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Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho”

El sujeto y su formación profesional como docente Trabajo: El oficio de ser maestro: contradicciones iniciales Maestra: Aneli Galván Cabral Alumna: Dulce Andrea Pérez Ortiz Lic. En educación preescolar 1°semestre


El oficio de ser maestro: contradicciones iniciales El sistema educativo debía homogenizar y uniformar para ello era necesario un discurso pedagógico homogéneo que definiera tanto los mínimos culturales, esto se refiere a tanto el saber educativo como a los medios de la inculcación. 1. LAS CUALIDADES CLÁSICAS: VOCACIÓN Y MORAL

El discurso pedagógico moderno del maestro no se constituye negando las definiciones clásicas del maestro. Y por el contrario, las recupera y complementa incorporándoles otros requisitos, el magisterio no se define como una profesión si no como misión, o sacerdocio. El ejercicio de esta práctica requiere no tanto de un saber cuánto de una serie de cualidades de carácter ético-moral. Lo primero y lo más importante es la vocación hacia la docencia, y esto se deberá completar con un conjunto de virtudes de todo tipo. “La vocación no es materia de elección racional, es al igual que el concepto teológico, como un llamado, una predisposición innata no adquirida, se nace como educador así como se nace como artista”. Según esta manera de verla existen dos tipos de vocación: una natural (la auténtica y deseable) y la otra artificial que es resultado de un esfuerzo analítico y de una disciplina particular. “solo el deseo de hacer el bien en silencio y en el olvido es el móvil puro y verdadero de abrazarla”. El carácter sagrado de la misión del maestro nos explica la insistencia en definir las cualidades sobre el polo moral-afectivo más que sobre el polo racional-cognitivo. La escuela estaba orientada a formar ciudadanos mas que hombres sabios, “en el estado laico los maestros de escuela ejercen un verdadero sacerdocio, tienen la cura de almas”. Este proyecto politico-ideologico el maestro y la escuela eran, sobre todo, educadores. La institución lo entendía como la transmisión de conocimiento y desarrollo de habilidades, tenía un papel subordinado. Por esta razón el maestro era definido como prototipo o paradigma del hombre ideal que se pretendía formar.


El predominante objetivo de la reforma moral en la constitución inicial de la educación mexicana favoreció la incorporación de la mujer a la profesión docente, la representación dominante de la mujer la hacía más que apta para el oficio, pues la mujer era educadora moral por naturaleza, además la mujer “mucho más penetrante que el hombre, conoce mejor el corazón humano”. Y particularmente el de los niños. Se expresa al maestro como un “apóstol” o “mártir” de la regeneración social. La causa de la escuela es santa, el trabajo en ella es un servicio divino, el maestro es redentor de naciones y tiene la llave para entrar al templo de la ciencia.

Características del maestro ideal en dos planos: Morales y conductuales: entusiasmo, paciencia, perseverancia, dulzura, ternura, afabilidad, etc. Físicas y de auto presentación: porte exterior, los buenos modales, el tono de la voz, la vista, la vestimenta, etc. “el cariño que profesa el maestro no debe llegar al extremo de la familiaridad, pues en este caso se podría ocasionar la falta de respeto”. El maestro debe tener un porte y ser agraciado pues cualquier defecto en el podría causar un aspecto risible para los niños y provocar que se pierda el respeto. La educación moral del alumno sin otra mediación más que la persona del maestro, debía trascurrir por la vía del ejemplo. 2. LA “CIENTIFISACIÓN” RELATIVA DEL OFICIO

Junto con estas cualidades morales, conductuales y físicas, el discurso pedagógico moderno introdujo la necesidad de que el maestro, además tuviera la instrucción, preparación pedagógica, esto se refiere a que tuviera los conocimientos científicos, por esto también se exige al maestro y se define su relación con la ciencia como “amor a la ciencia” o “amor a la instrucción”.


El maestro era el encargado no tanto de difundir el conocimiento en si mismo, sino la creencia de sus potencialidades, el respeto por lo que todo esto significa. El maestro podía cumplir su labor eficazmente sin ser un sabio, “se constituye como el obrero destinado a difundir y vulgarizar las conquistas de la ciencia entre las masas analfabéticas”. El resto del saber estaba dirigido a formar ciudadanos y no individuos instruidos. “al maestro no le compete aumentar el caudal de noticias históricas acerca de la ciencia y su proceso, sino de templar los caracteres para la vida”. Lo que definía a la práctica pedagógica como científica era no tanto el contenido que inculcaba si no el método que utilizaba, los intelectuales tradicionales criticaban a las escuelas normales porque “se enseñaba mucha pedagogía y poca ciencia”. Se presenta una diferencia entre el maestro pedagogo y el maestro empírico pues por mas sabio que fuera este, el maestro pedagogo tiene la ciencia de enseñar. El buen maestro es una combinación históricamente variable de vocación, cualidades morales, conocimiento pedagógico y conocimiento de contenido. El maestro “moderno” ya no es el engranaje mecánico de un ordenamiento que igual que en la escuela lancasteriana indica detallada y anticipadamente cada uno de los movimientos del oficio. 3. LA LUCHA POR EL RECONOCIMIENTO SOCIAL

El esfuerzo del maestro la mayoría de las veces es poco premiado, algunos culpan a la civilización, otros culpan al maestro mismo por no cumplir con la definición dominante de su formación. Se le reprochaba al maestro no poseer la cultura mínima indispensable, no saber hacerse respetar, etc. Lucio tapia cree que la causa de esta causa es que muchos maestros no llenan las cualidades, los requisitos necesarios para ejercer tan noble cargo, algunos toman como una industria, no como una especie de paternidad. Un maestro debe causar aprecio y cariño hacia sus alumnos, de alguna manera marcar su vida positivamente, aunque la única gloria que le está reservada es la del sacrificio y el olvido.


El maestro laico se recluta también entre los rasgos de las clases más bajas, según la descripción de Altamirano “el maestro de escuela era regularmente un pobrecillo mestizo que había aprendido a leer en la cuidad y a quien la miseria obligaba a hacer la última trampa al diablo convirtiéndose en maestro de escuela. Mediante el mejoramiento de las retribuciones materiales y simbólicas de los maestros y la progresiva difusión del normalísmo se pretendía lograr que “un número considerable de personas honorables y capaces” “se dediquen a tan noble profesión”. 4. LA LUCHA POR LA OBLIGATORIEDAD DEL TÍTULO DE MAESTRO

Se necesita un título para ejercer cualquier profesión, Díaz Covarrubias cita las críticas a su posición “la autorización todos para ejercer cualquier profesión sin título y diploma alguno que garantice de algún modo su competencia, no es más que la autorización al charlatanismo, y la sanción al peligro contante de que la vida, los intereses, la honra de cada ciudadano queden a merced de la ignorancia y de la audacia.

Maestros empíricos vs maestros titulados La diferencia tan simple está en que el maestro empírico por mas sabio que sea, el maestro titulado es pedagogo y tiene el arte de enseñar.

La cuestión técnico-pedagógica El maestro necesita saber a demás “como se desempeña una catedra, como se forman los programas de enseñanza. L es indispensable darse cuenta exacta de la naturaleza del niño en general el carácter espacial de cada alumno, del modo como se desarrollan todas sus facultades, y de la manera de adapta todos esos datos a su enseñanza, debe ser “filosófico, teórico y practico”.

La cuestión jurídico- ideológica La exigencia del título no solo era recomendable desde el punto de vista pedagógico sino que también cabía en la constitución vigente, el artículo 3° de la


constitución de 1857 dice: la enseñanza es libre, la ley determinara que profesiones necesitan título para su ejercicio y en qué requisitos debe expedirse. Las profesiones son libres o no según la ley lo permita. El dictamen sobre los títulos señala que “la misma escuela liberal se encuentra dividida acerca de la interpretación que deba darse a la libertad de enseñanza”.

El desenlace El sector que pugna sobre la obligatoriedad del título tiene papel protagónico en la dirección del proceso de uniformacion de la enseñanza. Su posición es consecuente con los principios de obligatoriedad e información de enseñanza y con el proyecto global de constitución de un estado-nación. Los maestros profesionistas deben librar la lucha en dos frentes.

Reflexión Las cualidades clásicas de la profesión: la moralidad y la vocación, la educación se caracterizaba por la alta influencia de estas dos, era el perfil que regía al docente, que por supuesto aun van dentro del perfil docente, pero lamentablemente, en la actualidad, se ha perdido las dos cosas, la vocación y la moralidad, el oficio docente más que una profesión era considerado una misión, o sacerdocio, el maestro visto como un “apóstol” o “mártir” de la regeneración social. Se decía que la causa de la escuela es santa, y que el trabajo en ella es un servicio divino, el maestro es redentor de naciones y tiene la llave para entrar al templo de la ciencia. Ciertamente es así, pues ser docente es sacrificarse, es dar lo mejor de sí a los demás, dar sin esperar nada a cambio, lo que el buen maestro enseñe a sus alumno, dejara huella en su vida y los ayudara a construir un mejor futuro para ellos y darle las herramientas para ser útiles en la vida, para contribuir en su sociedad, el docente está en una lucha constante sentando las bases de una sociedad, en realidad es una profesión muy humana, noble, enseñar a que no sabe para que pueda salir adelante en la vida.


La cosa es que ahora no se ve así al profesor, se perdió todo el respeto y la admiración, por eso el descontento de los docentes, por eso se busca el reconocimiento social, como ya lo hemos visto, la falta de sueldo, las falsas ideas, las injusticias, una de las principales en la actualidad es que cualquier otro profesionista sin importar que su carrera no tenga nada que ver con la docencia pueda obtener una plaza sin haber estudiado ´para docente, quietándole a los docentes su trabajo, eso me parece de lo peor no es justo, porque ellos podrán tener los conocimientos pero no la pedagogía, para esto se dice que existen dos tipos de vocaciones, la natural y la adquirida, la natural nos dice que es un llamado natural, las personas que desde pequeños tienen definido su claro gusto hacia la docencia y la adquirida con la que llegas sin querer esto pero con el tiempo puedes descubrir que si es lo tuyo. En mi opinión gran parte de lo que estamos viviendo en la actualidad, es porque se ha perdido los valores, la escuela de tiempos atrás estaba orientada a formar ciudadanos más que hombres sabios, por eso es que estaban tan arraigados los valores en la sociedad, por lo que les importaba su futuro, les importaba su educación, su sociedad, se preparaban porque sabían lo importante que era, y se ponían la camiseta bien puesta y los docentes salían a cumplir su “apostolado” con una vocación autentica, sin esperar nada a Cambio por el solo hecho de la noble tarea de educar, pienso que el problema ahora es ese que ahora la escuela se centra tanto en formar hombres “sabios” y no ciudadanos, esos dichosos hombres “sabios”, que pueden tener todos los conocimientos del mundo pero no tienen valores, son egoístas, narcisistas, egocéntricos, no ven por el bien común, por la sociedad, por los niños sino solo por ellos mismos, por obtener sus beneficios. Opino que se debería retomar la parte de formar ciudadanos que las dos partes sean equitativas. Además de esto el maestro debe cumplir características específicas físicas y conductuales, debe educar con el ejemplo en todos los aspectos, como ser limpio y tener presencia, tener carácter, conocimientos, virtudes, estar como en un


término medio, ni muy rígido ni muy blando, por eso el maestro es el mediador de conocimientos, un acompañante, esto es indispensable en para el docente, es su formación lo que lo constituirá como un bueno o malo profesor.


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