MAYO

Page 1

Ayer por la tarde fuiste consciente de haber envejecido, tanto, que te emocionó ver las luces brillantes en las farolas de aquel parque. ¡Qué hermosas te parecieron esas altas, fuertes, poderosas luces mágicas de tu infancia que, tiempo atrás, se ordenaban alineadas en los pastos verdes del enorme Fundidora! Aunque también te sentiste un poco avergonzado de encontrar hermosos esos aros fulgurantes, que habías aprendido a despreciar cuando, en la universidad, te

Las luces 1

dejaste persuadir de que ¡eran inútiles! Y no te permitían esconderte de los guardias cuando llevabas encima el estupor de las toxinas, su olor cubierto por el perfume de las flores vastas en el parque. También le ponías otros nombres a las margaritas y a los dientes de león, aparte de aquellos que un amigo te había enseñado: «son flores de papel»; también los llamaba «florecitas para pedir deseos», «arbolitos de algodón», o bien se recurría a otros más dulces. Pero ayer te encontraste de nuevo con uno y lo llamaste «diente de león», porque ese amigo desapareció en el transcurso de tu vida, y te quedaste toda la tarde recostado en un arbusto, pensando en cuándo fue que todo se volvió tan real y colorido. Te sentiste dichoso como si hubieras rejuvenecido; extrañas y fuertes percepciones auditivas y visuales te sumergieron en el corazón mismo de la noche.

Viste sonrisas de niños y jugos de limón, oíste canciones que no se habían vuelto a repetir y que habían quedado escondidas en los estantes vacíos de tu cerebro.

¿Lo ves ahora? No eres tan viejo si le sigues siendo fiel a las luces brillantes de tu infancia; ¿ves cómo sigues persiguiendo a las aves hasta que huyen despavoridas para hundirse en el estanque? Conservas los ojos de un niño que disfrutaba andar de paseo con sus padres. ¿Y no eres todavía feliz cuando haces reír a tu madre? Ayer por la tarde fuiste consciente de haber empequeñecido, tanto, que te emocionó ver las luces brillantes en las farolas de aquel parque.

Ayer le dije a mi novio:

—Oye, deberíamos escuchar Spotify juntos. Como en una sesión grupal.

Mi novio no utiliza Spotify, por lo que me respondió: "No creo que la app me permita hacerlo si no soy usuario premium".

Dúo 2

Lo miré de reojo, evaluando las probabilidades. Luego dije:

A ver, checa si te deja.

Resultó que mi novio tuvo razón, Spotify no lo dejó unirse. Me enfurruñé un lapso considerable de tiempo, como la mujer ansiosa que soy, pero superé la decepción con rapidez, porque últimamente he aprendido a lidiar con ella.

Bueno, luego podemos comprar de esos audífonos en los que se puede escuchar con el mismo celular

—Sí, mi amor. Podemos hacer eso, o podemos revisar más tarde si contrato Spotify. No estés triste.

No estaba triste. Bueno, lo estaba un poquito. Siempre un poquito, como con todas mis emociones. Noté que mi novio intentaba contratar Spotify

Premium durante nuestro trayecto al Parque Fundidora, pero no lo logró.

Quería el paquete para estudiantes, puesto que no lo usaría mucho.

Creo que solo te pide entrar a tu SIASE le dije, pero no estaba segura. Yo sí tuve que subir un documento con la factura de pagos de mi universidad. Deja veo.

Cuando estábamos llegando a Fundidora, finalmente se rindió.

Pero puedo contratar Spotify para parejas dijo.

—Spotify Dúo. Eso.

—No es necesario, wey. Casi no lo usas. ¿No se supone que a ti no te gusta Spotify?

Pero quieres escuchar música conmigo.

Se me apretó el corazón.

Pues sí, pero... Podemos escuchar música de tu celular, mira, quítale el bluetooth. ¿Ves? Ya está, como en los viejos tiempo. Tú y yo juntos, y tu celular en el centro.

Solo falta acostarnos en el suelo

—Solo falta acostarnos en el suelo —confirmé.

Se me quedó viendo con esa mirada, esa sonrisa oculta en sus ojos, un tanto cómplice. Esa que comparte secretos conmigo, y solo conmigo.

Cuando me mira así, siento como si yo fuera el baúl donde deposita cuidadosamente sus más valiosos recuerdos.

Voy a contratar Spotify para parejas dijo de repente.

—Spotify Dúo.

Eso. Me reí. Está bien Como quiera vivimos en la misma casa

—Qué bonito.

Ya no vamos a tener que separarnos en el metro.

—No mames, es cierto.

Yo llegaba a casa antes. Tú te hacías como una hora más hasta San Nicolás Qué feo

—Valía la pena.

Me chiflé otro poquito con eso que dijo, la verdad.

—Te odio —dije, sonriendo.

Yo también te amo dijo, sonriéndome con los ojos otra vez

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.