Revista Iberoamericana de Juventud Nº 5

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Revista Iberoamericana DE JUVENTUD

UNDESA

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Revista Iberoamericana DE JUVENTUD

Nยบ5

JUNIO 2007


SECRETARIO GENERAL Eugenio Ravinet

SECRETARIO GENERAL ADJUNTO José Manuel Miguel

DIRECTOR DE FORMACIÓN Javier Ruíz Rosado

DIRECTOR DE ESTUDIOS Paul Giovanni Rodríguez N.

EDICIÓN Y REDACCIÓN

Rocío Ocampo Lillo, Irene Macia, Esther Martín, Elvira Esteban, Carmen Vegas, Julián de Los Ríos y Ana Carolina Sánchez. Secretaría General de la Organización Iberoamericana de Juventud

MAQUETACIÓN Y DISEÑO GRÁFICO

Isabel La Fuente Taborga (lafuenteisabel@gmail.com)

FOTOS MIGRACIÓN

Eduardo Sánchez de León (ojala.es@hotmail.com)

IMPRESIÓN DISTRIBUCIÓN Y SUSCRIPCIÓN

Secretaría General de la Organización Iberoamericana de Juventud Paseo de Recoletos, 8 28010 Madrid –España Teléfonos: (+34) 913 690 350 – 913 690 285. Fax: (+34) 915 775 039 E-mail: oij@oij.org

DEPÓSITO LEGAL NOTA DE LA REDACCIÓN Las opiniones expresadas por los autores y las personalidades entrevistadas en esta revista no responden necesariamente a la posición oficial de la Organización Iberoamericana de Juventud. La responsabilidad de las mismas compete exclusivamente a sus autores. Queda autorizada la reproducción total o parcial de los contenidos de esta Revista, siempre y cuando quede citada la fuente.


JUVENTUD Y MIGRACIÓN


Sumario PRESENTACIÓN DE LA REVISTA 3 EUGENIO RAVINET Secretario General de la OIJ

TRIBUNA IBEROAMERICANA 4 ENRIQUE IGLESIAS Secretario General de la Secretaría de Estados Iberoamericanos (SEGIB) LEANDRO YAX ZELADA Presidente del Consejo Directivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe

ENTREVISTAS

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RIGOBERTA MENCHÚ Premio Nóbel de la Paz en 1992 ALAIN TOURAINE Director del Centro de Altos Estudios Sociológicos de París

PANORAMA CIENTÍFICO

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BRUNSON MCKINLEY Director de la Organización Internacional para las Migraciones-OIM (Ginebra, Suiza) CONSUELO RUMÍ Secretaria de Estado de Inmigración y Emigración (España) ALEJANDRO I. CANALES Director Centro de Estudios de Población-INESER (México) MARIO SANTILLO Director Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos-CEMLA (Argentina) CLAUDIO BOLZMAN Director Centro de Estudios de la Diversidad Cultural y de la Ciudadanía (Ginebra, Suiza) EMMANUEL JOVELIN Director Adjunto de Estudios y Desarrollo Internacional (Lille, Francia) RENÉ PEREIRA Especialista en Población y Desarrollo. Universidad Mayor de San Andrés-UMSA(Bolivia) LAURA ZANFRINI Profesora Asociada de la Facultad de Sociología de Milán (Italia) FERNANDO BARBOSA Investigador del Observatorio de la Convivencia Ciudad de Madrid-UCM (España)

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PRESENTACIÓN DE LA REVISTA Eugenio Ravinet

Presentación J

unto con el fenómeno de la Globalización, el amanecer del siglo XXI nos da muestras de que también será un tiempo de desplazamientos humanos, principalmente desde los países pobres hacia los ricos y con personas cada vez más jóvenes como protagonistas. De tal manera, la relación entre juventud y migración es cada vez más estrecha y ese acercamiento irá poniendo sobre el tapete nuevos temas, nuevas aristas de un fenómeno que nos habla de una búsqueda por la superación, por romper con las condiciones adversas en las que se nació. Dejar la tierra propia y a los seres queridos es una decisión difícil que requiere mucha valentía y que supone un gran esfuerzo. En los artículos incluidos en esta revista encontraremos, a través del análisis de destacadas personalidades y estudiosos del tema, una visión panorámica de la migración juvenil, sus causas y consecuencias y aquellos temas emergentes que vienen de la mano con esta realidad. Un cordial saludo,

Eugenio Ravinet Muñoz

Secretario General Organización Iberoamericana de Juventud

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TRIBUNA IBEROAMERICANA

“Al igual que otros grupos que sufren mayores niveles de vulnerabilidad, los jóvenes habían permanecido invisibles en el debate migratorio así como en las políticas públicas orientadas hacia el colectivo inmigrante.” Enrique Iglesias

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TRIBUNA IBEROAMERICANA Enrique Iglesias

Enrique Iglesias

Secretario General de la Secretaría de Estados Iberoamericanos (SEGIB) Enrique Iglesias se licenció como Economista en Uruguay, donde se hizo ciudadano naturalizado, a pesar de haber nacido en Asturias (España). Actualmente es Secretario General Iberoamericano. Fue Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 1988 a 2005; y Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de las Naciones Unidas. En su país ha sido Ministro de Relaciones Exteriores y Presidente del Banco Central. Fue Secretario General de la Conferencia Mundial de Energía en 1981 y recientemente formó parte de la Comisión de Alto Nivel nombrada por el Secretario General de la ONU para formular recomendaciones sobre la reforma de la organización y sobre la paz, el desarrollo y la seguridad nacional. También ha sido miembro de la Comisión de Alto Nivel nombrada por el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, para impulsar el Programa Alianza de Civilizaciones, propuesto conjuntamente por los Jefes de Gobierno de España y Turquía.

JUVENTUD Y MIGRACIÓN EN EL PROYECTO IBEROAMERICANO Tratamiento de las migraciones en la Conferencia Iberoamericana

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as migraciones han sido un componente esencial del espacio iberoamericano. Llevamos más de 500 años gestionando migraciones de diverso origen e intención y por eso sabemos que la emigración, por dura que ésta resulte, es y ha sido una esperanza de dignidad para millones de personas en todos los tiempos. Los países que integran el proyecto iberoamericano deben a los migrantes de todas las épocas una parte esencial de nuestras señas de identidad. Resulta lógico que la

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Conferencia Iberoamericana (mecanismo diplomático de concertación política y de cooperación al desarrollo surgido de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Guadalajara, México, de 1991) reconozca la necesidad de tratar la cuestión de las migraciones, que va a ser uno de los componentes principales de la agenda internacional de las próximas décadas. La Iberoamérica de hoy se ha convertido en una región con fuerte presencia en las migraciones internacionales, tanto hacia dentro como hacia fuera, en un momento donde la fluidez de las corrientes financieras, comerciales y de servicios generada por la globalización no ha tenido su

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correlato en la movilidad internacional de la mano de obra. Es por tanto apropiado que cuando los máximos mandatarios de los 22 países iberoamericanos se reúnen para abordar temas esenciales para nuestro futuro como la democracia, el desarrollo, la educación y la cultura y nuestra propia diversidad, presten atención al fenómeno migratorio. Los Jefes de Estado y de Gobierno Iberoamericanos, reunidos en su XV Cumbre de Salamanca en octubre de 2005, coincidiendo con la creación de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), definieron los grandes retos de Iberoamérica en su Declaración Final, entre los cuales se incluye por su alto contenido social, económico, político y de Derechos Humanos, el fenómeno de las migraciones internacionales. El punto 7 de la Declaración de Salamanca reconocía la complejidad del fenómeno y la globalidad del mismo, en la medida en que afecta a todas nuestras sociedades. En términos claros, el fenómeno migratorio plantea cuatro desafíos: la aceptación de la diversidad, la integración socioeconómica, el desarrollo de los recursos humanos y el tratamiento de las remesas. Se constata seguidamente la necesidad, siempre que exista capacidad, de diseñar “un marco iberoamericano de migraciones basado en la canalización ordenada y la regularización inteligente de los flujos migratorios, la cooperación contra el tráfico y la trata de personas y, además, en la responsabilidad de cada país por el diseño de las políticas públicas al respecto”.

“La emigración, por dura que ésta resulte, es y ha sido una esperanza de dignidad para millones de personas en todos los tiempos.” preparación y realización de un Encuentro Iberoamericano sobre Migraciones, el primero en su género, que debía tener lugar con anterioridad a la Cumbre de Montevideo en noviembre de 2006. Para la organización de este encuentro nos apoyamos en las instituciones de larga tradición en el quehacer migratorio para, desde su experiencia y logros, aportar una contribución adicional que pudiera ir ampliando el horizonte de nuestra consideración de las migraciones. Por ello, se recurrió a la colaboración de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), a través de su Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), y de la Fundación Carolina de España.

Tras un intenso proceso de preparación y consultas, el Encuentro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo tuvo lugar en Madrid en julio de 2006 en cumplimiento del Mandato de Salamanca. Participaron en él, además de los 22 países iberoamericanos, representantes de otros 10 Estados, de 30 Organizaciones Internacionales y 44 representantes de redes de Además, los Jefes de Estado y de Gobier- la sociedad civil, así como personalidades no encargaron a la recién creada SEGIB la del mundo académico, hasta un total de

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Tras Salamanca y el Encuentro de Madrid, la XVI Cumbre Iberoamericana de • Montevideo celebrada en noviembre de 2006, decidió que el punto central de sus deliberaciones era la cuestión de las migraciones internacionales. Establece • además que el “Compromiso de Montevideo sobre Migraciones y Desarrollo” será parte integrante de la declaración montevideana. El Compromiso de Montevideo El Compromiso de Montevideo es una declaración política de 25 puntos, extensa y detallada en su contenido, y estructurada en dos partes, una de reafirmación de principios políticos y otra en la que se recogen los compromisos operativos. Es un texto específico sobre un asunto concreto, la migración y el desarrollo, y no un compendio de referencias varias a una pluralidad de temas. Puede decirse con certeza que, de todas las declaraciones y documentos anexos emanados en 16 años de cumbres, el Compromiso es uno de los cinco más importantes. Entre los principios fundamentales que reconoce el Compromiso, podríamos destacar los siguientes: •

Situar a la persona del migrante en el centro de los programas o proyectos migratorios, respetando sus derechos

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670 participantes, todos ellos directamente vinculados al quehacer migratorio. El hecho de que junto a la actualidad del tema, participaran representantes de tan diversos ámbitos permitió un profundo intercambio de ideas, recogidas en la publicación Unidos por las Migraciones.

humanos independientemente de la condición migratoria y cualquiera que sea su nacionalidad, origen étnico, género o edad. Se trata de la consagración de un trato igualitario, que busca garantizar que los migrantes disfruten de los servicios públicos de salud, educación y acceso a la justicia. Migrar no es un delito, por lo que los Estados no desarrollarán políticas orientadas a criminalizar al migrante. La migración es un asunto transversal, íntimamente ligado al desarrollo, y a los derechos humanos. El análisis ha de ser integral y multidisciplinario, para abordar las causas y efectos de la migración, y el tratamiento al que hace referencia se define como activo y cooperativo.

Se reconoce la necesidad de que tanto las normas nacionales como los acuerdos internacionales iberoamericanos en materia migratoria respeten los principios de la Carta de las Naciones Unidas y los del Derecho Internacional, así como de los Derechos Humanos, del Derecho Internacional Humanitario y del Derecho Internacional de los Refugiados. A ello se unen los principios contenidos en la Declaración de la Organización Internacional del Trabajo sobre Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo.

Los Estados tienen el derecho a regular el ingreso y permanencia de los migrantes en su territorio, pero con la obligación de respeto al marco internacional de los Derechos Humanos, y ello con independencia de su condi-

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ción migratoria, lo que incluye a los indocumentados. •

Otra referencia esencial en la protección jurídica internacional del migrante, en este caso en el ámbito laboral, es el Convenio Internacional para la protección de todos los trabajadores migrantes y sus familias, a cuya ratificación se insta a los Estados de Iberoamérica, ya que hasta ahora sólo lo han suscrito 12.

En cuanto a los aspectos específicos referidos a la migración internacional, los Jefes de Estado y de Gobierno expresaron la necesidad de emprender acciones en lo relativo a temas concretos presentes en la realidad iberoamericana. •

Necesidad de desarrollar políticas de género que aborden este impacto diferenciado de la migración de las mujeres.

Asegurar a los niños y adolescentes, con independencia de su condición migratoria, la protección de sus vidas, el acceso a la educación y la sanidad, a su identidad y a una nacionalidad. Se recuerdan los textos internacionales acordados sobre la materia.

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La estrecha vinculación entre la protección de los Derechos Humanos de los migrantes y la lucha contra la trata y el tráfico de personas.

En la formulación de políticas migratorias, los Estados tomarán en consideración las condiciones de vulnerabilidad y desventaja que afectan a los indígenas y afro-descendientes.

El impacto que la pérdida de talentos supone para los países de origen, así como el riesgo de que dichos talentos no sean plenamente aprovechados en los países de destino.

El Compromiso define la migración como “una realidad transversal que guarda estrecha relación con la falta de desarrollo”. La reducción de la pobreza y un mayor desarrollo en los países de origen disminuye claramente los flujos migratorios no regulados.

Se afirma la idea de que las remesas son flujos privados, y no pueden ser catalogadas como ayuda oficial al desarrollo; se reconoce un derecho humano a la asistencia, y un derecho, derivado del anterior, a la recepción de la misma.

El Compromiso es, por tanto, un documento completo e innovador, que comparado con otras declaraciones políticas surgidas de otros foros internacionales, constituye un avance en materia de migraciones. Juventud y migración Al igual que otros grupos sociales que sufren mayores niveles de vulnerabilidad, los jóvenes habían permanecido invisibles en el debate migratorio así como en las políticas públicas orientadas hacia el colectivo inmigrante. Afortunadamente, los países de origen, tránsito y destino de los migrantes están tomando mayor conciencia sobre la importancia de conocer más a fondo cómo este fenómeno afecta a la juventud.


Los jóvenes no sólo se enfrentan a problemas derivados de su integración en el país receptor, sino que el comportamiento de la migración actual, caracterizado por la salida de uno de los padres o la reunificación familiar, genera una realidad que puede tener impactos negativos en el desarrollo de los jóvenes y en las dinámicas familiares. En muchas ocasiones, el retorno o la reunificación familiar tarda años en ocurrir, y el proceso puede ser más tardío y complicado cuando la emigración ha sido irregular, dependiendo de cuán restrictivas sean las leyes migratorias en los países de acogida. Aunque el Compromiso de Montevideo no recoge en sus artículos menciones expresas sobre juventud y migración, los principios que allí se reconocen, las acciones que tienden a mejorar la calidad de vida de los migrantes y el respeto de sus Derechos Humanos también son aplicables para el tratamiento de aquellos aspectos que caracterizan la migración de los jóvenes iberoamericanos o los efectos que la migración puede tener en sus vidas. Aquellas disposiciones de este instrumento orientadas a proteger a los niños, niñas

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Al analizar las estadísticas que reflejan las características demográficas de la población inmigrante en los países de destino, se observa que los jóvenes son un grupo muy representativo, y en algunos casos mayoritario, sobre todo si extendemos la edad de los jóvenes hasta los 30 años. La lógica frente a esta realidad es que las políticas públicas deben tener en cuenta a este colectivo, con el propósito de garantizar su integración efectiva en la sociedad de acogida.

y adolescentes, evidentemente son aplicables a los jóvenes en las primeras etapas de su transición hacia la edad adulta. Para el Compromiso de Montevideo requiere especial atención el tema de la trata y tráfico de menores de edad, así como la protección de sus derechos contemplados en los instrumentos internacionales tales como la Convención de los Derechos del Niño.

“El compor tamiento de la migración actual, caracterizado por la salida de uno de los padres esperando poder regresar a su país en un futuro próximo o la reunificación familiar, genera una realidad que puede tener impactos negativos en el desarrollo de los jóvenes y en las dinámicas familiares.” Los mandatarios le han dado una gran importancia a facilitar la reunificación familiar de los migrantes, lo que tiene una gran relevancia considerando lo importante que resulta para los jóvenes desarrollarse en un hogar que no sufra las consecuencias de la desestructuración familiar por largos períodos de tiempo, y que en la mayoría de los casos acompaña a los proyectos migratorios. Pero mientras esa reunificación familiar no se produzca, los Estados deben garantizar que los migrantes puedan enviar remesas a sus hijos y que, a su vez, éstos puedan recibirlas, de manera que se intente reducir los gastos de envío

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mediante la concertación con el sector bancario y las alianzas público-privadas. Se reconoce que estos flujos financieros privados resultan vitales para garantizar que los hijos de los migrantes asistan a la escuela, o que puedan tener acceso a servicios de salud en sus países de origen, supliendo de alguna forma las carencias en cuanto a disponibilidad de recursos que pueden sufrir sectores de población de algunos Estados. En cuanto a la educación, nos enfrentamos al reto de brindar igualdad de oportunidades para el futuro de estos jóvenes migrantes. Sobre este tema, el Compromiso insta a que se hagan los esfuerzos necesarios para asegurar a los adolescentes, independientemente de su condición migratoria, el acceso a la educación. Otra cuestión que nos preocupa tiene que ver con la criminalización del joven inmigrante. En muchos casos de forma injustificada, se asocia la violencia juvenil y la delincuencia con el incremento de la inmigración, lo que puede degenerar en enfrentamientos racistas y xenófobos. En el Compromiso de Montevideo, los Estados se comprometen a promover que la formación de administradores, autoridades policiales y migratorias, educadores y otros funcionarios, incluya programas para prevenir y combatir prácticas xenófobas, racistas y otras formas de into-

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lerancia. Creo que debe insistirse en la necesidad de desarrollar este tipo de programas para evitar situaciones que resten importancia al aporte positivo que las migraciones tienen en las sociedades de acogida. Cuando el proyecto migratorio es independiente o no está estrechamente vinculado con el de los padres (sobretodo se refiere a jóvenes en edades más avanzadas), podemos enfrentarnos a otra situación que tiene que ver con la fuga de talentos. El Compromiso de Montevideo reconoce además que esta tendencia no parece que vaya a disminuir en un futuro próximo, por lo que se trata de buscar fórmulas novedosas de aprovechamiento compartido de los migrantes calificados. Cuando se habla de migrantes se piensa en trabajadores. Pero lo cierto es que detrás de la migración hay niños y niñas, mujeres, indígenas, afro-descendientes, profesionales y jóvenes. Reconocer estas realidades y conocer sus especificidades y necesidades, nos permitirá hacer avances no sólo en el análisis, sino también en las acciones que repercutan en la calidad de vida de los migrantes y sus familias. Contribuiremos así a la humanización de las migraciones, a la dignidad de nuestra gente y a la transmisión de un mensaje positivo a la comunidad internacional desde el proyecto iberoamericano de concertación y convivencia.


TRIBUNA IBEROAMERICANA Leandro Yax Zelada

Leandro Yax Zelada

Presidente del Consejo Directivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe

Leandro Yax Zelada es Economista por la Universidad de San Carlos de Guatemala, y cuenta con una Maestría en Impac tos Territoriales de la Globalización por la Universidad Internacional de Andalucía (España). Ac tualmente es Presidente del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe y fue, con anterioridad, Presidente del Fondo de Desarrollo Indígena Guatemalteco. Es profesor universitario y consultor de organismos nacionales e internacionales sobre temas de interculturalidad.

MIGRACIÓN Y JUVENTUD E

n la actualidad el mundo se encuentra atravesando una coyuntura sin precedentes en el campo económico, científico, cultural, político y ambiental entre otros, lo que hace necesario un análisis de esta realidad de forma integral, ya que todos los ámbitos se encuentran interrelacionados entre sí y afectan a las más variadas formas de la vida humana. Asimismo, su afección es a nivel planetario con muy escasas excepciones, en las cuales, las comunidades se han declarado desconectadas de la civilización, tal es el caso de algunos pueblos indígenas de América Latina. No obstante, por aspec-

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tos metodológicos abordaremos especialmente el tema de la migración, que se circunscribirá a pueblos indígenas y a la juventud. El fenómeno migratorio se inicia desde la historia de la humanidad en sus distintas eras. Si lo abordamos desde la historia de los pueblos originarios, se registran pueblos con prácticas migratorias motivadas por distintas razones, que van desde la propia subsistencia hasta por motivos socioeconómicas. Los pueblos indígenas practicaban su economía dentro de un marco de inter-

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cambio comercial, aunque también se ejercía la autarquía. Basta con leer libros sagrados y/o las traducciones de las estelas mayas en las cuales se puede apreciar el intercambio de objetos comerciales entre distintos pueblos. De esa manera florecieron civilizaciones que se caracterizaron por ser grandes y verdaderos emporios comerciales como es el caso de Takalik Abaj, en Guatemala, que se considera, de acuerdo a las más recientes investigaciones realizadas por el Instituto de Antropología e Historia del Ministerio de Cultura y Deportes, como un lugar referencial en el cual se practicó de una manera intensa el intercambio comercial por su posición geográfica estratégica. Este sistema económico generó un intenso movimiento migratorio entre los distintos pueblos originarios, y lógicamente el uso de la moneda, así como un sistema numérico altamente desarrollado, como el sistema de numeración maya.

visados especiales y la entrega de “permisos especiales” para el ingreso. El fenómeno se agudiza en la histórica y estructural migración de habitantes de Centroamérica a los Estados Unidos de Norteamérica, situación que a pesar de los distintos mecanismos implementados por éstos últimos, incluyendo la construcción de la muralla de 1.200 kilómetros que se edificó en la frontera con México, no presentan visos de frenar.

Más tarde encontramos testimonios en la era cristiana, en los que el propio personaje alrededor del cual se centra el cristianismo, Jesucristo, fue miembro de una sociedad de migrantes. En numerosas ocasiones, las contiendas bélicas generaron movimientos humanos, pueblos desplazados que, por no caer en la esclavitud, prefirieron buscar otros territorios.

En América Latina se estima que, en algunos países, hasta un veinte por ciento de su población ha migrado a los Estados Unidos. Tal es el caso de El Salvador, Honduras, Guatemala y, de manera más relevante, el caso de México, en donde existen comunidades completas de “paisanos” en verdaderas ciudadelas, incluso ya se cuenta con representación en el sistema parlamentario y en alcaldías de importantes ciudades. Se estima que más de 30 millones de latinoamericanos han emigrado hacia los Estados Unidos.

En la actualidad, la migración es practicada en todo el mundo. Incluso en lugares donde antes no era habitual, hoy se aprecia este fenómeno muy frecuentemente. En Europa ya se observan prácticas migratorias similares a las que en un inicio se aplicaron en los Estados Unidos, con miras a frenar la vorágine migratoria de ecuatorianos, peruanos y bolivianos al “viejo continente”, exigiendo

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En lo que se refiere a este proceso, si lo circunscribimos a América Latina y a los pueblos indígenas, es fácil recurrir a las fuentes cotidianas de información, en las cuales se puede evidenciar la importancia de este proceso en cuanto al envío de divisas por concepto de remesas familiares, mismas que han llegado a ocupar un lugar importante, al extremo de haber copado las primeras posiciones de generación de ingresos en las cuentas nacionales.

Según estudios efectuados y teniendo en cuenta los objetivos de los procesos migratorios de los actores directos (búsqueda de empleo), la población migrante es joven y para el caso de América La-


Pero esta incidencia en los elementos culturales de las comunidades no afecta sólo a la arquitectura de las mismas, sino también a las propias formas de vida, la gastronomía, convivencia social, sus cosmovisiones y sin lugar a dudas, al sentimiento de pertenencia a una co-

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tina, proveniente de pueblos indígenas, por lo que hace percibir que el fenómeno migratorio de estos países hacia el norte es de población joven e indígena. Se destacan modelos como el de Guatemala, donde se localizan comunidades completas que se caracterizan por ser emisoras de migración por excelencia. En el departamento de Huehuetenango (Guatemala) existen comunidades, aldeas y municipios en donde hasta más de un cincuenta por ciento de la población originaria ha migrado hacia los Estados Unidos. En algunos casos extremos, se han generado fenómenos sui generis de comunidades donde ya no hay población masculina y prevalecen mujeres y madres solteras residiendo en casas de habitaciones con arquitectura norteamericana, lo cual contrasta con la arquitectura autóctona del lugar. Ya no hay jóvenes, solamente hombres ancianos.

munidad.Lamentablemente, el fenómeno migratorio ha sido criminalizado, ya que al carecer de “documento o permiso especial de estadía” en algunos países se aplica un tratamiento delictivo, perseguido penalmente y sujeto a la encarcelación. Es importante mencionar que uno de los esfuerzos más recientes para reducir situaciones como las descritas en el párrafo anterior, es la Declaración de Montevideo, que fue suscrita por los Presidentes y Jefes de Estado de Iberoamérica, especialmente la firma del documento “Compromiso sobre Migraciones y Desarrollo”, que forma parte de la mencionada declaración. Se espera que los Presidentes y Jefes de Estado no escatimen esfuerzos para dar cumplimiento a este Compromiso, pues de esa manera se contribuirá sustancialmente a la construcción de una Iberoamérica respetuosa de los Derechos Humanos de sus habitantes, en especial, de aquellos millones de jóvenes indígenas y no indígenas que por objetivos legítimos buscan mejores condiciones de vida para ellos y sus familias, y así favorecer la construcción de una cultura de Paz, de una Iberoamérica en Paz.

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ENTREVISTAS

“Eso de la aldea global es la aldea global de la tarjeta de crédito, de la tarjeta materialista, pero ni siquiera para todos. Aquí no se habla de globalizar la educación, la salud, las identidades del mundo ni globalizar la inclusión; no se está hablando de globalizar oportunidades para todos.” Rigoberta Menchú

“El tema de la juventud debe ser tratado desde la integración de los jóvenes en la sociedad.” Alain Touraine

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ENTREVISTAS Rigoberta Menchú

Rigoberta Menchú

Premio Nobel de la Paz en 1992 Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1992 por su trayectoria y lucha por el respeto de los Derechos Humanos, en especial, de los pueblos indígenas; también fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 1998. Desde 1982 participa en las sesiones anuales de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, así como en las Asambleas Generales de dicho Organismo Internacional desde 1993. La Doctora Rigoberta Menchú, indígena, maya, quiché y guatemalteca, es la actual candidata a Presidente de la República de Guatemala por el Partido Encuentro por Guatemala, que en el caso de ser electa, se convertiría en la primera mujer indígena en ser presidente de un estado latinoamericano, así como la primera mujer presidente de su país.

“L A CL AVE ES FORMAR A LOS JÓVENES EN LIDER AZGO ” Béquer Chocooj. Un Informe de las Naciones Unidas nos dice que en el año 2006 había 191 millones de migrantes alrededor del mundo; más del 70% se encontraban en los países “desarrollados”. Es decir, los emigrantes de los países en “vías desarrollo”, tal y como nos llaman, se dirigen a los países desarrollados. ¿Cuál es su perspectiva sobre está dinámica actual? Rigoberta Menchú. Es desafortunado afirmar que en Guatemala, como en Latinoamérica en general, la desigualdad es un serio problema. Una desigualdad social donde las personas con oportunidades no son muchas, y esas oportunidades no se están reciclando en el sentido de que puedan transmitirse de generación en generación. Solemos ser países en los que

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cuanto más viejo es uno, más derecho tiene a ocupar puestos públicos cuando no debería ser así. Es la juventud la que debe emprender esos trabajos desde un principio para poder construir el país. Pero las oportunidades de los jóvenes, la oportunidad económica, la oportunidad política, la oportunidad administrativa y la oportunidad a una educación, realmente se ven afectadas por esta desigualdad social. También tenemos el problema de la pobreza y la pobreza extrema, que está sacrificando a una enorme cantidad de jóvenes por no tener la preparación necesaria para adquirir un trabajo digno, bien renumerado y creativo. Por lo tanto, no podrán afrontar la competitividad sin preparación técnica ni académica.

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Otro grave problema es la falta de creatividad en la participación de la juventud. Normalmente los gobiernos producen gorras, playeras y llevan a cabo unas conferencias de jóvenes que son carísimas en las que sólo llegan a reunir a los jóvenes para encontrarse en un estadio y, ¿después de eso qué?; ¿después de eso qué he ganado yo como joven? Tal vez gane una experiencia, pero no me es suficiente para sentirme un ciudadano pleno, un ciudadano participativo, un ciudadano de convicción por el cambio, por el desarrollo y por el país. Este sistema debe cambiar, realmente el Estado tiene que hacer políticas públicas más integrales, que ofrezcan más oportunidades de participación, de liderazgo, de adquisición de experiencias y de proyección del joven que ha salido adelante. Debe existir un mayor número de estímulos y más reconocimiento. Muchas políticas públicas no apoyan a la juventud porque todo el mundo está esperando a que se conviertan en adultos, y no se dan cuenta de que, justo en el lapso de tiempo, es cuando realmente se forman diferentes criterios de la vida y se viven diversas experiencias importantes. En este contexto habría que emprender distintas iniciativas. Por ejemplo, hace algunos años el trabajo voluntario en las comunidades era muy valioso, si un joven tiene la oportunidad de hacer un trabajo voluntario está conociendo nuevas cosas y asumiendo una responsabilidad, pero también está preparándose para una toma de decisiones. Después habría que subsidiar quizás programas que puedan darle al joven lo mínimo para vivir una experiencia de su interés. En las escuelas

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se debe promover el trabajo comunitario más intensamente. Yo creo que si la gente sabe trabajar en colectividad en pequeño se pueden resolver los grandes problemas colectivos, no sólo del país, sino de la humanidad. Ahora se habla de desarrollo rural, y considero que la juventud que ha tenido una oportunidad de ir a la escuela y de recibir una educación académica tendrá mucho que aportar a esos jóvenes que no tuvieron la oportunidad de nada, eso es un estímulo muy grande. Yo recuerdo cuando era joven cuánto aprecié los talleres, los cursillos, saber escribir a máquina, saber coser a máquina o cocinar una receta que nunca hubiera aprendido jamás si no hubiera sido en un taller o en un encuentro. Eso permite un contacto y elimina las desigualdades, porque tú, joven, no tienes la responsabilidad ni tampoco cometes un delito por haber nacido en un barrio con más recursos, pero a lo que no se tiene derecho es a quedarte ahí y no a servir al país.

“S i la gente sab e trabaja r en cole c tividad en p e queño, se pue den resol ver los gra ndes problemas cole c tivos, no sólo del pa ís, sino de la huma nidad.” Yo felicito a los jóvenes que buscan esa carrera de liderazgo y que tanto vamos a necesitar en el futuro. La clave es formar a la juventud en liderazgo. Debemos invertir en el liderazgo del mañana. Si no se invierte en este liderazgo, se acarrearán una cantidad de rezagos que son producto de las sociedades injustas, desiguales, impunes, violentas, etc.


R. M. Creo que desafortunadamente pasa por todos los dirigentes que han tomado decisiones en las Instituciones del Estado. Han sido gente sin ninguna conciencia social, sin ninguna responsabilidad –ni siquiera para la vida propia–, que heredan el poder sucesivamente y les hace ser gente muy excluyente. Esto sólo se puede combatir si creamos una sociedad más participativa. Realmente yo creo en la formación de valores, creo que los valores logran más cambios que cualquier ley, cualquier estructura o cualquier institución, porque las leyes también son producto del cerebro de unas personas que quisieron hacer leyes para ellos mismos ajustándose a su medida. En América Latina, una buena medida que se toma en la lucha de los pueblos se basa en exigir reformas profundas. No tendríamos necesidad de reformas si las leyes estuvieran elaboradas al tamaño de la sociedad. Pero si las leyes se diseñaron para el tamaño de ciertas personas eso limita cualquier aspiración de libertad, de justicia, de emancipación, de participación, de desarrollo humano, pero también, de desarrollo integral social. Yo creo que queda mucho por hacer en materia

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ENTREVISTAS Rigoberta Menchú

B. C. Doctora, usted mencionaba un tema de mucha relevancia para el continente, lo dicen los informes del PNUD y de otros organismos internacionales, somos el continente más desigual del mundo. ¿Cómo transformar esa realidad y, particularmente para la juventud, en una región donde las estructuras han estado casi intocables en todos estos años? ¿Cómo hacer realmente para poder generar un cambio y combatir justamente esa desigualdad?

de educación y de formación de valores. Luego está el hecho de que los funcionarios públicos perdieron la esencia de lo que significa ser un funcionario público. Si yo soy un funcionario público, soy un empleado al servicio de la sociedad. Entonces, si soy un humilde empleado tengo que justificar mi salario y tengo que ofrecer resultados. Actualmente no se piden resultados a los gobiernos. Mientras tanto también se ofende mucho la dignidad de la gente, porque realmente el voto ciudadano hoy es para el que hace un buen discurso y sabe aglutinar a más gente para la búsqueda de una solución de forma conjunta, no para aquel que se llene de características de diálogo, de negociación, de escucha, de consultas y de preguntas. Las consultas realmente se hacían antes, hoy la humanidad ya no hace consultas, decide por lo que cree o por lo que a la gente le gustaría, por lo que pensaría o lo que tendría que asumir por decreto. La falta de conexión entre la gente, sus necesidades y la solución de sus necesidades hace que exista un país intolerante y violento. En este sentido, hay que volver a poner énfasis en los valores, la honestidad, la transparencia, la honradez y la administración equitativa de los recursos. Hay que procurar que los fondos del Estado no estén privilegiando a unos, sino que los fondos del Estado privilegien a todos. B.C: Claro, pero si no, estamos perpetuando el círculo que nos ha sacado de la pobreza. R. M. Entonces, ¿quién puede fiscalizar si se privilegia a todos? La propia sociedad. Si nuestra meta es conciencia, yo creo que el Estado tiene que convertirse en un

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mediador, pero también en un facilitador de esa conciencia. Hay que llevar a cabo muchas campañas cívicas en todos los sentidos, porque no es suficiente tener derechos, sino hay que saber que esos derechos se poseen. Una vez conocido el derecho es posible ejercerlo. B. C. Doctora, en el contexto de la famosa globalización y de la aldea global se ha propugnado, en estos últimos años, por llevar a cabo las “famosas reformas” que se han hecho, no sólo en Latinoamérica, sino en varias regiones del mundo. Estas “reformas” han ido orientadas a liberar el flujo de capitales, de bienes de servicios pero, concretamente, ¿cómo poder incluir el tema de la migración en escena? ¿Cómo delinear una política pública para darle solución?

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la avalancha humana que necesita oportunidades. Tenemos una única salida: abrir las puestas a la oportunidad aquí para que nuestra gente no tenga que buscar oportunidad en otro lado. Y yo creo que se puede, porque Guatemala es un país rico en recursos naturales, un país agrícola, un país ecológico y es un país con un potencial especial para el turismo. Aquí podemos crear oportunidades, no creo en otro camino. Las ciudades van a ser “in-vivibles” y también los países que han pregonado ser ricos son cada vez más suburbios pobres como Los Ángeles, como muchos otros lugares en Estados Unidos; ahí la vida no es la vida rica tal y como se entendía en el sueño americano, sino una vida de calidad de pobreza.

R. M. Es obvio que ninguna Política de Tratado de Libre Comercio (TLC) o ninguna Política Económica de los últimos tiempos poseen un ángulo social, sino un ángulo mercantilista y comercial. Eso de la aldea global es la aldea global de la tarjeta de crédito, de la tarjeta materialista, pero ni siquiera para todos. Aquí no se habla de globalizar la educación, la salud, las identidades del mundo, ni de globalizar la inclusión; No se está hablando de globalizar oportunidades para todos. En los próximos años, esas reglas económicas tienen que cambiar, las reglas económicas tienen que tener forzosamente un ángulo social. No puede haber un desarrollo sin la gente y no puede haber una economía próspera sin que sea próspera para la sociedad.

Tenemos que resolver esto juntos, por eso creo en el diálogo y creo que también debemos ser pragmáticos, porque los esquemas más intolerantes también han terminado. Necesitamos dialogar, necesitamos portar buena fe, y necesitamos explorar caminos juntos, porque el rico exitoso solito, no tiene éxito.

La inmigración es una cuestión universal. Cualquier alambre o cualquier púa que puedan poner los Estados no va a detener

B. C: El tema de migración en los últimos años, en cierta manera, ha tomado auge, se ha posicionado en las agendas de va-

“Hay que pro cura r que los fondos del Estado no estén privilegia ndo a unos, sino que los fondos del Estado privilegien a to dos.”


R. M: Es lamentable que hasta la fecha no se haya planteando una verdadera solución al tema de la migración. La verdadera solución es dar oportunidades a la gente aquí, es ofrecer una buena oportunidad de tener un buen trabajo bien remunerado y brindar la oportunidad de que sus hijos tengan la calidad de educación que necesitan, tengan una buena calidad de salud, y para eso se tienen que recaudar fondos. Esos fondos deben proceder de los impuestos, y que paguen más los que puedan pagar más y menos los que menos tienen. Esa visión de compromiso con el país, de si yo tengo más propiedades es lógico que debiera contribuir más, es todo un cambio que tiene que ocurrir de forma estructural, pero también, es un cambio de voluntad y de conciencia colectiva. El único camino es dar oportunidad a la gente y respetar las libertades fundamentales. Primero, que haya legislación nacional sobre migración. Creo que deben existir leyes que regulen las migraciones, y en esas leyes tienen que consagrarse lo más profundo de las libertades fundamentales de los seres humanos. Porque si no está reglamentado sería un cuento; podemos hacer muchos discursos, podemos hacer muchas cumbres, cada gobierno que pasa puede establecer cualquier cosa sobre la migración, incluso puede tener buena voluntad y puede avanzar. Pero esos avances

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rios Organismos Internacionales, de los mismos Estados obviamente, y vemos Cumbres de Jefes de Estado y de Gobiernos para abordar el tema; pero cuando usted dice: “vamos a abordarlo desde una perspectiva pragmática”, ¿qué les diría a todos los líderes que están hablando el tema?

no son políticas publicas, así que la migración, para mí, tiene que ser política pública. En primer lugar, los países tienen que desarrollar políticas públicas respetando profundamente los Derechos Humanos, y luego tiene que ser política internacional. Tienen que firmarse convenios internacionales. Si no se hacen convenios internacionales sobre migración no estamos hablando de nada. Realmente se trata de una cadena. ¿Dónde surge primero el derecho? ¿Surge aquí donde nace la gente o surge allá donde se aglutinan? Entonces, desafortunadamente se tienen que realizar convenios internacionales y debe existir una normatividad nacional. Aquí apoyaré a los migrantes para que se elaboren las leyes pertinentes. Es obligación del país proteger a sus ciudadanos dondequiera que estén y dondequiera que transiten por el mundo. Por otro lado, ¿cuál es la obligación del país para con los extranjeros que pueden entrar en su propio país?: todo esto debería estar recogido en la legislación internacional y no se ha hecho. Las cumbres no tienen ningún efecto real, son promesas políticas que no se cumplen. Empecemos por las Metas del Milenio: la agenda de metas del milenio es muy buena, pero ¿y ahora qué hacen los Jefes de Estado o ex-Jefes de Estado para que ese compromiso se cumpla? Los problemas no se resuelven con debates y discursos. B. C.: Usted comentaba concretamente que, para abordar el tema de migración, es necesario armonizar la perspectiva tanto del país de origen de los migrantes como también del país receptor. Pero, hablemos de un caso concreto a nivel regional: el caso de Estados Unidos y la mayor parte de los flujos migratorios de la región

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que se dirigen hacia ese Estado, ¿cuál es su opinión sobre el intento de reforma migratoria que al final quedó estancado? R. M.: Es ahí donde encuentra su papel la gente, es la ciudadanía la que tiene que presionar y donde reside el poder del voto de los ciudadanos. Si llega un día en el que toda la gente afectada dijese un sí en contra de una ley, en contra de un político o en contra de una elección, seguramente esos temas se tratarían. Por eso es tan importante recuperar el sentido de la democracia y de los procesos electorales. Yo estoy segura de que si todos los norteamericanos pusieran el tema de la inmigración como agenda para el próximo gobernante norteamericano, todos apostarían por flexibilizar sus posiciones porque nadie quiere perder. Pero si los norteamericanos, incluyendo a los inmigrantes, no están unidos y no lanzan ni un solo grito, seguramente ellos manipulan con la voluntad social, la voluntad popular. Realmente no veo otra manera de que la gente empiece a entender que su voto es poder. Cada vez que se está firmando algo, se está firmando el poder para aquéllos que dicen que van a resolver sus problemas y poner el tema en la agenda. Creo que ya se avanzó mucho en la conciencia ciudadana, pero es obvio que todavía no se avanza en cuanto a concentración ciudadana. Éste es el destino en los próximos años: acciones concretas y la solidaridad de la gente. Por ejemplo, yo soy una candidata a la presidencia mujer. Si el 51% de mujeres guatemaltecas empadronadas que tuvieran conciencia de género dijeran: “nosotras ahora vamos a votar por ser mujer”, realmente vería usted la avalancha de participación; igual si

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nuestra gente maya, gente indígena, xinca, garifuna, dijeran “candidato indígena todos unidos a votar por ella”, no necesitaríamos ir a una segunda vuelta, sólo con género y movimiento indígena lo habríamos logrado. Si luego hablamos de juventud, “candidata joven que por primera vez participa”, no ha sido candidata antes, por lo tanto no ha gobernado, no ha fallado ni una sola vez y ahora tiene su primera experiencia. Si nos diéramos esa oportunidad, cambiaríamos las cosas, pero no nos la damos. Es la conocida expresión norteamericana de unidad de intereses. Nuestros hermanos, latinos nacionalizados norteamericanos, tienen hoy por hoy la mayor responsabilidad de solidarizarse con los hermanos que no tienen legalidad en Estados Unidos. B. C.: Doctora, justamente, ahora que hablábamos de su candidatura a la presidencia, usted habló de la migración como una cuestión de carencia de oportunidades. Dentro de su propuesta de gobierno como candidata a la presidencia de Guatemala, ¿cuál es esa parte que tiene al votante, particularmente, al migrante? R. M.: Hay un énfasis sobre la educación. Yo creo que podemos generar mayor oportunidad para la gente acá. Por ejemplo, encontramos muchas familias divididas en las que ya se fueron sus papás y que están mandando remesas. Esas remesas se están sumando como una parte fundamental en el capital, realmente fundamental para Guatemala, está contribuyendo al PIB. Si nosotros estamos proyectando un ángulo social en nuestro gobierno, en primer lugar, tiene que dar oportunidad a


Hay oportunidades que debe generar un Estado además de los derechos globales. Hay que conocer la viabilidad de una ley para que reconozca a los emigrantes esos derechos que deben ser garantizados por ley y no sólo por una política pública de gobierno. Por eso es importante hacer un trabajo en el Congreso y abogar por esas leyes que benefician a los inmigrantes. Ahora como gobierno, yo pienso que podemos promover varias iniciativas donde la gente se sienta bien. Por ejemplo: casas para la clase media, una oportunidad para que la gente pueda tener acceso a la vivienda que, aunque

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los hijos de nuestros hermanos emigrantes que, con mucho sacrificio, han hecho posible los fondos para este país. Tenemos que agradecerles y tenemos que reconocerles. Debemos propiciar mayores condiciones acá para ellos, para que sean recibidos con dignidad, ya sólo la humanización del tema es una gran necesidad. Hay que generar nuevas formas y oportunidades de participación económica. Sería muy lindo que parte del capital que invierten nuestros emigrantes se dirija a procesos productivos, a crear cooperativas, a generar empleo, a conceder créditos para que la gente se desarrolle en general y se genere inversión. Una forma de que el capital rinda y no solamente se consuma, sino que haya una manera de multiplicarlo, es que las familias de los emigrantes tengan un negocio y darles todas las facilidades pertinentes para asociarse, invertir, tener franquicias de diversos tipos de oportunidades económicas, para que el compañero que está en Estados Unidos, cuando ve que el negocio aquí camina, algún día decida venir a administrar lo que en tantos años le costo ganar.

paguen durante mucho tiempo, sepan que están trabajando para algo propio. Las remesas se pueden convertir en un pequeño negocio para la gente, donde el Estado facilite información y asesoría, además de ofrecer facilidades, capacitación y opciones. Por otro lado, muchas familias están divididas. ¿Qué hacer con los niños que nacen allá y sus padres son deportados? Las Embajadas tienen que tener una misión de servicios a la comunidad y no sólo repetir una burocracia intolerante de autoritarismo, sino que realmente se pongan al servicio de la gente y eso es una orientación que tiene que dar la Cancillería. B. C.: En un posible gobierno de Doña Rigoberta Menchú, ¿pudiéramos pensar en verle liderando una iniciativa regional para abordar este tema de migración? R. M.: Sí, pero juntamente con los representantes de los emigrantes. Tenemos que lograr iniciativas pero que funcionen. Porque de lo contrario, igual los presidentes pactan, toman fotografías y se gastan dinero del Estado organizando tremendas cumbres a beneficio de su propio currículum. Esta señora ya ha hecho su currículum, no necesita posar en una fotografía para tratar de demostrar que entiende a los emigrantes. Grandes cumbres no. Hagamos cosas juntos, pero con la gente afectada. B. C.: Finalmente, ¿cuál sería su mensaje para el migrante del mundo, particularmente el migrante joven? R. M.: Primero, que aprovechen las oportunidades y que nunca desechen ninguna en la vida. Las oportunidades se buscan,

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así que sean creativos. No sentir la migración como un sufrimiento sino como una oportunidad de volar, de volar su imaginación y de cruzar fronteras, de buscar oportunidades y de hacer útil la vida; porque a mí me toco cruzar fronteras muy joven y siempre aproveché cada oportunidad, así que no desechen ninguna. Segundo, que tengan autoestima. La autoestima te lleva a ser persona normal porque tú sabes que eres una luz para otros, es decir, una luz para quienes quedaron en tu país, para tu familia, eres una luz para los que están ahí, a tu alrededor. Eres un ejemplo, naciste en un pueblo humilde que tiene tantas ventajas, así que aprovecha tu autoestima, que no significa prepotencia, sino llevar tu autoestima con humildad. Los jóvenes nunca deben perder la humildad, porque es lo que les hace ser sabios y luego tener siempre la fe, la confianza y la determinación de que todo lo que haces es para tu pueblo. Así que el día que ya seas un cirujano, un técnico especializado o una persona que haya adquirido conocimientos, vuelve entonces a tu raíz,

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vuelve a tu pueblo. Nunca hay que decir “yo no vengo de nadie, yo soy de nadie”, sino la vuelta a la tierra que te dio vida es siempre una ilusión muy grande, porque vienes a servir a tu pueblo. Creo que es la mentalidad que uno tiene que tener. El mundo es ancho, es cierto, pero tener raíces es lo más valioso para la gente, para tus hijos y para tus generaciones. Espero que todos los inmigrantes algún día vengan, sirvan a su pueblo y digan, “yo sé inglés muy bien, soy una experta en tribunales y aquí pongo al servicio de mi gente lo que a mí tanto me costó alcanzar”. Esa mentalidad es parte de lo que practican los pueblos indígenas, y por eso vivimos miles y miles de años en el tiempo. Haz siempre tu colectivo dondequiera que estés; porque si uno anda solo se pierde, si uno anda con los demás, tiene una mejor proyección de la vida útil, que es el objetivo que se busca; porque al final, todos nos morimos. Hay que ser creativos.


ENTREVISTAS Alain Touraine

Alain Touraine

Director del Centro de Altos Estudios Sociológicos de París Alain Touraine es un prestigioso sociólogo francés, famoso por ser el creador del término sociedad post-industrial. Su trabajo está basado en la Sociología de la Acción y está convencido de que la sociedad forma su futuro a través de mecanismos estructurales y de sus propias luchas sociales. La investigación y la reflexión de Touraine se han orientado a desentrañar los problemas centrales de la dinámica social y permanentemente ha planteado interrogantes de gran alcance. La fractura entre instrumentalidad y cultura que da lugar a un proceso que él llama de “desmodernización” es uno de los ejes actuales de su pensamiento, así como lo relacionado a la construcción del sujeto en una sociedad “desocializada”. La primera edición de la RIJ publicaba un Informe de la UNESCO en el que Touraine analizaba la Juventud y la Democracia en Chile. Once años más tarde nos vuelve a brindar la oportunidad de seguir conociendo su análisis y su pensamiento sobre la juventud iberoamericana, esta vez dentro del marco actual de las migraciones.

“EL C AMBIO DE AMÉRIC A L ATINA PARTE PRINCIPAL MENTE DE LOS JÓVENES” Eugenio Ravinet. El concepto de migración es un concepto que está todavía en construcción, no se conocen muy bien cuáles son los límites del significado de ser un migrante. ¿Dónde se encontraría, según usted, la definición de migrante? Alain Touraine. Hay un fenómeno de globalización, de integración económica mundial, capital, etc., y también de movilización humana. Entonces la palabra migración, y tiene usted razón, tiene dos sentidos distintos. Por un lado, se consideran migrantes a los ciudadanos de países pobres que se van a países ricos porque hay más trabajo y medios de vida y, por otro lado, es un fenómeno que está dentro y a la misma altura que la globalización.

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E.R. ¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos de la globalización? A.T. Hay que terminar con esta visión de la globalización y la mundialización como el mal absoluto. Por qué no decir lo mismo de todo el desarrollo de la apertura de los mercados de los últimos 200 años. Es bastante ridículo decir que la apertura del mercado mundial es en sí y en todos sus aspectos, una cosa negativa. No lo es, pero la globalización tal como es ahora, se realiza a favor de una elite estatal y financiera y de una manera que nunca habíamos conocido. Tomando el caso de los países, es interesante ver cómo la gente está dominada por la deslocalización y la presión de

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salarios cada vez más bajos. Francamente, yo creo que los asalariados en general es gente que se considera amenazada en su nivel de vida y su empleo por el fenómeno de la deslocalización de las empresas; sin embargo esto es falso. Por ejemplo, un país como Francia ha creado más empleo con los capitales extranjeros que entran que con el capital francés que sale. E.R. ¿Hacia dónde nos dirigimos en este gran mercado mundial? A.T. En el momento actual un efecto importante de la economía mundial es su dependencia de los Estados. Las grandes fortunas de hoy se crean sin construir nada y sin producir nada. Países europeos, por ejemplo, tienen la capacidad real de apoyar de manera decidida la producción de su país, sin dejar de lado el negocio de las armas. Por otro lado, en los países en desarrollo hay una economía ilegal enorme. La idea de que la economía domina todo no es cierta. Yo diría que estamos más en un mundo de contrabando de droga, de paraísos fiscales, de manipulación de los mercados a través de los Estados. Entonces el aspecto capitalista puro aumenta la capacidad de autonomía de las empresas. Estoy contento de que estemos regresando a un sistema de consumo de producción y distribución. Claro que los asalariados se encuentran en una situación general dividida, pero si la alianza de estado financiera pudiera ser suprimida, yo creo que la redistribución a favor de los asalariados sería menos difícil. Por ahora hay que decir que la prioridad a nivel mundial es aumentar el nivel de vida de los asalariados, campesinos, obreros y empleados.

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“No esta mos viviendo más en territorios sino en flu jos.” E.R. ¿Y cuál tendría que ser la prioridad concreta de América Latina en este sentido? A.T. En Latinoamérica es importante que el Estado apoye ciertos sectores y no abandone otros. En Chile por ejemplo, se ha disminuido y casi suprimido la pobreza, pero no así la desigualdad. El cambio de América Latina parte principalmente de los jóvenes. Lo que está ocurriendo en Latinoamérica es que ya no piensa más en términos de adentro o afuera porque forma parte de este sistema mundial. Pero dentro del mismo tiene que manejar su participación y posición en la globalización, debe ser capaz de dar prioridad a sus problemas internos. E.R. ¿Cuál es el panorama actual de la juventud? A.T. Francia es un país muy interesante para hablar de juventud, porque por primera vez los jóvenes franceses están convencidos de que van a vivir peor que sus padres. Creo que el hecho principal en cuanto a la juventud es que está desapareciendo la economía de producción y el ascenso social va hacia abajo y no hacia arriba. Eso se traduce en un proceso de desocialización donde los términos fundamentales son desintegración y discriminación. En cuanto al aspecto económico, en muchos países gran parte de los jóvenes viven bien gracias a la economía ilegal, lo que


E.R. ¿Y cuál es la situación de los jóvenes migrantes? A.T. El fenómeno de las migraciones, protagonizado en su mayoría por jóvenes, también forma parte del funcionamiento de la economía mundial. Pero no como un sistema abierto, porque existen grandes desigualdades y exclusión social. En este sentido, hay más precariedad y discriminación contra los inmigrados. En Francia y Alemania vamos por la tercera generación. La segunda generación se integró, consiguieron la ciudadanía y hablan el idioma. Ahora, esta misma generación integrada sigue un proceso de desintegración en el sentido de discriminación, por un lado, y comunitarismo por otro. E.R. ¿Cuál es la solución para evitar esta desintegración de la que usted habla? A.T. Hay primero un déficit de acción colectiva. El silencio social de Brasil es tan grande como el silencio político de los chilenos. El mundo es un mundo sin memoria. Eso significa que los jóvenes se autodefinen cada vez menos como actores. No hay que hablar de la posibilidad para los jóvenes de más educación y empleo, que es importante, pero la cuestión es que los jóvenes no son actores. Por ejemplo, la mitad de la población mexicana no participa del sistema político y, a la vez, los jóvenes en

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ellos llaman el business (mercado de droga, contrabando, robos). Es decir, tienen plata, gastan plata, pero ni tienen empleo, ni están incorporados en la sociedad. Viven de manera ilegal o marginal, pero llevan jeans y camisetas de marca.

flujo de migración se encuentran más y más desocializados. E.R. ¿Los jóvenes pueden ser más actores como jóvenes o tienen que ser más actores como ciudadanos, asalariados, miembros de una minoría étnica, etc.? A.T. Francamente no conozco la respuesta. Los jóvenes del mañana tienen que tener más conciencia y participación social como jóvenes. Pierden su capacidad de ser actores porque están en un mundo deshecho, porque en nuestro mundo de individualismo todos pedimos demasiado a nuestro yo. Entonces si mi yo es frágil por falta de trabajo, familia desestructurada, se romperá mi yo, lo que lleva al suicidio, drogas, violencia. Hay que pensar en términos globales. Hasta qué punto hay una visión global, pero que sea realmente global, es decir, preocuparse de las generaciones venideras y de los que no tienen voz hoy en día. Como consecuencia de esta visión crítica de la globalización, los jóvenes tienen como respuesta su no participación, su rechazo. El joven es la expresión concreta de la incapacidad del mundo actual de considerarse a sí mismo de manera global.

“El mundo es un mundo sin memoria.” E.R. ¿Usted cree que los migrantes, jóvenes o no, pueden ser una categoría social? A.T. Pueden serlo. No conozco región en el mundo donde haya grandes problemas sociales con los inmigrantes. España ha

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tenido muy pocos inmigrantes a lo largo de su historia y ahora en una sola generación, ha recibido cuatro o cinco millones. Hace 30 años en Barcelona la gente tenía miedo de los murcianos y los andaluces (ambas comunidades dentro de España), mucho más que ahora de los rumanos o los marroquíes. Lo cierto es que los 30 millones de emigrados hispanos no tienen ningún problema, no crean problemas. E.R. Uno de los términos que se usan para definir este mundo de flujos es el de multiculturalidad, pero usted habla en realidad de la comunicación intercultural. ¿Cuál es la diferencia entre ambos términos? A.T. Si yo le digo que hay que respetar la multiculturalidad, pero yo hablo danés y usted habla swahili, ¿cómo nos vamos a comunicar? Bueno, hay una respuesta muy correcta, la mejor manera de comunicar es hacer la guerra. Si hay civilizaciones, si hay cultura, si hay conjuntos holistas como dicen los antropólogos, la mejor comunicación es la guerra. Hay que romper cualquier definición global de los grupos sociales. Si usted va en contra de la diferenciación institucional, separación de poderes, usted va a la guerra, evidentemente. Por eso digo de manera moderada, que para comunicar hay que diferenciar. Para comunicar algo deben de existir diferencias. Si no, no hay comunicación. Pero también deben haber, y los hay, elementos universales. Desde mi punto de vista, el aspecto más fundamental del mundo moderno que permite la comunicación es la idea de los Derechos Humanos. Como seres humanos tenemos derechos de naturaleza

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universal. Pero en este concepto es preciso eliminar dos aspectos. El primero es la idea de universalización como la que los colonizadores impusieron a los colonizados. En este sentido, sí que estoy a favor del multiculturalismo si es para eliminar esta idea insoportable de que un país pueda identificarse con lo universal. El segundo aspecto es el extremo opuesto, que es el relativismo cultural, lo cual ya es un viejo debate. Debemos llegar a una visión universalista, en realidad es lo que se llama reflexividad, esto es la capacidad de mirar hacia sí mismo tomando distancia, lo que yo llamo en mi próximo libro “desdoblamiento”. Lo que tenemos en común entre las diferentes culturas, y que es a lo que yo llamo la modernidad, son dos cosas, la razón y los derechos. Hay una sola modernidad, pero hay muchos caminos y pautas de modernización. Dentro de una cultura está la posibilidad de aumentar el grado de diversificación y en este sentido los ingleses lo han hecho mejor que otros. Lo que es importante es que estamos saliendo de una época larga dominada por el pensamiento dialéctico en el sentido de que las cosas son blanco o negro, como consecuencia de la polarización que hubo en el mundo europeo, de su sistema de dominación. En el momento actual estamos en un proceso de reconstrucción no de la unidad, pero sí de la complejidad. El tema de la ambivalencia es tratar de combinar lo mejor posible las cosas aparentemente opuestas. E.R. Retomando la reflexión que usted hacía al principio de esta entrevista en cuanto a que los jóvenes piensan que van a vivir peor que sus padres, me gustaría que


A.T. Si continúa la actual situación de acción colectiva baja, por supuesto que sí. En países como Brasil, la gente está viviendo en pésimas condiciones. Se necesita una reforma social total, lo que a la juventud le hace falta para no vivir peor es capacidad de acción. En estos últimos tiempos escucho cosas positivas e interesantes de la situación de Chile, donde hay un cierto aumento de conciencia y de acción social, lo que lleva a un au-

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me dijese cuál es el escenario que usted vislumbra en el espacio latinoamericano, ¿vivirán los jóvenes de hoy en día peor que sus padres?

“ L a m ej o ra d e l a s i t ua c i ó n d e A m é r i ca L a t i n a n o depende del clima, sino de l a ca p a c i d a d d e a cc i ó n d e s u g e n te” mento de la presión social, que a su vez lleva a una presión en la redistribución de la educación. La mejora de la situación de América Latina no depende del clima, sino de la capacidad de acción de su gente. Yo creo que el tema de la juventud debe ser tratado desde la integración de los jóvenes en la sociedad. Hay que trabajar con la gente joven desde ayer.

Fotos:Eduardo León

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PANORAMA CIENTÍFICO

“La falta de igualdad de oportunidades en el trabajo para las mujeres, y en particular de las jóvenes, ha contribuido a la feminización de la pobreza.” Brunson McKinley “Los jóvenes migrantes sufren una doble condición de vulnerabilidad y exclusión social.” Alejandro Canales

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PANORAMA CIENTÍFICO Brunson McKinley

Juventud, Migración y Vulnerabilidad: Retos y Oportunidades

Brunson McKinley nació en 1943. Realizó estudios de idiomas clásicos en las Universidades de Chicago y Harvard y fue oficial del ejército de su país durante cinco años. Habla francés y alemán y ha estudiado español, italiano, chino y vietnamita. Brunson McKinley asumió las funciones de Director General de la Organización Internacional para las Migraciones en octubre de 1998. En 2003 fue reelegido para un segundo mandato de cinco años. Llegó a la OIM, después de haber hecho carrera en el servicio diplomático de los Estados Unidos, habiendo ocupado distintos cargos en Italia, China, Vietnam, Reino Unido y Alemania. Fue el primer embajador de los Estados Unidos en Haití tras la era Duvalier. A principios de los años 90 se especializó en cuestiones de migración. Entre 1995 y 1998 fue Coordinador Humanitario de los Estados Unidos en Bosnia y Herzegovina.

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aloro profundamente el alto significado de la invitación que se me ha hecho por parte de la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ) para colaborar con su Revista Iberoamericana de Juventud en la presentación de algunas reflexiones sobre migración y juventud. Y lo valoro en un doble sentido, primero, como Director General de la Organización Internacional para las Migraciones, para quien este

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tema es central en la agenda de nuestro quehacer institucional; y en lo personal, porque se trata de un tema muy humano que nos toca a todos en el corazón y, sobre el cual todos los iberoamericanos deben tomar conciencia para tratar de encontrar las mejores condiciones a favor de los jóvenes migrantes. En efecto, la vida moderna coloca a los jóvenes ante un complejo proceso de pre-

paración para entrar en el sistema productivo e independizarse de sus familias de origen. La juventud se ha transformado en objeto de discusión y análisis ante la transición de la educación al empleo: de la dependencia a la autonomía o de valores heredados a valores recreados. Conflictividad o apatía política, deserción escolar, falta de oportunidades, adicciones, manifestaciones de violencia como el de las maras,

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informalidad, migración irregular y explotación, entre otros temas, pasan a ser parte de la cotidianidad de los problemas de la juventud. Quisiera referirme a una de estas manifestaciones como es la migración de los y las jóvenes y su vulnerabilidad. En el contexto iberoamericano en general, la situación desfavorable no es la excepción; las comunidades, cada vez más, pierden la fuerza socioeconómica que representan sus jóvenes, quienes ante la falta de oportunidades prefieren abandonar sus lugares de origen en busca de mejores horizontes. La juventud en el contexto migratorio internacional

nómicos, sociales y demográficos han desarraigado a mucha gente y estimulado la migración internacional. El volumen creciente del comercio, los transportes más rápidos y más baratos y las comunicaciones más fáciles han alentado a más y más jóvenes de Iberoamérica y del mundo a migrar fuera de sus fronteras nacionales. Una de cada tres personas en el mundo es un migrante. Actualmente, el número estimado de migrantes internacionales es de 191 millones, es decir alrededor del 3% del total de la población mundial, de los cuales los jóvenes representan una alta proporción. La migración internacional está aumentando cada año. Cuando consideramos los miembros de la familia o de la comunidad afectadas por la migración directa o indirectamente, es claro que el impacto general de la migración internacional es extremadamente amplio.

jóvenes. La migración internacional de los jóvenes tiene importante repercusiones demográficas, sociales, culturales y económicas. Los jóvenes entre 10 y 24 años constituyen más del 30% de la población de los países en vías de desarrollo (*1). La mayoría de los jóvenes migrantes proviene de esos países. En ese marco, los y las jóvenes son muy vulnerables. Pueden ser engañados por contrabandistas y redes dedicadas a la trata de personas para conducirlos a sitios distintos o realizar actividades diferentes a las acordadas y, en la gran mayoría, en condiciones de esclavitud y explotación. Lo que empieza como una búsqueda de una vida mejor puede terminar, para muchos, particularmente mujeres jóvenes, como una trampa: en las redes de los traficantes sexuales o confinadas en un trabajo doméstico en condiciones de esclavitud. Algunos jóvenes son reclutados como soldados para el conflicto civil o huyen como pueden, con sus familias o sin ellas.

Hoy en día es difícil leer un periódico o escuchar un canal de televisión o de radio sin encontrar una referencia sobre temas vinculados a los movimientos de personas o al impacto de la migración en las sociedades y en particular de las y los jóvenes, los cuales están en movimiento El fenómeno de la migramás que nunca. ción interna y el desplazamiento agregan una En estas últimas décadas, dimensión más a la migra- Para la gran mayoría de los los cambios políticos, eco- ción, y en particular la de y las jóvenes el sueño de un (*1) ONU. Fondo de Población. 2005. “Invertir en los jóvenes como estrategia para la reducción de la pobreza”. Nueva York.

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Muchos carecen de documentos, y atraviesan fronteras como visitantes o turistas. Otros pagan a contrabandistas y redes de trata de personas para que los hagan cruzar las fronteras. Si es necesario, cruzan océanos en embarcaciones precarias, en trenes como el llamado “tren de la muerte” en América Central, o desiertos abrasadores a pie o escondidos en camiones.

tección. Los Derechos Humanos y las necesidades de ambos sexos deben abordarse y respetarse en términos de igualdad. El reto para la comunidad internacional es hoy en día eliminar cualquier parcialidad implícita en la migración por razón de género, si ésta ha de gestionarse eficientemente. La legislación de la mayoría de los países debe actualizarse para que tenga en consideración la creciente feminización de la migración y dentro de ella, la juvenil. Por ello, la consideración del género debe incluirse sistemáticamente en la misma para evitar una discriminación implícita por razón de género. No es simplemente una cuestión de derechos de las mujeres, sino que constituye el único fundamento sólido para que cualquier sociedad justa, humana y económicamente efectiva participe plenamente en el proceso de globalización.

Una característica que observamos en las tendencias Los Derechos Humanos de la migración juvenil es la relacionada con la existenLos y las jóvenes migran- cia de un contexto fuerte tes deben disfrutar de de discriminación a causa igual consideración y pro- de la juventud. Estos son

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PANORAMA CIENTÍFICO Brunson McKinley

destino dorado y la demanda externa de su fuerza de trabajo motiva su emigración. Para muchos otros, la violencia, el conflicto, la pobreza, el desempleo, el crimen o la persecución los llevan a escapar. Una gran cantidad de jóvenes emigran con muy poco dinero y escasa información sobre sus destinos, pero llevan consigo un gran acervo como es su juventud, sus energías y grandes deseos y sueños de superación. Pero, precisamente a causa de su corta edad, se enfrentan a obstáculos y peligros que ponen a prueba su firmeza.

factores que influyen cada vez más directamente en la elección de los jóvenes de emigrar. Esta evolución ha contribuido a ampliar los contextos en los que las mujeres jóvenes emigran y a diversificar los perfiles de las candidatas a la inmigración. Surgen nuevos grupos, entre otros, el de las jóvenes solteras o el de las mujeres que son jefe de familia y que se desplazan buscando mayores oportunidades de desarrollo para ellas y sus familias. Este nuevo tipo de migración juvenil femenina está estrechamente relacionado con las nuevas transformaciones económicas y sociales de alcance mundial y con la consiguiente reorganización del trabajo. En los países desarrollados, muchas de esas mujeres jóvenes encuentran empleo doméstico o en el sector de servicios más amplio. Algunas entran en la industria del sexo, a menudo contra su voluntad, víctimas de redes de prostitución. El respeto a los derechos de las y los jóvenes y la prevención de la violencia contra ellos, en particular las jóvenes, son esenciales porque contri-

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buyen al desarrollo. Si se aspira a alcanzar los objetivos de desarrollo, es fundamental que las y los jóvenes obtengan autonomía, por lo que es preciso inculcar un enfoque basado en la problemática juvenil hacia todas las políticas y programas de desarrollo y hacia todas las estrategias dirigidas a garantizar el desarrollo nacional e internacional. La autonomía de los y las jóvenes actúa como detonante de un cambio apreciable en el conjunto de las sociedades de origen. Este cambio no sólo afectará a las normas sociales, sino también a la percepción del papel de los y las jóvenes. De hecho, los ajustes y la adquisición de independencia que se producen durante el proceso migratorio afectan a las generaciones siguientes, al proporcionar a los demás jóvenes modelos diferentes e influir positivamente en la relación entre niños y niñas en la educación primaria, secundaria y superior. Hay casos en los que las mujeres jóvenes migrantes se han convertido en agentes significativos del cambio y han modificado las relaciones de las estructuras familiares de sus comunidades de origen.

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Por ejemplo, pasar a ser la principal fuente de ingresos de la familia, ayudan a concebir estrategias para la transición entre las normas y valores de sus sociedades de origen y los de las sociedades receptoras. Discriminación y vulnerabilidad juvenil La falta de igualdad de oportunidades en el trabajo para las mujeres, y en particular de las jóvenes, ha contribuido a la feminización de la pobreza impulsando con ello a más mujeres jóvenes y niñas a emigrar en busca de opciones económicas viables. Una plétora de eventos distintos como la inestabilidad política, los enfrentamientos civiles, los conflictos y los desastres naturales empujan también a los y las jóvenes a desplazarse. Sea cual sea la razón, sin embargo, las mujeres jóvenes migrantes tienen mayor riesgo de sufrir abusos y explotación durante su desplazamiento debido al incremento de su vulnerabilidad. Con demasiada frecuencia, sin embargo, los efectos de esta experiencia positiva quedan minimizados a causa de los pro-

blemas que afrontan la juventud migrante y en particular las del sexo femenino. Como migrantes y jóvenes deben encarar la doble discriminación en el acceso al mercado laboral, la seguridad social y los programas de salud. A menudo tienen que soportar largas jornadas laborales y un incremento de las obligaciones financieras y familiares (incluida la transferencia de fondos a familiares que han quedado en el país de origen). Además, la migración siempre conlleva mayores peligros ocultos y los hacen más vulnerables a sufrir privaciones, discriminación y abusos físicos, sexuales y verbales. Es también más probable que, durante su viaje al país de destino, sean presa de redes de trata y explotación. Además, una vez llegan, pueden encontrar mayores dificultades de integración. Las presiones psicosociales y las divergencias entre culturas a menudo hacen que se las margine en mayor medida y sus derechos de residencia a menudo dependen de una relación con un ciudadano o “un migrante principal”, lo que las hace muy vulnerables. Y, por enci-


res migrantes, mujeres mayores y jóvenes, mujeres independientes o dependientes). Los responsables políticos y la sociedad civil están empezando a entender el potencial de desarrollo de las redes mundiales de diáspora juvenil y de las Es preciso, por lo tanto, iniciativas transnacionales. tener en cuenta la vulne- Una estrecha cooperación rabilidad de la juventud entre el sector privado del migrante en las políticas país de origen y del país de encaminadas a una buena destino puede contribuir gestión de la migración a la instauración de una internacional, desde el ac- asociación mundial para la ceso a medios jurídicos en consecución de los objetilos países receptores hasta vos de desarrollo. medidas para combatir la trata de personas en los Los datos sobre las diferenpaíses de origen. cias de comportamiento entre hombres y mujeres adultos y jóvenes en lo que Migración y desarrollo respecta a la transferencia de fondos son limitados, Las políticas de migración pero las tendencias de los y desarrollo a menudo son comportamientos financieinseparables del factor ju- ros de estos grupos están ventud en lo que se refiere diferenciados. En general, a la identidad y las prácti- se puede decir que los y cas de los migrantes. Aún las jóvenes, a pesar de su cuando la juventud se con- juventud, tienden a ganar sidera un grupo particular, menos dinero que los adula menudo se infravalora su tos y es válido tanto para implicación transnacional los nacionales como para en las sociedades de ori- los migrantes. Los jóvenes gen y recepción. Es signifi- migrantes envían regularcativo, por lo tanto, que se mente la mayor parte de su elaboren políticas acordes salario a su hogar, mientras con las oportunidades y que los adultos tienden más limitaciones específicas de a transferir fondos con prolos diversos grupos (por pósitos de inversión, como ejemplo, hombres y muje- por ejemplo para la compra

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ma de todo, se encuentra un hecho que constituye, en mi opinión, una de las peores cargas para las y los jóvenes que emigran solos(as): la de afrontar la culpa y la preocupación por dejar su entorno familiar.

de un terreno, una vivienda, implementos agrícolas y ganado. Las motivaciones entre los y las jóvenes y los adultos en la materialización de sus transferencias difieren, pero esas diferencias apenas están empezando a tenerse en cuenta. Los y las jóvenes migrantes son más propensos que los adultos a ceder a la presión social para cuidar de sus extensas familias en sus lugares de origen. No sólo tienden a transferir más fondos, sino que sus acciones se relacionan con aspectos significativos del desarrollo como el bienestar de la familia (padres y hermanos) o la educación de sus hermanos. Otro hecho significativo es que las y los jóvenes tienden a ahorrar para garantizarse el futuro. Cuando ejercen un control sobre los ingresos, el resultado se ve en la mejora de la salud, la nutrición, la educación y la higiene de la familia, lo que contribuye a reforzar las bases para sociedades mejores y más productivas. No obstante, las cantidades reales enviadas por jóvenes migrantes pueden ser menos significativas

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que las enviadas por los hombres y mujeres, ya que sus salarios tienden a ser inferiores. Factores como la educación, el grado de integración en el extranjero, el estado civil y la estructura familiar afectan también a la naturaleza de las transferencias. La tendencia que observamos es que hombres y mujeres adultos y los y las jóvenes transfieren fondos por varias razones, a distintos ritmos y, en ciertos casos, con diferentes métodos.

trato físico o abusos sexuales durante su migración o en el país de destino. Las consecuencias de una violación pueden conducir, por ejemplo, al rechazo por parte de la comunidad, lo que deteriorará más aún su relación con los miembros de la familia y su capacidad para criar a sus hijos.

Recurrir tardía o inadecuadamente a la asistencia médica implica también grandes gastos. Los inmigrantes no siempre conocen las estructuras o la forma de recurrir a esos servicios. Acaban en el hospital porque no se diagnostican bien los síntomas o se reconocen demasiado tarde. En cuanto al acceso a la asistencia sanitaria, los problemas de salud de los migrantes permanecen ignorados durante mucho tiempo debido en parte a las barreras culturales.

En lo que respecta a la influencia de las cuestiones estrictamente médicas en la juventud migrante, en primer lugar, en los países receptores hay problemas de hacinamiento, ya que Salud y migración no siempre se tiene en El idioma, diferentes nocuenta el tamaño de las fa- ciones de enfermedad En muchos países, el acce- milias extranjeras. y salud, y el racismo son so a la asistencia sanitaria ejemplos de esas barreras. está ligado a la condición Otro problema vinculado a Los problemas psicológijurídica del migrante. Las éste es el hecho de que los cos entran en colisión con jóvenes son especialmente migrantes se ven obliga- los servicios sociales, que vulnerables en la esfera de dos a vivir en condiciones no saben cómo abordarla salud reproductiva. Ellas antihigiénicas debido a la los. Ésa es precisamente la trabajan en sectores infor- falta de medios financieros razón por la que la creación males y a menudo están o por su situación irregular. de servicios de asesoraexpuestas a accidentes. Precisamente, la condición miento psicosocial puede Además, son vulnerables jurídica de las mujeres jó- constituir una herramienta a presiones psicosociales, venes migrantes puede útil no sólo para los y las jócomo las esperanzas de- ser un factor crucial para venes migrantes, sino tampositadas en una nueva determinar sus condicio- bién para las autoridades cultura, la marginación en nes de vida en los países de los países receptores, a la sociedad receptora y el de recepción, de tránsito y fin de detener el inevitable mercado laboral, así como de destino y puede incre- aumento de las depresiola responsabilidad de asu- mentar su vulnerabilidad nes o las enfermedades mir la carga del trabajo y al exponerlas a enferme- psicosociales. en muchos casos, la de la dades. Estas condiciones familia. Las jóvenes mi- no facilitan la integración Otro gran azote es el VIH/ grantes pueden sufrir mal- de las mismas. SIDA. Aunque se trata de

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El debate político sobre la admisión de migrantes se centra en el impacto que tiene en la salud y en los servicios sociales del país de destino. Se ha prestado poca atención al estudio del riesgo económico que supone no prever las necesidades sanitarias de estos trabajadores. Los jóvenes

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una enfermedad que existe en todas las regiones del mundo, más del 95% de las infecciones se produce en países en desarrollo, donde la epidemia del SIDA surge de la pobreza, la falta de educación, la inadecuación de los servicios médicos y la limitación de los recursos preventivos. Hace años, una de las principales preocupaciones de los gobiernos era que los migrantes fueran portadores del VIH o de otras infecciones de transmisión sexual. Si bien la preocupación no ha desaparecido del todo, existe una mayor conciencia de que los migrantes pueden ser más vulnerables que las poblaciones locales a la infección durante sus desplazamientos, y pueden correr el riesgo de propagar la infección al regresar a sus países de origen.

“La creación de servicios de asesoramiento psicosocial puede constituir una herramienta útil no sólo para los y las jóvenes migrantes, sino también para las autoridades de los países receptores, a fin de detener el inevitable aumento de las depresiones o las enfermedades psicosociales.” migrantes, sin distinción de sexo, no son de por sí factores de riesgo para la transmisión del VIH/SIDA, pero sí lo son las situaciones que afrontan durante sus desplazamientos. Violencia y juventud El desplazamiento forzoso en varias partes de América Latina y el Caribe, por ejemplo, ha hecho de los jóvenes desplazados un grupo especialmente vulnerable. Los cambios repentinos en su entorno cultural como resultado de la emigración de zonas rurales a barrios urbanos donde reina una pobreza extrema, el abandono de la escuela, el desarraigo social, las presiones familiares para que contribuyan a las rentas familiares, la desesperanza y la incertidumbre diaria,

la exposición frecuente a abusos sexuales y, en general, la falta o la ausencia total de alternativas en sus proyectos de vida personales generan vulnerabilidad en dicha población. En Colombia se estima que existen 11.000 niños vinculados a grupos armados ilegales, ocupando el tercer puesto en el mundo después de Birmania y la República Democrática del Congo, según Human Rights Watch(*2). Desde el año 2000, 14.551 combatientes de grupos armados ilegales se han desmovilizado de forma voluntaria en Colombia; de los cuales 3.237 (22,4%) son niños(*3) – 2.385 hombres y 852 mujeres–. La edad promedio de reclutamiento de los niños a los grupos armados ilegales es 12 años, y la edad promedio de des-

(*2) http://hrw.org/spanish/docs/2005/02/22/colomb10209.htm (*3) De acuerdo a las leyes de Colombia, las personas menores de 18 años son considerados como niños.

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vinculación es 17 para los niños y 15 para las niñas. Aproximadamente el 80% de los niños desvinculados provienen de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), ELN (Ejército de Liberación Nacional) y EPL (Ejército Popular de Liberación), el restante 20% corresponde a grupos paramilitares. Del total de los niños, 2.531 se han desvinculado de forma voluntaria de los grupos armados ilegales y 706 han sido recuperados por el Estado Colombiano. En este marco, la OIM está cooperando con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) con un programa orientado a fortalecer las políticas públicas de niñez del Gobierno de Colombia, especialmente aquéllas relacionadas con niños excombatientes. A través del programa del ICBF y con el apoyo técnico de OIM, el estado colombiano ha brindado asistencia y protección al total de niños desvinculados de grupos armados ilegales. Es importante subrayar que la mayoría de los niños sólo han cursado cuatro años de escolaridad cuando entran al programa y que provienen de comunidades rurales y pequeños

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“En Colombia, la edad promedio de reclutamiento de los niños a los grupos armados ilegales es 12 años, y la edad promedio de desvinculación es 17 para los niños y 15 para las niñas”.

municipios en condiciones de extrema pobreza. El gran desafío en la fase de post-conflicto de la sociedad colombiana y de otros países en situaciones similares será el de fortalecer las políticas públicas de niñez y juventud para generar mejores oportunidades, para así mismo fortalecer los mecanismos sociales e institucionales que prevengan la vinculación de menores a grupos armados ilegales y su participación en otros tipos de actividades fuera de la ley.

por lo que es esencial considerar medidas especiales para proteger y ayudar a la juventud que es víctima de la trata.

La trata se alimenta de la falta de libre albedrío de las víctimas y del hecho de que sean forzadas a trabajar en condiciones de esclavitud o de servidumbre involuntaria. Como resultado, es esencial mejorar la identificación de las víctimas, considerarlas como víctimas y no como delincuentes además de brindarles protección y asistencia (lo cual significa confidencialiLa migración dad, información sobre los irregular juvenil procedimientos, atención sanitaria física y psicológiEn América Latina y el Ca- ca, medidas de protección, ribe, la trata y la migración acciones para evitar la deirregular son cuestiones portación inmediata y la de gran preocupación. organización de una repaEste fenómeno constitu- triación segura). ye un reto enorme para la región iberoamericana, La estrategia de dinámicas especialmente en relación múltiples para socavar la con la trata de niñas y ni- trata incluye: prevención ños y jóvenes en general, mediante la revisión y la re-


La misión de la OIM es promover la dignidad humana y el bienestar físico, social y económico de los migrantes. Tiene además el mandato implícito de hacer frente a la violencia contra las mujeres y las jóvenes, ya que su mandato explí-

cito se centra en definir y subvenir a las necesidades y preocupaciones de las mujeres jóvenes migrantes. Puesto que las mujeres migrantes, y en particular en edad juvenil, tienen más posibilidades de sufrir discriminación y abusos por su vulnerabilidad como mujeres, jóvenes y como extranjeras, se toman en consideración todos los aspectos de la posible violencia contra ellas. La OIM está especialmente preocupada por la interrelación entre la violencia y la migración, una de cuyas manifestaciones es la trata de mujeres y niñas. La OIM ha reiterado constantemente su compromiso de incidir en la prioridad de abordar la

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fundición de la legislación existente, fortalecimiento institucional, campañas de información dirigidas a grupos vulnerables, protección de las víctimas, asistencia para el retorno y la reintegración y el enjuiciamiento de los traficantes y sus colaboradores. Para abordar las causas profundas de la trata, sería necesario implantar medidas para mejorar las condiciones económicas y sociales de los países de origen.

trata y la violencia contra las mujeres en el terreno internacional, prestar asistencia a los gobiernos a fin de luchar contra ese fenómeno, y ayudar a las víctimas. He repasado de manera rápida algunos de los principales desafíos que enfrenta la migración juvenil. Se debe decir mucho más sobre cada uno de estos puntos y muchos otros. El centro de la materia, para mí, es lograr oportunidades para que la migración juvenil sea encauzada eficazmente. Esto sólo se dará una vez que reconozcamos la migración como un fenómeno natural y potencialmente beneficioso tanto para los jóvenes migrantes como para las sociedades.

“Lo que empieza como una búsqueda de una vida mejor, puede terminar, para muchos, particularmente mujeres jóvenes, como una trampa.” Brunson McKinley

Fotos: Eduardo León

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Inmigración y Juventud

Consuelo Rumí nació en Almería (España). Se licenció en Psicología y ejerció de profesora de primaria en la especialidad de Educación Infantil en Ciclo Inicial y Medio y en Ciencias Sociales. Ha llevado a cabo funciones de dirección de centros escolares y de coordinación de cursos de formación del profesorado. Fue miembro por primera vez de la Unión General de Trabajadores (UGT) en 1982 y del Partido Socialista Español (PSOE) en 1990. Desde su ingreso en el PSOE ha desempeñado, entre otras, la función de Secretaria de Políticas Sociales y Migratorias de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE en 2000. Desde 2004 es Secretaria de Estado de Inmigración y Emigración.

L

a experiencia histórica de España, siempre tan azarosa, en los últimos quince años ha traído aparejada una situación ciertamente excepcional: la inversión casi súbita de su signo migratorio. Un país que durante los dos últimos siglos ha repartido a millones de sus hijos por todo el mundo, y de manera muy singular por América, de pronto ha pasado a convertirse en destino preferente de muchos

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hombres y mujeres que buscan en él las oportunidades laborales y hasta vitales que en sus países no encuentran.

tiva de encontrar un empleo, trabajar para labrarse un porvenir mejor aunque sea a miles de kilómetros de la propia tierra.

El fenómeno no es nuevo; hace ya varios siglos Montesquieu afirmó que “los seres humanos siguen siempre la senda de la libertad y de la riqueza”. En el caso de las migraciones que se dirigen a España, lo que las motiva de manera mayoritaria es la expecta-

Al mismo tiempo, la inmigración ha venido a incorporarse a un período de fuerte crecimiento económico que se vive en España, aportando su esfuerzo para la creación de riqueza y el sostenimiento de los servicios públicos. Desde el punto de vista demográ-


Nos hallamos, por tanto, con un cuadro positivo que dibuja un país en expansión al cual se ha incorporado una cifra de aproximadamente dos millones de trabajadores extranjeros, procedentes de una gran diversidad de países prácticamente de todo el planeta. No obstante, Iberoamérica, con 1.131.606 residentes representa la comunidad más numerosa. La cercanía idiomática y, en general cultural, explica sin duda esta preferencia en el momento de elegir el destino de tantos ciudadanos iberoamericanos. La segunda nota de la inmigración a España estriba en su juventud. La llegada de inmigrantes a España ha supuesto un marcado rejuvenecimiento en un país que, como nos recuerdan los demógrafos, llevaba envejeciendo a lo largo de todo el siglo XX. La edad media del residente extranjero en España es

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de 34 años –el 39% tienen menos de 30 años y el 90% no supera los 45– y, si consideramos singularmente al colectivo iberoamericano, de 32 años. Tomando la edad por nacionalidades, también para el caso de Iberoamérica, los ecuatorianos son los que atesoran una media más joven, 30 años, seguidos por dominicanos (31 años) y colombianos y bolivianos (32 años). Este cuadro se hallaría incompleto si no recordásemos que un 54% de la inmigración procedente de países iberoamericanos se encuentra integrada por mujeres (en torno a 8 puntos superior a la media de población femenina del conjunto de la inmigración en España). Finalmente, del más de millón y medio de ciudadanos de Iberoamérica residentes en España, 133.000 tienen menos de 16 años, que es una cifra a considerar en el cuadro generacional que presenta el mapa migratorio en España. Estos datos incluyen tan sólo de quienes han decidido desplazarse, o conservan su nacionalidad, pero a ellos es preciso añadir las llamadas “segundas generaciones”, es decir, quienes

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fico, también encontramos una aportación sin duda positiva porque a mediados de los 90, España disponía de un crecimiento poblacional próximo al cero, que está logrando corregir al alza durante los años posteriores.

tengan un padre o una madre de otra nacionalidad que son en la actualidad aproximadamente el 17% de los nacidos en España en el año 2005. Aunque en su inmensa mayoría son ya españoles, y estrictamente no han experimentado personalmente el desplazamiento de sus padres, viven con una especial proximidad esta realidad y no podemos ignorarlos en este somero análisis. La juventud es, por tanto, una identidad que se impone en las actuales generaciones de inmigrantes que han accedido a España; aunque comparten con el colectivo inmigrante en general algunos rasgos centrales que, en realidad, viene a formar parte del propio proceso migratorio: como todos los inmigrantes, buscan el acceso a un empleo que les permita labrarse un porvenir y, en general, en su mayoría pasan el tiempo libre en compañía de personas de su misma nacionalidad (es decir, como los inmigrantes en general, con independencia de su procedencia). En cualquier caso, nadie debería exagerar; no estamos hablando de guetos, sino de redes afectivas que siempre han existi-

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do como alternativa para amortiguar la extrañeza que provoca la distancia de la tierra donde se ha nacido y vivido durante los primeros años de la vida. La inmigración interior de España es un buen antecedente de cómo se busca en el paisano una cercanía que, pasado el tiempo, acaba por diversificarse y abrirse a personas de distintos orígenes. En definitiva, el factor juventud está incorporando una inmigración que en sí misma es joven, muy reciente, y que, en el caso de España, no dispone todavía del suficiente recorrido para extraer conclusiones acerca de un comportamiento claramente diferenciado en relación con los más mayores. No obstante, sí me atrevo a afirmar que resulta positivo en términos de integración social, siempre más compleja a medida que se avanza generacionalmente. La integración ha de descansar en la vigencia de la igualdad de oportunidades y la responsabilidad de las políticas públicas es la de remover todos los obstáculos para impedir cualquier forma de discriminación. No consiste, por

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tanto, en un conjunto de políticas dedicadas a privilegiar al inmigrante sino que se dirige a toda la ciudadanía para garantizar el acceso normalizado al conjunto de recursos públicos. No obstante, las especiales condiciones que afectan a la población inmigrante nos llevan a adoptar medidas concretas que incidan en las situaciones que supongan un trato desigual o un punto de partida en inferioridad de condiciones. En este sentido, podemos apuntar los rasgos de un escenario que retrate una cierta singularidad de los jóvenes inmigrantes en relación con los españoles. Así, cuentan con más probabilidades de haber experimentado situaciones de rupturas familiares a causa del propio proceso migratorio; al incorporarse más temprano al trabajo, comienzan a vivir de sus recursos antes que los españoles; acceden en general a ocupaciones de baja calificación y sufren más situaciones de precariedad laboral que los jóvenes españoles. Un cuadro que se podría perfilar en mayor medida, pero que dibuja una realidad que debe ser tenida en cuenta porque los procesos de desigualdad, por más incipientes

que sean, podrían cristalizar en el futuro consolidándose situaciones de desigualdad claramente indeseables. El Gobierno de España se encuentra comprometido con la promoción de la integración del inmigrante en el país y, en coherencia, conforma uno de los ejes básicos de su política de inmigración. A partir de esta voluntad política, el año 2007 ha conocido la entrada en vigor del Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración (2007 – 2010), una iniciativa del Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero de mucho alcance, que quiere ser una suerte de “hoja de ruta” que oriente y dé unidad al conjunto de iniciativas públicas y privadas que se lleven a cabo en este terreno. El Plan dispone de uno de sus doce ejes dedicado a “Juventud e Infancia” cuyos objetivos básicos son: favorecer el acceso normalizado de los jóvenes de origen inmigrante a los programas de juventud, promover la atención a aquéllos que atraviesan situaciones de especial vulnerabilidad y apoyar la participación social de los más jóvenes.


Para finalizar, quiero referirme a otra dimensión como la que se expresa en la descapitalización que supone que tantos millones de jóvenes se vean forzados en su inmensa mayoría a abandonar sus países para buscar la realización de sus expectativas a veces a miles de kilómetros. La desigual-

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dad sigue siendo, sin duda, la razón básica que sigue empujando a las personas a emigrar. En paralelo, el proceso de globalización está produciendo mayores niveles de concentración de la riqueza y de algún modo, debido a su formidable potencial tecnológico, facilitando los desplazamientos de unas zonas a otras del planeta. Se estima que en la actualidad existen cerca de 200 millones de inmigrantes en el mundo. En suma, vivimos una etapa de intensificación de las migraciones que, en buena lógica, seguirán teniendo a las generaciones más jóvenes como a sus principales protagonistas. La responsabilidad de las políticas públicas para canalizar estos flujos, de modo que los impactos más negativos sean contrarrestados y se proyecte en cambio todo su potencial de oportunidades, es indudable. Sin embargo, se trata de una responsabilidad compartida, esto es que ha de comprender al mayor número de instituciones, organizaciones y ciudadanos. Y los más jóvenes no pueden

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Por tanto, las actuaciones en relación a los jóvenes inmigrantes se han incorporado a las políticas públicas en el marco de la estrategia de integración que acaba de comenzar a rodar en España. Debemos anticiparnos a los problemas, fomentar el sentido de pertenencia a la sociedad en la que se vive y favorecer las posibilidades de movilidad social y la igualdad de oportunidades. Estos son objetivos que deberán plasmarse en todo el colectivo inmigrante pero que adquieren una importancia central entre sus generaciones más jóvenes, precisamente aquéllas que se han instalado con menos años en España y que potencialmente tienen por delante una mayor presencia en la vida del país.

quedar excluidos de esta apuesta porque vivirán en primera línea su desarrollo y consecuencias. Por ello, resultaría extraordinariamente positivo conseguir la mayor implicación de los más jóvenes en diseño y desarrollo de las políticas que habrán de gestionar los movimientos migratorios en estos años. Unas políticas que deben renovarse en profundidad para adaptarse a los perfiles de un fenómeno que es extraordinariamente versátil y que registra una aceleración sin precedentes. Sin embargo, de la manera en que abordemos la inmigración en este tiempo dependerá, en no poca medida, de la capacidad de nuestras sociedades para armar una convivencia fructífera a lo largo de las próximas décadas. Porque es tal su potencia, el impacto que produce en todos los órdenes de la vida colectiva, que requiere de la imprescindible decisión política y de la construcción de grandes consensos sociales para conducirla con éxito.

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Migración y Juventud en el Nuevo Milenio: los jóvenes latinos en Estados Unidos

Alejandro I. Canales es Doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de México. Es Director del Centro de Estudios de Población de la Universidad de Guadalajara y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Ha sido consultor de CEPAL, de UNESCO y del Consejo Nacional de Población (México) en temas de Migración y Desarrollo. Sus libros más recientes son Vivir del Norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México (2007); Panorama actual de las migraciones en América Latina (2006), y El norte de todos. Migración y trabajo en tiempos de globalización (2003). También ha publicado diversos artículos sobre temas de migración internacional y remesas en revistas especializadas de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.

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n América Latina la migración internacional presenta actualmente cambios substanciales respecto a la imagen que teníamos de ella. En las últimas décadas la emigración latinoamericana no sólo se ha intensificado, sino que también se ha extendido, tanto en términos de orígenes, como en destinos y sujetos sociales involucrados (Canales, 2007). En particular, cabe señalar la diversidad de actores

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y sujetos sociales que actualmente participan en el proceso migratorio (Pujadas y Massal, 2005). Nos referimos en especial a la migración femenina, de población indígena, y la migración familiar (niños y ancianos, preferentemente), entre otros. Entre estos nuevos sujetos destaca el caso de la población joven, que aunque desde siempre ha formado parte de los flujos migra-

torios, sólo recientemente se ha hecho visible como grupo social específico. Su peculiaridad se deriva, no sólo de sus perfiles socioeconómicos y demográficos, sino especialmente por las dificultades que enfrentan para su inserción en la sociedad de destino. Los jóvenes migrantes sufren una doble condición de vulnerabilidad y exclusión social. Por un lado, como migrantes están subordinados a una estruc-


En diversos textos se han documentado y analizado estas situaciones de conflicto social y generacional que protagonizan los jóvenes latinoamericanos en Estados Unidos, y que se derivan entre otros factores de estas condiciones estructurales de excusión social (Valenzuela Arce, 2003). Sin embargo, no siempre se ofrece información estadística adecuada que permita dimensionar estos problemas desde una visión más global.

bilidad social que caracterizan la inserción social de los jóvenes latinoamericanos en la sociedad norteamericana. Niveles y tendencias Un primer aspecto que destaca en el marco actual es el gran impulso que en años recientes ha tenido la migración internacional de la población en edades jóvenes. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, los jóvenes nacidos en América Latina y El Caribe pasaron de 3.9 millones en 1995 a 5.4 millones en el 2004. Un incremento de casi 40% en tan sólo diez años. Sin embargo, lo más relevante es que gran par-

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tura social que los excluye y subordina. Por otro lado, como jóvenes conforman un grupo demográfico que continuamente es expulsado hacia los márgenes de la sociedad, desde donde buscan formas de cohesión interna que, en no pocos casos, se enfrentan con las normas y reglas establecidas por la sociedad.

te de este incremento se dio en los últimos cinco años. En efecto, entre el año 2000 y el 2004, la población joven latinoamericana residente en Estados Unidos se incrementó en 1.3 millones de personas, esto es, cada año 325 mil jóvenes latinoamericanos habrían llegado a residir a Estados Unidos. Si bien, en general en ese país la inmigración de origen latinoamericano se ha incrementado, destaca el mayor dinamismo de la inmigración de jóvenes menores de 30 años. Se trata sin duda, de un contingente demográfico en plenas capacidades productivas, y que emigran en búsqueda

Ante ello, en este texto nos interesa analizar la condición migratoria de los jóvenes, y cómo ello contribuye a crear condiciones de riesgo y exclusión social. En particular, nuestro interés es documentar con información estadística reciente las condiciones de subordinación y vulnera-

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de mejores oportunidades laborales, de vida y de desarrollo que en sus países se les han negado. Se trata además, de la pérdida para América Latina de importantes contingentes de jóvenes que pudieran haber hecho grandes contribuciones económicas, sociales y culturales en sus países de origen. El costo para nuestros países no es sólo de la migración, sino que con ella se van miles de jóvenes cada día, con todo lo que ello implica en términos demográficos, sociales y culturales. Ahora bien, para dimensionar cuánto representan estos 5.4 millones de jóvenes latinoamericanos en Estados Unidos, podemos señalar que ellos suponen el 9% del total de la población entre 15 y 29 años de ese país, así como el 61% del total de inmigrantes jóvenes. En otras palabras, casi uno de cada diez jóvenes en Estados Unidos nació en algún país latinoamericano. Asimismo, tres de cada cinco jóvenes que llegan a ese país provienen de algún país latinoamericano. Asimismo, los 5.4 millones de jóvenes latinoamericanos representan casi el 30% del total de los mi-

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grantes originarios de esa región, lo que indica el alto grado de importancia que la juventud representa en la emigración latinoamericana a Estados Unidos. De hecho, los datos indican que en relación a la composición de otros flujos migratorios, los latinoamericanos muestran una mayor selectividad a favor de la migración de personas jóvenes. En efecto, en el resto de los migrantes, sólo uno de cada cinco son jóvenes, mientras que en el caso latinoamericano se da una relación de un 50% más alta. De esta forma, los jóvenes latinoamericanos

residentes en Estados Unidos son un grupo social de creciente importancia demográfica. En particular, puede hablarse de una cierta complementariedad en cuanto a las estructuras demográficas de la población norteamericana y la de los inmigrantes latinoamericanos en ese país. En efecto, la pirámide de edad de la población norteamericana refleja un “faltante” importante de población, especialmente entre las edades de 15 a 40 años, es decir, en las edades de mayor capacidad productiva. Ello se debe a los efectos e inercias de la dinámica demográfica norteamericana. La población mayor de 40 años corresponde a los in-


mográfica. Lo relevante para nuestra discusión es el importante papel que ocupan los jóvenes en esta relación de complementariedad que deriva en su alta participación en el flujo migratorio de América Latina hacia los Estados Unidos.

No obstante, a partir de fines de los 80, cuando la generación del baby boom inicia su fecundidad, vuelve a incrementarse el número de nacimientos, lo que expande nuevamente la base de la pirámide poblacional, generando este vacío entre las edades ya mencionadas.

Ahora bien, este aporte demográfico y social de los inmigrantes jóvenes latinoamericanos se acrecienta si a ellos les agregamos el contingente de jóvenes que han nacido en Estados Unidos, pero que son hijos de padre latinoamericano y/o madre latinoamericana. En el año 2004, este grupo demográfico sumaba la cantidad de 2.76 millones de personas, que representaban el 4.6% de los jóvenes residentes en ese país.

Asimismo, los inmigrantes latinoamericanos muestran una estructura poblacional diferente pero que se complementa con la anterior. Debido al carácter esencialmente laboral de la migración contemporánea, se da una alta proporción de migrantes entre los 20 y 45 años. Este “excedente” de población migrante en esas edades tiende a coincidir con el “faltante” demográfico en la población norteamericana, generando este fenómeno de complementariedad de-

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De esta forma, tenemos que la población joven de origen latinoamericano (nacidos en Latinoamérica e hijos de latinoamericanos) representan en conjunto casi el 14% de la población joven de Estados Unidos, lo que significa que uno de cada siete jóvenes residentes es de origen latinoamericano. Estos datos revelan la importancia cuantitativa

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dividuos nacidos durante el llamado baby boom, en la segunda posguerra, el que se prolonga hasta inicio de los años 60 del siglo pasado. A partir de entonces, se manifiesta una menor natalidad que genera este “hueco” en la pirámide de edades.

de los jóvenes latinos en Estados Unidos, misma que sin embargo no se corresponde con la menor importancia que en ese país se le atribuye a la población latina en general, ni a sus jóvenes en particular. Para comprender la situación social y demográfica de los jóvenes latinos (migrantes de primera y segunda generación) en Estados Unidos podemos comparar sus características con las de otros grupos de jóvenes. En este sentido, a continuación presentamos una descripción del perfil sociodemográfico y de su inserción social de los jóvenes latinos, en comparación con los perfiles demográficos y sociales de los jóvenes angloamericanos y afroamericanos, así como respecto a los de jóvenes inmigrantes provenientes de otras regiones del mundo (Asia y Europa, principalmente). Esta comparación nos permitirá dimensionar la distancia social y demográfica que separa a los migrantes latinos de otros grupos de jóvenes en Estados Unidos.

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Características sociodemográficas Los jóvenes migrantes latinoamericanos muestran un perfil sociodemográfico que se diferencia tanto del de otros jóvenes migrantes, como del de la población anglo y afroamericana. Asimismo, en no pocos aspectos, ellos se diferencian significativamente incluso de los jóvenes latinos de segunda generación. Un primer aspecto de diferenciación se refiere a la composición por sexo de cada grupo de jóvenes. En concreto, tanto entre los jóvenes angloamericanos, afroamericanos, y latinos de segunda generación, se da una relación relativamente equilibrada entre hombres y mujeres. En todos estos casos, el índice de masculinidad fluctúa entre los 103 hombres por mujer (jóvenes angloamericanos) y los 100 hombres por mujer (latinos de segunda generación). En el caso de los inmigrantes no latinos, esta relación de masculinidad decrece a una relación de 95 hombres por cada 100 mujeres, revelando una cierta selectividad a favor de estas últimas. Por el contrario, en

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el caso de los jóvenes inmigrantes latinos se da una relación de 131 hombres por cada 100 mujeres, es decir, casi 30% superior a la de la población nativa, y más de 40 puntos superior a la de los demás jóvenes inmigrantes. Esto denota una muy marcada selectividad en la inmigración joven latinoamericana a favor de una mayor participación masculina. Sin duda, esta selectividad por sexo se relaciona directamente con una selección y diferenciación en términos de la inserción laboral de los jóvenes latinoamericanos, que tiende a favorecer a los hombres sobre las mujeres. Otro aspecto que diferencia a los inmigrantes latinos

del resto de los jóvenes en Estados Unidos se refiere a su estado civil. A diferencia de los demás jóvenes, entre los inmigrantes latinoamericanos de 18 a 29 años se da una mayor proporción de jóvenes que están casados y/o viven con una pareja de forma estable. De hecho, casi el 40% de ellos está en esta situación, proporción que se reduce al 33% en el caso de inmigrantes jóvenes de otras regiones del mundo, al 25% en el caso de los jóvenes angloamericanos, y a sólo el 18% en el caso de los jóvenes latinos de segunda generación.


destaca también la baja Esta diferencia en la estruc- proporción de jóvenes que tura de responsabilidades son jefes y/o esposas/os se deduce también al ana- del jefe del hogar. lizar las diferentes posiciones que ocupan los jóvenes Por el contrario, en el caso migrantes latinoamerica- de los inmigrantes latinoanos en sus hogares en re- mericanos, se da la situalación a los demás jóvenes. ción inversa. Por un lado, Como es de esperar, entre más del 40% de ellos son los jóvenes angloameri- jefes o esposas/os del jefe canos y afroamericanos, y del hogar. Por otro lado, en mayor medida incluso sólo el 24% de los jóvenes en los latinos de segunda son hijos del jefe del hogeneración, encontramos gar. Cabe destacar la alta una alta proporción que proporción de jóvenes lason hijos/as del jefe del tinoamericanos que viven hogar. De hecho, en estos como allegados en casas tres casos, esta posición de parientes cercanos y/ es la mayoritaria en cada o amigos, lo cual repreuno de estos grupos de jó- senta una característica venes. Asimismo, en estos típica de la migración, mismos grupos étnicos, y que se reproduce en

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Esta diferencia se vincula directamente con el hecho que en el caso de los jóvenes latinoamericanos se trata de inmigrantes laborales que han abandonado el seno materno, y por tanto están en condiciones más propensas a formar su propio hogar. Sin embargo, esta misma situación describe una condición de vulnerabilidad y de mayores riesgos sociales, en la medida que representa una mayor carga de responsabilidades familiares que, aún a pesar de su juventud, deben asumir los migrantes latinoamericanos.

cierta medida en el caso de los jóvenes inmigrantes procedentes de otras regiones. Ambos datos nos confirman lo dicho en relación a la diferente carga de responsabilidades familiares que estas posiciones implican, y que afectan en forma especial a los jóvenes migrantes latinoamericanos sobre los demás grupos étnicos. En efecto, tanto esta situación de “allegados” como la de ser el responsable directo del hogar, definen un par de condiciones de mayor vulnerabilidad social que afecta preferentemente a los inmigrantes jóvenes latinoamericanos.

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O bien no forman parte directa del hogar (son “allegados”, lo cual ilustra su precariedad), o bien a edades muy jóvenes deben asumir la responsabilidad de dirigir y mantener económicamente un hogar. En ambos casos, se trata de situaciones que por un lado, no se dan en igual medida e intensidad en otros grupos étnicos, y por otro, y sin duda relevante, no se da en igual medida en sus países de origen. En este sentido, la migración de los jóvenes los lleva finalmente a asumir responsabilidades familiares de forma temprana, o bien a vivir en condiciones de precariedad sin llegar a formar plenamente parte de un hogar. Finalmente, un aspecto de gran importancia que incide directamente en la capacidad de los individuos para enfrentar situaciones de adversidad y de vulnerabilidad social, se refiere al nivel de escolaridad que posean. A este respecto, resulta relevante constatar que también en este aspecto los inmigrantes latinoamericanos se ven en peor situación en relación a la de los otros jóvenes en Estados Unidos.

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Si consideramos el nivel de escolaridad de la población de 18 a 29 años, veremos que los inmigrantes latinoamericanos son el grupo étnico que se encuentra en la peor situación. Por un lado, sólo el 21% de los migrantes latinoamericanos de 18 a 29 años han cursado algún nivel de la enseñanza superior (college, licenciatura y/o postgrado), situación en la que en cambio, se encuentra el 42% de los afroamericanos, el 47% de los jóvenes de origen latinoamericano nacidos en Estados Unidos, el 57% de los jóvenes angloamericanos, y el 69% de los jóvenes migrantes procedentes de otras regiones del mundo.

Por otro lado, en el extremo opuesto de escolaridad, tenemos que el 50% de los jóvenes migrantes latinoamericanos no habrían culminado la enseñanza media (high school), situación que involucra a sólo el 20% de los jóvenes afroamericanos, el 23% de los latinos de segunda generación, el 13% de los angloamericanos y el 10% de los migrantes de otras regiones del mundo. Inserción social Un aspecto sin duda relevante está en relación con la forma de inserción social, económica y cultural que presentan los jóvenes emigrantes latinoamericanos


Un aspecto fundamental es el tipo de actividad que realizan principalmente los jóvenes. En este sentido, dos aspectos caracterizan el tipo de actividad que realizan los jóvenes latinoamericanos en Estados Unidos, en contraposición a los demás jóvenes en ese país. Por un lado, es significativamente mayor la proporción de ellos que están trabajando y menor la que estudia. De hecho, uno de cada dos jóvenes latinoamericanos de 16 a 24 años está ocupando un puesto laboral, proporción que se reduce a menos de uno de cada tres en el caso de los jóvenes an-

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gloamericanos y afroamericanos, y a casi uno de cada cuatro en el caso de jóvenes migrantes de otras regiones del mundo. Por el contrario, sólo el 33% de los jóvenes latinoamericanos en esas edades asiste regularmente a la escuela o a la universidad, proporción que se eleva a más del 60% en todos los demás grupos étnicos. Por otro lado, resulta también significativo comparar la proporción de jóvenes que no declaran ninguna actividad, significa que no van a la escuela o universidad, pero que tampoco trabajan ni están desempleados. A este respecto, las cifras son elocuentes e indican que prácticamente uno de cada cinco jóvenes latinoamericanos se encuentra en tal situación, proporción que, sin embargo, se reduce a menos de uno de cada doce en los demás grupos étnicos. Se trata de una situación de exclusión social en la que los jóvenes latinoamericanos no parecen encontrar un espacio que los integre en la sociedad de acogida. No tienen un lugar en el sistema escolar, pero tampoco un lugar en el mercado de trabajo. De esta forma, los canales formales de inclusión social están cerrados

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en la sociedad norteamericana. La inserción (que no necesariamente la asimilación) asume diversas formas, e incluye diversas dimensiones de la vida social y cotidiana. Por lo mismo, resulta muy complejo dar una medida o estimación de los grados o niveles de inserción social de algún grupo en particular. En este sentido, a continuación ofrecemos algunos datos que nos permiten estimar y dimensionar algunas de las múltiples aristas y formas que la inserción social puede asumir en el caso de los jóvenes inmigrantes en Estados Unidos.

para ellos, conformando unos verdaderos parias del sistema, jóvenes sin espacios para su inclusión social. Por lo mismo, no es raro que estos mismos jóvenes busquen formas de cohesión interna desde los mismos márgenes de la sociedad a los que quedan recluidos, como las gangas y similares formas de organización y expresión juvenil, que les permite enfrentar esta situación de marginación y exclusión social. El menor grado de inclusión social se refleja también en una mayor desprotección y vulnerabilidad social de los jóvenes latinoamericanos. En concreto, sólo el 10% de ellos tiene acceso al Medicaid, seguridad social en el área de la salud, proporción que se eleva al 20% en el caso de los jóvenes latinos de segunda generación, y a más del 25% en el caso de los jóvenes afroamericanos. Asimismo, en sólo el 2% de los jóvenes inmigrantes latinoamericanos, sus familias tienen acceso a los beneficios de la seguridad social, proporción que se eleva al 9% en el caso de los latinos de segunda generación y a casi el 14% en los jóvenes afroamericanos. Estas cifras nos ilustran

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el grado de desprotección que afecta a los jóvenes latinoamericanos en Estados Unidos, muy superior incluso al que se da en grupos que tradicionalmente han sufrido la marginación social, la segregación racial y la exclusión económica. Finalmente, todo lo anterior se refleja en el nivel de pobreza que prevalece entre la población latina en Estados Unidos, y que afecta de manera directa a los jóvenes de entre 15 y 29 años. En efecto, uno de cada cuatro jóvenes latinoamericanos reside en un hogar con ingresos por debajo de la línea de pobreza, proporción que se reduce a sólo el 17% en el caso de los latinos de segunda generación y al de jóvenes migrantes de otras regiones del mundo, y que es de sólo el 11% en el caso de los jóvenes angloamericanos. Sólo los jóvenes afroamericanos presentan una situación similar, con una proporción de 26% de ellos residiendo en hogares pobres.

Conclusiones Sin duda, el mayor nivel de pobreza y menor grado de protección social están directamente asociados con los menores índices de inclusión social que presentan los jóvenes latinoamericanos en Estados Unidos, y son la base de muchos de los problemas sociales, culturales y políticos que afectan a vida cotidiana. No sólo se trata de grupos socialmente vulnerables que enfrentan continuamente diversas situaciones de riesgos sociales, sino además de grupos socialmente excluidos y segregados, que no encuentran los espacios para su integración a la sociedad. A todo ello debemos agregar los diversos problemas que se derivan de la irregularidad de su situación legal o la de los miembros de sus familias, la precariedad e inestabilidad de sus trabajos, los bajos salarios, las malas condiciones de vida en sus hogares

y viviendas, así como la carencia de servicios básicos, la inseguridad pública, las dificultades para acceder a los servicios de salud pública, entre otros muchos problemas que predominan en sus barrios. En este marco, no es de extrañar que su identidad como jóvenes inmigrantes, así como sus prácticas sociales y sus formas de organización, no encuentren cabida ni comprensión en una sociedad que cotidianamente los excluye y margina. De hecho, en ocasiones, ellos mismos no encuentran interés en una virtual inclusión que su misma cotidianidad les ha enseñado que es sólo una quimera que será imposible de alcanzar en la mayoría de los casos. La exclusión de la que son objeto les ha enseñado que su vida ha de transcurrir en y desde los márgenes de la sociedad, por lo mismo, siempre en conflicto, siempre en tensión.

Bibliografía • • •

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CANALES, ALEJANDRO I.: “Inclusion and Segregation. The Incorporation of Latin American Immigrants into the U.S. Labor Market”. Latin American Perspectives, Vol. 34, No. 1, 2007 (73-82). PUJADAS, JOAN Y JULIE MASSAL: “Migraciones ecuatorianas a España: procesos de inserción y claroscuros”. Iconos, Revista de Ciencias Sociales, No. 14. FLACSO, Ecuador, 2005. VALENZUELA ARCE, JOSÉ MANUEL: “Pachomas (Pachuco-Cholo-Mara), nortecos y fronteras”, en José Antonio Pérez Islas y Mónica Valdés México-Québec. Nuevas miradas sobre los jóvenes. México, Instituto Mexicano de la Juventud, 2003


PANORAMA CIENTÍFICO Mario Santillo

Los jóvenes migrantes en Sudamérica: balance y perspectivas

Mario Santillo es argentino de nacimiento y se graduó en Filosofía y Teología en la Universidad de El Salvador, en Buenos Aires. Posteriormente realizó estudios en Ciencias Sociales en la Universidad Gregoriana de Roma. Hoy en día es Sociólogo especializado en migraciones. Hace ya más de diez años que desde Buenos Aires dirige el Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos (CEMLA), trabajo que combina con el de docente en varias maestrías, entre las que destaca la Maestría de Políticas Migratorias de la OIM y de la Universidad de Buenos Aires. En el 2000 fue Asesor del Instituto Nacional contra la Discriminación y la Xenofobia (INADI). Son numerosas sus publicaciones en varias revistas y su participación en proyectos a lo largo de toda su carrera profesional.

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de las economías, el empobrecimiento de la clase media y la elevada desocupación han hecho que gran parte de los jóvenes migrantes hayan elegido países de la misma región y aquéllos con mejores posibilidades económicas y preparación Hoy las migraciones han intelectual hayan optado cambiado de dirección, los por Europa y Estados Unijóvenes(*1) descendientes dos (IOM report, 2000). de estos inmigrantes se dirigen gran parte a Estados También debemos mencioUnidos y hacia los países nar que los descendientes más cercanos. El deterioro de aquellos inmigrantes esde fines del siglo XIX, las migraciones en los países de Sudamérica, especialmente Argentina, Brasil, Venezuela, Uruguay y en menor medida Perú, estuvieron marcadas por corrientes venidas de Europa.

venidos de Europa y Japón han podido acceder a la doble ciudadanía, teniendo así la posibilidad de emigrar hacia esos países. Muchos argentinos, uruguayos, brasileños y venezolanos van a España e Italia, así como peruanos, brasileños y en menor medida argentinos, hacia Japón. Varios países de la región han perdido a sus mejores profesionales y técnicos, lo que ha generado una disminu-

(*1) Las Naciones Unidas definen a la juventud como aquella parte de la población que está en el período comprendido entre los 15 y los 24 años de edad, reservando a menudo el vocablo jóvenes para aquellas personas entre los 10 y los 24 años de edad, es decir, incluyendo a los adolescentes (PATH, 1999).

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ción sustancial del desarrollo en los países afectados. Por otro lado, la desilusión y frustración de aquéllos que han tenido que abandonar el país por falta de incentivos ha hecho que el retorno fuera más prolongado o en muchos casos no definitivo. Sin embargo, es innegable que la emigración también ha generado, a través de las remesas a parientes en los pueblos de origen, un flujo de dinero considerable. Uno de los problemas pendientes que tiene que resolver Sudamérica es la situación irregular de muchos jóvenes inmigrantes, que se ven afectados por las políticas restrictivas de los diversos países de la región. Ello conlleva a una creciente explotación y abuso de sus derechos fundamentales. La imposibilidad de reen-

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contrarse con sus familias y la de vivir en el temor de la clandestinidad hace que se aíslen y alejen de los propios familiares que residen en sus países de origen. Otra dificultad cuando se desea recabar información acerca de los movimientos migratorios en los distintos países es que la fiabilidad de los datos es escasa. La única fuente disponible es el censo nacional que se realiza cada 10 años. El largo período entre cada censo no permite medir los flujos de

entrada y salida que se dan en el transcurso del tiempo. Las estadísticas de las Direcciones de Migraciones lo cubren sólo en parte. Las últimas cifras disponibles son del 2002, según datos actualizados del CELADE, Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía. Datos de algunos censos de Sudamérica de los movimientos de los jóvenes migrantes Hemos tomado los censos nacionales de entre los años 2000-2002 de Chile, Paraguay y Brasil para identificar a los jóvenes que ingresaron esos países en los períodos etarios de 15 a 29 años. Los datos son extraidos del proyecto de IMILA/ CELADE y reelaborados por el CEMLA. Si observamos el censo de Chile, los jóvenes representan la tercera parte del total de los migrantes; si comparamos el ingreso


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extranjeros son 1.531.940, de los cuales casi la mitad provienen de los países limítrofes y de Perú.

de mujeres y hombres de Perú en relación a Argentina y Bolivia, las mujeres son casi el doble de los hombres peruanos debido en gran parte a que las jóvenes cubren los nichos del empleo doméstico y del cuidado de ancianos.

agrupación por edad, de 15 a 24 y de 25 a 34 años y no por sexo. El Censo de Población y Vivienda de Argentina realizado en el año 2001 muestra que, de un total de 36.260.130 habitantes, los

Estas migraciones son muy jóvenes y se concentran en la franja etaria de 0 a 40 años, ubicándose mayoritariamente en los partidos del Gran Buenos Aires. Los volúmenes de los datos de los jóvenes superan ampliamente a los otros países analizados. Perfil de los jóvenes migrantes Los años 70 estuvieron marcados por dictaduras militares en la mayoría de los

En el censo de Paraguay, la diferencia de los jóvenes con la población migrante representa la cuarta parte. La diferencia entre hombres y mujeres es mínima en ambas nacionalidades. La proporción de los jóvenes migrantes en relación al total de los migrantes analizados representa más de la tercera parte, teniendo un mayor ingreso de Paraguay especialmente de las mujeres jóvenes. Del censo de Argentina se han considerado directamente los datos de 2001 con otro criterio de

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países sudamericanos, que obligaron a muchos jóvenes a salir de sus lugares de origen. Coincidió con la fuga de cerebros, investigadores jóvenes, y recién llegados que fueron captados por Estados Unidos y Europa. Fue una gran pérdida de personas altamente cualificadas.

En un estudio de Jorge Martínez Pizarro (2000) sobre los jóvenes migrantes latinoamericanos y del Caribe señala que la vulnerabilidad de los jóvenes se da en la falta de empleo en el país de origen y la necesidad de búsqueda de mayores posibilidades de estudio y mejora de la calidad de vida.

La doctrina de la seguridad nacional ha llevado al cierre de las fronteras y a desconfiar de los extranjeros, especialmente de los jóvenes migrantes, que eran vistos como una amenaza a la seguridad interior por tener ideologías de izquierda. Las leyes migratorias fueron concebidas en estos contextos, y es por ello que, salvo Argentina, que ha promulgado una nueva ley de migraciones, el resto de los países sudamericanos tienen leyes muy restrictivas y de control. Los años 90 y entrado el 2000 han sido marcados por la inestabilidad económica y la declinación de los modelos neoliberales, lo que provocó migraciones intrarregionales y fuera de la región, una mayor irregularidad, abuso de los Derechos Humanos de los migrantes y un gran negocio con el tráfico de personas y trata de niños y adolescentes.

En Sudamérica las migraciones juveniles intrarregionales se producen especialmente hacia Argentina desde los países limítrofes, y hacia Venezuela desde Colombia. El fomento de las universidades y centros de estudio de planes de intercambio estudiantil ha llevado a una distinta forma de emigración temporal, jóvenes que migran por un período de tiempo determinado para estudiar fuera y luego regresan a sus países de origen. Salvo los registros de cada universidad, aún no hay un estudio para cuantificar estos volúmenes. Otro patrón migratorio, según el mismo estudio de Martínez Pizarro (2000), destaca que las migraciones de jóvenes de la región hacia Estados Unidos han ido en aumento, el stock de latinoamericanos y caribeños en 1990 era de más de 8.500.000 individuos.

Algunos países de Europa, Italia, Alemania y en menor medida España, han fomentado becas de estudios e inserción en algunas empresas a jóvenes descendientes, pero los resultados no han sido muy positivos. Al parecer los jóvenes son más propensos a integrarse mejor en el ámbito del estudio, universidades, etc., pero cuando quieren insertarse en el mercado de trabajo tienen mayor resistencia y discriminación por parte de la sociedad local. Esto sucede más entre los países limítrofes por causa de los prejuicios, como por ejemplo en Argentina y Chile con los bolivianos y peruanos. Los jóvenes migrantes creen que siempre estarán mejor que en su país de origen, en cuanto al futuro, a la mejora de las condiciones de vida, trabajo, estudio, etc., pero la mayoría de ellos no miden las consecuencias que implica el estar en otra sociedad ajena a la propia con otros valores culturales. Los sudamericanos en España y Portugal En estos últimos años, debido a un mayor crecimiento económico, España ha generado una fuerte atracción en los países de Sudamérica. El siguiente cuadro lo


En España, los inmigrantes pueden registrarse en la comuna de residencia, inclusive si está en situación irregular. Los datos del 2003 muestran un considerable incremento en los colombianos y ecuatorianos. Los migrantes son jóvenes y en edad laboral (entre 15 y 35 años) con buen nivel de estudio. En

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demuestra claramente. Los ecuatorianos son la comunidad más numerosa, con 218.367 personas, le siguen los colombianos con 174.418 y en tercer lugar los argentinos, sin tener en cuenta aquéllos que han entrado con el pasaporte italiano, español o de algún otro país de Europa. En estos momentos Bolivia y Paraguay están incrementando su presencia hasta tal punto que el gobierno español está solicitando a los ciudadanos bolivianos presentar la visa para ingresar en el país.

el caso de Portugal, debido a la proximidad cultural y lingüística, los brasileros son 49.891 (censo 2003), la primera migración era personal cualificado y de profesionales, en su mayoría dentistas, informáticos y publicistas; la nueva migración brasilera es menos cualificada y se ubican en el sector servicios con salarios bajos: construcción civil, restaurante, trabajo doméstico, atención al público, etc. Muchos jóvenes brasileros, al encontrar

mayor dificultad al entrar como “presunto turista” en Portugal eligen ingresar por otras ciudades de Europa como Ginebra, Madrid o París. El apoyo en las redes de familiares y amigos es fundamental para la inserción en el trabajo y en la vivienda (Padilla, 2005). El perfil de la emigración sudamericana en Europa es de una migración joven, prevalentemente femenina que se ubica en el empleo doméstico y el cuidado de niños y ancianos.

Bibliografía • • • •

PADILLA, BEATRIZ: “Le reti sociali dei brasiliani recentemente arrivati in Portogallo: solidarieta étnica o empatía étnica?” en Latinos alla scoperta dell’ Europa, Mauricio Ambrosini e Luca Queirolo Palmas, Editorial Franco Angeli, Milano, 2005. PATH (Program for Appropiate Technology in Health): Salud reproductiva de los adolescentes: los programas que marcan una diferencia, Outlook, v. 16, 3, 1999 PIZARRO MARTÍNEZ, JORGE: “Migración internacional de jóvenes latinoamericanos y caribeños: protagonismo y vulnerabilidad. Proyecto Regional de Población CELADE-FNUAP (Fondo de Población de las Naciones Unidas)” Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía, Santiago de Chile, 2000 WORLD MIGRATION REPORT (2000), International Organization for Migration, United Nations. Switzerland.

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Juventud, transición hacia la vida adulta, globalización y migraciones

Después de obtener su Licenciatura en Sociología en París, Claudio Bolzman realizó estudios de postgrado en la Universidad de Ginebra (Diploma de Estudios para el Desarrollo, Certificado Internacional de Ecología Humana y Doctorado en Ciencias Económicas y Sociales). Actualmente es profesor de Trabajo Social en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Suiza Occidental (en la cual dirige el Centro de Estudios de la Diversidad Cultural y de la Ciudadanía) y de Sociología en la Universidad de Ginebra. Es además profesor asociado en la Universidad de Valencia y en la Universidad de Lyon y Secretario General de la Asociación Internacional para la Investigación Intercultural (ARIC). Es autor de cerca de un centenar de publicaciones sobre temáticas ligadas a las migraciones, las relaciones interculturales, las identidades. Su último libro es: La Suisse au rythme latino. Dynamiques migratoires des Latino-américains, Les Editions IES, Ginebra, 2007.

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a Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que existen actualmente 192 millones de migrantes internacionales en el mundo. Estas personas han dejado su Estado habitual de residencia para irse a vivir por un período superior de un año a otro Estado. Una gran parte de estos migrantes internacionales son personas de 20 a 25 años. Globalmente la gran mayoría de los migrantes

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tienen entre 16 y 30 años. Se trata entonces principalmente de personas consideradas como “jóvenes” o como “jóvenes adultos”. ¿Cómo explicar que sean estos rangos de edad los más afectados por el fenómeno migratorio? Éste es el tema que abordaremos en este artículo. Antes que, nada nos ipreguntaremos sobre la noción de juventud, en tanto a fase social de

transición entre la infancia y la vida adulta. Después de examinar cuáles son las grandes modificaciones que la globalización ha introducido en las vidas de los jóvenes, presentaremos distintos motivos que llevan a los jóvenes a emigrar hacia otras latitudes. Para terminar, hablaremos sobre la relación entre las migraciones juveniles y las formas de regulación social internacionales existentes.


económico y social, y de aumento de la duración de los estudios para una parte de los jóvenes. Estos últimos van a reivindicar la posibilidad de poder “vivir plenamente su juventud”, como espacio de libertad, como moratoria entre la infancia y la vida adulta. Los jóvenes hijos de obreros, destinados a trabajar en las fábricas al término de la escuela obligatoria no disponen de la posibilidad de ese período de transición. Entonces van a reivindicarlo, a veces de manera violenta y visible, como es el caso de los “blusones negros”, provenientes de los sectores populares. También ellos quieren participar de ese espacio de libertad y de despreocupación por un período más largo.

Si bien es cierto que la noción de juventud existe en todas las sociedades desde el punto de vista “biológico”, tal no es el caso desde el punto de vista social. En muchas sociedades llamadas “tradicionales”, en realidad la transición entre la infancia y la vida adulta es rapidísima. A partir del momento en que los signos fisiológicos de la pubertad aparecen, se organizan rituales colectivos para consagrar el paso a la vida adulta, a menudo alrededor de los 13-14 años, o incluso antes. Las personas que han pasado por esos rituales entran en el mundo adulto, con las responsabilidades y los derechos asociados a esta etapa de la vida: se casan, fundan una familia, participan en Tras la democratización de las labores y las decisio- los estudios, que interviene nes de la comunidad. en muchos países al final de la década de los 60, la La noción de juventud, tal formación va a extenderse como la conocemos hoy, para el conjunto de los jóaparece en los años 50 y venes más allá de la escolasobre todo en los 60 en rización obligatoria. La forlas sociedades industria- mación va así a pasar a ser lizadas centrales, y más el espacio de definición de tarde en las sociedades la juventud, la norma social periféricas. El contexto es que abarca a jóvenes cada el del crecimiento econó- vez más mayores. Así, en mico, de fe en el progreso, muchos países lo normal tanto tecnológico, como es estudiar por lo menos

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La juventud como fase de transición

hasta los 18 años y cada vez es mayor el número de jóvenes que continúan algún tipo de formación más allá de los 20. En este espacio se van a construir las “culturas juveniles”, que tienen que ver con el tipo de formación que siguen los jóvenes, con sus recursos, su percepción de su lugar en la sociedad y de sus futuras posibilidades en ésta. Se trata de culturas que buscan distinguirse del mundo adulto y oponerse a éste. La diferencia es marcada por la manera de vestirse, de consumir, por los tipos de música que escuchan, por los lugares que frecuentan, por el lenguaje utilizado, por las actitudes corporales, etc. Sin embargo, al mismo tiempo que los jóvenes tratan de diferenciarse del mundo adulto, buscan también formar parte de él. Desean acceder a una posición estable tanto a nivel de la inserción profesional como de la inserción social (Castel, 1994). Esta inserción no es sin embargo, percibida como adaptación automática a lo instituido: muchos desean inventarse nuevos lugares, modificando, cues-

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tionando, transformando lo existente. La juventud es entonces un espacio en que se quiere formar parte de la sociedad tal como fue forjada por la generación anterior, pero aportando una cierta dosis de innovación. La importancia de uno u otro polo cambia según el contexto sociohistórico. Durante los años 60 y 70 la transición consistía en recorrer otros senderos, diferentes de los marcados por la generación anterior: salir de los caminos habituales a nivel profesional, fundar una familia menos autoritaria que la de los padres, vivir las relaciones sociales de manera más informal. En los años 90 y 2000 lo importante es encontrar un lugar en la sociedad: poder acceder a un trabajo estable, encontrar una vivienda independiente, tener una cierta estabilidad para fundar y mantener una familia. Si en el espacio de 20-30 años los jóvenes jerarquizan de manera diferente las prioridades de la entrada en la vida adulta, poniendo más énfasis en la estabilidad que en la innovación, es porque se han producido cambios

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“Los jóvenes que entran en la vida adulta, lo hacen en un contexto de globalización, caracterizado por la ampliación, la profundización y la aceleración de la interconexión mundial en todos los aspectos de la vida social.” contextuales radicales en este período. Lo que ha cambiado dramáticamente en el transcurso de los últimos años es que por primera vez, desde el término de la Segunda Guerra Mundial, las nuevas generaciones que entran en la vida adulta corren el riesgo de experimentar una caída social con respecto a la generación de sus padres. La idea de que cada nueva generación conocería necesariamente un destino social mejor que el de sus padres no aparece más como una evidencia e incluso comienza a ser cuestionada. Los desafíos de la transición en el nuevo contexto de globalización Los jóvenes que experimentaron la transición hacia la vida adulta en lo que se ha dado en llamar el período de los “treinta glo-

riosos” (desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta el “choque petrolero” de los años 70), período de casi pleno empleo, no se preocupaban demasiado por el lugar que la sociedad les garantizaría en el futuro. Sus inquietudes estaban más bien dirigidas a la calidad de ese lugar. Además pensaban en su lugar al interior del Estado en que vivían. Los jóvenes que entran hoy en la vida adulta lo hacen en un contexto de globalización, caracterizado por la ampliación, la profundización y la aceleración de la interconexión mundial en todos los aspectos de la vida social. El principal indicador de la globalización es el aumento rápido de los flujos transnacionales en los ámbitos más diversos: finanzas, comercio, ideas, informaciones (internet, redes globales de televisión), contaminación (Tcherno-


una justicia internacional, una mayor facilidad de comunicaciones a distancia, un acceso más fácil a la información, etc. Pero tiene también consecuencias negativas: el aumento de las desigualdades, de la precariedad y de la pobreza, la disminución de la cohesión social y de la capacidad de regulación social de las sociedades, el aumento de la violencia y de la desesperanza de amplios sectores de la población.

La globalización tiene sin duda diferentes efectos benéficosos: la emergencia de una visión planetaria de la realidad, la consciencia progresiva de que dependemos los unos de los otros, un crecimiento económico mundial importante, la aparición de

Algunas cifras: desde 1950, la producción mundial ha sido multiplicada por 5 y los intercambios comerciales por 11, pero ¿quién se beneficia de este crecimiento? De los 6.000 millones de seres humanos, 500 millones viven confortablemente y 5.5 mil millo-

Según la OIT, sólo 13 países emergentes, de Asia y de América Latina, se han beneficiado de la globalización (Albella, 2002). En cuanto a los demás países, mientras más se tratan de integrar en la sociedad globalizada, les es más difícil asumir su función de regulación social en el plano interno.

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bil), enfermedades y epidemias (SIDA, gripe aviar), transportes (compañías “low cost”), personas (turismo, migraciones). La globalización es de hecho, la ampliación del espacio de los intercambios a través de la integración a la dinámica del mercado capitalista de nuevas regiones que en el pasado se encontraban marginadas. Pero la globalización es sobre todo el crecimiento de los intercambios y de los movimientos de capitales gracias a la liberalización o desreglamentación, que facilita también una rentabilidad más inmediata de estos capitales (Ghose, 2003). Todo esto es posible gracias al desarrollo extraordinario de las nuevas tecnologías, que facilitan la transmisión de informaciones y de datos a una velocidad casi instantánea.

nes son pobres. En los años 60 y 70, el número de pobres (viviendo con menos de un dólar por día) era de 200 millones de personas. A principios de los años 90, su número era de 2.000 millones: se multiplicó entonces por diez. En el caso de Latinoamérica, más de la mitad de los 431 millones de sus habitantes sufren pobreza o miseria, la deuda externa e interna superó los 780.000 millones de dólares en el 2001, siete de cada diez nuevos empleos son creados por la economía sumergida, sin beneficios sociales y con ingresos irregulares(*1). Además, persiste en estos países una importante inequidad distributiva: un 40% de los ingresos nacionales son manejados por el 10% de la población de ingresos más altos, mientras que el 30% más pobre recibe el 7,5% del ingreso total(*2). Según el sociólogo Robert Castel (2004), en las sociedades europeas, el modelo de sociedad salarial, caracterizado por el pleno empleo y un sistema de protección social eficiente, está en

(*1) Cifras citadas por J.J. Aznárez, “Condenados a la crisis perpetua” en El País, 12.5.2002, p.4. (*2) Cifras dadas por el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias en el 2001 y citadas por Fazio, (2001, p. 269).

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crisis. Hoy hemos entrado en un modelo caracterizado por la precarización del empleo y el aumento de la inseguridad social. La precarización se caracteriza por el trabajo según la demanda, los horarios irregulares, el empleo temporal, la subcontratación. Se trata de una necesidad de las empresas que se enfrentan a una producción inestable, a una competencia creciente y cuya supervivencia depende de su capacidad a producir de manera rápida nuevos productos y servicios o, en el caso de las empresas, a la vanguardia de las nuevas tecnologías, cuyo éxito depende de la capacidad de atraer una importante reserva de competencias por períodos cortos. El objetivo es proporcionar una rentabilidad inmediata a accionistas volátiles, dispuestos a desplazar a corto plazo sus capitales. En la Unión Europea, cerca del 43% de la mano de obra se inscribe al menos en una de las categorías de trabajo flexible y este porcentaje aumenta constantemente en la mayor parte de los países europeos. Los jóvenes se ven particularmente afectados por este nuevo modelo. La paradoja

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es que en un mundo que es cada vez más competitivo es necesario aumentar la duración de la formación para tener más posibilidades en el mercado de trabajo, pero al mismo tiempo el hecho de estudiar más años no es una garantía para acceder al empleo, y en particular a un empleo estable, en un contexto de aumento del paro juvenil, de flexibilidad laboral, de vulnerabilidad social (Eckmann et al., 1994). La situación es aún más dramática en las sociedades que conocen una transición demográfica con una neta predominancia de la población juvenil y sin suficientes perspectivas de empleo para el conjunto de las nuevas generaciones que acceden al mundo adulto. Emergen así nuevas generaciones, mejores formadas que en el pasado pero con menos perspectivas de empleo que otrora en su propio país. Globalización y migraciones juveniles Numerosos jóvenes y sus familias ven en la emigración una posibilidad de buscar mejores perspectivas, en un entorno en que el mercado de trabajo se va convirtiendo progresi-

vamente en una realidad supranacional. El contexto de globalización crea además nuevas expectativas en otros ámbitos y facilita la movilidad, por lo menos en algunos aspectos, como el costo y la accesibilidad de los transportes. Las razones de los jóvenes para partir al extranjero son diversas. Si las posibilidades de formación y de empleo constituyen la principal motivación para emigrar, la búsqueda de mayor autonomía y libertad con respecto a sociedades percibidas como demasiado rígidas es también una causa de emigración, como lo es el requerimiento de protección contra las persecuciones y la violencia política, sin olvidar los motivos afectivos y de reunificación familiar. La gran novedad con respecto a generaciones anteriores es que estos jóvenes realizan su transición a la vida adulta en otro país diferente del que los vio nacer y crecer. Muchos viven ciertas experiencias por primera vez en el extranjero como descubrir la vida profesional, vivir en otra vivienda distinta del hogar paterno, tener una pareja, manejar un presu-


La mayoría de estos jóvenes encuentran trabajo en sectores de la economía de la sociedad de destino que no pueden ser transferidos al extranjero y que son los menos atractivos para la mano de obra nacional: servicio doméstico, cons-

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trucción, hostelería, restauración, agricultura, etc... Esto no es totalmente nuevo, como lo mostró Michael Piore (1979) en sus trabajos sobre la dualidad del mercado de trabajo en las so-

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puesto, hacer trámites burocráticos, etc. Los jóvenes que se van al extranjero en busca de trabajo parten a menudo con el apoyo de sus familias que si bien no les pueden ofrecer un mejor futuro en su país, sí les pueden sostener contribuyendo al pago del viaje. Muchos de estos jóvenes viajan al mismo tiempo con la obligación de ayudar económicamente a sus familiares que se quedan, constituyendo así una forma de “seguro social” de sus parientes gracias al envío regular de dinero. Son así los portadores de una pesada responsabilidad que recae sobre sus hombros. A menudo viajan a países donde ya hay algún familiar, amigo o conocido que puede acogerlos, tenderles una mano y ayudarles en un primer momento. Esta red social es muy importante para enfrentar los problemas de vivienda, de trabajo y para socializar al joven al nuevo contexto.

ce, 2001; Prencipe, 2002). Otro cambio importante es la internacionalización del “care”, es decir de los cuidados personalizados de niños y ancianos, en un contexto de falta de

“No son trabajadores ilegales, son trabajadores ilegalizados por las políticas migratorias, a pesar de su utilidad económica ampliamente demostrada.” ciedades industrializadas. Lo que ha cambiado es que no se les da a estos jóvenes trabajadores inmigrantes ningún estatus legal, lo que hace que sus condiciones sean todavía más precarias, ya que carecen de medios formales de defensa. No son trabajadores ilegales, son trabajadores ilegalizados por las políticas migratorias, a pesar de su utilidad económica ampliamente demostrada (Bolzman, 1999). Estos jóvenes inmigrantes son la figura más emblemática de las nuevas formas de la precarización internacional del trabajo: salarios bajísimos, ninguna protección social ni del empleo, ni ningún derecho ciudadano, encontrándose a la merced de una expulsión del país (Fassin y Mori-

estructuras públicas de apoyo a estas actividades. Se desarrolla entonces una demanda privada de mano de obra femenina, generalmente joven e instruida, de los países del sur, con el fin de que puedan desarrollar a un bajo costo estas tareas en los países del norte. Pero también se da el fenómeno entre las “ciudades globales” (Sassen, 2006) de los países del sur y ciertas regiones periféricas o más pobres de estos mismos países, como es el caso, por ejemplo, de las inmigrantes de países vecinos hacia las grandes ciudades latinoamericanas. Un fenómeno creciente es el de los jóvenes estudiantes originarios de países del sur que viajan a completar su formación en países del norte con el fin de aumen-

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tar su capital humano, en un contexto de competitividad creciente y en que los diplomas obtenidos en los primeros países no son tan valorados en el mercado internacional de trabajo como aquéllos obtenidos en los segundos. Muchas veces viajan a costa de grandes sacrificios de sus familias, ya que las becas son escasas. Fuera de las dificultades previsibles ligadas a la separación de la familia y de los amigos, estos jóvenes deben a menudo trabajar paralelamente a sus estudios para asegurar su subsistencia, sus condiciones de vivienda distan mucho de ser ideales, lo que se repercute en su rendimiento académico y en un aumento de la duración de los estudios. Al término de la formación, numerosos jóvenes experimentan, de manera paradójica, una gran incertidumbre con respecto al futuro: en muchos países pierden el permiso de estadía al dejar de ser estudiantes y en sus países de origen no siempre hay trabajo de las carreras que han estudiado, lo que les lleva a veces a emigrar hacia un nuevo país (Bolzman et al., 2006). En un contexto en que se valora

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más el desarrollo personal y la autonomía individual, ciertos jóvenes dejan su país porque ven en la emigración la posibilidad de vivir una vida más libre, sin el peso de los modelos tradicionales que les impiden llevar a cabo sus propias experiencias. Es el caso en particular de muchas mujeres que se sienten limitadas por sociedades que se perciben como machistas y controladoras y que quieren probarse, a sí mismas y a su entorno, que son capaces de “salir adelante” por sus propios medios. Se trata muchas de veces de personas con un buen nivel de formación, que están dispuestas a correr ciertos riesgos y a ejercer trabajos poco cualificados, como en el ámbito del “care”, para experimentar una vida más autónoma y descubrir nuevas posibilidades de gestión de su existencia (Carbajal, 2004). Este tipo de emigración se asemeja más a las formas de transición hacia la vida adulta intentadas por muchos jóvenes en los años 60 y 70, y aparece en países que han transformado radicalmente sus economías sin haber transformado suficientemente sus estructuras sociales.

Cuando se dan situaciones de violencia política, los jóvenes constituyen una de las categorías más afectadas por las persecuciones y la inseguridad. A menudo, por su disponibilidad y su compromiso, los jóvenes se encuentran en primera línea cuando se producen conflictos étnicos, religiosos, ideológicos o de otro tipo que pueden revestir formas violentas. Algunos de ellos se ven obligados a exiliarse de su país por períodos de duración imprevisible y a pedir asilo en otro Estado, con el fin de proteger su seguridad, su libertad o sus vidas. Una parte de estos jóvenes son menores que deben separarse de sus padres y de sus seres cercanos de forma abrupta, viviendo así la transición a la vida adulta de manera particularmente precoz y dramática (Bolzman et al., 2004). La movilidad creciente crea oportunidades para que jóvenes de diferentes orígenes se encuentren y desarrollen lazos afectivos que conducen al desplazamiento de uno de ellos con el fin de vivir plenamente su vida de pareja. Si el sentimiento amoroso ayuda a superar con mejor disposición muchas dificultades,


En muchas ocasiones, los jóvenes no deciden partir por sí mismos, sino que son sus padres quienes los implican en un proyecto migratorio. Es el caso en particular de la reunificación familiar, en que los padres hacen venir a uno o varios de sus hijos después de haberse instalado en otro país. La situación es particularmente difícil para los jóvenes que se encuentran en su adolescencia, ya que tienen la impresión de que les cambian su destino, en un momento particularmente intenso y delicado de sus vidas, sin haber sido consultados. Como decía muy claramente una muchacha latinoamericana en Suiza: “Al traernos a este país mi madre pensó que sería lo mejor para nuestro futuro, pero no pensó en nuestro presente, en las cosas importantes que

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las pruebas que estos jóvenes tienen que enfrentar en un contexto social desconocido distan mucho de ser una simple formalidad. El o la joven inmigrante necesita hacerse su espacio en la sociedad en el nuevo entorno, ya sea a nivel de las relaciones sociales, de la formación o de la vida profesional, lo que constituye un proceso largo y complejo.

estábamos viviendo en nuestro país”.

mas obtenidos en el extranjero. Muchos jóvenes son des-localizados desde Migraciones juveniles el punto de vista político: y realidades normalmente el paso a la transnacionales: mayoría de edad debería la necesidad de permitirles el acceso a más nuevos mecanismos derechos ciudadanos, pero internacionales de ellos no tienen localización regulación legítima en las sociedades de residencia, pasando a Este recorrido, necesaria- ser ciudadanos de ninguna mente esquemático, de parte o, en el mejor de los los diversos tipos de mi- casos, ciudadanos a distangraciones juveniles en un cia de un Estado en el que contexto de globalización no residen. Desde el punto muestra que un número de vista social, sus redes significativo de jóvenes de relaciones, incluidas las vive sus experiencias de familiares, se encuentran transición a la vida adulta también dispersas por el en otro contexto distinto al mundo, con un aumento de su espacio habitual de creciente de personas que vida. En un momento cru- son parientes, e incluso cial de sus existencias, sus madres, a distancia (Bolzvidas se transnacionalizan man, 2004). Muchos jóvea diferentes niveles. Desde nes pierden así contacto el punto de vista económi- con el espacio geográfico co, ya no se limitan a bus- inmediato y sin embarcar empleo en sus propios go, siguen conectados de países, sino que responden manera intensa a espaa la demanda internacional cios más distantes a través de sectores que necesitan de modos de comunicatrabajadores para pues- ción virtuales (Kastoryano, tos poco cualificados. Son 2000). Desde el punto de también el “seguro social” vista cultural, descubren y a distancia de sus parien- adoptan nuevos modos de tes, a cuya supervivencia vida, pero continúan idencontribuyen gracias a sus tificándose con sus socieremesas. Desde la perspec- dades de origen. tiva de la formación, buscan darle un valor añadido Las migraciones internaa su currículo, completan- cionales juveniles constido sus estudios con diplo- tuyen entonces una ilus-

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tración emblemática de las transformaciones de la vida económica, social, política y cultural en las sociedades contemporáneas. Ejemplifican el desfase que existe entre los modos de vida emergentes y las maneras de pensar y regular la realidad social a nivel internacional. La globalización

ha significado en efecto cambios en la esfera económica, en las redes sociales y de solidaridad, en las formas de percibir las culturas, en las modalidades de regulación políticas, en las experiencias e identidades. El desafío es entonces una mayor armonización, a nivel internacional, entre

las evoluciones concretas de la vida económica, social y cultural por un lado, y el nivel institucional y legal por el otro, a fin de que los derechos de los jóvenes en el mundo contemporáneo sean garantizados y que puedan encontrar un espacio legítimo como futuros adultos.

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PANORAMA CIENTÍFICO Emmanuel Jovelin

Los menores extranjeros aislados en Francia: del sueño a la realidad

Emmanuel Jovelin es doctor en Sociología por la Universidad de Ciencias y Tecnología de Lille (Francia) y posee dos Diplomas de Estudios Avanzados, uno en Socioeconomía del Desarrollo y otro en Ciencias Políticas. Actualmente, Jovelin es Maestro de Conferencias en Sociología y Director Adjunto del Instituto de Investigación y Desarrollo Internacional. Es Director de Colección en el ASH (Semanario de Actualidades Sociales) y miembro asociado del Laboratorio Profeor, las Ciencias de la Educación (Universidad de Lille) y del Laboratorio Pierre Naville, Sociología, Universidad de Evry Val d’ Essonne. Entre sus publicaciones recientes destacan: La transmisión de la memoria en tierra de inmigración: un dilema verdadero para los parientes (padres), con Fátima Mezzouj. In Hédi Saidi., Informe de la inmigración y la historia colonial, Ed. Harmattan, 2007/32. “Jóvenes en la tormenta. Los jóvenes sin domicilio fijo a la prueba de la calle”, Revue pensée plurielle, n ° 14, 2007/1, con Anne Francisca Déquiré; y “Contribución a un análisis sociopolítico de los menores aislados solicitantes de asilo”, Revue pensée plurielle, n°14, 2007/1.

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ste artículo proviene de una investigación(*1) llevada a cabo entre 67 menores extranjeros aislados acogidos en instituciones educativas francesas mayoritariamente en la ciudad de Lille al norte de Francia.

soluciones gubernamentales fueron la regularización masiva (Italia, Bélgica, Francia y España). Europa se ve sacudida por un nuevo fenómeno: los jóvenes menores no acompañados acogidos en los hogares después de haber sido localizados Después de haberse en- por la policía. frentado a la problemática de los “sin papeles” El objetivo de este artíadultos, sobre la cual, las culo es relatar las moti-

vaciones de la emigración de estos menores y las dificultades encontradas en la tierra de acogida. Los menores extranjeros aislados: ¿quiénes son? El problema que nosotros destacamos no es el de la integración de los inmigrantes, sino aquel de los

(*1) Jovelin, E: Análisis socio-político de menores extranjeros aislados, Trabajo de Investigación, Grupo de Estudios y de Investigaciones en Trabajo Social (GERTS), Institut Social Lille Vauban, Université Catholique de Lille, FASILD, junio 2003.

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menores extranjeros aislados acogidos en instituciones educativas que se benefician, en principio, de las medidas generales de protección de la infancia, pero que son insuficientes dado que los problemas de cédula de identidad son determinantes en la construcción de ésta. Podemos señalar que estos menores viven de lleno la contradicción entre dos lógicas institucionales, aquélla del flujo migratorio y aquélla de la protección. La consecuencia es que hay múltiples bloqueos, tanto institucionales como políticos. Hace algún tiempo “nadie se quería ocupar de estos niños. Para algunos ocuparse de ellos significaba darles falsas esperanzas de integración o avalar canales de inmigración clandestina. Los servicios se pasaban y pasan la responsabilidad... Ello conduce a situaciones kafkianas, pero también a una cierta forma de violencia, a fuerza de querer insertar a estos niños en categorías institucionales de unos y de otros” (*2). En los bloqueos también hay jueces que rechazaban solicitar la tutela, porque

“Estos menores viven de lleno la contradicción entre dos lógicas institucionales, aquella del flujo migratorio y aquella de la protección.” simbolizaría la presencia de estos niños en Francia. Vemos hoy una lógica que consistiría en hacer desaparecer “la categoría menores aislados”, en tanto grupo problemático sobre el que convendría buscar una solución. Podríamos decir que una verdadera paradoja rige a los países signatarios de la Convención Internacional de Derechos de los Niños, ya que estos mismos países no ponen en práctica medidas adecuadas para ayudar a estos jóvenes. En efecto, el artículo 22 subraya lo siguiente: “los Estados partes toman las medidas apropiadas para que un niño que intenta obtener el estatus de refugiado o que está considerado como refugiado…se beneficie de la protección y de la asistencia humanitaria requeridas…Cuando ni el padre ni la madre, ni ningún otro miembro de la familia puedan ser encontrados, el niño se verá acordado…la misma pro-

tección que recibiría cualquier otro niño que sea definitiva o temporalmente privado de su medio familiar por la razón que fuera”. En el momento en el que los derechos del niño se vuelven “el punto central de acompañamiento de los niños en Francia y en el mundo”, nos podemos dar cuenta de que los mismos países signatarios, que reclaman alto y claro estos principios de justicia social, no logran aplicar la convención hacia los niños extranjeros aislados. Si algunos llegan a encontrar una solución obteniendo el estatus de refugiado y el beneficio de un permiso de permanencia, la propuesta al derecho de asilo no es un camino tranquilo, debido a las condiciones draconianas impuestas por la Oficina Francesa de Protección de Refugiados y Apátridas (OFPRA). Las dificultades ligadas a la toma en cargo son reales, ya que

(*2) Herve Harmon, Presidente del Tribunal para los niños en París y de la Asociación de Magistrados de la Juventud y de la Familia. A.S.H nº 2151, enero 2000.

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preferido el termino “niño aislado” ya que se adapta más a la situación. La definición entonces se amplia a los niños llegados al territorio con personas que no son su tutor principal.

Conforme a la definición establecida por el Programa a favor de los Niños Aislados en Europa, los menores aislados, sobrentendido extranjeros, son “niños menores de 18 años que se encuentran fuera de su país de origen, separados de sus padres o de su representante autorizado por la ley/por la costumbre”(*3). El aislamiento está entonces caracterizado por la ausencia del o de los titulares de la autoridad parental, aun si el niño es tomado a cargo por los miembros de su familia o de su entorno.

En esta nueva definición, se pone más claramente el acento sobre el problema clave que es la separación de los niños de sus padres o de sus tutores legales. El término “aislado” permite una mejor definición del problema fundamental de esos niños, es decir que se encuentran sin la protección, ni la presencia de sus padres o de sus tutores legales. Aún si algunos niños llegan acompañados por adultos, estos últimos no son necesariamente aptos para asumir plenamente y correctamente su responsabilidad.

Anteriormente, los términos “niños no acompañados” o “menores no acompañados” eran utilizados para designar a los niños que hubiesen huido de su país de origen sin sus padres. Solamente la realidad demuestra que un cierto número de niños dejaba su país en compañía de miembros de su familia o amigos. Estos últimos años, se ha

Motivos para irse y perfiles de los menores extranjeros aislados Las razones para irse son evidentemente numerosas. Entre las diferentes trayectorias analizadas, hemos encontrados niños llegados a Francia, porque sus familias se han separado debido a la guerra. Para

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en cuanto estos jóvenes no obtienen sus tarjetas de identidad antes de los 18 años, se integran en la categoría de los mayores y, por ese hecho, pueden ser expulsados.

algunos la guerra ha roto su familia y matado a sus seres próximos. En Angola, por ejemplo, muchas familias han sido desplazadas a causa de la guerra. Muchos niños se encontraban solos y se las arreglaron para emigrar a los países cercanos y, algunos de ellos, se fueron a Europa. A esto se suman otras razones como la pobreza. Sabemos que el emigrante se define como una figura que no acepta la fatalidad que le impone la globalización, y decide ir donde pueda vivir mejor aún a riesgo de su vida. Como este derecho les está vetado, los niños se vuelven “los portadores de los proyectos de los padres”, como dice este joven: “mi padre ha dicho, haremos todo lo posible para que pueda irse a Francia”. De esta manera los profesionales no han dudado en decirnos que ciertos jóvenes “son mandados por los padres para realizar proyectos dictados desde lejos”. O incluso: “ellos no tienen proyectos, o al menos, no han sabido expresarlos, tenemos la impresión de que para algunos son los proyectos de los padres que prevale-

(*3) Declaración de buenas prácticas, PEIPE, 1999.

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cen, tienen que realizar los sueños de sus padres”. Son portadores de un proyecto colectivo, aunque sea simbólico para más tarde ayudar al resto de los miembros de la familia que se ha quedado en el país. La salida del país de origen también está motivada para lograr un sueño: “cuando yo estaba en Albania, la gente decía, Francia, Italia, Inglaterra y todos los países que son grandes, están bien, hay dinero, se vive bien, hay de todo para comer. Y es mejor cuando tienes a alguien, un hermano o alguien de tu familia. Nosotros aquí no tenemos a nadie, no tenemos oportunidad.” Hay jóvenes que sólo sueñan con una cosa “trabajar para ganar mucho dinero”, a través del fútbol, mientras que para otros el sueño se sitúa en los estudios con el fin de “ser alguien” más tarde. Pero la llegada a Europa refleja también un mito porque los africanos aman Europa, adoran Europa y pueden morir por verla porque el mito circula de unos a otros desde la época colonial. El mito (*4), del

griego mythos, es “un relato popular o literario que pone en escena a personas sobrehumanas y acciones imaginarias en las cuales se traspasan hechos históricos reales o deseados, o en los cuales se proyectan ciertos complejos individuales o ciertas estructuras

“El Dorado o el país de todas las posibilidades”. La esencia del proceso migratorio encuentra para muchos jóvenes su origen en la imagen de Francia, dirigida por los ancianos y los inmigrantes que retornan a su país. La imagen mítica de Europa se queda intac-

“El término aislado permite una mejor definición del problema fundamental de esos niños, es decir que se encuentran sin la protección, ni la presencia de sus padres o de sus tutores legales.” subyacentes de las relaciones familiares”. Aquí estamos en la construcción de una idea que no se basa en una realidad. Es una “representación simbólica” que influye en la vida social, y que puede persistir durante decenios, si nada demuestra lo contrario. Pero la fuerza de un mito reside en su resistencia, aunque la verdad esté presente(*5). Los discursos recogidos remiten al trabajo realizado por ASFAM y SSAE (*6), junto con los jóvenes reunidos. Los análisis que surgen de estos discursos muestran que Francia es

ta frente a una población a menudo pobre y cuyo sueño representa una manera de sobrevivir. Ni el paro, ni los vuelos chárter alteran este mito de la Europa de la abundancia, donde el éxito está al alcance de todos. Si las propuestas recogidas en la investigación común SSAE y ASFAM se parecen a las desarrolladas por los antiguos inmigrantes, es lo mismo para los jóvenes aislados. Evidentemente, los extranjeros cuando vuelven a sus casas en vacaciones, son muy selectivos en sus comportamientos, mediante la manera de vestirse, las informaciones

(*4) Pequeño Larousse en colores, diccionario enciclopédico, Larousse, 1994, p.668 (*5) Jovelin, E.: Contribución a un análisis socio-político de los menores aislados demandantes de asilo, Revue Pensee Pluriel, 2007/1, nº14 (*6) Savary, P. y Maiez, C.,: Itinerarios de formación. Trayecto de integración de jóvenes que hayan seguido las acciones primarias de llegada, Rapport ASSFAM, SSAE, Juin, 1999.

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Para los jóvenes que se quedan en su país, en su imaginario colectivo, el proyecto inicial está todavía fuertemente consolidado ocultando el fenómeno de pobreza que no deja de aumentar en Francia: “me han dicho que el que trabaja gana dinero pero no es tan fácil… estamos obligados a despertarnos a las cinco… me han dicho sólo eso. Y aquél que quiere irse, piensa, no me importa, llego ahí, trabajo, y todo eso, aún si tengo que despertarme a las dos de la mañana, no importa, no me molesta…” (Savary et Maizel, 1999).

restricción de estancias con las diferentes leyes ya que los antiguos falsos papeles se transforman en ciudadanos franceses. En este caso, si ellos lo han logrado, ¿por qué no nosotros?, se preguntan los candidatos a la inmigración. Combinando nuestro trabajo con la tipología establecida por Angelina Etiemblé (*7) , las figuras de los jóvenes encontrados pueden ser catalogadas de la siguiente manera: Los exiliados: corresponden al segundo caso enunciado anteriormente. Se trata de menores, procedentes de regiones tocadas por la guerra. Estos menores debieron escaparse para salvar su vida. Los mandados: son los que hemos llamados “los portadores de proyectos parentales”. Son jóvenes que se han ido para escapar a la miseria. Se trata del tercer caso mencionado anteriormente, son los menores “apoyos de familia”.

Finalmente, cuando se les intenta decir la verdad, el buen mito “Dinero, Trabajo, Felicidad y Libertad”, se encuentra tan arraigado en las mentalidades de estos jóvenes que Los explotados: son los nada puede modificar su menores que se encuenrepresentación, ni siquiera la tran en manos de trafi-

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que transmiten, poniendo entre paréntesis los problemas a los cuales se han visto enfrentados. El lado idílico de Europa supera su propio sufrimiento. Tenemos la impresión de que en sus discursos la manera de vestirse es el signo de su logro social.

cantes, que alguna vez les han hecho venir para integrar las redes de prostitución u otro tipo de redes de trabajo en negro. Les podemos comparar al sexto caso de Violaine Carrière, donde encontramos a menores que son traídos por traficantes. Los fugados: son menores que se van de su hogar a causa de las dificultades encontradas en su familia (maltrato, etc). Se trata a menudo de menores que ya viven en Francia, tal como lo hemos resaltado en la casa de acogida de Lille. Ningún joven de nuestra prueba se encuentra en esta categoría. Los errantes: son menores que estaban errantes en su país de origen. Algunos forman parte de los niños de la calle, pero no creemos que sean muchos ya que el viaje a Europa es caro. Cuando se es niño de la calle en África por ejemplo, las vías alternativas de logro social son inexistentes, a menos de integrar una red de la iglesia, sino en caso contrario, aquellas “de los explotados” con consecuencias a menudo dramáticas.

(*7) Etiemblé, A.: “Los menos extranjeros aislados en Francia”, Migrations et études, septembre/octubre 2002.

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El camino del exilio a Francia 1) El camino del exilio Muchos jóvenes han viajado solos atravesando muchos países. El viaje para los menores extranjeros aislados ha sido a menudo traumático. En lo que concierne a los africanos la trayectoria también es delicada. Si para los angoleños, y hasta los congoleños, el camino de su viaje pasa por África del Sur y luego vía Portugal antes de llegar a Francia, los lugares por los cuales estos jóvenes han transitado antes de dejar sus maletas no siempre han sido los mejores. El camino del exilio ha sido largo para muchos de estos jóvenes, pero todos en su gran mayoría se han beneficiado de la complicidad de los adultos a lo largo de su recorrido. Si algunos se las han arreglado para pagar el viaje, en la mayoría de los casos lo han hecho sus parientes cercanos. Se trata de otra forma de exilio, donde además de las dificultades de escaparse, está la importancia de invertir en uno de esos niños para que un día pueda convertirse en el pilar familiar.

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En efecto, la incitación de marcharse significa también el hecho de que los padres se encuentren en la incapacidad de satisfacer los deseos de todos los miembros de la familia. Finalmente, nos encontramos tal vez delante de otra estrategia de proyecto migratorio que pasa hoy a través de los menores aislados. Esta estrategia provoca una complicación en la labor de los trabajadores sociales que se ven a veces enfrentados a jóvenes que se hacen pasar por menores y, que en realidad, serían en principio mayores, pero no exageremos tampoco en estas historias de falsos menores.

2) El contacto en la casa de acogida

Ésta es la prueba que entre la lógica del Estado, que consiste en cerrar las fronteras con políticas migratorias en principio sin fallos, y las lógicas de los seres humanos, sujeta a dificultades, las estrategias humanas estarán siempre por encima de la ley. Entre la vida y la muerte, entre su sueño y una realidad que no queremos, porque la vivimos mal, los seres humanos encontrarán siempre vías alternativas que les parezcan más convenientes para sobrevivir, aún a riesgo de su propia vida.

A la llegada, la necesidad de descansar, de refrescarse, de respirar está presente en todos los jóvenes que han hecho un largo viaje, o que se encontraban en situación errante por Francia. Entre las dificultades que aparecen, la primera es el idioma. En este caso, el problema de comunicación impide establecer buenos contactos rápidamente. La diferencia lingüística impone a menudo el silencio y lo no-dicho a algunos menores, lo que requiere solicitar un intérprete. Este desconocimiento de la len-

La llegada de estos jóvenes está impregnada de miedos, sobre todo por aquéllos que son traídos por la Policía. Tienen miedo de que la casa de acogida sea un anexo de la cárcel, y por parte de los educadores, exige poner en marcha un trabajo de confianza necesario, como lo explica Florence: “Primeramente, llegan todos desconfiados, desconfían del adulto porque no nos conocen y podemos ser de la Policía, podemos estar ahí para denunciarlos”. Valérie piensa también que “al principio, tienen miedo”.


Otra dificultad resulta igualmente del aislamiento, tanto relacional como cultural, que pueda haber a la llegada de estos jóvenes en los establecimientos de acogida. Faltan la familia y su entorno habitual, como lo explica esta joven: “Lo que ha sido difícil es no tener a la familia, estar sola” y luego este joven: “Tenía miedo porque no conocía a nadie aquí”. La cultura, la forma de vida que es diferente, se hace difícil de soportar para algunos jóvenes a su llegada. La posibilidad de observar lo que sucede en la casa de acogida, juega un papel preponderante en la elección de quedarse, como lo explica este joven: “Al principio, yo quería volverme cuando había llegado. […] Y luego vi que no estaba tan mal. Entonces esto me empujó a quedarme.” Los educadores también han subrayado este punto: “Los

jóvenes necesitan un tiempo de observación... ellos observan nuestra manera de comportarnos con ellos y con los demás.” El impacto que puedan tener los antiguos sobre los últimos en llegar está más marcado en los jóvenes que tengan el mismo origen, como lo explica Martín: “He salido con él. Luego hemos hablado. Me ha explicado que esto no es una cárcel. Empecé a sentirme mejor.” Los discursos de los educadores se enmarcan en el mismo sentido: “lo que importa, son los extranjeros que se han regularizado y que dicen: no, esto no es una cárcel, ellos no quieren saber, al contrario, si no buscas problemas, van a hacer lo que puedan para regularizarte…esto creo que es el punto principal”; y “Los otros jóvenes que están en la misma situación les aseguran igualmente sobre nuestra función y la vida en la casa de acogida. Está sobre todo presente en los jóvenes venidos del mismo país, por ejemplo para los Albaneses”. Cuando no hay en la casa de acogida otros jóvenes de la misma nacionalidad, los educado-

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gua francesa puede acelerar en algunos la inquietud que pueda existir ya que no pueden expresarse, no pueden comprender o lo comprenden mal, lo que se les dice, se les pregunta o lo que pasa a su alrededor.

res han remarcado que era más difícil para los nuevos sentirse seguros e integrarse en un grupo. El impacto de los antiguos sobre los recién llegados es real. La dificultad de encontrarse en un medio al cual no están habituados se atenúa con la presencia de los compatriotas. Como lo subraya Braconnier, se demuestra la importancia que representa para el individuo un espacio de seguridad, compuesto de imágenes familiares. Los lazos familiares, sociales, los hábitos culturales, los lazos simbólicos con la cultura de origen que permitan a los adolescentes unirse alrededor de sus raíces constituyen los medios para establecer este espacio de seguridad, necesario para sentirse bien. En los menores extranjeros aislados hemos sentido un malestar, que ellos expresan (*8): •

Mediante una gran pena psíquica ligada a los traumatismos vividos, al aislamiento y a la precariedad de su porvenir: “tengo demasiados problemas

(*8) Sessou, L.: Sin papeles…sin identidades, DEAS, ISLV, 2000.

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en mi cabeza”, “aquí no conocemos a nadie”, “pienso en todas esas historias, en mis papeles… es una amenaza perpetua, no sabes lo que va a pasar”. •

Mediante la dejadez: “me quedo todo el tiempo en mi cuarto”.

Mediante un sentimiento de no comprender y no ser comprendido: “al principio tuve dificultades para adaptarme”, “aquí siempre hay que contar su vida. Si al menos comprendieran...”, “yo doy paseos, pero interiormente, no me encuentro bien”.

Mediante el miedo de ser quienes son realmente: “es mejor hacer lo que hace todo el mundo, así no tenemos problemas”.

Mediante la inseguridad, la falta de libertad: “Allí, está la libertad pero aquí, es como una cárcel. Estamos controlados como la gente que hace siempre las cosas mal”. Mediante la vergüenza y el sentimiento de estar en falta: “tenía miedo de ser castigado,

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sobre todo por la policía”, “estaba ahí, y han llamado a los policías que me han traído a la casa de acogida”. Todo esto demuestra que la inmigración es traumática para estos niños, que han atravesado fronteras para llegar hasta Europa. La adaptación no se lleva a cabo de una manera delicada. Ésta es la mayoría de veces dolorosa y angustiante.

aquí, los otros no lo saben. Los del exterior, no.” Algunos jóvenes analizan el estatus de los “sin papeles” como un no reconocimiento de la parte de los demás: “Cuando no tienes papeles, se diría que eres como una persona sin valor”. 2) La regularización de la estancia

La regularización trae un sentimiento de alivio. Tener la nacionalidad o un Los jóvenes frente a la permiso de residencia situación administrativa permite ver la vida en rosa si queremos tener la oca1) Ser menor y vivir sin pa- sión de abrirnos a nuevos peles horizontes. El estatus de los “sin papeles” es o ha sido difícil de sobrellevar por estos jóvenes tal y como expresa Hadil: “eso me molestaba” y Martín: “Sabes, no es fácil vivir así, no es fácil”. Al exterior de la casa de acogida, los jóvenes evocan poco este estatus particular de los sin papeles, incluso directamente no lo hacen. Es el caso de Youssef: “De hecho no hablo mucho de eso” y de Martín: “Mi problema, mi historia es que no me gusta contársela a cualquiera, entonces no todo el mundo lo sabe. […] Sí, estos de la casa de acogida

La regularización era prioritaria a la ley Sarkozy del 21-12. No obstante la nueva ley Sarkozy del 28 de noviembre del 2003 cuestionó los avances que existían para ayudar a estos jóvenes. En efecto, esta ley subordina el acceso a la nacionalidad francesa a los jóvenes extranjeros tomados a cargo por la ASE con al menos tres años de estancia en Francia. Este nuevo elemento crea la incomprensión de los trabajadores sociales, porque esta ley tiene graves consecuencias en la medida en que el joven debe ser


La única solución que representaba el acceso a la nacionalidad francesa se encuentra cuestionada y los trabajadores sociales están a cargo de jóvenes cuyas posibilidades de quedarse en Francia son ínfimas. Este retraso de tres años agregado para la obtención de la nacionalidad francesa por los menores extranjeros aislados, sin ninguna consulta anterior, en un mundo de adquisición que funcionaba desde hace más de 30 años, y que fue siempre objeto de consenso sería una maniobra que deliberadamente delimita y sobretodo un medio de suprimir la categoría menores extranjeros aislados y de dejar a estos niños en la categoría de los derechos comunes, con la finalidad de que la República escape de facto a la Convención Internacional de Derechos del Niño y atenúe las polémicas que

puedan venir de diversas asociaciones. Ahora bien, en aquella época especialmente en el 1945, cuando sale publicado este texto, el objetivo era “la puesta en marcha de una verdadera política de protección de la infancia en peligro”. Se trataba de permitir a los menores ser los niños de la República”(*9). La nacionalidad francesa estaba considerada como un vector de integración. Hoy, evocando la existencia de menores encaminados por vías clandestinas, que usan la nacionalidad como un medio para hacer venir a sus familias, tocamos ahí un punto que nunca había estado verificado sin tener en cuenta las disposiciones de 1945: “cuyo texto subordina la posibilidad para los menores extranjeros confiados a la Ayuda Social de la Infancia, de ser franceses a condición de estar encomendados al menos cinco años, el legislador suprimirá en 1973 toda condición de retraso, y en 1993 abolirá la posibilidad de que el gobierno se oponga a posteriori una vez adquirida la nacionalidad francesa”(*10). Esta abolición de la condición del tiempo para la adquisición de la naciona-

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tomado a cargo a partir de los 15 años de edad para acceder a la regularización. Ahora bien, muchos jóvenes llegan a la edad de 16 años, e inclusive 17, y se encuentran inmediatamente en la clandestinidad a los 18 años.

lidad francesa en 1973 confiere una gran importancia para la Ayuda Social de la Infancia. Esta regresión no tiene nada que ver con las estrategias de los menores aislados que harían venir a sus familias gracias a la naturalización, es simplemente a nuestro juicio “la eliminación progresiva de esta nueva categoría que son los menores aislados”, porque aumentando el tiempo de petición a tres años, marcamos automáticamente “la invisibilidad de estos jóvenes” que sólo podrán pedir la nacionalidad una vez alcanzada la mayoría de edad. Lo que manifiestamente constituye un verdadero camino de cruces, una carrera de obstáculos con muchas caídas antes de la llegada. Conclusión Vivir en Francia representa todo lo que siempre han soñado estos jóvenes y tiene por lo tanto, su importancia: “van a ser casi dos años que hablo francés. Al principio mezclaba el francés, con el portugués y el español pero ahora puedo escribir cartas a mis amigos, amigas y todo. A veces, inclusive

(*9) Roques, L.: “Toma en cargo y futuro de los menores en los países de acogida”, JDJ, nº 243, mars 2005. (*10) Roques, L.: (2005), op.cit.

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hablo algunas palabras en francés por teléfono con mi madre. Sí, estoy contento de hablar bien francés, antes hablaba, y nadie me entendía. Mi padre me ha dicho que hay que trabajar para aprender. En mi colegio, había una clase para los que no sabían francés, para los extranjeros…”. Otros jóvenes dicen: “Es una suerte para mí estar aquí”. Se sienten bien en Francia: “Aquí estoy bien.” “Ahora va mejor. Estoy mejor. Mejor que antes. Hoy me siento bien. Estoy contento. No tengo problemas” La estancia en Francia aporta a los menores numerosas satisfacciones. En primer lugar avanzan, lo que les permite escapar de la situación particular de su país de origen: “Es importante porque es un país de derecho. Nadie puede abusar de tus derechos, no hay dictadura”; “La vida es más tranquila aquí en Francia”. La estancia en Francia aporta oportunidades de las cuales no se podrían haber beneficiado si se hubiesen quedado en su país de origen. Así, el mal conocimiento de la realidad de la inmi-

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gración mantenida por imágenes idílicas proyectadas por los mismos inmigrantes y los medios de comunicación engendran la desilusión al llegar a Francia. La diferencia a nivel cultural es bien percibida y, a menudo, evocada por los menores aislados. Otra decepción en el país de acogida proviene del aislamiento y de la soledad que sienten a su llegada a Francia: “yo sobre todo al principio me sentía solo, allí, siempre estaba rodeado de gente, hecho de menos a mi madre”. Los jóvenes descubren rápidamente que del lazo comunitario que prevalecía en el país de origen, pasan a lazos sociales donde el individualismo está presente. En los menores aislados, hay un verdadero choque cultural. “Yo, lo que pensaba de Francia, no es esto. Hasta las personas que tienen papeles no tienen trabajo”; “No encontré lo que yo pensaba de Francia”.

Pero la problemática de los “menores aislados” supone también la de “falsos menores aislados” y la de “falsos menores” simplemente, o si se quiere “menores/mayores”. Este problema crucial, que pasa por la mente de los acogedores, no es apto para favorecer una buena manera de ocuparse de los verdaderos jóvenes en sufrimiento. Para erradicar este tipo de estrategia, convendría cuestionarse y atacar a las redes mafiosas que existen hoy en día, y que a veces usan a menores que se encuentran en redes de traficantes. Es necesario que los profesionales presten atención, para que los jóvenes no se vuelvan todos en el imaginario colectivo unos “falsos menores extranjeros” o unos “falsos menores aislados extranjeros” o unos “menores/mayores”.

Es importante tener en mente esta actitud de ayuda que anima a los equipos que nosotros hemos enTodo lo que los jóvenes contrado en nuestra invesimaginaban de Europa se tigación. ha vuelto ilusorio. Francia, El Dorado soñado, se vuel- Como hemos tenido ocave algunas veces una pesa- sión de decir, “entre la vida dilla para algunos de ellos. y la muerte, entre el sueño


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y la realidad que no se quiere porque se vive mal, los seres humanos encontrarán siempre vías alternativas que les parezcan convenientes para sobrevivir, inclusive poniendo en peligro sus vidas”. Así, entre las lógicas del Estado y las lógicas individuales de supervivencia, la elección está clara para los candidatos a la inmigración. Por esto, la regulación de la inmigración no sabría encontrar una solución en la multiplicación de las leyes restrictivas a la entrada y durante la estancia de los extranjeros. La lucha contra el mito del occidente rico todavía está por venir, donde “los sin” han entendido que es mejor ser pobre en Europa, que morir pobre en los países en desarrollo. Fotos: Eduardo León

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Emigración de los y las jóvenes bolivianos: en pos de la utopía o exportación de mano de obra barata René Pereira Morató es sociólogo con una Maestría en Estudios Sociales de la Población, en Santiago de Chile, con CELADE y FLACSO. Director del Consejo de Población (CODEPO) y docente de la Universidad Mayor de San Andrés -UMSA- (Bolivia). Experto en el tema de la migración interna e internacional y punto focal en el país sobre el particular.

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ía tras día miles de jóvenes buscan una vida próspera en un país rico, con frecuencia motivados por información que no se ajusta a la realidad y por grandes expectativas. De manera recurrente, los jóvenes siempre han constituido una parte importante de los migrantes (una cuarta parte del total). La liberalización del mercado obliga a las empresas a ser más flexibles y competitivas. Muchas de ellas dependen cada vez más de una mano de obra bara-

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ta, poco capacitada, que a Situación de Bolivia hoy menudo no es contratada de forma permanente. La población de Bolivia, proyectada oficialmente al Pero hoy día, las facilidades año 2007, es de 9.827.522. de comunicación y trans- Es un país joven porque su porte, efectos evidentes de edad media es 20,4 años la globalización y particular- cuando a nivel mundial es mente de alta sensibilidad de 28 años y 39 años en en los jóvenes, hace que ellas países desarrollados. y ellos hayan considerado la movilidad espacial, dentro La población joven (15 a 24 y fuera del país, como una años) era 1.653.722 (19,9% de sus estrategias para cu- respecto al total poblaciobrir expectativas que el país nal) en el 2001. Los jóvenes no les ofrece. Es así que los urbanos constituyeron el jóvenes, hoy día, se consti- 69,4% y los rurales, 30,6%. tuyen en un grupo protago- Bolivia es un país donde nista entre los migrantes. existe una diversidad de


Los minerales de Bolivia, especialmente el estaño, petróleo y gas natural desempeñan un papel muy importante en la economía del país. No obstante, aunque el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno actual del primer presidente indígena Evo Morales Ayma contempla como objetivo transitar de un modelo de desarrollo monoproductor hacia la estructuración de una matriz productiva, todavía el país se asienta en la explotación de los recursos naturales en los sectores agrícola, minero o hidrocarburífero. En suma, el país continúa con un modelo cimentado en los recursos naturales, con el mito de que es la principal riqueza de Bolivia. Los cambios encaminados hacia un modelo de transformación productiva, incorporación de valor

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agregado, absorción de tecnología, capacitación de los recursos humanos como principal estrategia, no pasan de ser un mero enunciado. Ésta es una de las razones que mantienen atrasada a Bolivia, porque, a pesar de tantos años de rezago, no obstante tantos cambios y revoluciones profundas, persistimos en el mito de la “Bolivia pobre sentada en un mendigo de oro”; seguimos creyendo en aquello que la riqueza se la extrae. Necesitamos romper este mito atávico alejándonos del modelo centrado en recursos naturales, comprendiendo que es un elemento más de las fuerzas productivas, pero que son más importantes los recursos humanos y la absorción de la ciencia y la tecnología. Los recursos naturales son uno más de los factores productivos. Pero mucho más importante son el trabajo cualificado, el capital físico y la tecnología. Acaso países como Chile, por ejemplo, ¿no son un ejemplo cercano a Bolivia? Sólo cuando cambiemos nuestro pensamiento, los bolivianos estaremos en mejor suerte: la riqueza no se extrae,

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recursos naturales y sin embargo, las condiciones de vida de la mayoría de la población son precarias y muy vulnerables. No son factores de coyuntura exclusivamente, sino de orden estructural los que explican el estado de nuestro país entre el conjunto de aquellos denominados “en desarrollo”.

sino que se crea. Bolivia vive una crisis económica que afecta a todos los sectores (excepto hidrocarburos y minería). Hay escasez de mano de obra para la zafra en el departamento de Santa Cruz. Esta fuerza de trabajo provenía de los departamentos más expulsores de población Potosí y Oruro, pero ahora optan por la minería porque les genera mayores ingresos. La minería está restando fuerza de trabajo a la agricultura, comenta Humberto Vacaflor G., en su nota “Recuerdos del Presente” (La Razón, 29 de abril de 2007). Fernando Untoja ha tipificado al país como de un “Estado rico e individuos pobres” (La Razón, 14 de enero de 2007) debido a los resultados macroeconómicos del pasado año y de lo que llevamos del actual, explicados por un contexto auspicioso de la economía internacional, la subida de los precios de las materias primas (gas, minerales, etc.), condonación de la deuda externa. Lo que conlleva a mayores ingresos del Estado, pero el individuo, trabajador o el desempleado pobre se convierten en miserables que antes de integrarse a ese mundo, y prefieren escapar.

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El gobierno se conforma con tener stocks de divisas o algunos millones y descuida completamente el aparato productivo y la generación de empleos. En efecto, el problema central de la sociedad boliviana radica en las condiciones absolutamente insatisfactorias del empleo, traducidas en las actuales distorsiones del mercado laboral, bajos niveles de productividad en casi todos los sectores y en consecuencia, los ingresos insuficientes para cubrir las necesidades básicas. La ausencia de fuentes laborales está vaciando al país. Gonzalo Chávez A., conocido economista que presenta en el matutino La Razón (27 de mayo de 2007), en su columna “Economía en línea”, indica lo siguiente: “Si la economía boliviana crece por el resto de la vida a un 4,5%, nos tomaría 132 años alcanzar el ingreso per cápita de un argentino de hoy”. El gobierno actual habla principalmente de las asimetrías en los niveles salariales entre lo que un trabajador percibe en Bolivia respecto a lo que percibiría en otro país, pero no se re-

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fiere al desempleo como otra de las causas importantes, porque en lo que lleva de gestión, más bien se ha centrado en temas políticos y menos en crear más y nuevos puestos de trabajo. No obstante, no parece ser tan mecánica la correspondencia entre desempleo y migración internacional. La tasa de desempleo abierto urbano en el año 2005 fue de 12,1% y se estima para el año 2007 a 9,5% por efecto de una tasa de crecimiento de la economía, proyectada para este año en 4,62%, posibilitando la creación de 146.387 nuevos empleos. Este descenso implicaría también un descenso de la ola migratoria boliviana y no parece ser cierto.

vadas y extranjeras, y que ha despertado cierta esperanza, especialmente en los grupos pobres y de ingresos medios. No obstante, la población nunca vio los frutos de ella. Todo lo contrario, la población, para el año 1999, alcanzó un nivel de pobreza muy preocupante: seis de cada diez bolivianos se encontraba en la línea de pobreza. Este cuadro ha originado una profunda frustración en la población boliviana, expresada el año 2003 en la famosa “guerra del gas”, en la que el pueblo exigió profundos cambios económicos y sociales. Este es el contexto en el que el actual presidente de Bolivia alcanzó el 54% del electorado boliviano.

En efecto, la salida de las y los bolivianos fuera de Bolivia se inició posiblemente desde el año 1985, cuando en el país se cambió de un sistema estatista hacia una política neoliberal, con muy poca presencia del Estado en la gestión económico-productiva. Pero posiblemente esta estampida se agudizó entre 1993-1997 con la Política de Capitalización, iniciada por G. Sánchez de Lozada, que provocó un aumento inusual de inversiones pri-

Características de la migración en Bolivia. Algunas dimensiones Según datos del Servicio Nacional de las Migraciones, 3,3 millones ya estarían fuera de Bolivia: de 1 a 1,5 millones en Argentina; alrededor de 1 millón en EE.UU., 600 mil en Brasil, 300 mil en España y el resto en otros países. Una tercera parte de la población. Cifras oficiales indicaron (La Razón, 9 de junio de 2007)


La crisis moviliza todo: migración selectiva por edad y por género La actual crisis en la que se encuentra Bolivia cambia los perfiles migratorios tradicionales. Así, por ejemplo, migran con mayor propensión más jóvenes que adultos. Naciones Unidas estima que ellos constituyen un cuarto del total de migrantes internacionales; salir fuera del país, por motivos laborales era un hecho predominantemente masculino, hoy las mujeres

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aventajan a los hombres y se han constituido en protagonistas de la migración internacional; países receptores, con estructuras envejecidas de edad, demandan específicas cualificaciones profesionales como parteras, médicas, enfermeras, asistentes a la tercera edad, etc. En los países desarrollados por envejecimiento demográfico, se da una disminución o estancamiento de las cohortes que ingresan al mercado de trabajo y los niveles de especialización superior hace que la inmigración de personas jóvenes sea un asunto altamente valorado por algunos sectores. También cambian los patrones temporales de movilidad: la estadía en el país ajeno dura mientras se pueda generar un excedente; antes era un hecho individual, hoy son familias enteras que se desplazan; las formas de desplazamiento se multiplican en lugares sucesivos de instalación; se diversifican recorridos, destinos. Por ejemplo, para las y los bolivianos, los principales países de llegada eran Argentina y Estados Unidos. Hoy necesariamente se debe incluir a España. Pero a su vez, un mismo país se

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que en un año, se registraron 146.448 bolivianos que llegaron a España en calidad de turistas (entre el 28 de febrero de 2006 al 28 de febrero de 2007), intensificándose significativamente en los últimos diez meses (1 de mayo a 28 de febrero de 2007), porque en este tiempo ingresaron 122.690 de los más de 146 mil bolivianos. Como se sabe, hasta el 1 de abril de este año, las y los bolivianos no necesitaban visado para entrar en el espacio Schengen. La Embajada de España en Bolivia maneja una cifra de 300 mil bolivianas y bolivianos que se encuentran en España entre regulares e irregulares.

ha convertido en lugar de origen, de tránsito y de llegada. Mientras la atracción de Argentina se asocia a factores estructurales de larga duración, las y los bolivianos llegan allá para insertarse principalmente en la fabricación de ropa y en la agricultura, específicamente en el cordón verde del Gran Buenos Aires. Migración de jóvenes bolivianos La juventud es una etapa de lucha por cumplir las metas y para ello deben integrarse a la sociedad. Ésta también desea que las y los jóvenes logren sus metas. No obstante, entre los medios y los objetivos se observa una profunda disyuntiva, porque los jóvenes tienen escasos niveles de participación social en la toma de decisiones y la sociedad, en sus diferentes órdenes, no oferta los medios y mecanismos que faciliten esta integración social y el logro de metas. Una de las salidas, en tanto evalúan que dichos medios no existen en el país, por lo menos, con las características mínimas y de dignidad a las que ellos aspiran, deben buscarlas fuera. Las

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facilidades de la comunicación y el transporte, ayudan enormemente para precipitar la decisión de salir del país. Éste ha sido el comportamiento emigratorio de las y los jóvenes bolivianos. La fuente de información ha sido el programa IMILA del CELADE – CEPAL, desafortunadamente discontinuado, que consiste en almacenar en una base de datos la información censal de los países de recepción de la población migrante de la región. De ella se puede afirmar que recurrentemente, las y los jóvenes, tienen como país de destino Argentina, en primer lugar, y muy detrás, los países de Brasil, Chile, Perú, Venezuela y Paraguay. Se trata de una migración hacia países limítrofes principalmente. Por lo menos hasta la década pasada, migraron más jó-

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venes varones que mujeres. Esta tendencia ha ido disminuyendo en el tiempo. En Bolivia, la feminización migratoria es un fenómeno de la década presente. Migran hacia Argentina los varones económicamente activos en niveles que van más allá del 80%, con una diferencia importante respecto a las mujeres. Los jóvenes que salen hacia el país vecino acusan bajos niveles educativos. El año 1980 no superaban el 23%, con una diferencia a favor de los va-

rones. En 1991, son más los migrantes con diez y más años de estudio, pero que en ningún caso, superan el 35%. Los estudios sobre la migración internacional en América Latina muestran regularmente que los niveles de educación y de calificación de la fuerza de trabajo tienden a ser menores cuando la migración tiene lugar entre países limítrofes (CELADE, 1999). La migración a distancia impone la selectividad entre los migrantes. Estados Unidos es el segundo país


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de atracción para la población migrante de Bolivia y especialmente en ciertos segmentos de edad. Con la misma fuente de datos, IMILA, la razón de masculinidad el año 1980 fue 117 varones jóvenes por cada 100 mujeres jóvenes y este mismo indicador hacia 1990 se incrementa a 125. El nivel educativo es mucho más alto en las y los jóvenes bolivianos, en comparación con la migración hacia los países limítrofes. El 74,4% de esta población tiene al menos el nivel medio, pero en cifras absolutas es significativo el número de los que lleguan con algún grado universitario o superior o graduados universitarios.

tes. Encuestas de opinión efectuadas por dos medios de prensa el pasado año, señalan que entre el 54 y el 61% de la población se iría del país si tuviera las condiciones para ello. Se estima que más de tres millones de habitantes se encuentran fuera del país, principalmente en Argen-

tina, Estados Unidos y recientemente España. El Estado no ha hecho mucho para que todas y todos los bolivianos nos quedáramos, permaneciéramos y prosperáramos en nuestro propio país, creando más y mejores empleos, estimulando el crecimiento del ingreso. Se marcha del

Conclusiones En Bolivia presenciamos un vaciamiento demográfico, siendo un país de no más de 10 millones de habitan-

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país el recurso más importante: la población joven, la población más dinámica y emprendedora, para constituir mano de obra barata en economías ajenas. Se marcha porque no puede alcanzar en el país la materialización de sus logros, por la precariedad del empleo, porque no hay trabajo, porque hay carencias económicas, porque tienen inmensas aspiraciones educativas, porque tienen deseos de cambios en sus propias biografías personales y en fin, porque sus expectativas en Bolivia, no son satisfechas. Urge una política nacional en materia de migración internacional, ligada al Plan Nacional de Desarrollo, dadas las características complejas y estructurales. Esta política debe asumir el doble reto de luchar denodadamente por la retención de la población humana, aunque organismos internaciona-

les indican que esta meta es costosa, ineficiente e irrealista, pero el otro desafío será aprovechar todo el potencial que conlleva el proceso migratorio internacional. En efecto, hoy día, las y los migrantes se han constituido en un verdadero factor del desarrollo, cuyo aporte beneficia no sólo a los países de llegada sino incluso, de estar bien orientada la política nacional, podría contribuir significativamente en el desarrollo en el país de origen, específicamente en la reducción de la pobreza. Es verdad que esta población joven que se marcha tiene incompleta la adquisición de sus derechos sexuales, familiares, económicos y políticos y por ello son muy vulnerables. ¿Qué impactos han de sufrir en su propia identidad sociocultural cuando la única identidad que les interesa, en las economías

ajenas, es la laboral? Si el Estado no protege a los que se quedan, ¿qué probabilidades reales existen para una protección real a los que se fueron? Una buena política pública debe, cuando menos, informar y auxiliar a ellas y ellos, para que puedan, en el país de destino, luchar por el ejercicio de estos derechos. Las y los bolivianos votamos el 18 de diciembre de 2005 por un profundo cambio en democracia. Hasta el momento, la gestión del presidente Evo Morales Ayma se ha caracterizado por ser más política que otra cosa. Es de esperar que en lo que le queda de gobierno implemente políticas públicas y especialmente de desarrollo económico en función del capital humano, siendo el empleo la prioridad en el país.

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PANORAMA CIENTÍFICO Laura Zanfrini

El surgimiento de la cuestión de la segunda generación

Laura Zanfrini recibe en 1989 el “XXX Premio Agostino Gemelli” como mejor graduada de la Facultad de Ciencias Diplomáticas. Es PhD en Sociología y Metodología para la Investigación Social. Actualmente es profesora asociada de Sociología de los Procesos Económicos y de Sociología de las Migraciones y Relaciones Interculturales en la Facultad de Sociología de la Universidad Católica de Milán (Italia), y ostenta el cargo de Jefa de Departamento en la Fundación ISMU de Milán. Su trayectoria investigadora se ha centrado en tres aspectos principales: el acercamiento a las sociedades locales a través de estudios sobre el proceso de modernización y la regulación social de la economía, las migraciones internacionales, y las relaciones entre la acción económica y social en la economía y gobernación del mercado de trabajo. En cuanto a sus publicaciones, es autora de más de un centenar de colaboraciones en libros, manuales, ensayos y artículos sobre migraciones internacionales, la incorporación de los migrantes económicos, el desarrollo local y el funcionamiento y regulaciones del mercado laboral.

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as llamadas segundas generaciones, en los últimos años, han desplazado progresivamente el foco de análisis del proceso de incorporación, que durante un tiempo se centró en los problemas de adaptación de los nuevos migrantes. A la centralidad adquirida del tema no es ciertamente extraña la convicción de que las segundas generaciones representan un nodo estratégico, “un paso crucial y en muchos sentidos irre-

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versible, en el transcurso de adaptación recíproco entre los inmigrantes y la sociedad que recibe” (Demarie, Molina 2004:11). En el contexto americano, la reflexión sobre los destinos de las segundas generaciones alimentan un debate en torno a los paradigmas “post-asimilacionistas”. La cuestión radica en analizar si los jóvenes hijos de los inmigrantes de procedencia asiática y lati-

noamericana recorrerán el trayecto de movilidad social que ha caracterizado a la “vieja” segunda generación de origen europeo, o si su destino será distinguido por vistosas características fenotípicas y de un contexto social menos rico de oportunidades de integración. Queriendo sintetizar los términos del debate, la fusión en el mainstream y la pérdida de los propios mar-

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cadores étnicos distintivos, que corroboraban el viejo paradigma asimilacionista, ya no son necesariamente deseados, pero tampoco dados por descontado. La atención se centra ahora en las consecuencias tanto positivas (de apoyo a los trayectos de movilidad social) como negativas (en el sentido de recluir en los segmentos étnicos del mercado laboral), que derivan de la retención de las características distintivas y de la conservación de formas de organización comunitaria. Pero la atención también se dirige a las transformaciones de la economía y del mercado de trabajo, donde las oportunidades de movilidad intergeneracional dentro de una estructura de ocupaciones están mucho más polarizadas respecto al pasado, reduciéndose drásticamente el peso de los roles intermedios (hourglass economy). Aún así, una vez reconocida la naturaleza interactiva del proceso de integración, se pone en evidencia cómo la conducta de la opinión pública local, junto a las opciones políticas y a las lógicas de funcionamiento de los aparatos institucionales, puede condicionar fuertemente el proceso de

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adaptación, dependiendo de la riqueza de oportunidades. De aquí la atención prestada a las nuevas formas de determinación racial en los procesos de ubicación, que acaban traduciendo las diferencias raciales en diferencias de oportunidades. Se deben señalar aquellas reflexiones que enfatizan los procesos de construcciones, invenciones y “reinvenciones” de las diferencias étnicas, que dan lugar a expectativas específicas de comportamiento: en tales perspectivas, es la distancia social, especialmente cuando llega a ser institucionalizada, la que inhibe el ascenso socioeconómico de los grupos desaventajados, haciéndose eco en el fenómeno de la llamada etnicidad reactiva, es decir en el reforzamiento de las identificaciones imputadas entre las víctimas del prejuicio negativo y de la discriminación. En cuanto a Europa, el desfile en el mercado de trabajo de los hijos del gastarbeiter, -los “trabajadores huésped”, recogidos en la Segunda Guerra Mundial para compensar las necesidades de mano de obra de las economías en rápido crecimiento-, ha represen-

tado un fenómeno inédito, pero sobre todo “imprevisto”, evidenciando todos los límites de una concepción economicista de la inmigración. El inicio de estos hechos pueden ser resaltados en los años después de la guerra, cuando los que pedían fuerza de trabajo de importación eran las grandes empresas de producción en masa, donde los inmigrantes se insertaban fácilmente gracias al bajo nivel de competencias necesarias, y eran incorporados en el sistema de derechos típicos de la “sociedad salarial”. Por otro lado, a través de los programas de inmigración temporal, el problema de la movilidad se encontraba resuelto previendo que, una vez retornados al propio país, los inmigrantes habrían podido beneficiarse de los ahorros y las competencias acumuladas. La naturaleza intrínsicamente discriminatoria de los procesos de reclutamiento activados después de la guerra comenzó a ser evidente cuando la migración temporal se prolongó hasta parecer permanente. Las políticas de cierre de fronteras marcan una transformación de la inmigración de una cuestión económica hacia una cuestión política. En


El resultado fue hacer salir a la luz toda una serie de ambivalencias y contradicciones de los distintos modelos nacionales de incorporación. Por un lado, se ha debido constatar cómo la ciudadanía política (en los países con una legislación basada en el derecho de suelo) y la igualdad de cara a las leyes no garantizan de por sí solas un acceso paritario a los recursos y a las oportunidades sociales, así como la misma asimilación de los valores y de los modelos de comportamiento hegemónico puede ciertamente favorecer la integración socioeconómica. Pero puede también volver intolerable la experiencia de la discriminación. Además, se une el componente de

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una ley basada en el derecho de sangre, que continuaba definiendo como extranjero a personas que habían nacido y vivido en la misma sociedad. Estas ambivalencias y contradicciones van alimentando un proceso de “transmisión intergeneracional de desventajas sociales”, asimismo, tienen el efecto de “confirmar la relevancia de la dimensión étnica dentro de los sistemas institucionales que se autodefinen universales y democráticos”. La expresión “paradoja de la integración” señala precisamente el fenómeno por el cual es bastante más probable que la función de las fracturas étnicas en la asignación de oportunidades sea clara y se vuelva eventualmente causa de recriminaciones y conflictos precisamente a través de la experiencia de las segundas generaciones. Es necesario rendir cuentas con el rechazo que separa las expectativas profesionales de las oportunidades disponibles, tomando nota de cómo los mismos factores que transforman a los inmigrantes de la primera generación en extremadamente adaptables a los puestos de trabajo, decaen en el momento en el que

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poco tiempo el ingreso en la edad adulta de los hijos de la inmigración obligará a las sociedades europeas a enfrentarse a una serie de cuestiones anteriormente ignoradas. Hasta en un país como Francia, donde lo ideal era transformar política y culturalmente a los inmigrantes (y a sus hijos) en franceses, las páginas escritas por Sayad describen de manera conmovedora el rechazo hacia los descendientes de los inmigrantes.

son sus hijos y sobrinos los que se acercan al mercado laboral. A diferencia de sus propios padres, estos jóvenes tienen aspiraciones profesionales análogas a sus coetáneos autóctonos con los cuales han compartido su experiencia escolar, aún si su destino es a veces aquél de rendir cuentas con una sociedad que los discrimina y tal vez quisiera, aunque sin admitirlo abiertamente, verlos confinados en los clásicos trabajos de “inmigrantes”. Paradójicamente, es el mismo éxito de la asimilación cultural, de la interiorización de los objetivos del logro profesional, el que los vuelve tan poco “adaptables” a los puestos de trabajos disponibles o identificables a través de los recursos étnicos tradicionales. En definitiva, dentro del contexto en el cual las oportunidades no son distribuidas de manera universal, la asimilación cultural puede traducirse, tanto para los demás como para los autóctonos, en fenómenos de desocupación voluntaria, desafección, rechazo de asumir identidades profesionales inferiorizantes. Con tales perspectivas, es posible dar razón al “fallo” de los

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dispositivos de apoyo en la inserción ocupacional de estos jóvenes, basados en la oferta de oportunidades de trabajo y de ahorro precisamente poco atractivas si se confrontan con los iconos de los cuales se alimenta la retórica modernista (para una profundización en este punto cf. Zanfrini, 2001). La toma de distancia en el estatus de los padres es además un fenómeno recurrente en la historia de las migraciones (Piore, 1979), que en algunos aspectos revela extraordinarios elementos de continuidad (Waldinger & Perlmann, 1998). El nuevo dato está representado por las transformaciones ocurridas en la estructura del mercado de trabajo, que hacía un tiempo consentía a los jóvenes de las familias inmigrantes llevar a cabo un discreto trayecto de movilidad social respecto a la profesión de sus padres, inclusive en el ámbito de profesiones no cualificadas.

Pero sobre todo, está representado por el aumento de las expectativas profesionales, un dato común en toda la cohorte de jóvenes. Hay que considerar que junto a la dimensión “privada” del problema, representada por la experiencia de la discriminación sufrida individualmente por los pertenecientes a las minorías étnicas, hay una “dimensión pública”, que lleva a poner bajo observación las lógicas mismas del funcionamiento institucional “normal” de una determinada sociedad.

nar la discriminación y el racismo cuando aparecen las expresiones de grupos extremistas, mientras que es más difícil reconocer su inscripción en la estructura misma de la sociedad y de su funcionamiento institucional normal, y en particular en el funcionamiento del mercado de trabajo (Bataille, 1997).

En su dimensión pública, la discriminación aparece como un fenómeno que mina la misma cohesión social, y da razón a la activación de la Unión Europea sobre este frente, culminado En Francia, país que hizo de con la adopción de algunas la ideología paritaria e igua- directivas de corte histórico. litaria su propia bandera, es reconocida la existencia de En realidad, las segundas prácticas discriminatorias generaciones nacidas de la inscritas en la estructura inmigración constituyen el misma de la sociedad y en objetivo privilegiado de las su funcionamiento institu- políticas que luchan contra cional normal. la discriminación, que según los pronunciamientos Estas prácticas generan un de la comisión deben di“sentido de ruptura entre rigirse tanto a la discrimilas víctimas y el resto de nación directa(*1) como a la sociedad”. La misma re- la indirecta(*2); asumir la flexión sobre tal experien- discriminación de género cia nacional demuestra (cuyos efectos a menudo cómo es más fácil conde- se unen a aquellos de la

(*1) Según la directiva de la Unión Europea 78/2000 la discriminación directa “subsiste cuando, a causa de su raza u origen étnico, una persona es tratada menos favorablemente de cuanto habría estado o sería tratada otra persona en una situación análoga.” (*2) Según la misma directiva, la discriminación indirecta se verifica cuando “una disposición, un criterio, una práctica aparentemente neutrales son intrínsicamente susceptibles de repercutir negativamente en una persona en virtud de su pertenencia étnica, de género, religiosa, diciendo, a menos que tales disposiciones, criterios o prácticas sean objetivamente justificadas por una finalidad legítima”. Ejemplos recurrentes de discriminación indirecta están constituidos por la petición de estándares particularmente elevados en el conocimiento de las lenguas locales para desarrollar trabajos que de por sí no lo necesitarían, o si no por la prohibición de llevar algunas prendas como el velo por parte de las mujeres musulmanas, en el lugar de trabajo.

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señalar algunos que conciernen al funcionamiento del sistema escolar y del mercado de trabajo.

Está de más recordar que las dificultades de inserción y la experiencia de la discriminación no conciernen a todos los hijos de inmigrantes, muchos de los cuales registran éxitos escolares, tienen gratificaciones profesionales o inclusive se vuelven protagonistas de la vida cultural, económica y política de su sociedad. Las historias de éxito son de patrimonio común en todos los países de inmigración. A pesar de esto, el fenómeno más estudiado es: su exposición al riesgo de exclusión laboral y social, y especialmente, su exposición al riesgo de la discriminación. En el espacio de nuestro sumario no nos es posible cerrarnos en la multiplicidad de factores que entran en juego en la producción de estos éxitos nos limitaremos a

Una primera línea de investigaciones cuestiona la “capacidad del sistema formativo que funciona como agencia de democratización de oportunidades individuales”, según la promesa que ha acompañado el proceso de modernización. Los puntos críticos se mueven en la constatación de que “tanto las opciones como los rendimientos escolares no son de ninguna manera independientes del estatus adscrito por las personas”, y en particular del capital formador en posesión de los padres, cuya influencia en la carrera escolar de los hijos es demostrada en todas las investigaciones. Algunos expertos sostienen además que, si en el pasado el origen social ejercía una influencia directa en el estatus ocupacional (a través de los mecanismos

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discriminación étnica) a la igualdad de un mainstreaming en la actuación de un cuadro de oportunidades paritarias; contemplar la misma posibilidad de recursos y “acciones positivas” para estimular a los empleadores y a los demás actores sociales significativos de garantizar el acceso al progreso de los individuos pertenecientes a grupos desaventajados.

“Estas ambivalencias y contradicciones van alimentando un proceso de transmisión intergeneracional de desventajas sociales, asimismo, tienen el efecto de confirmar la relevancia de la dimensión étnica dentro de los sistemas institucionales que se autodefinen universales y democráticos.” de herencia de la profesión, fenómenos de nepotismo y demás), hoy su influencia es más bien indirecta y mediada por la carrera escolar. Mientras la teoría del capital humano sugiere que los bajos niveles de escolarización que a menudo se registran entre los hijos de inmigrantes constituyen una de las principales razones de su dificultad ocupacional, “la aproximación en términos de capital social explica cómo los sucesos y las inversiones individuales en la escuela dependen, además de las tendencias subjetivas, del ambiente social de referencia, que puede ser más o menos solidario”. Así compartiendo el deseo por un futuro mejor para los propios hijos, no todas las familias de inmigrantes atribuyen la misma importancia a las inversiones en instrucción y son capaces de movilizar recursos suficientes para sostener la trayectoria escolar.

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Al problematizar el paradigma de la asimilación, entran en juego también otras consideraciones que se relacionan con el funcionamiento mismo del sistema formativo, el comportamiento de sus actores, las lógicas institucionales a éstas sometidas y hasta los efectos contra intuitivos de las políticas de apoyo. En resumidas cuentas, si los jóvenes de origen extranjero, nacidos y criados en la sociedad huésped, hacen su ingreso en el mercado laboral con un nivel de instrucción inferior al medianamente recogido por sus coetáneos, podría reflejar una discriminación en los recursos puestos a disposición para unos y otros. Más que una causa, este dato debería ser interpretado como un síntoma de la discriminación. En efecto, se trata de interrogarse no sobre el por qué los alumnos extranjeros o de origen extranjero obtienen malas calificaciones, pero más bien –coherentemente con una idea interactiva del proceso de incorporación–sobre el por qué las escuelas son tan poco eficaces en sus comparaciones (Tomlinson, 1991). Para aclarar el cam-

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po de cada equívoco, está bien permitir que las investigaciones desarrolladas en los diversos países sean llevadas a resultados más que a acuerdos: las “dinámicas” escolares son diferentes para los diversos grupos nacionales (inclusive dentro del mismo grupo) pero también para los descendientes de inmigrantes del mismo origen residentes en países diferentes. En algunos casos, los resultados escolares de los hijos de inmigrantes son además mejores que la media, hasta hacer realidad a estereotipos positivos de acuerdo a su particular propensión al estudio. De todas maneras, la atención de los investigadores y de los responsables de las políticas escolares recae casi inevitablemente sobre la situación de desacuerdo y fracaso que deben a menudo sobre representar algunos componentes de las comunidades de origen inmigrante. Además de los factores tradicionalmente empleados por los sociólogos de la educación para explicar y diferenciar los rendimientos escolares entre las varias categorías sociales, está revelado que, por lo general, la escuela no está equipada

en cuanto a las necesidades de los usuarios multilingüísticos y multiculturales. En el caso alemán, a pesar de la evidente presencia de inmigrantes y de sus descendientes, ha continuado durante mucho tiempo considerándose como una sociedad homogénea, de forma que las competencias específicas de los jóvenes de origen extranjero raramente han sido valoradas, tanto en la escuela como en sus lugares de trabajo (Räthzel 1999). Diferente, pero también instructiva, es la experiencia francesa, ya que ilustra cómo la discriminación puede perpetuarse a pesar de –y en algunos casos justamente a causa de ello– los elementos correctivos. Mediante la institución de los ZEP, Zones d’Education Prioritaires, han afluido recursos suplementarios a las escuelas situadas en los barrios en donde se concentran los problemas sociales; el gran número de alumnos pertenecientes a minorías es uno de los tantos criterios empleados para individualizar una ZEP, con el resultado paradójico de imprimir en los institutos escolares un estigma negativo y de alejar a los alumnos de la clase media (lo que a su vez es probable


Estudios desarrollados en Inglaterra llegaron a denunciar que, a causa del clima competitivo inducido por la privatización del sistema escolar, los estudiantes estereotipadamente representados como un factor “perturbador”, se arriesgan además a la exclusión (Bridges, 1994). Como lo muestran todos estos ejemplos, históricamente asignados con el deber de reducir el peso de las variables imputadas igualando las oportunidades de instrucción y ascenso social, además de la asimilación cultural de las segundas generaciones nacidas de la inmigración, “la escuela puede entonces terminar con la reproducción de las desigualdades sociales”. Por otro lado, la posesión de buenas credenciales formativas, por parte de los descendientes de las familias inmigrantes y de los que pertenecen a alguna minoría, reduce, pero no anula, el riesgo de ser víctima de los comportamientos discriminatorios de los empleadores (Gras, Bovenkerk, 1999). En una serie de estudios llevados a

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que determine un total empeoramiento en la calidad de la oferta escolar).

“Es más fácil condenar la discriminación y el racismo cuando aparecen las expresiones de grupos extremistas, mientras que es más difícil reconocer su inscripción en la estructura misma de la sociedad y de su funcionamiento institucional normal, y en particular en el funcionamiento del mercado de trabajo.” cabo en Bélgica hace unos años atrás, Bastenier y Dassetto (1990) afirman que, aunque hayan frecuentado la escuela, los hijos de los inmigrantes terminan por desarrollar trabajos similares a los de sus padres. La conciencia de la discriminación ejercida por los propios compatriotas puede además llevar a una formación de la cultura “anti-escolar”, como sucedió entre los jóvenes mexicanos criados en los barrios americanos, conscientes de la falta de oportunidades de un trabajo no subordinado y atrapados en el dilema entre invertir en el propio éxito escolar o en el mantener una fidelidad al grupo que sería puesta en discusión si se decidiera de actuar “como un blanco” (Portes, 1995). “El hecho de que los mismos descendientes de las familias inmigrantes en posesión de elevadas credenciales profesionales sean discriminados en el acceso a un empleo puede

actuar como factor disuasivo, reduciendo tanto la motivación hasta el nivel de los resultados obtenidos de los otros jóvenes de origen extranjero”. ¿Cuáles son entonces los factores que, junto a las opciones y al rendimiento escolar, inciden en los éxitos ocupacionales de las segundas generaciones y sobre la posibilidad de realizar carreras universitarias? Observando el panorama de los estudios y de las investigaciones sobre aquella que, una vez más, se presenta como una cuestión de una manera compleja, podemos individualizar dos principales interpretaciones. La primera, buscando en el repertorio interpretativo sobre la convivencia interétnica, revela el retorno de los comportamientos discriminatorios por parte de los empleadores y de otros actores significantes. La segunda focaliza la atención sobre-

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todo en el papel del estatus imputado y del capital social, sobre potencialidad y límites de este último. La discriminación constituye uno de los clásicos temas de la sociología de la convivencia interétnica; el dato relativamente nuevo está en todo caso representado por la constatación de cómo las practicas discriminatorias se extienden a las segundas y a las sucesivas generaciones, a pesar de la igualdad formal de cara a las leyes y al endurecimiento de la normativa antidiscriminatoria que se ha registrado en los últimos años. La relevancia de este fenómeno en la sociedad contemporánea hace que sea uno de los principales objetos de estudio por parte de los sociólogos de las migraciones a nivel internacional, así como un tema irrenunciable para aquéllos que se ocupan de la estratificación social en las sociedades contemporáneas. El fenómeno de la discriminación determinado por las actitudes de los empleadores presenta tres acepciones fundamentales: la discriminación en la contratación, las relacionadas con las condiciones de trabajo y las trayectorias de carrera. De éstas, la primera es la

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más estudiada por mayoría y hay una razón de retener también aquella que golpea en mayor medida a los pertenecientes a las generaciones sucesivas a la primera, para las cuales el primer escollo a superar está a menudo representado mismamente por los prejuicios de los empleadores. Sobre todo, los mismos hijos de los inmigrantes quitan el peso de las “pre-categorías sobre la base étnica”, es decir, de los estereotipos difundidos en orden a la presunta predisposición de los inmigrantes a desarrollar algunas profesiones (las profesiones de “inmigrantes”), descartando el acceso a los puestos de trabajo más demandados. Análogamente, la tendencia a operar generalizaciones sobre la base de la pertenencia étnica se manifiesta también a través del llamado “efecto alone” que hace que aquellos que tengan la desventura de pertenecer a los grupos objeto de un estigma negativo encuentran serias dificultades, sea en el acceso al empleo, sea en el ser aceptados y bien acogidos por parte de la comunidad empresarial. La difusión de estos fenómenos es tal que ha llamado la atención de numerosos organismos

internacionales, a partir del International Labour Office quien ha desarrollado una metodología para detectar las prácticas discriminatorias al momento de las contratación (Bovenkerk, 1992); sucesivamente aplicadas en varios países en el ámbito del programa “Combating discrimination against (im)migrant workers and ethnic minorities in the world of work”, tal metodología ha demostrado la difusión de prácticas de discriminación directa, que además golpean en diferente medida a los trabajadores que pertenecen a los diversos grupos étnicos y de diverso género. Ni siquiera la intervención de agencias institucionales anula el riesgo de discriminación. Por esto, algunos estudios han dirigido recientemente su atención sobre el comportamiento de los servicios públicos para el empleo y de otras agencias de intermediación entre la demanda y la oferta de trabajo que, en absoluta buena fe y con el intento de evitar el surgimiento de conflictos, terminan a veces por secundar los prejuicios de los empleadores, evitando señalar los nominativos de las personas pertenecientes a los grupos sociales para ellos inoportunos. De esta


Una segunda perspectiva hace referencia a las teorías del capital social, y focaliza la atención sobre la diferente capacidad de la que disponen las familias en la movilización de los recursos económicos, culturales y relacionales basados en los trayectos de emancipación de los propios miembros, en particular de las jóvenes generaciones. El “estatus adscrito ejercita verdaderamente una notable influencia sobre sus trayectorias laborales, teniendo en cuenta que las informaciones relativas a los puestos de trabajo y las posibilidades de activar contactos y mecanismo de acreditación” aumentan a medida que se avanza en la escala social. La condiciones de marginalidad en el mercado de trabajo o de inserción limitada al segmento secundario –que es la situación típica de muchos de los primeros inmigrantes– explica a menudo la exclusión de aquellas redes sociales que se evidencian estratégicas para sostener a sus propios hijos en su transición al trabajo, en particu-

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lar para el acceso a los trabajos de estatus más alto. Las dificultades para los jóvenes de acceder al mercado de trabajo se cristalizan, metafóricamente, en la realidad de los guetos y de otras formas de concentración en barrios “difíciles”. La cultura de estos barrios no está “autorizada” a aparecer en el espacio público, tanto en la ciudad como en el mundo laboral (Bataille, 1997); en otras palabras, el capital social accesible a los individuos que allí viven genera recursos cualitativamente diferentes de aquéllos intercambiados entre los miembros de las clases bajas, hasta el punto de que para un joven puede resultar casi imposible lograr establecer un contacto significativo con personas que puedan proporcionarle modelos para emular y coordenadas de comportamiento útiles para encontrar un trabajo no de tipo subordinado (Fernández Kelli, 1995). A ello se agrega el potencial negativamente estigmatizado que se deriva del hecho de residir en un barrio de riesgo: en el momento del ingreso al mercado laboral, la residencia en un área urbana o en un barrio “difícil” representa una tarjeta de visita particularmente negativa que se

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manera, la exclusión racial da la posibilidad de perpetrarse sin que se verifique ningún acto de discriminación directa.

suma al origen étnico (traicionada por el nombre y las características somáticas) y a una trayectoria escolar raramente exitosa (Zanfrini, 2001). En definitiva, a pesar de las “celebraciones” que hoy tantos estudios hacen de los recursos étnicos y de su potencial de emancipación, la teoría del capital social nos ayuda a iluminar los procesos de reproducción intergeneracional de las desventajas sociales. Vierte su atención en el estatus adscrito y sobre los recursos de las afiliaciones primarias y del barrio lleva, inevitablemente, a hacer cuentas con la heterogeneidad de las situaciones y de los trayectos individuales, y con la multiplicidad de posibles éxitos del proceso de incorporación. Portes y Rumbaut (2001) han elaborado, en el ámbito de su teoría de la “asimilación segmentada” un modelo propio para demostrar los diferentes itinerarios intergeneracionales. El nivel de capital humano de los padres, pero también la presencia (o ausencia) de una comunidad étnica integrada y capaz de reforzar las expectativas normativas de la familia, representan las variables cruciales para

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poder pronosticar el éxito del proceso de adaptación de los jóvenes que se encuentran en el momento de enfrentarse a un mercado de trabajo polarizado, a la discriminación racial y a las mismas opiniones de las subculturas reactivas difundidas en los barrios en situación de desventaja. Algunos jóvenes están en grado de conservar la posición adquirida por los padres; otros lograrán recorrer un trayecto de movilidad social ascendente alcanzando sus sueños; otros aún se verán envueltos en un retroceso de estatus. Más allá de los límites de cada esquematización, este modelo consiente en definitiva en evidenciar como los éxitos en el trayecto de adaptación de las segundas generaciones pueden ser analizados sólo focalizando la atención sobre características complejas del modo de incorporación laboral, tomando distancia de las interpretaciones en clave culturalista tanto, a mayor razón, de aquellas inspiradas por un biologismo darwinista. Son muchos los estudios que señalan cómo la movilidad intergeneracional

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es un objetivo inalcanzable para los hijos de la inmigración, y cómo su inserción en el mercado de trabajo secundario puede constituir un éxito frecuente para pasar a posiciones sociales más aventajadas. Denunciar este fenómeno no debe llevarnos a realizar profecías que se autorrealizarán: así como ha sucedido en el pasado, es bastante probable que, para las actuales segundas generaciones desfile una variedad de estrategias y modelos de adaptación, en muchos casos coronados de éxito. En todo caso, se trata de interrogarse sobre las posibles medidas para contrastar los procesos de reproducción y acumulación de las desventajas sociales. Por otro lado, la misma reflexión científica aplicada a estos temas parece exigir una renovación, para poder proveer aquellas bases de conocimiento indispensable, al gobierno de una sociedad que aumenta su composición étnica. Por ejemplo, es remarcable cómo también el tema de la integración laboral (no sólo aquel de las prácticas identitarias, que ha atraído hasta ahora la atención de los investigadores) deba rendir cuentas con la realidad emergente del “transnacionalismo”. El viejo pa-

radigma de la asimilación, embebido de nacionalismo metodológico, era “naturalmente” llevado a suponer que cualquier conexión de tipo transnacional fuese un fenómeno transitorio, destinado a desaparecer como consecuencia del natural proceso de asimilación, a mayor razón con el acercamiento de una segunda generación. Al revés, “la perspectiva transnacionalista considerada normal, para un inmigrante –y dentro de ciertos términos también para sus hijos– el hecho de ser parte al mismo tiempo de dos sociedades, y focaliza su atención sobre los procesos de creación de lazos en diversas esferas que trascienden los confines de las naciones” (Itzigsolhn, Giorguli Saucedo, 2002). Estos lazos pueden tener diversas motivaciones, a partir de la percepción de una falencia misma del proyecto de adaptación y de ser víctima de la discriminación. Motivaciones análogas pueden explicar la implicación en prácticas transnacionales incluso por parte de las segundas generaciones: se habla, al respecto, de “transnacionalismo reactivo”. En tales perspectivas, todas las diásporas generadas de las migraciones internacio-


Además, buena parte de la literatura sobre las segundas generaciones refleja la experiencia de las familias originarias de las sociedades tradicionales, poco culturizadas, no de casualidad escondidas en las profesiones menos prestigiosas y en las áreas urbanas más degradadas. “El variado panorama de la inmigración contemporánea no puede ser reducido a esta imagen

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un poco estereotipada de familia suspendida entre tradición y modernidad”, pero se deben ver surgir situaciones diversas: de hijos de padres que entre los dos tienen un nivel de instrucción que, aunque empleados en los típicos “trabajos de inmigrantes” estarán en una posición para apoyarlos en la proyección de sus trayectos formativos y profesionales; fenómeno, inédito en las actuales dimensiones, de los adolescentes pertenecientes a núcleos monoparentales, que intentan resultar la componente más vulnerable del nuevo reclutamiento que se aproxima a la adolescencia y luego a la madurez. Análogamente, “el mercado laboral se nos revela siempre más lejano de aquella idea de mecanismo universal y autorregulado en situación de premiar el empleo y las capacidades de los individuos”, una idea tan querida por toda una generación de investigadores que veían ahí un rasgo constitutivo de la sociedad moderna. Los estudios disponibles nos señalan cómo algunos marcadores étnicos –a partir de aquél históricamente más pesado: la piel “negra”– pueden volverse fracturas importantes en el acceso a

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nales no representan sólo un crisol de oportunidades para los descendientes de los primeros inmigrantes, sino también, al menos metafóricamente, el ancla de salvación a la cual sostenerse, cuando por ejemplo la sociedad en la cual se ha nacido o se ha unido de niño es percibida como demasiado estrecha o discriminante, o sino indispuesta a reconocer una ciudadanía plena a quien posea los rasgos somáticos incoherentes con la idea dominante de pertenencia a la nación (Andall, 2002). O, al menos, solicitan mirar también las oportunidades que se abren en el mercado de trabajo internacional, no sólo para los trabajos domésticos, sino también para aquéllos que puedan representar la legítima aspiración de los hijos de inmigrantes.

la ocupación, y sobre todo a un trabajo que no tenga connotaciones serviles, erigiendo barreras que ni siquiera el que posea una ciudadanía formal pueda derrumbar (Andall, 2002). Al mismo tiempo, se nos señala cómo la misma actitud de benevolencia hacia algunos componentes de la inmigración, percibidos como culturalmente similares y ventajosos para la economía nacional, pueda repentinamente modificarse con la alternación de una segunda generación retenida menos “integrable”, casi a punto de recordarnos la naturaleza socialmente construida por las diferencias étnicas y aquellas interactivas del proceso de integración. Pero hay otro punto que nos parece importante señalar. Éste concierne a la tentación de evidenciar además de la medida oportuna, de una valencia explicativa, la variable de la pertenencia étnica, contribuyendo en cierto modo a deificar su importancia pero también, en algunos aspectos, a desviar la mirada del nudo central, que concierne las lógicas y los procesos a través de los cuales toman cuerpo y se van reforzando las desigualdades socia-

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les. En su lugar, nos parece poder afirmar que al actual énfasis sobre las diferencias étnicas (y sobre la misma valorización de esta última en el espacio público), no es probablemente extraño el sustancial fallo del modelo individualista de incorporaciones, basado en los derechos y la responsabilidad de los individuos. Un modelo coherente con la sociedad liberal del pasado, con sus “aversiones” por las diferencias adscritas a su promesa de una estructura social meritocrática y de una sociedad capaz de incluir a sus ciudadanos antiguos y nuevos. La demanda de derechos – y a veces de tratamientos– “especiales” es a menudo fruto de las prácticas de reinvención de identidad étnica que encuentran su abono en el conocimiento, por parte de los individuos y los grupos, de ser víctimas de prejuicios negativos y de discriminaciones. Pero análogamente, la exaltación de la diferencia y de la retórica de los derechos étnicos, aún cuando no reúnan la deriva de racismo diferencialista, corren el riesgo de aparecer como una ignorante confesión por parte de la sociedad inmigrante de la propia incapacidad de ofre-

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cer adecuadas ocasiones de integración a todo aquél que se una con su equipaje de sueños y esperanzas (Zanfrini, 2004b). Y con más razón a sus hijos, alegorías vivas del éxito y fracaso de los proyectos migratorios familiares.

cesidad de contrastar las prácticas discriminatorias, pero está en relación con la capacidad, y la voluntad, por parte de la sociedad contemporánea de retomar una cuestión para muchos fuera de moda, aquélla de las desigualdades sociales y de los mePortes ha afirmado que es canismos, voluntarios o no a su propio riesgo y peligro intencionales, que contrique la sociedad america- buyen a alimentarlos. na continúe ignorando las fuerzas que conducen a la Retomando el tema de toda asimilación hacia los bajos la política que es propia de fondos de una franja no tales cuestiones, más allá de desdeñable de la nueva se- la especificidad de la expegunda generación. riencia de los jóvenes nacidos de la inmigración, muSi volvemos nuestra mirada chas son las similitudes con hacia Europa, nos parece la más general condición poder afirmar que los pro- juvenil, y con la desconfiancesos de asignación sensi- za con la que los jóvenes bles a las fracturas étnicas de hoy se encuentran. y nacionales podrían ser una modalidad de oscu- Como conclusión sobre recimiento de las transfor- nuestra reflexión, vale la maciones inmediatas en el pena subrayar en este momarco de trabajo, transfor- mento, el que la transición maciones que en su com- a la edad activa llega en plejo producen un debili- un contexto definido por tamiento de los derechos y la precarización y la individe todas las ofertas de los dualización de las relaciotrabajadores, y en especial nes de empleo, donde la a los trabajadores menos incertidumbre y los riesgos capaces de tomar ventajas de exclusión que golpean de la actual tendencia a la a las minorías étnicas se individualización de las re- vuelven paradigmáticos, laciones de empleo. dentro de ciertos términos, de la experiencia juvenil La desconfianza que tene- tout court. mos va más allá de la ne-


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Bibliografía


Jóvenes latinos en Madrid: realidad y desafíos

Fernando Barbosa, portugués, nacido y criado en Angola, Cabo Verde y Portugal cuenta con una Maestría en Antropología Social, especialidad de Patrimonio e Identidades, por el Instituto Superior del Trabajo y de la Empresa (I.S.C.T.E.), Universidad de Lisboa, Portugal. Es licenciado en Antropología Social por el Instituto Superior de Ciencias Sociales y Políticas (I.S.C.S.P.) de la Universidad Técnica de Lisboa y de Lancashire University, Preston, Inglaterra, especialidad de Sociología de la Regiones Tropicales. Diplomado en Formación Superior en Mediación Social Intercultural por la Universidad Autónoma de Madrid, Acción Formativa de Postgrado. Es miembro del Instituto de Migraciones, Etnicidad y Desarrollo Social (IMEDES) por la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente, es investigador del Observatorio de las Migraciones y de la Convivencia Intercultural de la ciudad de Madrid (OMCI).

L

a juventud madrileña de hoy en día está compuesta por jóvenes autóctonos y por jóvenes extranjeros de distintos orígenes nacionales, étnicos, religiosos o culturales. La configuración multicultural y multiétnica que actualmente caracteriza esta juventud es el resultado de los flujos migratorios de carácter internacional de la última década hacía

la ciudad de Madrid. Las cifras sobre la presencia de vecinos extranjeros en Madrid proyectan un crecimiento demográfico de la ciudad apoyado de forma relevante en estos jóvenes de origen extranjero. La inmensa mayoría de estos nuevos vecinos es joven y en edad de trabajar y casi el 20% son niños y adolescentes (*1). Para la ciudad de Madrid, esto supone

una enorme oportunidad de crecimiento no sólo demográfico, sino también económico, social y cultural. Este notable crecimiento demográfico en Madrid se debe, en parte, al hecho de que la tasa de natalidad de la población de origen extranjero también es mayor(*2), lo cual tiene un reflejo en las aulas, pues el 17% de la población escolar(*3) madrileña es ya

(*1) Fuente: Ayuntamiento de Madrid, con datos del Padrón Municipal a 1 de enero de 2006. (*2) Según datos del Padrón Municipal de la Dirección General de Estadística del Ayuntamiento de Madrid, la tasa bruta de natalidad por 1.000 habitantes para la población extranjera es del 13, mientras que para la población española es del 9. (*3) Datos ofrecidos por el Ayuntamiento de Madrid, Dirección General de Estadística.

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nómeno migratorio, y por otro, implementan una legislación de extranjería que pretende regular los flujos migratorios endureciendo las condiciones de entrada y los requisitos para la residencia de los extranjeros no comunitarios en el espacio europeo. La juventud latinoamericana en Madrid: similitudes y diferencias Hablar de “jóvenes latinos” implica primero, subrayar el aspecto principal que es el de ser jóvenes, y segundo compartir con las otras “juventudes” no latinas un momento de transición hacia la vida adulta. De entrada, podríamos hacer la pregunta de si la identificación “jóvenes latinos” responde a una identidad colectiva o a una comunidad “simbólica”, en la cual sus integrantes comparten una identidad cultural particular o un sistema de creencias propio. Asimismo, los “jóvenes latinos” como grupo social se hacen presentes y más visibles con el incremento de los flujos migratorios procedentes de Latinoamérica a partir del año 2000, expe-

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de origen extranjero. Los flujos migratorios globales van incorporando cada vez en mayor medida, el carácter familiar mediante las reagrupaciones familiares y la formación de familias en destino. La juventud como concepto es una condición social con cualidades específicas que se manifiestan de diferentes maneras, según las características históricas sociales de cada individuo (Brito, 1996). La significación etaria de la experiencia de un adolescente o de un joven que proceda de una comunidad rural de Ecuador, Bolivia, o Rumanía no es igual a la que tiene otro joven, que haya venido de una ciudad de cualquiera de los países mencionados. Tampoco es igual la condición de adolescente o de joven que provenga de los sectores marginados de la sociedad o de las clases con ingresos económicos medios / altos, sean éstos autóctonos o de origen extranjero. En el momento actual, Madrid está viviendo un proceso de incorporación de distintas juventudes en un contexto muchas veces marcado por discursos y políticas migratorias que, por un lado, “problematizan” el fe-

rimentando importantes incrementos de año en año hasta 2003, momento que su crecimiento se ralentiza. ¿Qué tienen de específico los jóvenes latinos? Los jóvenes latinos provienen de países y sociedades profundamente heterogéneas. La historia colonial y postcolonial que marca cada una de las sociedades de procedencia, constituye “un relato discontinuo, con grietas, imposible de leer bajo un solo régimen o imagen”(*4). Las distintas realidades socio-políticas y culturales que caracterizan países como Ecuador, Colombia, República Dominicana, Argentina o Venezuela, están cruzadas por diferencias que distinguen a sus habitantes: la clase social, la lengua o el bilingüismo (español / lenguas indígenas), presente en algunas comunidades migrantes, las adscripciones étnico-nacionales (andino, mestizo, caribeño, etc.), el género, la religión y un largo etcétera. La experiencia migratoria que muchos están viviendo como jóvenes, está marcada por

(*4) Ver, García Canclini, N.: Diferentes, Desiguales y Desconectados: mapas de la interculturalidad, Gedisa, Barcelona, 2004.

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razones de diversa índole, inestabilidad económica, política, violencia, inseguridad, o falta de oportunidades, que ha llevado a migrar a sus padres y a ellos mismos. Muchos han emigrado siendo muy pequeños o en plena adolescencia, otros son hijos de inmigrantes ya nacidos aquí. Las biografías de cada uno, las experiencias de la vida cotidiana o de tránsito a la vida adulta pueden tener desarrollos y trayectorias diversas debido a la pluralidad de situaciones biográficas y condiciones juveniles de inclusión o exclusión en la sociedad madrileña. Los proyectos migratorios de sus progenitores afectan de manera considerable al proceso de desarrollo vital en el que se encuentran que consiste en la adquisición de capacidades, de aprendizaje e interiorización de unas determinadas normas culturales, de apropiación y acumulación diferencial de las especies de capitales, cultural, económica, social o o simbólica(*5).

“Hablar de ‘jóvenes latinos’ implica primero, subrayar el aspecto principal que es el de ser jóvenes, y segundo el de compartir con las otras ‘juventudes’ no latinas, un momento de transición hacia la vida adulta.” En el caso de muchos, el proceso de “socialización” se lleva a cabo en otro país, el de acogida, sin que se haya tenido en cuenta su propia voluntad. Los jóvenes dejan lo que les era familiar, incluyendo a su escuela, sus amigos de infancia, familiares y allegados en el país de origen y entorno cultural y tienen forzosamente que aprender a descubrir maneras de familiarizarse con una nueva vida en un país que apenas conocen. Los jóvenes latinos componen un colectivo que se reparte por todos los distritos de Madrid sin que despunten lugares con una preferencia especial destacándose cada vez más la presencia de población infantil y juvenil, en el barrio, escuelas, zonas de ocio, canchas de deporte de la ciudad. Por otro lado, están los condicionantes que experimentan a lo largo del proceso de asen-

tamiento e incorporación a la sociedad receptora y que son algunos como veremos a continuación. Realidad Los procesos de incorporación de los jóvenes “latinos” están fuertemente condicionados por factores como la nacionalidad –no es lo mismo ser ecuatoriano que cubano o argentino– y la valoración o percepción social y las categorizaciones imperantes entre la opinión pública en la sociedad de acogida. Hablamos de contextos muy cambiantes según qué nacionalidades, y que van desde una acogida hospitalaria a un clima de recelo por parte de la población autóctona. Los jóvenes, hijos de inmigrantes latinoamericanos, son la descendencia de una inmigración que en un principio estuvo invisibilizada. Se trataba

(*5) Capital o especies de capitales entendidas como una relación social que define la apropiación diferencial y diferenciada por los sujetos del producto socialmente producido. Para los distintos capitales, además del económico, podemos referirnos al “capital cultural que se traduciría como el capital lingüístico, académico o capital escolar, que serían los títulos escolares, un capital social en forma de redes sociales movilizables para la obtención de recursos y un capital simbólico “prestigio social”, etc. Ver a Dávila León, 2004:100, y Martín Criado, 1998:73.

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fundamentalmente de mujeres, dominicanas, peruanas y luego ecuatorianas y bolivianas, que llegaron a España para dedicarse al cuidado de ancianos y niños. La preferencia de las familias madrileñas por este tipo de trabajadoras está muy vinculada a supuestas dotes culturales ligadas a la atención y cuidados y no menos importante, al conocimiento del idioma castellano. Los modos de incorporación o las condiciones de inserción laborales de sus progenitores se han dado en nichos profesionales con menos prestigio social, en trabajos irregulares de largos horarios y sueldos bajos y relaciones subalternas. Los jóvenes procedentes de Latinoamérica están condicionados de algún modo por el capital humano, la estructura familiar y los modos de incorporación de sus familias a la sociedad receptora, (Portes, 2006). El acceso a la vivienda encuentra innumerables obstáculos de orden económico (precios altos, necesidad de ahorrar, mantenimiento de redes sociales y vínculos transnacionales) y un marco discriminatorio que impide el alquiler por razo-

nes de fenotipo, proceden- social cuando los jóvenes cia nacional, xenofobia y “latinos” están presentes racismo. en los espacios públicos. La “sociabilidad”(*6) entre Los jóvenes “latinos” son los jóvenes latinos empieobjeto de una progresi- za a ser objeto de preocuva construcción en los pación de la opinión púmedios de comunicación blica en general y vecinal de masas, de una ima- en particular, asociando gen asociada a compor- negativamente cualquier tamientos anómalos, que acto de carácter público, asocian todos los hechos lúdico, deportivo, o de de la crónica cotidiana so- desencuentro (discusión bre los sudamericanos, a entre jóvenes) como comconductas delictivas o de portamientos potencialamenaza al orden público, mente peligrosos para los por ejemplo, las reunio- ciudadanos o vecinos de nes en los parques, jardi- un barrio. nes o canchas deportivas, y por último, los patrones La circulación de noticias de ocupación y uso de los en los medios de comuniespacios públicos urbanos. cación relacionadas con Se perfila un escenario de actos criminales sobre los estigmatización étnica en grupos de jóvenes “latinos” que la condición de joven ha contribuido al aumento “latino”, y aquí podríamos de la desconfianza del conreferirnos especialmente junto de la sociedad hacia a los jóvenes ecuatorianos estos jóvenes, dificultando y los dominicanos, se con- así un acercamiento a su vierte en “predicción de los realidad, a sus afinidades comportamientos desvia- estéticas, vestimenta o fordos, en el imaginario de la mas de sociabilidad y de opinión pública”, (Palmas, expresión cultural propias. 2005). Las observaciones etnoLa discriminación por ra- gráficas llevadas a cabo en zones de fenotipo (color las investigaciones que el de la piel), de acento o de Observatorio de las Migrala indumentaria se con- ciones y de la Convivencia vierte a priori en marcas Intercultural de la ciudad que despiertan alarma de Madrid (OMCI) ha de-

(*6) “La sociabilidad es definida como la habilidad para mantener y utilizar las redes sociales propias que cada individuo construye en sus diferentes etapas de la vida.” Bourdieu, (1997).

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sarrollado en cuatro barrios de la ciudad capital, indican que los jóvenes en general evitan hablar del tema de las “bandas”. En especial, esta realidad, lo que nombramos pandillas juveniles de carácter violento, las llamadas “bandas latinas”, se hace presente en los discursos tanto de los profesores como en el de los jóvenes. Lo que nos dicen nuestros entrevistados es que los procesos de captación de nuevos miembros se hacen fuera del entorno escolar, porque la vigilancia y la atención sobre este fenómeno tienen en alerta a la comunidad educativa. Las familias en general, extranjeras o autóctonas revelan un miedo que es vivido en relación a sus hijos e hijas, por temor a que sean captados por estos grupos violentos, y esto está generando una impotencia para muchos padres a la hora de afrontar este problema. Sobre la “bandas” propiamente dichas diríamos que, en el caso de la ciudad de Madrid, parecen existir componentes del estilo de vida presentes en

las pandillas juveniles que son violentos y delictivos, y que se detecta una creciente participación de adultos en sus actividades, según la opinión de los cuerpos de policía y otros expertos en seguridad ciudadana, con los cuáles hemos tenido contacto durante el trabajo de campo al que antes aludimos.

tos grupos. Según los informes policiales, los actos atribuidos a las “bandas latinas” son muy minoritarios. Según el Informe del Cuerpo Nacional de Policía, en los 12 meses de 2004 se han registrado 91 casos protagonizados por grupos neonazi y grupos de ultraderecha, que han generado 125 denuncias. De esos 91 casos, se han La constatación de la per- logrado esclarecer 45, lo tenencia a estos grupos que ha supuesto el arresto urbanos juveniles trans- de 113 detenidos. ciende una identificación meramente étnico-nacio- Sobre bandas latinas, el Innal de sus integrantes, una forme del Cuerpo Nacional presencia mixta de jóvenes de Policía y de la Guardia de diversos orígenes tanto Civil recoge que se han reextranjeros como autócto- gistrado 20 casos en todo nos empieza a ser una evi- 2004, de los que se han redencia destacable. suelto 17(*7). La construcción mediática a que se ven El fenómeno de las pandi- expuestos los fenómenos llas juveniles con compor- de la violencia que afectan tamientos violentos necesi- a la juventud en general ta ser tratado con medidas produce efectos perniciosociales y una perfecta sos en la percepción de los coordinación entre las ad- sujetos jóvenes. ministraciones, las familias, la juventud, la comunidad Si añadimos la problemáeducativa y los vecinos y tica que se genera a raíz vecinas de los barrios y la de la presencia de persopolicía de proximidad. El nas de origen extranjero, tratamiento del tema de surgen a menudo explicalas “bandas” exigirá alejar ciones de carácter cultulas ideas preconcebidas ralista que poco aportan a de que los jóvenes latinos la comprensión de dichos están involucrados en es- fenómenos.

(*7) “Movimiento contra la Intolerancia, Informe Raxen”, Racismo, Xenofobia, Antisemitismo e Intolerancia a través de los hechos, nº 17, septiembre 2005, pág. 21.

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En lo que se refiere a la juventud, habrá que estar atento a cómo evolucionan las relaciones juveniles en contextos de diversidad cultural creciente. La juventud de origen extranjero, y en el caso particular la “juventud latina”, vive y comparte los mismos problemas que afectan en general a la juventud autóctona. Sin embargo, la juventud de origen extranjero en general conoce limitaciones añadidas a su desarrollo, por diversos factores que dependen de la situación jurídica de sus familias, los modos de incorporación a la sociedad de acogida (contexto favorable o contexto hostil) y al capital humano que puedan reunir sus familias y hacer uso en forma de redes sociales. Los jóvenes “latinos” cuya proximidad cultural y religiosa con el conjunto de la población podría ofrecer un camino hacia un proceso de integración más exitoso, se encuentran con las mismas dificultades que sufren otros grupos de jóvenes de origen extranjero originarios de la inmigración. Serán necesarios esfuerzos,

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inversión y programas y acciones para atajar las dificultades que experimentan los jóvenes, hijos de inmigrantes por las siguientes razones: adaptación personal a una nueva cultura; familiarizarse con un entorno escolar nuevo y diferente al que conocían; ajustarse a nuevas dinámicas familiares que conlleva la inmigración.

alumnos de origen extranjero, latinos y otros, como puede ser la clase social, el acceso diferenciado a los recursos, condiciones de vivienda o limitaciones de orden jurídico que sufran sus progenitores, el caso claro de muchos de los hijos de inmigrantes, más que con posibles rasgos “culturales” (Barbosa Rodrigues, 2007).

La escolarización de los jóvenes de origen extranjero mayoritariamente en los centros públicos tendrá un efecto negativo en los procesos de socialización y sociabilidad de los jóvenes madrileños. En relación a los centros educativos, existen problemas y conflictos que surgen en estos espacios sociales, pero imperan las medidas preventivas o de corrección que rigen las normas de cada centro educativo.

La acusada presencia de jóvenes de origen extranjero en las escuelas públicas frente a la preferencia de las familias autóctonas por la enseñanza privada y la existencia de criterios poco claros en los centros concertados en la aceptación de alumnado originario de la inmigración podrán a corto plazo contribuir, si ya no lo está haciendo, a una segregación espacial forzada de los jóvenes de origen extranjero, los hijos de inmigrantes y de los jóvenes autóctonos.

Asimismo, nos encontramos con explicaciones de carácter culturalista para expresar situaciones que tienen más que ver con condiciones en las que viven muchos de los

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Desafíos para una convivencia en contextos de multiculturalidad creciente

Por último, decir que es necesario que la terminología que defina o caracterice a los colectivos de jóvenes

“Los jóvenes procedentes de Latinoamérica están condicionados de algún modo por el capital humano, la estructura familiar y los modos de incorporación de sus familias a la sociedad receptora.”

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descendientes de las comunidades migrantes de Madrid no se cristalice en categorías en las cuales no se reconocen sus protagonistas, por ejemplo, “segundas generaciones” o “terceras generaciones”, “latinos” u otras. Es urgente el empleo de una terminología adecuada y que tienda a una normalización del tratamiento en el lenguaje que no cree estereotipos y dé lugar a un trato diferenciado y diferenciador en las actitudes. Si consideramos que los jóvenes son según los enfoques que consideran a la juventud como

actores estratégicos del desarrollo y como “actor[es] protagónico[s] en la renovación permanente de las sociedades”, (Krauskopf, 2000) entonces, podremos concluir que la aportación de la juventud latinoamericana también se está materializando de forma muy positiva en muchos ámbitos de la actual sociedad madrileña. Son necesarios más y mejores recursos para los jóvenes, en el sentido de proporcionarles alternativas de ocio, formación en valores de ciudadanía y en que ellos mismos puedan opinar so-

bre los intereses que les motivan, e integrar de forma sistematizada y negociada sus sugerencias a las políticas públicas dirigidas a este colectivo. Finalmente, es deseable que se proporcionen formas de participación para los colectivos juveniles de los hijos e hijas de inmigrantes que les hagan visibles de forma positiva en la construcción, crecimiento y bienestar económico de la ciudad de Madrid a través de acciones concretas y un compromiso con la igualdad de oportunidades.

Bibliografía • • • • • • • •

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BARBOSA RODRIGUES, F.: “Jóvenes e Inmigración en Madrid: Espacios de Sociabilidad”. Colección de Monografías, nº 3, Serie naranja: Estudios Antropológicos. Edita el Observatorio de las Migraciones y de la Convivencia Intercultural de la Ciudad de Madrid, Área de Gobierno de Empleo y Servicios a la Ciudadanía. Dirección General de Inmigración, Cooperación al Desarrollo y Voluntariado, 2007. BOURDIEU, P.: “Cultural Reproduction and Social reproduction”, en Halsey, A. H. and Jerome Karabel, eds.: Power and Ideology in Education. New York: Oxford University Press, 1977. CANCLINI NÉSTOR, G.: Diferentes, Desiguales y Desconectados: mapas de la interculturalidad, Gedisa, Barcelona, 2004. DÁVILA LEÓN, O.: “Adolescencia y juventud: de las nociones a los abordajes”. Última década, diciembre de 2004, vol. 12, nº 21, p. 38104. Disponible en la World Wide Web: http: // www.scielo.cl/scielo.phpscript=sci (Fecha consulta 23 marzo de 2006). KRAUSKOPF, D.: “Dimensiones críticas en la participación social de la juventudes”, en La participación social y política de los jóvenes en el horizonte del nuevo siglo, Sergio Balardini (comp.), CLACSO, Buenos Aires, 2000. MARTÍN CRIADO, E.: Producir la juventud, Crítica de la sociología de la juventud. Istmo, Madrid, 1998. PALMAS, LUCAS, QUEIROLO: “Entre ciudadanía, discriminación e integración subalterna. Jóvenes latinos en Génova”, en Herrera, G., Carrillo, M., Torres, A. (ed.): La Migración ecuatoriana, transnacionalismo, redes e identidades, FLACSO, Quito, Ecuador, 2005. PORTES, A.: Notas del autor tomadas en el Seminario sobre “Avances Teóricos y Metodológicos en el estudio de segundas generaciones de inmigrantes”, con Alejandro Portes, Universidad de Princeton, Center for Migration and Development, 2006. Lugar de celebración, Universidad de Huelva, Facultad de Ciencias Experimentales, 23 de marzo de 2006, Grupo de Estudios Sociales e Intervención Social.


SECRETARIO GENERAL Eugenio Ravinet

SECRETARIO GENERAL ADJUNTO José Manuel Miguel

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