Revista Colegio de Bachilleres Plantel #4 Taxco 101

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Redacto: .Yaritzi

Bethsabet Diaz Mejia

-Jovana Zagal Contreras -Misael Rodríguez Arias

Edito y diseÑO -Jazlin Valladares Alonso

Patrocino; Sport Gym Colegio de Bachilleres Plantes #4 Taxco Grupo 101Primer semestre pág. 2


INDICE Calle De La Muerte ------------------------------- pag.4 La Bermeja ----------------------------------------- pag.6

Leyenda del Padre Francisco ------------------ pag.8 La Cruz de la Calle del Arco -------------------- pag.9 Santa Prisca -------------------------------------- pag.12 La Mulata ----------------------------------------- pag.14 Casa de las Lรกgrimas --------------------------- pag.17

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Calle de la Muerte En el lado norte de la Parroquia de Santa Prisca nos muestra una interesante portada de Jambas y Dintel almohadillado, capeto ornamentado, frontón cortado en voluptas, y como remate de todo, el símbolo de la muerte, a quien el tiempo ya dejó sin brazos ni guadaña. Narra la leyenda de esta calle, que en tiempos de la Colonia, un hombre que vivía por esta calle, temeroso de que la muerte lo molestara optó por destruirle los brazos. La portada de ese lado de la parroquia es una fantasía en ebullición, nos produce a la vez dos impresiones distintas: la de las cosas burlescas y la de las cosas trágicas. La composición del lugar resultó completa. Pues el nicho que está en el ángulo saliente del rincón y el ojo de buey que en el mismo saliente luce estupendo trabajo de hierro. Estilización la Cruz de Calatrave. Viene a completar el ambiente de angustia de ahí reina. Una especie de eco, un Soliloquios Shakespeariano. El lugar en que se encuentra, que es seguramente el punto en que el artífice refugió toda su fantasía. Es un rincón doliente, vago y delicado a la vez, en donde el sol, por la orientación del muro, jamás baja sus rayos a dar vida y color, por lo que en manchas negruzcas y en húmedos jarrados, se mira la huella de las lágrimas de las lluvias que ahí han azotado largos años.Hace muchos años, a fines del siglo XVIII, Elaboro: Misael Rodríguez Arias

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cuando la Iglesia estaba flamante, por esa puerta salían con pasos sigilosos y rostros recatados, los viernes de cada mes los hermanos de la "Cofradía de la buena Muerte". Entonando cánticos penitenciarios que en el silencio de la noche se oían como rumor de apagado llegado de otro mundo y en cuyas estrofas se pedía paz y gloria para el alma de los deudos muertos en pecado. Poco tiempo después de la Independencia Mexicana, esta hermandad desapareció y con ella la piadosa costumbre de llevar esperanza hasta más allá de la vida. Ahora abre de cuando en cuando para que pase algún restaurador de edificios o algún curioso de las alturas que muestran las torres; pero como ya no pasan bajo del Dintel los hermanos de la Cofradía de la Buena Muerte, llevando sus haces de Flores, de esperanzas nunca marchitas, la puerta perdió su carácter, pues ya no es como antes la salida de un cementerio de almas. En el año de 1914, en la tenebrosa "Calle de la Muerte", ocurrió un voraz incendió, se vio en llamas la tienda de abarrotes del rico taxqueño: Don Mateo Flores, que era en ese tiempo, la mayor y mejor tienda surtida de Taxco. La incendiaron los revolucionarios y el individuo que inició el fuego murió al salir, cuando accidentalmente cayó y su arma se disparó contra su pecho. La Calle de la Muerte franquea la parroquia del lado norte, se llamaba así por el esqueleto que existe esculpido sobre la puerta que da acceso a la escalera que sube a las bóvedas y torres de la Iglesia, esta calle tuerce a la derecha para reunirse con la Calle del Arco. pág. 5


LA BERMEJA Después del descubrimiento de América, una mujer descendiente de la Casa Real de España, prima hermana de Felipe II, se lanza también a la aventura viniéndose a instalar en la parte éste de la ciudad de Taxco. Construye un lujoso Palacete, tapizando las paredes de oro y plata, y los regios ventanales, con cortinas rojo púrpura, haciendo un bello contraste con las alfombras de azul turquesa. Era un palacio de ensoñación. Todo era vida, alegría y vanidad. La bermeja, que así se nombraba a esta exquisita mujer de cuerpo escultural, de facciones atractivas, verdes esmeralda sus ojos y ondulante cabellera. Se cuenta que su servidumbre debía tenderle barras de oro al trasladarse de un lugar a otro, principalmente cuando asistía a ejercicios religiosos. La exquisitez de sus pies dejaba impregnadas sus huellas, que en la actualidad contemplamos al transitar por el cerro de bermeja. Elaboro: Yaritzi Bethsabet Díaz Mejía

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Un día de alegre primavera, se presenta un pordiosero solicitando caridad al mayordomo, éste se la niega arrojándolo a empujones, vuelve a insistir suplicando, ya que tenía días que no tomaba alimento. A la discusión de éstos aparece ella con un enorme perro azuzándolo para que se abalanzase sobre el mendigo. En medio de aquella espantosa lucha, con los ojos arrasados en lágrimas el pordiosero pide auxilio y en vez de ayudarle, prorrumpe en burlescas carcajadas, corriendo hacia uno de los rincones de la terraza para contemplar mejor la escena. El limosnero, antes de ser devorado enorme perro pronuncia estas palabras: "tu orgullo y vanidad serán castigadas", y exhaló el último aliento. La Bermeja reacciona y estupefacta contempla el cuerpo inerte de su víctima, surge de pronto un temblor, la tierra se abre y comienza a hundirse aquel Palacio de cristal, oro y plata; orgullo de la mujer. Ésta comienza a correr de un lado a otro, con las manos levantadas al cielo, en actitud de pedir clemencia a Dios, pero la sentencia se ha cumplido, el Palacio se ha hundido y a la Bermeja la encontramos convertida en piedra. En uno de los rincones de lo que antes fuera orgullo de la vanidosa mujer.

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LEYENDA DEL PADRE FRANCISCO En la vida tranquila y apreciable del pueblo de Taxco, y dentro de las cosas que acontecen en la vida voy a narrar lo siguiente: corría el año de 1915, existía en esta población un señor de nombre Francisco que llevaba una vida desordenada que poco a poco resbalaba por la pendiente del vicio. Por aquel entonces, todo el que se moría, se velaba en una capilla del barrio al que pertenecía. En una ocasión en que se dirigía a su casa después de un día continuo de beber, al pasar por la Capilla de San Nicolás Tolentino, noto que estaba abierta y que velaba a alguien, se acercó y pregunto: ¿quién murió? A lo que uno de los asistentes contesto: Francisco, al oír eso se estremeció ya que Francisco era el mismo fue tanta la impresión que le causó, que al llegar a su casa, platicó a sus familiares lo que había visto, y les comunicó de su decisión de irse a un seminario, se fue a Puebla donde estudio con ahínco y se ordenó de sacerdote. Habían transcurrido algunos años, y su familia aún permanecía en esta ciudad. En una ocasión, en que se encontraba predicando en la ciudad de México, se quedó callado a los pocos minutos, que siguió predicando, explicó a los asistentes, que en esos precisos momentos, había estado en la ciudad de Taxco ayudando a bien morir a su Madre.Este fue un hecho inexplicable, de cómo una persona puede poseer dotes sobrenaturales, de estar en dos lugares distintos a la misma vez, porque efectivamente, se comprobó que a la hora en que él se encontraba predicando, dejaba de existir su querida madre, en la ciudad de Taxco de Alarcón. Elaboro: Jazlin Valladares Alonso pág. 8


La Cruz de la Calle del Arco Cuentan las viejas tradiciones, que allá en los tiempos de la colonia, en lo que hoy es la Calle del Arco en Taxco, vivía una elegantísima dama española.Su ondulante cabellera caía sobre su espalda cual torrente de Azabaches acariciando su alabastrino talle adornado con el ropaje de los nardos del tabor, sus grandes pestañas que simulaban lo erizado de las montañas agrestes de Taxco. Sus manos tenían el delicado acopio de las blancas muñequitas traídas del oriente. Sus pies diminutos eran tenuemente acariciados por las sandalias rojo púrpura. Orladas con el pelaje del armiño. Toda ella era llena de gracia. Su mirar y su caminar seducían al que tenía la suerte de contemplarla, pero en ese corazón de ángel hecha mujer, latía a cada instante un grande amor. Rodrigo era su única ilusión; apuesto caballero español, dotado por el capricho de la naturaleza, de todas las cualidades varoniles: valiente, joven, atractivo y educado a la alta estirpe de su origen. Todo era ensueño y felicidad en aquella pareja de enamorados. Pero no se hizo esperar más tiempo esa dicha engañosa, y no tardó en aparecer en la pantalla polícroma de ese amor: la tormenta borrascosa, final de una loca pasión nacida por primera vez en aquel lugar de embrujo. Rodrigo, cada vez que se entrevistaba con aquella fascinante mujer, se hacía acompañar de Elaboro: Jovana Zagal Contreras

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Víctor Manuel (su amigo muy íntimo), no menos poseedor de los atractivos de Rodrigo. Ella, Beatriz, amaba a Rodrigo locamente, bosquejando su figura aún en las noches de insomnio. Pero la fatal casualidad quiso que una noche de plenilunio, tranquila y serena en que Víctor Manuel acompañaba a Rodrigo en sus citas amorosas, la dama tendió su electrizante mirada en el joven acompañante. Esa mirada zigzagueante envolvió el ambiente, se cruzaron las miradas, y surgió el romance, traicionando así, ese amor jurado para Rodrigo, truncado en ese momento por el falso corazón de Beatriz. Rodrigo a pesar de todo, siguió sosteniendo relaciones con ella, pero no dejaba de notar cierta indiferencia en todo, y en una de tantas citas, llegó el instante fatal del desengaño, envolviéndolo la borrasca de la desilusión la cruel traición de ambos. Decepcionado y triste aprovechó el momento en que juntos platicaban, se acercó a ellos y en su presencia lanzó un suspiro largo y profundo como los inmensos mares, tendió su mirada por última vez a su amigo y a Beatriz, sacó su espada del cinto, la blandió en el aire hundiéndola después en su angustiado corazón pronunciando en medio de las convulsiones de la muerte el nombre de Beatriz. pág. 10


Enseguida expiró en el mismo sitio en que naciera un grande amor. En recuerdo de esta fatídica traición de Víctor Manuel y Beatriz, se colocó en ese mismo sitio una humilde cruz de madera, que al correr el tiempo ha caído en el olvido, pero que hoy se conoce como "La Cruz de la Calle del Arco". La creencia católica le ha dado otros comentarios muy divergentes a su primitivo origen, pero lo más acertado es la relatado en esta leyenda, porque antes de que los callejones de Taxco fueran trazados, se encontró bajo los frondosos árboles de ese lugar, acariciada por las verdes sensitivas y abrazada por los bejucos, una cruz de madera, carcomida y apolillada por el transcurso de los años. La cruz de Rodrigo. La Calle del Arco franquea la Parroquia de Santa Prisca del lado sur, se llamaba así por el arco que forma nuestra Parroquia (justo arriba de donde se localiza la Cruz de cantera rosa), esta calle tuerce a la izquierda para reunirse con la Calle Celso Muñoz (antes: Calle de la Muerte). Elaboro: Misael Rodríguez Arias

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Santa Prisca En los venturosos años de mediados del siglo XVIII, cuando se empezó la construcción de la parroquia de Santa Prisca en 1751, muchos obreros y artesanos estaban dedicados a esculpir trivialidades finas para adornar corolas y erigir dos bellas torres gemelas. La parroquia enorme, alta, con el color natural de la cantera, envuelta en andamios de postes delgados atados con ixtle, parecía un tejido que desafiaba al cielo que comenzaba a oscurecer. El excelentísimo señor Borda había ido a México a tramitar la compra de unas minas en Guanajuato. Los únicos que habían quedado a cargo de la parroquia, eran el viejo maestro de obras, el jefe de albañiles y los escultores que tallaban la piedra. De pronto las nubes llenas de malos augurios, parecían lanzarse hacia la tierra, amenazando ruina y destrucción. Un viento empezó a soplar por las calles de Taxco, y silbaba sobre las torres de la parroquia. Todo quedó en tinieblas, todos los maestros y obreros aterrorizados bajaron precipitadamente de los andamios se veían relámpagos furiosos que parecían azotar al Huizteco. Bramaban las nubes, los truenos se sucedían unos a otros: se acercaba una terrible tormenta con intenciones de arrasar a la ciudad y a la parroquia. Elaboro: Yaritzi Bethsabet Díaz Mejía pág. 12


De repente, un estruendoso relámpago hizo una silueta negra que se abalanzó sobre la parroquia e hizo brillar la cúpula. Toda la talavera se iluminó con luces desconocidas, dejándose ver la leyenda que figura en la cúpula: "Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad". Tantos maestros, obreros como nativos de la población que: presenciaron tal acontecimiento, se pusieron a rezar con los brazos en cruz, llenos de terror de que los demonios furiosos destruyeran su hermoso santuario. De súbito y flotante entre hermosísimos celajes apareció sobre la parroquia una bellísima dama. Llevaba elegante y brillante ropaje de los mártires romanos, sonriente, tranquila y con mirada serena, sujetaba entre sus suaves manos a los relámpagos destructores. Con una los estrujaba más fuertemente y con la otra sostenía la palma de los mártires, con ella, tendió al espacio su bendición. Su templo y los taxqueños se salvaron de la muerte. Luego desapareció tenuemente en medio del crepúsculo nocturnal de aquel oscurecer. Es un pasaje que conocen todos los taxqueños, el hecho es tradicional, ya que los más ancianos lo relatan con serenidad y certeza. Existe una pintura que muestra el hecho relatado de Santa Prisca y su parroquia. Por este milagroso motivo, Santa Prisca es la patrona de Taxco y de la parroquia que lleva su nombre.

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LA MULATA Hubo en el bello pueblo de Taxco, una familia de muy rica, orgullosa, de religión muy severa y costumbres puritanas de aquel entonces, por lo cual, para ellos este pueblo, era un lugar que no estaba de acuerdo con sus necesidades, principalmente por la servidumbre que existía. Y bien, un buen día se presentó una muchacha la cual era muy mulata muy bella, de ojos lánguidos y sus cabellos de bello color negro azabache llamada Felisa, la cual no era más que una simple y humilde sirvienta que debería prestar sus servicios a esta noble familia. Elaboro: Jazlin Valladares Alonso pág. 14


Felisa, hacía sus quehaceres muy contenta y llena de ánimos, alegraba la casa con sus dulces cantos, en unión de sus únicos amigos que eran unos canarios a quienes ella daba de comer con mucho afán y un día que ella cumplía con su deber, el hijo bueno de aquella familia, al oír cantar a Felisa y conversar con los canarios, por una fuerza sobrenatural sintió que su corazón debía unirse al de ella. Poco tiempo después le confesó su amor y le pidió que accediera a ser su esposa.

Pero Felisa bien sabía que era una muchacha humilde y no podía aceptar la proposición de aquel muchacho noble y bueno, porque entendía que los padres de Álvaro, así se llamaba, se opondrían. A pesar de aquello, Álvaro les dijo a sus padres, les conto del amor que sentía hacia la hermosa mujer, al oír su madre de quien era la joven que había puesto los ojos su hijo, y que no era dama de acuerdo a su rango, se opuso en su matrimonio.

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Pero el amor de Álvaro era más grande que el respeto a sus padres, y pensó que sin el amor de su vida no podría vivir. Se dice que la hermana de Álvaro la golpeó y la corrió de la casa. La mulata partió rumbo hacia las montañas y en medio del cauce del rio donde se forma una poza blanca y cristalina, se fue hundiendo poco a poco, porque ella sabía que jamás tendría el amor de Álvaro. El pobre de Álvaro, esa noche, aun sin saber nada de la infortunada mulata, tuvo un sueño en el que su amada lo llamaba desde la poza aquella. Y vio que aquel sueño era una triste realidad, porque en la orilla lo estaba esperando Felisa, la cual explico lo ocurrido y Álvaro al saberlo todo, siguió el mismo camino de su amada. Cuenta esta leyenda que desde entonces en las noches de luna llena, se ven dos sobras que vagan a la orilla de la poza, y que no es más que el amor inmenso de Felisa y Álvaro, que han quedado unidos para siempre en prueba de ese inmenso amor.

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Casa de las Lágrimas Esta casa fue construida a mediados del siglo XVIII, allá por el año de 1767, propiedad del Conde de la Cadena. Este gran personaje vino como magistrado a los grandes minerales de Taxco. Para la construcción de esta casa se emplearon nativos de la tribu Tlahuica, lo que se les trababa con una crueldad bastante exagerada, y éste fue uno de los muchos motivos por lo que se dio el nombre de "La Casa de las Lágrimas" a la Casa Figueroa, los muros con que está construida son tan fuertes como el material que empleaban para la construcción de los templos de sus Dioses.

A la muerte del Conde de la Cadena, quedó propietario de la Casa, uno de sus condescendientes, una persona de gran abolengo, del que se dice que llegó a ésta casa trayendo consigo a su hija, a la que no le permitía contraer matrimonio con el hombre que ella amaba, un joven que llegó a enamorarse perdidamente viniendo en pos de ella; y antes que verla desposada, el padre prefirió quitarle la vida. Dicha tragedia tenía que suceder en la Casa de las Lágrimas, que al poco tiempo de este suceso. La casa fue abandonada por sus moradores y así, quedó por mucho tiempo deshabitada. Elaboro: Jovana Zagal Contreras pág. 17


Poco después durante la Guerra de independencia, Morelos la ocupó como "Cuartel General", y nuevamente la casa volvió a ser testigo de las penalidades a que eran sometidos los prisioneros. Terminada la Guerra de Reforma, la casa fue reformatorio, casa de moneda donde se acuñaron monedas de oro y plata. Fue habitación de sacerdotes y posteriormente fue instalado ahí el "Juzgado de Primera Instancia". A fines del siglo XIX la casa pasó a propiedad de otra familia española. De la cual sobrevivió una anciana llamada Bacilia, Señora muy rica, que escondía caudales de dinero en ciertos huecos que hacía en los muros; como el que se puede ver detrás de la puerta que va a dar al patio. Esta señora era de una costumbre bastante rara: no le gustaba tener servidumbre, y como algunos maleantes supieron que vivía sola, decidieron asesinarla con el fin de robarle.

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Después de este crimen lamentado por todo el pueblo, la casa que infundía respeto, pasó a dar un aspecto tétrico, lúgubre y escalofriante, que más bien parecía monasterio. Después de todas las tragedias acaecidas en esta casa, se empezaron a verse espantos que ponían de punta los nervios, estos espantos eran gemidos de gente, alboroto de cadenas y llanto de mujeres, así como algunos espectros que aparecían en los rincones de la habitación. Uno de los lugares que más terror infundía, era el cuarto secreto, del que se dice que sólo se abría para dar paso a las jóvenes por una puerta falsa, que según se sabe. Trataban de escapar del desenfreno de los soldados durante las guerras que asolaron a México por años y años, y que ahora este cuarto está reservado a lugar de oración y regocijo a Dios.

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La ciudad de Taxco, es una atracción por sus tradiciones y arquitectura. Muchas historias son contadas acerca de lugares específicos de

Taxco, como calles, callejones etc. Aquí la muestra de algunos de

estos. -Colegio de Bachilleres Plantel #4 Taxco- 101 pág. 21


(Patrocinador)

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