De donde brota el loto

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DRUSILA TORRES ZÚÑIGA

DE DONDE BROTA

EL LOTO


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DE DONDE BROTA EL LOTO DRUSILA TORRES ZÚÑIGA

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© Drusila Torres Zúñiga Ilustraciones: © Carmen G. Acosta Primera edición, abril 2020 Todos los derechos reservados.

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un día cambié el nombre a las cosas

un día cambié el nombre a las cosas y empezaron a perderse otro día dejé de nombrarlas

entonces ya no pude asirlas así aprendió mi corazón a no tener memoria

aprendió a enmudecer en el silencio en la amnesia todas mis posesiones me abandonaron como el vagabundo camino debajo de la acera con el puño cerrado

me aferro así a lo único que tengo no sé decir lo que es no le he puesto un nombre a ti te muestro mi secreto: si abro el puño verás que no hay nada dentro

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pĂŠtalos de loto

i busco tu nombre en las cosas que toco

para pisar segura en esta tierra te adivino entre las calles

para evitar la asfixia del aire confinado

como un perfume te respiro

antes de penetrar el sueĂąo

para que al dĂ­a siga la noche te nombro

saboreo tu presencia entre las cosas

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ii

tarde te amĂŠ belleza tan antigua

cuĂĄntos siglos recorrĂ­ para llegar para permanecer ante tus plantas los mundos que habitĂŠ antes de verte

las mentes donde estuve sumergida ahora llego

te encuentro y contemplo

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iii

en la luz de dios

el alma conoce la verdad del cuerpo descubre su presencia: vacĂ­o

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iv

al cerrar los ojos entendí

que había andado en un desierto ¿durante cuántos siglos? y solo perseguía tu espejismo

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blasfemias

i cuando cada uno de tus miembros armoniza con tu alma

tu cuerpo es la mĂşsica callada

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ii

que ĂŠl me transforme en su ofrenda

permanente

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iii

hic in hora

bendito el fruto de tu vientre

derramado

en la sĂĄbana

Âża quĂŠ sabes por dentro

mujer?

de tus piernas nace el sabor

de lo creado

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iv

tu ausencia

es esta herida en mi costado corona de espinas

duele como gota en la piedra el viento rasga mi mejilla en el desierto y tu amor como la muerte

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v ¡Oh cristalina fuente, si en esos tus semblantes plateados formases de repente los ojos deseados que tengo en mis entrañas dibujados! San Juan de la Cruz

voy perdida en la calle no encuentro algo que recuerde quién soy qué hago aquí

envidio la tranquilidad de los que andan seguros de llegar a casa ciertos de que alguien los espera

a una en cambio la asusta la ciudad comienza a llover a falta de paraguas apresuro la marcha

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hacia un techo donde resguardarme

se ha cubierto el adoquín las rampas

las banquetas tropiezo caigo en un charco oscuro me sumerjo

una punta muy dentro rasga mis entrañas las tripas quedan a merced del lodo

mi cuerpo se vacía y

sin embargo me acoge un amor aquí dentro se halla lo que había estado buscando por la tarde

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tu ojo izquierdo y tu ojo derecho me miran fijamente

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letanĂ­as

i

deja que me funda para siempre

en este pensamiento en esta imagen el beso que me diste

al pie de la escalera

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ii

cuántos besos tuyos podrían satisfacerme

mi cuerpo es una isla no habitada mi cuerpo es la roca tú el náufrago el conquistador

mi cuerpo es el agua que desborda el río sin cauce la tormenta tú el vaso y la ladera

mi cuerpo es una cuerda

tú el músico que la tensa y que la afina

si esto es el sabor del vino si esto es el placer bésame con besos

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que sean de tu boca

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iii

quizรก no exista el disolvente

pero siempre podrรก ser la soluciรณn el fuego necesito un incendio para deshacermeโ ฏ del tatuaje de tu nombre

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iv

si pudiera amado

escuchar tus murmullos detrĂĄs de mi oreja seguirĂ­a (como ahora) rendida pero ya no al sueĂąo

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breves

i un día el buda me dijo que el mundo podía ser una tierra pura entonces salí a las calles y busqué la pureza

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ii

mi guru me dijo: toma mi mano

mis manos estĂĄn sucias a causa del contacto con el mundo respondĂ­

mi mano es una fuente de agua limpia dijo toma mi mano

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iii

no busques en las conversaciones con tus

amigos ni en el ruido de los vasos cuando chocan no estoy en el bullicio de las diez de la noche estoy antes de que abras los ojos en el momento en el que entras al sueĂąo

no estoy en la punta de tu lengua sino en la punta de tu dedo cuando se acerca a tu boca no en las risas

en el nudo que se forma en tu garganta no busques en la potencia de una orquesta

ni en las notas mĂĄs agudas del piano estoy entre cada compĂĄs en el momento en que cierras los ojos

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y buscas la concentraciรณn

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iv

de este lado del rĂ­o todo es ilusiĂłn

en la otra orilla incluso la ribera se desvanece

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v

es aún más obvio que no hay separación

cuando vuelas sobre la fisura

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vi

tambiĂŠn se acabarĂĄn la arena y los colores

con los que dibujamos los mandalas

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nueva penélope

porque te conocí con los ojos del deseo

con esos que al principio eran capaces de incendiar ahora anegados es que esperan no será una bienvenida

lo que encuentres será una furia apretada como el cierzo

no quiero de ti una súplica

ni un canto como aquellos que invocaban a las musas

de tan antiguos son ya niños

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no pido de ti

deseo

con este mismo ojo del deseo que aĂşn me queda que te muestres sin importar la investidura si quien la porta puede llamarse hombre

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último de amor

nada diré sobre nosotros que nos hallamos como recién nacidos solícitos de alimento y de calor nos abrazamos

fallamos como niños que imaginan incólume el amor de su madre

pero un día no los besa antes de dormir otro día se olvida de ellos mientras conversa con

alguien en el parque

desilusionados como criaturas que se sienten odiadas después de un castigo

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gemelos en continentes distintos despertamos

cada uno sentado en su propia silla apoyados los codos en su propia mesa como vueltos a nacer en otro paĂ­s desnudos

y solos de nuevo

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ventana

en mi ventana los autos

en mi ventana los cencerros sobre el cuello de las vacas en mi ventana las gaviotas que viven en las ruinas

a los autos los mira la dueĂąa de la casa las vacas de lejos han sido escuchadas por la amante de dioses extranjeros la viajera toma una foto de las aves que picotean las columnas

un cielo diferente

a la dueĂąa de la casa los amplios vitrales le calientan los brazos

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la amante se cubre cuando desciende la neblina en las montañas la viajera busca un paraguas para retomar el

camino de adoquines mojados

tras la ventana las sorprende una lluvia de enero

¿quién permanecerá cuando se apague el sonido de los autos cuando la niebla consuma la montaña cuando a las ruinas las haya carcomido definitivamente

la humedad? ninguna de las tres mujeres ni su recuerdo ni una palabra acaso las refiera

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despertar en la ciudad de méxico

la luna menguante

cuando un cachorro negro lame sus heridas el auto que dobla la calle mi amigo del sombrero que camina por la acera

la hoja de papel que se eleva con el viento en la radio la canción que suena a todo volumen y en la esquina la mujer que espera el camión que la lleva al trabajo

el bostezo del joven que madruga la televisión prendida en aquel local vacío

que anuncia las noticias para nadie afuera el árbol aprisionado en la vereda que compite con el poste de luz

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en otra calle un campo de futbol vacĂ­o que sabe a polvo y en la barda la imagen de la virgen

que reza por sus hijos soy

el cerro despuĂŠs el incendio

de la medianoche en el cielo la luz roja que parpadea y se acerca y otra que se aleja en el suelo un balde de agua derramado para limpiar la banqueta

y las aves matutinas que van de un ĂĄrbol a otro en busca del mejor refugio

soy

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quien dice a la vieja armonĂ­a detente quien dice al nuevo caos mantente en movimiento

estoy cerca de ti en el sonido que usas para despertar cada maĂąana antes de salir a trotar al parque

en la cara que llevas al trabajo y en los ojos hinchados de aquel hombre por los golpes o el llanto

las nubes que de rosa tornan a amarillo

despuĂŠs al gris y al final blanco el sol que apenas sale tras del valle di: soy yo

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la vida de las mujeres

i un ave cuyo nombre no conozco se posa en la rama mรกs alta del รกrbol con un sonido molesto anuncia un cambio que pasa inadvertido

desde abajo la observamos las mujeres que asomamos la cabeza por la puerta o

sobre el borde de la ventana en la oficina

con experiencia para especular sobre lo ajeno imaginamos un pasado para el pรกjaro

que desde arriba chilla

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la primera se aventura: es joven y extraña el calor de su madre

interpela la segunda convencida de la madurez de la creatura: busca su nido ha perdido sus hijos

desde mi rincón también supongo

sin olvidar la firma indispensable en los oficios y añado por lo bajo: está llamando a su marido

mi compañera de escritorio

ríe y asiente como si reconociera el mensaje

unos segundos más permanecemos con la mirada elevada hacia el ave

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conformes de nuestra interpretaciĂłn sobre aquel canto regresamos a lo nuestro: la oficina

la hora del almuerzo guardar los documentos vigilar que no pase algĂşn extraĂąo por la puerta del recinto

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ii

a la muchacha

sentada al lado mío en el transporte público le anda pis

también estoy ansiosa como ella por que llegue a su destino

se balancea hacia delante y hacia atrás coloca una frazada sobre sus piernas mueve los pies mira en su teléfono la hora

cuántas estaciones faltan llama al número de la amiga

le cuenta lo mal que estuvo en la entrevista de trabajo me puse muy nerviosa

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no sabía qué contestar cree que no la volverán a llamar

aprovecho para preguntarte amiga ¿estás en casa? voy pasando frente a ella quisiera entrar a saludarte

yo bajo en la siguiente estación pido permiso aprieta los muslos y los mueve a un lado suena el timbre y en menos de cinco segundos

desciendo

espero que su amiga la haya recibido

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diente gris

te despierta un dolor en la boca

miras al espejo y descubres un diente que se mueve si lo empujas con la lengua

con la apariencia de lo gastado de lo disfuncional

como la nata que cubre las ciudades

el dentista se sorprende por el deterioro con sus instrumentos intenta resolverlo

pero la pieza se niega al blanqueamiento

no puedes ocultar la retracciĂłn que ahora se revela en cada foto cuando rĂ­es

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las deficiencias se notan en la sombra por el milĂ­metro que cediĂł

en el color que se percibe por la ausencia del reflejo de la luz

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tríptico del destino

i

no creo que mi gato

se conciba como cruel su inocencia radica en su ignorancia de sí mismo

como decía santo tomás: felices los que no saben

qué tierno se ve mi gato despellejando a un parajito lanzando su cuerpo por los aires para después volver a cazarlo

en su juego infinito de la tarde

no puedo decir lo mismo

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de esta mujer que descansa en el sillĂłn de su sala toma el control de la tele y sintoniza

su canal preferido

no puedo decir: mira quĂŠ tierna justo ayer por la tarde tuvo la ocurrencia de golpear hasta la muerte

a su hermano solo porque no querĂ­a continuar en el negocio

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ii

clamamos justicia por las víctimas nos unimos en búsqueda de nuestros desaparecidos alzamos pancartas por la justicia y los derechos

nos indignamos ante la corrupción de los políticos

y

¿quién va a consolar a los hijos de aquella asesina

que fue acribillada por sus enemigos?

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iii

no lo dijeron bien en las noticias

decían que iban cuatro y solo eran dos tú y el hombre con el que saliste de la casa esa noche sin cenar

decían que allá era tu hogar en la colonia de los mártires que fue un asalto

allí no era tu casa y si te conocían

era por la droga medio kilo de coca

para tu venta de la noche

decían que ibas atrás

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pero tú conducías aquel auto y en la esquina de becerra mandaste a ese güey por el paquete

decían que te había llevado la ambulancia al hospital que desconocían tu nombre y tu estado de salud

pero cuando los reporteros llegaron la bala había atravesado tu garganta y el asiento estaba empapado de tu sangre

me preguntaron tu edad

no respondí y ellos la inventaron no quise que tomaran la foto pero la consiguieron tampoco les conté que tú eras la jefa que habías ido a comprar la mercancía

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que saliste esa noche sin cenar con ese hombre que resultó el protagonista baleado en medio de la calle

no les reclamé pero cómo me dolió que dijeran que allá era tu casa que ibas atrás que estabas viva

algún día tendrán que corregirlo

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te acostumbras a la tristeza

naciste con los ojos rasgados con los ojos

caídos con los ojos pequeños creciste entre el ocre y el barro

jugabas con la arena y las piedras comías amargo a falta de libros para niños aprendiste los

discos de boleros vestías con la ropa de los muertos

cuerpo de pordiosera te decían

olías a humedad como animal que vive bajo tierra

lo tomabas todo tan en serio que en tus propias fiestas parecías estar de luto

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después supiste que todo era un juego de dios

para pasar el rato ahora te dicen: tú eres la dicha el origen donde todo nace

aún no sabes sonreír

¿con qué cara llevarás a los niños a comprar un helado?

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niña mágica

mi solución es transmutarme en una niña

mágica

recordar con gratitud y no con culpa aquellos días en que peinaba a mi hermana con las trenzas chuecas y arrastrando

la llevaba de su mano diminuta y cálida al jardín de niños

tendría que cambiar las noches en espera de mi madre

inmóvil bajo la luz de la vela y piquetes de mosco

para solo referirme a la dicha de su llegada

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y omitir la angustia por su ausencia al dĂ­a siguiente y al siguiente

imposible trastocar el dolor

serĂ­a traicionar la fuerza del hambre del deseo

de emerger

como negar la oruga o asquearse del lodo de donde surge la polilla que va a fundirse

con la luz de donde brota el loto

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tuve un sueño

una niña andaba de la mano de su padre

yo caminaba de la mano de mi padre mi madre y mi padre también andaban de la mano de su padre

detrás de nosotros una multitud de niños

conocidos y desconocidos tomados de la mano de su padre

él nos conducía hacia el sol mirábamos de frente sin miedo

la luz no lastimaba

nos acercábamos a aquel cúmulo resplandeciente y no quemaba

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cada rayo en el rostro era una caricia en la mejilla

un beso en la frente el alivio que encontramos en la mirada de nuestro padre

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tres fotografías

i cuando pienso en mi padre veo a un niño de ocho años

lo recuerdo en una fotografía de fin de cursos él mira a la cámara

la sonrisa presume la falta de un diente tiene el cabello recortado y viste un suéter

azul

mi padre mira hacia la cámara y sonríe

así es como me ve a los ojos

me cuentan que mi padre aborrecía la escuela prefería pasar sus tardes en la calle

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en los campos de futbol en el frontón distraído con los videojuegos

mientras me narran travesuras de mi padre yo solo puedo verlo detrás de un escritorio con su suéter azul y con un globo terráqueo

hace tanto tiempo

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ii

años después mi madre iba a la secundaria

se reunía con mi padre en un parque lejano de ambos conocido deseaban mirarse como ahora ellos me miran

¿cuál excusa presentaría mi madre

al regresar de noche a casa?

en la segunda fotografía mi padre está recargado con el pie sobre una pared grafiteada con símbolos ilegibles

en aquel momento eligió para cubrirse una chamarra

donde oculta su cabeza y en los bolsillos las manos

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así recargado sobre la pared y con las manos ocultas es como mi padre me mira cuando juego

cuando persigo pompas de jabón en el jardín vecinal cuando me balanceo con astucia sobre los columpios cuando me deslizo sobre las resbaladillas

y me río si caigo por error sobre la arena

me cuentan que mi padre trabajó por un tiempo vendiendo garrafones de agua en un triciclo

recorría las colonias hasta el medio día que terminaba la venta

pero el tedio de lo cotidiano y la poca ganancia

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cansansaron a mi padre y abandonó el trabajo

¿cuál era su plan para mañana?

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iii

como en una película que miro desde lejos

pero no escucho imagino a mi padre aquella tarde y a mi madre junto a él hablando del futuro con una mano en el bolsillo y otra sobre la barriga incipiente

los interrumpe un joven que pide ayuda y sigo imaginando porque no logro escuchar el diálogo: acompáñame a madrear a un güey

quiso pasarse de verga no se va a quedar así

no escucho pero leo en sus labios la respuesta: vamos

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en la siguiente escena que solo imagino desde lejos

sobre el aterido asfalto una pandilla de jรณvenes grita el nombre de un desconocido para quemarlo a balazos

se escuchan dos detonaciones y la turba se dispersa en la tercera rรกfaga cae un cuerpo boca abajo a mitad de la avenida yace mi padre

como un cachorro que jala con el hocico el cuerpo de su hermano atropellado un adolescente lo lleva al hospital

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iv

siete días más vive mi padre sumergido en la

anestesia despierta y pronuncia unas palabras

tengo sed te quiero

yo también te quiero alguien le contesta a la distancia de los años todavía también yo

en la tercera foto que tengo de mi padre lo veo dormir sus ojos están bien cerrados

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entregado me parece a un profundo descanso lo cubre una frazada amarilla

junto a esta foto hay otra donde aparezco reciĂŠn nacida estoy dormida me cubre la cabeza un gorrito amarillo

nos parecemos tanto papĂĄ

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jardines

converso con mi padre a través de una

sábana de césped me contesta con un trébol con un caradeniño hace tiempo me escribió un recado en un trozo papel: me esconderé detrás de la puerta

mientras te cuento una historia

padre continuamos separados por la puerta ¿por qué ahora mi memoria no alcanza el matiz de tu voz ni el de tus ojos?

sentada aquí

sobre estos metros de tierra lo confieso aún no sé descifrar los signos de las hierbas

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que dejĂŠ que crecieran sobre ti no sĂŠ interpretar si son reclamos o acaso bendiciones

padre no entiendo el lenguaje de las plantas pero escucho atenta las voces que musitan para comunicarnos

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al-lah

i

no estar contigo es como estar con nadie el amado es el uno eterno pero yo vivo en la multiplicidad

dividida me pregunto si acaso el uno quisiera dividirse en muchos sĂłlo por un dĂ­a

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ii

cuántas veces has interrumpido mi canto con

tu rostro

te busqué entre las notas y entre las palabras de una oración pero no me atrevía a levantar la vista y

contemplar de frente deseaba esas pequeñas distracciones el tránsito en las calles el lejano grito de un niño el pregón de los comerciantes deseaba escuchar incluso mi respiración

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antes de abandonar esos sonidos de llegar al silencio donde habitas el silencio que eres

quĂŠ buscaba pronunciando tu nombre si tĂş ya estabas sin necesidad de ser llamado

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amada a mi sheija

vi la realidad en los ojos de la amada y no habĂ­a algo mĂĄs sino sus ojos

ay amada no puedo sentirte aparte no hay aparte ni cerca ni junto

no hay arriba ni abajo

no hay nada sino tu nombre resonando en la lluvia en el grillo

cuando se cierran o abren las puertas en los silbidos incluso en la negrura indescriptible no habita nada sino tĂş

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podrías llevarte tu cuerpo amada pero aún permanecerías ahí donde ponga la mirada

emerges

vienes a crear cada instante pero qué digo si eres la creación amada

a donde lleves tus ojos en verdad solo das permiso de jugar al universo: un parpadeo tuyo es la destrucción la creación la renovación constante

eso que nace en tu mirada a ti misma se dirige se inclina vive para ti

como aquel día en que

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sentadas frente a frente rodilla con rodilla mano con mano vi que no habĂ­a nada sino tĂş

amada y que la realidad brotaba de tus ojos

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Autora Drusila Torres Zúñiga Ciudad de México, 1987 drusila.torres@gmail.com @proletariadru

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