Revista Iberoamericana DE JUVENTUD NOVIEMBRE 2007
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PRESENTACIÓN JULIÁN DE LOS RÍOS, ROCÍO M. OCAMPO, MARCELA CORREA, TRINIDAD GARCÍA
Oficiales de Programas de la Organización Iberoamericana de Juventud TRIBUNA IBEROAMERICANA
MARIA TERESA FERNÁNDEZ DE LAVEGA Vicepresidenta Primera, Ministra de la Presidencia y Portavoz del Gobierno de España
ENTREVISTA MARTIN HOPENHAYN División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe
PANORAMA CIENTÍFICO JOSE ANTONIO OCAMPO Profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York) ISABEL ORTIZ Asesora Interregional en el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (NuevaYork) BERNARDO KLIKSBERG Asesor Principal de la Dirección Regional del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo para América Latina (NuevaYork) ENRIQUE GARCÍA Presidente Ejecutivo de la Corporación Andina de Fomento (Venezuela) TRINIDAD JIMÉNEZ GARCÍA-HERRERA Secretaria de Estado para Iberoamérica (España) MARÍA ROQUEBET LEÓN Ministra de Desarrollo Social (Panamá) SERGIO FAJARDOVALDERRAMA Alcalde de Medellín (Colombia) REGINA NOVAES Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones (Brasil) MÓNICA SANCHEZ GIRAO Consultora Internacional.Asesora para el Ministerio de Justicia (Perú)
REPORTAJE JULIO PUJOL Prefectura Municipal de Porto Alegre (Brasil)
JUVENTUD Y COHESIÓN SOCIAL
Revista Iberoamericana DE JUVENTUD
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SECRETARIO GENERAL Eugenio Ravinet
SECRETARIO GENERAL ADJUNTO José Manuel Miguel
DIRECTOR DE ESTUDIOS Paul Giovanni Rodríguez N.
EDICIÓN Y REDACCIÓN Julián de los Rios, Rocío M. Ocampo, Marcela Correa, Trinidad García, Carolina Sánchez
MAQUETACIÓN Y DISEÑO GRÁFICO Eduardo Marín Delgado Danigram
IMPRESIÓN DISTRIBUCIÓN Y SUSCRIPCIÓN Secretaría General de la Organización Iberoamericana de Juventud Paseo de Recoletos, 8 28010 Madrid –España Teléfonos: (+34) 913 690 350 – 913 690 285. Fax: (+34) 915 775 039 E-mail: oij@oij.org
NOTA DE LA REDACCIÓN Las opiniones expresadas por los autores y las personalidades entrevistadas en esta revista no responden necesariamente a la posición oficial de la Organización Iberoamericana de Juventud. La responsabilidad de las mismas compete exclusivamente a sus autores. Queda autorizada la reproducción total o parcial de los contenidos de esta Revista, siempre y cuando quede citada la fuente.
Revista Iberoamericana DE JUVENTUD
JUVENTUD Y COHESIÓN SOCIAL
UMARIO
Sumario PRESENTACIÓN JULIÁN DE LOS RÍOS, ROCÍO M. OCAMPO, MARCELA CORREA, TRINIDAD GARCÍA 2ÀFLDOHV GH 3URJUDPDV GH OD 2UJDQL]DFLyQ ,EHURDPHULFDQD GH -XYHQWXG
TRIBUNA IBEROAMERICANA
MARIA TERESA FERNÁNDEZ DE LA VEGA 9LFHSUHVLGHQWD 3ULPHUD 0LQLVWUD GH OD 3UHVLGHQFLD \ 3RUWDYR] GHO *RELHUQR GH (VSDxD
ENTREVISTA
MARTIN HOPENHAYN 'LYLVLyQ GH 'HVDUUROOR 6RFLDO GH OD &RPLVLyQ (FRQyPLFD SDUD $PpULFD /DWLQD \ (O &DULEH
PANORAMA CIENTÍFICO
JOSE ANTONIO OCAMPO 3URIHVRU GH OD 8QLYHUVLGDG GH &ROXPELD 1XHYD <RUN
ISABEL ORTIZ $VHVRUD ,QWHUUHJLRQDO HQ HO 'HSDUWDPHQWR GH $VXQWRV (FRQyPLFRV \ 6RFLDOHV GH ODV 1DFLRQHV 8QLGDV 1XHYD <RUN
BERNARDO KLIKSBERG $VHVRU 3ULQFLSDO GH OD 'LUHFFLyQ 5HJLRQDO GHO 3URJUDPD GH 1DFLRQHV 8QLGDV SDUD HO 'HVDUUROOR SDUD $PpULFD /DWLQD 1XHYD <RUN
ENRIQUE GARCÍA 3UHVLGHQWH (MHFXWLYR GH OD &RUSRUDFLyQ $QGLQD GH )RPHQWR 9HQH]XHOD
TRINIDAD JIMÉNEZ GARCÍA-HERRERA 6HFUHWDULD GH (VWDGR SDUD ,EHURDPpULFD (VSDxD
MARÍA ROQUEBET LEÓN 0LQLVWUD GH 'HVDUUROOR 6RFLDO 3DQDPi
SERGIO FAJARDO VALDERRAMA $OFDOGH GH 0HGHOOtQ &RORPELD
REGINA NOVAES ,QYHVWLJDGRUD GHO &RQVHMR 1DFLRQDO GH ,QYHVWLJDFLRQHV %UDVLO
MÓNICA SANCHEZ GIRAO &RQVXOWRUD ,QWHUQDFLRQDO $VHVRUD SDUD HO 0LQLVWHULR GH -XVWLFLD 3HU~
REPORTAJE JULIO PUJOL 3UHIHFWXUD 0XQLFLSDO GH 3RUWR $OHJUH %UDVLO
PRESENTACIÓN de la revista
PR3 U H V H Q W D F L ESENT y QACI La
década de los noventa marcó el inicio de importantes reformas institucionales en los gobiernos iberoamericanos, caracterizadas en particular por la creación de los Organismos Oficiales de Juventud en la mayoría de los países, al igual que el fortalecimiento de plataformas juveniles, lo que ha llevado a que los jóvenes y la juventud entren a formar parte de las diversas agendas gubernamentales e intergubernamentales. De esta forma, las acciones de los gobiernos, de los organismos internacionales y, en general, de la sociedad civil cada vez incluyen la categoría y la noción de jóvenes y juventud como elementos en el desarrollo de las democracias modernas. Paulatinamente se vislumbra un compromiso en todas las esferas de la sociedad por interiorizar la necesidad de trabajar concretamente con y para este grupo poblacional, reconociéndolo por sus características específicas. Aun así, quedan muchos retos por asumir en las sociedades Iberoamericanas, principalmente aquellos que tienen los responsables de políticas públicas y los representantes políticos para responder de manera eficaz ante este grupo poblacional, especialmente porque la juventud tiene una complejidad agregada debido a sus necesidades y exigencias específicas. En la actualidad, los gobiernos iberoamericanos se han planteado la necesidad de promover la cohesión social como un medio que lleve al desarrollo económico y social de la región, siguiendo la experiencia llevada a cabo en la II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Consejo de Europa, en Estrasburgo (1997), cuando se planteo la cohesión social como “una de las principales necesidades a lo largo de Europa y (…) un complemento
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esencial de la promoción de los Derechos Humanos y la dignidad” 1. A pesar del origen y la trayectoria que ha tenido este concepto, actualmente se enfoca al contexto Iberoamericano, ya que relaciona el crecimiento económico y sostenido de los Estados de la región, con las políticas públicas sociales que responden ante las necesidades de la población civil. De igual manera, es un escenario que permite potenciar la cooperación e integración entre los Estados y las sociedades, permitiendo así el fortalecimiento de las identidades nacionales y por ende la iberoamericana. Las condiciones socioeconómicas en Iberoamérica presentan una complejidad particular, se caracterizan por sus altos índices de pobreza, de exclusión social y de discriminación, como también por su diversidad, el empuje y lo joven de su población. Estos factores generan grandes retos en la sociedad civil y en las instancias gubernamentales con el fin de que se tomen acciones concretas para resolver estas debilidades y amenazas, y así potenciar las fortalezas y oportunidades como parte del proceso de consolidación de la cohesión social en Iberoamérica. En este sentido, es indispensable que se contemple a los jóvenes y a la juventud como agentes de cambio colectivo en los ámbitos nacionales y regionales. ¿Por qué son los jóvenes cruciales en el proceso de Cohesión Social en Iberoamérica?
La realidad poblacional y demográfica iberoamericana demuestra que la población juvenil representa el 18%2 de la población total. De igual manera, en las últimas décadas los jóvenes en la región han tenido un mayor acceso a la educación primaria, lo que representa casi el 90%3 de alfabetización. Adicionalmente, y es de resaltar, que la voluntad de participación social juvenil cada vez es más visible, situación que se ve reflejada en el aumento del voluntariado, en el auge de las organizaciones y asociaciones formales y no formales encausadas hacia la reivindicación de sus necesidades y exigencias, en distintos ámbitos como son las identitarias, medio ambientalistas, comunitarias, globales, educacionales, entre otras. A pesar que la incidencia en los espacios gubernamentales es baja, ésta se encuentra en un momento de aumento paulatino. Esto, se demuestra en la apertura de nuevos espacios de participación política en los países de la región tales como son los consejos de juventud y de cultura, en los cuales se reúnen diversas plataformas juveniles que buscan incidir en las políticas públicas de juventud. Lo anterior demuestra que ciertas características negativas que se han asociado a los jóvenes, como la apatía, la falta de participación o el desinterés por temas sociales, no
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Declaración Final de la II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Consejo de Europa, Estrasburgo, 1997. “social cohesion is about the capacity of society to ensure the welfare of all its members, minimising disparities and avoiding polarisation” 2 Elaboración propia basándose en datos estadísticos de población de la UNSTAT de Naciones Unidas, y del Servicio de Estudios del Ministeriode Finanzas de Andorra. 3 Informe de la CEPAL y OIJ “La Juventud en Iberoamerica. Tendencias y Urgencias”, 2004, Santiago de Chile.
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PRESENTACIÓN de la revista
tienen un asidero completamente real. En Iberoamérica, se pueden reconocer procesos y espacios donde los jóvenes han sido protagonistas de su propio desarrollo y de la generación o mejora de políticas públicas que los implican directamente, La inclusión de los jóvenes en los procesos de formulación de la legislación nacional de Juventud de algunos países es un claro ejemplo de los espacios políticos. Se plantea así, como un nuevo desafío, encarar el concepto de juventud desde una perspectiva más positiva, entendiendo y reflexionando sobre los cambios que se han producido en las últimas dos décadas en la región y que han afectado a toda la sociedad, incluyendo a los jóvenes. Actualmente, el estigma negativo o la asociación de adjetivos descalificativos que se han relacionado con la juventud, sólo han servido como un obstáculo en el proceso de empoderamiento e identificación propia de los jóvenes, lo que ha impedido de alguna manera que se consoliden colectivos juveniles activos y dinámicos. En este sentido, y considerando dicotomías como inclusión/exclusión o pertenencia/marginación, los jóvenes han aprovechado los espacios de participación y de opinión, manteniendo una visión global de la sociedad de la que son parte y haciendo hincapié en conceptos como la solidaridad, la justicia y la equidad, entre otros; todos ellos vinculados al concepto de cohesión social. Por lo tanto, los jóvenes se muestran como gestores y promotores de la misma, como un grupo importante a considerar en Iberoamerica, que desarrolla y trabaja hacia la consolidación de este fin. Aún así, es erróneo incurrir en la percepción que en los jóvenes recae la responsabilidad y opción de que el proceso de Cohesión Social sea fructífero. Cada grupo poblacional debe asumir distintos roles en este proceso, y en este caso los jóvenes y la juventud iberoamericana deben generar, fortalecer y consolidar espacios y mecanismos dentro de la sociedad civil, a través de la integración y cooperación entre los distintos colectivos de la juventud así como con otros tipos de agentes colectivos protagonistas de este proceso. Hay que recalcar que los jóvenes cuentan con unos derechos y deberes que deben ponerse en práctica, donde se resalta sin lugar a dudas la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, como el único tratado internacional que vela por los Derechos Humanos de la juventud iberoamericana. El reto radica en que se potencien los colectivos juveniles, donde se destacan las plataformas nacionales y regionales de juventud, con el fin de que los jóvenes amplíen su horizonte y trasciendan sus fronteras. Es importante que los Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica se articulen con los jóvenes y la juventud en el marco de la referida Convención con el fin de que se consoliden colectivos juveniles y se genere la transversalización de la juventud en todas las políticas públicas.
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Una política de ciudadanía para el Siglo XXI MARIA TERESA FERNÁNDEZ DE LA VEGA Vicepresidenta Primera, Ministra de la Presidencia y Portavoz del Gobierno de España María Teresa Fernández de la Vega es magistrada y ha sido vocal del Consejo General del Poder Judicial. En su actividad política, siempre vinculada al PSOE, ha desempeñado los cargos de Directora del Gabinete del Ministro de Justicia, Secretaria de Estado de Justicia, diputada nacional, Secretaria General del Grupo Parlamentario Socialista y, desde 2004, Vicepresidenta Primera, Ministra de la Presidencia y Portavoz del Gobierno que preside José Luís Rodríguez Zapatero.
Cuando
escribo estas líneas quedan pocas semanas para que dé comienzo en Santiago de Chile la XVII Cumbre Iberoamericana. Una cumbre cuyos debates van a estar centrados en la cohesión social. Permítanme los lectores que, en primer lugar, exprese mi satisfacción y mi agradecimiento a los editores de la Revista Iberoamericana de Juventud por darme la oportunidad de aportar mi punto de vista sobre tan relevante asunto y hacerlo además con y para los jóvenes, los auténticos dueños del futuro de todos nuestros países.
Un gran pensador y humanista español, Juan Luís Vives, escribió que “desterrada la justicia, que es vínculo de las sociedades humanas, muere también la libertad, que está unida a ella y vive por ella”. Creo que, efectivamente, existe un vínculo vital entre libertad y justicia, creo que la libertad muere sin la justicia, y creo que no hay justicia sin cohesión social. Y es que no cabe duda de que la cohesión social es una de las piedras angulares de la democracia, el gran elemento estabilizador de va, la clave de bóveda que debemos construir para hacer frente a los retos del nuevo siglo.
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Todos los países están avocados a ello. La propia comunidad internacional es hoy consciente de que nuestro mundo no puede permitirse unos desequilibrios tan desorbitados como los que actualmente sufre. Ya no. La misma globalización que ha hecho del planeta una sola comunidad humana ha mostrado con claridad a los ojos de sus ciudadanos la profundidad y radical injusticia de la brecha que separa a los más pobres de los más ricos. Sin duda, la cohesión se ha convertido en la gran asignatura pendiente de nuestro mundo. También para nosotros, para la comunidad iberoamericana, es la cohesión social uno de los grandes retos. Sobre todo porque, a pesar del importante crecimiento económico que Latinoamérica viene registrando a lo largo de los últimos años, superior al 4%, no se ha conseguido aminorar la brecha de la desigualdad, sino que, lamentablemente, se ha profundizado, y con ello ha quedado manifiestamente claro que crear riqueza, siendo necesario, no es suficiente para dar respuesta al déficit de cohesión social que nos aqueja. Entre las consecuencias directas y evidentes que esta situación tiene para las sociedades iberoamericanas, me gustaría abordar en estas páginas una que considero crucial para nuestra salud democrática y en la que el papel de los jóvenes ha de ser, además, fundamental. Me refiero a la falta de confianza en las instituciones. Es preciso valorar en su justa medida la importancia de haber conseguido consolidar el sistema democrático en la región. De hecho, se trata de un fenómeno histórico sin precedentes en Iberoamérica: por primera vez, y pese a las enormes diferencias entre países, prácticamente toda la región comparte un mismo régimen político, la democracia. De hecho, si atendemos a los resultados del Latinobarómetro, veremos que la democracia encuentra un apoyo masivo y creciente entre
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la ciudadanía. Hoy, tres de cada cuatro ciudadanos la consideran “el mejor sistema de gobierno”, mientras que a comienzos de esta década sólo sostenía esa opinión algo más del cincuenta por ciento.
Creo sinceramente que el camino hacia esa profundización de la democracia, hacia el necesario fortalecimiento institucional y político, debe ir de la mano de una reducción de las desigualdades y un fortalecimiento de la cohesión social. La democracia se encuentra por tanto bien asentada entre la ciudadanía iberoamericana y podemos estar satisfechos de que las formulas antidemocráticas ya sólo encuentren su sitio en el oscuro y viejo baúl de los malos recuerdos. No obstante, pese a que la sociedad valora la democracia como sistema, el nivel de confianza en las instituciones y actores políticos, en los agentes e instituciones que la materializan, sigue manteniéndose en niveles muy bajos. El informe del PNUD sobre “La democracia en América Latina” habla a este respecto de la existencia de un desencanto en la democracia más que con la democracia y apunta muy acertadamente que los problemas en democracia se resuelven con más democracia. Es decir, profundizando la democracia. Creo sinceramente que el camino hacia esa profundización de la
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democracia, hacia el necesario fortalecimiento institucional y político, debe ir de la mano de una reducción de las desigualdades y un fortalecimiento de la cohesión social. Y es que la democracia se basa en la igualdad. No puede haber democracia si no existe igual respeto y sentido de la dignidad para cada uno de los ciudadanos. Todas las democracias están obligadas a combatir la exclusión social, a promover la integración, a impedir que en su seno haya ciudadanos de segunda clase. En Iberoamérica, profundizar la democracia supone hoy dar el paso hacia unas sociedades más inclusivas. Una vez conseguida y asentada la ciudadanía política, el gran reto al que debemos hacer frente es el de la consolidación de la ciudadanía social. Y el instrumento más eficaz para conseguirlo, para promover la igualdad, la inclusión, la cohesión, es sin duda el Estado. Un Estado en el que hay que creer, y para ello ha de merecer ser creído, y un Estado que debe actuar. Un Estado que debe ser visible, que debe llegar a todos los ciudadanos, atender sus demandas, satisfacer sus necesidades, generar ilusión y confianza, que coloque a la ciudadanía en la centralidad de las instituciones.
Para ello son necesarias políticas de carácter social; acciones decididas a favor del acceso universal de los ciudadanos a unos servicios y bienes que hay que considerar esenciales: la sanidad, la educación, la vivienda, el empleo, la protección social o la seguridad personal. Todos estos elementos hacen de los habitantes de un país auténticos ciudadanos, los defienden de la exclusión social y hacen posible la realización personal de cada uno de ellos. En definitiva, hacen posible su libertad, su capacidad de elegir el propio destino. Pero, en paralelo, también son necesarias políticas que eleven la eficacia de los Estados. En este sentido, y más allá de mejorar las capacidades técnicas y políticas de las administraciones públicas, cosa que es también muy deseable, es preciso plantearse como objetivo fundamental acrecentar la calidad democrática, fortalecer el concepto de ciudadanía, ampliar los espacios de participación democrática, elevar la transparencia y el control de los poderes públicos. Sólo de ese modo es posible elevar la eficacia del Estado a la hora de atender las necesidades de los ciudadanos y, con ello, su sentimiento de pertenencia a un proyecto de convivencia común.
Creo que existe un consenso general en considerar que la prioridad en esta actuación debe ser la de reducir la elevada desigualdad que la región registra en la distribución de la riqueza, garantizando un umbral mínimo de oportunidades a todas las personas. Una sociedad justa debe atender las necesidades de los menos favorecidos, de aquellos que se ven expropiados por la pobreza y la exclusión social de su legítimo derecho a vivir una vida digna y plena. Banco de imágenes del Ayuntamiento de Porto Alegre
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Fortalecer el Estado, fortalecer la ciudadanía y unir a ambos mediante un canal permanente de comunicación y confianza es una tarea que requiere de toda nuestra atención y de toda nuestra voluntad. No debemos correr el riesgo de que el escepticismo, el desprecio de la política y la desconfianza hacia las instituciones cundan precisamente entre aquellos que, como los jóvenes, han de hacerse cargo del futuro de nuestras naciones. Los jóvenes son, por otra parte, los que más expuestos se hallan a una de las lacras que se asocian a las situaciones de desigualdad, pobreza y desestructuración social: la delincuencia. La delincuencia es un problema que tiene la doble virtualidad de ser en buena parte resultado de la ingobernabilidad y de provocar a su vez más ingobernabilidad. La debilidad institucional facilita la delincuencia y a su vez un alto nivel de delincuencia y de inseguridad erosiona la capacidad de gobernar de las administraciones. Se trata de un círculo vicioso en el que muchos jóvenes pierden la esperanza, la posibilidad de un futuro provechoso e incluso la propia vida. Ciertamente, no podemos permitírnoslo. En mi último viaje por diversos países de Iberoamérica, tuve la oportunidad y la fortuna de poder encontrarme con varios grupos de jóvenes cuyo empuje, inteligencia e ilusión por el futuro me impresionó vivamente. En Guatemala visité el Colegio Puente de Belice, donde estudian chicos y chicas que han tenido el valor de decir no o de escapar de las llamadas “maras”, algo que a no pocos les ha costado la vida. Hablar con estos adolescentes fue para mí una lección de valor, de lucidez y de compromiso. Ellos conocían muy bien la importancia de contar con una buena formación, la necesidad de realizar un esfuerzo personal para enfrentar el futuro con el bagaje adecuado y desde el seno de la sociedad, no en sus márgenes.
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También en Tegucigalpa, en la Escuela Daniel Casco, mantuve una conversación realmente esperanzadora con niños y niñas que formaban parte del Consejo escolar del centro. Uno de ellos pensaba en el futuro ser abogado. Le dije que también yo lo era y me respondió:“Entonces seremos colegas”. La niña que presidía el Consejo, por su parte, declaró con gran seguridad que de mayor quería ser presidenta de Honduras. Me maravillaron su confianza en el futuro, su sana ambición, su visión positiva de un mundo que tantas veces decepciona. Los responsables políticos estamos obligados a no hacerlo, a no frustrar sus justas esperanzas, y para ello tenemos muchísimo que hacer. Hay que invertir decididamente en esos niños y jóvenes, hay que invertir en formación, hay que invertir en institucionalidad y en cohesión, porque con ello invertimos en un futuro mejor para todos. No me cabe duda de que la próxima cumbre iberoamericana de Santiago va a aportar ideas y estrategias muy valiosas para desarrollar esas políticas que tan necesarias son en nuestra comunidad. No me cabe duda de que los gobiernos van a comprometerse en la implementación de nuevas líneas de acción a favor de la igualdad y el fortalecimiento de la ciudadanía que hemos llamado social. Con el fin de atender las necesidades y expectativas de los jóvenes iberoamericanos, deberemos hacer un esfuerzo especial para promover el acceso a la educación, en su sentido más amplio, y la inserción laboral. También hemos de ser capaces de transmitirles confianza en el sistema democrático, hacerles comprender que la única receta posible para solucionar los males de la región es la de la democracia, y que contra los problemas que puedan surgir sólo hay una solución: profundizar la democracia, completar la ciudadanía política con la ciudadanía social. Es importante en este aspecto que en la educación que estos jóvenes reciben se
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y ocuparse de lo público, es tener en cuenta los intereses de los demás, es concertar y cooperar para alcanzar objetivos que nos benefician a todos. Por eso es necesario el compromiso para reivindicar la política. Para reivindicar la grandeza de la política, que no es otra cosa que la suma de fuerzas individuales para alcanzar fines colectivos. Es necesaria la política para trabajar por el bienestar, la igualdad y la libertad de nuestros conciudadanos.
transmitan, no sólo conocimientos y habilidades, sino también valores de ciudadanía, valores democráticos y de ética social que afiancen su civismo, que les muestren la política en su justa dimensión, la de una actividad noble y al servicio de la sociedad frente a los ejemplos de mal desempeño que la realidad pueda poner ante sus ojos, y que fomenten su participación en el debate y en la vida pública. Esto último lo considero especialmente importante, vital. En estos tiempos de hoy hace falta mucho coraje, mucho compromiso para denunciar la injusticia, para trabajar por acabar con ella, pero hace falta también saber que en esa tarea el único cauce posible es el de la democracia, el del contraste plural de ideas y posiciones, el cauce de la palabra y la acción política y social. Porque a pesar de los que se empeñan en denostar la imagen de los políticos, -y hemos de reconocer que algunos lo hacen con su propio comportamiento dentro de la política- existen miles de ciudadanos que se esfuerzan porque la “cosa” pública, los asuntos públicos que nos afectan a todos, sean de verdad de todos y para todos. Eso es vivir en democracia, preocuparse
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La política se nutre de esperanza y de pasión por cambiar las cosas para que la gente viva mejor o más urgente todavía, para que en algunos lugares, sencillamente viva. Y esa pasión, esa esperanza no hay nadie que la pueda aportar mejor que los jóvenes. Los jóvenes son hoy, en todo el mundo, los primeros en poner en la agenda política los grandes desafíos a los que debemos hacer frente; los primeros en reivindicar una agenda proactiva a favor del desarrollo social y la cooperación internacional; los primeros en promover los ideales de justicia, paz y solidaridad para todos los países del mundo. Para seguir teniendo ese papel, deben seguir creyendo en la política como servicio a la ciudadanía, como instrumento de progreso y avance social, como fuente de enriquecimiento colectivo. Hanna Arendt lo describió de manera magistral: “Nadie puede ser feliz –dijo- sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz o libre sin implicarse y formar parte del poder público”. No hay política sin la participación de todos en lo que nos es común. Eso, y no es poco, es aquello para lo que los jóvenes deben prepa-
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“Nadie puede ser feliz sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz o libre sin implicarse y formar parte del poder público”. Hanna Arendt rarse, y deben hacerlo con el apoyo decidido de la sociedad y de los gobiernos.
la política, es lo que cohesiona la convivencia democrática.
Dicen que hoy vivimos un mundo cada vez más individualizado en el que las referencias a lo público se difuminan ante la prioridad de lo individual, en el que los individuos se han volcado en una especie de ensimismamiento privado desentendiéndose progresivamente de la suerte de los demás, de los proyectos colectivos.
Si los derechos de las personas son universales, también universales deben ser las oportunidades. Conseguirlo debe ser nuestra principal tarea. Una tarea vigente y urgente para todos los que creemos en la dignidad de las personas, para todos los que creemos en el derecho indeclinable de todo hombre y toda mujer a poder vivir su vida.
Yo nunca he compartido ese análisis. Creo firmemente que las grandes cosas de la vida sólo podemos abordarlas si actuamos conjuntamente. Y el medio con el que contamos para lograrlo es la política. Sólo desde la política y desde el compromiso político podemos plantearnos cuestiones como qué sociedad queremos construir y el modo de alcanzar en ella un mayor equilibrio. Frente a la resignación creo en nuestra capacidad para hacernos con las riendas de nuestro destino, para construir un mundo más justo; frente a la privatización y el desierto público, creo que las personas sólo se desarrollan plenamente como ciudadanos, con conciencia de lo que une, con espíritu cívico. Y sobre todo creo en la capacidad de las personas para ponerse en el lugar del otro y pensar qué es lo mejor para todos. Ese sentimiento básico de empatía cívica es la materia prima de
Esta es la política ganadora en el siglo XXI, la que tiene en su centro a los ciudadanos. Porque cuando un país confía su futuro en los hombros de los hombres y las mujeres que lo integran, de todos sin excepciones, ese país está mejor capacitado para afrontar los retos del porvenir. Por eso yo estoy convencida de que la próxima Cumbre de Santiago de Chile va a fijar un hito importantísimo en el esfuerzo de las naciones iberoamericanas por lograr una mayor cohesión social. Con la colaboración de todos, y muy especialmente con el compromiso y el empuje de los jóvenes, vamos a iniciar un nuevo y más concurrido camino hacia la igualdad y la justicia social y contra la exclusión y la discriminación. No será tarea de un día ni de dos, pero con cada paso que demos mejorará la vida de muchas personas y mantendremos viva la esperanza de otras muchas. A ellas nos debemos los responsables públicos.
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ENTREVISTA Martin Hopenhayn
“Cohesión Social” MARTIN HOPENHAYN División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe Martín Hopenhayn, ensayista
París VIII en 1979. Ha sido profesor de la Universidad de Chile y Universidad Diego Portales en Chile, ha trabajado en organismos no gubernamentales, y desde 1989 es investigador de la División de Desarrollo Social de la CEPAL , de donde también ha sido Director. Ha publicado diversos artículos y 10 libros, entre los que destaca “Ni apocalípticos ni integrados: aventuras de la modernidad en América Latina” (Fondo de la Cultura Económica , Santiago y México, 1994, 1996 y 2004).
Uno de los problemas para abordar el tema de para dicho concepto. En este sentido, ¿cuáles cree que son las variables clave que debe incluir este concepto? ¿Cuál podría ser la relación de estas variables con la juventud Iberoamericana? La noción de cohesión social retorna hoy a la agenda política preñada de diversas connotaciones. Por un lado el Consejo de Europa remite la cohesión social a “la capacidad de una sociedad para asegurar el bienestar de todos sus miembros, minimizar las disparidades y evitar la polarización. De este modo el Estado de Bienestar aparece como el referente que los miembros de la sociedad valoran lo suficientemente como para aceptar un pacto social, y un pacto fiscal,
en virtud del cual se realizan significativas transferencias de los activos a los pasivos, de los que tienen más a los que tienen menos, de los adultos a los menores y a los ancianos. hesión adquiere otros sentidos asociados a urgencias propias de un desarrollo excluyente: urgencia de gobernabilidad democrática ante la agudización de brechas salariales y sociales, la dispersión de intereses y demandas, la volatilidad del crecimiento económico, la crisis del mundo laboral, y las consecuencias de la mayor individuación cultural de la nueva fase de modernización. En este escenario, la invocación puede ser tanto nostálgica (la “comunidad perdida”) como propositiva (“¿qué hacer?”).
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DIVISIÓN DE DESARROLLO Además, como la juventud tiene nuevas formas de organización colectiva, nuevas motivaciones de adhesión a causas colectivas y lenguajes que resultan más crípticos, en términos comunicacionales, con el resto de la sociedad.
En la medida que la cohesión social tiene una carga semántica acumulada en que se cruzan el sentido de pertenencia con la integración social, es posible aprovechar dicha carga para plantear la cohesión en la dialéctica entre la lógica sistémica y la lógica de los actores. Dicho de otro modo, la cohesión alude tanto a las disposiciones individuales como a la oferta de la sociedad para incluir a los individuos en la dinámica del progreso y el bienestar. En la cohesión se afinca el sentido mismo de la ciudadanía, como disposición a participar en los asuntos públicos (dimensión republicana de la ciudadanía) y como acceso a niveles de bienestar propios de un orden justo (dimensión social de la ciudadanía); como compromiso con la democracia y el Estado de Derecho, y como protección y respeto efectivos desde la democracia y el Estado hacia todos.
En este marco creo que la juventud constituye hoy el punto más álgido en los problemas de cohesión social, por cuanto padece una brecha de expectativas inusual que merma su sentido de integración social y de sentido de pertenencia. Son los jóvenes quienes ostentan mayor educación pero menor acceso al empleo, más información pero menos acceso a instancias consagradas de poder y delibaración públicas, gran nivel de consumo simbólico pero bajas opciones de autonomía material, entre otras cosas. Estas brechas dificultan sus procesos vitales de individuación. Además, como la juventud tiene nuevas formas de organización colectiva, nuevas motivaciones de adhesión a causas colectivas y lenguajes que
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resultan más crípticos, en términos comunicacionales, con el resto de la sociedad.
Por otra parte los mecanismos consagrados de integración social por medio de los cuales una generación joven se hace adulta, autónoma y productiva, hoy tienen sus eslabones erosionados. El tránsito de la educación al empleo (o del desarrollo de capacidades al ejercicio de oportunidades) es particularmente difuso, toda vez que la juventud tiene, en promedio, más capital humano que los adultos (salud y educación), pero más trabado su acceso al empleo conforme a dicho capital humano. También el tránsito del hogar parental al hogar propio se hace más problemático cuando se ob-
ENTREVISTA Martin Hopenhayn
serva cómo se dilata la edad promedio de emancipación de los y las jóvenes, lo que tiene relación con la falta de empleo, la necesidad de mayor educación, el mayor costo de la vivienda urbana, e incluso la creciente disociación entre autonomía moral y autonomía material en la subjetividad de los y las jóvenes.
¿Cuál es el rol o compromiso que asumen las Organizaciones Internacionales, y en general, la Comunidad Internacional, frente al proceso de cohesión social?
O SOCIAL Tras la preocupación difundida por la juventud creo que late una preocupación común y compartida, a saber, la de la viable o no continuidad en la reproducción social y cultural de nuestras sociedades nacionales. Precisamente es tan fuerte la brecha generacional de valores, aspiraciones y esquemas cognitivos, que la pregunta por la recreación (o no) de la cohesión social a futuro se hace urgente y apremiante: ¿hay riesgo de un hiato irremontable en la reproducción cultural por efecto de estas transformaciones en la subjetividad, las prácticas cotidianas y el imaginario de las juventudes actuales?
Creo que la cohesión social es un desafío que sobre todo se juega en los espacios nacionales, en la medida en que la sociedad nacional es el ámbito histórico todavía vigente dentro del cual se dan las principales relaciones entre actores, las opciones de inclusión social, la adhesión o rechazo a instituciones, el sentido de solidaridad expandido, etc. Sin embargo, la globalización coloca en el ámbito de la comunidad internacional y de las organizaciones internacionales un lugar de fiscalización, por una parte, y de difusión de un imaginario democrático, centrado en Derechos Humanos, que mal que mal se desglosa en tareas, desafíos y políticas. Cultura de la paz y la tolerancia, sentido de la solidaridad y la igualdad, respeto a la diferencia cultural pero a la igualdad de derechos, ciudadanía activa, adhesión a valores universales propios del Estado de Derecho y de la democracia, son algunas de las banderas que flamean en esta especie de comunidad (real o imaginada) que cruza fronteras y va influenciando la opinión pública en distintos lugares. En este sentido, si la cohesión social es una tarea pendiente cuyos dos ejes son la inclusión social y la adhesión a valores e instituciones de la modernidad democrática, entonces coincide con el tipo de abogacía que ejercen, a escala global, la comunidad internacional y las organizaciones internacionales. El Estado como aparato institucional tiene responsabilidades sociales que son insoslayables en el proceso de cohesión social en Iberoamérica. ¿Qué factores ayudarían a superar la falta de participación social y la escasa confianza en las instituciones? ¿Qué papel tienen o deben desempeñar los diversos organismos de juventud de la región para contribuir al proceso de cohesión social?
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Por supuesto que el Estado tiene mucho que hacer respecto de la cohesión social. Para promover la participación social y la confianza en las instituciones debiera, entre otras cosas, plantearse con más fuerza involucrar a los beneficiarios de las políticas y programas sociales en la gestión y evaluación de los mismos; promover pactos sociales entre múltiples actores que respalden, a su vez, pactos fiscales que impriman mayor énfasis redistributivo y solidario a la política pública; contar con estrategias comunicacionales, aprovechando la llegada tan fuerte de los medios, para mostrar que se preocupa de manera auténtica por el profesionalismo del servidor público, la transparencia de las instituciones, la ecuanimidad de la justicia y la situación de los grupos más vulnerables. También tiene que hacer un especial esfuerzo en la justicia y el sistema judicial para que la gente vaya percibiendo que es una justicia a la que todos tienen acceso y de la que nadie se escapa. Los partidos y el parlamento, que por definición son las instituciones que representan y agregan demandas, deben adecuarse a la creciente diversificación de demandas y aspiraciones, de grupos y de intereses, propios de una sociedad cada vez más compleja.
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¿Qué papel tienen o deben desempeñar los diversos organismos de juventud de la región para contribuir al proceso de cohesión social? Y en cuanto a organismo de la juventud, creo que su contribución es doble, hacia adentro del Estado y aparato público, y hacia fuera con la propia juventud. En el primer caso, es fundamental que realmente los organismos de juventud tengan suficiente autoridad política para transversalizar los ministerios y las políticas sectoriales, a fin de imprimirle a la política de empleo, educación, vivienda, familia, seguridad social y salud, un componente que permita llegar mejor a los y las jóvenes, para que éstos puedan recuperar algo de la confianza perdida en las instituciones y se sientan reconocidos en los esfuerzos de la política pública. En el segundo caso, los organismos de juventud debieran pensar cómo llegar con mayor fuerza a la juventud. Es un caso especial de un organismo que a la vez que es del Estado, trata de relacionarse empáticamente y “desde dentro” con su principal “cliente”, a saber, la juventud. Esto suele crear mucho ruido comunicacional entre el prestador y el cliente, por decirlo en términos mercantiles (tómese como una metáfora). Creo que todavía hay, en ese sentido, un problema
ENTREVISTA Martin Hopenhayn
de lenguaje que permita que la juventud se sienta reflejada e interpretada por su más claro correlato en el Estado, que debiera ser el organismo de juventud. Me parece que en este sentido es fundamental el acercamiento de los organismos de juventud del gobierno central a los gobiernos locales, que es dónde se puede dar más el cara a cara, la política en la calle y en la plaza, los espacios que los jóvenes usan para hacer vida pública. El bajo crecimiento económico y las altas tasas de empleo informal en la región son factores que favorecen la desigualdad y -por tanto-, la exclusión social en los jóvenes de los países de América Latina y el Caribe. Ante esta situación, ¿es posible que la juventud pueda participar de forma activa dentro de los procesos de cohesión social? Es cierto que el bajo crecimiento y sobre todo la volatilidad económica, así como el alto desempleo y los persistentes niveles también altos de desigualdad e informalidad laboral, horadan la cohesión social. Pero no son fenómenos privativos de los jóvenes.
Básicamente los efectos negativos del pobre desempeño económico, desde la crisis de principios de los 80 hasta hoy en A. Latina, afectan a una parte gruesa de la población, y con más fuerza a los niños que a los jóvenes (si vemos la incidencia de la pobreza en distintos grupos de edad). Cierto, también, que la juventud tiene más problemas que el resto de la población activa en encontrar empleo, y sobre todo, empleo de calidad. Pero ese no es un problema exclusivo de América Latina, como sí puede serlo la tremenda volatilidad del crecimiento, informalidad laboral, y nivel de pobreza en relación al PIB per cápita. Ahora bien, esta situación no impide que la juventud pueda participar de forma activa en procesos de cohesión social. Todo lo contrario. Hay que de alguna manera darle mayor visibilidad a miles de grupos e iniciativas juveniles vinculadas con el respeto a la diferencia, la cultura de la paz, la lucha contra la corrupción, la defensa de los derechos humanos, la promoción de culturas ambientales, la solidaridad con los demás. Piénsese, por ejemplo, que en el voluntariado lo que hay son básicamente jóvenes, lo que muestra que hay una pulsión solidaria y una preocu-
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pación por la situación de los demás entre los propios jóvenes. La juventud opera como fiscalizadora ante la falta de transparencia, el abuso, la impunidad, la corrupción. Bien entonces: démosle opciones para traducir su descontento en una crítica movilizadora, una generación de conciencia cívica y ciudadana. A lo largo de los últimos años se ha generado un consenso en torno a la idea de que los jóvenes son actores estratégicos del desarrollo, ¿Se les considera también como actores destacados en los procesos de cohesión social? ¿Por qué? ¿Cuál es su rol más determinante? Creo que en esto hay una deuda pendiente, dado que vivimos en una sociedad más adultocéntrica, o bien infantocéntrica, donde los jóvenes están más bien estigmatizados como grupos de riesgo, potencialmente violentos y disruptivos, y por tanto más una amenaza que una contribución a la cohesión social. Pero por otro lado se sabe que la juventud es la que hoy tiene la mayor capacidad para diversificar vínculos, conectarse a distancia, movilizar energías colectivas en los nuevos medios interactivos para crear conciencia en torno a problemas de interés público. Me parece que la juventud tiene que ser vital en los procesos de cohesión social por su versatilidad en vínculos –sobre todo a distancia-, su capacidad para pensar nuevas formas de organización adecuadas a la “sociedad red”, porque hay muchos jóvenes cuyos guiones de individuación y pertenencia pasan por referentes éticos (solidaridad, igualdad, sustentabilidad, no discriminación) aunque no plasmen en la institucionalidad política. Además, es clave la juventud porque es la generación de recambio, y por lo mismo, es la juventud quien tiene a futuro la tarea de garantizar alguna forma de continuidad y reproducción de la sociedad, para evitar el desmembramiento y la fragmentación total.
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¿Cuál cree usted que será el impacto real y esperado sobre la apropiación de este término en la XVII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno? Creo que la bandera de la cohesión social llegó para quedarse. Porque refleja y nombra el nudo neurálgico del desarrollo hoy en Iberoamérica, a saber, el doble juego mutuamente determinante entre la falta de inclusión social (con exclusiones secularmente acumuladas) y la crisis de pertenencia (reflejada sobre todo en crisis de confianza en la democracia y la gobernabilidad, y en falta de solidaridad de grupos de poder cerrados sobre sus beneficios. Porque además constituye un núcleo de preocupación común entre el espacio latinoamericano y el europeo. Porque la viabilidad interna de las sociedades requiere un nivel de cohesión social que no se ve. Creo además que hay una recomposición del campo político en la región, con nuevas preferencias electorales y nuevos liderazgos, que claramente reflejan el “retorno de lo social” al centro de la agenda, y donde la democracia como régimen de mayorías populares cobra una fuerza inusual que no había visto desde hace más de 30 años en la región. ¿Considera que la diversidad cultural de los jóvenes Iberoamericanos es un impedimento o, por el contrario, facilita el surgimiento de una identidad y una posterior “ciudadanía” iberoamericana? Al respecto creo sólo puedo responder con un enorme signo de pregunta. La diversidad cultural se invoca como riqueza social y como un activo positivo para la cohesión, por cuanto abre el ámbito de reconocimiento simbólico, de comunidad imaginada, y de procesamiento político, a una gama más amplia de actores.
ENTREVISTA Martin Hopenhayn
La juventud tiene en positivo que ha internalizado más que los adultos el valor positivo de la diversidad cultural, y en esto puede constituir un resorte positivo hacia la construcción de una ciudadanía iberoamericana fundada en la diversidad. Pero también hay jóvenes intolerantes, neonazis, violentos y machistas, entre otros, y por tanto no podemos idealizar a la juventud en clave intercultural o multicultural.
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Juventud y cohesión social JOSE ANTONIO OCAMPO Profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York) José Antonio Ocampo es Profesor de la Universidad de Columbia en Nueva York y miembro del Comité sobre el Pensamiento Global de la misma universidad. Ha sido Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Económicos y Sociales, Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Ministro de Hacienda y Crédito Público, Director del Departamento Nacional de Planeación y Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia. Es autor de más de 30 libros y más de 200 artículos académicos sobre temas latinoamericanos y de su país natal, Colombia.
ISABEL ORTIZ Asesora Interregional en el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (Nueva York) Isabel Ortiz es Asesora Interregional en el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas en Nueva York. Es Máster y Doctor por la London School of Economics (Inglaterra). Antes de su posición en la ONU, trabajo para la Unión Europea (Bruselas), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Madrid), el Banco Asiático de Desarrollo (Manila), DFID (Londres) y otras agencias en proyectos de reducción de pobreza y desarrollo social en mas de 30 países de Asia, África y América Latina.
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Vivimos en un mundo joven. Casi la mitad de la población mundial está por debajo de los 25 aňos. Los jóvenes, definidos como las personas que tienen entre 15 y 24 años de edad, representan hoy en día el 18 por ciento de la población global, más de un billón de personas. Dada la dinámica de las pirámides demográficas, esta cifra va a continuar acrecentándose en el futuro inmediato4. Es un mundo joven, sí, pero controlado por adultos. Porque se considera a la juventud una época de transición entre la infancia y el mundo adulto, los jóvenes han recibido poca atención en las políticas públicas. Más de 200 millones de jóvenes vive con menos de 1 dólar al día, y 515 millones -la mitad de los jóvenes del planeta- viven por debajo de la línea de la pobreza de 2 dólares al día; 130 millones de jóvenes son analfabetos; 10 millones viven con SIDA y cada minuto 5 jóvenes se infectan del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Los jóvenes de todo el mundo tienen menos acceso al empleo, y cuando consiguen trabajo, frecuentemente es de manera informal. Las condiciones de vida empeoran para las adolescentes, para los jóvenes discapacitados y de minorías étnicas. * Los autores son, respectivamente, Profesor de la Universidad de Columbia y anteriormente Secretario General Adjunto para Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, y Asesora Interregional del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas. 4 Naciones Unidas, World Population Prospects: The 2004 Revision, documento E.05.XIII.5
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Las naciones unidas y la juventud Las Naciones Unidas han reconocido desde hace tiempo que los jóvenes de ambos sexos son vitales para el desarrollo continuo de las sociedades en las que viven. La Asamblea General de la ONU declaró 1985 el Año Internacional de la Juventud y respaldó directrices para la planificación de medidas en las políticas públicas nacionales. En 1995, las Naciones Unidas fortalecieron su compromiso con los jóvenes cuando la Asamblea General de la ONU adoptó una estrategia internacional: El Programa de Acción Mundial para los Jóvenes (PAMJ)5. El PAMJ fue establecido para incrementar el conocimiento de la situación global de la juventud y aumentar el reconocimiento de los derechos y las aspiraciones de los jóvenes; promover políticas nacionales de juventud, mecanismos de coordinación nacional de la juventud y programas nacionales orientados a los jóvenes como parte integrante del desarrollo social y económico; y fortalecer la participación de la juventud en procesos de toma de decisiones. El PAJM se centro en diez áreas críticas: educación, empleo, erradicación del hambre y la pobreza, salud, medio ambiente, uso indebido de drogas, delincuencia, tiempo libre, niñas y adolescentes, y participación de los jóvenes en las decisiones publicas. El PAMJ instó a las conferencias regionales e interregionales de ministros de asuntos de la juventud a que intensificaran su cooperación y consideraran la posibilidad de reunirse periódicamente a nivel internacional bajo los auspicios de la ONU, a fin de crear un foro efectivo para la realización de un diálogo mundial centrado en cuestiones relativas a
la juventud. Estas reuniones internacionales reflejaron nuevas preocupaciones en el panorama mundial de los jóvenes, plasmadas en el Informe del Secretario General de Naciones Unidas sobre la Juventud Mundial 20056. Estos nuevos temas añadidos al PAMJ son: los jóvenes ante el proceso de globalización, el uso de tecnologías de la información y comunicaciones, la propagación del VIH/SIDA, la mayor participación de jóvenes en los conflictos armados y las relaciones intergeneracionales en una sociedad mundial en proceso de envejecimiento. Las Naciones Unidas respaldan, además, la Convención de los Derechos de Jóvenes de Ibero América, firmada en España en Octubre del 2005, y la consideran un modelo a seguir por otras regiones.
Invertir en juventud: el caso de ibero américa Los argumentos para invertir en juventud son irrebatibles. Invertir en juventud consolida la base del capital humano de los países. Invertir en niñas y adolescentes tiene enormes efectos multiplicadores en el desarrollo económico y social. Invertir en educación y servicios sociales para los jóvenes tiene grandes impactos en la productividad nacional. La capacidad de progreso de nuestras sociedades se basa, entre otros elementos, en la contribución y la responsabilidad de los jóvenes en la construcción y el diseño de su futuro. Es, además, el momento oportuno de invertir en la juventud, aprovechando la “ventana de oportunidad” demográfica. En América Latina hay unos 101 millones de personas de entre
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Naciones Unidas, Programa de Acción Mundial para los Jóvenes, documento A/RES/50/81 Naciones Unidas, Informe del Secretario General – Informe Mundial sobre la Juventud 2005, documento A/60/61.E/2005/7
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PA N O RA C I E NT Í F I C O 15 y 25 años de edad, el número de jóvenes en la mayoría de países de la región alcanzará un máximo entre 2000 y 2010, mientras que algunos países con mayor proporción de niños, como Nicaragua y Perú, alcanzarán un máximo entre 2010 y 20307. Y no se debe olvidar que invertir en juventud comienza por invertir en los que hoy son niños, fortaleciendo políticas públicas y recursos hacia la infancia, en paralelo a las propiamente dirigidas a los jóvenes.
En la última década ha habido notables cambios en las administraciones públicas con respecto al tema de la juventud. En América Latina, virtualmente todos los países tienen ya una secretaria u oficina encargada de juventud, y Planes Nacionales de Acción o leyes elaborados o en curso (cuadro I). Sin embargo, su efectividad tiende a ser baja, debido a que: (I) La mayoría de programas tienen una cobertura limitada que beneficia solo a un porcentaje reducido de jóvenes (II) El diseño y las prioridades de los programas no siempre son las adecuadas; en particular, muchas políticas sectoriales diseñadas en las décadas neoliberales de los ochenta y noventa son inadecuadas para generar empleo digno, equidad y cohesión social y requieren un replanteamiento (III) Los prepuestos y fondos otorgados suelen ser insuficientes. Invertir en juventud va a requerir tres grandes esfuerzos adicionales: Mejorar las políticas publicas de manera que efectivamente respondan a las necesidades de los jóvenes,
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Asignar recursos adecuados, crear un espacio fiscal apropiado para poner en marcha dichas políticas de juventud, y Consolidar un sistema de monitoreo participativo basado en resultados que permita ver si las políticas publicas realmente llegan a los jóvenes.
Hacia una nueva generación de políticas de juventud
En las últimas décadas, la volatilidad del crecimiento económico y la gran brecha en la distribución del ingreso han impedido reducir la desigualdad y la exclusión social en América Latina. Por ello, un diseño equitativo de políticas públicas es esencial para fomentar la cohesión social. La desigualdad y la exclusión social son un impedimento para la cohesión social. La pobreza, las familias disfuncionales, la inseguridad y el uso indebido de substancias son los grandes factores de riesgo que provocan que los jóvenes se conviertan en delincuentes. Las tasas de delincuencia urbana son mucho más elevadas que las de las zonas rurales, debido a diferencias en el control y la cohesión social. La mayoría de delincuentes provienen de zonas urbanas pobres y asentamientos ilegales en viviendas hacinadas, insalubres y sin servicios básicos. Más allá de cuestiones de marginalidad, la apatía respecto de la política y la falta de interés por asuntos sociales caracteriza a las generaciones jóvenes de muchos países, resultado normal de mantener a los jóvenes alienados, sin oportunidades donde canalizar su energía creativa.
Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, Informe Mundial de la Juventud 2005, Nueva York, Naciones Unidas; y Banco Mundial, Informe sobre el Desarrollo Mundial 2007, Washington DC, Banco Mundial.
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Hay muchas definiciones de cohesión social. En este artículo el concepto se utiliza en el sentido de “integración social”, de “una sociedad para todos”, tal como propuso la Cumbre Mundial de Desarrollo Social de las Naciones Unidas en Copenhague en 1995. Otras instituciones como la Unión Europea, utilizan el término de la misma manera, en el sentido de sociedades igualitarias, incluyentes, con ausencia de exclusión. Hay muchas definiciones de cohesión social. En este artículo el concepto se utiliza en el sentido de “integración social”, de “una sociedad para todos”, tal como propuso en la Cumbre Mundial de Desarrollo Social de las Nacio-
nes Unidas en Copenhague en 19958. Otras instituciones como la Unión Europea, utilizan el término de la misma manera, en el sentido de sociedades igualitarias, incluyentes, con ausencia de exclusión9. Ello incluye las políticas de juventud. El gran problema de las políticas de juventud en las décadas anteriores es su carácter residual, insuficiente para lograr un desarrollo equilibrado para la juventud. Muchas de las políticas empleadas por los organismos ejecutores de políticas públicas se han concentrado en programas y proyectos de muy poca relevancia e impacto. La falta de transversalizacion de las necesidades de la juventud ha afectado enormemente el desarrollo del capital humano de los jóvenes, reduciendo sus oportunidades y opciones. Va ser necesario, por lo tanto, superar la fragmentación y debilidad conceptual de las políticas publicas de Juventud. Veamos, por ejemplo, el caso del empleo juvenil. Como se muestra en el Cuadro I, todos los países lanzaron programas para el primer empleo, capacitación y otros. Sin embargo, toda la región sufre de altas tasas de desempleo entre los jóvenes; adicionalmente, un alto porcentaje de jóvenes trabajaba ilegalmente, su trabajo está mal remunerado, y existe discriminación por género u origen étnico, entre otros. Siempre se ha pensado que el desempleo y el subempleo están relacionados con la falta de educación, sin embargo, los jóvenes de hoy están mucho mas preparados que sus padres, como promedio, el 90 por ciento completó primaria y el 70 por ciento ingresó en secundaria, los jóvenes en la actualidad tienen varios años mas de escolarización y sin embargos sus oportunidades laborales son menores en comparación a la generación anterior.
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Naciones Unidas, Informe de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Social, documento A/CONF.166/9 El Consejo de Europa, reunido en Lisboa en el año 2000, promulgó una nueva agenda social a la Unión Europea para el periodo 20002010 basada en la inclusión y cohesión social: (i) facilitando el empleo y el acceso de todos a bienes, servicios, derechos y recursos, (ii) previniendo el riesgo de exclusión social, (iii) asistiendo a los mas vulnerables, y (iv) movilizando a todos los actores relevantes. 9
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Así, pues, los programas no fueron efectivos. No es una experiencia única a Ibero América. En la mayoría de países el crecimiento económico no ha generado empleo (“jobless growth”). Al contrario, al ir acompañado de medidas de flexibilización del mercado laboral, ha generado una mayor inseguridad laboral y mercados de trabajo segmentados con grandes desigualdades salariales. El desempleo y subempleo juvenil no se van a solucionar, por lo tanto, con unos cuantos programas focalizados: las tasas de desempleo y subempleo juvenil son demasiado elevadas para ser solucionables con pequeños programas. El empleo viene dado por unas políticas macroeconómicas adecuadas, expansivas, que generen actividad económica que absorba mano de obra. A su vez, el empleo “decente” requiere más que crear puestos de trabajo (en número), se trata de crear empleos bajo unas condiciones laborales dignas y una remuneración adecuada que permita a los jóvenes comenzar una vida y formar un hogar. Por ello las políticas laborales son también esenciales, y deben acompañar a las macroeconómicas10. Las conexiones entre políticas económicas y sociales que no resultan claras para muchos; la educación no desemboca en empleo; la educación aumenta la productividad, pero el empleo es principalmente resultado de políticas macroeconómicas y laborales adecuadas. En términos de política de juventud, esto nos lleva a que es necesario considerar las necesidades de la juventud en la política macroeconómica y laboral de los países, haciendo que ambas fomenten el empleo digno. Es decir, que las necesidades de los jóvenes sean consideradas en las Estrategias Nacionales de Desarrollo de manera integral y prioritaria. 10
El avance de la juventud exige, por lo tanto, un enfoque transversal e intersectorial. El Cuadro II presenta algunas de las cuestiones clave, comenzando por la inclusión de las prioridades de los jóvenes en la planificación nacional, y siguiendo por programas y políticas sectoriales específicos, que deben considerar aspectos de cobertura, beneficios apropiados y asequibles, presupuestos congruentes, así como aspectos institucionales y participativos adecuados. Muchos países han establecido Planes Nacionales de Acción para la Juventud de acuerdo al PAMJ y, en el futuro, esperemos que, de acuerdo con la Convención de los Derechos de Jóvenes de Ibero América, las necesidades de la juventud sean transversalizadas en todas las áreas de las políticas públicas. Una manera de asegurar que las políticas públicas respondan a las necesidades de los jóvenes es a través de la participación. En Ibero América la participación de los jóvenes, y su organización a través de Consejos de Juventud (cuadro I), ha ido aumentando, pero aun queda mucho por hacer. La participación aumenta la probabilidad de crear políticas de juventud acertadas para cubrir las necesidades de los jóvenes y ayuda a crear apoyo y entendimiento de los objetivos de las políticas, necesarios para la aplicación. Es también necesario para ello asegurar que las políticas nacionales de juventud sean difundidas de manera integral, para crear compromiso político y social, tanto en el ámbito nacional como en el local. Es importante, por otra parte, diseñar programas con la máxima cobertura posible, es decir, que lleguen a todos los ciudadanos jóvenes que necesiten sus servicios, y que los beneficios/servicios del programa sean adecuados. Como se explicó anteriormente, uno de
José Antonio Ocampo, Reconstruir el futuro: Globalización, desarrollo y democracia en América Latina, Bogotá: Grupo Editoral Norma y CEPAL, 2004, especialmente capítulo III; e Isabel Ortiz, Social Policy, UN DESA Policy Notes, Nueva York, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, 2007.
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los principales problemas de los programas para la juventud ha sido que solo existen en algunas zonas urbanas, y muchos jóvenes en zonas periféricas y rurales siguen sin acceso a servicios sociales básicos. También es fundamental que los beneficios ofrecidos sean adecuados y asequibles a los jóvenes, que en general disponen de ingresos muy bajos; por ejemplo, las encuestas demuestran que a pesar de la puesta en marcha de programas contra los embarazos y el VIH/SIDA en adolescentes, muy pocos tienen acceso a métodos anticonceptivos preventivos, a pesar de que los jóvenes tienen derecho a la salud reproductiva y sexual de acuerdo a la Convención y al Programa de Acción Mundial para los Jóvenes. Dichas carencias tienen altos costos posteriores, no solo para los jóvenes afectados, sino para la sociedad. A veces, el diagnóstico y las estrategias de los Planes Nacionales de Acción de Juventud pueden ser correctos, pero las prioridades no están respaldadas por partidas presupuestarias adecuadas y no se traducen, por lo tanto, en niveles aceptables de inversión pública. Asegurar asignaciones presupuestarias adecuadas es esencial. Con la excepción de educación, las políticas públicas para la Juventud suelen tener una financiación exigua. Esta situación debe cambiar: las Secretarias/Oficinas de Juventud deben aprender a negociar mejor con los Ministerios de Hacienda y los organismos de planificación. Los compromisos de financiación de programas deben ser evaluados para asegurarse de que pueden cumplirse. Muchos programas sociales han fracasado porque los gobiernos los iniciaron sin financiación fiscalmente responsable. Si los fondos públicos existentes resultaran inadecuados para la inversión social, los gobiernos deben considerar nuevas formas de financiamiento, de carácter progresivo, o bien reasignar recursos de otras partidas, recortando en otros rubros de gasto menos priorita-
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rios, como el militar. La financiación externa es una opción, siempre que el endeudamiento no ponga en peligro la estabilidad macroeconómica; las opciones preferidas por los países de ingreso bajo son las subvenciones, la asistencia de carácter concesionario. Las administraciones nacionales no se oponen normalmente a la inversión en juventud, pero se ven envueltas en situaciones en las que ministerios o grupos poderosos luchan por hacerse con una parte significativa del presupuesto, utilizando fondos que podrían servir para el desarrollo social. En este caso, las Evaluaciones del Gasto Público y, si están disponibles, los Presupuestos de Juventud (presupuestos que muestran los efectos distributivos en el grupo de edad 15-24 años, es decir, cuanto se asigna a los jóvenes en comparación de otros grupos sociales)11, son herramientas útiles para aportar transparencia y racionalidad al proceso de decisión.
A modo de conclusión: juventud y cohesión social Finalmente, el seguimiento y evaluación permite a los gobiernos valorar el progreso de los Planes Nacionales de Acción para la Juventud. La clave reside en monitorear resultados, y no solo insumos, pues no se trata de demostrar que las administraciones hacen muchas actividades, sino comprobar que los programas y las políticas publicas están llegando a todos los jóvenes, y en que medida están mejorando su calidad de vida. Una identificación tempra-
na de “puntos de atasco” permite una acción correctiva y si es necesario la revisión del Plan Nacional de Acción para la Juventud para asegurar que cumple los objetivos pretendidos. Los jóvenes en Ibero América y en todo el mundo aspiran a participar plenamente en la vida de sus sociedades. Son agentes clave para el cambio social, el desarrollo económico y la innovación tecnológica, y deben vivir bajo condiciones que impulsen su imaginación, sus ideales, su energía y su visión para su beneficio y el beneficio de sus sociedades. Los gobiernos de Ibero América y de todo el mundo se han comprometido en las Naciones Unidas a elaborar políticas integradas para la juventud, financiándolas adecuadamente, así como poner en marcha políticas sectoriales efectivas en materia de educación, empleo, salud, medio ambiente, delincuencia, tiempo libre, con una atención especial a las niñas y adolescentes, y a la participación de los jóvenes en las decisiones publicas. Estos esfuerzos deben seguir. Los jóvenes de hoy son los trabajadores, empresarios, padres, ciudadanos, gerentes y líderes del futuro; invertir en juventud consolida la base del capital humano y la cohesión social de los países. Empoderar a los jóvenes, en vez de mantenerlos marginados en una prolongación de la infancia, es fundamental para generar ciudadanos responsables, integrados en la sociedad, capaces de construir comunidades y mundos mejores.
11 Las Naciones Unidas, la Organización Iberoamericana de Juventud, el Banco Mundial y otras organizaciones recomiendan un análisis del presupuesto con una perspectiva de género que además debe incorporar una perspectiva generacional (Presupuestos de Juventud).
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Cuadro I: Institucionalizacion y politicas de juventud en iberoamerica, 1995-2005
Fuente: CEPAL, La Juventud en Ibero América: Tendencias y Urgencias, Santiago de Chile, Comisión Económica Para América Latina, 2004; Organización Internacional de Juventud (OIJ) y Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas.
Cuadro II: Hacia una nueva generación de políticas de juventud Plan nacional de juventud: ¿Responde a las prioridades percibidas por los jóvenes? ¿Está adecuadamente financiado? ¿Se han realizado una Revisión del Gasto Publico y Presupuestos de Juventud? ¿Existe un sistema de monitoreo de resultados que permita analizar si el Plan es efectivo? ¿Esta el Plan claramente introducido en la Estrategia Nacional de Desarrollo, y las necesidades de la Juventud transversalizadas sectorialmente? Programas y Políticas Públicas Específicas: Cobertura: ¿Cuanta gente se beneficia del programa? ¿Cuanta gente está sin cobertura, excluida? ¿Se benefician los más necesitados? Beneficios/servicios: ¿Son adecuados para resolver el problema? Presupuesto: ¿Qué cantidad del presupuesto público se lleva el programa? ¿Es suficiente para implementar el programa en su cobertura ideal? Afordabilidad: ¿Se han de pagar tasas por servicios? ¿Pueden los jóvenes pagarlas, o es una barrera de acceso? Aspectos institucionales: ¿Hay suficiente personal dedicado al programa? ¿Tienen conocimientos técnicos sobre el tema? ¿Son rápidos en abordar el problema? ¿Son los procedimientos administrativos simplificados y comprensibles para el todo el mundo, o son una barrera de acceso? Participación y voluntariado: ¿Se consultan a los jóvenes en el diseño y ejecución de políticas públicas? ¿Se utilizan servicios de voluntariado?
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¿Como encarar la violencia juvenil y mejorar la cohesion social?
Hora de renovar el debate
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BERNARDO KLIKSBERG Asesor Principal de la Dirección Regional del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo para América Latina (Nueva York) Ha asesorado a más de 30 países y a Presidentes, Gabinetes de Ministros, Congresos, Gobernadores, organismos de la sociedad civil, y empresariales en áreas criticas del desarrollo. Ha sido asesor especial
de los principales organismos internacionales. Es
actualmente el Asesor Principal de la Dirección Regional del PNUD para América Latina. Ha escrito 47
obras y centenares de artículos técnicos traducidos a múltiples idiomas, y de amplio impacto internacio-
nal. Ha pionizado nuevos campos del conocimiento como la gerencia social, la ética para el desarrollo, el capital social, y las responsabilidad social empresarial.
I. una violencia juvenil en ascenso
Cuando
se pregunta a los latinoamericanos en el Latinobarómetro cuales son los problemas que más les preocupan el primero de ellos es la desocupación, el segundo con alto porcentaje, la inseguridad ciudadana. Del 2003 al 2006 el porcentaje de personas que colocan a la inseguridad como primera preocupación se duplicó.
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Las causas son muy concretas. Buena parte de los latinoamericanos tienen la experiencia en los últimos años de que ellos o un miembro de su familia han sido objeto de un delito. La tasa de homicidios cada 100.000 habitantes un indicador clave de criminalidad, se duplicó entre 1980 y el 2006, pasando de 12.5 a 25.1. La del Canadá es 1.5. Un porcentaje importante de los delitos son protagonizados por jóvenes. En algunos países la participación juvenil en el delito ha llevado a que la criminalidad se transforme en la
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primer causa de muerte en edades jóvenes, y que los niveles de muertes jóvenes superen ampliamente los promedios comparados internacionales. El aumento de la delincuencia joven puede observarse en las edades de los delincuentes arrestados, en el número de presos jóvenes en las cárceles, y también en la aparición de agrupaciones de jóvenes delincuentes como las “maras”.
Tanta violencia está diciendo algo a la sociedad en su conjunto. No puede tomarse como la mera conducta desviada de algunos, ese es el síntoma, pero ¿qué hay detrás?.
II. La vision convencional
PA N O RA MA E NT Í F I C O Una estimación de USAID (2006) sobre Honduras, El Salvador, México, Guatemala, y Nicaragua considera que el número de sus integrantes se halla entre 50.000 en una apreciación conservadora hasta 305.000 y que está aumentando.
La violencia es pura pérdida para todas las partes. Daña o destruye la vida de los jóvenes que ingresan en ella. Deja víctimas a su paso. Recarga de costos los sistemas de salud, seguridad, y justicia. Genera costos intangibles de gran impacto: el miedo, la sensación de inseguridad, y el deterioro profundo de la calidad de la vida.
Un estudio del PNUD (2005) sobre el Salvador muestra que perdía anualmente por violencia el 11.5% de su Producto Bruto Nacional. En el 2003 las pérdidas por violencia duplicaron los presupuestos de educación y salud sumados del país. Un estudio del BID midió en el 2000 que un país como el Brasil gastaba entonces en seguridad publica y privada el 10.3% de su Producto Bruto. Ello equivalía al Producto Bruto anual completo de Chile. La violencia afecta estructuralmente la cohesión social. Es en sí mismo un indicador grave de cuan dañada está, y alimenta con sus impactos degradantes, roturas aun más profundas en el tejido social.
La manera típica de abordar la violencia juvenil en la región es enclaustrarla en un esquema de debate centrado en lo policial.
Habría “personas riesgo” para la sociedad a las que hay que identificar, sancionar, y encerrar para que dejen de crear peligros. Frente a la magnitud de lo que la Organización Panamericana de la Salud considera “la epidemia de violencia” que sacude a América Latina, debería extremarse la acción policial, darle a la policía todos los recursos posibles para reprimir, y flexibilizar principios jurídicos para facilitar su labor.
Este es muy sintetizado el esquema de apoyo para ideas como “Tolerancia Cero”, no permitir la menor infracción, sancionarla de inmediato por más leve que sea, y para las diversas vertientes de la Mano Dura que están proliferando en la región. Siguiendo estas visiones en diversas ciudades se endureció la legislación penal, se introdujo la posibilidad de penar y encarcelar a los niños, se reforzó el aparato policial, se maximizo su presencia en determinadas áreas especialmente las más pobres, y hasta se ofrecieron incentivos en función de los resultados cuantitativos de la represión. Los objetivos estrictamente policiales fueron parcialmente cumplidos. Aumentó notablemente el número de arrestos, y la población carcelaria creció explosivamente.
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Ante la aplicación creciente de variantes Mano Dura, ¿bajó el delito?. Las estadísticas indican categóricamente que no. Los estudios comparados (Vacquant 2000) señalan que no hay correlación estadística entre la magnitud de la población carcelaria, y la reducción efectiva del delito.
El Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la prevención del delito y el tratamiento del delincuente (Carranza, ILANUD 2006) estima que la densidad de la población carcelaria era en Honduras en el 2002 de un 209%, en el Salvador de un 162%, y en Panamá de un 137%. En algunos penales reina el hacinamiento más agudo. El espacios de los presos en una celda es de 15 cm2 frente a los 10m2 que se considera lo razonable en Europa. El Director del Instituto Elio Carranza enfatiza “Si se bajan todos de sus literas (al mismo tiempo) no caben”. Ello genera tensiones extremas al interior de los penales, y continuos enfrentamientos. Por otra parte el recurso a la cárcel, que está llena en la región de personas sin condena, tiene contraindicaciones muy fuertes. Entre ellas, el prestigioso New England Journal of Medicine (The Washington Post, 2007) analizó 30.327 presos liberados en USA entre 1999 y 2003 y muestra que su probabilidad de morir de una sobredosis de droga después era 12 veces mayor a la de la población promedio, y su posibilidad de ser asesinados 10 veces mayor.
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Por ejemplo en Estados Unidos el número de presos creció fuertemente entre 1985 y 1993, y el delito aumentó significativamente en el periodo. En El Salvador según el estudio de la USAID (2006) las leyes mano dura, y supermano dura llevaron al arresto masivo de miembros o presuntos miembros de maras. Y sin embargo el número de homicidios siguió creciendo. Incluso algunos especialistas han advertido (Janeth Aguilar, Universidad Centroamericana, 2006): “el salto cualitativo y los niveles de profesionalización de las pandillas tienen que ver con la respuesta institucional que dieron las autoridades de Honduras, El Salvador y Guatemala donde se aplicaron políticas de represión conocidas como Manos Duras o Puños de Hierro o Planes Escoba. En El Salvador sólo 5% de los detenidos fue objeto de sentencias condenatorias o absolutorias. Las cárceles sirvieron para que las maras adoptaran estructuras nacionales y organizadas con liderazgos firmes”. La mano dura puede ser objetada éticamente por cuanto contradice valores básicos (1), pero además el problema de fondo es que se ha mostrado altamente ineficiente. No consigue los resultados buscados. Ello está indicando que su respaldo conceptual, la visión
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unidimensión policial del problema de la violencia juvenil reclama una revisión integral.
III. ¿Por que falla la mano dura? Un enfoque ampliado que integre muchas otras dimensiones requiere en primer término desagregaciones en lugar de las simplificaciones actuales. Hay en la región diversos tipos de criminalidad. En una tipología primaria es necesario diferenciar el “crimen organizado” de gran parte de las expresiones de la violencia juvenil. El crimen organizado, las bandas de la drogadicción, el secuestro, la trata de mujeres, la trata de órganos, el robo de autos, y otras, son mafias a las que debe aplicarse todo el peso de la ley. La sociedad debe defenderse frente a estos grupos que son un peligro público, y desarticularlos.
Cuando se les preguntó en una encuesta a jóvenes de las maras porque pertenecían a un grupo criminal en donde tenían el más alto riesgo, de ser asesinados en corto plazo, o por la policía, o por la parapolicía, o por otras bandas rivales, la respuesta esquematizada fue: ¿y dónde quieren que estemos, si en ningún otro lugar nos aceptan? La delincuencia juvenil ha crecido en un contexto donde la exclusión social ha venido aumentando también en la región, y las medias de exclusión son mucho mayores en los grupos jóvenes que en los promedios.
En el 20% más pobre de la población sólo el 12% termina la secundaria, y sólo el 0.9% la Universidad
Pero por otro lado hay un inmenso número de jóvenes que empiezan con delitos mínimos, pueden ir escalándolos después si no hay canalización adecuada, y pueden terminarse de convertirse en mano de obra reclutable por el crimen organizado. Cuando esos jóvenes tienen la masividad que presentan en la región, hay que aplicar lo que Durkheim y Wright Mills practicaban “la imaginación sociológica”, tratar de entender como variables del entorno global están generando condiciones favorables a esas conductas.
Un primer indicador de exclusión, es la tasa de desocupación juvenil. En numerosos países de la región tiende a duplicar las tasas promedio de desocupación, y a sobrepasar el 20%.
Por otra parte, un amplísimo contingente de jóvenes se halla fuera del sistema educativo. Aunque la democracia ha hecho esfuerzos inmensos para facilitar el acceso a la escuela, y ha conseguido niveles inéditos de matriculación en primaria, los jóvenes pobres quedan en el camino. En el 20% más pobre de la población sólo el 12% termina la secundaria, y sólo el 0.9% la Universidad. Desertan porque tienen que trabajar. Más de 20 millones de niños menores de 14 años trabajan en la región según la OIT. O porque sus familias no pueden darles ningún apoyo, porque están desarticuladas por la pobreza o con serias dificultades para sobrevivir, o porque están desnutridos (el 16% de los niños de la región tienen (CEPAL – Programa Mundial de Alimentos, 2007) una talla menor a la que debieran tener según su edad.
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Sin un título de secundaria es muy difícil conseguir un trabajo aun no calificado. La consecuencia de ambos procesos es que se estima que el 25% de los jóvenes latinoamericanos, más de 50 millones están fuera del sistema educativo y del mercado de trabajo. A ello se suma en muchos casos que su núcleo familiar está desarticulado, o reducido sólo a la madre. Los estudios indican que la familia puede ser fundamental en la prevención del delito con su transmisión de valores, y su tarea permanente de tutorear desde el afecto. Dos tercios de los delincuentes jóvenes en USA y en Uruguay vienen de familias desarticuladas.
ni las escuelas, ni lo servicios públicos, ni las bibliotecas, solo la policía, que los terminaba de expulsar de los márgenes de la sociedad donde estaban. La cohesión social sufre un quiebre extremo con un amplio sector de la población joven, no integrado a ninguna de las estructuras de contención y desarrollo.
PA N O RA C I E NT Í F I C La región encerrada en la visión meramente policial del problema de la violencia juvenil parece haber tomado poca conciencia de que todos los días la exclusión social arroja de los principales sistemas de integración: familia, escuela, trabajo, a miles de jóvenes que conforman “una bomba de tiempo explosiva”.
Están acorralados por una sociedad que no les ha dado las oportunidades más mínimas. Sólo les queda como lo hacen en muchos casos la posibilidad de reunirse con marginados como ellos, y allí se hallan raíces importantes de las pandillas, maras, y otras asociaciones delictuales juveniles en el Continente. La mano dura falla porque no capta el problema en su integridad, apela a la individualización de los problemas dejando de lado sus causas colectivas, y a soluciones que no atacan las causas estructurales subyacentes tras las delincuencia juvenil. Su aplicación resiente aun más profundamente la cohesión social. El estudio USAID (2006) muestra como en los países analizados los jóvenes excluidos no tenían más que un sólo contacto con el Estado, ni los hospitales,
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IV. Hay otros caminos
La cohesión social sufre un quiebre extremo con un amplio sector de la población joven, no integrado a ninguna de las estructuras de contención y desarrollo.
¿La epidemia de criminalidad joven que asola América Latina es un fenómeno inevitable?. ¿Está ligada a ciertas tendencias propias de sectores de la juventud de nuestro tiempo que sólo pueden moderarse mínimamente, pero no erradicarse?. Aunque la mano dura no da resultados, y es ineficiente, ¿es la única alternativa posible?. En definitiva, ¿no hay soluciones? Amplios sectores de opinión han asumido que estas afirmaciones son ciertas. Algunos medios televisivos las corroboran a diario, dedicándose especialmente a filmar los delitos de delincuentes jóvenes, y la acción policial contra ellos, enardeciendo a la opinión pública, sin entrar a inquirir sobre el cuadro colectivo y sus causas últimas. Los argumentos en torno a la inevitabilidad del delito, y de la mano dura, no resisten el cotejo con la realidad. Hay países del mundo que han casi eliminado la delincuencia. Noruega tiene 0.9 homicidios anuales cada 100.000 habitantes (27 veces menos que A. Latina), Dinamarca 1.1, Suecia 1.2.
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Finlandia tiene el menor número de policías por habitante del planeta, y sin embargo sólo 2.2 homicidios por año c/100.000 habitantes. Bajó el número de presos en las cárceles de 4709 en 1983 a 2789 en 1997 (40% menos). No es el modelo policial el que produce esos resultados, sino el respetado modelo nórdico de economía, sociedad, y cohesión social.
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En USA las ciudades que han logrado los mejores índices como Boston y San Diego se han basado en un modelo que sumo los esfuerzos del Municipio, la policía, la sociedad civil, las organizaciones religiosas, y las comunidades pobres para llegar con una “mano amiga” a los jóvenes vulnerables. Por otra parte, la sociedad americana alarmada frente al ascenso continuo de los delitos que ha llevado a que haya 2.200.000 presos actualmente (eran 1.785.079 en 1997) la tasa más alta del mundo desarrollado, una gran parte de los cuales son jóvenes, está buscando nuevas soluciones. Los costos carcelarios ascienden a 60.000 millones de dólares anuales y siguen subiendo. El New York Times (25/1/07) señala editorialmente que el método del encarcelamiento ha creado una “puerta giratoria”, 16 millones de presos y ex presos que vuelven con frecuencia a la cárcel “empujados por políticas que han hecho imposible para ellos encontrar trabajos, casa o educación”.
Hay amplias presiones porque esos ingentes recursos se destinen en su lugar a combatir la pobreza, prevenir la drogadicción, o crear condiciones para que los ex presos no vuelvan a la cárcel. En un análisis para el Congreso Eckholm (2007) indica “que la pobreza de los jóvenes cuesta al país 500.000 millones de dólares por año, porque son menos productivos, ahorran menos dinero, cometen más delitos y tienen más gastos de salud”. Se calcula asimismo que cada dólar gastado en rehabilitación de la droga tiene un retorno de 7 a 8 dólares por reducción del delito y aumento de la productividad. Un año más de educación en desertores escolares reduciría la tasa de homicidios y asaltos en un 30%. Muchos estados están poniendo en marcha programas que ayudan a los ex presos a encontrar trabajos, viviendas, apoyo psicológico y tratamiento antidrogas para evitar vuelvan a la cárcel. En América Latina cunde la insistencia en penar desde la mano dura, sobrepoblar las cárceles, algunas ciudades están en el borde de semicriminalizar la pobreza, la etnia, o el color de la piel, y a todo ello se agrega la impunidad en la que operan las bandas de “limpieza social” reedición hitleriana de la tesis de que hay sectores de la sociedad que deben ser elimi-
Propone: “el único método real de reducir la población carcelaria y esta casta de presos es asegurar que el encarcelamiento sea un método de última instancia. Hay que abandonar las leyes y sentencias que han llenado las cárceles con delincuentes no violentos que están destinados a quedar atrapados en los márgenes reales de la sociedad”.
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nados. Frente a ello numerosas experiencias han mostrado que hay otros caminos.
vitadas a dar conciertos en los principales centros mundiales.
Todas están basadas en partir de las causas estructurales que crean la “juventud acorralada” antes descripta. Han utilizados metodologías diversas, pero tienen en común el éxito alcanzado, y la idea rectora de “tender puentes” de inclusión a los jóvenes excluidos. Entre muchas otras enumerables, se halla la de “Escuelas abiertas” realizada en Brasil por el Ministerio de Educación con el apoyo de la UNESCO. Se abrieron las escuelas en zonas pobres los fines de semana para ofrecer en ellas a los jóvenes marginales posibilidades de aprender teatro, música, bailes, pintura, literatura, oficios, realizar actividades deportivas. Se llenaron masivamente, con jóvenes que después acudieron con sus familias. Las evaluaciones mostraron que bajó la violencia escolar, porque la escuela comenzó a ser realmente suya, y se redujo la violencia en general.
En Chile, programas como Chile Joven dirigido a dar un primer empleo a jóvenes marginados concertando a tal efecto el Gobierno con empresas privadas, y subsidiando durante un tiempo ese primer empleo, obtuvieron muy buenos resultados. En Argentina, la iniciativa del Presidente Kirchner y el Ministro de Educación Filmus de llevar adelante un programa en gran escala de becas para completar la escuela secundaria está arrojando impactos positivos de gran consideración, y siendo ampliada cada vez más. También en Venezuela la exitosa iniciativa de un empresario privado Gustavo Vollmer de descartar el acudir a la policía frente a una invasión de propiedad, y en cambio ofrecer trabajo y futuro a los jóvenes excluidos, denominada Proyecto Alcatraz mereció amplísimas notas en el New York Times, el Washington Post, y el Wall Street Journal, porque mostró que había otras vías.
Una evaluación de la UNESCO, la Fundación Kellogg y el BID sobre numerosas experiencias exitosas con la misma filosofía básica (Castro, y otros 2001) concluye: “el arte, la educación, el deporte y la cultura siempre aparecen como contrapuntos a situaciones existenciales de violencia entre los jóvenes. Pueden ser utilizados para la construcción de espacios alternativos de socialización que le permiten alejarse de las calles, sin negarles los medios de verbalización de los sentimientos de indignación, protesta y afirmación positiva de sus identidades”. En Venezuela durante décadas una experiencia respetada por todos los sectores viene atrayendo la atención mundial. Es la de las orquestas sinfónicas y coros juveniles creados por el Maestro Abreu, basadas en niños y jóvenes pobres. Han atraído miles de jóvenes, y han alcanzado niveles tales de excelencia que algunas de ellas han sido in-
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Las soluciones existen pero se necesita mejorar radicalmente la pobre calidad del debate latinoamericano actual sobre el tema, y avanzar hacia un enfoque integral que de cuenta de la complejidad de las causas operantes. El nuevo debate debería orientarse a lograr una gran concertación social para actuar sobre esas causas. Políticas públicas con fuerte foco en la juventud marginada, inversiones de fondo en educación, y familia, la creación activa de empleos en combinación con la empresa privada que tiene aquí un desafío muy concreto de responsabilidad social, la cooperación integral de la sociedad civil, el involucramiento de las comunidades desfavorecidas pueden abrir “un trocha de inserción” a los millones de jóvenes que están afuera de todo. No es como a veces se planea una mera cuestión “de prevenir” para que no caigan en la delincuencia. Se trata no de prevenir, sino de “incluir”.
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La urgencia es alta. La cohesión social de la región está en juego. Para el Consejo de Europa (2004) la cohesión social es la capacidad de una sociedad para asegurar el bienestar de todos sus miembros, al minimizar las disparidades y evitar la polarización. La epidemia de delincuencia joven está poniendo al descubierto que muchos jóvenes no tienen acceso a lo básico, ni esperanza de bienestar, y todo ello resulta aun mucho más conflictivo frente a las enormes disparidades. Como lo muestran los hechos no se mejorará, sino se empeorará severamente la cohesión social
si ante este panorama se apela como recurso central a las diversas variantes de la mano dura. Fortalecer la cohesión social, es la base estratégica para un crecimiento económico sostenido, la competitividad, el avance tecnológico, la gobernabilidad democrática, y la calidad de nuestras sociedades. Ello pasa como uno de los frentes críticos por inaugurar una nueva etapa de comprensión, relación, e integración con los jóvenes excluidos.
Notas (1) El autor examina las implicancias éticas con detalle en su obra Bernardo Kliksberg “Más ética, más desarrollo” (12va. edición, Temas Buenos Aires, 2007).
Referencias Bibliograficas Aguilar, Janeth (2006). Declaraciones en La Opinión. Los Angeles, 26 de Octubre. Carranza, Elias (director del ILANUD) (2006). Declaraciones a AFP. 18 de Diciembre. Castro y otros (2001). Cultivando vida, desarmando violencias. UNESCO Brasil, Funda ción Kellogg, BID. Brasil. CEPAL. PROGRAMA MUNDIAL DE ALIMENTOS (2007). Situación alimentaria en Centro américa. Eckholm, E (2007). The New York Times. Childhood poverty is found to portend high adult costs, 25 de Enero. PNUD (2005). ¿Cuánto cuesta la violencia en El Salvador?. The Washington Post (2007). Ex prisoners health at risk. 11 de Enero. USAID (2006). Central America and Mexico Gang Assessment. Vacquant L. (2000). Las cárceles de la miseria. Editorial Manantial, Buenos Aires.
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Cohesión social y juventud ENRIQUE GARCÍA Presidente Ejecutivo de la Corporación Andina de Fomento (Venezuela) Economista Boliviano, Enrique García ha sido Presidente de la CAF desde diciembre de 1991. Ha sido Ministro de Planeamiento y Coordinación de su país y Jefe del Gabinete Económico y Social. En el ámbito internacional se ha desempeñado como funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como Tesorero de la Institución luego de haber ocupado otras posiciones directivas. Presidente del Directorio de la CAF y Representante de Bolivia ante el SELA y el CLAD. Ha sido Gobernador por su país en el Grupo del Banco Mundial, el BID y el Fondo Financiero de la Cuenca del Plata, miembro del Comité de Desarrollo del BIRF y del FMI. Es Académico de Número de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas y miembro del Consejo de Ciencia y Tecnología de la Academia de Ciencias de Bolivia. El Sr. García ha recibido doctorados y otros títulos honorarios de varias universidades
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casi todos los países en desarrollo, y en América Latina en particular, los jóvenes de hoy superan a las generaciones pasadas en indicadores de calidad de vida, tales como la educación y la salud. Sin embargo, persisten retos importantes que deben ser atendidos. En términos de educación, si bien se han logrado avances importantes en la cobertura escolar primaria y secundaria, las tasas de repitencia y deserción escolar (en particular, en educación secundaria) siguen siendo altas y la calidad educativa sigue siendo muy de-
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dades como el SIDA, que tiene a los jóvenes como su principal grupo de riesgo (más de la mitad de los afectados son jóvenes entre 15 que exige especial atención. Por otra parte, la reducción en las tasas de fertilidad y el incremento en la esperanza de vida están disminuyendo la proporción de jóvenes en el total poblacional, lo cual puede redundar en que las demandas de otros grupos poblacionales (por ejemplo, adultos mayores) puedan ganar un mayor espacio en detrimento de aquellas
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Por otro lado, si bien han existido reducciones importantes respecto de décadas pasadas, América Latina sigue contando con tasas de trabajo infantil superior al 10%. Para jóvenes de mayor edad, el problema es que los mayores niveles educativos no necesariamente se traducen en mayores oportunidades de empleo, reflejado esto en las estadísticas de desempleo que duplican a la de la población adulta en la región, así como por los bajos salarios y las altas tasas de informalidad laboral entre jóvenes. Según la CEPAL, existen varias paradojas y tensiones en torno a la juventud latinoamericana actual. En primer lugar, como ha quedado dicho, la juventud goza hoy de mayor acceso a la educación, pero al mismo tiempo de menos acceso al empleo. En segundo lugar, los jóvenes tienen hoy en día un mayor acceso a la información (telecomunicaciones, Internet), pero también un menor acceso a puestos de poder y espacios de decisión dentro de la sociedad. En tercer lugar, la juventud cuenta hoy con mayores expectativas de autonomía pero con menores opciones para materializarlas (menor independencia económica). En cuarto lugar, los jóvenes parecen hoy día ser más aptos y estar mejor preparados para el cambio productivo, pero al mismo tiempo están más excluidos de este (dilatándose su ingreso al mundo laboral). En quinto lugar, si bien parece ser que los jóvenes son más cohesionados hacia adentro, al mismo tiempo cuentan con mayores impermeabilidades hacia afuera (grupos fragmentados y cerrados). Con respecto a esto último, cabe preguntarse cuál es el grado de cohesión social entre los jóvenes latinoamericanos12. Los jóvenes
podrían considerarse como un grupo cohesionado, con sus propios valores, costumbres y patrones definidos de consumo, con inquietudes y problemáticas específicas, y conscientes de sus derechos y obligaciones como grupo. Este punto de vista está asociado a la idea de identidad como grupo específico, y su anhelo de inclusión social en el centro de sus proyectos de vida (CEPAL, 2004). Sin embargo, los jóvenes no se perciben como los grandes actores del cambio político, como sucedía en décadas pasadas. La relación de la juventud con la política tiende a darse fuera de los partidos políticos tradicionales, en ámbitos locales y definidos, de menor horizonte temporal y de alcance más modesto en las pretensiones de cambio. Es difícil medir el grado de cohesión social de una sociedad o de subgrupos de la misma. Para ello es necesario aproximar este concepto con medidas relacionadas. Una de ellas es el grado de participación de los individuos en una serie de actividades que directa o indirectamente afectan el grado de cohesión de una sociedad, tales como la participación política (en el voto, en afiliaciones a partidos políticos o sindicatos), en asociaciones civiles (clubes, ONGs), religiosas o deportivas. Una sociedad cuya población participa más o menos activamente en diversos ámbitos de la vida común se presume una sociedad más integrada y, en consecuencia, más cohesionada (CEPAL, 2007). En términos de participación política los jóvenes latinoamericanos juegan un rol menor en la actualidad, aunque no es así con respecto a su participación en asociaciones civiles. Por otra parte, la participación e interés de los jóvenes por la política varía considerablemente entre y dentro de los países, con una mayor participación en países de
12 El termino “cohesión social” tiene diferentes aproximaciones y definiciones. Todas estas definiciones, en menor o mayor medida, se refieren a los mecanismos que integran a los individuos y grupos a la dinámica social, al sentido de adhesión, compromiso y pertenencia a la sociedad (más generalmente, al concepto de ciudadanía), y como ejes transversales, a la equidad, bienestar, solidaridad, inclusión y legitimidad social.
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Cuadro III: Encuesta a jovenes entre (18 y 25 años),1996 y 2006 ¿La democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno?
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Fuente: Elaboración propia con base en Latinobarómetro (1996, 2006).
menores ingresos, y dentro de estos, entre los hombres respecto de las mujeres13. Otra manera de medir el grado de cohesión social es a través de consultas o encuestas directas sobre el grado de confianza en las distintas instituciones de la sociedad civil. En la medida que los jóvenes no se sientan partícipes del proceso de decisión en estas instituciones, es de esperar que su grado de pertenencia disminuya considerablemente. Sobre este último punto, el Cuadro 1 muestra las percepciones de los jóvenes (entre 18 y 25 años) sobre la importancia de la democracia como forma de gobierno, y la confianza en los partidos políticos, la justicia y la seguridad ciudadana (policía) en nueve países latinoamericanos. 13
Estas percepciones son indicativas del sentido de pertenencia y aceptación de los jóvenes respecto de dichas instituciones. Es importante remarcar de entrada la alta valoración del sistema democrático entre los jóvenes, en particular en países como Argentina, Bolivia y Venezuela, donde más del 60% de los jóvenes sostiene que esta forma de gobierno es preferible en cualquier contexto. Sin embargo, en los últimos años se han registrado caídas en la legitimidad absoluta del sistema democrático en Brasil, Colombia y Perú. Respecto a la confianza en los partidos políticos, es un hecho que estos han perdido legitimidad entre nuestros jóvenes en prácticamente todos los países de la región, superando el 80% de imagen negativa en Argentina, Brasil, Ecuador y Perú.
La relación negativa entre la participación política de los jóvenes y el nivel de ingreso de los países podría explicarse por el menor interés y confianza en la vida política cuando las poblaciones envejecen y presionan los debates políticos hacia los intereses de los ciudadanos mayores, situación característica de los países desarrollados (Banco Mundial, 2007).
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Sin embargo, esta opinión negativa se ha ido moderando en otros, como en México y Venezuela. Sobre el sistema judicial y el rol de la policía, si bien en prácticamente todos los países superan el 50% de imagen negativa (con excepción de Venezuela), se han registrado mejoras importantes en la imagen de la policía en todos los países, excepto en Ecuador y Perú, así como en el sistema judicial en Argentina, Bolivia, Colombia, México y Venezuela. Por el contrario, en Brasil, Chile, y notablemente Ecuador y Perú, las instituciones de seguridad y justicia han perdido confianza entre las generaciones más jóvenes. Ahora bien, ¿cómo se compara la opinión de los jóvenes sobre las instituciones antes mencionadas respecto de los adultos en su mismo
país? ¿Son particularmente más escépticos los jóvenes respecto a la legitimidad de estas instituciones? La respuesta parecer ser que no necesariamente. El Cuadro 2 muestra que las opiniones de los jóvenes sobre la importancia de la democracia y el grado de confianza en los partidos políticos, el poder judicial y la policía no difiere sustantivamente de la opinión de los adultos en todos los países analizados. Por supuesto que existen excepciones dignas de remarcar. Los jóvenes suelen valorar bastante más a la democracia respecto de sus mayores en México, aunque lo opuesto sucede en Brasil, Colombia y Chile. Por el contrario, mientras que en Bolivia la confianza en los partidos políticos es relativamente mayor entre los jóvenes, esta es relativamente menor respecto a la de los adultos en Brasil. Por último, los jóvenes suelen confiar más que los
Cuadro VI: Encuesta a jovenes y adultos 2006
Fuente: Elaboración propia con base en Latinobarómetro (1996, 2006).
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adultos en el sistema judicial en Argentina y Bolivia (aunque relativamente menos en Brasil y Chile), y más en la policía en Ecuador y Perú (aunque relativamente menos en Chile). Es importante reconocer que en las últimas décadas, los países latinoamericanos han avanzado en la articulación de políticas de juventud, aunque con amplia heterogeneidad entre países. Esta heterogeneidad también se refleja en la institucionalidad pública de los temas referidos a la juventud, coexistiendo ministerios, viceministerios, secretarías, institutos o direcciones de juventud en los distintos países de la región14. El cambio radical en los intereses de los jóvenes obliga a repensar las nuevas formas de integración de estos con el resto de la sociedad. Entre las políticas específicas dirigidas a la juventud, la educación es fundamental no solo para proveer mayores oportunidades de bienestar y movilidad social, sino también para preparar a las personas para el ejercicio ciudadano. Más allá de los sistemas formales de educación, la experiencia reciente de los planes de capacitación a jóvenes desempleados que abandonaron el sistema educativo apunta a lograr la inserción laboral de estas personas, y por ende, a alcanzar un mayor grado de inclusión social (CAF, 2007). Asimismo, vale destacar el creciente apoyo a los programas de voluntariado juvenil, en áreas diversas tales como las campañas de alfabetización, combate a la pobreza, construcción de viviendas, cuidado de parques y plazas o la defensa del medio ambiente, así como la promoción de programas de desarrollo que incluyen a los deportes, el teatro, el entrenamiento en liderazgo y la construcción de la paz (CEPAL, 2004). Por otra parte, no solo es deseable la promoción de políticas para la juventud, sino también de políticas desde la juventud, con actividades
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propuestas y realizadas por los mismos jóvenes (autogestionadas). Tanto la educación, como la inserción laboral y la participación en actividades comunitarias para y desde la juventud ayudan a incrementar el sentimiento de pertenencia e inclusión social, así como a alcanzar un mayor grado de cohesión social. En el esfuerzo por lograr un mayor grado de cohesión social y participación entre los jóvenes latinoamericanos, existe un rol importante que pueden lograr los organismos multilaterales, ONGs e incluso el sector privado, como parte de sus programas de responsabilidad social corporativa. La Corporación Andina de Fomento (CAF), por ejemplo, ha venido acompañando los esfuerzos del sector público y privado de los países de la región a través de programas enfocados a la instrucción musical, el adiestramiento en oficios y a la formación deportiva. En todos ellos, la estrategia de fondo busca articular el tejido social, particularmente en los segmentos más vulnerables, tales como los niños, jóvenes y mujeres más pobres, los campesinos y las poblaciones indígenas (CAF, 2006). Por ejemplo, el programa de Acción Social por la Música utiliza la música como herramienta de rescate social en ciudades como Guayaquil, Lima, Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra, Medellín y Bogotá. En estas ciudades se cuenta con un alumnado infantil que recibe capacitación vocal mediante los talleres Voces Andinas a Coro (VAC). El capítulo coral también se ha ampliado a las favelas de Río de Janeiro y Sao Paulo, tanto en lo docente, como lo juvenil e infantil. Asimismo, se ha apoyado al Conservatorio Andino Itinerante (CAI), que ofrece capacitación instrumental y de dirección de orquesta en niños y jóvenes con el fin de iniciar la conformación de la Orquesta Sinfónica Infantil
Por ejemplo, el principal organismo en materia de políticas de juventud en Panamá es el Ministerio de la Juventud, la Mujer, la Niñez y la Familia; en Bolivia, el Viceministerio de la Juventud, Niñez y Tercera Edad; en El Salvador, la Secretaría de Estado de la Juventud; en Chile, el Instituto Nacional de la Juventud; y en Argentina, la Dirección Nacional de Juventud (CEPAL, 2004).
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Andina. Una encuesta reciente a alumnos participantes en el CAI y VAC arrojó que el 72% de ellos declara haber mejorado su rendimiento escolar, mientras que el 55% dice sentirse más seguro de sí mismo. En resumen, las sociedades en su conjunto, y la juventud en particular, se encuentran frente a cambios profundos producto del progreso económico, la mayor integración y el auge de las comunicaciones. Los jóvenes actuales necesitan sentirse parte del nuevo esquema social, y la mejor manera de incluirlos e integrarlos es
a través de espacios en los cuales puedan expresar sus ideas y programas específicos que tomen en cuenta sus intereses y necesidades cambiantes. De igual manera, es importante reconocer que se deben otorgar “segundas oportunidades” a aquellos que, por su inexperiencia o sus malos antecedentes familiares, tomaron decisiones equivocadas, priorizando la rehabilitación y minimizando el castigo. De esta forma se podrá incrementar su sentimiento de pertenencia y cohesión social, como una parte integral del resto de la sociedad.
Referencias bibliograficas Banco Mundial (2007). World Development Report 2007: Development and the Next Generation. Washington, DC: Banco Mundial. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2004). La Juventud en Iberoamérica: Tendencias y Urgencias. Santiago de Chile: Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2007). Cohesión Social: Inclusión y Sentido de Pertenencia en América Latina y el Caribe. Santiago de Chile: Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Corporación Andina de Fomento (CAF) (2006). Informe Anual 2006. Caracas: Corporación Andina de Fomento. Corporación Andina de Fomento (CAF) (2007). Oportunidades en América Latina: Hacia una Mejor Política Social. Caracas: Corporación Andina de Fomento. Latinobarómetro (1996). Informe Latinobarómetro 1996. Santiago de Chile: Latinobarómetro. Latinobarómetro (2006). Informe Latinobarómetro 2006. Santiago de Chile: Latinobarómetro.
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Cohesión social y juventud en Iberoamérica. TRINIDAD JIMÉNEZ GARCÍA-HERRERA Secretaria de Estado para Iberoamérica (España) Trinidad Jiménez ha sido Presidenta del Comité de Relaciones Internacionales del Consejo de la Juventud de España. Ha trabajado también como Responsable de Relaciones Políticas con América en la Secretaría de Relaciones Internacionales del PSOE, y fue asesora del ex Presidente Felipe González en la Comisión Progreso Global de la Internacional Socialista, desde 1997. Fue elegida Secretaria de Política Internacional de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE en el 35º Congreso Federal celebrado en julio de 2000 y reelegida en este mismo cargoenel36ºCongreso,llevadoacaboen julio de 2004. Fue reelegida Vicepresidenta del Partido de los Socialistas Europeos en el Congreso del PSE celebrado en Berlín en mayo de 2001.Ha sido candidata a la alcaldía de Madrid y portavoz del grupo municipal socialista del Ayuntamiento de Madrid y miembro de su Dirección, hasta el 27 de septiembre de 2006, cuando tomó posesión como Secretaria de Estado para Iberoamérica, en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.
Es
cosa generalmente aceptada que Iberoamérica, pese a todos los matices y excepciones que pueda plantear su propia diversidad, y pese a que su nivel de desarrollo es mayor que el de otras partes del Mundo, presenta unos indicadores de desigualdad que están entre los más elevados del Planeta. De acuerdo con el “Índice Gini” de distribución de la riqueza y el consumo, Iberoamérica mantuvo, durante la década de los
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1990, un nivel de desigualdad 10 puntos superior al de Asia, 17 puntos superior a la media de la OCDE y casi 21 puntos más que los países de Europa del Este. El otro elemento de la ecuación que aquí nos ocupa es que la población iberoamericana es eminentemente joven. En la región, Caribe incluido, hay unos 106 millones de personas de entre 15 y 24 años de edad. Eso supone un 9 % de la población joven mundial.
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La conjunción de estos dos factores, una población joven y una sociedad desigual, reviste particular interés en una región del mundo en la que los Estados están, en cierto modo, en pleno proceso de estructuración institucional y social. Para que esa empresa sea llevada a buen término es necesario que el segundo elemento se imponga al primero: que las aportaciones de la juventud primen sobre la continuidad de la desigualdad. Por decirlo de forma sencilla, es deseable que la sociedad iberoamericana se acabe pudiendo definir como “joven y cohesionada”. En efecto, a la hora de articular unas sociedades civiles más fuertes y cohesionadas, unos sistemas más democráticos y libres y unas instituciones capaces de atender las necesidades y garantizar el desarrollo del potencial de sus ciudadanos, el papel de la juventud es especialmente relevante. En la medida en que se le conceda el derecho que reclama de participar en la construcción de la nueva sociedad, ese sector de la población puede constituir un desafío o una oportunidad. El desafío está íntimamente relacionado con la vulnerabilidad que padecen los jóvenes, uno de los segmentos sociales más expuestos a la exclusión. El índice de desempleo es un buen indicador de este hecho: uno de cada dos desempleados en la región tiene entre 15 y 24 años. Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo, la tasa promedio de desempleo juvenil en Iberoamérica se sitúa en el 16,6 %, por encima del 13,5 % de la media mundial, y tres veces superior al nivel de desempleo entre adultos. A ello se añade que la precariedad laboral es elevada, como consecuencia del modelo de contratación imperante durante las últimas décadas, durante las cuales el 70 % de los empleos creados lo fue en el sector informal. Pero además de la inseguridad de un empleo de esas características, se ha de tener en
cuenta la insuficiencia salarial: incluso entre quienes han logrado encontrar trabajo, un tercio, 16,7 millones de jóvenes, no consiguen traspasar el umbral de pobreza de los dos dólares diarios; si nos referimos a la extrema pobreza que representa sobrevivir con menos de un dólar por día, el porcentaje es del 13,3 %. Estas frías cifras reflejan con claridad que uno de cada tres jóvenes, de entre los mejor situados de Iberoamérica, es decir, de los que tienen empleo, no puede cubrir sus necesidades básicas de alimentación y vivienda. Y lo más preocupante es que estos porcentajes no han mejorado mucho más del 0,5 % durante la última década, a pesar de la notable mejora macroeconómica de los países de la región. Además, es innecesario resaltar que si esos jóvenes pertenecen a alguna minoría indígena, o al entorno rural, o se trata de mujeres, las estadísticas pueden ser mucho más desfavorables. De los 22 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, el 72% son mujeres. Por su parte, los trabajadores indígenas, jóvenes y adultos, perciben salarios entre el 35 % y el 65 % inferiores a los de la población blanca. En cuanto a los niveles de educación, vuelve a aparecer la desigualdad: la media de escolarización es de cuatro años para el 20 % más pobre de la población y de diez años para el 20 % con mayor nivel de rentas. Sólo uno de cada cuatro jóvenes puede acceder a una educación postsecundaria. Por lo demás, existe todavía un elevado nivel de trabajo infantil, que se triplica entre los quince y los veinticuatro años, condenando a numerosos jóvenes a apartarse para siempre de la posibilidad de cualificarse y seguir una trayectoria laboral, y por tanto social, positiva. Estos datos son particularmente significativos si se considera que tener estudios de educación primaria, aun incompletos, supone para el trabajador iberoamericano un salario dieciocho veces superior al que percibe alguien no escolarizado; la diferencia de ingresos es mucho mayor
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si se ha completado la educación secundaria (61 % superior) y casi no admite comparación si se trata de alguien que posee un título universitario (152 %). La dificultad de acceso a los recursos, a la educación, a la información y a la toma de decisiones, así como las dificultades económicas, las situaciones en conflicto y la falta de oportunidades, generan un incremento de la vulnerabilidad y de la exclusión social en los jóvenes. Si no hay oportunidades, los jóvenes están condenados a un círculo vicioso de pobreza, que afecta a la autoestima, genera desaliento y puede empujar a este sector de la sociedad a autoexcluirse de la misma. Surgen entonces fenómenos indeseados, como la violencia y la delincuencia juveniles, que alcanzan niveles preocupantes en algunos países de la zona y que por definición lastran gravemente las posibilidades de desarrollo social. El reto al que deben enfrentarse las sociedades iberoamericanas es, pues, el de eliminar
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esa marginación y exclusión de la juventud. Y la oportunidad a la que me refería es la que a esas mismas sociedades les ofrecen sus jóvenes, de convertirse en más justas, prosperas, libres y cohesionadas. Contribuir a excluir la pobreza, potenciar el desarrollo económico e impulsar la creación de sociedades más justas son las tres grandes aportaciones que están en manos de la juventud. Para analizar la primera, la reducción de la pobreza, tenemos que ser conscientes de que el nexo entre ésta y el crecimiento económico se ha debilitado cada vez más: para lograr disminuciones similares del porcentaje de pobreza, actualmente se precisan tasas más elevadas de expansión del Producto Interior Bruto. Por eso hay que apostar por la cohesión social; porque si la distribución de la renta se correspondiera con el nivel de desarrollo, el número de personas que viven bajo el umbral de la pobreza se vería reducido a la mitad. Para la
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mayor parte de los países de la región, bastaría con un crecimiento del 3 % para cumplir el Objetivo del Milenio de reducción de la pobreza a la mitad antes de 2015, siempre que la desigualdad disminuyese aproximadamente un 4 %. Por ello, es necesario poner más énfasis en la equidad y el buen gobierno, por un lado, pero también en dar protagonismo a la sociedad civil y en la mejora del capital humano. Ahora mismo se configuran como necesidades de primer orden la ampliación y mejora de los sistemas educativos y la elevación progresiva de la escolaridad obligatoria, así como la capacitación laboral en general. A ello habría que añadir una disminución consistente de las diferencias salariales y un aumento de programas específicos de empleo que disminuyan la economía sumergida. Pero además, debe facilitarse el acceso de todos los sectores de la sociedad a los servicios básicos: salud, educación, vivienda, nutrición, seguridad.
Naturalmente, este incremento de la cualificación y de la capacidad productiva de los ciudadanos constituye un valor agregado que se refleja en la competitividad de las economías y en la solidez de los regímenes democráticos. En sentido contrario, la desigualdad social tiene un enorme costo económico y un efecto desestabilizador del sistema político. Y, a su vez, la desigualdad de los ingresos es el resultado directo de la distribución, también desigual, de los activos de una sociedad, especialmente la educación, la salud, la participación política, el trabajo remunerado y productivo y el acceso al crédito. Las desigualdades sociales impiden a capas enteras de la sociedad beneficiarse del crecimiento y contribuir al mismo mediante el consumo, el ahorro y la inversión. Por el contrario, el crecimiento y la cohesión se refuerzan mutuamente: reduciendo las disparidades, todos los grupos sociales pueden contribuir al desarrollo social y económico general.
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Por ello, los “Objetivos de Desarrollo del Mi- Iberoamérica ha llevado a cabo, durante la lenio” de NNUU conciben el trabajo decente última década, un importante esfuerzo, que y productivo de los jóvenes como una pieza le ha permitido estabilizar su economía y mefundamental para la lucha contra la pobreza. jorar sus indicadores sociales, pero también Es fácil comprender la necesidad de reforzar lograr progresos considerables en lo relativo la cohesión social y hacer de ella partícipes a a los Objetivos del Milenio, especialmente en los jóvenes, para prevenir y erradicar la mise- educación primaria, igualdad de género y taria y la exclusión y evitar que haya personas sas de escolarización. A pesar de las desigualque no puedan ser parte plena en la vida eco- dades antes señaladas, el Director General nómica, social y civil y cuyos ingresos o recur- chileno de la OIT define a la actual juventud sos (personales, familiares, sociales y cultura- iberoamericana como “la más educada que les) no sean suficientes para hemos tenido”. disfrutar de un nivel y una Los jóvenes calidad de vida considerados Los niveles de educación de iberoamericanos aceptables por la sociedad la juventud han ido subiende hoy nacieron en en que viven y que, por tando, por lo que el potencial de to, no puedan ejercer plenacreatividad, manejo de las tecsu mayoría durante mente sus derechos fundanologías, innovación, producla llamada “década mentales. tividad, es enorme si se dan perdida”, y han crecido las condiciones adecuadas. en medio de grandes Veamos ahora la segunda de Para que el Subcontinente se transformaciones las posibles contribuciones beneficie de la liberalización de la juventud: potenciar el y ampliación de mercados, es socioeconómicas, crecimiento económico. esencial mejorar el acceso al incluidas la mercado laboral y aumentar globalización de Los jóvenes iberoamericael valor añadido de la produclos mercados, la nos de hoy nacieron en su ción, mejorando la compemigración masiva, y mayoría durante la llamada titividad de las economías a “década perdida”, y han cretravés de una mayor inversión reformas laborales de cido en medio de grandes en I + D y de una mejora del consideración transformaciones socioecocapital humano. nómicas, incluidas la globalización de los mercados, la migración masiva, Una juventud formada y con empleos deceny reformas laborales de consideración. Han tes, puede, además, realizar enormes aporsido testigos de cómo aumentaba la precarie- taciones como trabajadores productivos, dad en los mercados de trabajo en la región y empresarios, consumidores, miembros de la en sus propias condiciones de vida. Ellos son sociedad civil y agentes de cambio. los primeros interesados en invertir la tendencia. Máxime, cuando en ese período han Así pues, los jóvenes tienen mucho que decir aumentado las exigencias de cualificación en a la hora de reducir la pobreza y la desigualcampos como el conocimiento de idiomas o dad y de favorecer el desarrollo económico de el uso de tecnologías de la información, terre- las sociedades de las que forman parte. Pero nos en que los jóvenes a quienes se ofrece la todavía hay, como decía, una tercera aportaoportunidad se pueden desenvolver con es- ción: su influencia para construir sociedades pecial competencia. más justas, cohesionadas y libres. Si en las dos
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primeras aportaciones se palian los efectos del pasado y se fomentan las posibilidades del presente, en esta tercera, de alguna manera, se cimenta una apuesta de futuro. Como señala un informe de la OIT de 2007, promover el trabajo decente para la juventud supone, en última instancia, fomentar la gobernabilidad democrática, la libertad y el desarrollo humano. Son éstos valores muy ampliamente aceptados por la juventud y, unidos a la generosidad que se da por sentada en esa etapa de la vida, deberían constituir un indicio de la medida en que los jóvenes pueden contribuir a construir una sociedad en la que, verdaderamente, nadie se vea excluido o marginado. En un marco más amplio, también es fácil intuir que la participación de los jóvenes es irrenunciable a la hora de construir una verdadera ciudadanía iberoamericana. Una vez más, se presume que en esa fase vital se tiene una mayor curiosidad, que facilita el conocimiento mutuo, y una gran disposición para asumir y superar las diferencias y potenciar las afinidades. Ese conocimiento entre las distintas sociedades iberoamericanas debería estructurar y dar mayor solidez a una entidad ya existente, la Comunidad Iberoamericana, cuyas posibilidades de futuro son inmensas y todavía no suficientemente conocidas por sus protagonistas. En esta convicción se basa la iniciativa española de crear un sistema de intercambio de estudiantes y docentes similar al programa Erasmus, que estamos seguros de que contribuirá a fomentar ese conocimiento y la creación de una comunidad de valores, de un acervo iberoamericano, que incluya la solidaridad como valor, y un sentido de pertenencia a la sociedad, compatible con la aceptación de la diversidad.
su cuota de responsabilidad. Pero la responsabilidad depende de la capacidad, y ésta les debe ser otorgada por las sociedades de las que forman parte. Es ineludible que la sociedad iberoamericana haga lo necesario para que sus jóvenes tengan el mayor número de opciones y la máxima libertad posible para realizarse como personas, especialmente a través de una mejor inserción laboral que les permita acceder a trabajos decentes en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana. Ya va habiendo algunos avances. En varios países de la zona, como Brasil o Perú, el empleo registrado viene teniendo en los últimos años un crecimiento acelerado y sostenido sin precedentes. En la región, y aunque queda mucho por hacer, no se ha ignorado la necesidad de combatir la desigualdad y la exclusión. La media de incremento de los gastos sociales en Iberoamérica subió del 7,7 % del PIB en 1970 al 12,3 % en 1999 y muchos de los países han puesto en marcha distintos programas sociales y estrategias de reducción de la pobreza. Las oportunidades existen y no deben ser desaprovechadas.
PA N O RA MA E NT Í F I C O En suma, los jóvenes iberoamericanos tienen mucho que aportar a la construcción de un mundo mejor. Tienen por ello, por supuesto,
En ese empeño, los países iberoamericanos saben que pueden contar con el Gobierno español, que ha tenido y tiene la voluntad política de trabajar para favorecer la cohesión social en Iberoamérica y es consciente de que para ello es esencial garantizar la participación de los jóvenes, favoreciendo siempre las aspiraciones de quienes más lo necesitan.
Para concluir, me gustaría señalar que es esencial el garantizar la integración y participación de los jóvenes en las sociedades de las que forman parte. No sólo porque, desde un punto de vista moral, la miseria y la exclusión son contrarias a los valores fundamentales de la dignidad humana. También, desde un punto de vista práctico, porque en este terreno la sociedad se juega su propio futuro.
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Cohesión social y la juventud como capital humano y social para el desarrollo MARÍA ROQUEBET LEÓN Ministra de Desarrollo Social (Panamá) La ministra de Bienestar Social María del Carmen Roquebert León a lo largo de su trayectoria profesional se ha desempeñado como asesora de organizaciones sindicales, y de la sociedad civil, además de docente universitaria. Posee notable experiencia en el manejo de proyectos de cooperación para el desarrollo social, en la aplicación de la equidad y la transversalidad del enfoque de género para proyectos sociales. Así mismo, cuenta con experiencia como moderadora para facilitar procesos de discusión grupal, arbitraje y utilización de metodologías participativas.
Existe
consenso entre los países que conformamos las Naciones Unidas respecto a que “Las capacidades más básicas para que el ser humano pueda desarrollarse son: tener una vida larga y saludable, disponer de educación y tener acceso a los recursos necesarios para disfrutar de un nivel de vida digno. Igualmente existe consenso en que la participación en la vida comunitaria y en la política de la sociedad son capacidades indispensables para el desarrollo.
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Los países de América Latina hemos emprendido procesos que faciliten el desarrollo de dichas capacidades con adversidades de gran magnitud15. Los elevados niveles de desigualdad, poen desafíos que trascienden las capacidades de las distintas administraciones de gobierno para superarlos y demanda una visión estratégica de Estado. Dicha realidad demanda también la búsqueda de consensos nacionales que sean el resultado de procesos participativos de plani-
Perry, Guillermo E., Omar S. Arias, J. Humberto López, William F. Maloney y Luis Sierra. 2006. Reducción de la Pobreza y Crecimiento: círculos virtuosos y círculos viciosos. Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento/Banco Mundial.
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públicas integrales que incidan sobre esa realidad científicamente descubierta; la organización y participación activa de todos los actores sociales sobre la base de un nuevo pacto social; y esfuerzos orquestados mediante inversiones concretas que prevengan la exclusión social y compensen sus consecuencias. Atendiendo la realidad antes descrita y cónsone con la definición conceptual y estratégica de los objetivos fundamentales de las agendas nacionales e internacionales de desarrollo16, corresponde promover el logro de una verdadera cohesión social y una visión compartida del progreso visualizando el papel de todos, en la búsqueda de dicho objetivo. La contribución de cada ciudadano se potencia cuando participamos de manera organizada construyendo colectivamente las bases que sustenten un desarrollo humano sostenible. Lo anterior reconociendo el protagonismo de los jóvenes y el papel trascendental que el entorno familiar y comunitario tienen en dicho desarrollo. Por ello ha de promoverse una nueva cultura política y una nueva docencia social que facilite el que mujeres y hombres organizada/os, con un cada vez mejor definido protagonismo de los jóvenes, seamos efectivamente agentes de cambio. Se propone también, como parte de éste nuevo Pacto Social, que junto al gobierno se involucre la sociedad civil en el proceso de formulación y evaluación de las políticas públicas. Para ello, se
propone crear los escenarios, las coordinaciones y los organismos legales, financieros y gerenciales necesarios para garantizar el flujo de aportes y recursos en forma oportuna y efectiva.
Desarrollo Sostenible y Capital Social El concepto de desarrollo sostenible17, luego de su definición durante las sesiones de la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo (1987), se popularizó principalmente mediante la Agenda 21. La Agenda 21 constituye la estrategia y plan de acción derivado de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Rio de Janeiro, 1992) y del plan de implementación de la Conferencia Mundial sobre Desarrollo Sostenible (Johannesburg, 2002). El desarrollo sostenible se sustenta sobre la base de tres objetivos interdependientes: sostenibilidad económica18 ,sostenibilidad social19 y sostenibilidad ambiental20. El éxito del desarrollo sostenible depende en gran medida de la capacidad de la sociedad para luchar por un balance entre estos tres objetivos. El incremento y persistencia de la pobreza y la desigualdad, el uso indiscriminado de los recursos naturales y la corrupción son manifestaciones de la realidad que expresan la limitada capacidad de las sociedades para lograr dicho balance.
16 Ver entre otros • Naciones Unidas (2000) Declaración del Milenio. New York. • Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2003) Informe Sobre Desarrollo Humano 2003. NewYork 17Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo (1987): el desarrollo sostenible es un proceso dirigido a satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. 18 Generar prosperidad a todo nivel de la sociedad mediante una inversión efectiva de toda actividad económica, particularmente haciendo viables los emprendimientos y actividades a través del tiempo. 19 Respetar los derechos humanos y promover la igualdad de oportunidades para todos los miembros de la sociedad. Ello requiere de una distribución equitativa de los beneficios derivados de los emprendimiento y actividades y una reducción efectiva de la pobreza. Ello requiere también concentrar esfuerzos en el desarrollo de las capacidades de las comunidades locales para mantener y fortalecer sus sistemas de apoyo al bienestar, reconociendo y respetando la diversidad cultural y evitando toda forma de explotación. 20 Conservar y administrar los recursos, particularmente aquellos no renovables o de significativo valor para los sistemas de apoyo al bienestar. Ello implica la realización de acciones para minimizar la contaminación del aire, la tierra y el agua, y para conservar la diversidad biológica y el patrimonio natural.
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Ésta situación demandan de la sociedad, como ente colectivo, una revisión y consensos respecto a la ética que guía sus acciones y un reconocimiento de las prioridades que en materia de inversión deberá fijar para lograr objetivos consensuados. El desarrollo sostenible como concepto que guía los procesos que conduzcan al bienestar común de las actuales y futuras generaciones, se dinamiza mediante la inversión y uso de cuatro formas de capital cuya articulación deberán atender dicha ética21. A pesar de los avances conceptuales y metodológicos y de lineamientos de política logrados por la humanidad en materia de desarrollo, y de los acuerdos internacionales pactados entre las naciones del mundo para promover la sostenibilidad del mismo, las agendas de desarrollo nacionales y locales tienden a enfatizar las inversiones correspondientes al capital construido (activos productivos e infraestructura), reproducen mecanismos ineficientes de inversión de capital humano (educación, salud, nutrición) y manifiestan en la práctica muy poca atención a las inversiones correspondientes al capital social (capacidad organizativa) y al capital natural (recursos naturales). Ello ha derivado en procesos adversos al desarrollo sostenible. Por un lado, los modelos de desarrollo adoptados por muchos países, han generado estructuras administrativas y de poder que refuerzan condiciones desiguales de acceso a oportunidades, y a los servicios derivados de la inversión de capital humano tales como educación y salud. Por otro lado, la falta de inversión en capital social ha limitado la capacidad de la sociedad para definir una ética del desarrollo con objetivos colectivamente formulados, y para hacer uso de la capacidad organizativa en los procesos productivos y de inversión de capital humano.
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Juventud como Capital Humano y Social para el Desarrollo A lo largo de los últimos años hemos conseguido, a través de innumerables sacrificios y esfuerzos, construir un consenso en torno a la importancia de desarrollar juntos una idea anclada en la cooperación y la cohesión social. Hoy es posible enseñar al mundo una voluntad regional consolidada con el paso de la historia; Iberoamérica ha trascendido su acepción geográfica, se ha convertido en una plataforma integrada que intenta proveer a sus ciudadanos de mejores garantías para el ejercicio de sus derechos, mediante el uso racional de los recursos y de la acción articulada entre los Estados. Sin embargo, es importante señalar que aún persisten asignaturas que no admiten plazos, ni dilaciones, la exclusión social recorre uno a uno a todos nuestros países, y es profundamente dramática cuando hablamos de jóvenes. Evidentemente, pensar en la construcción de un presente para un futuro cierto y seguro implica encaminar políticas y programas hacia la generación que actualmente constituye el grupo poblacional más amplio y mejor formado de toda nuestra historia. Es imperativo, por tanto, potenciar la oportunidad que significa tener dentro de nuestras fronteras a 150 millones de jóvenes capaces de transformar el rumbo y el devenir de nuestros pueblos. Hemos conseguido dotarnos de estructuras institucionales para dar seguimiento a la trascendencia de nuestros acuerdos, hemos logrado dinamizar el dialogo y la cooperación en el marco de diferentes asuntos estratégicos, hemos ampliado los cauces para el intercambio de saberes; ahora es tiempo de abrir espacios para que la juventud participe y protagonice el escenario de la cohesión y el desarrollo, para que los hombres y mujeres jóvenes iberoamericanos
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encuentren el camino más próspero y digno para su propio destino. La Cohesión social pasa, irremediablemente, por la inclusión firme y decidida de nuestra juventud. Para ello debemos generar mecanismos de inversión para contribuir a la implementación de una Política Social de Juventud, que financie proyectos y estudios básicos dirigidos a incrementar la Cohesión Social de las Comunidades mediante la participación activa de los jóvenes, así como a la creación de Redes Sociales que permitan a su vez incrementar el Capital Social del país. Lo anterior facilitará la optimización de las capacidades colectivas y la participación social de los jóvenes aumentando así la eficiencia y eficacia de la inversión social (gasto social) y garantizando la sostenibilidad de los procesos dirigidos a la búsqueda del bienestar común. Existen suficientes evidencias científicas que sugieren que la inversión en capital social acrecienta los beneficios de la inversión en capital natural, construido y humano22.
la exclusión social y promover, en cambio, el desarrollo la cohesión nacional y regional. Este cónclave ha impulsado, de forma unánime y consecuente, el Plan Iberoamericano de Cooperación e Integración de la Juventud, con el fin de ordenar los esfuerzos y estrategias de nuestros países en materia de políticas dirigidas hacia los jóvenes. La OIJ, como portadora de esta importante y destacada encomienda, ha construido el documento que guiará las acciones de todos los gobiernos de la Región; sin embargo, es imprescindible que comprometamos los recursos que sean necesarios para que los caminos allí contemplados tengan un asidero firme y viable en la realidad de nuestros pueblos. La OIJ tiene que ser uno de los bastiones institucionales de la cohesión social, porque a través de todos sus movimientos se promueven las ideas frescas y renovadas de millones de ciudadanos que quieren y desean vivir con la certeza de que podrán construir sus vidas de acuerdo con sus sueños y esperanzas. Es importante señalar que los jóvenes actuales son una asignatura que no admite plazos, constituyen el grupo poblacional más amplio y mejor formado de todo nuestra historia, expresan realidades que implican variados desafíos y requieren de soluciones urgentes, es el momento de abrir espacios para que la juventud participe y protagonice el escenario de la cohesión y el desarrollo, para que los hombres y mujeres jóvenes iberoamericanos encuentren el camino más próspero y digno para su propio destino. La Cohesión Social pasa, irremediablemente, por la inclusión firme y decidida de nuestra juventud. Se hace necesario de forma contundente la puesta marcha del el Plan Iberoamericano de Cooperación e Integración de la Juventud, con el fin de ordenar los esfuerzos y estrategias de nuestros países en materia de políticas dirigidas hacia los jóvenes y el fortalecimiento de la Organización Iberoamérica de la Juventud OIJ.
PA N O RA MA E NT Í F I C O El Papel de la Organización Iberoamericana de Juventud
Tenemos la suerte y la fortuna de tener como único ejemplo en el mundo a una institución fundada en nuestra voluntad y compromiso de concertar políticas para las nuevas generaciones, la Organización Iberoamericana de Juventud23. Durante más de 15 años, a través de la OIJ, hemos dotado a nuestros países de referentes institucionales que han convertido a la juventud en un asunto transversal mediante la aplicación de decisiones encaminadas y dirigidas a construir sociedades integradas e inclusivas. Por ello, podemos afirmar que tenemos herramientas e instrumentos para revertir la tendencia de 22
Kliksberg, Bernardo. 2005. Más ética, más desarrollo. Temas Grupo Editor, Buenos Aires. OIJ. Organismo internacional de carácter gubernamental creado para promover el dialogo, los conciertos y la cooperación entre los países iberoamericanos
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La educación,una apuesta por la juventud SERGIO FAJARDO VALDERRAMA Alcalde de Medellín (Colombia) Nacido en Medellín, durante muchos años enfocó sus esfuerzos en el área académica de importantes universidades del país y del mundo. Como periodista ha estado inmerso en diferentestemasdelaesferacolombiana. Ha sido Subdirector de El Colombiano y columnista de El Mundo, El Espectador y la Revista Dinero; trabajó en los programas de televisión Operación Ciudad de Telemedellín y Zanahoria de Teleantioquia y perteneció al equipo de Viva FM de Caracol Radio. Ha participado también en procesos de paz como miembro fundador de la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia durante la gobernación del hoy Presidente Álvaro Uribe y ha dictado armado en Colombia.
Una
ciudad dinámica y vibrante, que crea y sueña. Que cree en su gente y con ella construye las bases de un futuro mejor. Una ciudad que trabaja por ser más justa e incluyente, pionera en los negocios, en las exportaciones y en la creatividad. Eso y mucho más es Medellín. No es un secreto que por años el reconocimiento de nuestra ciudad estuvo marcado por -
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dad más violenta del mundo: tuvimos 6.349 homicidios, esto es 381 por cada 100.000 habitantes. Pero esto quedó atrás. Hoy Medellín ha pasado del miedo a la esperanza gracias a una intervención decidida, que pasa por reconocer que en la ciudad estamos resolviendo dos problemas fundamentales: Primero, una violencia de raíces profundas y varios años de historia; y segundo, desigualdades sociales históricas que imposibilitan el acceso de todos a verdaderas oportunidades de desarrollo.
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La reducción de la violencia implica no sólo disminuir los índices de homicidios, sino interrumpir la transmisión generacional y cultural de la violencia. Sabemos que la ciudad ha atravesado momentos muy difíciles, pero hoy la esperanza se respira en cada rincón y la vida es, de nuevo, la que tiene la palabra. Según los pronósticos, sólo hasta 2015 la ciudad alcanzaría los índices de reducción de violencia que hoy tenemos. Esto ha implicado procesos de negociación con actores ilegales. Actores que hoy, después de una intervención cuya base es la educación, el acompañamiento psicosocial y la generación de ingresos, están comprometidos también con el desarrollo de Medellín. Pero no sólo hemos trabajado con estos actores, también con las víctimas y con aquellos jóvenes que, por sus condiciones económicas, culturales y sociales están en riesgo de asumir la violencia como un estilo de vida. Para ellos también diseñamos un programa que facilita su ingreso al mundo laboral con mejor formación y facilidades de financiamiento, asesoría y acompañamiento, entre otras. También ha significado fortalecer la institucionalidad, recuperar espacios dominados por otros actores y retomar la presencia del estado, no sólo física sino simbólica. Es decir, recuperar la confianza de las personas en la Policía y en la autoridad legítima, lo que implica no sólo trabajar por la convivencia y la seguridad, sino por crear condiciones reales y equitativas de desarrollo que le muestren a la comunidad que existe un gobierno preocupado y que aporta soluciones. Cada reducción de la violencia es aprovechada para adelantar una intervención social decidida que apunta a mejorar la calidad de vida de las personas: generar oportunidades equitativas en educación, empleo, espacio público y cultura, entre otras y apuntan a construir una ciudad más incluyente, educada, participativa y pacífica.
Al iniciar en la Administración, identificamos aquellas zonas de la ciudad con menores índices de desarrollo humano y calidad de vida, zonas sin presencia del Estado, y, que en los períodos de violencia, fueron las más afectadas. Allí desarrollamos el Modelo Medellín, la más educada, una intervención articulada y simultánea, cuyo eje es la educación, más allá de las aulas, para alcanzar una transformación social real y sostenible. Gracias a ese modelo, Medellín es hoy mirada por su transformación: una gran apuesta social, que es reto e invitación a propios y extraños. Enfrentamos obstáculos complejos, dificultades históricas, pero vamos marcando un camino de oportunidades y esperanza, a medida que disminuimos la violencia y le apostamos a la convivencia. Hoy los resultados se ven en una ciudad optimista, pacífica, que se encuentra en las calles y que reconoce en la educación su prioridad. Se hace evidente en nuevos escenarios públicos de alta calidad, modernos y hermosos para el encuentro ciudadano en las zonas más deprimidas; y en una renovada Cultura de Emprendimiento que da cuenta de miles de nuevas empresas y de otras fortalecidas. Y cada uno de estos resultados abarca a nuestros jóvenes. Educación de calidad desde cero años hasta la universidad y más allá, con iniciativas que abarcan la construcción de una infraestructura adecuada y facilitar el acceso a la educación, hasta mejorar la calidad de los maestros y los equipos administrativos, y convertir la educación en prioridad pública, de toda la comunidad. Además, hemos cambiado la piel de la ciudad: Construimos nuevos escenarios públicos de gran calidad, modernos, hermosos, en las zonas donde el desarrollo no llegaba, siempre alrededor de la ciencia, la educación y la cultura. Espacios para hombres,
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mujeres y niños en los que podamos de nuevo encontrarnos. Espacios para la inclusión. De igual forma, la cultura del emprendimiento ha invadido la ciudad. Desde los semilleros en los colegios hasta las microempresas de los barrios, las ideas más innovadoras o los desarrollos tecnológicos más avanzados, todos tienen cabida en Cultura E. Nuestra iniciativa para convertir las ideas y el conocimiento en capacidad productiva en el nivel barrial o en el universitario. 180.000 personas, muchos de ellos jóvenes, se han sensibilizado en más de tres años y hemos respaldado la creación de miles de empresas y el fortalecimiento de muchas más. Oportunidades de trabajo para nuestros jóvenes, puertas que se abren para su futuro.
En cifras En Medellín tenemos 640.243 jóvenes entre los 15 y 29 años de edad. 26% de la población de la ciudad es joven. De éstos, 303.952 son hombres y 336.291 mujeres, con múltiples vivencias, condiciones de vida y formas de ser, que representan una oportunidad para su promoción como actores de la transformación y del desarrollo social, económico y cultural de la ciudad, con el compromiso del estado y la sociedad.
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Altavoz Mención aparte merece este programa de la Administración Municipal que busca impulsar a nuestros jóvenes y su talento, es un espacio de oportunidades. Se trata de un concurso en el que jóvenes de toda la ciudad, capaces de crear música, teatro, literatura, se reúnen, presentan sus trabajos y son premiados. Miles de jóvenes han participado y disfrutado Altavoz.
La juventud en el modelo En el Modelo Medellín, la más educada, la juventud se incorporó como política pública municipal y en un esfuerzo por construir un espacio de largo plazo se diseñó el Plan Estratégico de Desarrollo Juvenil 2007 – 2015, realizado de manera participativa y aprobado mediante Acuerdo 076 de 2006. El Plan estableció algunos escenarios de futuro posible y deseable de desarrollo juvenil, estableciendo proyectos de intervención que le permitan a la municipalidad crear las condiciones para mejorar la calidad de vida de la juventud de la ciudad, sirviendo de marco a diferentes Secretarias e Institutos Descentralizados para desarrollar o reorientar sus acciones. Entre 2004 y 2007, ejecutamos programas para la promoción y el desarrollo de la juventud con una inversión que superó los $454 mil millones.
Juventud y sociedad:
juegos de espejos. Sentimientos, percepciones y demandas por derechos y políticas públicas. REGINA NOVAES Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones (Brasil)
Regina Célia Reyes Novaes es antropóloga. En su calidad de profesora del programa de post graduados en sociología y antropología, del IFCS de la Universidad Federal de Río De Janeiro (UFRJ), dirigió la investigación en iniciación cientí ca de investigaciones y de tesis en los siguientes temas: movimientos sociales, cultura y juventud. Fue editora de la Revista Religión y Sociedad de 1995 hasta 2005. Después de su retiro de la UFRJ, en 2005, continuó con sus trabajos académicos en el PPDGSA, sobre todo en el área de estudios de juventud. Fue Secretaria Adjunta de Juventud y Presidenta del Consejo Nacional de Juventud desde 2005 hasta marzo de 2007. Actualmente, como investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones prosigue con su contribución al desarrollo del “Projeto Juventude” y, paralelamente, es consultora del Instituto Brasilero de Análisis Socio-Económicos.
Este
artículo busca evidenciar el contexto en que vive la juventud contemporánea; destaca algunos de los marcos generacionales
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derechos, uno de los presupuestos para el diseño y validación de Proyectos y Acciones dirigidas para este segmento de población.
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De inicio, vale recordar que cuestionar la universalidad de la categoría juventud significa reconocer su historicidad. Varían las edades cronológicas y las expectativas que las sociedades construyen sobre sus jóvenes. De hecho, definiciones sobre infancia, juventud y madurez fueron ganando contenidos, contornos sociales y jurídicos a lo largo de la historia, en medio de disputas económicas y políticas. Son arbitrarios culturales y reglas socialmente construidas que determinan cuándo, cómo y por medio de qué rituales las sociedades reconocen los pasajes entre estas fases de la vida.
ciudad, entre regiones del mismo país, entre países, entre continentes, hemisferios. Hay todavía otras desigualdades que se expresan particularmente en la vida urbana. En Brasil, y por el mundo, existen hoy jóvenes que son vistos con prejuicio por vivir en áreas pobres clasificadas como violentas. Con diversos nombres, topografías e historias, las periferias son - por regla general marcadas por la presencia de las armas de fuego. Son ellas que sustentan tanto la tiranía del narcotráfico como la truculencia policial. La respuesta a la pregunta “¿Dónde vive usted?” puede ser decisiva en la trayectoria de vida de un joven. La “discriminación por dirección” restringe el acceso a la educación, al trabajo y al ocio de los jóvenes que viven en las chabolas y comunidades caracterizadas por la precaria presencia (o ausencia) del poder público.
PA N O RA M C I E NT Í F I C En la sociedad moderna, aunque haya variación de los límites de edad, la juventud se comprende como un tiempo de construcción de identidades y de definición de proyectos de futuro. Por eso mismo, de manera general, la juventud es la fase de la vida más marcada por ambivalencias. Ser joven es vivir una contradictoria convivencia entre la subordinación a la familia y a la sociedad y al mismo tiempo, grandes expectativas de emancipación. A la juventud se la intenta atraer con una especie de “moratoria social”. O sea, que la juventud es vista como etapa de preparación, en que los individuos procesan su inserción en las diversas dimensiones de la vida social, a saber: responsabilidad con familia propia, inserción en el mundo del trabajo, ejercicio pleno de derechos y deberes de ciudadanía. Ciertamente, entre los jóvenes contemporáneos, hay diferencias culturales y desigualdades sociales. Hoy ya es lugar común hablar de “juventudes”, en plural. En una sociedad marcada por grandes distancias sociales, son desiguales y diferentes las posibilidades de vivir la juventud como “moratoria social”, tiempo de preparación. La condición juvenil es vivida de forma desigual y diversa en función del origen social; de los niveles de renta; de las disparidades socioeconómicas entre campo y
Además de esto, la vivencia de la condición juvenil y también diferenciada en función de desigualdades de género, de prejuicios y discriminaciones que alcanzan a diversas etnias. Pero esto todavía no lo es todo. Los jóvenes de hoy también se diferencian en términos de orientación sexual, gusto musical, tendencias asociativas, religiosas, políticas, de grupos y de grupos de aficiones organizadas. Estos demarcadores de identidades pueden aproximar jóvenes socialmente separados o separar jóvenes socialmente próximos. En resumen, podemos decir que diferentes segmentos juveniles forman un complejo calidoscopio en el cual se entrelazan indicadores sociales reveladores. Desigualdades que, retroalimentadas por determinados prejuicios y discriminaciones, producen distintos grados de vulnerabilidad juvenil. A pesar de todo, con todas estas diferenciaciones internas, ¿qué habría de común entre los jóvenes de épocas diversas? Ciertamente la dimensión biológica (las hormonas, la adre-
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nalina, el cuerpo joven), favorece la predisposición para la aventura y las representaciones de fuerza y vitalidad motivando la osadía de arriesgadas prácticas juveniles. Pero, más allá del aspecto biológico, y a pesar de los abismos sociales existentes, ser joven en un mismo tiempo histórico es vivir una experiencia generacional común. La juventud es como un espejo retrovisor de la sociedad. Más que comparar generaciones es necesario comparar las sociedades que viven los jóvenes de diferentes generaciones. O sea, en cada tiempo y lugar, factores históricos, estructurales y coyunturales determinan las vulnerabilidades y las potencialidades de las juventudes. Los jóvenes del siglo XXI, que viven en un mundo que conjuga un acelerado proceso de globalización y múltiples desigualdades sociales, comparten una experiencia generacional históricamente inédita. Para más allá de las evidentes distancias sociales que los separan, los jóvenes de hoy viven en un momento en el cual la tensión localglobal se manifiesta en el mundo de manera contundente. Nunca hubo tanta integración globalizada y al mismo tiempo, nunca fueron tan agudos los procesos de exclusión y profundos los sentimientos de desconexión. Es verdad que estos aspectos tienen consecuencias en la sociedad como conjunto, para todas las franjas de edad. Pero sus repercusiones se agigantan sobre la juventud. Al final las profundas mutaciones en el mercado de trabajo alcanzan de manera particular a los jóvenes. Es en esta fase de la vida cuando se busca tener posibilidades para la emancipación. Las relaciones entre juventud y sociedad se hacen como en una especie de juego de espejos: a veces solamente retrovisor, a veces retrovisor y aumentador... En este peculiar juego dialéctico se producen marcas generacionales, sensibilidades y disposiciones simbólicas comunes a los jóvenes que viven en un mismo tempo social.
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Por esto mismo, para comprender los procesos sociales en curso, es preciso atentar para sus virtualidades. No es por casualidad, que entre los jóvenes siempre existen adhesiones a lo establecido y, también, territorios de resistencia y de creatividad. Así como existen condicionantes sociales que provocan la total adhesión a la sociedad de consumo, existen otros que impulsan la búsqueda de nuevas alternativas. Miedos y sentimientos de inseguridad y desconexión desfavorecen la sociabilidad contemporánea e imponen limitaciones económicas a los jóvenes, pero existen también una serie de sentimientos y predisposiciones simbólicas que impulsan resistencias, evidencian potencialidades y posibilidades de invenciones sociales históricamente inéditas.
Un nuevo casamiento entre educación y trabajo Como se sabe, la concepción moderna de juventud tornó la escolaridad una etapa intrínseca del pasaje para la madurez. Ya a partir de las transformaciones del siglo XVIII y, sobretodo, tras la segunda guerra mundial, “estar en la escuela” pasó a definir la condición juvenil. Idealmente, el retardo de la entrada de los jóvenes en el mundo del trabajo, garantizaría mejor pasaje para la vida adulta. En la práctica, este “pasaje” no ocurrió al mismo ritmo y modalidades en diferentes países y en el interior de distintas clases sociales de un mismo país. Amplios contingentes juveniles de familias pobres dejan la escuela y se incorporan prematura y precariamente en el mercado de trabajo informal y/o experimentan desocupación prolongada. En otras palabras, pequeñas minorías de jóvenes vivencian la deseada “moratoria social”, mientras la gran mayoría de ellos acorta la infancia y, al comenzar a trabajar, anticipa la edad adulta. Podemos decir
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que el trabajo en esta franja de edad también puede estar relacionado con la búsqueda de emancipación financiera, incluso parcial, que posibilite el acceso a variados tipos de consumo y de ocio24. Pero, para la gran mayoría de los jóvenes brasileños trabajar temprano es una cuestión de supervivencia personal y familiar. No obstante, a despecho de las injusticias provenientes de la concentración de renta y de oportunidades, décadas atrás los jóvenes podían planear mejor el futuro y los más pobres podrían tener algún tipo de ascensión social en comparación con sus padres. Hoy en día, jóvenes de todas las clases y situaciones sociales expresan inseguridad y angustias al hablar de las expectativas en relación al trabajo, en el presente y en el futuro. Estos sentimientos están relacionados a la conciencia de que su generación está sometida a las rápidas transformaciones tecnológicas en el mundo del trabajo. Aunque los jóvenes más pobres sean los más alcanzados por el proceso de flexibilización, de tornar precarias las relaciones de trabajo, de pérdida de estructuras de los jóvenes de diferentes clases sociales comparten el “miedo de sobrar”’. Los jóvenes saben que los certificados escolares son imprescindibles. Pero saben también que el diploma no es garantía de inserción productiva relacionada a los diferentes niveles de escolaridad alcanzada. Frente a la globalización de los mercados, se rediseña el mundo del trabajo. Rápidas transformaciones económicas y tecnológicas se reflejan en el mercado de trabajo tornando precarias las relaciones, provocando mutaciones, modificando especializaciones y sepultando carreras profesionales. De ahí viene el miedo de sobrar.
24 No podemos olvidar que en el sector servicios, aumenta el valor del asunto “apariencia” que se basa en los estereotipos del joven consumidor blanco de clase media.
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En contrapartida, sectores críticos al actual modelo de desarrollo apuntan la necesidad de construir una nueva cultura en torno del trabajo, recuperando su dimensión realizadora. Para que esto acontezca, demandan acceso a programas y acciones gubernamentales y a Proyectos de organizaciones no gubernamentales que les garanticen iniciación e inserción creativa en la vida productiva. En la búsqueda de puestos de trabajo, se habla hoy de “autoempleo”, en micro y pequeños negocios, del trabajo cooperativo y asociativo, de la actuación remunerada en organizaciones del Tercer Sector, en ocupaciones sociales. En este contexto, surge también una (re)valorización de la ocupación rural (agrícola o no agrícola) y de nuevas profesiones que surgen en las áreas del turismo, deporte, arte y cultura. En algunos espacios sociales el concepto de Economía Solidaria es utilizado para revalorizar ocupaciones y crear nuevas alternativas de inserción productiva distinguiéndolas de la lógica tradicional del mercado de trabajo asalariado. En la conexión entre las deseadas mejorías del sistema escolar y la calificación dirigida para la inserción productiva surge la demanda por inclusión digital. No es por casualidad que la sigla NTICs (nuevas tecnologías de información y comunicación) comienza a frecuentar las pautas de reivindicaciones juveniles. Las NTICs se tornan instrumentos útiles para la circulación de informaciones sobre varios temas y causas y, al mismo tiempo, alimentan nuevas banderas de lucha. Este es el caso del compromiso de grupos de jóvenes en la defensa del software libre (programa de código abierto) que significa dar libertad a los usuarios para ejecutar, copiar, distribuir, estudiar, modificar y perfeccionar el Programa. Para hacer frente al “miedo de sobrar”, que habita la imaginación de los jóvenes de hoy, son necesarias políticas públicas que consideren
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las especificidades de la actual condición juvenil. Al sistema educacional está puesto el desafío de ofrecer respuestas diferenciadas para posibilitar distintos modos de acceso y continuidad en la formación escolar. Más que nunca los especialistas critican la ecuación “educación de calidad” como sinónimo de “buen adestramiento de la fuerza de trabajo para el mercado”. Se habla del trabajo como espacio de realización humana. No obstante, al mismo tempo, tampoco se pueden ignorar los miedos y las angustias de los jóvenes, cuya inserción económica es condición para la emancipación. Efectivamente, el casamiento que parecía indisoluble entre escuela y trabajo está en crisis y precisa ser renegociado. Un nuevo casamiento entre educación y calificación profesional presupone no sólo equipamientos y recursos humanos, sino también una nueva perspectiva de cooperación interdisciplinaria, dirigida hacia el desarrollo de saberes, conocimientos, competencias y valores de solidaridad y cooperación correspondientes con las exigencias del siglo XXI.
Inclusiones para una vida segura De cierta forma, ser joven es ser sospechoso. En el sentido común y en los medios de comunicación, el tema de la violencia está bastante asociado a los jóvenes, sobretodo a los más pobres, del sexo masculino y negros. Siempre hay estadísticas para comprobar que “son ellos los que más matan y los que más mueren”. Así como el ya citado “miedo de sobrar”, el “miedo de morir” prematuramente y de forma violenta también puebla transversalmente la imaginación de esta generación. Esta cuestión está dirigida para todos.
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En otras generaciones el gusto por la aventura y la voluntad de correr riesgo estaban respaldados por una expectativa: “ser joven” es estar lejos de la muerte. Esta generación, no obstante, convive diariamente con la muerte que alcanza fuertemente a su grupo de edad. Ahí están las estadísticas para comprobar las muertes de jóvenes debido a las armas de fuego (en conflictos de bandos armados, durante las acciones policiales, alcanzados por balas perdidas) o en accidentes de transito. Ser joven en un momento histórico en que el narcotráfico se constituye como una red transnacional compleja (que se hace evidente solamente en las zonas de chabolas y periferias)25 y en que los intereses de la industria bélica garantizan que proliferen y que se tornen sin importancia las armas de fuego, no es sin consecuencias. Sobretodo si a estos dos aspectos adicionamos no sólo la corrupción y la violencia policial, sino también a la falta de preparación de las policías para tratar con los jóvenes. Esta conjugación de factores afecta a la vida de los jóvenes de hoy. Efectivamente, la llamada “violencia urbana” - con todas las imprecisiones e innumerables significados que están contenidos en esta expresión - está muy presente en la imaginación de esta generación. No hay quien no tenga una historia para contar de jóvenes amigos, primos, hermanos, etc. muertos prematuramente y de forma violenta. Las de “duras” o “achaques” (palizas) de policías también rinden largas conversaciones entre jóvenes. Se habla también de otros tipos de violencia que alcanzan ciertos segmentos juveniles tornándolos aún más vulnerables: son muchos los
ejemplos de discriminaciones étnicas, de género, de orientación sexual y de jóvenes portadores de necesidades especiales. Pero, en contrapartida, como atestan varios estudios, el tema de la violencia también moviliza a la participación social. Como sabemos, jóvenes con historias ligadas a la criminalidad se tornaron público objetivo (en los barrios, en las prisiones, en espacios donde cumplen medidas socio-educativas) de políticas públicas para la juventud. Y, también, a veces, se tornan ellos mismos agentes de instituciones (organizaciones juveniles, de algunas ONG, de grupos relacionados con las Iglesias) dirigidas al combate a la violencia policial y, como ellos dicen, “para sacar a los jóvenes del tráfico”. En su trabajo, utilizan sus propias declaraciones sobre la experiencia de envolverse en situaciones de riesgo social. No es por casualidad, que reacciones contra muertes violentas de jóvenes a manos de la policía y acciones contra la situación precaria de los jóvenes en las prisiones están presentes tanto en los documentos de organizaciones
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Ver Machado (2000) para un análisis de las operaciones efectivas constituyentes de la economía de la droga en la cual se evidencia que cada lugar es tan importante como cualquier otro para la organización del espacio de flujos por medio del cual la dispersa comunidad ilegal controla el sistema.
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juveniles como de organizaciones que trabajan con jóvenes. Las acciones afirmativas han sido un importante expediente para hacer frente a discriminaciones de género y raza. La premisa de la acción afirmativa es la atención diferenciada como estrategia de inhibir la continua reproducción de las desigualdades, sin considerar la necesidad de valorizar la diversidad. Las cotas representan una de las modalidades de acción afirmativa para facultar el acceso a la educación, a los puestos de trabajo y al ocio. Es verdad que no hay consenso sobre los efectos de las acciones afirmativas y de las cotas para cada uno de estos grupos socialmente discriminados, pero estas son formas del Estado interferir en el círculo vicioso que realimenta las desigualdades sociales. En resumen, para contraponerse al precoz “miedo de morir” de manera violenta que tiene lugar entre los jóvenes de hoy, políticas públicas deben desarrollarse con el objetivo de asegurarles el derecho a la vida segura. Para eso, no debe haber una creación de jerarquías y/o una escisión entre políticas de inclusión social y políticas específicas de enfrentamiento y prevención a la violencia. Esto porque hay una interdependencia entre los procesos de exclusión social que alcanzan a diferentes segmentos juveniles y los mecanismos sociales detonadores de actos y actitudes de violencia física y simbólica. Este entrelazamiento es una de las justificativas para que, en este inicio de milenio, se constituyan múltiples acciones intersectoriales con el objetivo de consolidar un campo de las políticas públicas de juventud.
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Jóvenes como sujetos de derechos. Entendiendo ‘políticas públicas’ como acciones cuyo trazo definidor es la presencia del aparato gubernamental/estatal26 en su definición, validación, ejecución y evaluación, se trata ahora de reflexionar sobre las circunstancias y los contextos sociales en que se teje el actual campo de las políticas públicas de juventud. Como ya se ha dicho, las respuestas a las demandas de los jóvenes de esta generación exigen que se considere el nuevo contexto mundial y las características de la sociedad brasileña. O sea, que es necesario tener en cuenta las deudas sociales que se acumularon a lo largo de nuestro pasado histórico; lanzar una ojeada específica hacia las urgencias que se colocan en el presente y tener como perspectiva las necesidades futuras de los jóvenes de hoy.
La presencia del aparato estatal debería asegurar su carácter público, aunque en su realización ocurran aparcerías con organizaciones de la sociedad civil Sobre la definición de políticas públicas de juventud ver artículo de Carrano y Spósito (2003), ver también Rua (calle) (1998) y Castro y Abramovay (2003).
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En lo que dice a respecto de las políticas públicas de juventud, uno de sus desafíos es combinar proyectos y acciones que aseguren igualdad de derechos de la ciudadanía; valorización de la diversidad juvenil por medio de acciones afirmativas y respuestas a las demandas que dicen respecto a la actual condición juvenil. La conjugación de estos aspectos exige una nueva manera de ver - un nuevo paradigma - sobre las vulnerabilidades y potencialidades de los diferentes segmentos de la juventud brasileña. Nuevas alternativas de inserción societaria están inscritas en el campo de posibilidades de los jóvenes de hoy. De hecho, el surgimiento de la conciencia ecológica, las amenazas de la industria bélica y los movimientos de población, así como el multiculturalismo en el mundo globalizado, provocaron una ampliación de la noción de derechos de ciudadanía.
Siempre es bueno recordar que, en la cultura política moderna, la noción de “derecho” personificó y sintetizó la promoción de la igualdad. Todo ser humano, reconocido como ciudadano, pasó a ser formalmente un portador de derechos. En el transcurso del tiempo, la acción discursiva del “derecho” funcionó como herramienta pública, legitimando luchas por su consagración, puesta en marcha y ampliación. A partir de una generación de derechos otra es creada, en un juego dinámico en que la consolidación de una abre espacio para la emergencia de la otra. La primera generación fue la que consagró los derechos civiles y políticos, después vino la segunda, marcando la emergencia de los derechos sociales27 y, por último, como producto de la acción de diversos movimientos sociales en las últimas décadas del siglo XX, es reconocida hace cierto tiempo - inclusive en nuestra Constitución Federal - la tercera generación de derechos, caracterizada por la consagración de los derechos difusos28. Al contrario de las otras dos generaciones, sus titulares son grupos sociales como negros, mujeres, homosexuales. La función de esos derechos es la de garantizar condiciones para que esos grupos sociales puedan existir y desarrollarse integralmente, sin ser subyugados o discriminados. La consagración de los derechos difusos tuvo amplias consecuencias sociales. Si los tiempos modernos se caracterizaron por la búsqueda de la igualdad por medio de la consagración de derechos individuales, en el mundo contemporáneo la matriz política es definida por el reconocimiento y valorización de la diferencia y de las identidades colectivas. Por un lado, los derechos de la juventud pueden ser pensados en el escenario de los derechos de tercera generación29. O sea, considerando el hecho de que los jóvenes com-
27 Según el Artículo 6o de la Constitución Federal de 1988 son considerados derechos sociales los derechos a la educación, salud, trabajo, vivienda, ocio, cultura, seguridad, protección a la maternidad y asistencia a los desamparados. 28 Es, precisamente, por el hecho de ser derechos atribuidos a grupos sociales y no a individuos que son chamados de “difusos”. 29 Por su carácter colectivo, también son derechos de tercera generación la preservación ambiental, cultural e histórica.
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pongan el contingente de población más victimado por las distintas formas de violencia presentes en el Brasil; enfrentar enormes dificultades de ingreso y permanencia en el mercado de trabajo; sufrir impedimentos en el acceso a bienes culturales; no haber asegurado el derecho a una educación de calidad y no recibir tratamiento adecuado en lo tocante a las políticas públicas de salud y ocio, el reconocimiento de sus derechos dice a respecto de su desarrollo integral (derechos civiles y sociales), lo que es de interés de todo el conjunto de la sociedad, y dice respecto también a la valorización de la diferencia y de las identidades colectivas (derechos difusos). Por otro lado, es importante recordar que la idea de “juventud como sujeto de derechos” es muy reciente. Para su futura consolidación, hay otro factor importante a ser considerado: la actual reapropiación de la Declaración de los Derechos Humanos. En la escena pública actual, ya no se trata de consagrar abstractamente la Declaración de los Derechos Humanos o de “desenmascararla” como símbolo de la expansión europea y occidental sobre el resto del mundo. Grandes encuentros internacionales se encargarán de tornarla instrumento de negociación importante en las luchas y acciones para inclusión social en este planeta productor de exclusión. De ahí vienen los DESCA (Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales). Sus defensores abogan a la unicidad y la indivisibilidad de los derechos a partir de la realidad de vida de las poblaciones con derechos violados y ni tan siquiera alcanzados. De hecho, hoy la idea de “derechos humanos” funciona como una clave de lectura para comprender procesos históricos y tratar con tensiones de la geopolítica mundial. Se tornó un instrumento para pactar entre países para combatir prejuicios y discriminaciones decurrentes de desigualdades sociales de diferentes tipos. De manera general, podemos decir que en las últimas dos décadas se expandió el área de intersección entre las nociones de derechos de
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ciudadanía y de derechos humanos. En esta intercesión es cuando gana sentido la idea de “joven como sujeto de derechos”. Los derechos de la juventud pueden ser vistos como una nueva intercesión entre derechos de ciudadanía (civiles, sociales y difusos) y los cúmulos internacionales en torno de la categoría “derechos humanos”, este expediente regulador que es accionado en la resolución de conflictos de diferentes tipos. Ahora, el juego diplomático entre lo nacional y lo internacional es fundamental para el reconocimiento de la “juventud como sujeto de derechos”. Después de todo, las principales transformaciones que alcancen a los jóvenes también escapan al nivel de decisiones nacionales (transformaciones en el mundo del trabajo, narcotráfico mundial, industria bélica), no se circunscriben al control democrático de cualquier país. Pero esto todavía no lo es todo. En la intercesión entre derechos de ciudadanía y derechos humanos no se destacan solamente los valores de justicia, igualdad y diversidad cultural, también hay lugar para categorías como autoestima y solidaridad. Tal combinación puede ofrecer una ecuación históricamente inédita entre motivaciones personales (que parten de lo subjetivo, pero no se quedan restringidas a cuestiones de foro íntimo) y motivaciones colectivas (que exigen objetivación, acciones en el aquí y ahora en el espacio público). Efectivamente, para esta generación juvenil se amplían las posibilidades de inclusión social a partir de sentimientos generados en la esfera de la vida privada (miedo de sobrar, miedo de morir, inseguridad, desconexión, indignación). No es por casualidad, observando el conjunto de las consignas y formas de organización juveniles, notamos que cuestiones relativas a la sexualidad (en otro tiempo inherente a la vida privada, proscrita en el campo de la participación política) son hoy llevados al espacio público tanto por medio del combate al machismo y a la homo-fobia, como
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por medio de la categoría “derechos reproductivos”. Es por este escenario social que transita la expresión “joven como sujeto de derechos”. En fin, considerando a los jóvenes como “sujetos de derecho”, se evitan generalizaciones frágiles que producen el entendimiento de que la juventud es una franja de edad problemática (sea como principal víctima de los problemas socioeconómicos del país,
sea como expresión mayor del individualismo consumista del mundo actual). Se evita también su idealización como la única protagonista de la mudanza, en una nueva interpretación heroica de su papel mítico. Como “sujeto de derechos”, universales y específicos, la juventud no sólo reflejará la sociedad, sino que además será desafiada a reinventarla. Comprender estas especificidades es esencial para la elaboración e implementación de políticas públicas de juventud30.
Referencias Bibliograficas ABRAMO, Helena. “Consideraciones sobre la tematización social de la juventud en el Brasil”. Juventud y Contemporaneidad. RBPE n° 5 y n° 6, ANPED, 1997. Castro, Mary y Abramovay, Miriam Por un nuevo paradigma del Hacer Políticas de/ para/ con juventudes. UNESCO 2003 FREIRE, Jurandir Costa “Perspectivas de la juventud en la sociedad de Mercado” en juventud y sociedad, Novaes, R y Vannuchi, P, ED. Fundación Perseu Abramo, 2004. KEHL, Maria Rita “juventud como síntoma de la cultura” en juventud y sociedad, Novaes Regina y Vannuchi, P (orgs), Fundación Perseu Abramo, 2005. MACHADO, L. O. (2000): Límites y fronteras. De la alta diplomacia a los circuitos de la ilegalidad. En Revista território, Rio de Janeiro, año V, n8, pp 7-23, ene/jun. NOVAES, Regina R. “Juventudes cariocas: mediación, conflictos y encuentros culturales”. En: Vianna, H. Galeras cariocas (grupos de la ciudad de Rio), Rio de Janeiro, UFRJ, 1998. Novaes, R y Vannuchi P juventud y sociedad, ED. Fundación Perseu Abramo, 2004. Política Nacional de juventud. Directrices y Perspectivas. Consejo Nacional de juventud, 2006 Fundación Friederic Ebert, Secretaría Nacional de juventud, Secretaría General de la Presidencia de la República. REYES, Yuri. “Morfología institucional de Ias políticas públicas de juventud: una lectura desde el perfil regional y Ia expectativa iberoamericana”. Organización Iberoamericana de Juventud Madrid, 2004. Rua, Maria das Graças. Las políticas públicas y la juventud en los años 90.En jóvenes aconteciendo en la senda de las políticas públicas, Brasília: CNPD, 1998. Spósito, Marília y Carrano, Paulo César juventud y políticas públicas. Revista Brasileña de educación, sept/oct/nov/dic 2003, número 24. VIANNA, Hermano (org). Grupos Cariocas: territorios de conflictos y encuentros culturales. Rio de Janeiro: Editora UFRJ, 1998.
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Sobre políticas públicas de juventud en el Brasil véase el documento Política Nacional de juventud Directrices y Perspectivas, elaborado por el Consejo Nacional de juventud, 2006.
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La transparencia
en el fortalecimiento de la gestión pública: en el camino de la promoción de la cohesión social de los pueblos de América latina. La participación de la juventud en la gestión pública: un punto y aparte. MÓNICA SANCHEZ GIRAO Consultora Internacional. Asesora para el Ministerio de Justicia (Perú) Abogada penalista y graduada en Derecho y Ciencias Políticas, candidata al PhD, por la Universidad de Salamanca, con estudios de experta en Cooperación Internacional por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas de Lucha contra la Corrupción, Derecho Penal, Ética Pública, Transparencia, Accountability, Acceso a la Información, Delitos Económicos, Criminalidad Transnacional Organizada y Delitos Transnacionales. Trata de Personas, Violencia de Género, y temas vinculados a la Gobernabilidad y Políticas Públicas y eficiencia en la Administración Pública y de Justicia y Cohesión Social en los países de América Latina.
I. Introducción El tema de la transparencia en el fortalecimiento de la Gestión Pública se ha convertido en un factor central y primordial en sede de debate público democrático, no sólo de manera nacional, sino que en América Latina y en todo el mundo. El concepto de transparen31
cia es sinónimo de garantía, y se asume que la transparencia es un requisito indispensable dentro de los programas de desarrollo para la como la corrupción31. La transparencia, entendida como la obligación del Estado de proveer información sistemática a los gobernados, debe permitir
Para mayor abundamiento en mi trabajo: Vid. SÁNCHEZ GIRAO, Mónica.; La Transparencia y el Acceso a la Información en la Gestión Pública. Algunas Puntualizaciones para su desarrollo, Edición a cargo del Consejo Nacional Anticorrupción del Ministerio de Justicia de Perú, Lima/Perú, septiembre de 2007.
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que sea explícito para cualquier ciudadano no sólo en el sentido de lo qué hace su gobierno y cómo lo hace, sino además cómo se hace y porqué se tomaron ciertas decisiones que dejaron de lado otras posibilidades 32 . La Construcción de la Transparencia en la Gestión Pública es uno de los temas más importantes en el desarrollo de políticas públicas en la actualidad. En esa línea de trabajo es que este artículo endereza su análisis; en donde en su discurso de entrecruzan doctrina vinculada a la necesidad de la transparencia como un elemento clave en el desarrollo de una cultura de lucha contra el secreto y en el fomento de acciones de lucha contra la corrupción. Entendemos que es importante la participación activa de las asociaciones, de los organismos civiles, aunados al aporte que al interior de los países se realicen como resultado de políticas de gobiernos las mismas que coadyuvarán a la difusión de acciones que fortalecerán la Transparencia en la Gestión Pública en el desarrollo de la Democracia y el fortalecimiento de la Cohesión Social en los pueblos de América Latina. La importancia de darle a la ciudadanía herramientas que permitan que de manera facil y eficaz puedan acceder a espacios públicos en la actualidad es una propuesta que los paises del entorno de América Latina vienen desarrollando. Situación que facilita no sólo el conocimiento de la Gestión Pública, sino que permite que se haga parte integrante a la sociedad civil del funcionamiento y de la fiscalización de la Administración Pública. Ahora bien, de lo dicho y como respuesta a las innovaciones que se vienen dando en países de nuestro entorno, lo cierto es que uno de los ideales básicos del Estado Democrático, es el Estado de Derecho, es decir, la sumisión del poder a las reglas establecidas. Por eso, la Democracia se dota de instituciones encargadas del control,
la supervisión, el monitoreo de las funciones públicas. Existen muchos otros ejemplos que ilustran la capacidad de la transparencia para actuar como contrapeso a la impunidad del poder. Pero la transparencia puede ir todavía más allá: promover el reequilibrio de las relaciones de poder, o sea, producir más Democracia, así como estimular directamente una mayor eficiencia en la gestión pública. Y en esta línea de propuestas, lo cierto es que en la actualidad se puede saludar la incorporación de la juventud en ese sentido. En ese sentido se ven en pleno desarrollo algunas propuestas de países de nuestro entorno de América Latina, como puede ser el caso de México, de Paraguay, de Colombia o de Perú. En donde la idea de participación juvenil se enmarca dentro del diseño de trabajo práctico-normativo, es decir, las propias normas indican como elemento “clave” de desarrollo de una verdadera política de transparencia la participación activa de la juventud.
II. La transparencia y el fortalecimiento de la democracia: Logros de la Democracia. 1.La Transparencia y la Democracia como tandem de desarrollo: La Democracia crea un poderoso instrumento de control, que es la formación de la opinión pública. La opinión pública puede llegar a tener una extraordinaria fuerza correctora33. No olvidemos que ser gobernados en espacios de lealtad es considerado como un ele-
31 Para mayor abundamiento en mi trabajo: Vid. SÁNCHEZ GIRAO, Mónica.; La Transparencia y el Acceso a la Información en la Gestión Pública. Algunas Puntualizaciones para su desarrollo, Edición a cargo del Consejo Nacional Anticorrupción del Ministerio de Justicia de Perú, Lima/Perú, septiembre de 2007. 32 Vid. CLAD, 2005.
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mento crucial de desarrollo, por el contrario la deslealtad coadyuva a la aparición de comportamientos corruptos. No olvidemos que la Democracia requiere de lealtad en el funcionamiento de sus autoridades; de su ciudadanía de sus políticos; en donde la reglas de juego son respetadas y aplicadas como tal; sin fisuras ni desviaciones. La evitación de comportamientos desleales como puede ser el caso del desempeño de los funcionarios públicos respecto de sus obligaciones públicas, que en sus relaciones laborales funciona de manera desleal, traiciona a cambio de una ventaja el desarrollo imparcial y con objetividad en el desarrollo de su trabajo. La importancia de la transparencia es “clave” de garantía porque invita a las personas vinculadas en el ejercicio de poder en el sentido de asumir una posición activa en el escenario de funcionamiento social. Bajo la transparencia la ciudadanía ejerce una influencia directa sobre el funcionamiento de las Instituciones Públicas; en donde se compensa las asimetrías de poder en la formación de las decisiones públicas y en la generación de bienes y servicios públicos. Para la doctrina34 el dar transparencia a una relación de poder significativa promover su reequilibrio. Primero porque hace que el poder se transforme al someterse a la crítica, al escrutinio público y, por consiguiente, al control social. 33
2. La Transparencia y la Eficacia La Transparencia constituye un elemento que funciona como un incentivo para el incremento de la eficiencia. Así tan sólo un ejemplo, como el de la publicación de los costos de políticas públicas son medidas que se han habilitado en algunos países. Así las Audiencias Públicas y la difusión pública de los anteproyectos de leyes, también pueden hacer posible la competencia de ideas y contribuir a la eficiencia. Los premios a la calidad y la exposición pública de los resultados de la gestión son propuestas interesantes a considerar y que han venido dando muy buenos resultados en el fortalecimiento de la instituciones públicas. El reconocimiento público de los niveles de desempeño institucional y sectorial constituye el principal mecanismo con que algunas instituciones del entorno de América Latina35 vienen desarrollando. La Transparencia en ese sentido puede llegar a convertirse en fortalecimiento de la mejora del desempeño, por la vía de la presión social. Si se considera además lo que sugieren estudios recientes en términos de que los dirigentes públicos asignan un alto valor a la reputación, la publicidad sobre los resultados obtenidos por su organización puede constituirse en un sistema eficaz de incentivos para
Vid. Habermas, 1987. Vid. GOMES FILHO (2005). 35 En ese sentido la experiencia de Costa Rica: SINE: Sistema Nacional de Evaluación. 34
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los dirigentes, sobre todo si se tiene en cuenta que los gestores públicos informan temer mas a las reacciones políticas y a los cuestionamientos sociales sobre un posible uso arbitrario de los recursos públicos que a las críticas de la clientela sobre la calidad de los servicios36.
III. Algunos logros de la Transparencia en el Fortalecimiento Institucional de las Sociedades. 1. El Fortalecimiento de la Gobernabilidad a través de Políticas Públicas de Transparencia. Una gobernabilidad sólida es necesaria en todos los estados; con el nombre de “buen gobierno” se denomina internacionalmente al conjunto de estrategias y medidas encaminadas a procurar el adecuado cumplimiento de las funciones del estado, la probidad en la Administración Pública, la seguridad jurídica, la existencia de un real y verdadero Estado de Derecho, en el que se respeten las garantías constitucionales, las libertades civiles y el desarrollo de una economía estable, que permita a la ciudadanía vivir en un estado de bienestar”. Ahora bien, encajar la transparencia dentro del diseño de políticas públicas que encaminen a una mayor gobernabilidad y con transparencia, desde luego que no es una cuestión fácil. Y luego de lo dicho podemos acotar que los cambios desde luego no vienen sólo de la mano de reformas legales, sino que el peso
del cambio viene acompañado de una verdadera ampliación de capacidades, en el camino de la construcción de una institucionalidad de creación de espacios de transparencia. Entendemos que la promoción de la transparencia tiene que enmarcar las políticas de gobernabilidad como capacidad que tienen los gobiernos para ejercer el poder político democrático en forma continua y legítima. Es en el entendimiento por parte de los gobiernos en el que se desarrollen estrategias de políticas públicas en donde el fortalecimiento de la institucionalidad de la transparencia sea uno de los ejes principales de desarrollo, en donde podremos hablar de una buena gobernabilidad. El intentar luchar con políticas de Estado coyunturales, esporádicas y meramente legales, desde luego hará que el continuismo de métodos como la cultura del secreto sean procesos que sigan enquistados en la sociedad. Desde esta tribuna motivamos a la creación de espacios de transparencia, y de acceso a la información pública, en donde la rendición de cuentas, la participación ciudadana , y la creación de una opinión pública que contribuya a la creación de políticas nacionales de desarrollo sean parte de sólidos paquetes de políticas públicas en aras del fortalecimiento de nuestra Democracia. 2. La Lucha contra la Corrupción a través de Mecanismos de Transparencia. La Transparencia en el Acceso a la Información es de tal importancia que los propios Tratados Internacionales lo recogen; así : la Convención Americana sobre Derechos Humanos lo recoge en su artículo 11; la Convención sobre los Derechos del Niño en el artículo 13; La Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 12; El Pacto Internacional de Derechos Civiles y
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Vid. Transparencia en la Gestión Pública, ideas y experiencias.....pág. falta
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Políticos en el artículo 17; es decir, la preocupación en la consideración de dicho instituto se entiende como una pieza fundamental no solo de fortalecimiento de las democracias y su obvia ratificación sino como medida disuasoria en la lucha conjunta contra la corrupción. La corrupción37 es uno de los fenómenos que más afectan a las sociedades. Las afectan al crear un ambiente social donde se percibe que las leyes pueden ser desobedecidas. La corrupción también debilita el sentimiento del deber, la integridad y la ética de cada uno de los miembros de una comunidad; dañando la convivencia respetuosa entre particulares y resquebrajando el concepto de confianza entre sus miembros. Permitir o tolerar la corrupción, es echar a andar una espiral en la que se expone a los miembros de una sociedad a toda clase de atropellos. Un valor democrático es la confianza pública de los ciudadanos en el quehacer administrativo, como un puntal en la lucha contra la corrupción. Luego de lo señalado podemos acotar la importancia que tiene la transparencia como un pilar que coadyuva a la lucha contra la corrupción; así podemos reflexionar respecto que en una sociedad democrática, resulta más importante desarrollar una cultura cívica, con moral de convicción como dijo Weber. La corrupción es traición, deslealtad. La propuesta actual es la de propender por conceptos de lealtad para la refundación de un concepto de educación cívica. Desde luego que no podemos soslayar que en la actualidad las cuotas de transparencia de las
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cuales somos partícipes se han incrementado, no en vano los gobiernos han sido conscientes que “la cultura denominada del secreto” nos conduce justamente a la creación y a la motivación de comportamientos corruptos; porque no nos podemos olvidar que justamente el campo de cultivo, el terreno abonado para la creación de actos de corrupción son el ocultismo y el secretismo. La importancia de los instrumentos de transparencia son de suma importancia y en la lucha contra la corrupción y según sean utilizados o de acuerdo a las estrategias de desarrollo pueden medir los índices de calidad de las instituciones públicas. En la actualidad la construcción de un Estado Democrático no puede estar alejado de espacios de transparencia no sólo en el Acceso a la Información Pública, sino que debe de hacer partícipe al ciudadano en el funcionamiento de la Administración Publica38, como una herramienta de vital importancia en la lucha frontal contra la corrupción. Consideramos que dentro de las actuales denominadas buenas prácticas que como ejemplo se vienen desarrollando al interior de importantes multinacionales, o de instituciones supranacionales, la práctica de programas de transparencia vienen siendo ejemplos a seguir por los países. La Corrupción y sus distintas formas distorsionan el desarrollo de las Democracias y destruye la lealtad que debe de existir entre los gobernantes y los gobernados. En la actualidad en el desarrollo de las políticas públicas de los países la utilización de la transparencia en el Acceso a la Información es un instrumento de suma importancia en el desarrollo de políticas para combatir la corrupción y ofrecer a la
P CI
“(...)valiendo de la corrupción la delincuencia organizada logra introducirse en la Administración Pública...”Vid. SÁNCHEZ GIRAO, Mónica: «Algunas puntualizaciones respecto del Soborno Transnacional, la Lucha contra la Corrupción y la Asistencia Mutua; en La Lucha Anticorrupción: por la Honestidad de los Pueblos, (compiladora: Mónica Sánchez Girao); Consejo Nacional Anticorrupción, Ministerio de Justicia de Perú,Telefónica del Perú; Lima, abril 2007; pág. 123-124. 38 Respecto a la eficacia de las organizaciones complejas : “(...)cuestión destacada por la corriente de pensamiento funcionalista y estructuralista de influencia parsoniana, para la que la razón de ser de las organizaciones complejas es el beneficio de la sociedad, siendo ésta, por tanto, el marco idóneo para el enjuiciamiento de su eficacia”. Vid. PAREJA ALONSO, L.: Eficacia y Administración, tres estudios, Ministerio de la Presidencia/Boletín Oficial del Estado/Serie Administración General y Ministerio para las Administraciones Públicas ; Instituto Nacional de Administración Pública, Madrid, 1995; pág. 95.
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ciudadanía una eficaz gestión pública y fortalecer nuestras Democracias es tarea primordial. La Corrupción quiebra pilares como la educación, la salud y la lucha contra la pobreza; estructuras “clave” de desarrollo de países como los nuestros, del entorno de América Latina. Es por ello que en las agendas de los distintos países las políticas de transparencia, de Acceso a la Información, de Rendición de Cuentas se vienen desarrollando a través de programas de instauración de políticas públicas contundentes. En estas situaciones, la transparencia y el acceso a la información de la administración de los recursos públicos se proponen como mecanismos para legitimar al Estado, por su impacto en la rendición de cuentas y la inhibición de la corrupción, creando nuevas formas de relación entre gobernantes y gobernados39.
IV. Los medios para la accesibilidad de la Transparencia. La Transparencia como apertura del flujo de información social, política y económica de las organizaciones burocráticas al examen y averiguación de la ciudadanía, convirtiéndola en accesible, cierta, precisa y digna de confianza. La Transparencia vuelve a la Información Pública en accesible a todos los posibles actores interesados, permitiendo su revisión y análisis, y la detección de posibles anomalías. La información que se publicita va desde la presupuestos gubernamentales, contrataciones, auditorias, subvenciones públicas, etc.
Los medios a través de cuales se puede acceder a la transparencia son muchos pero en esta oportunidad vamos a señalar algunos, así tenemos: 1. Las Leyes de Información. Las leyes referentes a la Transparencia y al Acceso a la Información Pública; en donde lo que se recogen en dichas leyes es que se contengan en ellas algunos principios elementales, en el sentido de poder acceder ciertamente a la información, con el objeto de que dicha ley sea realmente eficaz. 2. Los canales institucionales para el acceso a la Transparencia. Otro elementos es el referido a los procesos de acceso, es decir, que los mecanismos que se ofrezcan a la ciudadanía sean realmente viables, como por ejemplo lo relacionados a la denegación de la información; en donde el ciudadano, tenga posibilidad de poder acceder a otros espacios de solicitud, así tambien en el caso de lo referido a los lugares de reclamación por la información incierta que se haya ofrecido, etc. La promoción de Audiencias Públicas40, para que se debata sobre temas vinculados al funcionamiento por ejemplo de las entidades administrativas; así como la posibilidad de promover la discusión de aspectos relacionados con la formulación, ejecución o evaluación de políticas y programas a cargo de las entidades públicas. También se consideran dentro de esos canales la publicación de proyectos de regulaciones que pretendan adoptarse meditante acto administrativo de carácter general. Y lo más novedoso que se viene desarrollando en la actualidad es el referido a la publicidad en la gestión de intereses41 como actual mecanismo de transparencia.
PA N O RA MA E NT Í F I C O 39
Vid. CLAD, 2005. Ejemplo de ello lo vemos en el caso Colombiano 41 En ese sentido el caso argentino: “(...)se implantó en internet un Registro Único de Audiencias de Gestión de Intereses” destinado a permitir a los ciudadanos la búsqueda de información sobre los lobbys. Vid. Transparencia en la Gestión Pública, ideas y experiencias para su viabilidad, ed. Francisco Mezones, Guatemala, enero 2006, pág. 44. 40
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3.Las Políticas de Información. Otro elementos es el referido a los procesos de acceso, es decir, que los mecanismos que se ofrezcan a la ciudadanía sean realmente viables, como por ejemplo lo relacionados a la denegación de la información; en donde el ciudadano, tenga posibilidad de poder acceder a otros espacios de solicitud, así tambien en el caso de lo referido a los lugares de reclamación por la información incierta que se haya ofrecido, etc. En este orden de ideas, entendemos que lo importante a resaltar es que el desarrollo de los mecanismos de transparencia no pueden dejarse a la discrecionalidad de las autoridades, por contra debe de ser parte de una política multifacética de desarrollo. No olvidemos que la transparencia es sinónimo de garantía y como tal debe de ser desarrollada; entendemos que los países que desarrollen políticas nacionales de transparencia en el hacer de su Administración Pública, serán estados Pro-Activos que privilegian la responsabilidad de sus funcionarios públicos y otorgarán a sus ciudadanos espacios de institucionalización de una verdadera ciudadanía en la pretensión de que sus países fortalezcan sus Democracias.
V. ¿Por qué es importante la Transparencia en sede de Gestión Pública? La Transparencia en sede de Gestión Pública puede coadyuvar a la mejora de la calidad democrática de las decisiones y políticas públicas y a potenciar los otros medios de democratización de la administración pública. El considerar a la transparencia como recurso de la responsabilidad (o la denominación en inglés: accountability) de la Administración Pública; es desde luego un medio a través del cual se refuerza la conexión con la Democracia.
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Habíamos estado reflexionando respecto de la importancia que tiene la lucha contra la corrupción en el desarrollo y en el fortalecimiento de la Democracia. Pues bien, lo cierto es que en el camino de la evitación de dichos comportamientos la presencia de la transparencia en la Administración Pública resulta ser un paso adelante en el mantenimiento de un estado –nación que desarrolle una buena salud. En ese escenario de cosas, lo cierto es también que en la actualidad las políticas públicas de los paises vienen desarrollando estrategias de transparencia para el fortalecimiento de la eficacia de la Gestión Pública. En la actualidad se habla de la Nueva Gestión Pública, la misma que en su diseño de trabajo incorpora una serie de propuestas entre las que destacan, por ejemplo la reducción del tamaño del sector público, con la consiguientes privatizaciones y contrataciones externas de servicios, la introducción de mecanismos de competencia en el sistema público, y la expansión de mecanismos de evaluación sobre todo de eficiencia. Toda esta serie de medidas generaron unos efectos imprevistos, así las privatizaciones y la subcontrataciones han sido campo propicio para episodios de corrupción. Algunos autores señalan que la creciente competencia y evaluación económica en las agencias públicas ha provocado fenómenos de corrupción ante la reducción de controles previos; esa reducción precisamente se implantó para facilitar la gestión y dejar que los gestores pudieran gestionar, no obstante, algunos se aprovecharon de esta confianza. Ante este tipo de circunstancias no previstas una reacción ha sido el desarrollo de nuevos mecanismos de prevención y lucha contra la corrupción42. Y en esa linea de análisis, consideramos de suma importancia la integración del ciudadano en el funcionamiento de la Gestión Pública; y a que
nos estamos refiriendo?, pues con un ejemplo lo vamos a explicar. El caso de la “participación ciudadana en las Municipalidades y/o Ayuntamientos”. Así podemos indicar que hoy los ciudadanos exigen también estar presentes en las municipalidades, opinar sobre la calidad de los servicios y modificar aquellos aspectos que no son de su agrado. De ahí la importancia que tiene la participación en esta nueva etapa de gestión pública, específicamente de gestión municipal. Gracias a ella, no únicamente se ponen unas nuevas bases para ampliar la legitimidad de la Administración Municipal, sino que además se demanda a los ciudadanos que sean ellos quienes dinamicen la gestión municipal: Y todo ello desde luego bajo el manto de la transparencia; es decir hacer público el funcionamiento como es el que caso que nos ocupa de la Administración Municipal de cara a la ciudadanía permite que ésta sea parte integrante de la institución más cercana que tiene como son las municipalidades. Ahora bien, de lo dicho se desprende que la idea que pretendemos desarrollar es la referida a la “relación de simbiosis” entre el ciudadano y la administración; en donde lo que se pretende es que el ciudadano se “empodere” en los espacios de administración; lo que los norteamericanos denominan el “empowerment”; orientado hacia los ciudadanos en donde lo que se pretende es aumentar su grado de cooperación y receptividad ante las propuestas de las administraciones municipales. Para los estudiosos de la doctrina referida al empowerment la gestión de calidad, bien por mostrar interés por las necesidades de los ciudadanos, bien por ser sensibles a sus sugerencias y quejas, es un buen instrumento para motivar, interesar, hacer partícipe a la ciudadanía de la administración pública43: y desde luego con un amplio margen de transparencia que permita que realmente la participación del ciudadano sea activa.
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Textualmente: Vid. VILLORIA MENDIETA, M.: La Corrupción Política; Ediciones Síntesis, Madrid, 2006; pág. 91-92 Vid. - LÓPEZ CAMPOS, J./ GADEA CARRERA, A.: Servir al Ciudadano, Gestión de la Calidad en la Administración Pública; IVAP, Gobierno Vasco, Ediciones Gestión 2000, Barcelona 1995, pág. 149-150. 43
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VI. ¿Cómo promueve la Transparencia la Cohesión Social de los pueblos de América Latina? En la actualidad la cohesión social, es un tema de actualidad en las agendas políticas de los distintos países de nuestro entorno de América Latina; y se encuentra en etapa de fortalecimiento y desarrollo dentro de los programas de cooperación al desarrollo. La conceptualización de cohesión social es impreciso y controvertido así, parte de la doctrina señala que la cohesión social se puede identificar con uno o varios de estos elementos constitutivos: a) los valores comunes y la cultura cí vica; b) el orden social y el control social; c) la solidaridad y la reducción de las disparidades en la distribución de la riqueza; d) las redes sociales y el denominado “capital social”, y e) el sentido de pertenencia e identi dad con una comunidad, definida por el territorio, la cultura, u otros factores. En la II Cumbre birregional en Madrid en mayo de 2002 se dan los primeros pasos birregionales hacia la incorporación del tema. Así en el “Compromiso de Madrid”, la Declaración Final de este encuentro, los líderes de ambas regiones se comprometen a “impulsar los procesos de modernización de nuestras sociedades, teniendo en cuenta la importancia del desarrollo sostenible la erradicación de la pobreza, la diversidad cultural, la justicia y la equidad social”44.
Se sabe que desde la política general de cooperación al desarrollo de la Comunidad Europea el tema de la cohesión social esta citado de manera creciente. Pero, no es hasta julio de 2005 cuando la Comisión publica una nueva propuesta de Declaración sobre la Política de Cooperación al Desarrollo que sitúa el tema de la cohesión social (y la lucha contra la desigualdad) en un lugar central. En efecto, la cohesión social es uno de lo seis ejes de acción alrededor de lo cuales se concentrará sus intervenciones en los próximos años en todos los países en desarrollo.45 En esa linea de desarrollo, la transparencia se alza como una herramienta de comunicación y de promoción de la Cohesión Social de los pueblos de América Latina; en términos de poder ayudar a mejorar la calidad democrática de las decisiones y políticas públicas y a potenciar medios de democratización de la Administración Pública. No nos olvidemos que Transparencia es comunicar y concentrar los principales actores de cómo se administran los recursos públicos, y en la evitación de la discrecionalidad en la gestión pública y en la reducción de las disparidades en la distribución de la riqueza. La clave en cualquier caso, se entiende es que mientras
44 Vid. SANAHUJA, J. A.: La cohesión social en las relaciones Unión Europea-América Latina: visiones y perspectivas desde Europea; ICEI, febrero 2007, pág. 22 45 Declaración conjunta del Consejo y de los Representantes de los Gobiernos de los Estados miembros reunidos en el seno del Consejo, del Parlamento Europeo y de la Comisión sobre la política de desarrollo de la Unión Europea titulada: “El consenso europeo sobre desarrollo”, DOCE C 46, 12 de febrero de 2006, pág. 1-19. Vid. Ob.Ult. Cit; pág, 26
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los últimos tiempos ha dado muy buenos resultados dentro del quehacer del funcionamiento de las sociedades, y en especial por el tema que desarrollamos en el ámbito de una mejora de la Gestión Pública.
mayor sea la transparencia, la Gestión Pública de los pueblos de América Latina serán más responsables y las políticas vinculadas al desarrollo del orden social, al control social y en general las políticas de fortalecimiento de la Democracia serán mejores y mucho más eficaces.
VII. La Participación de la Juventud en la Gestión Pública: un punto y aparte. Al inicio del artículo hicimos algunas reflexiones respecto de la participación de la juventud en el desarrollo de políticas de construcción de una eficaz política de transparencia, situación que nos lleva a profundizar en su importancia y en felicitar, (porque todo hay que decirlo), a los países de nuestro entorno de América Latina46, que en la actualidad vienen trabajando sobre la base del entendimiento que la juventud en el mundo actual tiene una participación importante en el fortalecimiento de la Transparencia en la Gestión Pública. Siendo así, y entendiéndolo así, lo cierto es que este “nuevo actor”, fundamentalmente ha enmarcado su desarrollo en el ámbito de la “vigilancia”, como tema de trabajo que a lo largo de
Dentro de lo que nos interesa destacar en este artículo de manera puntual podemos indicar que lo que se pretende con estas políticas de participación de la juventud, es el hecho de fomentar y fortalecer su presencia en el marco de procesos de gestión pública, a través por ejemplo de ejercicios de vigilancia ciudadana. En el entendimiento de vigilancia como actividad de fiscalización y seguimiento de la gestión pública, así también como la concertación de propuestas con la finalidad de contribuir a la solución de problemas que afectan a los países, y en los casos locales o regionales, a sus localidades o regiones; y todo ello en el camino de una construcción de un sector público transparente y eficiente. La participación activa del “sector juventud” en la vigilancia del funcionamiento de espacios de participación de las Instituciones Públicas, es de suma importancia en desarrollo de valores sociales, de la aprehensión de ellos mismos (los jóvenes) en temas referidos al desarrollo sostenible, a la gobernabilidad democrática, a la participación ciudadana, a la lucha contra la corrupción, al acceso a la información y al desarrollo desde luego en la práctica de la vigilancia ciudadana, la misma práctica que fortalece sus capacidades y habilidades de comunicación, análisis crítico de la lucha contra la corrupción, la concertación ,etc. En ese sentido es que consideramos que la participación activa de la juventud en los espacios de funcionamiento de las instituciones públicas es un tema “clave” en el desarrollo y fortalecimiento de la Transparencia en el quehacer de las sociedades actuales, y sobre todo porque contribuye a la generación de prácticas de buen gobierno y al desarrollo social de nuestros pueblos.
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De manera puntual, el caso de “vigilancia juvenil en la Gestión Pública” de un pueblo del norte (Ferreñafe) de Perú.
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Reportaje
Ante el nuevo panorama de cohesión social, la intención de mejorar las políticas públicas y con el objetivo de crear una región Iberoamericana más inclusiva es siempre necesario ofrecer un ejemplo práctico que pueda servir de plataforma para la creación y fortalecimiento de nuevas políticas. Este es el caso de los Presupuestos Participativos (PP), política pionera como mecanismo de participación social instaurada en el Ayuntamiento de Porto Alegre, en Brasil, la cuál se ha ido exportando poco a poco a otros municipios del país al igual que a otras tantas poblaciones de la región. Al ser éste un mecanismo nuevo, queda pendiente la sostenibilidad de esta política a lo largo del tiempo, pero no hay que olvidar que parte de la responsabilidad de que esta estrategia tenga resultados positivos depende tanto de la transparencia de uso de los presupuestos, así como de la planificación estratégica que la población haga de los mismos.
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Contexto histórico: Fruto de una tradición que se remonta a principios del siglo XX (particularmente con un fuerte movimiento sindical), con el pasar de los años Porto Alegre ha desarrollado una envidiable organización social y ciudadana. Esa organización, en la que Porto Alegre ha sido vanguardista, dio soporte a innumera-
bles manifestaciones populares que, en determinados momentos, fueron decisivas en la historia de Brasil. La movilización por las elecciones Directas Ya (para Presidente de la República), en 1984, y la Asamblea Constituyente, en 1988, que garantizaron el regreso al Estado Democrático de Derecho, sería imposible en una sociedad desorganizada y despolitizada.
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En la resistencia al régimen militar (Brasil vivió bajo una dictadura militar desde 1964 hasta 1985) Porto Alegre y Rio Grande do Sul dieron a Brasil líderes y organizaciones de indiscutible envergadura. Como por ejemplo el Sindicato de Banqueros de POA, el Sindicato de los Metalúrgicos, Asociaciones de Residentes, Centrales Sindicales, etc. Porto Alegre estuvo presente en las huelgas de los años 70 y 80 que cuestionaban el régimen militar, y en los movimientos callejeros como las “Directas Ya” (1984/5) y la “Constituyente”, que garantizaron el regreso del Estado Democrático a Brasil (1988). Esa capacidad de organización, participación y movilización popular llevaron, a través de las elecciones directas, después de la redemocratización, el “viejo” laborismo al poder de la Alcaldía Municipal. A partir de este pleito, se consolidó una estrecha relación entre el poder público municipal y los movimientos populares de la ciudad. En 1988 se crearon los Consejos Populares a través de la Ley Complementaria nº 195/88, potenciando e institucionalizando los canales de participación en Porto Alegre.
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A partir de la década de los 90, con la experiencia del Presupuesto Participativo en Porto Alegre, la participación de la sociedad adquiere nuevos contornos. La sociedad civil organizada y la Administración Pública empiezan a compartir las decisiones presupuestarias. De esta forma, hubo un re-direccionamiento de políticas públicas, ampliando el acceso a los servicios básicos y estimulando la organización y participación social. Este proceso, legitimado por la sociedad y por la Administración Pública Municipal, sirvió de referente para la creación de mecanismos semejantes en otras ciudades. Esta experiencia implementada por el Partido de los Trabajadores hace 19 años ha llevado el nombre de Porto Alegre por todo el mundo: desde Francia hasta la India, de África a Canadá, de Uruguay a Austria, de Colombia a Estados Unidos. Durante 16 años y cuatro administraciones consecutivas, el “pesimismo” consolidó Porto Alegre como un referente internacional del pensamiento de izquierdas, trayendo a la capital de los gauchos el Foro Social Mundial. Esa participación popular tenía el propósito de integrar a los diversos actores sociales en
REPORTAJE
la búsqueda de soluciones a los problemas comunes de manera que todos fueran responsables de sus acciones. Por otro lado, recientemente, se ha iniciado un proceso de descentralización administrativa a través de la creación de los CARs, Centros Administrativos Regionales que representan la presencia de la alcaldía, de forma organizada e institucional, en las regiones de la ciudad. El toria de su implementación todavía necesitan mejores delineaciones. En el último período (2005) asume el gobierno municipal el PPS, ex-PCB – Partido Comunista Brasileño, un partido con orígenes izquierdistas que hizo la autocrítica del“socialismo real”, de sus tesis y de sus estrategias de acción y acogió en su plantilla a una militancia con compromiso social y democrático renovado, acompañado de una gran alianza de partidos políticos. En el advenimiento de la nueva administración destaca la manutención del PP, la institución de un ambiente de diálogo, la Gobernación Solidaria Local como salto de la organización social de Porto Alegre, entre otras acciones y programas.
La participación social en Porto Alegre, además del Presupuesto Participativo se expresa los demás Foros Temáticos, en los Consejos Sectoriales Municipales, en el papel de los Centros Administrativos Regionales y, recientemente, en la Gobernación Solidaria Local.
Canales de participación social: Esta diversidad de canales de interacción entre la sociedad y la administración Pública Municipal ha transformado la ciudad en la Capital de la Participación.
como objetivo proponer estudios de temas urbanos, dar conocimiento a la Administración Municipal proyectos urbanos de interés local y hacer partícipes de decisiones sobre proyectos especiales para acelerar la dinámica de sus Regiones, generando conocimiento sobre la ciudad.
Revista Iberoamericana
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Los Foros Regionales de Planificación contribuyen a la construcción del Porto Alegre del futuro, compartiendo decisiones que involucran acciones a medio y largo plazo. Consejos Sectoriales: Los Consejos Gestores de Políticas Públicas fueron el resultado de una amplia movilización social que precedieron a la formulación de la constitución brasileña de 1988, lo que posibilitó la participación de la sociedad civil en la gestión pública. Surgen, por lo tanto, de la necesidad y deseo de transformación de la gestión de las políticas públicas donde una nueva relación entre la Sociedad y el Estado se establece. Tiene como competencia proponer, fiscalizar, controlar y deliberar sobre las políticas públicas.
Gobernación solidaria social: La Gobernación Solidaria Local es un proceso que promueve territorialmente un ambiente social de diálogo y cooperación, con un elevado nivel de democracia y conexión, estimulando, así, la constitución de sociedades entre todos los sectores de la sociedad, con un objetivo común de perseguir y alcanzar el desarrollo sostenible local. La Gobernación Social Local es un nuevo concepto de gobierno que está siendo implantado por la administración municipal actual.
Presupuesto participativo: El Presupuesto Participativo (PP) consiste en un proceso de decisión de la población sobre
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las prioridades de inversión de la Alcaldía Municipal de Porto Alegre. Se trata de un instrumento político que asegura la participación directa de la población en la definición de las prioridades del Presupuesto Público. El PP surge como respuesta a los límites de la democracia representativa, combinando características de ésta con otras de la democracia directa, modernizando la relación entre el Estado y la sociedad a través de un nuevo modelo de gestión democrática de los recursos públicos. El Presupuesto Participativo (PP) fue implantado en 1989. En el 2005, se produjo la primera ronda sobre la nueva administración municipal. Cumpliendo el compromiso de mantener el Presupuesto Participativo, la alcaldía cumplió con todas las etapas del Ciclo, con debates y definiciones de las prioridades para el municipio. El Ciclo del PP se caracteriza por tres grandes momentos prioritarios: las reuniones preliminares, la Ronda Única de Asambleas Regionales y Temáticas y la Asamblea Municipal. El PP es un proceso dinámico que intenta perfeccionar el debate entre el Gobierno Municipal y la población. Por ser un instrumento importante de participación popular, el PP es un referente para el mundo. Centenas de investigadores y responsables políticos de todo Brasil y del mundo son los que todos los años visitan Porto Alegre para experimentar su participación ciudadana. De acuerdo con la ONU, la experiencia es una de las 40 mejores prácticas de gestión pública urbana del mundo. El Banco Mundial reconoce el proceso de participación popular de Por-
REPORTAJE
El Banco Mundial reconoce el proceso de participación popular de Porto Alegre como un ejemplo exitoso de acción común entre Gobierno y sociedad civil. to Alegre como un ejemplo exitoso de acción común entre Gobierno y sociedad civil. Ese reconocimiento se manifiesta de otras formas. Todos los años, los representantes de las alcaldías brasileñas y extranjeras, entre los estudiosos de todo el mundo, llegan a la capital con el objetivo de conocer el PP, hablar con los líderes comunitarios y conocer las obras determinadas por la población. Muchas de esas alcaldías han adoptado la participación popular, como es el caso de Saint-Denis (Francia), Rosario (Argentina), Montevideo (Uruguay), Barcelona (España), Toronto (Canadá), Bruselas (Bélgica) y las localidades brasileñas de Belém, Santo André, Aracaju, Blumenau y Belo Horizonte. La actual administración de la Capital mantiene el PP siguiendo los mismos pasos previstos para su Reglamento Interno y busca fortalecer y cualificar el proceso para que pueda atender a un mayor número de personas. Quien elabora el Reglamento de funcionamiento del Presupuesto Participativo es el Consejo del Presupuesto Participativo, sin interferencia del Gobierno Municipal.
El Consejo del Presupuesto Participativo está formado por más de 90 Consejeros, representantes de las 17 regiones de la ciudad, de las seis temáticas, del sindicato de funcionarios públicos municipales, 2 de la Unión de Asociaciones de Residentes y 2 del Gobierno Municipal. El presupuesto Participativo es un compromiso político entre gobierno y sociedad civil organizada.
Avances: La manutención del PP, aún habiendo sido alterado por el gobierno (con nuevos partidos políticos asumiendo la administración municipal), representó un momento de madurez política dela capital de Rio Grande do Sul. Además, la nueva administración propone e implementa avances como la democratización de la información pública a través del OBSERVA-POA, la sociedad ciudadana a través del programa de Gobernación Solidaria Local, la reanudación de las obras que estaban paradas, entre otras.
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Ciclo del Presupuesto Participativo: Es anual y permanente, movilizando entorno a 50.000 personas cada año. MARZO/ABRIL Reuniones Preparatorias Reuniones de articulación y preparación en las regiones, micro-regiones, temáticas y otras. Pauta: Prestación de cuentas; Presentación del Plan de Inversiones; Presentación del Reglamento Interno; Criterios Generales y técnicos. ABRIL/MAYO Asambleas Regionales y Temáticas Asambleas en las regiones y temáticas. Pauta: Elección de las Prioridades Temáticas; Elección de los Consejeros(as); definición del Número de Delegados(as); Prestación de cuentas. MAYO/JUNIO/JULIO Regiones y Temáticas Pauta: Elección de Delegados(as); Jerarquización de Obras y Servicios; visita de los delegados(as) a las demandas solicitadas, para el conocimiento de las mismas. JULIO Asamblea Municipal Pauta: Posesión de los Nuevos Consejeros(as); Entrega de la jerarquización de Obras y Servi-
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cios; Discusión de temas de carácter general. JULIO/AGOSTO/SEPTIEMBRE Análisis técnico/financiero y discusión de las demandas; Montaje de la Matriz Presupuestaria. AGOSTO/SEPTIEMBRE Votación de la Matriz Discusión y votación de la Matriz Presupuestaria y del principio de la distribución de recursos para las regiones y temáticas en el CPP. OCTUBRE/DICIEMBRE Pormenorización del Plan de Inversiones y Servicios Finalización de la distribución de recursos para las regiones y temáticas. Presentación y votación de la propuesta del Plan de Inversión (PI) (análisis técnico/financiero de las demandas de obras y servicios) en los foros de delegados regionales y temáticos, con presencia del Gobierno. NOVIEMBRE/DICIEMBRE Discusión en los foros regionales y temáticos de las alteraciones del RI (Reglamento Interno), Criterios Generales, Técnicos y Regionales. DICIEMBRE/ENERO Discusión y votación del Reglamento Interno, Criterios Generales, Técnicos y Regionales en el consejo del PP. FEBRERO Receso
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