Cruz Roja y Media Luna Roja

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Volver a la página principal de la revista Para bien o para mal ¿Cómo es la relación del Movimiento con los militares? En vísperas del 150º aniversario de la obra realizada en Solferino por Henry Dunant, los miembros del Movimiento y los soldados hablan sobre una relación que se ha calificado de “fundamental”, de “privilegiada” y de “dilema”. Son pasadas las 3 de la tarde en una extensa zona de entrenamiento militar anegada por la lluvia en Grafenwoehr, en el sureste de Alemania, a poca distancia de la frontera con la República Checa. Unos doce oficiales del ejército vestidos con sus uniformes de camuflaje están sentados alrededor de una mesa en una sala de conferencias mientras un oficial británico se prepara para hablar. De repente, surge un problema: hay una presencia sospechosa en la sala: el corresponsal para esta revista; hay una discusión rápida con el organizador del curso. Se explica que está allí solamente para la ponencia que hará el CICR y luego se irá. Los presentes asienten con la cabeza, el reportero puede sentarse y el curso empieza. Estos oficiales están preparándose para una misión en Afganistán a finales de 2008, donde formarán parte del personal de la sede del Comando Regional Sur, estacionado en Kandahar, de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (FIAS) de la OTAN. El jefe adjunto de la delegación del CICR en Afganistán, Patrick Hamilton, toma la palabra para informar a los oficiales del enfoque de la organización respecto de la protección de las personas civiles, lo que incluye también las

Militares japoneses integrantes del equipo médico de emergencia preparan una bandera de la Cruz Roja en su campamento al iniciar sus tareas en Banda Aceh, ciudad asolada por el tsunami, en la isla de Sumatra, 19 de enero de 2005 ©REUTERS / KIMIMASA MAYAMA, CORTESÍA DE www.alertnet.org


denuncias presentadas por los civiles sobre presuntas violaciones del derecho internacional humanitario (DIH). Las denuncias de este tipo se examinan en las reuniones periódicas que se mantienen con las autoridades militares y la oposición armada en Afganistán. El CICR solicita a las autoridades que lleven a cabo una investigación, comuniquen los resultados y velen por que haya un cambio de conducta. Conociendo la sensibilidad de los militares ante cualquier queja de mala conducta, Hamilton insiste en que el CICR habla de “suposiciones” y no de “acusaciones”. Una vez terminada su exposición, los oficiales prosiguen con sus asuntos internos: una sesión de información sobre el propio procedimiento de la FIAS tras un incidente. “Tengo la impresión”, observa Hamilton después de la sesión, “de que hay una buena comprensión general de lo que hace el CICR. La OTAN sabe que mantenemos contactos con la oposición armada y los talibanes; su deseo es que les transmitamos el mismo mensaje. A lo que les contestamos que es exactamente lo que hacemos, es el motivo fundamental de nuestra presencia en el conflicto: ser igual ante todas las partes y mantener el mismo discurso. El CICR ha pasado a ser un participante regular en estos cursos, informando a los oficiales sobre su labor y las cuestiones con que tropezarán en el terreno. Es un nivel de cooperación y de confianza que difícilmente se hubiera podido imaginar hace diez años. “No puede faltar alguien que exponga el punto de vista del CICR en estas sesiones”, asegura el Teniente General Agner Rokos, comandante danés del Centro de Adiestramiento de Fuerzas Conjuntas de la OTAN, encargado de organizar el ejercicio previo al despliegue. Explica que el método de adiestramiento del Centro supone dar participación a los representantes de las organizaciones que encontrarán en el terreno, “lo que desde luego incluye al CICR”. Rokos reconoce la importancia de la independencia del CICR: “Comprendemos que el CICR no puede verse como una parte implicada con los militares”. La independencia del CICR, un aspecto esencial de su confianza en la acción humanitaria neutral

Un servicio esencial de la Cruz Roja Americana Un soldado estadounidense que sirve en Iraq espera ansioso el nacimiento de su primer hijo. Pero su mujer tiene que ser hospitalizada por complicaciones y pide que su marido esté al lado de ella. Sobre la base de la verificación realizada por la filial de la Cruz Roja Americana, se concede al soldado un permiso de emergencia para regresar a su patria y estar junto a su esposa. “Es nuestro servicio más antiguo que funciona desde la guerra entre España y Estados Unidos en 1898”, explica Joe Moffat, director ejecutivo del Servicio para las Fuerzas Armadas de la Cruz Roja Americana. Una carta especialdel Gobierno estadounidense en 1905 estableció que se asignara personal de la Cruz Roja a las bases estadounidenses en todo conflicto en el que participen las fuerzas estadounidenses. “Estamos allí por los soldados y sus familias”, asegura Moffat. “No hacemos nada fuera de la base”. En el lapso de 12 meses, los 316 colaboradores tramitaron 650.000 comunicaciones de emergencia y prestaron servicios a 185.406 familias de militares en todo el mundo. La Cruz Roja pondrá en marcha un programa de apoyo


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Poner fin a la Violencia en Sudáfrica Jóvenes voluntarios sudafricanos toman posición con respecto a la violencia contra los trabajadores extranjeros en la llamada “nación del arco iris”. Tsotang Sethabela recuerda el primer día de violencia ocurrido en mayo en el municipio de Thokoza. “Me encontraba en casa y escuché cuando a un grupo de extranjeros, entre los que había algunos sudafricanos, los golpearon, les robaron y los desalojaron de sus casas. A algunas casas las prendieron fuego”, relata un voluntario de Gauteng. “Me llamaron para que informara a la oficina de la Cruz Roja en Germiston”, un municipio de Johannesburgo, una de las principales ciudades de Sudáfrica. La situación era grave. En la provincia de Gauteng, más de 60 personas fueron asesinadas y decenas resultaron heridas. Más de 35.000 personas se quedaron sin hogar después de que unas hordas quemaron y saquearon las casas que pertenecían a los extranjeros, muchos de ellos migrantes de países como la República Democrática del Congo, Etiopía, Mozambique, Somalia y Zimbabwe. En la provincia KwaZulu Natal, más de 1.800 personas sin hogar fueron albergadas en 10 comisarías de policía y en salas comunitarias pertenecientes a 19 organizaciones religiosas. En la provincia del Cabo Occidental, unas 13.000 personas fueron desplazadas cuando la violencia se apoderó de la ciudad costera. Miedo y trauma En las tres provincias, la Cruz Roja Sudafricana formó parte del comité de operaciones conjunto que

Una madre desplazada con su hijo en los brazos en una tienda de campaña en el centro de albergue de Primrose en Johannesburgo. ©DAVID CHANCELLOR /


se encargó de la crisis. Tsotang Sethabela cuenta que centenas de personas huyeron de sus hogares y buscaron refugio en el auditorio local. Visitamos los locales a fin de evaluar las necesidades de las personas desplazadas, cuyo número ascendió a medida que los trabajadores se percataban de que sus casas habían sido saqueadas y destruidas. Sethabela señaló que él y su equipo de voluntarios ayudaron a distribuir mantas y paquetes con alimentos a las personas vulnerables. Trabajaron durísimo pero estaban satisfechos por la labor solidaria cumplida. “Inicialmente los desplazados temían a los habitantes de los municipios. No estaban seguros de si los iban a atacar. Pero hablamos a menudo con ellos para que pudieran tener nuevamente confianza en nosotros. También se dieron cuenta de que siempre estábamos dispuestos a ayudarlos. Terminamos siendo sus amigos”. Los voluntarios de la Cruz Roja Sudafricana se encargaron de distribuir alimentos, utensilios de cocina y paquetes con alimentos esenciales para las personas que regresaban a su país de origen y prestar apoyo psicosocial. El CICR y la Federación Internacional capacitaron a los voluntarios en el uso de tarjetas de racionamiento, gestión de depósitos, logística y control de las reservas. El CICR proporcionó también 15.000 mantas y 2.000 encerados. La respuesta del público fue conmovedora. Particulares, empresas e instituciones donaron más de 1,8 millones de dólares estadounidenses a la Cruz Roja Sudafricana. Nompumelelo Dludla, de 24 años, estudiante de gestión de relaciones públicas en la Universidad de Tecnología de Durban, suspendió sus estudios para poder prestar servicios voluntarios durante dos semanas en Durban en la cocina central y luego encargarse de recoger y distribuir los donativos. Al comienzo quedó realmente muy impactada por la violencia. “Cuesta creer que tales cosas puedan suceder en nuestra llamada “nación del arco iris”. Durante los primeros días de la violencia, le conmovieron los rostros tristes de los desplazados. “Pero con el correr de los días, comenzaron a sonreír. Estaban contentos de recibir la ayuda que les brindábamos, aunque el dolor de que los hubieran echado sin ningún respeto de su casa no podía desaparecer.” La motivó el hecho de que

FEDERACIÓN INTERNACIONAL


muchas personas no apoyaban la violencia. Gente buena Aprendí mucho sobre la compasión humana a través de esas experiencias. También me mostraron que en nuestro país hay mucha gente buena”. Nompumelelo Dludla dice que espera que la situación pueda resolverse rápidamente. “Es muy importante que los sudafricanos aprendan a convivir con personas de otras nacionalidades. Pronto organizaremos la Copa Mundial de Fútbol 2010, a la que acudirán personas de todo el mundo. Es esencial que hagamos de este evento un rotundo éxito para todo nuestro país. Minnie Haule, voluntaria de Ciudad del Cabo con más de 25 años de experiencia en la Cruz Roja, destacó lo satisfactorio que fue para ella prestar ayuda durante la crisis. “Mi experiencia me ha confirmado que es importante pensar en los demás antes de considerar nuestros propios intereses. Estamos obligados a aprender que no podemos dar la espalda a otro ser humano que no sabe qué va a comer ni dónde va a dormir. También se aprende a cuidar a la humanidad en general. Algunas personas afectadas estaban enojadas. No les gustaban en absoluto los sudafricanos, pero tuve que convencerlos de que había gente buena en Sudáfrica.” Minnie Haule indicó que se fue granjeando progresivamente la confianza de la mayoría de los extranjeros con los que estaba trabajando. Futuras medidas A partir de mayo, ella y su equipo compuesto por cuatro mujeres ofrecieron dos comidas calientes diarias a varios albergues donde estaban alojados los desplazados. En lo más enconado de la crisis, trabajaba 14 horas diarias. La labor de socorro no sólo se limitó a atender las necesidades inmediatas de los desplazados a causa de la violencia, sino que la Cruz Roja incluyó a las comunidades afectadas en los procesos de toma de decisiones, tratando de incorporarlos en los comités formados en cada albergue. Además, la Cruz Roja Sudafricana, con el apoyo de la Federación Internacional, también tiene previsto

©DAVID CHANCELLOR / FEDERACIÓN INTERNACIONAL


poner en marcha en los próximos meses un programa contra la discriminación en torno al lema “Juntos por la humanidad”. Esta campaña se apoyará en los logros alcanzados por otras Sociedades Nacionales. A mediados de septiembre, las autoridades sudafricanas anunciaron la creación de varios puestos de información para ayudar a la gente que vive en los albergues a reintegrarse en la comunidad de acogida. Estos puestos estarán abiertos todos los días, permitirán a la gente hallar la información necesaria para reasentarse en su comunidad, ir a otros lugares o volver a su país de origen; estarán atendidos por colaboradores de diversas organizaciones, incluida la Cruz Roja Sudafricana.

Vuyo Bavuma Asesor en comunicación de la Cruz Roja Sudafricana.

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Paraguay votó por el cambio


La elección del ex obispo progresista Fernando Lugo como presidente de Paraguay ha desatado una ola de esperanza entre los más desfavorecidos de este país. El nuevo entorno político sienta auspiciosas bases para la labor de la Cruz Roja Suiza y del CICR.

La lucha contra la corrupción, la reforma agraria, el cese a la invasión de la soja transgénica y, desde luego, la erradicación de la pobreza son los ingentes desafíos que deberá afrontar con decisión el nuevo presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo. Con una superficie casi similar a la de Francia (400.000 km²), Paraguay es un país netamente agrícola, donde casi la mitad de sus 6 millones de habitantes viven en el campo. Explotados de manera implacable por generaciones, los campesinos han encontrado consuelo sólo en la iglesia y más recientemente en las organizaciones caritativas como la Cruz Roja Suiza. En San Pedro, región situada en el centro del país, un obispo no tardó en hacerse popular entre los más pobres; su nombre era Fernando Lugo. A fines del 2005, a medida que se acercaban las elecciones presidenciales, la coalición de los partidos de oposición le pidió al obispo que fuera su candidato. Parecía un objetivo inalcanzable de antemano, pues en 60 años, nadie había logrado vencer al candidato del partido Colorado en el poder, una verdadera máquina electoral. Fernando Lugo aceptó el desafío, y tras haber quedado liberado de sus responsabilidades eclesiásticas, fue elegido por una holgada mayoría el 20 de abril de 2008. El derecho a la salud Fernando Lugo, que encarna la esperanza entre los sectores más pobres, puede contar con el respaldo de numerosas asociaciones y organizaciones caritativas internacionales para cumplir su misión. En un país donde el 46% de la población vive por debajo del umbral de pobreza y casi el 60% de los habitantes no tiene acceso al sistema de salud, la Cruz Roja Suiza está ayudando a las organizaciones campesinas a instalar centros de atención de salud para la población rural. Es el caso de Tesai Reka Paraguay, que agrupa a 30 organizaciones campesinas y se empeña en promover el derecho a la salud. Se han instalado centros sanitarios en los lugares más recónditos, donde las matronas, por ejemplo, siguen cursos de capacitación.

Sensibilizar a las autoridades Desde la caída del dictador Alfredo Stroessner en 1989, Paraguay no ha sido noticia. Sin embargo, el CICR sigue realizando una labor importante. Sus delegados efectúan con regularidad visitas a los centros de detención del país e intervienen en casos de crisis aguda, como fue en 2004 cuando 600 campesinos atenazados por la pobreza y la desesperación fueron encarcelados porque habían ocupado ilegalmente tierras que estaban sin cultivar. “Las cárceles no estaban concebidas para recibir a tanta gente, y la insalubridad era aterradora”, señala Michel Minnig, jefe de la delegación del CICR para América del Sur. “Ayudamos a las autoridades a mejorar las condiciones de vida de esos detenidos instalando agua corriente y suministrando colchones y medicamentos”. Los campesinos fueron liberados, pero más de 3.000 quedaron en libertad condicional y pueden ser arrestados nuevamente en cualquier momento. Para apoyar el ambicioso objetivo de la Cruz Roja Paraguaya de llegar a ser un punto de referencia, el CICR se ha propuesto capacitar a sus colaboradores en el ámbito de los primeros auxilios. Además, coopera con


Es el caso de María, de 50 años, que con la ayuda de la Cruz Roja Suiza, instaló una sala de parto en su casa. El equipo es rudimentario: dos camas de hierro, una mesa de madera con los instrumentos básicos de toda matrona: un fórceps, una jeringa y gasa esterilizada. “Hace 25 años que asisto a las mujeres que dan a luz”, explica María, “y durante todo ese tiempo jamás he tenido un problema en un parto”. Si bien la medicina occidental da resultados, la medicina tradicional aún tiene una fuerte influencia en Paraguay. La Cruz Roja Suiza respalda igualmente un programa para conservar y desarrollar esta medicina basada principalmente en las plantas medicinales. Por ejemplo en el colegio San Miguel, donde más de 150 alumnos provenientes de familias campesinas siguen un curso de seis años destinado al estudio de los productos derivados de las plantas medicinales tradicionales como la filipéndula ulmaria o el mate. La Cruz Roja Suiza apoya también a la Cruz Roja Paraguaya en situaciones de emergencia, como en 2007, cuando se produjo una epidemia de dengue. En unas 50 comunas se multiplicaron las acciones de emergencia, como la donación de sangre, la distribución de mosquiteros, la destrucción de nidos de larvas y la instalación de dispensarios para las personas afectadas por la enfermedad. La invasión de la soja “Luchamos para defender a los pequeños campesinos de los grandes latifundistas que están plagando las tierras de soja”, explica José Parra, coordinador de Tesai Reka Paraguay. La soja es la palabra maldita. “Paraguay está siendo literalmente invadido por la soja”, afirma Thomas Palau, sociólogo en Asunción. La superficie cultivada con soja pasó de un millón de hectáreas en 1997 a casi 3 millones hoy en día. Las consecuencias sociales y sanitarias de esta “sojatización” no tiene precedentes. La pulverización de herbicidas desde el aire está intoxicando a las comunidades aledañas a los campos de soja. Los campesinos se ven finalmente obligados a dejar sus parcelas que luego son compradas a precios bajísimos por los explotadores de soja. “No siempre es fácil realizar nuestra tarea. Algunos latifundistas se niegan rotundamente a dejarnos entrar en sus propiedades”, explica Volker Sitta, delegado de la Cruz Roja Suiza para Paraguay, Bolivia y Ecuador, “los empleados del fundo, en su mayoría indios guaraníes que son tratados como esclavos, deben salir de la propiedad para poder hacerse un control médico. Fernando Lugo prometió


llevar a cabo una reforma agraria, pero será una ardua tarea. Los grandes latifundistas se apoyan mutuamente y la mayoría posee su propia milicia para impedir toda injerencia en su territorio”, agrega el delegado. El nuevo presidente deberá lanzarse a una verdadera prueba de equilibrismo entre, por un lado, los ricos que harán todo por frenar sus reformas y, por el otro, los desposeídos que no le perdonarán si no se aplican rápidamente tales reformas.

Pierre Bratschi Periodista independiente radicado en Buenos Aires.

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Asistencia en Georgia El reciente conflicto en Georgia ha dado lugar a una respuesta inmediata y continua de parte del Movimiento. En el relato que sigue, delegados del CICR en Tbilisi y Tsjinvali describen la fase inicial de asistencia en favor de las víctimas del conflicto.


COMO empleados de la oficina de Tsjinvali, Hamlet y Artur iniciaron su turno de seguridad el 7 de agosto y lo finalizaron el 20 de agosto, cuando divisaron las banderas en los vehículos del primer convoy humanitario del CICR que entraba a Osetia del Sur. Durante los combates, mantuvieron abiertas las puertas del local del CICR y el flujo de personas que buscaban refugio fue incesante. “Los vecinos sabían que este edificio era de la Cruz Roja, habíamos colocado la bandera en el balcón del segundo piso por ese motivo”, recuerda Artur. “Unas 40 personas, la mayoría mujeres y niños, se escondieron en el sótano. Estaban aterradas y temblaban literalmente de miedo.” “En tres ocasiones, hombres armados enmascarados penetraron en el local amenazándonos con saquear la oficina y prenderle fuego.” Pero cada vez Artur y Hamlet los convencieron para que abandonaran la idea. “Sabíamos que cerrarles las puertas, impedirles el paso o resistirles de alguna manera no tenía ningún sentido. Como comprenderán no es mucho lo que se puede discutir con un tanque delante de uno. La única forma de salvar la oficina y a las personas que habían puesto su vida en nuestras manos era persuadir a los visitantes de que la Cruz Roja era una organización destinada a prestar ayuda a las personas y que no toma parte en controversias políticas. Tuvimos suerte, pues nos escucharon y nos creyeron, por más insólito que parezca.” Finalmente se produjo un período de calma el 20 de agosto. “La gente pudo salir del refugio y nuestros vecinos nos invitaron a cenar y a beber una cerveza. Entonces nos dimos cuenta de que la guerra había terminado”, recuerdan Artur y Hamlet. Servicios de búsqueda desde Tbilisi Cuando al inicio de la crisis escuchó que el CICR buscaba a delegados con un buen nivel de inglés para incorporarse al equipo de protección en Tbilisi, Pikria Javashvili, de 22 años, que había estudiado derecho internacional humanitario y conocía la labor de la Cruz Roja, llamó a su amiga, Nino Berianidze. “Estaba en casa harta de mirar en la televisión lo que estaba sucediendo sin hacer nada para ayudar”, recuerda Berianidze, de 20 años. Ambas muchachas postularon para el puesto y fueron reclutadas al cabo de unos días. Lela Lazishvili, de 25 años, también supo del puesto por medio de un amigo. “Quería comprobar con mis propios ojos lo que estaba ocurriendo”, relata. Completaban el equipo la estudiante de medicina Keti Chichinadze, de 25 años, y Tamar Kvaratskhelia, de 23 años.

El CICR distribuyó artículos de higiene, utensilios de cocina, sábanas y otros enseres domésticos. ©ANASTASIA ISSYUK


La mayor parte del trabajo que realizan las jóvenes consiste en responder al equipo de protección de Tsjinvali que pide que lo ayuden a buscar a parientes de personas vulnerables, ancianos y enfermos que viven en Osetia del Sur y que quedaron separados de sus seres queridos cuando los familiares más jóvenes se fueron a Gori o Tbilisi al comienzo de la guerra. Luego ayudan a reunir a las familias. La labor tiene, a veces, todas las características de un cuento de detectives. Berianidze recuerda un caso en particular. “Buscaba a la hija de una mujer que estaba postrada en su cama en una localidad fuera de Tsjinvali. Encontré a la hija en Tbilisi, pero ella creía que su madre había muerto. Cuando le dije que pensábamos que habíamos encontrado a su madre, me hizo todo tipo de preguntas. No creía que fuera realmente su madre, pero lo era. Cuando las reunimos aquí en la delegación nunca olvidaré la expresión de alegría en el rostro de la hija”.

Ayudar a los necesitados Desde el comienzo, la Cruz Roja de Georgia distribuyó socorros de emergencia a los desplazados, reclutó donantes de sangre y prestó apoyo psicosocial. Al mismo tiempo, la Cruz Roja de Rusia distribuyó artículos de higiene, mantas, ropa y otros socorros a las personas que huyeron de Osetia del Sur, se encargó de cientos de menores no acompañados, brindó apoyo psicosocial e inició una campaña de recaudación de fondos.

Anastasia Issyuk (Tsjinvali, CICR) y Jessica Barry (Tbilisi, CICR).

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Donde el Hambre hace estragos


En Moldova, el país más pobre de Europa, las familias que subsisten gracias a una dieta a base de cebolla y repollo, reciben ayuda de la Cruz Roja. Los campos infinitos, tan prometedores en primavera, se han tornado hoy grises y secos. Otro año de sequía ha traído más hambre y privaciones a Moldova, un país de 4,3 millones de personas en Europa oriental. “Hace dos años todo era diferente”, cuenta María Dragach, de 35 años y madre de siete hijos cuya familia ha recibido asistencia de la Cruz Roja de la República de Moldova. “Nuestra huerta estaba llena de verduras y mi marido tenía un trabajo en Chisinau, pero ahora la tierra no produce nada y tenemos que ahorrar cada centavo para comprar los alimentos más baratos y llegar a fin de mes”. María trató de plantar verduras pero el sol abrasador de julio secó todo. Hoy sus víveres consisten en dos repollos, papas y zanahorias. Estos son los ingredientes para la sopa de repollo (schi) que cocina diariamente a su marido George y a sus hijos para ofrecerles un desayuno decente antes de irse a trabajar a los campos. También comen pan casero. Para la cena María les preparará repollo asado. Todos los días comen lo mismo. Período de escasez El alforfón con cebollas es una comida más nutritiva pero no se la pueden permitir muy a menudo. A veces comen espaguetis con cebollas fritas “para darle un poco de color”, según las palabras de María. El aceite vegetal es caro, así que María lo utiliza sólo en contadas ocasiones. El año pasado la familia vendió la vaca que tenía por falta de forraje y les queda un conejo, que probablemente será el último trozo de carne que puedan comer este año. “Cuando estaba embarazada de mi último hijo”, cuenta María Dragach, con su bebé de siete meses en brazos, “tenía unas ganas locas de comer pescado, no hay ríos ni mar en esta zona, y no teníamos dinero para comprar en la ciudad. Imagínese que mi cuñada vendió su collar de oro para comprarme pescado. Le estaré siempre agradecida.” En 2007, Moldova, el país más pobre de Europa, fue afectado por la más grave sequía de su historia reciente. La sequía asoló el 80% del país y afectó gravemente al sector agrícola, que constituye un quinto del producto interno bruto. Las familias se

Tras un período de escasez que dejó vacías su despensa, Nina Bobuh sobrevivió gracias a la ayuda alimentaria de la Cruz Roja. ©Federación Internacional


vieron obligadas a vender o a sacrificar el ganado, puesto que ya no podían costear el forraje para los animales. Este año, otra sequía provocó nuevas privaciones. Las huertas se secaron y el precio de los productos básicos tales como el arroz, la carne y el aceite vegetal subió un 150% en los primeros cinco meses de 2008. Hay menos trabajo y, para colmo, las inundaciones arrasaron el norte de Moldova en julio. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que Moldova es el único país europeo que necesita ayuda alimentaria urgente. El Banco Mundial advierte que el nivel de pobreza en Moldova podría alcanzar el 41% en 2008. “Todo sucede al mismo tiempo: la falta de forraje, de animales, de leche, de carne, de trabajo”, asegura María Dragach. “Nuestro hijo mayor no podrá ir a la escuela en septiembre para hacer su último año; tendrá que ayudar a su padre a sustentar la familia, sino no veo cómo sobreviviremos.” La familia Dragach estuvo entre las familias más vulnerables que recibieron de la Cruz Roja de Moldova un paquete de 30 kilos con arroz, alforfón, aceite vegetal, dos latas de carne, azúcar, harina y aceite. La distribución estaba destinada a 10.000 personas y las familias beneficiarias debían ser las de muchos niños, las monoparentales y las que tuvieran como integrantes personas discapacitadas que vivieran en pueblos remotos. Eran los que estaban más expuestos a la malnutrición. Promover la resiliencia María Dragach señala que el paquete les permitió completar su dieta diaria, pero sólo duró dos semanas. “Traté de economizar pero fue difícil mantener los víveres fuera del alcance de los niños.” En el director ejecutivo de la Cruz Roja, Vasile Cernenchi, ve con preocupación la llegada del próximo invierno. Las despensas están vacías y vaticina tiempos difíciles. “El próximo invierno habrá una aguda escasez de alimentos para las personas más vulnerables, que no tendrán ni suministros ni dinero para comprar víveres a causa del alza de precios.” La solución reside en los programas de seguridad alimentaria a largo plazo, como destaca Edmon Azaryan, jefe de la misión de supervisión de la


Federación Internacional en Moldova. “Alimentos, forraje, ropa para niños, semillas, dinero para el alquiler y los servicios comunitarios, maquinarias agrícolas y fertilizantes son algunas de las necesidades más acuciantes de la población rural del país”, asegura. En Moldova, como en otros países afectados por el hambre, lo que se necesita con urgencia son programas para promover la resiliencia de las comunidades. La Cruz Roja y la Media Luna Roja han comenzado a ejecutar en muchos países de África dichos programas que incluyen el suministro de semillas, herramientas y fertilizantes (véase recuadro). “A las personas más pobres y más marginadas de Moldova la vida les resultaba ya sumamente difícil antes de la sequía. Esta situación los ha llevado al borde de la pobreza extrema”, señala Joe Lowry, representante de la Federación Internacional para Belarús, Moldova y Ucrania. “Dado que muchas personas en edad activa, madres y padres, han dejado el país, la responsabilidad de cuidar a los hijos recae en los abuelos o son los propios hijos los que deben valerse por sí mismos. Se trata de una situación bastante alarmante en el año 2008, justo en la frontera con la Unión Europea. Pero la mera caridad no es suficiente. La Cruz Roja de Moldova requiere apoyo para ayudar a la gente a salir de la indigencia. Para lograrlo estamos ideando soluciones nuevas y duraderas, como la cría de ganado, la avicultura, la apicultura y los microcréditos.” Darle sentido a la vida Nina Opaleva y Nadezhda Bobuh son conocidas por sus vecinos como “las abejitas”. Estas mellizas de 72 años, que viven en la capital moldova, Chisinau, sobrevivieron al crudo invierno pasado gracias a la cantina de la Cruz Roja. “Sólo comíamos la sopa allí” explica Nina. “Nos llevábamos el plato principal que calentábamos después para la cena y el panecillo lo dejábamos para el desayuno”. Nina, ex vendedora de libros, y Nadezhda, ex enfermera, mostraron al voluntario de la Cruz Roja de Moldova su despensa: los estantes estaban llenos de frascos de vidrio vacíos que en tiempos recientes y más felices estaban llenos con las


conservas para el invierno. Economizan en todo lo que pueden. Cerca de la estufa hay un haz de ramas que las hermanas recogen en el bosque cada semana. Recogen agua del techo. Sin embargo cada mes compran un saco de trigo que les cuesta 35 dólares estadounidenses para hornear pan y galletas que comparten con sus vecinos de más edad. “Cuando compartimos este pan casero le encontramos el sentido a la vida”, asegura Nina.

Rita Plotnikova y Tatiana Plosnita Rita Plotnikova es jefa de comunicación de la Federación Internacional en Budapest, Hungría, y Tatiana Plosnita, coordinadora de programas de la Federación Internacional para Moldova.

Fuente : FAO, 2006

Lucha contra el hambre en el mundo La Cruz Roja y la Media Luna Roja han estado muy atareadas dadas las graves repercusiones que ha tenido la subida de precios de los alimentos. El alza de precios de los alimentos, el combustible y los fertilizantes han llevado a unas 75 millones de personas adicionales a una situación de hambre, con lo cual la cifra de personas


desnutridas en el mundo en 2007 se eleva a 923 millones, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Por su parte, el CICR ha intensificado su acción para satisfacer las necesidades causadas o agravadas por la subida de precios de los alimentos, especialmente en Afganistán, la República Democrática del Congo, Somalia y Yemen. En abril de 2008, la Federación Internacional lanzó una Iniciativa de Seguridad Alimentaria quinquenal basada en la comunidad que beneficiará a 2,2 millones de personas en 15 países africanos mediante proyectos de agricultura sostenible, microfinanciación, irrigación de pequeña escala y sistemas de alerta. Uno de esos países es Etiopía, donde el alza de precios de los alimentos alcanzó hasta el 330% debido a la escasez tras las inundaciones y la sequía en 2007 y 2008 y la falta de lluvias. En las zonas más perjudicadas, la Cruz Roja Etíope asiste a 76.000 personas.

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La historia de una idea en imágenes Conocido con el seudónimo de Moebius, Jean Giraud, artista francés de renombre, creó en imágenes la historia del Movimiento desde sus orígenes en 1859 hasta nuestros días. En estas líneas expresa algunas reflexiones sobre su visión del mundo y la acción humanitaria contemporánea. Jean Giraud, ¿por qué aceptó este proyecto? Recibo muchísimos pedidos y algunos, como el suyo, tienen una legitimidad superior a los demás en el sentido de que trascienden de la esfera puramente profesional y tienen una utilidad pública evidente. El encargo del CICR no podía tomarlo a la ligera. Su organización, la Cruz Roja y la Media Luna Roja, forman parte hoy en día de la conciencia planetaria y propugna un pensamiento universal cuyo centro de interés es el ser humano. Por consiguiente, me resultó apasionante realizar la reconstrucción histórica de este pensamiento, al menos, en este caso, a partir de la batalla de Solferino. ¿Cómo abordó este trabajo particular? En el plano artístico, hubo que conciliar los imperativos de la verdad histórica con la necesidad de entregar una historieta comprensible para todos, por lo tanto, un producto basado en fotografías de época y en una documentación bastante densa, pero que utiliza atajos propios del dibujo animado, en los que pude dar libre curso a mi imaginación. Por ejemplo, en la primera plancha podemos observar a Henry Dunant explicando a un coronel francés las razones que lo indujeron a organizar los primeros auxilios para todos los heridos. Sin embargo, no sabemos si esta discusión tuvo lugar. Para mí lo más importante era exponer claramente los motivos del compromiso de Dunant y mostrar su carácter excepcional.

Oscilé constantemente entre tres estilos gráficos: el primero muy “ novelesco”, casi adolescente, el segundo mucho más preciso, muy influenciado por las fotografías de la época y el tercero recuerda cierto tipo de ilustración simbólica, destinado a describir toda la fuerza y la brutalidad de acontecimientos particulares, como la

©DIDIER REVOL / CICR


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Alerta Temprana en acción El concepto de “alerta temprana, acción temprana” podría revolucionar la gestión de los desastres. Pero ¿lo apoyarán los donantes?

‘‘Si hubiésemos tenido tiempo para indagar como se debe, no estaríamos aquí.” El frustrado corresponsal había estado recorriendo en helicóptero el valle anegado del Zambezi en Mozambique en busca de un desastre, pero sólo captó una exitosa operación gubernamental para evacuar a decenas de miles de personas de las zonas bajas.

Satélites de la NASA rastrean el huracán Ike que gira en torno a Cuba y se dirige hacia el Golfo de México en septiembre de 2008. ©REUTERS / NASA, CORTESÍA DE www.alertnet.org La verdad es que mientras más tranquilas sean las evacuaciones menos posibilidades hay de saber de ellas. Sin desastres no hay historias y lo peligroso es


que sin historias, no hay donantes. Incluso atentos observadores de desastres podrían sorprenderse al escuchar que en 2008 las inundaciones estacionales del Zambezi en Mozambique rebasaron los niveles máximos de 2001, cuando más de 100 personas murieron, y que estuvieron muy por encima de las del año pasado, cuando el desastre desencadenó una gigantesca operación de socorro internacional.

Sin embargo a mediados de enero, unas 55.000 personas habían sido desplazadas prácticamente sin pérdidas humanas. Para un Estado africano que viene saliendo de un conflicto, el hecho es toda una hazaña apenas destacada (véase recuadro). Pronósticos y alertas Mozambique junto con Bangladesh, el Caribe y África Occidental y Central ejemplifican perfectamente lo que entendemos por “alerta temprana, acción temprana”, un concepto que empieza a resonar entre la comunidad humanitaria desde hace algún tiempo, pero que hoy suscita cada vez más interés. “Excepcionalmente decidimos mandar fondos de emergencia a los países de África Meridional afectados por las inundaciones en enero, pese a la poca probabilidad de que la situación se deteriorase y a los pronósticos de mediano alcance”, señala Peter Rees, jefe del Departamento de Apoyo a las Operaciones de la Federación Internacional. “La labor de la Cruz Roja y la Media Luna Roja es preparar a las comunidades mediante la red de voluntarios y ayudarlas a ser independientes”, añade. Lo nuevo en el concepto de “alerta temprana, acción temprana” es, como de costumbre, pasar a la acción humanitaria —movilizar suministros, personas, dinero — pero basándose en pronósticos y alertas. Y a nivel comunitario, difundir esas alertas de manera que la gente pueda actuar con confianza. Según la experiencia de Rees en la gestión del Fondo de Reserva para el Socorro en Casos de Desastre (DREF) —una reserva en efectivo para las Sociedades Nacionales que enfrentan emergencias—lo más destacado es el fuerte incremento sobre todo en las catástrofes relacionadas con el clima: tormentas, inundaciones, sequías, y las emergencias de salud que pueden generar. Precisamente el tipo de fenómenos a menudo previsibles. El Instituto Internacional de Investigación en Clima y Sociedad de la Universidad de Columbia de Nueva


York, entidad especializada en integrar la información relativa al clima en el proceso de toma de decisiones, y la Federación Internacional han establecido una alianza destinada a desarrollar métodos de alerta temprana que permitirán a la Federación movilizar su red para pasar a una acción inmediata. Según explica Molly Hellmuth, coordinadora del Instituto, “Intentamos proporcionar a la Federación información relativa al clima y a fenómenos meteorológicos en un contexto determinado, y así podemos ayudarla a situar anomalías climáticas y traducirlas a un lenguaje que toda la red de la Federación pueda comprender”. La oficina zonal de la Federación Internacional para África Occidental y Central en Dakar (Senegal) también colabora con centros africanos en relación con los fenómenos climáticos que atañen a la seguridad alimentaria. Maarten van Aalst, experto del Centro de Estudios sobre el Cambio Climático en La Haya, explica “la acción temprana no se aplica sólo cuando un desastre determinado, como un ciclón, está a punto de producirse, sino que también a escalas de tiempo mayores cuando se trata de una alerta sobre un riesgo elevado”. Dar aviso “La Cruz Roja y la Media Luna Roja deberían encargarse de dar la alerta temprana y, al mismo tiempo, de llevar la noticia a los hogares”, asegura Bhupinder Tomar, especialista de la Federación Internacional en preparación para desastres. “Necesitamos un mecanismo que permita efectivamente una acción después de la alerta temprana, e incluya por ejemplo el acceso a los recursos humanos y financieros en un plazo breve. “El reto es no sólo informar a las comunidades del riesgo de un desastre inminente, sino también ayudarlas a enfrentarlo”, añade. En Togo, unos expertos están por poner a prueba un sistema de alerta temprana en las aldeas propensas a las inundaciones utilizando unos postes con bandas de colores que representan los niveles de peligro. Cuando las aguas en caso de inundación suben hasta la banda roja, explica Youcef Ait-Chellouche, coordinador de gestión de desastres para África Central y Occidental, “la gente sabe que debe ir a lugares seguros.” Cuando se pronosticaron lluvias torrenciales este año en África Occidental, la Federación Internacional, hizo

“Envíennos motores fuera de borda” Sergio Moiane, responsable local, señala en un mapa en la pared el centro de socorro en casos de inundaciones del Gobierno de Mozambique en Buzi, localidad situada inmediatamente al sur de Beira. “Esta zona es como un embudo”, explica. “Por lo tanto, sabemos con toda seguridad que cuando el nivel del Dombe alcanza 5, 5 metros, habrá inundaciones tres días después.” Y así fue. A mediados de enero, en plena estación de lluvias, Buzi quedó literalmente anegada por las aguas que habían empezado a retirarse. No hubo muertos, aunque más de 1.100 evacuados río arriba fueron alojados temporalmente en las cercanías y las inundaciones fueron las más graves ocurridas desde la independencia en 1975. Buzi es también la base para la formación del equipo de rescate en el agua de la Cruz Roja de Mozambique, que podrá reconstituir sus reservas de combustible y llenar los motores fuera de borda gracias en parte al subsidio en efectivo procedente del DREF de la Federación Internacional. El presidente de la filial y responsable de equipo, Paulo Inacio Maguanda, señala amablemente que las evacuaciones cuestan


un llamamiento preventivo cifrado en 750.000 dólares estadounidenses a fin de prepararse para las inundaciones, a lo que se añadió un sustancial aporte del DREF, tal como ocurrió para el llamamiento en favor de África Meridional a principios de este año, lanzado a raíz de las inundaciones. La oficina zonal ubicó estratégicamente reservas de socorro en tres ciudades diferentes y elaboró planes de contingencia y sistemas de alerta temprana en cooperación con las Sociedades Nacionales. Poco después del llamamiento, miles de personas en Monrovia se quedaron temporalmente sin hogar tras unas inundaciones que fueron, según se describió, las más graves jamás registradas en la capital liberiana, al mismo tiempo que las lluvias torrenciales sembraban la muerte y la destrucción en Benín, Burkina Faso, Chad, Gambia, Côte d’Ivoire, Níger, Nigeria y Togo. Es mucho más fácil esperar que ocurra el desastre y responder luego que estar siempre al acecho interpretando cuidadosamente los pronósticos escritos y asignando recursos según la experiencia, el juicio y el asesoramiento especializado y no las noticias de la tarde. “Pero mientras los donantes no acepten la idea de pasar a la acción antes de que se produzca el desastre”, asegura Rees, “tendremos que apoyarnos en el DREF, el único instrumento suficientemente flexible para permitirnos garantizar una acción verdaderamente anticipada.”

Alex Wynter Periodista y redactor independiente radicado en Londres.

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Los iraquíes sumidos en la desesperación Más de cinco años después de estallar la guerra en Iraq, la situación humanitaria en la mayor parte del país sigue siendo preocupante. Las condiciones de vida, pese a la mejora en la situación de seguridad, continúan degradándose, dejando a millones de personas al borde de la desesperación.


En los últimos meses, la seguridad general en Iraq ha mejorado bastante pero sigue siendo relativa. Aunque el número de incidentes de seguridad ha descendido en un 60% en comparación con 2006 y 2007, el miedo y la vigilancia siguen rigiendo la vida de los iraquíes. En Baquba, al norte de Bagdad, en el verano de 2007, vi a Layla Jaafar, de 35 años, madre de dos hijos, llorar a su hermana menor que había muerto de cáncer. “La envidio porque se ha liberado de esta vida”, fueron sus palabras entonces. Debido a las condiciones de seguridad y a las restricciones impuestas a la libertad de movimiento, se celebró una ceremonia funeraria rápida, y los pocos familiares y amigos presentes la enterraron sin los rituales de usanza y sin poder decirle un último adiós como acostumbran hacerlo los iraquíes a sus seres queridos. No se han publicado cifras oficiales de las bajas civiles desde la invasión en 2003. En el encono de la violencia en 2006 y durante la mayor parte de 2007, la cifra de decenas de muertos diarios se articuló y se difundió ampliamente en los medios de comunicación. Decenas de cuerpos no identificados yacían tirados en las calles de Bagdad y otras ciudades importantes; algunos eran dejados insepultos por el temor y la renuencia de los civiles a acercarse a ellos o enterrarlos. Se establecieron emplazamientos funerarios especiales para los cadáveres no reclamados, mientras que los demás restos mortales son depositados en fosas comunes dentro y fuera de las grandes ciudades.

Parientes reclaman el cuerpo de un civil, asesinado durante los enfrentamientos, a la morgue de un hospital en Sadr City, en Bagdad, 23 de abril de 2008. ©REUTERS / KAREEM RAHEEM, CORTESÍA DE www.alertnet.org

Cientos de miles de hombres y mujeres iraquíes han visto por dentro un lugar de detención. Los que han sido liberados hablan de los malos tratos y de la crueldad que padecieron, por ejemplo en la cárcel de Abu Ghraib en Bagdad. Deterioro de las condiciones de vida Pese a la seguridad “relativa” imperante hoy en día, las condiciones de vida no cesan de deteriorarse. Para un país que ostentaba el mejor sistema de salud de la región, la situación sanitaria actual es desesperante, pese a que el presupuesto se multiplicó por 60 entre 2002 y 2005. Enfermedades que habían desaparecido desde hace mucho tiempo, como la tuberculosis y el cólera, han hecho su reaparición y la drogadicción está en aumento. La malnutrición infantil crónica ronda el 20% y sólo el 70-80% de la población tiene acceso al agua potable y a las distribuciones generales de alimentos. Estas cifras no tienen nada de sorprendente cuando se sabe que sólo el 40% de la población tiene empleo y más del 30% vive justo en el nivel de pobreza o por debajo de él.

Niños, heridos en un ataque con bomba, son atendidos en un hospital de Bagdad, 18 de junio de 2008. ©REUTERS / MOHAMMED AMEEN, CORTESÍA DE www.alertnet.org


La inseguridad y una campaña deliberada de intimidación, secuestros y matanzas contra los médicos, el personal docente y otros profesionales han dado lugar a una fuga masiva de cerebros. La mano de obra en el sector médico ha descendido un 50%. Según diversos informes, hasta 3.500 profesores han sido secuestrados, matados o desplazados, y sus asistentes han tenido que hacerse cargo de sus tareas docentes. Entre los estudiantes, las matrículas y la asistencia han acusado un fuerte descenso, y las mujeres representan cerca del 70% de los que han dejado sus estudios. Incluso las cifras más optimistas muestran un déficit anual del 46% en la electricidad generada, lo que significa que Bagdad no tiene más de dos horas de suministro eléctrico al día. La restricción de electricidad a no más de 10 amperios, ha obligado a las familias a adoptar prácticas alternativas y a reducir su nivel de vida. Algunas familias, para completar el suministro nacional, compran electricidad a las empresas privadas a un costo de unos 100 dólares estadounidenses por semana, lo que es un verdadero lujo para la mayoría de las familias iraquíes. Los exiliados El desplazamiento de un quinto de la población iraquí, sea en el interior o fuera del país, se considera con mucho una de las crisis humanitarias más dramáticas del mundo. Las condiciones de vida para quienes han buscado refugio en el extranjero son difíciles, su vida es una lucha continua por la supervivencia. Pocas personas entienden lo que les sucede, y están cada vez más sumidos en la desesperación. Es más, la asistencia que les brindan la comunidad internacional y los países de acogida no cubre sus necesidades básicas. Carecen de un acceso adecuado a la salud y a la educación y sus ahorros se están agotando. Están olvidando sus aptitudes y calificaciones, o en el mejor de los casos, las utilizan parcialmente, mientras que en Iraq es palmaria la falta de profesionales en los puestos clave. Los desplazados internos sobreviven a duras penas: tienen un acceso limitado o no tienen acceso al agua potable, la electricidad, los alimentos, la asistencia de salud, la educación y otros servicios básicos. La incertidumbre diaria hace estragos tanto física como mentalmente. Recientemente en Bagdad, Waleed Ahmed, un comerciante de 42 años, me describió alegremente lo que para él ha significado el mejoramiento de las condiciones de seguridad. “Manejé tranquilamente hasta mi casa con mi mujer y mis hijos a las 20.30, después de visitar a unos parientes. Durante los 15

Apoyo incesante Presente en Iraq desde 1980, el CICR amplió el alcance de sus operaciones en el país en 2008. La asistencia a la población civil afectada por el conflicto incluye socorros de emergencia, apoyo a hospitales que atienden emergencias en gran escala, ayuda para mejorar la atención de salud y mantenimiento de la infraestructura básica de agua y saneamiento. El CICR también apoya los centros de rehabilitación física en Iraq, asiste a los civiles desplazados y ha iniciado programas de apoyo a los medios de subsistencia para ayudar a las personas desfavorecidas a obtener cierto grado de autosuficiencia. Las actividades de protección se centran en las personas detenidas o internadas por las fuerzas multinacionales o las autoridades iraquíes; ello incluye el mantenimiento del contacto con sus familiares con el apoyo decidido de la Media Luna Roja de Iraq.


minutos de viaje, atravesamos cuatro puestos de control, lo que es todo un logro, ya que tal viaje era totalmente impensable el año pasado o el año anterior.” Después de un sorbo de agua, prosiguió: “no hemos tenido ni electricidad ni agua en los dos últimos días, ni tampoco combustible para echar a andar el generador o el coche.” Después de un breve momento de reflexión, describió su situación actual diciendo “Damos gracias a Dios”. Advirtiendo mi sorpresa, el vecino de al lado citó un proverbio iraquí: “Muéstrale la muerte para que acepte la fiebre.”

Dr. Nasir Ahmed Al-Samaraie Ex embajador iraquí y asesor del CICR en Ammán.

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Privatización de la guerra “Lo ideal sería que los Estados no tuvieran que encargar a empresas privadas que tomen parte activa en las operaciones de combate”, asegura Philip Spoerri, director de Derecho Internacional del CICR. “Las funciones militares en los conflictos armados deberían seguir siendo la responsabilidad de los gobiernos y no deberían tercerizarse.” Hasta la fecha, 17 países (Afganistán, Alemania, Angola, Australia, Austria, Canadá, China, Estados Unidos, Francia, Iraq, Polonia, Reino Unido, Sierra Leona, Sudáfrica, Suecia, Suiza y Ucrania) han aceptado el documento de Montreux, llamado así por la ciudad a orillas del Lago de Ginebra donde expertos gubernamentales se dieron cita del 15 al 17 de septiembre de 2008 para examinar cómo reglamentar mejor a las empresas militares y de seguridad privadas. El Departamento Federal suizo de Asuntos Exteriores lanzó la iniciativa a comienzos de 2006 y el CICR ha estado estrechamente asociado a ella desde un principio. La industria militar y de seguridad privada, así como las ONG fueron consultadas a menudo durante el proceso. El documento reafirma la obligación de los Estados de velar por que las empresas militares y de seguridad que trabajan en zonas de conflicto armado respeten el derecho internacional humanitario y los derechos humanos. Asimismo, establece unas 70 recomendaciones derivadas de las buenas prácticas de los Estados, como la verificación de antecedentes de las empresas y el examen de los procedimientos que utilizan para contratar a su personal. El CICR destacó los beneficios de este documento para los países y las personas afectadas por los conflictos armados. “El

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PUBLICACIONES

The International Federation Field School Federación Internacional, 2008 En este folleto de seis páginas se explica el concepto de las escuelas en el terreno, cuyo objetivo es capacitar a los profesionales de salud y de gestión de desastres en las diversas tareas asociadas a las situaciones de emergencia cada vez más complejas a través de una interacción directa con las comunidades afectadas por una emergencia o que entran en la fase posterior a ésta. Disponible en inglés.


Seguridad económica CICR, 2008 Este folleto contiene un panorama completo de las diversas actividades del CICR en este ámbito. Se explica claramente que los alimentos no son todo. Hay también gastos inevitables como el alojamiento, el acceso a la atención de salud, la educación y los impuestos. Disponible en francés e inglés.

El CICR y las universidades CICR, 2008 Se muestra en este folleto las diversas formas en que el CICR colabora con los círculos académicos y las universidades para promover el respeto del DIH. Hoy los estudiantes aprenden las normas aplicables en tiempo de conflicto armado. Mañana las promoverán y las aplicarán en sus profesiones respectivas. Disponible en francés e inglés.


Plan Interamericano 2007–2011 Federación Internacional, 2008 Este plan, elaborado por 35 Sociedades Nacionales, establece la manera en que se aplicarán en el continente americano la Estrategia 2010 de la Federación Internacional, las recomendaciones de la revisión de mitad de período, el plan de Nuestra Federación del Futuro, la Estrategia para el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja y los objetivos de la Agenda Global para ampliar el efecto de la labor en la región de aquí a 2011. Disponible en español e inglés.

Introducción a las Directrices sobre la facilitación y reglamentación nacionales de las operaciones internacionales de socorro en casos de desastre y asistencia para la recuperación inicial. Federación Internacional, 2008 Las leyes pueden ayudar a que la asistencia internacional y el personal humanitario lleguen más rápido a las zonas damnificadas, y también pueden ser un impedimento. Esta publicación presenta una serie de directrices destinadas a los gobiernos sobre cómo preparar sus leyes y planes para evitar problemas comunes. Las directrices establecen normas de calidad mínimas en la asistencia humanitaria y los proveedores de ayuda deben cumplir su labor eficazmente. Las directrices fueron aprobadas por unanimidad en noviembre de 2007 en la XXX Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Disponible en árabe, español, francés, ingles y ruso.


Gripe: prepararse para una pandemia Federación Internacional, 2008 La gripe entra en el capítulo introductorio de la historia de la Federación Internacional. Su predecesora se fornó a pocos meses de la pandemia de la gripe de 1918-1919 que se cobró entre 20 y 40 millones de vidas. Hoy la gripe aviar ha costado la vida a más de la mitad de las personas infectadas y se trata de un virus que podría propagarse de humano a humano. Una organización comunitaria como la Cruz Roja y la Media Luna Roja puede influir en la prevención, que es la primera línea de defensa del mundo. Esta publicación describe las medidas tomadas hasta ahora y los planes para el futuro. Disponible en inglés.

Violencia y uso de la fuerza CICR, 2008 La línea que separa las tensiones y los disturbios internos de los conflictos armados puede ser a veces confusa y la única forma de calificar las situaciones específicas es examinar cada caso. El factor determinante es la intensidad de la violencia. Esta categorización tiene consecuencias directas no sólo para las fuerzas armadas y las autoridades civiles, sino también para las víctimas de la violencia, ya que determina qué normas son aplicables y la protección que éstas confieren se establece de manera más o menos precisa según la situación jurídica. Disponible en inglés. CHF 2.

VÍDEOS


Balística de las heridas: introducción para los profesionales de la salud, del derecho, de las ciencias forenses, de las fuerzas armadas y de las fuerzas encargadas de hacer cumplir la ley CICR, 2008 En este DVD se analiza el impacto en el tejido humano de las balas de fusiles y pistolas, así como de los fragmentos de armas explosivas, que es un ámbito de estudio denominado balística de las heridas. DVD multilingüe: alemán, francés e inglés. CHF 30.

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Los pedidos de material del CICR han de remitirse a: Comité Internacional de la Cruz Roja, 19 Avenue de la Paix, CH-1202 Ginebra, Suiza

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