse. Y así murió, dice Zorrilla de San Martín, el Protector de los Pueblos Libres: a caballo y en paz. Para terminar, y para enaltecer el homenaje al Prócer en esta evocación de los 250 años de su nacimiento, quiero recordar los conceptos que sobre él vertió otro gran hombre 16
de nuestra patria, otro gran americanista, un gran pensador, uno de los más grandes escritores de nuestro país –y porqué no decirlo- de Hispanoamérica. Me estoy refiriendo a José Enrique Rodó, a quien no en vano sus contemporáneos llamaron el Maestro de la Juventud de América...“Allí, en el ambiente agreste, donde el sentir común de los hombres de ciudad sólo veía barbarie, disolución social, energía rebelde a cualquier propósito constructivo, vio el gran caudillo, y sólo él, la virtualidad de una democracia en formación, cuyos instintos y propensiones nativas podían encauzarse, como fuerzas orgánicas dentro de la obra de fundación social y política que había de cumplirse para el porvenir de estos pueblos. Por eso es grande Artigas, y por eso fue execrado como movedor y agente de barbarie, con odios cuyo eco no se ha extinguido del todo en la posteridad. Trabajó en el barro de América, como allá en el Norte Bolívar, y las salpicaduras de ese limo sagrado sellan su frente con un atributo más glorioso que el clásico laurel de las victorias”. Muchas Gracias
Referencias: Mario Cayota: “Artigas y su derrota: ¿Frustración o desafío?” Washington Reyes Abadie, Oscar Bruschera y Tabaré Melogno: “El Ciclo Artiguista” Alberto Methol Ferré: “Artigas o la a esfinge criolla” José María Rosa: “Historia Argentina” Tabaré Melogno: “Artigas” Marcelo Gullo: “La Historia oculta” Jorge Abelardo Ramos: “Revolución y contra revolución en la Argentina”
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