Ratón Blanco se levantó muy temprano, se vistió, desayunó leche con cereales y una pieza de fruta, se lavó los dientes, tomó su mochila, metió el bocadillo de queso y salió de casa canturreando. Estaba contento, aunque un poco nervioso. Era su primer día de colegio y le preocupaba no hacer amigos.
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Por el camino vio un rastro brillante. Enseguida encontró a Caracol, que avanzaba muy despacio llevando una pequeña cartera sobre su caparazón. -¡Buenos días, Caracol! ¿Tú también vas al cole? -Sí, pero a este paso voy a llegar muy tarde. ¡Por favor, Ratón Blanco! ¿puedes llevarme? Si no llego a tiempo la maestra me regañará.
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-¡Claro que sí! Sube a mi mochila y haremos juntos el trayecto. -¡GRACIAS, Ratón Blanco! Ratón Blanco acomodó a Caracol en uno de los bolsillos de su mochila y siguió caminando aligerando un poco más el paso.
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